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icedvalkyria · 4 years ago

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Amor a la puerta

Resumen: Eren Jaeger como todos los demás está obligado al confinamiento por la cuarentena gracias a la pandemia de coronavirus. Sus días, tardes y noches son soberanamente aburridos porque ni siquiera le permitieron ir a su pueblo natal. Solo, sin poder hablar con casi nadie, hasta que supo de la existencia del guapo chico que le llevó su orden delivery. Eren x Levi. Drabble AU.

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Amor a la puerta

-Capítulo único-

Las calles ahora estaban prácticamente vacías, paseándose uno que otro vehículo, seguramente de doctores o los típicos de los servicios de emergencia, pero en su mayoría del tiempo la calle parecía un desierto.

Pero allí se encontraba él frente al televisor.

Zapping, zapping, zapping.

Eren Jaeger estaba casi todo el día en eso, ya había finalizado sus quehaceres del departamento y por el momento no tenía muchos ánimos de empezar los últimos planos que le habían asignado, también habían dos comisiones que le faltaban por hacer... aunque quedaban tres día para la fecha límite de una y cuatro para la otra.

Zapping de nuevo, esa maldita programación tan basura del cable tampoco le estaba ayudando.

Su vida antes de estar confinado bajo cuarentena llevaba un ritmo bastante alocado, siendo un estudiante de arquitectura y haciendo comisiones como ilustrador freelancer en su tiempo libre —no es que necesitara de eso para sustentarse, su familia le enviaba dinero para sus gastos básicos, pero no estaba de más otra pequeña entrada para sus otros caprichos—, justo estaba adaptándose a ajustar bien la balanza de tiempo que tenía que dedicarle a cada cosa, sumando también el tiempo que consumía en ir a hacer mercado entre otras cuestiones que siempre acompañaban la vida adulta de alguien que se está independizando.

De hecho, estuvo cansándose en muchos días, algo común entre todo universitario que estudia alguna carrera —sobre todo si es mientras que trabaja—, siempre viene una enorme carga de estrés acompañando esos bellos estudios que cada quien escoge para sacarse la licenciatura. Sí, esos mismos que nos ayudan a encontrar el trabajo de nuestros sueños.

Y claro, hubo días en los que pedía que el universo se apiadara de él, que le ayudara a tomarse un respiro, acabando entonces pateado duramente por el karma con esa pandemia que estalló casi en un abrir y cerrar de ojos. ¿Cómo es que se propagó tan rápido? Estaba en China hace unos meses y ya ahora está en todo el mundo, cagándose en su preciosa juventud.

Ahora su situación actual era del tipo de tener aún cosas por hacer pero no contar con el suficiente ánimo para empezar, por lo que terminaba cayendo de cabeza nuevamente en ese bucle de procrastinación.

Maldita cuarentena y maldito virus.

Rindiéndose apagó el televisor y se recostó boca arriba, mirando el techo como si allí se hallaran las respuestas y las soluciones a sus momentos de incertidumbre. Tras unos minutos así, derrotado, se levantó y recogió su cabello en una coleta, se pondría a hacer algo productivo ya, luego vería como mataba el tiempo.

Sumiéndose en los planos se le fueron dos horas, solamente el vibrar de su teléfono fue suficiente para romper con su concentración. Vio todas esas notificaciones sin abrir en el Whatsapp, con los grupos silenciados y algunos familiares también. No era por ser malo, pero la verdad es que la situación de la cuarentena le había arrebatado hasta los ánimos de ponerse a chatear. Ya luego le contestaría a su madre y a su hermano.

«Armin

• Hey

• Andaba con el Mall todavía, pero tenía que recomendarte que probaras la comida de ChillBox.

• Es bastante económico y ve todo lo que trae, están haciendo delivery por si te interesa»

El último mensaje estaba acompañado por una foto. Sí que se veía bastante bueno.

Es verdad, no había almorzado todavía, fue un momento a revisar su nevera encontrando la comida sin preparar, solamente tenía una sopa para recalentar, cosa que no le apetecía, mucho menos tenía ganas de cocinar algo, ya al otro día o en la cena lo haría.

«Armin

• Hey

• Andaba con el Mall todavía, pero tenía que recomendarte que probaras la comida de ChillBox.

• Es bastante económico y ve todo lo que trae, están haciendo delivery por si te interesa

√√Recién había empezado con los planos del Mall.

√√No soy tan amante de la comida tailandesa

√√Pero sí que se ve muy bueno.

√√Lo probaré»

Abrió la app de Instagram, les escribió al privado y en efecto sí estaban atendiendo los pedidos, se pidió el plato que más rico le pareció y luego se volvió a sumergir en sus ocupaciones mientras que llegaba la encomienda.

A la hora de oír el intercomunicador atendió informando que bajaría en seguida. Llevó el monto de su pedido y también la propina para quien le estaba despachando, claro que no esperó que se tratara de alguien como él.

No sabía si se era gracias al encierro y no haber tenido la oportunidad de ver personas reales —que no estuviesen en una pantalla— durante todo el mes, pero ver al repartidor le dejó unos segundos sin aliento. Era un hombre bajito, mediría unos... ¿1,60 mt tal vez? Pero estaba buenísimo, aún a través de ese uniforme color naranja con café se podía notar los músculos bien marcados de aquellos bíceps, en el antebrazo había un tatuaje, no supo si era de un lobo o un perro, sus ojos eran claros, con una mirada afilada y penetrante, aún cubierto con el cubrebocas se veía que sus facciones eran preciosas.

Dio unos cuantos pasos al frente, manteniendo la distancia prudente para evitar algún tipo de contagio, por más que fuese un adonis quien se hallaba despachando la orden, no por eso iba a romper con las normas de seguridad.

—Buenas tardes, entrega de ChillBox —una voz profunda, le gustaba eso.

—Sí, es mío —habló Eren. También corroboró que el repartidor tenía unos bonitos ojos color gris.

Vio al pequeño hombre buscar en la cesta de la bicicleta, la cual había dejado allí apoyada en la pared junto a la puerta.

—Serían 15 dólares entonces.

Eren le pagó el monto.

—Lo que resta es para ti —declaró cuando vio al hombre haber hecho ademán de querer darle un cambio.

—Que lo disfrute entonces.

—Gracias, Levi —dijo Eren, pues había alcanzado a leer el pin distintivo que estaba colocado en ese uniforme.

El hombre le observó de nuevo, asintiendo antes de subirse a la bicicleta nuevamente para emprender su viaje de regreso.

Eren se preguntaba si Levi habrá sonreído, ¿Qué tal sería la sonrisa de ese chico?

Volvió a su departamento pensando en ello, y en que aunque no le gustara la comida volvería a pedir en la ChillBox solamente para tener otra oportunidad de verla.

Joder, ya estaba perdiendo la cabeza con esa cuarentena.

Unos tres días transcurrieron después de eso, la comida no fue tan del otro mundo, prefería otro tipo de platillos, pasa que de verdad no es tan fan de la comida tailandesa. No obstante se hallaba de nuevo mirando el menú de ChillBox, ahora mirando los postres.

Tenía en claro que no tenía la certeza de que Levi volviera a ser quien le hiciera el delivery. Además, ¿a quién se le ocurre siquiera tratar de imaginar un plan de conquista, en medio de una cuarentena? Donde se indica específicamente que bajo ningún concepto tener acercamientos a personas.

Estaba mal, muy mal. Pero ya no hay vuelta atrás, ya le habían tomado la orden y ahora aguardaba —un tanto ansioso— al despacho.

Se recogió el cabello nuevamente en su típico manbun, miró al espejo sobre qué tal le quedaba la camiseta que había escogido, aunque debía enfrentar la realidad; para ser francos, lo más seguro es que quien entregara la orden fuese otro, por lo que era mejor bajarse las expectativas.

Sonó el intercomunicador, bajó con el dinero y la propina.

Los labios tras de su mascarilla se curvaron al notar la suerte que tenía, estaba el mismo chico guapo de la vez pasada.

—Hola, Levi —le saludó el castaño, como reflejo dio la mejor de sus sonrisas, sintiéndose estúpido al recordarse que su rostro solamente se veía de la mitad para arriba—. Es una sorpresa que de nuevo me hagas la entrega tú.

—Hola, sí, sucede que esta es la zona que tengo asignada —vaya dato, significa que podría permitirse mirarlo más veces seguidas.

—Entiendo —Eren entregó el dinero—. El resto es la propina.

Levi examinaba con las manos enguantadas y luego entregó el pedido.

—Perfecto, entonces que lo disfrute —decía volviendo a enderezar su bicicleta.

—Espera, una cosa más... —Eren vio esos lindos ojos grises mirar a los suyos. ¿Cómo es que se sentía nervioso?—. Yo... mi cumpleaños es la próxima semana. El día 30 y me preguntaba... —aguarda. ¿Es que era estúpido? No puede invitarlo a salir en medio de un confinamiento. Se arrepintió por un momento, pero ahora cambió lo que iba a decir—, ¿tendré un descuento o algo así?

Levi pareció pensárselo unos segundos antes de hablar:

—Veré lo que pueda con mi jefe, podría avisarte si me das tu número.

El corazón le latió fuerte al oír eso. Sin perder tiempo le dictó su número y vio atentamente al más bajo anotarlo en su libreta incluyendo su nombre, hecho esto se despidió y le miró partir pedaleando.

Los próximos días estuvo esperando algún tipo de mensaje de parte de ese guapo hombre, esperaba que le escribiera también desde su propio celular y no desde el Whatsapp de la empresa, pero aquel mensaje nunca llegó.

Ya después del mediodía, tras haber recibido una larga llamada de sus padres y de su hermano, logró ver un mensaje desde un número que no tenía registrado.

Era un simple «Estoy abajo con una entrega»

Ahora el sentía el pecho con su corazón desbocándose. ¿Sería Levi? Los nervios le carcomieron, como lo hacía en su época de secundaria, pensó que eso ya había sido etapa superada, pero pareciese que no.

Él no había ordenado nada, pero allí estaba Levi afuera, de nuevo en su bicicleta, pero no llevaba un uniforme. Cosa bastante rara.

—Feliz cumpleaños, Eren —le dijo entregando la pequeña caja, se veía que era un pequeño pastel—. La vela está dentro, no podía traerla insertada por obvias razones —la voz del hombre sonaba igual de neutral que siempre, pero no sabía si era obra de su misma ilusión o si de verdad había cierto brillo que le daba un aura distinto.

—¿Entonces cuánto te debo?

—Nada, es un obsequio. De hecho es mi día libre.

Joder, sintió que se ruborizaba.

—De verdad, muchas gracias, Levi... quisiera invitarte a pasar.

—Eso no estaría bien, aún tenemos el distanciamiento.

Eren se lo pensó mejor.

—Para cuando esto acabe, tal vez podríamos salir.

Eren no lo pudo ver gracias al cubre bocas que llevaba ese bonito repartidor, pero este le había sonreído.

—Tal vez.

De todos modos, Levi y él ya habían cambiado números.

N/A: Gracias por leer ;w;

Yo sé qué fecha es hoy xd sé que es súper tarde, pero para ese entonces andaba sin internet, y luego cuando al fin tuve internet (estuve dos meses así sniff) no me convencía mucho xd Así que le puse unas cositas más. Espero y les haya agradado uwu

#Ereri #Fanfiction #My fanfic #Eren x Levi #Eren Jaeger #eren jaeger x levi ackerman #Eren Yeager #Eren Yeager x Levi Ackerman #Levi Ackerman #Ereri Fanfiction #Bottom Levi Ackerman #Top Eren Jaeger #quarantine

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cronicadeunpogo · 7 years ago

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Cuando el pop se vuelve Hermafrodita: entrevista a Francisca y Los Exploradores

El artista pop Franco Saglieti, cerebro y voz detrás de Francisca y Los Exploradores visitó la provincia de Tucumán, se subió a dos escenarios y expresó su mirada sobre Feminismo, identidad de género y el futuro de la música. | Por Octavio Diosque

Antonio Gramsci, sociólogo y filósofo del pasado siglo, decía: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. Frase célebre que siempre sirve para recordar al autor y utilizar sus conocimientos en materia de análisis político. Pero... ¿Y si, la frase del autor marxista heterodoxo aplicara para la música?

El viejo mundo, el mundo de los géneros musicales como instituciones. El mundo antiguo del rock como sinónimo de machismo, fuerza y masculinidad, y el pop como todo lo contrario, claramente está muriendo. El mundo nuevo, representado en la música que apunta a la fusión. Los géneros combinados. Bandas sin clasificación, música fuera de las estructuras tradicionalistas toma su lugar en la escena y le da inicio a su nacimiento.

“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. Siguiendo la analogía, sin lugar a dudas, Francisca y los exploradores es de los monstruos que están surgiendo.

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Su nombre es Franco Saglietti, pero juega con su identidad. Se reinventa en la feminidad y se bautiza Francisca. No tiene banda, pero entre él y sus juguetes electrónicos reemplaza a numerosos músicos sedientos de melodías amorosas. Sube al escenario, viste un vestido negro, usa pelo largo, un sombrero y se refresca con un abanico. El modelo de hombre hegemónico hoy no es representado. En buena hora.

Identidad

"Siento que soy feminista desde antes que se ponga de moda", suelta el cantante cordobés con toda la sinceridad que se le puede pedir. "Me gusta esa bandera, me ceba, me ceba sobre todo avalar un movimiento que me es contemporáneo y que no me incluye. La verdad me conmovió mucho ver chicas conectadas laburando por eso. Me conmovió. Y como que yo ya venía dándome cuenta de que era todo una mierda en ese sentido".

“Lo de llamarme Francisca es como un juego de palabras (y no)... En ese momento yo tocaba solo, y también me gustaba como que la posible audiencia se imagine por ahí algo que no es. Que si vos lees el nombre de la banda en un Line Up, te llama la atención, y esperas una piba con un par de pibes, pero aparece un chabón solo” relata Fran, un poco recordando cómo empezó el viaje de ida que resultó ser su proyecto pop. “¿Soy Francisca y también los exploradores? Yo me siento re explorador. Me parece que los momentos más lindos que me dio la muisca fueron a partir de lo lúdico y de la experimentación así desprejuiciada.”

Su nombre y su origen dan para hablar, pero son quizá solo una migaja de lo que Fran avista en el horizonte, la libertad y diversidad de Identidades. “El próximo disco que sale en abril de 2018 se va a llamar ‘Hermafrodita’ y sigue por ahí el juego que hago con Francisca”, adelanta. Me gusta romper las reglas a nivel conceptual, ¿viste?, me resulta interesante. Me gusta el juego ese de decirle a alguien que me llamo Francisca y ver la cara que pone, aunque no puedan decírmelo, 'pero te llamas Francisco, o qué...', no, no pueden. Tampoco cambio el mundo en ese sentido, es más un juego, pero también es militancia"

En tiempos donde todas las semanas nos enteramos de músicos famosos con denuncias de abuso y violencia machista, ¿cómo percibís al ambiente? ¿Sentís que las bandas estén cambiando su discurso por ello?

“No, ¿no? No siento mucho. Por ahí lo siento más fuerte con las chicas, que las veo todas más empoderadas en ese plan. Y noto a los varones ahí como con miedo, sin saber bien que pensar, un poco reacios, un poco prejuiciosos. Algunos se copan, pero la mayoría yo creo que no entienden mucho todavía. No sé, es un paradigma muy fuerte que viene de mucho tiempo, creo que nos va a costar cambiarlo.”

¿Cómo pensás que podemos avanzar en ese sentido?

“Si queremos cambiar el mundo, la cultura es lo primero que hay que cambiar. Porque la cultura es la que contamina, es la que es violenta, la cultura es la que destruye. ¿No te parece que tenemos una cultura súper destructiva? desechable casi. Hay que cambiarla de raíz, pero va a llevar bocha de tiempo.”

Pasado, presente y futuro ¿Crees que los géneros musicales como instituciones puristas están muriendo para darle lugar a la fusión?

“La fusión se da naturalmente, e internet juega un papel clave: porque de repente tenemos acceso a tanta data que es lógico que se te mezcle todo. Una tarde estas escuchando Rap Trap y a la media hora Lennon y después Atahualpa. Y bueno, creo que a los artistas nos condiciona y nos alimenta todo eso. Se va mezclando como naturalmente. Me parece que estilos como el Rock y el pop no mueren con esas fusiones sino que es una forma que tienen de seguir vivos. Además todos los estilos medio que se inventaron naturalmente cuando empezás a mezclar todos esos ingredientes: nuevas tecnologías y un movimiento social pesado como por ejemplo una dictadura. Todos esos cambios van afectando directamente a la sociedad y por ende a la cultura y por ende a los artistas y por ende a sus obras. Y obvio me encanta, me encanta fusionar todo, romper los prejuicios, yo mismo me entreno para eso. Si se me ocurre una chacarera, voy a tratar de intentarlo para que me salga bien y esté piola. Me parece una re ventaja eso que tenemos de no encasillarnos. Me parece (encasillarse) una zona de confort de la que se sirvieron muchos pero que a mí no me conmueve.”

Nuevas plataformas y nuevos músicos. ¿Una democratización de la música?

“Me parece muy interesante para la cultura que, de repente, grupos de personas y clases sociales que antes no podían manifestarse ahora sean super mainstream también. Sin duda hubo una democratización de la música. Pero también pienso que hay que tener cuidado, que como tenemos tanta data, hay que tener medio un oído critico, por así decirlo. Los medios de comunicación hegemónicos y las discográficas no van a soltar el poder tan fácil. Ellos van a tratar de seguirte inseminando artistas que quizá no te conmueven tanto, pero ya por la repetición encuentran un espacio en tu corazón de alguna forma. Tenemos que estar piyos con eso. El hecho de poder escuchar y observarlo críticamente y decir ‘okay, esto viene de acá, dice esto por esto, a mi me pega así, cuánto me condiciona, qué hago con eso…’ ya es como mucho. Si solamente chupas data y no lo elaboras mentalmente, me parece que te vas a convertir en zombie.”

El Under nace de la resistencia: Contexto político, económico, social para la música.

“Más que lo que pienso, tengo la certeza porque lo estoy viendo suceder, de que está divino. Está en el caldo de cultivo listo para que pase de todo: Siempre como que los procesos fuertes así sociales económicos y políticos nos fueron como una súper herramienta para los artistas. Veo a la nueva generación prendida fuego, veo que vienen con mucha data, con muchas ganas, con muchas ideas, que aprenden rapidísimo. Algunos como que ya tienen público. Y tienen mucha banca de sus pares, hay muchos pendejos yendo a ver cosas, eso también antes no pasaba tanto. Hay como menos incentivo, económicamente hay como una mano que se fue. Pero eso nunca nos frenó realmente… La dictadura al rock nacional ¿lo ayudo o lo perjudicó? Y no sé, porque en ese momento secuestraban pibes, mataban gente, nadie componía… Pero de repente, esa tapa generó tanta presión que hizo salir a artistas gigantes, súper comprometidos y que le dio un montón de peso al rock nacional. Entonces como que a veces desmejorar las condiciones ayuda a que el producto final sea como superior. Ahora hay menos aval, hay menos lugares todo lo que quieras. Pero por ejemplo Cromañón, ¿Qué pasó? Había mil millones menos de lugares, pero de repente nacieron un montón de centritos culturales que ahora le dan vida a un montón de artistas under, o son como los primeros núcleos de nichos que están como recién gestándose. Es como ambiguo eso, no te puedo decir si Macri ayuda o no, porque quizá indirectamente sí. El asesino de Lennon lo convirtió en un héroe también. A veces las malas condiciones logran como un buen vino.”

Entrevista publicada el día 18 de octubre de 2017 en el portal de noticias www.eldiario24.com

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a-t-r-i-a · 7 years ago

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La melancolía y la tristeza al parecer siempre se juntan y revuelven en una misma ¿No? ¿Acaso soy yo la única en verlo así? Llevo ya un semestre frustrada con un trabajo simple de Literatura en el que me pidieron hacer un pequeño “libro” o “cuento” que se basara en tragedias y, el hecho es que quizá creo que se me complica mucho porque solo he podido escribir dos cosas a lo largo del año y porque en realidad no soy una persona echa para seguir ordenes, lo cual supongo que está mal o que quizá no es correcto pero, ¿Qué más da? También aclaraba la profesora de esta materia que el/a protagonista de mi historia tenía que ser la persona a la cual más yo amara en el universo o la vida. Y, aún recuerdo mucho como quede en shock desde el mismo instante al sentir que no tenía yo a alguien que amara con mi vida, lo cual también me hizo pensar si es que en realidad amaba a alguien…, por lo menos un poco y, no sé si es porque en el momento estaba teniendo confrontraciones conmigo misma o porque subjetiva razón, pero el suceso me hizo sentirme un poco más triste ¿Y si mi peor tragedia quizá había sido solo el hecho de existir? ¿El hecho de estar aquí sin haberlo pedido? Mama siempre dice que no se puede amar o querer a alguien hasta no quererse a uno mismo. Y, siendo francos, nunca me he estimado ni un poquito y, creo quizá también que me he dejado convencer por ese ideal que mostraba mi madre y aunque sé que su intención no era negativa, su ideal efectuó en mi de manera opuesta a la que ella quería, ahora creo y siento que no amo a nadie, al menos no lo suficiente y me he dado cuenta también de que con el pasar del tiempo puedo ir aprendiendo a aceptarme, a estimarme un poco más y por ente a estimar más a ciertas personas y, es bueno y está bien pero ¿Es normal que me pase o sienta esto? Suelo creer que hay vacíos lindos que se pueden solucionar o rellenar con drogas, cigarros y alcohol, también con poesía, música y libros lo cual me parece genial pero, un vacío es simplemente un estado mental falso u quizá creado a propósito por algo que no supe solucionar a tiempo, entonces, solo lleno algo inexistente con cosas que me “causan daño” y eso en realidad es muy triste y patético según mi parecer. Y, bueno, quizá esto no era lo esperado y tampoco lo pedido, pero es que ya colapsare si no escribo sobre algo, de cualquier cosa, de lo que sea, entonces en este caso, escribiré sobre mí y lo trágicamente ridículo que en mi opinión, es el ser adolescente. Si repasamos los últimos años desde que tengo once hasta ahora, supongo que podríamos resumir aquella etapa como “adolescencia” y “pre-adolescencia” pero, como en todo, hay algo desde antes, y en este caso es la niñez. De chicos siempre soñábamos con crecer, tener dinero, auto, casa y todas las cosas banales para las que la sociedad y nuestros padres nos han educado, queremos crecer para tener cosas materiales sin saber muy bien que tendríamos que pagarlas o endeudarnos para adquirirlas, porque si, los niños nunca se detienen a pensar en los problemas, solo viven. Una característica que también me llama muchísimo la atención sobre la niñez (o por lo menos sobre la mía), es que jamás imaginábamos el hecho de que para ser adultos, tener dinero, casa, autos y viajar mucho, tendríamos que pasar primero por la adolescencia. “La adolescencia”, frase que siquiera tendríamos presente en nuestra niñez, pero en fin, si, es una etapa tediosa y necesaria. Hasta los diez años, creo que todo está en paz y bien, no tenemos que pensar en la pubertad, los cambios molestos y notables corporales, la popularidad o (de nuevo) absurdas cosas banales que ha impuesto la sociedad durante décadas. En la niñez, ni siquiera el ‘Bullyng’ es tan importante como cuando pasas de tener diez a once, y supongo que si alguien está leyendo esto, pensara que es totalmente absurdo, ridículo y hasta cómico, pero es que es así. Y, si, solo un simple número, cambia tu vida sin cuestionarte antes, sin ‘preparación’. Lo triste es, que por más objeciones que presentes al respecto, es algo totalmente inevitable entonces es cuando viene el acné, el estrés, las hormonas, el “amor”, las rupturas de amistades y amorosas. Y, dirá mi profesora –Pero, ¿Qué tiene esto de trágico? Y honestamente creo que lo único que podría responder es esto; es trágico estar en una vida plena de felicidad y entusiasmo, disfrutarla al máximo, riendo, comiendo, jugando, llorando, cantando, saltando, VIVIENDO, y estrellarse con ‘responsabilidades’ con personas toxicas, con gente tonta y cruel, con prejuicios. Es injusto e intolerante, y trágico, por supuesto es trágico estar riendo puramente con brillozidad en la purpunidad de la mirada y sin darnos cuenta luego llorar por no ser bonita/os, linda/os o suficientes ¿Quién carajo dijo que no somos suficientes? ¿Por qué se generan estos estúpidos pensamientos en seres tan hermosos que apenas están pasando a una etapa tan fuerte e impactante? ¿Por qué deseábamos crecer cuando estábamos más pequeños? Una de las cosas que nos hacen más vulnerables a esta edad, es el amor. A esta edad solemos creer que si no encontramos a alguien que nos ame absurdamente y que amemos igual o de mejor manera, nos moriremos solos, tristes, feos y solos. Lo curioso es que, el amor esta en todo, el humano es el reflejo más puro y sincero que pueda haber sobre el amor, el amor es egoísta, envidioso y al mismo tiempo hermoso. Es la mezcla absoluta de lo que todos consideramos perfección, o sea, una subjetividad inmensa e infinita porque la perfección no existe, la perfección es subjetiva y al unir todas las teorías o anécdotas que todos en el mundo tenemos sobre la perfección, es cuando se genera el amor, del fruto de todos, todos implantamos una idea distinta, pero todo lo que cada uno sentimos con la misma veracidad, es real y es amor, así para otro sea un concepto errado del mismo.

Esta transición por la que pasamos que nos hace tan distintos, tan ingenuos e incrédulos, tan tristes, tan felices y tan reales, es demasiado dura, demasiado voraz, no sabemos quiénes somos, ni que queremos, ni siquiera que sentimos y la mayor preocupación que tienen todos los jóvenes en el mundo entre esta etapa, es la misma de encajar que tenemos todos, y aunque todos somos totalmente distintos, somos increíblemente semejantes y, es confuso, y es aquí de donde nace la palabra “A D O L E S C E N T E” porque es referente al adolecer, el sufrir, el experimentar y el cambiar, y como a cualquier especie de este planeta, los cambios duelen, los cambios son dolorosos, pero necesarios porque sin estos estaríamos estancados en espacios inmensos de ansiedades severas. Quizá la vida de todos es distinta y sería imposible el conocerlas todas y aunque unas se asimilen con otras, todo tiene un giro o un porque distinto, por ente es que somos originales. Y esto me lleva a pensar en la primera vez que creí estar enamorada o que lo estuve, quizá. Cuando mi vida parecía girar en torno a la luz de unos ojos y una piel que no eran la mía ni la de mi madre. Cuando sentía la misma sensación del estar en una montaña rusa, por el solo hecho de ver la risa de alguien más, ese temor que deseas repetir una y otra, y otra, y otra vez hasta que te tienes que ir porque cerraran el parque. El temor que sientes cuando estas aprendiendo a montar bicicleta, sientes como todo el cuerpo te tambalea y solo quieres no perder el equilibrio porque la idea es seguir, seguir sintiendo aquella adrenalina cada vez con más potencia. Pero, a veces y sobre todo cuando se trata de la “primera vez” como en todo, casi no nos gusta, normalmente suele salir mal y entonces como en casi todo lo que se basa la vida tienes dos opciones: Levantarte, sobarte y seguir o levantarte, llorar y dejarlo. Y, en este caso y a esta edad, solemos preferir la segunda opción y hablar toda la mierda sobre el amor, porque nos hemos roto el corazón, porque nos han roto el corazón, porque los llantos que emanan por esto, no se comparan ni un poco con el caerse de una bicicleta y rasparse, tampoco con una inyección a las cuales les teníamos tanto pánico, menos se compara con un castigo o un golpe de nuestros padres, ni siquiera con el dolor de perder una materia, y justo después de que nos habíamos dado cuenta que habían cosas que nos hacían más felices que ir al parque un domingo y comer helado mientras jugábamos, cosas como la sonrisa o el brillo de los ojos de alguien. Nos damos cuenta de que todos los dolores que hemos sentido antes en la vida fueron efímeros y estúpidos, entonces nos sentimos usados y defraudados y también engañados, ¿Cómo es posible que de tanta felicidad pueda provenir tanto dolor y sufrimiento? Decidimos no creer en el amor, olvidando que cuando nos caíamos de la bicicleta o dábamos nuestros primeros pasos, llorábamos pero volvíamos a levantarnos. Tratamos de entrar en razón y es cuando los recuerdos empiezan a afectar y empiezan a surgir efectos tristes y melancólicos dentro de nuestro corazón, el dolor del pecho que esto nos causa es tan sumamente indescriptible, se genera un vacío horrible y empiezas a notar como tu rendimiento académico baja, como sonríes, pero cuando llegas a tu casa simplemente quieres llorar o dormir, tus amigos y tu familia te asquean y te causan un fastidio inexplicable. Quieres a nuevas personas, pero no quieres a nadie y quieres alejarte de todo, pero a la vez quieres solucionar las cosas, pero no puedes, no sabes cómo y eso te frustra. Entonces quieres cambiar y todo lo que eres o bueno, eras lo desechas y finges que es ridículo, luego vas creciendo más y te vas dando cuenta de que ninguna de las personas que en algún momento estuvieron junto a ti están ahora. Que tienes distintos amigos, que tus gustos han cambiado y la relación con tu familia de igual forma, luego quizá estas bastante abrumado y aburrido y pruebas un cigarro o alcohol y tus intereses empiezan a basarse en fiestas, ropa, música y diversión, pero el concepto que tienes sobre diversión ahora, es totalmente opuesto al que tenías a los 10 años. Es entonces cuando caes en cuenta de que ahora puede que hayas roto uno o quizá varios corazoncitos de otro/as chico/as ¿Y adivina qué? No te importa, al contrario parece divertirte de una u otra forma y sigues saliendo de fiesta y consumiendo alcohol y comprando ropa y divirtiéndote mientras escuchas música. De vez en cuando vas al cine y compras libros para embriagarte un poco con el arte, añoras cada vez que estas en sano juicio el volver a sentir un mareito fresco lleno de risas y encantos. Quizá también entonces inicias una vida sexual, y quizá es con un ridículo al que consideras apuesto y que no te quiere o quizá es con tu novio que te ama y espero mucho para ese momento, quizá es algo lindo o quizá sea tu peor error, quizá la ansiedad y la depresión sean la única compañía real con la que nos sentimos bien aunque queremos escapar de las mismas, y quizá solo eres como un pequeño agujero negro lleno de confusiones y emociones que habita en la tierra. Y vamos creciendo, y vamos conociendo nuestra ciudad, y ya no solo salimos a jugar a nuestro jardín o parque más cercano, sino que vamos al otro lado de la ciudad a bailar y embriagarnos.

Después de mucho tiempo, superas las caídas y quieres volver a enamorarte y buscas desesperadamente sin resultados buenos, estas tan inconforme contigo, con tu vida y con todo, que literalmente te encuentras en una balanza desequilibrada entre dolor y alegría que no para de moverse nunca en ninguno de los dos estados. La música es lo mejor que tienes y al parecer también la único. Uno de los momentos o las sensaciones más importantes, es cuando se pierde el miedo a perder, sabes que todo es efímero, lo asumes y aprendes a vivir con eso, sin olvidar y sin superar, solo, aceptándolo. Y creo que esto no tendrá conclusión, es simplemente una faceta extremista cargada de dolor y de felicidad, porque al final, supongo que es de lo que se trata la vida, sufrimos un rato y reímos al otro. Tenemos que asumir y conllevar bien con estas ideas y con estas situaciones, enfrentarlas y abrazarlas para apaciguar los golpes un poco más y llevarlos de una mejor manera. Tengo que decir, que ya no quiero crecer, que ahora le temo al momento en el que tenga que tener mi propia casa, auto y pagar mis cuentas, tengo que admitir que es una cuestión que se me hace demasiado dura y que aunque de todas formas levemente les sigo anhelando a las mismas, mi mayor anhelo ahora es volver a cuando solo me preocupaba por vivir y ya, cuando mi sonrisa era sincera y en mis ojos había una luz de inocencia infinita, quisiera volver a cuando si sentía temor o me encontraba en problemas brincaba a los brazos de mi madre y todo se tornaba en paz y calma. Esta es mi historia trágica, esta es mi tragedia y sé que muchos se podrán ver identificados frente a esta, es una tragedia que vivimos todos, sin excepción. Una tragedia inevitable y necesaria, una tragedia dolorosa, cruel, real y que por el momento, para mí y para muchos, aún no termina y aún no sabemos si será más trágica o no con el pasar del tiempo y los años. -Effy Osorio.

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