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#la bancaria unión ferroviaria
denorteanorte · 1 year
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Mesa político sindical apoya a Massa desde Victoria
Son dirigentes y referente sindicales de varios gremios, por caso, la Unión Ferroviaria (UF); Minoridad (SOEME); La Bancaria, el Sindicato de la Industria de la Alimentación STIA, entre otros.  Estuvieron el ferroviario, Ricardo Lovaglio (UF); también Luis Graña de La Bancaria; Sergio Ceballos, de STIA. Participaron, asimismo, Sebastián Della Porta, coordinador regional del ministerio de Trabajo…
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lavozdelquequen893 · 8 months
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Paro general: qué día y a qué hora no habrá más atención al público en los bancos Paro general: qué día y a qué hora no habrá más atención al público en los bancos Este miércoles se llevará a cabo la movilización contra el DNU de Milei y el gremio La Bancaria se adhirió y definió un nuevo esquema para los horarios de atención al público. El próximo miércoles 24 de enero se llevará a cabo la movilización en rechazo al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023, y el gremio La Bancaria, encabezado por Sergio Palazzo, confirmó su adhesión al paro general y cambiará el horario de atención al público en los bancos. El paro general contra el DNU de Javier Milei fue impulsado por la Confederación General del Trabajo (CGT) para el próximo 24 de enero. ¿Qué día y a qué hora no habrá más atención al público en los bancos? Según anunció el gremio de La Bancaria, conducido por Sergio Palazzo, este miércoles 24 de enero no habrá atención al público en las distintas instituciones. La huelga nacional que nucleará a los diferentes gremios del país se llevará a cabo a partir de las 12 horas, con una movilización desde la sede de Azopardo al 800 hacia el Congreso, donde se debatirá el proyecto de ley. Se estima que los bancos atenderán hasta las 12 horas, ya que es la hora en la que está citada la gente para iniciar el paro. A través de una comunicación oficial, el sindicato explicó las razones de su adhesión al paro. "No estamos dispuestos a validar un ajuste sin precedentes que recae únicamente sobre los trabajadores/as, los jubilados/as y que afecta al pueblo en su conjunto", justificaron. "Estamos en contra de todas y cada una de las medidas anunciadas y propuestas por el Gobierno Nacional, ya que implican pérdidas de derechos, de puestos de trabajo, de independencia económica, sumado a privatizaciones indiscriminadas (en el caso de los bancarios/as nos toca de lleno con el Banco Nación y todas sus empresas vinculadas, Banco BICE y Casa de la Moneda)", repasó en un comunicado difundido en redes sociales Paro de la CGT: ¿cómo funcionará el transporte? El Comité Central Confederal de la Confederación General del Trabajo (CGT) ultima los detalles del paro nacional convocado para el miércoles 24 de enero en rechazo al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023. La medida de fuerza contemplará una movilización desde el mediodía a la Plaza Congreso. La CATT, espacio que nuclea a los gremios de Unión Ferroviaria, la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Taxis, Camioneros, Dragado y Balizamiento, Vialidad, peajes y aeronáuticos, confirmó días atrás la adhesión a la medida de fuerza. Misma línea adoptó la Unión General de Asociaciones de Trabajadores del Transporte, aunque garantizó la movilidad desde las 0 hasta las 19 horas.
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LOS GOBIERNO RADICALES (primera parte). Por el historiador Esteban Alberto González.
Capítulo 1.
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Hipólito Yrigoyen.
El liberalismo y la crisis de 1890.
La presidencia de Julio A. Roca.
      El primer gobierno de Julio A. Roca (1880-1886) logró el progreso y la modernización de la Argentina. El gobierno de Roca: duplicó la renta nacional, fundó el Banco Hipotecario Nacional, sancionó los códigos Penal y de Minería y las leyes orgánicas municipales para el distrito federal y los territorios nacionales, y se ocupó de las cuestione limítrofes. (LUNA. La época de Roca. 2003, página 53). Los embajadores de Estados Unidos, destinados en Buenos Aires y en Santiago, mediaron en la disputa por los límites entre Argentina y Chile. Dicho tratado de límites, mejorado en 1881, estableció la línea fronteriza: las altas cumbres de la cordillera de los Andes, dividiendo las aguas; las disputas litigiosas se dejaron a los peritos. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, pp 96 y 97). La Argentina ratificó su soberanía en la Patagonia y en parte de las tierras fueguinas (LUNA. La época de Roca. 2003, p 55), y el estrecho de Magallanes quedó libre para la navegación. La gobernación de Misiones, creada en 1882, apuró la negociación entre Argentina y Brasil para precisar la frontera en dicha zona. La cancillería de la Argentina se ocupó de los límites de su país con Bolivia por los territorios del Chaco, fundamentando con el aporte legal de Bernardo de Yrigoyen sobre el derecho internacional: sus principios y ocupación (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, p  97).
      Las concesiones  ferroviarias  fueron incrementadas,  y  las vías se  construyeron  para converger sobre el puerto de Buenos Aires, utilizado para la exportación; las inversiones económicas británicas para los denominados caminos de acero aumentaron y favorecieron los intereses comerciales y del campo; pero  un muelle en el puerto de Buenos no fue suficiente para los negocios y E. Madero se ocupó del Puerto Nuevo. Las tierras se valorizaron y los hacendados, dedicados a exportar, se enriquecieron al ingresar el franco y la libra esterlina en sus cuentas bancarias. En la enseñanza oficial, se aplicó de la ley 1420 y descendió el porcentaje de analfabetos: 53,5 % después de una década y el 35 % en 1914. Pero la caída de la cotización de los frutos no favoreció a dicho gobierno. Roca fue de ideología liberal; no obstante, él quiso acelerar el progreso argentino pero el endeudamiento estatal y su inflación monetaria en 1884 aumentaron la desconfianza de los capitalistas extranjeros en la Argentina. Los equipos y los bienes de capital, con sus inversiones económicas cuantiosas, causaron la deuda pública argentina, explicó el historiador de nacionalidad canadiense: H. D. Ferns. Durante el gobierno de Roca no se condenó a ningún opositor político ni la ciudadanía argentina soportó las guerras o el estado de sitio.
La presidencia de Juárez Celman. El Unicato.
     El candidato presidencial de Roca fue el cordobés y cuñado de él: Juárez Celman, y para la vicepresidencia se eligió al porteño: Carlos Pellegrini. El oficialismo fue apoyado por Bartolomé Mitre y esta fórmula presidencial ganó en 1886; Roca dejó el gobierno nacional pero intentó conservar su poder político en el Partido Autonomista Nacional. Juárez Celman fue el nuevo jefe del P.A.N. después de asumir como presidente argentino e inició el denominado juarismo para sustituir a los políticos del liberalismo anterior de Roca. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 190 a 200).
      Juárez Celman asumió la presidencia argentina el 12 de octubre 1886 y gobernó hasta 1890. Dicho presidente otorgó las concesiones ferroviarias a sus socios políticos. La red ferroviaria, después del gobierno de Roca, era de 6.000 km. Durante el período presidencial de Juárez Celman se otorgaron 67 concesiones ferroviarias y 24 de ellas lograron una garantía del 5 % por parte del Estado, respecto al monto económico invertido. Algunos intermediarios fueron especuladores y consiguieron dichas concesiones ferroviarias para después venderlas a las empresas británicas. No se concretaron todos estos proyectos ferrocarrileros de 12.200 km porque resultó perjudicial para la economía pública, ya que la inversión monetaria del Estado alcanzó el 15 % del presupuesto público. Los plazos convenidos eran de 8 a 50 años.
      Desde 1880 y durante la primera mitad de dicha década, la Argentina se caracterizó  por:  una ola inmigratoria de 260.000 personas, el incremento en la construcción de los edificios caros, varias obras públicas, y el intercambio comercial internacional a favor de la Argentina. La Exposición Universal de París de 1889 contó una representación oficial argentina.
     El Unicato  se enfrentó a una gran crisis económica argentina: la suba del oro, el aumento del costo de la vida, la baja del poder adquisitivo por la devaluación monetaria, y el derrumbe de la Bolsa de Valores. El gobierno argentino utilizó las reservas de oro del Banco Nacional para detener la caída de la cotización monetaria pero fracasó y las finanzas privadas se derrumbaron ante la quiebra económica estatal.
El mitin del jardín Florida . La Unión Cívica. La caída de Juárez Celman.
    La oposición política  organizó  en 1889 un mitin en el jardín Florida, debido a la crisis económica; la Unión Cívica de la Juventud fue creada el primero de septiembre del mismo año y se convirtió en la Unión Cívica el 13 de abril de 1890. Leandro N. Alem fue el jefe civil y Manuel J. Campos se ocupó del mando militar en la Revolución del Parque, ocurrida el 26 de julio de 1890. La Asamblea Legislativa aceptó la renuncia de Juárez Celman el 6 de agosto de 1890 y finalizó el gobierno del Único, conocido por la egolatría hacia su figura presidencial por parte de sus incondicionales. Pellegrini asumió la presidencia argentina el 6 de agosto. (LUNA. La época de Roca. 2003, pp 65 a 68 y 173).
Capítulo 2.
La biografía de Hipólito Yrigoyen.
El nacimiento y la familia. 
    Hipólito Yrigoyen nació el 13 de julio de 1852, en un hogar ubicado entre las calles Rivadavia y Matheu de la ciudad de Buenos Aires. Su padre: Martín Yrigoyen Dodagaray, un vasco de procedencia francesa, humilde y carente de la enseñanza escolar, trabajó en varios oficios: empleado de una panadería, herrero, y cuidador de los caballos de Rosas. Su madre: marcelina Alen se casó con el padre de Hipólito el 25 de enero de 1847, en una parroquia de dicha comunidad cristiana: Nuestra Señora de Balvanera. Hipólito tuvo dos hermanos: Roque y Martín y dos hermanas: Amalia y Marcelina. Leandro Antonio Alen fue dueño de caballos, asociándose con Rosas.  
       H. Yrigoyen fue sobrino de Leandro N. Alem, y el padre de dicho tío: Leandro Antonio terminó fusilado y ahorcado en la Plaza de Mayo por participar en una sublevación rosista, dirigida por Hilario Lagos en 1852. Otro  personaje, arrestado y ajusticiado junto a Leandro Antonio, fue un coronel y jefe policial rosista de la época de la Mazorca: Ciriaco Cuitiño. La viuda de Leandro Antonio: Tomasa Ponce se dedicó a cocinar pasteles y sus hijos, especialmente Leandro N., se ocuparon de venderlos en los hoteles. Leandro N, Alen cambió su apellido por Alem, intentando escapar de la discriminación social por el ajusticiamiento de su padre.
La educación secundaria.
       En 1861 Hipólito y Roque ingresaron en el Colegio San José, el favorito de la colectividad vasca; una congregación religiosa, fundada por San Miguel Garycofts, se encargó de dicho establecimiento escolar. Carlos Sampay fue el preceptor de H. Yrigoyen. Un año después, Hipólito continuó en el Colegio de la América del Sur, y egresó posteriormente de la secundaria;  Leandro N. Alem, poeta, abogado y tío de H. Yrigoyen, enseñó en dicha escuela.
Los primeros trabajos. 
   Desde 1865, Hipólito Yrigoyen se sustentó económicamente con trabajos temporales: empleado en una tienda y para el servicio de tranvías, y conoció los arrabales como cuarteador de carros. Cinco años después, Hipólito fue nombrado escribiente en la Oficina de Balances e Información de la Contaduría General por el presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento. Yrigoyen fue comisario a la edad de 20 años en Balvanera, aunque allí terminó sumariado. “Desde su escritorio de comisario establecerá sus primeros contactos, construirá su primera red de lealtades personales y consolidará un grupo de fieles, los elementos propios”. (1) (Luna. Hipólito Yrigoyen. 2004, pág. 36). 
La educación universitaria.
    Yrigoyen siguió abogacía y el historiador radical Félix Luna escribió: no “...existen datos precisos al respecto (…) es muy probable que haya terminado sus estudios de abogado sin presentar su tesis doctoral” (2) (Luna. Hipólito Yrigoyen. 2004, pág. 36). 
Los cargos legislativos.
    H. Yrigoyen militó en el Partido Autonomista junto con Leandro N. Alem, político de Balvanera; su trabajo de comisario fue conveniente para su partido político ante los peligros del arrabal. En 1873 dos partidos políticos estuvieron enfrentados: los cocidos del Nacionalista de Bartolomé Mitre y los crudos del Autonomista de Adolfo Alsina. Nicolás Avellaneda fue presidente argentino en 1874 y Mitre se alzó contra dicho gobierno; Hipólito apoyó al oficialismo, logró la jerarquía de capitán del regimiento José de San Martín, y su jefe fue Leandro N. Alem. Finalizando 1877, ambos parientes impulsaron a Aristóbulo del Valle como candidato a gobernador, y se alejaron del Partido Autonomista  porque pactó con el mitrismo. H. Yrigoyen perdió su puesta de comisario por su militancia en el Partido Republicano, recientemente creado en dicha época. Avellaneda aplicó su política conciliatoria y gobernó apoyado por nacionalistas y autonomistas, pero en 1877 murió Alsina y se cayó dicha política gubernamental. Al año siguiente, H. Yrigoyen rindió las materias finales de su carrera de abogacía y después de recibido se dedicó a la política; elegido a los 25 años diputado provincial por el Partido Republicano para el período 1878-1880, Yrigoyen integró la comisión de presupuesto, pero renunció a la diputación finalizando 1878. Los otros políticos del mismo partido renunciaron antes de jurar, para volver al Partido Autonomista por su adhesión a la conciliación de Avellaneda.
   La pugna definitiva y sangrienta entre la Nación y Buenos Aires ocurrió en 1880. El gobernador de la provincia de Buenos Aires: Carlos Tejedor quiso suceder a N. Avellaneda como presidente argentino, pero aunque no logró el apoyo político del interior de su país, él decidió enfrentar al gobierno nacional. Avellaneda designó a Domingo Faustino Sarmiento en el Ministerio del Interior; dicho ministro envió al Congreso un proyecto de ley para impedir a las autoridades de las provincias movilizar a la Guardia Nacional, declaró en rebeldía al gobierno de Tejedor y lo obligó a renunciar después de perder en los combates; la legislatura de la provincia de Buenos Aires fue disuelta. H. Yrigoyen apoyó políticamente al gobierno de la Nación y trabajó como administrador de Sellos y Patentes, desde julio hasta agosto de 1880. La legislatura de la provincia de Buenos Aires discutió la cuestión capital el 12 de noviembre del mismo año, extendiendo sus sesiones por varios días. Con la federalización de la ciudad-puerto de Buenos Aires, como capital política de Argentina, terminó una época de guerras civiles en dicha nación. Roca fue el candidato del Partido Autonomista Nacional (P.A.N.) y accedió a la presidencia el 12 de octubre del mismo año. H. Yrigoyen logró la diputación nacional por su apoyo a dicho presidente, pero duró solamente 16 meses, y dejó el roquismo en 1882 para retirarse momentáneamente de la actividad política.
El trabajo docente. 
   Desde 1880 y durante dos décadas y media, H. Yrigoyen enseñó las cátedras: Filosofía. Historia Argentina e Instrucción Cívica en la Escuela Normal de Profesoras; él integró la comisión escolar de Balvanera, siendo designado por la autoridad del Consejo Nacional de Educación: Domingo. F. Sarmiento. Su innovación pedagógica fue utilizar didácticamente el método del español Francisco Giner de los Ríos: las alumnas se encargaron de exponer los temas y hacer funcionar las clases, con el docente como observador e interviniendo ocasionalmente. Dicho método fue parte de la Reforma Universitaria de 1918, y facilitó al pueblo pobre acceder a la educación universitaria. H. Yrigoyen fue despedido de su cargo docente en 1905 por su participación en otra  revolución radical.
El administrador de varios campos.
      H. Yrigoyen logró su fortuna administrando campos. Él consiguió un crédito del Banco de la Provincia de Buenos Aires, compró varios campos y arrendó otros. Sus propiedades rurales estuvieron localizadas en varias provincias argentinas: Buenos Aires, San Luis y Córdoba, poseyendo 25 leguas. Yrigoyen compró: Santa María y Santa Isabel, en el partido Nueve de Julio, El Trigo, en la localidad de Las Flores, provincia de Buenos Aires, La Seña, ubicada en la provincia de San Luis, El Quemado, como copropietario con su hermano Martín, y otro campo en el Norte de la Riestra, provincia de Buenos Aires. Hipólito gastó su fortuna económica en su militancia política.
Yrigoyen y los libros de su biblioteca.
       En dicha vida campesina, tuvo tiempo para leer libros de varios autores: Manuel Estrada, Montesquieu, Platón, Aristóteles, Rousseau, San Agustín, Fenelón, Taine y Proudhon.  (LUNA. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 24 a 29, 35, 35, 36, 39, 52, 53, 149 y 150).    
Las actividades revolucionarias.
   Yrigoyen participó  en  el levantamiento  armado  de 1890, y organizó los hechos revolucionarios de 1893, “...en los que se negó a aceptar la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Su duelo en el 98 con Lisandro de la Torre ilustró su oposición a la política de las paralelas. Una vez más mostró su fortaleza en 1905, y al llegar Sáenz Peña a la presidencia, Yrigoyen lideraba la oposición (3) (Luna. Los gobiernos radicales. 2003, página 9). (LUNA.Los gobiernos radicales 2003, p 9).
La Revolución de 1890.
       La Unión Cívica fue una coalición opositora al oficialismo de Juárez Celman, integrada por figuras políticas apartadas del Unicato. (LUNA.  Hipólito Yrigoyen. 2004, p 62).
      Francisco  Barroetaveña, en  su  artículo del diario La Nación: “Tu quoque juventud. En tropel al éxito”, se burló (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 206) de los incondicionales del Unicato por su homenaje en un vergonzoso banquete (LUNA. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 63), y convocó a los jóvenes libres para integrar la oposición política (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 206). En el mitin de 1890, realizado en el Jardín Florida, estuvieron mitristas, masones, ex republicanos, católicos y otros. (LUNA.  Hipólito Yrigoyen. 2004, p 63); Barroetaveña observó allí a otras personas: jóvenes capitalinos y provinciales, médicos, abogados, ingenieros y comerciantes ricos. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 206) 
      Los exportadores y los comerciantes de la ciudad de Buenos Aires fueron defendidos por los estudiantes universitarios, creadores de  la Unión Cívica de la Juventud. En la oposición política al Unicato se distinguieron Bartolomé Mitre y Leandro N. Alem; los campesinos no tan ricos y la población urbana pobre estuvieron representados por el segundo de ellos. En el acto cívico del Frontón de Buenos Aires hablaron Barroetaveña, Bartolomé Mitre, Leandro N. Alem, Aristóbulo del Valle y los cristianos católicos: Pedro Goyena, Miguel Navarro Viola y José Manuel Estrada Los opositores exigieron: garantizar las autonomías provinciales y sufragar libremente sin soportar intimidaciones ni fraudes; los católicos no coincidieron con el gobierno por el matrimonio civil y la ley de educación laica. Cuatro días después de dicho mitin, la Junta Ejecutiva de la Unión Cívica se decidió por el levantamiento armado. H. Yrigoyen fue convencido por Aristóbulo del Valle para participar en la revolución cívica-militar de 1890, ocupó la jefatura de la Policía del Gobierno Provisorio, y su jefe fue Leandro N. Alem. La autoridad militar rebelde correspondió al general mitrista Manuel Campos. (LUNA.  Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 63, 65 y 66).
   El jefe  militar  revolucionario  Campos fue arrestado y quedó incomunicado; pero posteriormente fue visitado por otros complotados, y recuperó su libertad después de conversar con Roca. El jefe policial: Capdevilla se enteró del complot. El ministro de Guerra: Nicolás Lavalle juntó a los jefes militares, para indagar la posición castrense ante el gobierno. En el hogar del subteniente: Félix Uriburu se constituyó una logia de 33 militares juramentados, provenientes de diferentes unidades del ejército, y sus miembros decidieron apoyar al movimiento ciudadano. Leandro N. Alem y Mariano Demaría fueron designados, respectivamente, presidente y vicepresidente del gobierno provisorio revolucionario; el general Campo votó a favor de Mitre, y ambos aceptaron el cambio de gobierno, pero se negaron a favorecer una revolución que permitiera la presidencia argentina de Alem. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 208).
    El plan  de  la Revolución del Parque, sucedida el 26 de julio de 1890,  consistió en concentrar a los militares rebeldes en el Parque de Artillería, y después marchar para ocupar otros lugares estratégicos de dicha urbe; el general campos no quiso dar las órdenes a sus militares para avanzar en la ciudad de Buenos Aires y fueron atacados por los gubernamentales. Los generales Campos y Napoleón Uriburu consideraron perdido el levantamiento armado de 1890, pero los doctores: M. Demaría e Yrigoyen no aceptaron la derrota y solicitaron a la junta revolucionaria: el incremento de la fuerza militar rebelde con otros pobladores argentinos, equipar la misma y comprar las municiones en Montevideo (Uruguay). Demaría habló de marchar a Entre Ríos, conseguir las municiones en Montevideo, llegar a Rosario desde el suelo entrerriano y posteriormente sublevar a la población norteña de la provincia de Buenos Aires. Yrigoyen aconsejó quebrar dicho cerco militar para seguir la revolución desde la provincia de Buenos Aires; su otra opción fue embarcar a los rebeldes hacia Montevideo para comprar las municiones, ocupar posteriormente el Litoral de Argentina, y después sublevar a los habitantes de la provincia de Buenos Aires. Dichas alternativas militares de ambos políticos fueron rechazadas. Los mitristas se interesaron más por acordar con Roca, sin intentar terminar con dicho régimen gobernante, porque no quisieron el triunfo revolucionario de Leandro N. Alem. Juárez Celman estuvo enterado de dicha revolución, y logró la rendición de la fuerza militar opositora 36 horas después; pero dicho presidente finalmente renunció y asumió el vicepresidente Carlos Pellegrini, un político de la confianza de Roca.  
     La revolución de 1890 fracasó porque no coincidieron la teoría revolucionaria y la jefatura del grupo de acción; pero aportó a Yrigoyen varias enseñanzas políticas para ganar: la identificación del sistema enemigo en general y no únicamente por sus atribuciones secundarias, la inconveniencia de compartir el liderazgo revolucionario, la unidad de objetivos entre la conducción política y el mando militar, la delimitación marcada de su alianza política y la importancia de la coordinación eficaz de la revolución, con elevados niveles de centralización.
Creación de la Unión Cívica Radical en 1891.
      H. Yrigoyen se negó a la disolución de la Unión Cívica, después de la caída del Unicato, porque quiso continuar con la lucha política contra el sistema gobernante. Los mitristas y otros sectores revolucionarios aceptaron los cargos públicos, ofrecidos por el presidente argentino Pellegrini para impedir la oposición política revolucionaria; Roca argumentó con el patriotismo para acordar con Mitre ante las elecciones gubernamentales, y los simpatizantes de dicho acuerdo político crearon la Unión Cívica Nacional. Alem, Yrigoyen, los seguidores de ambos líderes y los estudiantes universitarios no acuerdistas fundaron la Unión Cívica Radical en 1891.
La campaña radical y su primera fórmula presidencial.
     Leandro N. Alem logró la presidencia de la Unión Cívica Radical y su doctrina política fue la intransigencia. Bernardo de Irigoyen y Juan M. Garro integraron la primera fórmula presidencial de la U.C.R. Leandro N. Alem recorrió el interior argentino para la campaña política del radicalismo. 
La Revolución de 1893.
La presidencia de Hipólito Yrigoyen en la U.C.R. bonaerense.
  Hipólito Yrigoyen, con 40 años de edad, ocupó la presidencia del Comité de la U.C.R. bonaerense, organizó el partido radical, y lo convirtió en el baluarte  de su carrera política. La Unión Cívica Radical de la provincia de Buenos Aires estableció, en su carta orgánica, el rechazo de cualquier impedimento para el progreso radical, fuera por un acuerdo o transición. Hipólito Yrigoyen estuvo automarginado de los comités capitalino y nacional del radicalismo.
La presidencia de Luis Sáenz Peña, la división política y su acercamiento al radicalismo.
    Bartolomé Mitre desistió de su candidatura presidencial y Roca dejó la presidencia del P.A.N., obligados por la política del acuerdo entre ellos. Roque Sáenz Peña aprovechó para su postulación presidencial, representando al Partido Modernista, parte del Partido Autonomista. Pero Roca manipuló políticamente y logró la candidatura presidencial del jurista  septuagenario (LUNA.  Hipólito Yrigoyen. 2004, pp: 66 a 69, 71, 72 y 152), ministro de la Corte Suprema (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 220) y padre de Roque: Luis Sáenz Peña, y su hijo renunció para no enfrentarlo en la elección presidencial. (LUNA.  Hipólito Yrigoyen. 2004, p 72). 
    El presidente argentino Pellegrini, temeroso de la conspiración revolucionaria, clausuró los diarios y las revistas de sátiras, y aplicó el estado de sitio para detener a los líderes opositores: Barroetaveña, Molina, Alem, Castellano, Lilidal, Saldías y un grupo de militares; Hipólito Yrigoyen fue exceptuado del arresto. La fórmula presidencial del acuerdo político fue única, sin competir con otros candidatos. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 220),
     El nuevo presidente asumió en 1892, apoyado por los mitristas, el P.A.N., los ex juaristas y los católicos. Las rivalidades entre los roquistas y los mitristas minaron los esfuerzos del gobierno de Luis Sáenz Peña para mantener dicha alianza política. No tardó en sucumbir el roquista y gobernador de Santiago del Estero; los mitristas derribaron al gobernador de Corrientes. El presidente argentino intentó atraer a los radicales y designó en el Ministerio del Interior a un político cercano a la U.C.R.: Aristóbulo del Valle. Hipólito Yrigoyen no aceptó la cartera de Instrucción Pública y complotó ante la fragilidad del oficialismo.(LUNA, Hipólito Yrigoyen. 2004, p 71 y 72).
La insurrección radical del 93.
    Leandro N. Alem fue elegido, el 23 de julio, senador por la Capital, ante la pesadumbre  de la población por la realidad del interior argentino, favorable al golpe de estado provincial. Los radicales iniciaron su revolución en el mes de julio de 1893, el 29 en San Luis, el 30 con los santafesinos, y llegaron a la población bonaerense entre julio y agosto.(FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, pp 223 y 224). Santa Fe, San Luis, Corrientes, Buenos Aires y Tucumán fueron involucradas en la Revolución Radical de 1893. La dirigencia radical estuvo dividida entre los alemistas y los yrigoyenistas; el caudillo radical Hipólito Yrigoyen  organizó y coordinó el levantamiento revolucionario en la provincia de Buenos Aires, iniciado al finalizar el mes de julio. Marcelo T. de Alvear fue acompañado por un grupo de  jóvenes radicales para asaltar una comisaría en Temperley, un lugar ferrocarrilero; cien pueblos fueron tomados por la U.C.R. bonaerense. La ciudad de La Plata fue ocupada por los radicales en agosto y la recepción de la población fue entusiasta. Hipólito Yrigoyen no aceptó la gobernación provisoria de Buenos Aires, y Juan Carlos Belgrano se encargó del nuevo gobierno provincial. La jefatura militar del gobierno nacional exigió el alejamiento ministerial de Aristóbulo del Valle, la provincia de Buenos Aires fue intervenida por el Senado y Carlos Tejedor rechazó el cargo de interventor de dicha provincia. El ministro del Interior renunció y fue sustituido por Manuel Quintana. El gobernador provisorio de la provincia de Buenos Aires y sus ministros dimitieron. 
      En la revolución radical de 1893, Santa Fe y Tucumán fueron dirigidas  por Leandro N. Alem desde Rosario; pero los revolucionarios se rindieron a los cuatro días, después de caer dicha ciudad. Hipólito Yrigoyen permaneció arrestado en el buque Ushuaia, después en el Rosetti, y terminó exiliado en Montevideo Uruguay.
   La Revolución del 93 finalizó y mostró el poder insurreccional radical pero con sus limitaciones ante las maniobras del ejército de Luis Sáenz Peña. Dicho presidente argentino gobernó hasta 1895 y fue sucedido por su vicepresidente: José Evaristo Uriburu. (LUNA.  Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 72 a 74).
La revolución radical de 1905.
      Los radicales anhelaron el triunfo electoral y no solamente acceder al gobierno con la lucha armada. Ellos lograron 12 diputados en Buenos Aires; pero en 1896 la U.C.R. se desgastó electoralmente, después de morir Aristóbulo del Valle y Leandro N. Alem, y terminó derrotada en Capital Federal. En el mismo año de dichas muertes, Juan B. Justo fundó el Partido Socialista.
     La crisis económica argentina pasó y favoreció la pacificación entre los argentinos. La ambición política de Julio. A Roca, el candidato de José Evaristo Uriburu, obligó a la política de las paralelas entre radicales y mitristas para resistir una segunda presidencia roquista. La U.C.R., organizada nacionalmente, apoyó la candidatura presidencial de Bernardo de Yrigoyen. La oposición mitrista tuvo adherentes correntinos, bonaerenses y capitalismos, y utilizó el diarios La Nación para su propaganda; los integrantes de la Unión Cívica Nacional quisieron la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Los partidos políticos opositores presentaron candidatos propios y no se juntaron. El Comité de la Unión Cívica Nacional aceptó la política de las paralelas pero fue desaprobada por Hipólito Yrigoyen y el Comité Provincial del radicalismo bonaerense; un decreto yrigoyenista auto disolvió el Comité Radical de la provincia de Buenos Aires, y sus radicales practicaron el abstencionismo revolucionario y la intransigencia política. Los mitristas no lograron el acuerdo político con los radicales yrigoyenistas, necesario para ganar electoralmente en la provincia de Buenos Aires. Ante el fracaso de la política de las paralelas, Lisandro de la Torre culpó a Yrigoyen y renunció a su afiliación partidaria radical; ambos se batieron a duelo con sables en 1997 pero Hipólito Yrigoyen venció a su oponente,  experto en esgrima. Un año después, Roca fue electo nuevamente presidente argentino. Bernardo de Yrigoyen se ocupó de la gobernación de la provincia de Buenos Aires, apoyado por el acuerdo político entre los mitristas y los roquistas.
La reorganización de la U.C.R. en 1902. La abstención electoral del Comité Nacional.
   Desde 1897 Hipólito Yrigoyen residió en la calle Brasil, perteneciente al barrio porteño: Constitución; él no coincidió con la política de las paralelas y volvió a su vida campesina arrendando Los Médanos, un campo ubicado en Norberto de la Riestra. Yrigoyen reorganizó la U.C.R. en 1902; durante el año siguiente, se inició la reconstrucción nacional del radicalismo. Obrando clandestinamente, Yrigoyen esperó el momento político oportuno y favorable al radicalismo. Pellegrini denunció el fraude y la corrupción gubernamental, y se alejó políticamente del presidente Roca. Ante dicha crítica política, por la falta de ética del oficialismo, el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical resolvió la abstención política de los radicales en 1904.
La lucha sindical y la conflictividad social.
    El gobierno nacional estableció el servicio militar obligatorio en 1901. Un año después, Joaquín V. González impulsó una reforma electoral, y el socialista Alfredo Palacios fue electo diputado, el primero de toda América. Recién con la ley Sáenz Peña, el Partido Socialista logró tener un bloque parlamentario. Los socialistas fueron reformistas e influyentes entre los conductores ferrocarrileros y la clase obrera mejor posicionada laboralmente.
     Con la ley 4.144 de Residencia, concebida por el senador Miguel Cané, y aprobada en 1902, se expulsó a los agitadores de otros países. La ley de Defensa Social fijó la penalización contra los intentos para disolver el orden instituido. Desde el comienzo del siglo XX, los trabajadores se empezaron a organizar, incluyendo a los inmigrantes, algunos con experiencias en las luchas políticas y sociales europeas. La Federación Obrera de la Región Argentina fue una organización sindical con muchos anarquistas, creada para atraer a la clase social proletaria; entre sus miembros estuvieron: los trabajadores de oficios y los artesanos. La F.O.R.A fue reacia a la integración del proletariado al sistema gobernante, y opuesta a la afiliación partidaria. El sindicalismo y el anarquismo fueron contrarios a deliberar parlamentariamente. La policía causó heridos y muertos entre los trabajadores durante 1902 y 1909, ocurridos en los festejos del 1ª de Mayo.
El levantamiento radical en 1905.
     Hipólito Yrigoyen se entrevistó, clandestinamente,  con los dirigentes provinciales y los jefes militares. Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza fueron los escenarios del estallido revolucionario; los radicales se rindieron después de 7 días de combates. El levantamiento cívico-radical fracasó pero consolidó el liderazgo radical de Yrigoyen ante miles de personas en la Argentina: los inmigrantes, los criollos, los pobres, los intelectuales, y parte de los privilegiados económicos. Yrigoyen se convirtió en el abanderado de la democracia con cualidades de caudillo: valentía cívica, incorruptibilidad y austeridad. La división del régimen político y la conflictividad social, con sus huelgas, fueron capitalizadas ideológicamente por Yrigoyen, presentándose como alternativa gubernamental.
La U.C.R. organizada como un partido político de la modernidad.
   El partido radical fue discrepante políticamente, abstencionista, y contrario a pactar con el oficialismo; se organizó como un partido político moderno, caracterizado por la transparencia del sufragio y la honradez de la administración pública. La clase media, la base del pueblo y los excluidos del régimen gobernante apoyaron a dicha fuerza social; la procedencia de su dirigencia política fue de muy variada: los estancieros bonaerenses, los criollos de las familias más destacadas en las provincias, los universitarios, los profesionales, los colonizadores y la peonada.
    La U.C.R. se reglamentó con la funcionalidad de la democracia partidaria; estatutariamente fue dirigida por un gobierno, tuvo una Convención Nacional y se ocupó de las negociaciones entre la Capital y las provincias. La cantidad de los delegados, destinados a  la Convención, fue igual al número de los diputados enviados a deliberar parlamentariamente; cada una de las provincias y la capital política del país fueron representadas por cuatro diputados, integrando el Comité de la Convención Nacional. La Unión Cívica Radical fue un partido político de nivel nacional; se destacó entre otras fuerzas políticas, aquejadas por diferentes causas: la dificultad de los conservadores para perdurar con su organización partidaria, el mitrismo apegado al liderazgo de su conductor, y la tentativa de crear un partido conservador moderno: Demócrata Progresista, fundado por Lisandro de la Torre, sin lograr el éxito esperado; la descendencia moderada del régimen y los progresistas, entre ellos: Joaquín V, González, integraron el Partido Demócrata Progresista para defender la transparencia y las libertades de la democracia, y dicha fuerza social estableció su base política en Santa Fe, pero dejó de ser un partido político conservador en 1930. Los radicales opositores al yrigoyenismo fueron: el dirigente cordobés Pedro Goyena  y Leopoldo Melo del Comité Capital. 
La ley Sáenz Peña.
     El presidente Julio A. Roca vetó la candidatura presidencial de Pellegrini para sucederlo; la Convención de Notables eligió a Manuel Quintana como candidato presidencial del oficialismo y él ganó en 1904. Los republicanos de Roque Sáenz Peña y los partidarios de Pellegrini integraron una alianza opositora y triunfaron electoralmente en la Capital. Quintana murió al día siguiente, y asumió la presidencia Figueroa Alcorta, acompañado por los pellegrinistas. (LUNA. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 73 a 75, 79 a 89, 91 a 94, 152  y 153). Bartolomé Mitre y Carlos Pellegrini murieron en enero y en julio de 1906, respectivamente. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, páginas 245 y 265). Los roquistas y los partidarios de Marcelino Ugarte, un conservador bonaerense, quisieron hacer un juicio político al presidente Alcorta, pero él clausuró el Congreso. Córdoba fue intervenida para destruir el poder del roquismo y terminar con la influencia política del ugartismo. Yrigoyen se entrevistó con dicho presidente argentino y exigió la libertad en los comicios. Muerto Pellegrini y sin Roca en la escena política, la oportunidad para lograr la candidatura política favoreció a Roque Sáenz Peña. 
    Hipólito Yrigoyen rechazó el ofrecimiento del presidente Roque Sáenz Peña, asumido en 1910, para formar parte de su gabinete. El caudillo radical presionó políticamente al presidente argentino para lograr la ley Sáenz Peña en 1912; dicha ley electoral utilizó el padrón militar y estableció el voto secreto, obligatorio y universal para los ciudadanos varones mayores de 20 años. (LUNA. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 93 y 153).
Capítulo 3.
La causa popular radical.
LA PRIMERA PRESIDENCIA DEL RADICAL YRIGOYEN (1916-1922).
La organización partidaria radical para las elecciones de 1916.
     Los   radicales  fueron  derrotados electoralmente por los conservadores en Buenos Aires y ganaron en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos. La fórmula radical: Loza-Borda contó con la presencia de Yrigoyen para la campaña electoral de 1915, destinada a elegir a las autoridades cordobesas. El radicalismo se organizó como partido político para las elecciones nacionales de 1916 y practicó las funciones ejecutivas del Comité Nacional; la Convención Nacional fue deliberativa; los comités de los distritos provinciales y de Capital Federal tuvieron comités y subcomités de los departamentos y las parroquias de las provincias. (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, pp 8 y 9).
La fórmula Yrigoyen-Luna.
      La Convención Nacional, con la conducción del doctor Ramón Gómez, votó a favor de la fórmula presidencial: Yrigoyen-Luna. La comisión de esta convención notificó al caudillo radical Yrigoyen sobre dicha elección de su partido político; él rechazó,  en un primer momento, la candidatura presidencial pero aceptó después. (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, pp 12 y 13).
Los comicios electorales.  El gabinete de Yrigoyen.
     Yrigoyen, con  64  años, llegó  a  la Casa  Rosada  el 12 de octubre de 1916. El radicalismo necesitó 151 electores para acceder a la presidencia argentina y solamente logró 143, pero alcanzó la cantidad necesaria porque fue apoyado por los radicales disidentes santafesinos;  la dirigencia radical se integró con una élite tradicional de profesionales y otros hombres dedicados a los negocios.
  El nuevo presidente argentino  donó su  sueldo  de 10.400 pesos a la Sociedad de Beneficencia durante 6 años. Pero Yrigoyen debió compartir el gobierno de la República Argentina con otros partidos políticos, gobernantes de once de las provincias. Yrigoyen careció de la mayoría en el Congreso; en la Cámara de Diputados 46 eran radicales contra 70 opositores; los radicales contaron solamente con 4 senadores al inicio del gobierno de Yrigoyen. Únicamente en la Capital Federal se votó de acuerdo a la ley Sáenz Peña; el fraude electoral era bastante común en las otras provincias. (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, pp 13, 14, 15  y 17).
La Reforma Universitaria de 1918. 
LA PRIMERA PRESIDENCIA DEL RADICAL YRIGOYEN (1916-1922).
La organización partidaria radical para las elecciones de 1916.
     Los   radicales  fueron  derrotados electoralmente por los conservadores en Buenos Aires y ganaron en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos. La fórmula radical: Loza-Borda contó con la presencia de Yrigoyen para la campaña electoral de 1915, destinada a elegir a las autoridades cordobesas. El radicalismo se organizó como partido político para las elecciones nacionales de 1916 y practicó las funciones ejecutivas del Comité Nacional; la Convención Nacional fue deliberativa; los comités de los distritos provinciales y de Capital Federal tuvieron comités y subcomités de los departamentos y las parroquias de las provincias. (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, pp 8 y 9).
La fórmula Yrigoyen-Luna.
      La Convención Nacional, con la conducción del doctor Ramón Gómez, votó a favor de la fórmula presidencial: Yrigoyen-Luna. La comisión de esta convención notificó al caudillo radical Yrigoyen sobre dicha elección de su partido político; él rechazó,  en un primer momento, la candidatura presidencial pero aceptó después. (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, pp 12 y 13).
Los comicios electorales.  El gabinete de Yrigoyen.
     Yrigoyen, con  64  años, llegó  a  la Casa  Rosada  el 12 de octubre de 1916. El radicalismo necesitó 151 electores para acceder a la presidencia argentina y solamente logró 143, pero alcanzó la cantidad necesaria porque fue apoyado por los radicales disidentes santafesinos;  la dirigencia radical se integró con una élite tradicional de profesionales y otros hombres dedicados a los negocios.
  El nuevo presidente argentino  donó su  sueldo  de 10.400 pesos a la Sociedad de Beneficencia durante 6 años. Pero Yrigoyen debió compartir el gobierno de la República Argentina con otros partidos políticos, gobernantes de once de las provincias. Yrigoyen careció de la mayoría en el Congreso; en la Cámara de Diputados 46 eran radicales contra 70 opositores; los radicales contaron solamente con 4 senadores al inicio del gobierno de Yrigoyen. Únicamente en la Capital Federal se votó de acuerdo a la ley Sáenz Peña; el fraude electoral era bastante común en las otras provincias. (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, pp 13, 14, 15  y 17).
La Reforma Universitaria de 1918.
   La Reforma  Universitaria  de 1918 en la Argentina acompañó a la reforma política del gobierno de Yrigoyen (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 305). Con dicha reforma, los pobres accedieron a la educación universitaria y los dirigentes políticos de los sectores sociales populares se formaron; otras innovaciones permitieron: compartir el gobierno educativo entre los profesores y los alumnos, llevar la cultura al pueblo a través de la extensión universitaria y favorecer el magisterio de la totalidad de las ideas. La solidaridad cultural en Latinoamérica fue posible con su aplicación;  llegó a La Plata desde Córdoba y posteriormente a Buenos Aires, ROSA. 1981. T X, páginas 68 y 69).
Las intervenciones federales en las provincias.
     Yrigoyen recurrió  a  las intervenciones  federales para favorecer las autonomías políticas de las provincias, ante sus gobernantes conservadores, y ampliar su base política federal. Los congresistas opositores no aprobaron la política intervencionista federal de Yrigoyen; varias provincias argentinas fueron afectadas por las intervenciones: Mendoza, en abril de 1917; La Rioja, Catamarca y Salta, en abril de 1918; San Luis, Santiago del Estero y San Juan, sucesivamente en 1919; y Tucumán, en 1920. (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, pp 15 y 20).
La ideología del gobierno. La política económica.
   Yrigoyen soportó  la  oposición política  de  los grupos económicos, vinculados con los negocios monopólicos extranjeros; él decidió construir nuevas vías férreas, como la proyectada entre Huayquitrina-Antofagasta para la salida económica del norte argentino en dirección al Pacífico. El presidente de la Argentina anuló los aumentos tarifarios de  los ferrocarriles en 1921. El año anterior, cuando el Congreso aprobó la ley para la creación de sociedades mixtas, Yrigoyen vetó dicha ley y el gobierno no entregó los ferrocarriles a las mismas.
    Las importaciones  cayeron  debido a  la Primera Guerra Mundial. El gobierno argentino necesitó de los ingresos económicos para su administración pública y la explotación económica del petróleo pareció la solución política; pero los políticos del Congreso no favorecieron políticamente dicha iniciativa económica presidencial. “Las trabas planteadas por los legisladores hicieron que, en 1917, la explotación de Comodoro Rivadavia no tuviera otro recurso para su funcionamiento que los propios ingresos. Yrigoyen (resolvió) (...) que la intensificación de las explotación del petróleo debe obtenerse por medio de los capitales disponibles” (4) (Luna. Los gobiernos radicales. 2003, p 21); él hizo su planteamiento para la defensa del petróleo el 25 de diciembre de 1919. (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, p 21).
La neutralidad argentina durante la Primera Guerra Mundial.
   Ernesto Quesada y el coronel  Uriburu eran  simpatizantes de  Alemania. La influencia británica en la Argentina se enfrentó ideológicamente con los germanófilos, como Uriburu, por el prestigio de la docencia prusiana en la educación militar argentina. El periódico La Unión, perteneciente capital económico alemán, hizo la propaganda prusiana. Los simpatizantes de la causa aliada contra Prusia integraron el gobierno de Yrigoyen, y estuvieron entre ellos: el canciller Pueyrredón, el embajador en Washington: Rómulo S. Neón y los parlamentarios radicales. (ROSAS. 1981. T. X, pp 35 y 36).
   Yrigoyen y  Victorino de la Plaza eran neutrales; dicha posición política del líder radical resultó favorable a los británicos para asegurar la provisión de las carnes argentinas sin dificultades. (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, p 21). Gran Bretaña advirtió al presidente argentino: Victorino de la Plaza sobre el derecho y la decisión gubernamental de hundir, durante la Primera Guerra Mundial, todo barco extranjero que se acercara a los puertos alemanes; se incluyó, en dicha acción bélica, a las naves de los aliados de Alemania. Gran Bretaña utilizó su poderosa flota de mar para dicho bloqueo. La respuesta militar alemana, el 31 de enero de 1917, fue su propio bloqueo submarino; dichas máquinas eran los sustitutos de los barcos por la escasez de los mismos. El bloqueo submarino alemán  abarcó un área importante del Atlántico Norte; cualquier barco mercante, con bandera neutral en dicha zona, afrontó el riesgo de ser apresado o hundido por los submarinos alemanes.
    Estados Unidos de América  declaró la guerra a Alemania el 6 de enero de 1917; dicho país europeo utilizó la guerra submarina para impedir la provisión de las mercancías a los países beligerantes enemigos. El gobierno norteamericano defendió la solidaridad continental porque el bloqueo alemán era contrario al comercio de los países americanos. Estados Unidos de América quiso de la Argentina: la ruptura diplomática con Alemania, el abandono de su neutralidad en la Primera Guerra Mundial y la pertenencia a su bando. El representante diplomático norteamericano en Buenos Aires era Mr. Stimson y él entregó una nota con sus pretensiones el 8 de febrero al canciller argentino interino: Honorio Pueyrredón. El objetivo político de Stimson fue convertir a la Argentina en un ejemplo para los otros países de América; el diplomático de U.S.A. no logró convencer a Yrigoyen sobre la importancia de la guerra argentina contra Alemania; los barcos: Lusitana y Sussex, hundidos por los alemanes, no eran argentinos sino norteamericanos y el presidente argentino careció de una causa belli para dicha guerra. Pueyrredón en su nota contra el bloqueo alemán, firmada por Yrigoyen, coincidió con Norteamérica; el gobierno argentino no aceptó, en dicha nota, el bloqueo submarino: “Lamenta…que S.M. Imperial se haya creído en el caso de adoptar medida tan extrema y declara que ajustará su conducta a los principios y normas fundamentales del derecho internacional” (5) (Rosa. 1981. T. X, p 39) (ROSA. 1981. T X, pp 36 a 40). La oligarquía argentina primero era neutral pero después se declaró a favor de la ruptura diplomática con Alemania; el gobierno alemán aplicó su bloqueo submarino y manifestó que “...se impedirá sin dilación y con todo las armas disponibles el tráfico en las zonas de bloqueo” (6) (Luna. Los gobiernos radicales. 2003, p 21). (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, p. 21).
Los hundimientos de los barcos argentinos: Monte Protegido y Toro. Las preferencias comerciales del ministro inglés. Los telegramas en clave del embajador alemán.
    Los alemanes hundieron dos barcos argentinos: Monte  Protegido en abril de 1917 y Toro en junio del mismo año. Monte Protegido partió desde Pernambuco el 31 de enero y transportó lino sin conocer el bloqueo submarino por la fecha de su partida; su hundimiento no causó ningún muerto. El gobierno argentino protestó diplomáticamente por la vulneración de la soberanía nacional; las exigencias argentinas a las autoridades de Alemania fueron: el desagravio a su bandera por parte de la escuadra alemana y la reparación económica por el buque hundido.
    El buque  de  bandera argentina Toro fue hundido el 22 de junio, con su cargamento de carnes y grasas, cuando intentó burlar el bloqueo y se acercó al puerto de Génova; su tripulación fue rescatada por un submarino alemán. Los productos transportados por dicho buque fueron considerados contrabandos de guerra; la Argentina no era signataria ni firmante de la Convención de Londres de 1909. El gobierno nacional exigió a su par alemán: la exclusión de Argentina en dicho bloqueo, pagar una indemnización económica, la reparación por la escuadra imperial alemana del agravio a la bandera argentina y advirtió sobre la importancia de no tener que afrontar hechos bélicos similares en el futuro. Los contrabandos en dicha guerra fueron muchos; el conflicto diplomático alemán con la Argentina se consideró como un hecho bélico más. El  embajador alemán en la Argentina era Luxburg; él comunicó a Yrigoyen la decisión del Gobierno Imperial de Alemania: pagar la indemnización, homenajear a la bandera argentina, reconocer el derecho de la Argentina de navegar los mares sin el bloqueo submarino alemán. Pero trascendió un hecho diplomático grave: el alemán Luxburg envió desde la Argentina sus mensajes cifrados a la cancillería de Berlín pero terminaron descifrados por el servicio de informaciones británicos en septiembre; a través de los mismos, se conoció el informe de dicho alemán sobre las rutas de los barcos argentinos y su consejo de hundirlos, sin rescatar a los sobrevivientes para que no se culpe al bloqueo submarino de su país. El temor de Luxburg era el rompimiento de las relaciones diplomática del gobierno de Yrigoyen con Alemania, después de conocerse el hundimiento de otro barco argentino. En los Estados Unidos de América se publicaron dichos cables. Pueyrredón quitó los privilegios diplomáticos al alemán Luxburg; el gobierno imperial prusiano desaprobó las actividades de su embajador en Buenos Aires. 
    El diario  La Nación del 20 de octubre de 1917 publicó las declaraciones del ministro inglés en la Argentina: Reginald Tower, sobre las preferencias comerciales del Reino Unido para favorecer a los países amigos; él reclamó la ruptura diplomática argentina con Alemania, como muestra de amistad entre la Argentina y el Reino Unido. Yrigoyen exigió al embajador inglés la explicación del hecho y su disculpa. (ROSA. 1981, T.X., pp 40, 41, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 50 y 51).
La delegación argentina ante la Sociedad de las Naciones.
   Después de finalizar la Primera Guerra Mundial, la delegación argentina fue en 1926 a la Sociedad de las Naciones; las instrucciones políticas de Yrigoyen para los representantes argentinos eran contrarias a la discriminación entre los países beligerantes y los neutrales por parte de dicha organización mundial. El presidente argentino intentó conseguir la igualdad entre los estados políticos y exigió la aceptación de dichos postulados para la permanencia de la Argentina en la Sociedad de las Naciones. La delegación argentina, compuesta por el canciller Honorio Pueyrredón, el embajador en París: Alvear y el embajador en Austria: Pérez, tardó un año en presentar la posición del gobierno de Yrigoyen; Alvear no quiso hacerla y Pueyrredón se ocupó de llevar dicha propuesta pero fue rechazada; la Argentina se retiró de la Sociedad de las Naciones. (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, pp 23 y 24).
Las consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial. Las importaciones y los salarios disminuidos. El desarrollo de las industrias argentinas.
  Las importaciones europeas, en la Argentina, disminuyeron durante la Primera Guerra Mundial; se importaron 82 millones en oro en 1917 y era una baja considerable con respecto a 1913, cuando  totalizaron 154 millones. Los salarios disminuyeron perjudicando el poder adquisitivo de la familia argentina.. (ROSAS. 1981. T. X, p 91).
     Para José  Panettieri  el desarrollo  industrial argentino fue posible por la disminución del 40% de los productos industriales importados durante 1913–1915, debido la Primera Guerra Mundial. La industria de la alimentación fue lucrativa con los frigoríficos y otras economías industriales, como las textiles, porque utilizaron las materias primas locales y las derivadas de la utilización del cuero. El crecimiento industrial fue desparejo y otras actividades económicas, entre ellas el transporte y la edificación, disminuyeron; la metalurgia fue afectada negativamente; pero sobre todo dicha economía perjudicó a los pequeños talleres artesanales, a  pesar de los subsidios estatales. El progreso económico no fue muy significativo y finalizó en 1923, cuando llegaron las importaciones europeas y las industrias argentinas decayeron de nuevo. (LUNA. Los gobiernos radicales. 1981, p 39).
Los comicios electorales nacionales de 1922. El anti personalismo yrigoyenista.
    Yrigoyen tuvo  opositores antipersonalistas en la U.C.R. y otros fuera de su partido político. Dentro de la U.C.R., el comité de la capital designó una comisión integrada por Santiago C. Roca, Carlos A. Becú, José P. Tamborini y Enrique Barbieri para elaborar un documento partidario con la denominación: Programa y acción del partido Radical; con el mismo, se exigió la separación entre el partido radical y el gobierno de Yrigoyen. Se argumentó con un programa político, necesario para afrontar los problemas políticos, sociales y económicos. (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, pp 24 y 26).
Los conflictos sociales.
Los reclamos sindicales de la F.O.R.A. 
   Desde la Federación Obrera Regional Argentina, los trabajadores de los más importantes frigoríficos exigieron en 1917 algunas mejoras laborales: el pago de las horas extras, el respeto por las jornadas laborales de 8 horas, el incremento salarial en forma gradual, y la aplicación del feriado por el Primero de Mayo, el día de los trabajadores. Los directivos de los frigoríficos norteamericanos: Armour y Swift no aceptaron dichos reclamos; ellos despidieron a los descontentos y sus empleados iniciaron una huelga, apoyada por los trabajadores portuarios. Los estancieros, los directivos de los frigoríficos y la Sociedad Rural elevaron un petitorio a Yrigoyen para impedir las huelgas y detener a los agitadores de las mismas. Dicho presidente fue presionado por los diplomáticos de dos potencias: Norteamérica y Gran Bretaña, “...invocando las carestías de las provisiones para las tropas aliadas” (8) (Floria y García Belsunce. 1992, Vol. 2, p 302); la Marina fue enviada contra los huelguistas. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 302). 
Las políticas del gobierno de Yrigoyen con los trabajadores.
      El presidente  argentino  apoyó con su paternalismo los  reclamos obreros; él se mantuvo como observador o arbitró en las negociaciones entre los empresarios y los obreros (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE 1992, Vol 2, p 302). Los sindicalistas y los trabajadores de las empresas extranjeras fueron defendidos por Yrigoyen pero se negó a favorecer las luchas violentas de los inmigrantes anarquistas. Hipólito Yrigoyen fue un político defensor de las libertades de la democracia, influido por la ética del krausismo, confluencia nacionalista, idealista y espiritualista, con su prédica: libertad de sufragio, filantropía y austeridad.(LUNA. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 54, 55 y 85). El progreso fue posible por la moral gubernamental, dijo Yrigoyen en 1921. (LUNA. Los gobiernos radicales. 2003, p 10). Para algunos revisionistas, dicho presidente argentino se mostró algo “...indeciso frente a los conflictos concretos” (7) (Floria y García Belsunce. 1992, Vol. 2, p 302). (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 302). Yrigoyen gobernó conciliando sus políticas con el pueblo argentino y sus trabajadores; él unificó, escribió Natalio Botana, el progreso indefinido, el sistema socioeconómico de su época, con la reparación moral e impugnó el régimen político. Yrigoyen aumentó el empleo público y los salarios de los trabajadores, y estableció el sueldo mínimo y las jubilaciones para algunos trabajos; otras políticas yrigoyenistas fueron: la provisión de las viviendas para los pobres, la reglamentación del trabajo domiciliario y la obligación de pagar con la moneda argentina. En los conflictos laborales, Yrigoyen favoreció a los trabajadores; en el bando patronal, accionó la oposición empresaria ultraderechista, agrupada en la Asociación del Trabajo, y parte de dicho empresariado apoyó a la Liga  Patriótica Argentina. (LUNA. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 99, 109 y 110)
La represión gubernamental en las huelgas violentas. 
    El gobierno de Yrigoyen: apoyó al sistema socioeconómico  de exportación agrícola y ganadera; cambió el régimen político pero sin perjudicar la economía argentina; y afrontó los reclamos obreros más violentos y antisistema. En 1916 se manifestaron los estibadores y resultaron heridos varios trabajadores porque se enfrentaron con la policía. Yrigoyen ordenó a la policía no intervenir en los conflictos laborales, y el oficial de la policía involucrado fue detenido. La huelga ferroviaria de 1917 perjudicó dicho transporte argentino pero Yrigoyen se negó a enviar a los militares contra lo huelguistas; no obstante, su gobierno reprimió en las huelgas más conflictivas, ocurridas durante la Semana Trágica y la Patagonia Sublevada. En el putsch anarquista de 1919, la policía reprimió y ocasionó “...centenares de muertos  y heridos…sin provocación obrera” (9) (Floria y García Belsunce. 1992, Vol 2, p 303). El gobierno nacional afrontó los hechos de la Forestal en 1921. La Liga Patriótica Argentina (LUNA. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 110), una organización civil de la derecha ideológica fascista, se aprovechó de la tolerancia gubernamental frente los conflictos sociales y persiguió a los obreros. Ante las huelgas violentas en Santa Cruz, el gobierno argentino envió a los militares y ellos fusilaron a los huelguistas. (LUNA. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 110).
    El Presidente gobernó una época “...signada, además por la repercusión de la revolución bolchevique y de la revolución mexicana. Frente a un proceso tan complejo, el radicalismo carecía de una política social y económica suficiente, pero el caudillo asimilaba la crisis” (10). (Floria y García Belsunce. 1992, Vol. 2, p 303). (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 303). El sindicalismo argentino fue infiltrado por las ideologías revolucionarias, incluidas las antagónicas con el sistema gobernante, porque se nutrió con los inmigrantes europeos; algunos de ellos, fueron agitadores agresivos y expertos en las luchas políticas y sociales. Pero la tendencia anarquista disminuyó y avanzó el sindicalismo más moderado, dispuesto a negociar con los patrones y el gobierno. (LUNA. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp  88 y 89).
La Semana Trágica de 1919.
     En enero  de  1919, los  obreros  de los Talleres  Metalúrgicos Vasena hicieron una huelga y ocuparon dicha fábrica. El ministerio de Guerra ordenó desalojar la fábrica ocupada y encargó dicha tarea a dos compañías del Arsenal; pero resultaron muertos cuatro obreros y otros veinte terminaron heridos, incluyendo a los soldados. Ante  esta represión sangrienta, la F.O.R.A. (Federación Obrera Regional Argentina) y la U.G.T. (Unión General de Trabajadores) optaron por una huelga general. Los activistas políticos y otros trabajadores se indignaron por dichos crímenes; ellos causaron disturbios cuando se enterraron a las víctimas, atacaron los templos y los edificios religiosos, incendiaron la fábrica de Vasena, volcaron los carros y los tranvías para formar barricadas y resistieron la ofensiva policial. No se trabajó en el comercio y la falta de periódicos favoreció el rumor. El estado de sitio fue aprobado por la Cámara de diputados pero fracasó en el Senado. La  población  se quedó en  sus  hogares y los militares se ocuparon de la seguridad. A la represión  de la policía, se agregó la persecución de los huelguistas por la guardia blanca, integrada por los jóvenes de la derecha ideológica. (ROSA. 1981, T.X, páginas 94, 96  y 98).
La Patagonia Sublevada (octubre de 1920 a diciembre de 1921).
     Antes de la crisis económica  de  la lana, la baja de su precio y la gran acumulación de stock sin vender, fue el primer boom de la exportación argentina. (LUNA. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 31 y 11)). 
    La primera huelga patagónica duró desde octubre de 1920 hasta febrero de 1921; entre setiembre y diciembre de 1921, sucedió la segunda huelga. Varias  fueron  las causas  de  la tragedia  social en la Patagonia::
- La marginalidad de la Patagonia y la pobreza de su infraestructura.
- Las condiciones laborales miserables del trabajador rural en la Patagonia, muy similares a otros obrajes en la Argentina.
- La lucha violenta del sindicalismo anarco-socialista contra los terratenientes.
- El gobierno radical fue paternalista; no obstante, reprimió a los huelguistas por temor a los agitadores violentos; los militares enviados fusilaron a los huelguistas.
- El argumento nacionalista y patriótico de Varela fue demasiado extremista; para defender a la Argentina contra las ambiciones expansionistas chilenas, él causó el genocidio de millares de huelguistas en la Patagonia.
- La prensa de Buenos Aires, preocupada por el anarquismo y la revolución bolchevique, incentivó  la represión militar de Varela.
- Los ex presidiarios de Ushuaia aplicaron la violencia y desvirtuaron la huelga pacífica.
- La  policía del gobernador de la provincia de Santa Cruz fue corrupta y sus integrantes temieron a los huelguistas.
    Los terratenientes,  agrupados  en la  Liga  de Comercio  e  Industria, se juntaron con los gerentes de los frigoríficos y los dueños de los hoteles; ellos tuvieron el periódico local La Unión para su causa contra los huelguistas anarquistas; su aliado fue el gobernador provincial interino, un policía,elegido gerente de la Sociedad Rural. El titular de la gobernación de Santa Cruz: el capitán Iza, afiliado al radicalismo, todavía no ocupó la primera magistratura provincial. El radical y juez legrado Viña fue el defensor de los reclamos de los huelguistas obreros; ellos fueron apoyados por el diario La Verdad para mejorar las condiciones laborales y exigir los aumentos salariales. Los huelguistas fueron sindicalizados por la Sociedad Obrera, dirigida por el gallego Soto, un tramoyista anarquista y admirador de la revolución bolchevique rusa. 
    Los terratenientes crearon la Liga Patriótica y la Asociación Pro Patria para la eficacia de la represión con las guardias blancas. La huelga se hizo general entre octubre de 1920 a febrero de 1921 y abarcó: Río Gallegos, San Julián, Puerto Deseado y Puerto Santa Cruz; los patrones y los capataces se convirtieron en rehenes de los huelguistas anarquistas, después de ocupar las estancias. 
     No solamente  Soto  y  sus  sindicalizados,  pertenecientes  a la  Sociedad Obrera de Río Gallegos, integraron dicho bando; otros personajes se destacaron, entre ellos: el domador entrerriano, conocido con el sobrenombre de Facón Grande; Ramón Outerelo, alias el coronel y secretario del sindicato de Puerto Santa Cruz; José Fort. Los ex convictos de Ushuaia: el Sesenta y Ocho y el Toscano fueron los líderes del Consejo Rojo; ellos aconsejaron a Soto dispersar a los trabajadores, mayormente chilenos, contratados por la Sociedad Rural para reemplazar a los huelguistas; pero los enfrentamientos resultaron muy violentos. El gobierno de Yrigoyen envió al coronel Héctor Varela al mando de su tropa: el Décimo de Caballería para solucionar el conflicto en la Patagonia; dichos militares llegaron el 2 de febrero de 1921 al puerto de Santa Cruz. El gobernador Iza falló a favor del pliego de reclamos presentado por los huelguistas. Varela exigió la devolución de las armas robadas en las estancias; posteriormente, volvió a su base militar; pero no todas las armas fueron entregadas porque las mejores quedaron en poder de la banda de los ex convictos; aunque, estos últimos terminaron presos porque fueron traicionados por los sindicalizados del bando de Soto. La prensa porteña criticó el acuerdo de Varela con los huelguistas anarquista, siendo calificado como maximalista; dicho militar terminó sumariado por el Ejército.
   Los propietarios se negaron a pagar los salarios, acordados en el pliego de los reclamos sindicalistas, porque bajó el precio de la lana; los anarquistas volvieron a luchar e iniciaron la segunda huelga entre septiembre y diciembre de 1921. Otra vez Yrigoyen envió al Décimo de Caballería y el 10 de febrero llegó a Río Gallegos; en dicha ciudad, Varela se enteró de los comercios cerrados y los rumores de los asesinatos de los capataces, ocurridos en las estancias ocupadas e incendiadas; ante la agravación del conflicto sindical, él decidió fusilar a los huelguistas. Cefali, un secretario interino de la gobernación de dicha provincia patagónica, ocupó el cargo de gobernador; el capitán Iza se marchó por estar enfermo; y  el juez letrado Viña viajó a Buenos Aires, siendo sometido a un juicio político.
   Fueron fusilados 1500 huelguistas de una población de 7.000, dejando prácticamente sin varones a dicho lugar. Soto escapó a Chile; y Facón Grande, vencedor del Combate de Tehuelches, terminó fusilado cuando se entregó a los militares intentando negociar. Varela  recibió una medalla al mérito, otorgada la Sociedad Patriótica; pero él fue asesinado por el anarquista Kurt Wilckens con una bomba y un arma de fuego. (ROSA. 1981, T. X, pp 98 a 112).
La división de la central obrera en 1916. El movimiento obrero unificado en 1919.
    En  el  IX   Congreso  de   la Federación  Obrera   Regional Argentina (F.OR.A.), realizado en 1915, ganó “...la corriente sindicalista (dentro del anarquismo), opuesta al anarquismo puro del V Congreso” (11) (Rosa. 1981, T. X, p 112); pero la central obrera se dividió. En el X Congreso el ganador fue el anarco comunismo y sus 137 sindicatos. En dicha época, la F.O.R.A. realizó un homenaje a la revolución comunista de Rusia.
  Diversos intentos se hicieron  para unir a los sindicalistas; los revolucionarios y los reformistas lucharon para prevalecer; el anarcosindicalismo no permitió un primer intento de la F.O.R.A para la unificación sindical. Un presidente del sindicalismo reformista dirigió la Unión Sindical Argentina (U.S.A.), creada en 1922; tres años después, la Confederación Obrera Argentina logró sindicalizar a 81 afiliados, siendo la mayoría ferroviarios en una cantidad de 75.000. Finalmente, la Federación Obrera Poligráfica Argentina creó la Confederación General del Trabajo en 1929 y reunió a todos los sindicalistas, excepto a los anarquistas. (Rosa. 1981, T. X. pp 112, 115 y 117). Después del golpe de estado que derribó a Yrigoyen en 1930, el secretario de la C.G.T. envió una nota para apoyar políticamente al general Uriburu por “...la gran obra de renovación administrativa del gobierno provisional y (…) su acción de justicia institucional y social” (12) (Rosa. 1981, T. X, p 117). (ROSA. 1981, T. X, p 117).
EL GOBIERNO DE ALVEAR (1922-1928). 
La candidatura presidencial.
Marcelo Torcuato de Alvear en 1896.
    El candidato  radical  de  la  Convención Nacional era Marcelo Torcuato de Alvear; el 12 marzo de 1922 se proclamó la fórmula presidencial, integrada por él y E. González. Alvear fue el embajador de su país en París y contó con la aprobación de Hipólito Yrigoyen para su candidatura presidencial. “Marcelo Torcuato de Alvear fue protagonista de una historia que reunió en sí múltiples significados; pertenecía a una de las familias próceres del país, la suerte lo acompañó desde su nacimiento, y militaba en un partido popular" (13) (Luna, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p 28). (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, pp 28 y 144). Él era nieto de un prócer (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 114) y miembro de una  familia de la aristocracia argentina. “La vida del político radical fue una mezcla de compromiso y de aventura, de trivialidades y períodos de lúcida inteligencia, de militancia comiteril y conspirativa y de tomas de distancia para no quedar atrapado por el pueblo y el comité” (14) (Floria y García Belsunce. 1992, Vol. 2, p 308). (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 308). Alvear, alejado de la política nativa desde 1917, era neutral en la disputa partidista radical entre el personalismo yrigoyenista y el antipersonalismo; él no acostumbró a ostentar públicamente su riqueza y se casó con una artista de teatro de Lisboa (Portugal): Regina Pacini;   ella no fue muy aceptada en el círculo social alto del argentino. (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p 28). Los revisionistas Floria y García Belsunce, confrontando con David Viñas y su libro: Literatura argentina y realidad política (Buenos Aires, Jorge Álvarez, 1964),  destacaron la militancia del nuevo presidente, perteneciente al patriciado argentino, en un partido popular “…guardando identidad de estilo con el élite social de la época y abierta comunicación con el establishment” (15) (Floria y García Belsunce. 1992, Vol. 2, p 310). (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 310).
Las políticas del gobierno de Alvear. 
El gabinete. Las alianzas políticas y el anti personalismo.
   La fórmula presidencial radical: Marcelo Torcuato de Alvear y Elpidio González compitió electoralmente con la oposición política. Otros candidatos participaron para elegir presidente y vicepresidente: Carlos Ibarguren y Francisco Correa del Partido Demócrata Progresista, Norberto Piñero y Rafael Núñez de la Concentración Nacional, Miguel Laurencena y Carlos Melo de la Unión Cívica Radical Principista y el binomio Nicolás Repetto-Antonio Tomosa del Partido Socialista. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 115).  El triunfo radical en 1922 fue contundente con 458.457 votos, 100.000 votantes más que en la elección presidencial de Yrigoyen, ganador en doce distritos con 129 electores; la oposición política apenas juntó 364.923 votos, excepto los 200.000 votantes conseguidos por la Concentración Nacional. El nuevo presidente argentino no fue criticado como Yrigoyen por el diario La Nación, sino muy bien recibido; en la editorial de dicho periódico porteño del 3 de junio de 1922 fue explicado la ecuanimidad y la rectitud del gobierno nacional de Alvear, “…llamado a restablecer el imperio del régimen constitucional y de la libertad política”  (16) (Luna, Félix. Los gobiernos radicales, p 29). (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, pp 28 y 29). Después de triunfar en el Círculo Militar, la Logia General San Martín entregó al nuevo mandatario un petitorio, con sus exigencias: la visita presidencial al Círculo Militar, no delegar su cargo en su vicepresidente yrigoyenista y la oposición al general Dellepiane como ministro de Guerra. El gabinete de Alvear no se caracterizó por su fervor radical, excepto por el yrigoyenista y ministro de Obras Públicas Eufrasio Loza; Manuel Domecq fue designado en Marina; el Ministerio de Hacienda fue encargado a Rafael Herrera Vega; Agustín P. Justo se ocupó del Ministerio de Guerra; Ángel Gallardo ejerció la titularidad del titular de Relaciones Exteriores; Celestino J. Marcó fue el ministro de Justicia; Tomás L. Bretón quedó a cargo de Agricultura; José M. Matienzo fue elegido para el Ministerio del Interior. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 116). El gobierno de Alvear disgustó a los yrigoyenistas porque favoreció a los políticos de los sectores sociales opositores al personalismo; Justo reemplazó al yrigoyenista Dellepiane como ministro de Guerra. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 313).
     El presidente Alvear no alteró las reglas constitucionales vigentes en la sociedad política,  y realizó dos alianzas políticas: dividió el partido radical para favorecer a sus aliados antipersonalistas y se sirvió de“…la ideología militante más significativa para la época: el nacionalismo de derecha” (17) (Floria y García Belsunce. Vol. 2, p 310); su gobierno no fue perjudicado por los conflictos sociales, similares a los hechos violentos de la primera presidencia de Yrigoyen; las reivindicaciones de los trabajadores y los empresarios no fueron tan significativas para alterar la paz en su administración gubernamental. (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 310).  El antipersonalista Vicente Gallo, ministro del Interior en 1923, quiso intervenir la fortaleza política del yrigoyenismo: la provincia de Buenos Aires. La división política radical entre los personalistas yrigoyenistas y los antipersonalistas aumentó; en el Senado, los primeros se negaron a dar quórum para deliberar sobre los diplomas de Jujuy y Alvear no convenció al vicepresidente para interceder al respecto. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 117). Los radicales lograron 80 legisladores en las elecciones de 1924; entre ellos, estuvieron cincuenta yrigoyenistas. La política oficialista del contubernio fue el acuerdo con los opositores; dicho intento para prevalecer ante los yrigoyenistas, se aplicó entre los diputados; Mario Guido del radicalismo disidente, cuya dirigencia partidaria compartió con Isaías Amado, ocupó la presidencia provisional con los votos de 26 radicales, 19 socialistas, un riojano principista y 22 conservadores. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 314). Alvear se negó a intervenir Córdoba, exigida por los diputados personalistas el 27 de marzo de 1926, contra el triunfo electoral del conservador Cárcano; la provincia de Buenos Aires no fue intervenida, contradiciendo la pretensión de Gallo. José P. Tamborini fue el nuevo ministro del Interior. (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p 41).
El ingreso de la Argentina en la Sociedad de las Naciones. La política educativa.
      La Argentina fue miembro de la Liga de las Naciones. El ministro de Relaciones Exteriores de Alvear no se interesó políticamente por la invasión militar de los Estados Unidos de América a Nicaragua, defendida por el general nicaragüense Augusto César Sandino. El gobierno argentino combatió los aspectos negativos de la Reforma Universitaria en la educación argentina. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, páginas 119 y 120).
El sindicalismo. La legislación laboral.
     La tendencia  sindicalista  prevaleció en  la  organización de los trabajadores, y formó la Unión Sindical Argentina en 1922; los socialistas, especialmente los municipales y los ferroviarios, integraron la Confederación Obrera Argentina en 1926; fue una gran fuerza sindical, capaz de mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores y favorecer la paz social argentina. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 120 y 121). Las ofertas laborales mejoraron durante el gobierno de Alvear y disminuyeron la conflictividad social (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 120); 500 mil trabajadores hicieron 519 huelgas, sin soportar la represión del gobierno nacional (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p 33); el oficialismo no repitió otros hechos violentos del pasado: la Semana Trágica y la sangrienta huelga patagónica. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 303). Con el denominado laudo Alvear, terminaron las huelgas de los cañeros en los ingenios azucareros, ocurridas entre 1923 y 1926. (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p 35). Varias leyes fueron aprobadas para regir en la legislación laboral; entre ellas:  la 11.317, referida a las condiciones contractuales de los menores; la 11.318, para prohibir el trabajo en la panadería durante la noche; la ley 11.289, destinada a la jubilación universal y obligatoria, cuya vigencia duró 24 meses porque fue derogada por la presión política de la Unión Industrial. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 122).
La economía.
     En dicha  década del 20, Alvear gobernó una época de progreso para la ciudad de Buenos Aires y su infraestructura se diferenció de otras urbes argentinas como Córdoba, Mar del Plata, Rosario y Mendoza; fueron terminadas las obras de la Catedral y del Correo Central; sa ampliaron los hospitales: Muñiz y de Clínicas. (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p. 31).
      El gobierno de Alvear no convirtió a la Argentina en un país muy industrializado, sino su economía tuvo las características del período 1914-1930. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 311); contó con 61 mil fábricas en 1925 y empleó a 600 mil trabajadores. (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p 35). Las actividades monopólicas de los frigoríficos norteamericanos en la Argentina se afianzaron desde 1921; el gobierno de Alvear intentó fijar precios máximos para las carnes y dichos frigoríficos dejaron de comprar los novillos; los invernadores presentaron sus reclamos y fue derogada la ley cuestionada. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 123). En 1922 ocurrió una crisis ganadera y el titular del Ministerio de Agricultura: Le Breton se ocupó de la misma; él fue anteriormente embajador en los Estados Unidos y conocedor de la disputa por la carne entre los británicos y los norteamericanos; dicho ministro utilizó su experiencia y la colaboración de un ganadero de Corrientes y presidente de la Sociedad Rural: Pedro Pagés. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 312.). La ley de 1923, elaborada para proteger la ganadería, fue impulsada por el oficialismo (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 123) y se conoció como la ley antitrust 11.228 de agosto de 1923. (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p 32). Le Bretón no intentó perjudicar el negocio privado de la carne; no obstante, fue creado un frigorífico estatal en Buenos Aires; el gobierno nacional supervisó gubernamentalmente el valor monetario de la carne y fijó los precios: uno máximo para la venta local y otro mínimo aplicado a la exportación; se utilizó el precio del kilo vivo para la venta del ganado  (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 312), acorde con la ley 11.228 de marzo de 1924. (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p. 32). El denominado Pool frigorífico presionó al gobierno argentino para obligarlo a desistir de dichas políticas y los yrigoyenistas se enojaron. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 123). Los intercambios comerciales fueron favorables a los argentinos y mejoró la economía durante cinco años por una muy buena producción agrícola. La tasa de crecimiento de la inversión económica bajó porque faltaron las inversiones monetarias de los países extranjeros en la Argentina; dicha tasa fue incluida en una publicación por Guido Di Tella y Manuel Zymelman: “Etapas del desarrollo económico argentino”, en: Argentina sociedad de masas. Luis F. Duhau ocupó la presidencia de la Sociedad Rural en 1926; en un documento de Raúl Prebisch, escrito en el año siguiente, se destacó la importancia de la intervención estatal en el pool de los frigoríficos; la Sociedad Rural optó por comprar solamente a los clientes de los productos argentinos y mejoraron las relaciones comerciales con Gran Bretaña. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 312 y 313). José Panettieri, en su libro: Proteccionismo, liberalismo y desarrollo industrial, escribió sobre el crecimiento económico industrial argentino durante la Primera Guerra Mundial; dicha economía favoreció a los frigoríficos y un poco menos a la producción textil; este incipiente desarrollo industrial argentino fue consecuencia de la disminución de las importaciones; faltaron las maquinarias importadas y los insumos; se perjudicaron la edificación y el transporte; otra actividad económica afectada negativamente fue la industria metalúrgica, compuesta por los talleres chicos, a pesar de los subsidios estatales. En 1923 volvieron los productos importados y el gobierno nacional no aplicó ningún proteccionismo a la industria local. Alvear obligó al industrial argentino, con la ley 11.275 de 1923, la identificación de su producción porque era costumbre en la industria nativa el falseamiento del origen de la fabricación, debido al mayor prestigio de la  manufactura extranjera en la Argentina. La falta de innovación tecnológica perjudicó la economía productiva británica después de la Primera Guerra Mundial, explicó Mario Rapoport en su libro titulado De Pellegrini a Martínez de Hoz: el modelo liberal. Ante estas dificultades económicas, Gran Bretaña no pudo proveer los electrodomésticos, los automóviles y los derivados del petróleo, necesitados por los argentinos. Estados Unidos de América fue el nuevo proveedor industrial y financista de la Argentina; aumentaron los capitales económicos norteamericanos invertidos en dicha década del 20. El comercio triangular argentino con ambos países inició otra época hasta la crisis económica liberal (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, pp 39 y 42) de 1929 (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p  325).
  La influencia cultural  británica en la sociedad argentina era notable por sus inversiones económicas, realizadas en otra época anterior; fue el comprador más importante de los productos agropecuarios argentinos. Las compras de dicha producción primaria estuvieron restringidas por el gobierno norteamericano para proteger la economía campesina de su país. (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p 42). La cultura británica fue importante en la Argentina hasta 1940. Las inversiones de los capitales económicos extranjeros, mayormente de los Estados Unidos de América y en menor cantidad de Alemania, se diversificaron en la Argentina en dicha década del 20; estos capitales monetarios importados permitieron los frigoríficos, las empresas eléctricas, las máquinas de oficinas y las armadoras de los automóviles; llegaron a la Argentina las firmas: Palmolive, Otis (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 124 y 125), RCA Victor, Silvania, Iram y Colgate. En 1923, la Compañía de Fósforo o Tame fue otra empresa muy exitosa en la Argentina; en América Latina, la misma se dedicó a la gran producción metalúrgica. En 1928 la producción de caña de azúcar fue de 700 mil toneladas; aunque, el consumo local apenas alcanzó a 365 mil toneladas. La Argentina fue el país de Latinoamérica con más vías férreas construidas porque se extendieron a través de 36 mil kilómetros en 1928; casi todos los trenes pertenecieron a los británicos, excepto los Ferrocarriles del Estado. (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, pp 35 y 36).
El petróleo y su legislación. La Royal Dutch explotó económicamente el petróleo de Chubut en 1922; la Standard Oil inició dicha actividad lucrativa en Salta en 1926; Yacimiento Petrolíferos Fiscales (YPF) se ocupó de la extracción petrolera a cargo del general Enrique Mosconi. En el Congreso Nacional, se discutió la estatización del petróleo en 1927; en dicha deliberación se expresó las diferentes posiciones políticas; las provincias argentinas argumentaron sobre el derecho de cada una de ellas para tener su régimen petrolero; las asociaciones mixtas fueron defendidas por los yrigoyenistas; los socialistas coincidieron con los intelectuales, imbuidos por las ideas latinoamericanas sobre el petróleo, en la defensa del petróleo local como patrimonio económico nacional, inherente a la soberanía política. (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, pp 35 y 36). Los legisladores yrigoyenistas presentaron el 17 de septiembre de 1928 un proyecto de ley para expropiar los yacimientos petrolíferos, pagando una indemnización; en la Cámara de Diputados, ellos lograron su aprobación el 26 de julio; en el Senado, el proyecto fue encarpetado. (ROSA. 1981, T. X, pp 308 y 309). 
LA SEGUNDA PRESIDENCIA DE HIPÓLITO YRIGOYEN (1928-1930).
Las elecciones nacionales de 1928. La fórmula presidencial de la Unión Cívica Radical.
   Los candidatos antipersonalistas para elegir la fórmula presidencial de la UCR fueron: Leopoldo Melo y Vicente Gallo; el primero, era un político de la preferencia de Alvear; el segundo, ocupó la titularidad del Ministerio del Interior hasta su reemplazo por una crisis en el gabinete presidencial. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, páginas 316 y 318). En 1927, dichos políticos antipersonalistas fueron apoyados por los partidos provinciales, pertenecientes a la Confederación de las derechas; al año siguiente, ellos realizaron una intensa campaña propagandística en la Argentina a través de los actos públicos, los diarios y las radios.  (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 127). El partido Socialista se dividió por los enfrentamientos ideológicos de sus integrantes y el Socialismo Independiente apoyó políticamente a la alianza de los antipersonalistas con los conservadores. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 318). Yrigoyen ganó en la Convención de la Unión Cívica Radical y fue acompañado por Francisco Beiró como vicepresidente en la fórmula presidencial. (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p 44). En las elecciones nacionales del 1º de abril de 1928 (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 127), los candidatos de la UCR: Yrigoyen-Beiró ganaron por 838.583 votos, más del doble de los votos favorables a sus opositores políticos del Frente Único (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p 44); triunfó electoralmente el movimiento popular seguidor del Peludo, el apodo de Hipólito (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 319 y 320); el vicepresidente de Yrigoyen murió en julio y Enrique Martínez fue designado por el Colegio Electoral para dicho puesto público. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 129).
El gabinete.
      Hipólito Yrigoyen asumió como presidente argentino el 12 de octubre de 1928, a la edad de 76 años. Él integró su gabinete con varias personalidades; Elpidio González fue designado en el Ministerio del Interior; Enrique Pérez Colman aceptó el Ministerio de Hacienda; Horacio Oyhanarte se ocupó del Ministerio de Relaciones Exteriores; la titularidad del Ministerio de Guerra fue para el general Luis Dellepiane; el vicealmirante Tomás Zulueta se encargó del Ministerio de Marina; Juan B. Fleitas ejerció como ministro de Agricultura; José Benjamín fue escogido para el Ministerio Obras públicas. (ROSA. 1981, T. X, p 301).
La economía.
   Yrigoyen creó  el  Instituto de  Nutrición. Ante la crisis económica de 1929, él aplicó la reducción del gasto público despidiendo a la cantidad necesaria de empleados estatales; no obstante, se hicieron muchas críticas a la administración pública; un grupo político exigió la intervención militar porque temió la pasividad del líder radical frente al pánico económico del 29; el caudillo presidencial afrontó dicha crisis: sus ministros, los dirigentes sindicales y el empresariado privado fueron recibidos por Yrigoyen para atender sus consultas, a pesar de la lentitud burocrática de la administración estatal. El gobierno nacional: invirtió en las obras públicas, incrementó la red ferroviaria estatal e inauguró cerca de dos mil establecimientos educativos de la primaria (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 130, 133 y 134); aunque, los historiadores revisionistas Floria y García Belsunce disminuyeron a 1.700 la cantidad de las escuelas fundadas. El Instituto del Petróleo fue creado por Yrigoyen en enero de 1929 (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 340). Al finalizar 1929 llegó a la Argentina la misión comercial británica de Lord d’Abernon para negociar entre ambos países un crédito mutuo por $100 millones. Gran Bretaña se comprometió a proveer los materiales ferroviarios para Huaytiquina; su objetivo fue comprar los cereales y otros productos agrarios argentinos. Dicho acuerdo comercial fue aprobado por los diputados en el Congreso; no obstante, el mismo terminó encarpetado en el Senado. Otra negociación argentina fracasada fue con una empresa petrolera estatal de la U.R.S.S.: la Yuyamtorg. La Argentina quiso importar nafta de la U.R.S.S. a un precio más bajo; se ofrecieron los toros de pedigrees y las barricas de tanino a los soviéticos, en la cantidad deseada por los argentinos. Yrigoyen fue reacio al acuerdo comercial con la Unión Soviética porque la Argentina no reconoció oficialmente a dicho país; sin embargo, la producción naftera estatal argentina era insuficiente y apenas cubrió la mitad de la demanda local; los rusos compraron los toros a los norteamericanos. Las ventas de la gasolina en el mercado argentino, para satisfacer el 50% del consumo local, fueron realizadas por dos empresas privadas: la estadounidense Standard Oil  y la británica Shell (ROSA. 1981, T. X, pp 312 y 313); en 1929; el querosene (kerosene) y la nafta disminuyeron sus precios y dichas petroleras hicieron una campaña contra la estatal Y.P.F. y el gobierno de Yrigoyen. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 134). El 16 de diciembre de 1929, la Caja de Conversión fue cerrada por el gobierno argentino (ROSA. 1981, T. X, p 318) para no favorecer la especulación (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 130) ni la fuga del oro; dicho mineral bajó su cantidad acumulada de 641 millones en 1958 a 259 millones durante el año siguiente. El pánico económico del mundo capitalista perjudicó económicamente las exportaciones, los créditos y los precios de varios productos agrícolas en la Argentina. (ROSA. 1981, T. X, p 318).
El Congreso y la legislación.
    Los diputados yrigoyenistas prevalecieron en la Cámara de Diputados con 91 legisladores; los opositores políticos totalizaron 67 bancas; en la Cámara de Senadores, el oficialismo fue representado por 7 radicales y sus adversarios políticos reunieron a 19. Las  leyes aprobadas en 1929, entre ellas las provisionales, fueron varias; la 11.544, fue concerniente a la jornada laboral; la 11.563, se destinó al censo ganadero (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 340). El gobierno nacional reglamentó la Caja Nacional de Jubilaciones Bancarias (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 130). En la campaña presidencial de 1928, Yrigoyen  prometió el petróleo a la ciudadanía argentina. “Al tener asegurada la provisión de petróleo ruso (…) la Argentina habría podido dictar con tranquilidad su ley de nacionalización y monopolio estatal, pues se colocaba fuera de toda posibilidad de represalia” (18) (Rosa. 1981, T. X, p 316), argumentó Arturo Frondizi; el proyecto de ley del 8 de agosto de 1930, elaborado para negociar los toros y el tanino de la Argentina con la Unión Soviética, no fue firmada por Yrigoyen. El nuevo gobierno argentino, después de la caída de dicho gobernante radical en 1930, allanó la Yuyamtorg en la Argentina y la acusó de favorecer las actividades de los comunistas. (ROSA. 1981, T. X, pp 308, 313 y 316).
Los conflictos políticos.
Las intervenciones federales.
  El  principismo riojano, el  bloquismo sanjuanino y el lencinismo mendocino fueron opositores políticos feroces al personalismo de Yrigoyen. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 117 y 118). Lencina en Mendoza y Cantoni en San Juan dirigieron los bloques radicales izquierdistas, independientes del yrigoyenismo. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 317). Mendoza y San Juan fueron intervenidas en octubre por Yrigoyen y dos interventores fueron designados: Carlos Borzani y Modestino Pizarro. La intervención nacional de Mendoza fue para ganarle al lencinismo y sustituir a su policía; tanto el gobernante provincial Orfila como Carlos Washington y Rafael Néstor Lencinas fueron procesados. El 10 de noviembre de 1929, el gauchito Carlos Washington Lencinas fue asesinado con el disparo de un arma de fuego, durante un discurso partidario; el interventor Modestino Pizarro fue recibido en San Juan en medio de los balazos por la disputa política entre dos grupos enfrentados: los guerreristas y los zavallistas. La policía cantonista optó por una posición defensiva; los Cantoni fueron arrestado y dicha policía fue cambiada. En abril de 1929, otras intervenciones federales fueron para Santa Fe y Corrientes; el 19 se intervinieron el Poder Legislativo y el Poder Judicial por el enfrentamiento político entre el vicegobernador de Santa Fe y la legislatura provincial; la provincia de Corrientes fue intervenida el 24 a través de un decreto presidencial y se tardó un poco en designar a su interventor. (ROSA. 1981, T. X, pp 303, 309, 310 y 318. (Aviso para los lectores de dicho libro: verifiquen los interventores de dos provincias argentinas: Mendoza y San Juan).
Carlos Washington Lencinas. Fotografía incluida en el libro: Academia Nacional de la Historia. Historia de la Nación Argentina. Historia de las Provincias y sus pueblos. Buenos Aires (Argentina), editorial Ateneo, 1964.
Federico Cantoni. Fotografía del libro: Abad de Santillán, Diego. Historia Argentina. Buenos Aires Aires (Argentina), TEA Tipográfica Editora Argentina. 1971.
La visita de Hoover a la Argentina y la oposición de Yrigoyen a la política intervencionista de U.S.A.
      El presidente de los Estados Unidos: Herbert C. Hoover visitó la Argentina en diciembre de 1928; en dicha época, pocos argentinos aplaudieron al mandatario norteamericano porque el caudillo Yrigoyen era contrario al intervencionismo de U.S.A. tanto en América Central como en el Caribe; un grupo de manifestantes locales defendió políticamente a Nicaragua y al líder de dicho país: Augusto César Sandino, sin dejar de vitorear al presidente argentino (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 130 y 131). 
El atentado contra el presidente Yrigoyen. 
   El italiano Gualterio Marinelli atentó contra la vida del presidente argentino el 24 de diciembre de 1929; sus tres balazos contra el automóvil presidencial no acertaron a Yrigoyen, (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 135); dicho anarquista (ROSA. 1981, T. X, p 319) fue ultimado por la custodia. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 135). 
La caída del gobierno de Yrigoyen y la revolución militar del 6 de septiembre de 1930.
Los militares de la conspiración. Los nacionalistas extremistas. 
     En enero de 1930, se reunieron en el Jockey Club y el Círculo de Armas el teniente  general José Félix Uriburu y otros militares para evaluar al gobierno yrigoyenista. Uriburu fue Inspector General del Ejército; su situación de pase a retiro era similar a otro militar revolucionario: el general (ROSA. 1981, T. X, p 341) y antipersonalista Agustín P. Justo (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 119). Justo fue ministro de Guerra en 1927 y trató de impedir la asunción presidencial de Yrigoyen en 1928, sin tener el apoyo necesario en el ambiente político; él no convenció a Alvear sobre la intervención federal de la provincia de Buenos Aires (ROSA. 1981, T. X, p 341) para terminar con el baluarte del yrigoyenismo, muy temido por la oposición política (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 319) del Frente Único (LUNA, Félix. Los gobiernos radicales. 2003, p 44). El corporativismo de Italia y los militares prusianos fueron admirados por José Félix Uriburu; la actividad revolucionaria, expresada con la creación de logias como la llamada: General San Martín, fue una reacción de las jerarquías castrenses ante: la politización radical de las fuerzas armadas y la manipulación gubernamental de las promociones militares. Desde 1925, Leopoldo Lugones fue un civil defensor de dicho militarismo; él integró dicha oposición política, especialmente del nacionalismo más extremista, por su temor ante el sindicalismo revolucionario y el peligro comunista; su posición política fue acompañada por una prensa adicta a los reclamos corporativistas y favoreció ideológicamente a la revolución cívico-militar para derrocar a la denominada: tiranía iletrada de Yrigoyen. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, pp 136, 137 y 138). El nacionalista de derecha: Lugones publicó sus ideas en la Nueva República, un periódico fundado en diciembre de 1927. Los nacionalistas criticaron a Yrigoyen y no coincidieron con la democracia de los partidos políticos; ellos culparon al denominado extranjerismo por los obstáculos para la consolidación de la identidad nacional. Los nacionalismos fueron fascista, maurrasiano y conservador, pertenecientes ideológicamente a la derecha nacionalista argentina, antes de la caída de Yrigoyen en 1930; después, se agregó el falangismo, otra corriente nacionalista también extremista. Los fascistas y los seguidores ideológicos de Maurras fueron antiliberales y opuestos al sistema vigente; el tercer grupo nacionalista quiso revertir para restaurar, desde una posición política muy reaccionaria dentro de dicho sistema. Los fascistas locales, opuestos a los intereses británicos y norteamericanos en la Argentina: defendieron la hispanidad, admiraron al rosismo y su historiografía revisionista fue incentivada por los ultra-nacionalistas. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, páginas 328 y 336).
      El director  del  Colegio Militar y el jefe de la aviación del Palomar fueron más prudentes ante la revolución, no obstante, la misma fue apoyada por la oficialidad joven. El jefe de investigaciones: comisario E. Santiago vigiló las actividades conspirativas de los dos militares más revolucionarios: Félix Uriburu y Justo; él informó al jefe de la policía Granero y al ministro del Interior González pero no logró interesar a los mismos. E. Santiago no desistió y acudió al titular del Ministerio de Guerra: general Dellepiane; el 27 de agosto dicho ministro se acompañó por Oyhanarte, Cantilo, Crovetto y González para advertir a Yrigoyen sobre la conspiración militar, después de la marcha revolucionaria de los opositores políticos; sin embargo, el presidente argentino no ordenó arrestar a los involucrados en dicha conspiración. Elpidio González se entrevistó con Yrigoyen el 30 de agosto; los generales: Álvarez y Marcilese acompañaron a dicho militar para exigir el cese de las persecuciones, en el ámbito castrense, por parte del ministro de Guerra Dellepiane; el 2 de septiembre, la aceptación presidencial de dicho reclamo castrense causó la renuncia del ministro cuestionado. (ROSA. 1981, T. X, pp 342, 343 y 344). 
La revolución militar y la renuncia de Yrigoyen.
    Un poco antes de la llegada de Uriburu, los  capitanes y otros oficiales del Colegio Militar se plegaron e intimaron al coronel Reynolds para movilizar a los cadetes. La sublevación de Campo de Mayo era esperada; la marina y la aeronáutica prometieron unirse a los revolucionarios; los aviones arrojaron la proclama revolucionaria. Los oficiales y los mecánico  del regimiento del Palomar se comprometieron con la revolución militar, arrestaron a su jefe e impidieron la reacción de otros militares legalistas de dicho lugar. (ROSA. 1981, T. X, p 345).
    El vicepresidente Martínez asumió como presidente argentino el 5 de septiembre de 1930 por delegación de Yrigoyen, debido a su fiebre. El 6 del mismo mes, los cadetes del Colegio Militar liderado por Uriburu llegaron a la Casa de Gobierno, ubicada en la ciudad de Buenos Aires; el presidente Martínez fue obligado a dimitir. (LUNA, Félix. Hipólito Yrigoyen. 2004, p 138). Yrigoyen ordenó a González resistir en el Arsenal; después, viajó a la ciudad de La Plata; Justo llevó la renuncia de Martínez al Arsenal y logró su rendición; Campo de Mayo obedeció al nuevo gobierno. Hipólito Yrigoyen se dirigió, acompañado por Oyhanarte, a la Casa de Gobierno de La Plata; desde allí, el gobernador de la provincia de Buenos Aires: Crovetto se comunicó con el jefe del Regimiento 7 de Infantería para organizar la resistencia por orden presidencial; dicho jefe militar se negó a reprimir, obedeció al nuevo gobierno revolucionario y exigió a Yrigoyen firmar su renuncia; después de dimitir, el caudillo radical quedó detenido en dicho regimiento. (ROSA. 1981, T. X, p 354).
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omradio · 7 years
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Con el camión a otra parte
Con el camión a otra parte
Los gremios, movimientos sociales y piqueteros que participaron de la marcha del 21F decidieron ayer sentar las bases de lo que será una nueva organización que se llamará la Corriente Sindical Federal y Popular. Además del sindicato de Camioneros se sumaron las dos CTA, el gremio de canillitas, la Asociación Bancaria, curtidores, el Suteba y la seccional Sarmiento de la Unión Ferroviaria con el…
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segundoenfoque1 · 7 years
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Argentina: Crecen las internas en la CGT
Buenos Aires.- En la Confederación General del Trabajo (CGT) la interna es cada vez más grande,  ya que distintos referentes gremiales mostraron su apoyo por distintos candidatos, por ejemplo uno de los conductores de la central obrera, Héctor Daer, dejó el Frente Renovador de Sergio Massa para irse con Florencio Randazzo, pero hay otros sindicalistas que apoyan a la ex Presidente, Cristina Kirchner, y otros referentes sindicales que apoyan a Sergio Massa.
En la política actual la grieta crece cada vez más, ya que aún nadie se puso de acuerdo para frenar la política de ajuste del Gobierno de Mauricio Macri, no es la excepción al mostrarse unidos el triunviro cegetista que construyeron hace algunos meses.
Pero hace pocos días algo llamó la atención de los dirigentes sindicales, la presencia de la Intendente de La Matanza, Verónica Magario, quien estuvo en la sede de la central obrera acompañada por otros referentes sindicales que manifestaron su apoyo a la ex Presidente.
Pero la presencia de la jefa comunal de La Matanza no cayó del todo bien a algunos dirigentes gremiales, más precisamente al moyanismo que se alejó del kichnerismo hace mucho tiempo.  Florencio Randazzo ya logró el apoyo de varios dirigentes sindicales que no se llevan bien con el kirchnerismo y avalan que el Peronismo busque la renovación.
El ex ministro de Transporte, Florencio Randazzo, ya tiene el apoyo de Unión Ferroviaria, quien tiene un vínculo muy cercano con el ministro de Transporte, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Antonio Caló, quien dijo que apoya a Randazzo, pero si gana Cristina Kirchner la interna la va a apoyar.
Randazzo es respaldado por otros dirigentes gremiales como el líder del gremio de Sanidad y uno de los conductores de la central obrera, Héctor Daer, el líder del gremio de peones de taxis, Omar Viviani, el conductor del gremio de Luz y Fuerza, Guillermo Moser y el líder del sindicato de Petroleros, Alberto Roberti.
Por otro lado el kirchnerismo cuenta con el apoyo minúsculo de algunos gremios como Víctor Santa María, líder del Suterh (Encargados de Edificio), Francisco “Barba” Gutiérrez (segundo de la UOM) y Omar Plaini (Canillitas).
Además cuenta con el apoyo de otros gremios, como es el caso del gremio  La Bancaria, que comanda Sergio Palazzo, la cual quedó desplazada de la conducción de la central obrera.
Hay distintos gremialistas que están encolumnados al Frente Renovador como es caso del Legislador Bonaerense, líder del gremio de Estaciones de Servicio y otro de los conductores de la central obrera, Carlos Acuña, el líder del gremio Gastronómicos, Luis Barrionuevo y el líder del gremio de Peajes, Facundo Moyano.
Para culminar hay distintos sindicalistas que no apoyan a ningún candidato como es el caso de Juan Carlos Schmid, líder del gremio de Dragado y Balizamiento y otro de los conductores de la CGT, Pablo Moyano (Camioneros) y Jorge Sola (Seguros).
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denorteanorte · 8 months
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La Multisectorial de Tigre adhiere al paro general del 24-1
Con representaciones de la CGT zona norte, CTA zona norte, La Bancaria, la Unión Ferroviaria, también UTEP Tigre, Libres del sur, multisectorial 21 F, Frente Renovador,  Movimiento Evita y otras organizaciones sociales se conformó la Multisectorial de Tigre. Como acto fundante adhirieron y convocaron al paro general del 24-1 contra el DNU Milei y su “ley ómnibus”. El acto tuvo lugar ayer jueves…
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