#cómo le va a coger la carita así
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el video que te sana de cualquier mal ❤
#no puedo no puedo no puedo no puedo#cómo le va a coger la carita así#enamoradísimos#javier ambrossi#javier calvo#los javis#mcdonalds#lgbtq+#otp#ship#gay couple
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13. “¡Podría besarte ahora mismo!”
58. “He estado enamorado de ti toda mi vida. Desde el día en que te conocí.”
71. “Tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida.”
@miriamdss501
VA DE BODAS LA NOCHE AJAJAJAJJAJA MIENTRAS LEÍA LOS PROMPTS ESTABA EN PLAN “OHHHH CUTEEEE”, ASÍ QUE A VER QUÉ SALE.
Estaba raro. De eso no tenías dudas.
Hacía dos semanas que Jin hacía cosas extrañas... bueno, extraño era siempre... pero el punto es que hacía cosas aún más extrañas: a veces, sacaba temas de conversación que nada que ver con lo que estabais hablando; o lo pillabas con los ojos clavados en ti, mirándote pensativo, desviando la vista hacia un lado nada más hacer contacto visual; y ahora parecía que su móvil era una extensión de su mano.
“¿Con quién hablas?” –le preguntaste una noche que, tras recibir una notificación, te lanzó una furtiva mirada –que no pasaste desapercibida– y se levantó de tu lado para contestarla lejos de ti.
“Con Jungkook.” –respondió como si nada. Y realmente parecía que decía la verdad.
¿Pero por qué tanto secretismo? No querías dudar de él y pensar cosas disparatadas, pero su actitud te estaba haciendo desconfiar un poco.
Los días pasaban y él seguía con esos devenires tan sospechosos, por lo que decidiste que, en cuanto lo pillaras, le plantarías cara para que te explicase lo que ocurría. Sin embargo, él te gano al mandarte un mensaje esa misma mañana en la que habías decidido que, al volver ambos de vuestros trabajos a casa, lo sentarías a la mesa para hablar.
«Espero que esta noche estés libre, porque tengo que decirte algo muy importante.»
Eso es lo que decía el mensaje, y no hizo más que mantenerte nerviosa el resto del día; tu mente no paraba de teorizar acerca de qué era eso tan importante que tenía que decirte... ¿Quizá iba a decir que acabarais con lo vuestro? ¿Que había encontrado a otra mujer? o a lo mejor una buena noticia... ¿Iba a grabar un disco en solitario? ¿Participar en un drama?
Mantenías tus esperanzas con que fuera alguna buena noticia, pero te era inevitable dar más validez a las malas...
Cuando, esa tarde saliste del trabajo, te encontraste a Jin esperándote fuera, apoyado en el coche. Nunca te había venido a recoger, porque usualmente él salía mucho más tarde de la compañía; pero te hizo ilusión verlo ahí, y por un momento, se te olvidó que tenía «que decirte algo muy importante».
Con una sonrisa en la cara, te aproximaste a trote hacia él, quien te recibió con los brazos abiertos y una amplia sonrisa en tu rostro.
“¿Qué haces aquí?” –preguntaste una vez te separaste de él.
“He pedido que me dejen salir antes.” –dijo, colocando un mechón detrás de tu oreja.
Y ahí te vino de nuevo a la mente... Claro, salir antes para «decirte algo muy importante».
“Ah...”
“¿Vamos?” –dijo, haciendo un gesto hacia el coche.
Como si nada, os montasteis en el vehículo y él comenzó a hablarte de cómo había sido su día. Al ver que su intención era mantener una conversación normal, tu alarma se prendió aún más... ¿era este el momento de la calma antes de la tormenta? Tú ya te estabas metalizando para lo peor.
Jin aparcó el coche delante de un parque y te propuso de dar un paseo por ahí.
«Ya está» –pensaste– «me va a dejar y ha buscado el momento y sitio perfecto para ello».
Comenzando a sentir un nudo en el estómago, dejaste que Jin entrelazara sus dedos con los tuyos tiernamente y comenzarais a caminar de la mano hacia el verde y agradable lugar.
Llevabais un rato en silencio, con los sonidos de las aves, el susurro de las hojas y el murmullo de la brisa vespertina como único acompañamiento.
“______” –dijo él de repente, rompiendo ese armonioso silencio.– “Sabes que tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida, ¿verdad?”
«Ya ha empezado» –dijiste en tu mente.
Te paraste de golpe e hiciste que te mirara.
“Si me vas a dejar, hazlo sin rodeos, Jin.” –soltaste, con un nudo en la garganta y ganas de llorar.– “No me digas esas palabras, porque van a hacer esta situación aún más dolorosa...”
Totalmente descolocado por tus palabras, Jin puso una mueca de desconcierto y confusión. Esto ya se estaba desviando del plan, y ni siquiera había empezado...
“¿Eh?” –dijo simplemente.
“Has estado estas semanas rarísimo conmigo, así que me lo esperaba...” –continuaste– “Sólo quiero saber la razón por la que quieres dejarlo, para entender qué es lo que he hecho mal... o en general, qué hemos hecho mal los dos, porque... no sé, estoy realmente perdida y–”
La repentina carcajada de Jin te enmudeció a mitad de tu monólogo, lo cual te molestó. O sea, ¿te iba a dejar, y encima se reía en tu cara?
“¡Ay!” –exclamó, cogiendo entre sus manos tus adorables mofletes, conectando tu confundida mirada con la suya, que te miraba divertido y enternecido– “¡Podría besarte ahora mismo! Pero mejor me espero hasta que me contestes a «aquello importante» que te tengo que decir.”
Espera... si él acababa de decir «aquello importante que te tengo que decir» cuando ya le habías sacado tú el tema de la ruptura... ¿quería decir eso que lo «importante» no era eso? ¿No te iba a dejar?
Liberando tu carita, pasó a cogerte las manos dulcemente.
Todo esto estaba dando un giro de 360º...
“______, he estado enamorado de ti toda mi vida. Desde el día en que te conocí, supe que no podría encontrar a nadie como tú: nadie que me entendiese como tú lo haces; que me acepte como tú lo haces; que me ame como tú lo haces.” –comenzó diciendo, y tú no podías hacer más que mirarlo sin poderte creer lo que estaba pasando, con la boca abierta ready para comerte alguna mosca– “Y aunque no eres perfecta, porque nadie lo es... –a excepción de yo, claro–” –dijo de broma, provocando que, aun totalmente en shock, te rieras– “Sí que eres perfecta para mí, y por eso todos estos años que llevamos juntos han sido perfectos: porque tú estás en mi vida.”
Sus palabras comenzaban a tocar tu fibra más sensible, y sentías la emoción emerger en tu corazón.
“Si me dijeran de imaginar mi futuro, no podría hacerlo sin visualizarte a ti en él.” –sus ojos reflejaban la sinceridad de todas las bellas palabras que te estaba diciendo.– “Por eso, ______...”
Y llevándose la mano al bolsillo trasero de su pantalón, Jin se agachó delante de ti, hincando una rodilla al suelo, y abrió una pequeña cajita cuyo contenido era un sutil anillo de oro blanco con pequeñitas piedras brillantes.
“... ¿Te quieres casar conmigo, y continuar este camino juntos?” –preguntó al fin, mirándote entre asustado y emocionado.
Ante tu silencio después de hacer la pregunta, Jin se sentía inquieto... «Sí» o «Sí», no era tan difícil.
“Por si aún te queda la duda: no te estoy dejando. Más bien lo contrario.” –dijo, riéndose.
Haciendo un mohín con tu rostro, y soltando quejidos como si fueses una niña pequeña, le cogiste el brazo en donde mantenía en alto la cajita con el anillo y lo hiciste levantar, mientras asentías con la cabeza.
“¿«Sí»? ¿Estás diciendo que «sí»?” –preguntó él, poniéndose de pie.
Tú volviste a asentir, ahora frenéticamente, antes de engancharte como un koala de Jin, abrazándolo con todas tus fuerzas.
“¡Pensaba que me ibas a dejar, tonto!” –te quejaste, con la cara hundida en su amplio pecho, sintiendo su risa al escuchar tus palabras.
“¿Pero cómo te voy a dejar si eres lo más adorable del mundo?” –preguntó, dejando un amoroso beso en tu cabeza y apretujándote contra él.– “¿Entonces?” –dijo, separándose de ti.– ¿Hay bodorrio o no hay bodorrio?”
Te reíste y le diste un beso en la mejilla.
“Hay bodorrio.” –confirmaste.
Te volvió a abrazar un momento más antes de volver a separarse y coger tu mano para ponerte el anillo al fin en el dedo.
“Lamento mucho que creyeras que te iba a dejar... No sabía que llegarías a pensar eso...” –dijo, sintiéndose mal. Y es que realmente no se había percatado de que su comportamiento había sido muy sospechoso estas semanas. Para él que estaba haciendo su papel de «novio que no planea proponer matrimonio a su novia» bien; pero bueno... ya vemos que no.
“Jin, te escondías de mí para hablar por teléfono.” –dijiste, mirándolo burlonamente.
“Ah... Eso era porque me pasaba el día hablando con los chicos, porque no sabía cómo pedírtelo, ni dónde; y ellos no paraban de mandarme ideas.” –te sonrió apologéticamente.– “Al final fue la idea de Namjoon la ganadora.”
“¿Y cual era la idea, si se puede saber?” –preguntaste curiosa, porque la verdad es que había sido una propuesta de lo más normalita –aunque para ti había sido perfecta tal que así, ya que no te agradaban tampoco mucho las ostentidades.
“Llevarte al sitio de nuestra primera cita y simplemente proponértelo...” –dijo, y es ahí cuando te percataste que, efectivamente, este parque era a donde habíais ido en vuestra primera cita, después de haber ido a tomar algo en una cafetería por aquí cerca.– “Comparado con el resto de ideas, esta era la mejor: Taehyung llegó a proponerme que te llevara a Egipto y te lo pidiera dando un paseo en camellos...”
Ante eso soltaste una sonora carcajada, uniéndose a la tuya la risa tan característica de Jin. Menos mal que había hecho caso a Namjoon.
“Lo del paseo en camello podemos dejarlo para nuestra luna de miel.” –dijiste tras ir apagándose vuestras risas, posando tus manos en los amplios hombros de Jin, e inclinándote para dejar un corto besito en sus voluptuosos y dulces labios. Él no te dejó ir enseguida y, colocando sus manos en el bajo de tu espalda, te acercó de nuevo a él y te devolvió el beso, durante éste un poco más.
“Me parece bien.” –dijo antes de volver a besarte, sintiéndose el hombre más feliz del mundo.
QUE SEPAIS QUE NO ME GUSTA LA IDEA ESA DE QUE VAYAN SENTADOS EN CAMELLOS, ELLOS NO DEBERÍAN CARGAR CON LOS HUMANOS, POBRECITOS MIS BEBÉS ): PERO NO SE ME HA OCURRIDO OTRA COSA.
ANYWAY, ESPERO QUE TE HAYA GUSTADO EL ESCENARIOOOOO <3<3<3 AH, Y SEGURAMENTE HAYA FALTAS PORQUE NO ESTOY REVISANDO NINGUNO DE LOS ESCRITOS DE LOS PROMPTS KDFHDKJFH
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CAPÍTULO 6
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Alyssa no sabía cómo mirar a Todoroki después de lo que había ocurrido en su sesión de estudio, mucho menos a Izuku que por casualidad había presenciado aquella escena.
Apenas había pegado ojo en toda la noche pensando en que Todoroki probablemente ahora pensase que era una tonta de mucho cuidado y en la vergüenza que había pasado.
Apenas rozó los labios del chico pero pudo notar su suave toque.
“Los labios de Todoroki...”.
Ante aquel pensamiento la chica no pudo evitar sonrojarse. Y con dos tirones de mejilla volvió en sí.
Alice, que se encontraba sentada a su lado en el salón mientras veían una película aburrida sobre un asesino en serie, se quedó mirándola como si estuviese loca.
“¡Chicos, chicos!”. Una animada Mina apareció dando saltos por el salón seguida de Kirishima y Todoroki.
Alyssa se quedó mirando a este sonrojada sin darse cuenta. Realmente no se habían dirigido ni una sola palabra o mirada en todo el día y eso que se sentaban juntos en clase.
Todoroki notó la mirada de la chica y le medio sonrío, cosa que hizo que la chica se diese cuenta que se había quedado embobada mirándole. “¡Estúpida!”, dijo para sí.
Izuku, que se encontraba sentado en la mesa comiéndose un bol de cereales más grande que su cabeza, notó las miraditas de ambos, y se volvió triste hacia su cena.
“¿Qué pasa, Mina?” preguntó Alice curiosa al ver a su amiga tan entusiasmada.
“¡Vamos a jugar a verdad o reto! ¡Venga, venga, venga!” Mina se puso a mirar a todos con ojitos de corderito.
“He arrastrado a estos dos. Y en nada viene Mineta. Va a jugar incluso hasta el rancio de Todoroki...¡Venga, venga!”
Katsuki que había permanecido todo el rato tirado en uno de los sofás mirando la tele empezó a reírse fuertemente ante el comentario de la chica burlándose de Todoroki.
“Tú te llevas el premio aquí, Katsuki”, Alice le metió una patada y acto seguido le sacó la lengua.
Finalmente, todos los allí presentes acabaron accediendo. ¿Quién iba a decirle que no a ella? Con lo persistente que era…
“Oye, oye tenemos que ser completamente sinceros, y a quien no cumpla algo le impondré un castigo...¡¡Y creedme que voy a poner castigos muy vergonzosos!! Con que...espero que os lo penséis dos veces antes de decir que no”. Mina se puso a reír como loca. Se podía ver que realmente disfrutaba jugando a aquello y que tenía muchísimas de empezar ya.
“Qué...miedo” susurró Kirishima que estaba a su lado.
Mina le dio una fuerte palmada en la espalda, tan fuerte que este dio un bote.
Estaban todos sentados en el suelo haciendo un círculo, parecía que se habían reunido para invocar a un fantasma o algo. Solo había una luz encendida para que hubiese más intimidad y además, probablemente los demás se habían ido ya a dormir y no querían molestarles.
“¡¡EMPECEMOS!!”. Mina hizo girar la botella como si le fuese la vida en ello.
Todos estaban super nerviosos y rezando para que la botella no les apuntara. Esta chica era capaz de cualquier cosa…
“Y...¡tachán!”
La botella apuntó a un Izuku nervioso.
“¡Maldita sea!”, pensó suspirando.
“Uhm, ¿qué hago? ¿Empezamos fuerte o flojito?” dijo Mina entre risas malvadas.
Izuku empezó a rascarse la cabeza aún más nervioso todavía.
“Besa a la chica o al chico que más te guste aquí presente”.
Mina se tiro para atrás y empezó a dar vueltas riéndose. Definitivamente, se lo estaba pasando genial o se le había ido mucho la olla, una de dos.
Izuku se puso pálido y empezó a temblar nervioso.
“La chica que más me guste...” y como si su cuerpo se moviese solo, posó su mirada en la chica que tenía sentada delante.
Esta se quedó un tanto confusa, pensando si le estaba mirando a ella realmente por el reto o si es que solo andaba vacilándola.
“¡Uy! ¿Y esa miradita, Izuku?”
De pronto este se puso algo serio y su expresión cambió totalmente. No era esa mirada cálida y dulce que Alyssa acostumbraba a ver.
Entonces se acercó lentamente a la chica bastante decidido y sin pestañear.
A Alyssa se le iba a salir el corazón y este le iba más rápido con cada paso que daba su amigo.
“I-Izuku...” susurró Alyssa cuando este estaba ya agachándose para ponerse a la altura de la chica.
Y sin pensárselo dos veces cerró los ojos y posó sus labios en la mejilla de la chica. Ese beso fue tan cálido como lo era él.
Todos empezaron a molestar a Izuku soltándole silbidos y lanzándole miraditas pícaras, todos menos uno. Todoroki tenía cara de pocos amigos y había permanecido bastante rígido sentado en su sitio.
“¡Qué divertido es esto!” Mina volvió a rodar en el suelo riéndose.
“A esta se le ha ido no una pinza, sino ochenta...” Kirishima le miraba asutado.
“Ahora me toca a mí...” Mineta fue a mover la botella mientras ponía cara de pervertido patético. “He esperado mucho por este momento...”.
La botella señaló a Mina y esta puso cara de asco.
“¿Qué...es..lo que más te gusta hacer en la cama?” Mineta se rió malvadamente mientras se le caían las babas.
Katsuki se acercó a él y le estampó la cara contra el suelo y Kirishima se levantó de su sitio amenazante.
“¿¡Pero quién ha dejado jugar a este tipo!?” soltó este último indignado.
“Per...vertido”, susurró Alice.
Decidieron pasar de Mineta porque siendo sinceros, sabían perfectamente cómo se iba a comportar en todo el juego y este se fue a refunfuñar a una esquina a ver cómo jugaban.
Pasaron varios turnos sin que pasara nada a destacar y otra vez volvieron a Mina.
“¡Vaya, vaya! Sois muy aburridos, ¿eh? Quiero ver más salseo en esta ronda” Mina sonrió de oreja a oreja.
La botella esta vez apuntó a Katsuki y este hizo una mueca.
“¿Qué podría pedirte que hagas?” Mina se llevó una mano a la barbilla haciendo ver que estaba pensando. “¡Ya sé!”, se levantó gritando. “Le tienes que dar un besito a…” Mina se puso a contar hasta veinte empezando por ella.
Katsuki le miraba nervioso y deseando que el juego acabase en ese mismo momento. ¿O quizás eran nervios porque quería con todas sus ganas que Mina señalase a “esa persona”?
“¡A TI!” Mina se puso a dar saltos toda feliz. “¡A KIRI!”
Katsuki y su amigo Kirishima compartieron una mirada fugaz y este último empezó a reírse con toda la energía del mundo.
“Ven aquí mi amor, he estado esperando este momento desde el primer día que te vi” Kirishima le puso morritos a Katsuki y este le tiró un cojín a la cara.
Katsuki suspiró y se acercó a Kirishima plantándole un beso en toda la boca.
Mina se quedó mirando como si estuviese viendo una telenovela, le faltaba las palomitas.
“Que bien usas la boca Katsuki” soltó Kirishima entre risas.
Katsuki le mandó a callar mandándole a la mierda.
“Izuku, así se besa”. Mina le guiñó un ojo a este y el chico se puso rojo como un tomate.
“¿Cómo iba a darle un beso en la boca a su amiga? Imposible...a ella...le gustaba otra persona” y se puso triste ante aquel pensamiento.
Katsuki se volvió a sentar al lado de Alice. Esta no había dicho nada en todo momento y se puso muy seria de pronto.
Katsuki la miró de reojo y pudo notar que le pasaba algo pero se calló y no dijo nada.
“Alice, te toca a ti”.
Alice estaba en las nubes y ni siquiera se había dado cuenta de que era su turno.
“¿Estabas durmiendo con los ojos abiertos?” Katsuki le sonrió.
“Déjame en paz, Katsuki”, esta le devolvió la mirada como desafiándole.
Todos se quedaron en silencio ante la reacción de la chica. Aquello parecía una tumba.
“¿Te pasa algo, Alice?” dijo Katsuki preocupado.
Alice empezó a echar humos. “¿Que si me pasa algo? No me vaciles, Katsuki”.
“Yo no soy adivino así que si no me dices qué te pasa exactamente no voy a saberlo”.
La chica ante eso se puso de pie y empezó a gritar malhumorada.
“Tienes la cara dura de besar a otra persona delante de mis narices sin pararte a pensar lo que he podido sentir yo al contemplar semejante escena y aún así me preguntas que qué me pasa. Yo no podría haberlo hecho siquiera”. Alice dio media vuelta rumbo a su dormitorio pero antes de que diera dos pasos, Katsuki se levantó apurado a parar a la chica agarrándole de la muñeca flojito.
Entonces la chica se giró amenazante pero antes de que pudiera hacer o decir nada Katsuki le besó en los labios mientras le cogía delicadamente la carita con sus dos manos.
Fue un beso lento pero fugaz, rematándolo con una mordidita en el labio inferior que hizo que a Alice se le pusieran los vellos de punta.
“Idiota. Para mí ese beso no significa nada, es solo parte de este juego. La única persona que me hace sentir cosas y la que me muero por besar cada cinco minutos eres tú”.
Katsuki seguía con la cara de Alice entre sus manos, hablándole bastante cerca muy serio y atravesándole con la mirada.
Todos los demás allí presentes se quedaron con la boca abierta ante tal escenita y acto seguido se pusieron a aplaudir y silbar. Mina incluso se levanto al grito de “¡vivan los novios!”.
“¡Oye, Alice! Pensé que éramos amigas mira que no contarme este tipo de cosas...” Alyssa se puso a refunfuñar toda sonrojada sentada desde su sitio y super emocionada haciendo movimientos muy exagerados y nerviosos.
Alice se rió al ver a su amiga, ya que parecía que se le había ido la pinza y le sacó la lengua mientras se volvía para su sitio.
“Ay, Katsuki. Te me haces mayor...” Mina empezó a darle palmadas en la espalda fuertemente con una mano a Katsuki mientras que con la otra hacia como que se secaba lágrimas de la cara.
Katsuki empezó a soltar sus típicas palabrotas de turno y todos echaron a reír viendo a esos dos.
….
…Al cabo de cinco minutos, con una pausa de por medio para coger algo para picar y beber, siguieron con el dichoso jueguecito.
“¡Y tachán!”
La botella esta vez apuntaba a Alyssa que puso la cara de alguien a quien parecía que le habían apuntado con una pistola.
Kirishima se puso a mirar a la chica pensativo para ver qué le podía preguntar o a qué la podía retar. Esta la miró como suplicándole que tuviese piedad.
“¿Con quién fue tu primer beso, Ali?” Kirishima miró al suelo. “Lo siento no se me ocurre nada mejor, se me da fatal pensar este tipo de cosas”.
“¡¡NO!! Yo también quiero saber”. Mina atacó a Alyssa con su mirada pícara.
Alyssa empezó a sonrojarse.
¿Su primer beso? ¿Lo de anoche se podía considerar beso? Alyssa levantó la vista hacia el chico que tenía sentado a su derecha y pudo comprobar que este andaba atento a ella también.
“Bueno, mi primer beso...no sé si se puede considerar beso como tal pero, yo, esto...” hizo una pausa cerrando los ojos fuertemente y muy sonrojada.
“Con Todoroki”, dijo finalmente.
Entonces todos los demás volvieron a silbar y pegar grititos emocionados, todos menos uno.
“Luego te quejas de que no te cuento cosas, eh...” gritó Alice desde el otro lado.
Alyssa permaneció callada las siguientes partidas y muy quietecita en su sitio.
“¡¡Anda mira hablando del rey de Roma!!”
Y por fin la botella se paró en frente de Todoroki.
Mina soltó una risita traviesa. “Métete durante siete minutos en aquel armario con Alyssa”.
La chica señaló un pequeño armario allí presente en el salón. Este se utilizaba simplemente para guardar la escoba y el recogedor y estaba prácticamente vacío. Todos se preguntaban siempre qué hacía allí ocupando sitio.
Todoroki, el Todoroki que siempre permanecía serio y sereno, esa vez parecía que se iba a desmayar en cualquier momento de los nervios.
“¿Pero qué te pasa Todoroki? Estás todo rojo” Alice empezó a chinchar a sus dos amigos.
Alyssa seguía sin articular palabra.
Al poco, siguiendo las instrucciones de Mina, ambos se metieron como pudieron en aquel estrecho armario. Realmente era muy pequeño.
Todoroki y Alyssa estaban prácticamente chocando cuerpo con cuerpo. Todoroki podía sentir la respiración de la chica en su cuello.
“Todo...roki” tartamudeó Alyssa.
“Si te sientes incómoda nos salimos de aquí”
¿Incómoda? Con Todoroki se sentía siempre muy bien.
“La verdad es que me da más miedo el castigo que pueda ponernos Mina….” ambos se rieron cortando así el incómodo silencio.
Alyssa apoyó su cabeza contra el pecho de Todoroki pudiendo oler así su dulce fragancia a vainilla. Realmente olía muy bien.
Todoroki hizo lo mismo pero con su cabecita y le plantó un beso mientras le acariciaba la espalda.
“Todoroki, a-ayer...”
“¿Sí?” Todoroki se sonrojó levemente.
“Ayer me quedé con ganas de más para qué mentirte...” y le abrazó aún más fuerte contra su cuerpo.
Todoroki hizo que esta levantase la cara para poder mirarle directamente a los ojos.
“Repíteme eso”
“N-No...” Alyssa se tapó la cara con sus dos manos.
El chico se rió como si se estuviese divirtiendo y empezó a acercar su cara contra la de Alyssa.
Y cuando estaba a punto de rozar sus labios contra los de ella…
“¡Toc toc! Los siete minutos acabaron, tortolitos. Aunque seguro que los habéis aprovechado muy bien...” Mina gritó al otro lado. “No vayáis a salir desnudos”.
Todoroki se detuvo suspirando y se alejó de la chica. Esta, ya con la cara destapada, fue veloz a abrir la puerta.
“Vaya, por fin habéis salido del armario” Alice se echó a reír.
Alyssa miró a su alrededor y vio que faltaba alguien. Izuku no estaba allí…
A los pocos minutos, después de varias quejas de Mina porque no quería acabar el juego, acabó cediendo y se fueron todos a sus respectivas camas.
Al cabo de unos días…
En cuanto el reloj dio las doce Alice empezó a recibir un montón de mensajes de su “amigo” Katsuki.
Esta estaba tumbada en la cama boca arriba y abrazando a su cojín cuando de pronto su móvil empezó a vibrar.
Desbloqueó el móvil y empezó a sonreír como una tonta al ver lo que le había puesto el chico.
Eran un montón de mensajes, en su mayoría emojis de animalitos y caritas enfadadas, felicitándola y llamándola vieja.
Al rato Alice cayó vencida en la cama mientras hablaba con Katsuki.
A la mañana siguiente el tacto de algo contra su cara hizo que se despertase de golpe.
Era Katsuki que se las había apañado para entrar en su cuarto y ahí estaba, encima de la chica y dándole besos por toda la cara para que se despertase.
“Kat...suki...¿pero qué haces?” dijo intentando abrir los ojos del todo.
“Por fin te despiertas viejecilla. ¡Feliz cumpleaños!”
“Pero cuanta energía tienes siempre chico...” Alice se incorporó en la cama aún medio dormida.
“Quería ser el primero en felicitarte en persona”.
“Y por eso has venido aquí a darme la lata. Aún no sonó ni el despertador...”
“Anda que no te ha gustado nada mi forma de despertarte”.
Alice se sonrojó y le metió un golpe en el hombro.
“Bueno, un poco, no te creas tanto...”
“¿Seguro?” Katsuki empezó a hacerle cosquillas a la chica por todo el cuerpo y esta acabó tirándole de la cama.
“¡Idiota!”
Katsuki se levantó y se sentó a su lado en la cama.
“Pues este idiota tiene un regalo para ti”, y sacó una cajita pequeña de color azul de su bolsillo.
Alice fue corriendo a ver que había dentro super entusiasmada. Dentro había un colgante de plata con una pequeña estrellita con su nombre grabado.
“Ay Katsuki. Es precioso...”
“Como tú”.
Alice se sonrojó.
“Venga, date la vuelta, te voy a ayudar a ponértelo”.
Katsuki le colocó el colgante apartando su pelo delicadamente.
Alica abrazó fuertemente al chico. “Muchas gracias, Katsuki...”
Katsuki se largó al salón a esperar a que Alice se vistiese y pudiesen ir a clase. Esta se alistó rápidamente y salieron rumbo al instituto.
Las clases ese día eran un completo rollo y el día pasó bastante lento. A Alice se le hizo eterno y para colmo, andaba entre molesta y triste.
¡Ni su mejor amiga le había felicitado! ¿Es que se había olvidado de su cumpleaños?
Para rematar Mina le había pedido si podía hacerle el favor de quedarse por ella limpiando la clase ya que tenía un recado.
“Pero...hoy es mi cumpleaños...”, pensó Alice.
Aún así se limitó a asentir con una media sonrisa.
Katsuki se quedó después de clases a ayudarla con la limpieza, así acabarían antes y podrían irse pronto.
Alice empezó limpiando las ventanas y para alcanzarla bien tuvo que subirse a una de las sillas.
“No me puedo creer que ni Aly me haya felicitado...” dijo algo apenada contándole a Katsuki cómo se había sentido todo el día.
“Quizá se le haya pasado, ya sabes...” Katsuki se encontraba barriendo el suelo mientras escuchaba atentamente a la chica.
“Ya, pero...” Alice iba a bajar de la silla pero de pronto hizo un movimiento raro que causó que perdiera el equilibrio y cayese.
Por suerte, Katsuki reaccionó a tiempo y fue a cogerla, aunque al final acabó esta encima del chico en una postura un tanto…atrevida.
Alice se levantó de inmediato.
“¿¡Estás bien!?” Katsuki se puso a mirar muy preocupado si se había golpeado en algún sitio y se había hecho daño.
“Estoy…bien. No te preocupes”.
Katsuki pudo notar que Alice estaba bastante nerviosa. Este le cogió de la mano para tranquilizarla.
“Alice, no pasa nada. Lo importante es que estés bien”.
La chica no puedo evitar pensar en lo bonito que era y le plantó un besito rápido en los labios.
Katsuki sonrió sonrojado y se acercó a ella buscando un segundo beso, esta vez más apasionado e íntimo, haciendo contacto saliva con saliva.
Al poco terminaron de limpiar y se fueron cogidos de las manos (cogidos de las manos!!!!!!) a los dormitorios.
Al llegar Alice no pudo creerse lo que vieron sus ojos. Toda la clase estaba allí reunida en el salón, cantándole el “cumpleaños feliz”. Alyssa se acercó a ella con una enorme tarta de chocolate, que habían preparado entre todos, para que su amiga pudiese soplar las velas.
Alice, a la que se le habían escapado dos o tres lagrimillas de la emoción, sopló las velas con todas sus fuerzas cuando todos acabaron de cantar.
“¡Felicidades Al!” Alyssa dejo la tarta a un lado y fue a abrazar a su amiga fuertemente.
“¡Qué callado estabais todos, eh!”
“Nos ha costado lo suyo” se rió Uraraka.
Kirishima se acercó a Alice y le plantó un poco de nata en toda la nariz huyendo rápidamente.
“Oye, ven aquí maldito” Alice levantó la mano amenazante y todos se echaron a reír porque se veía muy graciosa.
La noche acabó bastante animada, entre risas y bastante buen rollo. Además, la tarta que habían preparado entre todos quedó bastante buena, al igual que las pizzas que habían pedido a domicilio.
El cumpleaños de Alice no podía haber terminado de mejor forma. O...eso pensaba.
Todos se habían ido ya a sus dormitorios y Katsuki se encontraba en la puerta del cuarto de Alice despidiéndose de ella y dándole las buenas noches.
Cuando Katsuki se giró para poner rumbo a su cuarto, la chica le paró en seco agarrándole de la camiseta.
“Kat...suki”
Este le miró sorprendido.
“No quiero dormir sola...hoy...” dijo sonrojada.
A Katsuki se le abrieron los ojos como platillos y en menos de cinco minutos estaban ya tirados en la cama de Alice muy incómodos e intentando no rozarse, ambos mirando el techo.
“Bueno...buenas...noches”. Katsuki tartamudeó.
“Sí...”
Y en ese mismo instante ambos cruzaron miradas y Alice de un solo movimiento logró ponerse encima del chico, sentada.
Y allí se quedaron mirándose en la oscuridad de su cuarto.
Katsuki empezó a acariciar suavemente su piel, empezando por la mejilla y descendiendo las caricias desde el brazo hasta el muslo, deteniendo en este último lugar su mano.
Alice besó al chico apasionadamente en ese momento. Esta vez todo era distinto y ambos lo podían notar, una gran llama estaba apoderando sus cuerpos.
“Vamos...a calmarnos” dijo Katsuki.
“Sí, mejor...” Alice volvió a tumbarse al lado del chico, esta vez recostada sobre su lado izquierdo para poder contemplar la cara del chico antes de quedarse dormida. Katsuki hizo lo mismo.
Y...después de un tiempo, lograron quedarse dormido.
A/N: Hasta aquí el capítulo seis. Lo he revisado pero seguramente haya quedado algo por ahí suelto. Espero que te guste, y no me mates porfi. ♡
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M.2
"Les va a caer bien mi novia, solamente que está medio loquita, si las ve feo, ni la pelen, eh. Ya luego cuando entra en confianza es chida, ¿Verdad güei?", volteó a ver a Paulo para que secundara la afirmación, pero solamente se limitó a prender un porro, se jaló el cinturón, se volteó y nos lo pasó. América empezó a toser por atascada. Se abrió la puerta de mi lado. Se agachó la novia de Paco, nos escaneó con la mirada, hizo cara y se metió, "¿Si te puedes hacer para allá por fa?", la miré con la misma cara que me vio. Hice como que me moví pero en realidad no lo hice. Paco nos miraba nervioso por el retrovisor. Se sentó de mala gana. "¿Quieres fumar?", le preguntó América. "No, gracias, luego se queda apestando la ropa, guácala. ¿Le puedes bajar más a tu vidrio Paco?, es que hay un chingo de humo y ya sabes que me caga, por fa", le medio agarró un hombro y luego adoptó una postura "muy cool, muy sobria, muy perra". Yo como ya conocía a ese tipo de niñas, ni le presté dos pesos de atención a todo su teatro, saqué otro porro y lo prendí. Me volvió a ver culero, enchuecó la boca y me dijo de mala manera"¿Te molestaría echar el humo hacia la otra ventana?", la miré y me empecé a cagar de risa, "Pues mira, solamente porque soy buen pedo y estoy pacheca, si no, ya te hubiera bajado de mi coche", la miré y le eché el humo en la cara, se quedó callada. Intentó sonreírme, la miré como cuando me miró para ver quién estaba en la parte de atrás del carro. Le bajó al instante de huevos. Nos entendimos perfecto. "Me llamo Michelle", me volví a cagar de risa, América también. Se tragó su berrinche. Paco estaba al borde de la pálida hundido en su asiento. "Pues vámonos a la fiesta ¿No?". Se arrancó. Llegamos. "Estaciona el coche ahí en el oxxo, te bajas, tocas la ventanita y le das este sobre, el ya sabe qué pedo". Paco estaba más nervioso porque era la primera vez que iba a otro lado conmigo y además que llevaba a la mamona de su novia. No era mi pedo. Trabajo era trabajo. Paulo, era un crack en lo que hacía. Abrí mi bolsa y le entregué a cada uno su paquete. La novia de Paco por fin supo quién era. "Cuenten bien. Cada uno trae 20 armanis moradas, 10 comprimidos de mdma, 10 papeles de medio gramo y 5 cuadros, América, ¿Traes tu navaja? Ya sabes, entúzatela en el bra y ustedes al tiro, no los quiero ver perdiendo el tiempo", miré a la novia de Paco, le estiré la bolsa y le pregunté "¿Quieres jugar?", ahora sí sonrío sinceramente la pendeja, saqué de mi tennis una navaja negra, se la guardó entre las bubis, "Como es tu primera vez, te la pondré muy fácil, tu estarás conmigo en la fiesta, yo te pondré en charola de plata a los clientes, pero quiero que veas cómo se interactúa, cómo una se vuelve mañosa por el dinero, ya cuando veas qué pedo te va a encantar", saqué un gramo de coca, todos llenamos ambas fosas nasales, nos bajamos del coche, nos miramos y sacamos nuestros ifes. América siempre iba adelante, sabía qué hacer, nunca le negaban el acceso a nada, se pasó, después entró Michelle, enseguida el otro par y al final entré yo. Entramos por un pasillo largo, las paredes retumbaban por la música que se escuchaba cada vez más cerca. Había una línea de leds que te conducían hacia el elevador. Nos mirábamos y nos reíamos, el corazón nos latía súper rápido y teníamos la boca seca. Acercamos nuestras cabezas, nos dimos, un abrazo, un beso y salimos caminando como los personajes principales de la fiesta. Dejamos los abrigos en la entrada. Nos acercamos a la barra. Brindamos. Nos guiñamos un ojo. Nos distribuimos en la fiesta. "Acuérdate, atrás de mí", Michelle asintió con la cabeza mientras le daba un sorbo a su gin.
El lugar estaba lleno de extranjeros queriendo coger, beber o drogarse y esos eran mis favoritos, además de que les encantaba quedar bien o creían que te ligaban, yo por dentro pensaba siempre "Ay pinche güerito, crees qué porque me hablas bonito vas a dormir conmigo, pero wey tu sígueme viendo las chichis y dame tu dinerito", después era súper fácil abrirlos a la verga, se emocionan súper fácil y son bien putos si les hablas culero, por eso los prefería. Aunque los mirreyes también me gustaban pero me desesperaban, incluso me cogí a uno en el baño de un antro y la idea de pervertirlos y más porque están borrachos, me excita muy cabrón, es como "Ya güei, méteme tu verga perfecta que huele a Tom Ford", a veces hay algunos guapísimos y solo pienso "Quisiera sentarme en tu carita" y ellos encantados, salen con puras tipitas pendejitas y básicas en cuestiones de sexo y amor, pero las morras como yo solamente les excitamos, jamás tendrían algo con nosotras, porque les da miedo sentirse no necesitados, en fin, en esta vida hay de todo y para todos.
Entré al baño y cuando estaba orinando escuché que alguien entró detrás, pero también escuché que cerraron la puerta con el seguro. Alguien se paró frente a mi baño.
"Mira nada más dónde nos venimos a encontrar, qué vueltas da la vida, abre la puerta pendeja", un escalofrío enorme me envolvió la puta vida. Me paré, me subí los calzones. El corazón se me iba a salir, me sentía hasta mareada por la coca y estaba a nada de recibir la putiza de mi vida. Abrí la puerta y enseguida me empujó hacia atrás, me caí por el bote de basura. "Párate pendeja, párate", era como un león furioso, estaba roja de la cara, las venas se le estaban reventando y tenía los puños apretados, yo me incorporé como pude, "Wey la neta me lo merezco, pero tu también agarra el pedo, te juro que mi intención jamás fue lastimarte, fue pura calentura", "No mames calentura", me dio un chingadazo y me fui de nuevo hacia atrás pero ahora me pegué con el lavabo, se acercó y me cacheteó, me agarró del cuello y me azotó la cabeza contra la secadora de manos, me jaló el cabello hacia atrás y me dijo en el oído con la voz entrecortada "Éramos amigas, culera, éramos amigas", me empezó a madrear, me pegó con la rodilla en el estómago y me levantó de los cabellos para darme unos chingadazos en la cara. Escuché que alguien quería entrar al baño. "La neta si me lo merezco, pero tu tampoco eres monedita de oro, todos la cagamos, ya perdón, sí me lo cogí, puta pues perdóname culera, todos los días lamentaré que no seamos amigas, pero también lamentaré que no puedas entenderlo", me limpiaba la sangre de la boca. Me ardía la cara y el cuello. Me levantó y me escupió, "Pinche mierda", me empecé a cagar de risa, se regresó y antes de que me volviera a dar en mi madre, le jalé el brazo y puse su cara contra la pared, saqué la navaja del brassiere y se la puse sobre el cuello "Bueno ya ¿No? Me merecía esos madrazos, pero no te quieras pasar de verga que no soy ninguna pendeja, con esto tú y yo estamos a mano ¿Estamos?" Asintió empujando la cabeza hacia atrás."Así que no me vengas con mamadas de que no voy a poder estar en las mismas fiestas porque tú y yo no tenemos por qué competir, tu solamente querías chingarme, pues ya, ahí muere", la solté y la aventé hacia el suelo. Se levantó, abrió la puerta y se salió. En chinga entró Michelle. "No mames ¿Est?", "Cállate, no me empieces a chingar que me voy a desquitar contigo, los veo en el coche", me salí furiosa haciendo el ridículo de la vida con la cara puteadísima y la sangre embarrada. Me subí al coche, le marqué a Sonia. "Wey me encontré a la loca de María en la puta fiesta, estoy que me lleva la verga, me armó un pedo, me madreó y pensé en esperar a que salieran pero mejor que no me vean con nadie, voy para el depa, ahorita nos vemos". Me bajé y pedí un uber. Pensaba en cómo antes me podía valer verga todo, cómo descuidé un chingo de amistades y sacrifiqué otras tantas por una pinche cogida. Y María tenía razón en estar emputada, en fin, a veces las malas decisiones las cargamos años y un día se van en forma de karma.
Llegué al departamento, me quedé primero en el de Sonia. Fumamos y nos pusimos a ver guardianes de la galaxia. Me marcó Paco para decirme que me iban a dejar el coche. Me subí a mi depa. Le dejaron las llaves al policía en la entrada. Bajé a las dos horas, abrí la guantera, saqué el sobre del dinero. Regresé al depa. Vacié el sobre en mi cama. Había dieciocho mil pesos en efectivo. Sonreí hasta que el dolor de la cara regresó. Así pasa ¿No? Sufra hoy, goce mañana.
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No sabíamos que íbamos a poder enfrentarnos a un Jefe de Incursión tan pronto. Niantic mencionó “próximas semanas”, pero la cosa llegó bastante antes. En el día de ayer, se habilitaron en un principio para jugadores de nivel 35, para bajar a 31… y en estos momentos son accesibles para jugadores de Pokémon GO de nivel 25 o superior. Y así, nada más enterarnos que ya podíamos ir a derrotar a uno de estos vitaminados Pokémon, salimos esta mañana en su búsqueda.
El primer gimnasio al que llegamos ya contaba con su Incursión activa, con un Croconaut de 5.207 PC y éramos tres jugadores para luchar contra él. El caso es que uno era de nivel 24 (descartado), otro de nivel 25 y yo de 31, pero no paraba de dar error a la hora de tratar de unirnos en conjunto, por lo que tuvimos que hacerlo por separado. En el caso de mi hijo (25), lo venció sin mucho problema, pero cuando llegó la hora de capturar a Croconaut, de 950, por mucho que le diera bayas o lanzara Honor Balls, no hubo forma alguna de capturarlo. En mi caso, el del vídeo que veréis a continuación, la cosa fue bastante más sencilla.
Pokémon GO – Batalla contra Jefe de Incursión Croconaut
Decir que el Croconaut que he recibido no es el más fuerte en PC de mi inventario Pokémon, pero sí el que tiene las mejores características (por poco, pero así es). Recibí varias Honor Ball, Baya Frambu Dorada y revivires, que voy tirando por no tener espacio. Llegada este nuevo tipo de jugabilidad, las bayas toman la delantera, no necesitaremos tantas pociones o revivires, puesto que para hacer más fuerte un Gimnasio ahora no hay que subirlo de nivel. Pero eso es otra historia diferente a las Incursiones. Habría sido de agradecer, por ejemplo, algún que otro Caramelo Raro, que actúan como caramelos de cualquier Pokémon a la hora de mejorarlos o evolucionarlos, o bien una Máquina Técnica de ataque rápido o ataque cargado, con las que podremos enseñar nuevos ataques a nuestros Pokémon. ¡En otra Incursión será!
Justo después de esta batalla, visitamos al menos 10 gimnasios más, sin encontrar ninguna incursión activa. Para los que todavía no habéis visto alguna, identificarás un Gimnasio en el que se va a producir una cuando veas un Huevo sobre él. Echa un vistazo a este par de imágenes:
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Cuando en un Gimnasio indica “En Curso”, la Incursión ha comenzado, y puedes ir a combatir durante el tiepo que dura. Las otras que vemos en las imágenes todavía no han comenzado; el tiempo que se indica es el que queda para que de comienzo (horas y minutos), y las “caritas” tratan de orientarnos en cuanto a rareza o fuerza en PC del Jefe de Incursión que nacerá del huevo. Por ejemplo, nuestro Croconaut probablemente habría sido de “una carita”, por lo que muy emocionante no ha sido nuestra primera Incursión, que digamos; ese par de imágenes han sido cedidas por nuestro redactor Juanjo, ¡que está en su casa rodeado de incursiones! En mi caso, y como contaba antes, tuvimos que coger el coche y hacer una excursión de una hora, visitando todos los que vimos. Solo el primero tenía una Incursión activa.
El caso es que no basta con encontrar una Incursión, y entrar en batalla. Antes debes tener un Pase de Incursión. Actualmente para acceder a ellas basta con que seas de nivel 25, en el primer gimnasio que entres te darán el preciado pase. Yo tenía uno de ayer, nada más usarlo, me han dado otro, pero en el caso de mi hijo, al recibir el primero durante su primera Incursión, no podrá conseguir otro hasta el día siguiente. Y es que solo podremos obtener un pase al día por medio de un Gimnasio. ¿Quieres más? Para eso tienes los Pases de Incursión Premium en la tienda, a la venta a la friolera de 100 Pokémonedas, un poco caretes, por qué no decirlo. Esto nos hará también pensarnos bastante si participar en una batalla en la que conseguiríamos un Pokémon que no fuese muy emocionante. Y es que te puedes encontrar de todo en una Incursión. Desde un Magikarp, hasta un Tyranitar… y en algún momento dado, ¡un Pokémon Legendario entrará en escena! Así que por si acaso, ve guardándote las Honor Ball…
Vídeo Pokémon GO: ¡Nos vamos de Incursión! ¿Cómo funciona? Así es nuestra primera batalla y recompensas No sabíamos que íbamos a poder enfrentarnos a un Jefe de Incursión tan pronto. Niantic mencionó "próximas semanas", pero la cosa llegó bastante antes.
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“Me duele...” – P.J.M
Pareja: Jimin x Lectora
Género: Fluff, Best friends to lovers!AU
Argumento: Jimin y tú sois mejores amigos, pero ¿qué pasa cuando ambos sentís algo más el uno por el otro?
No podías ser más feliz teniendo como mejor amigo a Jimin. Os conocíais desde que estudiabais juntos; desde antes que Jimin entrase como trainee en BigHit; desde antes que se hiciese mundialmente famoso.
A pesar de eso, de cada uno haber tomado caminos muy diferentes y en tan distintos ámbitos, vuestra amistad había perdurado. Para Jimin tú eras de las pocas personas con las que podía ser él mismo. No Jimin, miembro del tan famoso grupo llamado BTS; sino Park Jimin, un simple muchacho de Busan.
Jimin era de lo más dulce contigo. Aunque es tímido, siempre ha sido muy cariñoso, y contigo no se cortaba ni un pelo. Eran años y años de amistad, por lo que había plena confianza. Era una amistad genuina y verdadera. Os queríais muchísimo.
Siempre que lo necesitabas él estaba ahí, y tú también para él. Aunque os veíais muy poco, él siempre que podía atendía a tus llamadas y respondía tus mensajes. Tú le correspondías de la misma manera, respondiendo sus llamados de media noche, cuando él no podía conciliar el sueño preocupado por algún show que tenía al día siguiente, necesitando descargarse. Podría desahogarse con cualquier otro amigo y miembro de BTS, pero le gustaba hacerlo contigo. Tus amorosas palabras de aliento siempre le dejaban feliz y con el corazón lleno y tranquilo.
Cuando Jimin al fin estaba por Seúl, lo primero que hacía siempre era buscar un hueco en su agenda para poder quedar contigo. Se sentía renacer cada vez que te veía; siempre le recibías con tu amplia y radiante sonrisa y tus brazos abiertos para envolverlo en un cálido y tierno abrazo, haciendo que su corazón latiera agitadamente y sintiera mariposillas en el estómago.
“Te he echado mucho de menos…” -decía Jimin rodeando tu cintura, abrazándote bien fuerte. Le gustaba hundir su cara en el hueco de tu cuello, mientras tú sentías como sus rubios mechones de pelo rozaban tu mejilla, haciéndote cosquillas.
Normalmente siempre salíais a tomar un café o un batido en vuestra cafetería favorita, donde sabíais que estaríais seguros y tranquilos. Ahí os poníais al día como era debido, hablando cara a cara de vuestras alegrías y tristezas, de cómo ibais en vuestros respectivos trabajos o estudios y, como no, repitiendo una y otra vez lo mucho que os habíais extrañado.
Si no era ahí, a Jimin le gustaba resguardarse de su estresante realidad quedándose simplemente en tu casa descansando. El cambio de ambiente siempre le ayudaba a desconectar.
Preparabas una modesta cenita para los dos y luego veíais una película en el sofá. La película era solo una excusa: era el momento que Jimin aprovechaba para estar lo más cerca de ti posible, abrazándote el brazo y reposando su cabeza en tu hombro o directamente en tu regazo, mientras tú acariciabas su pelo haciendo que Jimin cayese en un profundo sueño.
Seamos honestos… era imposible que, siendo como érais, tan afectivos entre vosotros, con los años no hubiérais desarrollado sentimientos más profundos el uno por el otro. Como una tonta, estabas enamorada de tu mejor amigo; y él, como un tonto, enamorado de su mejor amiga. Pero ninguno se atrevía a dar el primer paso. Habían muchas factores que os hacían pensar que, quedaros como estábais, sería mejor que iniciar algo más. Ambos, cada uno por su cuenta, pensaba igual. Pero había momentos en los que era tan difícil...
Hoy era una de esas noches en las que Jimin, teniendo unos días libres, te había pedido ir a tu casa para poder relajarse un poco y estar contigo.
“Jimin, deberías volver a los dormitorios con los chicos, ¿no crees?”
Hacía una hora que la película había terminado y la pantalla del televisor se encontraba ya en total oscuridad, pero te había dado pena despertarlo; se veía extremadamente adorable, con sus achuchables mejillas sobre tus piernas y su pelo un poco despeinado. Al escuchar tus palabras simplemente hizo un ruidito de desagrado y, sin intención de irse, se acomodó más, girando su cuerpo para quedar de frente al sofá y, aún con su cabeza sobre tus muslos, rodeó tu cintura con un brazo.
“¿No me puedo quedar a dormir aquí?” -preguntó con su voz adormilada, ronca y grave, totalmente diferente a la habitual.
¿Cómo podrías negarte? Pues lo hiciste, o al menos lo intentaste.
“Si no te vas ahora van a prohibirte que vuelvas a venir a verme a mi casa.”
Con esa sentencia Jimin se incorporó y se sentó de golpe en el sofá, con los ojos aún cerrados y un poco aturdido. Pero no tardó mucho en volver a acurrucarse a tu lado.
“Venga, Jiminnieeeee…” -decías intentando moverlo de tu lado para que se levantase. Una sonrisa se expandía por tu rostro ante la resistencia que imponía Jimin.
“___-ah, con el sueño que tengo me voy a dormir conduciendo. ¿Quieres que muera? Tendrás que aprender a vivir sin tu Jimin y, sinceramente, no creo que puedas.”
“Ahhh…” -dejaste de empujarlo, relajándote.- “Puede que tengas razón. ¿Cómo podría vivir sin mi Jimin?” -dijiste siguiéndole el rollo. Pasaste tu brazo por su hombro para achucharlo tiernamente.
Que utilizases ese posesivo para referirte a él había provocado que su corazón se pusiera nervioso e intranquilo. Era momentos como este en los que Jimin deseaba despejar su cabeza de todos sus miedos y confesarte sus sentimientos.
Quizá fue el sueño, o la proximidad que ahora manteníais, lo que animó al joven chico a abrir sus ojos e inclinar la cabeza hacia arriba para mirarte, encontrándose con tus labios en primera plana.
“¿Qué pasa?” -preguntaste al notar su intensa mirada, comenzando a ponerte tú también nerviosa.
El corazón de Jimin le gritaba que se lanzase, que te robase ese beso que tanto deseaba y te abrazase durante toda la noche; pero su mente le pedía que retrocediera, que no cruzase la línea. ¿Qué camino tomar?
Respiró hondo, para finalmente separarse y apoyar sus codos sobre sus rodillas, hundiendo en sus manos su cara por un segundo para luego pasarlas por su pelo, en un movimiento brusco para despejarse. Tú mirabas todas sus acciones, aún sin saber qué le pasaba. Un poco preocupada, posaste una de tus manos sobre su espalda, acariciándola por encima de su suéter.
“¿Estás bien?”
“No.” respondió él cortante, mirando hacia abajo.
“¿No? ¿Te duele algo?” -Ahora, más alarmada, te sentaste erguida en el sofá y te inclinaste para mirar de cerca su cara, buscando algún signo de dolor en su rostro.
“Si te digo lo que me duele… ¿prometes que nada cambiará?
“¿Cambiar? ¿El qué?”
“Sólo prométemelo.” dijo, esta vez girando su cabeza para mirarte a los ojos.
Viste el miedo reflejado en ellos. Dudaste un segundo, pero asentiste.
“Vale. Lo prometo.”
Se quedó un momento callado, intentando coger el valor que le faltaba mediante una gran bocanada de aire.
“Me duele tenerte así de cerca y… y no poder besarte.” -dijo simplemente. Te quedó clarísimo lo que quería decir con eso.
No te moviste, ni él tampoco. Por unos segundos que parecieron eternos, ninguno se movió. Solo os mirabais.
Conforme más tiempo pasaba, más hundido se sentía Jimin.
“He metido la pata, ¿Verdad?” -pensaba, mientras inconscientemente esperaba a que tú dijeras algo.
Pero tú estabas tan en shock que no te salía nada. Ninguna palabra u oración coherente se formulaba en tu confundido cerebro.
“Jiminnie…” -fue lo único que tu voz pudo entonar. Viendo que no tenías la capacidad del habla habilitada en esos momentos, decidiste recurrir a la acción para que Jimin no pensase que sus sentimientos no eran correspondidos. Haciendo uso de la poca lucidez que tenías en el momento, elevaste tu mano para acariciar su pelo. Él cerró los ojos ante tu dulce tacto, inclinando su cabeza para apoyarla en tu mano.
Jimin se sentía un fracasado en esos momentos. Creía que ese gesto era más bien por pena, pero eso no le impedía seguir disfrutando de tu compañía. Al fin y al cabo, primero que todo eras su amiga.
Pero… ¡Tú también deseabas besarle! ¡También te dolía no poder comerte esa preciosa boquita a besos! Llevabas tanto tiempo enamorada de él que ni siquiera te acordabas. ¿Por qué ahora no podías reaccionar como querías y decirle que también sentías lo mismo? Estabas haciendo sufrir al pobre Jimin más de la cuenta al no darle ninguna respuesta directa.
Tu mente comenzaba a entrar en pánico. Sentías que si no hacías o decías algo ya, Jimin se levantaría y se iría, y lo perderías para siempre. Es por eso que cogiste su cara entre tus manos y, sin pararte a pensarlo dos veces, lo besaste. Besaste esos labios tan preciosos, voluminosos y perfectamente formados que siempre habías soñado degustar.
Jimin no se lo esperaba. De verdad que no. Pero, tras su sorpresa inicial, no tardó en moverse y ponerse cómodo para poder atrapar entre sus manos también tu cara y corresponder al tierno beso que le estabas dando. Era un beso lento y dulce, cada uno tomándose su tiempo para guardar en su memoria esa sensación de vuestros labios conociéndose por primera vez.
Jimin desplazó sus manos delicadamente por tu cuello para llegar a tu nuca, hundiendo sus dedos en la suavidad de tu pelo, y, de esta manera, poder acercarte un poco más a él. Tú ahora quitaste las manos de su carita para apoyarlas en sus hombros.
Dando unos últimos besitos, os separasteis, juntando vuestras frentes mientras las puntas de vuestras narices seguían aún en contacto. Jimin sonrió manteniendo sus ojos cerrados. No había nada más satisfactorio que el amor correspondido.
Elevaste un poco tu cabeza para depositar un corto besito en la punta de su nariz, haciendo que Jimin soltaste un ahogado suspiro de felicidad.
“Mmmmm…” -emuló él simplemente, pasando sus brazos por tu cintura y abrazándote fuertemente mientras colaba su cabeza en el hueco de tu cuello, como siempre. Le encantaba resguardarse ahí. Su sonrisa ahora se encontraba tatuada en su cara. Le era imposible esconderla.
Lo abrazaste de vuelta, con tu corazón latiendo a mil por hora al sentir los labios de Jimin rozar ahora la piel de tu cuello.
Soltaste una tierna risilla como garantía de la felicidad que estabas sintiendo en ese momento.
No hacía falta decir nada. Ninguna palabra sería suficiente para explicar lo que estabais experimentando en ese momento. Sin embargo, ambos os sentíais también tontos al haber esperado tanto tiempo por esto.
“Lo siento” -dijo Jimin, aún escondido y protegido entre tu cabeza y tus hombros.
“¿Mmmm?” -entonaste, acariciando su pelo.
“Por no haberte dicho nada antes… ya sabes. Tenía miedo de perderte…”
Te separaste para poder mirarle bien.
“Yo también tenía miedo… por eso tampoco te he dicho nada nunca. Además, muchas veces me has dicho que por tu trabajo no te interesaba salir con nadie.” -esto último lo dijiste dándole un pequeño golpecito en el hombro.
“Bueno, no sólo te dije eso por el trabajo.” -se dibujó una pequeña sonrisa de lado en su rostro- “También lo dije porque la única con quien me interesaba salir eras tú.”
“Vaya…” -empezabas a sentir como tu cara comenzaba a arder, por lo que alzaste tus manos para taparla. Pero Jimin interceptó tu acto, soltando una ligera risa.
“¡No! ¡No te tapes!” -aunque tenía tus manos ya enganchadas a las suyas, te las apañaste para hundir tu cara en el respaldo del sofá, exagerando ya tus acciones para provocar de nuevo la risa en Jimin. “¡Ay! Eres adorable... “ -dijo en un tono dulce y suave.
“Entonces… Nada va a cambiar, ¿no?” -preguntaste ahora un poquito más seria, mirándole de nuevo manteniendo la cabeza apoyada en el sofá. Él se recostó también y ahora se encontraba cara a cara contigo.
“No. Sólo que ahora podré hacer esto cuando quiera.” -dijo antes de acercarse y dejar un rápido beso en tus labios.
“¿Y tu trabajo? ¿La compañía? ¿Los miembros? ¿Las fans?”
“Bueno… si te soy sincero, los miembros ya saben que siempre he estado enamorado de ti. Supongo que no les sorprenderá cuando les cuenta que… bueno, que estamos juntos ¿no? -le sonreíste mientras asentías animadamente. Jimin también sonrió, tímido, para luego continuar.- “La compañía y todos allí te conocen. Yo creo que tampoco les sorprenderá.”
“Pero, ¿vas a contárselo a tus jefes?” -preguntaste un poco alarmada.
“Supongo... Al menos tengo que decirles que estoy en una relación, para que lo tengan en cuenta. Deben ‘proteger’ la ‘vida privada’ de sus artistas… Pero igualmente, si saben que eres tú no les va a importar. Nuestra amistad siempre ha sido reservada, nunca hemos levantado sospechas de ningún tipo. ”
“Tienes razón. Hemos sido siempre muy prudentes.” asentiste nuevamente, estando de acuerdo con lo que él decía.
“Por eso. Simplemente tenemos que seguir como antes” -volvió a inclinarse para besarte, pero lo paraste.
“¿Y las fans?” -volviste a preguntar.
“Mmmmm… Pues no lo sé.” -se quedó pensativo- “Aunque creo que ya te tienen fichada, por la foto esa que se coló hace unos años, ¿te acuerdas?”
“¡Ah! Es verdad… ya no me acordaba de esa foto.”
“Y nunca dijeron nada grosero contra ti ni nada, ni te han perseguido, ¿no?”
“Mmmmm… no, podría decirse que no.” -dijiste pensativa.- “Igualmente, no quiero que hagas nada público ni seas muy obvio cuando publiques cosas en los Fancafes o en Twitter, que te conozco, Park Jimin.”
Él sólo se rió y se acercó un poquito más a ti.
“Pero yo quiero decirle a todo el mundo qu-”
“Pues no.” -Lo interrumpiste, posando en la punta de su nariz tu dedo.
“Bueno… de vez en cuando sí que publicaré alguna foto con mi ‘mejor amiga’” -cogió tu dedo quitándolo de su nariz y enlazó su mano con la tuya.
“¡Yah, Jimin-ahhhh!”
“Bueno, bueno” -dijo entre risillas.- “Te prometo que no publicaré nada…”
Ahora te acercaste tú y dejaste un dulce besito en su mejilla como agradecimiento.
“Entonces…” -comenzó Jimin nuevamente- “¿Puedo quedarme a dormir hoy aquí?”
-Admin R
¡Hola, chicas! 🐥
Este escenario es para las Jimin biased🌚
Os queremos comunicar que esta semana no estamos subiendo ningún pedido debido a que estamos preparándonos para un examen que tenemos la semana que viene... Es por eso que no podemos sacar tiempo para realizar vuestros request. (Matadnos, please💀)
En realidad, este escenario es de nuestras reservas para los tiempos de sequía😂.
Esperamos vuestra comprensión.
¡¡Un beso enorme para todas!!♥️♥️♥️
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Sus hombros/espalda - Jin
Su espalda. Sus hombros. Amplios y profundos como el manto de estrellas en una noche de verano. De la misma manera que los antiguos astrónomos miraban a las estrellas buscando respuestas, tú mirabas sus hombros y, en las constelaciones que formaban sus lunares, encontrabas tu futuro.
Te encantaban sus hombros cuando era lo primero que entraba dentro de tu campo de visión nada más abrir los ojos por la mañana.
Despertabas e instintivamente te acercabas a Jin, colocando uno de tus brazos sobre su cintura y hundías tu cara en su espalda. El calor que transmitía, la tuviese descubierta o cubierta con una simple camisa de pijama, te hacía sentir segura; y su olor, su fragancia natural, te hacía sentir en casa.
Oías un somnoliento suspiro por su parte para enseguida sentir como enlaza su mano con la tuya, acariciando el dorso ligeramente con el pulgar; y moverse un poco hacia atrás para estar totalmente pegado a ti, haciendo cucharita.
Despertar así era uno de tus pequeños placeres diarios. Cuando había mañanas en las que te despertabas sin él, sentías que algo en tu rutina faltaba y empezabas el día de mal humor. Jin era tu fuente de energía. O mejor dicho: su calor, su aroma, sus hombros, su espalda… eran tu fuente de energía.
Te encantaba su espalda cuando, al llegar tarde del trabajo, hambrienta y muerta de sueño, la encontrabas de frente nada más entrar en la cocina.
Jin estaba preparándote algo de cenar. No te había oído entrar, por lo que tú te acercabas sigilosamente, sin hacer ningún ruido, para de repente atraparlo y abrazarlo por la espalda. Jin casi siempre saltaba del susto y armaba un estropicio. Sin embargo, era digno de hacerlo siempre que se te presentase la oportunidad.
“¡YAH! ¡____, siempre haces lo mismo! Casi me da un infarto. -decía él, intentando moverse para coger una servilleta y limpiar la salsa que había derramado. Pero no podía dar ni un paso debido a lo fuerte que lo abrazabas. “¡Suéltame, que estoy cocinando!”
“Mm mmm” -negabas murmurando. No podías evitar que una sonrisa se expandiera por tu rostro mientras mantenías tu carita apoyada en su amplia espalda.
Tras intentos por deshacerse de tu agarre, al final Jin se daba por vencido y echaba la cabeza para atrás, derrotado. Tu mantenías tu posición, abrazándolo bien fuerte y comenzando a restregar ahora toda tu cabeza sobre su espalda, como si fueses un gato. Esto provocaba las risas en Jin, rodeando ahora con sus brazos los tuyos.
“Venga, tú sigue cocinando.” -decías aligerando un poco la fuerza de tu agarre.
“Aish… Jinjja…”
Jin volvía a reír para luego coger la espátula y remover la verdura, estando tú aún con tus brazos enganchados alrededor de su cintura y tu cara apoyada en su preciosa espalda.
Te encantaban sus hombros cuando los rodeabas con tus brazos agarrándote, mientras que Jin te llevaba a caballito sobre su espalda.
Normalmente era después de eventos importantes, como alguna cena de la compañía o incluso después de acudir a alguna función de ballet, de las cuales te regalaban entradas de tiempo en tiempo.
Jin y tú , amantes de la noche, decidíais andar de camino a casa, bajo el manto de estrellas, riéndoos sobre los asuntos más corrientes e insignificantes.
"Ven”- decía Jin parándose de repente, dándote la espalda- “sube”
“No hace falta, voy bien”
“¿Pero tú has visto los tacones que llevas? Sube, anda”- decía Jin, señalando su espalda al mismo tiempo que se agachaba levemente.
“Te odio”- le contestabas mirando hacía abajo, no pudiendo ocultar tu sonrisa.
Te descalzabas, notando el contacto de las plantas de tus pies con el frío y duro asfalto.
“Dame los zapatos”
“¿También los quieres llevar?”
“Por supuesto. Todo por mi princesa”
Tu te limitabas a darle una tonta palmada en su hombro, para a continuación, dar un pequeño salto y subir encima de su espalda.
Lo primero que agarrabas eran sus amplios, fuertes y musculosos hombros, que buscando no caerte acercabas a tu cuerpo, haciendo que olieras el perfume que Jin llevaba en su cuello. Al mismo tiempo tu novio te sostenía con sus manos tus muslos, acercándolos a su cintura lo máximo posible.
Una vez que tu “taxi” se ponía en marcha, solías clavar tu barbilla en el hueco de su cuello, sintiendo de esta manera cómo su corazón latía simultáneamente al tuyo.
“¿Estás cómoda?”
“Mucho”- le contestabas acariciando su nuca con tu nariz, haciendo que se estremeciera.
“Ya nos queda poco para llegar a casa”
“No me importaría estar así toda la noche”
“Bueno, mejor podemos estar así tumbados en la cama, ¿no crees?”
“Mientras que esté de esta manera contigo, me da igual dónde sea”
Te encantaban sus hombros cuando veías cómo eran rodeados y abrazados por unos pequeños y delicados brazos. Tú, ante tal imagen, no podías evitar sonreír orgullosamente.
Vuestra pequeña hija, acababa de salir de una función del colegio y, exhausta, vestida en forma muy pintoresca y con la cara pintada en forma de león, dormida sobre los hombros de su querido papi.
“Aish”- decía Jin riéndose silenciosamente, procurando no despertar a vuestra pequeña bella durmiente- “Me va a manchar el jersey”.
Jin y tú, empezasteis a reíros, cómplices.
Tú te paraste y volviste a mirar a tu hija desde atrás, viendo su cara angelical reposando sobre sus hombros, al mismo tiempo que la pintura y sus babas manchaban el jersey de Jin.
“Sabes que le encantan tus hombros”- seguiste el paso y le miraste- “Son tan grandes y cómodos como su cama de princesas”
Jin te sonrió cálidamente.
“Ven”- dijo alargándote su brazo libre- “Para ti también hay”
Jin te rodeó la cintura y tú apoyaste la parte de atrás de tu cabeza en su pecho.
“Dentro de nada llegaremos a casa”
🔞
Te encantaban sus hombros cuando era lo único que tenías al alcance de tus manos mientras Jin te hacía el amor apasionadamente. Ver sus hombros y, en general su torso, sobre ti, te hacía sentir segura y protegida, como si él fuese un escudo, protegiendo tu cuerpo debajo del suyo.
Acariciabas la cálida piel expuesta, subiendo desde la parte baja de su espalda hasta sus omoplatos y hombros, deleitándote en la suavidad y el ardor que por las palmas de tus manos se colaba, a la vez que él hundía su cabeza en tu cuello para dejar húmedos y pasionales besos ahí, degustando esa zona como si de un delicioso postre se tratase. Ante el inmenso placer que te proporcionaba la conexión de vuestros cuerpos y sus besos y caricias, no podías evitar hincar ligeramente tus uñas en la piel de sus hombros una vez tus manos reposaban ahí, dejando que agitados suspiros se escaparan de tu boca, provocando en Jin aún más excitación.
Igual que tú amabas sus hombros y su espalda, él amaba que lo amaras. Era su fetiche saber cómo disfrutabas de esa su espalda y sus hombros, de entre otras partes del cuerpo…
Elevabas ligeramente tu cabeza para poder depositar también cortos besos ahí. Jin te ayudaba colando una de sus manos por detrás de tu nuca, para luego aprovechar y fundir sus labios con los tuyos en un profundo beso.
“Te amo, ____” decía en un suspiro jadeante sobre tus labios al separarse. “Espero que también me ames, tanto como amas a mis bellos hombros” -siguió, sonriendo juguetonamente.
“Eso nunca. Si pudiera, sólo me quedaría con tus hombros.” Sonreíste mientras volvías a propiciar profundas caricias sobre la suave piel de su espalda, sus hombros y cuello.
“Pero necesitas otras partes de mi cuerpo”
“Tu espalda”
“¿Y mi cara? Lo guapo que soy y no lo valoras.
Los dos os reísteis. Era típico que en vuestros momentos íntimos también hicieseis este tipo de comentarios sarcásticos y bromas.
Os mirasteis a los ojos durante unos segundos, sintiendo mutuamente vuestras respiraciones descontroladas sobre vuestros labios por el lento pero intenso ritmo que llevaba Jin. Sin decir nada más, volvisteis a retomar el apasionado beso que habíais dejado en el aire, tus manos instintivamente volviendo a colocarse en sus hombros.
Su espalda. Sus hombros. Amplios y profundos como el manto de estrellas en una noche de verano.
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