#jungkook camisa sin mangas
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aricastmblr · 1 year ago
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lileuph-milkybanana · 8 months ago
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Segundo año / Cuarto año
Resulta que todos vivían en el continente británico excepto por Hoseok, quien era de Belfast. La primera semana de vacaciones, Yoongi usó los polvos Flu para ir donde Seokjin, quien vivía en un elegante departamento de clase alta en Londres, y resultó ser que Jin había invitados a los tres más jóvenes, también, y Yoongi terminó haciendo un tour en el Museo Nacional de Historia con Jungkook y Namjoon mientras los otros cuatros bebían café, escuchándolos emocionarse sobre dinosaurios.
Era divertido.
Yoongi vivía en Devon, la cual era una tierra tan lejana que no se sentía mal por pasar todo el verano usando los polvos Flu para ir a otras partes de Gran Bretaña. Pasaba tiempo con su mamá, su papá y su hermano, obviamente, pero las visitas a Jin, a Namjoon en Aberysthyth e incluso a Hoseok en Irlanda, sucedían al menos una vez a la semana.
—¿Cómo estuvo la ciudad elegante? —preguntó Nathan un día, un amigo de la escuela primaria de Yoongi que nunca pudo perder. Muggle. Estaban pateando un balón de fútbol en el parque, con sus patinetas abandonadas bajo el aro de basquetbol.
Yoongi se alzó de hombros. —Estuvo bien. Lleno de imbéciles. Uno rompió mi nariz.
—¿Estás bromeando?
—Nah.
Nathan sonrió. —Vamos a destruirlo.
—Dudo que puedas, amigo. Yorkshire.
Nathan simuló vomitar en un arbusto, y patearon la pelota hasta que el sol se fue y ya no podían ver la pelota.
Y estaba la tarea de vacaciones de verano, ahora que el tercer año había terminado y se debían preparar para los T.I.M.O.S. Jungkook tomó el bus hasta la casa de Yoongi un día, y ambos se sentaron afuera con helados e hicieron su tarea de Historia de la Magia; el cabello de Jungkook estaba creciendo y su cara estaba comenzando a rellenarse y sus orejas comenzaban a ajustarse a su cara. Hablaba mucho sobre la guerra de los Goblin, y sobre Crowley, y Quidditch y Yoongi le hablaba de vuelta mientras se comían sus helados.
Ven a mi casa. O eres un cuadrado. El próximo año ganaras.
-Gerry Thompson, Capitán del equipo de Quidditch de Slytherin.
La cual era una rara nota para recibir.
—Deberías ir —dijo su mamá—, me agrada Gerry.
Así que Yoongi cruzó el mar irlandés en su escoba, porque los polvos Flu no eran muy confiables con largas distancias, y se enteró de que Gerry en realidad vivía en una granja que procesaba carne a unos kilómetros de Armagh, y que el papá de Gerry era igual de amistoso que él, y que Gerry pasó sus T.I.M.O.S con sobresaliente y que iba a ser un aprendiz de Encantamientos Teóricos en algún lugar del Ministerio de Magia de Dublín.
—¡Yoongi!
—¡Jimin!
Un día caluroso de julio, e incluso Inglaterra tenía sol algunas veces. Edie-Maude Black, con su cabello corto cerca de su barbilla y sus mejillas pecosas rojas con un toque de quemadura de sol, estaba sentada en el techo de uno de los cobertizos, con su escoba a su lado. Jimin estaba jugando con un gato doméstico, moviendo una cuerdita alrededor. Gerry estaba de pie con unos jeans y una camisa sin mangas y unas botas de agua pesadas, resplandeciendo, dirigiendo a Yoongi para que aterrizara en algún lugar medio limpio, con la mitad de la casa de Slytherin corriendo alrededor de su patio en vestidos de verano, pantalones cortos, túnicas en uno o dos casos.
—Qué pasa, cabrón.
Damien Roadfell saludó a Yoongi con una palmada en su hombro y una sonrisa, vistiendo una extraña mezcla de una túnica de mago sobre su hombro y una camisa que decía blur, las letras despegándose a medias. —¿Buen verano?
—Supongo—Yoongi se deslizó fuera de la escoba, inclinándose en el abrazo—. He estado pasando el rato con los demás, en su mayoría.
—Genial—Damien hizo lo contrario a Edie-Maude; donde ella se había cortado el cabello, más corto y bonito, él lo dejó crecer, desaliñado, de color pajizo rizado en la nuca. Había crecido como quince centímetros en un mes.
—¿Hiciste lo de encantamientos?
—Nah.
Entraron en la casa de Gerry uno al lado del otro, Yoongi usando la sudadera de Jungkook, todavía sin devolver. Y los dos nuevos de primer año estaban ahí, también...o de segundo año, ahora, Isobel Way y Alwyn Brydon, sentados mientras comían pan de jengibre en la mesa de la cocina.
—Adivina qué gilipollas apareció—anunció Damien—. Espera- mierda, Ger, ¿está tu mamá?
—Nah—dijo Gerry—, si estuviera, te jodería. Va a misa dos veces por semana.
Damien lanzó su brazo alrededor de la cintura de Yoongi y Edie-Maude tropezó en la cocina para comenzar a cantar una canción sobre los malditos sacerdotes dos veces a la semana, o algo como eso. Una canción para beber. Alwyn e Isobel se veían levemente asustados.
—Los llamé a todos por una razón especifica- Sam, entra—Dijo Gerry, mientras Samantha Woods se tropezaba por la puerta de la cocina, gritando un saludo—. Los llamé aquí por una razón específica- Jimin, te juro por-
—Vas a comenzar un culto—sugirió Damien.
—Una comunidad—dijo Yoongi.
—Un culto que vive en una comunidad.
—Nudistas—dijo Jimin, todavía con el gato acurrucado sobre sus hombros— Un culto que vive en una comunidad con nudistas.
—Hay niños presentes—dijo Edie-Maude—, solo pensamientos puros aquí.
—Una comunidad nudista suena genial—ofreció Alwyn, y se agachó para evitar la bofetada que Isobel le dio en la nuca—¡Oye!
—Soy su entrenador oficial, así que cállense la maldita boca sobre comunidades—Gerry juntó sus manos—. Si yo y Derek dejamos el equipo, voy a meter a los niños como cazadores, cierto, así que no comunidades o cultos o Jimin caminando con su pene afuera o los mataré a todos.
Isobel rompió el pan de jengibre en dos—Ya he escuchado demasiado sobre el pene de Jimin en mi vida.
—Espera a que tengas mi edad—le dijo Yoongi, con la mayor solemnidad que pudo juntar.
Era divertido, sin embargo. Damien era divertido para hacer tonterías, y estaban lo suficientemente lejos del pueblo para poder jugar un partido de Quidditch apropiadamente. Isobel y Alwyn jugaban bien como cazadores, dirigidos por Edie-Maude, y Damien logró mantener la mayoría de los lanzamientos cuando se alinearon para hacer penales. Gerry estaba en su elemento dirigiéndolos a todos con alegre y frenética energía, y Jimin y Samantha mostraron orgullosamente sus golpes sincronizados.
(Entre tiempos, Yoongi estuvo bastante seguro de que Jimin estuvo grabando todo para sus historias de Snapchat, lo que era...bueno. Estaba bien.)
(Esto se probó cuando Yoongi miró su celular y recibió una foto de Jungkook sonriendo, con la frase "¿divirtiéndote?" escrito en texto rosado brillante.)
Era un buen verano. Uno de los mejores. Yoongi se divirtió, comió un montón, y se mensajeó con Jungkook sobre lo mucho que odiaba los dramas de BBC estos días, y habló con Damien acerca de sus tareas de verano, y el equipo de Quidditch se consiguió una lechuza en beneficio a aquellas personas que no tenían celulares, y Gerry le contó cómo iba su pasantía.
Y volver a Hogwarts fue lo que siempre era.
Catártico.
*
*
*
Tres días antes de que comenzara el semestre, Yoongi se encontró con Jungkook, Taehyung y Namjoon en una pequeña tienda de discos tres callas lejos del Caldero Chorreante.
—Esto es de último minuto—dijo Namjoon, su mano bailando incómodamente en la lista que tenía. Él y Yoongi estaban tomando casi las mismas clases en cuarto año (las básicas, además de Runas Antiguas y Adivinación. Namjoon escogió Estudios Muggles y Yoongi Aritmancia.)
Jungkook estaba sonriendo: había crecido también, rápidamente, como un brote de frijol, y la sudadera que estaba usando se subía por sus antebrazos donde antes quedaba suelta. —¡Compras! Vamos, vamos, vamos...
—Pero viniste aquí en tu primer año—dijo Yoongi, mientras pasaban por el Caldero Chorreante—¿no es así?
Jungkook se encogió de hombros, un poco avergonzado mientras Namjoon sacaba su varita de su manga para tocar la pared. —Padres muggles, ¿no? Mamá no pudo tomarse el día libre del trabajo para venir, así que los ordené por lechuza y simplemente tuve que aparecer en la estación ese día.
—Oh, wow—dijo Yoongi, y retrocedió para mirar la cara de Jungkook mientras los ladrillos se salían de la pared.
—¿Qué son esos?
—Ojos de sapo-
—¿Qué es eso?
—Habla más bajo, eso es un-
—¿Quiénes son ellos?
—Aurores, creo, mira sus túnicas-
—Qué- oh por dios, una tienda de Quidditch-
Yoongi estaba bastante seguro que su manga ya se había estirado más allá de su muñeca con la fuerza de la emoción de Jungkook al arrastrarlo a lugares— Sí- Gguk, espera a Namjoon-
—Oh, no—dijo Namjoon, siguiéndolos—. Oh, no, ¿por qué deberían esperarme? Nah, simplemente me quedaré aquí. Un cero a la izquierda. Ese soy yo.
—Cállate—dijo Yoongi, pero tomó el codo de Namjoon para llevarlo hacia donde Jungkook se dirigía—. Es una locura aquí. Vamos a perder al niño.
—No vas a perder al niño—respondió de vuelta Jungkook. Luego gritó. —¡Algo mordió mi pie!
—Una rana goblin de tierra—dijo Namjoon, sabiamente, asintiendo—Una mordida de ellos...bueno, probablemente no mueras...
Yoongi arruinó la broma al soltar una risa, y Jungkook les disparó a los dos una mirada antes de entrar a la tienda, todavía sosteniendo a Yoongi por su manga, con su mano alrededor de la muñeca de Yoongi. Suministros de Quidditch de cualidad, con la última saeta de fuego en la ventana, y con todas las pelotas de Quidditch en un círculo en el techo como un sistema solar, con la snitch en el centro.
—Hola—saludó el mago detrás del mostrador—¿Nuevo semestre, chico?
—Ah, uh...sí, pero...simplemente miraremos por ahora—dijo Yoongi, frotando la parte trasera de su cuello. Tenía un Galleon en su bolsillo, Namjoon siempre estaba sin dinero y Jungkook tenía dinero muggle que dijo que necesitaba para volver a casa.
—Ah, bien, bien.
—Eso es tan genial—dijo Jungkook en voz baja, señalando una brillante Snitch de plata.
—Ah, eso—dijo el hombre detrás del mostrador— Me temo que eso es de adorno. Aun así, una pieza bonita.
—Huh.
Miraron la tienda de Quidditch por un rato, y luego fueron a la tienda Weasley, donde Jungkook admiró una caja de Gobstones.
—Flourish & Blotts—dijo severamente Namjoon—Necesitamos libros, mis pequeños patitos, no un maldito ahorcado que de verdad se ahorca cada vez que te equivocas, ¿está bien?
Yoongi tocó su costado con su dedo— Ustedes vayan—murmuró—. Voy a comprar algo, ¿está bien?
Los encontró de nuevo diez minutos después en Flourish & Blotts, escondiendo el pequeño paquete envuelto en antiguo papel de diario dentro del bolsillo de su abrigo. Namjoon llevaba a Jungkook de sección en sección, desde historia al plan de estudios de Hogwarts a la pequeña colección de libros de ficción Muggles. Narnia, en su mayoría.
—¿Por qué no tienen nada de, no sé, ficción mágica? —Jungkook deslizó su mano por el lomo desgastado de El señor de los anillos. Namjoon, detrás de él, llevaba los brazos llenos de libros de Runas Antiguas y se veía disgustado.
—A los magos no les gusta mucho la ficción—dijo Yoongi. Sí, había unos cuantos libros de Lizza White, aquella serie donde la chica se enamoraba de un centauro y todos hacían orgias en el bosque, pero en general...la gran tradición literaria de casi todas las sociedades pasó de largo para ellos.
—Solía amar leer estos—murmuró Jungkook, de canclillas en el estante de abajo—Quería ser un hobbit. Quería hacer magia y ese tipo de cosas.
—Yo quiero ser capaz de usar mis brazos en el futuro—interrumpió Namjoon—Vamos y paguemos, dios.
Mientras se iban, Yoongi deslizó los Gobstones en la mochila de Jungkook y pasó todo el camino en el Autobús Noctámbulo de vuelta a Devon sintiéndose feliz y cálido y listo para volver a la escuela. Gerry tenía a su equipo entrenado, iba a tener casi todas sus clases con Namjoon, Damien seguía enviándole cartas sobre cómo iban a decorar su dormitorio este año y Jungkook iba a estar ahí, feliz y brillante y sonriendo de oreja a oreja. Chester Whitehall y la humillación de final del tercer año era un recuerdo distante, mientras Yoongi se arreglaba su corbata plateada y verde en su cuello, mientras atravesaba la barrera el primero de septiembre, con su baúl y su varita guardada en la manga de su suéter.
*
*
*
En el expreso de Hogwarts, Yoongi vio a Jungkook en un compartimiento con un montón de otros Ravenclaw e intentó no sentirse extraño sobre eso. No era como si fuese dueño de Jungkook, y no era como si no tuviese otros amigos, Damien y Edie-Maude tenían un compartimiento justo ahí para él, pero era raro.
—Te ves de la mierda—dijo Damien, mientras Yoongi forcejeaba para entrar al compartimiento por la puerta pegajosa.
—Gracias, Damien. Muy amoroso.
—Te ves bien—dijo Isobel para ayudar. Ella estaba, pero Alywn no, todavía. Y su corbata estaba atada y su túnica estaba puesta y tenía lazos plateados y verdes al final de sus dos trenzas. —¿Quién es el capitán de Quidditch este año?
—¿Quién es el mayor? —dijo Edie-Maude, con la boca llena de sándwich de tomate y queso—¿Roadfell? ¿Min? ¿Woods?
—Sam podría hacerlo—Damien se encogió de hombros— Podemos hablarlo en la sala común.
Alwyn llegó y se apretujó junto a Isobel; se había cortado el cabello, así que sus rizos pelirrojos eran más como una nube de hongos, y sus gafas eran un poco más fuertes. Parecía un insecto palo y su apariencia en general no mejoraba con el sapo gordo que estaba agarrando en su mano. Aun así, hubo saludos e insultos intercambiados y todos se acomodaron de nuevo.
—Jimin se va a ir con Taehyung—reportó Edie-Maude—Recibí la lechuza ayer. "No me guarden un puesto". Imbécil.
Muchos asentimientos de cabeza y murmullos confirmando que, de hecho, Jimin era un imbécil. El tren comenzó a moverse de la estación; Isobel se despedía felizmente por la ventana y una pequeña mujer similar se despidió de vuelta, viéndose un poco llorosa. El resto de ellos simplemente se sentaron, incluso Alwyn, hasta donde Yoongi sabía, llegaron solos a la estación.
—Más importante—dijo Yoongi, cuando parecía que Alwyn estaba a punto de burlarse de Isobel, o algo igualmente insensible—¿Cuántos niños creen que tendremos este año?
Edie-Maude sacó un galeón de su bolsillo—Tres.
Damien dejó su propia moneda en la mesa de centro—Dos.
Yoongi añadió la suya. —Está bien, voy a decir cuatro. Jódanse. —Y luego, a Isobel y Alwyn—¿Van a jugar? Quien sea que gane se lleva todo el dinero.
Isobel se encogió de hombros y añadió un galeón. —Uno, supongo—porque era básicamente imposible que Slytherin tuviera más de cuatro en un año—¿Alwyn?
—No me cuenten—dijo—No hay manera de que gane con cinco.
—Ah, vamos.
—Nah.
—¡Gallina!
—Eres una idiota, Izzy.
—¡Gallina!
Por la ventana, el Londres urbano se estaba volviendo el campo del sur, mientras el expreso realizaba el largo viaje al norte. Hogwarts, brillando en el límite de las tierras altas de Escocia y Hogwarts era catarsis, no importaba cuan grande y fuerte Chester era, no importaba cuan pequeño y triste Slytherin era, no importaba qué pasara, no importaba quién se quedara.
Yoongi se arregló su corbata de nuevo una hora antes de llegar y pretendió no ver cómo Isobel se quitaba los lazos de su cabello, guardándolos cuidadosamente antes de desarmar sus trenzas y dejar su cabello suelto.
Y sin Gerry este año, eran una casa de veintitrés.
*
*
*
La selección de este año fue sombría. Ninguno de ellos se alegró al dejarle su dinero a Isobel, e Isobel no se veía mucho más feliz de recibirlo. El único Slytherin que recibieron ese año era un silencioso norteño llamado Max Hastings, quien intentó no llorar en su flan. Yoongi hizo contacto visual con Namjoon sobre la cabeza del chico y sacudió la suya sombríamente.
Fue una noche tranquila. Yoongi se fue a la cama temprano, el cuarto año seguía siendo el cuarto año, los T.I.M.O y cosas así, y escuchó a Isobel diciéndole al niño nuevo, con voz seria y pesada, qué gente evitar.
Tristeza.
*
*
*
—¿Adivinación de los últimos en la tarde del viernes? —Hoseok le entregó su horario a Yoongi, con un bollo de mantequilla a medio comer en su mano—Debes estar loco, amigo. Eso es asqueroso.
—Será relajante—dijo Namjoon, pero se veía dudoso—. Aún podrías cambiarte a Estudios Muggles si de verdad quisieras.
—Quiero tomar Adivinación—Yoongi los golpeó a ambos bajo la mesa del desayuno, uno por uno. Técnicamente, mezclarse entre las casas no estaba permitido en el Gran Comedor, pero era un sábado en la mañana y a nadie le importaba. (Yoongi no había visto a Chester en todo el día desde que volvieron, y no quería romper su suerte, no ahora.)
—Creo que estás loco—anunció Jungkook felizmente, sentado a su lado con una tostada y un tazón de miel con gachas de avena—. Yo quiero tomar Estudios Muggles.
—Eres hijo de muggles.
—Sí—Jungkook apuntó su cuchara a Yoongi, sonriendo—. De esa forma puedo pasar fácilmente. No pensaste en eso, ¿cierto?
Seokjin se les unió, viéndose exhausto. —Me hicieron prefecto de Gryffindor—dijo, con su voz sonando como campanas de funeral—Odio a los niños. Los odios. ¿Has intentado darles un tour a treinta niños con un gran nivel de azúcar? Nunca más. Nunca.
Yoongi pensó sobre Max Hastings llorando en su manga, y acerca del pequeño tour solemne, andando alrededor de la Sala Común de Slytherin, mostrándole los dormitorios y la ventana que daba al lago y la chimenea y las sillas cómodas para leer. —Sí, debe ser difícil—dijo, e intentó no hacerlo sonar sarcástico.
Creyó lograrlo.
Jungkook se estiró por otra tostada durante su conversación. —¿Juega Gobstones conmigo mañana? —le pidió, pateando a Yoongi bajo la mesa—Un alma cualquiera muy bondadosa a la cual no conozco dejó una caja muy buena en mi mochila y quiero estrenarlo.
—Eso fue agradable de su parte.
Jungkook empujó un cromo de las Ranas de Chocolate sobre la mesa. —Gracias—dijo, un poco más bajo. —Y. ¿um? Espero...si alguna vez necesitas ayuda con el chico nuevo de primer año...
Yoongi giró el cromo y vio a Aleister Crowley guiñando un ojo, con una pequeña nota rosada en la parte trasera. Hola, de nuevo, le decía con la boca el cromo. —El de primer año—repitió, un poco confundido, metiendo la carta en su bolsillo—Sí, si alguna...si alguna vez necesito ayuda, te la pediré.
La sonrisa de Jungkook era gigante y brillante e intensa. —Gracias, Yoongi.
—Cuando quieras.
*
*
*
Fueron unos primeros días muy productivos, en el sentido de que la casa de Slytherin se asentó rápidamente a su antigua rutina de horas muy tarde jugando póker frente a la chimenea y abundante whiskey consumida a una velocidad aterradora. Max Hastings cayó en el ritmo de Isobel y Alwyn, y los tres conformaron un pequeño trío acurrucado frente a la chimenea; Max tenía una gata llamada Molly, la cual parecía llevar a todos lados. Era ridículamente mimada por Izzy y Alwyn y Sam y Edie-Maude.
—¿Has visto a Chester? —le preguntó Damien el primer lunes en la mañana de vuelta a clases. Estaba amarrando su corbata, aquella en la que Yoongi sangró en su primer año.
—Lo he evitado. ¿Orgulloso de mi?
—Tan orgulloso de ti—Damien alisó su camisa y luego comenzó a quitarle el polvo de los hombros a Yoongi. —¿Cuál es tu primera clase?
Yoongi le entregó su horario sobre su hombro; estaba ocupado abotonando su camisa, justo hasta sus clavículas. —Pociones, ¿cierto? Malfoy. Namjoon está ahí, así que puedes sentarte con Sam. Estaré bien.
—Genial—Damien le entregó su horario, doblado en la forma que estaba antes.
Pociones. Una clase central. Yoongi ya sabía que la dejaría para la evaluación ÉXTASIS. El profesor Malfoy era un imbécil, pero era admirable de cierta forma y Yoongi lo admiraba, lo distante que se hacía ver, la forma en la que hacía impensable que alguna vez fuese insultado. O golpeado. O, gritado, o maldecido con hechizos vergonzosos.
—No tengo hambre—dijo Yoongi, cuando Damien señaló hacia la puerta—Oye, si vez a Namjoon, dile que me guarde un asiento.
—Claro.
Damien se fue, dejando a Yoongi solo; se tiró en su cama sin hacer, mirando apáticamente el techo. No quería volver a clases. Había tenido el mejor verano de su vida y no quería volver a evitar a Chester y Sadie y ser maldecido con hechizos de clima y practicar Quidditch solo para perder.
—Deprimirte no se ve bien en ti—dijo una voz familiarmente irritante. Yoongi giró su cabeza hacía un cuadro impresionista bastante bonito que colgaba entre su cama y la de Damien, y se encontró con el antiguo profesor del año pasado viéndolo de manera lúgubre con pinceladas manchadas por el sol.
—Vete—dijo terminantemente Yoongi. Se sentó, rozando sus rodillas. —. No estaba deprimiéndome.
—Santo dios, chico, al menos cuando estaba vivo Slytherin se tenía respeto.
—Respeto-
—Nada de estar en la cama sintiendo pena por uno mismo.
—Perdón, quién-
—Aunque sí había un poco de eso—dijo el profesor, su tono ligero se tornó oscuro y áspero—. Según recuerdo. Siento lástima que crezcas en esta época.
—Lástima es igual de malo—murmuró Yoongi mientras amarraba sus cordones en un lazo limpio—. ¿Por qué no puedes simplemente decir, sí, cuatro casas, este montón, este montón, este montón, este montón en vez de ir todo- Slytherin, como si fuéramos una especie de maldita enfermedad rara? Sin ofender, señor.
—No lo haces—dijo secamente la pintura—. No eres el estudiante más grosero que he conocido. Ni tampoco eres el más elocuente. Pero mi punto sigue siendo el mismo, no deberías pasar todo este tiempo deprimiéndote. Especialmente sobre algo que sientes que no puedes cambiar.
—No puedo cambiarlo—dijo Yoongi, poniendo su mochila en su hombro, esperando cerca de la puerta mientras la pintura saltaba a un cuadro más pequeño cerca del espejo- un antiguo profesor oscuro. Tiziano, quizás.
—¿No puedes?
—Si pudiera, ¿no lo habría hecho ya?
La pintura se encogió de hombros; un gesto moderno que se veía horriblemente fuera de lugar en su cuerpo pintado de forma clásica. —Eso depende de la clase de persona que eres. Ve a clase, o llegarás tarde. Pociones es un arte fino, de hecho, y sería una lástima perdértela. Malfoy especialmente ha estado a la altura de las expectativas.
Yoongi no se molestó en preguntarle a qué se refería; simplemente asintió y se despidió con la mano y se fue. Y se encondió detrás de una pared o dos cuando vio a personas que probablemente reaccionarían mal al verlo.
*
*
*
Jungkook sacó el set de Gobstones de su mochila con una especie de reverencia aterradora, dejándolo sobre la mesa entre ellos en la biblioteca. El sol de septiembre brillaba felizmente a través de las ventanas y la bibliotecaria estaba al otro lado de la habitación y el lugar estaba lleno del suave murmurar de los estudiantes que volvían al ritmo de Hogwarts.
—Es bonito—dijo Jungkook, con sus dedos bailando sobre el broche de plata—. No debiste comprármelo.
—Puedo comprarles cosas a mis amigos—dijo Yoongi. Murmuró. —. No fue nada.
—Lo fue.
—No.
Jungkook lo golpeó bajo la mesa. —Gracias, de todas formas—dijo suavemente. Cuando abrió el estuche, la caja de madera hexagonal se abrió, revelando un tablero de Gobstones tallado en madera, con pequeñas lunas y soles estilizados que detallaban las metas de los puntos. Doce Gobstones por lado, verdes y azules, se agitaban en sus pequeñas plumas.
—¿Sabes cómo jugar? —preguntó Yoongi, tomando los seis gobstones azules. Jungkook se quedó con los verdes.
Jungkook se encogió de hombros. —Jugué a las canicas en la escuela, si eso cuenta.
—¿Un poco? Piensa en las canicas con un fondo y pequeñas pelotitas que escupen acido. Algo así.
—Suena...raro—dijo Jungkook y sonrió. —. Jugaré con las verdes.
Las seis piedras se sentían pesadas en la mano de Yoongi y las sacudió de un lado a otro antes de dejarlas en su lado del tablero. —ordénalas así, ¿está bien? Seis, una en cada esquina del hexágono—Jungkook copió sus movimientos. Las piedras brillaban en el sol; Jungkook parecía brillar, también, un gran destello en su rostro mientras las ponía de manera torpe en su lugar.
—Las lanzas, así—Yoongi se lo demostró, haciendo su primer movimiento—¿Ves los círculos en cada parte de nuestro hexágono? El objetivo es poner tus seis piedras en mi circulo, y las mías en el tuyo, y el ganador es quien lo haga primero.
—Está bien—dijo Jungkook, con el ceño fruncido. Su lengua estaba atrapada entre sus dientes en concentración.
Gobstones era esa clase de juego que era fácil de aprender cuando conoces las reglas básicas y Jungkook aprendía rápido. Hablaban mientras jugaban, sobre Gerry, quien enviaba lechuzas divertidas a la Sala Común, y sobre Namjoon, quien estaba intentando reunir coraje para invitar a salir a Seojkin y sobre Jimin, quien simplemente existía, siendo Jimin.
—Quizás intente entrar al equipo de Ravenclaw este año—dijo Jungkook. Escogió su objetivo y disparó, pero rebotó en el interior de su propio hexágono y terminó sacando de lugar unas piedras cuidadosamente colocadas; todas le dispararon rápidamente ácido verde, el cual evitó por poco.
—Deberías—dijo Yoongi—. Si quieres.
—Todavía tienes un equipo, ¿no?
—¿No lo sé? Gerry era como la vida y el alma—Yoongi disparó su tercera piedra en el objetivo—Creo que no tiene mucho sentido, con Izzy y Alwyn tan pequeños. Chester solamente los molestaría.
—Ya te molesta a ti.
—Es diferente.
—Mm—Jungkook disparó y sacó una de las piedras de Yoongi de su posición—. Serías el capitán, ¿no es así?
—No necesariamente—Yoongi se encogió de hombros. —. Podría ser Damien o Samantha. Incluso podría ser Jimin o Edi-Maude. Ser el mayor no significa ser capitán, ya no.
Jungkook no habló más acerca de Quidditch y Yoongi se sintió agradecido; la conversación se terminó, como lo hacen todas las conversaciones, y el tiempo pasó lentamente en la biblioteca, en el sol.
—Me acuesto con Samantha, mato a Jimin y me caso con Diamen—dijo Yoongi, en respuesta a la pregunta de Jungkook—Listo, es tú turno.
—¿Por qué te casarías con Damien? —interrumpió Jungkook. Yoongi ganó el primer juego y estaban jugando el segundo, pero sus movimientos eran lentos y lejanos, ahora que habían encontrado un juego de palabras para jugar—¿Por qué no Sam?
—Sam está bien, pero me volvería loca con el tiempo—Yoongi le siguió la corriente al tono serio de Jungkook, aunque no sabía por qué—Yo y Damien hemos vivido juntos por cuatro años. Es genial.
Jungkook se encogió de hombros. Disparó su piedra con un poco más de fuerza y rebotó por todo el tablero antes de golpear sus propias piedras. —Mierda. Uh...¿cuál era la pregunta?
—Ravenclaw. Acostarse, casarse y matar.
—Me acuesto con...Sadie, me caso con Fred y mato a Sophie.
—¿Sadie?
Jungkook sonrió—Puede que sea un pedazo de mierda, pero sigue siendo parte Veela.
—Es un pedazo de mierda—dijo Yoongi—. Y tiene un puño malditamente fuerte, también.
Yoongi disparó su piedra a una dirección aleatoria. —Uh, oye, ¿alguna vez te conté sobre aquella vez que Jin se emborrachó tanto que comenzó a pensar sobre cogerse al sauce boxeador?
—No—Jungkook sonaba encantado—¿En serio?
—Sí, fue genial. Y Namjoon comenzó a hablar sobre casarse el concepto abstracto de...algo.
—Cuando los Ravenclaws se emborrachan, solo hablan de estupideces—dijo lamentándose Jungkook—. Una vez me desperté para ir a clase y Sadie y sus amigas estabas hablando sobre qué Gryffindor se cogerían. ¿Qué tan asqueroso es eso?
—Muy—dijo Yoongi. De la nada, se imaginó a Sadie y Seokjin y fingió vomitar sobre el tablero—Eso es asqueroso.
—Muy cierto que es asqueroso—dijo una voz cerca de los estantes y apareció Sadie, con su cabello arreglado perfectamente sobre sus hombros, sus pestañas largas y encantadoras, con su corbata de bronce y azul fresca y prístina al igual que su nueva insignia roja de prefecta. Dos chicas la acompañaban, cada una en cada hombro, las dos Ravenclaw. —Jungkook, si estás siendo molestado, no debería darte miedo decirle a un adulto.
Jungkook tiró sus hombros hacia atrás—No me está-
Sadie golpeó la mesa con sus nudillos y las piedras rodaron por todos lados. —Está bien—dijo—. Yoongi es un estúpido.
—Déjalo solo, Sadie—dijo Yoongi.
—Tú déjalo—dijo Sadie, con algo brillante y malvado en sus ojos—. Eres un asqueroso, Yoongi. Siempre lo fuiste.
Jungkook no dijo nada. Sus ojos estabas bien abiertos y su pie golpeó el talón de Yoongi bajo de la mesa, al ritmo de una disculpa.
Yoongi asintió, tomó su mochila y se fue.
*
*
*
Lo siento mucho pero sadie me da mucho miedo le dije que no debió hacer eso después de que te fuiste créeme xfavor
Yoongi dobló la nota. —Gracias, Friedrich—dijo, y vio como la lechuza salía por la ventana. Damien estaba sentado en la cama, haciendo planes para Quidditch y apenas lo miro mientras Yoongi leía la nota de nuevo.
—Práctica el sábado. Cinco de la madrugada—dijo Damien. —. Te despertaré.
—Maldito—dijo sin un tono en particular Yoongi, y sacó sus piernas de la cama. —. Voy a caminar. Retrasa la práctica hasta las seis si quieres durar algo.
—Tengo que hacer cosas más tarde también—Damien rozó sus nudillos contra su maleta—¿Sabías que hacen vodka de frambuesa? Sabe a trasero de perro.
—Probablemente lo sacaron del trasero de un perro—dijo Yoongi, poniéndose sus pantuflas esponjosas—. No esperes despierto.
En la Sala Común, nadie estaba despierto. Isobel, Alwyn y Max, los de segundo año y el pequeño de primer año que adoptaron estaban dormidos en el sillón, con un juego muggle abandonado en la alfombra con una botella de tinta y una página donde Max había estado escribiendo los puntajes.
—¿A dónde vas, tan tarde en la noche? —le preguntó la pintura-profesor, saltando a la pintura cerca de la puerta, aquella con un recipiente con frutas junto a un jarrón de agua—Estudiantes fuera de la cama, cincuenta puntos menos.
—Sin ofender, pero no tenemos cincuenta puntos para perder—señaló Yoongi—. Y quería encontrarte, de hecho. Uh, ¿recuerdas el chico de Ravenclaw que fuiste a buscar el año pasado?
—Mensajes. No es como si tuviera algo mejor que hacer—dijo la pintura sarcásticamente.
—No tienes. Estás muerto.
La pintura hizo una mueca; sus labios se curvaron. —Iré a buscarlo por esta vez, pero solo porque las pinturas de la biblioteca me contaron lo que pasó. ¿Dónde debería ir? No te confíes con esto, Yoongi. No soy un mensajero.
—Séptimo piso...donde está esa pintura de Barnabas-
—¿Barmy enseñándoles a los trolls a bailar balé? —la pintura pareció pensativa—¿Alguna razón...en particular?
—Usualmente está vacía—dijo Yoongi. ¿Qué otra razón podría haber?
Los pasillos de Hogwarts estaban abandonados y Yoongi era muy bueno escondiéndose para ir a los lugares que quería, incluso si sospechaba que Jungkook no era bueno. Y a pesar de la melancolía que lo atacaba este año, todavía había algo de esperanza para tener normalidad. Damien y la promesa de emborracharse el sábado por la noche, Seokjin, Namjoon y Hoseok pasando el rato juntos, Quidditch el fin de semana, los viajes a Hogsmeade, las cartas que Gerry prometió llegarían a fines de mes.
Simplemente deseaba-
—Desearía que hubiera un lugar donde ser normal—dijo, con su voz rompiéndose cuando susurró. Estaba yendo de un lado a otro en el pasillo del séptimo piso. Barnabas y los trolls bailarines estaban mirándolo mientras señalaban y se reían.
—Solo un lugar para ser normal—dijo. Como si eso justificara algo.
Algo pareció retumbar dentro de la muralla.
—Normal—dijo y Jungkook llegó haciendo ruido mientras subía las escaleras con un pijama azul adornado con Peter Rabbits, con sus ojos grandes y somnolientos y el profesor de la pintura llegó tambaleándose dentro de Barnabas, justo cuando una puerta aparecía en la pared detrás de él.
—Qué mierda, Yoongi—dijo Jungkook.
—¿Qué mierda yo? Qué mierda la muralla, creo que quisiste decir.
Jungkook se dio un golpecito en la mejilla. —Perdón por lo de antes—dijo, acercándose a la puerta; su pijama le quedaba un poco grande, a pesar de que sus mangas se estaban deshilachando y Yoongi podía ver los elásticos y pequeños Peter Rabbits impresos por toda la parte frontal. —Yo solo- Yoongi, qué mierda.
—No sabía que esto estaba aquí—Yoongi de pronto estuvo consciente de sus pantuflas esponjosas con pompones rosados y se avergonzó. —Yo solo- yo solo...
—Entren a la habitación—interrumpió la pintura—. Eso es lo que hace uno, generalmente, entrar a las habitaciones.
—Jódete—dijo Yoongi.
Jungkook mordió su pulgar y giró el pomo de la puerta.
*
*
*
—¿Qué esseso?
—Ess—Yoongi giró el chocolate—Aw, mierda, fruta y nuez. Odio la fruta y nuez.
—Nuez—dijo Namjoon, y se rio—. Oye, nuez. ¿Entiendes?
Hoseok metió su mano dentro de la caja de dulces que le envió su hermano; estaban sentados en el lago, pasándose un cigarrillo entre los cuatro, mientras que las cervezas se desvanecían y sus latas vacías eran apiladas en una pequeña pirámide en el césped húmedo. —Déjame encontrar el dulce que me gusta—dijo Hoseok—. Y Joon, cállate.
—Come pene—dijo amigablemente Namjoon—. O nueces. Come nueces. Frutas y nueces.
—Me gusta cremoso—dijo Seokjin, y miró a Namjoon y Namjoon comenzó a toser en su sidra.
Yoongi se acostó en el césped con sus manos detrás de su cabeza, mirando el cielo nublado. Bebió lo suficiente como para sentirse mareado y un poco aturdido y solo quería acurrucarse y dormir en algún lugar cálido y calmado.
Una barra de dulce lo golpeó en el pecho y Hoseok dio golpecitos en su frente en una forma torpe de darle consuelo—¿Alguna vez te han dicho que eres como un gato? —dijo, y tiró su cabeza hacía atrás, gotas caían de la lata que estaba bebiendo—Como un gato grande y triste lleno de miedos adolescentes y chocolate. Ese eres tú. Ese es quién eres.
—Meow meow, hijo de puta—dijo Yoongi—. Jódete.
Namjoon abrió la barra de chocolate para él y le sacó un pedazo—Aquí viene el avioncito, zoom zoom...
Seokjin era quien estaba fumando el cigarro cuando se volvió una colilla; lo puso en el césped y luego lo disparó con sus dedos hacía el lago para que se uniera a sus camaradas caídos. —¿Tienes más?
Hoseok sacudió su cabeza. Era él quien tenía una provisión interminable de alcohol y cigarros, porque su hermana siempre le enviaba paquetes por correo, los restos de la tienda de sus padres. —Ese era el último. Dijo que enviaría más la semana que viene, bastardo impaciente.
Yoongi cerró sus ojos, y se encontró kilómetros y un día lejos.
—Se llama Sala de los Menesteres—dijo la pintura, con sus brazos cruzados y su larga cara con un deje melancólico. —Te da lo que más necesitas, santuario, un lugar para entrenar, un...un lugar para esconder un libro. Pensé que se había quemado hace mucho tiempo.
—Obviamente no—espetó Yoongi, la sorpresa lo irritó—. Kook, no entres, en caso de que sea peligroso.
La mano de Jungkook todavía descansaba sobre el pómulo de la puerta. —. Vi unos pufs y una TV—dijo suavemente—. No creo que sea peligroso a menos que abras los pufs y te comas las pelotas pequeñas —y luego bufó—. Ahogarse con pelotas pequeñas. Heh.
La pintura resopló. —Entren, entonces. ¿Qué pediste?
—Nada—dijo Yoongi. Ser normal parecía ser demasiado triste para admitirlo. —Solo un lugar para...relajarme. Jungkook, ¿quieres-?
—Tengamos una revancha de Gobstones—dijo Jungkook y atravesó la puerta, manteniéndola abierta para Yoongi. —¿Vas a venir o qué?
Y hace mucho tiempo no había dormido tan bien como esa noche, acurrucado en un puf suave, con el tablero de Gobstones entre ellos y una manta suave sobre sus hombros, junto con un aroma rico y limpio en el aire. Jungkook había estado jugando con la configuración de la TV cuando Yoongi se fue a dormir, pero cuando Yoongi despertó el chico estaba roncando también y la habitación estaba más oscura, como si se sincronizara con la noche.
—Alguien está silencioso—Hoseok golpeó su rodilla—. ¿Alguien ha estado molestándote o simplemente estás siendo un imbécil?
—¿Huh? Oh, no. —Yoongi tomó el chocolate de las manos de Namjoon—. Simplemente pensaba.
La sala de menesteres (aparentemente) no era nada especial. Una habitación un tanto pequeña, con un techo bajo y una bombilla en la sombra, tan refrescantemente realista en el gran desorden medieval de Hogwarts. Las paredes eran de paneles de madera, tal y como lo recordaba Yoongi, con esos aquellos tres patos tontos voladores colgados en el borde del papel pintado, igual que en su casa. Había pufs esparcidos por todas partes, desordenados en un rincón, una chimenea, paneles de ladrillos y cerámica gris. Un montón de libros, libros viejos, libros muy queridos, libros que Yoongi recordaba haber leído y disfrutado se encontraban apilados en estanterías. Había una mesa de cocina, y unos cuantos armarios y estanterías, y una jarra de agua que no se vaciaba por mucho que se sirvieran.
Yoongi se encontró a sí mismo queriendo volver. No hicieron mucho, solo jugaron y después durmieron, pero fue agradable ser normal, sin pensar en Chester o Sadie o alguien que interrumpiera.
—Escuché que Sadie estuvo en la biblioteca ayer—dijo Namjoon.
—Yoongi.
—No hizo una mierda—dijo Yoongi, rodando para quedar acostado sobre su estómago—. Hoseok, dame más chocolate y Joon, cállate.
—Según Maisie Phair, molestó a Jungkook toda la tarde en la Sala Común de Ravenclaw.
—Bueno, sí, podría haberte dicho que ser mi amigo no iba a terminar bien para el chico—dijo Yoongi e intentó comerse una barra entera de caramelo en una sola mordida.
*
*
*
Queridas serpientes bastardas (y también Izzi y Alwyn y El Chico Nuevo Max)
Su más magnifico, querido y verdadero capitán ha adjuntado su insignia a continuación y por la presenta declara a Damien Roadfell como capitán porque es el más grande y también el que menos posibilidades tiene de sufrir un ataque de nervios antes del partido. Practiquen duro, cabrones, que los estoy vigilando. Y los que vayan a Hogsmeade el próximo fin de semana, vayan al Cabeza de Puerco y den la contraseña "Gerry es genial" y serán conducidos a un misterioso caballero que los espera.
Mucho amor, besos y todas esas mierdas,
Gerry Thompson, el Único y Verdadero Capitán.
Yoongi permitió que una sonrisa gigante se apoderara de su cara mientras leía la carta. Dirigida a Los bastardos de Slytherin, había sido depositada en su mesa en el desayuno por la pequeña lechuza enojona de Gerry (Micky) y los veinte Slytherin se reunieron a su alrededor mientras Yoongi la leí en voz alta.
—¡Va a volver! —Samantha se inclinó sobre la mesa para chocar las cinco con Edie-Maude—. ¡Excelente!
Izzy y Alwyn inmediatamente comenzaron a explicarle a un confundido Max Hasting quien era exactamente Gerry y por qué toda la casa de Slytherin de pronto estaba planeando ir a Hogsmeade la próxima semana y por qué el ambiente en la mesa se elevó masivamente.
(Demonios, incluso había una conversación audible. Yoongi sabía que estaban recibiendo mirandas burlescas, pero no le importaba.)
—Maldito imbécil, enviando su insignia en la carta—dijo Damien, sonriendo mientras la ponía en su pecho—Mierda, de verdad tenemos que ganar el primer partido ahora.
—¿Contra quién?
—¡Gerry está de vuelta!
—¿Con quién jugaremos?
—Sí, pero Gerry-
—Jugamos contra Ravenclaw—interrumpió Yoongi, dejando la carta en la mesa, cauteloso con las manchas de mermelada y mantequilla. —Sadie es buscadora. Así que ninguno puede tontear porque queremos que Gerry crea que somos geniales.
(Sadie, Ravenclaw, lo que significaba que Jungkook no lo animaría a él. A ellos. Ellos.)
(Pero al menos Chester no rompería su maldita nariz-)
—Eso es fácil—dijo Damien. La insignia de capitán parecía hacerlo más grande, fuerte, mucho más feliz, aunque su voz era baja para que no pudieran escucharlos los de Hufflepuff que estaban a su lado—Yoongi, tú eres quien debe encargarse de Sadie, así que ese es el trabajo más difícil ahora. Izzy, Alwyn, Edie-Maude-
—Sus cazadores son buenos, pero nosotros somos mejores—dijo Alwyn, inclinándose hacia adelante en sus codos y ensuciando su túnica con mantequilla—. Mierda.
—Hay que meter goles—señaló Samantha.
Damien asintió. —Pero su estrategia es apoyarse en Sadie. Es una buscadora llamativa, mientras que Yoongi es-
—Aburrido—lo ayudó Yoongi—. Soy realmente aburrido. Así que el equipo de Ravenclaw simplemente distrae a los jugadores principales mientras que Sadie busca, pero ustedes, malditos, deben tener un impacto real y forzar a los Ravenclaw principales a dejar de ayudar a Sadie o a defenderse a ellos mismos.
En el cabeza de puerco, cuando están con Gerry, escucharon su plan.
—Y, por lo tanto, solo hay una forma en que puede terminar el juego—dijo Gerry. Era sábado, estaban en Hogsmeade con al menos quince Slytherin a su alrededor mientras Gerry repetía lo mismo que Damien, Yoongi y Samantha habían estado teorizando en el desayuno el otro día.
Yoongi asintió—Ganamos, pero Sadie consigue la Snitch, o-
—O ganamos con la Snitch y humillamos a Sadie—terminó Damien y se inclinó en la mesa para chocar las cinco con Yoongi.
Gerry se veía bien, al menos. Ya llevaba un mes en su programa de investigación de magia de Irlanda, y su acento era mucho más fuerte y se había comenzado a dejar crecer un poco de barba. Seguía viéndose como Gerry, sin embargo, y seguía pagando sus tragos incluso cuando era obvio que había vaciado su billetera.
—Veré el partido, por supuesto—dijo—. Así que más les vale hacerme sentir orgulloso. ¿Cómo está el chico nuevo?
—Max es genial—dijo de forma entusiasta Alwyn y se lanzó en una larga perorata sobre qué era exactamente lo que hacía tan genial a Max, ayudado por las frecuentes interrupciones y elogios de Isobel. Solo había otra persona en el pub, un hombre encapuchado y embozado, y Yoongi se preguntó si lo estaban molestando, pero no le importó mucho. Gerry había vuelto.
—¿Cómo está tu nariz?
—¿Huh? —Yoongi alejó su vista del hombre y miró a Gerry—. Oh, oh. Sí, está bien.
—¿Algo nuevo?
—Sadie está molestando a mi-, ah, ¿mi amigo? ¿el chico de Ravenclaw?
—Jungkook, sí, lo conozco—Gerry intentó verse astuto—¿Tú lo conoces?
—Cállate, Gerry—dijo Yoongi, y lo pateó por debajo de la mesa.
Y Samantha levantó su puño en el aire. —¡Más tragos!
*
*
*
El partido contra Ravenclaw apareció con una especie de brusquedad surrealista, de pronto era sábado y Yoongi estaba poniéndose su túnica y luchando con sus botas y apretando su varita entre los dientes para poder anudarse la capucha.
Gerry estaba en algún lugar entre la multitud; y lo que era más importante, también lo estaba Jungkook, moviendo una pequeña banderita de Ravenclaw porque, aunque quizás le agradaba Yoongi, Ravenclaw seguía siendo su casa, y Yoongi no envidiaba el apoyo, simplemente sentía la falta de él.
Damien se abrochó el casco de Guardián bajo la barbilla con la determinación de alguien que va a la guerra. —Muy bien, cabrones. Vamos a ganar o a morir. Yo compro los tragos si ganamos.
—¡Sí!
Izzy y Alwyn, animando, moviendo sus escobas en el aire, las únicas adiciones nuevas después de que Derek Molesey se fue para concentrarse en los E.X.T.A.S.I.S. El equipo de Quidditch de Slytherin, desaliñado, pero todavía juntos a pesar de todo.
—¡Y aquí están, caminando hasta la cancha, el equipo de quidditch de slytherin!
Aquellos nerds, también. Namjoon y Seokjin sentados mientras discutían en la cabina de comentaristas, con el profesor Malfoy entre ellos con un aspecto tan estresado que parecía que había pasado por algún lado de zona crepuscular de zen mientras sus estudiantes se asesinaban luchando por el control del megáfono.
—¡Y desde el otro lado, los Ravenclaw!
Un mar de gritos y alientos. Cuando Yoongi forzó su mirada en la tribuna de Ravenclaw, imaginó que veía a Jungkook, aunque no podía, no en aquel mar de azul y bronce. Miró la tribuna de Slytherin y vio al pequeño Max Hastings gritando, moviendo su bandera, adornado en verde y plateado, con su cara completamente escondida en su bufanda.
—Buena suerte—dijo Damien, dando palmaditas en el hombro de Yoongi.
—Buena suerte.
Cuando el silbato para iniciar el partido sonó, Yoongi voló inmediatamente hasta el circulo de la arena, justo como en el primer partido en el que jugó. No podía ver a Sadie. Se dio cuenta de que no le importaba; que hiciera lo que quisiera. Podía atrapar la Snitch. Tenía que atrapar la Snitch.
La táctica de Sadie siempre fue involucrarse en la acción, distraer a la audiencia ellos mismos de la meta principal. Yoongi se forzó a sí mismo a quitarle la mirada a ella y enfocarla en el cielo. Seguían estando en desventaja, los Slytherin, y anoche Damien admitió que su mejor opción para ganar sería atrapar la Snitch lo más pronto posible, antes de que los cazadores de Ravenclaw tuvieran tiempo de anotar goles.
—¡Y de buenas a primeras es Isobel Way de Slytherin en posesión, una nueva adición al equipo! —dijo Namjoon—¡Y mírenla!
Yoongi observó a Izzy volar, deslizándose a través del estadio, Alwyn flanqueándola de cerca y por debajo. Un Ravenclaw se movió para bloquear y una bludger voló sobre su camino; pasó a Alwyn y esquivó la bludger, y Alwyn lanzó limpiamente el balón por el aro central.
—¡Slytherin anota! ¡Santa mierda!
El lamento del profesor Malfoy se escuchó en todo el estadio.
Yoongi alentó para sí mismo, demasiado alto como para que alguien lo escuchara. Abajo, Izzy y Alwyn chocaron las cinco; en la tribuna el pequeño Max Hastings estaba gritando hasta quedarse afónico, a un lado de Gerry, quien estaba disfrazado de mala forma con una túnica antigua de Damien mientras movía un peluche de serpiente en el aire.
Resultó ser exactamente la motivación que necesitaban. Reacios a ser superados por los más jóvenes, Edie-Maude anotó dos veces seguidas y Samantha y Jimin eran una fuerza imparable, bloqueando a los Ravenclaw al menos tres veces cuando parecía que los cazadores iban a anotar. Después de media hora, el puntaje era de 50-20 en favor de los Slytherin, pero Yoongi todavía no podía ver rastro alguno de la snitch.
—Debo decir, los Slytherin nos están ganando pro completo aquí-
—Seokjin Kim-
—Señor, ese no fue una declaración imparcial, puedo ver desde aquí como celebra-
Yoongi vio a Sadie abajo, volando entre los jugadores como una especie de elegante libélula azul, con sus dos trenzas rubias sobre sus hombros. Tenía lazos azules y bronces amarrándolas, y brillaban en la luz de sol. Quizás sintió su mirada sobre ella, porque miró hacia arriba y le sonrió de medio lado y Yoongi miró hacia otro lado, inquieto.
Tenía que ayudarlos a ganar. Nunca descansaría de las burlas de Sadie o Chester o cualquiera de ellos si perdían por culpa de Yoongi.
—¡Slytherin anota de nuevo! ¡Joder, estos chicos cazadores lo están haciendo de maravilla!
Abajo en la cancha, Damien dio vueltas alrededor de los aros para celebrar, una mancha de verde y plateado en su escoba.
Pero Yoongi no podía ver ningún rastro de aquella pelotita dorada, en ningún lado.
Y
Entonces
La
Vio
Un destello de dorado que se cernía cerca de la tribuna de Hufflepuff, y su cuerpo reaccionó incluso antes que su mente lo hiciera, llevando el mango de su escoba hacia abajo en una zambullida tan elegante y rápida como si fuera una golondrina de esmeralda dirigiéndose en picado hacia la tierra. Seokjin gritó algo a través del megáfono, pero Yoongi no tenía la energía para escucharlo. La snitch estaba ahí, de verdad lo estaba.
Sadie voló para encontrarlo, y la snitch cambió de dirección.
—Los buscadores están a la par-
Yoongi enterró sus dientes en su labio inferior-
Sadie se deslizó hacia arriba de él y fue como el año pasado de nuevo, Chester y el partido contra Gryffindor, y la snitch estaba frente a una fila de Ravenclaws impactados y silenciosos, sus banderas colgando sin fuerza de sus puños.
El mundo se detuvo.
Yoongi estiró su mano para alcanzar la snitch, la cual bailaba justo frente la cara asombrada de Jungkook Jeon, apenas visible bajo su bufanda azul que envolvió en su cuello.
—Es mejor que vengas a la fiesta más tarde—logró decir, antes de envolver sus dedos fuertemente alrededor de la pequeña cosa dorada y gritó cuando Sadie chocó con él.
—¡Y en un final impresionante, la buscadora Sadie McDemot envió al buscador Yoongi Min a la enfermería!
Con la mano que podía sentir, Yoongi apoyó su cabeza en el césped y levantó dos dedos en saludo en vaga dirección hacia la cabina y Namjoon comenzó a reírse.
Al final, O'Shannon lo diagnosticó con un par de dedos rotos, lo cual no era lo suficientemente severo como para arreglarlos con magia, así que los entablillaron y luego lo mandaron fuera de la enfermería. Gerry estaba esperando en la Sala Común, con Namjoon, Jin y Hoseok, pero sin Jungkook.
—¿Puedo firmar tu yeso?
—Es una maldita venda, idiota.
Namjoon suspiró.
Tuvieron una fiesta y Yoongi bebió hasta sentirse enfermo. Cuando miró los retratos en las paredes vio al antiguo profesor en su túnica con su cabello negro y largo mirándolo. —No soy un mensajero—dijo el cuadro.
Le tomó un momento para procesar las palabras a través del mareo en la cabeza de Yoongi. —Sí sé eso—dijo, parpadeando—. Oye, ¿no sabes que ganamos? ¡Vencí a Sadie!
—Muy bien hecho—dijo secamente la pintura—. En mis tiempos incluso para el profesor Malfoy era difícil vencer a ese equipo. Pero recibí un mensaje, aunque le dije que no estoy aquí para eso. Tu amigo quiero verte en el séptimo piso, a un lado de esa horrible pintura del troll bailando balé.
—¿La sala de menesteres?
—Asumo que sí.
Yoongi se dio la vuelta para excusarse y se encontró con que casi toda la casa de Slytherin -y algunos visitantes- estaban desmayados en diversos estados. Alwyn e Izzy estaban durmiendo junto a la chimenea y Damien estaba tirado en su pijama con los labios entreabiertos. Incluso Gerry estaba dormido, entre botellas vacías del mejor whisky irlandés que se puede comprar con un sueldo de aprendiz; y Edie-Maude y Samantha estaban bebiendo vodka en copas de vino y animándose cada vez que tenían que parar para toser.
Así que nadie lo extrañaría.
Yoongi le agradeció entre dientes al cuadro y salió a trompicones de la Sala Común, lanzándose a sí mismo un rápido conjuro de sobriedad que funcionó casi todo el camino. Subió las escaleras, demasiado tarde para que los estudiantes respetuosos de la ley estuvieran fuera de sus camas.
Y de un lado a otro contra la pared, tres veces.
—Quiero estar donde está Jungkook, quiero estar donde está Jungkook, quiero estar donde está Jungkook—repitió, y atravesó la puerta tan pronto como apareció, de vuelta en aquella habitación hogareña que encontraron la última vez.
Y vio a Jungkook, estirado boca abajo en medio de la carpeta.
Yoongi, curioso, lo empujó con su pie. —No viniste a nuestra fiesta. Incluso vino Gerry. Y, además, había trago gratis.
—Soy demasiado joven para beber—dijo Jungkook, amortiguado por tener su cara contra la alfombra.
—Nunca detuvo a nadie antes. ¿Qué pasa? —la poca cantidad de alcohol que quedaba en el sistema de Yoongi se fue un poco y no se sintió raro acostarse a un lado de Jungkook y pasar un brazo alrededor de sus hombros—Lo de antes no fue raro, ¿cierto?
Jungkook no dijo nada.
—¿No yo?
Jungkook no dijo nada.
—Uh...aw, mierda—dijo Yoongi. —¿Te atrapó Sadie?
Jungkook dijo algo en la alfombra que bien podía ser la odio por qué tiene que ser tan mala o la odio porque tiene una hamaca. Yoongi ponía su dinero en la primera opción, especialmente cuando vio la cara de Jungkook cuando se dio vuela; sus mejillas estaban manchadas y sus ojos estaban tristes, como un cachorro desolado. —Me dijo que solamente eras mi amigo para molestarla.
Yoongi sintió como algo se apretó dentro de él, de forma horrible e incómoda—. No es verdad.
—Lo sé. ¿Pero por qué los demás no?
—Porque soy una serpiente bastarda malvada—dijo fríamente Yoongi, llevando sus rodillas hasta su pecho y poniendo sus dedos rotos entre ellas—. Simplemente...dile que se vaya a la mierda, supongo. O dime a mi que me vaya a la mierda. La ves más a ella, de todas formas, es la prefecta.
Jungkook no dijo nada en respuesta. Los dos se sentaron en los puf y Jungkook sacó un libro de la estantería. El caballo y el muchacho. Yoongi se encontró a sí mismo durmiéndose gracias a la voz de Jungkook mientras leía sobre Shasta, quien, maltratado y abusado, encontró a Aravis y viajó a una nueva tierra donde a nadie le importaba de donde venía y nadie le hacia daño y nadie pensaba que no era bueno.
(Yoongi pensó que había una mano en su cabello. No lo sabía. Estaba cálido y cómodo, y su mano no dolía y le ganaron a Ravenclaw y Jungkook estaba aquí, y no con Sadie, y eso era mucho más de lo que Yoongi tenía derecho de pedir.)
*
*
*
Adivinación era, como Hoseok lo mencionó a comienzo del año, la última cosa el viernes por la tarde. En invierno había sido frío, en primavera sofocante, pero ahora estaba más cerca a la pascua y la profesora Bloom los dejaba abrir las ventanas.
Estaba resultando ser, hasta el momento, una clase muy fácil de tener éxito. Yoongi y Namjoon se sentaban al final, bebían té y dibujaban profecías con los restos que veían en las hojas de té, como darles forma a las nubes, pero con una recompensa al final. Bloom era una profesora decente, aparentemente mucho mejor que la última profesora de adivinación. Era escocesa y tenía cabello negro largo y pequeñas gafas que se balanceaban en su nariz, y un gato que Yoongi pensó era una bufanda hasta febrero.
—Hoy nos moveremos a algo más, —dijo—más, más. ¿Quién me puede decir el propósito de las hojas de té?
—Para hacer una taza de té—le susurró Yoongi a Namjoon.
—Eso es correcto—dijo Bloom, apuntándolo y guiñando bajo un flequillo de pelo negro. —Sin embargo, hay otro propósito. ¿Alguien con un poco más de espíritu educativo que Min podría decirme?
—Para predicciones—dijo confiadamente Amanda Reily. Era vegana y tenía una insignia de P.E.D.D.O en su túnica y prácticamente adoraba el piso en que Bloom caminaba.
Bloom sonrió e incluso aunque el día era uno caluroso y no había nada ni remotamente misteriosos acerca de ello, por un segundo Yoongi sintió un escalofrío en su espalda. —Por supuesto que no. Las hojas de té son un placebo. Fácilmente podría mirar los restos de tu cena y predecirlos como con tus hojas de té. Son una forma de ver quiénes confían en las imágenes que ven en el libro de texto y quiénes pueden ver la verdad para la que las hojas son una muleta.
Lo que sonaba tonto. Yoongi simplemente había estado escribiendo estupideces todo el año. A veces, él y Namjoon usaban el libro, pero la mayormente del tiempo no. Tenían competencias para ver quién podía decir la cosa más estúpida.
—Todos ustedes, ahora—dijo Bloom—. Háganse una taza de té, pero por favor no usen el libro.
Con vacilación, Amanda levantó su mano. —¿Profesora? ¿Es una prueba?
Bloom le sonrió y luego sus ojos se desviaron a Yoongi. —La mayoría de las cosas lo son.
*
*
*
La primavera se transformó en verano casi de la misma forma. Yoongi iba a las prácticas de Quidditch y cuando tenía tiempo libre se encontraba yendo siete pisos arriba, levantando el dedo de en medio a Barnabas y sus troles bailarines y caminando de un lado a otro tres veces para luego entrar a la sala de menesteres.
La mayoría de las veces, Jungkook estaba ahí, y si no lo estaba, usualmente aparecía. Jugaban Gobstones y Jungkook le enseñó a jugar a Yoongi algunos juegos muggles y leían libros.
(Leían libros: si era tarde en la noche, Jungkook tomaba el libro de Narnia en el que estaban del estante y lo leía en voz alta hasta que Yoongi se dormía. Había descansado mucho mejor estos días, incluso si pasaba solo la mitad en su propia cama.)
(Ahora mismo, habían comenzado El príncipe Caspian. Hasta el momento, El león, la bruja y el ropero era su favorito, pero Yoongi pensaba que siempre tendría espacio para El caballo y el muchacho.)
—¿Qué es Monopoly?
La boca de Jungkook se abrió y agua escapó de su boca. —De ninguna manera. ¿Hablas en serio? ¿De verdad?
Yoongi empujó la caja con su pie. —¿Qué parte de "fui criado por magos y solamente me permitían jugar con mis amigos muggles a veces" no entendiste? Por supuesto que hablo en serio. ¿Qué es Monopoly?
—Compras cosas y termina matrimonios—dijo seriamente Jungkook, abriendo el juego y sacando las partes del juego para ponerlas a un lado de los pufs y la comida sana que la habitación seguía dándoles de la nada. —¿Ves esto?
—Es Londres—dijo Yoongi—. Con...una plancha y... ¿es eso una bota?
—Siempre soy la bota. Puedes ser la plancha.
—Oh, sí, genial. Gracias.
Jungkook le dedicó una sonrisa descarada y le entregó la pequeña plancha metálica. —¿No te sientes uno con la plancha, huh? ¿No es genial? Así eres tú como persona, así que cállate y escucha cómo te digo cómo jugar.
—Sí señor—dijo Yoongi, y chocó su planchita con la bota de Jungkook.
—...y luego doscientas libras cada vez que pasas, bien, y si consigues suficiente dinero consigues poner una casita verde, y si consigues cuatro casas verdes consigues un hotel rojo-
—Esto es una inmobiliaria—dijo Yoongi, parpadeando, recostándose en uno de los pufs más blandos. La habitación se encogía cuando jugaban; era pequeña y acogedora, y siempre se sentía como si estuviesen en su propio mundo cuando estaba aquí; el y Jungkook, sentados, jugando como si no tuvieran nada mejor que hacer. Quizás no lo tenían.
—Seré el banquero.
—¿Ves? ¡Es una inmobiliaria!
Jungkook obtuvo once al tirar los dados y el juego comenzó.
—¿Por qué quieres tanto Mayfair? ¿No es ahí donde se reúnen los banqueros de Londres? —Yoongi jadeó dramáticamente. —Te estás transformando. Oh, dios, ya no te puedo salvar.
—No seas un idiota—Jungkook lo golpeó con uno de los hoteles de plástico pequeños—. Quieres los morados porque son más caros, así que si aterrizas en ellos tienes que darme cincuenta libras, y si hay hoteles ahí estás jodido.
—Quiero estas pequeñas cositas cafés—Yoongi tocó las propiedades a un lado del cuadrado de COMENZAR—. ¿Cuánto cuestan?
—No tanto como los azules.
—Lo pensé.
Jungkook lo miró con recelo, sosteniendo una carta de suerte. —¿Qué se supone que significa eso?
—Nada.
—Está bien. Gané un concurso de belleza, así que dame diez libras.
El Monopoly los entretuvo dos horas y media, casi la una de la madrugada, y para entonces Yoongi ya estaba acurrucado alrededor de uno de los pufs con su cabeza en el muslo de Jungkook, contando sus centavos y diciendo "oye, tengo que comenzar a contar de nuevo", en una voz somnolienta llena de cansancio. Jungkook comenzó a acariciar su cabello de vez en cuando y se sentía bien.
—Recibes doscientas libras.
—Genial.
Las cosas electrónicas todavía no estaban permitidas en Hogwarts, así que no podían reproducir CDs o algo por el estilo, pero de vez en cuando un gramófono aparecía en antigua mesa y una pila de discos en fundas de papel descoloridas. A la mitad de su juego de Monopoly, Jungkook tomó un disco de Les Miserables, por alguna maldita razón, y ahora Yoongi estaba tan cansado que todo se estaba mezclando. Cada vez que Jungkook abría su boca parecía que estuviera cantando alguna canción fúnebre acerca de una prostituta Parisina, y el surrealismo se arremolinó en un charco de sonidos y papelitos que cambiaban de mano en un ciclo interminable.
—Estás cansado—dijo Jungkook—. Acabo de dejarte en banca rota.
—Llama a los malditos agentes judiciales—dijo somnoliento Yoongi en la pierna de Jungkoook—. Por supuesto que estoy cansado. Siempre estoy cansado. Soy como el maldito Hulk, pero en vez de golpear desgraciados me desmayo en el supermercado Tesco.
—¿Vas a Tesco?
—Todos van a Tesco.
—Mmm—Jungkook tiró el cabello de Yoongi—. ¿La reina?
—Va a Tesco.
—¿David Beckham?
—Él va a Sainsburys.
Jungkook se rio suavemente. —Deberíamos ir a dormir.
—Cambia el disco—Yoongi se estiró y sintió sus rodillas y tobillos sonar con la presión. —. Mierda, ¿qué hora es? Estoy triste.
—Una de la madrugada. Vamos.
—Mmh. Está bien.
El tablero de Monopoly fue tirado cuando Yoongi se levantó, balanceándose hacia atrás y adelante al ritmo de la música suave, con las manos de Jungkook en su codo. La sala de menesteres obligatoriamente les reveló la puerta, a un lado de los estantes, y el gramófono giraba casi silenciosamente. Nunca tenían que ordenar nada aquí, aunque la mayoría de las veces lo hacían. Yoongi sentía que, si eran amables con la sala, la sala sería más amables con ellos.
Estaba cansado, sin embargo. El Monopoly seguramente podía esperar a que volvieran.
—¿Jungkook?
—Mm—dijo Jungkook, más silencioso ahora que estaban fuera de la sala y en el pasillo. Desde el cuadro de los trolls bailarines, el antiguo profesor los miraba. —Sí, ¿qué pasa?
Yoongi suspiró. —¿Sadie te molesta mucho?
—Me importa una mierda Sadie.
—No me interesa si te importa una mierda—dijo Yoongi, agachándose en el pequeño arco donde Jungkook había sanado su nariz rota el año pasado—. Me interesa si Sadie te molesta,
Jungkook se encogió de hombros. —Molesta a todos.
—Me molesta a mí, a Jimin y a Edie-Maude y a personas. Y podemos sobrellevarlo porque tenemos nuestra casa—Yoongi rozó sus nudillos en el hombro de Jungkook—. Si te molesta por mi culpa-
—La vida no es color de rosa—dijo secamente Jungkook—. Déjame lidiar con ello si tengo que hacerlo. No es tu culpa que Sadie sea una perra.
—Es mi culpa si te molesta porque eres mi amigo.
Por alguna razón, fue un error decir eso. El rostro de Jungkook se cerró y oscureció y soltó el codo de Yoongi. —Me voy a la cama—dijo—. Tú también deberías. Te veo mañana.
—Está bien—dijo suavemente Yoongi.
(Y luego, al cuadro: —¿Qué hice?)
*
*
*
Justo antes de las vacaciones de Pascua, en la última tarde de un viernes del semestre, la profesora Bloom se paró frente a la clase con sus manos tomadas frente a ella. —Hoy haremos algo un poquito diferente—dijo—. Van a hacer una taza de té-
Quejidos generales. Namjoon golpeó su cabeza teatralmente contra su libro.
—...y voy a tomar todas las tazas y les daré una al azar. Irán hacia esa persona y les dirán su futuro.
—¿Así que nos dará su taza y su nombre? —preguntó Amanda Reilly.
Bloom sonrió angelicalmente. —¿Por qué haría eso? Hay tanto por leer en el aire como lo hay en las hojas de té.
Yoongi caminó hasta la tetera con el resto de la clase, murmurando junto a los demás lo injusto que era introducir un nuevo tema el último día del semestre. Diablos, antes de que Bloom entrara a la clase todos habían estado hablando de lo mucho que dormirían en el descanso, y Sara Jennings iba a ir a un crucero en malta, a lo que todos habían reaccionado de forma alegre. Yoongi no tenía la energía para esforzarse, especialmente en una materia tan estúpida como esta.
—La taza, Min—Bloom estiró su mano—. Vamos, apresúrate.
—Todavía está hirviendo—gruñó, pero se la pasó tan rápido como pudo y le entregó la taza con el mango por delante. —Hey, Joon, dame la tuya también.
Les tomó casi toda la clase beberse el té, pero a Bloom no pareció importarle. Conversó serenamente con los de cuarto año, aunque su vista se posó en Yoongi más de una vez. Le habló a Amanda por casi diez minutos antes de seguir y Amanda se veía un poco engreída, como si hubiera sido ascendida. Una futura profesora de adivinación en proceso adivinó Yoongi.
—Gracias—dijo Bloom mientras recibía la última taza—. Sé que todos están ansiosos por tomar el tren lo más temprano posible, así que haré esta parte rápida.
Todas las tazas de té en su infierno de colores pasteles se veían iguales. Y si era sincero, Yoongi no le estaba prestando mucha atención a la taza que le entregaron finalmente. Era la misma que todas las tazas de té que tomó en esta clase, una vez a la semana, los viernes por la tarde, durante dos horas de incienso y tratando de no reírse a carcajadas por los dibujos humorísticos de Namjoon. Siempre lo mismo, hojas de té en una forma vagamente legible con el borde de la taza un poco astillado. Hojas de té que quedan para ser derramadas.
Namjoon sacudió la suya, perplejo. —Me siento tonto—susurró.
Yoongi asintió.
(También se sentía...raro. Estuvo despierto hasta tarde, anoche, y Jungkook no fue a hablar con el a la hora del desayuno aquella mañana; si lo saludó desde su mana, sin embargo, lo que era algo.)
—Encuentren a la persona con su futuro en la t—leazas dijo Bloom.
Yoongi miró las hojas con desesperación. Vamos, dame algo. Vamos. Cualquier cosa.
Tocó un hombro al azar entre la multitud y Amanda Reilly se dio la vuelta, sorprendida. —¿Yoongi? ¿Ya lo descubriste?
—Tienes un hermano—dijo tan seguro como pudo.
—Yo- sí—dijo, con la voz llena de sospecha, con su taza colgando en su mano. —¿De verdad es mi taza? Tienes que intentarlo, Yoongi-
—Tú hermano tiene qué, ¿siete años?
Amanda suspiró. —Le preguntaste a Namjoon, ¿no es así?
—Por supuesto que no. Escucha, no sé si esto está bien, pero tú hermano- deberías decirle que vaya a un hospital muggle para que le revisen su pierna, ¿está bien? —y Yoongi no sabía de dónde salió eso. Parecía demasiado directo como para que lo imaginara en ese mismo momento, y muy ofensivo si consideraba que simplemente estaba improvisando, pero-
—No sabes nada—dijo Amanda. —. Dios, ¿qué estás haciendo en esta clase?
—Su nombre es Peter—dijo Yoongi, de pronto y de manera inexplicable tuvo la urgencia de ser tomado en serio por Amanda. —Y deberías, no sé, al menos sugerírselo.
Ella levantó una ceja. —Lo haré. Solo para mostrarle lo mierda que eres en Adivinación.
—¿Qué mierda fue eso? —le preguntó Namjoon a su lado, cuando Amanda se fue. —Usualmente no te comportan como un imbécil, amigo.
—No lo sé—dijo Yoongi—. Solo algo, supongo. Me deshice de mi taza, al menos; me voy a sentar.
—Está bien.
Yoongi se sentó en la silla más cercana para poder considerar apropiadamente como arreglarse con Jungkook. Estaba pensando en darle pastel y otra partida de Gobstones donde Jungkook lo venza al menos dos veces. O un abrazo. Quizás un abrazo fuera mejor. O ambas. En realidad, no podía recordar qué dijo ayer, pero estaba casi seguro en un cien porciento que fue algo malo, ya que Jungkook era la persona más agradable que pudiera existir en la tierra.
O algo así.
O algo así.
—Min.
Yoongi miró hacia los ojos de la profesora Bloom. —Ya entregué mi taza, profesora. —dijo.
—Te vi—Bloom se sentó suavemente en la silla opuesta a la de él. —. El hermano de Amanda, ¿cierto?
Un sofocón se arrastró por el cuello de Yoongi, porque no había forma de que alguien como Bloom no supiera que estaba diciendo estupideces. —Uh, ¿sí?
—Tengo tú taza.
—Oh. Genial.
Bloom se la mostró y luego la dejó en la mesa y llevó su mirada hacia arriba, hasta el techo de piedra con telarañas. Era plomo, en comparación con la explosión de rosado en la habitación; un recordatorio de no importaba lo mucho que se pareciera a un calabozo de una abuela, seguía siendo parte de Hogwarts. —Tú taza es muy interesante.
Yoongi intentó mantener una expresión que indicara que le importaba el tema en su cara.
—¿Estás interesado en los riesgos, Min?
Cierto. Genial. Más adivinación. —Me temo que no, profesora—dijo, e intentó no sonar muy sarcástico.
—Eres el buscador de Slytherin.
—Solo porque nadie más quería hacerlo.
—Por supuesto—Bloom dio golpecitos a la mesa con su dedo—. Bueno, la adivinación siempre es una materia muy quisquillosa y difícil de ser precioso en ella. No me andaré con rodeos, tu futuro dice que el gran riesgo que tomes valdrá la pena, y que el hombre mirándote a ti no es el mismo que miras tú, aunque seré sincera y diré que no miré mucho más acerca de eso. El romance estudiantil no es mi taza de té.
Yoongi se rio por deber.
—Riesgos, hombres...—Bloom se alzó de hombros—. Y un recordatorio, aunque fue difícil de ver. Me gustaría decir que te estaba diciendo que mantengas tu cabeza en alto, considerando tú...casa, pero también podría ser perseverar. Al final, lo entenderás.
—Gracias—dijo Yoongi de la manera más sincera que pudo lograr.
Bloom le dio palmaditas en el hombro. —Puede que no creas en ti mismo, pero tienes un talento real para la adivinación—dijo—. Sería una pena verlo desperdiciado. ¿Te veré el próximo año o no te has decidido?
—Probablemente me vea—dijo—. Yo- sí. Lo disfruto.
—Bien. No muchas personas lo hacen.
Mientras la clase se retiraba, Bloom lo llamó hasta su escritorio. Yoongi se despidió de Namjoon, porque Namjoon quería tener buenos asientos en el tren al igual que todos los demás. Al igual que Yoongi. (Maldita Bloom, en serio.)
—Te daré esto—le dijo—. En preparación para el nuevo semestre.
Un paquete de papel. —Gracias—dijo, y luego se movió, incómodo. —Uh, ¿qué es esto?
—Una ayuda, eso es todo. Todo en la adivinación es una ayuda—su collar de plástico sonaba al chocar y se veía muy pequeña en su silla—Ve. Si corres, todavía puedes encontrar un asiento al lado del chico de Ravenclaw. Te está guardando uno.
Y cuando Yoongi bajó las escaleras hasta el expreso de Hogwarts, se dio cuenta de que Jungkook lo hizo.
*
*
*
Querido Yoongi,
Namjoon me dio tu dirección, espero que no te importe. Le dije a mi hermano sobre lo que dijiste en clase y fuimos a San Mungo. Verás, Peter tiene una cojera desde que era pequeño y acaban de darle un bastón mejor.
Ya le compramos uno por si acaso
Y hay un hospital muggle cerca de San Mungo así que fuimos allí y recibió una hora para tener terapia física lo que suena a mierda de muggles pero realmente funciona y Peter dijo que su pierna ya no duele tanto
Así que gracias, supongo?
Gracias por parte de Peter, también
Amanda Reilly
Lo cual fue raro. E inesperado.
Querido Yoongi,
Buen trabajo buscando
T veo en mi casa este verano
Por siempre tuyo, Gerry, el único y verdadero capitán
Lo que no fue raro y muy esperado y se fue hacía la página del álbum que Yoongi llamó momentos estúpidos de Gerry. (Esto estaba a un lado de momentos estúpidos de hoseok, otra página que se estaba llenando.)
Yoongi,
Mi mamá dice que hará pudin si vienes a mi casa la próxima semana. Ah, y creo que Namjoon intentó mandarme una carta pq encontré a Friedrich afuera de mi ventana pero se desmayó de nuevo
Firmada por el Mejor Chico del Monopoly, Jungkook
A lo cual Yoongi sonrió y guardó en una página al final del álbum que tenía como título simplemente Jungkook.
*
*
*
El paquete de Bloom resultaron ser cartas de tarot y Yoongi pasó casi todo el descanso intentando aprender cómo se llamaban. Las cartas estaban un poco usadas y dobladas, y demasiado pegadas y reparadas y olían a librería.
Yoongi simplemente usó su descanso para hacer eso, con un breve viaje a Irlanda para pasar el rato en la casa de Gerry y un paseo en Londres para visitar a Jungkook.
Un buen descanso, en general.
*
* *
—¿A dónde vas?
Damien estaba sentado en la cama, con el cuello de su camisa caída hacia un lado así que estaba apretada alrededor de su garganta y se caía por su hombro. No había cortado su cabello este año. Ahora, entrando en mayo, había comenzado a crecer y a rizarse dramáticamente, lo que lo hacía ver más misterioso. (Pero Yoongi sabía que roncaba, así que, ningún misterio.)
—A ningún lado—dijo Yoongi, con la mano en la puerta, listo para ir a la sala de menesteres. —¿Por qué?
—Estoy comenzando a pensar que mi capitanía de Quidditch te está inquietando. Ya casi no duermes aquí—la voz de Damien sonaba ligera, pero había una corriente de verdadera preocupación allí.
—Simplemente...—Yoongi se alzó de hombros. La sala de menesteres era suya, suya y de Jungkook. —. Simplemente iré a hablar con Jungkook.
Damien lo vio irse.
Y la siguiente práctica de Quidditch fue el domingo en la mañana, a las cinco, cuando el amanecer apenas comenzaba a aparecer en el cielo. —Los Gryffindor tendrán la cancha a las ocho—gritó Damien en los vestuarios—¡Así que a trabajar! El último partido del año es contra los Hufflepuff, recuerden. Edie-Maude, llévate a Izzy y a Alwyn un rato, yo quiero intentar cosas con Sam y Jimin...
Yoongi apretó sus cordones y se ató la túnica de Quidditch más firmemente alrededor de su cuello y jugó Quidditch del bueno por dos horas y media, animado por Max Hastings, todavía en pijama y con la capa de Alwyn alrededor de sus hombros para calentarse en el aire húmedo.
—Oye—dijo Damien, deslizándose a su lado cuando se detuvieron por un momento—Yo... ¿puedes quedarte en los vestuarios?
—Sí, claro.
Se estaban volviendo muy, muy buenos. Yoongi sabía que Damien recibía cartas especiales de Quidditch de Gerry, además de las que envía a toda la casa, y Slytherin había estado entrenando más duro este año que el anterior. Yoongi no es de los que se hacían ilusiones, pero creía, realmente creía, que podrían hacerlo.
Tal vez.
Todo lo que tenían que hacer era jugar contra Hufflepuff y esperar que Gryffindor perdiera el último partido de la temporada y tendrían una oportunidad.
Tal vez.
(Por favor.)
Izzy, Alwyn y Jimin jugaban al pilla-pilla por el estadio, gritando cada vez que uno de ellos agarraba al otro y Samantha intentaba hacer malabares, procurando que ninguna quaffle le entrara a su ojo. Max bajó corriendo de las gradas para unirse a ellos y no había nada mejor que la diversión pura y dura que consiguen con sus juegos, aunque fuera al amanecer, cuando estaban casi demasiado cansados para ducharse.
Cuando Yoongi salió de la ducha secándose el pelo con los pantalones del colegio puestos y la camisa desabrochada, Damien estaba esperando en el vestuario principal, con la corbata colgando del cuello y se arreglaba el cinturón. —Hola.
—Hola. ¿qué pasa?
—¿Por qué te juntas con ese chico de Ravenclaw a las tres de la madrugada?
Yoongi se alzó de hombros, un poco irritado, si era honesto. Esto era como la pascua del año pasado, con Namjoon y Seokjin. —¿Por qué no? Sadie lo molesta, así que nos juntamos cuando ella no nos puede molestar.
—Es lo que Sadie y Chester y los de su clase hacen—dijo Damien, sus dedos largos amarraban su corbata de forma desordenada—. Qué, ¿está avergonzado de ti?
—Fue mi idea, de hecho—Yoongi dijo más brusco de lo que pretendía. A veces Chester levantaba su mano en los pasillos y Yoongi se estremecía, y entonces Chester chocaba los cinco con sus amigos y todo su grupo estallaba en carcajadas y Yoongi se escabullía con lagrimas en sus ojos y no quería eso para Jungkook. Chester, Sadie...eran malas noticias.
—Tú idea.
—Sí—Yoongi comenzó a abotonarse su camisa y Damien se puso de pie, unos centímetros más altos que Yoongi, incluso más pronunciado ahora que estaba tan cerca—. Damien, es un niño. No quiero joder con eso.
—Sí, pero- podrías volver a la habitación, es todo lo que digo—Damien tiró de la camisa de Yoongi, enroscando sus dedos en la tela—. La abotonaste mal, estúpido.
—Jódete.
Damien tocó el botón mal abotonado, viendo como Yoongi lo desabotonaba y lo ponía en el lugar correcto. —¿Te irás esta noche?
Y algo en su cara hizo que Yoongi dijera que no.
(Él y Jungkook se encontraban en la biblioteca para hacer tareas juntos -debían estudiar para fin de año- y Chester les lanzó escupitajos y Jungkook simplemente sonrió y Yoongi sabía que solo estaba poniendo una cara valiente y eso dolía.)
Damien seguía mirándolo. Estaban estudiando en la biblioteca, Yoongi, Damien, Samantha y Jimin, y Damien seguía mirando la muñeca de Yoongi y Yoongi se sentía quisquilloso con su mirada. Los exámenes eran la próxima semana y estaba preparado para todos ellos, incluso adivinación, y tenía el presentimiento de que Bloom lo haría pasar de todas formas por su intuición o lo que sea, así que estaba escribiéndole una carta a Gerry.
Y Damien lo estaba mirando.
Gerry
El equipo lo está haciendo bien. Damien disfruta mucho ser el capitán
—Puede leer desde aquí—dijo Damien—. Jódete.
—Damien disfruta ser capitán demasiado—Yoongi amenazó con incluir la palabra, la punta de su pluma contra el pergamino—¿Qué se supone que debo decir?
—Dile que Izzy está dejando que su cabello crezca—dijo Samantha.
Jimin lo pateó por debajo de la mesa. —Dile que lo extrañamos.
Yoongi escribió diligentemente ambas cosas, aunque subrayó el te extrañamos y añadió una carita triste en vez de un punto. Gerry seguía enviándoles sobre lo injusto que era el chantaje emocional, así que Yoongi y el resto de la casa doblaron sus esfuerzos para hacer que Gerry llorara en el trabajo.
Y Damien lo estaba mirando.
Una bola de papel aterrizó en su mesa; Jimin la abrió, mientras Yoongi miraba sobre su hombro de donde provenía.
Maricones. Y un dibujo de alguien con un pene al lado de su cara, y la palabra Min con una flecha apuntando dicha cara.
—Gracias, Chester—Yoongi gritó sobre su hombro y luego se metió debajo de la mesa antes de que la bibliotecaria pudiera encontrarlo y decirle que se callara.
—Lo odio—susurró Damien.
—Sí, eso es genial y todo, pero él podría arruinarte—siseó Yoongi, pellizcando su pierna—. Cállate. Quizás piense que me fui.
Podía ver las piernas de Chester, sus zapatos moviéndose hacia la mesa y deteniéndose. —¿Roadfell? ¿Min se fue?
—¿Y qué si lo hizo? —dijo fríamente Damien, y bajo la mesa Yoongi agarró la fabrica de sus pantalones. —¿Cuál es tu maldito problema?
—¿Cuál es el tuyo?
Yoongi pellizcó a Damien lo más fuerte que pudo.
—Simplemente aléjate de Yoongi—interrumpió Jimin—. Nunca te hizo nada.
Yoongi no podía ver a Chester, pero podía imaginar su cara arrugándose de forma maliciosa. —Son unas malditas serpientes de todas formas. Es cosa de tiempo.
—Maldito imbécil—murmuró Samantha, pero Yoongi se mantuvo debajo de la mesa, sosteniendo la mano que Damien le tendió y deseó estar en la sala de menesteres con Jungkook.
*
*
*
Y ahí es donde estaba, cuando le llegó la noticia.
Jungkook terminó sus exámenes dos días después que Yoongi y ambos celebraron con una botella de whisky de fuego en la sala, sentados en un sofá grande y suave mientras escuchaban discos antiguos de La divina comedia y cantaban lo más fuerte posible. Yoongi estaba feliz y Jungkook estaba feliz y había un partido de Quidditch el sábado y Slytherin iba a ganar y todo era simplemente -malditamente- asombroso.
Y entonces el retrato del antiguo profesor de pociones corrió hacia La sala, dentro de la pintura que colgaba cerca de la mesa -Lucien Freud, o la reproducción de uno, con verdes y negros crudos que se encontraban con un desnudo espigado. El profesor se veía graciosísimamente fuera de lugar junto a los colchones, pero no parecía importarle. —¡Min! ¡Sal de aquí, ahora!
Jungkook soltó la mano de Yoongi. —Qué mier-
—Es- la chica Way—dijo la pintura, dándose cuenta solo ahora de la pintura a la que entró y envolvió su túnica a su alrededor. —Rápido, debes ir.
—¿Por qué? ¿Qué pasó?
—Sígueme—dijo sombríamente la pintura. Yoongi no necesitó un hechizo para estar sobrio para ponerse de pie, y Jungkook tampoco; salieron de la sala y bajaron las escaleras, y aunque eran las tres de la madrugada y Jungkook debía estar destrozado, nunca mencionó volver a la cama.
Y abajo en las mazmorras, en el pasillo, la pequeña Isobel Way estaba sosteniendo su muñeca y lloraba.
—¡Mierda!
El antiguo profesor se metió en otra pintura y Yoongi fue hasta la chica, con Jungkook a su lado. —Mierda, Izzy, Izzy, mierda, ¿qué pasó?
Los ojos de Jungkook estaban abiertos como plato, mirando la muñeca luego a Yoongi y luego a Izzy y de vuelta a su mano—C-conozco episkey-
Izzy se acurruco alrededor de la mano y simplemente lloró más fuerte y Yoongi terminó levantando su cuerpo y le dijo a Jungkook la contraseña entre dientes para poder entrar a la sala común. Eran las tres de la madrugada, así que nadie estaba despierto, pero Jungkook tocó cada puerta que pudo ver mientras Yoongi acostaba a Isobel en el sillón más largo. Samantha llegó corriendo en su bata, Damien en una camisa suelta y Max con su pijama de ositos, Edie-Maude todavía en su uniforme y Alwyn en su camisón.
—Alwyn-
—Izzy-
Yoongi atrapó al chico por su cintura antes de que pudiera abalanzarse sobre Izzy y causar más daño—. No sé qué está herido-
—Izzy, qué mier-
En ese momento, Jimin cayó, más que caminó, a través de la puerta de la Sala Común. Su pómulo estaba morado y sus ojos llenos de furia. —El maldito Chester Whitehall estuvo aquí—dijo, y estaba tan enojado que su voz eran lágrimas burbujeantes—Maldito, maldito Chester, intenté perseguirlo y dijo que me acusaría por estar fuera de la cama y entonces Sadie la maldita perra me dio una cachetada y- ¿está bien Izzy, lo está? ¿Está bien?
—Ve por tú mismo—dijo sombríamente Damien.
—¿Qué mierda pasó? —Yoongi todavía sostenía a Alwyn, aunque ahora ya no estaba peleando por moverse, sino que estaba quieto, viendo como Izzy lloraba como si nunca hubiese visto algo como eso. —Jimin, ¿tú lo viste?
—Whitehall tiró una especie de maldición—dijo Jimin, arrodillándose al lado de Izzy, desabotonando su túnica para dejarla sobre sus hombros—. Levantó su mano y la golpeó en la mucha, y me enfurecí y lo perseguí y Sadie se interpuso en mi camino y volví a mis malditos sentidos y una pintura dijo que la encontraste. Mierda. Mierdamierdamierda.
Yoongi puso su mano en el hombro de Jungkook. —Oye-
—Izzy-
Al otro lado de la chimenea, el retrato del antiguo profesor los estaba mirando desde el gran Carvaggio colgado ahí. Yoongi caminó hacia el lo más silencioso que pudo, detrás de Edie-Maude maldiciendo el cielo y Alwyn amenazando con matar a todos los que pueda pensar; Jungkook, mientras tanto, estaba arrodillado a un lado de Izzy con su varita sostenida por su mano temblorosa.
—¿Puedes ir por el profesor Malfoy? —dijo silenciosamente Yoongi. Dickens era el jefe de la casa, pero Malfoy sabría qué hacer. —¿Por favor?
Por una vez, el retrato no hizo un escándalo sobre no ser un mensajero. Asintió, mirando la escena en la Sala Común y envolvió su túnica sobre su cuerpo antes de desaparecer, dejando a Yoongi abandonado.
Cuando el profesor Malfoy entró, estaba con su ropa de dormir y pantuflas, sus pómulos brillosos y rojos y sus ojos salvajes. —¿Qué pasó? Way, ¿Way? ¿Está-? Roadfell, Min, díganme qué sucedió.
Le dijeron de la mejor forma que lograron.
—Whitehall—repitió Malfoy. —. Whitehall y...¿McDermot? ¿Sadie? ¿La Ravenclaw?
Ante el sonido del nombre de su casa, Jungkook se escondió detrás del hombro de Yoongi. Max Hastings se unió a Alwyn y se acomodó junto a Izzy en el sillón, e Izzy había dejado de llorar tan fuerte, aunque seguía apretando su muñeca, con lágrimas cayendo por sus mejillas. —Todos ellos—dijo fríamente Jimin. Todos los Slytherin, además del profesor y un Ravenclaw, estaban en la Sala Común. Todavía se sentía vacía.
—Serán castigados—dijo Malfoy—. Way – Isobel, ¿puedes pararte? Podemos ir hasta donde O'Shannon.
Con la cara blanca, Izzy sacudió su cabeza.
—O-O'Shannon no podrá hacer nada—dijo Jungkook, con la voz débil.
—¿Qué diablos estás haciendo tú aquí, Jeon?
—Perdón, señor—Jungkook le envió una mirada de disculpa a Yoongi mientras sostenía su codo—. Yo- yo y Yoongi estábamos pasando el rato, y escuchamos- y bajamos, así que pensé que podría hacer algo-
—Arregló mi nariz el año pasado cuando Chester la rompió—dijo Yoongi.
Malfoy le dio una mirada. —No sabía que Whitehall rompió tú nariz.
—Se arregló, así que no me molesté en mencionarlo.
El profesor suspiró, sus hombros se hundieron y se veía muy muy joven y al mismo tiempo muy muy viejo. —Bueno. Jeon, ¿por qué O'Shannon no podrá hacer nada?
—Es una maldición—Jungkook sostuvo su propia mano, dejándola caer hacía adelante—¿En realidad no le hace nada a la mano? Simplemente duele mucho, es como una cosa que duele demasiado y tu mano se siente adormecida.
Malfoy frunció el ceño, pero no dudó de las palabras de Jungkook. —Aún así quiero que O 'Shannon sepa. Isobel, ven conmigo-
—Iré también—dijeron Alwyn y Max al mismo tiempo.
—No soñaría con algo diferente—les aseguró Malfoy y levantó a Izzy con alguna especie de hechizo—Vamos. Profesor, ¿puedes despertar a O'Shannon? —eso fue dirigido hasta la pintura, la que siempre estaba ayudando a Yoongi, quien asintió obedientemente y desapareció por segunda vez esa noche.
—Maldita sea—dijo Jimin cuando todos se fueron—. Dios.
Damien, con su cara pálida, se derrumbó en una silla. Nadie le sugirió a Jungkook que se moviera. Nadie sugirió ir a la cama.
*
*
*
—¿Detención? ¿Por una semana? ¡Le hizo mucho daño a Izzy!
—Lo sé—dijo tranquilamente el profesor Malfoy. Damien, Yoongi y Samantha estaban de pie en su escritorio, Damien casi vibraba por la furia. —Sugerí detención y suspensión el próximo año, pero nadie estuvo de acuerdo.
—No es justo, señor—dijo Damien.
—No, no lo es—por primera vez, Malfoy se veía enojado, realmente enojado y no por culpa de ellos. ¿En lugar de ellos, quizás? —. No es justo, pero no puedo hacer nada. O'Shannon dijo que Isobel no fue herida-
—Estaba llorando, señor-
—Lo sé—Malfoy cerró sus ojos y frotó su cien—. Lo que está hecho, está hecho. Withehall no se ganó ningún favor con sus profesores, sin embargo.
Yoongi no dijo nada. Toda la escuela parecía saber acerca de Izzy. Habían recibido muchas miradas compasivas estos días, pero nadie hizo nada realmente. Slytherin tendría que retirarse de la copa de Quidditch, porque sin Izzy tenían un cazador menos y no importaba cuánto rogaran, nadie rompería la regla de primer año para que Max jugara.
(—Harry Potter lo hizo-
—Pero tú no eres Harry Potter, Hastings.
Max entró furioso a la sala común, pateó un cojín y gritó ¡chupa un pene! Hasta que se sintió mejor.)
Fue una forma abrupta y dolorosa de terminar el año.
*
*
*
—Te veré en el verano—dijo Jungkook, abrazando a Yoongi en el abrazo más grande y cálido que había tenido en mucho tiempo—. ¿Cierto? ¿Te veré, cierto?
—Por supuesto que sí, bobo—Yoongi lo abrazó de vuelta—. Eres mi mejor amigo. ¿A quién más vería?
Estaba un poco satisfecho con el sonrojo en las mejillas de Jungkook, incluso cuando tuvieron que separarse, viendo como el tren paraba en la estación. —Eso es tonto. Eres tonto.
—Tú eres tonto.
Jungkook lo empujó. —¿Escribe?
—Escribiré tanto que tendrán que comprarme mi propia lechuza—dijo Yoongi, apretando su corazón de forma melodramática. Jungkook tuvo tiempo de reírse antes de que sus amigos de Ravenclaw se lo llevaran lejos y Yoongi fue dejado de pie con su maleta y el pecho lleno de calidez.
—¿Yoongi?
—Hey—Yoongi levantó una mano hacia Damien, subiendo al carruaje al cual Damien apuntaba. —¿Estás bien?
—Gerry me envió una carta—Damien le entregó una hoja de papel que simplemente decía QUE SE JODA CHESTER con letras gigantes escritas con un sharpie rojo.
—Bien por Gerry.
—Le envió una a Izzy, también, pero creo que sí se esforzó en escribir esa.
—Bien por Gerry—Yoongi miró por la ventana y pudo ver a Namjoon, Seokjin y Hoseok escogiendo un compartimiento para ellos. Tendría que ir hasta allí en algún momento durante el viaje.
Media hora después, Damien envolvió su dedo meñique en el pulgar de Yoongi.
Y Yoongi estaba cansado, así que lo dejó. Se sentía bien. 
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ikoocaina · 3 years ago
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Volver a Verte
JUNGKOOK x READER
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Sábado 10 de abril 19:23
Argentina, Buenos Aires, Palermo
Tattoo Studio
   ¿Alguna vez te has imaginado sombrear la cara de una chica japonesa en la piel de otra persona? Las manos tienen que ser firmes para soportar la vibración de la máquina. Si fuera descuidada, la aguja penetraría demasiado, si se apresurara, las líneas se torcían, si tenía miedo no podría hacerse el tatuaje.
 Aunque amo hacer tatuajes nunca voy a entender el querer inmortalizar en nuestros cuerpos símbolos que van desde religiosos hasta macabros. Aquí, sin movilidad en una camilla, recibieron tortura pagada para luego irse felices.
 Por alguna extraña razón el lugar estaba vacío, quiero decir, junto a mis compañeros, estuvimos tatuando todo el día pero a diferencia de los días “normales” hoy fueron la mayoría tatuajes pequeños. Entonces al ver que no había más turnos, todos empezaron a irse a su casa, quedando solo yo.
 Me encontraba sentada detrás del mostrador, escuchando música por los parlantes del lugar, golpeteando la punta de mi pie en el suelo al ritmo de la canción.
 Respiré hondo. Debería estar en mi casa pero justo hoy me había tocado cerrar a mí. Empezó a sonar una canción demasiado triste, por lo que tuve que agarrar el control y apuntar en dirección al parlante principal para cambiarla, o bueno, en esas estaba cuando sentí el tintineo de la puerta abriéndose y esa certeza de que alguien está entrando.
 Vire los ojos en esa dirección  y di con dos hombres, uno más alto que el otro. El más alto, que venía en mi dirección, tenía un buzo azul, pantalón negro y un gorro del mismo color que tapaba todo su cabello, a excepción de un mechón rubio; y el más bajo, quien quedo atrás, tenía el cabello rosado, llevaba un pantalón negro, una remera con dibujos en negro y blanco, una camisa a cuadros. Ambos llevaban puesto tapabocas, por lo que no podía ver sus rostros en totalidad.
— Hola —dije mientras presionaba el botón para bajar el volumen de la música—. ¿Puedo ayudarles en algo?
— Yo… —hablo el más alto, mientras que el peli-rosa se dirigía hacia los sillones—. Yo tengo un turno para un tatuaje.
Me quede pensando unos segundos ya que Micaela, la chica que se encarga de dar y agendar los turnos, no había dicho que había alguien más para hoy.
— Podrías darme tu nombre —le di una leve sonrisa mientras posicionaba mi mano en el mouse de la computadora y presionaba en calendario, ya que ahí anotaba los turnos.
— Justin Hernández.
 Me fijé el listado dos veces y no había nada, así que pase agarre la libreta donde algunas veces anotaban turnos de último momento. Y no, tampoco había nada.
— Disculpe pero su nombre no está escrito en ningún lado —hable mientras seguía mirando la libreta.
— Eh, yo —levante la mirada y vi que estaba jugando con sus dedos—. Mi nombre es Jeon Jungkook, soy parte de una banda llamada BTS —yo fruncí el ceño a lo que él aclaro: —, soy de Corea del Sur —bajo la cabeza—, entonces…
— ¿Viajaste desde Corea hasta aquí solo por un tatuaje? —él levantó la mirada y me miró confundido.
 ¿De todo lo que me había dicho solo había prestado atención a eso? Si. Quiero decir. ¿Dónde viste una persona que viaja de un continente a otro solo por un tatuaje?
— ¿Eso está mal?
— No, pero… —pensé en hacerle el tatuaje o decirle lo que le hubiese dicho a cualquiera, que saque un turno. Pero había venido desde muy lejos, muy, muy lejos, podría…—. ¿De qué tamaño es el tatuaje que quieres?
— Creo que este tamaño —puso sus manos al frente mío moviéndolas un poco hasta quedar, casi, del tamaño de una hoja A4—. Incluso… —metió su mano en el bolsillo trasero de su pantalón y saco un papel, que al desdoblarlo pude ver que era un boceto—, es este —lo acerco un poco a mi rostro.
— Tiene muchos detalles, este tatuaje seguro lleve más de tres horas —pase mis dedos por encima del dibujo, el cual, sin ser delicado, era preciso, incluso se llegaba a distinguir el más mínimo detalle—. Es muy tarde y…
Aunque no podía ver toda su cara, distinguí como sus las esquinas de sus ojos cayeron y se pusieron cristalinos. Estaba decepcionado. Miró hacia atrás en dirección a donde estaba sentado el chico peli-rosa. Este se encontraba viendo unas revistas, inmerso de todo lo que estaba pasando. Cuando Jungkook volvió con su vista a mí, agarro con cuidado el boceto del tatuaje para volver a doblarlo.
Habían viajado hasta aquí solo por un tatuaje, tal vez, solo tal vez podría…
— Podría hacerte el tatuaje por partes —digo rápido llamado su atención—, podemos empezar remarcando todo lo que está en negro, y en la siguiente sesión hacemos los detalles con color.
— Me gusta la idea, podemos hacerlo de esa manera —se bajó el tapabocas y vi cómo sonreía sin mostrar los dientes.
 Mierda. Era lindo, muy atractivo.
 Él volvió a mirar en dirección al otro chico y levanto un poco la voz para decirle: — Yoongi hyung, me van a hacer el tatuaje. ¿Prefiere quedarse o ir al hotel?
 El chico peli-rosa, con el ahora nombre de “Yoongi”, hizo un gesto con su mano dando a entender que se quedaría aquí.
 Jungkook volvió su vista a mi dirección y esta vez sonrió abiertamente, enseñándome unos dientes perfectos y blancos, y yo... no pude más que contestar con el mismo gesto: —Vamos, así paso el dibujo en el papel transfer y me dices en donde voy a hacer el tatuaje.
 Antes de ir hacia mi puesto, donde iba a hacer el tatuaje, fui hacia la puerta, puse el cartel de “cerrado” y aseguré la puerta con llave. Principalmente lo hice porque no había nadie que atendiera en la recepción, y se encontraban dos personas famosas aquí. Si alguien entrara y reconociera al chico peli-rosa se armaría todo un problema.
 Me dirigí por uno de los pasillos, directo a mi habitación de tatuajes, siendo seguida por Jungkook. Cuando entramos le dije que se pusiera cómodo mientras yo pasaba el dibujo.
 Era increíble la cantidad de detalles que tenía, incluso podría jurar que este trabajo había sido hecho por un profesional, quiero decir, el chico tiene plata, si viajo a otro continente por un tatuaje tranquilamente podría pagarle al mejor diseñador por un dibujo.
— Lo hice yo —hablo como si hubiese escuchado lo que estaba pensando.
— ¿De verdad? —el asintió como respuesta—. Es muy lindo
— Gracias.
 Solo asentí y volví al dibujo, necesitaba pasar todo tal cual, o al menos las partes que estaban sin color.
— Ahora… —hable mientras comparaba por última vez el boceto original con el mío. Cuando mire en dirección a Jungkook, se encontraba viendo mi cuaderno de bocetos—. ¿Dónde lo quieres?
 Antes de poner su atención en mí, dejo el cuaderno sobre un estante.
— Aquí —se levantó un poco la remera para desajustar el cinturón que llevaba, seguido a eso desabotonó el botón de su pantalón y empezó a bajarlo hasta las rodillas—. Aquí quiero el tatuaje —apunto hacia su cadera izquierda bajando por sus muslos, hasta su rodilla.
 No pude evitar soltar un suspiro. Llevaba un bóxer negro y en el elástico tenia impresa la marca de Calvin Klein.
 ¿Acaso este chico no tenía vergüenza? Podría haberme apuntado la zona sin necesidad de bajarse los pantalones.
— Okey —me acerque de a poco y me fui agachando para colocar el papel donde me había señalado. Cuando vi que todo estaba en su lugar, quite el papel y agarre un gel que hacía que el dibujo se adhiera con más facilidad—. Vamos a empezar así que puedes ponerte cómodo.
�� ¿Podemos hacerlo de pie?
— ¿Perdón?
— El tatuaje ¿Puedo quedarme parado mientras haces el tatuaje? —reformulo la pregunta, inclinando un poco la cabeza.
— Eh si, supongo que si —asentí mientras iba a buscar la silla donde yo me iba a acomodar—, si te es más cómodo estando parado, está bien.
 Definitivamente iba a ser una sesión larga.
— Ven —hago un gesto con mi mano para que se acerque más a mí, a lo que el obedece.
 Preparo todo en silencio, no sé muy bien que decir en verdad.
 Me acerco un poco más para colocar la plantilla sobre su cadera e ir presionando con mis dedos hasta llegar a su rodilla, a lo que siento como él se pone rígido en su lugar.
— Cálmate, todavía no agarro mi máquina como para que te pongas así —subo mis ojos y Jungkook baja la cabeza mirándome desde esa altura.
— Tus manos son mucho más peligrosas que esa máquina.
 Instintivamente quito mis manos de su muslo izquierdo y siento que mi respiración se agita.
— No sé cómo responderte eso.
 Se encoge de hombros y no dice nada más.
 Retiro con mucho cuidado la plantilla, viendo que el dibujo haya quedado perfectamente impreso en su piel.
— Listo —digo dando sonriendo—. Ahora por favor, ponte cómodo.
 Él retrocede un poco y se baja en totalidad los pantalones, seguido a eso levanta la parte inferior del buzo y empieza a subirlo hasta sacárselo, quedando en una remera sin mangas…… Este chico tiene uno de los brazos lleno de tatuajes, desde el hombro hasta los dedos. Había visto uno pequeños tatuajes en su mano pero nunca imagine que iba a tener todo un brazo tatuado.
 Me coloco los guantes e intento no hacerlo de manera torpe ya que me tiemblan las manos y las piernas. Posiciono mi silla de la mejor forma y preparo mi máquina. Su forma de mirarme hace que haga todo de manera más lenta para no cometer errores.
— Bueno, Jungkook ¿Estás listo? —Responde con un asentimiento—. Necesito que sostengas la parte interior del bóxer hacia arriba, así no choca contra el dibujo.
 Hace lo que le digo y es entonces cuando comienzo a tatuar su piel. Esto de alguna forma se siente algo demasiado íntimo e incómodo, cosa que no me había pasado antes con algún cliente.
 Lo veo hacer una mueca y no puedo evitar reír por lo bajo, al menos creo que este ambiente pesado se puede aligerar.
— ¿Duele?
— Sí, pero pensé que sería peor.
 Sonrío.
— Los de tu brazo, ¿dolieron? —alejo un poco la máquina para mirarlo un momento—, los tatuajes, digo —apunto con la cabeza y sigo tatuando.
— Dolieron pero fue soportable —sentí como hizo tronar su cuello—. Si quieres, después, te hago ver uno por uno.
 Siento algo de calor, mucho calor y no tiene nada que ver con el clima. Intento concentrarme y los siguientes minutos no la paso nada bien.
— Y... ¿Se puede saber cómo terminaste aquí?
— Hace tiempo quería hacerme este tatuaje, pero no podía hacérmelo en mi país.
— ¿Por qué? ¿Te siguen mucho las cámaras?
— A todos lados —rio—. Pero también tatuar es ilegal en Corea, aunque no es ilegal llevarlo, solo te pueden tatuar los que tienen una licencia médica.
 Lo mire con incredulidad.
— ¿O sea que, es legal llevar un tatuaje siempre y cuando te lo haya hecho un médico licenciado? —deje de tatuar y me aleje un poco para verlo a los ojos, y cuando asintió volví al tatuaje.
— Así que, como en otros países no es ilegal decidí buscar un lugar que hiciera tatuajes a mi gusto y encontré este lugar.
   Aunque no lo mire estaba segura que había sonreído; yo solo asentí y seguí inmersa en lo mío.
— Los tatuajes de tu brazo, ¿dónde te los hiciste?
— Corea pero fue un poco complicado, ya que salieron fotos del lugar a donde había ido, y empezaron a…
— ¿Te molestaron por eso? —lo mire unos segundos.
— Un poco, si —llevó la mano a su nuca lo que me dio a entender que estaba avergonzado.
 Volví con mi maquina a su cadera y seguí tatuando en silencio, hasta que por el rabillo del ojo lo miro hacer un movimiento.
 Sentí su mano en mi cabello y nuevamente aleje la maquina ya que me quede paralizada. Creo que nunca terminare este tatuaje.
 Tomó un mechón que tenía en el rostro que realmente me estaba molestando, con suavidad lo colocó detrás de mí oreja, lo oí suspirar.
— Me gusta tu cabello —dijo, tenía la vista fija en él.
— Gracias.
— También como te ves desde este ángulo.
 No digo nada y continuo con el tatuaje, es lo mejor que puedo hacer en estos momentos. No quiero decir algo estúpido, no quiero arruinar nada.
— ¿Estas cómoda?
— ¿No es algo que yo debería preguntarte?
— Supongo, pero ¿estas cómoda?
 Sonrío.
— Solo me siento... —intento buscar una palabra con la cual poder explicar cómo me siento pero no la encuentro.
— ¿Incomoda?
 Ladeo la cabeza.
— Esa no sería la palabra, pero va por buen camino.
— ¿Yo te incomodo? —su tono de voz es curioso.
 Levanto la mirada hacia él y niego rápidamente.
— Tú... solo me pones nerviosa —miro sus ojos— y eso es raro en mí.
— ¿Te cuento un secreto? —se acerca mucho más y no quita su mirada de mis labios—. Yo también me pongo así —frunzo el ceño a lo que él sigue con la explicación—. Digo, tener una chica linda que me mira desde abajo y una máquina que hace vibrar toda esa… —hace movimientos en círculos con su mano—… zona; creo que cualquier hombre se pondría nervioso.
 Sus ojos se encuentran con los míos y mi respiración se acelera de una manera absurda. Intento recordarme a mí misma que no soy una adolescente con las hormonas alborotadas.
— Yo…
 La puerta se abre y veo al peli-rosa, Yoongi, entrar.
— Me estaba aburriendo estando afuera, solo —pasa sus ojos de Jungkook a mí, y viceversa—. ¿Me puedo quedar aquí? No voy a molestar.
 Jungkook me mira a lo que yo asiento y me dirigí hacia Yoongi: — Puedes sentarte ahí —apunto a la camilla, a lo que el asiente y va hacia el lugar indicado.
 En las siguientes horas pude terminar el tatuaje en paz. Jungkook no me dijo nada más, solo mantenía conversación con Yoongi y recibía alguno que otro asentimiento o monosílabos por parte mía.
— Terminé —Coloqué la maquina en su lugar y me levanté—. Ven a verlo.
 Él se levantó y caminó hasta el espejo para verlo. Estaba nerviosa, quería que le gustase. Lo miró y me sorprendió cuando volteó hacia mí con una sonrisa genuina.
— Me gusta, en verdad me gusta.
 Reí de felicidad, parecía que un gran peso en mi espalda desapareció. Me quite los guantes y los coloque en su sitio.
— A mí también me gusto —comentó Yoongi acercándose un poco para verlo mejor—. Podría considerar hacerme uno.
 Él caminó hasta posicionarse en frente mío. Tuve que levantar la vista para poder mirarlo mejor.
— Gracias –otra vez la punzada de calor en mi pecho—. Creo que tenemos que irnos.
— Eh si —me gire un poco para agarrar el parche dérmico—. Tengo que ponerte esto.
 Hice todo con sumo cuidado y luego que se acomodó la ropa salimos hacia la recepción.
— Gracias —volvió a repetir una vez que le entregue se tarjeta de crédito.
— No es nada —sonreí un poco—. Tiene que volver después de 15 días.
— ¿Para terminar el tatuaje? —pregunto a lo que yo asentí—. Bien, entonces nos vemos pronto.
 Salió de la tienda seguido de Yoongi, quien agitó la mano en mi dirección, a lo que yo respondí con la misma acción.  
 Mire el reloj de la pared y estaban por ser las 01:16 de la madrugada a lo que suspire. Quince días más y lo volvería a ver.
   Lunes 26 de abril 14:21
Argentina, Buenos Aires, Palermo
Tattoo Studio 
 — Listo, ya puedes subirte el pantalón —doy una última mirada y me alejo para sacarme los guantes y también, darle su espacio—. Esta vez viniste solo.
— Pensé que como iba a estar un corto tiempo no era necesario venir con los demás miembros.
— Supongo que sí.
— ¿Estás sola? —pregunta de forma rápida.
— ¿Cómo?
— Si no hay nadie más aquí.
— Algo así, todos se fueron a almorzar.
— Menos tú.
— Menos yo porque vino un cantante famoso a terminar su tatuaje.
— Sorry. —sonrió mostrando sus dientes y ladeaba la cabeza.
— No importa, creo que es mejor, a estas horas no andan muchas personas por la calle así que menos posibilidades de que alguien te reconozca.
— A estas horas, en Corea, están durmiendo —termino de acomodarse la ropa y se sentó sobre la camilla. Yo lo miraba desde una esquina, con la espalda apoyada en la puerta.
— ¿Tienes sueño?
— No, pero podría acostarme en esta camilla, es cómoda.
— ¿A qué hora sale tu vuelo?
— Cinco y media —bajo la cabeza, probablemente mirando sus pies.
— ¿Y mientras tanto?
— Podría pasar tiempo con mi tatuadora. —me miro pero sin levantar la cabeza. Se veía…tierno, como un niño pidiéndole a su mamá que cocine su comida favorita.
— ¿Qué planes tienes en mente? —me reí mientras cruzaba los brazos.
— ¿Recuerdas cuando te dije que, si querías, podría hacerte ver, uno por uno, mis tatuajes del brazo? —bajo de la camilla y se fue acercando de a poco.
— Lo recuerdo, si —sonreí al ver que estaba a menos de diez centímetros de mí—. Pero no creo que me sorprenda.
— Suelo tener buen gusto en tatuajes —sonrió.
— ¿Solo en tatuajes? —el soltó una carcajada por mi coqueteo indiscreto, después humedeció sus labios con una sonrisa coqueta.
— Pues, me gusta lo que tengo delante —sentí como mi pulso se aceleraba.
— Buena respuesta
— Solo un beso. —dio un último paso quedando su cuerpo pegado al mío—. Y ya está.
— No te lo crees ni tú.
 Levantó solemnemente las manos y dijo: —Te lo prometo.
— ¿Y si alguien entra?
— ¿No dijiste que estaban todos almorzando?
— Un solo beso —dije, poniendo el dedo índice erguido entre nosotros dos.
— Si.
 Me acerqué ladeando la cabeza y juntamos nuestros labios. Cerré los ojos con alivio y dejé que mis uñas se arrastraran a través de los mechones de su cabello.
 Me apretó a él.
 Un beso, dijimos. ¿Y si ese uno duraba media hora? ¿Valdría? Pues debió de valer, porque no fueron treinta minutos, pero probablemente cumplimos unos quince sin despegar completamente los labios del otro.
 Nos dimos todo el catálogo de besos disponibles en el mundo, pero metidos en uno solo.
 Picos castos, con los labios apretados.
 Besos tiernos y un poco húmedos, juguetones.
 Mordiscos.
 Lengua.
 Su mano tanteando disimuladamente debajo de mi remera.
 Yo frotándome con sigilo con su erección, evitando el área del nuevo tatuaje.
 El cuello.
 Las orejas.
 Suspiros.
— La camilla es cómoda —susurro en mi oído.
— ¿Lo es?
 Volvimos a besarnos atropelladamente. Cuando lleve una mano hacia atrás ni siquiera atinaba a darle vuelta a la llave para que la puerta quedará asegurada. Cuando lo logre fuimos directamente hacia la camilla, o al menos eso intentamos.
 Durante unos minutos todo fueron gemidos y provocación sorda. Miradas, sonrisas, manos que empujan y jadeos que se escapan de las bocas cuando el cuerpo se acelera. Pero yo quería más.
 Empecé a desnudarlo con cuidado, al llegar a sus pantalones, y él hizo lo mismo conmigo.
—Hubiese sido mejor estar en una cama —hablo mientras me posicionaba sobre mi silla de tatuar y se arrodillaba, abría mis piernas y besaba el interior de mis muslos—. Me hubiese gustado que te sentaras en mi cara —y seguido a decir eso hundió su lengua entre mis pliegues. Incluso arqueé la espalda cuando le dedicó caricias húmedas a mi clítoris.
 Era como un bálsamo placentero para mí.
 Metí los dedos entre los mechones de su cabello rubio y disfruté de los movimientos circulares, de los paralelos a mis labios, de los besos, de los pequeños soplidos sobre mi piel y de la caricia suave de la yema de su dedo pulgar.
— Jungkook —hable con la voz temblorosa.
— Shhh estamos bien.
 Me contraje de placer con un espasmo previo, gemí y sentí la necesidad de ver a Jungkook concentrado en aquella caricia cuidadosa. Levantó los ojos hacia mí cuando me incorporé. Tenía la boca pegada a mis labios, pero adiviné que sonreía.
— Me gusta cómo te ves desde este ángulo —susurré, imitando su comentario de la primera vez que nos vimos.
 Cerró los ojos y llevó su lengua hacia el interior de mi sexo, donde se introdujo tan hondo como pudo. Cerré mis ojos y pronto sentí uno de sus dedos sustituyendo a su boca. Siguió lamiendo a la vez que su dedo jugueteaba hasta introducirse del todo y penetrarme con firmeza. Y yo me corrí sin más. Bueno, sin más no: me sentí arder y, agarrándole de su cabello, él se pegó más a mí, y siguió lamiendo para alargar mi orgasmo.
— Oh, Dios... —grité para después dejarme caer contra el espaldar de la silla—. Era un beso solamente —hable cuando había recuperado algo de oxígeno.
— No aclaramos en donde —me levanto para luego tumbarme sobre la camilla. Él subió encima, y abrió mis piernas con un movimiento de su rodilla—. ¿Seguimos?
 Yo asentí a lo que él sonrió y volvió a besarme.
 Sentí la erección de Jungkook tantear mi entrada y como se introducía lentamente hacia el interior. Eché la cabeza hacia atrás. Las penetraciones eran profundas, los jadeos continuos y el movimiento lento pero contundente.
— Córrete —supliqué—. Córrete dentro de mí.
 Jungkook gimió y aceleró el ritmo.
 Tenía ambas manos a los costados de mi cabeza. Sus músculos se tensaban, ¿era posible que sus tatuajes se vieran más grandes? Posiblemente.
— Ah..., Jungkook —gemí.
 Su mano izquierda pasaba desde mi cuello hasta mis pechos y así sucesivamente, mientras que la derecha seguía a un costado de mi cabeza sosteniendo su peso. Mi cuerpo nunca jamás había recibido tantas atenciones certeras, calmadas, sabias. Todas destinadas a hacerme volar.
— Déjate ir... —susurró en mi oído Jungkook—. Quiero que te sientas ir..., conmigo.
 Abrí los ojos y estudié su expresión. Unos mechones se habían pegado sobre el sudor de su frente y tenía el ceño fruncido y los labios entreabiertos.
— Más... —y juro que quise llorar. Todo era tan intenso...
— Un poco... —demandó Jungkook—, aguanta un poco más.
 Lo besé rodeándole el cuello con los brazos.
— Eres increíble, muy hermosa —susurró Jungkook—. Nunca, jamás, había conocido a alguien como tú.
 Mis dedos bajaron a mi clítoris y froté en ese lugar.
— Mírame... —me exigió, y yo que a duras penas podía mantener los ojos fijos en él.
 Abrí la boca cuando empecé a correrme, pero ni siquiera me salió un sonido.
 Di bocanadas de aire, despacio, tratando de contener el placer y alargarlo. Me destrozaba y me volvía etérea a la vez. Mi cuerpo tan sacudido, tan a la merced de las sensaciones...
 Él fue el siguiente en correrse en un alarido, hundiendo la cara entre mis pechos, y haciéndonos cambiar de posiciones, con él abajo y yo arriba.
—  Muévete, muévete... —me pidió Jungkook.
 Y en las últimas sacudidas nuestro orgasmo alcanzó lo más alto entre gritos. Me encogí cuanto pude, tratando de absorber tanta energía y tantas emociones. Jungkook salió de mi interior y su semen resbaló manchándome los muslos y la camilla.
 No hablamos. Él me abrazo, y yo queriendo fundirme en él.
   Lunes 26 de abril 16:13
Argentina, Buenos Aires, Palermo
Tattoo Studio 
 — La mancha no sale —dije parándome alado de él.
— Podría comprarte una nueva —dio un rápido vistazo para ponerse la remera.
— Deberías, sí.
 La mancha de semen de la camilla había salido, era plástico, obviamente iba a salir, pero la mancha de la silla….
— ¿Tienes algún fetiche con tener sexo sobre una silla? —lo mire cruzando los brazos.
— No lo creo pero siempre quise hacerlo —se rio—. Prometo comprarte una silla nueva, que sea igual de cómoda.
— Bueno —susurre mirando el reloj de la pared y bajando la cabeza, tenía que irse.
—  Pero te lo recompensaré cuando vuelva, ahora tengo que irme, podrías ponerle un almohadón encima para que no se vea.
—  ¿Cuándo vuelvas? —lo mire sintiendo ¿emoción? Creo que podría llamarse así.
—  Teno que volver en 15 días, ¿no? Para revisar que el tatuaje este bien.
— Cierto —lo que menos había hecho era pensar en el tatuaje—. ¿Está bien? ¿No te pica? —Él negó con la cabeza—. ¿Solo vas a volver por el tatuaje? Porque podrías hacerlo ver en otra tienda de tatuajes más cerca.
— Podría pero no tendría una excusa —alegó poniéndose su campera negra.
— ¿Excusa para qué?
Escucharlo reír fue un alivio. Acto seguido, se acercó y susurró: —Volver a verte.
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jungkookiebus · 5 years ago
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Resplandor rosa | jjk
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Género: smut con tentáculos (nunca he hecho esto, pero al menos lo estoy haciendo por ustedes)
Pareja: alien!jungkook x científica!lectora
Clasificación: 18+
Advertencias: penetración con tentáculos (vaginal y bucal), juego de asfixia, leve provocación, squirting.
Resúmen: Vino a la Tierra hace más de seis meses y lo has estado estudiando desde entonces. Lo que no sabías es que él también te ha estado vigilando de cerca...
Nota de la autora: sí, así que nunca antes he escrito nada relacionado con tentáculos, a menos que la polla gorda de Tae califique. ¡Pero espero que lo disfruten!
translated by @overtherainbow35​
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Sus ojos oscuros siguieron tus movimientos mientras caminabas detrás del vidrio. Se sentó en el borde de la cama, con la espalda recta y mirando como lo hacía normalmente. Si querías llamar eso normal. Desde su llegada, hace poco más de seis meses, había estado bajo encierro del gobierno y tú eras la científica principal del equipo. Se veía como cualquier otro hombre. Era de estatura media, complexión muscular, pelo oscuro... pero se detenía ahí. Su piel era de un blanco luminoso; a la luz brillaba casi como un ópalo, pero en la oscuridad era casi bioluminiscente. De su espalda, seis largos y suaves tentáculos parecían fluir lejos de él como si estuvieran suspendidos en el agua. Eran igual de blancos, pero gradualmente, empezando por la base, se iban aclarando hasta que, al final, se volvían transparentes. Pequeñas venas de luz pulsaban justo debajo de la superficie de ellos. Las luces cambiaban de color e intensidad según su estado de ánimo. La mayoría de las veces era ambivalente, y la luz era blanca, cuando estaba enfadado se volvían de un rojo intenso, y cuando conseguía lo que quería se volvían de un azul brillante.
Respondía a las preguntas cuando se le preguntaba, pero más allá de eso, no hablaba.
Fue encontrado en un sitio que se creía que era un meteorito extraviado basado en la luz verde que se había visto la noche anterior, pero cuando llegó un equipo, estaba el cráter pero no la roca. En su lugar, allí estaba, parado perfectamente quieto y sereno en el medio. No hizo ningún alboroto, no protestó, ni habló cuando fue recogido por un equipo de funcionarios del gobierno y traído aquí.
No se alimentaba de comida humana, rechazándola desde el principio, y parecía estar bien meses después. Se sometió a un aluvión de pruebas que arrojaron niveles normales, de hecho se encontraron extrañas sustancias "no humanas". Pero nunca protestó. Seguía tus movimientos de forma inquisitiva mientras hurgabas, pinchabas y hacía observaciones. Te contó todo sobre el sistema estelar del que provenía, las vistas que verías en su planeta, y su vida diaria en casa. Aunque le preguntaran, aún no habías averiguado por qué vino aquí o por qué permitía que le hicieran esas cosas.
"Muy bien, es suficiente por esta noche", dijiste, doblando tu carpeta contra tu pecho y mirándolo, "pueden irse a casa muchachos". Yo guardaré las muestras e introduciré mis datos antes de irme".
 El resto del equipo te deseó buenas noches mientras salían lentamente del laboratorio uno por uno, algunos de a pares. Te sentaste en tu estación, deslizando tus gafas por tu nariz mientras empezabas a escribir tus notas del día. No mucho había cambiado. Nada había cambiado en los últimos meses y empezabas a preguntarte por qué seguía aquí. ¿Por qué no dejarle ir a casa?
Podías verlo por el rabillo del ojo. Las luces se habían atenuado en su "habitación", así que sus tentáculos brillaban en la oscuridad que le rodeaba. Todavía estaba sentado en el borde de la cama, observándote mientras escribías. Había sido curioso desde el principio, haciéndote preguntas sobre ti, tu familia, biología, química y más hasta que le habías agotado sus conocimientos. Te sentías inferior a su lado. Era un ser inteligente que no era de esta galaxia y aunque parecía ignorante de cómo funcionaba la Tierra, su conocimiento del tiempo y el espacio era ilimitado. Eso, estabas segura, era la razón por la que el gobierno lo mantuvo.
Suspiraste al llegar a una línea incompleta, el recuento de glóbulos rojos, y cualquier sangre tomada hoy seguramente había sido utilizada para las otras pruebas. Era más fácil conseguir otra muestra por ti misma. Cruzando el laboratorio, agarraste una jeringa y una aguja antes de pararte frente al teclado. Presionaste el botón del intercomunicador junto a la puerta.
"Voy a entrar, ¿de acuerdo? No han analizado tu recuento de glóbulos rojos hoy".
Asintió, todavía sentado en la cama. Presionaste el código y esperaste a que la puerta se abriera. Al entrar, esperaste a que la puerta se cerrara y se trabara una vez más. Su cabeza cayó a un lado mientras te miraba, los tentáculos se movían entre tonos de blanco brillante y un azul apagado. Su piel brillaba suavemente, pero no muy fuerte. Parecía una criatura de cuento de hadas que brillaba suavemente en la noche, haciéndote señas para que te acercaras, sólo para comerte entera cuando te acercaras. Pero nunca te había puesto nerviosa, ni había hecho ningún avance sobre tu vida, ni la de nadie.
Subiéndose la manga de su camisa, se sentó y te esperó. Trajiste un carro con suministros médicos básicos y comenzaste a atar el torniquete alrededor de su brazo. Te miró con la misma curiosidad de siempre. Como si por una vez hicieras algo diferente y él se lo pudiera perder.
Te estabas concentrando demasiado a pesar de que conocías bien sus venas, porque no viste el tentáculo que subía silenciosamente por el costado y rozaba suavemente tu cara. Saltaste hacia atrás sorprendida, dejando caer la jeringa que acababas de llenar y te agarraste el pecho.
"Lo siento", respiraste mientras veías su expresión confusa y casi... de dolor. "Me tomaste por sorpresa, eso es todo".
"Lo siento", dijo simplemente. 
"No es necesario". Te agachaste y recogiste la jeringa del suelo, dejándola en el carro. Cuando te volviste hacia él los seis tentáculos estaban envueltos hacia el frente, fluyendo suavemente, las puntas parecían buscarte a ciegas.
"¿Estás bien?" Estabas nerviosa, pero trataste de no estarlo. Tendría que haber sido estúpido para no oír tu voz temblar y sabías que no debías dudar de su capacidad de observación.
Te congelaste en el lugar mientras uno de ellos rozaba suavemente tu cara otra vez. Por supuesto, los habías tocado muchas veces durante las pruebas, pero se sentían diferentes contra tu piel. La electricidad estática parecía bailar a lo largo, causando que movieras tu cara. Sólo te miraba con curiosidad mientras el tentáculo se extendía de nuevo, rozando tu cara rápidamente y tu cuello donde se envolvía suavemente alrededor de la espalda. Tu corazón latía con fuerza en tu pecho. ¿Finalmente iba a matarte? Los tentáculos ahora brillaban en un azul apagado constantemente, pulsando la luz desde la base hasta la punta.
Entonces se puso de pie. Tu aliento se quedó atrapado en tu garganta, sabiendo que esto era el final. Deberías haberte ido a casa con el resto de tus compañeros de trabajo. La prueba podría haber esperado, tenías tantas. ¿Qué te habría costado perder un día? Nada. Se movió hacia ti, los tentáculos fluyendo más cerca. Otro rozó ligeramente tu cuello. Tu bata de laboratorio estaba desabrochada, revelando el escote de tu camisa. De repente deseaste que no lo estuviera y tomaste nota de que si salías viva, siempre la abrocharías. Otro se enrolló alrededor de tu brazo y empezaste a retroceder más rápido, olvidando dónde estabas. La horrible verdad de tu situación te golpeó con toda su fuerza mientras tu espalda chocaba contra el grueso cristal. Mirando a tu derecha, podrías llegar a la puerta, pero tendrías que teclear el código y para entonces él tendría todos sus tentáculos sobre ti y estarías indefensa contra él. Sus ojos estaban muy abiertos, llenos de esa curiosidad infantil mientras parecía ver tu mente correr. 
"No te preocupes", dijo. Las venas de luz se volvieron un profundo verde bosque al mismo tiempo que el calor se extendió a través de tu piel, empezando por el tentáculo envuelto detrás de tu cuello.
Tu cuerpo se relajó instantáneamente. Espera... ¿Era esto algo nuevo? ¿Podría cambiar el estado de ánimo de alguien con un toque? Pero no tuviste tiempo de pensar mientras las luces bajo su piel pulsaban y te relajaste aún más. ¿Cómo decía ese meme? ¿Sin pensamientos, cabeza vacía? Suprimiste una risa involuntaria. Se acercó mientras otro tentáculo se enrollaba en tu otro brazo. Ambos estaban presionados ligeramente contra el vidrio mientras él se movía hasta que estaba a centímetros de ti. Su expresión no había cambiado de la de curiosidad, pero viste que sus ojos empezaron a cambiar de color. La pupila desapareció cuando se volvieron negros. Te quedaste de pie, horrorizada, cuando el negro empezó a gotear como la tinta sobre el blanco hasta que se volvió completamente opaco. Se inclinó, el tentáculo alrededor de tu cuello volviendo a enrollarse y apretando suavemente alrededor de tu garganta. Tu boca se abrió cuando perdiste el aliento. Su cara estaba a centímetros de la tuya y no podías apartar la vista de él mientras analizaba tu expresión, sin decir una palabra. Luego te besó. Parecía inocente al principio, sin práctica, hasta que dedujo que lo que te estaba haciendo estaba funcionando. Te besó con más fuerza, la lengua se deslizó en tu boca mientras el tentáculo alrededor de tu garganta se apretaba de nuevo. Gemiste ante los suaves toques en tu cara y tu escote. ¿Querías esto o te estaba haciendo sentir así? Si tenías los medios para preguntar eso, ¿era clara tu respuesta? No lo estabas deteniendo. ¿Habías tenido estos pensamientos antes? No... no realmente. Tú eras una científica y él era tu sujeto, pero también era una criatura viviente que tenía que tener necesidades. Nunca habló de cómo se procreaban en su planeta o incluso si lo hacían por placer.
Tus ojos se cerraron cuando le devolviste el beso y desde detrás de tus párpados viste un resplandor rosa surgir de la oscuridad. Sus tentáculos estaban cambiando de color, otro color que no habías visto. Qué estúpida eras al pensar que los de su clase no sentían placer. Siguió besándote mientras sentías que tu bata de laboratorio se deslizaba por tus brazos. Cayó con poco sonido, tu tarjeta de identificación golpeando en el suelo mientras caía. Ahora sus tentáculos estaban rozando tus brazos desnudos. Estaban calientes contra tu piel y viste el brillo volverse rojo y luego rosa de nuevo. Uno envuelto alrededor de tu pantorrilla, suavizando tus músculos. Se mantenía envuelto alrededor de tu pierna mientras viajaba hacia arriba, rodeando tu muslo y apretando fuertemente. Tu cuerpo reaccionó con un escalofrío mientras gemías. ¿Qué te estaba haciendo? Todavía te tenía sujeta firmemente contra el cristal, uno alrededor de tu cuello, y el otro subiendo por tu muslo. Eso dejó que los otros dos crearan sensaciones de hormigueo en todas las superficies disponibles. Viajaban por tus brazos, cara, pecho y en lugar de la estática, emitían un pulso de calor que parecía imitar el latido de su corazón. Profundizó el beso mientras sus manos te acariciaban las mejillas, dejando que el resto de él hiciera el trabajo. El tentáculo envuelto alrededor de tu muslo parecía cosquillear tu piel mientras se desenvolvía y lentamente se introducía entre tus piernas. Se movía lentamente contra tu centro sobre la ropa, todavía cosquilleando la parte interior de tus muslos mientras rozaba de un lado a otro, y tu ropa interior se estaba mojando. Mojando no por ti, sino porque su tentáculo parecía estar secretando algún lubricante propio. Empujó su lengua más adentro de tu boca mientras uno de los tentáculos se deslizaba bajo tu falda y enganchaba el borde de tu ropa interior, la deslizaba hacia la mitad del muslo y la quitaba del camino. El otro estaba de vuelta entre tus piernas, pulsando y cosquilleando en tu centro. Jadeaste en su boca mientras presionabas tus manos sudorosas contra el vidrio detrás de ti. El hecho de no poder usar los brazos te excitaba y te asustaba. Tus rodillas empezaron a temblar y a doblarse cuando él se movió un poco más rápido, pulsando contra tu clítoris. Los dos tentáculos errantes se envolvieron suavemente alrededor de tus muslos y te sostuvieron mientras él continuaba provocándote. Mordió tu labio inferior, lamiéndolo hambriento mientras la punta de su tentáculo se abría paso entre tus pliegues, estimulando tu clítoris. Pulsaba suavemente y estaba caliente contra ti, moviéndose en ligeros golpecitos, sabiendo exactamente lo que te haría temblar contra el cristal. Finalmente abriste los ojos. Frente a ti, sus tentáculos eran de un sutil color rosa y estaban por todo tu cuerpo, y su cara estaba a sólo centímetros de la tuya. Sus ojos eran tan negros como el carbón mientras él miró en los tuyos. Jadeaste, todavía mirando sus ojos, mientras el tentáculo entre tus piernas se deslizaba lentamente dentro de ti. Lo movió experimentalmente, torciéndolo de un lado a otro, calentándolo y enfriándolo, y empujándolo. Cuando encontró tu punto G, gemiste en voz alta, y sus tentáculos se cambiaron entre el azul y el rosa, satisfecho con su descubrimiento. Encontró el ritmo, la temperatura y el movimiento correcto que le obligaron a sostenerte contra el cristal. Tus músculos se habían aflojado mientras te convertía en un desastre babeante. El tentáculo alrededor de tu cuello se aflojó y se desenvolvió por sí mismo, sumergiéndose bajo tu falda cuando encontró tu clítoris, causando que esta vez gritaras. Acercó su cara a la tuya, los labios rozando tu pómulo mientras el tentáculo palpitante se introducía húmedo en ti. Tu cuerpo tembló y se estremeció. Las palmas de tus manos rechinaron contra el vidrio mientras tu cuerpo se movía con sus empujones. Su boca estaba a un pelo de distancia de tu oreja cuando empezó a hablar.
"De la misma manera que tú me has estado observando a mí, yo te he estado observando a ti. Hay tantas otras cosas que ni siquiera sabes de mí".
Tu aliento se quedó atrapado en tu garganta. La parte científica de tu cerebro luchó por prestar atención, mientras que el resto se centró únicamente en lo que hacía entre tus piernas.
"Puedo leer todo sobre ti, mientras que tus máquinas sólo arañan la superficie con lo que soy capaz de hacer."
El tentáculo se movió dentro de ti lascivamente mientras el otro presionaba más fuerte contra tu clítoris. Tus ojos se cerraron al ponerse en blanco.  
"Pero ahora", empezó antes de unir sus labios a los tuyos en un beso caliente.
Empujó más rápido, la punta se curvó contra tu punto G abusando de él. El blanco detrás de tus ojos se mezcló con su brillo rosado hasta que fue casi cegador. Cuando acabaste, se apartó y liberó uno de los tentáculos de tu brazo y lo metió en tu boca, silenciando tu grito. Lo rodeaste y él gimió mientras tu secreción goteaba alrededor de su tentáculo y sobre tu bata de laboratorio en el suelo.
"Pero ahora... te has entregado a mí y yo a ti, así que lo sé todo sobre ti, doctora."
Se salió de ti lentamente, otro también saliendo de tu boca, los tentáculos moviéndose en tu ropa desechada, tirando de ella mientras doblaba tu bata de laboratorio prolijamente. Quitó el pelo de tu frente con su mano mientras te sonreía suavemente. 
"Creo que ya es hora de que se vaya a casa, Dra. ____." Lo escuchaste decir cuando uno de sus tentáculos introdujo el código y la puerta se abrió. "Oh, y si quisiera salir de aquí, lo habría hecho hace mucho tiempo."
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Al día siguiente corriste al trabajo temprano para revisar las cámaras sólo para ver que las imágenes eran de él, sólo de él, durante toda la noche. Se sentó serenamente en el borde de la cama hasta la madrugada, cuando sus tentáculos se atenuaron, y se acostó de lado. Cuando entraste en el laboratorio, estaba sentado de nuevo en el borde de la cama, mirándote con la misma curiosidad infantil que siempre tuvo, los tentáculos flotando delicadamente detrás de él, brillando en blanco.
"Buenos días, doctora", dijo en su habitual saludo monótono.
Lo que no te perdiste, mientras giraste para tomar un documento de tu escritorio, fue la forma en que sus tentáculos resplandecieron de un color rosa brillante cuando se dio la vuelta.
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smuttykpop-spanish-blog · 6 years ago
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BTS Reacción | Cuando lo haceis por primera vez.
i’m back ;)
Jin
"Sí, quiero" fue lo que Jin y tu os habíais dicho hoy en la playa, bajo el hermoso sol. Con los miembros. Tu familia y el sacerdote. Estabais oficialmente casado. Jin no te había dicho a dónde iríais en vuestra luna de miel. Ni siquiera te dijo dónde se suponía que aterrizaría el avión. Ni siquiera dijo te dónde se suponía que pasarías la noche. Instantáneamente, cuando subiste al avión, te vendaron los ojos, y no te la quito hasta que llegasteis a vuestra hermosa cabaña. Estabas asombrada.
"Te amo"
No te dio tiempo de responder antes de que él te recogiera estilo princesa y te dejara suavemente sobre la cama. Sabías lo que iba a suceder. Lo querías, querías que fuera el primero. Esperarais hasta casaros para dar ese paso. 
"T/N, solo porque estemos casados, no significa que tengamos que hacer esto, no es necesario", te dijo mientras te besaba entre palabras. 
"Te quiero Jin" fue todo lo que pudiste decir y rápido... se quitó la camisa. De repente, ambos estabais de rodillas sobre la cama, desnudos. Empujo ligeramente tus hombros para que reposaras sobre cama. Él estaba encima de ti, podías sentirlo suavemente metiéndose en tu húmeda entrada. Te beso, al mismo tiempo que se empujó por completo dentro de ti, haciendo que clavaras las uñas en sus omoplatos. Eras un mar de gemidos desde el principio.
"No puedo controlarme más Jagi ..."
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Yoongi
"¡Yoongi no!"
Gritabas mientras reías casi hasta la muerte mientras tu novio te hacía cosquillas. Era un verano caluroso. Yoongi solo llevaba una camiseta sin mangas con pantalones cortos. Tu una blusa rosa claro con un par de shorts muy cortos. Mientras te hacía cosquillas, deslizo sus manos por dentro de tu ropa. Os estabais riendo demasiado como para notar que había tocado tu piel desnuda por primera vez. Cuando accidentalmente tocó tu sujetador, ambos os detuvisteis por un segundo mirándoos el uno al otro. 
Miraste su mano, todavía en tu pecho para luego atraerlo hacia a ti, besándolo tiernamente. Yoongi comenzó a masajearte los pechos, quitándote la parte superior. Ambos estabais ansiosos. El beso y el tacto se volvieron mucho más ásperos, mucho más apasionados. Separándoos un poco, ambos gemisteis.
"Como el aire acondicionado esta roto, deberíamos quitarnos la ropa T/N..."
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Namjoon
Habiais estado saliendo por un par de meses. Vuestras citas nunca te decepcionaron de ninguna manera, solo es que... lo deseabas demasiado. La cita llego a su fin, y como siempre, él te llevó a casa y caminó todas las escaleras contigo hasta tu apartamento. OS besasteis en la puerta como siempre, pero cuando se volteo para irse, lo detuviste.
"Espera ... Oppa, ¿quieres pasar la noche, aquí? ¿Conmigo?” Él solo sonrió y te besó tiernamente. 
Sin saber muy bien como, habíais perdido toda vuestra ropa, ambos estabais desnudos y expuestos el uno al otro. Lo guiaste a la habitación y te empujó hacia lcama, cerniendose sobre ti. Besándote suavemente. Sus besos se arrastraron hasta tus pechos y fue cuando  obtuvo lo que quería; Un fuerte gemido escapando de tus labios.
"Eres mía ahora, T/N, solo mía".
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Hoseok
Tú y tu mejor amigo Jong Hoseok os conocisteis a través del baile hace diez años. Cuando erais realmente jóvenes. En los últimos años, te habías prendado mucho de él... bueno, no, estabas locamente enamorada de él. Un día estabais practicando en el estudio mientras movías vuestros cuerpos juntos. 
De un momento a otro, agarró la parte más baja de tu espalda y tu cuello. Jadeaste en estado de shock, aunque después de un segundo recordaste que era solo el movimiento de baile. Os detuvisteis, aún en esa posición, derritiéndose en los ojos del otro. Él te atrapó para abrazarte, podrías oír fácilmente tu propio corazón acelerado. Te alejaste para mirarlo. Pero él te besó con brusquedad. Obedeciste y él te levantó. Tus piernas estaban alrededor de su cintura, ambos sudabais y jadeabais. Te hizo bajar un poco, jadeando en cuanto sentiste su dureza.
"¿Qué tal si nos salteamos la práctica y vamos por la mejor parte?"
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Jimin
Te subiste a horcajadas sobre él un abrir y cerrar de ojos. Podías sentir su sonrisa contra tus labios hinchados. El beso, que había empezado lento y suave, se hizo más áspero y más apasionado que nunca. Tus manos estaban sobre él, acariciando acariciando todo su cuerpo.
Se detuvo sorprendido, pero luego se lanzó besando tu cuello, lamiendo tu punto sensible. Sabía exactamente dónde estaba y de repente un gemido se escapo de tus rojos labios seguido por un leve susurro de su nombre después.
"Oh nena, no sabes donde te has metido".
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Taehyung
Saliste con tus amigas a un club. Estabas bailando, no estabas completamente borracho, solo estabas... bastante contenta. Movias tu cuerpo en la pista de baile sin pensar en tus amigos. Probablemente ya se habían ido, como siempre. De repente sentiste un par de manos en tu cintura, lo que hizo que te giraraas para enfrentarlo. Pero era él, Taehyung, tu ultimated bias. Pero en ese momento estabas tan borracha que no tuviste un ataque al corazón, si no que bailaste con él, riendoos y abrazándoos. Intercambiando números, nombres y bla bla bla ... Salisteis juntos riendo por la puerta de atrás. De repente lo besaste, tus pensamientos, la inteligencia, regresó. Rápidamente retrocediste cubriéndote la boca. "Oh, Dios mío, lo siento mucho, no sé lo que pasó ...". Pero te calló besandote de vuela. No luchaste contra él, os besasteis dulcemente, aunque todavía estabas un poco borracha, y él también. Era amable, dulce... un verdadero caballero. Ambos se sentaron en el suelo frío en la noche solitaria. Estabas encima de él.
"Por favor ... Taehyung" le susurraste al oído.
Sacó su dureza, tirando de tus bragas hacía un lado. Frotandose y deslizanadose a través de sus pliegues. Gemites al instante.
"Te dejaré tenerlo, si pasas las próximas dos noches en mi cama".
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Jungkook
Jungkook y tu habíais ido al cine con unos amigos. Te sentaste en la silla roja del pequeño cine. Podías ver por la expresión en el rostro de Jungkook que tramaba algo, lo podías sentir. Su mano comenzó a salir de tu regazo inocentemente, para moverse hacia arriba y haciendo que tuvieras que inhalar fuertemente para evitar que un gemido se escapara de tus labios. Después de media hora, lleno de golpes ligeros y caricias, saliste a tomar aire fresco. De repente,estabas atrapada contra la pared
"¿Jungkook?" Preguntaste con esperanza.
Él respondió con besos en tu cuello. Ya estaba duro. Sus ojos alguna vez lindos se oscurecieron con lujuria. Sin pestañear ni apartando la mirada de ti, deslizó un dedo entre tus pliegues mojados. Causando que gimieses ruidosamente.
"Vamos Jagi, deberíamos irnos a casa".
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Cap 2 | These Hollowed Halls |
Resulta que todos vivían en el continente británico excepto por Hoseok, quien era de Belfast. La primera semana de vacaciones, Yoongi usó los polvos Flu para ir donde Seokjin, quien vivía en un elegante departamento de clase alta en Londres, y resultó ser que Jin había invitados a los tres más jóvenes, también, y Yoongi terminó haciendo un tour en el Museo Nacional de Historia con Jungkook y Namjoon mientras los otros cuatros bebían café, escuchándolos emocionarse sobre dinosaurios.
Era divertido.
Yoongi vivía en Devon, la cual era una tierra tan lejana que no se sentía mal por pasar todo el verano usando los polvos Flu para ir a otras partes de Gran Bretaña. Pasaba tiempo con su mamá, su papá y su hermano, obviamente, pero las visitas a Jin, a Namjoon en Aberysthyth e incluso a Hoseok en Irlanda, sucedían al menos una vez a la semana.
—¿Cómo estuvo la ciudad elegante? —preguntó Nathan un día, un amigo de la escuela primaria de Yoongi que nunca pudo perder. Muggle. Estaban pateando un balón de fútbol en el parque, con sus patinetas abandonadas bajo el aro de basquetbol.
Yoongi se alzó de hombros. —Estuvo bien. Lleno de imbéciles. Uno rompió mi nariz.
—¿Estás bromeando?
—Nah.
Nathan sonrió. —Vamos a destruirlo.
—Dudo que puedas, amigo. Yorkshire.
Nathan simuló vomitar en un arbusto, y patearon la pelota hasta que el sol se fue y ya no podían ver la pelota.
Y estaba la tarea de vacaciones de verano, ahora que el tercer año había terminado y se debían preparar para los T.I.M.O.S. Jungkook tomó el bus hasta la casa de Yoongi un día, y ambos se sentaron afuera con helados e hicieron su tarea de Historia de la Magia; el cabello de Jungkook estaba creciendo y su cara estaba comenzando a rellenarse y sus orejas comenzaban a ajustarse a su cara. Hablaba mucho sobre la guerra de los Goblin, y sobre Crowley, y Quidditch y Yoongi le hablaba de vuelta mientras se comían sus helados.
Ven a mi casa. O eres un cuadrado. El próximo año ganaras.
-Gerry Thompson, Capitán del equipo de Quidditch de Slytherin.
La cual era una rara nota para recibir.
—Deberías ir —dijo su mamá—, me agrada Gerry.
Así que Yoongi cruzó el mar irlandés en su escoba, porque los polvos Flu no eran muy confiables con largas distancias, y se enteró de que Gerry en realidad vivía en una granja que procesaba carne a unos kilómetros de Armagh, y que el papá de Gerry era igual de amistoso que él, y que Gerry pasó sus T.I.M.O.S con sobresaliente y que iba a ser un aprendiz de Encantamientos Teóricos en algún lugar del Ministerio de Magia de Dublín.
—¡Yoongi!
—¡Jimin!
Un día caluroso de julio, e incluso Inglaterra tenía sol algunas veces. Edie-Maude Black, con su cabello corto cerca de su barbilla y sus mejillas pecosas rojas con un toque de quemadura de sol, estaba sentada en el techo de uno de los cobertizos, con su escoba a su lado. Jimin estaba jugando con un gato doméstico, moviendo una cuerdita alrededor. Gerry estaba de pie con unos jeans y una camisa sin mangas y unas botas de agua pesadas, resplandeciendo, dirigiendo a Yoongi para que aterrizara en algún lugar medio limpio, con la mitad de la casa de Slytherin corriendo alrededor de su patio en vestidos de verano, pantalones cortos, túnicas en uno o dos casos.
—Qué pasa, cabrón.
Damien Roadfell saludó a Yoongi con una palmada en su hombro y una sonrisa, vistiendo una extraña mezcla de una túnica de mago sobre su hombro y una camisa que decía blur, las letras despegándose a medias. —¿Buen verano?
—Supongo—Yoongi se deslizó fuera de la escoba, inclinándose en el abrazo—. He estado pasando el rato con los demás, en su mayoría.
—Genial—Damien hizo lo contrario a Edie-Maude; donde ella se había cortado el cabello, más corto y bonito, él lo dejó crecer, desaliñado, de color pajizo rizado en la nuca. Había crecido como quince centímetros en un mes.
—¿Hiciste lo de encantamientos?
—Nah.
Entraron en la casa de Gerry uno al lado del otro, Yoongi usando la sudadera de Jungkook, todavía sin devolver. Y los dos nuevos de primer año estaban ahí, también...o de segundo año, ahora, Isobel Way y Alwyn Brydon, sentados mientras comían pan de jengibre en la mesa de la cocina.
—Adivina qué gilipollas apareció—anunció Damien—. Espera- mierda, Ger, ¿está tu mamá?
—Nah—dijo Gerry—, si estuviera, te jodería. Va a misa dos veces por semana.
Damien lanzó su brazo alrededor de la cintura de Yoongi y Edie-Maude tropezó en la cocina para comenzar a cantar una canción sobre los malditos sacerdotes dos veces a la semana, o algo como eso. Una canción para beber. Alwyn e Isobel se veían levemente asustados.
—Los llamé a todos por una razón especifica- Sam, entra—Dijo Gerry, mientras Samantha Woods se tropezaba por la puerta de la cocina, gritando un saludo—. Los llamé aquí por una razón específica- Jimin, te juro por-
—Vas a comenzar un culto—sugirió Damien.
—Una comunidad—dijo Yoongi.
—Un culto que vive en una comunidad.
—Nudistas—dijo Jimin, todavía con el gato acurrucado sobre sus hombros— Un culto que vive en una comunidad con nudistas.
—Hay niños presentes—dijo Edie-Maude—, solo pensamientos puros aquí.
—Una comunidad nudista suena genial—ofreció Alwyn, y se agachó para evitar la bofetada que Isobel le dio en la nuca—¡Oye!
—Soy su entrenador oficial, así que cállense la maldita boca sobre comunidades—Gerry juntó sus manos—. Si yo y Derek dejamos el equipo, voy a meter a los niños como cazadores, cierto, así que no comunidades o cultos o Jimin caminando con su pene afuera o los mataré a todos.
Isobel rompió el pan de jengibre en dos—Ya he escuchado demasiado sobre el pene de Jimin en mi vida.
—Espera a que tengas mi edad—le dijo Yoongi, con la mayor solemnidad que pudo juntar.
Era divertido, sin embargo. Damien era divertido para hacer tonterías, y estaban lo suficientemente lejos del pueblo para poder jugar un partido de Quidditch apropiadamente. Isobel y Alwyn jugaban bien como cazadores, dirigidos por Edie-Maude, y Damien logró mantener la mayoría de los lanzamientos cuando se alinearon para hacer penales. Gerry estaba en su elemento dirigiéndolos a todos con alegre y frenética energía, y Jimin y Samantha mostraron orgullosamente sus golpes sincronizados.
(Entre tiempos, Yoongi estuvo bastante seguro de que Jimin estuvo grabando todo para sus historias de Snapchat, lo que era...bueno. Estaba bien.)
(Esto se probó cuando Yoongi miró su celular y recibió una foto de Jungkook sonriendo, con la frase "¿divirtiéndote?" escrito en texto rosado brillante.)
Era un buen verano. Uno de los mejores. Yoongi se divirtió, comió un montón, y se mensajeó con Jungkook sobre lo mucho que odiaba los dramas de BBC estos días, y habló con Damien acerca de sus tareas de verano, y el equipo de Quidditch se consiguió una lechuza en beneficio a aquellas personas que no tenían celulares, y Gerry le contó cómo iba su pasantía.
Y volver a Hogwarts fue lo que siempre era.
Catártico.
*
*
*
Tres días antes de que comenzara el semestre, Yoongi se encontró con Jungkook, Taehyung y Namjoon en una pequeña tienda de discos tres callas lejos del Caldero Chorreante.
—Esto es de último minuto—dijo Namjoon, su mano bailando incómodamente en la lista que tenía. Él y Yoongi estaban tomando casi las mismas clases en cuarto año (las básicas, además de Runas Antiguas y Adivinación. Namjoon escogió Estudios Muggles y Yoongi Aritmancia.)
Jungkook estaba sonriendo: había crecido también, rápidamente, como un brote de frijol, y la sudadera que estaba usando se subía por sus antebrazos donde antes quedaba suelta. —¡Compras! Vamos, vamos, vamos...
—Pero viniste aquí en tu primer año—dijo Yoongi, mientras pasaban por el Caldero Chorreante—¿no es así?
Jungkook se encogió de hombros, un poco avergonzado mientras Namjoon sacaba su varita de su manga para tocar la pared. —Padres muggles, ¿no? Mamá no pudo tomarse el día libre del trabajo para venir, así que los ordené por lechuza y simplemente tuve que aparecer en la estación ese día.
—Oh, wow—dijo Yoongi, y retrocedió para mirar la cara de Jungkook mientras los ladrillos se salían de la pared.
—¿Qué son esos?
—Ojos de sapo-
—¿Qué es eso?
—Habla más bajo, eso es un-
—¿Quiénes son ellos?
—Aurores, creo, mira sus túnicas-
—Qué- oh por dios, una tienda de Quidditch-
Yoongi estaba bastante seguro que su manga ya se había estirado más allá de su muñeca con la fuerza de la emoción de Jungkook al arrastrarlo a lugares— Sí- Gguk, espera a Namjoon-
—Oh, no—dijo Namjoon, siguiéndolos—. Oh, no, ¿por qué deberían esperarme? Nah, simplemente me quedaré aquí. Un cero a la izquierda. Ese soy yo.
—Cállate—dijo Yoongi, pero tomó el codo de Namjoon para llevarlo hacia donde Jungkook se dirigía—. Es una locura aquí. Vamos a perder al niño.
—No vas a perder al niño—respondió de vuelta Jungkook. Luego gritó. —¡Algo mordió mi pie!
—Una rana goblin de tierra—dijo Namjoon, sabiamente, asintiendo—Una mordida de ellos...bueno, probablemente no mueras...
Yoongi arruinó la broma al soltar una risa, y Jungkook les disparó a los dos una mirada antes de entrar a la tienda, todavía sosteniendo a Yoongi por su manga, con su mano alrededor de la muñeca de Yoongi. Suministros de Quidditch de cualidad, con la última saeta de fuego en la ventana, y con todas las pelotas de Quidditch en un círculo en el techo como un sistema solar, con la snitch en el centro.
—Hola—saludó el mago detrás del mostrador—¿Nuevo semestre, chico?
—Ah, uh...sí, pero...simplemente miraremos por ahora—dijo Yoongi, frotando la parte trasera de su cuello. Tenía un Galleon en su bolsillo, Namjoon siempre estaba sin dinero y Jungkook tenía dinero muggle que dijo que necesitaba para volver a casa.
—Ah, bien, bien.
—Eso es tan genial—dijo Jungkook en voz baja, señalando una brillante Snitch de plata.
—Ah, eso—dijo el hombre detrás del mostrador— Me temo que eso es de adorno. Aun así, una pieza bonita.
—Huh.
Miraron la tienda de Quidditch por un rato, y luego fueron a la tienda Weasley, donde Jungkook admiró una caja de Gobstones.
—Flourish & Blotts—dijo severamente Namjoon—Necesitamos libros, mis pequeños patitos, no un maldito ahorcado que de verdad se ahorca cada vez que te equivocas, ¿está bien?
Yoongi tocó su costado con su dedo— Ustedes vayan—murmuró—. Voy a comprar algo, ¿está bien?
Los encontró de nuevo diez minutos después en Flourish & Blotts, escondiendo el pequeño paquete envuelto en antiguo papel de diario dentro del bolsillo de su abrigo. Namjoon llevaba a Jungkook de sección en sección, desde historia al plan de estudios de Hogwarts a la pequeña colección de libros de ficción Muggles. Narnia, en su mayoría.
—¿Por qué no tienen nada de, no sé, ficción mágica? —Jungkook deslizó su mano por el lomo desgastado de El señor de los anillos. Namjoon, detrás de él, llevaba los brazos llenos de libros de Runas Antiguas y se veía disgustado.
—A los magos no les gusta mucho la ficción—dijo Yoongi. Sí, había unos cuantos libros de Lizza White, aquella serie donde la chica se enamoraba de un centauro y todos hacían orgias en el bosque, pero en general...la gran tradición literaria de casi todas las sociedades pasó de largo para ellos.
—Solía amar leer estos—murmuró Jungkook, de canclillas en el estante de abajo—Quería ser un hobbit. Quería hacer magia y ese tipo de cosas.
—Yo quiero ser capaz de usar mis brazos en el futuro—interrumpió Namjoon—Vamos y paguemos, dios.
Mientras se iban, Yoongi deslizó los Gobstones en la mochila de Jungkook y pasó todo el camino en el Autobús Noctámbulo de vuelta a Devon sintiéndose feliz y cálido y listo para volver a la escuela. Gerry tenía a su equipo entrenado, iba a tener casi todas sus clases con Namjoon, Damien seguía enviándole cartas sobre cómo iban a decorar su dormitorio este año y Jungkook iba a estar ahí, feliz y brillante y sonriendo de oreja a oreja. Chester Whitehall y la humillación de final del tercer año era un recuerdo distante, mientras Yoongi se arreglaba su corbata plateada y verde en su cuello, mientras atravesaba la barrera el primero de septiembre, con su baúl y su varita guardada en la manga de su suéter.
*
*
*
En el expreso de Hogwarts, Yoongi vio a Jungkook en un compartimiento con un montón de otros Ravenclaw e intentó no sentirse extraño sobre eso. No era como si fuese dueño de Jungkook, y no era como si no tuviese otros amigos, Damien y Edie-Maude tenían un compartimiento justo ahí para él, pero era raro.
—Te ves de la mierda—dijo Damien, mientras Yoongi forcejeaba para entrar al compartimiento por la puerta pegajosa.
—Gracias, Damien. Muy amoroso.
—Te ves bien—dijo Isobel para ayudar. Ella estaba, pero Alywn no, todavía. Y su corbata estaba atada y su túnica estaba puesta y tenía lazos plateados y verdes al final de sus dos trenzas. —¿Quién es el capitán de Quidditch este año?
—¿Quién es el mayor? —dijo Edie-Maude, con la boca llena de sándwich de tomate y queso—¿Roadfell? ¿Min? ¿Woods?
—Sam podría hacerlo—Damien se encogió de hombros— Podemos hablarlo en la sala común.
Alwyn llegó y se apretujó junto a Isobel; se había cortado el cabello, así que sus rizos pelirrojos eran más como una nube de hongos, y sus gafas eran un poco más fuertes. Parecía un insecto palo y su apariencia en general no mejoraba con el sapo gordo que estaba agarrando en su mano. Aun así, hubo saludos e insultos intercambiados y todos se acomodaron de nuevo.
—Jimin se va a ir con Taehyung—reportó Edie-Maude—Recibí la lechuza ayer. "No me guarden un puesto". Imbécil.
Muchos asentimientos de cabeza y murmullos confirmando que, de hecho, Jimin era un imbécil. El tren comenzó a moverse de la estación; Isobel se despedía felizmente por la ventana y una pequeña mujer similar se despidió de vuelta, viéndose un poco llorosa. El resto de ellos simplemente se sentaron, incluso Alwyn, hasta donde Yoongi sabía, llegaron solos a la estación.
—Más importante—dijo Yoongi, cuando parecía que Alwyn estaba a punto de burlarse de Isobel, o algo igualmente insensible—¿Cuántos niños creen que tendremos este año?
Edie-Maude sacó un galeón de su bolsillo—Tres.
Damien dejó su propia moneda en la mesa de centro—Dos.
Yoongi añadió la suya. —Está bien, voy a decir cuatro. Jódanse. —Y luego, a Isobel y Alwyn—¿Van a jugar? Quien sea que gane se lleva todo el dinero.
Isobel se encogió de hombros y añadió un galeón. —Uno, supongo—porque era básicamente imposible que Slytherin tuviera más de cuatro en un año—¿Alwyn?
—No me cuenten—dijo—No hay manera de que gane con cinco.
—Ah, vamos.
—Nah.
—¡Gallina!
—Eres una idiota, Izzy.
—¡Gallina!
Por la ventana, el Londres urbano se estaba volviendo el campo del sur, mientras el expreso realizaba el largo viaje al norte. Hogwarts, brillando en el límite de las tierras altas de Escocia y Hogwarts era catarsis, no importaba cuan grande y fuerte Chester era, no importaba cuan pequeño y triste Slytherin era, no importaba qué pasara, no importaba quién se quedara.
Yoongi se arregló su corbata de nuevo una hora antes de llegar y pretendió no ver cómo Isobel se quitaba los lazos de su cabello, guardándolos cuidadosamente antes de desarmar sus trenzas y dejar su cabello suelto.
Y sin Gerry este año, eran una casa de veintitrés.
*
*
*
La selección de este año fue sombría. Ninguno de ellos se alegró al dejarle su dinero a Isobel, e Isobel no se veía mucho más feliz de recibirlo. El único Slytherin que recibieron ese año era un silencioso norteño llamado Max Hastings, quien intentó no llorar en su flan. Yoongi hizo contacto visual con Namjoon sobre la cabeza del chico y sacudió la suya sombríamente.
Fue una noche tranquila. Yoongi se fue a la cama temprano, el cuarto año seguía siendo el cuarto año, los T.I.M.O y cosas así, y escuchó a Isobel diciéndole al niño nuevo, con voz seria y pesada, qué gente evitar.
Tristeza.
*
*
*
—¿Adivinación de los últimos en la tarde del viernes? —Hoseok le entregó su horario a Yoongi, con un bollo de mantequilla a medio comer en su mano—Debes estar loco, amigo. Eso es asqueroso.
—Será relajante—dijo Namjoon, pero se veía dudoso—. Aún podrías cambiarte a Estudios Muggles si de verdad quisieras.
—Quiero tomar Adivinación—Yoongi los golpeó a ambos bajo la mesa del desayuno, uno por uno. Técnicamente, mezclarse entre las casas no estaba permitido en el Gran Comedor, pero era un sábado en la mañana y a nadie le importaba. (Yoongi no había visto a Chester en todo el día desde que volvieron, y no quería romper su suerte, no ahora.)
—Creo que estás loco—anunció Jungkook felizmente, sentado a su lado con una tostada y un tazón de miel con gachas de avena—. Yo quiero tomar Estudios Muggles.
—Eres hijo de muggles.
—Sí—Jungkook apuntó su cuchara a Yoongi, sonriendo—. De esa forma puedo pasar fácilmente. No pensaste en eso, ¿cierto?
Seokjin se les unió, viéndose exhausto. —Me hicieron prefecto de Gryffindor—dijo, con su voz sonando como campanas de funeral—Odio a los niños. Los odios. ¿Has intentado darles un tour a treinta niños con un gran nivel de azúcar? Nunca más. Nunca.
Yoongi pensó sobre Max Hastings llorando en su manga, y acerca del pequeño tour solemne, andando alrededor de la Sala Común de Slytherin, mostrándole los dormitorios y la ventana que daba al lago y la chimenea y las sillas cómodas para leer. —Sí, debe ser difícil—dijo, e intentó no hacerlo sonar sarcástico.
Creyó lograrlo.
Jungkook se estiró por otra tostada durante su conversación. —¿Juega Gobstones conmigo mañana? —le pidió, pateando a Yoongi bajo la mesa—Un alma cualquiera muy bondadosa a la cual no conozco dejó una caja muy buena en mi mochila y quiero estrenarlo.
—Eso fue agradable de su parte.
Jungkook empujó un cromo de las Ranas de Chocolate sobre la mesa. —Gracias—dijo, un poco más bajo. —Y. ¿um? Espero...si alguna vez necesitas ayuda con el chico nuevo de primer año...
Yoongi giró el cromo y vio a Aleister Crowley guiñando un ojo, con una pequeña nota rosada en la parte trasera. Hola, de nuevo, le decía con la boca el cromo. —El de primer año—repitió, un poco confundido, metiendo la carta en su bolsillo—Sí, si alguna...si alguna vez necesito ayuda, te la pediré.
La sonrisa de Jungkook era gigante y brillante e intensa. —Gracias, Yoongi.
—Cuando quieras.
*
*
*
Fueron unos primeros días muy productivos, en el sentido de que la casa de Slytherin se asentó rápidamente a su antigua rutina de horas muy tarde jugando póker frente a la chimenea y abundante whiskey consumida a una velocidad aterradora. Max Hastings cayó en el ritmo de Isobel y Alwyn, y los tres conformaron un pequeño trío acurrucado frente a la chimenea; Max tenía una gata llamada Molly, la cual parecía llevar a todos lados. Era ridículamente mimada por Izzy y Alwyn y Sam y Edie-Maude.
—¿Has visto a Chester? —le preguntó Damien el primer lunes en la mañana de vuelta a clases. Estaba amarrando su corbata, aquella en la que Yoongi sangró en su primer año.
—Lo he evitado. ¿Orgulloso de mi?
—Tan orgulloso de ti—Damien alisó su camisa y luego comenzó a quitarle el polvo de los hombros a Yoongi. —¿Cuál es tu primera clase?
Yoongi le entregó su horario sobre su hombro; estaba ocupado abotonando su camisa, justo hasta sus clavículas. —Pociones, ¿cierto? Malfoy. Namjoon está ahí, así que puedes sentarte con Sam. Estaré bien.
—Genial—Damien le entregó su horario, doblado en la forma que estaba antes.
Pociones. Una clase central. Yoongi ya sabía que la dejaría para la evaluación ÉXTASIS. El profesor Malfoy era un imbécil, pero era admirable de cierta forma y Yoongi lo admiraba, lo distante que se hacía ver, la forma en la que hacía impensable que alguna vez fuese insultado. O golpeado. O, gritado, o maldecido con hechizos vergonzosos.
—No tengo hambre—dijo Yoongi, cuando Damien señaló hacia la puerta—Oye, si vez a Namjoon, dile que me guarde un asiento.
—Claro.
Damien se fue, dejando a Yoongi solo; se tiró en su cama sin hacer, mirando apáticamente el techo. No quería volver a clases. Había tenido el mejor verano de su vida y no quería volver a evitar a Chester y Sadie y ser maldecido con hechizos de clima y practicar Quidditch solo para perder.
—Deprimirte no se ve bien en ti—dijo una voz familiarmente irritante. Yoongi giró su cabeza hacía un cuadro impresionista bastante bonito que colgaba entre su cama y la de Damien, y se encontró con el antiguo profesor del año pasado viéndolo de manera lúgubre con pinceladas manchadas por el sol.
—Vete—dijo terminantemente Yoongi. Se sentó, rozando sus rodillas. —. No estaba deprimiéndome.
—Santo dios, chico, al menos cuando estaba vivo Slytherin se tenía respeto.
—Respeto-
—Nada de estar en la cama sintiendo pena por uno mismo.
—Perdón, quién-
—Aunque sí había un poco de eso—dijo el profesor, su tono ligero se tornó oscuro y áspero—. Según recuerdo. Siento lástima que crezcas en esta época.
—Lástima es igual de malo—murmuró Yoongi mientras amarraba sus cordones en un lazo limpio—. ¿Por qué no puedes simplemente decir, sí, cuatro casas, este montón, este montón, este montón, este montón en vez de ir todo- Slytherin, como si fuéramos una especie de maldita enfermedad rara? Sin ofender, señor.
—No lo haces—dijo secamente la pintura—. No eres el estudiante más grosero que he conocido. Ni tampoco eres el más elocuente. Pero mi punto sigue siendo el mismo, no deberías pasar todo este tiempo deprimiéndote. Especialmente sobre algo que sientes que no puedes cambiar.
—No puedo cambiarlo—dijo Yoongi, poniendo su mochila en su hombro, esperando cerca de la puerta mientras la pintura saltaba a un cuadro más pequeño cerca del espejo- un antiguo profesor oscuro. Tiziano, quizás.
—¿No puedes?
—Si pudiera, ¿no lo habría hecho ya?
La pintura se encogió de hombros; un gesto moderno que se veía horriblemente fuera de lugar en su cuerpo pintado de forma clásica. —Eso depende de la clase de persona que eres. Ve a clase, o llegarás tarde. Pociones es un arte fino, de hecho, y sería una lástima perdértela. Malfoy especialmente ha estado a la altura de las expectativas.
Yoongi no se molestó en preguntarle a qué se refería; simplemente asintió y se despidió con la mano y se fue. Y se encondió detrás de una pared o dos cuando vio a personas que probablemente reaccionarían mal al verlo.
*
*
*
Jungkook sacó el set de Gobstones de su mochila con una especie de reverencia aterradora, dejándolo sobre la mesa entre ellos en la biblioteca. El sol de septiembre brillaba felizmente a través de las ventanas y la bibliotecaria estaba al otro lado de la habitación y el lugar estaba lleno del suave murmurar de los estudiantes que volvían al ritmo de Hogwarts.
—Es bonito—dijo Jungkook, con sus dedos bailando sobre el broche de plata—. No debiste comprármelo.
—Puedo comprarles cosas a mis amigos—dijo Yoongi. Murmuró. —. No fue nada.
—Lo fue.
—No.
Jungkook lo golpeó bajo la mesa. —Gracias, de todas formas—dijo suavemente. Cuando abrió el estuche, la caja de madera hexagonal se abrió, revelando un tablero de Gobstones tallado en madera, con pequeñas lunas y soles estilizados que detallaban las metas de los puntos. Doce Gobstones por lado, verdes y azules, se agitaban en sus pequeñas plumas.
—¿Sabes cómo jugar? —preguntó Yoongi, tomando los seis gobstones azules. Jungkook se quedó con los verdes.
Jungkook se encogió de hombros. —Jugué a las canicas en la escuela, si eso cuenta.
—¿Un poco? Piensa en las canicas con un fondo y pequeñas pelotitas que escupen acido. Algo así.
—Suena...raro—dijo Jungkook y sonrió. —. Jugaré con las verdes.
Las seis piedras se sentían pesadas en la mano de Yoongi y las sacudió de un lado a otro antes de dejarlas en su lado del tablero. —ordénalas así, ¿está bien? Seis, una en cada esquina del hexágono—Jungkook copió sus movimientos. Las piedras brillaban en el sol; Jungkook parecía brillar, también, un gran destello en su rostro mientras las ponía de manera torpe en su lugar.
—Las lanzas, así—Yoongi se lo demostró, haciendo su primer movimiento—¿Ves los círculos en cada parte de nuestro hexágono? El objetivo es poner tus seis piedras en mi circulo, y las mías en el tuyo, y el ganador es quien lo haga primero.
—Está bien—dijo Jungkook, con el ceño fruncido. Su lengua estaba atrapada entre sus dientes en concentración.
Gobstones era esa clase de juego que era fácil de aprender cuando conoces las reglas básicas y Jungkook aprendía rápido. Hablaban mientras jugaban, sobre Gerry, quien enviaba lechuzas divertidas a la Sala Común, y sobre Namjoon, quien estaba intentando reunir coraje para invitar a salir a Seojkin y sobre Jimin, quien simplemente existía, siendo Jimin.
—Quizás intente entrar al equipo de Ravenclaw este año—dijo Jungkook. Escogió su objetivo y disparó, pero rebotó en el interior de su propio hexágono y terminó sacando de lugar unas piedras cuidadosamente colocadas; todas le dispararon rápidamente ácido verde, el cual evitó por poco.
—Deberías—dijo Yoongi—. Si quieres.
—Todavía tienes un equipo, ¿no?
—¿No lo sé? Gerry era como la vida y el alma—Yoongi disparó su tercera piedra en el objetivo—Creo que no tiene mucho sentido, con Izzy y Alwyn tan pequeños. Chester solamente los molestaría.
—Ya te molesta a ti.
—Es diferente.
—Mm—Jungkook disparó y sacó una de las piedras de Yoongi de su posición—. Serías el capitán, ¿no es así?
—No necesariamente—Yoongi se encogió de hombros. —. Podría ser Damien o Samantha. Incluso podría ser Jimin o Edi-Maude. Ser el mayor no significa ser capitán, ya no.
Jungkook no habló más acerca de Quidditch y Yoongi se sintió agradecido; la conversación se terminó, como lo hacen todas las conversaciones, y el tiempo pasó lentamente en la biblioteca, en el sol.
—Me acuesto con Samantha, mato a Jimin y me caso con Diamen—dijo Yoongi, en respuesta a la pregunta de Jungkook—Listo, es tú turno.
—¿Por qué te casarías con Damien? —interrumpió Jungkook. Yoongi ganó el primer juego y estaban jugando el segundo, pero sus movimientos eran lentos y lejanos, ahora que habían encontrado un juego de palabras para jugar—¿Por qué no Sam?
—Sam está bien, pero me volvería loca con el tiempo—Yoongi le siguió la corriente al tono serio de Jungkook, aunque no sabía por qué—Yo y Damien hemos vivido juntos por cuatro años. Es genial.
Jungkook se encogió de hombros. Disparó su piedra con un poco más de fuerza y rebotó por todo el tablero antes de golpear sus propias piedras. —Mierda. Uh...¿cuál era la pregunta?
—Ravenclaw. Acostarse, casarse y matar.
—Me acuesto con...Sadie, me caso con Fred y mato a Sophie.
—¿Sadie?
Jungkook sonrió—Puede que sea un pedazo de mierda, pero sigue siendo parte Veela.
—Es un pedazo de mierda—dijo Yoongi—. Y tiene un puño malditamente fuerte, también.
Yoongi disparó su piedra a una dirección aleatoria. —Uh, oye, ¿alguna vez te conté sobre aquella vez que Jin se emborrachó tanto que comenzó a pensar sobre cogerse al sauce boxeador?
—No—Jungkook sonaba encantado—¿En serio?
—Sí, fue genial. Y Namjoon comenzó a hablar sobre casarse el concepto abstracto de...algo.
—Cuando los Ravenclaws se emborrachan, solo hablan de estupideces—dijo lamentándose Jungkook—. Una vez me desperté para ir a clase y Sadie y sus amigas estabas hablando sobre qué Gryffindor se cogerían. ¿Qué tan asqueroso es eso?
—Muy—dijo Yoongi. De la nada, se imaginó a Sadie y Seokjin y fingió vomitar sobre el tablero—Eso es asqueroso.
—Muy cierto que es asqueroso—dijo una voz cerca de los estantes y apareció Sadie, con su cabello arreglado perfectamente sobre sus hombros, sus pestañas largas y encantadoras, con su corbata de bronce y azul fresca y prístina al igual que su nueva insignia roja de prefecta. Dos chicas la acompañaban, cada una en cada hombro, las dos Ravenclaw. —Jungkook, si estás siendo molestado, no debería darte miedo decirle a un adulto.
Jungkook tiró sus hombros hacia atrás—No me está-
Sadie golpeó la mesa con sus nudillos y las piedras rodaron por todos lados. —Está bien—dijo—. Yoongi es un estúpido.
—Déjalo solo, Sadie—dijo Yoongi.
—Tú déjalo—dijo Sadie, con algo brillante y malvado en sus ojos—. Eres un asqueroso, Yoongi. Siempre lo fuiste.
Jungkook no dijo nada. Sus ojos estabas bien abiertos y su pie golpeó el talón de Yoongi bajo de la mesa, al ritmo de una disculpa.
Yoongi asintió, tomó su mochila y se fue.
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Lo siento mucho pero sadie me da mucho miedo le dije que no debió hacer eso después de que te fuiste créeme xfavor
Yoongi dobló la nota. —Gracias, Friedrich—dijo, y vio como la lechuza salía por la ventana. Damien estaba sentado en la cama, haciendo planes para Quidditch y apenas lo miro mientras Yoongi leía la nota de nuevo.
—Práctica el sábado. Cinco de la madrugada—dijo Damien. —. Te despertaré.
—Maldito—dijo sin un tono en particular Yoongi, y sacó sus piernas de la cama. —. Voy a caminar. Retrasa la práctica hasta las seis si quieres durar algo.
—Tengo que hacer cosas más tarde también—Damien rozó sus nudillos contra su maleta—¿Sabías que hacen vodka de frambuesa? Sabe a trasero de perro.
—Probablemente lo sacaron del trasero de un perro—dijo Yoongi, poniéndose sus pantuflas esponjosas—. No esperes despierto.
En la Sala Común, nadie estaba despierto. Isobel, Alwyn y Max, los de segundo año y el pequeño de primer año que adoptaron estaban dormidos en el sillón, con un juego muggle abandonado en la alfombra con una botella de tinta y una página donde Max había estado escribiendo los puntajes.
—¿A dónde vas, tan tarde en la noche? —le preguntó la pintura-profesor, saltando a la pintura cerca de la puerta, aquella con un recipiente con frutas junto a un jarrón de agua—Estudiantes fuera de la cama, cincuenta puntos menos.
—Sin ofender, pero no tenemos cincuenta puntos para perder—señaló Yoongi—. Y quería encontrarte, de hecho. Uh, ¿recuerdas el chico de Ravenclaw que fuiste a buscar el año pasado?
—Mensajes. No es como si tuviera algo mejor que hacer—dijo la pintura sarcásticamente.
—No tienes. Estás muerto.
La pintura hizo una mueca; sus labios se curvaron. —Iré a buscarlo por esta vez, pero solo porque las pinturas de la biblioteca me contaron lo que pasó. ¿Dónde debería ir? No te confíes con esto, Yoongi. No soy un mensajero.
—Séptimo piso...donde está esa pintura de Barnabas-
—¿Barmy enseñándoles a los trolls a bailar balé? —la pintura pareció pensativa—¿Alguna razón...en particular?
—Usualmente está vacía—dijo Yoongi. ¿Qué otra razón podría haber?
Los pasillos de Hogwarts estaban abandonados y Yoongi era muy bueno escondiéndose para ir a los lugares que quería, incluso si sospechaba que Jungkook no era bueno. Y a pesar de la melancolía que lo atacaba este año, todavía había algo de esperanza para tener normalidad. Damien y la promesa de emborracharse el sábado por la noche, Seokjin, Namjoon y Hoseok pasando el rato juntos, Quidditch el fin de semana, los viajes a Hogsmeade, las cartas que Gerry prometió llegarían a fines de mes.
Simplemente deseaba-
—Desearía que hubiera un lugar donde ser normal—dijo, con su voz rompiéndose cuando susurró. Estaba yendo de un lado a otro en el pasillo del séptimo piso. Barnabas y los trolls bailarines estaban mirándolo mientras señalaban y se reían.
—Solo un lugar para ser normal—dijo. Como si eso justificara algo.
Algo pareció retumbar dentro de la muralla.
—Normal—dijo y Jungkook llegó haciendo ruido mientras subía las escaleras con un pijama azul adornado con Peter Rabbits, con sus ojos grandes y somnolientos y el profesor de la pintura llegó tambaleándose dentro de Barnabas, justo cuando una puerta aparecía en la pared detrás de él.
—Qué mierda, Yoongi—dijo Jungkook.
—¿Qué mierda yo? Qué mierda la muralla, creo que quisiste decir.
Jungkook se dio un golpecito en la mejilla. —Perdón por lo de antes—dijo, acercándose a la puerta; su pijama le quedaba un poco grande, a pesar de que sus mangas se estaban deshilachando y Yoongi podía ver los elásticos y pequeños Peter Rabbits impresos por toda la parte frontal. —Yo solo- Yoongi, qué mierda.
—No sabía que esto estaba aquí—Yoongi de pronto estuvo consciente de sus pantuflas esponjosas con pompones rosados y se avergonzó. —Yo solo- yo solo...
—Entren a la habitación—interrumpió la pintura—. Eso es lo que hace uno, generalmente, entrar a las habitaciones.
—Jódete—dijo Yoongi.
Jungkook mordió su pulgar y giró el pomo de la puerta.
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—¿Qué esseso?
—Ess—Yoongi giró el chocolate—Aw, mierda, fruta y nuez. Odio la fruta y nuez.
—Nuez—dijo Namjoon, y se rio—. Oye, nuez. ¿Entiendes?
Hoseok metió su mano dentro de la caja de dulces que le envió su hermano; estaban sentados en el lago, pasándose un cigarrillo entre los cuatro, mientras que las cervezas se desvanecían y sus latas vacías eran apiladas en una pequeña pirámide en el césped húmedo. —Déjame encontrar el dulce que me gusta—dijo Hoseok—. Y Joon, cállate.
—Come pene—dijo amigablemente Namjoon—. O nueces. Come nueces. Frutas y nueces.
—Me gusta cremoso—dijo Seokjin, y miró a Namjoon y Namjoon comenzó a toser en su sidra.
Yoongi se acostó en el césped con sus manos detrás de su cabeza, mirando el cielo nublado. Bebió lo suficiente como para sentirse mareado y un poco aturdido y solo quería acurrucarse y dormir en algún lugar cálido y calmado.
Una barra de dulce lo golpeó en el pecho y Hoseok dio golpecitos en su frente en una forma torpe de darle consuelo—¿Alguna vez te han dicho que eres como un gato? —dijo, y tiró su cabeza hacía atrás, gotas caían de la lata que estaba bebiendo—Como un gato grande y triste lleno de miedos adolescentes y chocolate. Ese eres tú. Ese es quién eres.
—Meow meow, hijo de puta—dijo Yoongi—. Jódete.
Namjoon abrió la barra de chocolate para él y le sacó un pedazo—Aquí viene el avioncito, zoom zoom...
Seokjin era quien estaba fumando el cigarro cuando se volvió una colilla; lo puso en el césped y luego lo disparó con sus dedos hacía el lago para que se uniera a sus camaradas caídos. —¿Tienes más?
Hoseok sacudió su cabeza. Era él quien tenía una provisión interminable de alcohol y cigarros, porque su hermana siempre le enviaba paquetes por correo, los restos de la tienda de sus padres. —Ese era el último. Dijo que enviaría más la semana que viene, bastardo impaciente.
Yoongi cerró sus ojos, y se encontró kilómetros y un día lejos.
—Se llama Sala de los Menesteres—dijo la pintura, con sus brazos cruzados y su larga cara con un deje melancólico. —Te da lo que más necesitas, santuario, un lugar para entrenar, un...un lugar para esconder un libro. Pensé que se había quemado hace mucho tiempo.
—Obviamente no—espetó Yoongi, la sorpresa lo irritó—. Kook, no entres, en caso de que sea peligroso.
La mano de Jungkook todavía descansaba sobre el p��mulo de la puerta. —. Vi unos pufs y una TV—dijo suavemente—. No creo que sea peligroso a menos que abras los pufs y te comas las pelotas pequeñas —y luego bufó—. Ahogarse con pelotas pequeñas. Heh.
La pintura resopló. —Entren, entonces. ¿Qué pediste?
—Nada—dijo Yoongi. Ser normal parecía ser demasiado triste para admitirlo. —Solo un lugar para...relajarme. Jungkook, ¿quieres-?
—Tengamos una revancha de Gobstones—dijo Jungkook y atravesó la puerta, manteniéndola abierta para Yoongi. —¿Vas a venir o qué?
Y hace mucho tiempo no había dormido tan bien como esa noche, acurrucado en un puf suave, con el tablero de Gobstones entre ellos y una manta suave sobre sus hombros, junto con un aroma rico y limpio en el aire. Jungkook había estado jugando con la configuración de la TV cuando Yoongi se fue a dormir, pero cuando Yoongi despertó el chico estaba roncando también y la habitación estaba más oscura, como si se sincronizara con la noche.
—Alguien está silencioso—Hoseok golpeó su rodilla—. ¿Alguien ha estado molestándote o simplemente estás siendo un imbécil?
—¿Huh? Oh, no. —Yoongi tomó el chocolate de las manos de Namjoon—. Simplemente pensaba.
La sala de menesteres (aparentemente) no era nada especial. Una habitación un tanto pequeña, con un techo bajo y una bombilla en la sombra, tan refrescantemente realista en el gran desorden medieval de Hogwarts. Las paredes eran de paneles de madera, tal y como lo recordaba Yoongi, con esos aquellos tres patos tontos voladores colgados en el borde del papel pintado, igual que en su casa. Había pufs esparcidos por todas partes, desordenados en un rincón, una chimenea, paneles de ladrillos y cerámica gris. Un montón de libros, libros viejos, libros muy queridos, libros que Yoongi recordaba haber leído y disfrutado se encontraban apilados en estanterías. Había una mesa de cocina, y unos cuantos armarios y estanterías, y una jarra de agua que no se vaciaba por mucho que se sirvieran.
Yoongi se encontró a sí mismo queriendo volver. No hicieron mucho, solo jugaron y después durmieron, pero fue agradable ser normal, sin pensar en Chester o Sadie o alguien que interrumpiera.
—Escuché que Sadie estuvo en la biblioteca ayer—dijo Namjoon.
—Yoongi.
—No hizo una mierda—dijo Yoongi, rodando para quedar acostado sobre su estómago—. Hoseok, dame más chocolate y Joon, cállate.
—Según Maisie Phair, molestó a Jungkook toda la tarde en la Sala Común de Ravenclaw.
—Bueno, sí, podría haberte dicho que ser mi amigo no iba a terminar bien para el chico—dijo Yoongi e intentó comerse una barra entera de caramelo en una sola mordida.
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Queridas serpientes bastardas (y también Izzi y Alwyn y El Chico Nuevo Max)
Su más magnifico, querido y verdadero capitán ha adjuntado su insignia a continuación y por la presenta declara a Damien Roadfell como capitán porque es el más grande y también el que menos posibilidades tiene de sufrir un ataque de nervios antes del partido. Practiquen duro, cabrones, que los estoy vigilando. Y los que vayan a Hogsmeade el próximo fin de semana, vayan al Cabeza de Puerco y den la contraseña "Gerry es genial" y serán conducidos a un misterioso caballero que los espera.
Mucho amor, besos y todas esas mierdas,
Gerry Thompson, el Único y Verdadero Capitán.
Yoongi permitió que una sonrisa gigante se apoderara de su cara mientras leía la carta. Dirigida a Los bastardos de Slytherin, había sido depositada en su mesa en el desayuno por la pequeña lechuza enojona de Gerry (Micky) y los veinte Slytherin se reunieron a su alrededor mientras Yoongi la leí en voz alta.
—¡Va a volver! —Samantha se inclinó sobre la mesa para chocar las cinco con Edie-Maude—. ¡Excelente!
Izzy y Alwyn inmediatamente comenzaron a explicarle a un confundido Max Hasting quien era exactamente Gerry y por qué toda la casa de Slytherin de pronto estaba planeando ir a Hogsmeade la próxima semana y por qué el ambiente en la mesa se elevó masivamente.
(Demonios, incluso había una conversación audible. Yoongi sabía que estaban recibiendo mirandas burlescas, pero no le importaba.)
—Maldito imbécil, enviando su insignia en la carta—dijo Damien, sonriendo mientras la ponía en su pecho—Mierda, de verdad tenemos que ganar el primer partido ahora.
—¿Contra quién?
—¡Gerry está de vuelta!
—¿Con quién jugaremos?
—Sí, pero Gerry-
—Jugamos contra Ravenclaw—interrumpió Yoongi, dejando la carta en la mesa, cauteloso con las manchas de mermelada y mantequilla. —Sadie es buscadora. Así que ninguno puede tontear porque queremos que Gerry crea que somos geniales.
(Sadie, Ravenclaw, lo que significaba que Jungkook no lo animaría a él. A ellos. Ellos.)
(Pero al menos Chester no rompería su maldita nariz-)
—Eso es fácil—dijo Damien. La insignia de capitán parecía hacerlo más grande, fuerte, mucho más feliz, aunque su voz era baja para que no pudieran escucharlos los de Hufflepuff que estaban a su lado—Yoongi, tú eres quien debe encargarse de Sadie, así que ese es el trabajo más difícil ahora. Izzy, Alwyn, Edie-Maude-
—Sus cazadores son buenos, pero nosotros somos mejores—dijo Alwyn, inclinándose hacia adelante en sus codos y ensuciando su túnica con mantequilla—. Mierda.
—Hay que meter goles—señaló Samantha.
Damien asintió. —Pero su estrategia es apoyarse en Sadie. Es una buscadora llamativa, mientras que Yoongi es-
—Aburrido—lo ayudó Yoongi—. Soy realmente aburrido. Así que el equipo de Ravenclaw simplemente distrae a los jugadores principales mientras que Sadie busca, pero ustedes, malditos, deben tener un impacto real y forzar a los Ravenclaw principales a dejar de ayudar a Sadie o a defenderse a ellos mismos.
En el cabeza de puerco, cuando están con Gerry, escucharon su plan.
—Y, por lo tanto, solo hay una forma en que puede terminar el juego—dijo Gerry. Era sábado, estaban en Hogsmeade con al menos quince Slytherin a su alrededor mientras Gerry repetía lo mismo que Damien, Yoongi y Samantha habían estado teorizando en el desayuno el otro día.
Yoongi asintió—Ganamos, pero Sadie consigue la Snitch, o-
—O ganamos con la Snitch y humillamos a Sadie—terminó Damien y se inclinó en la mesa para chocar las cinco con Yoongi.
Gerry se veía bien, al menos. Ya llevaba un mes en su programa de investigación de magia de Irlanda, y su acento era mucho más fuerte y se había comenzado a dejar crecer un poco de barba. Seguía viéndose como Gerry, sin embargo, y seguía pagando sus tragos incluso cuando era obvio que había vaciado su billetera.
—Veré el partido, por supuesto—dijo—. Así que más les vale hacerme sentir orgulloso. ¿Cómo está el chico nuevo?
—Max es genial—dijo de forma entusiasta Alwyn y se lanzó en una larga perorata sobre qué era exactamente lo que hacía tan genial a Max, ayudado por las frecuentes interrupciones y elogios de Isobel. Solo había otra persona en el pub, un hombre encapuchado y embozado, y Yoongi se preguntó si lo estaban molestando, pero no le importó mucho. Gerry había vuelto.
—¿Cómo está tu nariz?
—¿Huh? —Yoongi alejó su vista del hombre y miró a Gerry—. Oh, oh. Sí, está bien.
—¿Algo nuevo?
—Sadie está molestando a mi-, ah, ¿mi amigo? ¿el chico de Ravenclaw?
—Jungkook, sí, lo conozco—Gerry intentó verse astuto—¿Tú lo conoces?
—Cállate, Gerry—dijo Yoongi, y lo pateó por debajo de la mesa.
Y Samantha levantó su puño en el aire. —¡Más tragos!
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El partido contra Ravenclaw apareció con una especie de brusquedad surrealista, de pronto era sábado y Yoongi estaba poniéndose su túnica y luchando con sus botas y apretando su varita entre los dientes para poder anudarse la capucha.
Gerry estaba en algún lugar entre la multitud; y lo que era más importante, también lo estaba Jungkook, moviendo una pequeña banderita de Ravenclaw porque, aunque quizás le agradaba Yoongi, Ravenclaw seguía siendo su casa, y Yoongi no envidiaba el apoyo, simplemente sentía la falta de él.
Damien se abrochó el casco de Guardián bajo la barbilla con la determinación de alguien que va a la guerra. —Muy bien, cabrones. Vamos a ganar o a morir. Yo compro los tragos si ganamos.
—¡Sí!
Izzy y Alwyn, animando, moviendo sus escobas en el aire, las únicas adiciones nuevas después de que Derek Molesey se fue para concentrarse en los E.X.T.A.S.I.S. El equipo de Quidditch de Slytherin, desaliñado, pero todavía juntos a pesar de todo.
—¡Y aquí están, caminando hasta la cancha, el equipo de quidditch de slytherin!
Aquellos nerds, también. Namjoon y Seokjin sentados mientras discutían en la cabina de comentaristas, con el profesor Malfoy entre ellos con un aspecto tan estresado que parecía que había pasado por algún lado de zona crepuscular de zen mientras sus estudiantes se asesinaban luchando por el control del megáfono.
—¡Y desde el otro lado, los Ravenclaw!
Un mar de gritos y alientos. Cuando Yoongi forzó su mirada en la tribuna de Ravenclaw, imaginó que veía a Jungkook, aunque no podía, no en aquel mar de azul y bronce. Miró la tribuna de Slytherin y vio al pequeño Max Hastings gritando, moviendo su bandera, adornado en verde y plateado, con su cara completamente escondida en su bufanda.
—Buena suerte—dijo Damien, dando palmaditas en el hombro de Yoongi.
—Buena suerte.
Cuando el silbato para iniciar el partido sonó, Yoongi voló inmediatamente hasta el circulo de la arena, justo como en el primer partido en el que jugó. No podía ver a Sadie. Se dio cuenta de que no le importaba; que hiciera lo que quisiera. Podía atrapar la Snitch. Tenía que atrapar la Snitch.
La táctica de Sadie siempre fue involucrarse en la acción, distraer a la audiencia ellos mismos de la meta principal. Yoongi se forzó a sí mismo a quitarle la mirada a ella y enfocarla en el cielo. Seguían estando en desventaja, los Slytherin, y anoche Damien admitió que su mejor opción para ganar sería atrapar la Snitch lo más pronto posible, antes de que los cazadores de Ravenclaw tuvieran tiempo de anotar goles.
—¡Y de buenas a primeras es Isobel Way de Slytherin en posesión, una nueva adición al equipo! —dijo Namjoon—¡Y mírenla!
Yoongi observó a Izzy volar, deslizándose a través del estadio, Alwyn flanqueándola de cerca y por debajo. Un Ravenclaw se movió para bloquear y una bludger voló sobre su camino; pasó a Alwyn y esquivó la bludger, y Alwyn lanzó limpiamente el balón por el aro central.
—¡Slytherin anota! ¡Santa mierda!
El lamento del profesor Malfoy se escuchó en todo el estadio.
Yoongi alentó para sí mismo, demasiado alto como para que alguien lo escuchara. Abajo, Izzy y Alwyn chocaron las cinco; en la tribuna el pequeño Max Hastings estaba gritando hasta quedarse afónico, a un lado de Gerry, quien estaba disfrazado de mala forma con una túnica antigua de Damien mientras movía un peluche de serpiente en el aire.
Resultó ser exactamente la motivación que necesitaban. Reacios a ser superados por los más jóvenes, Edie-Maude anotó dos veces seguidas y Samantha y Jimin eran una fuerza imparable, bloqueando a los Ravenclaw al menos tres veces cuando parecía que los cazadores iban a anotar. Después de media hora, el puntaje era de 50-20 en favor de los Slytherin, pero Yoongi todavía no podía ver rastro alguno de la snitch.
—Debo decir, los Slytherin nos están ganando pro completo aquí-
—Seokjin Kim-
—Señor, ese no fue una declaración imparcial, puedo ver desde aquí como celebra-
Yoongi vio a Sadie abajo, volando entre los jugadores como una especie de elegante libélula azul, con sus dos trenzas rubias sobre sus hombros. Tenía lazos azules y bronces amarrándolas, y brillaban en la luz de sol. Quizás sintió su mirada sobre ella, porque miró hacia arriba y le sonrió de medio lado y Yoongi miró hacia otro lado, inquieto.
Tenía que ayudarlos a ganar. Nunca descansaría de las burlas de Sadie o Chester o cualquiera de ellos si perdían por culpa de Yoongi.
—¡Slytherin anota de nuevo! ¡Joder, estos chicos cazadores lo están haciendo de maravilla!
Abajo en la cancha, Damien dio vueltas alrededor de los aros para celebrar, una mancha de verde y plateado en su escoba.
Pero Yoongi no podía ver ningún rastro de aquella pelotita dorada, en ningún lado.
Y
Entonces
La
Vio
Un destello de dorado que se cernía cerca de la tribuna de Hufflepuff, y su cuerpo reaccionó incluso antes que su mente lo hiciera, llevando el mango de su escoba hacia abajo en una zambullida tan elegante y rápida como si fuera una golondrina de esmeralda dirigiéndose en picado hacia la tierra. Seokjin gritó algo a través del megáfono, pero Yoongi no tenía la energía para escucharlo. La snitch estaba ahí, de verdad lo estaba.
Sadie voló para encontrarlo, y la snitch cambió de dirección.
—Los buscadores están a la par-
Yoongi enterró sus dientes en su labio inferior-
Sadie se deslizó hacia arriba de él y fue como el año pasado de nuevo, Chester y el partido contra Gryffindor, y la snitch estaba frente a una fila de Ravenclaws impactados y silenciosos, sus banderas colgando sin fuerza de sus puños.
El mundo se detuvo.
Yoongi estiró su mano para alcanzar la snitch, la cual bailaba justo frente la cara asombrada de Jungkook Jeon, apenas visible bajo su bufanda azul que envolvió en su cuello.
—Es mejor que vengas a la fiesta más tarde—logró decir, antes de envolver sus dedos fuertemente alrededor de la pequeña cosa dorada y gritó cuando Sadie chocó con él.
—¡Y en un final impresionante, la buscadora Sadie McDemot envió al buscador Yoongi Min a la enfermería!
Con la mano que podía sentir, Yoongi apoyó su cabeza en el césped y levantó dos dedos en saludo en vaga dirección hacia la cabina y Namjoon comenzó a reírse.
Al final, O'Shannon lo diagnosticó con un par de dedos rotos, lo cual no era lo suficientemente severo como para arreglarlos con magia, así que los entablillaron y luego lo mandaron fuera de la enfermería. Gerry estaba esperando en la Sala Común, con Namjoon, Jin y Hoseok, pero sin Jungkook.
—¿Puedo firmar tu yeso?
—Es una maldita venda, idiota.
Namjoon suspiró.
Tuvieron una fiesta y Yoongi bebió hasta sentirse enfermo. Cuando miró los retratos en las paredes vio al antiguo profesor en su túnica con su cabello negro y largo mirándolo. —No soy un mensajero—dijo el cuadro.
Le tomó un momento para procesar las palabras a través del mareo en la cabeza de Yoongi. —Sí sé eso—dijo, parpadeando—. Oye, ¿no sabes que ganamos? ¡Vencí a Sadie!
—Muy bien hecho—dijo secamente la pintura—. En mis tiempos incluso para el profesor Malfoy era difícil vencer a ese equipo. Pero recibí un mensaje, aunque le dije que no estoy aquí para eso. Tu amigo quiero verte en el séptimo piso, a un lado de esa horrible pintura del troll bailando balé.
—¿La sala de menesteres?
—Asumo que sí.
Yoongi se dio la vuelta para excusarse y se encontró con que casi toda la casa de Slytherin -y algunos visitantes- estaban desmayados en diversos estados. Alwyn e Izzy estaban durmiendo junto a la chimenea y Damien estaba tirado en su pijama con los labios entreabiertos. Incluso Gerry estaba dormido, entre botellas vacías del mejor whisky irlandés que se puede comprar con un sueldo de aprendiz; y Edie-Maude y Samantha estaban bebiendo vodka en copas de vino y animándose cada vez que tenían que parar para toser.
Así que nadie lo extrañaría.
Yoongi le agradeció entre dientes al cuadro y salió a trompicones de la Sala Común, lanzándose a sí mismo un rápido conjuro de sobriedad que funcionó casi todo el camino. Subió las escaleras, demasiado tarde para que los estudiantes respetuosos de la ley estuvieran fuera de sus camas.
Y de un lado a otro contra la pared, tres veces.
—Quiero estar donde está Jungkook, quiero estar donde está Jungkook, quiero estar donde está Jungkook—repitió, y atravesó la puerta tan pronto como apareció, de vuelta en aquella habitación hogareña que encontraron la última vez.
Y vio a Jungkook, estirado boca abajo en medio de la carpeta.
Yoongi, curioso, lo empujó con su pie. —No viniste a nuestra fiesta. Incluso vino Gerry. Y, además, había trago gratis.
—Soy demasiado joven para beber—dijo Jungkook, amortiguado por tener su cara contra la alfombra.
—Nunca detuvo a nadie antes. ¿Qué pasa? —la poca cantidad de alcohol que quedaba en el sistema de Yoongi se fue un poco y no se sintió raro acostarse a un lado de Jungkook y pasar un brazo alrededor de sus hombros—Lo de antes no fue raro, ¿cierto?
Jungkook no dijo nada.
—¿No yo?
Jungkook no dijo nada.
—Uh...aw, mierda—dijo Yoongi. —¿Te atrapó Sadie?
Jungkook dijo algo en la alfombra que bien podía ser la odio por qué tiene que ser tan mala o la odio porque tiene una hamaca. Yoongi ponía su dinero en la primera opción, especialmente cuando vio la cara de Jungkook cuando se dio vuela; sus mejillas estaban manchadas y sus ojos estaban tristes, como un cachorro desolado. —Me dijo que solamente eras mi amigo para molestarla.
Yoongi sintió como algo se apretó dentro de él, de forma horrible e incómoda—. No es verdad.
—Lo sé. ¿Pero por qué los demás no?
—Porque soy una serpiente bastarda malvada—dijo fríamente Yoongi, llevando sus rodillas hasta su pecho y poniendo sus dedos rotos entre ellas—. Simplemente...dile que se vaya a la mierda, supongo. O dime a mi que me vaya a la mierda. La ves más a ella, de todas formas, es la prefecta.
Jungkook no dijo nada en respuesta. Los dos se sentaron en los puf y Jungkook sacó un libro de la estantería. El caballo y el muchacho. Yoongi se encontró a sí mismo durmiéndose gracias a la voz de Jungkook mientras leía sobre Shasta, quien, maltratado y abusado, encontró a Aravis y viajó a una nueva tierra donde a nadie le importaba de donde venía y nadie le hacia daño y nadie pensaba que no era bueno.
(Yoongi pensó que había una mano en su cabello. No lo sabía. Estaba cálido y cómodo, y su mano no dolía y le ganaron a Ravenclaw y Jungkook estaba aquí, y no con Sadie, y eso era mucho más de lo que Yoongi tenía derecho de pedir.)
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Adivinación era, como Hoseok lo mencionó a comienzo del año, la última cosa el viernes por la tarde. En invierno había sido frío, en primavera sofocante, pero ahora estaba más cerca a la pascua y la profesora Bloom los dejaba abrir las ventanas.
Estaba resultando ser, hasta el momento, una clase muy fácil de tener éxito. Yoongi y Namjoon se sentaban al final, bebían té y dibujaban profecías con los restos que veían en las hojas de té, como darles forma a las nubes, pero con una recompensa al final. Bloom era una profesora decente, aparentemente mucho mejor que la última profesora de adivinación. Era escocesa y tenía cabello negro largo y pequeñas gafas que se balanceaban en su nariz, y un gato que Yoongi pensó era una bufanda hasta febrero.
—Hoy nos moveremos a algo más, —dijo—más, más. ¿Quién me puede decir el propósito de las hojas de té?
—Para hacer una taza de té—le susurró Yoongi a Namjoon.
—Eso es correcto—dijo Bloom, apuntándolo y guiñando bajo un flequillo de pelo negro. —Sin embargo, hay otro propósito. ¿Alguien con un poco más de espíritu educativo que Min podría decirme?
—Para predicciones—dijo confiadamente Amanda Reily. Era vegana y tenía una insignia de P.E.D.D.O en su túnica y prácticamente adoraba el piso en que Bloom caminaba.
Bloom sonrió e incluso aunque el día era uno caluroso y no había nada ni remotamente misteriosos acerca de ello, por un segundo Yoongi sintió un escalofrío en su espalda. —Por supuesto que no. Las hojas de té son un placebo. Fácilmente podría mirar los restos de tu cena y predecirlos como con tus hojas de té. Son una forma de ver quiénes confían en las imágenes que ven en el libro de texto y quiénes pueden ver la verdad para la que las hojas son una muleta.
Lo que sonaba tonto. Yoongi simplemente había estado escribiendo estupideces todo el año. A veces, él y Namjoon usaban el libro, pero la mayormente del tiempo no. Tenían competencias para ver quién podía decir la cosa más estúpida.
—Todos ustedes, ahora—dijo Bloom—. Háganse una taza de té, pero por favor no usen el libro.
Con vacilación, Amanda levantó su mano. —¿Profesora? ¿Es una prueba?
Bloom le sonrió y luego sus ojos se desviaron a Yoongi. —La mayoría de las cosas lo son.
*
*
*
La primavera se transformó en verano casi de la misma forma. Yoongi iba a las prácticas de Quidditch y cuando tenía tiempo libre se encontraba yendo siete pisos arriba, levantando el dedo de en medio a Barnabas y sus troles bailarines y caminando de un lado a otro tres veces para luego entrar a la sala de menesteres.
La mayoría de las veces, Jungkook estaba ahí, y si no lo estaba, usualmente aparecía. Jugaban Gobstones y Jungkook le enseñó a jugar a Yoongi algunos juegos muggles y leían libros.
(Leían libros: si era tarde en la noche, Jungkook tomaba el libro de Narnia en el que estaban del estante y lo leía en voz alta hasta que Yoongi se dormía. Había descansado mucho mejor estos días, incluso si pasaba solo la mitad en su propia cama.)
(Ahora mismo, habían comenzado El príncipe Caspian. Hasta el momento, El león, la bruja y el ropero era su favorito, pero Yoongi pensaba que siempre tendría espacio para El caballo y el muchacho.)
—¿Qué es Monopoly?
La boca de Jungkook se abrió y agua escapó de su boca. —De ninguna manera. ¿Hablas en serio? ¿De verdad?
Yoongi empujó la caja con su pie. —¿Qué parte de "fui criado por magos y solamente me permitían jugar con mis amigos muggles a veces" no entendiste? Por supuesto que hablo en serio. ¿Qué es Monopoly?
—Compras cosas y termina matrimonios—dijo seriamente Jungkook, abriendo el juego y sacando las partes del juego para ponerlas a un lado de los pufs y la comida sana que la habitación seguía dándoles de la nada. —¿Ves esto?
—Es Londres—dijo Yoongi—. Con...una plancha y... ¿es eso una bota?
—Siempre soy la bota. Puedes ser la plancha.
—Oh, sí, genial. Gracias.
Jungkook le dedicó una sonrisa descarada y le entregó la pequeña plancha metálica. —¿No te sientes uno con la plancha, huh? ¿No es genial? Así eres tú como persona, así que cállate y escucha cómo te digo cómo jugar.
—Sí señor—dijo Yoongi, y chocó su planchita con la bota de Jungkook.
—...y luego doscientas libras cada vez que pasas, bien, y si consigues suficiente dinero consigues poner una casita verde, y si consigues cuatro casas verdes consigues un hotel rojo-
—Esto es una inmobiliaria—dijo Yoongi, parpadeando, recostándose en uno de los pufs más blandos. La habitación se encogía cuando jugaban; era pequeña y acogedora, y siempre se sentía como si estuviesen en su propio mundo cuando estaba aquí; el y Jungkook, sentados, jugando como si no tuvieran nada mejor que hacer. Quizás no lo tenían.
—Seré el banquero.
—¿Ves? ¡Es una inmobiliaria!
Jungkook obtuvo once al tirar los dados y el juego comenzó.
—¿Por qué quieres tanto Mayfair? ¿No es ahí donde se reúnen los banqueros de Londres? —Yoongi jadeó dramáticamente. —Te estás transformando. Oh, dios, ya no te puedo salvar.
—No seas un idiota—Jungkook lo golpeó con uno de los hoteles de plástico pequeños—. Quieres los morados porque son más caros, así que si aterrizas en ellos tienes que darme cincuenta libras, y si hay hoteles ahí estás jodido.
—Quiero estas pequeñas cositas cafés—Yoongi tocó las propiedades a un lado del cuadrado de COMENZAR—. ¿Cuánto cuestan?
—No tanto como los azules.
—Lo pensé.
Jungkook lo miró con recelo, sosteniendo una carta de suerte. —¿Qué se supone que significa eso?
—Nada.
—Está bien. Gané un concurso de belleza, así que dame diez libras.
El Monopoly los entretuvo dos horas y media, casi la una de la madrugada, y para entonces Yoongi ya estaba acurrucado alrededor de uno de los pufs con su cabeza en el muslo de Jungkook, contando sus centavos y diciendo "oye, tengo que comenzar a contar de nuevo", en una voz somnolienta llena de cansancio. Jungkook comenzó a acariciar su cabello de vez en cuando y se sentía bien.
—Recibes doscientas libras.
—Genial.
Las cosas electrónicas todavía no estaban permitidas en Hogwarts, así que no podían reproducir CDs o algo por el estilo, pero de vez en cuando un gramófono aparecía en antigua mesa y una pila de discos en fundas de papel descoloridas. A la mitad de su juego de Monopoly, Jungkook tomó un disco de Les Miserables, por alguna maldita razón, y ahora Yoongi estaba tan cansado que todo se estaba mezclando. Cada vez que Jungkook abría su boca parecía que estuviera cantando alguna canción fúnebre acerca de una prostituta Parisina, y el surrealismo se arremolinó en un charco de sonidos y papelitos que cambiaban de mano en un ciclo interminable.
—Estás cansado—dijo Jungkook—. Acabo de dejarte en banca rota.
—Llama a los malditos agentes judiciales—dijo somnoliento Yoongi en la pierna de Jungkoook—. Por supuesto que estoy cansado. Siempre estoy cansado. Soy como el maldito Hulk, pero en vez de golpear desgraciados me desmayo en el supermercado Tesco.
—¿Vas a Tesco?
—Todos van a Tesco.
—Mmm—Jungkook tiró el cabello de Yoongi—. ¿La reina?
—Va a Tesco.
—¿David Beckham?
—Él va a Sainsburys.
Jungkook se rio suavemente. —Deberíamos ir a dormir.
—Cambia el disco—Yoongi se estiró y sintió sus rodillas y tobillos sonar con la presión. —. Mierda, ¿qué hora es? Estoy triste.
—Una de la madrugada. Vamos.
—Mmh. Está bien.
El tablero de Monopoly fue tirado cuando Yoongi se levantó, balanceándose hacia atrás y adelante al ritmo de la música suave, con las manos de Jungkook en su codo. La sala de menesteres obligatoriamente les reveló la puerta, a un lado de los estantes, y el gramófono giraba casi silenciosamente. Nunca tenían que ordenar nada aquí, aunque la mayoría de las veces lo hacían. Yoongi sentía que, si eran amables con la sala, la sala sería más amables con ellos.
Estaba cansado, sin embargo. El Monopoly seguramente podía esperar a que volvieran.
—¿Jungkook?
—Mm—dijo Jungkook, más silencioso ahora que estaban fuera de la sala y en el pasillo. Desde el cuadro de los trolls bailarines, el antiguo profesor los miraba. —Sí, ¿qué pasa?
Yoongi suspiró. —¿Sadie te molesta mucho?
—Me importa una mierda Sadie.
—No me interesa si te importa una mierda—dijo Yoongi, agachándose en el pequeño arco donde Jungkook había sanado su nariz rota el año pasado—. Me interesa si Sadie te molesta,
Jungkook se encogió de hombros. —Molesta a todos.
—Me molesta a mí, a Jimin y a Edie-Maude y a personas. Y podemos sobrellevarlo porque tenemos nuestra casa—Yoongi rozó sus nudillos en el hombro de Jungkook—. Si te molesta por mi culpa-
—La vida no es color de rosa—dijo secamente Jungkook—. Déjame lidiar con ello si tengo que hacerlo. No es tu culpa que Sadie sea una perra.
—Es mi culpa si te molesta porque eres mi amigo.
Por alguna razón, fue un error decir eso. El rostro de Jungkook se cerró y oscureció y soltó el codo de Yoongi. —Me voy a la cama—dijo—. Tú también deberías. Te veo mañana.
—Está bien—dijo suavemente Yoongi.
(Y luego, al cuadro: —¿Qué hice?)
*
*
*
Justo antes de las vacaciones de Pascua, en la última tarde de un viernes del semestre, la profesora Bloom se paró frente a la clase con sus manos tomadas frente a ella. —Hoy haremos algo un poquito diferente—dijo—. Van a hacer una taza de té-
Quejidos generales. Namjoon golpeó su cabeza teatralmente contra su libro.
—...y voy a tomar todas las tazas y les daré una al azar. Irán hacia esa persona y les dirán su futuro.
—¿Así que nos dará su taza y su nombre? —preguntó Amanda Reilly.
Bloom sonrió angelicalmente. —¿Por qué haría eso? Hay tanto por leer en el aire como lo hay en las hojas de té.
Yoongi caminó hasta la tetera con el resto de la clase, murmurando junto a los demás lo injusto que era introducir un nuevo tema el último día del semestre. Diablos, antes de que Bloom entrara a la clase todos habían estado hablando de lo mucho que dormirían en el descanso, y Sara Jennings iba a ir a un crucero en malta, a lo que todos habían reaccionado de forma alegre. Yoongi no tenía la energía para esforzarse, especialmente en una materia tan estúpida como esta.
—La taza, Min—Bloom estiró su mano—. Vamos, apresúrate.
—Todavía está hirviendo—gruñó, pero se la pasó tan rápido como pudo y le entregó la taza con el mango por delante. —Hey, Joon, dame la tuya también.
Les tomó casi toda la clase beberse el té, pero a Bloom no pareció importarle. Conversó serenamente con los de cuarto año, aunque su vista se posó en Yoongi más de una vez. Le habló a Amanda por casi diez minutos antes de seguir y Amanda se veía un poco engreída, como si hubiera sido ascendida. Una futura profesora de adivinación en proceso adivinó Yoongi.
—Gracias—dijo Bloom mientras recibía la última taza—. Sé que todos están ansiosos por tomar el tren lo más temprano posible, así que haré esta parte rápida.
Todas las tazas de té en su infierno de colores pasteles se veían iguales. Y si era sincero, Yoongi no le estaba prestando mucha atención a la taza que le entregaron finalmente. Era la misma que todas las tazas de té que tomó en esta clase, una vez a la semana, los viernes por la tarde, durante dos horas de incienso y tratando de no reírse a carcajadas por los dibujos humorísticos de Namjoon. Siempre lo mismo, hojas de té en una forma vagamente legible con el borde de la taza un poco astillado. Hojas de té que quedan para ser derramadas.
Namjoon sacudió la suya, perplejo. —Me siento tonto—susurró.
Yoongi asintió.
(También se sentía...raro. Estuvo despierto hasta tarde, anoche, y Jungkook no fue a hablar con el a la hora del desayuno aquella mañana; si lo saludó desde su mana, sin embargo, lo que era algo.)
—Encuentren a la persona con su futuro en la t—leazas dijo Bloom.
Yoongi miró las hojas con desesperación. Vamos, dame algo. Vamos. Cualquier cosa.
Tocó un hombro al azar entre la multitud y Amanda Reilly se dio la vuelta, sorprendida. —¿Yoongi? ¿Ya lo descubriste?
—Tienes un hermano—dijo tan seguro como pudo.
—Yo- sí—dijo, con la voz llena de sospecha, con su taza colgando en su mano. —¿De verdad es mi taza? Tienes que intentarlo, Yoongi-
—Tú hermano tiene qué, ¿siete años?
Amanda suspiró. —Le preguntaste a Namjoon, ¿no es así?
—Por supuesto que no. Escucha, no sé si esto está bien, pero tú hermano- deberías decirle que vaya a un hospital muggle para que le revisen su pierna, ¿está bien? —y Yoongi no sabía de dónde salió eso. Parecía demasiado directo como para que lo imaginara en ese mismo momento, y muy ofensivo si consideraba que simplemente estaba improvisando, pero-
—No sabes nada—dijo Amanda. —. Dios, ¿qué estás haciendo en esta clase?
—Su nombre es Peter—dijo Yoongi, de pronto y de manera inexplicable tuvo la urgencia de ser tomado en serio por Amanda. —Y deberías, no sé, al menos sugerírselo.
Ella levantó una ceja. —Lo haré. Solo para mostrarle lo mierda que eres en Adivinación.
—¿Qué mierda fue eso? —le preguntó Namjoon a su lado, cuando Amanda se fue. —Usualmente no te comportan como un imbécil, amigo.
—No lo sé—dijo Yoongi—. Solo algo, supongo. Me deshice de mi taza, al menos; me voy a sentar.
—Está bien.
Yoongi se sentó en la silla más cercana para poder considerar apropiadamente como arreglarse con Jungkook. Estaba pensando en darle pastel y otra partida de Gobstones donde Jungkook lo venza al menos dos veces. O un abrazo. Quizás un abrazo fuera mejor. O ambas. En realidad, no podía recordar qué dijo ayer, pero estaba casi seguro en un cien porciento que fue algo malo, ya que Jungkook era la persona más agradable que pudiera existir en la tierra.
O algo así.
O algo así.
—Min.
Yoongi miró hacia los ojos de la profesora Bloom. —Ya entregué mi taza, profesora. —dijo.
—Te vi—Bloom se sentó suavemente en la silla opuesta a la de él. —. El hermano de Amanda, ¿cierto?
Un sofocón se arrastró por el cuello de Yoongi, porque no había forma de que alguien como Bloom no supiera que estaba diciendo estupideces. —Uh, ¿sí?
—Tengo tú taza.
—Oh. Genial.
Bloom se la mostró y luego la dejó en la mesa y llevó su mirada hacia arriba, hasta el techo de piedra con telarañas. Era plomo, en comparación con la explosión de rosado en la habitación; un recordatorio de no importaba lo mucho que se pareciera a un calabozo de una abuela, seguía siendo parte de Hogwarts. —Tú taza es muy interesante.
Yoongi intentó mantener una expresión que indicara que le importaba el tema en su cara.
—¿Estás interesado en los riesgos, Min?
Cierto. Genial. Más adivinación. —Me temo que no, profesora—dijo, e intentó no sonar muy sarcástico.
—Eres el buscador de Slytherin.
—Solo porque nadie más quería hacerlo.
—Por supuesto—Bloom dio golpecitos a la mesa con su dedo—. Bueno, la adivinación siempre es una materia muy quisquillosa y difícil de ser precioso en ella. No me andaré con rodeos, tu futuro dice que el gran riesgo que tomes valdrá la pena, y que el hombre mirándote a ti no es el mismo que miras tú, aunque seré sincera y diré que no miré mucho más acerca de eso. El romance estudiantil no es mi taza de té.
Yoongi se rio por deber.
—Riesgos, hombres...—Bloom se alzó de hombros—. Y un recordatorio, aunque fue difícil de ver. Me gustaría decir que te estaba diciendo que mantengas tu cabeza en alto, considerando tú...casa, pero también podría ser perseverar. Al final, lo entenderás.
—Gracias—dijo Yoongi de la manera más sincera que pudo lograr.
Bloom le dio palmaditas en el hombro. —Puede que no creas en ti mismo, pero tienes un talento real para la adivinación—dijo—. Sería una pena verlo desperdiciado. ¿Te veré el próximo año o no te has decidido?
—Probablemente me vea—dijo—. Yo- sí. Lo disfruto.
—Bien. No muchas personas lo hacen.
Mientras la clase se retiraba, Bloom lo llamó hasta su escritorio. Yoongi se despidió de Namjoon, porque Namjoon quería tener buenos asientos en el tren al igual que todos los demás. Al igual que Yoongi. (Maldita Bloom, en serio.)
—Te daré esto—le dijo—. En preparación para el nuevo semestre.
Un paquete de papel. —Gracias—dijo, y luego se movió, incómodo. —Uh, ¿qué es esto?
—Una ayuda, eso es todo. Todo en la adivinación es una ayuda—su collar de plástico sonaba al chocar y se veía muy pequeña en su silla—Ve. Si corres, todavía puedes encontrar un asiento al lado del chico de Ravenclaw. Te está guardando uno.
Y cuando Yoongi bajó las escaleras hasta el expreso de Hogwarts, se dio cuenta de que Jungkook lo hizo.
*
*
*
Querido Yoongi,
Namjoon me dio tu dirección, espero que no te importe. Le dije a mi hermano sobre lo que dijiste en clase y fuimos a San Mungo. Verás, Peter tiene una cojera desde que era pequeño y acaban de darle un bastón mejor.
Ya le compramos uno por si acaso
Y hay un hospital muggle cerca de San Mungo así que fuimos allí y recibió una hora para tener terapia física lo que suena a mierda de muggles pero realmente funciona y Peter dijo que su pierna ya no duele tanto
Así que gracias, supongo?
Gracias por parte de Peter, también
Amanda Reilly
Lo cual fue raro. E inesperado.
Querido Yoongi,
Buen trabajo buscando
T veo en mi casa este verano
Por siempre tuyo, Gerry, el único y verdadero capitán
Lo que no fue raro y muy esperado y se fue hacía la página del álbum que Yoongi llamó momentos estúpidos de Gerry. (Esto estaba a un lado de momentos estúpidos de hoseok, otra página que se estaba llenando.)
Yoongi,
Mi mamá dice que hará pudin si vienes a mi casa la próxima semana. Ah, y creo que Namjoon intentó mandarme una carta pq encontré a Friedrich afuera de mi ventana pero se desmayó de nuevo
Firmada por el Mejor Chico del Monopoly, Jungkook
A lo cual Yoongi sonrió y guardó en una página al final del álbum que tenía como título simplemente Jungkook.
*
*
*
El paquete de Bloom resultaron ser cartas de tarot y Yoongi pasó casi todo el descanso intentando aprender cómo se llamaban. Las cartas estaban un poco usadas y dobladas, y demasiado pegadas y reparadas y olían a librería.
Yoongi simplemente usó su descanso para hacer eso, con un breve viaje a Irlanda para pasar el rato en la casa de Gerry y un paseo en Londres para visitar a Jungkook.
Un buen descanso, en general.
*
* *
—¿A dónde vas?
Damien estaba sentado en la cama, con el cuello de su camisa caída hacia un lado así que estaba apretada alrededor de su garganta y se caía por su hombro. No había cortado su cabello este año. Ahora, entrando en mayo, había comenzado a crecer y a rizarse dramáticamente, lo que lo hacía ver más misterioso. (Pero Yoongi sabía que roncaba, así que, ningún misterio.)
—A ningún lado—dijo Yoongi, con la mano en la puerta, listo para ir a la sala de menesteres. —¿Por qué?
—Estoy comenzando a pensar que mi capitanía de Quidditch te está inquietando. Ya casi no duermes aquí—la voz de Damien sonaba ligera, pero había una corriente de verdadera preocupación allí.
—Simplemente...—Yoongi se alzó de hombros. La sala de menesteres era suya, suya y de Jungkook. —. Simplemente iré a hablar con Jungkook.
Damien lo vio irse.
Y la siguiente práctica de Quidditch fue el domingo en la mañana, a las cinco, cuando el amanecer apenas comenzaba a aparecer en el cielo. —Los Gryffindor tendrán la cancha a las ocho—gritó Damien en los vestuarios—¡Así que a trabajar! El último partido del año es contra los Hufflepuff, recuerden. Edie-Maude, llévate a Izzy y a Alwyn un rato, yo quiero intentar cosas con Sam y Jimin...
Yoongi apretó sus cordones y se ató la túnica de Quidditch más firmemente alrededor de su cuello y jugó Quidditch del bueno por dos horas y media, animado por Max Hastings, todavía en pijama y con la capa de Alwyn alrededor de sus hombros para calentarse en el aire húmedo.
—Oye—dijo Damien, deslizándose a su lado cuando se detuvieron por un momento—Yo... ¿puedes quedarte en los vestuarios?
—Sí, claro.
Se estaban volviendo muy, muy buenos. Yoongi sabía que Damien recibía cartas especiales de Quidditch de Gerry, además de las que envía a toda la casa, y Slytherin había estado entrenando más duro este año que el anterior. Yoongi no es de los que se hacían ilusiones, pero creía, realmente creía, que podrían hacerlo.
Tal vez.
Todo lo que tenían que hacer era jugar contra Hufflepuff y esperar que Gryffindor perdiera el último partido de la temporada y tendrían una oportunidad.
Tal vez.
(Por favor.)
Izzy, Alwyn y Jimin jugaban al pilla-pilla por el estadio, gritando cada vez que uno de ellos agarraba al otro y Samantha intentaba hacer malabares, procurando que ninguna quaffle le entrara a su ojo. Max bajó corriendo de las gradas para unirse a ellos y no había nada mejor que la diversión pura y dura que consiguen con sus juegos, aunque fuera al amanecer, cuando estaban casi demasiado cansados para ducharse.
Cuando Yoongi salió de la ducha secándose el pelo con los pantalones del colegio puestos y la camisa desabrochada, Damien estaba esperando en el vestuario principal, con la corbata colgando del cuello y se arreglaba el cinturón. —Hola.
—Hola. ¿qué pasa?
—¿Por qué te juntas con ese chico de Ravenclaw a las tres de la madrugada?
Yoongi se alzó de hombros, un poco irritado, si era honesto. Esto era como la pascua del año pasado, con Namjoon y Seokjin. —¿Por qué no? Sadie lo molesta, así que nos juntamos cuando ella no nos puede molestar.
—Es lo que Sadie y Chester y los de su clase hacen—dijo Damien, sus dedos largos amarraban su corbata de forma desordenada—. Qué, ¿está avergonzado de ti?
—Fue mi idea, de hecho—Yoongi dijo más brusco de lo que pretendía. A veces Chester levantaba su mano en los pasillos y Yoongi se estremecía, y entonces Chester chocaba los cinco con sus amigos y todo su grupo estallaba en carcajadas y Yoongi se escabullía con lagrimas en sus ojos y no quería eso para Jungkook. Chester, Sadie...eran malas noticias.
—Tú idea.
—Sí—Yoongi comenzó a abotonarse su camisa y Damien se puso de pie, unos centímetros más altos que Yoongi, incluso más pronunciado ahora que estaba tan cerca—. Damien, es un niño. No quiero joder con eso.
—Sí, pero- podrías volver a la habitación, es todo lo que digo—Damien tiró de la camisa de Yoongi, enroscando sus dedos en la tela—. La abotonaste mal, estúpido.
—Jódete.
Damien tocó el botón mal abotonado, viendo como Yoongi lo desabotonaba y lo ponía en el lugar correcto. —¿Te irás esta noche?
Y algo en su cara hizo que Yoongi dijera que no.
(Él y Jungkook se encontraban en la biblioteca para hacer tareas juntos -debían estudiar para fin de año- y Chester les lanzó escupitajos y Jungkook simplemente sonrió y Yoongi sabía que solo estaba poniendo una cara valiente y eso dolía.)
Damien seguía mirándolo. Estaban estudiando en la biblioteca, Yoongi, Damien, Samantha y Jimin, y Damien seguía mirando la muñeca de Yoongi y Yoongi se sentía quisquilloso con su mirada. Los exámenes eran la próxima semana y estaba preparado para todos ellos, incluso adivinación, y tenía el presentimiento de que Bloom lo haría pasar de todas formas por su intuición o lo que sea, así que estaba escribiéndole una carta a Gerry.
Y Damien lo estaba mirando.
Gerry
El equipo lo está haciendo bien. Damien disfruta mucho ser el capitán
—Puede leer desde aquí—dijo Damien—. Jódete.
—Damien disfruta ser capitán demasiado—Yoongi amenazó con incluir la palabra, la punta de su pluma contra el pergamino—¿Qué se supone que debo decir?
—Dile que Izzy está dejando que su cabello crezca—dijo Samantha.
Jimin lo pateó por debajo de la mesa. —Dile que lo extrañamos.
Yoongi escribió diligentemente ambas cosas, aunque subrayó el te extrañamos y añadió una carita triste en vez de un punto. Gerry seguía enviándoles sobre lo injusto que era el chantaje emocional, así que Yoongi y el resto de la casa doblaron sus esfuerzos para hacer que Gerry llorara en el trabajo.
Y Damien lo estaba mirando.
Una bola de papel aterrizó en su mesa; Jimin la abrió, mientras Yoongi miraba sobre su hombro de donde provenía.
Maricones. Y un dibujo de alguien con un pene al lado de su cara, y la palabra Min con una flecha apuntando dicha cara.
—Gracias, Chester—Yoongi gritó sobre su hombro y luego se metió debajo de la mesa antes de que la bibliotecaria pudiera encontrarlo y decirle que se callara.
—Lo odio—susurró Damien.
—Sí, eso es genial y todo, pero él podría arruinarte—siseó Yoongi, pellizcando su pierna—. Cállate. Quizás piense que me fui.
Podía ver las piernas de Chester, sus zapatos moviéndose hacia la mesa y deteniéndose. —¿Roadfell? ¿Min se fue?
—¿Y qué si lo hizo? —dijo fríamente Damien, y bajo la mesa Yoongi agarró la fabrica de sus pantalones. —¿Cuál es tu maldito problema?
—¿Cuál es el tuyo?
Yoongi pellizcó a Damien lo más fuerte que pudo.
—Simplemente aléjate de Yoongi—interrumpió Jimin—. Nunca te hizo nada.
Yoongi no podía ver a Chester, pero podía imaginar su cara arrugándose de forma maliciosa. —Son unas malditas serpientes de todas formas. Es cosa de tiempo.
—Maldito imbécil—murmuró Samantha, pero Yoongi se mantuvo debajo de la mesa, sosteniendo la mano que Damien le tendió y deseó estar en la sala de menesteres con Jungkook.
*
*
*
Y ahí es donde estaba, cuando le llegó la noticia.
Jungkook terminó sus exámenes dos días después que Yoongi y ambos celebraron con una botella de whisky de fuego en la sala, sentados en un sofá grande y suave mientras escuchaban discos antiguos de La divina comedia y cantaban lo más fuerte posible. Yoongi estaba feliz y Jungkook estaba feliz y había un partido de Quidditch el sábado y Slytherin iba a ganar y todo era simplemente -malditamente- asombroso.
Y entonces el retrato del antiguo profesor de pociones corrió hacia La sala, dentro de la pintura que colgaba cerca de la mesa -Lucien Freud, o la reproducción de uno, con verdes y negros crudos que se encontraban con un desnudo espigado. El profesor se veía graciosísimamente fuera de lugar junto a los colchones, pero no parecía importarle. —¡Min! ¡Sal de aquí, ahora!
Jungkook soltó la mano de Yoongi. —Qué mier-
—Es- la chica Way—dijo la pintura, dándose cuenta solo ahora de la pintura a la que entró y envolvió su túnica a su alrededor. —Rápido, debes ir.
—¿Por qué? ¿Qué pasó?
—Sígueme—dijo sombríamente la pintura. Yoongi no necesitó un hechizo para estar sobrio para ponerse de pie, y Jungkook tampoco; salieron de la sala y bajaron las escaleras, y aunque eran las tres de la madrugada y Jungkook debía estar destrozado, nunca mencionó volver a la cama.
Y abajo en las mazmorras, en el pasillo, la pequeña Isobel Way estaba sosteniendo su muñeca y lloraba.
—¡Mierda!
El antiguo profesor se metió en otra pintura y Yoongi fue hasta la chica, con Jungkook a su lado. —Mierda, Izzy, Izzy, mierda, ¿qué pasó?
Los ojos de Jungkook estaban abiertos como plato, mirando la muñeca luego a Yoongi y luego a Izzy y de vuelta a su mano—C-conozco episkey-
Izzy se acurruco alrededor de la mano y simplemente lloró más fuerte y Yoongi terminó levantando su cuerpo y le dijo a Jungkook la contraseña entre dientes para poder entrar a la sala común. Eran las tres de la madrugada, así que nadie estaba despierto, pero Jungkook tocó cada puerta que pudo ver mientras Yoongi acostaba a Isobel en el sillón más largo. Samantha llegó corriendo en su bata, Damien en una camisa suelta y Max con su pijama de ositos, Edie-Maude todavía en su uniforme y Alwyn en su camisón.
—Alwyn-
—Izzy-
Yoongi atrapó al chico por su cintura antes de que pudiera abalanzarse sobre Izzy y causar más daño—. No sé qué está herido-
—Izzy, qué mier-
En ese momento, Jimin cayó, más que caminó, a través de la puerta de la Sala Común. Su pómulo estaba morado y sus ojos llenos de furia. —El maldito Chester Whitehall estuvo aquí—dijo, y estaba tan enojado que su voz eran lágrimas burbujeantes—Maldito, maldito Chester, intenté perseguirlo y dijo que me acusaría por estar fuera de la cama y entonces Sadie la maldita perra me dio una cachetada y- ¿está bien Izzy, lo está? ¿Está bien?
—Ve por tú mismo—dijo sombríamente Damien.
—¿Qué mierda pasó? —Yoongi todavía sostenía a Alwyn, aunque ahora ya no estaba peleando por moverse, sino que estaba quieto, viendo como Izzy lloraba como si nunca hubiese visto algo como eso. —Jimin, ¿tú lo viste?
—Whitehall tiró una especie de maldición—dijo Jimin, arrodillándose al lado de Izzy, desabotonando su túnica para dejarla sobre sus hombros—. Levantó su mano y la golpeó en la mucha, y me enfurecí y lo perseguí y Sadie se interpuso en mi camino y volví a mis malditos sentidos y una pintura dijo que la encontraste. Mierda. Mierdamierdamierda.
Yoongi puso su mano en el hombro de Jungkook. —Oye-
—Izzy-
Al otro lado de la chimenea, el retrato del antiguo profesor los estaba mirando desde el gran Carvaggio colgado ahí. Yoongi caminó hacia el lo más silencioso que pudo, detrás de Edie-Maude maldiciendo el cielo y Alwyn amenazando con matar a todos los que pueda pensar; Jungkook, mientras tanto, estaba arrodillado a un lado de Izzy con su varita sostenida por su mano temblorosa.
—¿Puedes ir por el profesor Malfoy? —dijo silenciosamente Yoongi. Dickens era el jefe de la casa, pero Malfoy sabría qué hacer. —¿Por favor?
Por una vez, el retrato no hizo un escándalo sobre no ser un mensajero. Asintió, mirando la escena en la Sala Común y envolvió su túnica sobre su cuerpo antes de desaparecer, dejando a Yoongi abandonado.
Cuando el profesor Malfoy entró, estaba con su ropa de dormir y pantuflas, sus pómulos brillosos y rojos y sus ojos salvajes. —¿Qué pasó? Way, ¿Way? ¿Está-? Roadfell, Min, díganme qué sucedió.
Le dijeron de la mejor forma que lograron.
—Whitehall—repitió Malfoy. —. Whitehall y...¿McDermot? ¿Sadie? ¿La Ravenclaw?
Ante el sonido del nombre de su casa, Jungkook se escondió detrás del hombro de Yoongi. Max Hastings se unió a Alwyn y se acomodó junto a Izzy en el sillón, e Izzy había dejado de llorar tan fuerte, aunque seguía apretando su muñeca, con lágrimas cayendo por sus mejillas. —Todos ellos—dijo fríamente Jimin. Todos los Slytherin, además del profesor y un Ravenclaw, estaban en la Sala Común. Todavía se sentía vacía.
—Serán castigados—dijo Malfoy—. Way – Isobel, ¿puedes pararte? Podemos ir hasta donde O'Shannon.
Con la cara blanca, Izzy sacudió su cabeza.
—O-O'Shannon no podrá hacer nada—dijo Jungkook, con la voz débil.
—¿Qué diablos estás haciendo tú aquí, Jeon?
—Perdón, señor—Jungkook le envió una mirada de disculpa a Yoongi mientras sostenía su codo—. Yo- yo y Yoongi estábamos pasando el rato, y escuchamos- y bajamos, así que pensé que podría hacer algo-
—Arregló mi nariz el año pasado cuando Chester la rompió—dijo Yoongi.
Malfoy le dio una mirada. —No sabía que Whitehall rompió tú nariz.
—Se arregló, así que no me molesté en mencionarlo.
El profesor suspiró, sus hombros se hundieron y se veía muy muy joven y al mismo tiempo muy muy viejo. —Bueno. Jeon, ¿por qué O'Shannon no podrá hacer nada?
—Es una maldición—Jungkook sostuvo su propia mano, dejándola caer hacía adelante—¿En realidad no le hace nada a la mano? Simplemente duele mucho, es como una cosa que duele demasiado y tu mano se siente adormecida.
Malfoy frunció el ceño, pero no dudó de las palabras de Jungkook. —Aún así quiero que O 'Shannon sepa. Isobel, ven conmigo-
—Iré también—dijeron Alwyn y Max al mismo tiempo.
—No soñaría con algo diferente—les aseguró Malfoy y levantó a Izzy con alguna especie de hechizo—Vamos. Profesor, ¿puedes despertar a O'Shannon? —eso fue dirigido hasta la pintura, la que siempre estaba ayudando a Yoongi, quien asintió obedientemente y desapareció por segunda vez esa noche.
—Maldita sea—dijo Jimin cuando todos se fueron—. Dios.
Damien, con su cara pálida, se derrumbó en una silla. Nadie le sugirió a Jungkook que se moviera. Nadie sugirió ir a la cama.
*
*
*
—¿Detención? ¿Por una semana? ¡Le hizo mucho daño a Izzy!
—Lo sé—dijo tranquilamente el profesor Malfoy. Damien, Yoongi y Samantha estaban de pie en su escritorio, Damien casi vibraba por la furia. —Sugerí detención y suspensión el próximo año, pero nadie estuvo de acuerdo.
—No es justo, señor—dijo Damien.
—No, no lo es—por primera vez, Malfoy se veía enojado, realmente enojado y no por culpa de ellos. ¿En lugar de ellos, quizás? —. No es justo, pero no puedo hacer nada. O'Shannon dijo que Isobel no fue herida-
—Estaba llorando, señor-
—Lo sé—Malfoy cerró sus ojos y frotó su cien—. Lo que está hecho, está hecho. Withehall no se ganó ningún favor con sus profesores, sin embargo.
Yoongi no dijo nada. Toda la escuela parecía saber acerca de Izzy. Habían recibido muchas miradas compasivas estos días, pero nadie hizo nada realmente. Slytherin tendría que retirarse de la copa de Quidditch, porque sin Izzy tenían un cazador menos y no importaba cuánto rogaran, nadie rompería la regla de primer año para que Max jugara.
(—Harry Potter lo hizo-
—Pero tú no eres Harry Potter, Hastings.
Max entró furioso a la sala común, pateó un cojín y gritó ¡chupa un pene! Hasta que se sintió mejor.)
Fue una forma abrupta y dolorosa de terminar el año.
*
*
*
—Te veré en el verano—dijo Jungkook, abrazando a Yoongi en el abrazo más grande y cálido que había tenido en mucho tiempo—. ¿Cierto? ¿Te veré, cierto?
—Por supuesto que sí, bobo—Yoongi lo abrazó de vuelta—. Eres mi mejor amigo. ¿A quién más vería?
Estaba un poco satisfecho con el sonrojo en las mejillas de Jungkook, incluso cuando tuvieron que separarse, viendo como el tren paraba en la estación. —Eso es tonto. Eres tonto.
—Tú eres tonto.
Jungkook lo empujó. —¿Escribe?
—Escribiré tanto que tendrán que comprarme mi propia lechuza—dijo Yoongi, apretando su corazón de forma melodramática. Jungkook tuvo tiempo de reírse antes de que sus amigos de Ravenclaw se lo llevaran lejos y Yoongi fue dejado de pie con su maleta y el pecho lleno de calidez.
—¿Yoongi?
—Hey—Yoongi levantó una mano hacia Damien, subiendo al carruaje al cual Damien apuntaba. —¿Estás bien?
—Gerry me envió una carta—Damien le entregó una hoja de papel que simplemente decía QUE SE JODA CHESTER con letras gigantes escritas con un sharpie rojo.
—Bien por Gerry.
—Le envió una a Izzy, también, pero creo que sí se esforzó en escribir esa.
—Bien por Gerry—Yoongi miró por la ventana y pudo ver a Namjoon, Seokjin y Hoseok escogiendo un compartimiento para ellos. Tendría que ir hasta allí en algún momento durante el viaje.
Media hora después, Damien envolvió su dedo meñique en el pulgar de Yoongi.
Y Yoongi estaba cansado, así que lo dejó. Se sentía bien.
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kreacciones · 7 years ago
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Jungkook como novio…
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• Jungkook sería el tipo de novio que te besaría inesperadamente. Definitivamente, le encantaría pillarte desprevenida con sus besos.
Tu estarías estudiando para algún examen o preparando alguna presentación para tu trabajo, y Kookie vendría por detrás de ti, se asomaría por su hombro y se quedaría allí hasta que notes su presencia. Cuando por fin te voltearas a verlo, el te besaría profundamente dejándote con la palabra en la boca.
Tal acto, te dejaría sonrojada y sin poder emitir una palabra. Jungkook solo se limitaría a reírse a carcajadas mientras deja la habitación y cada vez que lo molestaras, sacaría el tema de lo impresionada que te dejan sus besos.
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• Todo en su relación sería una competencia.
De repente, ambos se encuentran peleando por quién se come la comida más rápido, quién tiene más aegyo, quién baila mejor, o algún otro tipo de pelea. Como ambos quieren ganar, obligan a uno de los chicos para que sea juez.
Por supuesto, quien gane tendrá su premio. Jungkook se esforzará al máximo para ganar y obtener de ti lo que él quiera.
—————
• Probablemente, a Kookie le costaría al principio soltarse un poco en la relación. Pero solo al principio, a medida que avanzan, iría tomándose más libertades como besarte sin pedir permiso, tomarte la mano en presencia de los chicos y, en general, ser más expresivo.
—————
• Jungkook sería el tipo de novio con el que te enviarías mensajes de texto llenos de memes, ya sean caras de él (obvio, es el niño meme de BTS) o tuyas convertidas en memes.
—————
• Lo más probable, es que Kookie termine pidiéndole consejos a sus hyungs sobre su relación, ya que el no tendría mucha experiencia. Preguntaría por regalos que te pudieran gustar, lugares para tener citas o llevarte a comer y como darte el primer beso.
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• Jungkook sería el tipo de novio con el que tendrías largas maratones de competencias de videojuegos.
No sería del tipo de dejarte ganar, ya que él es bastante competitivo, pero habrían recompensas para quien ganase, tipo: hacer lo que el otro quiera por un día, un beso, o dependiendo de cuan travieso se sentiría nuestro maknae.
—————
• Jungkook sería el tipo de novio que se “picaría” fácilmente, del tipo rencoroso.
Si tu ganaras en las competencias que suelen tener, probablemente se moleste un poco. Puede que invente excusas para explicar su derrota, como que te dejó ganar o se distrajo.
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• Lo más seguro es que, al dormir, tú te apropies de un brazo de él, mientras Kookie apoya su otro brazo por detrás de su cabeza.
No sería de los que se pegarían a dormir junto a ti, pero si le gustaría saber que tú estás a su lado.
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• Su primer beso sería:
Hay que despedirse, el miraría el piso avergonzado mientras tu desviado la mirada, ambos no sabían que hacer, ¿Un beso en la mejilla, un abrazo o solo un adiós con la mano?, Te decidirás por lo último, lo cual provocaría que el aterrado tomará tu muñeca. Al verse en esa situación el solo se acercaría y nervioso te preguntaría -¿Tú crees que podría besarte?
—————
• Las compras al supermercado serán de lo más divertidas, Jungkook correría por los pasillos junto al carro mientras tú vas adentro muriendo de la risa.
A parte de comprar lo necesario, terminarían comprando un montón de golosinas y refrescos para esas largas partidas de videojuegos que tengan por las noches. Serían el terror en esos lugares, tanto, que más de alguna vez los terminarían echando por ser tan ruidosos.
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• Olvídate de la privacidad. Deberás cuidarte de cómo andas vestida y si llevas un poco de maquillaje o no, porque Jungkook estará preparado para tomarte una foto desprevenida y tratar de conseguir cosas de ti con la promesa de no subirla a las redes. Pero si eres igual de competitiva que el… tú tendrás mil y un AS debajo de la manga… Y bueno, el tiene más que perder que tú ¿No?
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• Las primeras citas serían en restaurantes o al aire libre. Pero luego de un tiempo te llevaría a los bolos, parque de atracciones… Y cualquier lugar en donde puedan jugar juntos, y competir. Como ya a esa altura tu estarías enganchada a Jungkook, él no tendría problemas en mostrar su lado competitivo y las cosas se pondrían más interesantes si apuestan para ver quién es mejor en algún juego… Más si se atreven a apostar sus prendas de ropa.
—————
• No sé si es el tipo de novio que le gustaría que lo llamen “oppa”. Tal vez solo querría que tu lo llamaras así y ninguna otra chica.
Puede que prefiera otros nombres como:
— “Babe”
— “Kook”
— “🍯”
Por supuesto, él también te pondría apodos cariñosos. Si eres mayor que él, le encantaría llamarte “Noona” de vez en cuando. Pero también te pondría apodos como:
— “Babe”
— “Sweetie”
— “Conejita”
— “Amor”
— “Cariño”
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• Jungkook solo te prestaría su ropa a ti, incluso si a veces te pregunta por qué le sacaste su polera blanca favorita.
Al principio, no admitiría lo mucho que le encanta verte en sus ropas, pero cuando ya lleven más tiempo de relación y la confianza haya aumentado, te lo hará saber sin rodeos.
Un día caluroso de verano, estabas sola en casa, por lo cual decidiste bañarte y solo vestirte con tu ropa interior y, encima, una de las camisas de Kookie (que por cierto, por lo grande que es, te cubrirían hasta medio muslo).
Sin embargo, sin previo aviso Kook ingresará a la casa y, al encontrarte así, sus ganas de irse directamente a dormir terminarían.
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• Amor joven y alocado.
Para su familia, solo sería eso, pero Jungkook se encargaría de demostrarles lo contrario. Y el gran punto a favor sería su hermano, ya que cómo andas constantemente molestándolo con memes, él te amaría como su cuñada.
Sería difícil, pero después de un tiempo su familia lograría aceptarte como su novia.
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• Todo empezaría tímidamente, él besándote mientras tú te dejas llevar por él. Pero al querer algo más, él te daría pequeñas señales, como su mano tímidamente entrando por debajo de la blusa o como sutilmente junta sus cuerpos mucho más. Si no lo detienes, sería el detonante para que se tomará todos los permisos para poder complacerte o… que tú lo complazcas a el.
¿Lugar favorito? Lo más seguro es que sea el sillón de la sala, así que prepárate para siempre tener una manta cerca de ese lugar.
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bangtan-translations · 7 years ago
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BTS toma L.A. con Vogue - y es "Hella Lit"
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OK . RU: https://goo.gl/3uTCRQ VK: https://goo.gl/qVRWfR
"Whoa, ¿es Raf?", pregunta J-Hope, el bailarín principal de BTS, entrando a zancadas en una suite en el centro de Los Ángeles decorada con sofás de color mostaza y dirigiéndose directamente a los estantes de pantalones vaqueros cónicos y blusas occidentales en el centro. "Debe ser caro", murmura, pasando las manos por las rayas del grogrén, y luego llama a sus compañeros de banda cuando entran: "Chicos, ¡es Calvin Klein!"
El décimo piso del hotel ha sido cerrado por completo esta semana en noviembre para acomodar al acto K-pop de siete miembros en su primera gran tirada de prensa estadounidense: James Corden, luego Jimmy Kimmel, una actuación histórica en los AMA (el primer grupo coreano en hacerlo), y Ellen DeGeneres, con un montón de entrevistas entremedias. En su penúltimo día, lograron otro hito, convirtiéndose en la primera banda de K-pop en reservar un rodaje completo con Vogue, que propuso una gira divertida y sin preocupaciones por la ciudad que habían tomado por asalto.
Uno por uno entran en la habitación, Jungkook, el más joven, es tan llamativo en persona, un silencio audible cae cuando entra, sobresaltándolo un poco. Se dirige directamente a la silla de maquillaje para esperar su retoque, cantando en voz baja para pasar el tiempo. Otros miembros hacen una línea recta hacia la pila de bocadillos en el aparador: taza de ramen y cajas de Pocky, crujientes Cheetos y Fritos, latas de Coca, rodajas de pastel de Castella, helados americanos, y gruesos batidos de "acondicionamiento corporal" en botellas de deportes verde azulado, etiquetados individualmente y alineados con precisión militar.
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La mercadería de Calvin Klein Jeans de la primavera de 2018 (más tarde filmada en Kardashian-Jenners) es debidamente admirada, luego los muchachos se escabullen para vestirse en privado y regresar para una inspección grupal. Ellos son extremadamente particulares acerca de la ropa. "Son perfeccionistas", un miembro del personal señala con orgullo cinco veces ese día. Los dobladillos están esposados, sin mangas y vueltos a clavar hasta que tocan el tobillo; Jungkook se queja con un cinturón para perfeccionar el ajuste, mientras que Jimin y Suga comparan los aretes de cadena de plata, que quedan largos para cepillar sus collares. Jin entra rápidamente, se encoge de hombros con un par de botas de cowboy azul aciano y mete una cuña de Castella en la boca.
Unos 45 minutos más tarde, los chicos se amontonan en un sofá mostaza y relatan alegremente los momentos más destacados de los últimos siete días: conocer a Post Malone en las AMA, Panda Express de aeropuerto, y pasar a su versión favorita de la jerga estadounidense. "¡Enséñanos algo!", Pregunta RM, antes Rap Monster, el líder. Un editor propone "lituation", un acrónimo de "lit" y "situation".
Sus ojos brillan, como si les hubieran dado un juguete nuevo y brillante. "Lituation! Esa es Hella Lit ".
Y así fue.
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Por ahora, todo lo que hay que saber sobre BTS ha salido en entrevistas. BTS significa Bangtan Sonyeondan, o Bulletproof Boy Scouts; El verano pasado, a medida que crecía su visibilidad en EE. UU., agregaron el significado Beyond The Scene. La banda de siete miembros debutó en 2013 a través de Big Hit Entertainment, una compañía de entretenimiento con sede en Seúl que ha sido un jugador más pequeño. Inicialmente, su música tomó más el rap y el hip-hop. En 2015, cambiaron de dirección y comenzaron a atraer la atención internacional con pistas de baile de alta energía ("Dope") y canciones de toques EDM ("Save Me"), pero Big Hit se mantuvo enfocado en Asia (este editor intentó filmar a la banda ese verano, pero fue rechazado).
Todo cambió el pasado mes de mayo en los Billboard Music Awards 2017, cuando BTS viajó a Las Vegas para aceptar Top Social Artist con trajes de seda Saint Laurent y la posterior agitación en Twitter (la plataforma preferida de la banda) hizo que el resto del mundo tomara nota. A partir de ahí, la atención creció como una bola de nieve, y para el momento en que habían programado sus vuelos a la costa oeste, la prensa y los fanáticos estaban listos para atacar. Cuando llegaron a LAX, fueron recibidos por un chillido de chicas y chicos que gritaban contra la línea de guardias de seguridad con camisas amarillas que habían formado una pared humana para protegerlos.
El viaje de L.A. fue una especie de hito cultural pop no visto desde que los Beatles llegaron a Nueva York (o llegó One Direction, bueno, a cualquier parte), pero de diferente magnitud. Para innumerables asiático-americanos, ha significado todo ver a siete coreanos ser celebrados a escala mundial. De vuelta a casa, los coreanos están asombrados de ver a un grupo propio ir tan lejos (inusualmente, BTS explotó en el extranjero primero, solo habiendo ganado su primer daesang, un importante premio de música coreana, en 2016). Los chicos lo saben también: en el transcurso de nuestro día con ellos, pasan gran parte de su tiempo maravillosamente impresionados por la atención.
"Todavía es difícil creer que esté sucediendo", dice Jin. "Es como un sueño."
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Son las 3:45 p.m. y los muchachos finalmente han subido al autobús de la fiesta (¿de qué otra manera viajar en L.A. que con un pequeño séquito?). La cuenta final: siete estrellas de K-pop, tres editores de Vogue, un equipo de video de cuatro personas, un manager, un guardaespaldas, un traductor, un artista de maquillaje, un asistente y el conductor. El resto del equipo (tres guardaespaldas adicionales, dos estilistas y un asistente de maquillaje, más managers y dos publicistas) los siguen en relucientes Escalades negros. El autobús está forrado con asientos de cuero y armado con luces de colores intermitentes y un poste de plata en el centro. Aquí también hay bocadillos: botellas de Coca-Cola congeladas, que los chicos se pasan unos a otros, pretzels cubiertos de yogur, barras Kind y una bolsa de queso Doritos que Jimin toma alegremente y dice: "¡Estos son mis favoritos!" “¿Este es el tipo de lugar donde se tiene una fiesta? ", pregunta Jin, mirando el poste con cierta sospecha. Una vez que se explica que el autobús de la fiesta lo lleva de club en club ("para que la fiesta no se detenga"), el grupo queda atónito ("Guau, estadounidenses ..."). Agradablemente, J-Hope conecta su teléfono al sistema de sonido para reproducir una selección de sus canciones favoritas: "Havana", "Dirty Pop". Se relajan por primera vez en días, con el estrés de las AMA detrás de ellos, parecen llenos de energía reprimida. El bajo sacude las paredes, y V toma dos tapas descartadas de botellas de Coca-Cola y se las mete en los ojos, sonriendo y riéndose salvajemente. Jin y RM se turnan y saltan alrededor del polo de una manera dramática, hasta que todos los miembros del equipo y la tripulación se ríen también.
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¿Por qué BTS es tan popular?
Están lejos de ser el primer artista surcoreano en hacer ruido en los Estados Unidos: SNSD con su éxito viral "Gee", Rain, quien derrotó a Stephen Colbert por el mejor influente de Time en 2007 (según votación de los fanáticos), pero la atención a su alrededor se siente diferente. Todo se reduce al momento: en el momento correcto, encontraron un grupo de fanáticos ferozmente leales llamado ARMY, quiénes se enamoraron enseguida, crecieron rápido y entregaron a sus chicos el estrellato internacional. Sin embargo, también hay que considerar el panorama actual de los medios. Es por eso que los Premios de la Música Billboard marcaron un punto de inflexión; los medios vieron el potencial de visitas a la página, pero el aumento exponencial en la cobertura que los ha seguido se ha sentido a veces, para consternación de ARMY, poco sincero.
Tomemos como ejemplo a James Corden, quien provocó una ira por complacer a los fanáticos. Peor aún eran los entrevistadores estadounidenses que no habían realizado ninguna investigación y hacían preguntas a menudo condescendientes y desinformadas, como "¿Bailas?" Cuando son conocidas por ello. Ha sido duro para ARMY ver entrevistas breves, realizadas por personas que apenas saben (y ciertamente no les importa) sobre los chicos, solo la atención que podrían brindarles; en muchos sentidos, han sido tratados como una novedad asiática.
Sin embargo, el mundo de la moda parece ansioso de abrazarlos en términos más equilibrados, algo que a los muchachos les gusta bastante. Llevaban Saint Laurent de Anthony Vaccarello para las dos apariciones en la alfombra roja de EE. UU.; pasan mucho tiempo preocupándose por los relojes y pendientes, y documentando su aspecto diario. En el autobús de la fiesta, toman mordiscos cuidadosos de sus perritos calientes con mostaza, con cuidado de no derramar una gota. Son grandes admiradores de marcas como Gucci, WTAPS y Calvin (y Raf, en este caso), aunque en Corea, el precio de CK es bastante elevado debido a los aranceles de importación. "¿Qué tal un descuento grupal: 30 paquetes de camisas de Calvin por 30 dólares, cómo es eso?", Propone Jungkook, riendo. "¿Tenemos un trato?"
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El otoño pasado, BTS fue abordado por un camarógrafo afuera de un famoso puesto de perritos calientes cerca de Hollywood. Las imágenes se volvieron virales y rápidamente se difundieron rumores de que la banda había cancelado un "Meet&Greet" sin ninguna razón. Por supuesto, la verdad es que nunca hubo uno, sino una sesión de fotos privada con esta revista: el propietario firma un acuerdo estándar, parte del cual estipula que el evento está cerrado al público. Más tarde, la cuenta de Twitter del puesto publica la hora exacta en la que llegaría la banda y anima a los fanáticos a venir.
El autobús se detiene para ver al menos tres equipos de cámaras, incluyendo ABC News y TMZ, y una multitud de fanáticos esperando; la sesión ya no es posible. Para cumplir con el cronograma, el equipo se ve obligado a moverse unas pocas cuadras. Eventualmente, algunos camarógrafos encuentran la nueva ubicación; un hombre particularmente agresivo comienza a gritar sobre sus derechos a un guardaespaldas (el guardia, sin entender el inglés, está literalmente inmóvil). El rodaje se ve obligado terminar y los muchachos vuelven a subir al autobús.
"Vas a perder a todos tus fanáticos estadounidenses incluso antes de que llegues aquí", les grita.
"¿Qué dijo él?" Preguntan a bordo. Parecen nerviosos, aunque en su mayoría confundidos por el asunto del pánico. El equipo de maquillaje y peluquería se apresura a aplicar aceite de hierbas detrás de sus cuellos y ofrece relajantes masajes en los hombros.
Una vez que sus comentarios son traducidos, sin embargo, la tensión disminuye y se ríen.
"¡Dile que le agradecemos por preocuparse por nosotros!", dice J-Hope, sonriendo.
"Sí”, dice Jungkook “¡muchas gracias!"
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Incluso el equipo de Big Hit, aunque abiertamente disgustado, parecen privadamente emocionado. "¡Los paparazzi estaban aquí!", Dice uno al pasar. "Eso significa que realmente lo logramos, eh". Retrocedemos a 2014 cuando BTS llegó a L.A. para filmar un reality show, American Hustle Life, donde aprendieron sobre la cultura del hip-hop. En un pasaje memorable, los chicos son enviados a la calle para acercarse a personas al azar e invitarlos a protagonizar su vídeo musical con poco éxito. Ahora, son los equipos de seguridad y TMZ.
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Una escena más feliz se desarrolla en Dave and Buster's, la cadena de juegos arcade para adultos, donde a los chicos se les da una tarjeta de puntos ilimitada y se les deja libres. Esa noche de la semana, el lugar está tranquilo, solo un puñado de familias con niños pequeños que matan el tiempo; no se presta mucha atención al atractivo grupo de atrás. Jungkook y Jin corren hacia la máquina de DDR (Dance Dance Revolution, juego de baile) y se enfrentan, sus botas de charol de vaquero lanzándose frenéticamente por la alfombra. Suga y Jimin buscan un juego de disparos en primera persona, mientras que J-Hope y RM comienzan a lanzar canastas. Al otro lado del camino, V atrae la atención de un niño pequeño: "¡Mamá, estaban anoche en la televisión!", dice el niño, y se toma una selfie con él antes de volver su atención a una máquina donde arrojas balones de tamaño diferente aros. "¡Espera, esto es realmente difícil!", dice, llamando a Jimin para que tome un turno (Jimin tira sin esfuerzo alguno a las ranuras correctas). Su energía es contagiosa, y aparentemente ilimitada. Después de que el rodaje se ha terminado, y se han inclinado educadamente ante todo el staff, los siete muchachos abordan sus Escalades y regresan al hotel. Caminan a sus habitaciones separadas, se ponen ropa nueva y continúan una entrevista que se interrumpió esa tarde. A la mañana siguiente, muy temprano, aparecen en The Ellen DeGeneres Show, luego se dirigen directamente a LAX y regresan a Seúl para comenzar los ensayos de final de año, practicando hasta altas horas de la noche. Sin duda están cansados, pero aun así, sonríen y siguen adelante. Tal vez la belleza se encuentra en ese nivel básico: solo siete chicos jóvenes, disfrutando del paseo.
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Esp. Trad: Bang Bangtan (Mar~)
Fuente: https://www.vogue.com/article/bts-kpop-band-in-los-angeles-vogue-video-shoot
Tengo tanto que comentar de esto jejejeje pero lo resumiré en esto... los chicos han estado tan ocupados esos días que estuvieron en EEUU que esta pequeña salida al menos les sirvió para divertirse un poco :)
A ese niño pequeño... tanta ternura no puedo T.T
Ya saben qué es lo primero que hacen cuando llegan a un lugar “Otros miembros hacen una línea recta hacia la pila de bocadillos en el aparador” jejejeje así es... comer xD
Chini~
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sakuramikaveranis · 5 years ago
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" —¿dormiras de nuevo cariño? —su voz era ronca y cansada, pero no faltaba la ternura en esta al dirigirse al bebé. jungkook sonrió al escuchar un leve ronronear proveniente del cachorro omega en su pecho, contento le beso la cabecita mientras el pequeño aferraba sus puños en la camisa sin mangas del lobo. - de mi dulce cachorro. ━♡¬ ( kookjin ) (en Wattpad) https://my.w.tt/BMFRzhYxd4
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aricastmblr · 2 years ago
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lileuph-milkybanana · 8 months ago
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Mudanza
La mañana después del show, Jungkook despertó lentamente. Estaba demasiado cansado como para percibir algo en seguida, más que el cansancio y el leve dolor que significaba que había estado afuera hasta tarde la noche anterior. Algo molesto persistía en su cabeza, fuera de su alcance. No estaba con resaca, era algo más...Jungkook abrió sus ojos lentamente, dejando que estos se acostumbraran a la luz--oh, cierto. Todo volvió a él de forma rápida, desbocada. Min Yoongi. Agust D. Ese beso. Jungkook se dio vuelta en su cama, escondiendo su rostro en la almohada.
Había ido a citas con otros chicos. Había besado a otros chicos. Pero eran besos que daba al final de la cita, la mayor parte del tiempo con la boca cerrada. Uno se había vuelto un poco atrevido y caliente, pero Jungkook estaba más enfocado en tratar de no darle la idea al chico (quien lo había llamado "cariño" toda la noche) de que habría otra cita en vez de disfrutar. No había querido que el beso de anoche se diera de la forma en que lo hizo. Pero vio a Jimin y Jin, y pensó que podía sellar el acuerdo o lo que sea, y terminó en....eso.
Tomó su celular y revisó sus notificaciones. Tres mensajes sin sentido de Jimin, junto con una fotografía de la mitad de su oreja. Un vídeo borroso de Tae, asumió que era uno de Yoongi, pero Tae siempre olvidaba dejar de bailar cuando grababa, así que era un vídeo de saltos nauseabundos y borrosos.
Y había un mensaje:
Min genio sexy: espero que fuera cierto lo que dijiste de ayudarme a mudarme. Sáb. 10:00, aquí está la dirección.
Jungkook no pudo evitarlo. Respondió:
Perdón, qué genio sexy es este??
Min genio sexy: no puedes conocer muchos, o no habrías escogido un trasero desconocido en el bar
Bueno, punto para él. Jungkook comenzó a responder, borró su respuesta, comenzó otra vez y se detuvo de nuevo, luego entró en pánico pensando en cuánto tiempo había estado escribiendo, sabiendo que Yoongi podía ver su indecisión en el pequeño escribiendo que salía en la pantalla, así que simplemente mandó un tienes razón, te veo el sábado.
Era raro, Jungkook debería estar más preocupado de qué pasaría el sábado, o en cómo iba a resolver toda esta tonta idea de relación falsa, pero honestamente, estaba deseando que llegara.
.................................................
Jungkook encontró el estudio bastante fácil, estaba en un insignificante edificio rectángular gris y pequeño, situado entre dos complejos de apartamentos de gran altura. De acuerdo a Yoongi, el estudio estaba en el segundo piso y había un ascensor decente, gracias a dios, así que no tendría que llevar las cajas y el equipamiento por las escaleras. Lo habría hecho, claro, si debía hacerlo. Jungkook se lo debía a Yoongi.
Los timbres del segundo piso estaban marcados con nombres y apodos que no reconoció, pero uno decía MIN GENIUS. Jungkook se río, presionó el timbre y esperó.
Las puertas del ascensor se abrieron para revelar a un chico en pantalones cortos holgados, una camisa Supreme sin mangas y un jockey hacia atrás. Sacó la vista de su celular y le sonrió lentamente a Jungkook y dijo
—Tú debes ser el novio. Bieeeen—estiró su mano—Jung Hoseok. Aparentemente, me perdí el show la otra noche.
Jungkook le dio la mano e hizo una leve reverencia, sintiendo su cara enrojecer.
—Jeon Jungkook—murmuró.
—Bueno, Jungkook-ssi, no sé dónde te ha estado escondiendo hyung, ¿pero puedes hacerlo entrar en razón? ¿por favor? —Hoseok tiró de Jungkook hasta dentro del ascensor.
—Uh...—Jungkook no tenía idea de qué es lo que estaba hablando Hoseok y estaba casi seguro que era algo sobre lo que un novio debería saber—Uhhh, en realidad no tenemos esa clase de um-- no somos realmente--
—Sí, lo escuché. Amigos con derecho—Hoseok se río y Jungkook no pudo evitar sonreír con él. Era contagiosa, aquella risa—también sé que el gran Min Yoongi no mete su pene en alguien que no le importa, da igual lo que diga. Así que, ¿puedes hablar con él?
—¿Sobre...qué?—Jungkook estaba demasiado curioso como para pretender que no sabía nada.
—Todo esto—el ascensor se detuvo y Hoseok lo llevó hasta un pasillo que era de alguna manera del mismo gris del edificio. Señaló todo el lugar, su celular en la mano—moverse a otro estudio cuando sabe demasiado bien que podrá tener el mejor estudio que el dinero pueda comprar en Big Hit.
Jungkook estaba bastante seguro de que no se supone que él debiera saber algo de aquello, pero de todas formas asintió, tratando de mantener su expresión neutral. ¿Agust D iba a firmar un contrato con Big Hit? Eso era algo... grande, de hecho. ¿Tenía una relación falsa con alguien que saldría en TV? ¿Alguien que estaría sonriendo en programas y quien tendría su cara en posters? Jungkook se sintió un poco enfermo. ¿Por qué diablos Yoongi dijo que sí? El escándalo de una relación homosexual justo antes de debutar con una compañía, incluso si era una pequeña... Jungkook sabía cómo era ese mundo. Se deshizo de las memorias y se giró para ver a Hoseok.
—Prácticamente vive aquí, gastando dinero que no tiene bastante rápido, y cuando tiene la oportunidad de poder recuperar la mitad de su sueldo ¿ qué hace?—Hoseok miró a Jungkook expectante, pero este sólo se encogió de hombros—¡Se consigue otro estudio! Uno más pequeño, sí, se está hundiendo mucho, pero escoger gastar dinero en eso solo por un poco de seguridad—Hoseok paró de vociferar cuando se acercaban a una puerta a mano derecha del pasillo. Puso un código en la puerta y se abrió.
El estudio era más grande de lo que había pensado, con un sofá junto a la pared y una pequeña mesita frente a éste. Había posters en la pared, Kanye West junto con Epik High, además de unos cuadros que claramente eran vintages de los años 90, Biggie y Tupac, Snopp Dog. Un peluche de Kumamon grande ocupando un lugar del sofá, junto con una manta realmente suave, que parecía algodón. Había un escritorio con un Mac gigante y un equipo de sonido que había visto en estudios profesionales. En el escritorio había un cuadro con forma de corazón con la fotografía de una perro en ella, y otro cuadro con forma de corazón con, por alguna razón, una fotografía de Sailor Mars. Jungkook se acercó un poco más al escritorio y se dio cuenta de que la foto en realidad era Yoongi disfrazado de Sailor Mars, lo cual era algo increíble.
Yoongi estaba ahí, tecleando en una laptop en el otro lugar del sofá, los audífonos puestos, concentrado en lo que sea que estuviera haciendo. Miró hacia arriba, vio a Jungkook y sonrió.
—Hey—dijo.
El corazón de Jungkook se sintió raro cuando recordó aquel beso. Relájate, se dijo a sí mismo. No significó nada.
—Hey-respondió—¿listo para ponerme a trabajar?
—Oooh, ¿trabajo sexy?
Jungkook se dio vuelta, sorprendido, hacia la puerta donde Taehyung y Namjoon se encontraban amontonados tras él.
—¿Qué están haciendo aquí?—preguntó.
Taehyung intentaba no volcar una bandeja de café y Namjoon sostenía una bolsa que estaba llena de cosas para comer.
—Traemos cosas para sobrevivir—respondió, como si eso respondiera por qué Taehyung estaba con él. Jungkook sintió un ligero pánico ante la idea de que su grupo de amigos y el de Yoongi se estuvieran uniendo más allá de la conexión que tenían con Seokjin. Esto ya era de por si malo. No necesitaba que todo se volviera más problemático.
Jungkook miró a Taehyung con las cejas alzadas. El chico le devolvió una ceja alzada y se encogió de hombros.
—Namjoon-hyung me está ayudando con mi inglés. Necesito mejorar si quiero más trabajos internacionales.
Tae miró a Namjoon y le sonrió, quien se sonrojó. De pronto, Namjoon estaba muy interesado en arreglar cuidadosamente las cosas que compró en el escritorio.
—Éste hyung es realmente inteligente—suspiró.
Namjoon dio vuelta una bolsa de algas secas en una pila de hojas, mandándolas volando por el escritorio.
Yoongi resopló y Jungkook lo miró, captando su mirada. Se sonrieron el uno al otro, haciendo gestos probablemente no muy sutiles hacia Tae y Namjoon.
—Supongo que es mejor que comencemos a trabajar si vamos a seguir con esta tontería—suspiró Hoseok.
Yoongi lo ignoró.
—Puedes irte, ¿sabes?—miró a Jungkook— ¿Te dijo algo?
—Uh...—dijo Jungkook.
—Ignóralo—dijo Yoongi, mirando a Hoseok—se preocupa demasiado.
—Oh, ¿yo soy el que se preocupa demasiado?—soltó Hoseok—¿Yo soy el que se preocupa? Tú eres el que--
—Bueno, las cajas, voy a buscar algunas cajas—dijo Namjoon, de pronto a cargo. Ya no parecía ser el chico tonto con un pequeño crush de antes. Era un poco sorprendente. Apuntó a Hoseok y Yoongi.
—Ustedes van a dejar de discutir como una pareja de casados, y ustedes dos—apuntó a Jungkook y Taehyung—, pueden comenzar a desconectar, gentilmente y con cuidado, el equipo. Sin moverlo. ¿Entendido?
Luego de eso, las cosas marcharon bien. Todos comenzaron a tomar el ritmo y a trabajar juntos, incluso en un lugar tan pequeño. Hoseok no se quejó más, pero sí recibió una llamada sobre algo urgente del trabajo 45 minutos después.
—¿Quién se torció el tobillo? ¿Qué? ¡No! Nooooo—soltó un quejido a su teléfono mientras se ponía de pie y se despedía de todos agitando su mano. Jungkook esperó que Yoongi se quejara, pero le restó importancia.
—Hobi es coreógrafo—explicó—trabaja para Big Hit.
Jungkook quería preguntarle más acerca de eso, pero su cara no estaba invitándolo a hacerlo.
Era raro que no resultara raro. Si Jungkook podía ignorar el hecho de que se supone que estaba saliendo con Yoongi, era como si...como si pudiera pretender que tenía un nuevo grupo de amigos geniales. Y luego se daría cuenta, y recordaría, recordaría que estaba mintiendo a todos, y su estómago daría un vuelco incómodo, y entonces recordaria el beso, que era incómodo en una forma totalmente diferente.
Después de que Hoseok se fuera, Namjoon y Tae estaban ayudando a "organizar", que mayormente consistía en Namjoon enredando y desenredando cables y Taehyung tirando cosas despreocupadamente a las cajas, mientras se mostraban cosas el uno al otro en su celular y se miraban atentamente mientras el otro no lo hacía.
A Jungkook no le importaba que estuvieran distraídos. Le gusta el trabajo físico y la repetición de llevar cajas y subirlas al camión, encajándolas para que entraran todas, mantenían a su cuerpo y mente ocupada, lo suficiente como para distraerse de Yoongi. Yoongi no estaba...ayudando. Estaba sentado en su silla giratoria, ocasionalmente mirando su celular, si es que no le estaba gritando a Namjoon que no tocara sus cosas o lanzando direcciones bruscas a Jungkook.
—¿Están tus piernas rotas, hyung? —preguntó Namjoon finalmente, tirando el enredo de cables a la caja—al menos podrías fingir que ayudas.
Yoongi pareció considerarlo, poniendo sus manos bajo su barbilla y girando la silla de un lado a otro. Jungkook bufó para sí mismo. No había conocido a Min Yoongi por mucho tiempo, pero estaba casi seguro que no saldría de su silla para empezar a empacar cajas.
—La gestión—entonó Yoongi, levantando los ojos al techo—, es una habilidad muy importante.
—Ya siento haber preguntado—suspiró Namjoon—no importa, no importa.
—La administración de un proyecto—continúo Yoongi, agitando lánguidamente la mano en el aire. Jungkook se mordió el labio para contener las risitas que amenazaban con salir—, supervisión, coordinación, facilitación. La gente paga mucho por estas habilidades—aun mirando el techo, apuntó su dedo a Jungkook—recuerda esto y salvará tu vida en un futuro, Jungkook-ah.
Jungkook comenzó a reírse otra vez.
—Uh—Taehyung los estaba mirando a ambos, arrugando su nariz. Namjoon tenía una expresión similar de disgusto a su lado—¿siempre le hablas como si fueras su abuelo?
—¿Incluso en la cama?—añadió Namjoon, antes de negar con su cabeza—Ugh, ¿sabes qué? No quiero saber, no importa.
Jungkook miró a Yoongi y se río. Sería súper asqueroso y raro si realmente estuvieran durmiendo juntos, pero dado que no lo hacían...
Yoongi abrió sus brazos, regalando esa sonrisa gigante, algo boba que hacía que el interior de Jungkook se congelara momentáneamente.
—Ven aquí—graznó Yoongi, con tono de voz de un anciano—ven a sentarte en las piernas del abuelo.
Jungkook se río y caminó hasta él para sentarse en su regazo, casi volcando la silla en el proceso. Por impulso, se inclinó y le dio un gran y baboso beso en su mejilla.
—Me voy—anunció Taheyung, poniéndose de pie—no necesito ser parte de sus juegos sexuales raros.
Yoongi y Jungkook se miraron y comenzaron a reírse fuertemente. Le gustaba eso, que se sintiera como si fuera una broma interna y no una mentira.
Eventualmente empacaron todo, Namjoon y Yoongi trajeron un montón de cosas al nuevo estudio, el cual no estaba tan lejos, aparentemente, mientras Jungkook y Taehyung limpiaron el estudio y sacaron el resto de la basura.
—Así queee, ¿qué pasa contigo y Namjoon-ssi? —preguntó Jungkook, limpiando cuidadosamente una mancha de café de la pared.
—Ah—dijo suavemente para sí mismo—es difícil de, um—Tae inclinó su cabeza hacia un lado, sus ojos cerrados, pensando— me gusta—dijo, su voz profunda y lenta— es muy inteligente y hermoso y tiene talento— se detuvo y suspiró. Eso no era una buena señal.
—¿Pero...?—preguntó Jungkook.
—No creo que haya estado con un chico antes, y no creo que...me guste lo suficiente para ser su experimento—se paró y comenzó a limpiar de nuevo, repasando el mismo punto una y otra vez—no quiero que pierda el respeto por mí—añadió, tan bajo que Jungkook con suerte puedo escucharlo.
En ese momento, Jungkook tuvo deseos de romper la cara de todos los idiotas con los que Taehyung salió.
—Me gusta también—dijo Jungkook— creo que es un buen chico. Deberías darle una oportunidad.
—Incluso él no sabe lo que quiere—dijo Taehyung, alzando sus hombros—no creo poder hacer eso ahora mismo.
Fueron interrumpidos por Yoongi y Namjoon, quienes volvieron al estudio triunfantes, con más café en sus manos.
—Okay, llevemos el resto de esta mierda a nuestro apartamento—dijo Namjoon.
—Mis cosas no son mierda—refutó Yoongi, pasándole un café a Jungkook—vamos, Jungkook. Yo conduzco. Estos dos imbéciles pueden tomar el autobús.
—Uh, ¿olvidaste que este imbécil fue el que te prestó la tarjeta de crédito para rentar el camión?—pregunto Namjoon—Yo tengo que conducir, los niños pueden tomar el bus.
—Yo conduzco, tú vas en el asiento de adelante, Jungkook sacará las últimas cajas, y los niños pueden tomar el autobús—accedió Yoongi.
Jungkook tomó las últimas cajas que quedaban y Yoongi lo siguió con las llaves. Se preguntó de qué estaban hablando Namjoon y Taehyung. Probablemente nada, estarían mirándose y suspirando.
Después de que dejara las últimas cajas en la parte trasera del camión, Jungkook se subió al asiento del frente, al lado del conductor. Yoongi ya estaba sentado, viendo algo en su teléfono. Jungkook sintió el suyo vibrar en su pantalón.
—Te mandé mi dirección—dijo Yoongi, mirándolo brevemente—supongo que, si estamos cogiendo, probablemente sabes donde vivo. No quería que preguntaras delante de Namjoon y Taehyung—Jungkook asintió. Pensaba bien.
De pronto, le surgió una duda.
—Uhm, ¿cuál es tu habitación?—preguntó, sin mirar a Yoongi— probablemente deba saber eso también.
Yoongi resopló.
—Sí, probablemente. Por suerte, Hobi y Namjoonie trabajan a distintas horas. Es definitivamente posible que te metiera a escondidas al departamento sin que ellos supieran—lanzó su teléfono a la gaveta— es la primera puerta a la derecha, después de la cocina.
—¿Haces eso?—de pronto Jungkook se dio cuenta de que no sabía nada de Yoongi, no realmente. ¿Siempre salía con chicos? ¿Llevaba gente a su casa para coger seguido? ¿Estaba viendo a alguien en esos momentos? —Llevar gente a casa. Yo, uhm...perdón. No sé si realmente deba importarme.
—En realidad, no tendría que importante—Yoongi estaba mirándolo y Jungkook recordó lo intimidante que había sido en el club al principio. Yoongi suspiró y negó con su cabeza.
—Bueno, no. No lo hago. Seguido, al menos. Estoy enfocado en mi música. Tuve un novio hace un tiempo, pero...—se encogió de hombros—ahora es un idol, así que ahí terminó todo—Yoongi hizo una mueca—probablemente no debí haberte dicho eso. Pretende que no escuchaste eso.
—Sí, claro—Jungkook dijo con calma, como si fuera un chico normal y no estuviera muriendo por dentro por saber que idol era gay. O bi—Nunca escuché nada.
—Oye—dijo Yoongi, sonriendo de lado—¿Quieres traumatizarlos un poco?—se acercó a Jungkook y quitó la gorra de su cabeza.
—¡Oye! —alegó Jungkook, cubriendo su cabello—estoy todo sudado.
Yoongi rodeó sus ojos.
—No sé tú, pero si tuviera a mi amigo con ventaja/casi novio en este camión por un tiempo, sacaría ventaja de ello—se inclinó hasta Jungkook, revolviendo su cabello.
Jungkook lo miró por un largo momento. Iba a- ¿iba a besarlo? ¿Esperaba que Jungkook comenzara con el beso? Fue entonces cuando noto que Yoongi había abierto un botón de su camiseta, mostrando...bueno, una camisa blanca abajo. Parecía que Jungkook tendría que trabajar para poder ver la piel del chico. Levantó su camisa, exponiendo sus abdominales, y se tiró hacia atrás en el asiento de pasajero, presionando su espalda en la ventana.
—Haz como en el Titanic—pidió.
Yoongi se congeló, sus manos en su propio cabello. Estaba mirando al estómago expuesto de Jungkook, parpadeando. Jungkook sintió su propia boca secarse y la temperatura del camión subiendo.
—Uh, ¿qué?—preguntó Yoongi finalmente.
—Um, haz lo del Titanic—dijo Jungkook—¿La huella de tu mano marcada en la ventana? Ya comenzó a, uhm, empañarse.
—Cierto—concordó Yoongi, y ya no se sentía como una broma, la forma en que se estaba acercando a Jungkook, intentando cuidadosamente no tocar el volante, evitando poner sus manos en la piel de Jungkook. Le recordó a Jungkook a un gato tratando de pasar por una mesa desordenada, una mano a la vez, sentado delicadamente en el asiento, sin estar ni remotamente cerca de su cuerpo, pero Jungkook sintió escalofríos de todos modos.
Escucharon ruido afuera, las voces de Taheyung y Namjoon, y Yoongi se sorprendió, cayendo hacia delante, apoyándose en la ventana, su mano posicionada en la ahora empañada ventana. Justo como el Titanic, pensó histéricamente Jungkook, antes de que Yoongi se acercara y lo besara.
No fue suave, o tentativo ni titubeante. Yoongi lo besó como si no hubiera pasado el tiempo desde el club la otra noche, como si estuvieran retomando las cosas donde las dejaron. Jungkook envolvió su mano en la parte trasera de la cabeza de Yoongi mientras se besaban, con la boca abierta y de forma caliente, los dientes de Yoongi enganchándose en el labio inferior de Jungkook brevemente antes de pasar a su cuello. Yoongi mordió fuertemente la articulación que estaba entre su cuello y su hombro, posiblemente cerca de dejar una herida, y Jungkook nunca, nunca había sentido algo como eso durante el sexo, la mordida tan intensa y la mezcla de dolor y placer disparando justo en su ingle, lo hizo gemir y levantó sus caderas en busca de un poco de fricción.
—...quien recibe las marcas—Yoongi dijo, jadeando en el cuello de Jungkook.
—¿Que? —preguntó, desesperadamente confuso y excitado. Quería que Yoongi dejara de hablar y volviera a besarlo.
—Este tonto plan es tuyo, así que eres tu quien recibe las marcas—respondió Yoongi, mordiendo nuevamente el cuello de Jungkook.
Cierto. Su plan. De pronto, Jungkook cayó de nuevo en la realidad. Se dio cuenta que sus piernas estaban en una posición extraña y comenzaban a acalambrarse. Las mordidas de Yoongi dolían un poco, en vez de ser lo más caliente que había experimentado en su vida. Estaba sudado y cansado y todo esto era falso.
Alguien golpeo la ventana, mandando a Yoongi devuelta al asiento del conductor, una mano apretada contra su pecho. Jungkook se revolvió, acomodando sus piernas y sentándose derecho. Se aguantó las ganas de poner sus manos en su regazo.
—Tengo que sentarme ahí—gritaba Namjoon—es mejor que no eyaculen en los asientos, maldita sea.
Jungkook abrió la puerta rápidamente, dejando entrar el aire fresco. No podía mirar a Yoongi.
—Sí, tengo que um, tomar el bus. Los veo allí
Sin mirar hacia atrás, se bajó del camión, tomando el brazo de Tae en el proceso.
—¿Que tocaste con esas manos? —fue todo lo que pregunto Tae, pero no lo alejó. Conversó todo el camino hasta la parada, pero Jungkook no podía recordar ni una palabra de lo que dijo.
La parada del bus estaba a unas cuadras del apartamento de Yoongi, así que Tae y Jungkook pararon en una tienda para comprar comida y cerveza.
—No voy a arriesgarme a que no tengan nada en su casa—dijo Jungkook—muero de hambre.
Para la hora en que llegaron al apartamento, Jungkook intentaba desesperadamente ir por el ascensor y el pasillo como si ya lo hubiera hecho antes. Yoongi y Namjoon ya habían desempacado unas pocas cajas del camión.
—Oye, ¿no se supone que sea yo quien te alimente? —preguntó Yoongi—me ayudaste a mover todas mis cosas.
—No me iba a arriesgar—respondió Jungkook, un tanto tétrico—comida. Ahora.
Se sacó sus zapatillas, intentando no soltar las bolsas de la tienda, y se tomó el tiempo de observar a su alrededor. El apartamento no era algo muy especial. Había un estrecho comedor con un sofá y un escritorio en una esquina, un gran monitor con una inmensa variedad de juegos, al igual que más equipo de producción. Había otra de esas mantas suaves y esponjosas en el sofá y estantes en las paredes con figuras coleccionables. El comedor daba paso a una pequeña cocina, con un pasillo a la derecha. Primera puerta a la derecha, después de la cocina, recordó Jungkook.
Calentaron la comida que compraron y comieron mientras hablaban de muchas cosas y bebían cerveza. Jungkook estaba cansado, pero no mucho. Simplemente cansado después de haber usado su cuerpo. Se encontraba sentado en el suelo junto a Yoongi, quien estaba sentado en el sofá, escuchando como describía el nuevo video debut de un grupo de idol. Jungkook esperó que fuera desdeñoso, dado a lo que había escuchado de él hasta el momento, pero en vez de eso estaba analizando su música con precisión, halagando la instrumentación y ritmo, dando un análisis conciso y perspicaz. Min genio, de hecho. Jungkook cerró sus ojos y permitió que el sonido de la voz de Yoongi lo envolviera. Dejó su cabeza caer, descansando en la rodilla de Yoongi. Después de un momento, sintió la mano de Yoongi en su cabello, acariciándolo instantáneamente. Se sentía bien.
Un rato después, Namjoon anunció que debía regresar el camión y Jungkook abrió sus ojos solo para decirle adiós a él y a Taehyung, quien iba a aprovechar de irse con él.
—Los dejaremos solos—dijo, levantando sus cejas de forma molesta.
Se fueron y Jungkook no se movió, sus ojos aún medio cerrados. La rodilla de Yoongi era cómoda, estaba cansado y lleno por la comida y cerveza.
—Uh, oye—dijo Yoongi, después de un momento, y mierda, su mano se había ido del cabello de Jungkook y estaban solos y no saliendo realmente, y joder, eso era incómodo.
—Perdón—dijo Jungkook, parándose—me iré—prosiguió, apuntando a la puerta.
—No, no. Está bien—aseguró Yoongi—¿Te importaría ayudarme a sacar el equipo de las cajas? Quiero adelantar algo de trabajo. Tengo que...—suspiró— tengo una especie de semana importante.
Le hizo una seña para que lo acompañara a su habitación.
—¿Cuánto fue lo que te dijo Hoseok?— preguntó— no digas que "nada" porque puede verlo en tu cara.
— ¿Dijo que quizás firmarías con Big Hit? — respondió Jungkook— ¿como rapero?
Yoongi abrió la puerta de su habitación y lo dejó entrar. El cuarto estaba oscuro, con gruesas cortinas, una pequeña cama en un rincón de la habitación y, dominando esta, un gran escritorio con incluso más monitores y equipamiento de audio.
— Puede— dijo Yoongi, frotando su cara— Sabe que lo voy a hacer. Él trabaja allí, te lo mencioné, como coreógrafo. Trabaja con idols, los entrena. Le dio mi nombre a la gente correcta. Quieren volverme una estrella. Cambiar su foco al hip hop.
Se dejó caer en la cama, estirándose. Por un minuto, Jungkook solo lo miro, imaginando sobre él, sobre sus caderas, terminando lo que habían comenzado en el camión. Estaba pensando en golpearse por haber rechazado la oferta de Yoongi aquella noche en el club. Jungkook se dio vuelta y comenzó a mover las cajas.
— Y tu... ¿no quieres ser una estrella?— preguntó Jungkook, poniendo cuidadosamente en el otro extremo de la cama las cajas.
— Claro que sí, quiero ser una estrella— respondió Yoongi— quiero a millones de personas gritando mi nombre, Billboard, todo eso. Pero lo quiero bajo mis propios términos, ¿entiendes? No el estrellato por una corporación. No aegyo y ni shows de entretenimientos y esa mierda.
Dejó de hablar y Jungkook miró a su figura que aún estaba en la cama. Cautelosamente, se sentó a su lado.
— Pero es la mejor manera de lanzar mi música— continuó Yoongi— soy profesional. Puedo hacer esto— respiró profundamente— pero todo va a cambiar— dijo— y eso me asusta demasiado.
— ¿Pero por qué? ¿Por qué me ayudaste aquella noche, si estas al borde de todo esto? — Jungkook miró en dirección de Yoongi, quien se frotaba la cara.
— No lo sé— respondió Yoongi. Sonaba cansado— solo quería mostrar...no pueden controlarme, ¿sabes? No pueden decir con quién puedo coger o con quién puedo salir o cómo paso mi tiempo libre— puso sus manos abajo y le sonrió a Jungkook de medio lado— además, estabas siendo demasiado tierno. Era difícil decir que no.
— ¿Revelarse saliendo y consiguiendo un novio más joven? — bromeó Jungkook, ignorando la manera en que su cara se sonrojo cuando escuchó a Yoongi decirle tierno. Se acercó, mirando de forma tierna a Yoongi, poniendo su cara en su hombro— ¿Soy tu crisis de mediana edad, hyung?
Yoongi hizo una cara y lo empujó.
— Crisis de un cuarto de vida, muchas gracias— sacó su laptop del bolso que estaba a sus pies— escucha— dijo, de alguna forma de mala gana, y Jungkook sabía que le pediría que se fuera. Jungkook sintió una punzada de tristeza que era ridícula, porque se supone que terminarían en una semana, de todas formas— me divertí mucho y gracias por tu ayuda, pero...
— No, está bien, ya debo irme de todas formas— no debía, pero parecía la cosa correcta para decir.
— Es solo que este track me está volviendo loco— comenzó Yoongi, concentrándose en la pantalla, hablando rápidamente, casi divagando, como si estuviera hablandose así mismo, y no a Jungkook— necesita voces, si, un bucle vocal justo antes del coro, y se cómo es en mi cabeza, pero al sintetizar las voces no suena bien. Hobi tiene un rango decente, pero su voz no es para esto, y no es un cantante con práctica de todas formas. Supongo que puedo usar a uno de los vocalistas de la compañía si termino firmando el contrato, pero esto me está volviendo loco y necesito terminarlo yo mismo de todas formas. Jin-hyung podría hacerlo, pero está trabajando en ese maldito drama y necesito...— se desvió, viendo que Jungkook aún estaba ahí.
No se iba a ofrecer. No había cantado en un tiempo, no realmente. La ducha y el auto no contaban. Diablos, incluso había evitado el karaoke después del desastre de SM.
— Podría intentarlo— soltó, su corazón latiendo fuertemente— yo podría...cantar. Algo así.
Yoongi lo miró escéptico, y Jungkook no lo culpaba, considerando como su voz chillaba ahora. Pero estaba comprometido. Y quería probar que podía hacerlo.
— Puedo intentarlo—dijo de nuevo— haré lo mejor que pueda.
— Bien— dijo Yoongi, lentamente— bueno, necesito esto. Pero cantado. Sin palabras ahora, pero podría agregarlas después. Solo necesito un "aahhhh" con esta melodía. ¿Lo entiendes?
Presionó play y la melodía llenó la habitación. Jungkook podía ver por qué lo miro tan escéptico. No era fácil; la melodía subía y bajaba en una nota muy alta y clara. No era algo que cualquiera pudiera cantar.
Pero era algo que Jungkook podía cantar.
Siguió la melodía al principio, suave, un poco inseguro, pero luego volviéndose más fuerte. Añadió su propio tono, pero no demasiado, ya que no quería que pareciera que estaba presumiendo frente a Yoongi (estaba presumiendo frente a Yoongi). Cuando la melodía del computador se detuvo, Jungkook lo repitió, incluso más alto y más fuerte. Mantuvo sus ojos cerrados, sin querer ver la cara de Yoongi, deleitándose de la fugaz alegría que cantar le daba otra vez, disfrutar de ser bueno en algo. Por eso mismo, lo repitió de nuevo, esta vez cambiando un poco, solo para ver cómo sonaba.
Escuchó un suave golpe, como algo fuerte golpeando algo suave, y una maldición baja.
— Mierda, mierda, espero que eso--
Jungkook abrió sus ojos.
Yoongi estaba batallando con su laptop, el cual había caído sobre un montón de ropa en el suelo. No estaba mirando a Jungkook, sino que miraba ceñudo a la pantalla, y Jungkook sintió una momentánea punzada de decepción. Ah, bueno, sabía que lo cantó perfectamente.
En ese momento, Yoongi lo miró y su rostro estaba pálido, sus cejas juntas en concentración.
— ¿Me estás jodiendo? — preguntó enojado.
— Yo- ¿qué? — preguntó Jungkook confundido y un poco más que molesto.
— ¿Estás jodiendo- puedes cantar así? — Yoongi lo apuntó acusatoriamente— ¿Puedes cantar? ¿Así? — enderezó su laptop y habló para sí mismo— por favor, por favor que se grabara— miró a Jungkook— puedes cantar así y te ves...— señaló el cuerpo de Jungkook de arriba a abajo— ...ASÍ, ¿cómo es eso justo?
— ¿Perdón? — se disculpó Jungkook, aun un poco perdido.
— Deberías estar, no sé— farfulló Yoongi— cantas así, te ves...ugh— miró hacia arriba— ¿cómo es que un grupo de idol no te ha tomado aún?
— Uh. Bueno— Jungkook se rasco la parte trasera de su cuello— Bueno, casi lo hicieron— odiaba contar esa historia— Fui reclutado luego de un show de talento—dijo, hablando rápidamente para terminar pronto—vine a Seúl desde Busan -de ahí es de donde soy- cuando tenía 15 años— Yoongi no respondió, solo espero a que continuara— fui trainee en la agencia SM. Era difícil, pero amaba la música. Trabajé duro— dijo con prisa, la vergüenza aún lo suficientemente fresca para cerrarle la garganta, las lágrimas quemando detrás de sus ojos— trabajé realmente duro— dijo de nuevo. Era importante que Yoongi supiera aquello.
— Estoy seguro que lo hiciste, Kook-ah— dijo Yoongi seriamente, sentándose— dile a hyung qué pasó.
Jungkook tomó un respiro profundo.
— Es solo que era demasiado joven— dijo. No era una excusa, habían trainees más jóvenes— era terriblemente tímido y no pude hacer amigos. Los otros chicos...no me molestaban o algo por el estilo, pero me ignoraban. Lloraba todo el tiempo. Odiaba cantar delante de la gente. Simplemente no podía...miraba a aquellos chicos con los que iba a debutar y lo único que pensaba era en los años que iba a pasar viviendo con ellos y trabajando con ellos, y....simplemente no podía hacerlo— tomó una bocanada de aire, un poco más estable. Yoongi puso su mano en la espalda de Jungkook, firme y reconfortante— simplemente deseaba tener a alguien como...como Jin-hyung. Ha ayudado a Tae a aprender a actuar y cómo lidiar con el negocio y la fama y todo eso. Alguien para apoyarme— la mano de Yoongi daba círculos en su espalda, y Jungkook se apoyó en eso— no quería molestar al equipo y a mi familia si no estaba completamente comprometido— dijo— así que renuncie. Terminé la escuela, fui a la universidad y ahora trabajo en un gimnasio. No sé qué es lo que quiero hacer.
— Extrañas la música— dijo Yoongi. Sonaba más seguro de lo que Jungkook se sentía.
— Extraño la música— admitió Jungkook— y bailar.
— Oh dios, ¿también bailas? — murmuró Yoongi— injusto, en serio.
Se paró de la cama y se sentó en la silla frente al escritorio, acomodando su laptop en sus rodillas.
— Bueno, no lo vas a extrañar por mucho más— dijo Yoongi— porque me vas a ayudar con este track y quizá otros.
— Um, espera, ¿qué? — Jungkook trató controlar su emoción, pero no podía evitarlo— escucha, no tienes que--
— No tengo que hacer una mierda— concordó Yoongi, tomando sus audífonos— pero tu voz es malditamente mágica y la necesito para mis canciones. ¿Lo entiendes?— puso sus audífonos alrededor de su cuello y miró a Jungkook— Ahora sal de aquí— dijo, sonriendo un poco para suavizar las palabras— tengo que trabajar.
— Bien— respondió Jungkook. De pronto estaba exhausto. Podían hablar sobre como planear su rompimiento otro día. Eran amigos ahora, realmente amigos, y no quería que esta relación falsa arruinara eso. Y Yoongi obviamente no necesitaba ese tipo de complicaciones antes de su gran cambio en su carrera, así que simplemente podían dejar que se desvaneciera. Bromear y pretender, pero sin besarse. Eso era demasiado y muy confuso y Jungkook, honestamente, no sabía cómo podría detenerlo si pasaba de nuevo. Respetaba a Yoongi, le gustaba, incluso, y no quería ser el chico que arruinara todo. Se mantendrían como amigos. Amigos que no se besaban. Amigos que podían hablar de música y trabajar juntos. Unos pocos días más de pretender y luego serían muy buenos amigos.
Jungkook podía hacer eso. Fácil.
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