#bueno dejo esto antes de hacer los outfits y pensar con quienes pongo starter !!
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ncvvis · 2 years ago
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one day i will run
                 one day they won’t hurt me anymore . 
ubicación : edificio de oficinas en west garfield park / hospital john h. stroger jr. 
marco temporal : entre la misión del centro comercial y la semana posterior a la explosión del yate.  cw : amenazas, violencia implícita. 
bolso deportivo produce un fuerte golpe al caer sobre el escritorio del hombre, quien solo entonces eleva la mirada. ceja arqueada, sus ojos viajan entre la pelirroja y el bolso, como si se tratara de algún tipo de broma.
– ¿qué se supone que es esto? – cuestiona, recostándose en su silla de escritorio. es tan gordo que la fémina cree que en algún momento el respaldar dejará de sostenerlo.
– treinta mil dólares, lo que pedías – responde, mirándolo fijamente.
el silencio que sigue es penetrante, tanto que parece que el tiempo se ha congelado entre ellos dos. la fémina tiene que recordarse a sí misma quedarse totalmente quieta, sin mostrar ningún tipo de reacción en el rostro. la última vez que lo hizo, salió mal para ella. se dedica a respirar tranquilamente, sin desviar la mirada de aquel hombre, quien solo esboza aquella asquerosa sonrisa. 
– vaya, vaya, ___, no sabía que las ratas cumplían con sus promesas. no voy a mentirte, estoy sorprendido.
todavía se mantiene inmóvil, sin inmutarse del insulto soltado en su contra. sabe que mientras más callada, más rápido podrá irse de ahí. el hombre, entonces, abre el bolso y la chica puede ver como se le dilatan las pupilas ante la imagen de tantos billetes. que puto asco, piensa, pero su rostro se mantiene neutro. son solo unos cuantos minutos más, entonces podrá irse de aquel edificio que parece caerse en pedazos, de esa habitación que huele a cigarrillos y a sudor. 
– sabes que no confío en ti ¿verdad, preciosa? – murmura el hombre, observándola. – así que vas a quedarte quieta mientras cuento cada billete y me aseguro que no me estás engañando como las otras veces. tuve mucha paciencia contigo, la próxima voy a colocar una bala entre esos lindos ojos tuyos.
por un segundo cree que su mueca va a traicionarla o que su lengua va a soltarse para gritarle todos los insultos que dan vueltas por su cabeza. pero se mantiene en calma, no responde a pregunta capciosa, ni se muestra molesta por espera. no acostumbra a ser tan dócil, pero lo conoce y sabe que cuando gambino amenaza, lo cumple. el italiano saca su máquina para contar dinero y ahí empieza el verdadero juego de la paciencia. los minutos pasan y se hacen eternos entre los fajos de billetes que van desapareciendo en la máquina, el sonido que produce es lo único que se escucha en aquella oscura oficina. finalmente, un carraspeo causa que devuelva su mirada al hombre quien la mira con una expresión indescifrable en el rostro. 
 – vaya, estoy sorprendido, no voy a negarlo – suspira, volviendo a recostarse en la silla. – ¿ahora qué, __? ¿crees que es tan sencillo librarse de mi?
mandíbula de la pelirroja se tensiona ante interrogante, puños cerrándose a un costado mientras lo observa fijamente.
– teníamos un trato, te pagaba y no ibas a volver a joderme.
sonrisa se dibuja en las facciones del hombre, mientras se levanta de la silla. da la vuelta el escritorio y con fuerza la toma del rostro, causando un quejido de dolor de parte de la fémina. 
– no importa lo que hagas, preciosa, siempre vas a necesitarme, siempre vas a regresar a mi – chasquea la lengua, sin borrar la sonrisa de su rostro. – tarde o temprano nos volveremos a ver.
finalizada la oración le suelta el rostro con demasiada fuerza, causando que pierda ligeramente el equilibrio. sin decir otra palabra, con la ira burbujeante en su interior sale de la habitación, con la intención de alejarse de ese edificio para siempre. 
[ aproximadamente un mes después, en los días siguientes a la explosión del yate ]
sonido de la máquina conectada a su cuerpo es lo único que se escucha en esa habitación, además de su pausada respiración. el dolor ya no es tan intenso como en los días anteriores, pero sigue sintiendo incomodidad por la herida penetrante que sufrió con la explosión. además, odia estar confinada a una cama de hospital, sin poder moverse libremente como está acostumbrada. justo cuando por su mente pasa la idea de que no ha experimentado tanta tranquilidad en días, parece que el universo decide reírse en su cara, cuando barullo en el pasillo le enciende todas las alarmas. la voz que escucha, ahogada por la puerta cerrada, le causa un estremecimiento, provocándole la urgencia de levantarse y salir corriendo. no puede, punzada en el vientre es dolorosa y le impide levantarse para huir, entonces es demasiado tarde.
– señor, le dije que las horas de visita ya terminar...  – enfermera es interrumpida por la mano del hombre, quien la calla.
– será solo un segundo, estaba tan preocupado que necesitaba verla con vida – la pelirroja puede oír falsedad en su tono de voz, pero enfermera parece creerse el teatro del italiano, pues termina asintiendo y alejándose. cuando la mujer les deja a solas, mascara parece caerse. – hm, parece ser cierto eso de que hierba mala nunca muere.
– ¿qué mierda haces aquí? – intenta que su voz no tiemble debido al miedo, pero le cuesta mantener la fachada. se creyó libre por un tiempo, pero parece que estaba equivocada.
– ¿no me escuchaste? estaba tan preocupado... además, pareces olvidar que tengo ojos y oídos en todas partes. me enteré que estabas lastimada, así que decidí venir a visitarte y... ayudarte.
última palabra causa que su anatomía se tensione, el dolor en su vientre se incrementa notablemente por la forma en la que sus músculos se endurecen. puede sentir como su pulso se acelera, el miedo apoderándose de ella más rápido que el dolor.
– n-no  – niega, aferrándose a las sábanas de la cama. acorralada, sin poder huir, otra vez.
– no es nada, solo treinta mil dólares que me sobraban para pagar tu cuenta de hospital en su totalidad  – la sonrisa del rostro del hombre es malévola, como si hubiese estado esperando con ansias ese momento. – seguro podrás pagarme pronto, ya lo hiciste una vez ¿no?
el hombre finaliza oración con una risa que solo causa que la fémina se estremezca más. se lo había advertido, aquella noche semanas atrás. nunca sería libre, nunca podría escapar de las garras de ese hombre. no viva, al menos.
– ven a verme cuando salgas de aquí, recuerda que lo sabré perfectamente – termina guiñando el ojo, antes de salir de la habitación, dejándola sola y aterrada. 
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