#igual todo bien con los chilenos che
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elbiotipo · 2 years ago
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es muy chistoso que los chilenos le llamen pascuas a la navidad, suena como una de esas herejías medievales raras, o capaz la iglesia ortodoxa chilena usa otro calendario que se yo
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zombelgress · 7 years ago
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Su héroe || ArgChi
Manuel sintió que su novio ponía algo en su mano izquierda, pero no podía apartar los ojos de la pantalla, aquella película bélica había captado completamente su atención, amaba todo lo relacionado con la milicia; por ello amaba con locura al submarín argentino que tenía por pareja, aunque ya le estaba cansando que jugara con su mano.
Molesto, apartó sus ojos de la pantalla para advertirle de que su paciencia no era ilimitada, pero entonces aquel rubio de ojos verdes esmeralda le robó un profundo beso que le alborotó la cabeza, no sabía si decirle mil garabatos o continuar con ese beso hasta quedar ambos sin ropas.
Al final solo abultó sus labios y volvió su vista a la pantalla.
Alzó su mano izquierda para acomodar sus cabellos, pero notó que había algo diferente en ella; trató de darle forma, pero la poca luz que había en la sala no le dejaba ver de que se trataba, pero de pronto se hizo la luz, su novio había encendido un velador.
—¿Qué me pusiste, weón? —Le cuestionó divertido mirándole por un momento, luego volvió su vista a su siniestra para por fin saber que tenía puesto, gracias a luz eso no fue un gran problema, y pronto sus ojos miel se llenaron de lágrimas.
—¿Te queres casar conmigo, che? —Preguntó su novio notablemente relajado pasando su brazo por sus hombros.
—Martín… rucio qliao… eso no se pregunta po. —Decía entre lágrimas el chileno mirando aquel anillo de compromiso en su mano. —Obvio que quiero, weón… Te amo, rucio. Te amo como te imaginai… —Respondió abrazándose con fuerza a su torso, era sin lugar a dudas el momento más feliz de su vida.
Esa noche Manuel se perdió en los brazos de su prometido importándole poco el mañana, si fuera por él, hubiera congelado el tiempo justo en ese mismo instante; ese instante cuando ambos se miraron a los ojos y no necesitaron palabras para decirse cuanto se amaban.
Pero el tiempo avanzó, y tuvo que verse despidiendo a su novio en el puerto de Mar de Plata. Martín, su prometido, pasaría nueve meses en alta mar, y al volver habían acordado casarse. Al menos se distraería planeado la boda en lo que esperaba su regreso.
Se abrazó así mismo mientras veía desaparecer a Martín en al ancho mar argentino, esa madruga marplatense estaba más fría que de costumbre, podía jurar que hasta un escalofrío le recorrió la espalda, y antes de poder notarlo, una lágrima se hizo camino por su mejilla derecha.
Secó aquella lágrima al notarla, y sonrió imaginándose como sería su boda. Ya era un hecho que sería en la playa, Martín volvería en noviembre, confiaba en que el clima sería lo suficientemente bueno para una boda al aire libre.
Los días pasaron, los meses por igual.
Y Manuel sonreía a más no poder, porque sabía que cuando el computador sonara, sería la última video llamada con Martín, porque cuando volvieran hablar, sería cara a cara, y por fin podría darle todos los besos y abrazos que en esos nueve meses había guardado para él.
—Solo me queda un patrullaje más en el ARA SAN JUAN que me dejara en Mar de Plata, por fin voy a poder hacerte el amor, flaco. —Decía el rubio con exagerada ilusión, Manuel no pudo evitar reír a carcajadas por el calentón de su novio, nunca cambiaba y así le gustaba.
—Te amo, rucio. —Le dijo por aquella pantalla led, Martín sonrió y con ojos de enamorado respondió con un “yo también” y tras unas palabras más, la comunicación debió ser cortada, debía abordar el submarino rumbo a la base naval de Mar de Plata.
Manuel se miraba sonriente a un espejo de cuerpo completo, el traje blanco para su boda le sentaba perfecto, al fin estaba listo. Sus amigos no dejaban de elogiarlo por lo bien que se le veía, pero a él solo le interesaba los elogios de hombre que se encontraba en alta mar, pero pronto estaría en sus brazos.
Su teléfono sonó sacándolo de sus pensamientos, lo atendió y tras escuchar unas cuantas palabras, cayó de rodillas en el piso llorando sin consuelo alguno.
Quería creer que todo era una pesadilla, que ese “perdimos contacto” era una simple falla técnica, que ni era algo para alarmarse, que ni debieron llamarlo, que ni debería estar llorando, pero una opresión en su pecho le decía todo lo contrario.
Las horas se habían vueltos tan largas como días, y los días tan largos como meses. Y entre más pasaban, más lejos de Martín se sentía, no quería apartarse de la costa de Mar de Plata, tenía la esperanza de que el submarino ARA SAN JUAN emergería de las profundidades y su argentino lo abrazaría y le diría te amo tantas veces como para cansarlo.
Pero dos semanas pasaron, y el ARA SAN JUAN jamás emergió…
Un capitán de la naval argentina pidió disculpas y dio su sentido pésame a las familias de 44 héroes.
Manuel sentía que todo pasaba en cámara lenta, que en algún momento iba despertar y encontrarse con Martín durmiendo a su lado.
Pero, Manuel no despertó…
Prendió una vela en un muelle; muelle donde aquel rubio le había pedido convertirse en el amor de su vida. Aún no podía creer, luego de cuatro años, que había aceptado. Tal vez fue el uniforme de Marín lo que lo convenció, pero…
Pero ahora ahí, estaba más que seguro que se hubiera enamorado de Martín aunque no hubiera sido Marín. Porque su rucio, era su rucio sin uniforme o con uniforme. Y por ese instante, como hubiera agradecido de que Martín nunca haya sido submarín.
Pero solo fue un instante, porque luego sonrío orgulloso entre medio de sus inagotables lágrimas; orgulloso porque sabía lo que se había esforzado Martín por llegar a donde había estado, y que después de él, lo que más amaba era la marina y a su país.
Era un héroe…
Era su héroe.
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Dedicado a los 44 héroes desaparecidos del ARA SAN JUAN.
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angelsumisa · 5 years ago
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Querí un auto?
Trabajando en esta mierda he podido aprender cosas, que dentro de lo mucho que odio estar acá, me han servido para evolucionar como persona y hacer algo lindo por mí. Les juro que dentro de tanta gente culiá, tantas weas que se adoptan como estilo de vida ‘’normal’’ en donde tu trabajo y los clientes están por encima de cualquier weá. Obviamente yo nunca adopté esto en mi vida y al principio yo creía que lo hacía por ser poco profesional, pero no weona, en verdad siempre he sido muy sabia, aunque francamente es porque me importaba (y me importa) un reverendo pico de 2 cm circuncidado. Cachai que en esta weá he visto de todo. Mi superviosa es muy parecida a mis tías, mamá, abuela, abuelo, tíos. Los weones son súper responsables, se golpean la espalda con un látigo si llegan 1 minuto tarde al trabajo, consideran que trabajar incluso si te estás muriendo es porque prácticamente vales oro y ni hablar de ‘’siempre ser la mejor’’ porque están a punto de hacerlo en escudo la weá.  Mi supervisora es una de las pocas cosas buenas de este trabajo, pero ella es un claro ejemplo de como el capitalismo te domina. La mujer no puede ser más simpática, alegre, positiva, buena y responsable. Atiende a todos los csm con una amabilidad culiá que no sé de dónde saca y weón su pega no es atender al público, ella tiene que ver otras weás en su computador mucho más estresante, pero cuando ve que hay muchas personas, ella sale y nos ayuda. Su trabajo es mucho más culiado que el mío porque cacha que si alguien se manda una cagada, se pierde algo o cualquier hueá, ella es la responsable. Literal puedo matar a un cliente con un cuchillo de carnicería y a la que llevan presa es a ella. Imagen vivir con semejante responsabilidad y aun así atender bien a los weones más insoportables y ser así de alegre. Ya, ya sé que muchos pensarían que obvio yo soy la amargada culiá que se queja de nada y que tengo que aprender de mi supervisora, pero aún falta cosas que contar. Resulta que a pesar de que ella sea una mujer muy simpática y alegre y la weá, obviamente como cualquier humano, vive estresada, cansada y nerviosa. No basta con que tenga que estar a cargo de tanto cacho, además tiene que lidiar con mis compañeras problemáticas, otros irresponsables, cahuines, malas vibras, etc. Les juro que yo no soy para nada una trabajadora estrella, de hecho, en el último tiempo llego muy atrasada y tampoco soy la más seca vendiendo, porque yo solo trabajo sábado y domingo (part-time), lo cual hace que mis posibilidades de ventas sean mucho menos, y en la semana estudio, así que con suerte logro llegar viva al trabajo. Pero mis compañeras weona, ctm las weonas desagradables y falsas weón. En verdad siento que esas culiás merecen un post completo porque hay mucho que quiero expulsar acerca de ellas y en serio es un tanto sorprendente. Afortunadamente las echaron hace un poco más de un mes. A raíz de este despido, nos quedamos solas con la supervisora en la tienda, ya que es una oficina pequeña. Yo trabajo solo fin de semana y esas weonas trabajaban en la semana y cada una 1 finde al mes conmigo. Como es de esperar, mi supervisora trabaja sola la semana completa haciendo ambas pegas. Cachai lo que es esa weá? Lleva siendo supervisora ene de tiempo, no le suben el sueldo, no la suben a jefa, sin mencionar que los computadores y todas las weas con las que trabajámos viven malas, eso significa que mínimo reiniciamos el computador 7 veces al día (otra importante razón de la enfermedad que me causa trabajar aquí) y pa más remate la tienen trabajando SOLA. Con-che-tu-ma-dre. Pasó que justo cuando echaron a estas culiás, yo estaba saliendo de vacaciones de invierno y solo porque soy buena y porque me da pena esta situación, vine dos días a la semana adicionales a mi turno del finde. CACHENSE esa weá, soy prácticamente un ángelito de godney. Con lo que odio venir csm y me quedé hasta el martes EN MIS VACACIONES. Me dieron con cuea 2 semanas de vacaciones. Francamente merezco un estatua y llegar tarde todo lo que resta del mes. Y si, obvio que me pagan esos días, pero les juro que me importa una hectárea de peos la plata culiá. No weona, no soy mediocre y no me sobra esa plata extra como para que yo prefiera quedarme en mi camita calentita sin escuchar a la gente culiá ni tener que reiniciar el computador culiado más de 7 veces al día, mi salud mental es mucho más importante. Literal prefiero hacer recorte de gastos antes de tener que venir más días a esta pocilga. Eventualmente rompo esa regla sagrada en casos como estos o en verano cuando necesito plata para irme de vacaciones. Pero en verano es otra weá po, tengo más días para descansar y hacer mis weás, en invierno me dan 2 semanas y no alcanzo a reponerme. 
Filo, la wea es que vine y como les dije, ella es muy alegre y weás pero siempre llega un momento en donde hay que ponerse firme, no crean que tampoco se hace la linda con los clientes cuando estos empiezan a gritar, nicagando, tiene que mostrar autoridad, pero ella prefiere chuparle las patas a los clientes aunque sean unos csm y aunque se esté meando, prefiere atender a los weones antes de que hacer pipí po weona. Les juro nunca la he visto almorzar tranquila, cada puta vez que he trabajado con ella, sale casi que la comida en la boca de la desesperación que le causa atender a la manga de weones, inútiles e incha pelotas que van a la tienda. Me ha pasado, que  aveces estoy sola o alguna wea y estoy comiendo y tengo que salir y atenderlos y saben que wea era tan urgente? sacar un papel en la máquina de AUTOSERVICIO (osea, que te tienes que auto servir a ti mismo) que es tan fácil como deslizar una tarjeta y listo. Cada cliente que necesita algo de esa máquina culiá yo me doy la paja de pararme y enseñarles como funciona pa que no webeen otra vez, porque la gente que va para allá es un 55% la misma de siempre. Adivinen. Todos los meses vienen, todos los meses les enseño la misma weá (que por cierto nadie me enseñó porque es aprueba de weones) y aún no aprenden a usarla, porque la weá es molestar. Mis compañeres, le hacen las weas a los clientes y se lo entregan en la mano. Mal acostumbrados a cagar los tienen po y por esa misma wea el chileno promedio está acostumbrado a que le hagan todas las weás porque son incapaces de ser auto suficientes. Chúpenla, chúpenla, chúpenla. Los odio. 
Cachai a lo que me refiero?, el horario de atención ponte tú es de 09:00 a 20:00, hay carteles de esa wea por todos lados. 19:55, llegan 5 weones a nada muy urgente, quizá uno que otro con algo que merita más tiempo. Se supone que lo correcto, lo que te enseñan en todos lados para ser un buen trabajador, es quedarte hasta las 20:30 para atender a esos culiaos que no fueron capaces de llegar antes. No. No weona, porque con esos 30 minutos me estoy ahorrando tiempo de oro para llegar a mi casa y no sentir que llegué, me lavé los dientes, me acosté, dormí 5 minutos y ya tengo que estar bañándome otra vez para volver a la oficina culiá o a la U. Si, son solo 30 minutos, pero muchas veces quedarte más de la hora hace que lleguen mas weones, te terminai yendo a las 21:15, que nunca es en punteli la wea, porque cuando dejai de atender, tienes que contar las tarjetas, sacar una hoja culiá para cuadrar todo, sacarte el uniforme,(muy lindo por cierto xd), y vestirte para marcar y por fin irte... al metro. Así que no, no me quedo por niun conchesumadre. Es más, yo empiezo a cuadrar 10 minutos antes, porque todos los días es lo mismo, de 17:00 a 19:00 no viene NADIE. Ahí estoy yo, aburrida, haciendo test de que tipo de completo soy según el país de Europa que me gusta más. A las 20:00 cierro y me voy, rezando para que al salir de la oficina haya gente con cara de ‘’atiéndame igual señorita’’ para yo decirles sonrientemente NO. 
Claramente mi supervisora nicagando haría eso. Literal cuando nos hemos quedado las dos trabajando hasta tarde, estamos cerrando la puerta de la oficina y llega un csm y lo atiendeeeeeeeeeeeeeeeeeeee, Después de cerrar, hacer todo el show de cuadratura, cambiarnos, marcar. WTF? ¿Que le pasa a la gente? weón ya es demasiado trabajar todo el puto día, como para que más encima retrases su llegada a la casa por un culiao que llegó a última hora. ¿Le han subido el sueldo por lo aperrada? No. ¿Le dan facilidades? ¿Le arreglan las weas de computadores y máquinas para agilizar el trabajo? ¿Están constantemente apoyándola y ayudándola ya que somos la única sucursal abandonada sin más gente aparte de ella? No, no y no. Y weon les juro que esto lo verán constantemente en muchos otros trabajos, porque al menos acá cuando he tenido que ir a otras sucursales a ‘’aprender’’ (osea a reemplazar), me ha tocado la misma situación. 
Cuando yo llegué teníamos una jefa, ella trabaja en el costanera center, entonces de vez en cuando tenia que ir pa allá (el infierno mismo) y trabajar con ella o de vez en cuando iba a mi sucursal a ver cosas de jefas con mi supervisora. La weona era otra esquizofrénica más con el trabajo. No me caía mal, pa ná, pero puta que era obsesiva con el trabajo. Claramente estas weonas están todas programadas para ser así. Todas las jefas y supervisoras y weás partiendo siendo promotoras de la weá, luego trabajando en la weá que hago yo y así fueron subiendo porque les dijeron (y no solo en la empresa) que la manera de lograr cosas, es dando la vida en el trabajo. Y nop, no es suposición, es literal lo que nos dicen en cada capacitación a la que voy. Hueona, en la primera capacitación literal nos dijeron que si queríamos tener un auto, viajes y departamento, lo conseguiríamos acá, que teníamos que dar el 150% de nosotros y blablablá. Obvio po weona, yo diría que un 300% y en 20 años más te subiremos 100 lucas el sueldo, porque claro ser supervisora es un cargo mayor, son 100 lucas más, wow. Si po, pero tení que estar a cargo de todas las weás, ganai un poco de plata sólo si todos los csm con los que trabajai vendieron y llegaron a sus metas (si, nos ponen metas) y probablemente dormir bien sea algo muy difícil de conseguir. No sé tú, pero yo prefiero estar tranqui, tener mmm no sé, vida? antes que esas 100 lucas extras.
La wea es que mi ex jefa, cuando yo llegué, hubo un finde en el que no había gente para trabajar conmigo y como yo era nueva no podia quedarme sola, entonces vino  ella a estar conmigo, y weón yo llegué a las 08:00 de la mañana a trabajar (en ese tiempo era muy puntual) y se suponía que nos habían dado permiso para irnos a las 19:00-20:00. La weona tipo 19:00 me dice: -’’Quedémonos hasta el cierre? (22:00)’’ y yo, que iba a decirle? es mi jefa, era nueva y puta, - ‘’ya’’ - le dije-. Sin mencionar que almorzamos como en 0,5 segundos. Me quería matar. Inaceptable la weá po. Trabajé de 8 am. hasta 22:00 pm. 14 putas horas.
A la larga, te das cuenta como estas personas y la mayoría de la gente en el mundo, piensa que debes dejar de respirar por el trabajo y que, a en un futuro, puedes llegar a ser ‘’alguien’’. Y con esto, no quiero decir que no hagan bien sus pegas o lleguen atrasadas como yo. Cuando uno firma un contrato de trabajo, la idea es intentar hacer tu trabajo lo mejor posible, dentro de lo sano, avanzar y cumplir logros y toda weá, obviamente llegar a la hora y ser alegre como mi querida supervisora, pero no llegar a punto de sentirte culpable por descansar, irte temprano, almorzar tranquila, ir al baño o aguantar la mala onda y poca educación de un cliente. No sé, es que piénsenlo. El sistema capitalista te quiere obsesionado con tu trabajo con la falsa promesa de tener plata. ¿Y el tiempo para disfrutar esa plata? ¿Y el tiempo con tus amigos y familia? Porque al fin y al cabo, los únicos que se llenan el hoyo de billetes son ellos. Con más horas abierta la wea de local en los 34783474094890 sucursales que hay SOLO en este país, día tras día.
Así que no, no me siento mal por descansar, tomarme mi hora completa de colación, por mostrar carácter ante los clientes y no sonreír inclusive si te están gritando con su tufo a pan con shansho. No weona, no me interesa tener un auto, mientras pueda tener tiempo para mí y apreciar el día, todo bien, aunque sea caminando.
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a-chan7w7r-blog · 8 years ago
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De peleas e insultos [ChiBol]
Capítulo 1
Su relación nunca había sido buena, nunca. Desde la época de la colonia Chile fue humillado por ser el país más pobre de la región, pasando por distintas etapas en las cuales su relación no mejoraba, e incluso en la actualidad se encuentra vigente una demanda a Chile por el tema del mar de Bolivia. Pero tratemos de centrarnos en la persona, centrémonos en Julio Paz y Manuel González.
Si bien en la epoca antes de la llegada de los españoles habían logrado una bonita amistad, todo aquello se había perdido, y es que ahora, en una junta de la O.E.A. (Organización de estados americanos) se les había pedido cordialmente por Estados Unidos —Que curiosamente es más maduro y responsable en estas reuniones que en las de la O.N.U.— Que mejoraran su relación por el bien de los dos.
No fue bien tomado por ninguno de los dos, y es que realmente se repudiaban, o al menos es lo que las demás naciones veían.
Decidieron fijar una reunión para entablar una charla entre ambos paises y dialogar sobre sus problemas, ambos serían acompañados por sus actuales presidentes, Michelle Bachelet y Evo Morales. Esto se llevaría acabo el mes siguiente en el palacio de La Moneda.
Pasado el tiempo, Bolivia llegaba junto a su presidente hasta la sala de reuniones de la presidenta chilena.
Comenzaron a dialogar sobre los problemas actuales de ambos paises, que principalmente sería la salida al mar. Pero pareciese que hubiese algo que les impidiera progresar, ya que desgraciadamente nunca se lograba llegar a nada.
La charla se prolongó más de lo deseado, y las naciones comenzaban a ponerse un tanto incomodas, Julio (Representante de Bolivia), Miró a Manuel (Representante de Chile) quién permanecía serio y firme, siendo tan respetuoso con las autoridades como de costumbre, y le sorprendía como es que permanecía tan sereno luego de recibir varios comentarios algo ofensivos por parte del presidente boliviano. Él ya hubiese estallado en la primera provocación. Quizás ahí había una gran diferencia entre ambos; uno era serio y el otro demasiado impulsivo. Claro que había cierto límite en la cual la paciencia de Chile se agotaba, y si bien no era tan explosivo como el boliviano, podía atacar muy bien con las palabras, bastante soeces a decir verdad. Pero al menos en esta situación no se llegó hasta aquel punto.
Finalmente, la reunión no llegó a nada, así que fue momento de retirarse. La presidenta chilena le pidió a Manuel que escoltara a Evo y Bolivia hasta la salida. Él aceptó.
En el camino no pudieron faltar algunos comentarios del presidente Morales que bien pueden ser tomados a mal.
-Que comportamiento tan ejemplar, Chile, comparado a como se te ve peleando con otros países con los que te topas, me has sorprendido- Dijo de manera desinteresada y algo despectiva.
-Bueno, se debe a que yo sé separar mi vida privada con mi trabajo como nación, algo que creo que debería mejorar Bolivia- Chile le respondió de la misma manera.
-¡Oye..!- Reclamó Julio.
Cuando hubieron llegado a la salida del recinto, procedió a despedirse, primero del presidente, y luego del Boliviano, al cual le susurró unas palabras al oído antes de que este se fuera. Chile volvió a su trabajo, y sabía que aquel día iba a ser bastante extenso.
Pasaron varios días bastantes tranquilos, demasiado para el chileno, que se la había pasado trabajando y casi no socializaba. Cuando al fin le dieron algo de descanso, viajó a Uruguay a ver a Sebastián Artigas, representante del país antes mencionado, que por ahora era uno de los países con los que mejor se llevaba. Otros eran Ecuador, México y E.E.U.U.
Tocó el timbre de la casa del uruguayo, fue abierta por Daniel de Irala, primo de Sebastián y representante de Paraguay.
-¡Hola Manuel!- Saludó alegre, como siempre.
-¡Oh! ¡Hola Dani! ¿Como estai'?
-¡Exelente! ¿Viniste a ver al Sebas?
-Sí, por el vengo.
-Pasa, está adentro junto a Martin y Luciano.
Manuel se detuvo.
-¿Martin?
-Si.
-Genial, lo que me faltaba.
Y el buen humor de Manuel se fue a la basura, no es que le cayera tan mal el argentino, es solo que algunas veces este puede ser muy molesto. Como casi una solución mágica, el chileno se cruzó de brazos amurrado -Sí, porque Chile en su vida privada puede llegar a ser infantil- Y entró a la casa de su amigo.
-Anda che, pero si es Manuelito, vení, tomate una cerveza- Martin, representación humana de Argentina, le lanzó una lata de cerveza a la cabeza de Manuel.
-Cuidao' weon- El castaño logró interceptar la lata momentos antes de impactar contra su cara.
-¡Manu! ¡Que bueno que viniste mi amigo! Ya te extrañaba- Sebastián salía de su habitación con los ojos rojos, probablemente había estado fumando nuevamente.
-¿Querés?- Le ofreció un cigarro de marihuana.
-No, ya sabí' que prefiero el tabaco.
-Sentante- Ofreció.
Manuel obedeció y se sentó en el mismo sillón que Martin, a distancia prudente.
-Pero Manu- Exclamó el rubio, alargando bastante la letra "A"- Pensé que ya estábamos en buena.
-Que estemos en buena no significa que me la pase pegado a ti- El chileno se terminó de una su cerveza- ¿Hay más cerveza?
-Acá- Luciano DaSilva, personificación de Brasil, llegaba con una gran caja de cerveza.
Tan solo pasaron unas horas cuando.
-¡Ay Martin! ¿¡Somos amigos o no somos amigos!?- Chile, bastante alcoholizado, al igual que la mayoría de los presentes, excepto Uruguay, el estaba "volado".
-¡Hay Dios, otra cerveza por los mejores amigos!- Daniel bastante emocionado abrazaba a Luciano y Sebastián a la vez.
-¡Sí!, mejores... Amigos...- Manuel se deprimió.
-¿Y a vos que te pasa?
-Es que yo... Yo... ¡Extraño al Ecuador, weon! ¡Eramos los mejores amigos! ¡Yo lo quería por la conshesumadre!- Y se puso a llorar en el hombro de Martin.
-¡Llorá, llorá, soltalo todo!- Argentina le daba palmaditas en la espalda.
El resto de la tarde y la noche se la pasaron de fiesta, a saber por que, que para estos cualquier excusa es buena, y no pararon hasta que ya no podían sostenerse en pie y cayeron al suelo inconscientes.
Al día siguiente todos estaban desparramados por toda la casa. El primero en despertar fue Sebastián, quien por obras del destino, despertó sin resaca, y tuvo que arrastrar a todos hasta la habitación de invitados.
El segundo fue Chile, que se levantó con algo de dolor de cabeza, y fue a dónde Uruguay, que se encontraba limpiando, y como el castaño oscuro es buena pesona, le ayudó. Cuando terminaron Manuel le pidió a Sebastián que lo acompañara a un café para conversar un tema privado.
-¿Qué es lo que sucede Manu?- Uruguay tomó un sorbo de su café.
-Necesito que me ayudes con Bolivia.
-¿Con Julio? ¿Pelearon otra vez?
-Parecido, lo que pasa es que ultimamente hemos estado muy conflictivos, y a un infiltrado que mandé a Bolivia me informó que era muy posible que pronto si esto no mejora podriamos entrar en guerra, así que por eso quería que me ayudaras a entablar una amistad con él.
-Uh, eso es malo- Uruguay dejó el café- Eso es malo. ¿Pero tú no tienes las de ganar?
-Si, las tengo, pero si esto solo fuera entre él y yo, porque si Julio va a pedirle ayuda a Perú y este acepta, cagué.
-¿Cómo?
-Perú en estos momentos tiene un armamento mucho mejor que él mio, y sin contar que sus soldados han mejorado bastante.
El uruguayo guardó silencio por unos momentos. Y luego habló.
-¿Pero de verdad es posible una guerra?
-Yo espero que no... ¿Me ayudarás?
-Todo lo que pueda- El de anteojos le sonrió y miró su vaso, que estaba vacío- Valla, se acabó, ¡Mozo, otro café por favor!
-¡Ah! ¡No grití' aweonao que me duele la cabeza!
-Lo siento.
-Mejor empieza a hablar...
Y se pasaron el resto de la mañana estuvieron conversando.
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Conste, esto tambien lo estoy publicando en wattpad, para no confusiones
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cubaverdad · 8 years ago
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Los libros prohibidos de la Feria
Los libros prohibidos de la Feria Las obras trascedentes siempre resultan peligrosas y eso bien que lo saben los censores Viernes, febrero 10, 2017 | Roberto Jesús Quiñones Haces GUANTÁNAMO, Cuba.- La Feria Internacional del Libro de La Habana y sus sagas provinciales serían un acontecimiento más importante si se realizaran debates donde todos los intelectuales cubanos pudieran participar sin exclusiones. Pero son proscenios amurallados donde sólo tienen cabida los escritores que jamás levantan su voz contra ninguna injusticia interna. Los discriminados y perseguidos de otras partes del mundo tienen su solidaridad, los de aquí no. Así que no es noticia —ni lo será— la exclusión de los debates y hasta la expulsión de la Feria de los escritores incómodos, esos que no encajan en los moldes establecidos para los "dóciles asalariados del pensamiento oficial", frase del argentino del gatillo alegre y el odio feroz. Más allá de las características de la Feria, donde hay más personas comiendo y emborrachándose que las que van a comprar libros y a participar en las actividades culturales, quiero detenerme en la intolerancia de la política editorial cubana. "Nosotros no le decimos al pueblo cree, le decimos lee" La frase es de Fidel Castro y pertenece a los primeros tiempos de su estado totalitario. Cuando la Imprenta Nacional de Cuba hizo aquella tirada masiva de "El Quijote", nuestro país inauguró una época luminosa para la cultura al poner a disposición de los lectores, a precios baratísimos, innumerables obras clásicas de la literatura universal. Ese esfuerzo, que se mantiene, fue y es loable, aunque también ha estado signado por prohibiciones y notorias ausencias. Disciplinas como la Filosofía, Sociología, Derecho, Política e Historia no recibieron igual atención que la literatura, aunque hoy, a 58 años del castrismo, todavía no han sido publicados autores ni obras de reconocido prestigio internacional porque los censores son quienes deciden qué debemos leer y lo publicado tiene que ser congruente con la política impuesta por el régimen. A ello se une la justificación de que Cuba no puede pagar el derecho de autor a escritores relevantes. En ese caso están los chilenos Roberto Bolaño e Isabel Allende, y los Premios Nobel Octavio Paz y Mario Vargas Llosa, de quienes se ha publicado muy poco, aunque quizás la exclusión de los últimos se deba a sus críticas al castrismo. En el círculo de espera aparecen también Gabriele D'Annunzio, Aldous Huxley, Milán Kundera, Boris Pasternak y Alexander Solzhenitsin. Las novelas "El estruendo y la furia", de William Faulkner, "El hombre sin atributos" de Robert Musil y la descomunal "Vida y destino", de Vasili Grossman tampoco han sido publicadas y continúan siendo desconocidos Karl May, Enid Blyton, Albert Camus y Heinrich von Kleist mientras se reeditan hasta el cansancio otros autores. Ni hablar de las literaturas europea y norteamericana contemporáneas. Y conste que estoy escribiendo a vuelo de mi declinante memoria pues si lo hiciera con un libro de historia de la literatura universal la lista sería inmensa. Autores y textos de marcada vocación democrática permanecen inéditos aquí, aunque el devenir histórico les haya dado la razón. Dentro de ese extenso grupo están Simone Weil, Nikola Tesla y Wendell Berry. Después de pequeñas tiradas hechas en 1960, en Cuba no han vuelto a publicarse "La gran estafa", de Eudocio Ravines, "Anatomía de un mito", de Arthur Koestler o "La nueva clase", de Milovan Djilas. Un libro extraordinario, "El hombre en busca de sentido", de Viktor Frankl, permanece inédito. A la lista se unen Erich Fromm, Ortega y Gasset y hasta socialistas como León Trotski, Antonio Gramsci y Ernst Fischer. A ella añadimos "Trece días", de Robert Kennedy, "Gabo y Fidel, el paisaje de una amistad", de Ángel Esteban y Stéphanie Panichelli y "Dios entró en La Habana", de Manuel Vázquez Montalbán. "El fin de la historia y el último hombre", publicado en lengua española por la editorial Planeta hace 25 años continúa fuera del alcance de los cubanos y sólo el año pasado, luego de más de cuarenta años de su publicación inicial, fue publicada "La gran transformación", de Karl Polanyi y esa obra cumbre de la literatura universal que es Ferdydurke, de Witold Gombrowicz, mientras Borges sigue casi inédito. Autores cubanos que han escrito análisis objetivos sobre el castrismo o memorias no autorizadas también están en la lista negra. Puedo citar en ella a Carlos Franqui, Dariel Alarcón, (el "Benigno" de la guerrilla del Che), Juan F. Benemelis con "Las guerras secretas de Fidel Castro", Juan Clark con su extraordinario libro "Cuba: Mito y realidad", Norberto Fuentes con "Dulces guerreros cubanos" y al comandante Huber Matos. Siguen proscriptos Antonio Benítez Rojo, Zoé Valdés, Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Manuel Granados y Eliseo Alberto Diego, de quien la gran mayoría de los cubanos desconoce su estremecedor testimonio "Informe contra mí mismo". Que no se publiquen estos libros y autores desmiente la tan cacareada tolerancia a la diversidad que hacen los principales personeros del régimen ante los incautos y otros que siempre están dispuestos a creerles. Y que no se publiquen libros reconocidos por la crítica porque no puede pagarse el derecho de autor me parece una verdad a medias. Si no se imprimieran tantos libros intrascendentes y se destinaran los recursos a obras verdaderamente relevantes el panorama sería otro. Los libros insulsos no hacen pensar y su destino está en los empolvados anaqueles de las librerías, los cucuruchos de maní y los servicios sanitarios. Los libros trascedentes siempre resultan peligrosos y eso bien que lo saben los censores. Source: Los libros prohibidos de la Feria | Cubanet - http://ift.tt/2lyw6mE via Blogger http://ift.tt/2kbUz3O
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latikobe · 8 years ago
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Los libros prohibidos de la Feria
Las memorias del comandante Huber Matos siguen censuradas en la Isla (screenshot)
GUANTÁNAMO, Cuba.- La Feria Internacional del Libro de La Habana y sus sagas provinciales serían un acontecimiento más importante si se realizaran debates donde todos los intelectuales cubanos pudieran participar sin exclusiones. Pero son proscenios amurallados donde sólo tienen cabida los escritores que jamás levantan su voz contra ninguna injusticia interna. Los discriminados y perseguidos de otras partes del mundo tienen su solidaridad, los de aquí no.
Así que no es noticia-ni lo será-la exclusión de los debates y hasta la expulsión de la Feria de los escritores incómodos, esos que no encajan en los moldes establecidos para los “dóciles asalariados del pensamiento oficial”, frase del argentino del gatillo alegre y el odio feroz.
Más allá de las características de la Feria, donde hay más personas comiendo y emborrachándose que las que van a comprar libros y a participar en las actividades culturales, quiero detenerme en la intolerancia de la política editorial cubana.
“Nosotros no le decimos al pueblo cree, le decimos lee”
La frase es de Fidel Castro y pertenece a los primeros tiempos de su estado totalitario. Cuando la Imprenta Nacional de Cuba hizo aquella tirada masiva de “El Quijote”, nuestro país inauguró una época luminosa para la cultura al poner a disposición de los lectores, a precios baratísimos, innumerables obras clásicas de la literatura universal. Ese esfuerzo, que se mantiene, fue y es loable, aunque también ha estado signado por prohibiciones y notorias ausencias.
Disciplinas como la Filosofía, Sociología, Derecho, Política e Historia no recibieron igual atención que la literatura, aunque hoy, a 58 años del castrismo, todavía no han sido publicados autores ni obras de reconocido prestigio internacional porque los censores son quienes deciden qué debemos leer y lo publicado tiene que ser congruente con la política impuesta por el régimen. A ello se une la justificación de que Cuba no puede pagar el derecho de autor a escritores relevantes.
En ese caso están los chilenos Roberto Bolaño e Isabel Allende, y los Premios Nobel Octavio Paz y Mario Vargas Llosa, de quienes se ha publicado muy poco, aunque quizás la exclusión de los últimos se deba a sus críticas al castrismo. En el círculo de espera aparecen también Gabriele D’Annunzio, Aldous Huxley, Milán Kundera, Boris Pasternak y Alexander Solzhenitsin. Las novelas “El estruendo y la furia”, de William Faulkner, “El hombre sin atributos” de Robert Musil y la descomunal “Vida y destino”, de Vasili Grossman tampoco han sido publicadas y continúan siendo desconocidos Karl May, Enid Blyton, Albert Camus y Heinrich von Kleist mientras se reeditan hasta el cansancio otros autores. Ni hablar de las literaturas europea y norteamericana contemporáneas. Y conste que estoy escribiendo a vuelo de mi declinante memoria pues si lo hiciera con un libro de historia de la literatura universal la lista sería inmensa.
Autores y textos de marcada vocación democrática permanecen inéditos aquí, aunque el devenir histórico les haya dado la razón. Dentro de ese extenso grupo están Simone Weil, Nikola Tesla y Wendell Berry. Después de pequeñas tiradas hechas en 1960, en Cuba no han vuelto a publicarse  “La gran estafa”, de Eudocio Ravines, “Anatomía de un mito”, de Arthur Koestler o “La nueva clase”, de Milovan Djilas.
Este es uno de los prohibidos en Cuba (foto del autor)
Un libro extraordinario, “El hombre en busca de sentido”, de Viktor Frankl, permanece inédito. A la lista se unen Erich Fromm, Ortega y Gasset y hasta socialistas como León Trotski, Antonio Gramsci y Ernst Fischer. A ella añadimos “Trece días”, de Robert Kennedy, “Gabo y Fidel, el paisaje de una amistad”, de Ángel Esteban y Stéphanie Panichelli y “Dios entró en La Habana”, de Manuel Vázquez Montalbán. “El fin de la historia y el último hombre”, publicado en lengua española por la editorial Planeta hace 25 años continúa fuera del alcance de los cubanos y sólo el año pasado, luego de más de cuarenta años de su publicación inicial, fue publicada “La gran transformación”, de Karl Polanyi y esa obra cumbre de la literatura universal que es Ferdydurke, de Witold Gombrowicz, mientras Borges sigue casi inédito.
Autores cubanos que han escrito análisis objetivos sobre el castrismo o memorias no autorizadas también están en la lista negra. Puedo citar en ella a Carlos Franqui, Dariel Alarcón, (el “Benigno” de la guerrilla del Che), Juan F. Benemelis con “Las guerras secretas de Fidel Castro”, Juan Clark con su extraordinario libro “Cuba: Mito y realidad”, Norberto Fuentes con “Dulces guerreros cubanos” y al comandante Huber Matos. Siguen proscriptos Antonio Benítez Rojo, Zoé Valdés, Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Manuel Granados y Eliseo Alberto Diego, de quien la gran mayoría de los cubanos desconoce su estremecedor testimonio “Informe contra mí mismo”.
Que no se publiquen estos libros y autores desmiente la tan cacareada tolerancia a la diversidad que hacen los principales personeros del régimen ante los incautos y otros que siempre están dispuestos a creerles. Y que no se publiquen libros reconocidos por la crítica porque no puede pagarse el derecho de autor me parece una verdad a medias.
Si no se imprimieran tantos libros intrascendentes y se destinaran los recursos a obras verdaderamente relevantes el panorama sería otro. Los libros insulsos no hacen pensar y su destino está en los empolvados anaqueles de las librerías, los cucuruchos de maní y los servicios sanitarios. Los libros trascedentes siempre resultan peligrosos y eso bien que lo saben los censores.
Los libros prohibidos de la Feria
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zombelgress · 7 years ago
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EL GUARDIÁN DEL CEMENTERIO
Había escuchado demasiadas historias sobre esos sombríos lugares de niño. Lugares que poco a poco pasaban a ser “viejos”, no por la infamia o el culto sino por la gente y el dinero.
Porque morir era un negocio en la actualidad.
Desde siempre había odiado ir a esos lugares, no por miedo porque no era un gallina, sino por sentido común; ¿quién querría ir a un lugar donde en su tierra había cadáveres?
Es curioso como luego los empezaron a embalsamar, y la tierra ya no tenía cadáveres, ahora eran muñecos; unos muy caros hechos con carne para la vista de los parientes que quedaban con vida y lo velaban.
Odiaba a los muertos.
Odiaba mucho más los cementerios.
Y ahora estaba ahí trabajando como sepulturero.
La vida era una ironía difícil de predecir.
Su padre fue sepulturero antes que él. Su abuelo solo había sido un muerto más en las épocas de cuarentena; y así empezó todo, con su adre enterrando a su propio padre de joven y siendo tomando como aprendiz en el oficio de la muerte.
A sus veinte tres años él seguía la tradición. Ahora la muerte pasó de ser un tema sacro para ser otro maldito oficio en la rueda económica del capitalismo. Uno redituable si consideraba lo que valía una parcela. Trabajando en ese cementerio desde hace cuatro años no podría pagarse ni el primer anticipo de lo que costaba yacer en aquellas tierras tétricas adornado en tiempo mejores con estatuas con finos portes angelicales o adustos ceños fruncidos dependiendo de la sección a la que te dirijas.
Y como todo negocio existía su parte aún más oscura, más profunda y mucho más llena de mierda.
En esas franjas oscuras y siniestras conoció a Manuel. Un chileno flacucho con el pelo castaño alborotado que con una sonrisa encantadora le hizo la proposición más espeluznante, enfermiza y a la vez con una promesa firme: salir de esa vida de mierda trabajando con muertos.
Cinco meses habían pasado de aquella oscura y tentadora propuesta, cinco meses donde ya había perdido la cuenta de cuantos cuerpos remplazo por ladrillos y basura. Nunca se imaginó que macumberos, necrófilos y narcotraficantes pudieran pagar tan bien por un simple “pedazo de fiambre” como él le decía de modo tan sutil.
A ojos de Martín el tema de preparar un cuerpo era complejo, y los químicos que se usaban en el proceso le hacían picar la nariz. Pero a ojos de Manuel no era más que un “corto por acá, corto por allá, limpiamos esto, y listo… solo falta un moño si lo queres hacer ver mejor”, le decía con esa sonrisa macabra y seductora que lo venía hace cinco meses trayendo loco.
En otra tarde noche casi noche, mientras se dirigía al subsuelo del cementerio donde se encontraba el castaño preparando los cuerpos. Sintió que algo lo observaba de lejos, sintió su corazón pesado y una terrible culpa presionando en su pecho, pero lo ignoró volviendo a pensar en el chileno y continuó su camino.
Y después de ya casi medio año, no aguantaba ver a Manuel solo en aquel horario casi nocturno. Y es así como en la madrugada de ese mismo día, mientras el chileno extraía los ojos azules a un cuerpo masculino recién llegado, se animó abrazarlo por detrás, sintió como el cuerpo ajeno se tensaba entre sus brazos. El castaño aclaró su garganta como esperando a que se explicara.
—Me gustas… me gustas mucho, boludo. —Susurró sobre su nuca, y al chileno se le revolvió todo en su interior, terminó tirando el ojo que había estado sosteniendo en su diestra. 
—¡Por la chucha, weón! ¡No nos van a pagar bien si el ojo está sucio! —Exclamó con su cara más roja que la sangre que ensuciaba la camilla donde yacía el cuerpo que estaba diseccionando.
—Como si no tuviéramos bastante plata, che. —Dijo rodando sus ojos, el castaño se dio la vuelta y tomó el rostro del argentino entre sus manos llenas de sangre y viscosidad ocular.
—¿Enserio te gustó po? —Preguntó con ojos brillantes, tan brillantes que Martín ni pudo quejarse que aquel espeso líquido de ojo estuviera ya por sus labios.
—Si, boludo. Me encantas. Me gustas así psicópata, ambicioso, siniestro, sádico… —Y la lista seguía, pero Manuel estampó sus cerezos sobre los ajenos, el rubio le atraía desde la primera vez que se vieron frente a una parcela gris algo agrietada, pero hacía poco que sentía que todo su podrido corazón solo le pertenecía al sepulturero de hermosos ojos verdes.
Martín empujó con su siniestra el cuerpo que yacía en la camilla para sentar al chileno sobre ella, poco les importa a los dos mancharse de sangre y uno que otro pedazo de carne humana, solo podían pensar en sus lenguas encontrándose y en sus manos explorándose mutuamente, pero entonces una pequeña toz los hizo pensar en otra cosa, porque si recordaban bien, eran los dos únicos vivos en aquel cuarto subterráneo.
—Che, todo re lindo esto, pero me alcanzas mi ojo, te sentaste sobre mi mano y no puedo agarrarlo. —Dijo el cuerpo de la camilla tratando de quitarse al castaño de encima de su diestra.
Manuel fue el primero en gritar bajando a los tropezones de aquella camilla, el rubio tardó en reaccionar, pero al hacerlo tomó el bisturí con manos temblorosas, pero el cuerpo de piel griseada y con una cuenca de ojos vacía, soltó una risa macabra y se levantó de la camilla agarrándose el estómago de tanto reír.
—¿Me tenes miedo? ¿Le tenes miedo a un muerto? ¿No están ambos acostumbrados a jugar con muertos y venderlos como un asado para el domingo? —Cuestionó con una ceja alzada con sus manos en su cintura. — Y a ver, pibe. Deja de amenazarme con eso, estoy muerto por si no lo captaste.
El rubio miró el instrumento médico que tenía en manos, miró al muerto viviente y salió corriendo junto a Manuel, pero los pasillos de aquel subsuelo del cementerio no estaban solos como debieran estar, sino que allí todos los cuerpos que habían vendido, mutilado y desechado; todos dirigiéndose hacia ellos, aunque sea arrastrándose si es que sus piernas habían cortado; como gusanos, si todas sus extremidades habían mutilado; y a puro instinto si sus cabezas habían subastado. 
Manuel y Martín gritaron al unísono, pero no pudieron escapar, todos los muertos los habían acorralado, y antes de darse cuenta habían comenzado a devorarlos vivos. El rubio gritaba y derramaba lágrimas de sangre no solo por sentir como sus extremidades empezaban a ser despedazadas, sino por ver a Manuel sufriendo al igual que él, en alaridos pedía porque lo liberen y que solo él tuviera que pasar por aquel castigo, pero nadie los escuchaba, como ellos jamás escucharon las suplicas de los cuerpos que vendían a su antojo.
Arrancaron sus lenguas, y arrancaron sus ojos, aunque primero lo hicieron con Martín, Manuel gritaba pidiendo por piedad; y la piedad llegó cuando las cuencas de sus ojos quedaron vacías, le hicieron comerse sus propios ojos antes de arrancarle la lengua como al rubio. Vomitó, y las heridas de su abdomen ardieron el doble por los jugos de su estomago.
Finalmente, los muertos metieron los torsos de Martín y Manuel despedazados en tumbas que llevaban inscritos sus nombres, y pronto fueron enterrados vivos. El cuerpo que antes había estado mutilando el chileno, se encontraba vestido con un antiguo traje de tanguero y bajo la sombra de su sombrero se ocultaban sus brillantes y tenebrosos ojos de zafiro.
—Se metieron con el cementerio equivocado, con mis muertos no se trafica, les di tiempo para arrepentirse… —Murmuró con voz ronca el ser antes de retirarse con todos sus muertos desfilando por aquel cementerio.  
Nota: El dibujo fue hecho por @dou-san <3 Los primeros párrafos fueron escritos por Nuriko Hamilton. <3 Oneshot hecho para actividad grupal del fandom ArgChi <3
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zombelgress · 7 years ago
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Nuevo compañero || GresLo (ArgChi Oc)
Gress resopló los cabellos que caían sobre su rostro, aquella semana la toca el turno nocturno en el aeropuerto de Ezeiza, así que por esos días tenía que vestir de traje. Se había comprado uno negro con camisa blanca que le quedaba muy bien a opinión propia, y debía quedarle bien a criterio de su novio también, porque al irse su chileno estaba colorado hasta las orejas, maldijo el no poder hacerse cargo de lo que sea que estuviera cruzando por la mente del astrónomo.
—Estamos casi sin perros, che. —Dijo su compañero tras desconectar el Handy, el pelinegro asintió abultó pensando en que no sería fácil aquella noche de trabajo y las siguientes.
Cansado, salió afuera del edificio a comer la comida que su novio le había preparado, la noche estaba muy fría, pero aún así era disfrutable el aire que soplaba en la ciudad. Calma, una que fue irrumpida por un perro grande bastante de abundante pelaje negro. Lo miró con aguados ojos y se echó a su lado con la cola entre las patas, a Gress se le volvió incomodo comer aquel taper de comida.
—Bueh, toma, qliá. Pero queda entre nosotros, Chelo me mata sin entera que te di lo que hizo. —Decía mientras le entregaba la mitad de la comida, el can enseguida se paro para comer moviendo su cola con notable felicidad. El corazón del pelinegro se oprimió pensando en cuando habría sido la última vez que comió.
Se levantó tras terminar de comer, entró nuevamente al aeropuerto y se dirigió a la sala detención de pasajeros; allí era donde hacían la revisión de equipaje de individuos sospechosos de portación de drogas, ahí mismo tenían una pequeña cocina y otro pequeño cuarto de descanso, además de un almacén provisorio de evidencia.
—¿Nuevo compañero? —Cuestionó otro agente de cabello castaño y ojos avellana, lo miró confundido y este hizo un gesto con su cabeza para que mirara a su costado abajo; acción que realizó y se encontró con el perro que antes había alimentado.
—Ni me di cuenta que me persiguió desde afuera. —Dijo poniéndose de cuclillas para acariciar la cabeza del canino negro.
—No, si estas siempre volando en el culo de tu chilenito, un día de estos te van volar la materia gris. —Comentó el agente entre divertido y molesto. Gress no respondió, sabía que Fernández hacía poco que había quedado soltero.
Los días pasaron, y el perro negro continuaba acompañando al cordobés en todas sus guardias nocturnas, él a cambio le traía alimento Pero se había negado a comer alimento para perros, así que le había tenido que pedir a su novio más comida excusándose con que solo tenía más hambre últimamente. Gracias al can, las noches se le hacían cortas y extrañaba menos a su pareja.
—Esto es el almacén de evidencias provisorio que tenemos en el aeropuerto, por la mañana se llevan todo a un almacén definitivo de evidencias de la federal. —Le contaba al perro mientras ordenaba las bolsas de narcóticos, tenía que clasificarlas por peso.
En una curiosidad, tomó una bolsa que contenía cocaína, y la abrió. Sacó con un papelito apenas un pellizco del contenido y se lo acercó al can; este, de lejos, percibió el aroma y estornudó tirándole todo el polvo blanco en la cara a Gress. Soltó una carcajada y se limpio, el perro lo lamió moviendo su cola.
—Tendría que ponerte un nombre. —Se dijo así mismo acariciando la cabeza del can. —Y Negro te pongo no más. —El perro ladró como de acuerdo con el nombre, el cordobés volvió a reír y continúo con su trabajo.
La cabeza del joven golpeó contra la mesa de interrogatorio, Gress había tenido que reducirlo al mostrar actitudes violentas hacia los agentes que lo habían detenido, aseguraba que no traía drogas, que era un error y que los denunciaría por maltrato a un civil. El cordobés, al igual que los demás agentes, estaban seguros que era portador de narcóticos, lo veían en su mirada, en sus movimientos precavidos y en el notable nerviosismo que hacía a su ceño arrugarse.
—Acá tampoco hay nada. —Informó, el agente Fernández habiendo revisado el último bolso del sospechoso.
Gress chasqueó la lengua, iban a levantarles un sumario si se habían equivocado; encima no tenían perro disponibles, se lo habían llevado a todos para un gran operativo en el partido de La Matanza. Tendrían que pronto aceptar su error, pero antes de que eso sucediera; el “Negro”, perro que cuidaba el cordobés en el aeropuerto, ladró la campera del joven detenido, cual había sido dejada en el sillón del lugar por él mismo.
—¿Qué le pasa al pichu? —Cuestionó un agente mayor.
—No sé, generalmente es tranquilo, por eso lo tengo acá. —Respondió Gress, extrañado con el comportamiento inusual del can.
El perro continuaba ladrando y gruñendo hacia la campera del detenido, y los agentes hubieran regañado al animal, sino fuera por los ojos de pánico que se instalaron en el sospechoso. Así entonces, el agente Fernández, tomó la campera y con una navaja de bolsillo, cortó un poco una de las tantas costuras de aquella prenda.
—¡¿Qué haces, conchudo?! ¡Te voy a denunciar! ¡Los voy a denunciar a todos, hijos de puta! —Gritaba el detenido tratando de zafarse del agarre de Gress.
—Oh, esto es cocaína. —Dijo de pronto Fernández con la hoja de la navaja cubierta por un polvo blanco.
—¿El pichichu reconoce el olor de la cocaína? —Preguntó sorprendido, el agente de mayor edad. —Gress… ¿vos le enseñaste? —Cuestionó ahora dirigiéndose al pelinegro.
El cordobés así tuvo que explicar lo que había hecho, maravillados, aplaudieron al can, quien parecía sentirse orgullo de su hazaña. Todo esto llegó a oídos del jefe de departamento, quien no tardó de emitir la orden para que el perro sea entrenado en la policía federal; pero, además, la orden consistía en que era obligatoria la presencia de Gress, ya que de ahora en más, sería su perro policía.
Por todo esto, es que esa mañana, luego de un mes en guardias nocturnas, llegó a su casa con el “negro” en el auto. No tenía ni la menor idea si a su pareja le gustaría tener un perro, encima tenían un gato, y el can no era muy pequeño que digamos. Se agarró la cabeza y se dio la cara contra el volante. El perro, en un gesto cariñoso, le puso la pata sobre la espalda. Gress rio sin levantar la mirada, el can era mejor compañero que cualquier agente del departamento antinarcóticos de la federal.
Bajaron del auto, Gress tomó aire y entró a su casa lentamente, tratando de no hacer ruido, capaz su pareja estuviera aún durmiendo. Pero el Negro tenía otros planes, entró corriendo, notablemente feliz, olió todo a su paso y se metió a la habitación principal donde habría reconocido el aroma del cordobés. Saltó a la cama, y lamió al chileno que dormía allí, seguramente, él también desprendía parte del aroma de su dueño.
—Basta… Gressy… Ya po… —Decía adormilado, el joven de cabellos castaños.
—¡Negro, basta! —Exclamó Grees al llegar al cuarto.
El perro no le hizo caso y se acostó en la cama apoyando su cabeza en el pecho del chileno, quien despertó y pegó un grito de horror al ver algo negro sobre él. Cayó de la cama y sentando en el suelo, el can volvió atacarlo con lamidas. Gress estaba asustado por los garabatos que le diría su pareja, seguramente iba a castigarlo. Pero, lejos de todo pronostico del cordobés, el chileno empezó a reír abrazando al can.
—Ya, me asustaste, perro aweonao. —Decía divertido jugando con las orejas del animal.
Luego de aquello, Gress le contó la situación del Negro. Chelo, apodo de su novio, felizmente lo acepto; incluso, se sentía más tranquilo de saber que su novio tendría un compañero fiel, que sin lugar a dudas daría hasta la vida por él. Ahora sería parte de su pequeña familia, pero el que no estaba muy de acuerdo con ello, era el gato de Marcelo que se encontraba pegándole en el hocico al pobre perro que solo quería olerlo.
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