#luchifay
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gugufics · 2 years ago
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Preguntas que debieron quedarse bajo llave
Personajes: Fay y Luchino
Resumen: La piloto deja el cerebro correr demasiado por las noches y necesita respuesta a una pregunta en concreto
Rating: General
TW: ¿Mención de ETS?
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Supuso que aquel día estaba destinado a llegar tarde o temprano, el día en que Emily simplemente decidiera pasar de ella. Un poco merecido, pero no lo admitirá, ¡como buena doctora debería responderle sus preguntas!
—No te voy a contestar eso.—La castaña suspiró, harta, sin siquiera voltear a verle mientras acomodaba algunas cosas de doctora en su escritorio de doctora. —Ve y pregúntale a alguien más, te aseguro que les encantará escucharte...
Fay no entendió a qué venía aquel sarcasmo, ¡su pregunta era válida! Bueno, si Emily no quería contestarle, tendría que buscar a otra persona que pudiese ayudarle...el problema era obvio: ¿Quién rayos podría contestarle eso aparte de Emily Dyer?
El cowboy estaba automáticamente fuera de la ecuación, ¡que vergüenza! Además, ¿qué podría saber de medicina Kevin Alonso? José seguro que sabía la respuesta pero jamás, ni en un millón de años, se la haría a él... Demi se burlaría tanto que olvidaría responder la pregunta y en su lugar le ofrecería una copa o dos.
Ni a Marjorie ni a Carolina las haría pasar por la vergüenza y Kaie es un niño... Kurt no le contestaría pero seguro que terminaría contándole alguna historia, ¡y ella necesita una respuesta directa! A Norto-¡NO! ¡No, no, no, no, no! No podría, que pena...
¿Tori? ¡SÍ! Quizá piense que es algo raro, peeeero, seguro le da una respuesta aunque se trabe un poquito... ¡¡A la biblioteca entonces!!
Dentro de la biblioteca, sabía que si giraba en aquella esquina se encontraría a la pelirosa con la nariz metida en algún libro y 1, 2, ¡AH!
¡TORI ESTABA CHARLANDO CON ORFEO!
¡PEGADITOS!
No puede interrumpir eso. Por más que quiera, debe proteger sus derechos de juego con Memory. Así que sin más, se dio la media vuelta y se echó a andar pa'l lado contrario hasta llegar a una ventana y sentarse en la banca más cercana.
De regreso al inicio...
¿Será que no obtendrá una respuesta? ¿Qué tanto le pensaba a Emily contestarle una simple pregunta? ¡¿Es su venganza por pedirle que le cure tras pasarse de copas?! Soltó un suspiro pesado, quizá debería olvidarlo y ya.
—Señorita West, buen día.— No necesitaba alzar la vista para saber que el profesor Luchino Dirusse se había acercado, sin embargo, claro que la iba alzar.
—Profesor, ¡buen día! — Le sonrió animada, olvidando por unos segundos su problema.
—¿Se encuentra bien? Ha sido un gran suspiro...— Luchino sujetaba un par de carpetas a su costado y la otra muñeca descansaba flojita sobre su cintura, una de sus cejas ligeramente arqueada; desde la banca le parecía mucho más alto de lo normal.
¿Hm?
De repente aparecieron un montón de líneas y títulos alrededor del hombre, que señalaban a distintos lugares trazando visualmente las conclusiones que generaba Fay en su mente acerca del castaño. Una secuencia que se veía algo como: Luchino Dirusse - Profesor - Inteligente - ¿Lagartos? - Uñas largas - Camisa blanca- ¿Arnés? - T E T A S - Inteligente
Espera un momento, ¡pero si Luchino es un profesor! ¿De qué? No lo sabe, pero los profesores saben muchas cosas, sí. Quizás Luchino podría contestarle la pregunta... pero... que pena...bueeeno, eeeeh ¡Que tiene! ¡Somos adultos aquí, no hay porque tener pena! ¡Eso!
—La verdad, ¡es que con su ayuda me podría encontrar mejor!— Con energía recuperada se levanto del banco y se paró frente al profesor.
—¿Oh? ¿Y cómo podría yo mejorar su día, Señorita West?— Con un tono de voz grueso y una sonrisa de intenciones ocultas el castaño ladeo la cabeza, observándole intrigado.
—Verá, tengo una duda que...—Desvío un poco la mirada hacia otro lado, preguntándose si debería echar de cabeza a Emily... — ¡bueno! Pues que no he logrado resolver...
—¿Sí?
—Uh... —Volteó rápidamente hacia todos lados, verificando que no hubiese nadie cerca, y se acercó al Profesor para pararse tanto de puntitas como le era posible y susurrarle al oído— ¿Us-usted cree que es posible contraer clamidia en la mansión? Con todo eso de que no morimos ni nos enfermamos grave...
Silencio sacro.
Uno, dos, varios segundos después de preguntar regresó a su posición original, extrañada de no haber recibido una respuesta y preguntándose si había quedado como estúpida, las mejillas calentándose gradualmente conforme el tiempo pasaba.
Después de algunos segundos son expresión alguna, el profesor soltó una especie de risa sonora, pasándose la mano libre por el rostro para calmar la sonrisa. Fay no supo que hacer, literalmente sólo se quedó ahí parada con las manos hechas puñitos y el rostro hecho un tomate mientras esperaba una respuesta.
—Señorita West, vaya... me ha agarrado desprevenido.
—Y-ya...
La peliazul estaba lista para marcharse, salir por la puerta e irse a esconder en el rincón más recóndito de su habitación y no salir en 3 días porque dios mío cómo le ha preguntado eso a Luchino. Hasta que mientras se decidía entre irse o no, el profesor se había acercado a ella, se había agachado hasta su odio y le posó ligeramente una mano en la cintura.
—Con respecto a su pregunta... no lo sé, pero podríamos confirmar su teoría, ¿no lo cree?
¿HUUUUH?
¿E-EH? ¿está pensando lo que está pensando o se ha hecho ideas o...? No, no, no, no puede ser eso, seguro que no...
ESPERA, espera...
Si fuesen a comprobar la teoría eso acaso no significaría que...
—Profesor... ¿tiene clamidia?— Fay había volteado mucho el rostro y en cualquier otra ocasión de tenerlo tan cerca seguro tendría la cara hecha un tomate como hacía rato, pero ahora todo ese color había sido reemplazado por genuina preocupación. Con ojos grandes le miraba, esperando una respuesta porque caray ¿eso no se puede curar ya no... o sí? ¿Duele?
—¿Eh?— El profesor la miró perplejo, y ella captando que posiblemente había cometido un error simplemente le regresó la mirada.
—...¿Eh?
Luchino se alejó de ella, Fay se quedó ahí parada, y bueno asunto zanjado.
Al final, Fay West no descubrió si se puede contraer clamidia en la mansión y se quedará sin saberlo.
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