#es both una reply y una carta de amor
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La pregunta lo hace congelarse en su lugar durante una milésima de segundo. El problema no radica en que Namra pregunte o no. Más bien, ¿sería él capaz de responder con sinceridad? ¿De mostrar ese lado que siempre perjura sanado pero que sabe muy bien aún tiene la herida abierta? Jasper está lejos de ser perfecto, de encontrarse tan bien como suele predicarlo — quizá porque no desea preocupar a nadie más, quizá porque le aterra dejar entrar personas a su corazón y más tarde en la vida volver a sufrir el dolor de una pérdida. Pero el toque de Namra contra su mejilla humedecida es tan gentil, tan benevolente; que cerrarle las puertas a sus adentros no le parece una opción viable (nunca lo fue, lo sabe desde aquella noche en Toledo), aunque la idea de que sus rincones más oscuros sean descubiertos por ella, sea una que le aterre. Así que, con el miedo que nunca deja salir a la superficie, Jasper asiente a las dos preguntas. Sí lo hace, extraña la decadencia urbana de su ciudad natal, las noches inacabables y el bar de jazz clandestino que ha descubierto en una caminata esporádica un s��bado por la noche. Extraña a esos amigos a quienes considera familia, las risas de Miguel y el duro (y protector) carácter de Aike. Extraña a su familia de sangre: a su padre, aunque nunca lo diga en voz alta.
Y por supuesto, jamás dejaría de extrañar su madre.
"Lo siento" lo dice por las lágrimas que terminan de desbordarse de sus párpados, así como por todo lo que no ha podido podido soltar, por las palabras que quedan atravesadas en sus cuerdas vocales y que, por más que intenta pronunciarlas, éstas se aferran con renuencia en su interior. "No pensé sentirme así hoy. Sí extraño estar en casa. Mucho." ¿Quién diría que hoy estaría admitiendo esa verdad, después de tanto renegar por la monotonía que hoy abrazaba su vida en Nueva York? Más que aliviarse, siente que con esas pocas palabras ha terminado de desbocar años y años de represión autoimpuesta. Allí, en el refugio que ofrece la piel de su novia, sin embargo, la vulnerabilidad no lo golpea tan fuerte como lo espera—por el contrario, la dulzura de sus caricias amortiguan su caída en picada. ¿Y cómo podría lastimarlo, se pregunta entonces, si lo único que ha recibido de su parte ha sido devoción eterna? Namra no ha sido más que una melodía de primavera, un cálido abrigo para una gélida noche de invierno, el amor que tanto buscó en brazos equivocados durante la primera parte de su juventud. Es ella, en medio de intencional la penumbra que ahora rodea la biblioteca, a la única que desea hablarle sin trabas de por medio, sin secretos que la pongan en peligro (y bien que debe guardárselos aunque así no lo quiera). "No quiero causarte problemas, Nammie. Hay cosas que son mejor no saberlas." Porque quién sabe qué sería de Jasper si por sus propias imprudencias, terminara lastimando al amor de su vida. Jamás se perdonaría causarle ningún tipo de dolor. Sus manos buscan lugar en su cintura, envolviéndola con una firmeza que grita: quiero permanecer siempre a tu lado. "Como los secretos de estado, ¿hm?"
Es sólo después de asegurarse a sí mismo que está a salvo con ella, que nada malo va a pasarle al hacerle un lugar especial en su pecho, que el más, encuentra por fin su mirada. Estando cara a cara, es cuando más se vuelve consciente de que jamás en la vida podría mentirle de no ser absolutamente necesario, ¿quién le mentiría por capricho a la persona que más adora en éste mundo? Al romper el abrazo, Jasper se asegura de buscar la mano ajena para tomarla entre las suyas y, cuando le tiene de vuelta consigo, se encarga de entregarle cortos besos a sus nudillos. Se siente los ojos rojos y la cara hinchada del llanto, pero es en medio de la tormenta que se le ilumina el pensamiento: si no se permitía a sí mismo confiar en los demás (¡en su novia, de todas las personas!) una vez más, no podría volver a sentir instancias de calma. Sí, muchos han sido los años en los que la soledad ha sido su mejor amiga, su aliada en un mundo donde inevitablemente todo tiene un final; pero qué tristeza y qué vacío sentirá él cuando llegada su hora, mire hacia atrás y vea todo aquello de lo que se privó por no abrirse cuando tuvo la posibilidad. Qué tristeza y qué vacío sentirá al verse a sí mismo negándose al más puro amor que Namra le ofrece. Al amor que tiene él para brindarle. "De repente me dio miedo perderte." Se sincera entonces, con la voz un poco temblorosa y el fantasma de una nerviosa risa. Sus ojos, aunque cansados, no hacen sino contemplarla con ternura. "Me pregunto si logras dimensionar cuán maravillosa eres, Namra. ¿Seré un loco por temer no estar a tu altura?" Su yo racional lo entiende, sabe que sus diferencias los complementan más allá de separarlos, más la herida con la que carga de joven (ese lado emocional al que tanto le teme) le hace mantenerse en alerta aún cuando no necesite estarlo. No sabe cómo decírselo, sin embargo, espera que la caricia que deja sobre su mejilla hable más claro por él. "Temo no ser capaz de protegerte alguna vez... de no hacerte feliz. ¡Y sé que no es el caso! Pero no puedo evitar temer por ello." ¿Estaría siendo claro? No lo sabe. Lo que sí sabe, es cuán sinceras son sus palabras. "Te adoro tanto, Namra. Tanto que me asusta no tenerte a mi lado."
ni el alboroto de gente que circunda el castillo podrían servir para atentar con la burbuja de los dos; por fortuna, la música proveniente del gran salón se convierte en un susurro en la lejanía, fácilmente enfatizada por la soledad de la biblioteca. allí, namra y jasper existen de forma casi afortunada, como si el universo estuviera conspirando con tal de permitirles tener algún que otro instante de soledad. ella se siente agradecida de no poseer voces que se infiltran, o distracciones que la separaran de la atención que tanto adora dedicarle. los carmines enmarcan la sonrisa propia de la fascinación por conocer la historia de jasper previa a la colisión de sus mundos. le tiene rencor a cualquiera que fuera la fuerza superior que los mantuvo separados por tantísimo tiempo. ¡cuánto se perdió! en esas casi tres décadas, namra hubiera sido más feliz si, al menos, se hubiese pasado un cuarto de ese tiempo amándole. en su lugar, cultivó la soledad y el odio, la independencia de quien se ve obligada a ser valiente a la fuerza, ¿será que tan sólo estuvo esperándole? con el impacto que jasper le ha dejado en su presente, no hay forma en la que no desee el futuro con él. las historias de sus amistades la envuelven, es cierto que ya se lo había dicho tiempo atrás, pero: ‘ fueron valientes y le dieron su merecido, bien hecho ’ el orgullo va inherente a su oración, se pone del lado de su novio sin albergar espacio a la duda. ¿cómo no hacerlo? le otorgó el poder de demostrarle cómo se sentía al dar y recibir un sentimiento tan puro como el afecto. el parpadeo se vuelve delicado y sútil cuando captura resquicios de una tristeza en jasper que se transfiere a sí. no hace movimientos repentinos, ni gestos que pudieran poner en tensión al mayor —- al revés, lo recibe con la sensibilidad de los adentros. incluso si, allí, el corazón le late en la lucha contra un repentino vacío. lo que la perfora es nuevo, no lo reconoce, habita en su pecho y le fuerza a querer mantener el control sobre sí misma. una lástima que esa, la estaca del enamoramiento, no tenga intención alguna de permitirle tomar las riendas.
‘ ¿te puedo preguntar una cosa? ’
la diestra se posa cuidadosa sobre el mentón impropio, acaricia la tez del rostro y le dedica una pequeña sonrisa que busca servir de consuelo. el brillo que ve en los iris de jasper la destruye, ¿qué es lo que siente? namra tan sólo anhela ser poseedora del poder que fuera preciso para borrarle pesares. ‘ ¿te sientes como que quieres volver a casa? ’ no habla de berna, ni de la academia, sino de lo anterior — nueva york, la familiaridad, ¿o quizá en un sentimiento común a quienes aman sus raíces? ‘ ¿los extrañas? ’ anhela comprender sus emociones, ofrecerle el cobijo incondicional que tiene guardado para él dentro del corazón. ha de inclinarse un poco, suficiente para que los pétalos puedan rozar la mejilla foránea y, en esas, le deja un suave beso, y otro, y otro. el pulgar busca borrar el rastro salino, le trata con el cuidado que corresponde a lo más valioso que posee; jasper es la frescura de una brisa que, después de año de escondite, le hace respirar. ¿cómo no va a preocuparse? no, ¿cómo no va a querer cuidarle? namra carece de herramientas, pero las busca. sabe que no existe perfección en relación humana alguna y, aún así, ¿cómo iba a llamar a esas emociones? si lo ve abrirse con una vulnerabilidad tan grande, que no quiere hacer más que protegerle de cualquier malicia del mundo. es su primer amor.
a pesar de que él se ríe, ella mantiene un silencio que, en lugar de espesar el ambiente, se absorbe en la danza emocional que comparten con la mirada; la propia, está repleta de afecto, de comprensión, de siempre voy a estar para ti. ‘ te compartiré los secretos de estado que quiera ’ resume en el diálogo, mientras le desplaza una sonrisa cómplice. ‘ tenemos mucho que contarnos todavía ’ no mucho atrás, quizás unos meses, se hubiese quedado sin palabras si supiera que estaría entonando frases así. ‘ ¿no te acuerdas? que me habías robado la llave del alma ’ los decibelios descienden por la cercanía, el calor que siente con la presencia de él en el hueco del cuello no favorece el control emocional. casi se siente como una hecatombe. las corrientes de sensación se vuelven contradictorias y paradójicas; existe calidez, está confiando en ella como un soporte. un lugar seguro. existe dolor, lo siente en las peticiones silenciosas. la palma va hacia dicha nuca, dibuja caricias al enredarse entre las cortas hebras azabache y, lo mantiene ahí, cerca de los latidos acelerados por la preocupación. el otro brazo, lo envuelve desde los hombros, se aferra a él sin plan de separarse en la prontitud. esa palma también le acompaña en movimientos íntimos y cariñosos a lo largo de la espalda de su novio. el mentón propio termina por rozar dicha cabellera y, ahí, en el aroma que la hipnotiza, tiene que cerrar los párpados para evitar que alguna lágrima escape. ‘ te quiero, amor. te quiero muchísimo ’ le susurra, justo para dejarle algún que otro beso sobre las hebras. un nudo se coloca en la garganta, le hace inhalar en búsqueda de la fortaleza que necesita para inmiscuirse sin permiso en él. le da miedo destruir lo construido, pero se ve incapaz de permanecer silenciosa. ‘ … no sabes cuánto anhelo que pudieras compartir conmigo cómo te sientes de forma honesta, sin recurrir a excusas ’
#ncmra#SU SEÑORIA LOS QUIERO MUCHO#es both una reply y una carta de amor#hasta yo me enamoré#T_T DULCES
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