Tumgik
#holitas como le va? <3
mortissez · 11 months
Text
p. ¿no has soñado cosas extrañas últimamente? @jjunho
Tumblr media
sus sueños eran extraños de por naturaleza, llenos de simbolos y señales escondidas, que logra descifrar más tarde cuando despierta. pero desde que habían llegado aquí se habían vuelto tétricos, con visitas de personas que no conoce que piden su ayuda, y escenas escalofriantes plagadas de muerte y penumbra. en su estado de inconsciencia le asustaban hasta despertarla de un salto. " ¿te refieres desde que llegamos aquí? soñé que todos en este lugar estaban muertos. y caminaba por los pasillos ensangrentados y los cadáveres aún frescos tirados en los pasillos. tal vez era un sueño premonitorio, he tenido de esos antes. " no lo creía realmente, pensaba que era un sueño influenciado por todas las cosas que están pasando, pero era gracioso considerarlo. " ¿qué has soñado tú? "
2 notes · View notes
umbraetmortis-rpg · 2 years
Note
En caso de enviar la reserva para un canon, ¿Es necesario hacerlo junto al PB? Por ejemplo, si yo deseo reservar a James pero aún no sé que PB utilizar y/o me gustaría consultar con administración antes de hacerlo, la reserva quedaría como James P. + contraseña?
En otro caso, si yo envió la reserva así pero alguien al mismo tiempo envía el casting, es la reserva la válida?
Y por último, noté que entre sus personajes hay Xenophilius pero no Pandora, que es uno de los personajes que me interesaba en cuánto me encontré su tumblr. :(
Muchas gracias de antemano por responder! Les deseo mucha suerte ya que manejar reservas con personajes canon tan solicitados puede volverse pesado.
Hola, holita.
Vamos por parte, descuida.
1.
No es necesario, lo lógico sería enviarnos la reserva del canon y comprobar que se ha reservado para ti antes de enviarnos una reserva de PB.
Ej:
James Potter + A nombre de Fulanito + Contraseña 1 + Contraseña 2
Que oye, resulta que fuiste el primer@, pues a continuación puedes enviarnos la reserva de PB mientras tienes además 24 horas para enviarnos el casting.
2.
En el caso que recibamos más de una petición por el mismo personaje, nos basaremos en el ask más rápido. Y seguro que Tumblr explotará, nos lo olemos. (?)
Pero, guardaremos los otros ask, en el mismo orden de llegada, porque al pasar 24 horas, si no nos han enviado el casting, el personaje volverá a estar disponible. Como también, puede ser un casting "no aprobado" . Es un casting, después de todo.
3. Si echas de menos un personaje secundario, puedes pedirlo y se añadirá a la lista, esto va para todos. Si deseas a Pandora, la añadimos en la lista ya mismo (:
Y gracias por comprendernos.
1 note · View note
roleradecorazon · 2 years
Note
¡Hola, holita, vecinita! Venía con una pregunta que no sé si me podréis resolver. La verdad es que estoy buscando recomendaciones de foros a los que entrar. No me gustan demasiado los de ambientación histórica y aunque he roleado realista, ahora busco algo más tipo fantasía o ciencia ficción. ¿Alguien puede hacerme una recomendación de foros o decirme dónde podría preguntar? No me importa si el foro es muy activo o poco. ¡Mientras tenga buenas tramas y buena gente me vale! ¡Gracias!
¡Buenas, Benjamino! <3 Perdón no haberte contestado antes porque he estado indispuesta por problemas personales, pero ahora que tengo tiempo para estar por aquí voy a responderte esta pregunta tan maravillosa que me ha halagado tanto. ¡Qué contenta me pone que me preguntes, en serio! ¡Muchísimas gracias! ♥
Me halaga que quieras innovar y buscar cosas nuevas, la verdad. El rol es eso: estar siempre buscando sitios donde quedarte que seas cómodos, con una buena comunidad y hacer tus tramas a gusto sin importar si los pbs son de físicos reales o físicos animados. Ojala el estigma y esa eterna guerra de los pbs se acaben y podamos rolear en donde queramos sea lo que sea; de hecho yo estoy en foros tanto pbs reales como animados y todos son una maravilla.
Bueno, que me enrollo yo sola, ¡perdón! Ahí te va unas cuantas recomendaciones mías según tu criterio y un par más según mi experiencia personal de un año ya.
1º. Ikigai. Me han hablado muy bien de este foro. Hay rol siempre, muchas búsquedas, unos buenos administradores y una comunidad volcada. Este foro se adhiere a lo que buscas: fantasía, Los pbs son animados, pero he visto de todo la verdad: desde artistas hasta personajes de anime. Yo le echaría un vistazo y quizá te pueda gustar. ¡De hecho yo quiero meterme! A ver si nos encontramos ♥
2º. Legado de Fodlan. Este no es tanto fantasía ni ciencia ficción, pero si te apetece medieval y con un instituto y mucha trama, este foro parece el ideal. Está basado en la saga de juegos fire emblem, pero no necesariamente debes de haberlos jugados. Es simplemente fantasía, medieval y con mucha trama interesante con reinos.
3º. Gran Siniestra. Fantasía y medieval puro. Le eché un vistazo en su momento y estuve a punto de entrar, y me arrepiento de no haberlo hecho. Es hermoso, y la skin una delicia. A mi me llama muchísimo la atención su lore y todo lo relacionado con su mundo. Quizá este es el foro que esté más ambientado a lo que buscas para cambiar un poco.
4º. Brave New World. Este es fantasía, pero ambientado en la época actual. Su ambientación es basada en el mundo de Hunter x Hunter, pero solo las bases. Es una comunidad pequeña, pero con muchísimo rol y muchas busquedas de grupos. La ficha es muy fácil de hacer y no te piden mucho, y enseguida encuentras rol y con una comunidad muy entregada.
5º, y este es el que más recomiendo: Tokyo Revengers Anarchy. Perdón que lo meta hasta en la sopa pero es que es mi foro predilecto. Es un foro basado en el mismo anime, pero como he dicho con Legado y Brave: no hace falta haberlo visto (eso si, si tienes tiempo te lo recomiendo mazo). Es un foro sobre pandillas adolescentes, mafias, policiaco y slice of life. Su ambientación es actual y basada en Tokyo, pero quizá puedas hacerte un policía corrupto, un pandillero bueno, etc. Además, la comunidad es HERMOSA y todos son muy buenos. Te lo recomiendo muchísimo, y ojala verte uwu
Y nada más, creo que me enrollé un montón, ¡lo siento! Si quieres hablar más puedes usar los mensajes directos que yo encantada de hablar. ¡Un saludo, Benji! ¡Y muchas gracias por todo!
Rolera <3
3 notes · View notes
hirelingscenario · 4 years
Text
VI
… ¿Holita? *quita polvo con el dedo*
Hola, hola… Soy horrenda y tardo mil años en actualizar, lo sé. Pero este capítulo es EXTRA largo para compensar. Además, como estoy encerrada por todo este drama del coronavirus, no tengo excusa para no publicaros otro más o menos (¡más o menos!) pronto. Lo siento, queredme como soy :(
Ya sabéis que cualquier petición tanto de este fic como de scenarios es siempre más que bienvenida <3
*
Sentía cómo me temblaban las aletas de la nariz. No quería montar mi numerito en medio de clase, pero estaba tan enfadada que tenía que cerrar los puños sobre mis rodillas para que no se notara que temblaban.
Había hecho una exposición mediocre. Desilusionada con mis fotos, me había limitado a pegarlas en el enorme panel de clase y tartamudear brevemente sobre en qué momento había tomado cada una.
La respuesta de mis compañeros en general había sido positiva. Algunos reconocieron a Amber, e incluso hubo un pequeño debate sobre cuál había sido la foto más bonita, con lo que al terminar mi exposición me sentía un poco mejor.
Pero en ese momento, con el aplomo que la caracterizaba, Yeleen estaba exponiendo sus propias fotografías. Contaba una pequeña historia con cada una de ellas, y su exposición estaba montada de tal forma que las fotos se iban sucediendo en gama cromática como avanzan los colores del día.
Pero lo que me molestaba era que, en el fondo de mi corazón, yo sabía que mis fotos eran mejores que las suyas. Su comentario en la habitación sólo había sido un intento mezquino de minar mi confianza en mi propio trabajo. Y había funcionado.
La gota que colmó el vaso vino cuando llegó a una foto de su propio reflejo en el espejo de su mesa. Sin pensarlo, me puse en pie y me largué de clase. Chani me preguntaba en susurros que a dónde iba, pero la ignoré. Ignoré mis cosas aun sobre la mesa, ignoré las que tiré al suelo al incorporarme, ignoré la mirada interrogante del profesor Zaidi y de algunos compañeros que se habían girado. Los ignoré a todos menos a Yeleen, que desvió la mirada cuando la fulminé desde el marco de la puerta.
No di un portazo, pero requirió todo mi autocontrol.
Caminé por los pasillos hecha una furia, sin saber muy bien qué hacer para calmarme. Intenté respirar hondo, pero no me servía de nada.
Me habían manipulado con un simple comentario. Joder.
Yo, que no soy de natural violenta, me descubrí dándole una patada a una papelera de plástico. Pero me desahogó un poco, así que le di una segunda patada sin mucho remordimiento. Luego una tercera.
–Espero que sepas que tenía mujer e hijos.
Me giré para ver a Castiel acercarse con una mezcla de diversión y sorpresa. Le lancé una mirada furibunda.
–Hoy no.
Por fortuna, el más malhumorado de mis amigos sabía cuándo bromear y cuando no.
–Eh, ¿qué ha pasado? – preguntó, borrando cualquier rastro de humor de su tono.
No sé si lo hizo por mí o por la papelera, pero la alejó discretamente con un pie mientras me ponía las manos sobre los hombros. Volví a inspirar hondo, buscando la forma de explicarle por qué me había pillado masacrando al honorable padre de una familia de contenedores de plástico.
–¿Alguna vez te han plagiado una canción?
Hubo un pequeño silencio.
–No­– reconoció­­–, pero creo que si lo hicieran patearía algo más que papeleras.
Una tercera inspiración y sí que empezaba a calmarme.
–No ha sido exactamente eso, pero…– lancé un bufido– No sé. Que soy imbécil. Y necesito comprarme un poco de confianza en mí misma.
–¿Te das cuenta de que primero te encuentro pateando una papelera y ahora no estás diciendo cosas coherentes?
Pese a mi cabreo, me reí. Castiel, cuyas manos seguían apoyadas en mis hombros, me hizo girar sobre mí misma y prácticamente me empujó hasta un banco.
–Tenía una práctica, para la que preparé unas fotos. Mi compañera de habitación hizo un comentario claramente para hundirme, funcionó, y en la exposición veo que ella también iba a poner fotografías– con un suspiro, la rabia en mi interior se fue apagando–. No sé, creo que todo es muy raro últimamente.
Castiel alzó una ceja.
–¿A qué te refieres?
Abrí la boca para intentar explicarme. Pero antes de terminar de coger aire, me di cuenta de que eran demasiadas cosas como para soltárselas de golpe a Castiel. Hice un gesto con la mano, intentando restarle importancia al asunto. Pero Castiel cogió mi mano en el aire y la detuvo, antes de mirarme a la cara.
– ¿Hall? ¿Raro?
Le miré fijamente. Había sido uno de mis mejores amigos en el instituto, y ahora en la universidad nos seguíamos relacionando de forma muy similar. Si bien con Rosa y Alexy sentía que la edad nos hacía alejarnos cada vez más, con Castiel sentía que había solidificado nuestra amistad. Era gruñón, un poco borde y, aunque no fuera culpa suya, vivía rodeado de una nube de fans que rozaban lo ridículas. Pero también era honesto, leal, y la clase de persona que te donaría un riñón. Así que decidí soltarle la bomba.
–Creo que sigo enamorada de Nathaniel.
–Joder…
Y luego la segunda bomba.
–Y que me tiro los tejos con un profesor.
–¡Halkatla!
–Y que Alexy y Rosa ya no me caen bien.
–Bueno, por fin.
Solté una carcajada, y Castiel también sonrió.
–Sabes que siempre me han puesto de los nervios.
Asentí, descubriendo que el nudo de rabia que me apretaba el pecho se había disuelto. Castiel estiró las piernas, y una púa de guitarra resbaló desde uno de sus bolsillos. La recogió y se puso a juguetear con ella.
–Si quieres mi consejo… Alexy y Rosa son un poco niñatos. Divertidos para un rato, pero quizás necesitas apoyarte en otras personas para las cosas serias. Si tu compañera de habitación necesita hundirte con comentarios, significa que tú puedes hundirla con tus fotografías.
–¡Hall!
Los dos giramos la cabeza para ver como Chani se acercaba hacia nosotros. Llevaba mi bolso entre sus brazos.
Castiel se inclinó hacia mí y bajó la voz para acabar:
–Y entre tus dos opciones, por favor, elige al profesor. Tengo una carrera que se puede arruinar si tengo que ir a partir piernas.
Fue a mí a quien le tocó alzar la ceja.
–¿Qué significa…?
–¿Estás bien?– Chani llegó a nuestra altura, con gesto preocupado.
Los dos nos incorporamos y cogí mi bolso.
–Ahora sí. Gracias por traer mis cosas.
–No te preocupes– se giró hacia Castiel y le sonrió–. ¿Le has dado serenata para animarla?
–Sí, pero le voy a mandar la factura con mis honorarios.
Solté otro bufido desdeñoso.
–Si acaso tendrías que pagarme tú a mí, Jesse McCartney.
Castiel me dio un golpecito cariñoso en el hombro.
–Tengo que irme– dijo–. Luego te escribo.
Se despidió con un gesto de la mano de las dos y se alejó. Chani y yo permanecimos en silencio unos momentos mientras él se alejaba, hasta que ella se giró hacia mí con una sonrisa traviesa.
–¿Luego te escribe?– preguntó con tono cantarín.
–No, no es eso– respondí– Somos amigos del instituto. Si me intento imaginar acostándome con él, me empiezo a reír de lo absurdo.
–Ah…– la cara de duendecillo de Chani pasó brevemente por la desilusión, antes de volver a centrar toda su atención en mí­–. Bueno, ¿me vas a contar qué te ha pasado?
Echamos a andar hacia la cafetería, mientras yo le contaba el comentario de Yeleen, mi reacción y sus fotos. Las dos nos pusimos de acuerdo en que era el mal personificado, pero Chani me dijo que no me iba a sentar bien regodearme en ello. Nos pusimos a hablar de nuestros propios trabajos, y para cuando nos sentamos en la cafetería, la honestidad de Castiel y la dulzura de Chani habían acabado con la mayor parte de mi malhumor.
Mientras Chani y yo tomábamos café, fui a sacar un pañuelo de mi bolso, y me di cuenta de que no estaba mi tarjetero. Maldije por lo bajo, porque ahí estaba la llave magnética de mi habitación. Y si bien lo último que me apetecía era volver a los ocho metros cuadrados que compartía con el peor ser humano del campus, no me quedaba más remedio que recuperarlo.
–Perdona, no me di cuenta de que me había dejado algo– se disculpó Chani–. ¿Quieres que vaya yo?
–Claro que no, encima de que me has traído mis cosas– me puse en pie y volví a pasarle mi bolso–. Se habrá caído al suelo, vuelvo en un minuto.
Afortunadamente, cuando llegué el aula estaba vacía, por lo que no tenía que explicarle al profesor Zaidi por qué me había largado en medio de su clase. Caminé hacia la fila donde me había sentado, pero ni en el suelo ni en las sillas encontré mi tarjetero. Estaba a punto de rendirme a tener que pedir una llave nueva cuando me fijé en la mesa de los profesores. Alguno de mis compañeros debió darse cuenta, porque además del tarjetero también estaba ahí mi estuche. Me disponía a abrirlo para comprobar que no faltara ninguno de los rotuladores absurdamente caros que me compraba sólo porque me gustaba estudiar con colorines, cuando mi móvil empezó a vibrar en mi bolsillo. Era demasiado pronto para que Chani me estuviera metiendo prisa.
Hey Quieres comer conmigo mañana?
Al principio pensé que sería Castiel, pero al abrir la conversación me di cuenta de que era un número que no conocía. Además, la foto de perfil era la silueta de un gato contra un ventanal al atardecer. Y Castiel era alérgico al pelo de gato.
Perdona, pero no te tengo guardado. Quién eres?
Guardé el tarjetero en el bolsillo de mi pantalón y salí de clase con el móvil todavía acaparando toda mi atención.
Por qué no comemos mañana y lo averiguas?
De pronto, mi cerebro hizo clic. Y mi estómago dio un vuelco.
Tendré que ir armada
Bueno, siempre que puedas deshacerte del cadáver…
Aguardé un momento, esperando que añadiera algo más. Pero tampoco quería que la conversación muriera ahí, así que decidí lanzarme.
De dónde has sacado mi número, Nath?
Te molesta que te escriba?
No Pero me sorprende
Si comemos mañana Prometo contarte a quién he tenido que extorsionar para conseguirlo.
Como no entendía muy bien la situación, decidí tentar a la suerte.
Y solo seremos tú y yo, o habrá invitados sorpresa?
Solo tú y yo. A no ser, claro Que quieras invitar a tu profesor el guapo.
Me reí, disfrutando más de lo que debería de ese comentario.
No sé, Nath. Le puedo pasar tu número directamente, si quieres.
Igualmente te tendría que invitar a comer como agradecimiento Así que acepta.
Sin esperar mi respuesta, me envió la ubicación de un restaurante, muy cerca del campus.
Tenemos reserva a las 2:15.  Hasta mañana.
Me pasé varios minutos de pie, con el móvil en la mano, esperando que Nathaniel volviera a conectarse para añadir algo más. No ocurrió, y aunque yo intenté restarle importancia, fui incapaz de pensar en nada más. No habría podido recordar de qué hablé con Chani el resto de la tarde ni aunque mi vida dependiera de ello. Tan enfrascada estaba en mis pensamientos que ni siquiera me acordé de tratar con desdén a Yeleen en la habitación.
*
A la mañana siguiente, sin embargo, sí que volvía a estar lo suficientemente calmada como para sentir rencor contra el cocodrilo de mi cuarto. Planeaba vengarme acaparando el baño hasta el último segundo, pero me llevé una desilusión. Cuando me desperté, Yeleen ya se había arreglado y estaba terminando de guardar las cosas en su bolso.
–Nos vemos…– se despidió, esquivando mi mirada y saliendo apresuradamente.
Sin nadie contra quién hacer la guerra, sólo me quedó mi siguiente batalla. ¿Cuánto quería arreglarme para ver a Nathaniel?
Al principio de nuestra relación, ponía mucho cuidado en arreglarme y verme mona cada vez que salíamos por ahí. Pero los meses pasaron, algunos fines de semana me quedaba a dormir con él y llegamos a un punto en el que dejé de luchar contra lo evidente. Si bien yo me despertaba con la cara grasienta y un aliento de dragón, él no amanecía siendo exactamente un modelo de Calvin Klein.
Pero las dos últimas chicas con las que le había visto eran extremadamente guapas. Al mirarme en el espejo y comprarme con ellas, me sentía como una especie de troll con peluca. Pero claro, tampoco quería llegar a nuestra cita como si fuera a una boda…
Finalmente encontré un punto intermedio poniéndome unos vaqueros con unas botas hasta la rodilla y una blusa negra, escotada pero holgada. Estuve a punto de pintarme los labios de rojo, pero no parecía lo más práctico si íbamos a comer.
A lo largo del día, Chani y Melody (Melody, de todas las personas) me dijeron lo guapa que iba, lo que aumentó mi confianza en mi aspecto. Me sentí un poco mal por siempre intentar mantener a Melody alejada, porque era evidente que era una buena chica, aunque fuera muy pesada. Así que durante la clase del señor Zaidi le pregunté si se quería sentar con Chani y conmigo, cosa que pareció agradarle tanto como sorprenderle. Cada vez que alzaba la mano como un cohete para responder a las preguntas del profesor Zaidi y se explayaba en sus conocimientos, algo muy pequeño dentro de mi alma se retorcía. Pero era la última clase antes de la hora de comer, así que aguanté de buena gana y me despedí de Chani y Melody con una enorme sonrisa.
Decía mucho sobre lo ansiosa que estaba por ver a Nathaniel que ni siquiera le prestara atención al señor Zaidi antes de salir prácticamente dando saltitos de su clase. De haberle prestado atención en ese momento, quizás me habría dado cuenta de que tenía junto a los papeles de su mesa un rotulador verde. Uno de esos absurdamente caros. De esos que al final no comprobé que estuvieran todos en mi estuche.
*
Llegué al restaurante unos cinco minutos antes de la hora. Cuando empecé a caminar hacia la puerta, vi que Nathaniel ya estaba ahí, sentado en la barra leyendo un libro. Sentí mi corazón acelerarse, pero me obligué a respirar hondo, eché un último vistazo a mi reflejo en unas puertas de cristal y caminé hacia él.
Nathaniel alzó la mirada. Durante un breve instante su gesto fue de sorpresa hasta que lentamente esbozó una sonrisa casi tímida que no le había visto nunca.
–Hola…– me saludó con voz tenue– No sabía si vendrías.
Aquello me cogió por sorpresa.
–¿Por qué no?
Nathaniel se encogió de hombros. Cerró el libro, de tapa blanda, y lo enrolló un poco para guardárselo en uno de los enormes bolsillos de su abrigo. Se puso de pie y llamó con un gesto de la mano a uno de los camareros.
–No lo sé. No respondiste, aunque supongo que no hacía falta…
Me resultaba increíble que después de haberlo acosado en el gimnasio aquel día, creyera que no iba a aceptar una invitación suya. Había algo tan vulnerable en su voz y en su rostro que sentí la necesidad de reconfortarlo.
–Eh, mírame– di un paso hacia atrás y señalé mi atuendo– ¿Te crees que me pongo estas botas todos los días? Son mis botas de “hoy me sacan a comer”. Cómo no iba a venir.
Conseguí que se riera, y su mirada volvió a tener un brillo travieso.
–Menos mal que no te las pones todos los días. Tendría que haber pedido cita con un mes de antelación.
–Dos– le corregí.
El camarero vino y nos llevó hasta nuestra mesa. Por primera vez me fijé en el restaurante. Tenía un encanto vintage, con todas las sillas diferentes y mesas de madera. En cada mesa había un pequeño florero de cristal de un color diferente, y el nuestro tenía lavandas, lo suficientemente pequeñas para que charlar por encima de ellas fuera cómodo.
–¿Por qué has escogido este sitio?– le pregunté una vez nos sentamos.
–Bueno, ya me ha quedado claro que los baozi no eran una buena idea.
Preocupada, alcé la mirada del florero, pero descubrí que su gesto era más bien burlón. Hubo un intercambio de comentarios irónicos, y de pronto la conversación empezó a fluir como si no hubieran pasado cuatro años desde la última vez que comimos juntos. Hablamos de libros, de series, de periodistas y fotógrafos, de museos… Me di cuenta de que por mucho que Rosa y Castiel lo pensaran, Nathaniel no había cambiado tanto. Seguía teniendo la misma sensibilidad para los temas sociales; se le seguía iluminando el gesto cuando hablaba de un libro que le había gustado especialmente; escuchaba con atención e interés mi conversación sobre fotografía, y preguntaba y aportaba al tema.
La comida fue copiosa: compartimos entrante, pedimos un primero y un segundo cada uno. Cuando llegó el segundo plato habíamos dejado de hablar de temas culturales y habíamos pasado a las anécdotas personales, y para cuando estábamos acabando el segundo yo ya me había atragantado de risa con cómo un día Blanca se había escapado y Nathaniel había tenido que perseguirla por el parque en pantuflas.
Tras pedir los postres, el ambiente seguía siendo distendido. Nathaniel y yo nos miramos a los ojos sin dejar de sonreír. Dudé si hacer mi siguiente pregunta, pero no podía levantarme de esa mesa y volver a mi vida habitual sin saber la respuesta.
–¿Qué es esto, Nath?
La sonrisa de Nathaniel se crispó un poco, pero no desapareció.
–Se llama alimentarse, Hall. Tienes que hacerlo todos los días para no morir.
Aunque entorné los ojos con fastidio, no pude evitar reírme.
–Sabes a qué me refiero…
Nathaniel se puso serio. Aun así, por sorprendente que parezca, el ambiente no se enrareció. Era la primera conversación importante pero cómoda que teníamos en todo ese tiempo. Guardó silencio unos momentos, mirando algún punto por detrás de mí, como si intentara poner en orden sus pensamientos.
–¿Sabes a quién le tuve que pedir tu número?– negué con la cabeza– A mi hermana. Porque de todas las personas con las que nos llevábamos bien cuando vivías aquí, no queda nadie a quien considere un amigo.
Me sorprendió que fuera él el que tocara ese tema, que yo no había sabido cómo abordar.
–¿Por qué?
–Hay cosas…– la voz de Nathaniel se apagó. De nuevo volvió a mirar a un punto indefinido. Ni siquiera parecía estar mirando algo dentro del restaurante, sino mucho más lejos– Muchas cosas que han cambiado. Casi todo. Y salvo Amber y Kim, todos los demás asumieron que, si mi entorno ha cambiado, la persona que soy también.
Llegó el camarero con los postres, lo que interrumpió brevemente el discurso de Nathaniel. Esperamos en silencio a que nos sirvieran y esa vez sí que posó su mirada y su atención en mí. Cuando el camarero se fue, ninguno de nosotros dos tocó su postre. Nathaniel se recostó contra su silla, sus ojos fijos en los míos.
–Me preguntas qué es esto, Hall, y no lo sé. Solo sé que quiero que me veas a mí. No la imagen que tus amigos tienen de mí.
Quería hacerle mil preguntas. Quería saber por qué todo había cambiado tanto, quería preguntarle por qué mis amigos me pedían que no me acercara a él, quería preguntarle si se sentía solo… Pero, si todavía lo conocía lo suficiente, me daba cuenta de que eran preguntas demasiado directas para hacérselas en ese momento tan vulnerable. Sabía que esa postura, recostado contra la silla con aparente despreocupación, no era sino otra estrategia para aparentar más seguridad de la que realmente sentía. Me incliné hacia él y cogí la mano que tenía apoyado sobre la mesa.
–¿Sabes qué es esto?– pregunté con suavidad– Somos Nath y Hall, comiendo hasta reventar y hablando de libros. Como siempre hemos hecho.
El gesto de sorpresa que esbozó removió algo en mi interior, y me di cuenta de que estaba condenada. Si había existido la posibilidad de que yo olvidara a Nathaniel y pasara de página, esa tarde comiendo con él la había borrado del mapa. Vi su rostro sorprendido, casi con miedo de creerme, y supe que seguía absurdamente enamorada de él. Independientemente de lo que él sintiera o no sintiera.
Sin querer forzar la situación, solté su mano y empujé su postre, una tarta de queso, hacia él.
–Y si no nos acabamos el postre, vamos a romper la tradición– advertí.
–Eso no lo podemos permitir– sonrió él.
*
Pese a mis protestas, Nathaniel se empeñó en pagar él la cuenta completa. No me emocionó ese gesto de rancia caballerosidad por su parte, pero tampoco encontré la forma de hacerle ceder.
Me acompañó de vuelta al campus, y nos estábamos despidiendo en la puerta de los dormitorios cuando me acordé de algo.
–Mierda– exclamé a media frase suya. Nathaniel alzó la ceja, desconcertado–. Tenía algo para ti… Un libro. Es la segunda vez que se me olvida.
Con un gesto que me aceleró el corazón, Nathaniel cogió un mechón de mi pelo y lo colocó detrás de mi oreja.
–Bueno… A la tercera va la vencida, ¿no?– dejó que el largo mechón de cabello le resbalara por entre los dedos, como había hecho la primera noche que nos volvimos a encontrar.
Intentando disimular lo satisfecha que me sentía con toda esa situación, yo también me adelanté para recolocarle un mechón de su pelo perfectamente desordenado.
–Hasta la tercera, entonces.
Le sonreí y sin esperar una respuesta, me giré para entrar en los dormitorios.
Cuando las puertas del ascensor se cerraron detrás de mí, una parte de mí no podía parar de rememorar cada momento de esa tarde. La otra parte ya podía escuchar la bronca que me iba a echar Castiel.
10 notes · View notes
wholoveschar · 3 years
Text
holitas, bueno hoy es viernes 10 de diciembre y el 12 tengo un paseo con piscina, se q va a ser imposible bajar de peso tan pronto pero voy a hacer lo posible para verme lo mejor que se pueda en el paseo, no quiero sentir que todos me miran por ser una puta gorda, voy a actualizar siempre que pueda, mientras tanto les dejo una foto de como estoy ahora <3
Tumblr media Tumblr media
0 notes