#crece tu memoria
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Hierven las ideas y confluyen en extractos de sueños tal vez olvidados. Bulle la imaginación y quedó ciega ante lo inevitable que es poder expresarse a diario.
Cómo cascada la inspiración fluye, cae estrepitosamente en un río de ideas que me llevan hasta tu encuentro...
Jardines, madreselvas, enredaderas, flores, capullos, hojas grandes pequeñas y medianas se incrustan en las paredes de mi memoria; todas quedan inmersas en el pensamiento, ahí moras solo tu y creces, te haces enorme y solo atino a perderme en lo extenso de tu amor, en lo exuberante de tu ternura y cariño.
Leregi Renga
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cuando estaba tocando ojalá de silvio en la casa de su taita, me inundaba el pecho cantar al unisono mientras me mirabas. es una sensacion que siempre quise sentir y que deberia tener su propia definicion en el diccionario. aunque ya habiamos cantado juntxs otras veces, aquella situación ocurrió con la escenografía de "ojalá". y cada vez que toco esa cancion o que suena en cualquier parte, me evoca la imagen de tu boca danzando al son de la revolucionaria melodía. no me kito de la cabeza tu voz que me dejó al borde del delirio. creo ke nunca te lo dije (o puede ke si), pero en esa ocasion me enamoré un pokito mas de ti. pero no fue "un pokito más" tipo "me enamoré en mayor cantidad", sino que fue "me enamoré en mayor profundidad" porque tu rostro y tu canto, tu mirada y tu presencia complice entonando lo mismo que mi voz, provocaron que la raiz del arbol que crece en mi corazomsito, ese ke tu plantaste, creciese hacia el interior, más y más hondo.
no se si te conté, pero ese dia resuena en las paredes de mi memoria, porke nunka me habian enamorado de ese modo. porke nunka me habian exo sentir lo ke tu logras en mi
@tameimparker
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Mi Angie, quiero expresarte lo que he sentido contigo estos primeros 30 días juntos:
No se necesito más de 30 minutos para conectar ni 30 días para darnos cuenta que somos lo que siempre buscábamos, verte es como ver el amanecer o anochecer; son cosas que se escapan de nuestras manos las que nos hacen recordar al otro, ya que la belleza de esas cosas van fuera de este mundo, así como lo que tú yo sentimos por el otro.
Tú eres la razón porque la que el universo me maravillaba bastante, de hecho de ahí viene mi nombre, antes de ti solo me quedaba el todo, el mismo todo donde no me sentía parte y buscaba esperanza en su eterno espacio... Pero llegaste tú y comprendí que, tú eres mi todo, tú eres donde yo siento que pertenezco, eres todos esos atardeceres bonitos reflejados en tus ojos, todas las veces mirando el esplendor de la luz de la luna, en las noches frías que me abrazaban y el olor a la lluvia que me calmaba buscaba tu luz en la luna.
Pero no necesito ver la luna ya que esa luz que buscaba la veo en ti, así como Flynn lo ve en Rapunzel, eres todo lo que pude y puedo desear y tal vez no somos perfectos pero tú eres perfecta para mi, mi niña.
Antes te mencioné que no eres de este mundo; porque eres mucho para ellos, eres como la luna; maravillando los ojos de quien puede entender su belleza, eres lo mejor del mundo; pero nadie lo comprendía; eres quien una vez intento reducir su luz por la esperanza casi pérdida de encontrar ese algo, pero ese algo llegó hace un mes exactamente. Soñabas con alguien y hace un mes te diste cuenta de quien era, tú llegaste ilustrar en tu memoria una vida tan maravillosa que incluso llegaste a pensar que era algo irreal y de ficción; pero lo estás viviendo.
No estabas soñando con eso, soñabas una vida sin él, porque sabías que pasaría, en algún momento de sus vidas y que cuando notarás que había llegado, estarías lista; así como el estuvo esperando el momento; está listo; ambos lo están, están listos para compartir el resto de sus vidas juntos, tal como se lo prometieron bajo la luna en Italia.
Aún recuerdo esa noche, lo digo como si hubiera pasado años, pero es una noche que nunca se olvidará, entendimos entonces que somos del uno para el otro, pertenecemos aquí, aquí donde mi amor por ti solo crece cada día más, aquí donde puedes ser niña de nuevo, aquí donde mi niño interior vive cada mañana de navidad, aquí donde nuestro amor jamás va a acabar, aquí junto a ti.
Antes pensaba que entendía las relaciones, que son un riesgo de parte de ambas personas al entregar su vulnerabilidad y había leído que uno debe buscar a alguien te haga la vida menos difícil, que menos te dañe, sin embargo contigo se que no es cierto. Se que las personas toman esas historias de amor como algo a lo que aspirar y no alcanzar pero contigo, contigo me siento como todas esas historias, donde a pesar de que el mundo sigue andando, tu mera presencia le da los colores que le faltaban al mío.
Mi Angie, he llegado y no me iré, te prometí mi vida contigo y eso cumpliré, no hay nada que no quede de mí que no tengas tu, tú tienes todo mi amor, para este pianista siempre fuiste su primer amor, le haces sentir el día que cedió ante el amor de la música, ante el amor de tocar, ante el amor de su vida, ante ti. Ese día perdió contra el mundo, porque lo dejó para estar solo contigo, para que estemos juntos mi niña, tú y yo, siempre.
Alguien ama mucho quien eres y ama todas tus formas, y ese alguien, hoy esta contigo. Te amo un montón💗
"La noche se conoce como estrellada, porque hay estrellas en su interior, en su ser, forman parte de él y tu formas parte de mi, porque eres mi estrellita"
@annesweet
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Aún recuerdo el sabor de tus labios, aún tengo en la piel las marcas que tus caricias dejaron, aún siento el aroma de tu piel, y sobre todo, tengo las memorias de esas veces que nos entregamos al deseo que sentíamos. Quiero ser tuyo una vez más, quiero sentirme esclavo de tus deseos, y ser el responsable de tus momentos de pasión y desenfreno, quiero verte a los ojos mientras el éxtasis nos consume, mientras que nosotros nos volvemos uno, entrelazados en un instante erótico y tan lleno de fuego.
Porque nadie podrá lograr lo que solo tú puedes, porque nadie más que tú podrás sacias mis ganas, esas que parecen irracionales y que no dicen otra que tu nombre entre suspiros, quiero ser el salvaje animal que devore tu ser, y ser la vez la presa de tus perversiones, de ese lado que nadie más conoce, y que tanto me encanta.
Quiero maravillarme con cada rincón, quiero la suavidad de tus pechos, la lujuria que crece cuando escucho tus gemidos, quiero sentir una vez más esa entrega en la intimidad, esa que te hace una experta en el arte de amar, y que sabes muy bien que solo conmigo puedes dejar al descubierto. . . — Cesar P. “Noctámbulo” ©2024 #soyelnoctámbulo . . _____________________________________________ Respeta al autor. No le quites la firma.
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La revolución y el crimen del rebelde, parte uno: 06/04/24.
En tu memoria has vivido en el país desconocido de tu cabeza. Has llegado a una remota casa la cual destroza sus paredes a la alabanza del tiempo. ¿Qué era un hogar? Jamás experimentaste uno, quienes debían protegerte te enseñaron que el mundo es igual de cruel como en tu hogar. Has vivido reprimido por tus padres, por tu sociedad, por tu país. Has aprendido que la indiferencia complace tus miedos, te ha enseñado a resolver todo cortándote las cuerdas vocales y sacándote los ojos. Pero reprimirte te ata en unas cuerdas que tu mismo arrastras. Te encadenas como bestia, ¿por qué será? En tu infancia todos se aprovecharon de ti, sus ojos observaron la sangre brillante en tus manos, la misma que escapa al forzar la soga que te retiene. Todos notaron como te reprimes, mientras que ellos desconocían ese termino. ¿Qué hay de tu madre? Ella te cuidó del miedo a la vida, te crió con sus mismas inseguridades creyendo que te salvaría. Tu padre ni siquiera sabía que existías teniéndote todos los días en su hogar, en su vida, en su mente. Cuando la nada llegaba, contemplabas a tu madre llorar, sentías que llorabas tu, eso te dolía, te retenía el doble. Que desilusionante es la vida, fue eso lo que pensaste al verla llorar. Entre más el tiempo te abandona tu retienes un crimen que tienta contra tu cordura. Ves que la vida es un privilegio, una familia normal es un regalo, y no ser oprimido es tu deseo de libertad. Aun así, ¿qué sucede si creces? ¿Qué ocurre si sueltas la soga y te tocas la cara para mancharte de la sangre que ellos vieron? La que no pudiste ocultar. Vendrá una mujer con los ojos vacíos y la boca cocida, un violador, unos soñadores muertos de la población de tu mente, y lo que más saboreas, un dictador que emplea el modulo de vida como una casería. Gobiernas una revolución, desatas el crimen que retuviste y te vuelves rebelde torturando inocente, matando protestantes y bailando en sus fusilamientos, hasta que cada muerte inocente haga peso en tu conciencia y te tortures al paso del caos para que logres separarte de quien considerabas eras tu. Al liberarte del traje negro para ocultar la sangre, logras ver a un asesino ante ti, y así terminas en juicio contra tus deseos humanos reprimidos, tus dolores. Harás cara a tus fantasías, tus traumas, te enfrentarás al juez, el dictador genocida que usa una mascara de tu cara para ocultar la maldad. Los mirarás mientras tus manos sangran, los ojos observan la sangre brotar, tus padres te condenan y la sociedad que creaste a base de lo que ya existe te odia como te odias. Rogarás porque pare a pesar de que te gusta el caos, de que te gusta sentirte un abusador de mujeres, de hombres, niños y ancianos, rogarás porque tu madre te enseñe a morir en la indiferencia, en la inquietud con el beneficio de la duda. Y si logras sobrevivir, y si logras saber quien eres, no te condenarás, sino que otro lo hará. Alguien más te matará, y así concluirás tu crimen como rebelde, y se hará la revolución exigida por la minoría contra la autoridad discriminatoria y opresora de la sociedad que te forjó como un ser humano.
—¿Por qué me tratan como un animal? Yo no quise ser esto, ellos me obligaron. Por favor, perdóneme. No me odien, se los ruego. No me odien, no quiero eso. Por favor, se los ruego.
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29.03.24
Dos estatuas ecuestres custodian la plaza del Campidoglio acerco mis barbas a la piedra y rezo porque una palabra despierte un latido en la roca. ¿Llevaste, Miguel Ángel, tu oído al pecho de la bestia que se agita y rechina en mi deseo? ¿Cifraste sus latidos en alguna proporción del tiempo más dúctil que el granito? Hay dos estatuas ecuestres al final de esos peldaños. Un alazán joven y dulce te conduce al norte, donde la flor crece junto al rocío del silencio. Un potrillo más enjuto me devuelve a tu desierto de sombras entre el gemido de su andar. Hay dos estatuas ecuestres que veo entre cicatrices. Trepo a ellas y beso sus lomos: sacrifico este país compartido por el reino de tristeza y los ríos subterráneos que alimentan el árbol que engendra para ti los frutos del olvido y la memoria. Pago con mi sed y con las miradas de los espectros que entre tinieblas me coronan de exilio.
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«La amada inmóvil», de Amado Nervo
Y con tal fervor la había repetido, que estaba seguro de haber sido escuchado. Así, pues, mi desorientación, a medida que la gravedad se extremaba, era inmensa. Más de treces veces se leen en el Evangelio estas palabras de Jesús: «En verdad, en verdad os digo que todo lo que pidiereis al Padre, en mi nombre, os será concedido». Y cuando mi perpetua súplica salía de mi corazón, tenía yo cuidado de añadir: «Te lo pido, Señor, en nombre de Cristo, que nos dijo: “Todo lo que pidiereis al Padre, etc.”». En los últimos días, mi oración se iba volviendo imperiosa. ¡Creía yo tener el derecho de que se me oyese! Se trataba de la promesa del ser más puro, más luminoso y más grande que había pasado por la tierra. Era asunto de dignidad divina. Dios no podía dejar de cumplir la palabra del espíritu que más le ha amado y se la ha acercado más en la sucesión de los siglos: «En verdad os digo que todo lo que pidiereis al Padre, en mi nombre, os será concedido». ¡Y no fue así!
La amada inmóvil es un poemario póstumo que Amado Nervo escribió a la memoria de Ana Cecilia Luisa Dailliez, su esposa, quien murió de fiebre tifoidea en 1912. Contiene bastantes poemas, y todos son de una tristeza desesperante. Está precedido de una especie de prólogo en el que cuenta cómo la conoció y cómo fue su muerte. Yo nunca he perdido (ni siquiera he tenido) un amor de ese tipo, por lo que no puedo comprender del todo cómo debe sentirse pasar por una situación así, pero no es difícil hacerse una idea leyéndolo. Es un libro muy recomendable, al menos si se tiene ganas de sufrir un rato.
«¡Qué bien están los muertos!»
¡Qué bien están los muertos, ya sin calor ni frío, ya sin tedio ni hastío! Por la tierra cubiertos, en su caja extendidos, blandamente dormidos… ¡Qué bien están los muertos, con las manos cruzadas, con las bocas cerradas! ¡Con los ojos abiertos, para ver el arcano que yo persigo en vano! ¡Qué bien estás, mi amor, ya por siempre exceptuada de la vejez odiada, del verdugo dolor… Inmortalmente joven, dejando que te troven su trova cotidiana los pájaros poetas que moran en las quietas tumbas, y en la mañana, donde la Muerte anida, saludan a la vida!
«¡Oh, Muerte!»
Muerte, ¡cómo te he deseado! ¡Con qué fervores te he invocado! ¡Con qué anhelares he pedido a tu boca su beso helado! ¡Pero tú, ingrata, no has oído! ¡Vendrás, quizá, con paso quedo cuando de partir tenga miedo, cuando la tarde me sonría y algún ángel con rostro ledo serene mi melancolía! Vendrás, quizá, cuando la vida me muestre una veta escondida y encienda para mí una estrella. ¡Qué importa! Llega, ¡oh, Prometida! ¡Siempre has de ser la bienvenida, pues me juntarás con Ella!
«¡Qué importa!...»
¡Qué importa que no sepas cómo te sigo amando más allá del sepulcro, si lo sé yo con creces! ¡Qué importa que no escuches cómo estoy sollozando si escucho mi sollozo yo, que soy tú dos veces!
«Nadie conoce el bien»
Había un ángel cerca de mí, mas no le vi… Posó las plantas maravillosas entre las zarzas de mi erial, y yo, en tanto, estaba viendo otras cosas. Cuando, callado, tendió su vuelo y quedó al irse torvo mi cielo, mi vida huérfana, mi alma vacía, comprendí todo lo que perdía. Alcé los ojos despavoridos, llamé al ausente con un gemido, plegó mis labios convulso gesto… Mas pronto el ángel dejó traspuesto, con vuelo de ímpetu soberano, las lindes negras del mundo arcano, y todo vano fue…, ¡todo vano! ¡Quién del espacio devuelve un ave! ¡Qué imán atrae a un dios ya ido! Dice el proloquio que nadie sabe el bien que tiene… ¡sino perdido!
«Hugueana»
¡Ay de mí! Cuántas veces, arrobado en la contemplación de una quimera, me olvidé de la noble compañera que Dios puso a mi lado. —¡Siempre estás distraído! —me decía; y yo, tras mis fantasmas estelares, por escrutar lejanos luminares, el íntimo lucero no veía. Qué insensatos antojos los de mirar, como en tus versos, Hugo, las estrellas, en vez de ver sus ojos, desdeñando, en mi triste desatino, la cordial lucecita que a Dios plugo encenderme en la sombra del camino… Hoy que partió por siempre el amor mío no me importan los astros, pues sin ella para mí el universo está vacío. Antes, era remota cada estrella: hoy, su alma es la remota, porque en vano la buscan mi mirada y mi deseo. Ella que iba conmigo de la mano, es hoy lo más lejano: los astros están cerca, pues los veo.
«Unidad»
No, madre, no te olvido; mas apenas ayer ella se ha ido, y es natural que mi dolor presente cubra tu dulce imagen en mi mente, con la imagen del otro bien perdido. Ya juntas viviréis en mi memoria como oriente y ocaso de mi historia, como principio y fin de mi sendero, como nido y sepulcro de mi gloria; ¡pues contigo, nací; con ella, muero! Ya viviréis las dos en mis amores sin jamás separaros; pues, como en un matiz hay dos colores y en un tallo dos flores ¡en una misma pena he de juntaros!
«Nihil novum»
¡Cuántos, pues, habrán amado como mi alma triste amó… y cuántos habrán llorado como yo! ¡Cuántos habrán padecido lo que yo padecí, y cuántos habrán perdido lo que perdí! Canté con el mismo canto, lloro con el mismo llanto de los demás, y esta angustia y este tedio, ya los tendrán sin remedio los que caminan detrás. Mi libro solo es, en suma, gotícula entre la bruma, molécula en el crisol del común sufrir, renuevo del Gran Dolor… ¡Nada nuevo bajo el sol! … Mas tiene cada berilo su manera de brillar, y cada llanto su estilo peculiar.
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Senderos Empedrados
- ven, siéntate. ¿Te gusta la leche o el jugo, o prefieres el agua?-
pero abael seguía en silencio, como si la ausencia naciera al junco de los ojos,
-aun siendo una niña, no te preguntas por nada, como si tú vida hubiera sido consumida. parecen una veterana.. -
dijo el dueño de la casa sin darse cuenta... volvió a mirara los ojos de abael, pero ella seguía sumida en el silencio. así que el hombre dejo caer un suspiro airado y miro hacia cada esquina de la casa; entorno al comedor, a la cocina de palo, a la salita con sus muebles viejos, a los dos cuartos subiendo las escaleras... y sintió mas fuerte la opresión de romper aquel silencio, de explicar esos nueve años de ausencia, de conocer a la niña que estaba frente a él. después de todos esos años buscando el paradero de su hija no podía creer el jarro vacío que encontraba frente a sus ojos, sentía un nudo apretando su cuello, culpa e ira contra todo aquello por lo que ella había paso siendo tan pequeña y solo le restaba una mirada perdida y un silencio cruel.. ¡no puede ser así!, se repetía dentro de un mar de pensamientos que no cesaban de moverse dentro suyo, y supo conveniente que debía traer a su hija de aquel lugar oscuro en el que se encontraba su ser. así que comenzó con presentarse.
- ¡hola, pequeña!, ¿te llamas abael. verdad?-
hubo silencio por parte de la niña. ni un pizca de movimiento en su rostro
- ¡bonito nombre!, por lo que me dice la carta, tú y tu madre..
mordió aquella palabra... retomo luego de un suspiro que le invadía la voz,
- ¡Bueno, Lucy y tú, vivían en un convento. el mismo donde ella se crio... así que imagino que nunca has reído, eso solía decirme Lucy cuando estábamos juntos en aquel lugar. allí nunca se ríe, siempre estas encerrado en un lugar oscuro, y hay un institutriz que es la encargada de ti; te llevaba la comida, te saca y te dice que y como hacer las cosas, solo cuando creces que se te envía a trabajar en casas de personas adineras o bien sea para mujer de un buen tipo-
Ismael se callo de nuevo bruscamente. «no puedo creer que la hayas llevado allí, bueno.. al final no tenia a nadie mas, de alguna o otra manera yo le abandone, solo tenia a esa institutriz y su convento, ella sabia que las recibiría con los brazos abiertos. yo tuve que irme a la guardia militar, todo fue tan deprisa que no hubo tiempo de nada. esa noche que nos despedimos sin saber que seria la ultima en vernos, habíamos acordamos huir juntos hacia norte del país. ella estuvo ansiosa toto el día, pero solo me comento que algo entre nosotros lo cambiaria todo. así fue como nos separamos; me despertaron en la madrugada y me alistaron para subir al camión; tenia solo 16 años y ella 15, solo unos desprotegidos mas en el mundo que se cruzaron y que la vida los separo para siempre. recibí su carta después de seis años. aquella carta me la aprendí de memoria; hola Ismael. soy Lucy, tuve una niña el pasado noviembre; no la he visto y no sé si quiera verla. la llame abael; “de "abel" soplo efímero y de Havel fragilidad, solo "A" acentuando su particularidad. no se cuanto tiempo llevo en cama y no creo que llegue a verla; ni a ella ni a ti, ven por ella. sé que a tu lado aprenderá a ser feliz como yo lo aprendí. merece una mejor vida que la mía, los dos son uno mismo para mi corazón; ella es la unión de los dos. y deseo con mis ultimas fuerzas su felicidad... pero me temo que hay algo dentro de su mirada que la hace un especie de ángel, y ya es sabido que los ángeles de carne y piel en este mundo son maldecidos y sufren tanto, que por eso le pedí a la institutriz que bañe sus mejillas todos los días en agua de rosas (diles que las rosas son tan fuertes que se pueden arrancar a su antojo) y le suplique que no le hablara de Dios o del mundo, siento que se daría como mártir con una facilidad que me aterra. deseo que sea niña, adolescente, mujer, libertad y alegría" quizás meses después de esa carta fue su ultimo día y la del ministro de Dios. así que fueron siete años mas que tuve que buscarla
»..- mi nombre es Ismael. soy tu padre, aunque me temo que no me comprendes en absoluto, te han enseñado lo que debes decir y dejas tu pesada vista sobre el vacío como si pudieras volver a la vida los recuerdos. eres una niña y es natural que tu mente hiciera un resguardo para sobrellavar todo... Pero te aleja de todo y todos al mismo tiempo, ¡estás tan lejos. Dime tu nombre, mírame..! -Ismael hacia esfuerzos para no llorar, apretó los puños entre sus manos recias, Quería contener el enojo y la tristeza que le devoraba. se mantuvo en esta disposición casi cuatro horas hablándole de diferentes maneras, pero no puedo hacer que le viera, ni sacarla de su mudez. Escarbaba en sus interior, exponiendo sus culpas y el pasado. al finalizar la tarde eran dos con la vista nublada. Sin decir más se dirigió hasta la cocina de palo, abrió la lacena, tomo las frutas, las dejo resbalar sobre sus manos y el agua que las mojaba, las tajo y las dejo sobre el plato rosado y pequeñuelo que había comprado el día anterior al saber que al fin de tanto buscar había encontrado a su hijita y que llegaría esa misma tarde -Estás cebollas.. -
se dijo como si tuviera que excusarse frente alguien por su descomunal llanto, más la niña permanecía con la vista sobre la puerta. Soltó la risa y le miro de soslayo.. era hermosa; tenía unos 12 años, más a simple vista aparentaba unos 5 o 6 años, como si el tiempo pasara más lento en ella, de cabellos negros y ondulados, de piel blanca, con mejillas de pintas rosadas, un tono un tanto antiguo en las manos y una parte del cuello más canela, como si fuera mapitas que solo al detallarla fueran visibles... delicada y suave su tez, sus ojos parecían tener un color vivo que solo podía imaginar por el aire que exhalaba con su rostro por completo. No será muy alta o voluptuosa, más aun hermosa como ella misma. Contuvo sus pensamientos, mientras tomaba aire y se resignaba quizás a qué nunca saliera de aquel trance. así que se dijo resuelto; si es así; le cuidare del mundo y velare por ella cada día, como debía ser. Con estas palabras se alentó al dejar el plantó frente en la mesa y llevar suavemente la silla a la mesa-come. yo te cuidare, no tienes nada que temer. Soy tu padre- Las últimas palabras salieron como nudo, se desataron para cambiar su esencia para siempre, Ismael ahora no solo era leñador y vivía a una hora de la villa de isolde, ahora también era un padre
- Te pondré uno nombre adicional, uno de alegría, si me lo permites; te llamare iris, Iris de Abael. pero yo solo te diré iris; al contrario de Lucy, sé que dentro de ti llevas la esperanza-
Ella comenzó a comer e Ismael se sintió lleno de fuerza y fe. luego de unos minutos estuvo limpio el plato, se coloco de pie, y sin mover su vista, comenzó hablar
-como guste usted. Si debo hacer algo dígame; qué soy diligente y sé hacer las cosas. No tiene que volverme hablar, en el camino la sr Lauren me dijo lo que usted me acaba de decir, que debía obedecerle ya que viviera con usted y en caso que no salieran las cosas bien, yo ya no sería de la propiedad de nadie y lo que pasará conmigo tampoco le importaría a nadie. comprendo mas de lo que me gastaría, aunque la mayoría creen que no es asi.. mas yo prefiero no mirar, no tiene mucho sentido, querer atar una sonrisa y luego despedirla. Así que usted dirá sr Ismael los detalles de como viviremos, el cómo debo decirle, que debo hacer, los horarios, las rutinas, lo que gusta o le enfada así no necesitaré de palabras o explicaciones, solo si es para un cambio de los mismo que me va a decir-
Ismael se encontró desconcertado y estuvo unos minutos sin saber que decir, luego vio aquello que menciono Lucy en su carta, y aquello que comprendido enseguida al verla directamente a los ojos; había pasado por tanto, que el tiempo dentro de ella se triplico a pasos agigantados, la desdoblo antes que a cualquier ser humano; a una compresión de si mima y el mundo. sintió a la culpa arremeter. pero como un niño asustando se quedó en silencio
-comprendo, usted quieres que yo hable como lo haría los otros niños, pero yo solo hablo así con ellos o las aves. Soy una persona de su edad si quiero verlo así, solo que no Debo estar de un lado para el otro- Ismael busco palabras como si quisiera encontrar la lógica en lo que seguía
- usted prefiere que me vaya, si es así; gracias por la comida. Y descuidé que sigo siendo una niña y hay palabras que quizás no comprenda, así que no se sienta responsable de mi-
Ismael entre el llanto la trajo del brazo y la abrazo. Ella salto de sus manos golpeando las de él como una Cría, y le clavo como estaca la mirada por primera vez. Ojos fuertes, punzantes, con fuego inundado en su color. advertían que no dejaría un mínimo acercamiento a lo que fuera, palabras o acción-
Sintió que un golpe le llenaba el pecho,
-no quería asustarte... yo solo... quiero cuidarte y brindarte mi cariño.. eso es todo. no quiero que hagas nada, no tienes horario, ni un deber, no tienes que hablar o decirme. Te cuidare y daré de comer. soy tan cria cómo tú, nadie te pondrá una barrera y yo no lo permitiré que eso suceda jamás.. eres mi hija y así te tratare -
Abael reconoció esa mirada, sintió un llanto ligero en sus ojos, se apresuró y se dirigió hacia las escaleras que daban al cuarto. Antes de desaparecer se giro y con tono sereno y dulce atendió a la mirada de entrega que Ismael le deba
-comprendo, no será sencillo, yo no soy algo que se pueda llamar habitual... Pero, lo veo en sus ojos, me quiere, aunque esto me resulta algo difuso y difícil de asimilar, lo veo en su mirada. Me gusta el nombre de iris, también me gusta madrugar y andar por ahí entre el bosque, mas vendré a la concina a en las horas habituales para el desayuno, almuerzo y comida. no se preocupe creo encontrar mi habitación, y lo demás que supongo que compro para mí. Gracias Ismael-
...
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Portal
Una palabra que no me sale decir, me hace pensar en mi hermana y que ella la entendería. Es una palabra un poco confusa o irregular, como un incendio, pero no me la digas.
¿Cuál es la diferencia entre tener pelo o sal en la cabeza? Capaz la mayor diferencia podría ser que el pelo sale por los poros del cuero cabelludo hacia afuera y por el contrario, la sal se depositaría en cada poro creando por sumatoria un gran tapón capilar. Algo parecido a un casco mineral.
Hay algo en pensar la subjetividad que hace que el tiempo transcurra de otra forma, pero no necesariamente mas rápido. Me pregunto si en aquella época percibían la memoria como un archivo en espiral o como una especie de masa o plastilina temporal que se va moldeando mientras uno crece y se entrelaza con otros. Haciendo un esfuerzo uno puede reconstruir un refugio y también un pozo ciego, pero nunca la masa tiene la misma forma. Se puede hacer rewind hacia atrás y mirar tu pasado en blanco y negro o imaginar como va a ser el futuro de tal o cual persona full HD. O será que las personas somos como barrotes de una cama de bronce, unos rectos, otros doblados, algunos brillan y otros casi olvidados pero todos sosteniendo un mismo colchón. ¿De quién son las sabanas? Mientras tanto afuera todo se mueve.
¿Pero que pasaría si solo un (1) poro del cuero cabelludo quedara descubierto? Si el casco mineral tendría una pequeñísima ínfima fisura. Si ese grano de sal, que tiene la idea de tapar ese poro en particular, ese dia no se presenta a realizar la función.
Así es como se abre un portal.
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Los hijos del Este
El libro perdido
Capítulo 1
Cada mañana despertaba acompañado del calor del sol y el aroma dulce de los jazmines en su ventana. Así fue desde que tenía memoria pero lo acompañó incluso antes de nacer, cuando su madre tejía y cocía el ajuar del nacimiento y luego cuando su padre pintaba el cuarto que hoy era suyo.
La enredadera crece indómita, aferrada por todo lo ancho y alto de la muralla, sin brechas excepto el marco de la ventana, donde ofrece vides floreadas con las que Izuku aprendió a hacer coronas y brazaletes. Con el tiempo, creció lo suficiente para sentarse en el borde mientras leía libros o dejaba secar el cabello húmedo al sol, entonces aprovechaba de hablarle, arrullarse con su aroma dulce y amable en cada momento importante o crisis.
Por eso no imagina mañanas ni atardeceres donde esa mística fragancia no esté, al punto que no desea otro hogar diferente al suyo, quiere una casa donde sus cachorros crezcan con la misma bondad.
Hoy Izuku está listo para vestirse con el traje ceremonial, más no puede evitar recortar algunas flores para guardarlas en una bolsa pequeña que oculta entre los pliegues del nagajuban. Sobre la cama, el kimono reposa listo, cubierto por atados con hierbas que sirven para ahuyentar polillas y absorber la humedad. Está listo para vestirse, pero antes debe asistir a su padre.
Sale de la habitación rumbo al cuarto principal, donde su padre termina de ajustar el cuello del nagajuban azul. Aún antes de entrar a la habitación principal, Izuku sonrió al escuchar los gruñidos frustrados del alfa por no poder arreglarse adecuadamente, ahí se anuncia con una sonrisa y saludando a su padre comienza a vestirlo.
- Tu madre estaría molesta conmigo...Diría que soy un sambo o algo por el estilo.
Su hijo rió pero negó con la cabeza- No creo que te reprochara nada padre.
- Tienes razón. Sólo me daría una porción de comida más pequeña y probablemente no sea por no poder vestirme solo con esto, sino por dejarte montar a caballo solo.- reprocho. En realidad Izuku no tenia esa libertad pero tampoco dejaba el candado puesto en el granero para impedir que saliera por cualquier cosa. Todo era escusa suficiente.
Desde los 9 esa fue una pelea, o más bien la única discusión que el matrimonio Midoriya enfrentó con respecto a la educación de su cachorro. Por esos tiempos, en especial con la regencia Tradicionalista de la Dinastía Todoroki, no era bien visto que un omega montara a caballo, y los pocos que lo hacían nunca aprendían antes que los betas o alfas a los 12 años, sin embargo, el chico montó el potrillo de la granja a los 9, bajo la estricta supervisión de su padre. Izuku suspiró cansado, guardándose cualquier comentario al respecto, pues desde que su madre murió el hombre tomo como propias todas las aprensiones de su madre, prohibiendo todo lo que alguna vez le enseño aunque sólo de palabra, en realidad nunca tomo acciones directas para impedirle estos desacuerdos en su crianza.
Entre sus manos, el chico acarició la tela suave de la yukata antes de extenderla para que su padre se calzara la prenda. Con cuidado acomodó y quitó los pliegues de la tela, dejando el lado izquierdo sobre el derecho. Luego ató el Obi al recordar que su padre también era un desastre en eso.
Ya listo, el alfa mayor lo abrazo y le acarició el cabello verde, más no pudo evitar que su nariz buscara sentir el olor a menta que era tan parecido al de su difunta esposa.
- Izuku...ahora es tu turno- le dijo con nostalgia y caminaron rumbo al cuarto del menor.
El vestido ceremonial, nunca fue un evento sencillo para nadie puesto que el atuendo se compone de muchas piezas . Cada una con un fin para proteger el vestido final, el kimono o la yukata, una prenda hecha de tela fina y costosa, teñida a mano con técnicas muy laboriosas por artesanos locales.
La tarea del vestido normalmente recaía en la madre, sin embargo, Izuku asumió esa responsabilidad al morir Inko de fiebre puerperal a la edad de 11 años.
En el cuarto de Izuku, los mayores encuentran a Kota admirando embelesado el kimono de su hermano mayor, sus ojos fijos en las intrincadas figuras de niebla entre juncos, flores y peces koi. Es tanto su interés que mueve su peso de un pie al otro o de adelante hacia atrás con las manos escondidas en su espalda, conteniendo las ganas de tocarlo, por temor a ensuciarlo y hacer enojar a padre.
Izuku sonrió al ver la expresión del niño, que apenas podía soportar su curiosidad. Pero como su hermano acostumbraba meter las manos en la cocina, entre las conservas, miel o carne seca, decidió que por esta vez no iba a consentirlo. En lugar de eso tomó una manta y se la tiró encima de la cabeza. El niño rio y se lanzo sobre él bufando con falso enojo solo para reír a carcajadas cuando Izuku le hizo cosquillas. Pronto las risas llenaron el lugar, formando una melodía que acaricia el corazón del alfa.
Con un carraspeo interrumpe los juegos de sus hijos. La hora de la ceremonia estaba cerca y aún debían llegar al pueblo para dejar a Kota con los abuelos.
- Izuku, tenemos que irnos
-Lo siento padre- le contestó entre rizas.
Al terminar, salieron de la casa trancando la entrada para luego encender un incienso sobre un platillo de metal que cuelga sobre la puerta para protección de malos espíritus mientras dejan el hogar para dar sus agradecimientos a los dioses.
Ya en el establo, su padre toma los dos caballos de la familia Aka y Cora. Izuku revisó la silla de montar pero mientras lo hacía su padre le advirtió que por favor montara como su madre, para su disgusto. El viaje era un poco largo y esa forma de montar aunque bonita para vista era muy poco práctica y hasta peligrosa si el caballo cabalgaba muy rápido.
Transcurrieron varios minutos antes Hisashi viera a Izuku resignarse a cumplir la petición, y cuando lo hizo, tenia los labios estirados en una fina línea. Pero finalmente tras luchar un poco con sus vestidos, logro poner ambas piernas a un lado del caballo enganchando las riendas en una mano al tiempo que sostiene la espalda recta.
Su madre habría estado orgullosa, piensa al ver el porte elegante en su hijo mayor, o hasta magnifico de no ser que sólo un minuto después estiró las piernas de golpe para luego arrojarse del caballo jadeando como si hubiera sufrido una especie de tortura.
La mirada acusatoria del alfa no se hizo esperar pero Izuku le recordó que no se había puesto un pantalón debajo del kimono para ir sentado como mujer. Obviando el hecho de que es omega.
- Padre, nadie monta de esa forma.
- Por que no hay otros omegas que monten a caballo.
-Por que otros omegas no viven tan lejos del pueblo y además nos es mi culpa que las ruedas de la carreta estén inservibles- puntualizó. Lo cual era muy cierto, ellos vivían en una provincia lejana separados inclusos de las demás granjas, por varios cientos de metros. Además la carreta que usan para transportar las cosechas o lo que hayan preparado en invierno para vender en el mercado, ya estaba muy vieja, si que tuvieron que mandar muchas de sus partes.
- Juna es omega y no monta a caballo- repuso Hisashi mientras revisaba la montura de Kora, aunque por la cara que le dio su hijo supo que iban a tener una discusión.
- Juna, no monta a caballo.- aceptó, frunciendo el ceño- pero tampoco lee, escribe ni teje o algo. Solo está ahí como centro de mesa, a la espera de que un alfa quiera mon...
- ¡Izuku Midoriya! Soy tu padre y tu alfa hasta que no Hayes nada mejor, así que modera tu lenguaje y toma asiento en la montura como te lo he pedido. – Gruñó, la espalda recta y ofendida para imponerse. Si solo pudiera estar enojado con su hijo por mas tiempo que un latido. Tras su arrebato suspiró cansado y culpable. Fue su culpa que el respondiera así, siempre a sabido que a Izuku odia que lo comparen con esa pobra chica, pero tampoco puede tolerar el lenguaje vulgar.
Tienes que educarlo mejor, dice una voz nostálgica, pero tiene un apego enorme hacia el y no se explica cómo paso, porque el mismo día en que Izuku nació, supo que crecería para casarse y vivir lejos de él, un destino del que ningún omega de la provincia escapó al no haber nacimientos de alfas en la zona.
Sin embargo, con cada año sin que llegara el hijo alfa o beta, le fue imposible negar algo al único bebé que tenía en casa y antes de darse cuenta, tenía un niño omega que no fue criado para ser un esposo o al menos el tipo de esposo que suelen ser los omegas, debido a su independencia.
Por su parte Inko Midoriya lo educó sobre administración doméstica y crianza de cachorros hasta lo que le permitió la vida. Nadie sabría que en sus últimos días, ella rogó a los dioses por que el futuro alfa de su hijo fuera un hombre paciente y amable, para que tuviera paciencia sobre todas las cosas que Izuku no llegara saber una vez contrajera matrimonio.
Pese a todas sus aprensiones, demostró tener una inteligencia muy flexible. Cuando Izuku no estaba ayudando en casa a su madre, Hisashi lo llevaba con al campo, allí recogían la paja y forraje de los animales, otras veces simplemente lo sentaba en una cerca por ahí para que Izuku leyera algo.
El alfa amaba escuchar su voz y sobre todo ver como cada día la inteligencia de su pequeño crecía enormemente, pero a medida que pasaban los años fue cada vez mas frecuente preguntarse sobre qué clase de alfa cortejaría a su muchacho, que tan inteligente serían los niños que vendrían y si esa vida seria suficiente para Izuku.
Cuando el último libro de la casa fue concluido, las preguntas que Izuku tenía del mundo no hicieron más que aumentar en cantidad y complejidad. Tristemente el alfa tuvo que explicarle que no podía enseñarle nada más porque el mismo nunca tuvo los medios para adquirir una educación superior, sin embargo, su hijo omega, siendo tan joven y humilde le demostró que si habían cosas que podía aprender de él.
Hoy sabe de números, maneja las cuentas de la casa y puede negociar en el mercado sin ser estafado, también sabe de historia y sobre todo criar animales con un talento natural y casi místico
Izuku agacho la cabeza como signo de respeto y sumisión tras oír el reto de su padre, sin embargo, al hacerlo sus ojos encontraron a su hermanito a un lado de su caballo. Seguramente estaba esperando que alguien lo subiera sobre la montura.
- No puedo llevar a Kota sentado así.- advirtió con ternura. Hisashi entonces reparó en el niño pero su gesto se endureció incluso más.
-Yo lo llevare esta vez- espetó para luego sentar al niño sin cambiar el talante. - Tu hermano a veces me hace enojar.- le explicó al niño tras ver su rostro lloroso.- No llores, eres un alfa.- dijo golpeando despacio los hombros del niño.
-Papá- llamó Izuku mientras seguía el caballo de su padre. - tiene 5 años no seas tan duro con el
-No, debe aprender. Si va a la escuela con este carácter, los otros niños querrán pasar por encima de él.
-Lo vamos a enviar a la escuela? – le dijo Izuku entusiasmado. Olvidando por completo la discusión y el enojo.
- Si Izu, tu madre así lo hubiera querido.
Entonces Izuku afianzó la correa y se adelantó para ocultar las lágrimas de emoción.
Dos horas después arribaron a la ciudad. Allí buscaron la casa de los abuelos Maternos para dejar a su cuidado el menor de los Midoriya y los caballos.
Como cada año, tomaron asiento para compartir los alimentos con la pareja y se pusieron al día con los acontecimientos con un ritual muy estricto pero consciente. Normalmente el abuelo acaparaba la atención de sus nietos contándoles historias de las guerras pasadas y cuentos de terror sobre el extinto pueblo bárbaro, o de bestias negras con dientes de sierra. Entonces Kota gritaría emocionado y pediría más, pero Izuku con 16 años, ya conocía cada historia de memoria así que no solía compartir el mismo entusiasmo. Luego, cuando el anciano se aburriera de acaparar la atención dejaría a los niños para salir a fumar con Hisashi.
Y ahí fue cuando Izuku realmente aprecio estar en la casa de sus abuelos. No por que no le agradara el hombre orgulloso, pero por alguna razón su abuela jamás hablaba con él cuando estaba presente, salvo para asentir o secundar las opiniones de su esposo.
Tan pronto el hombre se fue, la anciana agarro entre sus brazos a kota y luego a Izuku a pesar de que ya estaba demasiado grande para eso. ambos rieron y le devolvieron las caricias con risas, besos o simplemente disfrutando del el olor a leche y canela que desprendía para arrullarlos.
De pronto la mujer sonré ampliamente, empuja a izuku lejos y ataca a kota con cosquillas hasta que el niño se huye a toda prisa al patio, probablemente para cazar insectos.
Al verse solos la mujer sonrió.
- Izuku...-llama la anciana en tono meloso- Eres tan parecido... – susurra mientras ve el perfil de su nieto.
-A mamá, lo sé. – concluye el muchacho sonriendo, luego se acomoda frente a ella para observar el rostro envejecido y analizar sus facciones. Él supone que si su madre fue parecida a la abuela y este a ambas, entonces en su vejez tendría el mismo rostro apacible y solemne que admira.
- No mi niño, es decir, sí, te pareces a ella, pero ahora me refiero a tu tátara abuelo. Serías idéntico de no ser por esas feas manchas en tu cara.
El chico frunció levemente el ceño ante las quejas sobre sus pecas, pero por esta vez lo dejó pasar y se concentró en la mención de su antepasado. Si bien su abuelo siempre hacía alarde de sus raíces, muy por el contrario la abuela era muy reservada, además sin importar lo que intentara, su abuelo volvía en el momento preciso interrumpiendo cualquier recuerdo de la mujer.
- No tenía pecas- balbuceo nervioso y molesto a partes iguales. Esas pecas eran herencia de su familia paterna y le gustaban- O sea ¿Cómo era? - se rectificó antes de recibir otro discurso sobre rostros blancos y bellos como el de sus pergaminos- Es decir ¿A qué se dedicaba?
- Cazador...antes de establecerse, claro está, pero mi madre decía que quinientas cabezas era el número.
Izuku entonces repaso lo dicho por su abuela, pero no tenía nada de sentido. Se suponía que debía saber que su tatarabuelo no se estableció hasta vivir en ...¿En la ciudad? ¿Esta ciudad? ¿Entonces dónde vivió antes? ¿Por qué era relevante? "Alto" se regañó mientras entierra sus uñas contra la mano contraria. Estaba divagando demasiado y su abuela tiene ciertos problemas de memoria.
-¿Número de qué abuela? ¿quinientos que?
- No tengo idea, pero ella decía que ajusticio 500 cabezas... - dijo mientras llevaba una mano hacia su mentón, concentrada en ese detalle. - pero debía ser cazador porque teníamos pieles. Tantas piezas de cuero y todos los tamaños que había un cuarto lleno de ellas- concluyó animada ante la luz de sus recuerdos, pero tan pronto esa energía llego se fue y sus ojos se entristecieron- Teníamos muchos, pero las perdimos en el segundo gran incendio del pueblo. Ay mi niño, mi madre las atesoraba tanto, lloró por meses, incluso los vecinos lamentaron las pérdidas, porque eran muy bellas y del gusto de todo el mundo.
- Lo siento abuela, creo que ya me habías contado eso. Lo siento mucho
- Me fascinaban, pero mi madre las amaba más que yo. Eran tesoros familiares, verdaderas reliquias...También era todo lo que nos quedaba de él. - le aseguró e Izuku la escuchaba atentamente. Esa era una de las conversaciones más largas que tenía con la anciana en mucho tiempo, con cada año su memoria se perdía más y más.
-Mira lo que me estoy acordando. - dice con una sonrisa mientras ve fijamente algo distante, no existe en la realidad pero en su mente el recuerdo toma forma tras estar perdido por muchos años.- un día llegaron a nuestra casa unos sirvientes de la nobleza. Mi madre estaba sorprendida y avergonzada porque nuestra casa era pequeña y esas gentes viven en palacios, sin embargo, peor habría sido no recibirlos, así que los invitó a pasar. Ahí fue cuando ofrecieron monedas de oro por las pieles del abuelo. Nosotras nunca antes habíamos visto tanto dinero, pero, aunque nos hacía falta, ella se negó. ahora la entiendo tanto...
- ¿De qué eran las pieles abuela? ¿Dónde las obtuvo? Porque, por esta región no hay mucho que cazar.
-Ay hijo, le pides mucho a esta vieja. No recuerdo nada, tengo la cabeza mala.
El chico asintió, pero bajo la mirada decepcionado, ante esto, la anciana se sintió tonta y aún más vieja- lo siento Izu-chan, pero lo único que recuerdo es su pelaje. - mencionó nostálgica. De pronto nota como su nieto la mira nuevamente con esa bonita curiosidad y decide que quiere ver ese brillo un poco más- era muy abundante, con el pelo tan largo que mis manos podían hundirse hasta los codos y era suave cómo la seda de color gris brillante ...Se perdió como todas nuestras cosas.
- Lo siento no quería hacerte recordar cosas tristes.
- No. No cariño, ya no importa porque gracias a eso nos mudamos y luego pude conocer a tu abuelo.- dijo riendo como si hablara de una travesura.
- ¡Entonces se conocieron desde jóvenes!
-Shhhh, no. - niega dándole un codazo de complicidad. - ¡Los Alfas no deben amistar con omegas antes de los 16!- dice imitando la voz de su esposo. El omega rio frunciendo los labios para no delatarlos, pero tuvo que esconder su cara en las ropas de abuela cuando esta le hizo cosquillas de sorpresa.
- Pero abuela yo no conozco a ninguno. - le juró tratando de alejarse de ella.
La anciana entonces adoptó un gesto indignado y fue implacable. - Más rápido se atrapa a un mentiroso que aun cojo chiquillo. En el mercado tengo muchas amigas- le advierte soltándolo al fin.
Izuku enrojeció y ocultó su cara entre sus manos negando. Era verdad que no tenía pretendientes, pero de que hablaba con jóvenes alfas cuando no estaba su padre...
-Pero que se supone que haga, me aburro en el puesto y no puedo echarlos si quieren llevar algo.
-Aburrimiento...- ironizó, aunque ya no tenía energías para seguir molestándolo. Su cuerpo ya no la acompañan tan bien como antes.
Cansada apoyó la cabeza en su hombro buscando refugio en la juventud viva de su nieto. Izuku entonces pasó un brazo tras su espalda y la abrazo con delicadeza sintiendo el peso de las preocupaciones en ella, entonces quiso reconfortarla, hacerle sentir que nada importaba más que compartir juntos el tiempo que les quedara y no los recuerdos que estaba perdiendo.
Para la mujer era extraño dejarse envolver por el abrazo de un niño que hasta hace unos poco años se acostaba en sus faldas o jugaba a sus pies, sin embargo, era un sentimiento cálido porque de no ser por ella y el matrimonio solido que construyó junto a su esposo, ese niño tan perfecto a sus ojos jamás estaría ahí con ellos. Sus nietos son un regalo, pensó y como si eso activara una alarma la anciana llevó sus manos hasta el bolsillo de su vestido, palpando el regalo que debía entregarle a Izuku. Frustrada gruño. Esa cabeza suya estaba traicionándola otra vez.
- Izuku, tengo un presente para ti.
Su nieto la miró y volvió a pegar su mejilla contra su coronilla y ella aspiró el delicado aroma a hierbas que desprendía.
-Abuela no hace falta.
- Pero ya tienes 16 años y tu belleza casi ha madurado.- dijo con tono cuidadoso pues ese aroma que la llenaba de paz era el inicio de algo importante. Ante el gesto Izuku inmediatamente supo que le daría otra charla sobre su crecimiento y adultez por lo que prudentemente miró a su alrededor en busca de su joven hermano. No lo hayo.
- Estas creciendo tanto...Tendrás tu propia familia. - insiste mientras saca el regalo pero se detiene al oír una pregunta curiosa.
- ¿De verdad cree que mi celo llegara pronto? -
Entonces la mujer agravó la mirada y llevó sus manos al rostro de su nieto para regañarlo, sin embargo, puedo notar lo preocupado que estaba por eso.
- La mayoría ya tuvieron sus primeras experiencias...- continúa izuku mientras presiona la tela del kimono con su mano. Se siente preocupado porque la verdad es que no tiene con quien hablar de estas cosas, la partera siempre está ocupada, las pocas visitas son cortas, además esa mujer hablaba todo lo importante a solas con su padre y a puerta cerrada.
- Déjame verte- pide la anciana y con delicadeza acaricia su mejilla para palpar la suavidad de la piel, luego observa los ojos grandes de color verdes con atención, encontrándolos inundados del brillo de cortejo, una especie de luz vidriosa que los omegas desarrollaban sólo en esas fechas de fertilidad. Finalmente, se dio el gusto de acariciar la cabeza de su descendiente disfrutando de la suavidad y el brillo saludable en las hebras verdes y rizadas.
Ahora estaba más que segura del diagnóstico, pues el primer celo de un omega despierta cambios profundos en sus cuerpos y mente para acentuar las facciones y belleza natural. Su finalidad es llamar la atención de un alfa fuerte y saludable. Ella tiene bastante experiencia conociendo bien ese proceso, asique supo reconocer todos los síntomas en su nieto, aunque, sólo faltaba que los labios de Izuku tomen mucho más color.
-Estoy segura, una anciana con 3 hijos omegas en su haber sabe bien de estas cosas. - le advierte al ver que Izuku no parece satisfecho.
- ¿Debo preocuparme porque esté tardando? La otra omega ya tuvo el suyo y la gente dice que puedo ser menos fértil
-no cariño, eso no tiene nada que ver. – interrumpe compasiva.- Podrías incluso tenerlo a los 22 como tu bisabuela y sabemos que tuvo 9 niños.
Izuku abrió grande los ojos y se tensó.- ¿Pero es verdad?- dijo ya que jamas conoció a nadie mas de la familia, según sabía todos se habían ido a vivir mas cerca de la capital.
-Por su puesto ¿No tenías idea? De hecho, son 9 sin contar los gemelos, pobrecitos, fallecieron de neumonía...
- ¿Cómo tienes tantos hijos? - divago en voz alta.
- Bueno en esos tiempos el té estaba prohibido y siendo sincera 9 es poco, tu tatarabuelo tuvo 12
- Abuela! ¿Cómo es que me estoy enterando de esto ahora? El abuelo dice que sus hermanas sólo tuvieron un hijo ...Además ¿Cuántos primos y tíos tengo por el pueblo sin conocer?
-Ninguno cariño, todos viven al norte, dentro de Bizenh. Sólo nosotras nos mudamos.
- pero son muchos, yo pensé que...
- Ay hijo, tienes la suerte de nacer en una familia de omegas muy fértiles, de hecho si tu madre no hubiera nacido antes de tiempo, habría tenido fuerza para darte más hermanos. Así que ánimo, no tienes que preocuparte por tu fertilidad, podrás tener todos los niños que quieras.
- ¿Y si sólo quiero uno? - preguntó sintiéndose mareado. Hasta ayer le preocupaba ser estéril porque su celo estaba tardando en llegar. La mayoría lo recibía a los 14, su propia madre de hecho lo recibió a los 16 años y como casi solo pudo tenerlo a él, se convenció de que el tendría una suerte parecida, sin embargo, ahora que sabe lo fértiles que fueron sus antepasados pedirá otra cosa a la diosa Inari.
La anciana río ante la cara de horror de Izuku y luego le apretó las mejillas.
-me temo que tendrás que usar muy bien esa cabeza para que no pase. A los Alfas no les gusta que sus omegas beban el té.
-entonces buscaré uno que este de acuerdo con que doce niños es un disparate. - Asegura determinado.
La anciana se ríe de su inocencia. La mayoría de los omegas se prometen cosas parecidas, sobre todo con el primer parto, pero los alfas pueden y serán muy persuasivos, no por nada ella misma había tenido 6 cachorros.
-¡Izuku! ya cierra la boca un rato- le grita de pronto y el chico la mira ofendido.
-No pongas esa cara, llevo todo el día tratando de darte un regalo y me distraes. - luego toma el presente y lo entrega con brusquedad.
- Lo siento olvidé que querías dármelo
-Yo soy la anciana que olvida cosas, tu sólo eres distraído con pájaros en la cabeza. Ahora escúchame bien, ese regalo es una reliquia familiar, te lo doy a ti porque no me acordé de que lo tenía hasta hace unos meses y como ya todos mis cachorros hicieron sus familias, pues te lo doy a ti.
Izuku entonces miró el bolso pequeño con decepción. Había pensado que se lo daba por algo especial.
- cuando tengas un hijo omega tendrás que heredarlo a sus 15, pero como tendrás más de uno.
-No – suspiró Izuku y ella rodo los ojos.
- cuando las cosas pasen, será mejor que elijas al niño más inteligente. No al más lindo, ni al más fuerte o el primero ni el que mejor te agrade, sino el más inteligente- le advierte.
- Abuela ningún hijo debería agradar más que otro.
- Izuku ya no quiero discutir contigo.
Izuku sonrió, pero igual prometió que honraría la tradición familiar.
-Gracias mi Izu-chan, pero ahora llama a tu padre que se les va hacer tarde...O Mejor voy yo, tu hermano está demasiado callado seguro hizo algo.- advierte e Izuku sale disparado hacia el vestíbulo donde lo sintió por última vez. Otra vez no le prestó atención.
Los dos hombres mientras tanto conversan sobre la familia en el patio, comparten la pipa de tabaco y observan las plantas del patio pacíficamente, sin embargo, Hisashi puede sentir que algo está molestando a su suegro, así que lo invita a contarle sus preocupaciones.
- Parece que Izuku está en edad de merecer. - soltó de pronto el alfa mayor mirando los frutos maduros del durazno- Con 16 ya debería terminar el ajuar. ¿Ya tuvo su celo?
- Me temo que no, pero la partera dice que no nos hará esperar más tiempo. Su cuerpo ha madurado, más lento que otros chicos, pero está creciendo bien.
- Es una lástima que Inko partiera tan pronto...Ojalá los dioses le hubieran permitido procurar mejor a su hijo.
- Sé que teme por él, padre, pero Izuku es inteligente y tengo dinero ahorrado, sé que no la tradición de nuestra familia, pero al menos podremos ofrecer un regalo aceptable cuando llegue el momento.
- De eso mismo quería hablarte. Como soldado del imperio, jamás faltó nada a mi familia, aunque tampoco tuvimos gran abundancia. El regalo fue fruto de mucho esfuerzo.
- Un presente que mi familia todavía agradece.
El hombre sonrió para hacerle saber que estaba consciente de eso, pero debía decir lo siguiente con cuidado. Hisashi no ocultaba a nadie su adoración por su cachorro mayor pero no creía que estuviera criándolo adecuadamente sobre el matrimonio o el calor. - En ese tiempo pude mantener ahorros para mi vejez pero también logré cultivar buenas amistades, precisamente la casamentera de este distrito es una vieja amiga.
Hisashi entonces sintió como su estómago se apretaba. De pronto sentía que le estaban quitando algo.
- Hijo- llamó con amabilidad, pero el alfa más joven no pudo contener el aroma sobre protector y territorial- Sólo fue una charla, pero está dispuesta a ayudarnos a encontrar un esposo digno de nuestro Izuku.
- Sé que tiene que pasar- espetó, sin embargo, se obligó a respirar profundo y calmarse. No era cualquier hombre con quien estaba hablando, sino el padre de su difunta esposa. - Es la naturaleza, mi hijo tiene ese derecho, pero preferiría esperar.
- Hisashi...
- ¿Qué hay con Kota? Izuku es la única madre que conoce
- Lo sé, ¿Pero que harás cuando inicien sus ciclos? Sé que vives en una zona donde sólo hay betas, pero si el se queda solo en casa ¿Quién puede asegurar que esté seguro?
- Puedo protegerlo.
- ¿Hasta cuándo?...Mira, no tienes que llevarlo hoy- aceptó el anciano comprendiendo que el alfa debía asimilar la noticia- ni mañana o pronto, pero por favor considera el ofrecimiento. Además, pueden pasar hasta años antes de que aparezca alguien. En estos tiempos los omegas y mujeres betas son cada vez más abundantes, además, ya que se les ha permitido trabajar, la mayoría tiene noviazgos más prolongados.
- Izuku no fue a la escuela.
Ante eso el anciano hace un gesto despreocupado con la mano. - Pero sabe leer y escribir.- enfatiza. Aunque no fuera formal, ese es un conocimiento muy poco difundido entre omegas, en consecuencia, saber leer es una virtud muy apreciada. - Además, según entiendo, le has estado enseñando como administrar el puesto en el mercado. No es mucho, pero es más, no, mucho más de lo que sabe cualquier otro omega de aquí y puede abrirle paso a un mercader o algo por el estilo...
Entonces el padre comprendió que no era el único que veía con buenos ojos la personalidad de Izuku, lo que significaba que si incluso un hombre tan tradicional como su suegro apreciaba esas virtudes entonces no tardarían en llegar los pretendientes, si es que no los había ya. Eso lo deshumanizó.
- El también aprendió algunas constelaciones. Administra la casa y me ayuda con las cuentas...cuando está con Kota, me recuerda a su madre, pero
- Lo que falte podrá aprenderlo, es muy inteligente.-aseveró el anciano en tono conciliador. En gran parte puede entender de donde viene el miedo y las preocupaciones de Hisashi. Sólo un padre puede saber lo que se siente entregar un hijo o el fruto de su matrimonio a otro alfa que no se conoce tan como se desea en esos casos, sobre todo porque tu peor miedo es que no sea el indicado, pero por sobre todo, que sea respetuoso de las necesidades de su omega.
- Es posible- aceptó Hisashi y sonrió triste. - pero son muchas cosas, no sabe cocinar.
- Ja ja, No te preocupes, su abuela puede enseñarle.
- Padre, no es estoy seguro de que ese sea el problema. Creo que simplemente no tiene interés en hacerlo bien.
El anciano entonces recuerda a su esposa, los 3 primeros meses perdió casi 10 kilos por las enfermedades intestinales. Al final tuvo que cocinar él todos los desayunos y cenas hasta que el primer cachorro llego, quien milagrosamente trajo consigo un drástico mejoramiento en las comidas de la familia.
- Yo he intentado explicarle, pero prefiere poner atención a otras cosas.
- No será el primer omega en cocinar mal hijo.- repuso con el seño fruncido, recién hasta ahora se percata que la mujer volvió a cocinar mal en cuando el ultimo hijo se fue de la casa
- Pero también juega con el arco...Casi mata una cabra y tuve que regañarlo
- ¿Disculpa? ¿Qué arco?-. Hisashi se tensa porque eso no era algo que debía mencionar- Te refieres al que te di años atrás?
- Sí- aceptó el alfa metiendo una mano entre su cabello- No es el hecho que se case lo que me preocupa, sino lo que sucederá cuando lo haga. Es demasiado independiente, testarudo, dulce y protector, pero ....no puede ser cualquier alfa.
- ¿El arco que te di?- insiste el anciano todavía sorprendido porque eso también le recuerda a alguien que conoce desde hace 50 años.
- Padre.
- Espera...¿Estamos hablando del arco que te di?
- ¿Y que otro arco iba a tener en casa?
Entonces el anciano se sentó sobre una piedra que usaban como escaño para dar largas caladas a la pipa- Un arco... al menos me lo has advertido. Pero que disparate, eso lo sacó de tu sangre.
Hisashi iba a replicar pero una voz los interrumpió.
- ¡Hisashi, hijo!- era su suegra.- Se les va hacer tarde.
El anciano entonces negó con la cabeza y lo despidió con un gesto de la mano.
- Lo siento madre.- dijo Hisashi mientras entraba en la casa- alistaré las ofrendas- susurró mientras camina hacia la cocina donde esta el paquete de los ancianos
- Estas tan lindo mi Izuku.- dijo la anciana sosteniendo el rostro de su nieto cuando lo vio pasar arrastrando a Kota con las manos llenas de tierra.- recuerda, tienes que pedir por más años de vida para
- Mis abuelos.
- No cariño, solo para mí, si somos dos, los dioses no serán tan dadivosos. Además, no creo que a tu abuelo le importe conocer bisnietos
- ¡Abuela! ¡Madre! - gritan escandalizados padre e hijo
- Esposa.-refunfuño el anciano negando con la cabeza. Pero bueno el sabia en lo que se metía cuando se casó ella, una muchacha fuera de serie a la que llamaban Gabala del oriente, por la diosa cazadora de occidente.
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El Arte de Repararse
Naces, como cualquiera en este mundo. Eres nombrado y entregado a unos brazos que deben protegerte y amarte, pero no todos tienen esa suerte. Tu primer fisura atraviesa tu ser, cuando en los ojos de tu madre ves odio reflejado hacia tu pequeño cuerpo. Creces, de forma diferente al resto, pero fisicamente cumpliendo la regla. Altura, peso, edad, conocimiento...vas adquiriendo uno a uno de maneras únicas. Si tu cuerpo no cumple un estandar, obtendrás una nueva fisura, decorando tu percepción. Si tu conocimiento desborda los margenes de tu edad, una fisura en tu memoria aparecerá. Sigues creciendo, y las fisuras contigo, sientes que te vas quedando vacío de tu esencia, y más fisuras agrietan tu alma. Llegas a conocer el amor, y consigo también el dolor, una nueva fisura atraviesa tu pecho y te sientes desfallecer. Ves los pedazos desprenderse de ti, y finalmente solo eres un recipiente roto que nadie quiere, ni siquiera tu. Tratas de unirlos, pero no puedes solo, cada fragmento corta y te hiere, ponerlos juntos sin nada que los una no hace más que romperlos aún más cuando todo se vuelve a desmoronar. Te hartas, y decides que eso serás, fragmentos rotos incapaces de contener tu ser. Te rindes y aceptas estar roto, aunque eso te duela, aunque eso lastime a quien se acerca a ayudar. Un día llegará alguien, dispuesto a sangrar para descifrar tu intricado rompecabezas de piezas rotas, para ayudarte a volver a estar completo. Pero sin tu ayuda, sangrará más de lo que puede soportar. El miedo de volver a ser solo pedazos es enorme, y te niegas a dejarte ayudar, y alejas a todo aquel que este dispuesto a sangrar con tus fragmentos. Solo tu puedes volver a repararte, tu eres el pegamento que mantiene los pedazos en su lugar, pero necesitas quien este dispuesto a sangrar para sostenerlos uno a uno mientras los unes como van. Volverás a estar completo, con tus fisuras aun visibles, nunca serás de nuevo el mismo, sino más hermoso que antes, porque no hay nada mas bello que aquello que supo repararse para volver a brillar.
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Escribir para soltarte y terminar reviviendo el recuerdo de tu amor, de tu abrazo, de tu paz. La memoria de mi hogar, del lugar armonioso que se creaba cada vez que te miraba a los ojos, cada que me sonrías con tanta dulzura, con tanto sentimiento.
Hoy estás lejos de mí, quizás hasta con un hogar distinto, con una cama más grande, recibiendo más de lo que diste... no te das una idea lo que te extraño, lo mucho que crece el vacío de tu presencia torturando mi mente, alterando el sistema que revive cada sensación vivida al tacto de tu piel con la mía.
Tus besos eran la dosis perfecta de la emoción más alta tirándose por el precipicio de la ignorancia, porque hay que no tener ni idea de cómo puede terminar todo como para creer que va a salir todo bien. La calidez que me brindabas con sólo mirarme me está congelando con tu ausencia.
Te diría que volvieras, pero vos jamás lo hiciste conmigo, ni me pediste que no me fuera. Me haces falta, te necesito mucho más de lo que demuestro, y aunque tal vez ya nunca más nos crucemos, siempre voy a tener mi lugar en nuestro recuerdo.
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Cada foto que he tomado estos años, tiene significado solo para mí y es una exclusiva memoria mía, que no tiene lógica para nadie, ni tampoco explicación que dar. Muchas veces marcaban una época de mí vida, pero desde que te conocí dejaron de ser solo mis recuerdos para ser nuestras, te has ido convirtiendo en el amor de mi vida, la paz que necesitó, mi familia y parte fundamental de este proyecto que llamamos vida. Desde hace 8 meses salimos y somos novios, hoy en nuestro aniversario debo decirte que creía que la vida muchas veces tenía tristeza, que la felicidad solo era una meta lejana que debíamos buscar incansablemente, pero sin pensarlo o darme cuenta tu eres mi felicidad y razón de desear ser mejor cada día. Me has regalado momentos, sensaciones y sentimientos que jamás sentí ni pensé que un día llenarían mi existencia, un amor que brota y lucha por no solo ser mejor cada día, sino que vive y crece solo por verte feliz y tranquila. Hoy mi amor tengo el privilegio de ser el hombre que te diga, feliz aniversario amor de mi vida @gla_shibu https://www.instagram.com/p/CpPQ6yGOYhJ0qqUm3qrOJlU1dqaSBpb6_aemCY0/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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Antes del amanecer. Niebla en el mar. Smog. Cada amanecer me recuerda un mensaje.
La sabiduría de vivir bien. El conocimiento para vivir bien. Nuestro deber es cuidar el pensamiento. Tenemos la posibilidad de acceder a una existencia profunda donde todo es posible, sin límites. Escuchar silencio. Atrapar silencio. Estar en silencio. La sociedad moderna, donde se nace para estudiar, se estudia para trabajar y se trabaja para consumir, para finalmente morir. Muertos desde el nacimiento. Un ser humano que vive en una caja, donde nace, crece, duerme, camina y se mueve, llora y se divierte encajonado... según el ángulo parecen jaulas... y finalmente mueres y mueres en una caja, lo que significa que has vivido una vida encajonada, donde no tuviste tiempo, donde no tuviste energía, que no te viste con posibilidades de Vivir, que cuando seas mayor te dedicarás a lo que ahora no pudiste hacer, libre de condicionamientos... y en medio de eso sufres, te enfermas, tienes accidentes y especialmente, no puedes resolver la relación con los otros y eso básicamente te hace sufrir, viviendo el drama humano, la tragedia de dedicar la vida a un sinsentido, depresión, angustia, estrés... lo mejor que te puede pasar es conectar y recordar que existe otra existencia más allá del mundo de las cajas, algunos dentro de esa caja se dan cuenta de que la jaula está abierta y logran salir de ella. El recuerdo de habernos dormido en alguna parte de la Historia del pasado, donde se nos olvidó la verdadera vida, se nos olvidó el camino. Hay un camino, hay un recorrido, hay un método, una cultura, un cultivo para darle vida a la vida. La humanidad se dedicó a trabajar, trabajar, trabajar... eso nos dijeron nuestros padres, hijo estudia, trabaja y ten tus cosas, entonces serás feliz. Recuerdo una de mis crisis existenciales, fue cuando después de haberme esforzado en salir adelante estudiando para una vida mejor a la vez que trabajaba y conseguí aquello que me propuse y tenía todo lo que una persona de esta sociedad aspira, y no pasaba nada especial, no estaba esa felicidad, aún a pesar de todo lo que tenía, sentía un enorme vacío... por suerte tenía momentos de silencio donde una voz me hablaba y me instigaba a que había algo más que no podía ver, que tenía que buscar, que tenía que salir de ahí... son fuga de voces, son todas las noches... y para sorpresa de todos y contrario a lo que se supone que tenía que hacer, seguí mi voz interior, lo dejé todo y me fui, y así comencé mi viaje iniciático donde descubrí que la vida es más que un trabajo, una casa, una familia.... hay que recordar, hay que despertar, hay que preguntarse, hay que investigar, investigar que otra forma de existencia es posible. Porque la humanidad se durmió, venimos de una larga noche, la larga noche del olvido, la larga noche de la oscuridad. Estaba señalado, estaba escrito, que íbamos a vivir esa oscuridad, en ese drama, de ahí ese sentimiento de nostalgia, esa tristeza sin nombre que nos envuelve. Sólo nos queda despertar, recordar las múltiples posibilidades, que no hay límites, que existe y venimos en el amanecer, la luz del amanecer. Sólo es necesario una decisión, la decisión de recordar, la decisión de despertar, la decisión firme de vivir plenamente, felizmente, de no seguir haciendo lo que hemos venido haciendo, dejar atrás eso y lograr vivir en el presente la decisión de la plenitud. Dónde está eso que se olvidó? Dónde podemos ir a recordar? Cómo hacemos para recordar? Hoy tenemos que reconocer que, a pesar de todo y por encima de todo lo que ha pasado de la historia de tragedia, de horrores, de guerras que cargamos en nuestra memoria, de la historia de depresión, de tristeza, de abandono, que cargamos en nuestra alma, hay una memoria, hay un saber, y ese saber ha sido protegido, ha sido cuidado, se ha mantenido, se ha mantenido en lo profundo de la selva, en los bosques, se ha mantenido en las altas montañas, se ha mantenido através de la cultura, en los Templos, en las enseñanzas iniciáticas, eso es lo que se ha mantenido, La sabiduría de vivir bien. El conocimiento para vivir bien.
Estamos despertando juntos en este amanecer
Ven, ven, despierta, despierta... dónde estoy? Estoy en la otra dimensión, en la otra dimensión, despierta, conmigo, conmigo, conmigo
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corina
me doy cuenta que a veces llenamos los vacios y los silencios para no pensar
no pensar en lo que duele, hondo en el corazón
ahora estoy sola, en silencio y llovió
y pienso en ti, abuela, recuerdo tu mano sobre la mia conversando cosas que no tenian mayor importancia, o quizás si
como lo lindo que esta el patio y lo rapido que crece el pino.
tengo en mi memoria el parrón, y la historia de que te caiste una vez ahi. tengo en mi memorias tus caidas, y mis levantadas. y las risas que venian despues.
mujer fuerte
tengo en mi memoria la ruda, el limonero, el laurel, los pancitos, el quequito, el merengue que probé el otro dia con aure, me choqueó.
tus humitas, la ensalada chilena, el pavo que tanto te gustaba hacer, y para que hablar del arroz con zanahoria...
te extraño con todo mi corazón y te amo con todo mi corazón
yo sé que nuestras almas estan conectadas, para siempre y sé que tu sangre es mi sangre
pero como no extrañarte, si ni siquiera pude despedirme
duele el corazón pero por otro lado esta calmo
de saber que estás en un estado maravilloso, donde no hay sufrimiento,
espero, ojalá, que haya un parron y una manguera
te amo por siempre, corina
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Historia, Memoria y Olvido 2.
Tuvimos una Historia. Y a partir de ella, vinieron las memorias. Primero fueron las malas. A veces como llamas iracundas. A veces como puñales de hielo.
Después vinieron las buenas. A veces desenfocadas. Envueltas en un bosque de hojas verdes y púrpuras.
Pero luego...
...luego simplemente te dejé ir. Ya no me importaba el rencor, ni la pena, ni la rabia. Ya no quería tener ni los buenos ni los malos recuerdos.
No había más recuerdos. No los busqué más. No quería el desgaste, ni el cansancio vano de pensarte más. Porque recordarte y pensarte era desgastante. No merecías mi cansancio.
Fue un hasta siempre. Un hasta el olvido.
Hoy, ahora, en este preciso y huidizo momento, me pregunto: ¿Te olvidé?
Parece que sí. Hasta que comencé a escribir esto. Y me doy cuenta de que inventé una nostalgia de ti. Una nostalgia de lo que pudimos ser en un pasado lejano, en un presente paralelo, en un futuro ucrónico.
Como si fuera un sueño que me cuesta recordar. Una fantasía que crece en una cama o en una ducha solitarias. Una historia que se escribe con tinta azul dentro de mi cabeza. Un videojuego que no existe, un simulador de vida.
Todos creamos Historias. Yo creé otra a partir de la nuestra.
Historia, memoria y olvido se entretejen. Son siempre lo mismo. Tan falsos y verdaderos, y tan ficticios como tu y yo fuimos somos y seremos.
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