Aquella tarde en Panamá mantiene viva mi esperanza en un final feliz. Antes de partir mi madre me había entregado una bolsita de tela transparente con adornos dorados, cerrada con un hilo del mismo color. Adentro había trece monedas de un peso mexicano, moneda nacional.
Creo que fue un trece de junio, día de San Antonio.
Cada año mi madre me hace esta ofrenda para que pronto pueda encontrar un buen esposo. Diríase que en estos tiempos, que a estas alturas de mi vida, que después de mi historia personal, "encontrar un buen esposo" ya no tendría por qué ser tema de preocupación. Soy una mujer con una carrera, con un buen trabajo, saludable y llena de pasatiempos hermosos. Me encuentro bastante satisfecha con mi vida en general, pero es cierto que uno de mis sueños ha sido siempre tener "un buen esposo". Un compañero de vida. Esto no significa que no aspire al éxito profesional y a la realización personal. No son mutuamente excluyentes. Tampoco es que tenga realmente prisa. La única prisa que podría tener es mi condición humana, pues si decidiera tener familia, la biología comienza a apremiar. Ya tengo treinta y a los treinta y cinco empieza a ser peligroso. Sin embargo no puedo ponerme a analizar y mucho menos tomar ninguna decisión hasta que no me encuentre en el momento adecuado, con un esposo amoroso y dispuesto a tener familia, en pro de la seguridad emocional que yo no pude tener como hija.
No me avergüenza decirlo, ni siento que me quite "empoderamiento". No soy feminista ni compro su discurso de igualdad. Lo divertido de esta vida es precisamente que hombres y mujeres somos diferentes. Que en general las personas son diferentes, y que dentro de nosotros hay una parte, un principio femenino y un principio masculino, y que esos principios nos vuelven física y psicológicamente diferentes (que también puede ser independientes del sexo biológico), y que es esa diferencia lo que hace que el principio de generación cobre sentido, que haya Trinidad, que el uno más el dos formen un tres, un tres que sea mejor que los dos individuales.
Pues bueno, era junio de dosmildiecinueve y yo tenía un saquito de monedas. El gesto de mi madre me parecía encantador, divino, místico.
Guardé el saquito de en mi cajón de la mesa de noche junto al gatito de tela morado que huele a lavanda, sintiendo en cada rincón de mi alma el flujo del ritual. Pues era todo aroma, brillo y amor de madre.
Antes de dormir ella me dijo: "no olvides hacer tus oraciones y pedirle a San José que puedas encontrar un buen hombre que te ame". Me conmovió de verdad y me entregué al sueño mientras llovía sobre mis mejillas.
Y el mes siguiente yo volé a Panamá. Era Julio ya y llovía en el Casco Antiguo mientras cenaba cosas preparadas con yuca, que nunca había probado, con el matrimonio que me recibió allá, Carlos y Lelys.
Eran personas muy amables, tranquilos y agradables, de aproximadamente sesenta años, cuyos valores familiares parecían ser fuertes y sanos.
Recorrimos un montón de Iglesias de distintos estilos arquitectónicos y tomé fotografías porque sí iba de trabajo, pero no podía perderme de conocer una historia que no era ni tantito mía y quería compartirla. Algunas de esas iglesias se me quedaron presentes, sí por lo distinto de sus construcciones y estilos, pero también por los detalles, por la historia fantástica que tejí después a partir de esos recuerdos y la felicidad del presente que viví en septiembre de ese año.
Visité la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, construida en 1680. El techo parecía estar sostenido por unas columnas de madera delgadísimas que me hicieron dudar que existiera la graveda, la masa o el peso y como nunca vi nada parecido guardé fotos detalladas de esas columnas y del techo de madera para preguntarle a algún experto cuando se diera la ocasión. Yo sin saber nada de arquitectura aún hoy, en mis felices circunstancias, dije que me parecía "un techito de dos aguas hecho de palitos de madera" oscuros, delicados y finos, ligeros en apariencia, para no desentonar con las sencillas "patitas" que lo mantenían en pie, a metros y metros sobre nuestra cabeza. Y a modo de corona descansaba en una plataforma, un órgano color caoba, brillante y orgulloso.
También recuerdo bien la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, que se parece mucho a mi iglesia favorita de México, el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, en León Guanajuato. Sin embargo está iglesia se construyó en los años cincuenta, blanca por doquier, llena de vitrales, estilo gótico o algo muy parecido.
La catedral Santa María la Antigua. Blanca, pesada, sobria, preciosa, sin detalles recargados y con un piso de baldosas que me recordó a un tablero gigante de ajedrez. Se construyó también por allí de 1680 y tardó más de cien años.
Y sé que visité y recorrí varias parroquias y construcciones más pero lo que me interesa contar es que al entrar en alguna de estas, y ya no estoy segura de cuál, me adelanté para seguir tomando fotos. Entré antes que Carlos y Lelys, por la tercera puerta de izquierda a derecha que encontré en el atrio y me quedé observando el techo, como siempre que entro a cualquier templo, porque no puedo evitar buscar en las alturas porque sé que su intención siempre es llegar tan alto como se pueda para tocar la divinidad. Entonces Lelys se puso junto de mí y me dijo: "entraste por la puerta de San José, es él quien te recibió en esta iglesia, es una gran bendición, hay quien dice que pronto encontrarás un buen hombre que sea tu esposo". No había ningún motivo, no le había contado nada, solo nació de ella decirlo y yo estuve feliz de relacionarlo y darle un significado.
Las monedas de mi madre me cayeron sobre la cabeza (figurativamente hablando), y sí, me agarré a mi tradición e incluso hice alguna oración para solicitar la bendición, para pedir que fuera verdad, y volví de Panamá con esa esperanza.
Y entonces llegó a agosto, y conocí a José, un José que me ha llenado la vida. Volví a Panamá Aunque solo de paso, pues en realidad me dirigía a Brasil. Y le escribí en Panamá, y le escribí en Brasilia. Y todo lo que deseaba era volver a México para encontrarme con él.
Y quizá fue pronto, pero para septiembre ya estaba enamorada.
No sé si este José sea el mío, jamás le preguntaré. Pero sí hubo una anunciación, y ángeles que bajaron del cielo, o alguien con alas en las sandalias. O sueños, o premoniciones.
Y me gusta pensar que todo me condujo a él. No sé qué va a pasar. Pero mientras pasa, o no pasa, creo que la magia existe y que todo nos conecta.
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Gravedad frente a la tensión de la fuerza
Gravedad frente a la tensión de la fuerza
Fuente: Pixabay
En el ámbito de la física, se denomina tensión a la fuerza que es ejercida mediante la acción de un cable, cuerda, cadena u otro objeto sólido similar. … Dado que la tensión es una magnitud de fuerza, la misma se mide en newtons y siempre es medida en dirección paralela a la cuerda sobre la que se aplica. Fuente Wikipedia
https://twitter.com/ValaAfshar/status/115510676130253…
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Tú y yo copa tras copa
Parlando, tomando whisky en la roca
Tú contándome de ti y yo hablándote de mí
Mientra' esta noche nos enfoca
Tu dicción tan perfecta retumba mi mente viendo lentamente tu boca
Tu mirada fijamente a mis ojo' convierte esta noche en tensiones de otra
La música nos atrapó, y tal vez empezó las excusas pa' acercarnos
Vernos, tocarnos, sonreír para ambos (Uh)
Incluso tal vez agarrarnos las manos
Dime si te gusta bailar (Uh)
Regálame esta pieza por favor (Uh)
Nena, ya dejemo' de hablar (Uh)
Entremo' tú y yo en calor oh uoh
Baila morena, baila ah
Báilame por favor
Báilame lento, suave, despacio, al tiempo
Y sólo estamo' aquí los do'
Báilame morena
Báilame por favor
Y deja que nos perdamo'
En este eterno momento, tú y yo
Noté tu sonrisa al lado de mí
Mientra' yo me acercaba lentamente a ti
Con estado de asombro me abrazastes el hombro
Y ahí me frené, parado, solo ahí
Te besé y te besé
No sé por qué y no sé por qué (Uh)
Solo como graveda' me acerqué (Uh)
Y suavemente a tu boca enloqueciéndome
Uh uh uh, enloqueciéndome (Uuh)
Uh uh uh, báilame morena, por favor, yeah yeah
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Muere el escritor chileno Luis Sepúlveda por coronavirus en Oviedo a los 70 años
El escritor Luis Sepúlveda (Ovalle, Chile, 1949) ha fallecido este jueves en el Hospital Universitario Central de Asturias (Oviedo) donde permanecía ingresado desde finales de febrero tras haber contraído el coronavirus, El escritor chileno, de 70 años, comenzó a mostrar los síntomas el pasado 25 de febrero, después de regresar de un festival literario celebrado en Oporto, una ciudad del norte de Portugal. Dado la graveda del caso se le había sido inducido un coma para intentar una mejoría, pero no ha funcionado.
etiquetas: luis, sepúlveda, fallecimiento
» noticia original (cadenaser.com)
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Gravedulino
– Karulo, mi estas graveda!
– Graveda? Ĉu?!
– Jes ja, mia kara. Mi estas graveda de ses monatoj.
– Bele! Sed… Kiel vi estas graveda de ses monatoj, se ni estas amorantoj nur de tri monatoj?
– Mi amoras kun vi de tri monatoj, kaj vi amoras kun mi de tri monatoj. Do 3 + 3 = 6 monatoj…
– Ho! Sendube! Vi estas prava, karulino. Kaj mi estas tre feliĉa pro tio, ke mi iĝos patro…
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Vaporizer, Verdampfer - Graveda - mit Keramik-Mundstück & -Kräuterkammer, Vaporisator, Inhalator, 2200 mAh Akku, inkl. Zubehör, geeignet für Kräuter
Vaporizer, Verdampfer – Graveda – mit Keramik-Mundstück & -Kräuterkammer, Vaporisator, Inhalator, 2200 mAh Akku, inkl. Zubehör, geeignet für Kräuter
Graved…
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