#ba coctel

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Si llamo a un numero al azar, en un telefono público, quizás me consteste Dios.

Quizás me pregunte por mi día o quizás me elija mesías del nuevo mundo. Me conformo como profeta, la verdad. Cuanta pena me ahorraría el escribir palabras ajenas y divinas en lugar de tanta confusión de nada y todo tan profano.

El teléfono tiene un olor horrible, eso si. Quien sea que lo ocupó antes, lo hizo ebrio. Quizás fue hace mucho. Ya no se usan los teléfonos públicos, si es que existen. Un hálito de cerveza, vino, jote picola ron de quinientos envejecido en el plastico negro y abollado colgado de un terminal. Del rincón feo de un terminal.

Y no es que el sujeto te entregue iluminación por 100 pesos los 90 segundos que cobra(ba) un teléfono. Ni hablar de algo útil, quizás la lotería o algo que valga la pena saber de antemano. Te habla de la ultima cosa que intentó pintar y dejó a medias, y te preguntay si a ti te dejó a medias. Si quizás la falta de ganas es eso, un eco de una voluntad a medio existir que se replica por medio de ti en mil acciones a lo largo de la vida que quedan inconclusas.

Quizás si soy un profeta del fracaso.

Pero el asunto es que tenís que llamar a quien planeabas originalmente llamar. Pero mi compadre parece haber inhalado más que un poco de diluyente de pintura, y se larga hablando de tu suerte y tu destino y la cachá de la espada, pero le pesa la lengua y las eses y las ge se ponen cada vez más tediosas de separar de su perorata de "Yo inventé tantas cosas pero las cosas empezaron a inventarme a mi" y de como el vidrio realmente es su idea y no la de algun mono con pulgares opuestos.

El telefono queda ahí, colgando, con su coctel de desuso y lagrimas frescas.

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Balance BAC 2017

Sabemos que los tiempos para los bares (y quizás para cualquier negocio gastronómico) hoy están complicados. Sabemos que los costos no siempre cierran, sabemos del sacrificio por brindar pese a todo un buen servicio. Sabemos de la búsqueda constante por innovar y mejorar de muchos de los que participan de esta industria. También sabemos de la idea de que los bares no son para todos. Por todo esto es que nos alegra tanto que proyectos como Buenos Aires Cóctel hayan crecido como lo han hecho, abriendo la cultura de los bares (con programas y precios accesibles), duplicando la convocatoria año a año, y sumando actividades y propuestas originales sin quedarse estancados.

Es cierto que hoy en día hay que ofrecerle un plus a un consumidor cada vez más exigente y educado, en un momento en que sentarse en una barra y pagar un cóctel (por más rico y bien hecho que esté) es un esfuerzo para muchos. Por eso pensar en propuestas que combinen actividades y disciplinas, transformar el bar en un espacio interesante y entretenido que aporte más allá de lo gastronómico, enfocarse en el servicio pero también en la experiencia, y sobre todas las cosas, recuperar -o poner en valor- el lugar del bar como espacio social, resultan cosas fundamentales. Todas variables que en alguna medida se vieron reflejas en esta semana de la coctelería y sus eventos. Y queremos felicitarlos por ello.

Hubo clases porque la formación es importante, y porque hay que estimular tanto al aficionado como al profesional. Hubo tours para mostrar los bares, barras y los valores escondidos de la ciudad. Hubo actividades de “cruzas” (nuestras favoritas), incluyendo tango, arquitectura, tecnología, arte y performance, y desde luego, los bares que abrieron sus puertas para que la gente disfrutara menús especiales toda la semana.

En las dos últimas ediciones se le comenzó a dar más importancia tanto a las fiestas de apertura y cierre, como al formato pop-up. Los pop-ups que hasta el momento habían sido principalmente de comida+drinks (y este año incluyeron Chochán, Tierra de nadie, Perón y hasta tomaron el Imperio en Chacarita), se transformaron en algo un poquito más elaborado este año con pop up sorpresa de los hermanos Olivera intervenido con All Saints y cócteles cafeteros -tendencia que hemos cubierto y viene pisando fuerte-, y el realizado en Salón Berlín. Si bien para este último teníamos más expectativas, después de todo #ProyectoBerlín se presentaba como un mix de arte, cócteles, música y cocina, el evento estuvo un poco desdibujado. Ojo, el siempre bien ponderado Salon es bellísimo y tiene mucha personalidad, y la onda general (barra comandada por Lucas Dávalos, Carlos Aguinsky y Ezequiel Rodríguez) y la música con DJ estuvo muy bien -lo que salvó la noche-, pero faltó un poco de contenido. Nos quedamos encantados sí, con los dos cócteles que probamos, el Carlitos (Tullamore Dew, cynar, rosso, agua de café y hoja de mandarina) y el Negroni de cacao (gin, campari, rosso, estacionado con ribs de cacao).

Por su parte, en esta edición la apertura resultó ser en las oficinas de Campari -lugar un tanto extraño para hacer una fiesta, o al menos eso pensábamos-, que fueron intervenidas para la ocasión con dirección artística de Emilia Carranza, logrando un clima original y festivo que incluía programas de las actividades para que la gente se lleve (excelente incorporación), stencil y papeletas por todos lados, fotocopiadora habilitada para jugar, barra y catering, todo en colores primarios y a tono con la premisa #abroeljuego. Mención especial para la intervención by Cynar de una de las habitaciones con graffiti en vivo, boombox y música dub y hip hop para bailar. Un espacio de alta onda.

En cuanto al cierre hay que decir que la fiesta en Boticario, uno de los bares más originales que abrió en el último tiempo en la ciudad (y que se inscribe en otra tendencia de la que hablamos, bares temáticos) tuvo todo: tragos “medicinales” y comida que te anotaban en tu “historia clínica”, enfermeras dispensado shots de Jagger, ambientación acorde y hasta un grupo de batucada afro que entró en medio de la fiesta sorprendiendo al público. Pero sobre todo, tuvo concepto, o esto que llaman storytelling, haciendo juego con la idea general del bar: la botica y las artes curativas.

También nos consta aunque no pudimos ir a cubrirlos que otros eventos presentaron tanto esmero en la ambientación y los juegos (la fiesta Loud & Clear en SHOUT) como en los contenidos (la clase sobre arte y coctelería brindada por Germán Lacanna en Suspiria Resplendoris).

Desde luego nos hubiera encantado desdoblarnos y estar en todos lados, así como concretar algunas otras ideas que teníamos para la cobertura de DrinkMe que por cuestiones de tiempo no llegamos a cerrar.

Ya cubrimos extensamente en este espacio los eventos que más destacaron a nuestro parecer de la edición 2017. Por eso, unas últimas palabras con sugerencias para el 2018 :)... ya que esto de dar feedback ha demostrado ser efectivo (ver crónica Cruzas BAC: Cócteles & Arquitectura).

Por un lado entendemos la necesidad de cobrar las actividades porque sería imposible mantener la infraestructura que un evento de esta magnitud requiere, aún con el apoyo de todas las marcas, pero quizás en el ámbito de las clases y charlas nos gustaría haber visto más gratuitas como el primer año. En este sentido Masticar, por ejemplo, ofrece actividades (charlas multitudinarias y algunos workshops) abiertas para todos. No decimos todas, tampoco muchas, pero sí algunas más. Nos gustaría ver más valor agregado en las cruzas con morfi no sólo poner los locales con menús especiales y tragos, y quizás que haya algunas más plazas en eventos codiciados como los tours en los que mucha gente se quedó afuera. Y les tiramos algunas cruzas más que estarían interesantes: cine (proyecciones) & cócteles en espacios no convencionales, danza & cócteles (intervenciones con danza contemporánea en espacios urbanos, podría ser algo tipo el festival Ciudanza o como las cosas que hace el C.A.D mixtando danzas urbanas y callejeras, o en bares y locales gastronómicos), libros & cócteles… una cruza cantada, sobre todo teniendo en cuenta que la tradición coctelera siempre estuvo relacionada y hoy se vive también a través de libros, manuales y otra reliquias de época.

Sabemos que no todo es posible, que muchas cosas no dependen exclusivamente de los organizadores (también de las marcas, los bares, los profesionales), pero sabemos que hay talento y ganas, por eso nos animamos a pedir, siempre, un poquito más.

Será entonces hasta el 2018!

*Algunas de las fotos gentileza de Cynar (Tour AVC) y Nahuel Kerchmar (Suspiria). 

[coldclodzonkpony-blog]

The Grand Master Martini - - - 1 Oz Jinro Green Grape Liqueur 1 1/2 Oz Sweet Bloomingm 2 1/2 Oz Basil Seed Drink Splash Sweet Twist Bitter @bitterpalmer - - - #cocktail #drink #drinks #coctel #trago #tragos #barman #bartender #garnish #garnishgame #bsas #cocktailtime #gourmet #liquor #drinkup #nightlife #craftedmixology #bartenderstyle #SweetBloomingm #mixologyguide #ba #japanese #jinro #buenosaires #bar #pub #friends #japon #julito_bartender (en Flores, Distrito Federal, Argentina) https://www.instagram.com/p/B43d6phAt6z/?igshid=l8mt4lkgr5la

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El verano y su magia en Buenos Aires

Ciudades como Buenos Aires que se pueden recorrer una otra vez y que son más recomendables en su estación veraniega no sólo porque hay muchas y variadas actividades sino por ese hay ese aire especial de la capital argentina.

Disfrutar los espacios verdes en la ciudad: Buenos Aires tiene gran cantidad de espacios verdes, ideales para pasear y descansar, hacer ejercicio o tomar mates como un auténtico porteño.

No se puede dejar de recorrer lugares como :

●     Jardín Botánico Carlos Thays: es un espacio verde que conserva una importante colección viva de ejemplares arbóreos, y ofrece para los más chicos la oportunidad de realizar expediciones botánicas, conocer la Biblioteca Infantil de la Naturaleza que contiene materiales para investigar las ciencias naturales a través de cuentos y dibujos.

●     Ecoparque: espacio público para la educación ambiental y la conservación de las especies. Un paseo ideal para toda la familia, abierto al público de manera gratuita con actividades educativas y recreativas. Durante todo el verano, el Ecoparque invita a aprender sobre la biodiversidad y disfrutar de un ambiente natural especialmente recreado, por lo que si sos fanático de la flora y fauna autóctonas, no podes perderte las charlas sobre aves, energías renovables, encuentros con veterinarios y muchas otras.

●     Reserva Ecológica: con sus 350 hectáreas, es el mayor espacio verde de la Ciudad de Buenos Aires y una propuesta inigualable para conocer la flora y fauna nativas en plena ciudad. Bosques, pastizales, lagunas y bañados forman parte de este espacio único, declarado en 2005 como sitio Ramsar por su importancia mundial como humedal.

●     Parque 3 de Febrero: con su lago, su anfiteatro y el Rosedal, es uno de los espacios verdes más conocidos de la ciudad, y el favorito de los turistas que visitan la capital argentina. Posee dos lagos artificiales que pueden recorrerse en bote o en bicicletas de agua. Se calcula que los bosques cuentan con más de una decena de miles de árboles, muchos de los cuales son tipas, eucaliptos, talas y ombúes.

En febrero no se puede perder los carnavales norteños donde la música, el color y la alegría se adueñan de Buenos Aires  allí podrás disfrutar de las murgas, que en 1997 fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Se suelen presentar más de 100 murgas que son las protagonistas de animar los corsos con bailes, silbatos, bombos con platillo y redoblantes.  Los carnavales donde desfilan son gratuitos y se desarrollan en diversas avenidas de la ciudad, en distintos barrios, que se diferencian por la variedad de ritmos, que unen la alegría con la denuncia social. Es una forma diferente de conocer la ciudad y adentrarte en el corazón de cada barrio porteño.Este año se celebran todos los fines de semana de febrero, incluyendo los feriados del 24 y 25, que corresponden al lunes y martes feriado de carnaval donde el cierre será a lo largo de la Avenida de Mayo, con stands de BA Celebra con gastronomía exquisita y un gran show de cierre.

Si eres los que disfrutas un buen coctel con vista el  Trade Sky Bar en las alturas del edificio Comega, ubicado en el corazón del centro porteño, se encuentra este bar con tres propuestas gastronómicas y ambientación de tipo Art Deco, el mismo estilo arquitectónico con el cual se identifica al edificio. En el piso 19 está la primera propuesta con bar y restaurante; en el piso 20 la opción de crudos Omakase y en el rooftop se encuentra un bar con una imponente vista 360 de los puntos más icónicos de la ciudad: el Obelisco, la Calle Corrientes, el edificio de Retiro y la Torre de los Ingleses, el Luna Park, la Reserva Ecológica de Puerto Madero, la Casa Rosada y el Río de la Plata. También una opción es el  Crystal Bar: se destaca no solo por su altura, sino por su propuesta gastronómica vanguardista y delicada. Ubicado en el piso 32 del Alvear Icon de Puerto Madero, ofrece una las mejores vistas de la ciudad y del espectacular Río de la Plata. Ofrece tragos de autor y clásicos especiales de tonics y vermuts.

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Bares de hoteles, un tesoro oculto

La idea de entrar a beber a un bar de hotel suele ser algo que por lo general inhibe más de lo que debería, privando a la gente de una experiencia doblemente valiosa: por un lado disfrutar de un rico cóctel que se beneficia del servicio y la calidad de la gastronomía hotelera, y por otro, conocer en algunos casos lugares realmente deslumbrantes. Afortunadamente para nosotros Ba Cóctel ideó este año un recorrido por los bares de tres de los hoteles más importantes -e imponentes- de la ciudad: el Sofitel, el Four Seasons y el hermosísimo Palacio Duhau. Tuvo además la iniciativa de convocarnos a nosotros para hacer el tour.

Desde luego que aparte de que estábamos bastante nerviosos, la felicidad era extrema, no sólo por participar del evento en calidad de colaboradores y anfitriones, sino porque no conocíamos dos de estos bares (las barras del Sofitel y Duhau respectivamente) y ésta era la excusa perfecta para ir a visitar los hoteles, hacer preguntas molestas y volverlos un poco locos. De paso aprovecho para agradecer a los tres hoteles que fueron muy amables conmigo.

El paseo comenzó por el tradicional y muy francés Café Arroyos del Sofitel. El hotel, que abrió en el 2002 y cuenta con 140 habitaciones y suites, tiene el sello europeo distintivo que caracteriza a la cadena, de gran refinación pero con una elegancia discreta. Lo más interesante quizás sea, como en muchos de los casos de los hoteles vistos ese día, la historia que guarda cada lugar, primero sirviendo como residencias privadas de grandes familias aristocráticas de Buenos Aires. En el caso del Sofitel, que primero fue residencia familiar y luego reducto de artistas y fotógrafos que tuvieron sus estudios allí hasta que el grupo Sofitel adquirió el lugar, es posible imaginar aquel lobby donde según nos contaron ingresaban los carruajes con los caballos y en dónde todavía se conserva la reja exterior intacta. Tanto el hotel como el café toman inspiración del Art Decó (estilo consagrado en la Exposición de Artes Decorativas de París en 1925), si bien también hay reminiscencias de principios del siglo XX (la araña gigantesca con 48 lámparas de hierro y bronce que cuelga en el lobby es Art Nouveau).

Adentro el bar preserva el estilo de los tradicionales cafés de Buenos Aires y es uno de los pocos cafés franceses de la ciudad (por su estructura, ambientación y servicio). Como dato, es bueno saber que allí se sirve el té tradicional francés todos los días de 4 a 6, para dos personas, estilo francés, claro.

Por otro lado en el Sofitel se encuentra el Edificio Mihanovich (también conocido como Edificio Bencich), que fue el edificio más alto de la ciudad con 20 pisos y 98 metros de alto y el primero de hormigón armado construido en Buenos Aires en ese momento (1928). Edificado por Nicolás Mihanovich, un empresario naviero de origen yugoslavo, asemeja a un faro ya que éste quería que tuviera vista al Río de la Plata y al puerto para poder ver sus barcos navegando, y que a su vez esto fuera lo primero que avistaran los pasajeros que arribaban en barcos a Buenos Aires.

Por el lado del bar, la elegante barra invita sentarse, así como el espacio de la biblioteca con su hogar apagado y rodeado de libros. La atención es de lo más cordial, pero conviene llegar luego de las 7 u 8, horas pico del café.

El recorrido continuó por el famoso y más trendy Hotel Four Seasons, que abrió sus puertas como Hyatt en 1992, pasó a ser Four Seasons en el 2002, y que en el 2010 realiza una inversión de 50 millones de USD para una renovación casi total, mofidicando su estética a lo que conocemos hoy en día con una fuerte impronta ecuestre (uno de los dueños es también dueño del equipo de polo La Dolfina). Así avanzamos por la calle Cerrito, y recorrimos brevemente (porque había un evento) una de las mayores exquisiteces del FS: la Mansión Álzaga, donde vivió el matrimonio aristocrático Félix Saturnino y Elena Peña Unzué, sus dueños originales.

Para esto hay que hacer un pequeño ejercicio imaginativo que le sugerí a todos los que hicieron el tour conmigo, y transportarnos por un instante a esa época conocida como “Belle Époque”, que en Europa abarca desde 1890 hasta 1914 pero que en la Argentina se extiende hasta comienzos de la década de los 40. Eran tiempos de expansión económica y tecnológica, y florecimiento artístico donde el disfrute de las clases privilegiadas pasaba por las grandes fiestas, conciertos y otros eventos que se celebraran en estas lujosas mansiones. Esos ricos estancieros se instalaron primero en la parte sur de la ciudad (barrio de Monserrat), en casas de estilo colonial, pero en los tiempos del cólera y la fiebre amarilla se vieron obligados a trasladarse primero al barrio de San Nicolás y, posteriormente, a la zona de Recoleta. La mansión Álzaga data de 1920 y fue un regalo de bodas. Imposible no tratar de imaginar lo que deben haber sido las fiestas y reuniones sociales allí.

En lo arquitectónico, el hotel fusiona varias influencias, un poco como lo hacía Buenos Aires en ese momento en la que convergían todos los movimientos y tendencias estéticas del mundo, florecían construcciones y se “importaban” arquitectos y decoradores extranjeros (como vamos a ver en el caso del Duhau); se traía mármol de las canteras italianas y francesas, y se compraban en París colecciones de arte oriental y otros estilos para decorar. Los jardines de la mayoría de estas residencias privadas luego devenidas en petit-hôtel u hoteles cinco estrellas, y de muchas estancias y parques de la época, están diseñados por el polímata (era naturalista, jardinero, urbanista, escritor y periodista) Carlos Thays. Hoy día todavía pueden verse muchas de sus magníficas creaciones por toda la ciudad. Tanto los jardines del FS como del Duhau fueron hechos por él.

En cuanto al bar, el Pony será ideal para quienes busquen un espacio de extrema sofisticación, servicio personalizados y tragos de alta gama. Hay que decir que el menú de cócteles fue uno de los más atractivos del tour, y el tapeo, salido del restaurant contiguo Elena, fue muy bueno. Su barra recientemente modificada (ahora está en L) invita a sentarse (el bar tiene capacidad para unas 80 personas sentadas), y es atendido por el joven y esmerado Pedro Giustinian. 

El recorrido culmina en el codiciado bar del Palacio Duhau, el Oak bar, que debe su nombre justamente a que sus paredes están recubiertas íntegramente por paneles de roble. Y a una curiosa historia. Todas las maderas son de roble original traído de Normandía, y se dice que una señora de la aristocracia francesa cuando enviudó tenía tantos problemas económicos que tuvo que vender hasta las paredes de su casa. Al enterarse de esta subasta, la esposa del señor Duhau envía a su marido a comprar estos paneles. Y así, el señor Duhau se vino desde Europa con los paneles a cuestas para decorar lo que fuera su oficina y biblioteca privada (en la actual cava se encontraba la bóveda de la mansión), y en donde la que terminó tomando la decisión de cómo luciría este espacio eminentemente masculino fue una mujer. Es por ello que también se dice que adentro del Palacio D. está “el castillo” (los robles que provenían de aquel castillo de Normandía).

El hotel tiene 165 habitaciones en total (23 en el palacio prácticamente no alterado + 142 en la torre de posadas) y el año pasado cumplió 10 años. Una de las particularidades de este hotel es la importancia que se le da al arte en todos sus espacios, ya sólo en la recepción se exhibe “La Ronda” del artista plástico argentino Guillermo Roux y la escultura de bronce “Torso”, del artista español Guerrero Medina. La Ronda va cambiando de color según el momento del día y cómo le pega la luz, a veces se ve más verde (tarde), otras más azul (mañana). La trivia curiosa es que el artista está pintado en el propio cuadro (el señor gordito con bonete).

Su bello bar, ínfimo (tiene capacidad para apenas 20 personas), es un motivo suficiente para visitar el distinguido hotel, aunque claramente no el único. Además es uno de los pocos lugares de BA con habilitación para fumar in doors, ya que además de una colección de whisky y maltas, hay puros. El hotel construido por los hermanos Luis y Alberto Duhau funcionó como residencia privada donde vivía el Señor Duhau con su mujer y sus cuatro hijas (hasta 1934 aprox.), y se compone de una torre nueva (Torre Posadas) y una torre vieja (el palacio). Esta torre tiene cuatro pisos y cuando sus hijas se casaron cada una ocupó uno con sus respectivas familias. Llegaron a vivir hasta 26 personas en el Duhau.

Hablábamos antes de la exportación no sólo de materiales sino también de arquitectos, y resulta que el Palacio fue construido por un arquitecto francés, León Dourge, ya que Duhau tenía fascinación por Francia y estaba enamorado de un palacio que había conocido allí (el Château du Marais). Por este motivo ordenó una réplica más pequeña de este palacio.

Para cerrar es ineludible decir que tanto éste bar, como los jardines y la galería de arte subterránea del hotel -y de la cual pocos saben de su existencia- son espacios abiertos al público. Es decir, se puede ir, recorrer y disfrutar sin ser huésped. Ni siquiera es que hay un dress code particular, con tal de no entrar en ojotas y bermudas. Lo mismo puede decirse del Café Arroyos y del Pony, si bien es posible que éstos inhiban menos al tener más entidad propia y poder ingresar de manera independiente. Y la atención, como dijimos antes, es excepcional y se caracteriza por ser muy hospitalaria.

En suma, los bares de hoteles, un tesoro que suele pasar desapercibido o que pareciera a priori sólo accesible para unos pocos, están esperándote para disfrutar un aperitivo temprano, un tapeo y tragos a la hora de la cena, o un buen cierre con impronta clásica, según el gusto.

**Para recomendaciones sobre qué beber ver el #drinkhunting del día dos.

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Cruzas BAC: Cócteles & Arquitectura

Si lo pienso tenía sentido que uno de los eventos que más nos gustaron del BAcóctel, empezara -como muchas otras cosas hoy día- con una cadena en twitter. Al fin y al cabo, fue con un tweet poco feliz respecto de una experiencia que allá por la primera edición del BAC tuve mi primer contacto con sus organizadores. Esta vez, la cadena se gestó entre habitués, organizadores, periodistas y aficionados a la coctelería, con mejor disposición, y en base a un insistente pedido propio de cruzar otras disciplinas con la coctelería. Por ejemplo, la arquitectura, por medio de Open House BA (http://www.openhousebsas.org/), un festival abierto y gratuito de arquitectura y urbanismo de la ciudad que vengo siguiendo hace varias ediciones también. Y del que claro, también era fan.

Como en Drink Me somos especialmente versados en esto de perseverar, la cosa al parecer fue tomando forma y para el 2017 nos encontramos con la gran noticia de que BAC y Open finalmente unirían fuerzas. Como esas spinoffs de super héroes en donde aparecen todos tus personajes favoritos. Bueno, así. Y encima de todo nos invitaban al tour planteado en calidad de representantes del mundo coctelero.

El recorrido nocturno nos llevó por el bar del Hotel Alvear Art, uno de los pocos bares de hoteles que a esta altura nos quedaban por conocer luego del paseo del Lunes. El bar, muy discreto pero elegante. La barra, marmolada y con display de botellas en formato curvo (sin muchas botellas especiales debido al tema de las importaciones según nos explicaron), con una particularidad fuera de lo común que es su amplitud (la distancia entre el bartender y el cliente). La carta, correcta con algunos destacados como el cóctel realizado con Bourbon y manzana en diferentes formas (ver el drinkhunting #3). El hotel que mayormente recibe gente en plan negocios, tiene también un restaurant contiguo (Contraluz) y se caracteriza por estar decorado por infinidad de obras artísticas. Asimismo, la carta realizada por Tato Giovannoni en teoría se inspira también en el arte.

El paseo continuó por el icónico estudio de arquitectura atelier B ubicado en el edificio realizado por el arquitecto Antonio R. Bonet en Suipacha y Paraguay. Espacio que según contaban los chicos de Open es venerado en el ambiente, y recibe regularmente visitas de figuras nacionales e internacionales, que en ocasiones, simplemente pasan y tocan timbre para subir a verlo. El departamento, uno de los tantos del edificio cuya fachada está siendo actualmente remodelada (una lástima ya que perdimos la vista desde la terraza), posee un diseño que al verlo es entendible que fuera considerado de avanzada, con sus curvas y formas orgánicas pero también practicidad casi matemática. “Imagínense que Bonet hizo esto a los veintipocos años, piensen, qué estaban haciendo uds”, nos propone Ricardo Pomphile, uno de los fundadores de Open, intentado dar cuenta de la genialidad del autor que también vivió y trabajó en el Atelier.

Explicar aquí las particularidades de los edificios recorridos desde un punto de vista arquitectónico, no sólo escapa a esta crónica sino a nuestras capacidades. Mejor dejar hablar a los que saben, y para eso, anotate en la próxima edición de Open House BA! Las historias pintorescas sobre los lugares que quizás vemos todos los días en la ciudad y a los que no les prestamos mayor atención que los chicos tienen para contar son simplemente geniales.

Hay algo de emocionante en compartir la primera vez en un bar o una barra con otros. Esto de entrar a la casa de alguien por primera vez, en compañia de desconocidos, también tienen su silencioso encanto.

Continuamos caminando en fila india hasta llegar al premio mayor, la figurita difícil de conseguir en las ediciones del Open en las que habíamos participado: la terraza del edificio Bencich. Una maravilla arquitectónica porteña, realizado por el arquitecto Eduardo Le Monier en 1927 y cuya terraza ofrece una privilegiada vista nocturna de Diagonal Norte y sus cúpulas. Allí también funcionan los Estudios Caracol (literalmente dentro de una de las cúpulas), centro de locaciones para films y gráficas que seguro viste pero no sabés.

El recorrido fue también realizado bajo la mirada atenta de la simpatiquísima dueña de estudio Caracol (y pariente de uno de los constructores del edificio), colaborada estrecha de Open House (allí se celebran las fiestas de cierre), y alma mater de proyectos artísticos en la torre a los que esperamos poder asistir para contarles (se realizan obras de teatro nocturnas, cenas, etc). Decir que el lugar es mágico sería fácil, pero es verdad.

Luego de hacer chinchín con petaquines by Cynar en la terraza, nos dirigimos a nuestra próxima y última parada, el tradicional bar Los Galgos, en el que pudimos conocer el segundo y recientemente inaugurado piso -ya era hora de un espacio sólo de bar- y donde disfrutamos de su característico vermouth “tirado” para cerrar brindando por nuestra ciudad y su arquitectura. Para los que no lo saben fueron de los primeros bares en tener grifos de esta bebida, y si querés experimentar una buena hora del aperitivo no podés dejar de ir.

Así transcurrió entonces una de las veladas más lindas de esta edición entre risas, nuevos amigos, historias de la ciudad y de gestas de espacios y grupos que buscan, de distintas maneras y con mucha pasión que se hace tangible, revalorizar, enseñar y proponer nuevas formas de ver. Y eso siempre es algo valioso, y con suerte, contagioso. Por más cruzas inspiradoras, que contagien.

Para data de tours, inscripciones y otros:

Facebook: @openhousebsas Estudios Caracol: http://www.estudioscaracol.com.ar/ Atelier B: http://www.atelierb.com.ar/

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De graffitis, cócteles y drag queens

(La versión original de esta nota fue publicada en La Nación el 19/05 http://www.lanacion.com.ar/2025441-una-noche-entre-graffitis-y-tragos)

Señoras canosas con amplias camperas cargando cancheros bolsitos serigrafiados, parejas jóvenes, chicas solas en bici o a pie, vecinos del barrio, bloggers trendy e incluso una familia con cochecito y bebé, más el ocasional transeúnte curioso, todos prestan atención a la guía de Graffitimundo y son algunas de las postales que se pueden encontrar esta primera jornada del Ba Cóctel. Así, haciendo frente al frío en un domingo en donde el sol todavía no se ha dignado a aparecer, un grupo numeroso sigue el tour AVC (Amo Villa Crespo) del Graffitti, avalado por Cynar y organizado en el marco de esta semana de la coctelería, maridando lo mejor de dos mundos que se están encontrando cada vez con más frecuencia: el arte y la coctelería. 

El recorrido de este primer día, pensado para hacerse a pie y guiado por una especialista en arte callejero, nos lleva por las esquinas y rincones de Villa Crespo. Los protagonistas son AVC, una publicación de distribución gratuita y autogestiva que tiene por objetivo tender redes entre vecinos y difundir proyectos barriales, Graffittimundo, una ONG que apoya y promociona la escena local de arte urbano y los esfuerzos individuales de los artistas, y finalmente Ba Cóctel, un evento que nació hace tres años y que quiere acercar la cultura de las barras y de la coctelería a más gente. Como coletazo del boom general que la gastronomía tuvo en nuestro país en los últimos años, la coctelería también está viviendo su segunda era dorada (la primera fue en la década del 30’). Pese a esto todavía hay una percepción de que éste es un programa de nicho o para públicos específicos, que eventos como éstos se proponen -y están logrando- desarmar. 

En la calle el grupo avanza ligero, la gente pregunta, saca fotos, algunos charlan con la entusiasta guía, otros hablan entre sí anticipando la llegada al final del recorrido que culmina en el Café Santé (otro reducto creativo y gastro del barrio) con un espacio para degustar y aprender a hacer aperitivos, boombox en la calle y stencil en la vereda para conocer el proceso. El paseo nos lleva por distintos murales de artistas como Pum Pum, Jaz, Ever, Gualicho o Huyro. Este último, realizado sobre una pared a la que no muchos le prestarían atención, muestra unas mujeres en blanco y negro todas con el mismo rostro que podrían ser amas de casa, levantando un auto dado vuelta. En frente y en casual simetría un auto abandonado y destartalado muy similar al del graffitti sirve de a apoyo para los que se trepan a tomar fotos o escuchar mejor. Las referencias sobre la labor -muchas veces no reconocida- de las mujeres en el hogar no pasan desapercibidas, mientras muchas de las presenten asienten en silencio. A lo largo del paseo van asomando por los muros hombres con torsos desnudos que se encuentran en un abrazo de lucha, princesas naive en colores pasteles, animales varios, parejas con máscaras de gas y hasta un dictador Chino.

Ya en el CynarLab montado en el local una señora pregunta cuánto dura el almíbar en la heladera, una pareja aprender a hacerse un cynar julep por primera vez, y un vecino disfruta del suyo al ritmo de Army of Dub, la banda amiga convocada para ponerle onda a la tarde.

El bar como reducto social y punto de encuentro se revisa, resignifica y transforma hoy día en la capital porteña y otras ciudades del país, con más programas que apelan, un poco por cierta saturación en la oferta misma de los lugares y otro poco para sorprender a un público más exigente, a cruzar disciplinas que no tienen a priori que ver con la coctelería o la gastronomía. Mientras el boliche queda para los jóvenes, el bar y la costumbre del cóctel acaparan un público cada vez más masivo, amparándose en las modas del momento (del after office mutado y el furor del aperitivo) al espíritu de rescate de viejos espacios (cafés notables y bares históricos que vuelven a la vida). ¿Estrategia de marketing con trasfondo sociocultural o verdadera pulsión por llevar el arte y el patrimonio gastronómico a otras audiencias y lugares? ¿Realmente importa?

Esa misma noche, en Suspira Resplendoris, un nuevo bar cinéfilo del barrio inspirado en el imaginario de los films de terror clásicos desde Dario Argento a David Lynch, se lleva a cabo un evento que rinde homenaje a éste último y está tematizado con Twin Peaks. Convocado por el colectivo Chicas Barmaid para el Ba Cóctel, el evento fusiona, nuevamente, arte y cócteles, prometiendo una noche alocada en lo que fuera aquella mítica discoteca de los 80s famosa por sus fiestas que también combinaban teatro y música: La Nave Jungla. Aquí, la elegante barra que remite a escenas de The Shinning está copada por barmaids -una nueva generación de bartenders mujeres que viene a renovar la escena local con desfachatez y ganas- que sirven brebajes “performáticos”, mientras en el segundo piso se desarrolla una intervención que incluye cócteles improvisados en bolsas, estatuas vivientes, enanos, actores y visuales a tono. El público, un mix heterogéneo de habitués y novatos, mira entre fascinado y desconcertado. “Queríamos algo diferente de lo que se hace en todos los bares ahora, que para mí son muy parecidos, más "avant garde”, con un ambiente más dramático y mayor sensualidad”, explica sobre la gesta del bar Jeremie Moncomble, uno de los dueños de Suspiria, que también se inscribe en la incipiente tendencia de bares temáticos en la ciudad.

Quizás tanto el ambiente del arte como el de la gastronomía puedan ayudarse a superar los propios desafíos en una alianza estratégica: con una disciplina acorralada por la saturación experiencial y el shock informático del nuevo milenio que busca vencer la aparente sequía creativa por un lado, y un sector que debe hacerle frente a la crisis económica, la competencia y cierto prejuicio de ser elitista por otro.

Espacios para resurgir valores barriales, exponer arte, enseñar y aprender o simplemente escandalizar, las propuestas de esta semana fueron variadas. Detrás de iniciativas como ésta la misión de compartir y difundir la coctelería, promoviendo el encuentro con otros como potencial fórmula mágica y regeneradora para contrarrestar la rutina. O como el escritor J.R Moehringer lo describe en su libro “El bar de las grandes esperanzas”: “Íbamos cuando no sabíamos que necesitábamos, con la esperanza de que alguien nos lo dijera. Íbamos a buscar amor, sexo, líos, o a alguien que estuviera desaparecido, porque tarde o temprano todo el mundo se pasaba por allí. Íbamos, por sobre todo, cuando queríamos que nos encontraran”.

TOUR GRAFFITIS

Gracias a la genia de Cecilia Quiles, nuestra guía ese edía, acá les compartimos sólo una muestra de lo que fue el tour de graffitis y murales organizado por Graffitimundo y AVC. Pueden anotarse ya que van a estar realizando más!

Zumi - Jufré y Scalabrini Ortiz En esta pared comenzamos el recorrido. Nos presentamos y comenzamos a delinear lo que sería un recorrido por la historia político, económica y social argentina que le dio forma a la escena local de arte urbano.Contemplando la obra de la artista argentina pero viviendo en Brasil, Marina Zumi, pudimos adentrarnos en el cambio que el floreciente street art porteño dio como consecuencia de la crisis del 2001.

Colaboración entre Jaz y Flip - Aguirre entre Malabia y Acevedo En esta pared que fue intervenida en el año 2009 y en el 2011 por el artista Franco Fasoli "Jaz" analizamos la importancia y la fuerza de las colaboraciones entre artistas. En un ámbito tan interesante pero a menudo hostil como lo es la calle, la colaboración entre artistas en muchas instancias resulta clave. Artistas de países y ámbitos muy diferentes trabajando juntos comparten formas de trabajo y disfrutan de conocer una ciudad nueva, con el artista local como anfitrión, creando una obra única que resulta en un eslabón único en su relación.

Artista: Nicolás Romero "Ever" - Castillo y Serrano Desde la bicisenda que recorre la calle Serrano, justo antes de su esquina con Castillo, encontramos el retrato de dos asiáticos de la mano del artista argentino Ever. Artista que proviene de la escena del graffiti de letras pero que ha madurado en un estilo casi hiperrealista y un retratista excepcional.

Artista: Hyuro - Uriarte entre Castillo y Loyola En esta parada charlamos sobre la obra de la fantástica artista Hyuro. Argentina radicada en España, la artista dejó un par de obras en una corta visita por Buenos Aires hace unos años. En su obra la artista comparte su universo creativo casi enteramente habitado por mujeres. Sus personajes, frecuentemente mujeres anónimas que aborda en una paleta de tonos tenues, sostienen el peso de una sociedad opresiva, patriarcal. En varios de sus obras realizan diversas actividades domésticas y cotidianas. Sin caer en militancia de ningún tipo, Hyuro comparte con nosotros su universo sutil, femenino y contundente.

**Algunas de las fotos gentileza de Cynar (Tour AVC) y Nahuel Kerchmar (Suspiria).

**Para recomendaciones sobre qué beber ver el #drinkhunting del día uno.

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Todos con todos (cruzas temáticas y cierre BA Cóctel)

Una de las mejores ideas de esta edición del Ba Cóctel tiene que ser sin dudas la decisión de organizar eventos en los que una o más disciplinas se reúnen, interactúan y conviven bajo un mismo techo, al menos, por una noche. En ese sentido, esta clase de cruzas, como ya dijimos, elevan el nivel de la propuesta y le aportan originalidad al evento. Porque sí, se trata de salir a beber, conocer bares y sabores nuevos, pero también de interactuar con la gente y conocer otras cosas.

En esta línea hubo tres eventos que prometían que queríamos cubrir: por un lado el evento The Drunken Goat organizado en el LAB Tostadores de Café (https://www.facebook.com/labtostadores/?fref=ts), nuevo epicentro de la movida cafetera, por otro, el encuentro organizado por Cynar en el Macba que no conocíamos. El tercero y al que no pudimos asistir era una charla sobre el lenguaje de los cócteles en el 878, enfocada en la forma en que nos comunicamos cuando se trata de hablar de nuestra experiencia con la bebida y la comida. El denominador común en todos como puede verse, la convivencia de mundos que se pueden enriquecer mutuamente, sean otras ramas culinarias (el café), del arte (pintura y música) o de las letras.

De lo que sí cubrimos, podemos decir con total certeza que el evento pop-up en el LAB fue todo un hit: simplemente entrar en pleno invierno y que en vez de querer café, te den ganas de tomarte un cocktail frío, es suficiente evidencia. De este modo, la barra del LAB, pequeña pero cumplidora (eso sí, cambien esas banquetas!), estuvo cubierta por dos baristas (Federico Socin y Diego Baetcker) y un bartender (Charly Aguinsky, a quien se puede encontrar en nuevo el Berlín de San Isidro). Cada uno con sus herramientas participaba de la preparación de cuatro cocktails creados especialmente para la ocasión, de los cuales degustamos tres: el Cacao Fashioned (ron añejo con cacao, almíbar de mascabo y bitter), el CCI Punch (vodka macerado con mandarinas, Aperol, miel, jugo de pomelo y LAB Cold Brew Coffee), y el Shakerato a base café espolvoreado con cacao. También había un Negroni que utilizaba gin infusionado con café que nuestro organismo, poco acostumbrado al café, prefirió omitir. Nos encantaron especialmente el Ron Fashioned y el Shakerato. El juego era trabajar tragos clásicos (un negroni, un old fashioned, un punch frutal) pero con una vuelta de tuerca al estar realizados a base de café. Entre el menú impecable, la buena onda en la atención y un ambiente distendido con funk de fondo que invitaba a la charla casual en la barra, decretamos el éxito total de esta jornada.

Por suerte la cosa no terminó ahí, y el viernes tuvimos la posibilidad de asistir al evento organizado en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (http://www.macba.com.ar/), que para quienes no lo conocen es un bellísimo edificio ubicado en el barrio de San Telmo. Sólo estaban habilitados algunos niveles y la terraza, pero esto bastó para cautivarnos: una hermosa vista de la ciudad copa en mano, y la suerte de poder apreciar la pequeña exhibición de Vivian Galban (con falsos daguerrotipos, ambrotipos, gelatina de plata o placas de vidrio, entre otras maravillosas técnicas fotográficas vintage). Un pequeño “treat” para los amantes de la fotografía. Lo poco que vimos de la colección estable no nos mató pero nos gustó estructuralmente el lugar. Y hay que decir que la idea de recorrer un museo de noche, cuando no hay nadie y sólo lo tenés para vos, es realmente estupenda.

Sin embargo, al llegar a la terraza había más, la muestra Artichoke Colisiones Artísticas 2015, una barra comandada por Guillermo Blumenkamp (Doppelgänger), Antonella Bertón (Low) y Ramiro Ferreri y música en vivo de Ibiza Pareo. Los cocktails que se ofrecían en la barra eran cuatro o cinco opciones a base de Cynar, incluyendo cynar julep, mugs en alcauciles cerámicos gigantes para compartir y hasta cocktails con mate y bombilla (no nos gustaron mucho); hubo dos muy ricos servidos por Ferrari que fueron nuestros predilectos: el primero con mandarina, sidra de manzana, almíbar simple, albahaca y Cynar, y el segundo tipo sour con pomelo, pimienta rosa, Cynar y decorado con romero.

A lo largo de este Ba Cóctel se pudieron ver varios de estos “maridajes”, que desde DrinkMe apreciamos mucho. Algunos más tradicionales, tragos+comida (en restos como Del Toro y Perón Perón), o tragos+música (el evento “The sound of madness” en Club Eter), y otros más lúdicos (Calesita de Gin Tonics). Sería lindo ver una continuidad (e incremento) de esta clase de programas el año que viene. Algunos ejemplos que nos permitimos sugerir: Arquitectura&Drinks, siendo que BA no sólo es un lugar lleno de edificios y espacios para ver y conocer, sino que ya existe un festival abierto de arquitectura como el Open House Bs As (http://www.openhousebsas.org/). ¿Otra idea? Coctelería&Movies, algo que tranquilamente se podría hacer vinculando consumos específicos que hagan eje (o no) en la temática con una propuesta coctelera acorde para degustar. Puede pensarse por época, género o película. Existen muchos espacios no tradicionales para proyecciones (para no caer en algo aburrido y convencional), y de hecho ya se realiza un festival gastronómico vinculados al cine como es El Cine Cocina (http://www.elcinecocina.com.ar/). Por último, la opción de abrir museos de noche para intervenciones de este tipo ofrece una miríada de opciones súper interesantes que abarcan al arte pero que pueden ir más allá. En suma, esperamos más y mejores propuestas para el 2017… ya que se subió la vara al respecto.

Sin embargo, este año también notamos una disminución de los eventos gratuitos, como en algún punto era de esperarse -pareciera que una vez que una idea funciona resulta difícil mantener la accesibilidad. La mayoría de las clases que el año pasado eran gratuitas éste se arancelaron, y si bien muchas no excedían los $150 (el precio que podría llegar a salirte un cocktail en varios bares) lo cierto es que esto no garantizaba degustar cómodamente los cócteles. En este sentido, por la experiencia que nosotros tuvimos y los comentarios de otra gente que asistió a clases, las diferencias fueron notorias: mientras que en algunos casos se podía degustar al menos cinco o seis tragos entre quince personas asistentes al curso, en otras apenas unos shots, y en otras tantas regalaban botellas de los auspiciantes. Nos parece que si se va a cobrar la entrada sería interesante retribuir con alguna atención más que los contenidos, y a su vez, trataría de unificar las experiencias en los distintos cursos. Sobre el contenido de los mismos, en general nos parecieron buenos y notamos un marcado interés por divulgar tanto el “how to” (aprender a preparar tragos) como la historia y orígenes de la cultura coctelera.

Aunque este año no pudimos recorrer tanto como queríamos, nos quedamos con algunos de los nuevos bares que conocimos y a los que queremos volver, Nicky Harrison, Suspiria Resplendoris, Casa Cavia, entre algunos de ellos.

Vaso más lleno que vacío termina esta semana de la coctelería, contentos por encontrarnos con amigos, experimentar cosas nuevas y seguir conociendo más. No sabemos uds, pero para nosotros éstas son razones suficientes para decir: camarero, otra vuelta!

Nos vemos en el 2017…

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Hechizo de vodka (Día 2# BA Cóctel 2016)

Si bien el concepto de “hidden bars” o “speakeasies” (reductos que se habían popularizado por el boca a boca, pero a los que no muchos podían acceder) tuvo su momento de gloria hace unos años con bares ocultos como el 878 y Puerta Uno, u otras versiones más refinadas como Frank’s y el propio Nicky, en el último tiempo quizás un poco cansados de la idea los nuevos bares tomaron otra dirección. Los lugares resguardados pero menos selectivos (Korova) o las propuestas diametralmente opuestas como la llamada coctelería “speakout” ganaron terreno. Sin embargo, como todo, el furor podría estar pegando la vuelta con nuevas aperturas (Bradley) que todavía apuestan a este concepto y clásicos que buscan mantener su vigencia.

En esta última línea, tuvimos la oportunidad de conocer el famoso Nicky Harrison en el marco del Ba Cóctel y con un evento más que tentador: una clase sobre la evolución del vodka de la mano de Martín Olivera auspiciada por Absolut. Si bien nos debemos volver para poder disfrutar del bar con su lógica y ritmo habitual (el mismo estaba cerrado para el evento), fue una primera  aproximación interesante.

Habría que decir que una de las primeras cosas que llama la atención llegando es que un lugar que puede generar un clima tan inmersivo e íntimo se encuentre emplazado en una de las zonas más transitadas de Palermo. Y encima, en esa cuadra. Al llegar, se entra al local por el resto de sushi Nicky, una vez anunciados nos hicieron aguardar y luego nos condujeron por un clásico pasadizo de la era de la prohibición hasta llegar al bar propiamente dicho.

Ponernos a describir el gusto o la minuciosidad con la que está recreado el lugar sería aburrido, y por otro lado, nada de lo que no se haya escrito ya. Sí, es cierto, que el pedido de no tomar fotos (que se mantuvo salvo para esta afortunada cronista) guarda un sentido ya que lo que se desea es transportarte en el tiempo. Sus propios dueños exaltan que se trata de resignar la pulsión instagramera de “mostrar” (¿y mostrarse?) para poder disfrutar el momento. Ahora, a riesgo de ganarnos el odio de muchos, tal vez para que la ilusión sea más completa deberían, como en ciertos bares de los EEUU, simplemente pedir que dejen los celulares afuera. Y ojo, lo dice una persona que se la pasó tomando notas y sacando fotos. Dejando ansiedades modernas de lado, podemos contarles que el cast del lugar cambió bastante, aunque supo tener a bartenders reputados como Seba García, Chula Barmaid y Gon Cabado. Actualmente pudimos ver en la barra a Americo Borzone y al propio Olivera.

La cita del día proponía entonces un recorrido por una de las bebidas, que en palabras del propio Olivera, tiene la particularidad de no tener orígenes tan claros como otros destilados (whiskey, ron y cía). Considerado como el “mezclador perfecto” por muchos barmans, es una de las bebidas más versátiles, ya que puede tomarse de varias maneras, o puro o mezclado, en tragos de corte clásico o moderno, estar saborizado o aromatizado. Para los que no sabíamos demasiado respecto de su aparición hacia el siglo XIV en Rusia, Suecia y Polonia, donde se lo denominaba “voda” (significa agüita) en vez de vodka, el mismo fue fruto de grandes disputas. Una de las contiendas más entretenidas relatadas en la clase fue aquella de la nomenclatura de esta bebida: qué era considerado vodka y a qué se le podía llamar así. Esta famosa “guerra del vodka” que finalizó recién en la década del 70, hizo que sólo se pudiera considerar vodka a todo destilado producido en base a la papa, la melaza, el trigo y el centeno, y que todos los demás destilados (provenientes de la uva por ejemplo) tuvieran que incluir en sus botellas la habitual leyenda “vodka a partir de”.

La clase fue matizando la historia con preparaciones emblemáticas con esta bebida (Bloody Mary, Moscow Mule), realizadas en vivo por Olivera, quien le ofreció al público pasar a prepararlo y explicó las recetas en detalle. De más está decir que no hubo valientes. Después todos pudimos degustar shots de estos cocktails y probar la Ginger Beer casera elaborada in situ (ingrediente clave del Moscow). La charla finalizó con una degustación en shot del cocktail preparado con motivo del lanzamiento del Absolut Bs As edición limitada, del cual desconfiábamos bastante, y que resultó muy rico. Una lástima que el auspiciante no se la jugara un poquito más, permitiendo que cada asistente probara un cóctel entero (fueron en total dos o tres shots de cocktails y uno de ginger beer casera). Otro detalle que nos llamó la atención, fue que no ofrecieran agua con cada shot de desgustación, que si bien no fueron muchos, es costumbre (y necesidad) a la hora de beber alcohol, y más en un bar de la talla.

Una tarde en la que escuchamos y degustamos. Después, salimos por la puerta de vuelta al mundo dejando atrás el bar, nos reencontramos con nuestros celulares y preocupaciones diarias. Por suerte el hechizo del tiempo no se había desvanecido aún.

Algunos datos curiosos extra que nos llevamos:

-El vodka estuvo muy reglamentado desde sus inicios (dónde se producía, quién lo tomaba) y en un comienzo sólo las clases altas lo consumían -La tan mentada botella de Absolut está inspirada en el diseño de una antigua botella de medicamento sueco, la cual era totalmente transparente y se utilizaba en farmacias de la época. En este punto surge una conexión interesante con lo que se comentaba en la primera charla del Ba Cóctel, en la que Cuco explicaba el vínculo del alcohol con la salud, por el sentido y la composición de muchas bebidas de la época que luego terminaban en cócteles. -El Bloody Mary aparece en 1921 en Nueva York -El Moscow Mule aparece en 1941 y se transforma en toda una novedad, ya que si bien se consumía vodka esta bebida no era tan utilizada en los EEUU hasta entonces -Gracias al agente 007 y su trago predilecto, el Vodka Martini, se populariza el vodka en Europa donde se bebía más gin

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Cuarto #drinkhunting en esta semana de la coctelería que inspirado por nuestro paso ayer por el Drunken Goat está pensado para los fanáticos del café: 3 cocktails "cafeteros" para degustar ☕☕☕ #venialalbar #venialcafe #bacoctel Suspiria Resplendoris, CASA CAVIA & LAB. Tostadores de Café

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Día 3 del ‪#‎BaCoctel‬ y este ‪#‎drinkhunting‬ te trae 3 opciones accesibles al bolsillo e ideales para primerizos en las barras. A animarse y salir a conocer! Brandon Restaurant, Duarte & PuertaUno Bar ‪#‎venialbar‬ ‪#‎venialabarra‬

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Seguimos con el #drinkhunting. Hoy tragos intensos y con personalidad que hemos probado en algunos bares que ya son instituciones cocteleras con nombre propio. ¿Y uds, ya salieron a probar algo en esta semana de la coctelería? #venialbar #venialabarra #bacoctel

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Día 2# BA Cóctel 2015

Es un dilema grande el que enfrentan aquellos que quieren probar cocktails en algunos de sus bares favoritos durante eventos masivos como es BA Cóctel. Por un lado están las ganas de pasarse por el lugar de siempre y ver qué han preparado para esta ocasión las caras conocidas, por otro lado está el miedo –lógico– de que esté demasiado lleno y el servicio o la onda habitual lo padezcan. Ayer en el evento de Jager Lab en Mundo Bizarro, donde me crucé a varios habitués que se quejaban por este motivo, comprobé, una vez más, la delicada línea que se recorre en circunstancias como éstas.

Atiborrado de gente para la calma usual del lugar y con promotoras de la bebida que auspiciaba regalando shots –con lo que me gusta el anís, hay que decir que un shot de Jägermeister puro te anula completamente las pupilas gustativas por el resto de la noche–, así empezó la velada.

Una vez que llegué a la barra, y gracias a esos encuentros divinos que te habilitan un espacio entre la muchedumbre, pude pedir uno de los tragos especiales que ofrecía Bizarro para el BA Cóctel y no quedarme con las “fórmulas del Jagger Lab” solamente. Elegí el Tormentos' Pepper Pot (Ron Havana Club 3 años, Amaretto Luxardo, Jugo de Maracuyá, Jugo de Naranjas y Almíbar de Jengibre, Ajenjo) a $75 que ya me había tentado. Creo que más allá de todo evento puntual que haya, lo verdaderamente interesante es probar lo que cada bar sugiere y arma para el ciclo global. Debo haber sido una de las pocas privilegiadas –o rompebolas– que tomó su Pepper en el vaso original (una genial cabeza de tótem) y con el garnish adecuado (quinoto envuelto en cáscara de naranja c/menta). Fiel a su estirpe tiki, el trago estuvo muy bien, fresco y frutal pero con personalidad. Cliente satisfecho, misión cumplida.

De las fórmulas probé sólo la dulce y me pareció, valga la redundancia, demasiado dulce.

De los demás tragos especiales que probé, pude degustar el Negrette (Mezcal, Campari, Cinzano 1757, Cordial de pomelo), y volvería por más. Un interrogante que me va a perseguir a la tumba es haber sentido un dejo ahumado que no sé de qué era.

Para el que nunca fue al bar, definitivamente un momento menos que ideal para conocerlo por primera vez, precisamente porque se pierde su encanto que es esa oscura tranquilidad como si hubieras estado caminando por una calle desolada en alguna ciudad perdida, vieras su cartel luminoso y decidieras entrar; además de tener que renunciar a la posibilidad de sentarte en la barra e interactuar con los bartenders o relajarte en esos lujuriosos silloncitos y explorar la totalidad de su divertida carta.

Insisto en que la masividad tiene esto que ya he vivido en varios eventos gastronómicos: por un lado mayor publicidad y difusión (lo cual le suma a todo el espectro coctelero en este caso), mayor accesibilidad al público (lo cual como público se celebra), y de vez en cuando encontrarte con lindas sorpresas. Pero, también están los amontonamientos de gente, la lentitud en el servicio (un amigo estuvo casi una hora para que le trajeran las bebidas y la cuenta respectivamente) y a veces cosas no tan bien hechas.

En definitiva, como tirar una moneda, 50 y 50 de probabilidades. Por eso hay que ser un poquito apostador también para animársele a esta clase de salidas. Para mí, sin embargo, ayer la ganancia fue neta.

*Recomiendo chequear las opciones de tragos disponibles en el sitio antes de ir a cada bar, así como fijarse si hay eventos puntuales abiertos al público, salvo que eso sea lo que buscás. 

Nota de color: un amigo bartender me resolvió la intriga, el ingrediente ahumado del Pepper seguramente era el mezcal.