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Mi bebé.
Maridaje: Hoseok x Lector, Híbrido.
Género: Angustia, Fluff. Hoseok, humano, amo x Lector, conejo híbrido.
Resumen: Intentaste sorprender a Hoseok, pero nada salió como lo esperabas.
Las lágrimas no dejaban de caer por tus mejillas. Tú no querías que esto terminará de está manera. No pensaste que fueras a crear tanto alboroto.
— Ya no llores Bebé.— pudiste oír a Hoseok hablando detrás de ti, habían llegado a su dulce hogar. Tú solo querías tirarte en tu cama y llorar.
Todo se había salido de control. Solo querías sorprender a tu querido Hobi.
— Vamos al baño.— volvió a hablar tu dueño, ya estaban libres del frío de Seúl, de sus grandes abrigos, y sobre todo de ese estúpido gorro que aplastaba tus orejas, haciendo que dolieran.
Cuando llegaste al baño, pudiste observar como Hoseok sacaba tu ropa de un armario, ropa interior y tu cómodo pijama. Él te miraba y te daba una de esas sonrisas, esas que siempre que aparecen te hacen pensar que todo estará bien.
Hobi comenzó a sacar tus zapatos, tus calcetines, tu camisa, tu falda y por último tu ropa interior, sin olvidar dos pequeños moños que adornaban tus orejas marrones. Abrió la llave del agua, buscando que quede a la temperatura adecuada a tu cuerpo, cuando la tina estuvo llena, tendió su mano invitandote a entrar. El agua estaba perfecta, Hobi te conocía y sabía todo sobre tus cuidados. Tiró tus juguetes al agua, tus favoritos eran los squishies, esos que podías morder sin miedo de que se rompan.
Hoseok tomó tu esponja de baño y aplicó tu gel corporal, especialmente para híbridos de conejo. Podías como tu dueño quería hablar, pero no encontraba las palabras correctas para hacerlo.
— ¿Que fue lo que sucedió Bebé?— levantaste la cabeza cuando escuchaste tu nombre, muchos pensarían que es un apodo cariñoso, pero Hoseok te había bautizado con el nombre de 'Bebé'. Al recordar los acontecimientos de hacer solo una hora, tus ojos se humedecen, no querías llorar, llegaría un momento en donde tu cabeza explotaria, por haber llorado alrededor de 40 minutos.
Querías contarle a Hoseok que había sucedido, nunca le mientes, ni le ocultas nada, y esta no seria la primera vez.
— T-tu esta mañana mencionaste que tenías antojo de fresas, pero no tenías tiempo de ir a comprarlas, entonces quería sorprenderte.— dijiste sin mirar a tu dueño, que había detenido todas sus acciones, solo para estar atento a tu relato.
— ¿Y qué paso?— te preguntó buscando tus ojos oscuros, pero tu no tenías el coraje para mirarlo.
— Y-yo tenía un plan. Salir de casa, comprar las fresas y después volver. Intenté ocultar muy bien mis orejas y mi cola, y lo logré. Cuando llegue al supermercado, fui directo a las fresas, todo iba bien.— dijiste, pero inconscientemente salió tu puchero, intentaste no llorar.
— Pero...— menciono Hoseok, intentado que siguieras.
— Pero... choque con un chico, y cuando intenté recoger mis cosas... mi gorro se calló, y mis orejas quedaron a la vista. Ese chico comenzó a gritar y decir que llamen a seguridad, que yo me había escapado, que lo iba a lastimar. Y-yo nunca le hubiera hecho daño Hobi.— mientras le relatabas a tu dueño esta desagradable anécdota, podías sentir como una lágrima caía por tu mejilla.
— Lo sé Bebé.— te consolo, mientras su mano secaba la lágrima.
La realidad era que muchas personas no querían a los híbridos, no los aceptaban ni como humanos, ni mascotas, para algunos eramos simple basura que vino a contaminar el mundo. Muchos híbridos eran adoptados, y sus dueños los obligaban a muchas cosas, lo más común era vender a sus híbridos por unas horas, para cumplir las fantasías sexuales de hombres y mujeres. También a veces simplemente compraban a los híbridos para golpearlos hasta que mueran. Todos pensaban que los híbridos podrían atacar en cualquier momento, gracias a sus instintos animales.
Pero también había humanos que luchaban por los derechos de los híbridos. Existían leyes que dictaban, que cada híbrido no puede andar solo por las calles, siempre debe estar acompañado de su dueño, o de un humano. Al igual que siempre deben portar un collar con su nombre, y número de su dueño.
— Él hombre de seguridad llamó a la policía, y me dijo que esperará. Él muchacho con el me había chocado antes empezó a decirme cosas, dijo que si fuera mi dueño ya me habría matado, que le daba asco a todos, que no servía de nada en este mundo. También tiraba de mi brazo para que lo mirara a la cara, él era muy bruto, me lastimó. Cuando me quisieron escoltar hacía la puerta de salida, él... él tiró de mis orejas y después me pateo en la cola... Me hizo mucho daño Hobi.— Hoseok seguía sosteniendo tu mano, pero podías notar como su cara de deformaba con ira. Tu dueño desde que te había adoptado, hizo todo lo posible para cuidarte. Los conejos eran seres muy frágiles, tu cuerpo, al igual que tus sentimientos, eran tan fáciles de herir. Odiaba la idea de que con todo el cuidado que te daba, venga un estúpido y te maltrate de esa manera. Pensar en todo eso hacia que su enojo subiera hasta las nubes.
— Cuando llegue a la comisaria, ellos vieron mi collar y querían llamarte. Yo no quería, sé muy bien cuanto tiempo le dedicas a tu trabajo, no quería interrumpirte, perdóname Hobi.— te sorprendiste cuando escuchaste la risa de Hoseok.
— No seas tonta. Mientras sea por ti, puedo dejar todo de lado. No quiero nada a cambio Bebé, no quiero que me sorprendas, solo quiero llegar y que tu estés aquí.— a tu dueño le daba gracia el hecho de que, te preocupara mas su trabajo, antes que el daño que habían hecho.— Tenía tanto miedo de que te hubiera pasado algo.— dijo mientras depositaba un pequeño beso en tus labios. Haciendo que te sonrojaras, y una sonrisa apareciera, dejando a la vista tus hermosos dientes de conejito, contagiando a Hoseok haciendolo sonreir, y mostrar sus hermosos dientes.
— Ven, que te estás arrugando.— dijo haciendo señas para que te levantaras de la tina. Él te rodeo con una gran toalla de color blanco, se aseguró de secar bien cada parte de tu pequeño cuerpo, con la mayor delicadeza del mundo. Te puso tu ropa interior y tu pijama.
Una vez terminado el maravilloso baño, te sentías aliviada, saber que Hoseok no estaba enojado contigo, te ponía felíz.
Tu dueño se sienta en el sofá, él sostiene en su mano tu cepillo para el cabello, te hace señas para que te sientes entre sus piernas abiertas, cuando lo hiciste el comenzó a peinarte. Tenía mucho cuidado de no lastimar tus orejas, que ahora se encontraban apuntando hacia abajo, él pudo observar un pequeño rasguño, que debía haberlo hecho el estúpido del supermercado.
Cuando tu cabello estuvo peinado, Hobi dejó tu cepillo de lado, y te atrajo hacía su pecho, abrazandote. Por primera vez en el día pudiste sentirte segura, en los brazos de Hoseok.
— Te amo Bebé. Mi bebé.— confesó mientras apoyaba su cabeza contra la tuya, con cuidado de no aplastar tus grandes orejas. Haciendo que ambos se queden dormidos.
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Gatito malo.
Maridaje: Jungkook x Lector, gato híbrido.
Género: Angustia leve, Smut (M) Jungkook, humano, amo x Lector, gato híbrido
Resumen: Jungkook, tu dueño, no tenía idea que habías comenzado con tu celo.
Estabas emocionada por volver a ver a Jimin después de tanto tiempo. Ustedes eran muy bueno amigos. Namjoon, dueño de Jimin, y Jungkook eran como hermanos. Luego de que fuiste adoptada, tu dueño te llevo a conocer a Jimin, él era el gato más cariñoso y dulce del mundo. Él no se parecía en nada a los gatos de tu refugio.
Cuando Jimin estuvo en celo, Namjoon le propuso a Jungkook la idea de que yo lo ayudara con eso. Jungkook se había puesto celoso ante esa idea, eras su bebé, pero terminó aceptando.
Tu dueño no dejaría que se volviera a repetir, le comentaste que Jimin talvez no había sido muy cuidadoso al principio, no tuviste que seguir hablando para que Jungkook ya tomara una decisión.
Sin embargo Jimin y tú siguieron juntandose, compartiendo tiempo el uno con el otro, mientras sus dueños hablaban de sus cosas.
Hoy era uno de esos días en donde visitarías a Jimin después de varias semanas. Dabas saltitos de alegría, haciendo que Jungkook sonriera.
Tu dueño llamo a la puerta, cuando se abrió pudiste ver a un Namjoon con una sonrisa recibiendo a sus invitados. Primero entra Jungkook, y tu le sigues, lo primero que ves es a Jimin sentado en el sofá, él al verte corre hacía ti, y se unen en un gran abrazo, cuando comienza a oler tu cuello como lo hace normalmente, solo que ahora por unos segundos más. Él te invita a que vean una película, a lo cuál tú aceptas, mientras que sus dueños van a la cocina, a preparar su leche seguramente.
Te sientas al lado de Jimin, mientras él aprieta el botón y la película comienza a reproducirse. Comienza a acercarte a Jimin, colocas tu cabeza en su cuello, cuando comienzas a ronronear, el gato a tu lado se percata de esto, y comienza a acariciar su cabeza con la tuya. Desde que entraste a su casa el pudo oler tu celo, si siguiera sus instintos felinos ya te hubiera follado en el sofá, pero no lo hizo por respeto a ti y sus dueños. Él coloca su mano en tu muslo, y comienza a acariciarlo, tú haces lo mismo, mientras sigues con tu ronroneo. En ese momento entran sus dueños, Jungkook abre sus ojos cuando ve como ambos gatos se acarician, siempre eran cariñosos el uno con el otro, pero nunca de esta manera. Tu dueño coloca tu caja de leche frente a ti, dejando de lado a Jimin, tomas tu leche sin apartar tu mirada del gato, y él hace lo mismo. Puedes oir como ambos amos hablan de cosas que no te interesan. Luego de terminar con tu leche, Jimin y tú vuelven juntarse. De la nada, Jimin, te levanta y te pone en su regazo, colocando su mano derecha en tu muslo, mientras ambos sigues dandose cariño, la mano de Jimin sube muy lentamente metiendose en tu muslo interno.
— ¿Porqué no me dijiste que traerías a T/N mientras esta en celo?— dijo Namjoon, a lo que Jungkook lo miro con los ojos muy abiertos, ante la sorpresa.
— Y-yo no sabía que ella estaba en celo.— contesta Jungkook, sin apartar la vista de ambos felinos.
— Vas a dejar que estén juntos. Dímelo antes de que sea demasiado tarde.— le dijo Namjoon mientras tomaba un sorbo de su café.
— ¿A que te refieres?— pregunta Jungkook, ahora observando a Namjoon.
— No se si después pueda detener a Jimin.— ambos hombres miran a los gatos, que ahora estaban compartiendo un beso.
De repente Jungkook se pone de pie, haciendo sobresaltar a su amigo.
— T/N.— te llamo Jungkook con un tono frío. Lo miraste. — Toma tu abrigo, nos vamos.— volvio a hablar acercandose a ti.
— No, yo quiero quedarme.— dijiste mientras hacías un puchero, y te aferrabas más a Jimin.
— Dije que nos vamos.— dijo tu dueño con un tono más firme, señalando la puerta.
Protestando te alejas de Jimin, tomas tu abrigo, Jungkook se acerca a ti te lo coloca, sin mirarte, estaba enojado. Ambos se despiden de sus amigos para volver a su hogar.
Al llegar a casa entras primero, maldiciendo por lo bajo. Seguro tu dueño te iba a obligar a que tomes tus supresores, esas pastillas que apagaban tus deseos sexuales, eran horribles, no sabían para nada bien, hacían que tuvieras sueño, y que subieras de peso, las odiabas. Jungkook sabía de estos efectos secundarios, pero aún así te obligaba a que las tomaras.
— Ven aquí.— te llama Jungkook luego de sacarse su abrigo. Te acercas con un puchero, y tus cejas fruncidas, tú también estabas enojada. Él fue un poco brusco a la hora de sacarte el abrigo.
— ¿Porqué no me comentaste que comenzabas con tu celo?— te pregunto con un tono firme, mientras que estabas con la cabeza hacía abajo, y tenías tus brazos cruzados. — Contéstame T/N.— te ordeno, mientras también cruzaba sus brazos.
— No lo sé.— no sabías que había sido en realidad, no querías tomar esas pastillas, o talvez querías que Jungkook te cuidará, como lo hace en pocas ocasiones.
— Si que lo sabes. ¿Querías estar con Jimin? Es eso ¿verdad?— te pregunto, sabías muy bien que estaba tratando de insinuar.
— No, no es eso...— querías seguir hablando, pero tu amo te interrumpió.
— Es eso, no quieres tomar tus pastillas, para luego ir y follar con Jimin. Dime si estoy equivocado.— mientras más hablaba, su tono aumentaba, algo que te asustaba en realidad. Pero no dejarías que decida sobre ti, querías poder decidir por una vez.
— ¡No! ¡No quiero tomar esas pastillas! ¡Quiero estar con Jimin por que tu nunca me cuidas!¡No quieres estar conmigo y por eso me das esas...— querías seguir expresando tu ira pero la voz estruendosa de Jungkook te hizo callar.
— ¡No me eches la culpa a mi! Querías ir y follar con Jimin, por que no tienes ni poco de respeto hacía quien te da de comer, quien se queda cuidandote todo el tiempo que se necesite, quien te conciente como nadie. Fuiste ahí y te le insinuaste a Jimin. ¡No me dijiste nada por qué eres un gatito malo!— frente a sus últimas palabras abres la boca sorprendida, eran lo peor que te podían decir. Tu cola se esconde entre tus piernas, y tus orejas se pegan a tu cabeza. Mientras sale tu puchero, y tus ojos se llenan de lágrimas.
— ¡Ahora ve y sientate en sofá!— gritó Jungkook, a lo que simplememte obedesiste.
Cuando viste que la figura de tu amo desaparecía en la cocina, te sentiste libre de dejar que tus lágrimas salgan. Talvez él no te entendía, pero era horrible estar en tu situación. Estar en celo era cuando, tus deseos sexuales se elevaban por las nubes, y necesitabas atención, Jungkook no se negaba, pero muchas veces no tenía tiempo a cuidarte. Prefería darte esas asquerosas pastillas, antes de que te fueras con otro gato.
Habían pasado 30 minutos, en los que no dejaste de llorar, cuando ves a Jungkook aparecer con un vaso de leche y tus pastillas en otra mano. Su rostro se veía más calmado. Probablemente estuvo en la cocina debatiendo internamente, sobre como te grito. Se sento a tu lado, y colocó los objetos frente a ti.
— ¿Vas a tomar tus pastillas?— te pregunto en un tono muy diferente a el de hace unos minutos. Negaste con la cabeza, a lo que el suspiro. Era un amo muy estricto y odiaba cuando te ponías 'rebelde'.
— Gatito...— iba a hablar pero lo interrumpiste con tus acciones. Te arrodillaste frente a él. Jungkook miraba tus ojos hinchados, y se sentio culpable por haberte gritado.
— Papi, por favor, perdóname. No quise ser un gatito malo. Yo solo quería que me cuidaras. Por favor papi, lo siento.— le rogaste.
— Esta bien bebé, perdón por gritarte. Tu no eres un gatito malo... Solo estaba celoso, no quería que estuvieras con Jimin.— confesó mientras comenzaba a acariciar tus orejas.
— Papi yo no iba a dejar que eso sucediera. Solo quería atención. Perdón... q-quiero compensarte papi.— dijiste mientras dirigias tus manos a su abdomen. Podías ver en los ojos de tu amo, lo sorprendido que estaba ante tus palabras. Tras unos segundo pensando, solo decidió asentir lentamente.
Te inclinaste y pusiste tus labios en los de Jungkook, el beso fue un poco tímido al principio. Luego sentiste como tu amo dirigía su mano hacía la parte trasera de tu cabeza, para darle más intensidad al beso, acarició tu labio inferior con su lengua, a lo que abriste dejando que entrará. Mientras seguía el beso dejaste que tu mano callera hasta su entrepierna, donde comenzaste a acariciar, sintiendo como su erección crecía. Oiste como solto un gemido. Te separaste de él y comenzaste a deshacerte de su cinturón, bajaste sus pantalones y sus boxers hasta sus muslos, cuando finalmente se libero su erección. Sentiste como tu boca se llenaba de saliva, solo querías complacer. Te acercaste a su punta y diste unas pequeñas lamidas, cuando llevaste su punta a tu boca, podías sentir el presemen en tu lengua, fuiste metiendo más cantidad en tu boca, al llegar a la base volviste a subir rápidamente, y comenzaste con un ritmo constante.
Tu amo, llevo sus manos, que antes estaban a sus costados, a la parte trasera de tu cabeza, para apartar el pelo de tu cara, y fue ahí cuando comenzó a manejar tu ritmo. Era rápido y al llegar a la base te mantenía ahí, por unos segundos. Cuando su respiración comenzo a hacer mas inestable, sostuvo tu cabeza en la base, por más tiempo que antes, él vio como tus ojos se llenaban de lagrimas, y como te ahogabas con su polla. Eso lo exitaba.
— Mi gatito es tan bueno.— dijo para luego soltar un gruñido. Sabía mejor que nadie, que odiabas cuando hacía que te metieras toda su polla en tu boca, pero cuando lo hacías te llenaba de elogios.
— No podría estar enojado, cuando mi gatito se come toda mi polla.— soltó entre gruñidos. Cuando su liberación se acercaba, él se separo de ti.
— Ven aquí, bebé.— el te acostó en el sofá, se desnudó completamente, para luego colocarse encima tuyo. — ¿Mi bebé quiere que la cuiden?— asentiste con gran entusiasmo. — Bien.— murmuró, para luego agarrar el extremo de tu suéter y llevar por encima de tu cabeza, junto con la camiseta que tenías debajo.
Ahora podía ver tu sostén de un color rosa pastel, y te lo quito, para acercar tu pezón a su boca y lamerlo con entusiasmo. Soltaste unos pequeños gemidos. Él tenía su otra mano masajeando tu otro seno. Cuando soltó tu pezón, comenzo a dejar besos hasta llegar a tu cuello.
— No puedo esperar para tenerte apretada alrededor de mi polla. Tu eres mía, gatito.— murmuró en tu cuello, a lo que solo pudiste soltar otro gemido.
Sus manos dejaron tus senos, para dirigirse a tu falda y levantarla. Pudiste escuchar el sonido de tela rompiendose, efectivamente, tu amo había destrozado tus bragas. Él paso sus dedos sobre tus pliegues, y luego tomo su polla y la froto sobre tu intimidad, él soltaba gruñidos. Pudiste sentir como entraba en ti lentamente para evitar herirte, una vez que estuve completamente dentro, solo le tomó unos segundos comenzar a moverse, aunque no te habías acostumbrado a su tamaño todavía, el placer fue más grande que el dolor, solo podías gemir.
Sorprendentemente su ritmo era muy rápido, el embestia hacía ti con la fuerza, para que pudieras sentirlo completamente.
— Jimin no podría hacerte sentir así gatito.— te murmuró Jungkook, a lo que soltaste un gemido, para luego comenzar a besarlo con gran pasión. Sabías que Jungkook se pondría celoso si te viera con Jimin, talvez lo hiciste a propósito, solo querías que tu amo te cuidara, como lo estaba haciendo ahora.
Jungkook tenía ambas manos en tus caderas, para poder entrar más profundamente, cada embestida que daba llegaba al punto exacto para hacer que te sintieras en las nubes. Jungkook y tu, no mantenían relaciones sexuales, a veces lo ayudabas con su estrés, él te ayudaba con tu celo. Pero después de eso todo volvía a la relación de amo y mascota.
Sentiste comos sus movimientos se volvieron erráticos, significando que ya estaba cerca. En ese momento comenzaste a sentir ese hormigueo en tu pelvis.
— P-papi, estoy cerca...— Jungkook gruño fuertemente, como señal de que él también lo estaba.
Tomó unas cuantas embestidas hasta que ambos llegaran al orgasmo, tu amo, siguió pero con movimientos mas profundos, probablemente para que todo su semen quede dentro de ti.
Luego de que sus respiraciones volvieran a la normalidad, ambos se vistieron. Sus vistas quedaron fijas en las mesa, que aún tenía la pastilla y el vaso de leche. Tomaste el vaso de leche y en segundos estaba vacío.
— No quiero tomarla papi.—dijiste dirigiendo tu vista a tu amo, él tenía su cabello desordenado, lo que lo hacía lucir más tierno. Soltó un risa.
— Esta bien gatito, no te obligare.— te contesto, poniendo una mano sobre tus orejas y acariciandolas. El bajo su mano a tu cuello, acomodó tu pequeño collar, que seguramente se había torcido tras los besos en el cuello.
— ¿Quieres que te de un baño?— te pregunta, a lo que asientes con emoción. Te levantaste de tu asiento y fuiste dando saltitos hacía el baño, él fue a tu habitación a buscar tu ropa, y toallas.
Jungkook era el mejor dueño que pudieras tener. Él te cuidaba mucho, aunque a veces eras un gatito malo.
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