#kegboys y piscina y calor que te territe el cerebro
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onthebackofthecamaro · 3 years ago
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Billy echa la cabeza hacia atrás. Cuando exhala, el agua se le descuelga desde las puntas mojadas del pelo y cae, deja marcas como el rastro de caricias.
Para Steve, es intocable.
Cuando retira la vista, Tommy le está mirando como si Steve fuera transparente y ese cerebro suyo que no para nunca estuviera tratando de decidir lo que va a hacer con lo que ve y. Steve se la sostiene sin flaquear, esa mirada, porque la alternativa es. Dejarla caer. Desde esas pestañas largaslasrgaslasrgashasta cómo Tommy se muerde la punta de la lengua. Desde ahí hasta resbalar con el sudor a medida que le baja por las pecas del cuello. A los huecos de las clavículas dónde le brilla el sudor y se supone que Steve no debería estar mirando pero―
“¿Quieres?” pregunta Tommy y Steve no entiende así que sigue “Compartirlo” y a Steve se le queda árida la garganta pero Tommy aclara “El bote. Así el otro todavía estará frío. Cuando éste se caliente”
Le está ofreciendo la cerveza.
En la piscina, Billy apoya la barbilla sobre el antebrazo, les mira curioso, los dedos transcribiendo golpes de batería en las salpicaduras de agua. Steve imagina que no se habrá dado cuanta nuca, de cómo de enamorado está el sol de las puntas de sus pestañas. Pega un trago de la cerveza. Largo. Cabeza hacia atrás y apuntando al fondo. Antes lo compartían todo y en teoría todavía lo hacen. Tommy y él. Pero antes la forma en que a Tommy se le queman los hombros era sólo suya y ahora, cuando Tommy le coge de la muñeca y suelta una risa aguda y un “Paraparapara, cabrón que te la acabas!” cuando le arranca la cerveza de la boca con más delicadeza de la que usaría para cualquier otro y ríe “¿Es que no te enseñaron cómo compartir de pequeño, Stevie?” Steve piensa ‘No’ piensa ‘Me duelen tus manos como un puto hierro al fuego’, piensa ‘Lo hicieron. Pero ahora quiero lo que es tuyo y no quiero que seas suyo y no me acuerdo’.
Piensa que se le van a fundir en lava el cerebro y el cuerpo y el corazón antes de que regrese el invierno.
“Perdona”
Se le funden, de hecho, y se le quedan trasparentes. Porque Tommy le mira. No habla. Aprieta, entre los huecos de sus huesos, las puntas de los dedos. Pero a Steve no le da tiempo, a preguntarse qué nota, si es cómo se le desboca el corazón, o cómo se le para el pulso. Porque Tommy se levanta. Le revuelve el pelo. El aliento cálido, desesperante, cuando se inclina sobre el desastre para culminarlo con un beso.
“Acábatela” susurra, riéndose como en un guion bien aprendido cuando Steve se acuerda de que no debería dejarle sin aliento, y gruñe una queja “Ya sabes que puedes coger todo lo que tengo”
Y le deja ahí. Estático. Pendiente de un hilo. Se aleja en dirección a la piscina. En dirección a Billy.
Deja a Steve ardiendo.
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