#bendito sullyvando certero como una daga(?)

[mikrokosmcs]

Sabe  que  está  caminando  sobre  hielo  delgado,  pero  honestamente,  cree  poder  contener  tanto  a  Seungwon  como  a  aquel  sujeto  que  ahora  apretaba  la  mandíbula,  seguramente  sus  puños  le  picaban  por  atestar  un  golpe  contra  el  bajista.  Realmente  espera  que  tenga  una  reacción  violenta,  así  le  daría  una  justificación  a  pelearse  con  él  y  dejar  salir  todas  esas  emociones  que  se  remolinaban  dentro  como  un  huracán.  -  —Estas  disculpado  —  -espeta  ahora,  echando  un  vistazo  hasta  el  baterista  y  clava  sus  ocelos  muy  profundo  en  el  contrario,  su  mano  se  aprieta  fácilmente  en  contra  de  su  brazo,  haciendo  uso  de  sus  dedos  más  largos;  silenciosamente  ordenándole  que  se  quede  quieto.  La  discusión  no  era  con  el  médico,  sino  con  el  otro  imbécil  que  trataba  de  seguir  teniendo  la  atención  de  Seungwon,  que  quería  seguir  haciéndolo  reír.  -  —Si  no  quieres  que  vuelva  a  la  banda,  ¿qué  quieres  de  él?  No  tiene  drogas  como  las  que  tanto  les  gusta  consumir  —  -sabe  que  volvió  a  tocar  otro  nervio,  porque  ahora  recibe  un  empujón  y  la  gente  alrededor  de  ellos  comienza  a  estresarse,  conociendo  los  manierismos  naturales  que  se  daban  en  los  bares  undergound,  con  la  gente  pasaba  de  copas  y  la  adrenalina  de  saltar  y  cantar  con  su  banda  favorita.  “¿Cuál  es  tu  maldito  problema?”  el  joven  la  cuestiona,  pero  poco  tiempo  tiene  de  reaccionar  cuando  Yohan,  lo  toma  de  la  parte  delantera  de  la  camisa,  moviéndolo  como  una  muñeca  de  trapo  solo  para  hacerle  casi  pararse  de  puntitas  para  poderlo  ver.  -  —Si  lo  que  quieres  es  dormir  con  él,  no  dejaré  que  salgas  de  aquí  caminando  —  -Yohan  suelta  a  Seungwon  solo  para  poder  tener  ambas  manos  libres,  siendo  su  turno  de  empujar  al  otro  musico.  Estaba  dispuesto  a  que  las  cosas  se  acaloraran  pronto,  si  no  fuese  porque  su  líder  prontamente  estaba  en  la  escena  del  crimen,  separando  a  los  dos  sujetos  bastante  irritados.  “Yohan,  Daeho,  basta”  la  voz  de  Sully  entra  por  sus  oídos,  pero  sus  ojos  no  abandonan  al  imbécil  que  respondía  al  nombre  de  Daeho,  dispuesto  a  saltarle  a  la  yugular.  “Sal  de  aquí,  ve  a  tomar  aire,  fúmate  un  cigarrillo”  Suyeong  no  deja  espacio  para  replicar,  haciendo  que  Yohan  se  moleste  aun  más  por  no  poder  sacar  su  frustración,  puños  apretados  y  un  gesto  de  disgusto  completo,  resopla  para  girarse  sobre  sus  talones  y  observar  al  otro  doctor,  riéndose  sin  mucha  gracia.  -  —Lárgate  con  él  si  es  lo  que  tanto  querías  —  -tampoco  da  lugar  a  la  réplica,  porque  comienza  a  andar  hasta  el  pasillo  oscurecido  que  les  llevaba  a  los  baños. 

Ha lidiado con todo tipo de personas en sus prácticas de internado, desde los más gentiles a los más arrogantes donde morderse la lengua es necesario para no decir algo hiriente y meterle a él en problemas con sus compañeros. Presenciar berrinches es algo común, generalmente se daba en niños que no quería ser examinados, cayendo al suelo entre gritos, rodando o golpeando cosas y llorando sin cesar hasta que los oídos de todos los presenten duelan. Creyó que no existía otra cosa que pudiese sorprenderle de los humanos, sin embargo estaba equivocado. Yohan salía de ese grupo, siendo alguien difícil de comprender y con quién discutía todos los días por el más mínimo detalle y no solo en el grupo, sino que también en las clases que tenía en común. Le ha causado uno que otro dolor de cabeza con lo cerrado de mente que era, creyéndose siempre superior a los demás cuando, al principio, solo era un mocoso que se cree el rey del mundo. Lo más curioso vendría tiempo después, cuando las pláticas nocturnas en el estudio terminaban en ambos hablando de la música, o cuando debía compartir habitación en hoteles para minimizar los gastos y entre queja y queja lograban conciliar el sueño, o cuando el resto de la banda ponía un karaoke durante los viajes y ambos se unían, el baterista con más energía entre los dos. Tenía unas cuantas relaciones en su historial amoroso pero era extraño y nuevo para él experimentar algo tan intenso por otra persona, querer estar cerca de este y verle sonreír más, por eso y cada vez que escribía una nueva canción iba corriendo hacia el menor para que diera su opinión. “¿Disculpa?” se ve en la obligación de dejar el vaso sobre la mesa cuando lo escucha, de lo contrario podría lanzar el líquido sobre el joven doctor. Si Yohan hubiese sujetado su brazo en otra ocasión de seguro sentiría mariposas en el estómago. “Primero que todo, ¿Qué demonios te pasa?” tu voz se torna arisca de inmediato, moviendo el brazo para que le suelte. No soporta ser controlado y mucho menos que alguien le toque cuando está enfadado, los orbes de Seungwon pierden parte del brillo natural ante aquella emoción, fijos en el menor. “No está intentando que regrese al grupo ni nada, solo estamos platicando, pla-ti-can-do, ¿Acaso hay algo malo en eso, doctor?” muerde su labio inferior como un mecanismo para evitar hablar de más, buscando ahora con la mirada a los demás miembros entre la multitud como si alguno supiera qué le sucede al bajista.