#debio de ser aterrador para el bajar aun mundo inospito
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sayurime · 2 years ago
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Decisión
Basado en esta conversación 
Cuando era niño no tenia noción de muchas cosas en su vida, ni cuestionaba completamente su situación.
El nació para proteger a la esmeralda Maestra, eso era simple, no había criaturas como el, pero no era muy importante por que tenia a los chaos que lo cuidaban y lo trataban como a uno de los suyos, le da vergüenza admitirlo, pero hubo una época en la que pensaba que el era un chao.
pero cuando cumplió ocho años muchas dudas comenzaron a invadir su mente, ¿Qué era él?, ¿Por qué no hay nadie como el?, ¿Por que no hay nadie mas que el?, ¿De que, exactamente, debe de proteger a la Esmeralda?
Recuerda plantearle estas dudas a la Esmeralda Maestra, pero esta solo le dio una palabra, “Equidna”, ¿Qué significaba?
Viendo que la Esmeralda no le daría ninguna otra respuesta acudió a los Chaos, cuando les pregunto que era equidna lo señalaron, ¿El? ¿Era el un equidna?, bueno al menos ahora esta seguro de que no es un Chao deforme.
Pero ahora muchas otras dudas surgieron, sabiendo que no podría encontrar respuestas quedándose en el prado chao se armo de valor y comenzó a adentrarse en las otras zonas de la isla y encontró muchas respuestas pero también muchas incógnitas.
Hace muchos siglos atrás, existió toda una civilización de equidnas, pero una gran catástrofe los llevo a la extinción, quedando solo unos cuántos remanentes hasta que al final todos perecieron, todos excepto el. Encontró una zona que al parecer fue una aldea en su momento, los restos de chozas, salones y pequeños templos esparcidos en todo el terreno le hicieron preguntarse si fue ahí donde el nació, si alguna de esas chozas destartaladas fue su hogar alguna vez, ¿Cómo habrán sido sus padres?, ¿Grandes guerreros, como los que describían los manuscritos?, o ¿Habrán sido granjeros, cuidando las hortalizas de las aves traviesas?
Durante sus años de infancia, solía pasar horas entre estas ruinas, buscó la choza en mejor estado y la convirtió en su hogar, pasaba horas y horas jugando a fingir que tenia un papá y una mamá, papá y mamá eran dos troncos con cabeza de melón que solo se sentaban en la mesa sin decir nada, no se reían, no comían, no dormían, no contestaban sus dudas, ni lo regañaban cuando les gritaba, un día papá y mamá se volvieron demasiado aburridos y no los volvió a ver. 
cuando tenia diez años encontró manuscritos sobre “La superficie��  era un mundo completamente diferente al que conocía, los manuscritos hablaban de otras especies parecidas a el, zorros, conejos, búhos, erizos, vacas, serpientes, camaleones, gatos, y la lista seguía, era, esquicito, copio esa palabra de uno de los tantos manuscritos que ha estado leyendo en la biblioteca y le encantaba como sonaba, así que se aseguraba de usarla en cada oportunidad que tuviera, aunque no supiera su significado. No le gustaba sacar los pergaminos de las bibliotecas por miedo a arruinarlos o perderlos, pero por esta ocasión decidió que estaba bien, sentándose a lado de la Esmeralda Maestra dentro del palacio oculto, paso toda la noche absorbiendo todo el conocimiento acerca de la superficie, todo era increíble, en la superficie los desiertos están separados del hielo, en zonas llamadas áridas, donde el calor es insoportable y el agua escasa, el hielo y la nieve se encontraban en ambos extremos del mundo, en un lugar en donde el sol solo sale dos veces al año, también aprendió que vive en el planeta Mobius y que el, además de ser un equidna, es un mobiano. 
Estuvo fascinado, leyó cada manuscrito que hablaba de la superficie, y con cada lectura más y más se enamoraba de ese lugar y, en un día aburrido, tomo un pequeño bolso con sus manuscritos y a su mejor amigo Chao con la fuerte decisión de bajar a conocer la superficie.
Observo el fondo, blancas nubes y un cielo azul se presentaban en el horizonte, no sabe cuanto tiempo llevaba parado ahí, observando, desde el borde de la isla, el infinito azul del cielo, jamás se había acercado a los bordes, no sabe por que, simplemente no le llamaban la atención. Siempre ha sabido que vive en una isla flotante, ¿Cómo lo sabe?, ni idea, solo lo sabia y ya, lo sabia de la misma manera que uno sabe como respirar, no lo cuestionaba y lo aceptaba sin más, pero antes no sabia que existía algo tan genial como la superficie y ahora parado aquí no sabe que hacer, no hay nada allá abajo, solo ve nubes y nubes y más nubes, abrazando con más fuerza al pequeño chao que sostiene en sus brazos y tragando saliva, se acerco más cerca del borde, sus pies a centímetros de la nada y su rostro asomándose al vacío, buscando con la mirada algo más que cielo, en un descuido su pie deslizo en tierra suelta haciéndolo resbalarse logrando estabilizarse a tiempo antes de caer por el borde, se aterro, el pequeño movimiento fue más que suficiente para hacerlo retroceder respirando con dificultad, abrazándose, si es que era posible, con más fuerza al chao, la criaturita, al ser tratada de manera tan brusca, se safo de sus brazos y voló de vuelta al bosque dejando solo al niño. 
Atemorizado, el pequeño equidna comenzó a cuestionarse si de verdad existía la superficie, esos manuscritos son de hace muchos, muchos siglos atrás, ¿Qué le asegura que los mobianos de la superficie no se extinguieron ya, al igual que los equidnas?, tal vez, tal vez ya no queda nadie excepto él en el mundo. Sentado lo más alejado del borde que pudo, llevo sus rodillas al pecho y ocultó su rostro en ellas, llorando por un mundo muerto.
A los trece años miro muchas veces en el cielo aves de metal volando por debajo de la isla y embarcaciones con muchos puntos moviéndose dentro de ellas, descubrió que tal vez si existía una superficie, nunca bajó. 
A los dieciséis años conoció por primera vez a personas de la superficie, aun estaba aterrado.
A los dieciocho años a pasado tanto tiempo en la superficie y a conocido a tantas personas increíbles que no recuerda que era aquello que le aterraba.
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