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Empecé a editar el capítulo 18 de Por la Tristeza Corrupta (PTC). En líneas generales, tengo que reescribir un buen trecho. No sé cuándo estará listo.
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Ser Indie-pendiente en 2020
Si hay una palabra que predomina en la escena musical (local e internacional) de los últimos años, sin dudas es “Indie”. El fenómeno que comenzó con sellos y productoras independientes, terminó por concebir el mito de un género musical en sí mismo; y se extiende hoy a límites insospechados. En pleno 2020 tenemos tecnología indie, ropa indie, emprendimientos gastronómicos indie y, claro, medios de comunicación que proliferan bajo la etiqueta. Pero, ¿qué es ser Indie? Y, más importante aún, ¿por qué un concepto tan vago y sujeto a la libre interpretación llegó a convertirse en la palabra de moda que definiría a una generación?.
Por Ginny Lupin.
Uruguay, 2020.
“Montevideo se llenó de bandas Indie”. No es una crítica ni una celebración - más que una observación de quien analiza el medio local con curiosidad morbosa. Pero es un comentario válido. La palabra Indie es cada vez más recurrente en ciclos, festivales y fechas de mayor o menor convocatoria - y los artistas que las llevan a cabo vienen en todo tamaño y color. Los hay de camisas floreadas y look californiano, de uñas pintadas, pelos coloridos y mirada melancólica, del pop más extravagante - así como de remera gastada y joggineta. El Indie no parece seguir un lineamiento estético, como puede asociarse al Punk o el Metal. En los shows indies - que pueden sucederse en grandes espacios como La Trastienda o bares de culto como el Tundra - se bebe cerveza y vino (en botella y en caja). Chicos con tragos estrafalarios y chicas con whisky on the rocks. Botellas de agua, cigarrillo, porro y - al fondo a la derecha - demás sustancias. El Indie entonces, también carece de bebida o estimulante insignia. Sobre el escenario, ataviados con la variedad de indumentaria y condimentos previamente descritos - hay chicos y chicas. Solo chicos, solo chicas, un universo unisex. Solistas, dúos, tríos, cuartetos o más gente sobre las tablas que en la audiencia. Batería, bajo, guitarra, teclado, sintetizadores, violín, chelo, diversas percusiones atípicas, un DJ, un flaco con un joystick, una piba chasqueando los dedos. Pistas, samples, acoples, un loop, dos loop, sonidos en vivo, sonidos ensayados, sonidos improvisados, covers, temas originales, instrumentales, oberturas, gritos, silencio. ¿Cómo suena una banda Indie? Y, depende de la banda Indie. Pero si es así, ¿cómo sé si me gusta el Indie?. Un buen punto de partida es saber qué tanto te importa estar a la moda.
El término Indie nace de independiente. Surge en los años 20 - según Wikipedia - y a menos que seas Centennial, seguramente tu primer acercamiento a la palabra fue a través del cine o la música. Indie es aquello producido sin una gran infraestructura empresarial de fondo; un producto hecho por artistas de manera casi artesanal, con el fin de difundir arte sin un sello o productora establecidos como propulsor. DIY, básicamente.
- Ok, te sigo… mi banda garage y el corto de ciencia ficción que hizo mi-amigo-el-que-estudia-cine en el fondo de la casa de la abuela.. ¿eso es Indie?
+ Bueno, tecnicamente si.
- Entonces los artistas no financiados empresarialmente, sin importar el género o trama de nuestro trabajo, ¿estamos de moda?. ¡La gente va a consumir nuestro producto!
+ Eh… no exactamente.
Del dicho al hecho hay un gran trecho, dice la vox populi.
La realidad es que, si googleamos música Indie los resultados sugeridos van desde Lorde (Universal Music Group), los Smiths (Warner Music Group), Imagine Dragons (de nuevo Universal) y Arctic Monkeys (Warner/EMI); entre otros. No somos moscas husmeando en el estudio de grabación como para estimar si la dependencia de estos artistas para con los grandes nombres de la industria discográfica fue limitada únicamente a lo económico - o si el contrato trascendió a planos creativos. Pero, ¿cuál es la diferencia entre un sello independiente y uno masivo?. Si produzco de manera independiente pero mi música es distribuida por grandes empresas, ¿es mi arte Indie?
Los sellos son los que manejan el dinero, la financiación. Sellos grandes, aquellos que todos conocemos por su logo - impreso indefectiblemente en la portada de cada disco exitoso - tienen mayor capital, por ende, la posibilidad de brindar un mayor apoyo económico a sus proyectos; y en consecuencia, generar una mayor “deuda” para el artista, que le impide recibir royalties por su trabajo hasta que ese gasto esté cubierto. Debido a su prestigio, estas empresas generan una cierta selectividad para elegir sus artistas - usualmente respaldada en testeos de mercado. En resumen, firmar con ustedes-saben-quiénes es garantía de mayor presupuesto para giras, videoclips, fotos y demás chucherías que convierten a un artista en objeto deseado de consumo masivo. Eso sin contar, el ingrediente X. Así como en la fórmula de creación de las Chicas Superpoderosas - y en todo proyecto exitoso, el negocio de la música tiene su elemento indispensable - el secreto a voces: contactos. Los sellos grandes tienen un inseparable mejor amigo en juego, los medios de comunicación tradicionales. Revistas de música históricas, diarios prestigiosos, cadenas televisivas y radiales - la clave de acceso a prensa reconocida es un contacto directo; algo que facilita tener un contrato brillante (o el viejo y querido ser hije/amigue/amante de).
En la otra esquina, los sellos Indie. Están los puristas, que producen y distribuyen su propio material. Aquellos que subrentan el servicio de distribución, asociándose a nuestros amigos - los sellos grandes. Y por último, el personaje menos pensado: la estrategia de los protagonistas de siempre de crear “filiales” independientes. Los sellos con los mismos dueños con distinto logo. El mismo sello editando un producto Disney y unos rebeldes de Manchester, bajo distintos nombres para mantener las apariencias. En el mejor de los casos, el trato incluye mayor garantía creativa para los artistas, con el apoyo que sólo quienes controlan la industria pueden brindar. Lo mejor de dos mundos, diría Hannah Montana.
Lo cierto es que los principales representantes de la música indie, no producen y distribuyen su material de manera autónoma, por lo que llegamos a la gran pregunta: ¿Qué los convierte en referentes del movimiento Indie?.
Género y sub-generos. Indie rock, indie folk, indie pop, indie hip hop, indie electronic, indie metal, indie punk, indie pop punk. ¿Murga? Sure, make it indie.
Ya vimos que un “artista indie” no necesariamente produce y/o distribuye su producto de manera independiente. Se puede ser Indie en los brazos de Universal, agotando el 02 Arena de Londres. Se puede ser Indie subiendo material a Spotify a través de una plataforma gratuita y tocando en un festival autogestivo organizado por un movimiento estudiantil. Si no es la parte “administrativa” lo que hace al Indie, entonces tiene que existir un punto en común a nivel musical que justifique aunar a Lana del Rey y los Monkelis bajo el mismo paraguas, ¿no?. Es complejo. Dentro del “Indie” (que aún no logramos definir, paciencia querido lector), existen infinitos subgéneros, al igual que el gran abanico del rock. Es más, muchos de los subgéneros coinciden, por lo que asumimos que la categorización parte de criterios similares a los usados en el rock - solo que añadiendo el prefijo Indie. Tomemos como ejemplo lo que, asumo, es el orígen: el Indie rock. Al principio era asociado al rock alternativo, al punk y al grunge. Ahora es muchas veces vinculado a una tendencia más hipster, con guitarra acústica, baladas, algo más folk. Pero no es Indie folk. A principios de los 2000, otra corriente comenzó a denominar Indie Rock a el fenómeno de bandas “emo”. En los 80 fue el Synthpop; también el Post Punk de Joy Division y hasta el Brit Pop de Oasis y Blur. ¿Para qué existían entonces todos estos nombres - si en realidad estábamos frente a claros casos de Indie Rock?. Quizás, solo quizás, porque la gran ensalada de frutas en éste último párrafo no suena exactamente igual.
En un primer intento de esbozar una conclusión, creo estar ante un caso de deformación etimológica. En todo idioma las palabras se transforman cuando las sociedades adaptan su uso a los inevitables cambios. Indie - independiente - es un concepto acuñado con una clara función - explicada al comienzo del artículo. Al “mercantilizarse” el indie, la palabra queda obsoleta, o al menos debería serlo más allá de los casos contemplados por su definición original.
Entonces si hace al menos 40 años hablamos abiertamente del “género musical Indie” - abarcando artistas sin una línea musical, impronta estética, corriente sociocultural ni modelo de producción similar ¿por qué es que en pleno 2020 este concepto dudosamente aplicado cobra fuerza para arrasar con la movida local?
Mientras los artistas Indie exitosos del primer mundo firman con ya-sabemos-quienes, tocan en festivales mainstream y también en festivales Indie, son entrevistados por la Rolling Stone y la BBC, se convierten en influencers y mueven a las masas; los artistas que cargan la bandera del Indie en Uruguay adaptan su realidad a nuestra mediocridad. Los que “llegan” se proyectan de manera novedosa, en el mejor de los casos firman con uno de los dos sellos establecidos que reinan nuestra industria, tocan en nuestros principales escenarios y brillan en los festivales de Rock. Producen merchandising que tu-veinteañero-promedio usa para tomarse el 104. Son entrevistados por El País, El Observador y por todo medio que nace prometiendo innovación contracultural para incorporar en su equipo a los mismos periodistas de siempre. También por nosotros, porque si la banda suena bien no nos vamos a quedar afuera por ser contras. Los otros, que también se autodenominan Indie, ensayan en la salita de Cordón, tocan en cuanto sótano les abra las puertas, nos envían sus links de soundcloud por mail y pegan fotos con la prima del bajista que se compró una cámara. Se ilusionan cuando leen que su estilo está de moda. No entienden que lo que está de moda, es la palabra.
Indie es una palabra de moda. (Como ahre, same, cringe...)
Es un concepto que se tornó vacío cuando comenzó a ser replicado un sinsentido de veces. En el ámbito local, es un refugio, una de tantas formas de sentirnos parte, vanguardia. Careteamos una autogestión forzosa y militamos la independencia - inevitable cuando no existe un medio que quiera comprarnos. Intentamos imponerlo como el último grito de la tendencia, pero la realidad es que la moda del Indie es la forma que encontramos para lidiar con una realidad cruel: no existe un nicho en nuestro país para la real profesionalización de la vasta mayoría de los proyectos existentes. Si mi banda es Indie, no va a morir en la orilla del sueño de firmar con Bizarro, porque no es a lo que aspira. Si mi proyecto solista es Indie, puedo abrazar la estética rústica que logro con la mínima producción que puede costear mi sueldo Si mi pluma, anquilosada y hegemónica, sirve de voz en un medio Indie, me aseguro de no quedar obsoleto, como esos diarios impresos en los que (por las dudas) también escribo. Ser Indie es cool. Aunque no ganes por tu trabajo, te escuchen solo tus amigos y toques en condiciones paupérrimas - pagando el alquiler del local, los equipos y por poco al público, para que por favor vaya a verte. Aunque tus referentes tengan toda una maquinaria atrás, seguís aspirando a ser la versión local del milagro. Aunque tu bermuda super indie haya costado más que tu amplificador y tu visión artística se vendiera al costo de publicidad en Instagram.
Ser artista independiente, no vas a estar de moda, porque el sistema en que nos manejamos no se la va a jugar por vos. No es ser Indie, sino víctima de un medio inexistente. Pero la etiqueta es tendencia, felicidades.
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La edición del capítulo siguiente va bien. Estará listo antes del martes que viene.
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Capítulo 16 (17 en AO3)
Este capítulo es particular. Me cuesta mucho entender mi estilo en estos capítulos viejos, porque ha pasado un tiempo desde que los escribí. Me he apoyado en manuales de estilo y diccionarios de gramática, así que vamos mejorando. Aunque admito que no es tan fácil editar cuando estás con un documento colapsado.Ahora, en cuánto a información (Aviso de spoilers para el capítulo en cuestión):Los kitsune son un tipo de bestia iluminada muy particular. Por una parte, no todos son buenos ni todos son malos. Los benéficos serían emisarios de Inari, diosa de la abundancia en el sintoísmo. De hecho se cree que Abe no Semei, el omnyoji más famoso de Japón, era mitad zorro por parte de su madre, una emisaria de Inari. Ahora, la otra parte era más propensa al caos, no eran tan amigables con los humanos. Hay demasiadas historias relacionadas a los kitsune, pero es muy fácil confundir los mitos de Japón con los de otras partes de Asia, así que tuve que dedicarle un tiempo a averiguar eso.
El jade se considera un material con capacidades sobrenaturales. El jade repele el mal y era muy común regalar joyería hecha de jade. Creo que sigue siendo frecuente, pero no sé, perdí esa referencia.
Los anillos de arquería venían de varios tamaños, materiales y formas. Su función principal era proteger el dedo que ancla la flecha. La tensión y la fuerza necesaria para lanzar una flecha es considerable y puede lastimar las manos. Usé de referencia anillos de la dinastía Qing en China (la última que hubo) y los anillos de ciertos personajes en Genshin Impact. Hay una razón por la cuál yo escribí esa escena de los anillos. Si bien es poco realista que Tachihara pueda regalarle a Chuuya un par de anillos, en especial considerando que es prácticamente un esclavo bajo contrato, creo que encaja con lo poco convencional de la relación, al menos para el momento pseudo histórico. Tal vez por eso, Tachihara es un personaje que me divierte escribir. Solo diré que recen por él, que lo va a necesitar.
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Revisando un poco el canon de SVSSS mientras escribo capítulos de Por la Tristeza Corrupta, me di cuenta de algo:
Dazai habría sido un perfecto Shen Qingqiu. Quizás si empezara de nuevo con la historia, él sería el protagonista y no Chuuya.
Dazai tiene una capacidad para predecir situaciones muy curiosa. También se adapta muy rápido y puede aplicar la de "ya pasó lo que predije" sin que se le cuestione mucho.
Aunque admito que Chuuya también es un buen personaje para una situación así.
El fandom suele subestimar mucho la capacidad cognitiva de Chuuya. Sí, es malhumorado, pero es inteligente. Lo suficiente para seguirle el paso a Dazai (el mismo que envía código morse por frecuencia cardíaca).
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Tuve que cambiar el procesador de textos. Digamos que hubo un par de dificultades técnicas y Google Docs no deja de colapsarse lol. El capítulo 17 quedó retrasado por esos inconvenientes. Quizás aparezca la semana que viene.
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Trabajando en el capítulo 16. En teoría, vamos bien. Avanzamos cosas de la historia. En la práctica, la edición toma más tiempo que la escritura en sí jajajaja.
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