#ariguankenobi
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ariguankenobi · 8 years ago
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Capítulo VI: Ya no #viajosola
La verdad es que desde que llegué a Las Vegas todo cogió un rumbo y una velocidad completamente diferentes a los que estaba acostumbrada mientras viajaba sola. Ya sabéis que Las Vegas era mi meeting point con Ari, quien después de ver “caer” el proyecto en San Francisco decidió cambiar los 10 día de trabajo por una ruta conmigo. Así que ahora tocaba cambiar el tipo de viaje y también mi chip.
No me atrevo a decir que fuera peor ni mejor, simplemente fue muy diferente. Ahora ya no tenía tiempo para escribir, ni para enviar audios de Whatsapp cada dos minutos. A cambio, estaba acompañada y, por fin, tenia alguien con quien hablar todo el santo día. :D
10 de enero de 2017: The Fabulous Las Vegas
Ese era mi último día sola y me provocó un sentimiento algo extraño. Por una parte estaba entusiasmada con la llegada de Ari y su amiga Elena pero a la vez estaba bastante triste porque eso significaba que había acabado mi aventura en solitario. Me había encantado todo lo que viví esos días. Absolutamente todo: los paisajes, las personas que iba conociendo, conocerme a mi…
Porque sí, voy a hablaros sobre otro tópico: descubrirse a uno mismo viajando solo.
Antes de emprender el viaje hubo personas que me dijeron que esa aventura no iba a representar un “despertar”, que no iba a sentir cómo de repente me conocía más a mi misma y tampoco iba a cambiar mi perspectiva de la vida. Puedo decir que no ha sido mi caso.
Supongo que yo partía de un trabajo personal intenso. Había estado los últimos 4 años de mi vida aprendiendo toda la teoría sobre cómo aceptarse, conocerse y quererse a uno mismo, y este viaje me sirvió para ponerlo todo en práctica.
Durante todos esos días de carretera, motel y vistas, aprendí que todo es tan relativo que da miedo. Que hablar con uno mismo es esencial y, sobretodo, que la vida es el más fugaz de los viajes. Sobre esto podría escribir un libro de autoayuda; mi autoayuda.
Pero no voy a ponerme trascendental ahora, porque lo que toca es contaros el final de mi viaje y creo que eso va a dar contenido suficiente como para explayarme con las conclusiones de este viaje. Que las hay, y muchas.
 Vamos allá.
El día empezaba extraño, ya os he explicado el por qué. Así que decidí darme la bienvenida a Las Vegas visitando el mítico “Wellcome to Las Vegas Sign”, como no, armada con mi móvil para hacer una vídeo llamada con las chicas.
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En la foto podréis ver que el día estaba tan nublado como yo. 
Después abrí la libreta donde tenía apuntados todos los musts y decidí poner rumbo a la Presa Hoover, esa pedazo de construcción de hormigón que retiene el río colorado a caballo entre Arizona y Nevada. Porque una de las curiosidades de ese inmenso lugar es que la mitad de la presa pertenece a un estado y la otra mitad a otro. E aquí la prueba:
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Es espectacular. Nada comparado con las maravillas naturales que venía viendo por el camino, pero totalmente espectacular. Es cierto que los americanos lo hacen todo a lo grande, y no es porque sean exagerados, es porque la extensión de sus territorios es TAN grande que no pueden andarse con pequeñeces.
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Estaba alucianando con lo que veía, pero echaba tanto de menos las montañas, los colores y el desierto que decidí irme a visitar el Valle de Fuego; un pequeño desierto rojo que se formó de las dunas que había en la época en la que los dinosaurios todavía se paseaban por la tierra. Ni más ni menos que el parque Estatal más antiguo de Nevada; una pequeña maravilla que muchos turistas desconocen y obvian en su paso por este estado. 
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En realidad cuando visitas Las Vegas no tienes por qué quedarte en el Strip, tienes muchas opciones para visitar durante los días que programes aquí. 
Cuando llegué al Valle del Fuego me dirigí a “las cavernas” que ni siquiera puedo explicaros cómo son porque, para variar, encontré algo mejor que hacer a última hora.
El plan fue el siguiente: Me puse a hablar con dos conductores de limusinas que estaban esperando a que sus clientes se casaran en este desierto rojo para llevarlos de vuelta a la gran ciudad del vicio, los Elvis falsos y las bodas.
No me preguntéis por qué. Pero estaban teniendo una conversación muy interesante y decidí plantarme delante de ellos para escucharla y, por qué no, hacer mi aportación. Después de una hora y media hablando con ellos (y aprendiendo política de la mano de un tejano y un ugandés) decidí volverme para cenar antes de ir a buscar a las chichas al aeropuerto. Antes, les confesé que no sabía por dónde salir del parque y que no llevaba gasolina suficiente como para llegar a la ciudad.
Así que volví, siguiendo a las dos limusinas por el desierto, hicieron una parada en la gasolinera más cercana, intentaron pagarme la gasolina y me despedí de ellos hasta siempre. No se si los volveré a ver alguna vez, solo se que ellos se quedan en mi retina para siempre. Como todas las personas que he conocido durante esta aventura.
Y rompo este aire sentimental con tan solo mencionar una nombre propio: In and Out. Hamburguesaca de esas que te quitan todos los males, ese era mi plan.
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Burger y coca cola XL en mano, me fui al aeropuerto a esperar a que llegaran Ari y Elena. Esta última es una amiga de Ari que vive en San Francisco y que sería nuestra anfitriona en la ciudad de la niebla durante los días que estuvimos allí.
Hice un intento de grabar la llegada de Ari a la salida del aeropuerto, pero como soy una enfiascada de lo audiovisual, acabé grabando una escena cómica en la que un japonés intentaba entrar por la salida y los que intentaban salir no podían porque se lo encontraban bloqueando las puertas de seguridad. 
Mientras, ellas estaban saliendo por otra terminal distinta. Epic Fail.
Una vez las localicé y las vislumbré, entre la multitud que esperaba en al calle para llegar a la ciudad de vicio, las subí al coche, les puse la canción de Elvis y nos fuimos al motel a dejar las maletas para ir ligeritas a dar un paseo por el Strip. ¡Ari ya estaba conmigo!
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Nos esperaba una avenida de locura, casinos, música, tiendas, restaurantes, borrachos, margaritas, homeless, gente que ha perdido todo su dinero en las tragaperras, afroamericanos que creen que los españoles no somos blancos, seguratas que te amenazan con llamar a la policía con una sonrisa en la cara, errepepés que te ponen pulseras de “barra libre” y muchas, muchas luces de colores. Eso es Las Vegas.
Eso y los 22 euros que te vale un margarita.
Pero estaba contentísima y Ari me había contagiado su felicidad y me lo pasé teta hasta que mis pies (y los de ellas) me pidieron volver al motel a descansar.
11 de febrero de 2017: La primera parada de la ruta de “Las Aris” 
La noche anterior compramos online las entradas para visitar el Neon Museum, también conocido como “el cementerio de neones de Las Vegas”. Así que nos tocaba “madrugar” después de la pequeña resaca del Strip.  
Tengo que decir que el museo está dentro de un recinto bastante pequeño que visitas con un guía que te marca los tempos de todo el recorrido. No puedes ir a tu bola haciendo y deshaciendo, no puedes grabar vídeo y las guías son en inglés. Si incumples alguna de las normas te miran mal. Palabra.
Durante esta visita también tuvimos nuestros primer encontronazo con las armas. Y es que nada más llegar al recinto empezamos a escuchar helicópteros y sirenas de policía sin parar. Había habido un tiroteo a escasos metros del museo mientras nosotras rondábamos con el coche en busca del parking del recinto. Pero como somos unas felices de la vida no nos enteramos hasta que un policía retirado nos contó que se acababan de escuchar tres tiros tres minutos antes de que nosotras llegáramos tarde a la visita.
Prefiero no haberme enterado, la verdad.
Aquí os dejo las fotos de los “signs” de los moteles, casinos y restaurantes más emblemáticos de la época dorada de Las Vegas.
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Una vez acabado el recorrido y la sesión de fotos nos pusimos en marcha rumbo al Valle de Fuego. Como el día anterior no había visto más que el parking, las convencí para visitarlo a fondo.
Por el camino el cielo se cerró y empezábamos a ver cómo las gotas de agua empapaban el desierto. Creo que era la primera vez que veía llover por esas tierras (las cuatro gotas que pillé de camino a Page no cuentan como lluvia).
Por eso, nuestra visita al Valley of Fire se resume en: lluvia, sal corriendo a hacer una foto, aire, ojo que no se te lleve, lluvia, nos quedamos en el coche, aire, qué dolor de oídos, no llueve, sal corriendo a hacer fotos en mitad de la carretera, Polaroid, GoPro, móvil en mano.
Algún día tendré las fotos de Ari para que veáis cómo es este sitio. Algún día...
Cuando nos cansamos de recorrer el parque en coche, decidimos cobijarnos de la lluvia en el Outlet South Premium, uno de esos centros comerciales en los que pierdes la noción del tiempo y mucho dinero. 
Antes de viajar me informé sobre qué outlet de Las Vegas era el que más me interesaba, y sin duda era ese. Quicksilver, Volcom, Converse, Levi’s, Nike y mi querida Tilly’s. Ahí íbamos a quemar la tarjeta de crédito.
El resultado fue este.
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Este y un cansancio de la hostia que nos llevó directas al motel donde abrimos dos botellas de vino y nos pusimos al día de todo lo que habíamos hecho estas últimas semanas.
Día 12 de febrero de 2017: Chau Las Vegas
Se acababa el fin de semana en Las Vegas, y queríamos aprovechar el día antes de poner rumbo a Los Ángeles.
Ese día visitamos el Red Rock Canyon en coche y pudimos disfrutar de una cascada que hacía 15 años que no se dejaba ver. Puse “Bohemian Rapsody” a toda ostia por la carretera principal del parque y vimos a una chica que corría por ahí a una velocidad superior a la de los coches.
Después de eso nos fuimos para el centro para acabar de ver los hoteles que no habíamos visto el primer día en el Strip. Flipamos con el cielo del hotel Venecian y fuimos a llevar a Elena al aeropuerto, que volvía directa a San Francisco. 
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Ahora sí, las Aris se iban a L.A., en donde se estaban celebrando los Grammys que nunca llegamos a ver porque nos esperaban 5 horas de carretera, áreas de servicio y muchas, muchas risas.
Por el camino, Ari descubrió lo que es conducir un automático por esas rectas interminables y pudo entender mi amor por esas áreas de servicio en las que falta una cama para ser hostels de 5 estrellas. 
Para ponerla en situación, pusimos el GPS en dirección al Peggy Sue’s original. Un mítico bar de los años 50 que tienen tanto encanto como historia. No tiene nada que ver con las franquicias que hace unos años están invadiendo España. El Peggy Sue’s 50’s Diner es un lugar precioso, auténtico y enorme.
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Debe tener unos 5 salones diferentes en los que puedes tomarte un batido, comer una hamburguesa o simplemente hincharte a hacer fotos, como hicimos nosotras. 
Después de esa corta pero intensa visita, y con Ari más feliz que una perdiz, volvimos a la carretera en dirección L.A... 
Cuando ya faltaban pocas millas para llegar apareció algo en mi GPS que me hizo pegar un volantazo. ¡Estábamos conduciendo en paralelo a un pequeño tramo de la Ruta 66!
Repentinamente, y acompañadas por un aire del demonio, salimos de la carretera principal y nos metimos en esa pequeña carretera madre. Hicimos mil fotos con la cámara de Ari, vimos unos 6 identificativos de la ruta en el asfalto y dimos por finalizada nuestra larguísima ruta nocturna.
No sin antes aterrizar en el que sería el peor motel en el que he dormido nunca.
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Gajes del viajero ¿no?  
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ariguankenobi · 8 years ago
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Capítulo V: Las joyas del oeste
En la última entrada os dije que estaba grabando la puesta de sol en time lapse desde el Cañón del Colorado. Y no os voy a dejar sin verlo. Eso sí, tendréis que esperar a que Sandri me edite el vídeo, porque desde mi ordenador no puedo hacerlo. Así que mientras tanto os dejo con el resumen de estos últimos días. Que no son para menos.
5 de febrero de 2017: El Gran Cañón del Colorado
Aquí podría resumirlo todo en dos observaciones:
1. Cuando llegué al mirador del Mather point me mareaba al ver lo que tenía   delante. Era como cuando miras de cerca una pared con motivos               repetidos que te da esa sensación de droja/mareo. Flipé, empecé a decir ¿qué m** es esto? Y no podía parar de flipar e intentar enfocar los ojos.
2. El Gran Cañón es TAN grande que en ninguna foto del mundo (y cuando digo ninguna es NINGUNA) podréis intuir su inmensidad. Es el lugar perfecto para entonar el: “no somos nadie”.
Pero os voy a contar las anécdotas, que es lo que realmente vale la pena de los viajes como este. Porque solo bajar del coche (sin ver nada todavía) ya estaba metida en una peli.
Quien me conoce sabe que soy bastante fan de los animales (y ahora me acabo de acordar del día que cogí una lagartija por primera vez ¿Sandri fue contigo, no?). Eso, que como gran amante de los animales paro a todo aquél que lleva perro y tiene el mínimo contacto visual conmigo, y aprovecho para achuchar al pobre animal.
Y paré a un señor cuyo perro se llamaba Oreo. Y me puse a hablar con él.
En dos minutos me había contado media vida. Entre muchas otras cosas, que llevaba 16 años medicándose con “la droga de los famosos” porque durante una presentación a 7Up tuvo un tropezón y se rompió el cuello. ¿Y cuál fue mi reacción?
A: Preguntarle cómo había sido el accidente y preocuparme por su actual estado de salud.
B: Preguntarle que qué narices hacía presentando ideas a 7Up, ¿no sería publicista, no?
Pues sí señores, haciendo alarde de mi falta de educación descubrí que el señor era un ex director creativo que había trabajado para las mejores agencias en todos y cada uno de los estados de EEUU donde hay una agencia de publicidad. Pero no fue con eso con lo que flipé. No, yo me lancé a hacerle una foto cuando me dijo que él era e creativo que había trabajado la idea del spot de las ranas de Budweiser. Sí, el mítico anuncio de las ranas eructando.
https://www.youtube.com/watch?v=pVcbasIb8lQ
¡Qué maravilla! Y bueno… qué de historias me explicó a continuación. A ese hombre le tengo que escribir un libro de memorias. Si es que no tiene tres ya.
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Recapitulemos. Después de una hora de reloj, avancé 5 metros y me asomé al mirador. Lo que me pasó os lo he explicado antes.
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Estaba en shock. Porque pensaba que había visto demasiadas fotos del lugar y que ya no me sorprendería. Como me pasó con el Tah Majal en la India. Que, aunque es un lugar increíble, has visto tantas fotos y vídeos que cuando lo ves en realidad siempre te da un poco de bajón.
Nanai. Estuve mucho rato flipando. E hice muchas fotos mientras caminaba por el trail del South Rim. Que es el sitio desde donde hice mi visita. 
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Puedes visitarlo también desde el North Rim. Creo que más que suficiente visitarlo desde este lado del río. Básicamente porque haciendo muy pocos kilómetros puedes tener una visión simplificada de TODO el cañón. Si vas a pasar 3 o 4 días aquí, la cosa cambia.
Os cuento un poquito sobre el South Rim.
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Se llega desde la carretera que pasa por Tuyasan, de hecho la entrada del sur está a 5 minutos de la ciudad navaja. Y los imprescindibles son: el mirador del Mather Point, el Yaki point y los . Aunque la mejor panorámica está en el Desert Point, que está a unas 30 millas a la derecha del parque.
Desde el Desert Point puedes ver el Río Colorado y es impresionante.
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Con todo este recorrido hice el día en el parque nacional. Esta vez empezando a amortizar mi carné anual, porque hubiera pagado 30 dólares a la entrada y más los 25 del Joshua NP la cuenta ya iba creciendo.
Atardecer grabado, cogí el coche en dirección a Williams desde donde saldría hacia Monument Valley al día siguiente. También me esperaban buenas horas de carretera, ya sin ruta 66.
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6 de febrero de 2017: Camino al escenario natural de Hollywood
Ese día puse las carreteras en Williams, y nunca mejor dicho. Porque salí del motel sobre las 7 de la mañana, para no llegar tarde al motel donde dormía esa noche. Y es que me dijeron que la carretera a Page es mejor hacerla de día, y es una verdad como una catedral. Pero os cuento.Pero Page en realidad no era el destino del día, sino Monument Valley. El escenario natural favorito de Hollywood. Desde las pelis de John Wayne, pasando por Telma y Louise, Forrest Gum, 2001 Una odisea en el espacio y Regreso al Futuro, a algunas escenas de la serie West World.
Monument Valley es impresionante. Un MUST en toda regla, un lugar para perderse y pensar. Porque básicamente tienes que meterte dentro del parque y dejar que la imaginación te lleve a donde quieras. Es lo que tiene esta reserva navaja.
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Yo paré en TODOS los puntos que te marcan en el mapa de recorrido y me paré en TODOS los puntos donde tienen  caballos. Por aquello de que me enamora estar con ellos.
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Impresionante. No tengo mucho más que decir de este sitio. ¡Ah sí! Que antes de iros vayáis al punto de la interestatal donde se grabó la famosa escena de Forrest Gum corriendo por el desierto. A parte de ser un punto mítico (se ve perfectamente el Mexican Hut), la foto que tendréis será impresionante.
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Después de la sobredosis de retina que me dio, tocaba volver a la carretera para llegar a Page. Pues eran ya las tres de la tarde y llegaba justo al atardecer.
Pero antes me mordió un perro y me paró la poli. Así, del “a lo grande señores”.
Sí, porque antes de irme a Page decidí parar en un Burger King en Kayenta. Un pueblo indio donde hay MIL restaurantes donde probar la comida típica y un Burger grasiento donde acaban todos los tontos como yo.
Y bueno, lo del perro fue en la puerta del Burger. Ya os he comentado mi debilidad. Y en estas que delante del fast food había una pequeña manada de perros abandonados y entre ellos un cachorrito precioso. ¿Cómo no les iba a dar de comer, eh? ¿Cómo?
Pero todo con mucha dignidad, no iba a dar grasas trans a unos pobres perritos hambrientos. Yo saqué el jamón dulce que tenía en mi nevera del Wallmart y empecé a hincharlos a todos. Y cuando ya pensaba que esos animales me querían, le acerqué una loncha a la boca del perro más grande para que comiera de mi mano en confianza, y me pegó un bocado. Por lista.
Nota mental: tener más hambre que perrete significa tener tanta hambre que no controlas. No des de comer a animales hambrientos con tus manos si lo que quieres es que no te muerdan.
A continuación pasó lo de la poli. Creo que no pasaron ni dos minutos, porque iba yo en el coche comiendo mi Wooper más feliz que un perro que come jamón york, cuando una patrulla encendió las luces y cambió de sentido para ponerse detrás de mí. Al principio pensé que me paraban por ir comiendo al volante. Porque no era para menos. Conduciendo con una mano en el volante y otra en la hamburguesa, dejándola sobre mi regazo para zamparme alguna que otra patata y beber de mi cola light (sí, pedí cola light. Me sentía mal)
Total que el 4x4 del Sheriff me para a un lado de la carretera, se baja un policía y me dice “¿Sabes por qué te he parado?” Y yo, que ya le iba a decir “¿Por qué iba comiendo como a una cerda mientras conducía?”, pero lo mire como el gatito de Shreck, como la niña de Monstruos SA. y le dije “No”. Se ve que la gorda de la Ari iba tan contenta que en lugar de ir a la velocidad permitida (que eran 35 millas por hora) iba a 80 millas por hora. Más del doble. Eso en Estados Unidos es una multa que te deja sin presupuesto para viajar. Sin contar que a la segunda multa te vas al hotel más barato de todos: la cárcel.
Peeero me salvó mi nacionalidad. Mira, creo que nunca he estado más orgullosa de ser española. Cuando le dije que era de España, el tipo me sonrió y me dijo literalmente “Despasito mami, ve despasito”.  Fin de mi encontronazo con el Sheriff. Tal cual me dijo eso, se fue. Y yo esperé a que se fuera en su dirección para partirme de risa. ¡Era otra escena de película! Y cuando te para la poli al estilo “persecución por la carretera”, créeme, que ya te has estrenado en USA.
A partir de ese momento no he vuelto a pasar el límite de velocidad. Os lo juro. La prueba está en que tardé LA VIDA en llegar a Page. Porque se sumó que pillé la primera lluvia de mi viaje, con la detención, con una carretera larguísima y de un solo carril estrechísimo. Para cuando llegué a Page solo tenía ganas de tumbarme en la cama a ver el Late Show de Jimmy Fallon.
Qué poca vida nocturna estoy teniendo… Necesito que llegue Ari ¡ya!
7 de febrero de 2017: Antelope Canyon, Lago Powell, Presa Glen y Horseshoe Bend
Que se dice rápido así en un título.
Porque ya había hecho la reserva para visitar en Antelope dos semanas antes de viajar. Eso es porque era una visita obligatoria en mi viaje. Sabía que quería verlo desde la primera vez que vi una foto de este pequeño cañón. Y no, no me percaté que el videoclip de Not a girl, not yet a woman de la Birny estaba hecho allí.
Fui, básicamente, por este motivo:
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Ni más ni menos. Es un cañón pequeño pero de visita obligatoria y todavía no me puedo creer que haya personas que cruzan el charco y se dejan esta visita en el “bucket list”. No os lo perdáis (si tenéis 45 dólares a manos, clarto).
Después de la visita (que dura unas dos horas y media) volví al motel a por mi mochila, porque no te dejan ir con mochila ni con palo selfie.
El día estaba nublado, pero quería ver los alrededores de Page, porque sabía que me esperaban unas vistas impresionantes.
Primero recorrí la carretera que empieza pasada la presa Glen y vi la presa desde el mismo puente que cruza el cañón. Me metí en la Scenic Road que da al puerto deportivo llamado “Marina” (la entrada se paga, a no ser que tengas el pase anual) y después fui al mirador del Lake Powell, e intenté hacer una panorámica, pero las nubes lo ponían todo muy complicado. Así que decidí que me iba al final de la carretera (solo 17 millas) a ver la Lone Rock. Una roca inmensa (en las fotos parece muy pequeña) que está en medio del lago Powell. Toda solana y bonita. Pero de todo esto no os voy a poner foto (todavía) porque volví al día siguiente y tengo fotos impresionantes con el cielo soleado.
Lo divertido del día fue que en un momento me puse a envía audios como una loca al grupo de La República. Pero como una loca de verdad.
Envié audios hablando con acento mexicano, dominicano, venezolano, argentino y tejano. Unos 10 o 15 audios. Hasta que Sandra descifró ese “ayuda estoy MUY aburrida” y decidió llamarme. Lo que  no sabía, ni ella ni Anita, Elenita y el chico que estaba con ellas es que acabarían haciendo una excursión al Horseshoe Bend conmigo.
Porque mi conexión de Whatsapp es increíblemente ilimitada y pude conducir y caminar hasta el mismísimo mirador de este meando, haciendo una vídeo llamada. Me acompañaron literalmente durante toda la excursión.
Llegué al Horsehoe Bend cuando estaba a punto de ponerse el sol. Así que esto es lo que vimos.
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Y así es como lo veían ellos:
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Ahí estábamos; Sant Quirze – Arizona juntos viendo el atardecer desde este sitio INCREÍBLE y ¡gratis! Fue lo más. Y no solo lo decimos nosotros. Lo corroboran los turistas que estaban por ahí flipando con el direct que me marqué en pleno cañón de Arizona.
Una hora más tarde me quedé sin batería y me recogí, ya de noche, después de otro día de sobredosis de belleza. ¡Esto es un no parar!
Tengo que decir que esa noche me dio el insomnio y estuve despierta hasta las mil. Bebiendo Pepsi y comiéndolos  restos de la pizza que me compré a mediodía en el Pizza Hut. Porque tengo un problema con la comida. Y es que estoy comiendo mierda. Bueno ayer me comí una ensalada, luego os lo cuento. 
Así había pasado otro día: ¡Volando!
 8 de febrero de 2017: Page soleado y rumbo a Bryce 
El día siguiente consistió en repetir la ruta del día anterior, esta vez con sol y haciendo fotones como este en el Horseshoe Bend:
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O este de la presa Glen desde EL PUNTO clave para hacerle la foto con el río colorado:
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O este del puerto deportivo de Marina:
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Todos ellos llevando “de excursión” a mi madre, que era la espectadora del día. Porque sí, otra vez volvía a tener cobertura para patéame todo Page mientras hacía una vídeo llamada de Whatsapp, a tope.
Para cuando intenté llamar a las chicas (para desearle a Ari un buen viaje) me quedé sin cobertura. Y es que dejaba Arizona atrás para adentrarme en el estado de Utah. Y en Utah, la cobertura se fue a la puta.
¡Ah! Me olvidaba de la Lone Rock que está dentro del mismo lago Powell, pero pertenece a otro estado.
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Preciosa ¿eh?
A partir de ese momento me esperaba un agonizante viaje hasta el Motel de Bryce, al que tenía que llegar antes de las 6 pm, la hora en que cerraba la recepción. Cuando llegué entendí por qué tan pronto.
No tengo nada interesante que contar de ese trayecto. Tenía migraña y me dirigía a Narnia.
Es por eso que cerraban pronto el Motel. No había ni el tato, por no haber no había ni servicio de restaurante. Nada... solo pinos, nieve y horizontes blancos.
Solo os digo que tuve que conducir 7 millas para encontrar un supermercado de esos para guiris donde una botellita de agua de 50 cl vale unos dos euros.
Eso no me tiró para atrás a la hora de llenar una cesta de comida. Porque… ¡me apetecía hincharme de ensalada! Y me compré; huevos cocidos pelados y envasados (invocando a la salmonelosis), jamón dulce (mucho jamón), palitos de pan (que metí en la ensalada rotos a pedazos) y un bote de salsa césar.
Porque había olvidado que el aceite de oliva no abunda por aquí y era eso o salsa Tabasco. Y como comprenderéis…
Bueno también me compré un par de sándwiches para el día siguiente y un bote de macedonia. Llegué a Bryce un pelín de hambrienta
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Así que antes de dormir 12 horas de tirón me centré básicamente en ¡comer como una gorda!
Un Voltarén (recordad que tenía una migraña del copón) y a la cama con Josefi.
 9 de febrero de 2017: El -casi fiasco- de Bryce Canyon y el palizón hasta Las Vegas
El despertar me dió otra perspectiva de la zona (a la que le faltan renos caminando por las llanuras blancas de delante de Motel para ser un cuadro digno de ocupar una pared) Aunque para cuadro, el que vi al llegar al mirador del Bryce Canyon. ¡Qué pasada!
En el mismo momento en que me asomé me cundió todo el viaje, la migraña y el ataque hater del día anterior en el que casi me arrepiento de haber venido. Y digo casi porque sabía que lo que iba a ver era la re-hostia y la cura para todos mis males.
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¿Cómo se os queda el cuerpo? Ver el cañón de Bryce nevado es algo mágico...
En ese momento miré el mapa y he localicé el Navajo Loop, que era el motivo de mi viaje. El Navajo Loop Trail (junto con el de Queens Garden) es el cuarto paseo más bonito del mundo. No sé cuáles serán los otros pero este es impresionante.
Aunque no sería fácil tacharlo de mi lista de MUSTS del viaje. Porque el camino estaba lleno de nieve y no podía bajar con el calzado que llevaba. Creedme, lo intenté y he patiné tantas veces que tuve que volver al mirador para conformarme con una panorámica del lugar. 
La cosa estaba muy jodida...
Y ahí estaba yo, haciendo fotos desde el mirador del Sunset Point de bajón porque no podía caminar entre las rocas del parque y rezándome “volveré y lo haré algún día”. Había conducido más de tres horas para llegar ese punto y me había desviado un par de horas solo para recorrer ese Trail. Estaba realmente de bajón.
Pero de repente me encontré con una pareja española, que después de aguantar el peor de mis monólogos me dijeron: “¡Cómprate unos trampones y te vienes con nosotros, va!”. En ese momento se me abrieron los ojos de par en par. ¡Escarpones! ¡Amigos!
Me faltó tiempo para coger el coche en dirección a la tienda de guiris de la ensalada y en menos de 10 minutos volvía a estar en el Sunset Point ya con un calzado apto para la nieve. Re-ga-la-da y feliz iba yo, como quien de repente tiene delante la solución a un problema importante.
Suerte que el Karma me acompaña, gracias a eso y a mis compis murcianos pude bajar como Heidi por las montañas (aunque sin Pedro, ni el perro, ni la niña en silla de ruedas). 
¡Misión cumplida! Ahora tenía por delante una excursión de casi 4 horas por la nieve. ¡Menuda excursión!
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Al final del recorrido casi me quedo tirada en la nieve esperando a que una grúa me sacara del cañón. La última subida fue espectacular. Espectacularmente empinada y nevada. Ahí tuve que tirar de de cargador de energía y he llamé a mi madre para que me acompañara durante el final del recorrido (y para que alucinara con las vistas como lo estaba haciendo yo, solo que desde mi casa en Sant Quirze. Otra vez, gracias FreedomPop).
Para cuando llegué al coche tenia los pies empapados, las lumbares destrozadas y la boca más seca del universo. Porque ya os he comentado que no calculo bien el tema agua y me bebo todas las reservas siempre al principio de los trayectos. ¡Soy una chica lista!
Botella de agua rellenada y vejiga vacía, me puse las zapatillas de andar por casa para por casa para conducir cómoda las cuatro horas que me separaban de La Vegas (donde estoy ahora mismo estirada en la cama del Motel escribiendo esto a las doce de la noche).
La entrada a Las Vegas ha sido tal y como lo había leído.
Llevaba muchos días andando de pueblo en pueblo sin ver una gran ciudad. Y encontrarte con las luces de Las Vegas, después de recorrer más de 300 millas entre montañas y desiertos, es algo que te deja con la boca abierta.
Y así llevo desde que he llegado (con la boca abierta).
Quizá porque lo primero que he hecho ha sido entrar en un 7 eleven a comprar agua y he visto que ¡dentro del supermercado tienen máquinas tragaperras con sus sillas de casino incluidas!
Eso, y que he visto uno de esos carros/bar que se conducen pedaleando mientras bebes y mis vecinos de motel me han contado que puedes recorrer 3 calles del Downtown (calle iluminada por completo) en atención… ¡una tirolina!
 ¿Pero qué cojones es esto? Me he dicho… 
Y la respuesta ha sido: ¡The Fabulous Las Vegas!
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ariguankenobi · 8 years ago
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Capítulo I: Rumbo a San Francisco
26 de enero de 2017
OK. Ya estoy volando en dirección a San Francisco. Está siendo un vuelo sorprendentemente tranquilo y agradable. Miradme la cara.
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Exceptuando las 3 o 4 horas que llevo aquí sin poder moverme del asiento porque mi vecino es una marmota y no ha parado de dormir desde que hemos despegado. Y… ¡Me sabe fatal despertarlo! Tengo mucho que aprender de las azafatas de Norwegian. ¡Qué manera de mantener al pasaje alerta! 
Estaba yo apaciblemente drogada y entrada ya en la segunda fase del sueño cuando una de ellas se ha puesto –literalmente– a gritar “trash” “traaaaaaash!” Eh reina… trash es lo que tú eres. Total… que me he despertado al borde del infarto (solo a mi, con mi vecino no ha podido) y ahora estoy esperando a que Morfeo le dé una tregua y abra los ojos para ir al wc. Es urgente.  
Lástima que el tipo tiene pinta de inglés, que sino le entonaba el “me estoy meando locamente” de forma subliminal para que me deje pasar al maldito baño antes de que me reviente la vejiga.
Quejas a parte, en realidad estoy muy sorprendida con lo bien que está saliendo todo [mi vecino tose, espera ¿se despierta? Nah… se ha dado la vuelta]. Yo, que el último día antes de viajar estaba al borde del síncope, empezaba a tener ganas de llorarle hasta a el cartero y llevaba dos semanas sin dormir bien, así como el señor de al lado.
Sin duda, lanzarse a una aventura como esta requiere de más fuerza de voluntad de lo que parece. Porque sí, queda muy bien colgar una fotito con el hashtag #Itravelalone pero acojona lanzarse a hacer solo un viaje como este. Yo ,por lo menos, llegué a dudar de si era capaz. Dentro de un mes y medio sabremos si lo he sido (lo descubriréis conmigo).
Otro inciso. Mi vecino se ha despertado para comer y he podido ir al baño. Me siento una persona realizada y libre.
Para los que habéis acabado aquí. 
Quiero aclarar que esto no es un blog de viajes, ni va a ser un paso a paso sobre mi ruta por la costa oeste (que un poco sí). Esto es más bien un diario personal que quiero compartir con todos vosotros. Unas hojitas de ruta donde voy a ir escribiendo lo que me apetezca en cada momento.
Aun así, voy a compartir el “cómo se hizo” de este viaje. Básicamente porque me he encontrado con MUCHA gente que siente que no es capaz de organizar un viaje largo y cerrar todos los detalles de una ruta como esta. Digo sienten porque cuando tengan que ponerlo en práctica van a ver que son más que capaces. Yo también pensaba que no podría. No es broma. 
Bueno. El cómo decidí viajar a Estados Unidos lo escribí hace unos días y os lo he repetido a modo de introducción en este capítulo. Ahora que parece que el diazepam hace su efecto y que estoy MUCHO más tranquila, os cuento cómo fue la movida realmente. 
Porque comprarte un billete para estar un mes y medio porai es bien pero después viene LA GRAN PREGUNTA: ¿Qué hago yo un mes y medio en USA? Y sí, es un viajazo, pero un viajazo que no tenía en mente. De todos los lugares del mundo que hay por explorar nunca hubiera pensado que acabaría visitando este. En serio. Yo cuando pensaba en mi primer viaje sola me imaginaba en Asia o en Suramérica, no aquí. Esto ha sido una decisión loca y tenía que organizarme.
Aquí va el porqué de este viaje. 
Mi amiga Ariana se enamoró del proyecto de una chica de California que diseña y crea robots con capacidades absurdas en forma de protesta contra la tecnología inútil (muy resumidamente). Así Ari (que no soy yo) se enamora del proyecto, se pone en contacto con la manager de la susodicha y decide que ¡qué coño! se va a San Francisco a grabarle unos vídeos a la chica porque, oye, ¡estas cosas solo pasan una vez en la vida! Y a mí, que soy una genial cumplidora de clichés de hijos únicos, me entra una envidia marrana y empiezo a mirar vuelos a SFO. 
A los dos días abandono la idea porque los precios no concuerdan con mi presupuesto hasta que un buen día... Lo que ya os he contado. Compré el billete porque me apareció la oferta, coincidía 15 días con Ari en San Francisco y veía la oportunidad de lanzarme de una vez al vacío y descubrir qué es esto de viajar solo.
Ahora, a 3323km de Londres y otros  miles de km de casa puedo decir que soy una solo adventurer; una loca que ha decidido cumplir un sueño así a lo tonto. Y diréis ¡pues ole tú! Pues sí, ole yo. 
Por cierto acabo de sobrevolar Groenlandia y voy dirección Canadá. ¡Este vuelo es la hostia!
Lo que no ha sido tan la hostia ha sido todo el tema de ponerle cara y ojos a la ruta. Porque si viajaba a San Francisco tenía que hacer la ruta de la West Coast por cojones. Vamos que si pongo un pié en la costa oeste y no veo Las Vegas, conduzco por la Ruta 66, y visito sitios como Los ángeles, Salvation Mountain o el Gran Cañón me pego fuerte en la cara.
Pues mátame camión. Porque cuando te lías a leer blogs sobre las posibilidades de la costa oeste,  descubres que en realidad eso son tres paraditas de nada y que en esta ruta se pueden hacer cosas increíbles. Yo voy de camino a hacerlas prácticamente todas.
Lo primero que hice (a parte de leer mil blogs) fue pedir recomendaciones a diestro y siniestro. Y así, después de dar por saco a mucha gente y de conseguir rutas muy molonas (como las de Marta Arenas) he montado mi propio rutote haciendo un combo con toda la info recibida.
Una vez pensada la ruta (para los primeros 16 días, que son los que voy a estar forever alone) me tocaba buscar alojamiento barato entre las posibilidades que me ofrecía booking.com Al final he acabado reservado moteles y hostels para todo el trayecto con la misma empresa porque gracias a su política de cancelación si cambio de idea lo cancelo y me quedo tan ancha.
Una vez controlado el tema alojamiento, venía la odisea de encontrar un coche de alquiler con el que hacer toda la ruta. Estuve mirando en webs de alquiler entre particulares pero el kilometraje era limitado y NADIE aceptaba que una servidora quisiera hacer más de 4.500km en 16 días. Normal, yo tampoco me prestaría a que me devolviesen el coche gripado. ¿Qué hice? Pues leer otras 30 entradas de blog en busca de las mejores experiencias alquilando coches. Y ¡pam! Di con AutoEurope, un buscador que dio con la mejor tarifa de Alamo (una de las empresas de alquiler líderes por estos lares). 
www.autoeurope.es 
Y bueno, con esto del coche no quiero cantar victoria pero me ofrecieron:
-        Seguro a todo riesgo (que en USA se llama “franquicia cero”)
-        Asistencia básica en carretera.
-        Kilometraje ilimitado.
-        Y el precio más bajo que he encontrado en todo el interné.
Que es el equivalente a triunfar como los mirlos. Porque oye, yo de las compañías híper low cost que después te suman costos y tarifas hasta llegar al mismo precio que las más caras (¡¿Eh Goldcar?!) y de las compañías “seguras” como Europcar, que lo único que te aseguran es un pollo cuando devuelves el coche, paso. Así que cuando llegue al aeropuerto y recoja el coche actualizaré el texto con mi experiencia real.
¿Qué le sigue a todo esto? Ah sí, ir a comisaría a expedir carné de conducir internacional – importante – y conseguir el permiso ESTA -más importante todavía-. Básicamente porque sin ESTA no entras a los Estados Unidos.
El ESTA merece un apartado para sí solo. 
Este permiso se pide online y es súper sencillo rellenarlo y conseguirlo. Sin embargo es TODA UNA ODISEA encontrar la web oficial. Porque unos listos (porque son listos de cojones) se han montado una web en la que te tramitan el permiso por un módico precio de 80 $. ¡EL ESTA CUESTA 14 $! Esta es la web donde tenéis que hacerlo: https://esta.cbp.dhs.gov/esta/
Y tranquilos, no hay que ser ningún erudito para completar el test. Lo más importante es especificar dónde te alojarás cuando llegues y contestar que NO a todas las preguntas (que vienen a ser cosas como: ¿viajas con armas?, ¿eres terrorista?, ¿tienes antecedentes penales? y cosas de este tipo).
Para acabar, una de las cosas más importantes, necesarias y vitales. La tarjeta de móvil. Y aquí vengo a agradecer a Buster la información porque no tenía NI IDEA de que existía Freedompop, una compañía de telefonía móvil estupenda y GRATIS. Sí, gratis. Muy puto lo más.
Os dejo la web: https://es.freedompop.com/es
¿En qué consiste la versión gratis de Freedompop? Tienes 2G de internet, llamadas y SMS ilimitados y servicio de Whatsapp (también ilimitado). Lo que se traduce en llamadas, video llamadas y envío de fotos vídeo y audios a mansalva sin consumir ni un MB. Después del mes de prueba te puedes cambiar sin problema a la tarifa gratuita (que son 200MB, 100 minutos de llamadas, 100 SMS y Whatsapp ilimitado). Si lo que quieres es una tarjeta para estar comunicado mientras viajas vas sobrado con esta última. 
Bueno, creo que esto es todo. Es obvio que no lo es porque todo lo que me ha pasado/he tenido que hacer estas últimas semanas ha sido una locura que empezaré a valorar en cuanto ponga un pié en USA y empiece a ser consciente de que he tenido el par de ovarios que pensaba que no tendría. Pero creo que viene siendo un resumen de cojones.
Quiero aprovechar para tener el momento ñoño en el que agradezco a mi madre, a mi pendonchu, a la otra chunga #sandrasal, a las vichisuasues, a los republicanos y a todos mis amigos por animarme tanto a lanzarme. Gracias a todos por aguantar mis nervios, mi mono temática y por aguantarme a mí en general. ¡Os quiero tanto!
PD: A todos los que no he tenido tiempo de ver antes de irme un abrazo gigante. Karma gracias por emocionarte tanto como yo al saber la noticia del viaje y ¡siento no haber bajado a barna a comer contigo! me hubiera encantado que me contases  tu ruta para añadir sitios 100% Karma. Mi maritox, me gustaría haber hablado mucho más contigo estos días para paliar mis nervios con tu experiencia y ¡lo mismo te digo Marta! Eso y que eres una grande, me haré una foto delante de UCLA solo para ti. Primiks he sentido tu abrazo como si me lo hubieses dado de verdad. ¡Nin! Que sé que eres mi fan de insta y no he podido contestarte. ¡Ahora ya sabes dónde voy!  Agnès, fan incondicional de les meves histories, espero que les gaudeixis! Y  a los que no nombro porque si no este post sería más largo todavía…. ¡nos vemos a la vuelta!
Especial dedicación a Sandra, que estoy cumpliendo un sueño muy suyo. (L)
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ariguankenobi · 8 years ago
Text
Prólogo. Faltan diez días
Todavía con Lanzarote en la cabeza, me veo planeando un road trip por la Costa Oeste de Estados Unidos. 
Como todo está siendo MUY LOCO, muy complejo y MUY LO PUTO MÁS, he decidido dejarlo por escrito para que mi yo del futuro pueda recordar cómo la crisis de los 30 la llevó a cruzar el charco al más puro estilo: ¡Yo sola!
Siempre me ha caracterizado mi espontaneidad, mi anarquía personal y la locura. Pero ahora sí; me he pasado. El cómo decidí irme a EEUU lo demuestra (y muchas otras cosas, pero esta es un ejemplo sencillo).
Resulta que iba yo en el tren de camino al trabajo un 19 de diciembre. En lugar de ver 50 vídeos de Playground, ese día me dio por buscar viajes a destinos europeos como Roma, París, Bruselas, etc. para cumplir un sueño; viajar sola. Pero quien me conoce sabe que yo lo hago todo a lo grande. ¿Cómo me iba a quedar tranquila comprando un viaje a Roma de 5 días? ¡Nevah! 
Así que cotilleando la página de Facebook “Happy Low Cost” encontré una publicación que decía literalmente esto: “Viaja a San Francisco por 270 euros ida y vuelta”. Me puse en plan “Eh… What da fack!” (con ese gesto mío de cuando me pongo en plan Oprah, en el que me da por señalarme la cara con el dedo índice mientras hago un patético movimiento circular con el dedo y el cuello simultáneamente). 
La primera reacción que tuve (a parte de moverme a lo JLo) fue llamar a la mamma mía para que, con su cordura, me animara a abandonar esa idea infundada por el destino y una página de vuelos low cost.
Sí, estaba CAGADA, me palpitaba el corazón y quería que mi madre me dijese “¡estás loca, no es una buena idea!”, peeero, sin embargo y muy a mi pesar me dijo, y cito textualmente: “¿¿POR 270 EUROS??” “¿¿¡¡EN SERIO!!??” “¡¡CÓMPRALO YA!!”. A lo que contesté: “Ok mama, billete comprado.”
En realidad pensaba: “Mierda, es exactamente lo que quería y necesitaba en este puto momento de mi vida pero me da un miedo de cojones”.
Desde entonces duermo a destiempo, paso muchas horas navegando por la página de booking.com (podemos negociar tarifas de publicidad) y todas mis conversaciones se basan en repetir esta frase: “estoy muy nerviosa”.
Pues bien, como sé que todo hijo de su madre (excepto los que han fallecido en vida y por los que rezo cada noche) estaría (o está ahora mismo) igual de nervioso que yo; voy a compartir toda mi experiencia para que me tengáis como referencia en el momento de hacer lo mismo y podáis decir eso de: “Si Ari ha podido, yo también”. 
A parte, os echaréis unas risas, podréis ver el paso a paso de la organización de mi viaje y, ya que estamos os ayudaré si vosotros también queréis recorrer la que va a ser LA RUTA MÁS LO PUTO MÁS QUE VOY A HACER EN MUCHO TIEMPO.
En la próxima entrada os resumiré toda la info que tengo ahora mismo en la cabeza, os explicaré todo lo necesario para hacer un viaje de este tipo y os contaré cómo he montado (¡yo sola!) una rutita de más de 4.500 km.
Casi ná pal body.
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