#interruptor de salón
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¿Cómo elegir el interruptor adecuado?
Los interruptores son elementos esenciales en cualquier espacio, ya sea en el hogar, la oficina o un entorno comercial. No solo controlan la alimentación eléctrica de las luminarias, sino que también desempeñan un papel crucial en la estética general del entorno. En el siguiente artículo, exploraremos a fondo las características y especificaciones técnicas de los interruptores, destacando su…
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Filosofía de vida
Era un hijo al que no le gustaba vivir en la casa de su padre, debido a su constante "molesto".
“Si no lo vas a usar apaga el ventilador”
"La televisión está encendida en la habitación donde nadie está.. ¡Apágalo! "
"Cierra la puerta"
"No desperdicies tanta agua"
A su hijo no le gustaba que su padre lo molestara con estas pequeñas cosas.
Tuvo que tolerarlo hasta que un día recibió una oferta para una entrevista de trabajo.
"Tan pronto como consiga el trabajo, me voy de esta ciudad. "Nunca volveré a escuchar a mi padre quejarse de nuevo. "
Eso es lo que él pensó...
Cuando se fue a la entrevista, su padre aconsejó:
"Responde a las preguntas que te hagan sin dudarlo. Aunque no sepas la respuesta, menciónala con confianza. "
El hijo llegó al lugar de la entrevista y se dio cuenta de que no había seguridad en la puerta. Aunque la puerta estaba abierta afuera, probablemente fue un inconveniente para la gente que caminaba o entraba.
Cerró la puerta y entró en la oficina.
A ambos lados de la carretera, podía ver hermosas flores, pero el jardinero dejó la llave abierta y el agua en la manguera seguía corriendo.
El agua se desbordaba en la calle...
Cogió la manguera, la movió y la colocó cerca de otras plantas que la necesitaban.
No había nadie en la zona de recepción, sin embargo, había un anuncio diciendo que la entrevista sería en el primer piso.
Subió lentamente las escaleras.
La luz todavía estaba encendida a las 10am, probablemente de la noche anterior.
Recordó la advertencia de su padre:
"¿Por qué sales de la habitación sin apagar la luz? "
Sentí que podía oírlo ahora. A pesar de sentirse perturbado por este pensamiento, buscó un interruptor y apagó la luz.
Arriba en un gran salón, viste a más gente sentada esperando su turno. Miró el número de personas y me preguntó si tenía alguna oportunidad de conseguir el trabajo.
Entró al pasillo con un poco de nervios y pisó la alfombra de "Bienvenido", colocada cerca de la puerta, pero se dio cuenta de que estaba boca abajo.
Entonces enderezó la misma alfombra.
Los hábitos son difíciles de olvidar.
Se dio cuenta que en las filas de delante había mucha gente esperando, mientras que las filas de atrás estaban vacías y muchos fans estaban con esos asientos.
Escuchó otra vez la voz de su padre:
"¿Por qué están los fans conectados en la zona donde nadie está? " "
Apagué los ventiladores que no necesitaban y se sentó en una de las sillas vacías. Vi a muchos hombres entrar a la sala de entrevistas e inmediatamente salir por la otra puerta.
Así que no había manera de que nadie adivinara lo que estaba preguntando en la entrevista. Cuando le tocó su turno, se paró frente al entrevistador con cierta preocupación.
El responsable tomó sus papeles y sin mirar, preguntó:
- ¿Cuándo puedes empezar a trabajar?
Y él pensó:
"¿Es una pregunta amplia que se hace en la entrevista o es grave que me ofrezcan el trabajo? "
A lo que dijo el jefe:
- No hacemos preguntas a nadie aquí, porque creemos que a través de ellas no podemos evaluar las habilidades de alguien. Nuestra prueba, por lo tanto, es evaluar la actitud de una persona.
Hicimos algunas pruebas basadas en el comportamiento de los candidatos y observamos a todos a través de las cámaras.
Ninguna de las personas que vinieron aquí hizo nada para arreglar la puerta, la manguera, el tapete de bienvenida, apagar los ventiladores o las luces que no necesitaban.
Tú fuiste el único que lo hizo, así que decidimos seleccionarte para el trabajo, dijo el jefe.
Siempre le molestó la disciplina de su padre, pero hasta ese momento se dio cuenta de que gracias a ello consiguió su primer trabajo.
Su irritación y rabia hacia su papá desaparecieron por completo, decidió que llevaría a su papá al trabajo también y regresó feliz a casa.
Lo que nuestros padres nos digan es sólo por nuestro bien, ¡deseando un futuro brillante para nosotros!
Para convertirnos en un ser humano de valor, tenemos que aceptar la reprimenda, corrección y orientación, lo que elimina los malos hábitos y comportamientos. Esto es lo que hacen nuestros padres cuando nos disciplinan.
Nuestro padre es nuestro maestro cuando tenemos cinco; un "villano" cuando tenemos unos veinte y un guía toda nuestra vida.
Las madres pueden ir a casa de sus hijos cuando envejezcan; pero el padre no sabe como hacerlo.
No sirve de nada lastimar a los padres cuando están vivos y llorar por ellos cuando se han ido.
Siempre trátalos bien.
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#REFLEXION || BUSCANDO EMPLEO
Era un hijo que no le gustaba vivir en casa de su padre, por la constante "irritación" de su parte.
"Sí no vas a usarlo apaga el ventilador"
"La TV está encendida en la sala donde no hay nadie.. ¡Apágala!"
"Cierra la puerta"
"No gastes tanto el agua"
Al hijo no le gustaba que su padre lo molestara por esas pequeñas cosas.
Él tuvo que tolerarlas hasta cierto día en que recibió una invitación para una entrevista de trabajo.
′′Tan pronto como consiga el trabajo, voy a dejar esta ciudad. No escucharé ni una queja más de mi padre."
Fue lo que pensó.
Cuando salía a la entrevista, el papá le aconsejó:
"Responde a las preguntas que se te hagan sin dudar. Incluso si no sabes la respuesta, menciónalo con confianza."
Él le dio más dinero del que realmente necesitaba para asistir a la entrevista.
El hijo llegó al lugar de la entrevista y se dio cuenta de que no había guardias de seguridad en la puerta.
Aunque la puerta estaba abierta hacia afuera, probablemente era una molestia para las personas que pasaban o entraban por ahí.
Él cerró la puerta y entró en la oficina.
En ambos lados del camino, pudo ver hermosas flores, pero el jardinero había dejado la llave abierta y el agua en la manguera no dejaba de correr.
El agua se desbordaba en el camino. Él levantó la manguera, la cambió de lugar y la puso cerca de otras plantas que la necesitaban.
No había nadie en el área de recepción, sin embargo, había un anuncio donde decía que la entrevista sería en el primer piso.
Subió lentamente las escaleras.
La luz todavía estaba encendida a las 10 am, probablemente desde la noche anterior..
Él recordó la advertencia de su padre:
′′¿Por qué estás saliendo de la sala sin apagar la luz?"
.. parecía que podía escucharlo ahora. Incluso sintiéndose molesto por éste pensamiento buscó el interruptor y apagó la luz.
Arriba, en un gran salón, vio a más personas sentadas, esperando a su vez.
Él miró la cantidad de personas y se preguntó si tenía alguna oportunidad de conseguir el trabajo.
Éntró en el pasillo con algo de nervios y pisó el tapete de "Bienvenida", colocado cerca de la puerta, pero se dió cuenta de que estaba boca abajo.
Enderezó el tapete con algo de irritación.
Los hábitos son difíciles de olvidar.
Él vio que en las filas al frente había muchas personas amontonadas esperando, mientras que las filas de atrás estaban vacías y varios ventiladores estaban funcionando junto a estos asientos.
Él escuchó la voz de su padre de nuevo:
′′¿Por qué los ventiladores están conectados en el área donde no hay nadie?"
Apagó los ventiladores que no eran necesarios y se sentó en una de las sillas vacías.
Vio a muchos hombres entrar a la sala de entrevista y salir inmediatamente por otra puerta.
Así que no había manera de que alguien adivinara lo que se estaba preguntando en la entrevista.
Cuando llegó su turno, él se detuvo ante el entrevistador con cierta preocupación.
El responsable tomó sus papeles y sin mirarlos, preguntó:
- ¿Cuándo puedes empezar a trabajar?
Él pensó :
′′¿Será una pregunta capciosa que se está haciendo en la entrevista o es en serio que me están ofreciendo el trabajo?"
- ¿Qué estás pensando?, -preguntó el jefe-..
...no le hacemos preguntas a nadie aquí, pues creemos que a través de ellas no podremos evaluar las habilidades de alguien.
Por lo tanto, nuestra prueba es evaluar las actitudes de la persona.
Hicimos algunas pruebas basadas en el comportamiento de los candidatos y observamos a todos a través de cámaras de CCTV.
Ninguno de los que vinieron aquí hoy, hizo nada para arreglar la puerta, la manguera, el tapete de bienvenida, apagar los ventiladores o las luces que estaban funcionando inútilmente..
...Tú fuiste el único que lo hizo, por eso decidimos seleccionarte para el trabajo, -dijo el jefe-.
Él siempre solía molestarse con la disciplina de su padre, pero hasta ese momento, se dió cuenta de que gracias a ello, consiguió su primer trabajo.
Su irritación e ira por su padre desaparecieron completamente, decidió que llevaría a su padre también al trabajo y regresó a casa feliz.
Todo lo que nuestros padres nos dicen es solo por nuestro bien, deseando un futuro brillante para nosotros!
Para convertirnos en un ser humano de valor, necesitamos aceptar amonestaciones, correcciones y orientación, que eliminen los malos hábitos y comportamientos . Eso es lo que nuestros padres hacen cuando nos disciplinan.
Nuestro padre es nuestro maestro cuando tenemos cinco años; un "villano" cuando tenemos alrededor de veinte años y una guía toda la vida.
Las madres pueden ir a la casa de sus hijos cuando envejezcan; pero el padre no sabe hacer eso.
No sirve de nada lastimar a tus padres cuando están vivos y lamentar cuando se vayan.
Trátalos bien siempre
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Precio 1750€ Alquiler de piso en El Carme Ciutat Vella Valencia Características básicas 130 m² construidos 3 habitaciones 2 baños Balcón Segunda mano/buen estado Armarios empotrados Orientación este Amueblado y cocina equipada Calefacción individual: Gas natural Edificio Planta 3ª exterior Con ascensor Equipamiento Aire acondicionado Certificado energético No indicado Vivienda de 130 m2, situada en el Carme, junto a calles Quart y Cavallers, reformada íntegramente en 2020. Está compuesta por una gran estancia salón/comedor/cocina de 43 m2, tres habitaciones (dos de ellas dobles), dos baños con ducha, un cuarto de limpieza y dos balcones de grandes dimensiones. El piso está situado en un edificio dotado con ascensor y recayente a una plaza. La orientación de la vivienda es Este, por lo que recibe sol por la mañana durante todo el año. La cocina está totalmente equipada, con frigorífico americano, lavavajillas, placa de inducción, horno compacto, microondas, lavadora y campana extractora. Las habitaciones y el salón cuentan con aire acondicionado frío/calor, y todas las estancias, incluídos los baños, con calefacción por agua caliente con termostato multizona que controla cada estancia por separado y se puede programar mediante app. Todas la ventanas tienen vidrio doble con aislamiento extra térmico y acústico, y persianas motorizadas con interruptores programables. El pavimento de toda la vivienda es de parquet de madera de roble. La vivienda está dotada de numerosos armarios integrados distribuidos por las habitaciones, la entrada y el pasillo. (en El Carmen) https://www.instagram.com/p/CoO9eDstGlU/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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se encuentra de repente con una muchacha con actitud que le agrada más que la vez pasada, donde había podido identificar chispa en sus ojos y aún así parecía contenerse. con lo fácil que éstas cosas logran distraer a la mayor, ella misma cambia su postura cuando reconoce que hasta bromas son un poco más audaces y se ríe a la par suya, mucho más liviana que segundos atrás cuando el juicio y las expulsiones eran lo único pasando por su cabeza. ' no hay que confundir las cosas, podemos ser competencia e igual desearnos buena suerte ' deja a la imaginación las formas, porque la de mechones rubios siempre creyó que rivalidad no significa imposibilidad para encuentros si éstos son casuales y tienen fines divertidos. la mención del hermanastro la deja atrás y sigue con la vista accionar ajeno, cómo sus dedos se enriedan en hebras y yemas rozan su oreja al acomodar cabellos, se sonríe ante propuesta. ' ¿quién me va a castigar? ' espíritu intrépido habiendo sido devuelto a su cuerpo como si angelique hubiese apretado interruptor que se apagó tras discurso, ahora es ella quien se acerca un poco más y busca aquella mano impropia que ha caído a un costado, la toma entrelazándole los dedos. ' vámonos de aquí ' agarre permite tironear e ir esquivando multitud del salón hacia el exterior, en primera instancia prefiere evitar tumulto de legados y cuando sale, se da cuenta que en alrededores también hay quienes calman nervios con aire fresco. parte de atrás del edificio es primera parada, en donde las voces ya se escuchan más lejanas y no cree hayan interrupciones. además, en el fondo piensa que tampoco necesitan tanta privacidad si seguro no ocurra nada más allá aún. ahora que la tiene de nuevo de frente, tira de su mano pero para acercarla a sí y la palma libre rodea cintura impropia. ' corren los segundos de tu segunda y última chance... ' tantea pícara.
' eso lo hice para mantener la paz en corvus, había una competencia que ganar. ' aunque a ella no le interesara demasiado, sabe que a otros compañeros sí y fue lo que priorizó. a su misma vez, tiene una buena relación con stevie y no quiere arruinarlo, aunque cada vez se siente más tentada, no es fácil. ' tal vez deba votar a stevie en el juicio y problema solucionado. ' habla burlona, no lo haría porque le gusta tenerlo en su equipo, pero sin duda simplificaría las cosas. detesta contenerse y nunca es pudorosa. mantener distancia con eddie no es algo que le salga natural, se esfuerza para no ser más directa de lo que usualmente sería. ' ¿segura? ' estira su brazo y se atreve a acomodar un mechón rubio ajeno, peinándolo detrás de su oreja para luego dejar caer extremidad. ' ¿quieres irte de aquí conmigo? si me das una segunda chance no te arrepentirás. ' baile ya le aburrió, de todas formas, con todo lo de la expulsión y el nefasto discurso de vivianne fue suficiente para aniquilar el mood. ' ¿o te da miedo de que te vayan a castigar? ' ahora es ella quien la reta, posicionándose desde el otro lado, mirándola expectante.
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‘ ¿qué crees que pasaría si lo hago? ’ dígito se detiene encima de interruptor correspondiente a la iluminación del salón, señalando que está a punto de cortarla.
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【𝗦𝗶𝗻𝘀𝗲𝗻𝘁𝗶𝗱𝗼】
❝ 𝗔𝗯𝘀𝗲𝗻𝗰𝗲 𝗺𝗮𝗸𝗲𝘀 𝘁𝗵𝗲 𝗵𝗲𝗮𝗿𝘁 𝗴𝗿𝗼𝘄 𝗳𝗼𝗻𝗱𝗲𝗿 ❞
❝ 𝗟𝗮 𝗮𝘂𝘀𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗿𝗲𝗳𝘂𝗲𝗿𝘇𝗮 𝗲𝗹 𝗮𝗺𝗼𝗿 ❞ , dice el refrán. Grey se escabulló de la primer clase del día, colándose en la sala de música de la Casa Violeta, y trayéndose una bolsa de galletas que un miembro de la Casa Verde le cedió en el desayuno. A ojos de los demás, esta acción podría considerarse como una travesura u osadía. Saltearse las clases estaba penado con unas cuantas Y, quien se atreviese, o fue un tonto, o había apostado algo realmente importante, morir del aburrimiento escribiendo quinientas veces poemas en latín fue una decisión arriesgada. Algo así solo podría ser disfrutado por alguien de la Casa Azul, como los miembros más ávidos de conocimiento de la Weston College, incluso sin recibirlo como castigo transcribirían esos poemas hasta morir. Grey soltó una risita muy débil, la idea no fue tan divertida como para distraer su mente atribulada. Grey no había apostado imprudentemente su automóvil, ni se consideraba un estúpido, y sin embargo, esta semana, parecía comportarse ajeno a sí mismo. Estaba aquí, huyendo como un cobarde, de tener que ver a Ciel en una de sus clases compartidas. Acomodado contra la puerta del salón, Grey abrió ansiosamente la bolsa de plástico como para evadir esa verdad incómoda, pero, repentinamente, como una clase de interruptor, un recuerdo se encendió fugazmente al momento en el que vio el interior del paquete. Se quedó quieto, contra la puerta, y entonces, se preguntó... “¿esta galleta tendrá el mismo sabor?” Tomando cuidadosamente una, se la llevó a boca y le dio una mordida tímida, como hizo aquella noche con las galletas de Ciel. Pero estas no eran las mismas, su sabor difería tanto, que su apetito desapareció. Aquella noche había recibido un regalo dulce y delicioso, y las había disfrutado con tanta felicidad, que a comparación, estas galletas sabían realmente feas. Tiró la bolsa con desinterés, por ahí, sin importarle crear desorden en Violet Wolf. Sumido en sus pensamientos profundos, las contradicciones eran cada vez más relevadoras. Desde su pelea con Ciel, sus días transcurrían en una lenta decadencia. Aún cuando evitaba cruzárselo por la escuela, él aparecía en su mente, como un recordatorio cruel que insistía en hacerle entender que su relación jamás volvería a ser la misma, y que todo fue por su culpa. Fue lamentable. Pero ahora, el recuerdo de ese momento en Howick, volcó en él un poco de certidumbre. Cerró los ojos y soltó un suspiro tembloroso. Todavía guardaba su apariencia desaliñada en sus memorias. Ciel se veía nervioso, empapado como estaba por el agua de la lluvia, no había dejado de verse hermoso, mientras le entregaba esa bolsa de color cartón con tanto esmero, entendió que él realmente le importaba. Grey quería volver a ese momento y decir en voz alta que sentía lo mismo. Quería decirle: “¡yo también te quiero de la misma manera en que tú lo haces!”. Entonces, ¿por qué ahora permitía que la amistad se cortase con tanta facilidad? Grey soltó un suspiro abatido. Fue habitual en estos días, sentir la pequeña esperanza aplastarse ante la realidad. De todas formas, Grey todavía seguía confundido. ¿Ciel lo quería o no lo quería? ¿Puede alguien dejar de querer tan fácilmente? Si Ciel pudo, entonces, ¿por qué Grey no podía? La melancolía dio paso a la vergüenza, sintió su cara caliente al darse cuenta de algo. Esa noche fue San Valentín. Bueno, ese día también fue consciente, pero, ahora... no pudo evitar pensarlo de otra manera. Fue controversial pensarlo, porque Ciel ni siquiera lo ve como un amigo ahora. Se agachó, y escondió su cara entre sus rodillas. Los latidos de su corazón están igual de desquiciados que sus sentimientos. Si pudiera volver al tiempo atrás, ¿qué le diría a Ciel? El orgullo de Grey parecía haberse esfumado, mientras trataba de invocarlo con el propósito de ahuyentar las ideas sin sentido que seguían apareciendo en su cabeza. No pudo evitarlo, quería hablar con él, quería verlo, y quería decirle lo que sentía en este momento. Pero tenía temor. No pudo levantarse del suelo. Aún así, las verdades seguían siendo verdades aún si no fueran dichas en voz alta.
La imagen es, siendo redundantes, la imagen de esa noche en Howick, cuando Grey come felizmente las galletitas que Ciel le da, y Grey ignora que se las cocinó Ciel mismo. Recuerdo que en ese día Grey estaba ajeno al significado de un regalo como ese en San Valentín, o en realidad, estaba siendo ajeno para no pensarlo de otro modo y darle el significado romántico. Tampoco sabe de la elaboración detrás. Ahora, está dándole ese significado, porque realmente quiere dárselo, pero, por supuesto todavía tiene miedo de incluso admitirse a sí mismo ese deseo. Es difícil escribir un dilema como ese, entre querer y no querer.
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you’ve betrayed me.
Un suave murmullo la despertó en mitad de la noche. ¿Se había dejado la tele encendida? No sería la primera vez. O quizá Emma seguía despierta y era ella quién estaba viendo algún programa. La suiza se acercó al salón, iba descalza y hacía frío, así que quiso apresurar su paso. La intermitente luz del televisor alumbraba el salón, pero no era eso lo que la había despertado. Su madre, Emma, estaba en la terraza, hablando por teléfono.
—¿Tenemos un trato? Estoy cansada de huir.
Eiva se apoyó contra la pared, escondiéndose de su madre. Emma era siempre la persona más alegre del mundo y sabía que los últimos meses todo lo acontecido la había afectado tanto como a sí misma; pero su progenitora, con tal de cuidarla, jamás se mostraría débil ante ella. Escuchar a hurtadillas una conversación telefónica era la única forma que tenía para saber, por una vez, cómo se sentía realmente su madre.
—Estoy en su casa. Ella no puede enterarse de esto, Elías. Suficiente hemos tenido ya. Si te la entrego... tienes que darme tu palabra de que me dejarás en paz. Tenemos el mundo entero, no hace falta que volvamos a vernos las caras nunca más.
El corazón de la suiza empezó a latir con fuerza al escuchar la conversación. Emma hablaba con Elías, no había duda. Se había rendido. Iba a entregarla y Elías, aquel ser tan despiadado, volvería a torturarla como meses antes. Pero aquello no le importaba. Emma. ¿Cómo podía ser que su propia madre se propusiese traicionarla de aquella forma?
Algo en el pecho de Eiva, como si de un interruptor se tratase, se apagó. La suiza regresó de nuevo a su habitación sin decir nada.
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DIABOLIK LOVERS -HAUNTED DARK BRIDAL- RUTA DE AYATO ~DARK PROLOGUE~ (TRADUCCIÓN)
Sakamaki Ayato ~Dark Prologue~
*en el aula*
Yui: Haa, se han ido todos. Yui: (Es normal… Las clases han acabado hace un rato.) Yui: (Pero… De alguna manera, no quiero volver a esa casa.) Yui: (Nunca pensé que los parientes de los que oí hablar resultaran ser vampiros…) Yui: (Además, incluso me dijeron que les ofreciera mi sangre y todo.) Yui: Haa… Yui: Yo… ¿Qué voy a hacer ahora? Yui: A parte de eso… estar en la escuela en mitad de la noche me da mala espina. *flashback* *en el salón* Yui: Eh, ¿¡tengo que cambiarme a una escuela nocturna!?
Reiji: Exacto. Yui: ¿Por qué… tiene que ser nocturna? Reiji: Eso es debido a que ahora vives en esta casa, y sería problemático si no sigues nuestro ritmo de vida. Reiji: Podrá ser de sentido común para los humanos, pero para nosotros es una molestia trabajar de día. Yui: ¿Q-Qué quieres decir con eso? Reiji: … Por el amor de dios, no entiendes nada. ¿Tengo que explicarlo todo desde el principio por enésima vez? Yui: Aunque digas eso… Reiji: Nosotros los vampiros, somos activos principalmente de noche, y descansamos durante el día. Reiji: Estoy intentando explicarte que necesitas seguir el mismo ciclo. Yui: Entonces, la escuela… Reiji: Ha sido arreglado que asistas a la misma escuela que nosotros. Yui: ¿¡H-Habéis hecho eso sin mi permiso…!? Reiji: Si tienes quejas, eres libre de irte cuando quieras. Yui: Ugh… *fin del flashback* Yui: (No es como si tuviera algún otro sitio donde ir… Voy a tener que abstenerme a sus normas.) Yui: *suspiro* Yui: (Aunque… pensaba que iba a ser una escuela formada sólo por vampiros o algo, pero parece que los demás estudiantes son humanos normales.) Yui: (¿Me acostumbraré… a la vida aquí de alguna manera? Sí.) Yui: (O mejor dicho, ¡no me queda otra que acostumbrarme!) *se va la luz* Yui: ¿¡Eh…!? ¿¡Q-Qué!? Yui: (¿¡Un apagón!? Que ocurra esto en una escuela nocturna…) Yui: (¿Q-Qué debería hacer? El interruptor… No sé donde está, así que quizás por ahora debería ir a la sala de profesores…)
Ayato: Oi*.
(NA: Por favor, leed las notas de abajo para aclaraciones :D)
Yui: ¡Kyaaaaaa!! Ayato: ! Tch, no grites tanto. Yui: Ah… ¡Ayato-kun! L-Lo siento. De repente has aparecido de la nada, así que me he asustado… Ayato: ¿Pensabas que había aparecido un monstruo? Yui: P-Pues… Yui: (Al final parece que algo parecido a un monstruo ha aparecido…) Ayato: Mira, este Ayato-sama ha venido especialmente para recogerte. Deja de ser tan lenta y vayamos rápido a casa. Yui: ¿Eh…? ¿Has venido a recogerme? Ayato: Mejor dicho, ¿qué demonios estás haciendo aquí tan tarde? Yui: ¿¡Eh!? Emm… Yui: Es que me acabo de mudar y comenzar a asistir a esta escuela. ¡Pensaba intentar acostumbrarme rápido! Ayato: ¿Hmm? Ayato: Y yo que pensaba que definitivamente intentabas escapar. Yui: ! Ayato: Heh, juzgando por la cara que estás poniendo… ¿Podría ser eso lo que realmente estabas pensando? Ayato: … ¿de verdad entiendes la situación en la que estás? Yui: ¿S-Situación…? Ayato: Me has elegido a mí, ¿o no? Ayato: Eso significa que a partir de hoy, eres mi comida. Yui: E-Eso no… *Ayato le da una patada a una silla/mesa*
Ayato: A~ah, me muero de hambre. ¡Y todo porque no podías darte prisa de una maldita vez! *Ayato la agarra* Yui: ¿¡Kyaaa!? *ropa* Yui: ¡No! Yui: (Qué increíble fuerza… ¡No es la que un humano normal tendría…!) Yui: (Después de todo, Ayato-kun es un…) Ayato: Kuku*, tu piel sin marcas de mordida es bastante bonita. Yui: …! Ayato: Eso significa que soy el primero. Ayato: Haa, no hay manera de que pueda esperar hasta llegar a casa… Te tomaré aquí y ahora. Yui: ¿T-Tomar…? Ayato: Es obvio, ¿no? *Ayato la agarra* Ayato: Así… Nn… *bebe sangre*
Yui: ¡No…! Auch, ¡p-para…! Ayato: … *bebe sangre* Yui: (Tengo calor… en la zona de la nuca donde me está mordiendo. Realmente, mi sangre está siendo entregada a Ayato-kun…) Ayato: … Haa, delicioso… ¿Qué es esto…? Haa… *muerde y bebe sangre* Yui: ¡S-Suéltame…! *Yui forcejea* Ayato: Nn… Oops. Yui: ¡Kyaa, auch…! Ayato: Nn… Ayato: ¿Eres idiota? Si te resistes así en este tipo de situación, obviamente te va a doler más. Yui: … Yui: (Hay pequeñas gotas rojas en los labios de Ayato-kun… ¿Es eso… mi sangre…?) Ayato: … kuku, ¿qué? ¿Estás llorando? Ayato: Esos ojos llorosos y esa expresión retorcida de dolor… es lo que más me excita. Ayato: Además… el sabor de tu sangre no está mal. De hecho, probablemente sea el mejor. Ayato: Es más dulce que cualquier sangre que he probado hasta ahora. Ayato: Haha, parece que la hora de la comida va a ser mucho más entretenida a partir de ahora. Yui: Para ya… Ayato: Como si fuera a parar ahora… *muerde* … Yui: ¡Aah…! No, duele… Ayato: Haa… Kuku, estás bastante bien. Me gustas*. Ayato: Ya no podrás huir de mí, ¿sabes? Prepárate.
Monólogo:
Como si acabara de recibir un nuevo juguete, muestra la inocencia de un niño.
Y después está esa cruel sonrisa.
El acto de beber mi sangre se repite implacablemente, gradualmente me veo privada de la voluntad de resistir mientras mi conciencia comienza a desvanecerse
— Siento como si hubiera vislumbrado una pequeña parte de la oscuridad en el futuro que me aguarda.
~end Dark Prologue~
*Oi: Es una expresión japonesa que significa algo parecido a ‘Oye, tú’. Lo he querido dejar literal porque pienso que se entiende mejor el sentido, es más rudo e informal que ‘oye’ simplemente. Pero, ojo, ¡no tiene nada que ver con el verbo ‘oír’!
*Kuku: Esto debería haberlo especificado antes, pero bueno. Kuku es como ‘fufu‘, una especie de risa malvada.
*Me gustas: Ayato utiliza la expresión 気に入った (kiniitta), que significa ‘estoy satisfecho contigo’ o ‘me agradas’, es ese sentido de gustar.
¡Y empezamos con la ruta de Ayato-kun!
Debo concretar que después del educado y amanerado Reiji-san, Ayato-kun contrasta muuuucho xD. Tiene una forma de hablar muy brusca e informal, acortando palabras y utilizando expresiones groseras. Por ejemplo: mientras que Reiji-san se dirige a ella como anata, Ayato utiliza omae, que es una forma de ‘tú’ muy grosera.
Aunque bueno, en realidad los únicos que hablan ‘educadamente’ son Reiji y Kanato (entre comillas, porque Reiji-san está siendo sarcástico casi siempre xD). Shuu, Subaru y Ayato suelen utilizar una manera informal de hablar parecida.
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“Un Hobi para Navidad, por favor” - JHS
➸ Publicación: 27/12 - al final el 6/1/19 jeje :(
➸ Género: fluff ✿
➸ Argumento: Las cenas de Navidad son una odisea para muchas personas: para ti, en particular. Sobre todo cuando tu familia llega a tu casa por sorpresa en estas fechas tan señaladas, estando Hoseok ahí en ese preciso instante en el que llaman a la puerta. La situación aún empeora más cuando les habías dicho a tus padres hace meses que tenías novio (lo cual era mentira) y confunden a Hoseok con el “susodicho”.
Las cenas de Navidad en tu familia siempre son una odisea: por lo menos 20 miembros de tu ellos reunidos en un diminuto salón, exageradamente decorado con un árbol gigante en una esquina y un belén en la otra; los niños –tus primos y sobrinos– solían correr de aquí para allá jugando, mientras los mayores preparaban la cena y ponían la mesa; risas de los más mayores sentados y tomando vino inundando el ambiente junto a la playlist navideña reproduciéndose ininterrumpidamente.
Demasiado bullicio; demasiado caos.
Sinceramente, tú no podías soportar tanto jaleo cuando estas fechas se acercaban, aunque amabas a tu familia y disfrutabas de su compañía. Pero en pequeñas dosis… si no, era muy agobiante.
Es por eso que este año –que por tus obligaciones laborales te tocaba pasar la Navidad en tu casa de Seúl– estabas, en cierta manera, tranquila.
Sí, echabas de menos a tu familia, pero no te apetecía tragarte 14 horas de avión para tan solo 3 días en los que no podrías descansar nada, la verdad sea dicha...
Tenías ganas de estar en paz, en tu pisito; salir de vez en cuando con tus amigos en alguna cena fancy; y hacer las pequeñas tareas navideñas que tu jefe que había asignado.
Unas Navidades chill.
Habían pasado ya un par de días desde la cena de Nochebuena, en la que hiciste videollamada con tus padres y viste a toda tu gente ahí reunida, saludándote efusivamente y diciendo que te echaban muchísimo de menos y que se notaba tu ausencia. No te creías sus palabras… sobre todo cuando sabías cómo opinaban de ti y de tu “loca decisión” de irte a vivir a Asia algunos de ellos. Pero bueno, apreciabas el gesto.
Aunque esa noche en Corea tú no celebraste la Nochebuena, ocupada con quehaceres, habías organizado una cena en los días posteriores con algunos de tus amigos más cercanos. Uno de ellos era Jung Hoseok.
Podías decir, con toda seguridad, que era una de las mejores personas que habías conocido en tu vida: era alegre, simpático, gracioso, generoso; pero también sabía escuchar y dar buenos consejos cuando la situación lo requería; una persona de total confianza, leal y buena gente. Y por supuesto… era guapo. Demasiado. Tanto que dolía.
Pero, sin duda, por encima de todo, era un gran amigo. Te había demostrado en poco tiempo lo que otros nunca; y estabas agradecida al universo, a los astros y los planetas, por habértelo cruzado en tu camino.
La cena con tus amigos sería esta noche, y habías quedado con que Hoseok vendría a recogerte y os iríais juntos al lugar donde habíais quedado con el resto del grupo. Tal y como siempre hacíais.
Todavía quedaba media hora para que él llegase y tú estabas dando los últimos retoques a tu outfit: habías elegido para la ocasión un vestido rojo que te llegaba por las rodillas y se adhería a tus curvas; con unos tacones negros, no muy altos, pero lo suficiente para que estilizase tu figura. En concordancia con el vestido, te pusiste un labial rojo precioso, que te había regalado una de tus mejores amigas, y dejaste tu pelo suelto con unas desenfadadas ondas dándole forma. Realmente parecías una diva; an elegant queen.
Te revisaste y analizaste en el espejo durante varios minutos: no tenías un cuerpo 10 –para nada– pero te sentías como una diosa con tu conjuntito para la noche. Lo eras.
El sonido del telefonillo te hizo dar un salto en el lugar. Definitivamente tenías que cambiar la melodía si no, algún día no muy lejano, ibas a morir de un infarto…
Un arranque de nervios sacudió tu estómago de repente mientras te acercabas a abrir. No querías reconocerlo, pero estabas deseando ver a Hoseok… y que él te viera a ti.
Combatiendo tus ganas de sonreír como una tonta, te pusiste el abrigo y enganchaste tu bolso al hombro, hasta que llamaron a la puerta.
Al abrir, los gritos casi te hacen perder la audición de ambos tímpanos. Ahí no estaba Hoseok. No.
Estaban ellos… tus padres… tus hermanos… tu cuñada y tus dos sobrinos…
“¡¡¡¡¡SORPRESAAAAAAAAAAAA!!!!!” -habían gritado todos al unísono, haciendo temblar hasta los cimientos de tu edificio.
Y tan sorpresa…
Te quedaste helada en el sitio, con los ojos abiertos como platos, sin creer que verdaderamente estaban estas personas ahí, en la puerta de tu casa… en Seúl, Corea.
Tampoco esperaron a que reaccionaras: te iban abrazando efusivamente, de uno en uno, mientras iban entrando a tu casa, dando voces y arrastrando un par de gigantes maletas.
La última en abrazarte fue tu madre, que tardó un poco más en soltarte.
“Te he echado mucho de menos, mi niña.” - te susurró, abrazándote bien fuerte.
Cuando entró ella cerró la puerta y se unió al resto de tu familia, quienes te miraban expectantes.
“¿Y bueno? ¿Qué? ¿Te lo esperabas?” -preguntó tu hermano, intentando controlar a uno de sus hijos, quien luchaba por soltarse de su mano.
“B-bu-bbueno… Nno…” -no podías formular ninguna frase coherente. Realmente estabas sorprendida, en shock, y no podías evitar tartamudear ante la búsqueda de las palabras correctas.
“¡La hemos dejado sin habla!” -gritó tu hermana, y todos hicieron un ‘ohhhhhh’ coreado.
“Se está emocionando… ¡Abrazo grupal!” -gritó ahora tu padre, provocando que todos se abalanzaran sobre ti a la vez.
En medio de ese asfixiante abrazo, te acordaste de que Hoseok iba a venir en nada a recogerte. Definitivamente, no podrías ir a la cena con tus amigos; tenías que avisarle rápidamente de que no pasase por aquí y fuese directamente al restaurante.
“¿Y eso que estás tan arreglada?” -preguntó tu madre, cuando se percató de tus pintas. Hizo a todo el mundo alejarse de ti, y de repente sentiste cuatro mil pares de ojos analizarte de arriba a abajo.
“¿Ibas a salir?” -preguntó tu hermana.
“¡AH! ¡No me digas que tenías una cita con tu novio!” -intervino ahora tu cuñada, que tenía a tu sobrino bebé en brazos.
“¿La tita tiene novio?” -intervino la vocecilla del loco de tu sobrino que antes intentaba controlar tu hermano.
Oh Dios… no te acordabas que hacía unos meses les mentiste y les dijiste que sí, tenías novio. Es que estaban siendo muy pesados… Nunca has sido de salir con chicos; y con tu hermano ya casado y con hijos, y tu hermana con novio también... sólo faltabas tú. Había sido una pequeña mentirijilla piadosa…
En ese momento, volvió a sonar el timbre. Tu cuerpo se tensó.
“¡No me lo puedo creer! ¡Vamos a conocer al novio de T/N!” -Chilló emocionada tu hermana, uniéndose a ella tu cuñada.
Tu padre y tu madre intercambiaron miradas, mientras que tu hermano intentaba controlar al torbellino de cinco años, que ya comenzaba a husmear por una cajas que tenías encima de una mesita.
No sabías qué hacer, ni qué decir. Pero ya actuó tu familia en tu lugar: en cuanto sonó el timbre de la puerta, se apiñaron sobre ella y abrieron, encontrándose a un guapísimo coreano vestido con un suéter rojo y azul, de apariencia cara; una chaqueta y pantalones un poco anchos, y sus típicas zapatillas balenciaga.
Hoseok miraba con temor a todas esas personas, aun con el dedo puesto en el interruptor del timbre; y pensaba que se había confundido de puerta hasta que te vio aparecer en medio de esos seres.
“¡Oh! Añónjaseio...” -dijo de repente tu madre, muy formalmente, intentando saludar en coreano e inclinándose, como había visto en todos esos doramas que le habías obligado a ver hace unos años. Con una mirada asesina hacia el resto de tus familiares, ellos también se inclinaron y corearon juntos ese “añónjaseio”, que si no fuese porque estabas perdida en la vida, te habrías reído.
Hoseok no entendía nada, pero también se inclinó rápidamente y los saludó, para enseguida mirarte a ti.
“Esperad un momento, ¿vale?” -les dijiste a tu familia, quienes seguían con la espalda inclinada hacia el frente. Te adelantaste y cerraste la puerta ligeramente, para poder hablar con Hoseok en el pasillo del recibidor.
Una vez a solas con él, o más bien por el hecho de alejarte un momento del alboroto y el caos que se había creado en tu casa en tan solo unos minutos –y que, aunque no estabas presente ahora, continuaba– pudiste respirar hondo, y comenzaste a caer en la realidad.
“¿T/N? ¿Quiénes son esas personas?” -preguntó Hoseok.
“Madre mía… madre mía, madre mía…” -decías caminando de un lado a otro. Miraste a la puerta de tu casa, pateando el tacón sobre el suelo. Seguro que estaban espiándoos por la mirilla.- “Ven.”
Cogiste a Hoseok del brazo y lo apartaste hacia algún rincón lejos de la mirada inquisitoria de tu familia.
Cotillas…
“Son mi familia… han venido a... “ -te quedaste pensando. Ni tú sabías por qué habían venido. “¿Supongo que para darme una sorpresa?”
“Me lo imagino…” -dijo Hoseok sonriendo. Tú apoyaste la frente en tus manos, negando con la cabeza.- “¿Qué pasa? No pareces muy contenta.”
“Es que… no me lo esperaba. La verdad, todavía no caigo que estén ahí.”
“Bueno, tú tranquila y disfruta. Han venido a verte desde tan lejos.” -Hoseok apoyó su mano en tu hombro, haciendo que elevases tu mirada y lo mirases. Ahora que lo veías detenidamente, estaba muy guapo; como siempre...
“Estás muy guapo, Jung” -dijiste, ahora sonriendo tú.
“Nada en comparación con la preciosidad que tengo ahora mismo delante de mí.” -contraatacó él. Fuesen ciertas o falsas sus palabras, provocaron que tu corazón comenzara a latir rápido y que una risilla escapara de tus labios.
“Bueno, ya has visto el percal que tengo en casa. Te va a tocar irte sin mí”
Te fijaste en un gesto que hizo con su cara, el cual parecía de decepción. Pero, creyendo que tu imaginación ya comenzaba a hacer de las suyas, continuaste:
“¡Ah! Te recomiendo que salgas corriendo de aquí.” -moviste tu cabeza en dirección a la puerta de tu casa.
Hoseok se rió: “¿Por qué? No creo que tu familia vaya a salir a devorarme”
“Yo creo que sí…” -ante la mirada interrogante de Hoseok, seguiste.- “Puede que por un… error de comunicación… crean que eres mi novio.” -pusiste cara de asco ante tus palabras. No porque te diese asco que pensasen que Hoseok era tu novio, sino por la vergüenza de... tener que decírselo a él…
Sin embargo, daba cabida a que tu expresión fuese malinterpretada, cosa que, claramente, pasó.
“Ajam. Con que piensan que soy tu novio… ¿y es eso tan malo?” -preguntó Hoseok, dando inconscientemente un paso hacia delante.
“¿Qué? ¡No! No, no.” -decías moviendo las manos a aspavientos.- “Lo que es malo es que crean que tengo novio. En general… no sé si me entiendes.”
“No. No te entiendo”- dijo cruzándose de brazos, preparado para la historia que le fueses a contar. Traía una media sonrisa matadora, adornando su apuesto rostro… Parecía estar disfrutando con esto.
“Ee-ees-que, bueno, a ver. Hace unos meses les dije que tenía novio.”
“Pero… ¿tienes?” -preguntó, en un tono un poco más serio.
“No, no tengo. Si estoy más sola que la una.” -dijiste riendo ante tu triste realidad. Al decir esto la risa de Hoseok también se unió a la tuya, endulzando tus antes rotos tímpanos.- “Les mentí porque cada vez que me llamaban el tema estrella era que me sacase un novio. Ya sabes... tengo a mis hermanos básicamente con sus vidas hechas y yo… pues eso. Quieren que asiente cabeza. -resoplaste, avergonzada. Decir todo esto delante del hombre con quien tenías el crush más grande de tu vida era humillante.- “La verdad no me acordaba que les había dicho eso… y al llegar, me han visto vestida así y lista para salir, y han pensado que saldría con “mi novio”; y luego has venido tú…”
“Entonces ahora piensan que soy tu novio” -dedujo, al fin comprendiendo toda la situación.
“Sí. Por eso, huye ahora que puedes. Yo ahora les explico todo y ya está. Solucionado.”
Hoseok se quedó mirándote, con los ojos entrecerrados. Parecía estar pensando en algo, y tú sabías que cuando Hoseok pensaba, con esa cara, era mala señal.
“¿En qué piensas, Hobi?” -preguntaste, con miedo.
“¿Y si…?”
“NO.” -dijiste sin pensarlo dos veces.
“¡Pero si no sabes lo que voy a decir!”
“No sé por qué, pero creo que sea lo que sea lo que estás pensando, no es buena idea.”
“¿Por qué no?”
“¡Lo sabía! ¿En serio estás pensando en lo que creo que estás pensando?”
“Absolutamente”
“No, no, no. Vete a la cena. Vamos” -empezaste a empujarlo escaleras abajo.
“¡Pero puedo ayudarte!”
Hoseok cogio tus manos entre las tuyas para detener tus empujones y te puso a ti de espaldas a la escalera.
“¡Hoseok! ¡Tú no sabes español! ¡Ellos no saben coreano! ¡Ni tú ni ellos sabéis inglés a excepción de mi cuñada! Va a ser inútil. Incómodo.”
“Pero podemos utilizar las señas; incluso la música. Lenguaje universal, T/N.” -dijo mirándote a los ojos. Él realmente estaba dispuesto a meterse en tu casa y hacerse pasar por tu novio.- “¿Qué puede salir mal?”
“¿En serio me estás preguntando eso? ¡TODO!” -Intentaste deshacerte de su agarre para volver a intentar echarlo, pero no funcionaba.
“T/N piénsalo. Si los convences de que tienes novio, no te volverán a molestar con el tema y ellos se van a quedar satisfechos cuando vuelvan a casa. Y si, por lo contrario, les cuentas la verdad, van a perder la confianza en ti.”
“Golpe bajo” -dijiste mirándolo mal.
“Es la verdad.” -se encogió de hombros.
Lo pensaste unos segundos… y algo de razón tenía. Aunque no creías que tus padres hiciesen mucho drama por haberles mentido sobre tener novio. ¿O sí?
“Hobi, va a ser muy incómodo e innecesario, de verdad. Y hemos quedado con nuestros amigos, que nos estarán esperando ya. Es mejor que te vayas y lo pases tú bien, y les expliques que yo… pues eso, que ha venido mi familia.”
“Pero–”
“Hoseok, en serio.”
Parecía haber caído en razón, e iba a abandonar su alocada idea cuando, de la nada ves a tu madre escondida tras la pared, observándoos. Viste que miraba fijamente tus manos, que estaban entre las de Hoseok por el forcejeo de antes.
“¿Mamá?”
“¡Ay! Lo siento no quería molestaros” -dijo, riéndose tímidamente- “Estamos preparando algo de cena con lo que hemos traído en las maletas. ¡Comida de casa! Jeje... Ee-emm…” -tu madre se miró la palma de la mano, nerviosa, y miró directamente a Hoseok- “jeonyeog junbiga geoui kkeutnassda” -ahora te miró a ti, preocupada.- “¿Lo he dicho bien? Quería decirle que la cena está casi preparada, no sé si h-”
“Ss-sí, sí mamá. Lo has dicho bien… más o menos”
“¡Bien! Bueno, no tardéis en entrar.”
Tu madre volvió a sonreír en dirección a Hoseok antes de meterse de nuevo en la casa.
“Creo que me ha invitado a cenar” -Hoseok sonreía victorioso. Parecía que su plan iba a tener lugar finalmente.
“Hoseok, no es una buena idea.”
“¡Tita T/n!” -salió tu sobrino corriendo como una bala hacia vosotros.- “¡Vamos que tengo hambre!”
El chiquitín cogió vuestras manos y os arrastró hasta dentro. Ahí estaba tu gente, como si estuviesen en su casa, organizando el salón para caber todos, y sacando las cosas de la cena en la cocina…
“¡Hombre! Al fin entráis.” tu hermano fue el primero en acercarse, más bien para atrapar al bicho que se le había escapado. Se quedó un momento dudando, sin saber cómo presentarse ante Hoseok. “Amm… ¡Hola!” -dijo simplemente, saludando efusivamente con la mano y luego ofreciéndosela. Hoseok, sacando esa natural sonrisa radiante que tenía, se la estrujó y se inclinó hacia delante.- “Dile que es un placer conocerle y que me encanta su jersey.”
Tradujiste a Hoseok las palabras de tu hermano y Hoseok sonrió aún más ampliamente, mirando su jersey.
“¡Oh!” -dijo, señalando su jersey.- “Thank you! This…” -comenzó en inglés- “Channel”.
“¡Ah! Ooohhh…”
Tu hermano miró sorprendido a Hoseok, y luego a ti, asintiendo lentamente.
“Y yo que pensaba que mi hermanita era tonta…” -tu hermano continuaba asintiendo, con esa cara de bobo que tiene. Seguidamente, palmeó dos veces el hombro de Hoseok y se retiró a apartar a su hijo de la planta decorativa que tenías en una esquina.
“Escucha” -pusiste tu mano en el hombro de Hoseok y te acercaste para hablar con él ‘en privado’ “como mucho media hora y te vas.”
Hoseok te miró, manteniendo su sonrisa, pero esta vez no llegaba hasta sus ojos. Y simplemente afirmó con la cabeza.
Te sabía mal toda esta situación, tanto por tus padres, como por él –y por ti también–. Seguías viendo inútil el numerito, pero básicamente había sido tu familia quienes lo habían hecho pasar –ese renacuajo, en particular–.
“Bueno, mientras tanto, sigamos con esto” -dijo él.
Hoseok rodeó tu cintura por detrás y se acercó junto a ti a la zona de la cocina. No sabías cómo lo hacía, pero conseguía comunicarse con tus parientes, ya fuese por señas, con las pocas palabras en inglés que sabían todos, o utilizándote a ti como intermediaria; un google-traductor con patas.
En cuestión de pocos minutos ya se había ganado a todos, ayudando aquí y allá, y sonriendo a diestra y siniestra.
Habría sido más incómodo si no hubiesen estado todos de tan buen humor, del cual tú comenzabas a contagiarte.
Rápidamente, y sin daros cuenta, esa media hora de margen que le habías dado Hoseok para que se fuera y pudieses terminar con la farsa, se transformó en una hora.
Estábais ahora cenando, y el bullicio en la mesa era ensordecedor: un ala de la mesa estaba ocupada intentando que los niños, tus sobrinos –el granujilla de 5 años y el bebé de 1 y medio–, comieran tranquilos; la otra ala estaba pendiente de vosotros. Como vuestra cena era comida totalmente occidental y, más particularmente, de tu país, tus padres y tu hermana estaban emocionados viendo las reacciones de Hoseok ante cualquier cosa que probaba.
Y es que sus reacciones no tenían desperdicio: cuando probaba algo que le gustaba abría los ojos como platos y miraba a todos, sorprendido, mientras que unos salvajes hoyuelos aparecían a cada lado de su boca cuando masticada, para seguidamente aplaudir exageradamente. Tus padres y tu hermana lo seguían, riendo y chocándose las manos entre todos, como si hubiesen conseguido algún premio… parecía que hubieseen preparado la comida específicamente para que la probara él; y si la comida no le gustaba, simplemente se quedaba quieto, con la mirada perdida en un punto lejano más allá de la mesa, o poniendo una mueca de disgusto extrema que no dejaba de provocar la risa de los presentes.
¿Cómo podía este hombre encandilar a todos a su paso? Incluso a tu padre. ¡Tu padre! Estaba ahora enchochado con Hoseok.
En numerosas ocasiones habías intercambiado miradas con tu progenitor, y parecía decirte con sus ojillos que estaba satisfecho, y parecía gustarle Hoseok de verdad.
En el momento del postre, estando todos un poco menos eufóricos y enfrascados en sus propias conversaciones, pudiste dirigirte a Hoseok.
“Para de encandilarlos... creo que se están enamorando de ti” - dijiste bajito, en su oído, sin acordarte de que nadie de los presentes, excepto él, sabía coreano y, por ende, no entenderían nada.
“¿Y tú?” -se giró hacia ti, apoyando su mano en tu rodilla.
“¿Yo qué?” -preguntaste, comenzando a sentir calor en donde su mano estaba reposando.
No dijo nada, simplemente dejó que su intensa mirada penetrara hasta lo más profundo de tu ser, haciendo que un escalofrío te pusiera todos los vellos de punta. Por un milisegundo, viste su mirada desviarse a tu boca, pero enseguida volvieron a tus ojos.
“El postre de tu madre está delicioso.” -cogió el tenedor y lo hincó en el bizcocho que tenía en el plato, llevándose un buen trozo a la boca.
Cuando la cena al fin había acabado por completo, tú y tu madre os pusisteis a recoger los restos de la cena mientras que el resto, incluído Hoseok, se trasladaron al sofá.
Te daba miedo dejarlo solo con las bestias esas a las que llamabas padre, hermano y sobrinos, pero parecía que todo estaba bajo control.
En la dinámica que habíais adoptado, tu madre enjuagando los platos y tú metiéndolos en el lavavajillas, salió el tema:
“Me gusta.” -dijo de repente ella.
“¿El qué?”
“Él. Hoseok.” -pasaba un plato por el chorro del agua- “No es que haya podido ‘hablar’ mucho con él... “ -te reíste- “pero a veces no hacen falta palabras… se nota que es muy buen chico.”
“Sí… lo és” -no podías hacer más que darle la razón. Te pasó el plato ya enjuagado.
“Y además…” -continuó- “se nota que estáis enamorados”
“¿Enamorados?” metiste el plato en el lavavajillas, sin saber cómo reaccionar.
“Me recordáis mucho a mí y a tu padre cuando comenzamos a salir.” volvía a enjuagar otro plato. “Miradas cómplices, hacer manitas debajo de la mesa…”
“¡No hemos hecho manitas debajo de la mesa!”
“Hija, por dios, he visto cómo te ha puesto la mano en la pierna. No me vayas a negar que esa mano no ha ido dirección norte en cuanto he apartado la mirada.”
“¡MAMÁ, NO!” -cogiste el plato que te ofrecía ahora, riendo de incredulidad.
“Claro, claro…” -tu mamá también rió, cogiendo otro plato.
Tras unos segundos en silencio, tu madre apagó el agua y se apoyó las palmas de las manos en el fregadero. Tu estabas esperando otro plato, pero al ver que no venía, te giraste para mirarla.
“Mamá, ¿estás bien?”
Cuando te miró, viste una sonrisa adorable adornar su tierno y achuchable rostro, mientras que sus ojillos estaban brillosos.
“¿Qué te pasa, mamá?” -preguntaste, acercándote a ella y pasando tu brazo sobre sus hombros.
“Es que estoy feliz” -dijo, pasándose la manga de su jersey rosa por la nariz.- “Veo a mis hijos ya mayores, con sus vidas hechas, enamorados… y me emociono.”
Seguidamente te abrazó, y tu no podías evitar sentirte como una escoria.
Esto era exáctamente lo que no querías. Ahora tu mentira se había hecho, sin tú quererlo, más grande. Ya no podías decirles, nada más irse Hoseok, que todo era falso, porque incluso tú misma te habías llegado a creer en algún momento de la velada que, en verdad, él y tú formabais una pareja. ¡Ojalá fuese cierto! ¡Ojalá Hoseok fuese tu novio, y esta cena significase algo!
No sabías cómo resolverías esto; en algún momento les dirías la verdad. Pero esta noche no sería.
Cuando terminasteis os reunisteis con los demás en el salón. Tu casa no era muy grande, y los asientos de tu sofá no daban para mucho. Por eso, al ver que no había espacio para ti y tu madre, estabas preparada para irte a buscar un par de sillas cuando, de la nada, sientes un tirón de tu brazo y te encuentras sentada encima de un par de piernas.
Al girar la cabeza te encontraste con los ojos de Hoseok, quien no tardó en rodear tu cintura con sus brazos, atrayendo tu espalda a su pecho y ajustándote sobre su regazo.
Intentando evitar el revoltijo de mariposas que sacudía tu estómago, escuchabas a tu hermana que había comenzado a hablarte sobre… ni siquiera lo sabías; toda tu atención estaba enfocada en las cosquillas que te estaba produciendo el dulce roce de los dedos de Hoseok sobre tu cuello, apartando tu pelo hacia un lado.
Comenzó a jugar un par de mechones, mientras intentaba entenderse con tu hermano, empleando palabras sueltas en inglés.
¿Cómo era posible que esto se sintiera tan correcto? Sentías que todo estaba en su lugar… y no, no era así como debías sentirte.
Parecía sacado de una de tus más escondidas fantasías. Porque sí; no ibas a negar que muchas veces te habías imaginado cómo sería estar con Hoseok así como estabas ahora. Incluso esas fantasías parecían ahora haber superado la realidad, habiendo conocido a tus padres y presentándose como tu novio. ¿En qué momento había pasado esto? Realmente no encontrabas explicación coherente. Solo sabías que volver a la realidad sería difícil. Y Hoseok tampoco es que lo estuviera poniendo más fácil. Él realmente era el cuñado, yerno y tío que cualquiera pudiera desear. Y por supuesto, el novio que a cualquiera le gustaría tener y presumir de él ante todos.
Qué pena que tu suerte de experimentar eso era momentánea. Qué pena, de verdad…
“Bueno hija” -dijo de repente tu padre.- “como este año no has podido hacerlo en casa, lo vamos a hacer nosotros contigo en la tuya.”
“¿El qué?” preguntaste, tomada por sorpresa.
“¡Nuestra tradición, T/n!” -intervino tu madre.
“¡Ah! ¿Lo de los deseos?”
Todos asintieron y se fueron levantando, y tú te giraste hacia Hoseok quien te miraba con cara interrogante:
“En casa, cuando es Nochebuena y terminamos la cena, tenemos por costumbre irnos todos al patio que tenemos detrás y hacer como una pequeña hoguera. Hay que escribir cada uno en un papel un deseo de Navidad y luego lanzarlo para que así se cumpla.”
“¡Oh! Suena interesante.” -a Hoseok parecía que se le habían iluminado los ojos ante la curiosidad.
“Pero… ¿te digo un secreto?”
Te sentaste más de lado sobre su regazo, apoyando las manos en sus hombros, y te acercaste para susurrarle en el oído:
“Nunca se cumple”
Te separaste con una sonrisa y te encontraste con su mirada oscura, una que nunca le habías visto. El agarre de sus manos sobre su cintura se hizo ligeramente más fuerte, y recién en ese momento te diste cuenta que estábais más cerca de lo normal. No te habías dado cuenta de que tus labios, tan cerca de su piel, y tus palabras entonadas sensualmente sin intención alguna, habían provocado el estado actual de Hoseok. Contando, además, que estabas sentada sobre él...
Tu sonrisa cayó al ver cómo su mirada intensa ahora estaba fijada en tus labios. Inevitablemente tus ojos también se desviaron a los suyos perfectamente delineados por la mano de Dios.
La tentación era horrible. Con tan solo mover tu cabeza un poco hacia delante ya estarías besando esos labios que tantas veces habías soñado tener contra los tuyos.
“¡¡¡T/n!!! ¿Tienes mechero?” -gritó tu hermana desde la cocina. El resto estaba reunido ya en el pequeño balconcito que había al otro lado del comedor. En serio, ¿en qué momento habían inspeccionado tu casa, que ahora se sabían cada rincón? “¿T/n?”
Hoseok bajó cabeza, de esta manera no pudiste ver cómo se mordía el labio inferior; y la elevó, alejándose lo suficiente como para entender que ya el momento, lamentablemente, había pasado.
“Mi hermana me está llamando” -dijiste, aún sin moverte de sus piernas.
“Sí, la he oído. Aunque no sé qué ha dicho”.
“Me ha preguntado si tengo mechero”
“Y… ¿tienes?”
“Sí.”
“Pues ve y díselo”
“Ajam”
Seguías ahí quieta, mirándolo a los ojos, y él a ti. Sólo que tú no eras consciente de que el momento había acabado.
Tras unos segundos sin moverte, Hoseok no pudo evitar reírse.
“T/n”
“¿Sí?”
“Tu hermana; el mechero. Deberías ir a ayudarla” -dijo luchando por no volver a soltar una carcajada.
“¿Qué? ¡AH!” -al fin despertaste de cualquiera que fuese el trance en el que habías entrado.
Te levantaste atropelladamente, alisándote el vestido en las piernas.
“El mechero, el mechero…” -fuiste directa a la cocina, tragándote la vergüenza al caer poco a poco en la patética escena que acababas de protagonizar. ¿Realmente acababas de estar a punto de besar a Hobi y, aun no pasando eso, te habías quedado ahí, soñando despierta? Qué desastre de persona…
Hoseok se fue directamente afuera, y cuando saliste junto a tu hermana y el dichoso mechero en la mano, con un par de papeles y lápices, os pusisteis manos a la obra.
“Solo espero no provocar un incendio. Lo único que faltaba es que me echaran de la comunidad y e quedara sin casa.” -dijiste para ti misma.
Para que el tema de la “hoguera” fuese seguro, decidiste preparar un cubo en donde poder meter los papeles en llamas, con la seguridad de que ninguna chispa saldría fuera ni que el cubo se incendiase.
Mientras escribíais cada uno vuestros deseos en silencio, o casi, Hoseok se situó detrás tuyo, rodeando tu cintura cuando terminó de escribir el suyo.
Tú en ese momento escribías en tu papelito tu deseo, y sus ojos curiosos no pudieron evitar escanearlo justo antes de que te dieses cuenta de que podría leerlo. Lo doblaste rápidamente; pero ya era tarde.
Ahí os quedasteis luego todos un buen rato, viendo cómo se quemaban los papelitos, hipnotizados por las pequeñas llamitas, hasta convertirse en cenizas. No era como en casa, pero algo se parecía.
“Se supone que cuando se quema el deseo” -comenzaste a explicarle a Hoseok- “el humo se lo lleva el aire, y las cenizas se quedan en la tierra. De esta manera, las palabras de tu deseo se reparten por todo el mundo y, sí o sí, encuentra la manera de cumplirse.”
Hoseok simplemente asintió y te apegó a su pecho, abrazándote más fuerte por detrás. Hacía frío, así que aprovechabas el calor que su cercanía te proporcionaba. Debería ser ilegal estar así de a gusto con él.
Después de eso tu familia no tardó en irse.
Como habían venido por sorpresa, se habían pillado habitación para un par de días en un hotel que quedaba relativamente cerca de tu casa –a tan solo cinco minutos caminando, para ser exactos–.
Aunque te ofreciste a acompañarlos, tu madre se negó rotundamente hasta la saciedad. No te quedó otra que dejarles irse por su cuenta, quedando con que mañana irías al hotel a verlos y enseñarles algunos rincones de la ciudad.
Aún te sorprendía cómo era que se habían atrevido a venir a Corea de repente a visitarte, de la nada. Si no fuese porque tu cuñada era doctora en filología inglesa, y tu hermano y hermana sabían algo –lo básico– también del idioma anglosajón, habría sido imposible viajar con total seguridad por estas tierras tan lejanas, en donde saber inglés te puede salvar.
“Madre mía…” -fue lo único que pudiste decir nada más cerrar la puerta y encontrar tu apartamento de nuevo en el usual y tan reconfortante silencio de siempre. Apoyaste tu frente en la fría superficie de madera unos segundos, canalizando todo lo que había sucedido esta noche.
Te sentías entre bien y mal: por un lado, parecía un sueño el que tus padres hubiesen venido y les hubieses presentado a Hoseok como tu novio; por otro lado, ahora tocaba enfrentar la realidad.
Te giraste hacia el lado en donde se suponía que estaba Hoseok, pero no había ni rastro de él.
“¿Hoseok?”
Te adentrarse al comedor y lo viste fuera, en el balcón, mirando hacia abajo y moviendo la mano efusivamente. Supusiste que estaba saludando a tus padres, ya que oías bullicio desde abajo. Sí o sí debían de ser ellos.
Sonriendo, saliste tú también. Hoseok se giró al oírte y te sonrió.
“Tu familia” -dijo simplemente, volviendo a saludarlos.
Te uniste a él y te despediste con la mano también, hasta que desaparecieron de vuestra vista al doblar una calle.
“Bueno…” -suspiraste, girando sobre ti misma y apoyándote en el balcón.- “Al final no les avisamos a los chicos que no íbamos al restaurante-”
“Yo les avisé”
“¿Ah, sí?”
Hoseok siguió tu ejemplo y se apoyó también en el balcón, al lado tuyo. Hacía frío, pero en cierta manera era reconfortante después de haber estado tantas personas metidas entre cuatro paredes.
“¿En qué momento?”
“Cuando estabas con tu madre en la cocina”
Asentiste para ti misma. Estuvisteis un par de segundos en silencio, simplemente con los sonidos de la noche de fondo. El frío comenzaba a hacerse más patente e incontrolablemente comenzaste a tiritar un poco.
Hoseok no tardó en ponerse delante de ti, comenzando a pasar sus manos por tus brazos de arriba a abajo para calentarlos con su propio calor.
“Deberíamos entrar.” dijo, parando su acción.- “Te vas a congelar.”
Hobi, al no ver ninguna intención por tu parte de moverte, te escudriñó con la mirada, pensando unos segundos.
“¿Puedo saber lo que pusiste en tu papelito?” -te preguntó, pillándote por sorpresa.
“¿Qué?” -te reíste, apartando la mirada- “Hoseok, no se pueden decir los deseos. Si no, no se cumplen.”
“Tú me has dicho antes que nunca se cumplen”
“Ya, pero-”
“Entonces, ¿qué más da que me lo digas?”
Ahí te había pillado.
Pero no se lo ibas a decir. No podías, porque lo que en tu papelito habías escrito lo incluía a él. Y no, no era un deseo de permanecer en una bella e inquebrantable amistad para siempre.
“No te lo voy a decir, Hoseok” -dijiste, riéndote.
“¡Vamos! Y te digo lo que he puesto yo.”
“¡Hoseok, no! Si no, pierde la gracia.”
Te separaste de él, riendo ante su insistencia, y te metiste dentro de casa a resguardarte al fin del frío, con Hoseok siguiéndote por detrás.
“Sé que tiene que ver conmigo”
Paraste de repente, girando sobre tus talones y mirándolo con una ceja arqueada.
“Lo has escrito en español, pero sé reconocer mi propio nombre”
“Qué cotilla eres…”
“¡Dímelo! Has deseado algo que tiene que ver conmigo. Merezco al menos saber el qué. A lo mejor puedo hacer que se cumpla…” -volvió a acercarse a ti dando tan solo un par de pasos.
“Vamos, t/n.”
“¿De verdad quieres saberlo?” -Hoseok asintió, deseoso por escuchar lo que quería.
Te tomaste tu tiempo, mirándolo mientras traías reluciendo una sonrisa puesta. Ni en broma le ibas a decir lo que de verdad habías puesto en el papel, pero al menos podías jugar un poco con él. Te reíste ligeramente y enganchaste tu mano en su antebrazo para comenzar a caminar.
“¡T/n!” -se quejó dejándose llevar.
“Es tarde, Hobi. Vete a casa” -dijiste dirigiéndote junto a él hacia la puerta, pasando totalmente de sus ruegos.
“Gracias por… lo que sea que haya sido esta noche.” -dijiste apoyada en el marco de la puerta mientras él se ponía la chaqueta y cogía su bolso. Sonrió mientras continuaba con sus acciones.
“No sé si ‘gracias’ es lo que me merezco… En verdad creo que he empeorado la situación, ¿no?”
“Puede…” -ambos os reístes. Hoseok tras terminar de colocarse sus atuendos, como en el balcón, copió, tu postura y se apoyó, quedando vuestros cuerpos bastante cerca. No lo normal para un par de amigos. “Aun así, no sé. No ha sido tan malo como al principio pensaba. Al contrario, han estado todos muy a gusto contigo… demasiado diría yo.”
“¿Estás diciendo, entonces, que sería un buen novio?”
“Pfffff, ¿qué?” -preguntaste riendo. Él siempre sacando las cosas de contexto...- “No te lo creas tanto, Jung”
“Yo también he estado a gusto” -dijo él, en un tono un poco más serio.
“Me alegro.” -sonreíste con tristeza, porque sabías que esto había sido cosa de una sola vez. Qué pena… ojalá el deseo de tu papelito se cumpliese.
“¿Y ahora qué vas a hacer? ¿Les vas a decir mañana la verdad?”
“Supongo…” -resoplaste, mirando hacia un lado.- “o me espero a que se vayan y ya lo digo cuando no haya riesgo a tener que soportarlos en persona.”
“Mmm” -Hoseok desvió la mirada hacia el techo, como pensando en algo. Ahí, mientras su mente divagaba sobre cualquier cosa que se le hubiera pasado por la mente en ese momento, tú lo observabas atentamente.
“¿En qué piensas?” -preguntaste.
Se quedó unos segundos más ausente, hasta que volvió a conectar su mirada con la tuya, como si nada; como si no hubiese estado pensando en proponerte hacerse pasar por tu novio todo el tiempo que necesitases, hasta que tus padres se fueran… o todo el tiempo que tú quisieras, básicamente.
“No, nada…” -sonrió finalmente, olvidándose de la corriente de pensamiento que lo invadía los segundos previos. “Debería irme ya”
Te apartaste de la puerta y la abriste, pero ambos os quedásteis quietos en el sitio de nuevo, sin saber qué hacer; no sabíais cómo despediros… tampoco queríais.
“Buenas noches” -dijiste, adelantándote para darle un abrazo, como siempre hacíais para despediros.
Hoseok aceptó gratamente tu abrazo, rodeando tu cintura con sus brazos y acercándote a él, haciendo, de alguna manera, que el momento fuese más íntimo. Lo que debería de haber sido un simple y corto abrazo de dos amigos que se despiden, se convirtió en algo totalmente distinto: El ambiente, de repente, se sentía pesado, diferente, y podías sentir cómo el ritmo de los latidos de tu corazón comenzaba a acelerarse. Hoseok deslizó las palmas de sus manos, dulcemente, por tu espalda; mientras que tú hundías ligeramente tus dedos en el pelo que caía por su nuca.
Era, definitivamente, la primera vez que te abrazaban así. Era un abrazo… sensual. Todo tu cuerpo y tus sentidos estaban alerta ante el mínimo movimiento; en este punto, cualquier cosa era significativa.
Y así lo comprobaste, cuando Hoseok te apretó un poco más contra él, vuestros cuerpos totalmente amoldándose al del otro, como piezas de un rompecabezas. Apenas habría sido perceptible si tú no hubieses estado tan pendiente, pero estaba claro que este abrazo estaba siendo intenso.
Exhalando pesadamente, hundió su cara en el hueco de tu cuello, sintiendo ahora su aliento chocar contra tu piel. Fueron tan solo unos breves segundos, pero podrías jurar que habías sentido sus labios rozar tu cuello; sin embargo, no pudiste corroborarlo porque enseguida se apartó, deshaciendo el abrazo por completo.
Hoseok tenía la mirada turbada, y esquivó tus ojos mientras salía.
“Buenas noches” -dijo. Dirigió una breve mirada junto a una sonrisa –falsa– que rápidamente retiró, yendo directamente hacia el ascensor.
Un poco confundida, comenzaste a entornar la puerta lentamente, esperando por un segundo a que en algún momento Hoseok, que estaba parado frente al ascensor con las manos sumergidas en los bolsillos de su chaqueta y la cabeza hacia abajo, mirase hacia atrás y te dijera un último adiós con la mano.
Pero no sucedió, y por no hacer el momento más incómodo, al menos para ti, terminaste por cerrar la puerta.
¿Sería, quizá, que Hobi no había sentido lo mismo que habías sentido tú? Ese abrazo había superado a cualquier beso que te hubieses dado con alguno de tus anteriores novios o primeros amores.
Su calidez, sus caricias, la forma en que te apegaba contra su figura y parecía fundirse en ella… No sabrías si podrías dormir pensando en todo eso; te hacía sentir nerviosa e inquieta cada vez que tu mente evocaba las sensaciones que te habían provocado los labios de Hoseok rozar tu piel en tan solo esos tres milisegundos.
Si no se hubiera alejado de ti tan pronto, estabas segura que podrías haber descifrado el significado que se escondía detrás de ese abrazo. Porque sí, algo tenías claro, y era que eso no había sido para nada amistoso. Pero aun así cabía todavía la posibilidad de que estuvieses malinterpretando todo… ¡No sabías qué pensar! Tu cerebro estaba fundiéndose de tanto darle vueltas.
Quizá Hoseok todavía estaba arrancando el coche y no había salido del aparcamiento…
No lo pensaste mucho, la verdad: cogiste el abrigo, te lo pusiste rápidamente, y sacaste el móvil para comenzar a marcar el número de Hobi.
Sin embargo, al abrir la puerta, paraste en seco.
Tu corazón, junto a tus pasos, también se paró de repente.
Bajaste lentamente el móvil de tu oreja, mirando fijamente a quien tenías en frente.
“Sigues aquí” lo dijiste más bien para creértelo tú misma.
“¿A dónde ibas?”
Te habías encontrado a Hoseok básicamente como al principio de la noche, cuando vino a recogerte: con cara de confundido y la mano estirada hacia el interruptor del timbre, solo que esta vez no le había dado tiempo a pulsarlo.
“A buscarte” dijiste. Tu corazón volvió al ritmo rápido con el que había estado jugando a lo largo de la velada. Estabas segura de que, sí o sí, esta noche te tocaría decirle algo que, estabas segura, marcaría un antes y un después en vuestra… amistad.
Pudiste apreciar cómo su rostro se iluminó ligeramente, algo así como un atisbo de esperanza, y parecía que una sonrisa intentaba hacerse lugar en medio de su antes preocupado y turbado semblante.
Os mirábais ahora a los ojos, fijamente, esperando a que uno u otro hablara. Pero parecía ser que, por ambas partes, las palabras y la capacidad de formular oraciones había desaparecido.
“Hobi, yo-” -dijiste.
“T/n-” -habló a la vez.
Lo peor que puede pasar: que justo cuando sacas valor para hablar, el otro también, y vuestras voces confluyen y os interrumpís.
Os reísteis, escapándose así el restrinjo de valentía que tenías, pero ganando confianza y comodidad.
“Tú primero” -pediste a Hoseok.
“No. No, no. Tú”
“Tú primero, por favor”
“Ladys first” -insistía, señalándote con ambas manos, dándote la palabra. “¿Por qué ibas a buscarme?”
Pero es que no sabías qué decir exáctamente.
Abriste la boca y la cerraste, sin encontrar palabras adecuadas y siendo consciente de la situación, tu nerviosismo y de tu incapacidad de expresión.
“Se te ha olvidado… e-eh, tu…tus ¿gafas? ¿Habías traído gafas?”
Ante tu lamentable invención para argumentar el por qué ibas en su busca, y tu evidente mueca de disgusto ante lo que acababa de salir por tu boca, Hoseok se dio cuenta de lo que sucedía. O creyó darse cuenta.
“No he traído gafas” -dijo, sin poder contener ya su sonrisa, aún insegura.
Dio un paso más cerca de ti.
“Ah. Yo juraba que sí… “ -evitaste su mirada, desviándola hacia el interior de tu casa.
“T/N, dímelo”
Cuando volviste a mirarlo, aunque traía un rostro más serio, en sus ojos podías apreciar cierta expectación.
“¿El qué?”
“Lo que escribiste en el papel”
Ya no daba cabida a que pudieses evadir el asunto, haciendo alguna que otra broma o formulando alguna respuesta sarcástica. Estabas contra la espalda y la pared, sin escapatoria ante la encerrona en la que tú misma te habías metido. Y todo por permitir que Hoseok hiciera de tu novio frente a tu familia… esto estaba añadido a la lista de errores que has cometido a lo largo de tu vida.
“N-no s-”
“T/n”
Un paso más cerca.
Cuando quisiste darte cuenta, estabais casi tan cerca como antes, cuando os habíais dado ese brazo que jamás olvidarías.
Tu pulso de nuevo se aceleró –bueno, en verdad nunca se había relantizado, a quién queremos engañar–. De nuevo ese ambiente pesado, esas miradas intensas que se iban intercalando entre vuestros ojos y vuestras bocas, ese ardor en vuestras manos queriendo sentiros mutuamente. Y al final, su mano no se pudo detener y se acercó a la tuya, dejando una ligera caricia en el dorso de la tuya, provocando que miles de chispas saltaran sobre tu piel a su paso.
“¿Mmm?” -entonó, en un tono grave y rasposo.
“Tú”
Salió como un susurro de tus labios; un susurro que llegó hasta los oídos de Hoseok, y hasta su corazón. No podía exteriorizarlo como quería, pero miles de cosas se estaban cruzando por su mente, sin control, a la vez que en su estómago tenía un revoltijo de mariposas chocándose entre ellas como tontas.
Cuántas veces había deseado estar así contigo, en ese ambiente tan íntimo que sólo vosotros podíais crear; con la libertad que había tenido durante esa noche de darte abrazos, cogerte de las manos y poder acariciarte como quería… aunque había sido “falso”, todo producto de un acting, para él no lo había sido. Nada de lo que había hecho lo había fingido. Finalmente estaba viendo que, quizá, para ti tampoco lo había sido, y eso era lo que le mantenía con esperanza y le estaba dando coraje para acercarse más y tocarte.
Tú estabas avergonzada, y no podías mirarlo a los ojos; mantenías la vista clavada en tus pies, mientras Hoseok acababa por atreverse y entrelazaba sus dedos con los tuyos.
“¿Yo?” -preguntó con un hilo de voz.
Verte así, tímida y avergonzaba, sólo le daban ganas de cogerte ahí mismo, abrazarte, no soltarte nunca, y atacarte a besos por toda tu cara diciéndote lo adorable que eras.
Hoseok alzó su otra mano, llevándola a tu mentón y elevándolo ligeramente para que vuestros ojos se conectaran.
Ahí dejó sus dedos reposar, y te atreviste al fin a dirigir tu mirada a aquellos preciosos y profundos ojos que escondían un deseo casi palpable.
“Nada de lo que he hecho esta noche lo he fingido, t/n” -siguió, con su sangre todavía hirviendo de valentía y coraje. “Ni un abrazo, ni simple caricia… nada”
Parada en el sitio, solo podías escuchar las palabras de Hobi, las cuáles estaban provocando que tu corazón rebotara contra tu pecho frenéticamente. Parecía un sueño… ¿al final la tontería de los papelitos era cierta? No creías en la magia ni en lo que prometía esa antigua tradición que hacías desde pequeña, pero ahora estabas comenzando a ver las cosas… distintas.
Su mirada, de repente, abandonó tus ojos, y se fijó en tus labios. Y esta vez la dejó ahí, sin ningún rastro de timidez en sus acciones. Su dedo pulgar, antes apoyado en tu mentón, cambió de posición y se dirigió ascendientemente hasta llegar a tu boca, acariciando con una dulzura extrema tu labio inferior.
Un escalofrío recorrió tu espina dorsal, sintiendo como todos los vellos de tu cuerpo se ponían en punta. Instintivamente cerraste los ojos, esperando el roce de sus labios sobre los tuyos.
Deslizó su mano desde tu labios, acariciando tu mejilla, pasando por tu cuello, y finalmente tomando como destino final tu nuca; creando así una sensual caricia que puso en llamas todo tu cuerpo.
Sin esperar más, y con tan solo un ligero empujón de su mano, acortó los centímetros que os separaban y atrapó tus labios entre los suyos. Dejando vuestras bocas conectadas afianzó su agarre, hundiendo sus dedos en tu pelo y deshaciendo vuestros dedos antes entrelazados para colocar la mano en el hueco de tu espalda y acabar de apegarte a él completamente.
Una vez hecho eso, comenzó a mover sus labios lentamente sobre los tuyos, perdiéndose en ellos y en el tan anhelado contacto. No podía creerse que te estaba besando después de tanto tiempo como amigos… Tendría que haberlo hecho antes.
Sin embargo, su corazón se paró por un segundo al ver que te apartabas.
Pero fue tan solo un segundo. Un segundo que te tomaste para verificar que esto era real, y no un sueño.
Inspeccionaste con las yemas de tus dedos cada facción de su rostro.
Dios… qué hombre.
No te creías que 1) eras su amiga, y lo habías sido por bastantes años y 2) que ahora te estaba besando. Algo bueno debías de haber hecho en tu vida pasada.
Karma supports you.
Con una confianza que hacía tiempo no habías sentido, cogiste su mano y, sonriendo pícaramente, lo arrastraste dentro de tu casa, cerrando la puerta detrás de vosotros.
Hoseok te miraba como si estuviese bajo un hechizo, o mejor dicho: tu hechizo. Totalmente embobado te observaba cuando colocaste tus brazos alrededor de su cuello y lo acercaste a ti, volviendo a conectar vuestros labios; ahora un beso más pasional y necesitado. Hoseok no podía dejar sus manos quietas, no sabía dónde ponerlas: en tus mejillas, tus hombros, tu espalda, tu… sí, ahí. Decidió que ahí estaban bien.
No pudiste evitar reírte cuando sus labios comenzaron a descender hasta tu cuello, donde ahora dejaba húmedos besos. Te hacía cosquillas.
“¿Qué?”
Sacó la cara del hueco de tu cuello, sonriendo de oreja a oreja. Tú sólo negaste con la cabeza, cogiendo entre tus manos su rostro y apoyando vuestras frentes. Esto era mejor de lo que nunca habías imaginado. Superaba todas y cada una de tus fantasías. Y las de él también…
Situó nuevamente sus manos en el hueco de tu espalda, mirándote desde arriba con ojos de puro amor. Dejó un beso en tu frente.
Otro en la mejilla.
Uno más en tu nariz.
Y en tus labios.
Luego miles de besitos sin control sobre cualquier punto de tu rostro, haciéndote reír mientras que él se derretía de ternura ante el sonido de tu risa.
Cuán satisfactorio ver cómo también su deseo se había cumplido.
Lo cierto es que no estaba pensando cuerdamente cuando te propuso hacerse pasar por tu novio en frente de tus padres. Se había dejado llevar por sus sentimientos; por sus ganas de querer experimentar cómo sería. Había sido una locura, encima delante de tus padres… pero, ¿se arrepentía? Si hubiese salido mal, como había creído cuando se había despedido de ti en la puerta de tu casa: sí, se habría arrepentido. Pero viendo cómo se había desenvuelto la noche, pensaba que no había hecho nada mejor en su vida.
Mucho tiempo había estado Hoseok “detrás” de ti, o sea, “lanzándote la caña”. Sobre todo las primeras veces que lo intentó más directamente, hará unos años, cuando se dio cuenta de que estaba empezando a sentir algo más que amistad por ti. Pero tú no respondías a las señales que él te mandaba, por lo que entendió que él no te gustaba a ti.
La verdad era que tú, en ese tiempo, no estabas pasando por una buena época y la mayoría de veces que quedabas con tus amigos o salías, estabas ausente –más allí que aquí–. Es por eso que él lo dejó de intentar, pero nunca dejó de sentir…
Pero esto… esto significaba que había valido la pena esperar –sin siquiera él mismo saber que había estado esperando–. Sólo sabía que a partir de ahora, muchas cosas iban cambiar.
“No vas a tener que decirle nada a tu familia” -dijo Hoseok, ganando de ti, por una vez más, tu tierna sonrisa.
“No… sólo que el año que viene me tomaré la tradición más en serio”
“¿Puedo participar yo también otra vez?” -preguntó, sonando en su voz la alegría que sentía por dentro.
“Creo que no vas a tener otra opción”
Reíste mientras lo abrazabas, y él te correspondía gratamente entre sus brazos, elevándote del suelo y sosteniéndote ahí, con tus pies en el aire.
Ahora, sonriéndote desde abajo, puso rumbo a tu habitación.
Hobi lo tenía claro. Mordiendo el extremo del lápiz, pensó simplemente el cómo formularlo para ponerlo en el papel.
Una vez ya tenía la oración clara, se quitó el lápiz de los labios para ponerse a escribir:
“Que esta noche sea real.”
Simple, pero con un sentido implícito que iba más allá.
Él tampoco creía en estas cosas; en que los deseos se hicieran realidad.
Dobló el papel y se acercó a ti por la espalda, rodeando tu figura con sus brazos. Logró ver lo que escribías y, aunque era en español, reconoció las letras que indicaban que su nombre estaba ahí escrito.
Con el corazón comenzando a latirle más rápido, se sumergió más en el calor que tu pequeño cuerpo le transmitía. Solo deseaba que no pudieses sentir su fuerte pulso...
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❝ so there’s this boy... ❞ / one.
○ muse: noe jungwoon. ○ partner: @ofjaemin. ○ trigger warnings: rechazo social.
❝ ¿por qué decidiste aparecer al aislarme aprender, y mis emociones esconder?
en el invierno más frío la calidez trajiste, en una esperanza cuasi perdida creíste y mi corazón de llamas teñiste. ❞
en el primer día de clases lo rodeaban rostros desconocidos y otros que no se había molestado en memorizar. el fin de semana de iniciación había evitado al resto de sus compañeros como le fuera posible, sin interés en la unión y hermandad que la universidad promovía entre sus estudiantes. al ser alguien cuyas amistades habían sido tan efímeras como su estadía en diversas ciudades y pueblos de la república, no se encontraba capaz de identificarse con la euforia de relacionarse con quienes serían sus compañeros por cinco años.
con el pasar del tiempo, los rincones de los salones se habían convertido en los lugares favoritos de jungwoon. estaba un tanto disgustado por el hecho de que el salón estuviera organizado como escalera, dejándolo casi igual de expuesto que el resto de los universitarios, mas decidió no darle importancia al notar que la mayoría prefería los asientos más cercanos al profesor. sus oscuras orbes y su expresión falta de amigabilidad podría haber sido un factor para su propio aislamiento, el cual agradeció hasta el comienzo de la clase. mejor dicho, hasta que él llegó.
entró disculpándose, ganándose un reproche por parte del profesor al interrumpir la clase cinco minutos después de que comenzara y terminando por sentarse en el extremo opuesto del escritorio que jungwoon ocupaba. había un asiento de distancia entre ellos, pero el joven se sentía más cercano que cualquier otro ser humano que jungwoon se hubiera cruzado en el día. ligeramente distraído por su llegada, se dio un minuto para estudiar al contrario. ong jisoo, así se había presentado frente al mayor frente al salón. no contaba con rasgos que destacaran, solamente su altura promedio ( o por debajo del mismo ), pero había algo en él que atrajo la atención de jungwoon. se encontraba desorientado, incapaz de hallar la razón para que sus pupilas no dejaran de observarlo, hasta que el joven se giró para verle.
fue una mínima interacción, un pedido de un bolígrafo para tomar notas y una sonrisa. se veía sincera, pura, sin intenciones ocultas – algo a lo que él no estaba acostumbrado. sin pronunciar palabra alguna respondió a su petición, sintiendo un interruptor dentro de él ser pulsado y encender algo en su pecho. la única comparación que jungwoon pudo encontrar aquella noche, mientras se acostaba mirando a la nada, fue la de una estufa encendiéndose en una casa que se había acostumbrado a pasar varias temporadas en un frío eterno.
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❝ noe jungwoon ❞, respondió. ya había pasado más de medio año desde el comienzo del año académico y estaba seguro que el más bajo sabía su nombre, por lo que le extrañó que se lo preguntase un día antes de que llegara el profesor.
aún se sentaba relativamente cerca de jungwoon, a veces en el mismo lugar que la primera vez, otras veces en el escritorio siguiente o en el que se encontraba un escalón más abajo. sin importar su asiento de preferencia, siempre lo saludaba con una sonrisa al verlo e intentaba conversar con él a pesar de las miradas de sus compañeros de clase. muchos habían querido acercarse a jungwoon en aquellos meses, fracasando y dándose por vencidos con el tiempo – jisoo se había convertido en el único que no se rendía, el único que había conseguido arrebatarle algunas palabras libres de engreimiento y sarcasmo.
❝ ong jisoo ❞, se presentó, confundiendo incluso más al joven de claros cabellos. no estaba seguro de qué buscaba con ello, mas asintió levemente con la cabeza y murmuró un ‘ lo sé ’ por lo bajo. fue otra sonrisa lo que recibió a cambio, causando un martilleo en el corazón de jungwoon al cual no parecía que fuese a acostumbrarse jamás.
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el fin de su primer año llegó junto con sus respectivas celebraciones, a las cuales jungwoon no se molestó en asistir. o ese era su plan, puesto que se vio obligado tanto por su figura materna como por su hermana pequeña. tras varias amenazas acompañadas por miradas de desaprobación, el joven estudiante tomó su abrigo y salió a encontrarse con sus iguales. expresiones de sorpresa y un ambiente arruinado por su presencia lo recibieron, lo que provocó que se aislara de todos hasta que olvidaran que estaba allí – funcionó, al igual que siempre lo hacía.
observó con ojos estudiosos a los demás estudiantes, examinando su comportamiento con desinterés, por el simple hecho de pasar el tiempo hasta que pareciera una buena hora para irse. así fue como su foco de atención terminó en una figura que era capaz de reconocer en cualquier lugar, riendo por lo bajo y pasando un buen rato con algunos de los futuros criminólogos allí presentes. su cabeza se inclinó hacia un lado, apoyándose contra la pared, al entrar en un profundo análisis del menor. se mantuvo en la misma posición cuando el susodicho decidió, luego de captar sus orbes en él, acercarse y ocupar el asiento frente a él.
requirió mucho esfuerzo el concentrarse en la conversación que entablaron, su mente dispersa en todos los detalles que captaban en los rasgos impropios. su cabello estaba ligeramente despeinado, algo que había categorizado como común en él al notar que no cambiaba con el pasar de los meses. su sonrisa variaba entre una pequeña, entre avergonzada y tímida, y una que ocupaba casi todo su rostro, como si acabaran de darle la mejor noticia de su vida. claro que la misma desaparecía ante los comentarios de jungwoon, el joven aprendiendo a no quedarse callado con cada conversación que llevaban a cabo, mas siempre terminaba por volver. sus ojos brillaban como dos estrellas que parecían lo suficientemente deslumbrantes para esconder cualquier rastro de negatividad – jungwoon se preguntaba si tenía algo que ocultar, si habían secretos de corazones rotos y crímenes pasados en el interior de jisoo como los había en su propio interior.
❝ es hora de que me vaya ❞, terminó por declarar luego de un silencio de un minuto entre ambos. no hizo caso a las preguntas del contrario y se limitó a pagar su escasa consumición antes de guardar las manos en los bolsillos de su pantalón e irse de aquél lugar. no quería seguir quitándole tiempo que podía pasar con sus amigos, no quería ser la causa por la que podría meterse en problemas al alejarse de la fiesta y acompañar a su pobre alma.
después de un mal día, haber visto su sonrisa a corta distancia había sido más que suficiente para que pudiera dormir en paz aquella noche.
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ya no habían asientos entre ellos. el segundo año trajo a jisoo más cerca que nunca, incluso llegando antes que jungwoon el primer día de clases. extrañeza fue lo que invadió al más alto, su mirada sin despegarse de la opuesta mientras ocupaba su lugar usual. no fue por elección que las palabras no salieron de su par, si no por la falta de ellas. debió verse demasiado fuera de lugar y tal vez un tanto intimidado, ya que el contrario amenazó con apartarse de su lado al pasar los minutos de tenso silencio.
❝ no ❞, carraspeó, apartando la vista del contrario y enfocándola en los libros que sacó de su mochila. ❝ está bien, no me molesta ❞, contestó, utilizando el volumen suficiente en su voz para que jisoo pudiera escucharlo. agradecía el aún estar usando la capucha de su abrigo, pues sentía sus orejas enrojecer de la vergüenza que sentía en aquél instante. solo se la quitó cuando el profesor entró y sintió la sensación desaparecer. aquél día se convirtió en la primera de muchas veces en las que se le dificultaría prestar atención a sus estudios, su mente inmersa en el perfil de su compañero y en aquella sonrisa que lo hacía sentir como la primer fogata después un eterno invierno a la intemperie.
#ofjaemin#keep in mind that this is very biased from the very gay pov of my very bisexual son#esto es 0 estéticamente placentero a la vista pero se intentó#ANYGAY enjoy ig estuve como dos horas y media con esto y salió decente so there's that#( selfpara: jungwoon. )#( jungwoon x jisoo. )
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Guía Corpse Party Rebuilt
Este es uno de los juegos más famosos, y se podría decir que esto también viene a causa de lo grotesco que es el anime de esta. En fin, este es un fanmade del juego original, este mismo intenta mejorar algunos aspectos del original. Es un juego largo y un tanto difícil de pasar, a pesar de esto es muy bueno y vale realmente la pena.
Datos importantes:
Género: Horror, Escape, Supervivencia, Misterio
Traducción: Memories of fear (versión en inglés)
Notas:
Este juego consta de 7 finales, se obtendrás de acuerdo a quiénes hayan muerto a lo largo del juego.
Los objetos se activan automáticamente
El final y algunos eventos del juego dependerán de tus acciones a lo largo de este.
Podrás manejar al personaje que desees solo cambiando el orden en el menú. De ese modo, en los screen voy a usar a Satoshi para su grupo y a Ayumi para el otro grupo, más bien para evitar confusiones porque el personaje de Satoshi y Yoshiki son demasiado similares.
Recomiendo examinar todos los estantes para encontrar las notas que te ayudarán para seguir.
Usé la versión en inglés, así que el nombre de los objetos pueden no ser similares a los que yo puse.
Este juego (más bien, el original porque este es un fanmade) contiene una versión mejorada, en este los gráficos son mucho más profesionales y se le agregan más personajes, de esta versión también existe un anime y un manga, en estos tampoco veremos solo a estos cinco personajes, más bien se les agrega otros cuantos más al grupo. Asimismo, a pesar de que la trama es similar, los puzzles y demás no son iguales.
Trama:
Unos estudiantes quedarán atrapados en su misma escuela, solo que en el pasado. Al parecer, esta escuela está maldita por un fantasma de una niña, a la que tendrán que librar de su desesperación.
Personajes:
Satoshi Mochida
Personaje principal, quedará envuelto en la maldición junto a su hermana, a la que tendrá que proteger.
Naomi Nakashima
Una de las chicas que también quedará envuelto en la maldición, formará parte del grupo de Satoshi, de quien aparentemente está enamorada. Se sabe que toca el piano aunque no lo parezca.
Yuka Mochida
Hermana menor de Satoshi, de quien también formará parte de su grupo. Desde el principio se mostraba temerosa y asustada por la situación.
Yoshiki Kishinuma
Otro estudiante que queda atrapado en la escuela maldita, este forma parte del grupo de Ayumi. No sé ustedes pero yo creo que tiene sentimientos por ella.
Ayumi Shinozaki
Es la representante de la clase, quien al parecer es fanática de las historias de terror. A pesar de esto, es de las que más aparenta tener miedo al verse en vuelta en esta situación. Forma parte del grupo de Yoshiki. Aparentemente está enamorada de Satoshi.
Escenario
Todo el juego transcurre en una escuela antigua, por lo que hay muchísimas partes destrozadas y desgarradas, lo cual será un inconveniente al acceder a algunas zonas. Me gustó como se las ingeniaron para separar a ambos grupos, uno viéndose obligado a ir por la zona de abajo y el otro grupo por la zona de arriba. A pesar de esto, se puede llegar a confundir la ubicación de algunos salones o habitaciones, debido a que todas las zonas parecen iguales (no sé si soy solo yo pero a veces me olvidaba cómo llegar a algún lugar en el que ya había estado).
Guía
Cuando te puedas mover, coge el pedazo de piso que es diferente al de los demás (en el salón donde estás). Sal afuera y baja hasta donde se encuentran unas escaleras, coloca allí el pedazo de piso que cogiste. Sigue adelante y entra al salón 2-4 (está seguido de una habitación a la que no puedes entrar) acércate a los huesos que se encuentran en el piso. Con Ayumi y Yoshihiki, salgan del salón y te darás cuenta de que no tendrás más opción que ir por el pasillo de arriba.
Sigan por la izquierda y al intentar irte saldrá una mancha de sangre por la ventana, acércate y un fantasma entrará al salón que está allí. Sube las escaleras y encontrarás una tabla en la puerta de un salón, agárrala. Ahora entra al salón de al lado, cuando salgas, sigue adelante y encontrarás una estrella para cambiarte con Satoshi y las chicas. Con ellos, regresa hasta el salón del comienzo y agarra el pedazo de madera (el que usaste al comienzo).
Acá se me pasó modificar para que Ayumi sea la que aparezca, así que tengan en cuenta que la escena de la imagen pertenece al grupo de Ayumi y Yoshiki.
Con Satoshi sigue adelante y coloca la madera en el hueco que está casi al lado del salón 2-4 (donde encontraste el hueso). Sigue adelante y ten cuidado con la cosa verde que hay en el piso. Ve por las escaleras y sigue para poder encontrarte con Ayumi y Yoshiki (solo que una grieta estará en su camino), ve al estante de al lado para obtener una llave prohibida.
Con la llave entra al salón 2-3 (baja y sigue por donde viniste hasta encontrar un salón con puertas cerradas). Verás un espacio que parece estar vacío, lee el cartel de la pizarra y camina hacia adelante del espacio vacío por uno de los pisos de al centro hasta que logres pasar por un camino invisible, da cuatro pasos a la izquierda, dos pasos arriba, dos pasos a la izquierda nuevamente y sigue de frente para abajo hasta llegar a la cosa brillante, obtendrás unos zapatos.
Intenta volver por abajo (no podrás seguir el mismo camino). Al salir, ve al lugar donde pudiste encontrar al grupo de Ayumi y automáticamente recibirán los zapatos, con estos podrás caminar por el veneno verde. Con Satoshi, sal de allí y baja hasta pasar el camino verde que antes no podías. Sigue el camino hasta llegar al baño.
Entra a los dos baños y examina los espejos en el baño de chicas, ve por donde viniste y Yuka te pedirá ir al baño. Al salir de la escena, vuelve por donde viniste y encontrarás una palanca de hierro, agárrala (por el mismo lugar donde Yuka te dijo que quería ir al baño). Con Yoshiki y Ayumi, baja hasta donde hay una enorme grieta, coloca las maderas sigue el camino.
Con Ayumi, entra al primer salón que veas (el 1-1) y coge los tablones que se encuentran casi en la esquina inferior izquierda, sigue adelante y colócalos en la grieta que se encuentra en el lado superior izquierdo, los que llevan a un estante. Sal del salón y vuelve a entrar, después de la escena, intercámbiate con el grupo de Satoshi. Con él ve por el área que está al lado de las escaleras (la que no podías pasar por el piso verde, no el camino del baño).
Entra a la enfermería y en uno de los cajones hallarás una especie de esfera de cristal. Con el grupo de Ayumi, dirígete al salón donde antes viste tu salón de clase real (segundo piso, primer salón), intenta entrar. Después de la escena (y cuando hayas regresado), sal del salón y mira el tablón de anuncios y vuelve con Ayumi.
Ve al lugar donde los dos grupos se pueden encontrar, el grupo de Ayumi les dará la estatua de mármol (la que te dio el fantasma en la escena anterior). Con Satoshi, ve a la zona donde estaban los baños, anda por la derecha y notarás que el pasillo se ha extendido, sigue el camino. Cuando estés frente a una mancha en la pared, examínala y usa la palanca de hierro.
Sigue por ese camino y entra a la única puerta que veas, coloca la estatua de mármol en la estatua del hombre. Sal de allí y se extenderá el camino, sigue adelante y después de la escena regresa a la habitación y consigue en el escritorio del director otra objeto para la estatua. Vuelve a colocar la estatua de mármol en la estatua del hombre y el otro objeto que conseguiste colócalo en la estatua de la mujer. Entra por la puerta que aparecerá, consigue la llave pequeña para el piano.
Sal de ese cuarto y sigue por el camino derecho, baja hasta llegar a un piano. Con Ayumi ve al incinerador (Cerca al salón donde se pintó un pizarrón de sangre que indicaba el salón 2-9). En el camino verde, avanza hasta el cartel del medio, este te hará caminar hasta el armario de la derecha, intenta volver para que la baldosa te haga caminar hasta salir de ese espacio (así podrás pasar al incinerador). Aprieta los botones en el orden de la imagen, si te equivocas empieza de nuevo. Al dirigirte a la entrada, el fantasma te dará una llave.
Vuelve por donde viniste para encontrar dos puertas juntas que estaban cerradas, con la llave abre la primera puerta. Estará oscuro, solo camina al costado de la pared que está más arriba hasta que encuentres el interruptor, cuando prendas la luz examina el escritorio para encontrar una cinta amarilla.
Vuelve al incinerador e aprieta los botones de la misma manera, examina el incinerado y usa la cinta amarilla. Escoge la tercera opción e ingresa al incinerador. Manejarás a Satoshi ahora, solo ve por las puertas que estén más arriba y que esté para adelante.
Cuando estés en el cuarto rojo con todo el grupo, ve al camino de arriba. En esa habitación, examina el cuerpo tirado. Después de la escena tendrás que escoger a tres miembros para que peleen contra el espíritu (Personalmente, recomiendo a Naomi, Satoshi y Ayumi)
Satoshi: Su ataque es muy buenos, no tiene ninguna clase de ataque especial pero creo que su ataque normal vale la pena.
Naomi: Presenta ataques especiales que son eficaces .
Ayumi: No tiene un buen ataque, pero la puedes usar para curar a los otros dos miembros o incluso revivirlos. También la puedes utilizar para que use los objetos que recogiste en el juego para curar los MP de Naomi.
No digo que obligatoria mente utilicen a estos, pero estos personajes son los que usé en todas las partidas que jugué y personalmente me vinieron bien.
Cuando derroten al fantasma, revisa la pared de la esquina izquierda superior y podrás salir de allí (Te recomiendo guardar antes de que salgas de allí). Ahora, ve lo más rápido que puedas al salón donde Ayumi y Yoshiki volvieron al mundo real. Cuando saltes, sigue de frente no importa lo que veas.
Finales
Depende de quiénes hayan muerto en el juego
Rango D-2
Yuka y Yoshiki mueren.
Con Satoshi, Yuka y Naomi; Satoshi no le debe gritar a Yuka en el salón donde se encontró al esqueleto.
Con Satoshi, Yuka y Naomi; Satoshi debe acompañar a Yuka al baño y salir cuando Naomi grite. Cabe resaltar que si Satoshi le grita a Yuka en el salón donde se encontró al esqueleto, Naomi la acompañará al baño.
Con Ayumi y Yoshiki, cuando atrapen a Ayumi en el laboratorio de ciencias, con Yoshiki intenta atacar al muñeco y cuando Ayumi te diga que pares, examina la parte gris de la mesa, prenderás el gas que quemará al muñeco. Pero no podrás salir con Yoshiki vivo.
Rango D-1
Yuka y Ayumi mueren.
Con Satoshi, Yuka y Naomi; Satoshi no le debe gritar a Yuka en el salón donde se encontró al esqueleto.
Con Satoshi, Yuka y Naomi; Satoshi debe acompañar a Yuka al baño y salir cuando Naomi grite.
Con Ayumi y Yoshiki, ve al laboratorio de ciencias y cuando el muñeco atrape a Ayumi, con Yoshiki sal de allí.
Rango C
Naomi muere.
Con Satoshi, Yuka y Naomi; Satoshi debe gritarle a Yuka en el salón donde se encontró al esqueleto.
Con Satoshi, Yuka y Naomi; Naomi debe acompañar a Yuka en el baño (si le gritaste a Yuka, no tendrás otra opción). Cuando Satoshi esté afuera esperando, lee el cartel amarillo.
Con Ayumi y Yoshiki, no ingresar al laboratorio de ciencias.
Rango B-3
Yuka muere.
Con Satoshi, Yuka y Naomi; Satoshi no le debe gritar a Yuka en el salón donde se encontró al esqueleto.
Con Satoshi, Yuka y Naomi; Satoshi debe acompañar a Yuka al baño y salir cuando Naomi grite.
Con Ayumi y Yoshiki, no ingresar al laboratorio de ciencias.
Rango B-2
Yoshiki muere.
Con Ayumi y Yoshiki, cuando atrapen a Ayumi en el laboratorio de ciencias, con Yoshiki intenta atacar al muñeco y cuando Ayumi te diga que pares, examina la parte gris de la mesa, prenderás el gas que quemará al muñeco. Pero no podrás salir con Yoshiki vivo.
Con Satoshi, Yuka y Naomi; Satoshi no debe gritarle a Yuka en el salón donde encuentran al esqueleto.
Con Satoshi, Yuka y Naomi, en la escena del baño Satoshi debe acompañar a Yuka y no salir cuando Naomi grite.
Rango B-1
Ayumi muere.
Con Ayumi y Yoshiki, ve al laboratorio de ciencias y cuando el muñeco atrape a Ayumi, con Yoshiki sal de allí.
Con Satoshi, Yuka y Naomi; Satoshi no debe gritarle a Yuka en el salón donde encuentran al esqueleto.
Con Satoshi, Yuka y Naomi, en la escena del baño Satoshi debe acompañar a Yuka y no salir cuando Naomi grite.
Rango A
Todos sobreviven.
Con Ayumi y Yoshiki, no vayas al laboratorio de ciencias
Con Ayumi y Yoshiki, no entres a ese salón que se encuentra aislado de todo (no sabría cómo llamarlo pero queda cerca a la enfermería).
Con Satoshi, Yuka y Naomi; Satoshi no debe gritarle a Yuka en el salón donde encuentran al esqueleto.
Con Satoshi, Yuka y Naomi, en la escena del baño Satoshi debe acompañar a Yuka y no salir cuando Naomi grite.
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