#lo que me queda de ti
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kasiobite03 · 1 year ago
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todo regresa al tener control. congelando la gente para que se quedan así como eran, bad y sus juegos de dar y quitar control, jaiden con su libro hablando de como perfección es tener control de ella misma, forever y los pastillas, eventos donde hay la illusion que están tomando el decision pero nunca tenían el control. (philza en la jaula, slime y codeflippa, la ruleta y los dados, los huevos, todo todo)
entonces, para mi el mensaje en rol es : a tener el control es a tener perfección para la federación. congelados no pueden hacer imperfectos, sin cara no pueden tener la cara rara, sin voz no puedes decir algo al contrario. por eso dice census bureau q todavía no es perfecto la isla, por que todavía no tienen el control q desean.
meta: Wow siendo una persona en el internet tienes q tener mucho cuidado para controlar tu imagen y privacidad. y también todo esta todo americanizado y la gente siente pena por no ser gringo.
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translucent-serendipity · 1 year ago
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De esta mañana que la Mimsi ha aprendido a abrir la puerta de mi habitación ??? no sé muy bien con qué técnica. Luego ambas me han okupado la cama y despertado más temprano de lo que me hubiese gustado.
De la otra noche que se suponía acabaría a las 3-4am junto a dos personas y no a las 12pm del día siguiente con tres distintas. A d o r o poder improvisar con ellas porque todo plan es un mejor plan a su lado.
Ahora las gatas quieren salir siesque. Me levanto a abrirles (hace viento y tuve que cerrar) y me miro en el espejo y soy feliz. Breve pero salvavidas.
Acabo de recordar un instante de lo que he soñado hoy! La Aida diciéndome "estos días estás muy contenta tú, no?". Guilty. Anoche pensaba en eso, hace un par de días pensaba en eso. Esta semana estoy un poco más en paz conmigo misma, porque lleno mis días (sola o acompañada) de actividades que me llenan, porque me relaciono más desde el relajamiento, porque se está bien (sí, de Tª).
Volviendo a ayer [hace menos de veinticuatro horas ah], pude más o menos despedirme de él como escribí allá por junio o julio. Más o menos porque quiero más una-última-loquesea. Ayer fue distinto a las anteriores veces, me quedo con todo. Queda una semana para que se vayan, las voy a echar mucho de menos. Está bien.
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placapetri · 2 years ago
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Bocetos, Diderot
“¿Por qué nos gusta más un bello boceto que un cuadro? Porque tiene más vida y menos formas. A medida que van introduciéndose las formas, la vida desaparece. (1) En el animal muerto, objeto repulsivo para la vista, las formas están presentes, no así la vida. En los pájaros jóvenes, los gatitos y otros animales, las formas no están aún desarrolladas, y todo en ellos es vida. Y entonces nos gustan. ¿Por qué un joven alumno, incapaz de hacer un cuadro por mediocre que sea, hace un boceto maravilloso? Es porque el boceto es obra del calor y el genio; y el cuadro obra del trabajo, la paciencia, unos largos estudios, y de una experiencia consumada del arte. (2) ¿Quién sabe lo que hasta la naturaleza parece ignorar, que es introducir las formas de la edad avanzada y conservar la vida de la juventud? Un cuento le hará entender mejor lo que pienso (3) de los bocetos que todo un entramado de sutilidades metafísicas. Si envía estas hojas a mujeres que no tengan los oídos acostumbrados a este tipo de discursos, adviértales que se detengan aquí o que lean lo que sigue sólo cuando estén a solas. (4)
El señor de Buffon y el presidente de Brosses ya no son unos jovencitos. Pero lo fueron. Cuando eran jóvenes, se sentaban a comer temprano, y les agradaba alargar la sobremesa. Les gustaba el buen vino y bebían mucho. Les atraían las mujeres, y cuando estaban borrachos, se iban de chicas. Una noche pues que se habían ido de chicas, y en el momento de desnudarse en uno de esos lugares de placer, el pequeño presidente, que es como un liliputiense, desveló ante los ojos de los presentes un mérito tan sorprendente, tan prodigioso, tan inesperado que todo el mundo lanzó un grito de admiración. Pero cuando ya se ha admirado mucho, se reflexiona. Una de ellas, después de haber dado varias vueltas en torno al presidente en el más absoluto silencio, le dijo: “Desde luego, muy hermoso, he de admitirlo, pero dónde está el culo que empujará todo eso”. Amigo mío, si le presentan un esquema de tragedia o de comedia, dé varias vueltas en torno al hombre en cuestión y dígale como al mujer de vida alegre le dijo al presidente de Brosses: “Muy hermoso, he de admitirlo, pero dónde está el culo”.
El boceto nos atrae quizá tan poderosamente porque al ser indeterminado deja más libertad a nuestra imaginación que ve en él todo lo que le place. (5) Es la historia de los niños que miran las nubes, y nosotros somos como niños. (6) Es el caso de la música vocal y de la música instrumental. Entendemos lo que dice aquella, hacemos que ésta diga lo que queremos oír. (7) Creo que encontrará en uno de mis Salones precedentes ésta comparación más detallada, con alguna que otra reflexión sobre la expresión más o menos abstracta de las bellas artes. Felizmente, ya no recuerdo muy bien qué decía y no quiero repetirme. Pero al contrario, siento mucho la ocasión que se presenta y que no voy a aprovechar muy a mi pesar, de hablarle de aquellos tiempos en que nos gustaba el vino y las gentes honradas no se sonrojaban por ir a la taberna. Aquí tiene por fin, amigo mío, (8) bocetos de cuadros y esbozos de descripciones.”
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mysteryandnonstopfun · 10 months ago
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streets-in-paradise · 2 years ago
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No puedo dejar de pensar en lo bien que le queda esta a Sam y Ruby
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dagus-lau28-06 · 8 months ago
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Carta Sin Respuesta
Realmente no se por donde empezar, quisiera poder decirte demasiadas cosas, poder volver a expresar todo lo que algún día te dije, pero puedo empezar agradeciendote todo el tiempo que estuviste para mi, los buenos tratos, gracias por ayudarme a ser mejor persona, por ayudarme a ver cosas buenas en mi que no veía, gracias por apoyarme, por cumplir me una de las mejores experiencias de mi vida, por cumplir uno de mis deseos más escondidos dentro de mí y enseñarme que no debo de conformarme con cualquier cosa, gracias por que trajiste de vuelta una parte de mi que anhelaba tanto que volviera y que me daba miedo mostrar, gracias por todas las cosas lindas que llegaste a hacer por mí aunque no te diste cuenta me salvaste tantas veces.
Me enamoré de ti porque me hiciste sentir cosas que cualquier otra persona que he conocido en mi tan corta vida no me ha hecho sentir, no me ha hecho sentir estas emociones tan reales como lo haces tú.Me enamoré de ti por tu personalidad, porque la mayoría de veces todos nos fijamos al principio en el físico, pero eso no lo es todo;cada día me enamoré más de ti, estos sentimientos que siento en este momento, simplemente son inexplicables, supongo que un "te amo" lo cuenta solo.Al ver tus ojos, eran ver la luna, llenos de misterio en donde yo nada más quería ser el investigador que descubriría los tesoros que escondias en ellos. Pero simplemente ya no puedo verlos más sin sentir que no puedo más y seguir con eso solo me quemara por dentro.
Ojalá pudiera odiarte para que esto no doliera tanto y fuera más fácil, creo que nunca dejaré de quererte, siempre serás esa persona que me llenaba de energia y que me motivaba muchísimo a mejorar, disfrutaba mucho tu compañía y el ver tu forma de existir. Te vi una y mill maneras y jamás me pasó por la cabeza algo malo de ti. Nunca diré que me arrepiento de lo que llegamos a tener, conociste mi corazón, no puedo estar junto a ti como me gustaría o cómo para ti pareciera mejor, pero lo intente.
Ojalá cumplas todas aquellas metas que me platicabas, te deseo siempre lo mejor, todo lo bueno y todo lo bonito porque has trabajado mucho por ello y abriendote camino, estuve, estoy y estaré orgullosa de ti, de tus logros y de tus esfuerzos. Viviré enamorada de la enorme parecencia que tienes, de lo lindo que te veías sonriendo y de tu misteriosa personalidad.
Sé que no me dejaste entrar a tu corazón y sé que jamás podré ser correspondida de la misma manera en la que lo hacía por ti, por eso hoy me alejo de ti, me alejo porque lo intenté, lo hice hasta que esto comenzó me lastimo y me asfixió. Quise siquiera hablarlo contigo pero nunca te pude encontrar y ni siquiera notaste cuando pasaba a tu lado al caminar, eso fue lo que terminó de hacerme entender todo.
Me disculpo si llegué a quererte demasiado, si mis palabras eran desbordantes y mi afecto asfixiante, intente estar en tu vida de una y mill maneras, intente que me vieras de la manera en la que yo te miraba y aunque no fue así al final guardaré todos aquellos detalles y momentos en mi corazón. Quédate con los momentos más lindos de tuvimos, si es que alguno fue relevante para ti, al menos yo si me quedaré con lo que si me hizo sentir bien y recuerda que tienes a alguien que aun daría mucho por ti y espero que alenos eso sí lo hayas notado...
Sé de sobra que esto no cambiará nada y no siquiera espero una respuesta, porque eso es lo que siempre tuve, solo necesitaba sacarlo. Te aprecio demasiado y lamento no haber logrado ser lo querías o esperabas que fuera, lamento tanto haberte dado vergüenza y haberte demostrado todo esto.
Bueno llego el momento que más alargue, que menos pensé y más propuse, muy dentro de mi tenía esperanza de que pudiera mejorar y verdaderamente pudieras estar conmigo y que nunca te fueras de mi vida, pero llegó la hora de poner mis sentimientos en pausa y solo queda decir adiós después de demasiados intentos, creo que lo más difícil de dejarte ir son los momentos tan bonitos que pasamos y lo que alguna vez te conte, nunca me olvidaré de todo lo que pase contigo, lo que significó para mi, que rara es esto, ni siquiera tuve la oportunidad de despedirme como debía.
Estos días que no hablamos me dí cuenta de muchas cosas, estaba preguntándome como te fue, espero que puedas estar bien, hayas comido y estés abrigado. Dirás quizá no se cansa de hablarme y pues... ¿Cómo alguien se va cansar de alguien que ama con todo su corazón? creo que hoy toqué fondo y quise una vez mas escribirte para saber cómo estás? Se que quizá no me vas hablar, pero una vez leí mientras mas pasan los días, el amor se puede enfriar, y particularmente yo no te quería perder, sé que quizá tu ya no quieres nada conmigo y solo esperabas este momento...
Sabes, nunca me has dejado de gustar, simplemente desperté un día, dije que no soportaba sentir esto más y finalmente comprendí que no serías para mí.
Tú llegaste a ser una de las personas que no quería que nunca se fuera de mi vida pero ya no toca hacer nada más que irme, con todo este amor que te tengo, llegastea ser una de las personas que con un solo mensaje o una Ilamada me alegrabas el día, nunca me voy arrepentir de conocerte y haber tenido algo contigo porque a pesar de todo me hiciste mucho bien, fuiste una etapa demasiada linda en mi vida, fuiste una alegria en mi vida pero esa alegría se convirtió en llanto. Igual estoy agradecida contigo por haber llegado a mi vida justo cuando más necesitaba a alguien, que bien me sentí contigo, pero ahora solo me toca recordarte cómo una hermosa y inolvidable historia en mi vida, construí un mundo que no pudimos mantener porque solo era algo que vivía en mi cabeza impulsado por mil ilusiones , la vida puede ser injusta pero las cosas pasan por algo, y me duele tanto el corazón, las lágrimas corren de mis ojos porque no me es fácil decirle adiós a la persona que hubiera querido el resto de mi vida, me gustaría pedirte el favor de que nunca te olvides que te entregue algo muy valioso ni de mi ni de lo que un dia tuvimos porque yo jamás lo haré.
Pero mientras cuídate, come bien, toma suficiente agua, haz todo aquello que te hace feliz, hechale ganas como siempre, sigue creciendo como el súper Titán de Titanes que eres, lograrás cosas increíbles súper sexy contador. Éxito en todo y sonríe que siempre se vienen cosas mejores. Te amo y te extrañare por un largo tiempo...
Esta nota jamás recibió una respuesta pero sin duda dió el cierre que necesitaba para continuar.
Nani Owl
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the-californicationist · 8 months ago
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Hello Cali ❤️. Por alguna razón no te había visto más en mi muro de tumblr y me preguntaba si no estabas aquí, por eso busqué tu perfil y me di cuenta que tumblr me estaba jugando una mala pasada.
How are you??? I'm so busy because I have a loooot of work, pero me tomaré el tiempo de leer todo lo que me perdí de ti ✨✨✨
YOU ARE THE BEST, OK? I LOVE YOU ❤️💍
Quisiera que escribieras un smut de John Price CEO/Mafia con un Reader inteligente y astuto, que queda cautivado cuando John comienza a seducirla, porfis ✨
Anything for you, my friend!! I love you so much <3 <3
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Wonderland
John Price is a famous mob boss... but you don't know that. All you know is that you've got a crush on a mysterious, handsome man, and you're willing to go all the way to find out if his bite is as bad as his bark.
The parking garage was dark, and the concrete seemed to hold in the cold like a freezer. It felt like ice on his cheekbone, and not even the blood from his eye socket was enough to warm the skin. He could hear his heartbeat in his ears, that odd whooshing sound, and in a distant memory he could recall the first time he had ever gotten a black eye. But, all that was gone now. He had ratted out the one man that no one had dared fuck with in the past five years: John Fucking Price.
Those fucking coppers had said they’d protect him. He even had his people outside his house every hour of every day. How could this happen? He had to admit, he wasn’t even scared, he was just pissed off. Fucking bastards. They’d get what was coming to them. Maybe he’d tell them so. Not like they'd give him any more chances.
“Fuck you, Price. I hope those pigs skin you alive,” he spit out the blood that had began to pool in his mouth, and hoped it hit those stupid boots John was always wearing.
John Price slid his shoe away from the red stain that had began to swell on the ground, keeping his kangaroo leather Berlutis from ruin. The fool beneath his feet had no idea what was about to happen to him, and John almost felt sorry about it, if only for a moment. He and Vinson had been friends once. Hell, he’d even stood up at his wedding. 
“Vince, what did I tell you about that bloody mouth of yours? Said it'd get you into trouble, didn't I? Wish there was something I could do for you now, cause you and me, we used to be mates. But, I can't afford friends like you. Not anymore," Price gave the rat a quick shove with his heel and watched as the stain smeared in a thin streak across the cement. He turned to his men,
"Well, lads, I've got a party to get to. You wouldn't mind cleaning things up here for me, would’ya?"
"No, boss," was their quiet reply.
"You'll be sorry, you goddamn pussy!" Vinson was screaming now, "I hope they hang you from the fuckin’-”
Bang! The loud gunshot echoed through the hollow space.
Vinson didn't say anything after that.
"Let's get outta here, Gaz."
"Right away, boss," Gaz opened the door to the limo and prepared to drive John back into the city. There was a big gala at the Genting Casino tonight, and Mr. John T. Price was never late.
He was never early either. In fact, he was perfection incarnate. When he was younger, that wasn't always the case, but after his father died, he had needed to change. No one was fit to rule Liverpool in his stead, and he was thankful that no one had been foolish enough to try. His father had made this town what it is. Liverpool was built by his family, and even though everyone thought the Price regime had grown tired of their reign on the old docks, they couldn't have been farther from the truth.
John had his cut from all of the major casinos, and he traded security in exchange. He owned two of them himself, along with four shopping malls, five bars, three neighborhoods, two apartment complexes, and a golf course - not to mention the property that wasn't in his name. He made sure to give his men plenty of reign over their own enterprises, even if most of them were strip clubs. But, he didn't care. As long as tribute came in every quarter, he never messed around in their business.
He thought Vinson was one he could trust. He'd even given him a car dealership just last month. 
"Don't run it into the ground, Vince," he had said.
But, no. What had the little bastard gone and done? Put a tracker on his car and dropped bugs in his office. After everything he'd done for him, that's how he was repaid? To tell the truth, John never liked violence. It was awkward. But, his father had given him fists and showed him how to use them, so there was really no going against it. Violence and fear were vital pieces of the only language that men like Vince could understand. Now, with another family coming to Liverpool, John had to be on his best behavior. Even if 'best' was a little more loosely defined.
As he lit the tip of his last cigar, he reminded Gaz to grab him another few sticks on the way home. Gaz would've never turned coat on him like Vince did. He'd give him the car lot.
"You want the dealership on Sefton street, Kyle?" He offered.
"Sure, boss. Thanks a lot," Gaz smiled, knowing exactly which business he was talking about, "You want me to pull around back?"
They had arrived at the main entrance. Throngs of people were craning around the limo, trying to see who was inside. John thought about it for a second, smushed his cigar tip into the ashtray, and adjusted his tie.
"Nah," he said, "We'll give them the show tonight."
"Sure thing, boss."
Gaz parked the car and leapt out of the cab. His hand was on the door before John could take another breath, and on either side of the door, some of Price’s own foot soldiers took up their posts as bodyguards. When he emerged from the muffled quiet of the limo, it shocked John for a moment to be in such a whirl of chaos.
"Mr. Price, can I get a photo?"
"Over here, please, Mr. Price," a cute reporter was frantic enough to step in front of his men. They picked her up and put her back in the crowd.
John made sure to smile and wave, shake hands with those he had seen before, but he knew it was safer inside. 
The manager greeted him warmly and, he noted, by first name,
"John! Good to see you again, mate. We've got just the table for you, tonight. Wait til you see the legs on these girls! It'll be a night to remember."
"I'm sure it will."
"Ah, sorry, but we don't allow weapons past the main floor," the manager's face fell. So did Kyle’s. 
Gaz cleared his throat,
"I'm sure you can make an exception for Mr. Price. We'll be very discreet."
It was more of a threat than a promise, and John smiled at his friend's heavy tone. Kyle was anything if not polite.
"Uh, yes, we can certainly make arrangements. Right this way, gentlemen," and now the manager was nothing if not nervous. Perfect.
The night continued as well as it could, but he had never really enjoyed gambling. Why make all this money if he was just going to throw it into the wind? But, he could mingle with the right people here. Except that these weren't his people. He had come as a favor to his long time friend, Alex Keller, but Alex was nowhere to be found. 
"Passed out on his missus’ tits, probably!" One of the strangers guffawed at the other end of the Blackjack table. 
"He’ll show, don't you worry," another replied.
Well, John didn't have all night to wait on a man to get to his own party. He needed a drink. When he rose to head to the bar, Gaz stopped him,
"I'll get it, boss. No need to bother yourself with it."
The table was silent. The strangers who had been so brassy before were now silent and transfixed on the pair of men at their table, one of whom was important enough to have his slightest whim catered to at a moment's notice.
"It's alright, Garrick. Play my hand, yeah? I'm headed out for a smoke."
"Yes, sir."
John retreated. The awkward stares and weird glances were too much for him to bear. Surely there was a patio around here, somewhere.
By the time he found one, he was disappointed to see it was occupied.
"Oh, beg your pardon. Thought I was alone out here," he said.
To his shock, it was a woman's voice that responded from the shadows. Your voice. 
"You're fine. You got a light? Fuckin’ matches are all wet..." You fumbled with the book, striking to no avail.
He smirked,
"I have the fire if you've got an extra smoke."
"Fair trade," you smiled back jokingly. 
You were dressed in a clean chef's coat, your hair was pulled up, and you might have been going without makeup, but it was almost too dark to tell. It certainly wasn't casino makeup, that was for sure. John watched as you tugged two cigarettes free from the box, put them to your soft lips, and covered his flame with your hand. Your fingernail paint was pink and chipped. You pulled in the fire of both cigarettes and offered one to him. He took it,
"Thanks."
You grunted in a minimal response.
"So, you're a chef?" He asked.
You raised an eyebrow at him, giving him the glare he deserved for such an obvious question.
He back pedaled, 
"I mean, you work here as a chef. I just thought, with the coat...I mean, where's your big bloody hat? You need the hat."
You laughed. It was wonderful to hear, and he liked the way your mouth moved when you started to speak,
"Yeah, I work here. Have for the past three years or so. Bill signed me on as head chef, and I've been slaving away for him ever since."
"Bill?"
"Oh, he's the culinary manager. Runs all the restaurants in the casino and the hotel. When the last guy disappeared into thin air, they had to scramble to find someone, I guess. What about you? Where's your fancy hat? Based on that Hermes tie, I'm gonna assume you're here with the party."
He mindlessly adjusted his tie, noticing its feel on his neck as she called it out,
"Well, I might be."
"Yeah? You some kind of big-shot?" You eyed him again, challenging him to answer with something more than a yes or a no. You had heard yes and no plenty of times.
"I might be," he wouldn't give in.
"If we keep going like this all night, you might end up being the Queen, for all I know."
You both laughed, but then, you sighed, 
"Oh well, Mr. Mystery. Keep your secrets then," you shrugged and turned away from him.
He couldn't have that.
"What's your name?" He asked.
"Sarah," you spun back around, "Rachel. Tiffany. Willamina. Might be anything."
You had the audacity to wink at him.
"Alright, you got me, love," he moved a little closer to you, "I'm John. John Price."
He extended his hand and waited for the bad news to sink in. No one who knew his name in this town would be dumb enough to be on a patio alone with him at night. He had dodged the media for a long time, but his trials always managed to get leaked. Twelve accounts of assault and battery, two separate accounts of theft, three murder charges - all acquitted of course. But, still, he was no stranger to ducking the law.
"John? Of all the names," you shook your head and smiled, taking his hand firmly, "Pleasure to meet you."
"You as well. You've never heard of me?"
"Oh, Jesus," you lamented, "Are you famous or something? Look, if I'm not in the kitchen, I'm at home asleep. Sorry. I don't even watch TV."
"No, nothing like that, I just - " He thought about it for a moment before you saw him decide to take a different trajectory, “Not famous.”
“Why is it that I feel a little bit like Alice tonight?” You took a long drag and let the smoke fall from your lips, “Like I’m following a white rabbit down a deep, dark hole.”
He chuckled, and you enjoyed seeing his eyes shine with his laughter,
“If you follow me down,” he sidled up to you, his face close enough to yours so you could smell the balsam in his aftershave, “I’ll show you just how deep the rabbit hole goes.”
A man’s voice cleared his throat behind you, and you both turned to look at who it was. 
“Garrick?” John asked, clearly annoyed. 
“Yes, sir. Johnny and Simon made it up. They said they know why Keller hasn’t shown.”
John didn’t answer. He simply turned back to look into your eyes, trying to divine some sort of future from them. He must’ve liked what he saw because the next thing you knew, you were being given a golden key card. Top floor. 
Not famous, my arse, you thought to yourself. 
“Why don’t you take the night off, love. Come see Wonderland, yeah? I’ll be right behind you.”
“My, my,” you said, palming the card from him, “No one ever tells you no.”
Another smile, a little colder than the first,
“No, they don’t.”
“Maybe I will,” you pulled the tiger’s tail.
“You won’t,” the tiger growled back.
As you watched him leave the small patio, his broad back stretching that expensive suit, his thick fingers flicking his half-smoked cigarette off the balcony’s edge, you were kicking yourself. You knew you were going up to his room, even though something inside of you really wanted to yank this guy’s chain. But, his dark, purring voice had made Wonderland sound so inviting… maybe just one little peek wouldn’t hurt?
You waited a whole five minutes before slinking off to the service elevator, cutting out for the night. No one was making dinner anyway; it was the bar that was slammed. You’d already cleaned and prepped your station, so no one would miss you. 
You ducked into the bathroom just before the top floor, getting off on the service side in an empty hallway, checking your face for stray flour or coffee stained teeth. You smelled like a pizza oven, but maybe you could sneak a shower before he showed up?.
What a slut, you heard the angel on your shoulder chastise you. 
So, what? The devil’s side replied, indignant. 
You peeled the chef’s coat off of your body. All you had underneath was a black tee. It was cropped a bit too high for work, but you wore it anyway. Your black work pants were covered in flour and dried food. You brushed them off as best you could. It would have to do. You shoved your coat into your bag and headed back to the hallway. 
Luckily, the main elevator was vacant, as was the hallway, so you wouldn’t run into any other guests on your way to Wonderland. 
The angel rolled his eyes. The devil glared at him. 
The elevator dinged, and you inserted the gold card, clicking the very topmost button to the penthouse. 
You’d been up here before. Sometimes, you picked up cleaning shifts on your off days for the extra cash, so you knew the layout. But, that had been in the cold, hygienic light of day. At night, this floor was a sparkling vision. When the elevator doors opened, huge clear windows reached all the way into the ceiling, framing Liverpool’s city center, looking more beautiful than it ever seemed from the ground. 
You took quiet, uncertain steps out of the lift, checking for any signs of life. There were none, so you made your way to the bathroom. Huge black marble monolith slabs were carved in a semicircle, a nautilus that curled around the four separate shower heads, all ready to pour their steaming water down your naked body. 
You stripped, stepping into the stream, letting yourself pretend that you lived in this sort of luxury for a moment. A soft lather of soap and a little shampoo later and you were clean. The single-use toothbrush and paste was in the hidden drawer that no guest would ever notice, so you stole an extra set, scrubbing yourself to a minty shine. 
A pair of black satin robes hung in the closet, so you stole one, tying it around your waist, fully aware that one stiff breeze and the loose-fitting garment would fly right off of you. The soft fabric lay against your skin in the most sensual way, barely touching you and yet making you feel touched. 
You explored the hotel room a bit, avoiding Mr. Price’s suitcase like it would bite you. The kitchen came stocked with ice buckets of champagne, so you helped yourself to one, pouring a glass and lounging by the window, wondering how long you’d have to wait for your date. 
Fortunately for you, only an hour had passed and you heard the elevator ding. Out from the dark lift came the man himself… bleeding from his lip.
“John! What happened?” You put down your wine and rushed over to him. 
He held you back, waving you off like it was nothing,
“Don’t worry, love. Just a bit of a scuffle, tha’s all.”
“But —”
“Seriously,” he grabbed you by your arms and looked you up and down, enjoying the wide opening of the robe as it revealed your body to him, “You should see the other bloke. Let me get cleaned up. Pour me one of those, would’ya?”
Before you could protest, he ducked into the bathroom, out of your reach. You were left standing there, worried and a little concerned for your own wellbeing. You didn’t actually know this man at all, and here you were, lamb to the slaughter, eager and bleating happily. 
While he was in the bath, you decided to do a little research. You searched up his name, and you were finding almost no hits, until you stumbled upon a mugshot.
There he was… the notorious mob boss, ruler of the English underground arms dealing circuit, enforcer and racketeering extraordinaire. And here you were, nearly naked in his room with not so much as a penknife within reach. This guy had been in the armed forces, special forces, black ops — the works. He retired and fell into the armed security world, making a name for himself by pushing out the competition by any means necessary. His father had maintained ties to the dark underground, and now John had taken over the family business, doing shady deals for the government and crime organizations alike. All of it was hearsay, of course, and none of the charges had ever landed a single hit… but you knew the truth. 
John Price was the most dangerous man in the world; Liverpool’s crime arena was just a quiet little hobby for a man like him. If he wanted to, he could make you disappear like a magician behind a mirror. Gone without a trace.
What would you do? Would you run? Where would you go? How would you explain your sudden exit? Food poisoning?
Before you could even begin to formulate a plan, John was out of the shower. He looked incredible. His hulking, heavy form was steaming from the hot water, and his hairy chest was uncovered. He’d slipped into a pair of running shorts and nothing else, so his brutal body was on display for you. He was covered in scars, and he was heavyset, but his largeness was from his strength. His core was bulky and strong, and when he moved, you could see the tight muscles rolling around beneath the skin like a snake ready to strike. 
He turned to you, but even though he wore a smile at first, the moment he made eye contact, his face fell. Somehow, he knew that you knew.
He sighed,
“What did you see?”
He rushed over to his suitcase but found it still locked, looking back to you quizzically. You didn’t move, you didn’t dare. John stepped over to you slowly, deliberately, almost as if he was ready for another fight. 
You turned your phone towards him and showed him his own mugshot.
“Thought you said you weren’t famous,” you whispered. Your voice sounded so small and far away, you almost felt like you hadn’t spoken the words. 
He smiled bitterly, tossing his towel on a nearby chair and sat beside you on the bed,
“Cat’s out of the bag, then?”
“Yeah,” you looked down at your phone, unable to look him in the eye. 
“Go on,” he waved his hand at you, motioning toward the door, “Get out.”
You didn’t move. You should have. Every fiber in your being was telling you to make a break for it. Now was your chance. And yet… you stayed. It was silent for a long while. You could feel his gaze raking over you, hot and heavy. His breaths rumbled in his chest. 
“Go!” He spat, “No one’s keeping you prisoner here, girl. That’s me, alright, and the newspapers don’t even know the bloody half of it. Just go.” 
You reacted to his volume, shirking back a bit, but you still didn’t stand. You looked at him then, searching for the kindness you thought you saw on the patio just hours before, checking to see if it was still there, if it was even real.
When you met his eyes, his fury was masking a very real pain. He was angry, sure, but the ache of being cast out was apparent, even though you were the one doing the leaving, and you just wanted that bit of brightness back again. 
John studied you, watching your every movement, trying to determine what you were thinking but coming up short. He stood right in front of you, his hips inches from your face, and he asked,
“What are you waitin’ on, love?”
A strong thumb lifted your chin, raising your jaw up to look at him again, and he used his enormous hand to grab your face, keeping you there under his will. 
“I know you’re afraid of me,” he commented softly, “I can feel it.”
“So?” You replied, trying to keep your tone steady. 
His voice was bitter and mocking, and as he leaned forward, you could smell his clean, warm skin, 
“You wanna play with the big bad wolf, hm? See if I bite?” 
He grabbed you a little too tightly, trying to scare you. It worked, but you tried not to show it. Instead, you decided to place both of your hands at his hips, your palms flat against his warm belly, feeling the dark hair that formed a faithful trail, guiding your eyes down to his waistband. 
It was his turn to be surprised. You felt his breathing catch as you moved your hands up along his ribcage, rubbing gentle circles into his skin, petting him like a skittish hound, expecting him to snap. 
Letting go of your face, he grabbed your wrist, and just as you thought he was going to stop you, he took your hand and placed it on his chest, stretching your arm all the way up from where you were sat, making you extend your spine as you reached up to him. Your fingers traced the fur that lay flat against his pectorals, and finally, you plucked at his nipples, not allowing there to be any question as to your intentions. 
The tip of his wide finger dipped into the silken collar of your robe, swirling around your neck and following it down to the swell of your breast. He didn’t find your peak, but he didn’t seem to care to. He was just exploring. 
Suddenly, John moved faster than you could even begin to understand what was happening. He had reached under you, lifting you, and then tossed you back down on the bed. You lay, sprawled, trying to catch your bearings, and then you were covered by his huge form, his wide body casting shadows over your vision, cloaking you in his own private darkness.
His mouth was on you like a hot flame, licking and burning and biting and sucking wherever he wanted to, eager to taste every inch of your skin, the imperfections of a wrinkle or a freckle seemed to go fully unnoticed as he devoured you, sucking you down like his last meal. 
You were overwhelmed by the pleasure he was stoking inside of you, and you let a small mewling sound escape from your lips that caught his attention. 
“Mm,” he climbed up your body so that you were face to face, “Enjoying your walk on the dark side, love? Think you’re tainted by me now? Or maybe that’s what you wanted, is it? Something naughty, just for a night?”
You didn’t understand his negativity, nor the self-deprecation, so you tried to protest, 
“No, I —”
“It’s alright. I’ll show you how to be a bad girl. I’ll teach you, love. C’mere.”
His voice was smoldering and sticky, clinging to your ears with some of that same bitterness from before. But, you didn’t have time to worry about that. He was standing by the bedside again, and he grabbed your arms, making your head and shoulders hang part way off of the mattress. You were left staring at his thick thighs and scarred knees, worried about what he was up to.
Then, all became clear. He had dropped his running shorts, and the fattest cock you’d ever seen hung down, shining with drool, ready to be fed into your mouth. 
Your eyes went wide, and although you reached your hand out to try and brace against his legs, it was no use. He supported your head from underneath and bent himself over until the tip of his swollen cockhead touched your lips, the gleaming precome sticking to you like gloss. 
Unwilling to be frightened by his aggression, you opened your mouth for him, laving your tongue across his turgid flesh, allowing him to press himself inside of you. 
His cock was slick on the head but dry on his shaft, so you did your best to wet him, licking and sucking as he pumped himself in and out, already nearing the back of your throat and not even halfway sheathed. 
When he nudged your soft palate, making you gag a bit, you made a noise. You tried steadying him with your hand, and he grunted, grabbing both of your arms by the wrist, holding them above your face, clutched to his hip. Then, he continued to fuck your face, ignoring your writhing gasps for breath. 
Your throat tightened around him, but you tried to stay calm. You’d never taken anyone this deep before, but you stilled yourself, ignoring the urge to panic, and you made a point to swallow, feeling your throat squeeze around his head. You could taste him as he painted the back of your throat, salty and sweet at the same time. 
That made him moan, and you felt like you’d won some sort of battle. If he was trying to frighten you, it was going to take more than just a little rough sex. 
“Mm, fuck… Maybe you are a naughty little girl, aye?”
You hummed, making sure you could feel the vibrations travel through his girth. 
He removed himself fully, taking a trail of your own drool with him, gasping from the pleasure of your mouth. 
“Fuck, I need to taste you,” he muttered darkly, crawling over you and settling himself between your legs. 
You tried to lift yourself back onto the bed, but he kept you hanging there, pinning you down with his strong arm, pressing into your belly with his hand to prevent you from sitting up. Finally, after feeling him kiss and nip at your thighs, teasing you mercilessly, you felt the warm, wet slip of his tongue as it fell between your lips, tasting your throbbing pussy for the first time. 
The robe was half-off, and only the tie around your waist was even providing any coverage, and you realized that as he began to eat you, he was yanking off your clothes as well, ripping through the knot of the robe to free you from the fabric. 
Now, his mouth moved deeper, and you felt him seal his lips to your pussy, messily drinking you in. As he fucked you with his tongue, his mouth and jaw were strong enough to rock your body up and down on the soft bed, making it seem as if he were actually using his smooth wet muscle as a writhing cock, thrusting it up into you and reaching deep into your hole.
The scruff of his beard was enough to make you want to come, much less the power that he ate you with. Every deep, curling lick sent sparks into your core, making your pussy drip with eager stickiness. It was hungry for that fat, uncut cock, forcing you to imagine how delightful it would be when he popped his giant head into your pink flesh. 
You were keening for him. Well, it wasn’t exactly for him, per se. The noises you were making were coming from your throat against your will. If you didn’t scream, you’d pass the hell out, you were sure of it. 
“Fuck, that’s it, love. Get loud for me. Ungh… you taste… mmfh… so damn sweet,” he was ruthless, speaking between long suckles from his mouth, commanding you from below. 
You wished you could see him, but all you could see from your hanging position was the giant window, looking out across the sparkling city. So, you called out to him, your voice thick with want, with need,
“John…”
That was all it took. He tugged your hips down until he was above you again, prowling over you like some sort of beast, all snarling unbridled lust and appetite. As soon as he was in position — and your body knew he was in position — everything stopped. He stopped. 
John looked down at you and became… different. The flirty bloke from the patio was back, and he smiled at you. You smiled back, out of breath and already drunk with hunger, but that was all he needed. He kissed you deeply, making you taste your own musk, and as his soft lips slid over yours, you felt the pressure of his huge cock at your hole, pressing through your folds to reach your hot, soaked center. 
You gasped through his kiss, both of you moaning in the same timbre as you felt his heavy dick fit into you for the first time, a sparkling desire swirling within you as every delicious inch of him buried itself in you. He began to thrust himself up into your aching slit, fucking you on half of his length, and then using your own sticky fluid to slip himself the rest of the way in. 
“Bloody hell, this fuckin’ pussy… fuck me,” he groaned, wrenching his eyes shut from the pleasure. 
“Holy shit,” you breathed.
“Yeah?” He asked, seeking your praise. 
“You’re fucking huge,” you didn’t mean to sound so concerned, but there was a part of you that was. 
He sat back on his heels, taking some of the pressure away, staring down at your body lecherously, savoring your tits and fondling them in his hands,
“Alright, love?”
“You feel so good,” you insisted, wrapping your hands around his arms as he enjoyed your body. 
“Tell me again,” he said, grunting again as he fucked his cock deeper inside of you, reaching a new end before dragging himself all the way back out just so he could start the journey again. He upped his tempo, pounding into you with his weight, the loud smack of his body against yours beating into you like a drum. 
“Tell. Me. Again,” he growled his warning, snarling down at you, pinching your nipple to punish you for your silence. 
You were gasping for breath. He was so deep now, you could feel the pressure of it in your belly. Between sharp intakes of air, you hissed, 
“You… feel.. so… fucking… good…”
“That’s my girl,” he bent over you again and that familiar pressure returned. His cock was too big, and yet you took it anyway. Your body was panic and pleasure all at the same time, and he had you pinned down for the ride of your life. 
You weren’t sure how many hours passed that night. He seemed to have the stamina of a much younger man, and every time you dozed off, you’d wake up again to fingers or tongue or cock playing inside of your folds, coaxing you to open yourself up to him. You were happy to oblige, but you were properly fuck drunk. If someone asked you for the alphabet, you weren’t positive you trusted your answer. But, when John Price asked you to open your mouth or your legs for him, you were the top scholar. 
A golden, creamy dawn was rising up over the docks as you stared out the window. John’s hand was rubbing your bare back in long, relaxing strokes, and he was leaving soft, lazy kisses down your spine. You knew you were a mess. Your hair was tangled; you’d thrown it up into a messy bun on the second runthrough, done with trying to pretend to be a pristine hot girl. Your body was covered in his marks. Bruises from his teeth and red welts from a delightful slap on the ass or two were painted across you like little tattoos to commemorate your coupling. 
“You alright, love?” He checked in on you. 
He’d been checking in all night. For all his ruthlessness, he never crossed a line, and he never forgot to make sure you were safe. Sometime in the wee hours, he’d even made you drink a bottle of water and eat some fruit to hydrate, teasing you with grapes like some sort of earthly Baccus. 
“Yeah,” you nodded, “Looks like it’s time for me to get out of your hair. Not sure I should be seen by the public in my current state.”
“You have work, or…” John looked confused. 
You thought about lying to him for a moment. It would hurt so much less for you to just break it off now in the soft dawn glow rather than a painful goodbye over cold breakfast. But, you didn’t.
“No, just… don’t wanna fool myself into thinking this was something that it wasn’t.”
Your truth hung there in the air for a moment, but before he could open his mouth to reply, you heard the elevator ding.
You turned to look at it, but he didn’t. Instead, he pulled you off the bed and forced you to the floor. It was so fast that you didn’t even realize what he’d done until your nose was in the carpet. Then, you heard a sharp, snapping pop of something hitting the bed.
You watched in horror as John’s hand reached under the mattress and pulled out a small pistol. He held it like a professional, calm and trained, and shot twice. Then, it was quiet again. 
He helped you to your feet, and he was telling you something, but your brain wasn’t registering his words. What had happened? Why were there bullet holes in the mattress? Who had he shot?
Then, you saw it. A man’s body was laying across the door of the elevator. Wanting to descend, the elevator’s alarm wailed, beeping and beeping. 
John grabbed your jaw and made you listen to him,
“We have to go. Now. Get your clothes on. Now. Now.”
“Okay…” You couldn’t move. It was so hard to even lift your arms. They felt like solid lead. You just wanted to sink back to the floor. Maybe if you could just…
“Hey! Now!”
He shoved your clothes into your hands and you started to put them on, doing your best not to look at the elevator. John was packing a black bag, half-dressed himself, and checking the windows over and over, looking for something in the streets below. 
“There’s no time, c’mon, love.”
You felt his hand cover yours as he led you to the elevator. You watched him ruthlessly kick the body away from the doors and push you inside. Once you were in, the doors closed and you rode in silence with him. You could only hear your heart in your ears. 
“...to my car. Stay close to me.”
“Okay…” It was all you could say. No other words even dared to come to mind.
“Hey,” he held your face in his as the floor numbers dropped to the teens, “You’re alright. I’ll keep you safe.”
“Okay.”
The doors opened, and you found it extremely weird that the lobby was empty. There were no workers, no guests, not even a custodian. It was just a big, silent cavern in what was usually a lively casino. 
He was leading you out to the parking garage, and just as you stepped into the concrete enclave, you heard the screech of tires round the corner. John stood in front of you and gripped the gun in his hand, but he didn’t move away. 
The car stopped in front of you, and you braced yourself, hiding behind your lover as much as you could. 
“Get in, boss! They’re right bloody behind us. Soap, shove over,” a man’s voice came from the car. He was in the driver’s seat, and he was wearing a ballcap with the Union Jack emblazoned on the top. In his passenger seat was a man in a black balaclava, and in the back was a bright-eyed man with a mohawk who you guessed had to be Soap.
“C’mon, love,” John shoved you inside just as a black SUV rounded the same corner, the engine roaring when it saw Price’s car. 
Gunshots rang out, and you knew some of them had hit the car. You worried for John, but he stood straight up, aiming carefully for the driver, and fired his gun. As if you were in some sort of action movie, the SUV careened off-course and slammed into several parked cars. Men began to pour from it, armed to the teeth. 
John jumped in beside you and made you kneel in the floorboards, holding his body over yours protectively. 
“How’d they find out? Gaz!” John yelled at the driver, shouting his name when he saw another SUV approaching from the side. 
Gaz swerved, narrowly missing being rammed, and sped off down the highway, trying to run from his pursuers. 
“No idea, mate, but they think it was us who tore up the warf. Banno’s man must’ve turned snitch. Only explanation.”
“Fuckin’ hell,” the masked man sighed, rolling down his window to fire shots at the SUV chasing you down. 
“Who’s the bonnie hen, boss?” Soap peered down at you before turning his attention back on the car chase. 
“Uh… she’s…” John tried to explain, but you realized that you never even told him your real name, “I dunno.”
“You dinnae ken?” Soap’s brows knitted together.
“Soap! Shut up and shoot, mate,” Gaz turned his attention back on the fight.
“Well,” the masked man grumbled loudly, “She’s stuck with us all the way to Hadrian’s Wall. Heading to Katie’s house. No place else is safe.”
“Aye, good call,” John agreed. 
Finally, after leaving the city, your pursuers turned back around and left you to your escape. John helped you back into the seat and checked you for injuries. 
“John… I’m…” Your voice shook with fear, and you felt all of that stress tumbling down into your chest, turning into shock and tears. 
“Shh, it’s alright, love. I’ve gotcha. I’m… I’m sorry. Should’ve known better.”
“Better?” You whispered as he held you to his chest.
“Aye. Thought I could be a normal man for a night. Hit on the hot bird at the bar, go to a fuckin’ party. But, nothing’s normal right now. I’ve put you in this mess, and I’m sorry.”
You didn’t have a reply, not one that made any sense, and as he held you, you watched the English countryside come into view. Rolling green hills still wet with their dew made everything that had just happened to you seem so far away, but you could smell the gunpowder on his hands as he pet your cheek, and you knew that nothing could be further from the truth.
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latinotiktok · 1 year ago
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Propaganda:
The Magnus Archives dudes
-Martin(cho) Blackwood de The Magnus Archives. Arranco como meme en el fandom latino de TMA que era argentino por su nombre, realmente no hay mucho en la serie que banque esto, pero sería cagar a los ingleses y eso siempre está bien. Igual luego el fandom se armó alto lore de que era de Argentina y cuando su padre lo abandonó su mamá lo obligó a emigrar a Inglaterra, es re mentiroso así que la rompería jugando al truco y en general tiene todas las vibras de argento fan de los pimpinela y las novelas turcas, de boquita y el mate con don satur.
-Martín Blackwood (The Magnus Archives) es argentino y emigró a inglaterra de chiquito y yo se que esto es real porque me lo dijo Ami (@hiherami) acá: https://archiveofourown.org/works/33681655/
-Jonathan "Jon" Sims de The Magnus Archives es el archivista. Recolecta ,inicialmente contra su voluntad, el trauma supernatural de la gente. Y es un mamón <3. Es mexicano namas pq sería divertido ( la verdad no tengo tanta justificación, a mi me gusta porque soy mexicano). En la temporada 4 lo tratan bien mal y su amorcito no lo pela, el señor es la gata bajo la lluvia, es Ana Gabriel con el cigarrillo, es bandera de Porter, es Selena con no me queda más. Pedí ayuda a amigues latines aqui su propaganda: -literalmente vive del chisme (la entidad que sirve se alimenta de experiencias supernaturales que le han pasado a otras personas) y los latinos somos chismosos -"Su tipo de cansancio sólo lo encontrás en gente que ha tenido que vivir las ocurrencias de la política latinoamericana" A, y Martín Blackwood(el novio) es Argentino.
-MARTIN BLACKWOOD de The Magnus Archives (podcast). Ele é um inglês daqueles que adoram chá, mas tem muito inglês na Argentina por conta das Malvinas e seria no mínimo sensacional que parte do chá que ele tome seja Mate Na Cuia™️. Além do mais não temos muita informação sobre seu pai, e "Martin" é um nome que funciona em espanhol e inglês. Grashias por el servicio de ti blooog
-Tim Stoker de The Magnus Archives. 1. El chabón más filo y letras del podcast, conozco como tres tipos como él 2. Canónicamente bisexual need I say more? (? 3. Razón meta pero como es bi la mitad del fandom se pone bien pelotuda y lo caracteriza con todos los estereotipos habidos y por haber, que también coinciden con estereotipos y malas caracterizaciones de personajes latinos en general (lo tratan de boludo, trolo, violento etc y es tipo gente escuchamos el mismo podcast? mátense) 4. Su backstory es básicamente que al hermano lo desaparecieron y el chabón se pasó años buscando a ver qué pasó con él, a pesar de saber que probablemente murió, lo cual siempre me pegó bastante como argentino 😔 (@mods si el último punto es muy heavy para este evento más en joda siéntanse libres de dejarlo afuera u_u pero ES una de mis razones) 5. Siempre es moralmente correcto hacer q un personaje ingles sea argentino 😤
Godot
-Godot Ace Attorney. A personalidade dele é tomar café. O cara é de são paulo certeza
-godot de ace attorney. literalmente se llama diego armando. i rest my case
-No sé si cuente xq si es canon implicitamente que es latino pero Diego Armando /Godot de ace attorney , los juegos no especifican su nacionalidad específica tho
-Diego Armando, de Ace Attorney. Porque qué es mas argentino que el que tus papas te pongan el nombre de Maradona ⚽️
-godot de ace attorney. literalmente se llama diego armando. i rest my case
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hwangrfrnd · 2 months ago
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dilf!Chris: headcanons. christopher bang
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ー♡̵ pairing. dilf!chris x female!reader ー♡̵ género y warnings. fluff, smut, vainilla ー♡̵ autora original. @leeknow-thoughts — once again I want to thank you for allowing me to translate and publish your work so I can share it with more Spanish-speaking people 🫶🏻 ー♡̵ wc. 0.4 K
MASTERLIST
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DILF!CHRIS, que tiene dos hijas gemelas de una relación pasada
DILF!CHRIS, que era un padre adolescente y ahora tiene veintitantos años
DILF!CHRIS, quien es copropietario de una de las compañías de entretenimiento más famosas del mundo, Stray Entertainment
DILF!CHRIS, que lucha con ser padre y trabajar, decide que necesita desesperadamente una niñera que viva con él
DILF!CHRIS, que te contrata para cuidar a sus niñas a tiempo completo, permitiéndote mudarte con su familia
DILF!CHRIS, que te paga más que bien, te da al menos 2,500 dólares a la semana solo por cuidar a sus dulces niñas
DILF!CHRIS, que termina enamorándose de ti con bastante facilidad
DILF!CHRIS, que no puede evitarlo cuando usas un par de mom jeans y una linda camiseta sin mangas
DILF!CHRIS, que te mira fijamente los pechos cuando te agachas para agarrar cosas
DILF!CHRIS, que se queda despierto hasta tarde solo para poder verte en tu pequeño pijama después de ducharte
DILF!CHRIS, que se pone duro cuando piensa en ti teniendo un bebé, más específicamente su bebé
DILF!CHRIS, que te escucha masturbarte y gemir su nombre
DILF!CHRIS, que irrumpe inmediatamente en tu habitación, su polla gorda tensándose en sus pantalones deportivos cuando te ve ágil en la cama, con tu lindo coño en exhibición solo para él
DILF! CHRIS, quien cría tu coño esa noche, follándote toda la noche
DILF!CHRIS, quien propone matrimonio cuando ve esas dos tenues líneas rosas en una prueba de embarazo
DILF!CHRIS, quien se casa contigo cuando tienes 7 meses de embarazo de su tercer bebé
DILF!CHRIS, que te folla en el estudio de grabación si se lo pides amablemente
DILF!CHRIS, que llora cuando nace su hijo, completamente enamorado del hecho de que podrá volver a ser padre
DILF!CHRIS, que se pone tan duro al ver tu cuerpo regordete de mami, tus tetas gordas, tus estrías y esa cicatriz de cesárea
DILF!CHRIS, que presume de lo sexy que eres ante sus mejores amigos
DILF!CHRIS, que te come el coño suavemente después de largos días
DILF!CHRIS, que tan pronto como sus hijos se duermen te lleva a la cama para poder llenarte con su polla
DILF!CHRIS, que no puede resistirse a correrse dentro de ti
DILF!CHRIS, que está obsesionado con ver el bulto de su polla en tu estómago
DILF!CHRIS, que no puede evitar follar un bebé más dentro de ti
DILF!CHRIS, quién no esperaba que te dejara embarazada de gemelos
DILF!CHRIS, que cada día se enamora más y más de ti
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imninahchan · 6 months ago
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﹙ ʚɞ˚ 𝐀𝐕𝐈𝐒𝐎𝐒:﹚uni!au, academic rivals(?), trisal, nossos dilfs queridos aqui são twinks, dirty talk, oral fem + fingering. Vocês não sabem o quanto eu esperei pra escrever issooo
⌜ 𝐄 𝐃𝐈𝐅𝐈𝐂𝐈𝐋 𝐒𝐀𝐁𝐄𝐑 𝐀𝐎 𝐂𝐄𝐑𝐓𝐎 𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐕𝐎𝐂𝐄𝐒 𝐒𝐀𝐎. Amigos? Sim, possivelmente. Onde um está, os outros dois estão também. Sempre andando pra cima e pra baixo pelo campus, combinando a grade de horários ao máximo pra conseguir estar na mesma sala de aula. Estudando — quer dizer, ‘estudando’ — juntos nas salinhas individuais da biblioteca. Quando Cillian está se apresentando com a bandinha alternativa dele nos bares de esquina, estão lá pra vê-lo tocar e defendê-lo de qualquer chato que rogue praga dizendo que aqueles quatro desempregados no palco não vão chegar a lugar nenhum com esse som de merda. Na pior das hipóteses, não tem problema, Swann pode rachar a garrafa no balcão e caçar briga com o primeiro esquentadinho, embora saiba que vai voltar pra casa com olho roxo e dor nas costelas, como sempre acontece.
Inimigos? De certo modo, também.
Impossível não esquecer da atmosfera pesada na quadra quando os meninos estavam jogando e você assistindo das arquibancadas. Era uma clara disputa masculina além da pontuação no painel. Ou até mesmo quando se trata de notas. É uma competição pra ver quem tem o melhor rendimento, quem se destaca mais, quem tem mais contatos no meio acadêmico. Às vezes, parece que estão um rezando pela queda do outro.
Mas não ligam para o quão difícil é para os outros entendê-los. Gostam da fraternidade da relação, de estar dormindo na mesma cama, e gostam igualmente da inimizade, do gás extra que corre pelas veias com a ambição de se superarem. Você, particularmente, curte demais a rixa, consegue subtrair mais aspectos positivos do que esperava no começo.
Nesta tarde, por exemplo, deveriam estar em sala, numa disciplina pra lá de entediante, porém estão aqui: no apartamentinho apertado e mal mobiliado, matando aula juntos. Porque, para eles, o ócio é insuportável por vezes, cabe a ti incitá-los. Swann embarca com muito prazer em quaisquer que sejam as aventuras propostas, é um libertino que não esconde suas raízes. Cillian, em contrapartida, prefere bancar o certinho. Faz charme, não quer se igualar, mas no fundo é tão, senão mais, sórdido que vocês dois somados.
A mão delicadinha, que já viajava por debaixo da sua blusa larga, agora foca só na completude absurda que o seu seio causa ao ser conservado na palma quente. O rosto fino, de maçãs proeminentes se esconde no seu pescoço, abafando a voz bêbada de desejo. Mon amour, escuta-o te chamando, com manha. O joelho entre as suas pernas, impossível não sentir a ereção roçando na sua coxa. Cillian te oferece um olhar, sentado no tapete próximo à cama. “Melhor cuidar desse chato”, te avisa, tornando os olhos para o livro grosso em mãos, “senão ele vai ficar miando o dia todo.”
Swann ergue o rosto, a carinha pimenta de quem quer a adrenalina de foder ou entrar numa briga. “Ah, e você não quer meter muito nela agora, né?”, agita, torso levantando só pra conseguir sussurrar o mais perto possível do ouvido do irlandês com as costas apoiadas na lateral da cama, “vou foder essa buceta e gozar nesse seu livrinho de merda, seu bosta”, dá um tapa nas páginas de qualquer jeito pra atrapalhar a leitura alheia.
Você sorri. É tão revigorante ver os seus garotinhos se alfinetando assim. Com os dedos, acaricia a nuca do Murphy, amassando de levinho os fios abundantes do corte dele. “Tem certeza que não quer me comer também, Kiki? Hein?”. Uma pena que não pôde flagrar os olhinhos claros revirando na forma mais farsante possível, teria sorrido de novo. “Ou esse seu livro é tão bom assim que te deixou duro?”
A ereção logo abaixo da capa amarelada do exemplar não mente. Talvez seja a juventude, mas é mais provável que tudo aquilo que o irlandês não gosta de assumir em voz alta seja verdade: ter vocês dois o excita. Muito. De diversas maneiras. Aí, não dá mais pra aguentar, o livro já não mascara a vontade, a inveja que vem ao presenciar o francês tão emaranhadinho ao seu corpo. Acontece que dessa vez, não, não vai deixá-los aliviar ao mesmo tempo. Vai ter que ser um de cada vez, bem obedientes esperando pelo turno. E pra ganhar a oportunidade de ser o primeiro, vão ter que te provar que merecem tal posição.
Puxa a calcinha perna abaixo, arrasta o quadril até sustentar os pés na beiradinha da cama. Separa as pernas. Estão os dois sentadinhos no tapete agora, com a boca salivando diante da visão. Tão toscos e perdidos que você precisa se apoiar nos cotovelos e murmurar um não vão começar, não, otários?
Cillian tem um timing melhor, embora a mão do outro tente segurá-lo no ombro. Está faminto, vai direto na entradinha, empurrando a língua e bebendo todo o melzinho que já te molhava. Pega nas suas coxas, afunda o rosto, ocupa espaço como se fosse o único a se alimentar. Chupa, pressiona os lábios de modo que estalam alto, encharcados. Parece selar beijos e mais beijos.
Você respira fundo, começa a controlar as emoções pra durar ao máximo. Por isso, observar Swann se torna uma saída pra sensação gostosa que se forma no ventre.
Ele assiste o amigo, boquiaberto. Por vezes, umedece os próprios lábios, com certeza de boca seca. Tonto, apressadinho, vai se escorando no irlandês. Ombro no ombro pra disputar local, “tá, agora sou eu, vai...”
Cillian cede, a contragosto, porque é praticamente enxotado. Limpa o cantinho do rosto, respira, meio sem fôlego, mas sem tirar a atenção do lugar onde estava a pouco. Anseia por retornar.
Swann chega no seu pontinho sensível, é certeiro. A língua curta, feito um felino, lambendo a região com ainda mais habilidade quando usa os dedos em v para te abrir. Um arrepio percorre o seu corpo, faz rebolar sobre o colchão. “Tu aimes ça, uh?”, sussurra na língua estrangeira, um sorriso sacana brotando facilmente na face. Lambe a mão só pra bater com ela úmida na sua buceta. Descarado, curtindo demais te ver estremecida, apertando os olhos. “Chega”, entretanto Cillian não espera pra cortar o deleite.
Chupa dois dos próprios dedos, ambos brincando de contornar a entradinha antes de realmente se afundar. Beija a parte interna das suas coxas, até raspa os dentes só pelo gosto de arranhar mesmo. Lá dentro, os dedos se curvam, ganham ritmo no vai e vem. É delicioso, nossa... Tocando numa parte gostosa, se banhando na excitação que escorre pela vulva. “Cê vai gozar nos meus dedos, não vai, linda?”, te diz, encarando com os lábios ainda molhadinhos e vermelhos, “quero meter em você logo. Eu mereço meter primeiro, né? Olha só como você tá se derretendo com dois dedinhos, hm... Imagina o quanto vai gozar no meu pau...”
Swann ouve a fala suja, sorri de cantinho. Está tão ébrio de tesão que recosta no outro, a cabeça tomba até se escorar na do amigo. Você o analisa, o jeito que os olhos azuis profundos se corrompem frente ao entrar e sair melado, barulhento. Pervertido como é, você deveria ter previsto o próximo passo do francês, mas é pega desprevenida quando a língua dele se soma à equação.
Ao contrário do que se poderia esperar, porém, Cillian não o afasta nem questiona. Permanece deixando chupão atrás de chupão pelo interior das suas coxas, cada vez mais próximo de retornar pro centro. Os lábios úmidos tocando na pele da virilha até se empaparem todinhos outra vez na bagunça molhada de saliva e excitação.
Você não segura o gemido agora, agarrada ao lençol da cama. São duas línguas, o dobro de prazer lambuzando cada partezinha da vulva. O dobro de mãos apertando a sua perna, arranhando. E quando pausam pra respirar, o dobro de dedinhos tentando socar pra dentro do seu corpo. Não sabem de quem é a saliva que sorvem, se encostam língua na língua. As bochechas resvalando até ruborizar a face, o ar que bate assim que os gemidos arrastados ecoam de ambos. “Meninos...”, você apenas chama, incapaz de completar já que a onda que te percorre dos pés à cabeça rouba todo o seu fôlego. As perninhas tremem, a coluna arqueia. É abatida tão intensamente que só permanece de joelhos separados porque os rapazes não largam a fonte.
Deita as costas no colchão, respirando pesado, ou sequer enchendo os pulmões por causa dos espasmos. Resmunga, manhosa, querendo mexer as pernas num reflexo automático, já que as mãos buscam pelos cabelos masculinos para forçar mais o rosto deles na sua buceta.
Swann escapa do seu apego, os fios curtinhos demais para serem domados. Sorrindo, sórdido. “Gozou tão fácil, amor...”, nota, num tom debochadinho, “Ah, que foi? Hm? Não queria que a gente te chupasse? Não queria, hein? Poxa, agora vai virar essa putinha boba prontinha pra pica. Duas num buraquinho só, do jeitinho que cê precisa” ⌝
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stuckwthem · 1 year ago
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gorgeous | felipe otaño
summary: tu intentas evitar enamorarse de pipe, pero durante una noche en la playa con los chicos, su atracción por él se hace evidente a pesar de sus esfuerzos por mantener la distancia. 3k.
tw: ligera mención de alcohol, aparte de que sólo un montón de flirteo
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en realidad no querías enamorarte. no, en serio, era casi una misión. si lo hubieras sabido, te habrías ido a casa, habrías rechazado la invitación de blas, pero ahí estabas: intentando miserablemente no enamorarte de alguien que era demasiado difícil de ignorar.
desde que habías roto con el estúpido de tu exnovio, habías decidido que no ibas a interesarte por nadie indefinidamente. la pasión y los chicos no eran más que una pérdida de tiempo, y al final no te quedaba más que la decepción y la sensación de haber sido una completa idiota. pero alguien debería haberle advertido de que no tienes mucho donde elegir en asuntos del corazón. no era del todo tu elección enamorarte de alguien, pero podías intentar evitar esos sentimientos, ¿no?
y en ese intento, te estabas torturando. perdías completamente la cordura intentando ignorar ese sentimiento idiota que crecía en el fondo de tu mente. y era mucho peor cuando la persona que lo causaba estaba cerca, porque el sentimiento se esparcía por todo tu cuerpo, calentando tus mejillas y haciéndote actuar como una completa idiota. enamorarse de felipe era inevitable, y te estaba enfureciendo.
estabas alejada del grupo, sentada bajo la tienda que habían montado antes, mientras todos los demás disfrutaban junto al mar. blas te había invitado a una especie de tertulia playera que quería organizar para reunir a sus amigos, sin otro motivo que el de emborracharse y divertirse como si no hubiera un mañana. entre ellos estaba felipe, por supuesto, al que habías estado evitando más desde que te diste cuenta de que sólo hablar con él te ponía... bueno, agitada.
a pesar de la situación, aún tenías un problema más: tu ex. hubiera sido mucho más fácil bloquearle y seguir con tu vida, pero decidiste inocentemente ser amigable y acabaste cayendo en una trampa en forma de discusión. no era mucho más fácil que tragarte tus sentimientos, pero te ayudaría a distraerte. o no.
todo el tiempo, la gente va y viene desde la orilla del agua hasta la tienda, alcanzando una bebida junto a la nevera en la que estás sentado, normalmente con rapidez, apenas te das cuenta, demasiado concentrado en la pantalla de tu móvil, hasta que alguien se queda un poco más junto a ti, goteando agua salada a tus pies.
"espero de verdad que estés ganando esta discusión", oyes que dice su voz antes de que levantes la vista del móvil, pero reconoces enseguida al dueño. y a pesar de todo el calor que emana la playa en verano, se te hiela la sangre.
es como mirar al sol: al instante sus ojos reaccionan con repulsión ante el impacto del brillo, pero le dan ganas de volver a mirar, sólo para intentar admirarlo mejor. esa fue su primera impresión de pipe. tenía algo tan brillante e intrigante que era casi imposible mantenerle la mirada. pero es irresistible arriesgarse a otra mirada. felipe es cruelmente hermoso. con esos ojos azules del color del océano, las sardinas salpicándole la nariz y ese pelo por el que invitaba a pasar los dedos. y estaba a pocos metros, mirándote con curiosidad.
está sin camiseta, con una maldita cadena de plata brillando en su piel quemada y lleva una gorra hacia atrás, lo que aumenta su encanto. 
"por toda tu concentración y... esa cara de nervios, tienes una arruga justo en medio de las cejas, me parece una competición bastante seria". felipe sostiene una lata fría en una mano, mientras con la otra se pasa el pulgar por en medio de sus propias cejas, tan tensas como las tuyas, para imitarte.
sientes cómo las gotas de agua salada que caen del pelo del chico golpean de nuevo tu cuerpo caliente y, sinceramente, es algo refrescante.
"¿ah, sí?" preguntas un poco avergonzada, imitando el gesto del chico, soltando de golpe el móvil entre las piernas y siguiéndole con la mirada. hay una sonrisa excitada e inconsciente en tu cara. "no me había dado cuenta, creo que es una costumbre".
"es precioso" felipe se encoge de hombros, como si el cumplido fuera algo casual para él, algo normal para su percepción. dan ganas de enterrarse en la arena". el sonido del precinto de su lata al abrirse llena los segundos de silencio, y entonces pregunta. "entonces, ¿estás ganando?".
te ríes, te llevas la mano a la frente y gruñes en silencio, sin saber qué decir. ¿vas ganando? era difícil de decir. tu ex intentaba firmemente hacerte creer que en realidad no se había acabado, que para él sólo era un descanso. para ti, era definitivo.
"en realidad, ni siquiera lo sé. sólo es mi novio, quiero decir ex-novio", te corriges, enfatizando. algo cambia en la expresión de pipe, un leve arqueo de cejas tal vez. "¡está en un club, haciendo quién sabe qué! probablemente borracho, y me está haciendo pasar un mal rato, intentando volver".
"parece bastante imbécil sólo por haber roto contigo en primer lugar". 
hasta se podría oír caer un alfiler en la arena cuando lo comenta, y es casi como si toda la playa colaborara en silencio para que se oyera alto y claro el tono de flirteo en la voz del chico. pero ese es el problema, felipe es simpático, tan agradable que te daban ganas de odiarle por ello, porque parecía tan amable y tan acogedor, que te decía lo que quisieras oír. no estaba flirteando, ¿verdad? 
tu móvil sigue vibrando en tu mano, pero te pierdes en el actor que tienes delante. tu mirada se detiene en su expresión desconcertada, y entonces sonríe. peor aún, tiene hoyuelos y un brillo que acompaña su mirada. ya habías memorizado todos los detalles, pero fingías no hacerlo. tal vez para volver a recordarlos, o para mentirte a ti misma un poco más.
sin saber muy bien cómo reaccionar, vuelves la mirada al mar, riéndote para tus adentros al sentir que el corazón se te sale del pecho. hay un silencio confortable entre vosotros mientras veis las olas romper y a vuestros amigos maldecirse en la pelota de voleibol, y sólo se rompe cuando de vez en cuando soltáis risas bajas o comentarios divertidos, reaccionando a juani y santi discutiendo en pleno partido. 
es relajante y sencillo estar a su lado. felipe tiene una atmósfera propia que te envuelve en un ambiente confortable, aunque te acelere el pulso. quizá sea esa sensación post-adrenalina que te invade, quizá sean muchas cosas, pero él hace que te relajes y olvides que hace unos minutos estabas estresado por una discusión tonta. 
cuando estiras las piernas, inevitablemente tu rodilla derecha se encuentra con la pierna izquierda de felipe, y por el rabillo del ojo puedes verle sonreír. no se mueve ni aparta la pierna de la tuya. al mero roce, su cuerpo responde, aumentando su temperatura al menos otros dos grados.
"¡joder, creo que me voy a morir de calor!", exclamas, estremeciéndote. ni siquiera sabes por qué lo has dicho, pero los nervios se han apoderado de ti. 
"pues métete en el agua, que está riquísima". contestó felipe, volviendo la cara hacia ti, aún con esa sonrisita molesta que parecía reservar sólo para ti. se inclinó un poco más cerca "¿o tienes miedo?".
rodaste los ojos, negando su acusación con un bufido. apoyada en sus brazos, dejaste que tu cuello colgara hacia atrás, sintiendo que te derretías al sentir el calor que te envolvía. felipe te observaba mientras tú mantenías los ojos cerrados, recorría con la mirada todo tu cuerpo, sólo analizándote con curiosidad, queriendo entender de dónde venía esa sensación de bienestar por el simple hecho de estar en tu compañía, y por qué no podía quitar esa sonrisita de su cara.
según los chicos, se le notaba. pero tú no tenías ni idea de hasta qué punto le gustaba.
de repente, un escalofrío recorrió todo tu cuerpo, como una corriente eléctrica que te golpeara al sentir algo frío entrar en contacto con la sensible piel de tu cuello, y abriste los ojos de inmediato para encontrar a felipe aún más cerca, sosteniendo su fantásticamente fría y húmeda lata contra tu nuca. era tan refrescante que suspiraste satisfecha.
"¿mejor?", murmuró, tan cerca que fue como si una segunda descarga te golpeara. podías sentir las yemas de sus dedos helados en contacto con tu piel. dios, no sabías si querías salir corriendo o agarrarle allí mismo, sin previo aviso.
"ajá" fue todo lo que pudiste decir, sintiéndote débil. por un momento, el frescor se extendió, dejando que el alivio se apoderara de aquella sensación de calor. pipe se rió de tu reacción, y tus ojos siguieron las gotas que caían de la lata por tu clavícula, con naturalidad.
fue como si el mundo entero se ralentizara y, por un instante, lo único que importara fuera ese momento de pura complacencia. 
" ¡pipe! no coquetees más, boludo. ven a jugar!", grita blas en la distancia, ahuecando ambas manos alrededor de su boca para que suene más fuerte, rompiendo instantáneamente la burbuja de tensión. apartas rápidamente la mirada de tu mejor amigo con el momento interrumpido, intentando no insultarle, y felipe resopla mientras ambos os enderezáis, recordando de repente el mundo real.
"deberías venir y disfrutarlo", sugiere, dejando la lata a un lado. tú asientes con la cabeza y te llevas la mano automáticamente al lugar, ahora helado, donde el chico sostenía la lata.
pipe se levanta, se pasa la mano por el pelo mojado y te sonríe suavemente, como si no te hubiera desestabilizado por completo. 
ya está, decides, le evitarás durante el resto de la noche y, en consecuencia, evitarás que tu corazón sienta algo. se acabaron los saltos mortales y los tirones. oh, qué equivocada estabas.
más tarde, el grupo decide alargar la noche. al caer la tarde, la brisa marina empieza a refrescar y los chicos deciden encender una hoguera, mientras el crepúsculo tiñe el cielo de tonos naranjas y rosas. entre infructuosos intentos de prender fuego a los palos, juani y pipe discuten sobre la forma correcta de frotar la madera, hasta que una centella se escapa entre ellos y les hace saltar de sorpresa. juani se echa a reír, burlándose de la forma en que el otro chico se había sobresaltado.
"and it was like... desesperante", bromea el chico de pelo rizado, imitando con exageración a su amigo, que señala con el dedo medio en su dirección.
el fuego se enciende por fin, con la ayuda de unos cuantos mecheros más, y todos se colocan a su alrededor, sacando sillas y cojines. te acomodas con tu tanga y una botella de una bebida mezclada con vodka, sintiendo cómo el alcohol sube cada vez más alto en tu cabeza. a lo lejos se oyen las olas rompiendo tranquilamente, acompañadas por el ritmo tranquilo de un altavoz que toca reggae y el sonido de tus amigos riendo y bromeando. 
intentas mantenerte ocupada, charlando con blas a tu lado y participando en las bromas, pero no puedes evitar que tus pensamientos vuelvan una y otra vez a felipe. está ahí, entre el grupo, frente a ti, en la hoguera, riendo y charlando animadamente, su presencia ilumina el ambiente como siempre. 
vuestras miradas se cruzan constantemente, en medio de un chiste que alguien ha contado, o cuando él empieza a contar una historia, pero sus ojos se detienen en tu rostro sobre todo cuando te distraes con las risas. con cada mirada que intercambiáis, sientes que tu corazón se acelera y una mezcla de emociones encontradas invade tu mente. por un lado, hay una parte de ti que quiere entregarse por completo a la atracción que sientes por él, dejándote llevar por la corriente del momento. pero, por otro lado, hay una insistente voz interior que te recuerda las razones por las que decidiste alejarte de las relaciones y los sentimientos complicados.
desvías la mirada varias veces, intentando ignorar la electricidad que parece fluir cada vez que vuestras miradas se cruzan. pero es como si hubiera un imán invisible entre vosotros, que te acerca cada vez más a él.
blas se da cuenta de tu distracción y te mira con curiosidad. "¿nena, va todo bien?
fuerzas una sonrisa y asientes rápidamente. "sí, creo que es sólo la bebida".
pero tu mejor amigo no es tonto, se da cuenta de cómo intentas controlar una sonrisa idiota cuando pipe dice algo, aunque no tenga ninguna gracia, o de cómo pipe hacía todo lo posible por llamar tu atención. pero finge, no queriendo forzar la situación, conociendo tu estado. parece aceptar su excusa, volviendo su atención a juani y santi que estaban empezando una extraña competición de baile alrededor de la hoguera. pero sabe que no puede seguir fingiendo por más tiempo. algo dentro de ti está cambiando, y es aterradoramente irresistible.
pronto se forma un círculo de baile desorganizado alrededor de la hoguera, y te ves arrastrada al centro del mismo. incapaz de protestar o negarlo, te encuentras en los brazos de blas, bailando torpemente con él, riéndote de cada movimiento extraño que hacen.
el más alto se deja llevar por la música y empieza a darte vueltas y vueltas, una, dos, tres... cinco veces. empiezas a marearte con la cantidad de vueltas, y no sabes a ciencia cierta si es la bebida o el mareo, pero de repente, cuando las manos de blas te sueltan, chocas con pipe, que te abre mucho los ojos mientras te agarra por la cintura.
" whoa, whoa, whoa", dice torpemente entre risas exasperadas, y resulta encantadora la forma en que te sonríe mientras te acicala. "no me había dado cuenta de que tenías tantas ganas de caer así en mis brazos".
un suspiro y una risa tímida escapan de sus labios y tienes que parpadear un par de veces para recuperar el sentido, pero todo parece correcto, y él no te suelta, sino todo lo contrario. como una conspiración, o debido a los aplausos de los chicos, el reggae más lento vuelve al speaker, y pipe tantea el terreno, deslizando una de sus manos hasta la base de tu espalda, y tu cuerpo se acerca a él de forma natural, como un baile ya coreografiado. 
colocas tus manos bajo sus bíceps, sujetándole mientras vuestros cuerpos se mueven lentamente al ritmo de la música, evitando mirarle. observas por encima del hombro del chico y respiras hondo, sintiendo la presión exacta de sus manos contra tu piel. la piel de pipe está caliente y quemada, y huele a crema solar, a mar y a desodorante masculino, y tú, discretamente, respiras de nuevo, sintiéndote aliviada por el aroma. 
te entran ganas de pegarle un puñetazo a blas cuando le ves detrás de ti, bailando con matias, mientras los dos hacen muecas y bromas en tu dirección, aprovechando al máximo la situación. el sonido de sus falsos y exagerados besos pronto es ahogado por la voz de pipe, y te entran unas ganas terribles de desmoronarte de vergüenza.
"¿te ha tragado la lengua el gato?", le dice, casi al oído debido a sus posiciones. "¿o debería tomarme como un cumplido que te hayas quedado sin palabras a mi lado?".
siente cómo se le revuelven las mariposas en el estómago, sabe que está perdiendo cualquier intento de no caer en su jueguecito. debería saber cómo le afecta.
"¿siempre eres así de gracioso?", preguntas retóricamente, apartándose un poco para poder mirarle con los ojos entrecerrados. 
pipe tiene un puntito encima de la boca que te llama la atención, y te quedas mirándole hasta que sus labios forman una sonrisa de comisura. su rostro es sereno y sus ojos no pierden su expresión ni un segundo, sientes que podrías desaparecer en la inmensidad de sus orbes azules en cualquier momento, sería muy fácil sumergirte en ese océano y ahogarte. tiene las cejas espesas y la nariz ligeramente respingona, y sus labios tienen un arco perfecto bajo ellos, pero su mandíbula es definida y ancha, una mezcla perfecta entre la forma robusta de su cara y sus rasgos delicados, y es una tarea difícil controlarse para no trazar su rostro perfecto con las yemas de los dedos. 
es tan hermoso que duele, y es una verdadera lástima que aún no sea tuyo.
"es muy difícil decirte algo a la cara, ¿sabes?" las palabras salen de su boca antes de que puedas procesarlas, y suena tan espontáneo que incluso pipe se sorprende un poco por su confesión.
felipe inclina ligeramente la cabeza hacia un lado, con una sonrisa en los labios mientras observa tu reacción. sus ojos azules brillan con una mezcla de diversión y curiosidad.
"ah, así que todo es culpa mía, ¿eh?", responde, bromeando. "bueno, espero que puedas perdonar mi terrible influencia".
pones los ojos en blanco, pero no puedes contener una sonrisa.
"me lo pensaré", respondes, con evidente sarcasmo en tu voz. 
mientras la música sigue sonando a tu alrededor, te encuentras perdido en un animado intercambio de miradas y sonrisas con pipe, los sonidos y movimientos del entorno parecen desvanecerse en el fondo.
a pesar de todos tus intentos por mantener una distancia de seguridad, está claro que te hundes cada vez más en la red de encanto que pipe teje a tu alrededor. y en el fondo, una parte de ti empieza a preguntarse si esto es realmente tan malo.
"¡bésalo pronto!", grita uno de los chicos por encima de la música y tú te ríes, enviándole un dedo medio falsamente ofendido. pero en la realidad, la idea no te parece tan absurda.
te preguntas si realmente sería tan malo. si rendirte a los encantos de pipe significaría abrirte a algo nuevo y excitante, o si sólo sería otra trampa del destino, lista para causarte más confusión y dolor. de momento, decides dejarte llevar por el momento, permitiéndote disfrutar de sus brazos alrededor de tu cintura y de las sensaciones que despierta en ti.
cuando la música está a punto de terminar, ya te has decidido. una mezcla de miedo y excitación corre por tus venas mientras intentas reunir el valor necesario para tomar una decisión. mirando a pipe a los ojos, sabes que estás a punto de dar un paso importante, hacia delante o hacia atrás.
"creo que hoy me iré a casa... sola", empiezas, sintiendo que el corazón se te acelera ante la osadía de tus propias palabras. "a menos que quieras acompañarme".
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por fin escribí algo con mi novio… aliméntense!! 💋 pero en serio, esta es su canción 😩
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olee · 1 year ago
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Pelotudo | Francisco Romero
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*enemies to lovers (almost)
*pelotudo: dicho de una persona, que actúa sin entendimiento, razón ni gracia.
“Que lindo ojos tenés - Quiere que te dé un beso?”
~
Conocías a Francisco desde kindergarten, y la verdad es que nunca congeniaron. Desde aquel entonces, sentías que le caías pésimo, y no era para menos. Él siempre se codeaba con los populares y se paseaba con aires de superioridad. Además, compartían el mismo interés por el teatro, lo cual resultaba ser uno de los puntos más irritantes para ti.
Durante los ensayos en la escuela de teatro, Francisco no perdía la oportunidad de soltarte comentarios hirientes: “Eso no es así", "Pelotuda, ¿no te lo estudiaste?", "Boluda, estás re-te mal", "Sos una mierda", "Andate a la mierda", y una lista interminable de despectivos. Era difícil soportar sus constantes críticas y la mirada de desprecio que te lanzaba en cada oportunidad.
Finalmente, llegó el día de tu graduación y decidiste mudarte a vivir a la Ciudad de México, dejando atrás esos incómodos encuentros con Francisco.
Después de varios años, tus amigos te insisten en que veas la película "La Sociedad de la Nieve". Como amante del cine y el teatro, y teniendo conocimiento de la historia del avión uruguayo, decides verla un día con tus amigos. Sin embargo, durante la proyección, algo llama poderosamente tu atención.
Al reconocer a algunos colegas del teatro en la pantalla, te sorprende descubrir que Francisco también forma parte de la película. Al verlo, no puedes contener tu reacción y susurras entre dientes un "concha de tu madre". La expresión de asombro en la cara de tus amigos es inevitable, y te preguntan: "¿Qué pasó?".
No puedes evitar soltar la verdad: "Ese es el pelotudo que arruinó mi carrera en Buenos Aires". La revelación deja a tus amigos boquiabiertos, y a partir de ese momento, la película adquiere un matiz completamente diferente para ti.
Después de un mes, decides regresar a Argentina para visitar a tu familia. Al llegar, te encuentras con un escenario inesperado: Francisco está en la cocina, cocinando con tu mamá. Ella, con una sonrisa en el rostro, te señala y exclama: "Mira, tu amigo de teatro está aquí".
Te quedas atónita, ya que la relación que tenías con Francisco distaba mucho de la amistad. Eran prácticamente enemigos durante tus días de teatro en Buenos Aires. Sin embargo, allí está él, ayudando en la cocina como si fueran los mejores amigos.
Tu madre, notando tu sorpresa, te presenta a Francisco con una alegría contagiosa. Él, con una voz inesperadamente dulce y fresa, te saluda: "(Tu nombre!), tu madre me invitó y, obviamente, no podía decir que no". Su tono amigable y su actitud llena de encanto te desconciertan, ya que no esperabas encontrarte con esta versión de Francisco.
Tu madre te informa que hace falta zanahoria y papas para la comida, y te pide que vayas al supermercado. Lo que más te sorprende en ese momento es escuchar a Francisco decir con una sonrisa: "Bueno, yo también voy contigo".
La idea de ir al supermercado con alguien con quien solías tener una relación conflictiva te resulta extraña, pero decides aceptar su compañía. Te das cuenta de que Francisco ha cambiado mucho desde la última vez que lo viste. Su actitud es relajada y amigable, y se muestra dispuesto a ayudar a elegir las mejores zanahorias y papas.
Mientras caminas para el supermerkado, decides soltar las palabras que hasta hace poco te parecían impensables: "Eh... felicidades, te vi en la película, hermoso de verdad". Francisco te mira con una expresión de sorpresa, pero el sol refleja intensamente en sus ojos verdes, haciéndolos brillar de una manera cautivadora.
Agradecido, Francisco responde con amabilidad: "Gracias. ¿Y vos? Tu madre me contó que haces teatro en México". Hipnotizada por la luminosidad de sus ojos, respondes sin poder evitar mirar hacia abajo: "Bueno, sí, estoy en el teatro y me va tranqui".
Él asiente con interés y suavidad en su tono de voz: "Qué bueno. Siempre fuiste la mejor en el teatro, la verdad es que te envidiaba mucho". De repente, te detienes en medio de la calle, mirándolo en blanco, tratando de procesar esas palabras. La sorpresa y la confusión se reflejan en tu rostro mientras intentas entender la nueva dinámica entre tú y Francisco.
Después lo encarás con una mirada bien intensa y le largás un "¿Posta estás diciendo eso?". Después de un silencio medio incómodo, le soltás un "En serio, che, ¿te olvidaste de todos los insultos que me tirabas cuando éramos pibes?". Francisco tira un "Che, (tu nombre), era un pibe, ni me daba cuenta de lo que decía". Ahí le mandás un "Sos un gil, me terminé mudando a Ciudad de México por tu culpa". Francisco te clava la mirada y suelta un "La verdad, nunca entendí por qué te fuiste". Y vos, con cara de sorpresa, le tirás un "¿Qué no entendés? ¡Me arruinaste la vida con esos comentarios arrogantes que tirabas todos los días, loco!". Te quedás re en shock después de soltar todo eso, dándote cuenta de que sacaste todo lo que tenías adentro y sin tener ni idea de qué va a decir el boludo.
Francisco te sigue mirando con esos ojos como platos y tira un "No sabía que te afectaban tanto, posta". Ahí te quedás mirándolo, medio paralizada, y le soltás un "¡¿Cómo que no sabías?! ¡Me hiciste mierda con tus comentarios, Francisco!". Francisco intenta explicarse, "Es que no lo hacía con mala intención, era joda de pibes". Y vos, caliente, le retrucás, "¿Joda? ¿Te parece joda tener que dejar todo e irme a otro país por tu culpa?".
Él baja la mirada, como sintiéndose culpable, y murmura un "No pensé que lo tomarías tan en serio, boluda". Ahí te explota la paciencia y le decís, "¿En serio? ¿No pensaste que abandonar mi vida acá sería en serio?". Francisco, medio nervioso, trata de justificarse, "Pero mirá, ahora estoy acá, podemos arreglar las cosas". Y vos, sin aflojar, le disparás, "No sé si tiene arreglo, Francisco. Me hiciste pasar por un infierno".
Francisco, sintiendo la incomodidad del momento, decide romper el hielo de alguna manera. Mira las bolsas de supermercado que sostienes con esfuerzo y sin decir una palabra, se acerca y te las quita suavemente de las manos. Lo hace como si de repente se diera cuenta de la carga que llevas.
Te mira con una sonrisa apologeta y te dice, "Che, dejame ayudarte con esto. Parece que están pesadas". Le das una mirada sorprendida, agradecida por el gesto repentino, y asientes. "Gracias, de verdad", le dices genuinamente. En ese momento, entre las bolsas, se crea un pequeño espacio de complicidad, como si ambos recordaran que, a pesar de todo, alguna vez fueron amigos.
*Thanks to my sis por ayudarme a escribirlo! We had fun!!!
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quetzalnoah · 3 months ago
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Escribir es un acto introspectivo, un camino cubierto de follajes frondosos así como curvas desérticas que pueden llevarte hacia las brechas de la desesperación y la locura. La escritura es como un perrito que te acompaña una vez que la abrazas con todas tus carencias y tus ilusiones. Pero debes renunciar a todo propósito con ella. El más grande privilegio que puede darte la escritura es guitarte hacia la poesía, posarla frente a ti como un capullo desnudo de estaciones. Y la poesía es una revelación y que se queda en lo más profundo de tus entrañas y no te puede ser arrebatada. A mí la poesía me lo dio todo sin pedirlo, lo único que hice fue aferrarme a ella, escribir sin esperar el agrado o la aprobación. La he explorado en distintas lenguas, con escritores y escritoras que se cobijaron en ella independientemente de sus contextos. Me ha seguido desde las ruinas mayas del Petén hasta los pueblos pesqueros del Mediterraneo. Me recibe cálida cuando las nubes se precipitan. El cielo la dibuja entre los luceros de la melancolía. La poesía no es una senda para el conformista sino un mapa sin una ruta trazada.
Quetzal Noah
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nuittouche · 1 year ago
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En esta ligera necesidad que me queda; porque en ocasiones aún, quiero saber de ti: He tratado de ocultarme de ella, "cerrarle en la cara la puerta"; para poder volver a mí...
No eras tan normal como decías y yo, soy tan real como lo prometí.
Mabel♉︎🦋
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solxs · 5 months ago
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¡Hey! Me hacés falta. Me hace falta soñar con vos, despertar volviendo de un sueño donde nos perdíamos entre las montañas y nuestros cuerpos se fundían en uno. Extraño sentir las mariposas volando cuando estabas por llegar a casa, incluso... ¡Extraño tanto tu aroma! Odio extrañar lo que fuimos, pero odio más no ser capaz de sentir lo que sentía antes. No es que no quiera, física y mentalmente no puedo. Tras tu ausencia sufrí tanto que mi cerebro se codificó un algoritmo anti-vos, capaz de eliminar cualquier rastro de sentimiento hacia ti. Lo único que me queda por sentir, ahora bien, es un vacío amargo por lo que no volverá a ser.
Alejo M
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ki-kink · 4 months ago
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Can you turn me into a Chollo?
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Yo, bro, are you like totally sure you wanna dive into the Cholo life? I mean, it's not all rainbows and unicorns, ya know? But hey, it's got its perks. It gives you strength, power, dominance… and masculinity. Like, a boatload of masculinity. Let's start from the ground up, fam. Slap on a pair of Nike Cortez. Feel that sick power flowing through your legs, man. Have you ever stumbled around all wobbly? Nah, dude! Your legs are like tree trunks, wrapped in some dope khaki jeans with that perfect crease. And nestled between those legs, in your Calvin Klein boxers, swings the source of your manhood. 22 cm when it's chillin,' but when is your junk ever chillin', bro? You're always on fire! Look down at yourself, fam. Below your slim hips, you're a beast. Above, you're a savage. You're breathing heavy, man. Pumpin' them legs ain't for the faint-hearted. But each breath is bulkin' up your upper body. First, your shirt's about to burst at the chest, then the arms, and finally, even your killer abs are poppin'. And with one final breath, you flex so hard your shirt rips to shreds, revealing tanned skin getting darker and darker. Whole body covered in epic tattoos, inked by your cuz who's a boss artist in the hood. Yo, your hood is everything. More important than fam, dude. Scenes of hood life inked all over your mad body. Dang, why the whole hood story, though? You grew up in the sticks, man. Picture-perfect lawns in the burbs… Your neck starts pulsing…
Bro, your neck apple is straight up hurting from those needle pricks. Your cheekbones are creaking and morphing. Your face is getting all edgy. Smooth shaved except for that slick little mustache on your upper lip. And your brain behind that face is changing too, your memories shifting. Childhood in your pops' auto shop. School only up to sixth grade. Solid with the neighborhood crew. Dabbled in some shady stuff. Lockup. Dropped out of a program. Non-stop nagging from your abuelas. Promised to become a mechanic. Kicking it as a sick car tuner…
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¿Satisfecho, homie? Ahora ya no queda nada de lo gabacho en ti. Lo poquito que te queda en inglés es pa' maldecir o tirar amenazas. Pero, ¿pa' qué necesitas más? En tu barrio nadie habla inglés, ese.
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