#jardines andalusis
Explore tagged Tumblr posts
Text
ALCAZAR DE LOS REYES EN CÓRDOBA, DE PALACIO CALIFAL A RESIDENCIA DE MONARCAS; Por Rosana Saburo
Aunque la conozcas, vuelves a la ciudad de Córdoba porque cuando la descubres, sorprende y la admiras. Paseando por su Judería, las flores toman el protagonismo en la ciudad, más aún durante primavera, siguiendo sus callejones, enfrente de la Mezquita, buscando el cauce del río Guadalquivir, llegamos al Alcázar de los Reyes, levantado en el siglo XIV, aprovechando la estructura y jardines del…
View On WordPress
#alcazar de los reyes#Alcázar#califal#jardines andalusis#mosaicos#palacios#patio mudejar#patrimonio de la humanidad#plaza de la corredera#torre del homenaje#Turismo córdoba
0 notes
Photo
Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos. Los fragmentos de Adonis. De Pedro Soto de Rojas Nació en #Granada en 1584 y murió en 1658), poeta #español del Culteranismo. Hasta 1630 hizo frecuentes viajes a Madrid, pero a partir de este año se retiró definitivamente a su carmen del #Albaicín, que describirá más tarde en su lujuriante y sensitiva silva póstuma Paraíso cerrado (1652), y da a luz sus poemas más culteranos. #sotoderojas #poetas #granada #andalucia #andalusie #spain #paraiso #poetry #poetrycommunity #poems #poetasespañoles #pics #picoftheday #bibrambla #travel (at Plaza Bib Rambla)
#sotoderojas#español#travel#picoftheday#bibrambla#spain#poetas#poetrycommunity#granada#poetry#poetasespañoles#pics#poems#paraiso#andalusie#albaicín#andalucia
1 note
·
View note
Text
Voyage de découverte -2
Les plus admirable endroits de voir en villes d'Andalousie : Alcazar de Séville et plaise de Alhambra en Granada en terme de merveilleuse architecture. D'après de visiter tout les deux palais je ai changé mon palais préférés au lieu de palais 'Topkapi' en Turquie. Mais pourquoi nous sommes attirés par ceux architecture? Il y avait beaucoup à voir et à admirer dans palais de l'Alhambra: chambres exquises, décorées avec de la pierre et des sculptures en bois, plus beaux ornements et de la calligraphie; ciel nocturne représenté dans le plafond construction de milliers de morceaux de bois; jardins, patios, fontaines; monuments, tours, arcade - une liste sans fin. Notamment le mosaïques avec les motifs de ciel et étoilés sont le plus intéressante. Des scientifiques et des artistes qui travaillent dans ces architectures ont poussé à ses limites la géométrie, la création de modèles et de configurations dont la sophistication n'a jamais été surpassé. De plus constructeurs de mosaïques de l'Alhambra tous créés dans le sens du théorème de mathématiques sur les classifications.
Avant de plus années j'ai été regardé une documentaire qu'il indiquer la Géométrie magique de l'Alhambra.
Scientifique et artistes travaillant dans Andalusie poussé géométrie à ses limites; la création de modèles et de configurations dont la sophistication n'a jamais été surpassé. Enquêter sur de nombreuses possibilités, basées sur l'expérience et la longue tradition, les constructeurs de mosaïques de l'Alhambra créés tous dans le sens du théorème de mathématiques sur la classification à l'instar de l'univers inspiré eux à progresser. Notre œil est incapable de se concentrer sur un seul endroit; il n'y a pas de centre, pas de frontière et pas de direction privilégiée.
Comme Victor Hugo dit :
« L'Alhambra ! L'Alhambra ! Palais que les génies
Ont doré comme un rêve et rempli d'harmonies,
Forteresse aux créneaux festonnés et croulants
Où l'on entend la nuit de magiques syllabes
Quand la lune, à travers les mille arceaux arabes,
Sème les murs de trèfle blanc. »
Cihad Mertoğlu , Paris ,2016
0 notes
Link
Al-Andalus, desde sus albores con el Emirato de Córdoba hasta los últimos vestigios que sobrevivieron en el reino nazarí de Granada, se configura como uno de los espacios predilectos de la historia de la Península Ibérica en el que la convivencia de diferentes religiones y culturas fue una de sus principales señas de identidad. En la sociedad andalusí, al estar conformada por una amplia diversidad de población, confluyen elementos procedentes de Próximo Oriente y del Norte de África que se mezclaron con el carácter autóctono de los hispanovisigodos judíos y especialmente cristianos.
En el territorio peninsular dominado por los musulmanes, cuyas fronteras irán modificándose con el paso del tiempo (a causa del avance cristiano hacia el sur y las propias disputas internas), tanto mozárabes como judíos, eran sectores de la sociedad que estaban situados en una escala menor respecto a quienes, en estos momentos, profesaban la verdadera fe. Ello se debía a la existencia de numerosas leyes que prohibían algunas de las prácticas litúrgicas de estas religiones.
Pero en el ámbito cultural, cuando la religión ya no estaba tan presente por el encuentro de la población en aquellos espacios más relajados como el zoco o jardines públicos, donde compartían charlas, disfrutaban de la bebida o amenizaban las horas con juegos, las influencias culturales mutuas quedaban muy visibles.
Es ya de sobra conocido el legado tanto científico, arquitectónico como lingüístico que la sociedad andalusí nos ha dejado a las generaciones posteriores. Pero hoy día han persistido también muchas actividades que realizaban en su tiempo libre la población de al-Andalus. Por ello, en las siguientes líneas profundizaremos en este aspecto cultural, dando a conocer las diferentes actividades de recreo, que desde la escala social más alta, hasta la población más llana practicaba la sociedad andalusí, centrándonos en la población musulmana y su interacción con la población mozárabe, primordialmente.
A la hora de conocer este aspecto de la sociedad, las fuentes que más información nos proporcionan son los testimonios escritos de la época, los cuales han de ser contrastados con los restos arqueológicos. En cuanto a la documentación escrita destacan crónicas realizadas por historiadores de la época, obras literarias como el Cancionero de Ibn Quzman, junto con tratados de medicina o de cocina. Hemos de tener en cuenta además, que la información que tenemos acerca de la vida cotidiana es incompleta, porque está determinada por la división de clases y sexos, unida a la diferencia de espacio entre lo urbano y lo rural. Ello se debe principalmente a que la información conservada nos relata acerca de la población más acomodada y que tenía un mayor acceso a la cultura, visible además en lujosos restos arqueológicos hallados. Y en menor medida, pero también con numerosos datos, la clase media y parte de la población humilde.
En primer lugar, y teniendo en cuenta que la sociedad musulmana estaba impregnada de una gran religiosidad, hablaremos de las celebraciones de carácter religioso que se realizaban, y que en muchas ocasiones se constituían en oportunidades de esparcimiento y diversión. Entre estas fiestas destacan la Ruptura del Ayuno o Eid al-Fitr, celebrada tras finalizar el mes del Ramadán, en la que tras largos días abstención se realizaban grandes banquetes con copiosas comidas que podían durar hasta el amanecer del día siguiente. Nueve semanas después, e incluso con más alboroto, se celebraba la fiesta de los Sacrificios o la Pascua del Cordero (Aid el-Kebir o Eid alAdha), con motivo de conmemorar un hecho religioso, además de gratificar con un sacrificio a Alá. Esta ocasión se convertía en un momento muy esperado, sobre todo para las familias más humildes, que tras el esfuerzo que suponía adquirir el animal, permitía a todos sus miembros disponer de suficiente comida para varios días.
En cuanto a los festejos de influencias orientales se distinguen el nairuz, en el que se celebraba el comienzo de la primavera, o el maharachan, que daba la bienvenida al verano con hogueras, y de la que nos han llegado testimonios de la época de Abd al-Rahman III (912-961), que con motivo de esta celebración se organizaban carreras de caballos en el Alcázar de Córdoba. La cultura islámica aceptará otras costumbres festivas de la tradición cristiana adaptándolas a su calendario litúrgico. Es el caso de fiestas comunes que coincidían con la Navidad y Año Nuevo, denominada esta última como yannair, y que desde finales del siglo XII, con la implantación del gobierno almohade (más conservador en estos aspectos debido a su origen bereber), supuso una polémica de primer orden. Esta fiesta es descrita por Ibn al-Jatib en tiempos de la Granada nazarí, el cual nos informa acerca de la gran celebración que organizó Muhammad V a mediados del siglo XIV en la Alhambra, cuyas puertas se abrieron a la población y llegaron a alargarse las celebraciones hasta una semana. Tales fiestas de carácter anual, a las que los mozárabes no estaban menos unidos que los musulmanes, eran para la población tanto de las ciudades como de las zonas rurales, especialmente para las gentes menos pudientes, siendo la ocasión perfecta de alejarse temporalmente de las preocupaciones cotidianas y donde la comida, la bebida y las animaciones callejeras se constituían como elementos centrales.
Además de estas fiestas oficiales, existían los festejos vinculados a la vida privada. Entre estos encontramos acontecimientos relacionados con la niñez, como es el caso del primer corte de pelo o la de la circuncisión. Pero destaca con especial significación las ceremonias matrimoniales, las cuales podían durar hasta una semana entera desde el momento en que los contrayentes se preparaban para el evento en sus propias viviendas, donde se reunía toda la familia, hasta los últimos cánticos y reservas de comida. Pero los espectáculos que atraían a un gran número de habitantes eran las ejecuciones de los criminales ajusticiados y la posterior exhibición de los cadáveres. Junto a estas actividades morbosas, los grandes desfiles militares que se realizaban con motivo de acciones bélicas tenían también un gran número de espectadores, ya que la puesta en escena era muy teatral y solemne. Los relatos de las crónicas de época califal nos informan de que en la capital del califato, estos eventos se realizaban en una especie de calzada que estaba situada junto a una pradera, lugares cercanos a la orilla del río Guadalquivir.
Pero todas estas celebraciones, que en gran parte se realizaban al aire libre, y especialmente aquellos banquetes financiados por las familias más pudientes y pertenecientes al círculo más cercano del soberano, estaban ambientadas y adornadas con cantos, música y danza, relacionadas estas a su vez con la poesía. Ya en el siglo IX en al-Andalus, según las palabras de Ibn Bassam, estas diversiones profanas eran muy valoradas.
Una de las danzas documentadas a finales del siglo XII, consistía en la representación de combates entre mujeres armadas, las cuales llevaban cosidos en sus trajes una especie de figuras de madera para simular que estaban montadas a caballo, pudiendo estar compuesta la actuación hasta de 500 mujeres. Pero con música también nos referimos a instrumentos que emitan sonidos estridentes que animaban las fiestas, como nos revelan numerosos silbatos y objetos musicales hallados en excavaciones arqueológicas. Pero hemos de decir que muchas de estas actividades lúdicas que hemos señalado con anterioridad, eran muy criticadas e incluso reprimidas por los alfaquíes (jueces) por no seguir los preceptos religiosos que marcaba el Corán.
Pero la actividad ilícita que despertaba más animadversión en estas figuras de la autoridad era el consumo excesivo y sin pudor de vino. El criterio religioso sobre el vino que venía dispuesto en el Corán era tajante: <<es abominación y obra del demonio>> (Sura 5/90,91). Pero no todos los musulmanes andalusíes hicieron caso a estas prohibiciones. Como nos relatan numerosas fuentes escritas, bebían de forma abundante y no se avergonzaban de ello. Beber vino, por tanto, se presentaba como parte de la tradición autóctona y era aceptada e incluso defendida por personajes de autoridad musulmanes, siendo uno de sus principales argumentos el aporte de calorías que proporcionaba esta bebida. Entre estos destaca el científico Averroes (1126-1198) que únicamente prohibía la embriaguez, apuntando que el vino era recomendable únicamente para los adultos y ancianos, a lo que añadía las diversas variedades de vinos de los que disfrutaba la sociedad andalusí: tintos, blancos, aromáticos, claros, oscuros o de pasas.
Muestra del consumo excesivo de vino es el gran número de tabernas tanto legales como ilícitas que existían en la Córdoba califal, con clientela musulmana y mozárabe. Además, hay constancia de que en la capital califal existía un mercado de vinos arrendado a un mozárabe documentado en el siglo IX en el arrabal de Sacunda, situado extramuros de la medina y junto al río Guadalquivir. Este abastecía las tabernas de la ciudad, además de proporcionar una gran cantidad de dinero a las arcas públicas. Este consumo persiste hasta la Granada nazarí, dónde se documentan de nuevo una cantidad importante de tabernas. Los nazaríes también eran consumidores de hachís al igual que se ha constatado durante el Califato de Córdoba, como muestran las numerosas pipas de barro utilizadas para fumar que se han conservado hasta nuestros días.
Pero el espacio de sociabilidad para gran parte de la población por excelencia era el propio zoco y sus callejuelas cercanas, lugar en el que se ofertaban una gran diversidad de actividades lúdicas y de entretenimiento. Actuaciones de malabaristas, ilusionistas o adivinos, además de narradores, que recitaban en voz alta, sugerentes cuentos fantásticos e historias inmorales con el fin de llamar la atención de los transeúntes que por allí pasaban. Otra de las actividades que se realizaban con bastante frecuencia eran los juegos de azar. Ya en la obra realizada a finales del siglo XI por Ibn Abdun, titulada Los tratados de hisba, se critican las partidas de juegos de dados y de damas que se organizaban en zonas determinadas del zoco, juegos prohibidos por el Corán al implicar el intercambio de apuestas. Destaca de manera preeminente el ajedrez (shitranch), de origen oriental. Gracias a los numerosos textos conservados tanto musulmanes como cristianos, sabemos sobre este juego que tuvo una gran popularidad en todo tipo de nivel social y que llegaron a existir personas que se dedicaban de forma profesional. Pero especialmente era considerado un elemento de prestigio e incluso de sabiduría, además de ser empleado como medio para ascender en la corte e incluso como forma de hacer pactos políticos por algunos soberanos musulmanes. Estos últimos poseyeron tableros de maderas preciosas o de marfil incrustado en oro. El juego llegó a ser tan popular y admirado que traspasó fronteras llegando también a ser muy valorado en territorio cristiano, como podemos observar en la obra que mandó realizar Alfonso X el Sabio desde mediados del siglo XIII, con el título de Libro de los juegos o Libro del Ajedrez, dados y tablas, donde se recogían algunos juegos que se practicaban en al-Andalus.
Otro juego que se practicaba, pero dentro de las clases más pudientes, era el polo, ya practicado durante el Emirato, y hasta los más pequeños podían disfrutar con diversos juguetes fabricados con cerámica. Otra de las actividades elitistas que realizaba esta población eran excursiones de placer a suntuosas casas de campo, donde pasaban largas temporadas de descanso y las cuales se enclavaban en espacios naturales que deleitaban la vista, según las descripciones del granadino Ibn Luyun. En cambio la población con menos recursos, realizaba reuniones de manera distendida alrededor de las riberas del río de las que tenemos noticias en el Libro del buen gobierno del zoco, de al-Saqati. Pero la diversión favorita de los mandatarios musulmanes y las clases más adineradas era la caza. Los cronistas nos informan de que realizaban tanto caza menor (ocas salvajes, patos y, sobre todo, grullas), como caza mayor (jabalíes, ciervos o corzos) realizada con halcón o con perro. En numerosas ocasiones, el soberano andalusí se ausentaba por varios días para una cacería, siendo salidas que eran comúnmente criticadas por la población.
Por tanto, esta variedad de actividades que la sociedad andalusí realizaba como medio para aislarse de los quehaceres del día a día y de los problemas, ha contribuido también a la formación de una cultura rica y diversa que tendrá gran transcendencia en las generaciones posteriores, visibles hoy día en algunas de nuestras costumbres más triviales.
0 notes