Tumgik
#cutcsa
sudaca-swag · 8 months
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se llenan la boca puteandonos al cono sur porque dicen que no somos latinoamericanos cuando hay países en latinoamérica que son tan increiblemente cipayos que no pueden respirar de la excitación de ser un estado más de disparos unidos, no voy a dar nombres para no tirar leña al fuego pero estamos hablando de gente que llama a sus hijas USNAVY
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marcosrarg · 2 years
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Colonia del Sacramento 🇺🇾 #ph #photography #photo #photooftheday #photographer #foto #fotografia #photoofday #Uruguay #ColoniaDelSacramento #likesforlike #likeforlikes #verano #summer #bus #colectivo #Cutcsa #people #gente (en Colonia Del Sacramento, Colonia, Uruguay) https://www.instagram.com/p/CezwDCEuzvs/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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murgalamojigata · 5 years
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Diez años después
Con poca fe y mucha vergüenza me comunico por messenger con la murga la noche del sábado y me ofrezco para hacer una crónica cualquier día de la semana. Al toque me contestan y me invitan para el lunes o martes, abro el navegador para ver qué tablados tienen y me enamoro del recorrido del lunes: Duranas, Rondamomo en Parque Rodó y el Julia Arévalo en Paso de la Arena, muero de amor ya que los tablados populares son los que más me gustan ya que al ser “turista” me cuesta más llegar a esos rincones de Montevideo que me quedan más alejados de mi zona de confort. Tengo cita, es el lunes a las 19:45 en Capurro. Estoy algo nerviosa, porque de entrada soy tímida y no me suelo sentir cómoda entre gente que no conozco, pero me obligo a tomar coraje y el bondi para volver a subirme al “camión” de La Moji 10 años después (la primera vez fue en 2010, una tarde, bastante temprano, rumbo al Hospital Viladerbó). En todo ese tiempo cambiaron bastantes cosas, desde los componentes de la murga hasta el Cutcsa en el que viajaban en esa época que se transformó en un ómnibus con aire acondicionado (qué nivel!). Llego al club, y me quedo a bastante distancia de la murga que se está comenzando a pintar y a preparar para una nueva noche de tablados. Veo muchísimas caras nuevas y no me animo ni a presentarme, al rato, cuando termina de pintarse, se me acerca Facu (que es el único que me conoce de aquellas épocas en que todavía yo era joven) a saludarme, me entra a bajar de a poquito la timidez. Juan arranca a apurar a la murga, es hora de ir saliendo y sigo medio perdida entre tanta gente nueva para mí. Por suerte se acerca Mateo para darme la bienvenida, seguro que ni cuenta se dio de lo que ese gesto me tranquilizó. Subí al bondi y me senté bastante adelante, ya que no quería molestar a los murguistas… seguía tratando de pasar desapercibida, de no molestar… al toque Diego, que iba a sacar fotos, me pregunta si era la cronista del día, me río… sí, se supone que lo soy. Fabiana, la utilera más genia de todas, me da un poco de conversa, me voy soltando… Partimos para Las Duranas, circula una cerveza de origen ucraniano, la murga comienza a cantar para calentar la gola, y llegamos… ahí conozco a la madre de Lali, a la cual le brillan los ojos de orgullo al decirme que es la madre de la platillera, me siento en ese tablado hermosísimo, y me puteo por no haber viajado este año con mi cámara y tener sólo el celular para sacar fotos. Disfruto de los detalles, un niño sentado en la punta del escenario mirando embelesado a la murga, casi tan embelesado como yo, casi. De vuelta en el bondi, calor, mucho calor y trajes colgando del guardaequipaje, para secarse porque entre el calor que hacía esa noche, las luces que te apuntan y la puesta en escena deben hacer que esos trajes esten destilando mal. Toca Rondamomo, es un club de pesca que está justo justo atrás del Teatro de Verano, nadie entiende nada, nos bajamos y se escucha el audio del teatro (mi sobrina que estaba en el teatro me confirma que se escucha la actuación de La Moji en el Collazo), una locura! La murga actúa, el director se cuelga de la baranda de seguridad del Rondamomo para tirar los tonos, un perro ladra y un señor bastante mayor disfrazado de zorro se baila todo y nos queda grabado en la retina. Mateo vuelve a subirme el ánimo al preguntarme si la estoy pasando bien…. Claro Gurí!!! Partimos para Paso de la Arena, vamos bastante atrasados en horario, quedo sentada en el asiento de adelante del que va Nacho, vamos comentando distintas cosas de este carnaval, le comento que la última vez que fui de “gira con ellos” terminaron cantando Ser o No Ser en el Vilardebó, y ninguno de los dos sabe cómo fué que nos dejaron salir de ahí…. por lo menos ellos iban pintados, yo no… el tiempo cada vez pasa más rápido… llegamos al Julia Arévalo, bajamos charlando y de golpe nos encontramos con uno de los tablados más hermosos que vi, nos miramos y casi al unísono decimos: Qué lindo que está!!! La timidez a la mierda, me muevo por todo el tablado tratando de sacar fotos con el celular (cosa que no se me da muy bien, soy de la vieja escuela, necesito mi cámara, me vuelvo a putear mentalmente). Cuando está bajando la murga, Nacho nos encara a Laura y a mí y nos dice, casi que nos exige, den la vuelta, vayan para ahí atrás, lo que sería la parte de atrás del escenario, le hago caso y mentalmente le agradezco la recomendación, la entrada del centro cultural, que uno no ve si entra por el costado por donde entran los verdaderos artistas es soñada! Todos arriba del bondi de nuevo, las memis a full sacando la pintura, todos los celulares en modo espejo para ir desmaquillándose… paso por el baño mientras pienso cómo mierda me vuelvo de Capurro a Cordón (no es que sea difícil, es que no tengo ni idea de qué bondi tomar, soy turista), y como La Moji es mágica, la madre de Lali me ofrece acercarme, compro… y para mi sorpresa la mismísima Lali termina dejándome en la esquina de “casa”. En breve, el 21 de marzo pienso abrazarla fuerte en BsAs, a ella y a toda la murga!
Marisa Arrondo, 23 de febrero de 2020
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elarea · 4 years
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Canillitas campeón 1945
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Nuevamente el amigo Agustín Montemuiño va quemando cartuchos con valiosísimos aportes a El AreA. El de hoy es una foto que le proporcionó Marcelo Bravo, la del desaparecido Club Canillitas del Uruguay campeón de la extinta Divisional Extra en 1945.
La foto ya ha sido añadida a la Galería Fotográfica de la Divisional, que de esta manera atesora ya las 34 imágenes y a la de Equipos Desaparecidos, que acumula 83 instantáneas.
A continuación el relato de esa brillante campaña, contenida en el libro de Agustín, “Pasiones desafiliadas”, la Biblia de los equipos desaparecidos uruguayos:
En la temporada de 1945 Canillitas comienza su rodaje en la A.U.F. disputando el torneo de “Tercera Extra” Franklin Delano Roosvelt. En el sorteo del fixture el equipo rojinegro  queda en la Serie “B” que llevaba el nombre del “Bahia F.C.”. Canillitas obtiene la serie venciendo 9 a 0 en el último partido al C.A. Cutcsa en el Parque Saroldi, no sin traspiés, ya que el partido frente a Andresito fue suspendido por los jueces por faltas de garantías, pese que a la parcialidad de Canillitas, -que en ese primer año aún no era abundante-, no había hecho nada fuera de lo común.
El ganar la serie lo obliga a medirse con Huracán del Cerro e Instrucciones, campeones de las otras dos series. El torneo finaliza en Febrero de 1946 y obtiene el torneo de la Extra ascendiendo a Intermedia. 
El equipo de Canillitas de 1945 formaba regularmente con Migales, Bergamasco y Núñez, Lima, Suárez, y Barreto, Gularte,Pellegrinetti, Gonzalez, Santangelo y Cruscio ingresando Bado, Piedras,Gonzalito y Sozzi en algunos partidos.
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#dibujarenelomnibus #dibujorapido #dibujo #bus #dibujodelnatural #stm #cutcsa #montevideo #uruguay https://www.instagram.com/p/BlyJSGAHcVJ/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=1s3hnheu0687e
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disluciacasanova · 7 years
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#diadelpatrimonio #montevideodefiesta #cutcsa #recuerdos #unpedazodehistoria #restaurandohistoria #exploradorurbanomvd #plazamatriz (en Montevideo, Uruguay)
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marianajacqueline45 · 3 years
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#FútbolFemenino #deportefemenino El próximo domingo 8 de agosto se jugará la final que quedó pendiente de la temporada 2020 de la Segunda División. En el estadio Charrúa, a la hora 11, Racing – Náutico, ambos ya ascendidos a Primera División, disputarán el partido por el título. En caso de igualdad en el tiempo reglamentario, habrá alargue, de persistir el empate se definirá por penales. En la temporada pasada los dos equipos terminaron igualados en puntos al finalizar el Torneo de Ascenso, tal como lo establece el reglamento para definir la primera posición se debe jugar una final, por razones sanitarias ese encuentro fue suspendido en su momento. Racing y Náutico culminaron con 19 puntos, producto de seis victorias y un empate, el partido entre sí finalizó 1-1. Luego vencieron a Boston River, Cerro, San José, Canadian, UdelaR y Wanderers.    La Segunda  División se creó en el año 2016 debido al crecimiento de los clubes en la Liga Femenina y para equiparar la deportividad se creó la segunda categoría. Campeones de la Segunda División   2016 – Cutcsa Línea D 2017 – Liverpool FC 2018 – Progreso 2019 – Defensor Sporting FINAL DE LA SEGUNDA DIVISION 2020 Domingo 8 de agosto Racing - Náutico Estadio: Charrúa Hora: 11.00 h  #Collage #ProgramaCollage #Noticia #deporte #futbol #FiFA #AUF #AUFTV (en Montevideo, Uruguay) https://www.instagram.com/p/CSF3KopM9EH/?utm_medium=tumblr
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cosocolor · 5 years
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Cuántas noches me quedé esperando el bondi de madrugada en la parada de la medica.
Ya sabemos los horarios pero siempre mantenemos la esperanza de que van a llegar antes o sacar uno sorpresa ahí, pero la realidad es que con suerte salen en hora y llegan en el instante después de que pensas que es demasiado tarde como para llegar a dónde estás vos, según la hora que indicaba la tabla de excel de copsa y cutcsa que siempre dan como una desconfianza. Últimamente se ha trabajado más en la puntualidad sobre los medios de transporte, pero cuando estoy esperando estos, ya sé que es demasiado tarde. Que es una posibilidad real despertarme con el cielo claro caminando sobre el puente del arroyo. O que MAÑANA es altamente probable que me duerma y llegué a la agencia al mediodía. Me pasó más de una vez. Pero por ahora todo bien. Pero sigo acá. Esperando el bondi de mierda. Recordando las noches que no podía permanecer quieto sentado en la vereda por el pedo que tenía. Cuando esperas el bondi en la liber seregni o incluso en la de tres cruces, sufrís más porque vienen constantemente bondis de Pando. Los borrachos se duermen en la puerta del devoto express. La inseguridad se palpita levemente en los pacientes futuros (con suerte) pasajeros del medio de transporte metropolitano. Estos seres nocturnos se muestran y comportan como criaturas que expulsan bilis a cada rato y se hidratan con cualquier tipo de alcohol, incluso rectificado (poniéndole un toque de jugo de naranja para los de paladar sensible). Cuántas noches viví de esta manera. En la incertidumbre de cuando me voy a ir de este lugar infernal. No está mal. Pero no está bien. Cuántas veces intentaré cambiar haciendo lo mismo. Leí por ahí que esa es la definición de la locura. Inconscientemente prosigo el día a día engañandome sobre mi evolución personal. Ser lo que todos ven en mí y yo no lo represento. Espero que en algún momento esa visión se haga realidad. O sino que al menos sea visualizado así en los recuerdos. En los buenos momentos.
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agustinasanner7 · 5 years
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El señor que se refugiaba entre los libros Si uno entra a la Facultad de Medicina y sube la escalera en dirección al anfiteatro Maggiolo, encuentra la biblioteca. Allí hay cabezas por todos lados. Todas están inclinadas hacia abajo, inmersas en la lectura. Las hay de los más variados colores, rubias, morochas e incluso alguna que otra pelirroja. Si uno sigue la vista hasta el fondo, en la última mesa, hay una cabeza diferente a las demás, de pelo tan blanco que casi cuesta creerlo. Este blanco platinado sobresale entre los otros tantos mechones, coloridos y juveniles. Él es Hmparzum, más conocido como “Tito” y, como las demás cabezas que lo rodean, está estudiando. Tiene 97 años y es de nacionalidad siria. Llegó a Uruguay con solo nueve meses, acompañado de sus padres y sus tres hermanos que escapaban de las masacres de los turcos en Aleppo, allá por el 1920. Como su nombre resulta complicado para la mayoría de los uruguayos, todos en la facultad lo llaman Tito o se refieren a él como “el viejito de la biblioteca”. Con una lupa grande lee durante una, dos, tres, hasta seis horas. Hace más de 10 años que hace lo mismo. De a ratos deja la lupa sobre el escritorio y escribe. Toma la lupa otra vez y 9 vuelve a leer. En su mesa hay dos cuadernos, una enciclopedia de anatomía humana, una lapicera azul y un mate. Entre párrafo y párrafo, anota alguna que otra ecuación. Cuando no lee sobre medicina, estudia psicología. Su cabeza solo se levanta para tomar un sorbo de mate o ajustarse los anteojos. No mira alrededor. Nunca. Parece como si los libros representaran para él el universo mismo, lo único que le interesa. Karina, encargada de atención al usuario en la biblioteca asegura: “Tito llega más o menos a las dos de la tarde y se va a las seis. Antes venía desde las 10 de la mañana. Como viene todos los días, se fue haciendo parte del paisaje, parte del grupo humano”. Karina comenzó a trabajar en la biblioteca en el año 2007 y asegura que, al poco tiempo, Titó empezó a ir a leer. “Sólo un día faltó, y fue por un tema de salud. Desde ahí no falta nunca, llueva a truene”. Karina es la única que llama a Tito por su verdadero nombre y le dice “Hampa”, a modo de apodo. Tito tiene solo a su hijo Bartam y un nieto de 15 años como familia, por lo que Karina es uno de sus lazos más cercanos. Creció en Dolores, donde su padre tenía un comercio y su madre lo ayudaba, además de cumplir con las tareas de la casa. De su infancia recuerda muy poco, pero a medida que crecía, fue adquiriendo conciencia sobre la decisión de sus padres de marcharse de Siria. “La gente tenía que irse o morir”, dice y agrega meneando la cabeza con tono de reproche: “Agarrar un cañón y disparar es fácil. El tema es cuando estás frente a otro, a otro individuo que te puede matar y estás desarmado. Soy contrario a cualquier forma de violencia”, asegura y vuelve a bajar su cabeza. “El interés de esto- dice mientras ojea las páginas de su libro abierto- es saber”. **** Una tarde, cuando Tito tenía alrededor de 20 años, acompañó a uno de sus hermanos al Mercado Modelo. Ese mismo día una persona se cayó cerca de ellos y se desmayó. Recuerda que se preguntó: “¿Qué hago con esta persona? No sé cómo tratarlo, no sé qué hacer”. Al poco tiempo, Tito se encontraba entre los salones de la Facultad de Medicina, “para poder hacer algo por alguna persona que lo necesite”, dice. En primer año, ya era un alumno sobresaliente y considerado de los mejores de su clase. Pero antes de dedicarse al saber, confiesa que abandonó el liceo en tercer año porque no le gustaba estudiar. “No sabía estudiar y nadie me enseñó, no sabían cómo”, asegura. Para ese entonces, ya se había mudado a Montevideo. “A mis padres no les interesaba el estudio, ni cuando empecé tampoco. Yo me acuerdo que daba los exámenes, salvaba con cada nota fabulosa y nunca me preguntaron, ni me interesó tampoco”, dice convencido y vuelve la vista a sus apuntes. Mientras algunos estudiantes devuelven libros y se van, él sigue sentado. El tiempo ha ido encogiendo su figura, reduciéndolo a una masa huesuda y encorvada. Su hombro derecho está torcido de cargar bodegas porque hubo un tiempo en que trabajó como repartidor. “Mirá”, dice, algo entusiasmado: “Todo esto, toda esta piel, estaba lleno de bíceps”. Por un momento, parece como si el tiempo no hubiera pasado. Se remanga la camisa y muestra su piel caída. “Y mirá lo que tengo ahora, no tengo nada”, asegura con el entusiasmo ya esfumado y con una expresión que indica que el “no tengo nada”, va mucho más allá de los músculos que una vez tuvo en su brazo. 10 Sus padres trabajaban duro en el comercio para poder criar a cuatro hijos. Tito decidió que, además de estudiar-retomó y finalizó el liceo- iba a trabajar para ayudar con las tareas de la casa y, además, poder seguir con sus estudios. Cuando estaba haciendo el cuarto año de medicina, se desbordó. “Sólo no podía”, dice serio. “Un día le dije a mi madre, ‘mirá vieja, yo veo que una madre mantiene 10 hijos y 10 hijos no mantienen a una madre. Así que yo te voy a dar todo mi dinero y vos lo manejás a tu gusto’”. Su madre no supo manejarlo y el resto, asegura que se lo robaron sus hermanos. “Me estropearon todo”, asegura ,“el trabajo y el estudio”. Fue ahí cuando tuvo que abandonar la carrera que con tanto entusiasmo había comenzado. A su madre la recuerda como “una luchadora”. “Yo siempre digo, la mujer tiene que tener nueve meses en su vientre a una persona, a un parásito. Somos parásitos. Cuando estamos en el vientre de la madre, somos parásitos”, dice con determinación. “Yo me llevaba mejor con mi padre, sí. Mi padre era muy amoroso. Pero, no sé, yo me comportaba un poco más bien como indiferente”. A la biblioteca siguen llegando nuevos estudiantes. Piden libros, se sientan, escriben por un rato y se van. Tito parece no verlos. Ni a ellos ni a nada de lo que ocurre en la biblioteca. Él sigue con su postura inclinada, leyendo por una, dos, tres, cuatro horas. Hace más de 20 años que no sabe nada de sus hermanos. “Yo no los quiero como hermanos”, dice meneando la cabeza. “Hace años que no los veo y no los quiero ver tampoco. La gente mala, no importa si son consanguíneos, es mala y listo”. Lo dice con tanta determinación que parece que se tratara de una de las fórmulas que estudia en los libros, convencido de lo que dice como si estuviera afirmando algo obvio, como que dos más dos son cuatro. 11 Allá por el año 63 Tito se casó y al año, tuvo a su primer hijo, Bartam. Al poco tiempo su mujer decidió abandonarlo. Le dijo que se quería divorciar. Tan práctico como las ecuaciones que anota, Tito recuerda que le dijo: “Mirá mijita, si vos no me querés, yo tampoco te quiero”. Son las cuatro de la tarde y Tito está solo en “su” mesa, la que siempre elige para sentarse. Casi nunca se levanta. Tampoco quiere hacerlo. Solo lo hace si se ve obligado a ir al baño o pedir prestado otro libro. Karina se acerca para saludarlo y le dice: “Chiquito, ¿cómo estás?”, él le responde con el mismo tono cariñoso pero, cuando ella se va, vuelve la vista a sus apuntes. “Yo siempre digo, para el ser humano no hay cosa más grande que saber. No lo podemos saber todo, pero podemos saber mucho o poco. No importa. La cuestión es saber algo”. Pocos son los alumnos que se “animan” a consultarle una duda. Los que se acercan, caminan hacia él como si se tratara de una eminencia. Macarena, estudiante de cuarto año, asegura que siempre se lo ve más abrigado de lo habitual y que “siempre se sienta en la misma mesa, al fondo a la izquierda”. Solo una vez Macarena lo vio acompañado. Asegura que: “La mayoría de las veces está solo. Cuando lo vi por última vez, estaba con un libro de biología celular y molecular”, comenta. A los años de verse obligado a abandonar Medicina, Tito decidió que quería seguir aprendiendo. Se anotó en filosofía. “Lo hice porque siempre me gustó saber, siempre me gustó estudiar”. Un día en el patio, al salir de clase, se encontró con un ex compañero del liceo que estudiaba psicología y lo invitó a estudiar con él. “Ya me anoté en filosofía, ¿qué voy a hacer? ¿Cambiarme?” “Sí”, le dijo su amigo. Tito se cambió y estudió psicología por tres años. Era una tarde como cualquier otra, allá por el otoño de 1973. Tito ya había comenzado su cuarto año de psicología. Cuando llegó a la puerta de la Universidad, lo recibió un soldado 12 con un fusil y, apuntándole, le dijo: “¿A qué viene?”. Tito pensó para sí mismo: “Soy un estudiante, estúpido, ¿qué te puedo hacer que me apuntás?”, pero decidió callarse. “Vengo a dar un examen”, dijo. El soldado le dijo que no podía, que la facultad estaba clausurada. Afuera había mucho revoloteo y los estudiantes, incrédulos como él, no parecían entender. La dictadura había comenzado en Uruguay. Como no pudo continuar tampoco la carrera de psicología, Tito vendió todo lo que tenía e ingresó al transporte de ómnibus, donde trabajó como chofer varios años. Era el único hijo en la familia que trabajaba. “Llegó un momento que la tensión era tan grande que me llegué a enfermar, perdía la consciencia. No era una pérdida de consciencia total, yo sabía lo que sentía y quién era. Lo único es que, estaba en un lugar, pero no sabía dónde”. Cada vez que a Tito le pasaba esto, estacionaba el ómnibus contra el cordón y esperaba a que se le pasara. Cuando el episodio terminaba, encendía el Cutcsa otra vez y continuaba con el recorrido. Con el tiempo, ya jubilado, decidió que era hora de retomar la carrera de psicología. “Allá en psicología son unos pobrecitos”, dice algo enfurecido. “Yo di todos los exámenes. Me hicieron perder, me hicieron perder, cuatro exámenes de una materia. Pasa que yo contestaba en relación a la medicina, y a los profesores eso no les gustaba”. Una vez, recuerda Tito que una de sus profesoras le planteó que él, en las pruebas, hablaba mucho de anatomía. Él, convencido, le dijo que usaba la medicina para explicar los fenómenos psicológicos. Su profesora, muy radical, le dijo: “Esto es psicología”. Tito recuerda que le respondió: “Decime una cosa, ¿a vos quién te dijo que entre la ciencias hay paredes? Las paredes las ponemos nosotros, porque nos conviene.” Sin embargo, varias fueron las paredes que le impidieron a Tito finalizar las dos carreras que había comenzado y ninguna de ellas tenía relación con la ciencia. “No perdí veinte centésimos o veinte pesos, perdí dos carreras. Me enteré, por alguien que me dijo, que hace más de diez años que vengo acá. Hace más de diez años que yo estudio”, dice serio. “Encontré mucho más apoyo en personas que no tienen ningún vínculo consanguíneo conmigo que dentro de mi propia familia”, asegura. En su cuaderno hay apuntes de temas tan variados como los estudiantes que entran y salen de la biblioteca. Dibujos de proteínas seguidos por páginas que se titulan: El libido como energía psíquica, otras del Mercado como una regla: el trueque, y algunas otras páginas que corresponden a El yo y La hipnosis onírica. “Estoy leyendo un libro, me parece una pavada tan grande.... Porque todo no es solo psicológico. La psicología interviene, sí, pero el cuerpo...el cuerpo es la base. Por algo le llamo infraestructura”, asegura convencido y sigue escribiendo. “Todo lo que depende de la voluntad del hombre, puede ser desconfiado”, dice en tono determinante. A Tito lo único que le interesa es “andar sobre lo firme”. No en vano se pasa los días leyendo, estudiando y escribiendo. “No hay que ponerse a discutir cuando no sabemos. ¿Para qué vas a discutir si no sabés? Yo siempre digo, cuando yo digo ‘creo’, no me creas, porque si yo digo creo, no lo sé. Si lo supera lo explicaría”. Considera que hay que aprender a ser más desaprensivos: “O no interesarte nada o no saber nada del mundo”, asegura serio. Nunca se olvida de un día en el que un señor fue al comercio a pedir algo y, cuando su madre se dio vuelta, el hombre le robó una botella de Coca Cola. A los días, el señor volvió y Tito, que era solo un niño, le dijo: “Usted aquí no entra, usted le robó una botella de Coca Cola a 13 mi madre”. El hombre, le contestó: “Écheme”. Tito recuerda que en su casa, el salón tenía una cortina metálica que se bajaba con un palo. “Menos mal que no pasó nada. Me paré detrás del negro y pensé que si llegaba a tocar a mi madre yo lo mataba con ese palo. Ahora a la distancia digo, es una cosa bárbara, ¿no? Porque eh... la violencia es una cosa que a mí no me gusta. Entre más la violencia, parece que fuéramos perros”, asegura firme. Su nombre, Hmparzum, quiere decir “apartarse del suelo”. Parece como si su nombre fuera planeado, dado que busca apartarse de todo lo que no le brinda seguridad. La religión no le interesa porque dice: “Lo ilusorio, es ilusorio (...) “Yo con todo lo que padecí, no puedo pensar en un Dios”- hace una pausa para toser y continúa: “Porque si hubiera un Dios que es omnipotente, que es omnisapiente y no sé cuántas otras cosas más, debería haber notado mi sufrimiento”. Señala su libro de medicina y agrega: “Esto es concreto: o te cura o no te cura. Si puede curarte te cura, si no puede curarte, no te cura. No te anda con mentiras ni te anda con creencias”, dice algo resentido. Un estudiante se acerca con recelo para preguntarle hasta cuándo va a usar ese libro, porque no quedan más disponibles. Tito le dice lo venga a buscar en media hora, que tiene que terminar una ecuación. Por mientras, vuelve a acomodarse los lentes. Agarra su lupa, la sopla, la limpia y vuelve a leer. “El saber es lo único que me interesa. Porque cuando uno sabe, puede explicar. Cuando uno no sabe, ¿qué puede explicar?”, dice algo resignado, como si se tratara de una obviedad. Su hijo Bartam le dijo una vez, en tono un poco burlón, según cuenta: “Che, vos sos el dueño de la verdad”. “No señor”, le contestó su padre. “Estás muy equivocado. Una verdad existía antes de yo nacer. Porque como no depende de nadie, tampoco depende de mí. Esa verdad está ahora y cuando yo me muera, esa verdad va a seguir. Entonces yo no puedo ser dueño de la verdad”. Tito asegura que a Bartam no le gusta hablar de cosas del pasado. Esto le fastidia, porque dice: “Si no hablamos de lo que nos pasó, del futuro, ¿qué sabemos para hablar? Además de Bartam tuvo otro hijo, Alexander, que vivió hasta los 33 años. **** Afuera llueve. Son las cinco de la tarde y Tito está en una mesa diferente, ubicada en el centro de la biblioteca. Quizá alguien llegó más temprano que él y le quitó “su” lugar. De todas maneras, parece no importarle. Su cabeza está en la misma posición que siempre: inclinada para poder leer. Pero esta vez, no está solo. Lo acompaña un joven de 19 años que está sentado frente a él. El chico, Esteban, es estudiante de segundo año. Dice: “Siempre lo veo por acá, pero no nos conocíamos. Hoy le pedí para sentarme con él y bueno...estamos estudiando”, señala algo tímido. Tito parece no comprender por qué a veces la gente pregunta por él. No le gusta ser fotografiado y, en general, es reacio a hablar sobre sí mismo. “Cuando uno habla de sí mismo tiende a elogiarse, y yo más bien me critico mucho, para lo que hay ser humilde, pero para ser humilde hay que sentirse valioso. Yo no me siento valioso”. Contrario a lo que cree de sí mismo, los estudiantes que lo rodean lo consideran un “genio”, tal como dice Felipe, estudiante de tercero. “Creo que sabe más que cualquier doctor”, afirma. 14 Más allá de genio o inspirador como lo ven los estudiantes, Tito siente que su vida es “un desastre”. “Yo todavía estoy aprendiendo, y por suerte estoy aprendiendo. No sé por cuánto más, esto me está llevando mucho tiempo”, dice señalando sus apuntes. “Yo a veces pienso para qué habré nacido, no sé. Cuando nacés, no nacés para ser víctima”. Karina asegura: “Tito siente que acá tiene un lugar especial, y lo tiene, porque es un personaje. Él mismo se ha constituido como un personaje. Una persona de su edad que no falta ni un día, marca la diferencia y se gana un lugar, ‘su’ lugar”. Hace poco tiempo, Tito quiso retomar medicina. No pudo. No había vestigios de su plan de estudios y, si quería terminar con lo que había empezado, tenía que arrancar desde cero. Decidió no hacerlo y optó por seguir yendo a la biblioteca. Confiesa Karina que “él dice que este es el único lugar donde se siente bien”. Y es verdad. En la biblioteca, Tito se siente seguro. No llegó a ser médico, ni psicólogo, pero se consolidó como una especie de eminencia y enigma al mismo tiempo. “Si hubiera sido distinto, capaz que ahora sería médico. Pero si fuese médico, me parece que iba a ser muy infeliz”. Su vida son los libros y el saber es, para él, una suerte de religión, como si de eso dependiera su vida y, al mismo tiempo, la explicara. Karina está convencida de que Tito algún día va a pasar a ser una leyenda, cuando el ya no esté. “Algo así como ‘el viejito de la Biblioteca de Medicina’ y yo creo que su historia merece ser contada”, afirma. Muchos estudiantes le dicen a Karina: “Ojalá yo tuviera la pasión que tiene ese señor por el estudio”. Por su parte, Tito no entiende el interés alrededor de él. El reloj marca las seis y cuarto. Las cabezas que estaban inclinadas leyendo ya se han ido y llegaron otras. La de él sigue ahí, en la misma posición, como si las agujas del reloj estuvieran paradas. Paró de llover y afuera ya está oscuro. Hace frío. Tito devuelve los libros con las páginas marcadas, listos para el día siguiente. “No sé de qué puedo prevalecer para sentirme orgulloso. No me interesa tampoco”, asegura mientras se levanta despacio y guarda sus cosas en un pequeño bolso. Hace un ademán de que se va. Fue el primero llegar y es el último en irse. “Mi tiempo ya es corto”, dice con un tono de voz suave. Baja las escaleras muy despacio hasta pasar por bedelía, donde saluda con la mano y luego, sale por la puerta.
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sudaca-swag · 1 year
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El sol: el poncho de los pobres.
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Bus, ómnibus, bondi, colectivo, mil maneras de llamar este medio de transporte, mil maneras de definirlo, de sentirlo y odiarlo. Lo suelo llamar “salvador”, por el simple motivo de devolverme a mi hogar, en días y noches  inhóspitas y conflictivas.
La línea 427 sale desde el oeste de Montevideo: zona frutícola, granjera, arbolada de eucaliptos, casas de material, clase obrera y popular. El cielo se tiñe de todos los colores ante el amanecer. El sol nace y en oeste de Montevideo se observa en todo su esplendor…al otro extremo se ve la  fortaleza del Cerro.
El día se presenta de  un frio helado, es pleno mes de Julio y la helada de la madrugada pasado persiste en el pastizal. El barrio se tiñe de blanco. Con el cuerpo tumecido  por el frio camino por la calle principal asfaltada, camino con rapidez, sin pausa, como intentando despertar pies,
Llego a la parada y espero paciente el primer ómnibus  que me ampare ante el clima invernal. Un salvador Cutcsa llega al barrio, paso la tarjeta, me cuelgo en el pasamano y me siento en el último lugar que queda vacío. A lo largo del trayecto la gente va y viene, pasan de un lado al otro del corredor.
Un sol incipiente y algo más fuerte se trasluce por la venta.  Me quedo con el rostro y los ojos cerrados al sol, contemplando la calidez de sus rayos, disfrutando de ese pequeño momento como cuando era niña. De repente una voz femenina interrumpe mis pensamientos y obliga a abrir los ojos
-¿Cómo?, pregunto.
- Te preguntaba: ¿si te molesta el sol? ¿Queres que cierre la cortina?
-No, no me molesta, para nada
-Ah, ta
-Está lindo sentir un poco de sol
-Ah, si, como decía mi abuela: “el sol, el poncho de los pobres”
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murgalamojigata · 6 years
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¿QUÉ TE PUEDO DECIR?
Son las siete y media de la tarde de un viernes en pleno carnaval. Hoy La Mojigata, murga de amigas y amigos desde hace un buen tiempo, tiene cuatro tablados: un “Rondamomo” en Ciudad del Plata; el “Juan Taranto” en el barrio “Las Torres”; el “Arbolito-Tejano” en la Teja; y el “César Gallo Durán” en Manga. Me sumo a esa noche de carnaval, y sinceramente, no pude haber elegido mejor el día. O la noche. Ahondar en detalles tales como “las murguistas y los murguistas fueron llegando al club dejando atrás sus jornadas laborales para pintarse la cara mientras un integrante apuraba a la barra al grito, clásico, de “¡nos vamo'en diez!”” no me parece muy relevante ni novedoso. Son cuatro escenarios populares y esto es lo importante. El bondi de La Mojigata está a quince carnavales de distancia de lo que puede entender la gente por una “bañadera de murga”, por el contrario, es un ambiente muy familiar. Pero familiar no sólo de sangre, familiar de unión. De esfuerzos. De muchos brazos ayudando al utilero que esa noche está metiendo solo. No hay personajes ni egos, al menos no a la vista. Y esto no es un detalle menor, es una forma de hacer carnaval, de vivir el carnaval. De no delegar, de remarla entre todos y todas, de cuidar el espacio y sobretodo, re-inventarlo. Esta noche de viernes me sacó de los lugares comunes, del tablado con food-trucks y programaciones que se recitan de memoria, y me hizo viajar a un carnaval paralelo lejos de las cámaras y los juicios de valor. Qué montón de similitudes hay entre una murga auspiciada por sindicatos y la gente, y tablados donde labura el barrio, la comisión. Si sabrán de esfuerzos y autogestión. Más allá que los escenarios municipales son eso, municipales, y que el método de sustento económico que utiliza la Mojigata se llama “crowdfunding” que suena marketinero, pero que justamente no lo es. No se crowfundan. Llegamos al Rondamomo en Ciudad del Plata y estaba el barrio con sus reposeras, infinitamente más cómodo que los conjuntos, que tienen que cantar todos apretados y resignando puesta en escena y accesorios del espectáculo, calculo que no deben haber más recursos para mejorar los Rondamomo, que por si no están al tanto son producto de un convenio entre Daecpu y Cutcsa. Dos pymes que están arrancando recién… En el Juan Taranto, en Las Torres, hay poca gente y está —mayoritariamente— seria, a excepción de un niño que baila murga de espaldas a la ídem y de frente a sus padres, en un intento desesperado por desactivarles los datos móviles. Al final el que se movió fue él, que se fue a jugar a la pelota, dato nomás. La seriedad de la gente se interrumpió en la parte de los abrazos, cuando la murga baja entre la gente. El tablado está precioso, tal vez sea conveniente buscarle una vuelta y pensar de qué manera se puede arrimar más a la gente. Estaría divino más gente en los tablados no comerciales y más tablados no comerciales. Más días de tablados no comerciales para que sea más pareja la tabla de contrataciones de los conjuntos. Me cuesta muchísimo pensar que durante carnaval, los días de semana, haya cuatro tablados abiertos. Ojo, en la foto salieron preciosos. De ahí nos fuimos al Arbolito-Tejano. Flor de tablado, hermoso. Con una radio comunitaria (“El Puente FM” 102.3) que transmite desde ahí mismo y que tiene a una cantidad de gurisas y gurises de centros juveniles haciendo notas a los y las artistas, así como también desarrollando otros tipos de funciones. Ya del tercer al cuarto tablado el ómnibus era una fiesta, con cantarola y picada incluida. Y eso que me habían advertido que en el bondi de la Mojigata no se canta. ¿Que saben ellos? Llegamos al último tablado, el César “Gallo” Durán en Manga. A mi gusto, y que nadie se sienta tocado, el mejor tablado de Montevideo. Hay una calidez en la gente del barrio impresionante, sean diez o sean cien, siempre para adelante. Lejos de la mano en la pera que analiza espectáculos y hunde procesos colectivos y creativos. Es gente que va al tablado del barrio a ver carnaval, no hay nada negativo ahí. Hay otro significado de las cosas, otro disfrute. No sé, es otra valoración. Y además hacen unas hamburguesas riquísimas. Se apagaron los micrófonos y las gargantas. La gente dobló la reposera y enfiló para su casa. En el viaje de vuelta al club yo vengo callado y repleto de carnaval. Volviendo a mi casa mientras pienso que este, sin dudas, es el carnaval que quiero, no puedo parar de cantar un pedazo de la retirada del 2017: “Vivan los que por lo bajo le meten trabajo y hacen su lugar, son mi respuesta a la pregunta de si es posible otro carnaval”. Gracias Mojigata, hasta la vuelta.
Marcelo Faingola
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elarea · 4 years
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Ya son 112
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112 es la cifra de fechas fundacionales de equipos uruguayos listadas en el orden cronológico de fundación de clubes gracias a la inestimable aportación de datos del amigo Agustín Montemuiño, que ha proporcionado catorce fechas nuevas a las que yo he añadido la de los desaparecidos Capurro y Olimpia, que el 11 de mayo de 1932 se fusionaron para crear el actual Club Atlético River Plate.
A continuación se listan las nuevas fechas:
31/10/1914 Club Atlético Capurro 01/04/1920 Club 1º de Abril 01/04/1920 Maroñas Football Club 13/03/1922 Olimpia FC 22/06/1925 Club Atlético Tiro Federal ?/03/1926   Plus Ultra Football Club 18/07/1927 Centro Recreativo y Deportivo Instrucciones 18/01/1929 Cardal Football Club 01/06/1930 Sportivo Spikerman Football Club 05/04/1934 Club Atlético Las Bóvedas 1938           Club Social Deportivo El Hacha 22/03/1940 Club Atlético Juvenil 01/03/1941 Club Atlético Habana 03/01/1943 Club Atlético C.U.T.C.S.A. 16/08/1944 Club Unión de Fútbol 07/05/1949 Institución Atlética Laureles
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demianblog · 4 years
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Ómnibus de transporte subió a la vereda en Pocitos y chocó a varios autos
Ómnibus de transporte subió a la vereda en Pocitos y chocó a varios autos
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Este sábado se produjo un accidente en Pocitos que causó destrozos materiales pero afortunadamente no dejó lesionados, pese la espectacularidad que tuvo.
Un ómnibus de Cutcsa que circulaba por Benito Blanco, entre Barreiro y Pagola, se subió a la vereda y se llevó por delante varios autos que estaban estacionados. Algunos de ellos, como puede apreciarse en el video adjunto, quedaron…
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larepublicauy · 6 years
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Tranquilidad: Juan Salgado asegura que el precio del boleto no aumentará
Se resolvió la situación creada por lo que la actual tarifa no corre peligro
La Cámara de Trasporte confirma que “el precio del boleto no aumentará” ya que se solucionó el conflicto en consecuencia al cambio “en las reglas de juego” de algunas tarjetas de crédito por el incremento de aranceles a las operaciones de carga de las tarjetas STM.
El presidente de Cutcsa y la Cámara, Juan Salgado, resaltó el papel que cumplió para la solución del tema el subsecretario de…
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