#guayos de futbol adidas

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El costo de mi felicidad

Pasamos toda la vida escuchando que el dinero no compra la felicidad. Por mucho tiempo pensé que eso era cierto, que la felicidad no tiene precio, pero al parecer ha sido otra de las cosas que el exilio me ha demostrado equivocado. 

Mi felicidad no solo tiene un costo, sino que es un gasto mensual, la he calculado en $91,667 al mes, lo cual da un total de $1.100 al año, lo que se traduce en dos pasajes de avion a Venezuela anuales.

Eso me cuesta a mi ser feliz, esa suma de dinero es lo que me hace a mi feliz. Desde el punto de vista del que los tiene es una felicidad muy barata, desde el que no los tiene, pues es una excesivamente cara. El punto es, que en mi costo-oportunidad, en mis utilidades o cualquier termino económico que ud quiera usar, esa cuota mensual, ni mas, ni menos es lo que necesito yo para ser feliz.

$91,667 al mes se pueden desarrollar en distintas historias. Por lo menos, podría gastar $22,92 mas a la semana en el mercado y asi no pasaria tanta hambre como ya acostumbro, o simplemente gastar unos $15 mas a la semana en el mercado, con lo cual tampoco pasaria hambre y asi tendria para pagar el taxi y no tener que caminar esos 4 km con 8 bolsas de mercado sobre los hombros. Cabe destacar que en invierno, gracias a la famosa teoria de la relatividad del señor de pelo blanco, esa distancia son casi 12 km.

Por ese mismo monto al mes pudiera comprarme una chaqueta mas abrigada para afrontar el invierno y dos pares de zapatos el siguiente mes, unos para vestir mejor al trabajo y otros para darle descanso a los famosos Adidas Samba que tanta pata han llevado. Pudiera comprarme unas 4 camisas Calvin Clein y asi no usar las mismas 6 cada semana en el trabajo. Unos guayos nuevos o unas canilleras que me cubran por lo menos un octavo de mis canillas. Guantes que si cubran del frio y porfin unas orejeras que ya el pobre Carlos Soublette esta cansado de estirar sus hebras para proteger mi capacidad de sacar canciones en el piano. 

Por esa cantidad pudiera darme el gusto de comer en restaurantes por lo menos una vez a la semana, probar los distintos sitios de la ciudad que tanta agua me han hecho la boca, o sinos vamos a un aspecto mas “lucrativo”, me alcanzaria para llevar a dos señoritas al mes a alguna cita romantica en el barrio italiano comiendo pasta al buen estilo de Reina y Golfo. Por lo menos una vez al fin de semana pudiera salir a rumbear y con esos gastos regresaria a casa con una señorita nueva cada noche.

Cada 3 meses cambiaria de telefono, hubiera viajado por los Estados Unidos y ya hubiese arreglado mi bicicleta. Tuviera un escritorio mas grande en mi apartamento y un televisor con directv. Entre otras cosas, podria definitivamente dejar de comprar la marca mas barata de arroz en el mercado.

Pero de todas esas cosas que me “privo” ninguna se compara con el placer que me da el resultado de mi inversión mensual. Ademas, de las cosas de esa lista que de verdad me gustan, el futbol me ha dado unas cuantas y de gratis.

$91,667 al mes se consiguen en mudanzas los fines de semana, limpiezas de baños, recogidas de nieve, correcciones de examenes y agarrar todos los domingos dos trenes a Southborough a dar clases privadas de matematicas a una niña de 14 años y se transforman en 24+ horas moviendote por distintas latitudes y longitudes, durmiendo en posiciones incomodas, pasando servicios aduaneros amargos y comiendo media comida con agua para pasar el hambre. El resultado; un oceano de sentimientos, emociones y sensaciones tan hermosas que ni la musica del mismisimo Orfeo pudiera expresar.

$91,667 al mes me dan a mi horas con mi familia en mi tierra. Esa es la cuota que tengo que pagar para sentir el peso de mi hermana al abalanzarse a mis brazos de la emocion, esa sonrisa de mi papa que siempre termina con un beso en la mejilla disimulado y ese abrazo incomodo de mi mama tratando los dos de ocultar que estamos felices de vernos. Es ese brinco de euforia de Pluto al verme y ese estrechon de mano que me doy con Leo y Jose Daniel donde en realidad nos decimos “Te extrañe marico”. Esa amable sonrisa de los vigilantes de la residencia al saludarme que genera esa calida sensacion de ser bienvenido. La linda expectativa de salir a la calle y saber que te encontraras con alguien, con quien sea, a lo mejor alguien que no has visto en años pero se saludaran con el amor de siempre. Pero es que hasta los perros de la calle se ven mas alegres. Despertar en la mañana y ver la ciudad aun cubierta del rocio mañanero, con las luces opacadas por la neblina, el olor a preticor impregnado en el ambiente y la brisa de la sierra acariciando tu piel. El saber que puedes conseguirte, asi sea de lejos, a las “tres hermanas favoritas” y sonreir porque sabes que estan bien, sonreir porque tuviste la oportunidad de verles una vez mas. Ahh que lindo este año cuando esa cuota mensual me permitira ver dos cosas que desde hace años estoy privado; la Pasion Viviente de la Parroquia y un Estudiantes-Tachira. 

En fin mi estimado lector, ese es el precio de mi felicidad, esa cuota mensual de $91,667. Miles y miles de paginas pudiera escribir sobre lo que siento por gastar esa cuota al recibir el producto, pero hoy hasta aqui llega mi inspiracion, en parte cortada por la emocion del juego Venezuela-Mexico del clasico mundial de beisbol, en parte tambien por la soledad de las noches de invierno, pero en parte tambien por el hecho que quiero dejar de escribir para acostarme a imaginar las cosas bonitas que me ha dado la vida. No se si $91,667 al mes sea mucho o sea poquito para ud, pero hoy en dia, para mi es mi vida.