#escritober
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jessikwrites · 1 year ago
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Ya que es la fecha, dato sobre #ProyectoDunia:
En Dunia no existe halloween como tal, pero los humanos tienen hoy también una celebración llamada Noche del Terror, que tiene un origen muy curioso. Si quieres saber cuál, te invito a leer este relato. 🎃💙
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xx-eliel-xx · 4 years ago
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Escritober: 1. Sueño/Deseo
Wordcount: 500- 1000
Ship: Revalink (Revali x Link. Breath of the wild)
TW: Alusión a la muerte. 
“If you must die, sweetheart. Just know that your life was my life best part”.
-Kaeton Henson. “You”.
 Ambos sentados en el pico de Vah Medah, observando el mundo bajo sus pies con tesón y ahincó. O al menos, el Hyliano lo hacía. Desde su más tierna infancia buscando saber cómo interpretaban los pájaros el mundo a su alrededor, perdiéndose entre las nubes.
Mientras que Revali, cansado de mirar desde arriba dejaba que sus ojos absorbieran todo detalle de la apariencia del rubio- Las trenzas en su cabello, la ropa de abrigo que debía portar en el territorio ori para que su cuerpo, menos preparado para las incongruencias del tiempo, desfalleciera por una hipotermia. Su expresión vacía, pero ojos llenos de color, y de emociones; Cruzándose, bailando, y destellando como las brasas ardiendo en el interior de una hoguera.
“Te odie. La primera vez que nos conocimos no podia soportar mirarte.” expresión sorprendida, link levanto la mirada del mundo que les rodeaba, para perderse en la expresión de su compañero. Siendo la primera vez que podia identificar��� ¿Culpa?
 Arrepentimiento.
 Pero el caballero hyliano no le interrumpió en ningun momento. Tan solo mantuvo el silencio para seguir escuchando a donde iba a avanzar esta conversación. Pies balanceándose sobre el vacio, pero sus ojos nunca abandonaron la figura del Orni – ahora cabizbajo. Intentando poner en orden sus pensamientos antes de volver a abrir el pico. “¿Y por qué no iba a odiarte? Toda una vida dándolo todo, intentando ser el mejor. –Convirtiéndome en el mejor.” Ceño fruncido, miradas colisionando como el frio acero de varias armas haciendo contacto en el fragor de una batalla. “Solo para que llegaras tu, y te reconocieran porque sacaste la pajita más corta a la hora de nacer, y por ello una diosa te nombro su elegido”. Link abrió la boca para debatir sus argumentos. Porque sin duda la fama y el reconocimiento era algo que nunca había pasado por su cabeza. Y estaba seguro de que antes tampoco. Pero antes de poder formar ninguna palabra, antes de dejar fluir sus pensamientos como el agua en una cascada… Revali levantó una mano, para simbolizar que no había terminado. “Pase toda mi vida entrenando sin descanso. Para ser el mejor, y nunca pude competir contra ti, por tu derecho de nacimiento.”
 Revali estiro su brazo, su mano deseosa de agarrar la mano del caballero. Pero antes de que pudiera hacer contacto la retiró sin previo aviso. Observando con ceño fruncido dicha extremidad como si por su culpa estuviera sucediendo todos los males en el mundo. “Y entonces te conocí. Y me di cuenta que eres solo un idiota con un palo afilado” Link rio, una pequeña carcajada ante el insulto. Carecía de la ponzoña que solía escupir Revali. Solo sonaba… cansado.
 “Tienes los medios para terminar con el cataclismo y rescatar a tu princesa. ¿Porqué lo retrasas, solo para venir a verme?” Unos segundos de silencio, sus palabras más sinceras de lo que el propio Revali se creía capaz de transmitir. “Admito que cuento con una personalidad atrayente y que es normal que quieras disfrutar de todos mis conocimientos y hazañas. Pero-“
 “Si sello a Ganondorf. Temo pensar que ocurrirá contigo” Link interrumpió las palabras del Orni – Algo que sin duda habría cabreado muchísimo en un pasado al hombre pájaro. Pero su frase era tan pequeña que, pese a estar rodeados de una tranquilidad absoluta tan solo interrumpida por algún que otro graznido, si no hubiera estado prestando atención no habría sido capaz de escuchar.
 “Eres el campeón. El único que queda. Tu lugar está entre los vivos y no preocuparte por que nos pasara a los muertos” Una mano intentando rozar la mejilla del Hyliano, pero traspasando su cuerpo y provocándole un escalofrió. “Tan solo pido a Hylia que nos permita volver a conocernos en la próxima vida. Debo demostrar a todos que soy superior”
 “Revali, yo-“ Pero las palabras murieron en su garganta, dejando atrás tan solo vacio. De repente la figura delante de él había desaparecido. Era demasiado tarde para decir aquellas palabras que pesaban en su interior como un ancla tirando de él hasta el fondo del océano. Aquella frase seguiría siempre en el interior de sus labios, caducadas. Cien años después de que el remitente falleciera.
 Varios siglos después de la derrota de la calamidad: Un pequeño orni huye en mitad de una rabieta de la aldea. Maldiciendo a los otros niños del poblado metiéndose con él por su altura. Sus plumas azules erizadas debido al enfado. ¿Riéndose de él porque no tenía la altura suficiente para usar uno de los arcos de los adultos? Algún día les enseñaría que era mejor que todos ellos. Sus patas clavándose en el suelo con más fuerza de las que deberían, sintiendo la fría nieve bajo sus garras.
 Y entonces sus ojos se fijaron en otro niño, ojos azules como el cielo despejado, nublados por las lagrimas que estaban cayendo por sus ojos. Revali lo reconocia, el hijo de aquella familia de Hylianos que se había mudado hace poco para llevar el establo de la zona.
 El tampoco encajaba con el resto.
 “¡No derrames tus lagrimas por esos indeseables! Has conocido al gran Revali, y te dare el honor de disfrutar de mi compañía.” El joven miro hacia arriba, ojos cruzándose con los del hombre pájaro. Verde colisionando con el azul.
 “¿De verdad? ¿No te vas a enfadar como ellos?” pregunto en apenas un susurro, voz temblorosa y quebradiza, sin duda efecto de las lagrimas derramadas hace unos minutos.
 “¿Por quíén me tomas?” Ceño fruncido, arrugando el pico durante unos segundos. “Cuando sea un caballero mi deber es proteger a la gente. No meterme con ellos” Y le tendio la mano.
 “Eres gracioso. ¡Soy link!”  Agarro la mano contraria con una sonrisa.
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thethunderdiaries · 4 years ago
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#Escritober 2020
¡Hola! Este año he decidido unirme a este reto en preparación del NaNoWrimo.
Estaré más activa en Twitter, aunque subiré algunas cosillas por aquí también :)
Estoy alternando entre la preparación y acabar algunos fics que tengo pendientes, ¡deseadme suerte!
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thethunderdiaries · 4 years ago
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Sueño / Deseo
Eric
Desde que era tan sólo un niño, Eric ya sabía lo que quería: una casa unifamiliar propia a las afueras de la ciudad, un coche rojo descapotable -a poder ser, Porsche, aunque la idea de un Aston Martin tampoco le disgustaba demasiado- y un perro.
Bueno, vale. Tal vez tres.
Sin embargo, como era de costumbre, a lo largo de los años sus sueños se volvieron un poco más concretos -y realistas-: ahora, lo que Eric deseaba era acabar su carrera de psicología. Deseaba con todas sus fuerzas poder sentarse en su pequeño despacho con vistas a un amplio jardín. Quería tener un perro, uno grande, y deseaba tener un coche pequeño y práctico para poder desplazarse cómodamente a la gran ciudad sin preocuparse por encontrar un sitio en el que aparcar. Una vida sencilla y práctica.
Soñaba con levantar la vista de su ordenador para dirigirla al jardín, donde un hombre apuesto atendiera a sus plantas con un gran sombrero de paja en la cabeza. A veces se permitía soñar que caminaba hacia el gran ventanal, lo abría, y se dirigía hacia su esposo, quien se giraba para mirarle con una amplia sonrisa.
-¿Qué coño miras?
Eric parpadeó, sobresaltado. Fijó su mirada no en su soñado bombón como él esperaba,, si no en el estúpido de Mika. Eric frunció los labios.
-Esa asquerosa cicatriz tuya -espetó.
Mika simplemente puso los ojos en blanco y volvió a dirigir la mirada hacia su móvil, ladeando la cabeza de manera en la que su cabello le cubría la cicatriz. Eric se sintió un poco culpable. Tan sólo un poquito.
Tras un largo silencio incómodo, Eric empezó a hablar.
-Estaba pensando en cómo creía que sería mi vida antes de, bueno, antes de todo esto -Mika no respondió, por lo que Eric siguió hablando-. Iba a ser psicólogo, ¿lo sabías? Quería entender la mente humana y ayudar a los demás a entenderla. No sé.
Eric se sintió pequeño de repente, desnudo. No quería contarle sus pasiones más ocultas a Mika; de entre todas las personas en las que podía confiar, él sería el último. Aún así, no podía evitar hablar.
-¿Y tú? ¿No tienes ningún sueño? ¿No deseas nada en la vida, más allá de la venganza?
Mika
Vaya pregunta. Por supuesto que deseaba algo más. ¿No era eso por lo que estaban todos allí? ¿No era por eso por lo que luchaban las demás?
Mika se encogió de hombros y siguió mirando el móvil, aunque ya no le prestaba atención.
Sus sueños, a diferencia de los de Eric, habían sido destruidos hacía muchos años.
Tiempo atrás, cuando era tan sólo un niño, Mika no pensaba mucho en el futuro. Siendo aún más patoso que en el presente, a él le bastaba con sobrevivir un mes sin romperse un brazo o, aún más doloroso, un dedo.
De vez en cuando, mientras su madre le leía a él y a su hermana un cuento antes de ir a la cama, se dejaba llevar y soñar sobre qué le depararía el futuro: ¿tendría hijos? ¿Sería sanador, como su madre? 
Al pequeño Mika le gustaban las ardillas. ¿Podría tener una? Le habría encantado tener una.
A veces, sus deseos variaban o se transformaban, -no en algo tan concreto como los de Eric- pero sí en algo más. Una pequeña casita junto a la playa, un jardín en el que cultivar fresas y tomates, un barquito…
Mika se detuvo, bloqueó su móvil y se lo metió en el bolsillo. Se giró hacia Eric, quien lo seguía mirando expectante.
-Pues no -dijo finalmente-. La verdad es que sólo quiero que todo esto acabe. Lo que venga después me la trae floja.
Supo que su respuesta no era la deseada cuando Eric arqueó una ceja y frunció los labios en una mueca de desdén.
-Lo que yo decía: tienes la cabeza hueca.
Mika no pudo evitarlo: inclinó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. Quizá estaba sensiblón y con la guardia baja.
-Menudo señoritingo. A ver, ¿qué desea usted, su alteza? ¿Grandes riquezas? ¿Una estatua de oro con su cara?
-Pues no estaría mal -dijo Eric, esbozando una sonrisa traviesa-. ¿Quieres que encargue otra para ti? Con mi cara, digo.
-Eres insufrible, ¿lo sabías?
-Me amas.
Mika puso los ojos en blanco nuevamente y chocó su hombro con el de Eric. Era raro, cómo a veces no podían soportarse y cómo en momentos como este parecía que hasta se llevaban bien. Lo que hacía la soledad.
-No te des aires de grandeza. No te soporto.
Eric se rió y levantó la cabeza para mirar al mar. Sus ojos, tan azules como el cielo, sonreían hacia el horizonte.
-Lo sé, Mika. Lo sé.
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