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scoutsasesinos · 3 months ago
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Territorio Kalinago: los sobrevivientes del Caribe
Territorio Kalinago: los sobrevivientes del Caribe.
“...eran llamados Caribs 
no porque comieran carne humana, 
sino porque defendían bien su hogar”
Conquistador Juan de Castellanos
¿Caníbal o Carib?
En el otoño del año 2010 la comunidad indígena del Commonwealth of Dominica asumió oficialmente, luego de 500 años, el nombre de Kalinago. Anteriormente a esta etnia se le ubicaba con el nombre de Carib. La palabra en sí es un embrollo ya que el término existe antes de la llegada de Colón a las islas antillanas, pero con un significado totalmente distinto al que se le dió. Carib es un vocablo de la rama yé-tupi-caribe que significa: “Poderoso señor, dueño de esclavos, guerrero valiente”. Desafortunadamente los colonizadores distorsionaron su significado a partir de observaciones sobre algunos comportamientos y costumbres por parte de los nativos, dándole un giro a la palabra y deteriorándola cómo: caníbal o lo que es lo mismo, antropófago.
Esto a partir de las tradiciones isleñas que consistían en enterrar a los muertos en la arena para esperar la descomposición de la carne. Limpio el hueso, éste se llevaba a casa para venerar a los ancestros y rendirle culto al muerto.  Al parecer, españoles y franceses no vieron esta peculiaridad con buenos ojos al encontrar cadáveres despellejados en las playas, y de ahí la leyenda negra de los antropófagos del Mar Caribe. Así que, recuperar el nombre Kalinago de manera oficial (y legal) es un logro simbólico de ésta, la última etnia de las Antillas Menores, de la que en Latinoamérica no se sabe casi nada.
Wai´tu kubuli
El 3 de noviembre de 1943, entrando al mar antillano, el almirante genovés divisó una isla montañosa en la cuál no pudo atracar sus barcos debido a la topografía asesina y lo fuerte de las corrientes. La nombró Dominica por haber sido descubierta un domingo. Para avituallarse de agua, mandó una pequeña expedición que dió la vuelta a la isla a la tierra y tocó tierra y eso fue todo. Durante los siguientes 167 años ningún europeo pisó Wai’tu kubuli que es su nombre original, el cuál significa: “El cuerpo de ella es alto”. Las migraciones iniciales provenientes del Delta del Río Orinoco, en Sudamérica llevaban alrededor de 1000 años empujando a la etnia Arawak (habitantes originales de las Antillas emigrados del norte y centro de América) hacia otras islas. Ellos, los Kalinago, probaron ser feroces guerreros que usando sus kanawas iban conquistando islas tras isla en la región, desde lo que hoy se conoce como Trinidad y Tobago hasta Puerto Rico y Cuba.A la llegada de los conquistadores el resto de los pobladores nativos en otras islas (taínos y arawakos) sucumbió a las enfermedades, sofisticadas tecnologías de guerra, a los suicidios colectivos y los nuevos asentamientos colonizadores.
Wai´tu kubuli probó ser terreno difícil, la belicosidad probada de su gente fue demasiado para los españoles, franceses e ingleses que en más de una ocasión intentaron hacerse de ella, así que la dejaron a su suerte por años pasando de largo hacia Guadeloupe o Martinique. Mientras tanto, más y más nativos llegaban a la isla buscando escapar de las masacres que se iban cometiendo en territorios aledaños como los que hoy son Saint Kitts o Santa Lucía.
Para el siglo XVIII finalmente una villa europea de orígen francés tuvo éxito (1690) la llamaron Roseau y ese fue el principio del fin.Para 1730 apareció la primera catedral católica en el pueblo, los franceses habían roto el trato de Aix-La-Chapelle en el que se reconocía la isla como posesión. Para empeorar la situación, después de la Guerra de los Siete Años (1756-1763) en Europa, que enfrentó a los superpoderes de la época y que concluyó con el Tratado de París en 1763, se otorgó Dominica a la corona inglesa. Ya en el año de 1768 el comercio de esclavos había importado cerca de 41,000 africanos para posterior venta en las plantaciones, lo cuál acentuó la presencia foránea y el desvanecimiento de los indígenas a excepción de un pequeño territorio en la región noreste alrededor de la población de Salybia.
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Iniciado el siglo XX, se registraban apenas unos 200 kalinago y su número seguía disminuyendo, la extinción parecía irremediable. Para darnos una idea del nivel de destrucción, un poblado cerca de la capital ostenta el nombre de Massacre.
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Por el artista Earl Darius Etienne. Massacre, Dominica. West Indies.
En 1902 Sir Henry Hesketh J. Bell quien era el Administrador de Dominica, otorga a la población nativa el derecho sobre el Territorio Kalinago (3600 acres entre lo que hoy son la Villa de Atkinson al norte y Castle Bruce al sur). Los límites fueron anunciados el 04 de julio de 1903 en la gaceta oficial de Dominica, más, establecer el territorio no fue del todo exitoso, esto, a partir de la falta de claridad en el estatuto que se dió a los Kalinago como vecinos… ¿O súbditos de la Corona? Esto en función de una interpretación distorsionada del espíritu de la ley inglesa, que confabulaba una tutoría sobre los pueblos nativos, considerándolos de menor capacidad intelectual para organizar y distribuir el beneficio de su tierra. Jamás quedó claro y firmado si el otorgarles este territorio era interpretado como una renuncia al resto de la isla (que ya en ese momento se encontraba a la venta en los mercados de bienes y raíces en Londres)o si se consideraba su autonomía dentro del mismo sin extender el dominio sobre sus personas. Para el Imperio quedó claro que ni eran vecinos ni habitantes originales, y en consecuencia actuaron.
La Guerra Carib de 1930
Wai´tu kubuli, Indias Occidentales 
Petición del 10 de agosto de 1930
Saludamos y expresamos nuestra lealtad a Su Graciosa Majestad el Rey Jorge V Rey de Inglaterra e Irlanda y Colonias de Ultramar y Emperador de India.
Suplicamos a su Majestad: 
La restauración de nuestras antiguas reglas y privilegios que habían sido ya acordados con su difunta Majestad Reina Victoria y que ilegal e injustificadamente han sido despojados de nosotros desde 1926. Por antiguos privilegios significamos que dentro de los límites de nuestro territorio el efe nuestro es elegido en concordancia con nuestras tradiciones de tal modo que él administre la fuerza y la justicia sin intervención de las autoridades británicas, excepto cuando el jefe nuestro lo pida o la mayoría de la población Carib lo solicite.  Además, que la población Carib que se encuentre dentro del territorio concedido esté exenta de pagar cualquier impuesto con la única obligación de mantener abierto el camino en la parte que cruza nuestra reserva. FINALMENTE, solicitamos de su Graciosa Majestad que nosotros los Carib, hemos sido siempre leales al dominio británico de la isla y hemos vivido siempre en paz con las autoridades de su Majestad y recordamos que desde el inicio de la historia escrita, esta isla ha sido nuestro hogar y que hoy, viviendo en una muy pequeña sección de la misma, nosotros, los últimos de nuestra raza hemos sido reducidos a un estado de pobreza en el cuál sólo podemos enfrentar nuestra extinción. Estamos convencidos que nuestras peticiones convencerán a su Graciosa Majestad sobre la urgencia de tomar medidas que tomen respeto, reconocimiento y protección de su parte.
Firmado
Thomas. J. John.
Jefe Carib.
Un viernes 19 de septiembre de 1930, por la mañana un grupo de policías llegó a la reserva para confiscar alcohol, tabaco y otros bienes por ser adquiridos de contrabando en las islas aledañas (esto nunca se confirmó). Esa fue la acusación y el resultado fue: cuatro indígenas heridos por arma de fuego, dos muertos, el arribo del barco de la Armada Real H.M.S. Delhi para apoyar con marines así como a trazar con luces de bengala la operación, la captura del jefe Thomas “Jolly” John y su posterior reclusión en una cárcel de la capital, la desaparición de documentos otorgados en tiempos del Rey Jorge III que acreditaban los convenios adquiridos por su majestad, así como la desaparición del cargo de Jefe Kalinago hasta que éste volvió a ser restituido en 1952.
La respuesta del nuevo administrador Edward C. Eliot:
“Los nativos han perdido todo rastro de su cultura, no hablan ya su lengua, ni visten de algún modo que les distinga del resto de los habitantes de la isla, tampoco mantienen algún canto ritual ni ceremonias, deberían aceptar de una buena vez que lo mejor para ellos es asimilarse y que como súbditos de la Corona Inglesa no están exentos de pagar impuestos ni de comportarse al margen de la ley que nos rige a todos.Así también, mantener una política para conservar los restos de su cultura tiene poca simpatía en la Oficina del Departamento de Estado para la Administración de los Territorios Imperiales de Ultramar”.
La única respuesta real a las peticiones fue la construcción de una estación de policía, que fue, hasta mediados de los años 1980, el único edificio con electricidad en toda la reserva.
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Oscuro futuro para el Territorio Kalinago
Era una mañana de primavera en el año 2010 cuando bajando por el río Roseau y cruzando el puente, llegué a la sección del mercado de alimentos del lado que da a lo que fue el antiguo mercado de esclavos, ahí están los camioncillos que te llevan a la costa atlántica de la isla. Cabe mencionar que en la capital salvo excepciones, la población es toda de orígen africano pero una vez que has encontrado el sitio donde toma uno los vagones que van para allá, la cosa cambia; sí, aquí hay indígenas. El chofer me pregunta de dónde vengo y a dónde voy, al obtener mi respuesta automáticamente hace un chiste sobre ello: “Soy azteca de un lado, maya del otro y kalinago de la mente” mientras se toca los genitales, subimos cerca de seis personas al bus, todos afros a excepción de la mujer el chofer, una india kalinago y otro chico que es mestizo de indígena y africano. 
Iniciamos el viaje en su nave llamada “Indigenous II” con rumbo a Baraná Auté. Llevamos más de una hora de viaje cuando paramos en una villa, Castle Bruce, justo en la línea que marca el inicio del territorio. Toda la gente que venía en el bus baja aquí, excepto un afroantillano quien toma su distancia y se torna serio y callado. El terreno cambia y comenzamos a subir por empinadas colinas. Sería difícil discernir en qué momento, más,al pasar un pueblito llamado Senekú, el cambio es profundamente marcado, niñas de pelos lacios andan rumbo a la escuela, las mujeres cargan costales sobre la carretera y los hombres son bajos de estatura, morenos de un tono rojo-tostado, aquellos con rostros definidos más como africanos con morenos como indígenas, son claros, el acento del inglés es más suave, y sobre todo, algunas casas mantienen la hoja de palma como material predominante en sus construcciones. Son callados, no hay algarabía. Silencio.
Y, con todo, los romanticismos aquí no caben, no existe ya, por decirlo así, una cultura. El chofer sube el volumen de su radio en el que suena Bob Marle. Más tarde llegamos a Baraná Auté, un pequeño parque que recrea vagamente el modo en que fueron las villas hace 700 años. Alrededor de este concepto se plasma la búsqueda de una identidad ya inexistente. Una mestiza negra-kalinago me da el tour. Sin embargo en menos de 20 minutos  ya hemos recorrido todo el lugar y apenas ha respondido a algunas de mis preguntas. Se queja de no saber más sobre la historia de su pueblo, sólo se concreta a darme lo que viene en cualquier  guía de turistas que encuentre uno en la red.
Le hago dos preguntas concretas al final: ¿Por qué no hablan su lengua nativa? ¿Cuál es el futuro para la gente del territorio? Responde diciendo que los ingleses nunca confiaron en ellos y en respuesta los kalinago nunca les enseñaron su lengua, bajo la misma lógica ellos dejaron morir el idioma para ser aceptados.A la segunda pregunta, me contesta que una vez hubo un jefe que propuso que sólo se casarían entre ellos, pero la población se rehusó, alegando que eran libres de elegir lo que quisieran.Concluye diciendo: “En veinte años, seremos todos negros”. El territorio sobrevivirá, el primer abogado se recibió en el año 2011, las mujeres se capacitan para ser enfermeras, hay programas para mejorar el área médica del territorio. 
Ahora, la búsqueda de sus raíces está empanizada de new age y fomentada por la industria turística de Dominica, y aún así, poca gente viene a visitarlos. Viven aislados dentro de una isla. Permanecen en todo caso la manufactura de canastas y la producción de pan de harina de tapioca como hicieron sus ancestros pero nada más. Conservan la conciencia de que ellos habitaron aquí antes y que seguirán aquí por mucho tiempo más. Saben, sobre todo, que Dominica los necesita par asegurar el prestigio de ser la última isla con población nativa la cuál ronda los 3000 individuos siendo apenas el 2,9 % de la población total del país.
Como me dijo Albert, un Kalinago: “A diferencia de los indígenas en el continente, nosotros no tuvimos a dónde correr. Han venido mohawks de Canadá y Seminoles de América con dinero, más, no somos hermanos (...) apenas una curiosidad antropológica”. Pienso, al beber mi cerveza “Kubuli Dominica´s Pride” nunca fueron “buenos salvajes” al contrario, pero ahora su territorio ha sido convertido en un zoológico. 
El sol se pone dejando ver un destello color verde al final, los antiguos esclavos son ahora los dueños de la isla, al tiempo que los sobrevivientes del Caribe se refugian en su soledad, siendo esta su victoria: seguir vivos y en paz. O como reza irónicamente esa placa en el malecón de Roseau: 
“Los Británicos estuvieron aquí. Gracias a Dios”
03 de marzo, 2011
Roseau, Dominica.
W.I.
por Rodrigo B. Ponce / APACHE PIRATA
Publicado en Milenio Diario el día domingo 10 de abril, 2011. Reeditado para SCOUTS ASESINOS
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