#aposento
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thethcministry · 3 months ago
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kinhagamer · 2 years ago
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[Oração] Consagração do aposento (Proteção para o lar e elevação da vibração)
[Oração] Consagração do aposento (Proteção para o lar e elevação da vibração)
Guido Hetem  Dentro do cĂ­rculo infinito da Divina Presença que me envolve inteiramente, afirmo: HĂĄ uma sĂł presença aqui, Ă© a da Harmonia, que faz vibrar todos os coraçÔes de felicidade e alegria. Quem quer que aqui entre, sentirĂĄ as vibraçÔes da Divina Harmonia. HĂĄ uma sĂł presença aqui, Ă© a do Amor. Deus Ă© o Amor que envolve todos os seres num sĂł sentimento de unidade. Este recinto estĂĄ cheio

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nebulamorada · 4 months ago
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Cregan Stark x Targaryen!reader
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Querer amar a Aemond era agotador.
Como Ășnica hija de Rhaenyra, la noche en la que tu tĂ­o Aemond pierde el ojo, recordando los momentos en los que ambos compartĂ­an una silenciosa compañía en la biblioteca rodeados de libros sobre cuentos valyrios, le hablaste a tu querido abuelo a espaldas de tu madre sobre un matrimonio como forma de afianzar vĂ­nculos; todo porque, alguna vez, durante tus dĂ­as de dulce infancia, creĂ­ste que una muestra de amabilidad podrĂ­a cambiarlo todo, que palabras dulces y buenas intenciones eran suficientes para curar el corazĂłn de las personas y salvarlos de la amargura. Un golpe duro fue para tu alma sensible descubrir que en el proceso, sacrificarse a uno mismo para rescatar a alguien que ni siquiera hace el esfuerzo de aceptarlo es desesperante.
Las promesas a tu madre a la despedida en Driftmark sobre estar bien en tu nueva vida como pupila del rey hasta que tuvieras edad para ser esposa fueron un eco en tu mente durante los dĂ­as que le siguieron a tu llegada a Kings Landing. La Red Keep jamĂĄs se habĂ­a sentido como un hogar, pero sin la presencia protectora de tu madre se habĂ­a tornado un completo infierno. Sin importar cuanta amabilidad y predisposiciĂłn intentaste mostrar, todo lo que obtuviste a cambio fue terrible, sobre todo luego de tu primera sangre.
Los acercamientos promiscuos de Aegon y la forma en la que Alicent gozaba de abusar del poder que la invalidez de su esposo le daba (avergonzandote frente a sus damas o imposibilitando que te comuniques con Dragonstone de alguna forma) incluso las palabras denigrantes de tu esposo a tus oídos, desde acusaciones de ilegitimidad hasta la vez en la que durante la noche, apareció en tus aposentos durante una noche, apretandose con fuerza contra tu cuerpo mientras presionaba la hoja de una daga contra tu ojo, diciéndote cómo podría reclamar la deuda que le deben y nadie podría decirle nada, siendo tu deber como su mujer el complacerlo.
Aquellos años se sintieron tan eternos, que el cosquilleo de esperanza que sentiste cuando tu abuela Rhaenys y uno de los guardias gemelos lograron sacarte de la Red Keep, hacia parecer que todo era irreal. Los brazos de tu madre jamås se habían sentido tan cålidos como cuando te rodearon frente a la mesa de piedra de Dragonstone, incluso con Daemon acariciando tu cabeza en un incómodo intento de expresar su cariño.
Por desgracia, incluso con tu familia allí, tu verdadera familia, Dragonstone tampoco se sentía como un hogar, teniendo un ambiente familiar demasiado íntimo al que no podías acoplarte correctamente después de tantos años, así que cuando llega la hora de pactar las alianzas, mientras Lucerys va a Stromlands y Jacaerys al Valle, te ofreces para tomar el viaje a las tierras norteñas para pactar con los Stark.
Y quizĂĄs la Red Keep y Dragonstone no se sintieron como un hogar, pero Cregan Stark lo hizo.
El gran joven lobo que no fue mås que amable desde tu llegada, guardando cautela sobre los temas a discutir sin dejar de ser nada mås que hospitalario contigo. El norte era frío, pero los corazones de sus habitaciones era cålido, todos compartieron una extraña camaradería a la que no te costó integrarte, disfrutando de las cenas ruidosas e informales en las que abundaron las carcajadas y un tipo de amabilidad y transparencia que jamås se había presentado en el sur.
Contrario a lo que habĂ­as conocido, querer amar a Cregan se sentĂ­a revitalizante. Sus charlas fluĂ­an sin esfuerzo hasta que los anhelos de cualquier simple roce llegaron sin dificultad junto con las miradas de sutil de deseo. Las cacerĂ­as a las que te dejĂł unirte daban paso a los comentarios bromistas sobre como podĂ­as montar una enorme bestia en los aires sin ningĂșn problema mientras que necesitabas un banquito y algo de ayuda para subirte a un simple caballo, aferrĂĄndote a las riendas con temor. Incluso las tardes donde Rickon pataleaba, en un poco usual berrinche, para que seas tu quien lo lleves a su hora de la siesta, disfrutando de las canciones valyrias que tenĂ­as para Ă©l. Acciones que no pasaron inadvertidas para Cregan, quien ademĂĄs de ser un hombre con deseos, seguĂ­a teniendo las preocupaciones de un padre para su Ășnico hijo de apenas dos años.
No habías pasado mås de tres lunas en Winterfell cuando Cregan decidió que moriría si no te tenía en su hogar, a su lado como su esposa y la dama de Winterfell, a lo que aceptaste sin prisa, ambos de acuerdo en disfrazar la repentina unión como una especie de acuerdo para dar sus hombres a favor de la reina negra. Ambos bajo el arciano del bosque de dioses, sellando sus votos luego de que el pusiera su capa en tus hombros, pocos días después de que un maestre avalara la anulación de tu matrimonio con Aemond, puesto que había sido en el Sept bajo la luz de los siete y no en una tradicional boda valyria, fue algo simple de hacer.
Tu primera boda había sido un calvario, pero la celebración de la segunda fue la cosa mås hermosa que jamås hayas tenido, incluso teniendo a tu pequeño hijastro cantando una, terriblemente tierna y mal pronunciada canción de las que te había escuchado cantarle a la que aplaudiste con todo el cariño del mundo.
Las bromas crueles a costa tuya ahora fueron chistes bien intencionados de los que era fĂĄcil reĂ­r y que eran cĂłmodos de compartir.
El miedo y el dolor de las noches en las que Aemond te tomaba, cambiaron al ardiente deseo y placer que quema por donde sea que Cregan te acariciara, ambos casi arrancandose las capas de ropa cada vez, compartiendo pequeñas risitas cada que los pesados abrigos y mĂșltiples correas de tu esposo eran mĂĄs trabajosos de quitar para ti.
Los recuerdos de los empujones duros de tu anterior esposo mientras te tomaba de espaldas fueron borrados por el cuerpo de Cregan alzĂĄndose sobre el tuyo mientras te mantenĂ­a de frente a Ă©l a la hora de hacerte el amor, siempre dejĂĄndote tener un cierto grado de control para que te sintieras cĂłmoda. Siempre murmurando frases dulces en medio de los besos que compartĂ­an sin importar el ritmo que llevarĂĄn.
Y las sabanas de fría seda fueron reemplazadas por pieles calientes en las que ya no estabas sola durante las noches en las que tenías el cuerpo de tu señor marido protegiendo el tuyo entre sus fuertes brazos durante las horas de sueño.
AĂșn habĂ­a que notificarle a tu madre sobre todo el asunto del matrimonio y avisar que Cregan habĂ­a dado un gran nĂșmero de hombres para sus filas, sabiendo que ahora tienes un deber hacia ella como reina detrĂĄs del hecho de ser su hija...pero te preocupara por eso solo un poco mĂĄs tarde.
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ya sĂ© que esas fotitos que hago me quedan bien cuyeyas, humildemente enfoquense en el o.s nomas 😭
(recuerdo haber reblogueado a la cuenta que creo el separador que estoy usando, pero si se saben el user para que la pueda mencionar se los agradecerĂ­a)
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kathelovecatsandfeminism · 4 months ago
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I'll crawl home to her - Rhaenyra Targaryen x reader
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disclaimer these gifs are not mine, they belong to @clixsmxdernxs and divider @dingusfreakhxrrington
Resumo: Rhaenyra Targaryen x fem reader; hozier; angst, fluff; nĂŁo revisado ainda
I'm not sure if I liked how it turned out, maybe I'll redo it
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Do alto da parca torre em um longo planalto, uma mulher observa o horizonte. Seu rosto é cansado e suas vestes causam estranhamento em seus companheiros de batalha, não era filha de uma casa digna de lembrança, muito menos esposa de um alto cargo, mas mesmo assim sua mortalha de guerra lembrava aquelas dos velhos reis e rainhas.
Sob o olhar de muitos era um ato de desrespeito, mas lhe fazendo justiça, a própria rainha dragão colocara a malha sobre seus ombros, gostava de pensar que o toque de Rhaenyra ainda pesava lå. Olhando para suas mãos sujas de sangue ainda fresco ansiava por sua presença
"Boys workin on empty Is that the kinda way to face the burning heat? I just think about my baby I'm so full of love, I could barely eat"
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ApĂłs ter certeza que ninguĂ©m as observava tomava em suas mĂŁos a de sua amada e a puxou para um quarto ainda mais reservado. O dia havia amanhecido silencioso enquanto todos iniciavam seus caminhos para guerra, havia chegado a hora, era possĂ­vel sentir no ar o pesar, principalmente naquela sala. A rainha Negra jĂĄ havia se despedido de seu primogĂȘnito, ato que ainda a sufocava, todos que amava estavam partindo e mesmo que o destino fosse de certa forma o mesmo, alguns jamais se veriam novamente.
Por um breve momento apenas se olharam em um silencio confortåvel, até que a rainha com um soluço o quebrou.
“já me desfiz em lagrimas com a partida de jace, mas parece que ainda restam muitas lagrimas em mim” o tom emulava a alegria, era seu papel manter todos os seus solados dispostos para a guerra, mesmo para os mais íntimos
Levando a mão cålida da targaryen aos låbios, a mulher de um beijo casto também tentando sorrir
“não sofra por mim alteza, não a primeira vez que encaro espadas inimigas, e em seu nome? O faço com honra”
Seu olhar se tornou régio
“agradeço sua intenção, mas nĂŁo Ă© o momento para me poupar, nossas baixas jĂĄ sĂŁo significativas, Daemon tambĂ©m era bravo e caiu em batalha e nĂłs sabemos que muitos outros homens honrados tambĂ©m vĂŁo. NĂŁo hĂĄ uma vitĂłria garantida no futuro, sĂł os deuses sabem o que pode vir acontecer” a fitando enquanto inspirava “eu mesma sou uma variĂĄvel e- exasperada a lady de armas soltou as mĂŁos de rhaenyra  
“NĂŁo fale assim! NĂŁo vĂȘ que agoura nosso caminho? Nem eu nem ninguĂ©m permitiria que a rainha legitima seja morta, possuĂ­mos mais dragĂ”es com montadores, exĂ©rcitos aliados!”
Mas assim como jå havia acalmado criaturas maiores, a rainha segurou seu rosto em ambos os lados, buscando a atenção dos olhos da mulher que agora eram arregalados e nervosos com a nova perspectiva
“entĂŁo apenas me diga que entende, hm? Que entende o perigo que todos nĂłs corremos, que a coroa e a sucessĂŁo correm, nĂŁo aceito discutir na despedida do que talvez seja a nossa mais longa separação. Apenas me diga isso, meu amor” pediu tĂŁo docemente com aqueles belos olhos expressivos que mais uma selvagem criatura se viu domada e sem ressalvas um “sim, entendo” saiu sĂ©rio dos lĂĄbios da outra.
Satisfeita e com pressa a rainha se virou e caminhou em direção a uma das camas do aposento, próxima a ela se inclinou e revelou o que um pano de veludo preto cobria, uma rica e nobre armadura da casa da Targaryen.
“posso saber o que significa isso, vossa graça” seu tom era quase divertido, tambĂ©m nĂŁo desejava brigar
Virando-se segurando as peças nos braços se pÎs diante da lady, colocou as vestes em um descanso próximo e delicadamente começou a tirar a armadura comum de soldado que a cavaleira usava, essa apenas observava os movimentos da rainha.
“quando eu era criança minha mãe me contava como preparava meu pai para suas pequenas batalhas”
“achei que o reinado do falecido rei fora pacífico a sua maneira”
â€œĂ© verdade, mas hĂĄ momentos onde uma armadura pode passar uma mensagem mais efetiva que palavras de conciliação. Ela dizia que ato era para dar sorte, uma forma de faze-lo se lembrar dela, mesmo que em campo, uma forma de acompanha-lo a distĂąncia” agora jĂĄ fazia os ajustes na nova armadura.
“acha que eu poderia esquecĂȘ-la? Jamais”
“eu acredito” disse sorrindo apĂłs fazer o ajuste final, realmente lhe caia bem “gosto de pensar que de alguma forma uma extensĂŁo de mim protege seu peito do fogo da batalha” agora tocava o local, se sentia cansada e seus olhos voltaram a marejar, eram tempos cruĂ©is.
Tocando seu rosto de forma melancólica quase nostálgica, sentia que a hora da partida havia chegado de vez, doía “deuses, sentirei falta de olhar para esse rosto”
Pegando para si a mão de nyra a cavalheira aproveitou sua deixa “não importa o que aconteça, eu voltarei para casa” nyra inclinou a cabeça, com um olhar conhecedor “e mesmo que eu tombe isso não ira me impedir”
Agora havia confusĂŁo no rosto da rainha
“vocĂȘ me deu honras que nĂŁo sei se mereço, o comando de uma tropa, as vestes de uma nobre, entĂŁo lhe confidencio o Ășnico pedido que farei aos meus homens que jĂĄ marcham conhecendo seus possĂ­veis destinos, pois jĂĄ nĂŁo faço questĂŁo de esconder meu amor e apreço por vocĂȘ Rhaenyra.  Peço que quando minha hora chegar deitem-me suavemente na terra fria e escura, pois nenhum tĂșmulo pode segurar meu corpo, eu vou rastejar para casa, para vocĂȘ”
A rainha respondeu a agarrando em um beijo febril, se pudesse a manteria em seu lado longe de todo o perigo. Queria ter a conhecido antes, queria demonstrar melhor como a amava, queria nĂŁo temer tanto por sua vida, queria nĂŁo sentir que a ela caminhava para a morte.
Encerrando o beijo para respirar ambas continuaram abraçadas, forte, uma podia sentir o coraĂ§ïżœïżœo da outra bater em sua pele, era como se o mundo tivesse parado e apenas o calor do momento existisse. Antes de se separarem, a Targaryen deu mais um aperto na mulher e sussurrou em seu ouvido em tom de promessa “eu a amo mais do que um dia sonhei ser possĂ­vel amar”
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Após cortar com sua lamina o pescoço de tantos homens a mesma mulher se encontrava caída sem forças no chão, respirar doía e podia sentir o gosto de cobre na boca, pensava na sua promessa, parecia próxima agora
"When my time comes around Lay me gently in the cold dark earth No grave can hold my body down I'll crawl home to her"
Porém com o resto de força que sobrava em seus braços se virou e se pÎs de quatro enquanto segurava firme o punho de sua espada, pronta para se levantar, pois mesmo a memoria do toque quente e amoroso dos låbios de vossa graça afastava o abraço frio da morte
"When I was kissing on my baby And she put her love down soft and sweet In the low lamp light I was free Heaven and hell were words to me"
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mahteeez · 4 months ago
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oiie mah!! gostaria de dizer primeiramente que seu blog foi um verdadeiro achado, vc escreve tĂŁo bem ♡ e tambĂ©m queria pedir se vocĂȘ escreveria um smut com o scoups?? desde jĂĄ muito obrigado ^^
⎯⎯⎯⎯ 𝐁𝐎𝐍 𝐀𝐏𝐏𝐄𝐓𝐈𝐓
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(Seungcheol x Leitora)
âą·â €GĂȘnero: Sugestivo, smut
âą·â €Avisos: MDNI, relacionamento estabelecido, menção a sexo e blowjob, nudezinho da leitora safada em momento nĂŁo muito propicio, (acho que sĂł?)
⹷⠀Notas: Eu fiquei toda bobinha lendo essa ask, muitíssimo obrigada, amore. Essa eu também jå tenho postada no Spirit, inclusive, então só trouxe ela pra cå. Espero muito que gostem <3
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A iluminação suave do suntuoso lustre acima abrandava o sofisticado restaurante, reluzia sobre as louças de porcelana e taças de vinho cristalinas. A melodia da mĂșsica baixa e aconchegante se misturava aos burburinhos audĂ­veis das mesas dispersas por todo o local.
Em uma das mencionadas mesas estava Seungcheol, que, mesmo rodeado de magnatas a qual o acompanhavam nesta noite com o intuito de selar parcerias e promover relaçÔes comerciais, nĂŁo pensava em outra coisa a nĂŁo ser vocĂȘ. Especialmente na sua Ășltima mensagem enviada a ele.
HĂĄ exatos quinze minutos, Choi havia ficado em completo silĂȘncio, nĂŁo participando da conversa que sucedia ao seu redor ou sequer se impondo sobre o assunto que discutiam. A mente do homem vagava longe. Quando Seungcheol sentiu o celular vibrar dentro do bolso da prĂłpria calça e viu sobre a notificação o contato marcado com o seu nome, ele nĂŁo pode deixar de responder imediatamente, ainda mais se tratando de vocĂȘ. Choi cessava o que quer que estivesse fazendo no momento para lhe dedicar total atenção.
Seungcheol pouco consegue encobrir a surpresa ao abrir sua mensagem, um misto de emoçÔes o tomam conta e ele tenta ligeiramente disfarçar sua exaltação antes que alguém o note. Seu corpo desnudo, suas curvas bem destacadas, o enquadramento da foto destacando de sua boca para baixo pegando perfeitamente seu corpo. Cada detalhe, cada minuciosa parte daquela foto havia capturado Seungcheol por completo.
Mesmo passado minutos apĂłs sua repentina surpresa, ele ainda se encontrava atĂŽnito. Vez ou outra, Choi a olhava novamente, tomando cuidado ao diminuir o brilho do celular e ao mantĂȘ-lo numa altura segura abaixo da mesa. Quanto mais o homem revisava, mais perdido, dominado ele se sentia.
Seungcheol mirava a imagem de sua boca com mĂĄxima atenção, imaginava-se maltratando-a com beijos ĂĄsperos e mordiscadas, desejando ouvi-la choramingar pela dor que ocasionaria. Seus seios voluptuosos o levavam a recordar das inĂșmeras vezes em que ele se satisfez com o prĂłprio membro entre eles e em como terminava com a regiĂŁo de seu busto coberto pelo fluido esbranquiçado e pegajoso do mesmo. A imagem de seu rostinho lindo com resquĂ­cios da bagunça que ele faria em vocĂȘ novamente ilumina-se sobre os pensamentos de Choi.
Ainda com a mensagem da foto aberta, Seungcheol tem a atenção tomada a sua nova mensagem recém chegada. "Te conhecendo da forma que eu conheço, sei que à essa altura estå ansiando saborear a sobremesa antes mesmo de partir para o prato principal. Espero que não demore <3".
Seungcheol nĂŁo se contĂ©m a sorrir ladino ao terminar de ler, era Ăłbvio que vocĂȘ faria algo assim, que o provocaria dessa maneira em pĂșblico igualmente como vocĂȘ sempre faz quando estĂŁo juntos, mesmo que ele estivesse ocupado em um jantar de negĂłcios extremamente importante. Afinal, esse era o seu jeito; provocativa, imprudente e perigosamente ousada, brincava com a paciĂȘncia de Choi com a Ășnica intenção de vĂȘ-lo perder o juĂ­zo. Sim, esse era exatamente o seu objetivo.
Seungcheol levanta-se prontamente de seu atual aposento, ajeita o próprio terno e tenta arrumar discretamente a frente da calça que marcava mais do que deveria o volume dali.
— Peço que me desculpem, senhores, mas preciso me retirar. Um imprevisto impossível de adiar surgiu e necessito comparecer o quanto antes. Espero que me entendam e que possamos tratar nossa parceria em uma próxima ocasião. — Choi se manifesta, formal e profissional, esbanjando um breve sorriso carismático aos demais da mesa que o retribuíram em compreensão.
ApĂłs se despedir corretamente de todos a mesa e oferecer que o jantar fosse por conta de si mesmo para compensar sua saĂ­da imprudente, Choi se dirige para fora do restaurante e logo busca o prĂłprio veĂ­culo com o manobrista do local. Antes de dar partida, Seungcheol alcança o celular e envia uma mensagem resposta a vocĂȘ. Ele nĂŁo espera por sua visualização e logo acelera o carro pela estrada.
"Sinto dizer que estå enganada, meu amor. Não estou ansioso para a sobremesa porque nesse exato momento estou voltando em direção a casa para degustar meu prato principal. E espero que esteja ao ponto, a apresentação do prato me deixou salivando, eu com certeza vou comer mais de uma vez ;)"
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ㅀㅀㅀ
O que acharam đŸ€­? Lembrando que minha ask permanece aberta para pedidos.
Se vocĂȘ gostou, dĂĄ uma forcinha aĂ­! Uma curtida, um reblog ou um comentĂĄrio sĂŁo mais do que suficientes para eu saber que vocĂȘ se agradou com meu conteĂșdo :)
Até a próxima, bjsss <3
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115 notes · View notes
kyuala · 6 months ago
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♡ long live ♡
par: agustĂ­n pardella cavaleiro da guarda real x leitora princesa | notas da autora: baseado em fantasias que eu jĂĄ tinha rs e agora totalmente inspirado pelo hc de pardella guarda-costas que a diva juju @idollete canetou âœđŸŒđŸ’„ todo mundo diz "obrigada diva juju đŸ™đŸŒ" | avisos: linguagem adulta, descriçÔes de sexo explĂ­citas, menção rĂĄpida a assĂ©dio, mençÔes de morte, luto e temas mais profundos, conhecimento insuficiente em reinos e essas coisas medievais sei lĂĄ, pardella sendo um Homem com H como sempre 💔
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♡ como a princesa do reino, vocĂȘ cresceu cercada de toda a proteção do mundo e com todo tipo de profissional ao teu dispor: cozinheiros, babĂĄs, instrutores, servos, capelĂŁes, lavadeiras, e, principalmente, cavaleiros
♡ como os oficiais de mais alto escalĂŁo da guarda real do palĂĄcio, os cavaleiros sĂŁo os homens que estĂŁo dispostos e mais bem treinados para proteger a famĂ­lia real a qual vocĂȘ pertence e vocĂȘ sempre esteve cercada deles; ano apĂłs ano se passava e novos cavaleiros iam e vinham, nenhum deles de muita importĂąncia ou relevĂąncia na tua vida - vocĂȘ sempre preferiu se cercar apenas das amas e camareiras que cuidavam de vocĂȘ como tua famĂ­lia deveria - atĂ© agustĂ­n
♡ vocĂȘ nĂŁo sabe muito bem como agustĂ­n surgiu; a natureza calada e sĂ©ria do homem nunca te permitiu muita amistosidade para puxar assuntos que nĂŁo fossem relacionados Ă  segurança do palĂĄcio e da tua famĂ­lia. tudo o que sabe Ă© o que se falava nos corredores do castelo quando ele chegou: que jĂĄ era do povoado local, foi treinado em terras estrangeiras e havia voltado ao reino, agora com muito mais qualificaçÔes que os demais, para servir Ă  coroa
♡ da mesma forma, agustĂ­n nunca havia sequer tentado se aproximar de vocĂȘ; era o cavaleiro especialmente designado para a proteção do teu pai, o rei, entĂŁo jĂĄ nĂŁo dispunha de tanto tempo assim - ou interesse, sinceramente - para socializar contigo
♡ cansada da superproteção da famĂ­lia e da vida monĂłtona que levava no castelo, hĂĄ muito vocĂȘ jĂĄ havia se entregado ao hĂĄbito nĂŁo muito seguro de escapar das dependĂȘncias do palĂĄcio Ă  noite. jĂĄ foi pega algumas vezes mas, como ainda era uma jovem princesa sem muitas responsabilidades a nĂŁo ser se preparar para ser casada e mandada embora para outro reino em nome dos interesses econĂŽmicos e polĂ­ticos da coroa no futuro, teus pais nĂŁo faziam muita coisa que nĂŁo fosse vista grossa e mandĂĄ-la de volta aos teus aposentos
♡ tudo mudou da noite para o dia quando, em terras distantes a fim de fazer negócios em nome do reinado, teu pai sofreu uma emboscada, nunca mais retornando ao palácio
♡ tua mĂŁe, a rainha que, por vezes, mais te parecia uma tia distante ou atĂ© mesmo uma suserana cujas terras vocĂȘ ocupava e a quem devia tua lealdade incondicional, decidiu que vocĂȘ, sendo a Ășnica herdeira da coroa, era o membro mais valioso da famĂ­lia e que mais merecia proteção agora que o rei havia partido, afinal era o futuro da nação - e nada mais, aparentemente
♡ e foi assim que agustĂ­n foi realocado na guarda real para ser teu cavaleiro designado, que hoje preza pela tua proteção mais do que ninguĂ©m - distante, inexpressivo e atĂ© antipĂĄtico, mas sempre atento e a postos
♡ as primeiras semanas correm normalmente: todos do palĂĄcio voltam Ă s suas vidas cotidianas, mais abalados pela perspectiva de um novo ataque, agora em suas prĂłprias terras e fragilizados pela ausĂȘncia do rei, do que pela partida do mesmo. tudo te parece mais uma relação de negĂłcios, de sobrevivĂȘncia, de ganĂąncia - qualquer coisa, menos de famĂ­lia
♡ a primeira vez que agustĂ­n te pega escapando das tuas cĂąmaras no meio da noite, novamente a fim de fugir da realidade da vida fatĂ­dica de realeza, nĂŁo Ă© tĂŁo agitada quanto esperaria, mas tĂŁo assustadora e enfurecedora quanto - o homem forte apenas se firma na tua frente e te fita com os olhos sĂ©rios, que te atravessam atĂ© a tua alma. nĂŁo Ă© necessĂĄria uma sĂł palavra vinda dele e nĂŁo hĂĄ muita resistĂȘncia no teu corpo antes de desistir, se virar e retornar para a cama, passando mais uma noite trancada nos teus aposentos
♡ a partir desse incidente, se inicia um jogo de gato e rato entre vocĂȘ e agustĂ­n: o cavaleiro parece estar sempre mais atento, sempre de olho em vocĂȘ, que, por sua vez, inventa e maquina formas e mais formas de escapar dos olhos verdes que sempre te vigiam. vocĂȘ falha de novo e de novo, Ă© claro - o homem Ă© simplesmente habilidoso demais para nĂŁo ser levado a sĂ©rio e vocĂȘ se dĂĄ conta disso cada vez que dĂĄ de cara com o peito largo em uma esquina diferente do castelo, bloqueando mais uma vez a tua fuga e te escoltando de volta ao teu quarto ainda sem trocar-lhe uma palavra
♡ quando finalmente consegue - numa noite em que vocĂȘ pede aos cozinheiros que sirvam um banquete de agradecimento aos cavaleiros pelo trabalho incansĂĄvel que desempenham Ă  coroa -, vocĂȘ escapa para o vilarejo que tanto gosta, se esgueirando pelos cantos no vestido leve que escolheu para maior mobilidade, caso precise retornar Ă s pressas Ă  segurança do palĂĄcio, e se infiltrando como parte da plebe na tua taberna favorita
♡ vocĂȘ dança, bebe e festeja entre os locais, o rosto sempre coberto pelo capuz da capa que a acompanha, atĂ© que sente um par de braços te cercarem de forma desrespeitosa e ameaçadora, mas vocĂȘ nĂŁo tem tempo nem para perceber o desconforto; logo o homem Ă© dura e certeiramente golpeado e lançado ao chĂŁo e um par de braços fortes te sequestram pela cintura, te jogando sobre um ombro firme e efetivamente te arrastando do estabelecimento
♡ vocĂȘ se debate o caminho inteiro atĂ© o lado de fora e sĂł Ă© colocada novamente no chĂŁo quando vocĂȘ e o salteador se encontram no beco adjacente ao local; estĂĄ preparada para lutar por tua vida quando teus olhos encontram aqueles que te dĂŁo mais medo atĂ© do que os possĂ­veis delinquentes: os olhos verdes de agustĂ­n
♡ o grito que te subia dos pulmĂ”es morre na tua garganta por alguns segundos, jĂĄ mais sĂłbria e pronta para agradecer ao cavaleiro quando ele quebra o silĂȘncio, te questionando sobre o que vocĂȘ pensa que estĂĄ fazendo e te dando um sermĂŁo sobre tua irresponsabilidade, a voz firme se levantando contra vocĂȘ pela primeira vez. imediatamente o grito preso vem Ă  tona e toda tua raiva e sentimentos que vocĂȘ nem consegue identificar, acumulados ao longo das Ășltimas semanas, sĂŁo descontados nos golpes que tuas mĂŁos acertam contra o peito firme do homem
♡ agustĂ­n mal se assusta com a reação, apenas segurando teus braços sem muita dificuldade e te puxando contra o prĂłprio peito, a fim de te restringir melhor, ignorando tuas questĂ”es aos gritos sobre qual Ă© o problema dele e por quĂȘ ninguĂ©m pode te deixar viver em paz
♡ "isso Ă© tĂŁo difĂ­cil para mim quanto Ă© para vocĂȘ," vocĂȘ o ouve falar suavemente pela primeira vez e se sente congelada em meio Ă s lĂĄgrimas. "por favor, vossa alteza real, volte para o palĂĄcio com o teu servo."
♡ vocĂȘ vĂȘ pela primeira vez tambĂ©m o peso que ele carrega nos olhos e Ă© fĂĄcil concordar com agustĂ­n quando ele te trata assim, como ninguĂ©m nunca antes tratou - nĂŁo com ordens, expectativas ou respeito e temor em excesso, mas com uma reverĂȘncia e com um respeito que denotam uma liberdade, uma devoção. como se dissesse "por favor, volte Ă  segurança comigo - porque, se nĂŁo voltar, serei obrigado a te seguir atĂ© os confins deste mundo e defendĂȘ-la dos perigos dele atĂ© a minha morte"
♡ e a relação de vocĂȘs muda, entĂŁo, dos moldes prĂ©vios arcaicos e rĂ­gidos para algo que vĂŁo descobrindo e construindo juntos. agustĂ­n lhe pede que nunca mais fuja do castelo sem o seu conhecimento e, em troca, vocĂȘ promete escapar menos vezes contanto que seja sempre na companhia dele, que tambĂ©m se comprometeu a te ensinar autodefesa combativa para o caso de extrema necessidade
♡ apesar do trato, agustĂ­n nĂŁo Ă© muito chegado na ideia de te levar ao vilarejo ou Ă  cidade ou, na realidade, a qualquer lugar que seja longe da segurança das propriedades reais, mas, quanto mais tempo passa contigo, mais difĂ­cil fica te negar teus desejos quando teus olhos o fitam com tanta expectativa, com tanta confiança de que estarĂĄ sempre mais do que segura na companhia do homem
♡ vocĂȘs dois passam a escapar juntos do castelo algumas vezes por mĂȘs, com agustĂ­n sempre atento para que nĂŁo sejam pegos, indo sempre a tabernas diferentes para evitar que te reconheçam e retornando ao castelo antes do sol nascer; vocĂȘ curte a noite livre, leve e solta e, enquanto te assiste e mantĂ©m os olhos nos teus arredores em busca de qualquer sinal de perigo, agustĂ­n nĂŁo pode deixar de notar o quanto vocĂȘ Ă© mais feliz longe das obrigaçÔes da famĂ­lia real, onde ninguĂ©m te reconhece - apenas ele. ocasionalmente, vocĂȘ pode atĂ© jurar que vĂȘ agustĂ­n sorrindo uma ou duas vezes, algo que nĂŁo testemunha muito no dia a dia
♡ apesar das eventuais brigas quando vocĂȘ extrapola na diversĂŁo ou quando ele te prende demais, vocĂȘ e agustĂ­n passam a desenvolver uma relação de cumplicidade que sĂł tĂȘm um com o outro: sĂŁo incontĂĄveis noites retornando do vilarejo nas quais vocĂȘ, ainda um pouco alterada das bebidas que consumiu (e que ele contou para que vocĂȘ nĂŁo passasse dos limites), recita a ele a histĂłria da tua vida e como tem se sentido ultimamente com tudo que mudou no castelo. agustĂ­n, em troca, tambĂ©m revela pedacinhos de sua vida quando jĂĄ estĂŁo sĂłbrios, limpos e seguros nos teus aposentos, longe da vida noturna da cidade e dos olhares curiosos dos outros moradores do castelo; nunca revela demais, mas algo te diz que jĂĄ Ă© mais do que ele revelaria a qualquer outra pessoa
♡ nĂŁo passa despercebido por vocĂȘ, Ă© claro, o quanto o homem Ă© atraente: os cabelos loiros raspados quase totalmente, bem baixinhos; a barba sempre bem feita; os olhos verdes que olham Ă s vezes com cuidado, outras vezes com repreensĂŁo e em outras atĂ© com algo que vocĂȘ nĂŁo consegue decifrar muito bem; os lĂĄbios que se crispam em concentração quando ele estĂĄ preocupado com algo; os braços e peitos fortes que te contĂ©m quando necessĂĄrio e te protegem quando vocĂȘ precisa; as pernas grossas que te carregam de volta Ă  tua cama quando vocĂȘ jĂĄ nĂŁo consegue mais caminhar sozinha...
♡ apesar de desconfiar pela forma como ele te olha quando acha que estĂĄ distraĂ­da, vocĂȘ nĂŁo tem certeza se ele sente o mesmo, mas nĂŁo pode evitar de deixar teu desejo por ele crescer. nunca foi tocada por outra pessoa dessa forma, Ă© claro; a expectativa era sempre de que vocĂȘ se casasse pura, intocada, virgem conforme as normas sociais. apesar disso - ou, na verdade, justamente por isso - vocĂȘ nĂŁo sente o fogo no teu baixo ventre diminuir quando tenta afastar esses pensamentos da tua cabeça. muito pelo contrĂĄrio: os sente apenas aumentar em quantidade e em intensidade
♡ tudo isso leva Ă  noite quando, um pouco mais alterada do que o regular e se sentindo mais confortĂĄvel pelos assuntos leves sobre os quais conversaram no caminho de volta ao castelo, vocĂȘ decide tentar a sorte, dando-lhe um beijo nos lĂĄbios surpreendentemente macios na hora de se despedirem pela noite
♡ agustĂ­n se afasta para trĂĄs no susto, olhos mais arregalados do que vocĂȘ jĂĄ imaginou ser possĂ­vel para as irides sempre tĂŁo calmas, tĂŁo calculistas, e algo te chama ainda mais a atenção na reação dele: a forma como murmura algo sobre nĂŁo poder, mas nĂŁo sobre nĂŁo querer
♡ desde entĂŁo, vocĂȘ torna sua missĂŁo tentar fazĂȘ-lo se entregar ao mesmo desejo que vocĂȘ e nĂŁo Ă© difĂ­cil saber que ele Ă© recĂ­proco, pelo jeito como ele agora se porta de uma forma mais nervosa e desajeitada perto de vocĂȘ, como evita te olhar nos olhos e nĂŁo consegue evitar que eles vagueiem para outros partes do teu corpo e, principalmente, como quase trinca o maxilar de tĂŁo tensionado quando ouve tua mĂŁe mencionar os pretendentes para o futuro casamento arranjado, ou o jeito como olha para qualquer homem que se aproxima de ti com a fĂșria de mil sĂłis, como se desejasse matar o indivĂ­duo inconveniente apenas com a mirada
♡ certa noite, quando voltam de mais uma de suas escapadas conjuntas - agora mais raras, visto que agustĂ­n parece preferir ficar trancado em seus aposentos no palĂĄcio durante as noites do que passar um segundo a mais a sĂłs com vocĂȘ, se controlando tanto que seus mĂșsculos se endurecem e vocĂȘ sĂł consegue pensar em quanta dor ele deve estar sentindo, nĂŁo sĂł fisica -, vocĂȘ o permite o acesso de rotina Ă s tuas cĂąmaras, para que possa te acompanhar e vigiar atĂ© que esteja pronta para dormir
♡ quando ele se vira para vocĂȘ se trocar, como de costume, vocĂȘ nĂŁo pega tuas vestes noturnas para se recolher; dessa vez, permanece nua e, sem que agustĂ­n perceba, se aproxima dele, dizendo-lhe que estĂĄ pronta e que agora pode se virar
♡ nunca achou que pudesse vĂȘ-lo assim, congelado, sem reação, mas o consegue. ao se aproximar ainda mais do homem, percebe aparecer a pouca hesitação que lhe resta no corpo e vocĂȘ decide calĂĄ-la mais uma vez, jogando os braços ao redor dos ombros fortes e colando teu corpo nu ao corpo alheio, vestido por roupas grossas e coberto por uma capa, adornado por uma sĂ©rie de armas que vocĂȘ nĂŁo faz ideia da quantidade, onde se encontram e nem para quĂȘ todas servem
♡ agustĂ­n se mantĂ©m em silĂȘncio, aproximando o rosto do teu atĂ© estarem com as testas coladas, e sĂł o quebra para te surpreender, quando sussurra ainda de olhos fechados: "por favor, minha princesa," e a voz grossa e baixa te causa arrepios por todo o corpo, agora abraçado pelas mĂŁos fortes, "nĂŁo permita ao teu servo começar algo que nĂŁo poderĂĄ parar."
♡ "eu jamais lhe pediria para parar," vocĂȘ replica, tambĂ©m num sussurro, e mal conseguiria contar os segundos antes que agustĂ­n cole os lĂĄbios nos teus, te tomando num beijo quente, firme, molhado e avassalador, que apenas duas pessoas com desejos de magnitudes e repreensĂ”es incomparĂĄveis poderiam compartilhar
♡ nessa noite, agustĂ­n te faz dele pela primeira vez: te carrega atĂ© tua cama, onde te deita com toda a delicadeza que vocĂȘ sabe que ele reserva sĂł para vocĂȘ. te beija por toda a extensĂŁo do teu corpo, te dando prazer com a lĂ­ngua quente e talentosa como vocĂȘ jamais imaginou ser possĂ­vel. e, finalmente, te deflora em meio aos teus lençóis, te penetrando com o cuidado, a firmeza, a calma, o amor e a força que sĂł agustĂ­n tem. as estocadas do quadril forte contra o teu te deixam maluca e um dos braços fortes que te cercam se encarrega de levar uma das mĂŁos atĂ© a tua boca para cobrir teus gemidos altos e transbordantes de tesĂŁo
♡ vocĂȘ adormece sobre o peito do cavaleiro, satisfeita e exausta, e ele escapa dos teus aposentos antes das rondas matinais e da invasĂŁo das camareiras e servas que cuidam de ti durante o dia, te fazendo amanhecer sozinha e desejosa por mais
♡ apĂłs a primeira vez de vocĂȘs, agustĂ­n e vocĂȘ se tornam ainda mais inseparĂĄveis: continuam com as eventuais escapadas noturnas, que agora sempre terminam com uma noite de amor suada e grudada na tua cama, agustĂ­n segue te ensinando defesa pessoal e vocĂȘ segue com a rotina de responsabilidades reais de uma princesa, enquanto se aproximam e se tornam cada vez mais vulnerĂĄveis e Ă­ntimos um do outro
♡ vocĂȘ descobre tudo sobre a famĂ­lia, as experiĂȘncias e a vida de agustĂ­n antes de chegar Ă  guarda real e o quanto ele se culpa pela falha na segurança do teu pai meses atrĂĄs; por sua vez, vocĂȘ revela cada vez mais o que a vida isolada e vivida em moldes rĂ­gidos da expectativa alheia pode fazer com uma princesa e tudo que jĂĄ viveu, tanto entre as paredes do castelo quanto nas fugas solitĂĄrias Ă s festanças do vilarejo
♡ o relacionamento de vocĂȘs cresce, agustĂ­n te acompanha em todos os lugares como teu cavaleiro real e, secretamente, como teu namorado; os olhares e toques discretos sĂł servem para aumentar teu desejo para quando vocĂȘs conseguem um tempo a sĂłs e, em algum cĂŽmodo afastado do palĂĄcio, ele pode te prensar contra a parede, te marcar em lugares que sĂł ele pode ver e te fazer dele de novo, de novo e de novo
♡ o novo cotidiano se mantĂ©m atĂ© o dia em que vocĂȘ Ă© requisitada individualmente atĂ© o salĂŁo da rainha, onde tua mĂŁe te revela, com desgosto e decepção impregnados na voz, que teu caso com agustĂ­n foi descoberto e te proĂ­be de continuĂĄ-lo, citando a desgraça que cairia sobre a famĂ­lia real se pessoas de fora soubessem que a princesa havia sido tocada e estĂĄ se envolvendo com alguĂ©m - e pior, com alguĂ©m que nĂŁo Ă© da realeza, mas abaixo dela: alguĂ©m de famĂ­lia plebeia, um cavaleiro, um servo
♡ vocĂȘ nunca se sentiu tĂŁo irritada, ofendida e insultada na tua vida e atĂ© tenta negociar com a rainha: que ela deixe o relacionamento de vocĂȘs continuar em troca da promessa de que sejam mais cuidadosos, menos entregues ao calor do momento - atĂ© promete aceitar de bom grado o futuro casamento arranjado se agustĂ­n puder lhe acompanhar ao reino estrangeiro e continuar cuidando de ti em segredo. de nada adianta; a ordem permanece a mesma e vocĂȘ sĂł nĂŁo protesta aos gritos porque sabe que atrair mais atenção Ă  situação sĂł pode piorĂĄ-la
♡ minutos depois, ao saber disso quando vocĂȘ invade o estĂĄbulo no qual ele cuida de seu fiel cavalo, agustĂ­n fica dividido entre se ofender com as opiniĂ”es e ordens da rainha e se rebelar, mas acaba se rendendo a uma segunda opção: aceitando que, de fato, concorda com ela. alguĂ©m como vocĂȘ nĂŁo deveria estar com alguĂ©m como ele, que sĂł vai complicar tua vida e que nĂŁo te merece, o que te parece um ultraje aos ouvidos - nunca ninguĂ©m melhorou tua vida ou te mereceu como agustĂ­n o faz - mas, o que o cavaleiro tem de habilidoso, tem de teimoso e insiste que era isso que teu pai iria querer, que havia prometido a ele cuidar de vocĂȘ. e entĂŁo se afasta
♡ tua vida segue, agora mais cinza e sem graça sem a presença diĂĄria do teu cavaleiro e amor da tua vida, os dias voltando a ser tĂŁo monĂłtonos e desestimulantes que nem fugir para as noites nas tabernas te anima mais: nĂŁo tem mais o mesmo efeito sem um certo homem loiro e forte te acompanhando por todos os lugares, exasperado contigo na mesma medida que te aprecia e te cuida, que briga com vocĂȘ na mesma medida que te ama e que estĂĄ sempre pronto a enfrentar qualquer ameaça Ă  tua segurança enquanto Ă© feliz e despreocupada
♡ vocĂȘ passa a vĂȘ-lo apenas esporadicamente pelo castelo e nĂŁo pode deixar de fitĂĄ-lo com o Ăłdio que sabe que nĂŁo sente por ele; sente pela teimosia e obstinação do homem, pela vida que Ă© forçada a levar sem ele ao teu lado. e agustĂ­n, por sua vez, por mais que se sinta mais machucado do que jĂĄ se sentiu em seus inĂșmeros anos de combate, nĂŁo consegue desviar os olhos dos teus, recebendo toda a fĂșria que acha que merece vinda de ti
♡ mas, como isso aqui ainda Ă© um conto de fadas, tua vida sofre mais uma reviravolta no festival anual das luzes - ao qual agustĂ­n tinha prometido te levar, claro, como teu servo e cavaleiro, mas tambĂ©m como teu acompanhante - quando o reino sofre um ataque, mais uma emboscada como a que levou teu pai, porĂ©m em maior escala
♡ em meio ao caos, aos gritos e Ă  destruição, quando vocĂȘ estĂĄ encurralada em um dos cantos do castelo com a tua mĂŁe, pondo em prĂĄtica todos os teus conhecimentos em defesa pessoal quando sĂŁo atacadas por mais algum cavaleiro encapuzado, chega ele, literalmente teu cavaleiro em armadura brilhante, e as salva, derrubando um por um dos que se levantam contra a rainha e a princesa que ele jurou proteger - apesar das ordens de que ficasse longe de vocĂȘ e se atentasse Ă s outras ĂĄreas Ă s quais foi designado quando foi rebaixado nos escalĂ”es da guarda real como punição pelo envolvimento contigo
♡ apesar de ferida em meio Ă  comoção, a rainha se impressiona com a coragem de agustĂ­n e o amor que ele sente por vocĂȘ e, dias antes de sucumbir Ă s suas feridas, lhes dĂĄ a bĂȘnção para que continuem a histĂłria de amor de vocĂȘs
♡ e, como a vida real se prova cruel e que nĂŁo espera por ninguĂ©m de novo e de novo, vocĂȘ se prepara em meio a mais uma perda e Ă  reconstrução do reino para a tua coroação, agora com teu noivo ao teu lado
♡ vocĂȘ e agustĂ­n se casam, em uma das cerimĂŽnias mais lindas e histĂłricas do reino, prometendo publicamente aquilo que jĂĄ tinham jurado um ao outro no segredo de vocĂȘs: se amarĂŁo para sempre, independente de qualquer coisa, vocĂȘ cuidarĂĄ dele e ele te protegerĂĄ, como sempre fizeram
♡ semanas depois, apesar dos gritos inaudĂ­veis de protesto dos cĂ­nicos, se encontram lado a lado, com um sussurro de "se lembre desse momento" de agustĂ­n para vocĂȘ, sabendo que entrarĂŁo para os livros de histĂłria, e, com as mĂŁos trĂȘmulas, sĂŁo finalmente coroados
♡ e mal ouvem seus nomes serem anunciados por cima do som das comemoraçÔes da multidĂŁo do reino salvo por agustĂ­n: VIDA LONGA AO REI E À RAINHA!
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lukites · 2 months ago
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〝 CONSUME DE MI 〞
Aemond x lucerys
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Aemond siempre estuvo obsesionado con Lucerys. ¿Quién diría que un joven tan desquiciado podría estar enamorado de un bastardo? Pero para Aemond, Lucerys era irreal, inalcanzable para cualquiera excepto para él. Era su Lucerys, y de nadie mås.
Sin embargo, lo arruinĂł. Él fue el origen de su propia tortura, una tortura que aceptĂł con gusto, porque querĂ­a ser el Ășnico en la vida de aquel bastardo. SerĂ­a su destino, su sombra, su verdugo... y su salvador.
(MetĂĄfora del amor como canibalismo: esto no es una historia romĂĄntica, pero si deseas verlo asĂ­, adelante; yo no soy quien te obliga.)
(Advertencia: contiene contenido sensible.)
Después de la caída del dragón Arrax, Lucerys esperó la muerte con resignación. Pero la muerte no llegó. Fue salvado, pero por las manos que menos deseaba. Por Aemond Targaryen, quien se atrevió a llevarlo a King's Landing, sin importarle lo que pensara su hermano mayor o su madre.
Lucerys abriĂł lentamente los ojos, sintiendo un dolor punzante recorrer todo su cuerpo. La vista le era borrosa y le costaba enfocar, pero notĂł que no estaba en sus aposentos. Con los labios apretados, sintiĂł un escalofrĂ­o al ver una sombra acercĂĄndose hacia Ă©l.
Frunció el ceño al reconocer la figura. Aemond. Su corazón latía frenéticamente mientras apretaba con fuerza la såbana bajo su mano, tratando de moverse, de escapar. ¿Pero a dónde iría? Ya estaba atrapado. Ya estaba acabado.
Aemond se acercĂł con pasos calculados y se sentĂł a su lado, su ojo violeta fijo en el rostro tembloroso de Lucerys.
“PensĂ© que ya estabas muerto” dijo Aemond con una calma inquietante “pero veo que aĂșn tienes el valor de seguir vivo.”
Lucerys abriĂł la boca, pero sus labios temblaron sin emitir sonido. Su voz parecĂ­a haberse evaporado, como si alguien le hubiese arrancado la lengua.
“¿Dónde estoy?” logró murmurar al fin, su tono agudo y quebrado.
Aemond desvió la mirada hacia una mesa cercana, tomó un pañuelo y lo mostró con una sonrisa sutil en sus labios delgados.
“Estás en mis aposentos” respondió, observando la reacción de Lucerys.
“No...” susurró Lucerys, con voz temblorosa, negando con la cabeza. “No quiero estar aquí.”
“QuĂ© lĂĄstima” respondiĂł Aemond con frialdad. “Porque este es el Ășnico lugar donde te quedarĂĄs ahora.”
Se acercĂł mĂĄs y con un gesto lento y calculado, pasĂł el pañuelo sobre la piel de Lucerys, limpiando las manchas de sangre que aĂșn adornaban su rostro. Lucerys apartĂł la mirada, su cuerpo rĂ­gido, evitando el contacto.
“DeberĂ­as estar agradecido” dijo Aemond, su voz como hielo. “DespuĂ©s de todo, te salvĂ©. Mi hermano querĂ­a que te ejecutaran, propuso incluso que fueras dado como alimento a nuestros dragones. Pero yo me neguĂ©. No soportarĂ­a verte arrancado de mi lado otra vez, no ahora que te tengo atrapado. Solo para mĂ­.”
Lucerys frunció el ceño; las palabras de Aemond eran como veneno para sus oídos.
“¿QuĂ© quieres de mĂ­?” preguntĂł con voz baja, llena de angustia. “Mi dragĂłn estĂĄ muerto, yo ya estoy enterrado en tu tortura. Ya tienes tu satisfacciĂłn al haberme hecho daño.”
Los labios de Aemond se curvaron en una sonrisa ligera, casi imperceptible.
“AĂșn falta” dijo mientras movĂ­a sus manos con delicadeza, cerrĂĄndolas en forma de puño. Sin darle tiempo a reaccionar, presionĂł su puño cerrado contra el pecho herido de Lucerys.
Lucerys soltĂł un gruñido de dolor, sus ojos fijos en el ojo Ășnico y felino de Aemond. SentĂ­a que el dolor le quemaba la piel, pero Aemond no parecĂ­a afectado en lo mĂĄs mĂ­nimo por su sufrimiento.
“Tu corazón” susurró Aemond con frialdad.“ Quiero tu corazón.”
Lucerys parpadeĂł, confundido por lo que Aemond decĂ­a, hasta que sintiĂł cĂłmo la mano de Aemond apretaba aĂșn mĂĄs fuerte contra su pecho, justo donde su corazĂłn latĂ­a aceleradamente.
“Te di la oportunidad de venir conmigo, Lucerys” prosiguió Aemond con un tono de reproche. “Pero te negaste y preferiste apoyar a tu maldita madre.”
Lucerys desviĂł la mirada, tratando de escapar de su Ășnica mirada, pero Aemond lo agarrĂł del mentĂłn con brusquedad, obligĂĄndolo a mirarlo a la cara.
“No intentes ignorarme” gruñó Aemond, su voz cargada de furia contenida. “MĂ­rame, mira lo que me hiciste cuando Ă©ramos niños, cuando yo tambiĂ©n era un niño.”
“Lo siento...” murmuró Lucerys con voz apenas audible, su cuerpo temblando.
Aemond negĂł con la cabeza, lentamente.
“Ya es tarde para pedir perdĂłn” dijo, llevando una mano a la mejilla de Lucerys. “Lo Ășnico que querĂ­a era tu amor.”
“Pero yo no te amo, nunca lo harĂ©â€ respondiĂł Lucerys con frialdad, sintiendo cĂłmo su corazĂłn latĂ­a con rabia y miedo.
Aemond gruñó suavemente y presionĂł su mano aĂșn mĂĄs en el pecho de Lucerys.
“Sabía que dirías eso” murmuró, su voz un susurro venenoso.
Lucerys sintiĂł que su cuerpo dolĂ­a intensamente. Hubiera preferido morir junto a su dragĂłn Arrax que estar atrapado allĂ­, con el tuerto de Aemond.
“Pero eso no significa que te dejarĂ© libre” dijo Aemond acercando su rostro al de Lucerys. “MĂ­rate... tan destrozado, y aun asĂ­ sigues siendo perfecto a mis ojos.”
Los ojos de Aemond se fijaron en los labios de Lucerys, que temblaban. Notó cómo estaban mås rojos de lo normal, con pequeñas manchas de sangre en el borde.
“Quiero sentir tus labios, quiero sentir tu sangre, Lucerys. Verte a mi merced.”
Los ojos de Lucerys se abrieron con sorpresa y su rostro se tensĂł, lleno de preocupaciĂłn.
Aemond acercó su rostro al del joven, deteniéndose a escasos centímetros de sus labios, y sonrió levemente.
“Me gusta verte así.”
“¿Así cómo?” preguntó Lucerys, con un nudo en la garganta.
“DĂ©bil.”
Sin previo aviso, Aemond se lanzĂł hacia los labios de Lucerys. Este intentĂł empujarlo, pero sintiĂł la mano de Aemond detrĂĄs de su cabeza, atrayĂ©ndolo aĂșn mĂĄs al beso. No lo iba a soltar.
El beso fue duro, invasivo, como si Aemond quisiera devorarlo. De repente, Lucerys soltĂł un grito ahogado cuando sintiĂł los dientes de Aemond morder su labio inferior, causando que la sangre brotara. Pero Aemond no se detuvo; siguiĂł besĂĄndolo y chupando la sangre de sus labios.
Un gusto extraño, una mezcla de deseo y rabia.
Aemond finalmente soltĂł el beso y se alejĂł lentamente, mirando a Lucerys fijamente durante unos segundos.
“Te quiero a mi lado, Lucerys. Solo para mí.”
Lucerys no entendĂ­a nada. Su rostro permaneciĂł confuso hasta que vio cĂłmo Aemond sacaba una daga de su traje y, sin previo aviso, la clavĂł en direcciĂłn a su corazĂłn.
SoltĂł un grito ahogado, su rostro se contrajo de dolor, tratando de hablar, pero la presiĂłn en su pecho lo detenĂ­a. Aemond susurrĂł mientras se acercaba a su oĂ­do.
“Sh, sh, sh” murmuró con calma, tocando la mejilla pálida de Lucerys. “Tu dolor se irá.”
Lucerys desviĂł la mirada y finalmente cerrĂł los ojos. Aemond lo observĂł fijamente, su ojo en los labios del joven, y se acercĂł lentamente para darle un beso frĂ­o y suave.
Se separĂł y susurrĂł en su oĂ­do.
“TĂș fuiste quien provocĂł esto.”
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rhaenysaemma22 · 5 days ago
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Lo Ășltimo que ven los pĂĄjaros rojos de la fortaleza roja bajo la reina Rhaenys en los aposentos de esta Ășltima antes de que Meleys se los coma.
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satrianova · 11 days ago
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âœŽïžŽâ €ËšïœĄâ €â‹†Â  ────  𝐚  altivez  dos  passos  diz  que  é  nobre  o  sangue  que  corre  em  katerina  eireen  satrianova.  sendo  encantadora  e  insegura,  ela  foi  escolhida  como  hospedeira  e  protegida  da  deusa  aine.  aos  vinte  e  cinco  anos,  cursa  o  nĂ­vel obsidiana ii.  sua  reputação  é  conhecida  alĂ©m  das  fronteiras,  e  dizem  que  se  parece  com  alisha boe.
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⠀⠀⠀    𝑜𝒏𝒆 : ⠀ Â âœŽïžŽâ €ËšïœĄâ €â‹†â €    ────   ⠀  𝐚𝐛𝐹𝐼𝐭 .
⠀nome completo katerina eireen satrianova.
⠀apelidos kat, rina.
⠀pronomes ela/dela.
⠀sexualidade heterossexual.
⠀idade 25 anos de idade.
⠀árvore genealĂłgica marquĂȘs dmitri satrianova, pai; alissa atrĂ©ne, mĂŁe; aleksander satrianova, irmĂŁo mais velho; sasha satrianova, irmĂŁo mais velho.
⠀escolaridade academia hexwood, khajol, hospedeira de aine.
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⠀    ⠀    𝓉𝒘𝒐 : ⠀ Â âœŽïžŽâ €ËšïœĄâ €â‹†â €    ────   ⠀  Â đ›đšđœđ€đŹđ­đšđ«đČ .
â €â €â €â €â €â €ïœĄă€€ă…€Û«ă…€ă…€ ÌŁÌŁ đ‘»oda primeira filha das mulheres Satrianova visita o subconsciente das familiares antes de sua chegada — em sonhos. O devaneio trouxe Amara ao imaginĂĄrio familiar, trajando-a desde a mente com as cores da famĂ­lia e postura graciosa, como toda provinda da boa linhagem. O marquĂȘs Dmitri, de Gyndern, e a senhora sua esposa Yelena jĂĄ haviam cumprido o dever quanto ao arranjo que os aprisionou um ao outro pela entĂŁo eternidade de seus dias; a mulher lhe presenteara com um par de filhos homens ante o nascimento da primeira menina, estes que seriam responsĂĄveis pela propagação do sobrenome e histĂłrias de grandeza. Sem sinal nos antecedentes seculares da casa de homens ascendendo ao tĂ­tulo de khajol, a magia sempre pertenceu Ă s mulheres; um precedente da antecipação natural de uma gravidez com uma figura feminina crescendo no ventre. [ tw. morte no parto/aborto (?) ] Do infortĂșnio de um parto adiantado em semanas despertou a mĂĄcula de uma criança malformada e de uma marquesa falecida, transformando o jardim central do palacete Satrianova em um cemitĂ©rio de flores mortas. [ fim do tw. ]
â €â €â €â €â €â €ïœĄă€€ă…€Û«ă…€ă…€ ÌŁÌŁ 𝑬ra certo que o marquĂȘs se casaria de novo — afinal, era um homem jovem, e luto e perda eram dores que, mais intensamente, eram reservadas Ă  mulheres —, embora imaginava-se que seu hiato fĂșnebre pela perda desolante duraria mais que trĂȘs luas; mesmo assim, tomou a mĂŁo de uma nobre khajol de uma casa menor e a tornou sua consorte, e nem mesmo a capacidade pessoal de deliberação matrimonial suavizou a dureza do olhar e os punhos de ferro. Sua segunda esposa, Alissa, tomara como vitĂłria a junção matrimonial com uma figura proeminente na polĂ­tica do reino, atĂ© descobrir que sua idealização conjugal estava enterrada prĂłxima Ă  lĂĄpide de primeira esposa de seu marido. O Ășnico momento em que foi vista como mais que um acessĂłrio preso Ă  uma aliança dourada foi quando o sonho da primeira filha retornou — com Katerina. Nascida no tempo certo e com a beleza certa, a primeira filha de Alissa e Dmitri tornou-se o totem mais valorizado pelo patriarca, cuja idealização de um futuro khajol para a filha ultrapassava as barreiras do pensamento; a enxergava como algo alĂ©m de sangue do prĂłprio sangue, mas como o elo direto da magia de seus antepassados. Visando a proteção (ou o controle) da menina, Dmitri ordenou que Alissa e a menina fossem mantidas em segurança no em um dos aposentos no triĂąngulo de pequenas torres ladinas ao palacete, cujas portas principais encontram apenas um jardim circular mĂ©dio, o Ășnico contato das hĂłspedes com a natureza alĂ©m da vista curta da janela, onde a Ășnica visĂŁo para alĂ©m dos muros era o cĂ©u ao meio-dia e um jardim murado, pequeno e fechado, onde as sombras das poucas ĂĄrvores nunca alcançavam.
â €â €â €â €â €â €ïœĄă€€ă…€Û«ă…€ă…€ ÌŁÌŁ đ‘«urante anos de sua vida, suas Ășnicas interaçÔes foram a mĂŁe, cuja essĂȘncia era mirrada diariamente pela existĂȘncia inerente ao trancafiamento possessivo, o pai, que aparecia em visitas esparsas e vazias para uma inspeção, e as criadas e preceptoras que entravam e saiam diariamente para realizar as tarefas domĂ©sticas, indignas de uma marquesa e sua filha. Sem interação com crianças da sua idade, a pequenina desenvolveu um universo de amigos imaginĂĄrios, inspirada nas histĂłrias em que criadas contavam antes de dormir. Foi ali, no entremeio daquela torre, que ela sentiu pela primeira vez a presença de Aine — nĂŁo a deusa distante e severa de seu sangue, mas algo mais prĂłximo, mais doce, como uma chama tïżœïżœmida que aquece um coração solitĂĄrio. Os anos trancafiada transformaram Katerina em uma jovem adulta imaginativa e as paredes brancas da torre em um mural de sua grande pintura. Apesar dos ensinamentos intrĂ­nsecos com tutoras sazonais nos aposentos altivos, a idealização de uma vida fora da torre se apresentava em sua mente como um sonho quase distante. A aceitação em Hexwood transformou-a no orgulho do marquĂȘs, um emblema brilhante da continuidade da tradição mĂĄgica das mulheres de sua famĂ­lia; ainda assim, o martĂ­rio nĂŁo era o bastante para que observasse a esposa e filha como mais alĂ©m de peças em um jogo de tabuleiro. A filha poderia vir a se tornar uma khajol poderosa, mas ainda era apenas uma filha, cujo direitos do destino estavam endereçados Ă  figura paterna, como toda mulher; atualmente, sĂŁo notĂĄveis os boatos que o marquĂȘs busca algum pretendente para tomar a mĂŁo da mulher quando Katerina findar sua educação curricular em Hexwood.
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⠀    ⠀    𝓉𝒉𝒓𝒆𝒆 : ⠀ Â âœŽïžŽâ €ËšïœĄâ €â‹†â €    ────   ⠀  Â đđžđ­đšđąđ„đŹ .
â €â €â €â €â €â €ïœĄă€€ă…€Û«ă…€ă…€ ÌŁÌŁ đ“ąđ‘¶đ‘čđ‘Ș𝑯𝑹, com a pronĂșncia 𝑆𝑈𝑅−𝑱ℎ−𝑘ℎ𝑎, Ă© como Ă© chamada a seon de Katerina. Brilhante, como todo seon, emite um brilho cor-de-rosa empalidecido embora chamativo e, para os padrĂ”es dos seons dos khajols, que sĂŁo mais constantes e incessantes, costuma emitir mais calma, para maior contraste com a contraparte humana que, por si sĂł, jĂĄ Ă© um pouco tagarela. Sua presença estĂĄ sempre rente Ă  Katerina, quase sempre na altura do prĂłprio rosto, iluminando a faceta de Satrianova com os o tom rosado de sua calmaria. Sorcha estĂĄ quase sempre de acordo com as mesmas emoçÔes de Satrianova, um espelho brilhante e flutuante de sua companhia khajol.
â €â €â €â €â €â €ïœĄă€€ă…€Û«ă…€ă…€ ÌŁÌŁ đ“đ‘°đ‘”đ‘Ź Ă© a deusa celta da luz, do amor, da fertilidade e do verĂŁo. Associada ao calor do sol e Ă  generosidade da terra, Aine representa vitalidade, paixĂŁo e a abundĂąncia, e dizem que sua presença traz tanto prosperidade quanto proteção. Segundo a lenda, ela Ă© uma deusa caprichosa, que Ă© ao mesmo tempo bondosa e feroz; Ă© capaz de abençoar campos com colheitas prĂłsperas ou de trazer escassez e caos aos que desrespeitam sua autoridade. Aine Ă© muitas vezes descrita como uma figura radiante, sendo sua essĂȘncia a prĂłpria força da vida. TambĂ©m Ă© vista como guardiĂŁ das mulheres e dos coraçÔes apaixonados, influenciando o destino daqueles que buscam amor e alegria.
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⠀    ⠀    đ“Żđšđźđ« : ⠀ Â âœŽïžŽâ €ËšïœĄâ €â‹†â €    ────   ⠀  Â đ­đ«đąđŻđąđš .
𝑰. Sua atividade extracurricular Ă© Meditação e Harmonização Divina.
𝑰𝑰. Seus anos em reclusĂŁo tiveram apenas algumas companhias especiais: tintas e pincĂ©is. Katerina Ă© uma pintora exĂ­mia e autodidata, tĂŁo confortĂĄvel com telas pequenas quanto com paredes brancas esperando um toque de mĂĄgica. Sua obra pessoal favorita Ă© um retrato que pintara da mĂŁe rente Ă  ĂĄrvore do Jardim das Noivas, dormindo rente ao tronco escuro.
𝑰𝑰𝑰. Possui a mania irremediável de conversar sozinha; pelo menos, desde a benção de Aine e a chegada de Sorcha, consegue disfarçar os devaneios em voz alta como se conversasse com a seon.
⠀ ⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀ ⠀pinterest / sobre a família satrianova / playlist.
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ohaishwarya · 19 days ago
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O encanto dos passos revela que Ă© nobre o sangue que corre em 𝑹𝐈𝐒𝐇𝐖𝐀𝐑𝐘𝐀 𝐒𝐔𝐑𝐘𝐀𝐕𝐀𝐍𝐒𝐇𝐈, uma khajol espontĂąnea e curiosa, contudo inquieta e traiçoeira. Foi proclamada por Hator para ser sua morada sacra no espelho do cĂ©u vivo, a terra, guiando-a com jĂșbilo. Com vinte e seis, pertence ao nĂ­vel diamante. Sua reputação doce Ă© conhecida alĂ©m das fronteiras, e dizem que se parece com đ–œđ–Ÿđ–Ÿđ—‰đ—‚đ—„đ–ș 𝗉đ–șđ–œđ—Žđ—„đ—ˆđ—‡đ–Ÿ.
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đ’†đŹđŹđžđ§đœđąđšđ„ . 
tĂ­tulo:  lady, filha de marquĂȘs
seon:Â Â đ™–đ—Žđ—”đ—źđ—»đ—źđ˜€đ—”đ—¶đ—»đ—¶ Ă© prateado com sutis sombras de furtacor, feito uma enorme bola de sabĂŁo gigante. Costuma chacoalhar seu fulgor com muitĂ­ssima euforia, como se sempre prestes a explodir em contato com o ar, mas seu brilho Ă© tĂ©pido, e nĂŁo dĂłi ou incomoda nada olhĂĄ-lo.
demais características:  criativa, charmosa, audaciosa, indecisa, gentil, inståvel, vaidosa, enciumada, obstinada, expressiva, empåtica, aérea, por vezes insegura, intolerante à rotina, imoderada, calorosa, teimosa, caótica
extracurricular:  jardinagem, xadrez, meditação e harmonização divina
estética:  mehndi, chås e ervas desidratadas, instrumentos de corda, óleos, ornamentos de ouro, pés descalços, bharatanatyam, sorrisos soltos, incensos, lehenga choli, especiarias, coleçÔes variadas, dias ensolarados, cobras do deserto, mel, toques acidentais, nathni, peçonha, pinturas ao ar-livre, kathak, fugas noturnas, tarot, caminhadas
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É penoso ser alguĂ©m cuja fatĂ­dica existĂȘncia pode se extinguir a qualquer instante.
Lady Aishwarya Suryavanshi Ă© a terceira filha e primeira mulher de cinco irmĂŁos, Tariq, Sete e Kanope, este a quem sempre foi mais prĂłxima, e a mais jovem, porĂ©m muitĂ­ssimo adaptĂĄvel, trata-se de Ankita. Cresceu cercada de sol, areia e ĂĄgua salgada, ao limiar do sul de Aldanrae, em Powys, mais apartada, a princĂ­pio, do conflito remanescente ou mesmo das convivĂȘncias atribuladas entre khajols e changelings, com nada alĂ©m de tecidos finos e ouro a enfeitando da ponta da cabeça aos pĂ©s. Porventura, por isto, tenha sido uma criança tĂŁo alheia Ă s realidades, e hoje, uma mulher ainda ligeiramente despretensiosa, embora nĂŁo mais ignorante.
Sua nobre mĂŁe de estirpe khajol, Vossa Senhoria Yunet, Ă© filha do Conde Nejar SalomĂłn, oriunda de Luguya e hĂĄ muito cĂŽnjuge do MarquĂȘs Userkaf Suryavanshi, do qual, apesar de manter elevada posição em relação Ă  esposa, por estĂ­mulos polĂ­ticos e desejo da apropriação da magia que ela poderia ofertar aos descendentes — um preço, dignou-se a dizer na Ă©poca o avĂŽ, conveniente a ambos os lados —, findou-se nos maquinamentos do casamento arranjado. Apesar das riquezas e do tĂ­tulo, o marquĂȘs era, afinal, mero humano, distante do toque divino que fluĂ­a e escorria pelo sangue sagrado de Yunet. Ela o daria o sabor dos sonhos da magia; ele, por sua vez, a influĂȘncia que tanto almejava.
Para o pai, esta criança foi nada além do milagre esperado por anos; finalmente, o sonho materializado em carne embalado em seus braços. Em muitíssimas instùncias eram semelhantes, e quando Aishwarya não estava dançando, pintando ou praticando instrumentos e canto, ambos costumavam comer biscoitos de canela com chås de abacaxi e capim-limão na sacada do palacete, banhados pelo pÎr do sol. Ao contrårio da irmã, que ocupava-se no encalço de Yunet, esforçando-se para ser nada além de receptåculo dos desejos maternais.
Para a genetriz, Aishwarya sempre foi sinĂŽnimo de caso perdido e Ă  medida que as pernas esticavam, sua inadequação apenas se acentuava! Como poderia, afinal, ser tĂŁo distinta de si? Ideias tolas enraizadas na mente e sonhos triviais, que em nada elevariam o prestĂ­gio do nome da famĂ­lia! Ser boa khajol nĂŁo seria suficiente; era imperativo ambição, almejar mais. Um enlace com a realeza, dizia ela com frequĂȘncia, nĂŁo seria de todo mal. E Userkaf, nestas intrigas, com um indiferente erguer de ombros, voltava sua atenção aos documentos espalhados sobre a robusta escrivaninha. Possivelmente, este tornou-se o discurso mais proeminente nos aposentos da pobre garota assim que o primeiro vestĂ­gio de sangue apontou-se nas vestes Ă­ntimas; nĂŁo era mais menina, e, assim, deveria largar os interesses frĂ­volos, e apegar-se, mais do que nunca, Ă  voz da razĂŁo. À voz de sua mĂŁe.
O que martelou, no entanto, foi a voz da morte constante Ă  sua porta. Estava tĂŁo frĂĄgil quanto um pĂĄssaro recĂ©m-caĂ­do do ninho, seu corpo desfeito pelo peso de sua prĂłpria fragilidade. Os lĂĄbios, pĂĄlidos como cera, ressecados como o solo do deserto. Os curandeiros nĂŁo conseguiam identificar a origem exata daquele mal que a consumia silenciosamente, nem compreendiam por que tal enfermidade a assolava de forma tĂŁo singular. Seu pai, desesperado, exigia soluçÔes imediatas; nĂŁo suportaria vĂȘ-la definhar. Para sua mĂŁe, no entanto, uma filha debilitada de nada servia, uma boneca quebrada e tĂŁo somente. Milagre ou mera postergação do destino inevitĂĄvel, uma das inĂșmeras infusĂ”es de ervas e outros ingredientes aos quais somente curandeiros experientes possuem conhecimento suficiente para administrar, revelou-se eficaz. Embora o alĂ­vio fosse efĂȘmero, grande parte dos sintomas dissiparam-se e consegue ficar muito bem no geral, restando, contudo, a persistente exaustĂŁo ao fazer esforço demais, escoamentos/escapes de sangue pelos lĂĄbios e narinas, dificuldades de concentração e, ocasionalmente, lapsos de memĂłria. Mas isso nĂŁo Ă© tudo: o verdadeiro problema reside no fato de que, anteriormente, bastava consumi-las a cada seis meses; mas, com o passar dos anos, essa janela foi se estreitando, as dosagens aumentaram e sua eficĂĄcia declinou, atĂ© que, no presente, o intervalo se reduziu a uma semana. Caso negligencie, o corpo logo desliga e tudo retorna, esmagando-a como uma colossal avalanche. Aishwarya, porĂ©m, prefere nĂŁo se deter muito nesse pensamento; tem plena consciĂȘncia de que o tempo se torna escasso, a areia escoando mais rapidamente na ampulheta, mas enquanto isso estĂĄ destinada a viver — se nĂŁo por muito tempo, que ao menos bem e feliz.
đ–Œđ—…đ—‚đ—Šđ—Žđ–Ÿ đ–ș𝗊𝗎𝗂 𝗉đ–ș𝗋đ–ș 𝗆đ–ș𝗂𝗌 đ˜„đ˜Šđ˜”đ˜ąđ˜­đ˜©đ˜Šđ˜Ž đ–șđ–Œđ–Ÿđ—‹đ–Œđ–ș đ–œđ–ș đ“’đ—źđ˜€đ—źÂ đ’đźđ«đČ𝐚𝐯𝐚𝐧𝐬𝐡𝐱 .
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đ’†đ±đ­đ«đšđŹ .
𝒊 . Aishwarya carrega toda beleza de sua mĂŁe, mas nada de sua essĂȘncia. É uma moça boa e graciosa, com humor afiado e sorriso sempre aberto. Sua saĂșde, frĂĄgil desde os treze anos, foi fonte de apreensĂŁo, rodeada da constante presença de changelings para auxiliĂĄ-la, mesmo Ă  contragosto da progenitora. Foi sua curandeira predileta, Taisling, quem um dia a introduziu Ă  intrigante arte dos venenos — que, em quantias ideais, podem ser uma bĂȘnção, nas erradas, a mais terrĂ­vel das calamidades. Submeter-se sob sua tutela Ă  prĂĄtica do mitridatismo, com a condição coibida, mas ainda delicada, foi mais do que martĂ­rio; foi prova de tenacidade, uma maneira de reafirmar a si que ainda estava de pĂ© e com vida apesar de tudo. Na mesma medida que a prĂĄtica debilitava, cada recuperação a fazia sentir-se mais forte e estĂĄvel, renovando sua confiança naquela matĂ©ria que, mesmo considerada frĂĄgil, revelava-se  Ă  sua prĂłpria maneira uma verdadeira montanha — insubmissa.
𝒊𝒊 . Embora ela goste muito de tecidos brancos, as vestes refinadas dos membros da Casa de Suryavanshi destacam-se por suas tonalidades quentes e vibrantes, com o amarelo, vermelho e laranja em evidĂȘncia, e embora o prata orne, muito vaidosa, Aishwarya adora optar pelo ouro. Em virtude do clima mais tropical do lugar de origem, suas roupas ainda costumam ser confeccionadas em tecidos leves e esvoaçantes, remetendo, em certos casos, a saias e tĂșnicas. Em lugar de couro e metal, a seda e o algodĂŁo sĂŁo o material de preferĂȘncia. Ainda tenta adaptar-se Ă  moda de Aldanrae, mas os julga desconfortĂĄveis e sufocantes.
𝒊𝒊𝒊 . De cabelos longos, escuros e lisos que deslizam alĂ©m da metade das costas, ela exibe olhos grandes de tom avelĂŁ, pontuados por leves nuances esverdeadas que surgem Ă queles que ousam observĂĄ-los de perto. Seus cĂ­lios sĂŁo longos e curvados, emoldurando o olhar de forma delicada. A pele, naturalmente oliva e bronzeada pelo sol, ressalta suas formas graciosas ao longo de seus 1,63m. O aroma Ă© marcado por sĂąndalo e olĂ­bano, fragrĂąncias que, em devoção Ă  sua deusa, costuma aplicar em rituais pessoais e, volta e meia, nos dias comuns. Contudo, seu perfume predileto Ă© feito Ă  base de canela, mirra e resina de pinheiro.
𝒊𝒗 .  Amante da mĂșsica e da dança, talvez encontre nelas o mesmo equilĂ­brio entre o que se espera de sua figura culta e graciosa, e os primeiros lampejos de seus desvios movidos por uma curiosidade genuĂ­na.  A primeira vez que quis frequentar espaços nĂŁo adequados a sua posição, foi pelo som delicado de um alaĂșde solitĂĄrio, que alcançou seus ouvidos mesmo dentro da carruagem. JĂĄ havia dominado muitos instrumentos de cordas, como o guzheng e erhu, suas paixĂ”es particulares, alĂ©m de liras, harpas e vielas, mas nunca ouvira algo como aquilo.
Exasperada pelo interesse, apĂłs quase um mĂȘs, enredou-se numa capa e nas vestes mais modestas que conseguiu arrancar de seu guarda-roupa soberbo. Jovem e desconhecedora das realidades daquele mundo Ă  parte, ousou ir Ă  taverna onde diziam que o dono da melodia certamente se encontrava. Naquela noite, atĂ© mesmo alguns anĂ©is lhe escaparam dos dedos, perdidos sem que ela soubesse como, ou quando derraparam de seus dedos magros. Quando pĂŽde avistar o mĂșsico, percebeu que ele pouco se importava com a sĂșbita aparição de uma nobre mal disfarçada e seus caprichos. Mesmo assim, obstinada, implorou repetidamente que a instruĂ­sse. Noites e mais noites foram necessĂĄrias atĂ© que, enfim, ele cedeu. 
ApĂłs anos de dedicação ao instrumento, em gesto de despedida e agradecimento, ela o presenteou com um alaĂșde feito dos materiais mais nobres, ostentando, no interior da caixa, as iniciais de ambos pintadas por si. Desde entĂŁo, nunca mais viu a figura, mas Ă© principalmente com este instrumento que costuma embalar suas danças e cĂąnticos.
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nebulamorada · 4 months ago
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Tu esposo, Cregan Stark, quien a pesar de su gruesa y estoica constituciĂłn jamĂĄs fue mĂĄs que tierno entre las sĂĄbanas; su gran cuerpo sobre ti brindando proteĂ­nas y calor en lugar de dominaciĂłn mientras ambos hacĂ­an el amor durante las largas noches del invierno.
Tu esposo, Cregan Stark, quien comparte una mirada de complicidad contigo cada que debe irse fuera de Winterfell, sabiendo lo que les espera a ambos en su regreso.
Tu esposo, Cregan Stark, quien luego de unas semanas cumpliendo algunos deberes en el muro irrumpe en sus aposentos compartidos, despidiendo a las damas que te asistĂ­an ordenĂĄndoles cuidar de Rickon y prohibiendoles interrumpir el resto del dĂ­a.
Tu esposo, Cregan Stark, quien acaricia toda la piel que se muestra de tu cuerpo a medida que quita las ropas, completamente desesperado por sentirte de nuevo a su alrededor.
Tu esposo, Cregan Stark, que pasa al menos una hora con la cabeza entre tus piernas una vez te tiene en la cama, después de días que se sintieron como años lejos de ti, de tu calor, de tu olor...de tu sabor.
Tu esposo, Cregan Stark, quien hace que cada quejido y gemido que tengas para decir sea lo suficientemente alto como para que gran parte del castillo lo escuche.
Tu esposo, Cregan Stark, quien no importa como te haya tomado, siempre hace que haya una bañera de agua caliente para cuando terminen, en la que ambos se meten para que él cuide de ti, frotando suavemente la esponja enjabonada contra tu piel, mientras una vez que ordenas tus pensamientos y recuperas la capacidad de decir algo mås que su nombre, estå feliz de responder cada pregunta que tengas de sus días en el muro.
Tu esposo, Cregan Stark, el responsable de que la mañana siguiente tengas a tus damas sonrojadas entre risitas cuando aplican cremas y aceites en tus marcas y chupones.
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kathelovecatsandfeminism · 4 months ago
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A Rainha DragĂŁo - Rhaenyra Targaryen x fem!reader
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Cansados são os ombros da cabeça na qual reside a coroa
Foram essas palavras que pintaram o quadro da posição onde a rainha negra e sua protetora de juramento se encontravam.
Ambas nuas sobre as sedas da cama dos aposentos reais, cercadas de bom vinho, frutas e pão. Banhadas pela luz da lua e do calor das velas que só tornava a noite fresca mais agradåvel. Rhaenyra também achava difícil se incomodar com o frio estando sentada entre as pernas de sua amante, com suas costas coladas aos seios dela enquanto suas mãos calejadas pela espada, porém delicadas, pressionavam tensão nos pontos certos de seus ombros e pescoço. Era bom se entorpecer mesmo que momentaneamente do toque de sua mulher, a fazia esquecer um pouco do caos que lhe pressionava a garganta.
A rainha soltava pequenos suspiros ao passo que ia se desfazendo ao toque quente, tinha um sorriso no rosto, como era raro.
“vocĂȘ me mima e me estraga, preciso recompensa-la, lhe mostrar o quanto a aprecio” o final da frase saiu em uma cadencia menor, pensativa
“nĂŁo seja boba, os menores momentos com vocĂȘ jĂĄ me sĂŁo suficientes, seria quase egoĂ­smo pedir mais” pontou a frase desfazendo um grande nĂł no ombro direito, nyra gemeu aliviada.
“sei disso, minha cara” agora trazia um sorriso travesso no rosto “mas jĂĄ a conheço e estaria mentindo se dissesse que nĂŁo gosta de ser mimada tanto quanto me mimar, querer algo nĂŁo Ă© pecado sabia?” interrompendo a massagem tomou em suas mĂŁos as outras se inclinando mais para atras e inclinado a cabeça, vendo o rosto sonolento de sua amante “poderia lhe ensinar a montar, vejo como seus olhos brilham quando veem um dragĂŁo”
Divertida ela rebateu “achei que apenas Targaryen podem os domar”
“eu estarei ao seu lado, quero lhe mostrar o cĂ©u, o mais breve que a coroa me permitir” fez uma pausa “ou tem medo?”
Antes de responder ao desafio, a cavaleira enfiou o nariz no pescoço da rainha, lhe cheirando a pele e em seguida falando em seu ouvido “nĂŁo temo dragĂŁo nenhum, atĂ© porque jĂĄ monto e domino com maestria o meu” Nyra gargalhou alto se pressionando mais ainda contra ela “ah, sim...e qual seria?”
Deixando um beijo logo abaixo de sua orelha respondeu “a própria rainha dragão, minha mulher”
Ambas jĂĄ nĂŁo aguentavam mais se conter, abruptamente a antiga beleza loira de valiria se virou e se jogou sobre o corpo de sua companheira, nĂŁo perdendo tempo em beijar e engolir seus lĂĄbios, tinha fome.
“achei que estivesse cansada”
“nunca de vocĂȘ”
Se tornaram uma grande bagunça de corpos, mĂŁos inquietas por toda parte, a rainha era feroz, foi preciso empurra-la para trazer sua atenção de volta, resultando em uma adorĂĄvel carranca em seu rosto “nĂŁo seja má” ela pede “entĂŁo me permita cuidar de vocĂȘ” a outra responde.
Suavemente inverteram as posiçÔes, Rhaenyra parecia uma divindade toda esparramada na cama, pernas abertas, braços aos lados, cabelos cobrindo os travesseiros e emoldurando seu rosto. Embora ambas quisessem colar os låbios novamente, havia mais o que fazer. Começou dando beijos molhados no pescoço de sua graça, descendo para a clavícula, se estendendo um pouco nos seios para chupar e morder, logo adorando seu ventre, o marcando com a boca e sem mais demora deu um casto beijo nos låbios de baixo antes de abri-los com os dedos e comer como se não se alimentasse a dias.
Cansados são os ombros da cabeça na qual reside a coroa, mas essa noite a rainha dormiria bem
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letra-vagabunda · 26 days ago
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Ahora todo da igual. Hace mucho las cosas perdieron su significado. Las horas son una inercia interminable en los aposentos de los días del año. El sentir ya no existe, ni la emoción. Incineré los cimientos que alguna vez me ayudaron a construir lo que nuevamente acabó en ruinas.
Camino esta noche por la solitaria carretera que me lleva a todos los caminos. Me encuentro llena de quemaduras, con el pecho abierto y el corazón sangrando en la palma de mi mano. Pernoctaré en este regazo de recuerdos, pequeño hogar de lo que antaño fue la felicidad tocando a mi puerta, la magia bailando un bolero con la nostalgia, la poesía pidiendo un deseo.
Esto también serå pasajero.
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writermani4c · 5 months ago
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Fade Into You [Aemond Targaryen x Wife!Reader]
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Sinopse: VocĂȘ nunca foi uma idiota. O amor era uma fĂĄbula bonita que lhe foi contada por uma mĂŁe amorosa e zelosa, noite apĂłs noite, na esperança que vocĂȘ dormisse sem pesadelos. O seu prĂ­ncipe encantado nĂŁo seria um homem generoso, com um grande coração cheio de amor e promessas, que esclaria a torre mais alta e atravessaria os mares mais revoltos pela graça de ver o seu rosto e a honra de tĂȘ-la como esposa. O seu prĂ­ncipe era um jovem homem de cara franzida, com uma grande cicatriz do lado direito do rosto, longos cabelos prateados e um Ășnico olho azul como o oceano que te recriminou desde o primeiro momento.
O que esperar? Era para ser fluffy, mas... Isso Ă© Aemond, certo? Ele nĂŁo Ă© fofinho, mesmo tendo sentimentos conflitantes por sua esposa. EntĂŁo isso Ă© basicamente familiar.
Notas: Eu nĂŁo escrevo fanfics para o tumblr e essa Ă© a minha primeira vez escrevendo algo sobre meu novo hiperfoco, A Casa do DragĂŁo. Eu nĂŁo tentei passar isso para inglĂȘs ainda porque nĂŁo Ă© um idioma que eu domino (nenhum pouco), mesmo assim, aqui estĂŁo meus pensamentos. Foi inspirado um post de @yangstown que realmente roubou o meu sono, em que Aemond estĂĄ em um casamento arranjado com o leitor e eles nĂŁo sĂŁo exatamente a famĂ­lia do comercial de margarina. Eu nĂŁo o imagino como um marido muito romĂąntico, mas tambĂ©m nĂŁo imagino que o leitor estaria esperando por isso ;) Talvez haja continuação, ou nĂŁo. Espero que isso encontre alguĂ©m que possa apreciĂĄ-lo <3
Se sua alteza real, o príncipe da casa dos draçÔes, uma das mais antigas dinastias da antiga Valiria, exigia, com lågrimas escorrendo pelas bochechas e gritos exaustos, a presença de ambos os pais em seus aposentos, então não havia um só deus ou fera que o impedisse de ter exatamente o que queria. Ainda que deuses e feras não pudessem sentir desprezo maior que aqueles por quem, ironicamente, a criança implorava.
VocĂȘ nunca foi uma idiota. O amor era uma fĂĄbula bonita que lhe foi contada por uma mĂŁe amorosa e zelosa, noite apĂłs noite, na esperança que vocĂȘ dormisse sem pesadelos. Seu pai tambĂ©m tentou manter a farsa por quanto tempo pĂŽde, fazendo todas as suas vontades com um sorriso no rosto, porque ele te amava tĂŁo fortemente como sol. VocĂȘ era a primeira filha, o milagre dourado que reinou na casa da sua famĂ­lia quando ninguĂ©m imaginou que aquela senhora e aquele lorde poderiam ter herdeiros ─ Ă© claro, vocĂȘ nĂŁo foi a Ășnica, sendo seguida por duas irmĂŁs e dois irmĂŁos mais jovens, mas ainda era a primeira criança.
Mas vocĂȘ sabia muito bem que o casamento nĂŁo era como nas fĂĄbulas. O seu prĂ­ncipe encantado nĂŁo seria um homem generoso, com um grande coração cheio de amor e promessas, que esclaria a torre mais alta e atravessaria os mares mais revoltos pela graça de ver o seu rosto e a honra de tĂȘ-la como esposa. O seu prĂ­ncipe era um jovem homem de cara franzida, com uma grande cicatriz do lado direito do rosto, longos cabelos prateados e um Ășnico olho azul como o oceano que te recriminou desde o primeiro momento.
VocĂȘ nĂŁo deveria ter sido dele, mas a guerra estava crescendo.
Os senhores sabiam que deviam escolher com sabedoria a qual lado se aliar e, mesmo discordando a competencia de Aegon II, seu pai era um velho amigo e confidente de Otto Hightower. Quando um amigo lhe pede uma dama respeitĂĄvel, uma jovem saudĂĄvel para criar bons prĂ­nipes e lindas princesas, vocĂȘ oferece sua primeira filha, sua jĂłia mais preciosa, nĂŁo por vontade, mas por dever. Ficou claro que qualquer homem teria apreciado muito mais aquele presente, jĂĄ que seu prĂłprio cunhado nĂŁo te poupou de cada comentĂĄrio “lisonjeiro” sobre sua beleza, sobre a maciez de seu cabelo, o volume agradĂĄvel de seus seios, a graciosidade da sua cintura
 Era enervante, para dizer o mĂ­nimo! E Aemond, seu marido, parecia recolhido em sua prĂłpria solidĂŁo impenetrĂĄvel, agindo apenas como era esperado.
Foi um milagre que ele tivesse tocado em vocĂȘ com delicadeza e nĂŁo com sua aspereza natural na noite em que conceberam seu Ășnico filho, o prĂ­ncipe Aemon — o nome, Ă© claro, nĂŁo foi escolhido por vocĂȘ, mas sim de uma forma que fosse agradĂĄvel para ser pronunciado pelos sĂșditos. Tudo era calculadamente pensado e vocĂȘ sabia seguir o roteiro, fazendo seu filho ser amado mesmo quando as revoltas começaram a se instalar, colocando aquele pequeno rosto bochechudo como a maior esperança de um reino prĂłximo. Quando Jaeherys foi assassinado em sua cama, o povo se agarrou a imagem saudĂĄvel de Aemon como se ele fosse a promessa nĂŁo dita, um prĂ­ncipe forte e saudĂĄvel. 
Os animos estavam alterados, é claro. Era como se tudo tivesse sido virado, alterado. Os guardas não descansavam, os sussurros ficaram cada vez mais altos e ninguém era confiåvel. 
VocĂȘ se mantinha vigilante, Ă© claro, mantendo suas criadas de confiança mais prĂłximas de seu filho do que de vocĂȘ. Elas nĂŁo eram incorruptĂ­veis, mas te respeitavam, afinal todas sabiam que servir vocĂȘ as livrava do infortĂșnio de servir Aegon em seus desejos devassos. Seu cunhado era um rei, mas vocĂȘ era a prĂ­ncesa do povo e haviam limites que ninguĂ©m ultrapassaria, um deles era sua autoridade com seus criados. 
Naquela noite chuvosa, vocĂȘ sabia que Aemon devia estar assustado. Mesmo sendo uma criança tĂŁo jovem, ele nĂŁo era imune ao clima geral.
VocĂȘ nĂŁo esperou entrar no quarto e encontrar Aemond sentado junto com o menino, com o braço protetor ao redor dos ombros pequenininhos. 
Ele levantou o olhar em sua direção, tirando a atenção do livro de contos antigos que lia para o menino. Acenou em sua direção, mas nĂŁo fez mais do que isso. VocĂȘ fechou a porta, adentrando o ambiente com o mĂĄximo de cuidado para nĂŁo abalar a calma de sua criança, cuja mĂŁo pequena agarrava o couro da roupa de Aemond.
— KonÄ«r iksos daor evil bona nyke would daor laehurlion, konÄ«r iksos daor fatigue bona would prevent issa hen fulfilling issa gaomilaksir, disse o cavalheiro — recitou Aemond, enquanto vocĂȘ sentava na poltrona prĂłxima dos dois. — Ao issi issa mērÄ« gaomilaksir se nyke jāhor dƍrÄ« forget ziry. 
Aemon levantou o olhar na sua direção, abrindo um grande sorriso. Aquele sorriso que vocĂȘ se orgulhava de poder colocar em seu rosto.
— Mamãe! — Ele parecia cansado, com os olhos vermelhos de tanto chorar.
— É muito tarde para vocĂȘ estar acordado, menino. — A criança riu com a repreensĂŁo vazia em sua voz, escondendo o rosto no corpo do pai. Ele se parecia muito com Aemond, como todos esperavam que fosse, mas sempre teria o seu sorriso. — AmanhĂŁ, vocĂȘ vai estar mau humorado e isso nĂŁo vai ser desculpa para nĂŁo ir Ă s suas aulas. 
Todos os dias, Aemon tinha aulas para aprender a lĂ­ngua antiga da casa dos Targaryen, para conhecer desde muito jovem os nomes dos seus ancestrais tĂŁo bem quanto conhecia o prĂłprio. Era muito para um menino que havia aprendido a falar a pouco tempo, vocĂȘ sabia, mas nĂŁo importava porque esse era o dever do garoto. Um mero prĂ­ncipe nĂŁo serviria bem Ă  sua casa, ele precisava ser sĂĄbio, valente e forte, mesmo sendo jovem.
Precisava ser como o homem mais velho, que puxava a orelha pequena do garoto para provocå-lo, causando mais uma onda de risinhos felizes. 
O pensamento de Aemon se tornar um espelho de Aemond, um homem tão frio e endurecido pelos próprios deveres, te assustava. A gentileza fria de seu marido não te enganava sobre suas origens, ele não era um homem bom, porque não existem homens bons e vivos na linhagem do trono. 
Às vezes isso era tudo o que vocĂȘ pensava, o que aquela criança seria? Qual seria o seu papel em todas as coisas? Logo Aemon seria muito velho para ser um rostinho sorridente a quem os aldeĂ”es jogavam flores. VocĂȘ estremeceu, o movimento nĂŁo passou despercebido por Aemond, mas ele nĂŁo disse uma sĂł palavra, bem como costumava fazer com uma naturalidade impressionante. 
— Sua mĂŁe tem razĂŁo, vocĂȘ tem muito o que fazer amanhĂŁ. Precisa dormir.
— Não! — O rostinho pequeno se enrugou, contrariado. — Aemon não vai ‘dumi’.
— Ah, mas nĂŁo estamos tentando te convencer, menino. VocĂȘ vai dormir. 
VocĂȘ se aproximou da cama, sentando na outra ponta. Era uma cama muito menor do que sua, em seus aposentos, mas ainda grande o suficiente para que vocĂȘs trĂȘs estivessem acomodados, mesmo que com menos espaço do que vocĂȘ achava necessĂĄrio pela forma como Aemond olhou para vocĂȘ, a expressĂŁo endurecida um pouco surpresa. 
VocĂȘ nĂŁo se importou. VocĂȘ, ao contrĂĄrio dele, estava acostumada a se deitar do lado do seu garoto enquanto o colocava para dormir, se levantando apenas bem depois que ele parecia imperturbĂĄvel em seus resmungos sonolentos. Ele era o intruso! 
— Que tal assim, nĂłs vamos te colocar no ninho? — Os olhos azuis intensos do seu filho encararam os seus com curiosidade. Ele sabia como funcionava aquela “brincadeira”, vocĂȘs faziam aquilo toda noite desde que ele começou a ficar teimoso para dormir. Aemond, por outro lado, franziu o cenho para vocĂȘ. — VocĂȘ quer me ajudar a ensinar seu pai como preparar o ninho?
— Sim! — O menino levantou da cama, pisando nos cobertores com aqueles pequenos pĂ©s de dedos pequenos. Ele se lançou sobre o pai como uma fera. — Levanta, papai, tem que ‘fazĂȘ’ o ninho. 
— O ninho? — perguntou o homem, levantando-se ao comando da criança.
— Ele Ă© um dragĂŁo. — VocĂȘ sorriu sem muito humor na direção do seu marido, sendo apenas sarcastica como sempre. Aemond assentiu, uma exclamação brilhando em sua testa. — NĂłs fazemos o ninho e colocamos o filhote dentro dele, porque estĂĄ muito tarde e Ă© hora do filhotinho ficar protegido. EntĂŁo nĂłs vigiamos o ninho.
— Parece razoĂĄvel. — Ele falava com vocĂȘ, mas seu olhar estava no menino. — EntĂŁo, vocĂȘ vai me mostrar como fazer o ninho? Sua mĂŁe fica brava quando eu faço as coisas do jeito errado. 
O garotinho riu, balançando a cabeça de forma afirmativa.
VocĂȘ franziu a testa. VocĂȘ ficava brava? Todo o seu casamento era pautado em Aemond fazendo uma cara emburrada porque vocĂȘ nĂŁo entendia quando ele falava o Alto Valiriano, ou quando suas roupas nĂŁo agradavam Alicent, que sussurrava algo nos ouvidos do seu marido e isso era o suficiente para que ele passasse todo o tempo olhando reto, te ignorando completamente, e depois desaparecia da sua vista. Aemond nĂŁo gostava quando vocĂȘ ria durante o jantar, normalmente levada por algo que Otto disse a vocĂȘ, tentando te animar um pouco. Aemond se irritava quando Helaena pedia para que vocĂȘ sentasse junto com ela e vocĂȘs duas passavam um bom tempo bordando em silĂȘncio, o que era uma rotina confortĂĄvel entre vocĂȘs, mas que vinha ficando em segundo plano desde que o caos entrou em sua casa. 
Aemond te repreendia, praticamente enjoado por vocĂȘ ser apenas normal enquanto ele era perfeito. 
A Ășnica vez que ele parecia realmente junto a vocĂȘ foi na noite em que estiveram juntos, nos seus aposentos, depois da cerimĂŽnia e do banquete de casamento. Ele te confortou porque vocĂȘ estava tremendo, com os dedos incapazes de desamarrar as fitas nas laterais do vestido branco com aplicaçÔes de esmeralda. Ele te beijou e nĂŁo parecia se importar com isso, com a forma como vocĂȘ suspirou contra os lĂĄbios dele, praticamente rugindo enquanto apertava seu corpo. Ele te confortou antes de entrar em vocĂȘ, tendo a certeza de que vocĂȘ poderia aguentar, que vocĂȘ poderia gostar. E vocĂȘ gostou, tanto que foi frustrante que nunca mais tivesse acontecido. Ele te ignorou completamente depois disso, te olhando uma Ășnica vez apenas na tarde ensolarada em que Aemon nasceu, enquanto vocĂȘ gritava maldiçÔes sendo amparada por sua cunhada segurando sua mĂŁo direita e sua sogra te olhando a uma distancia razoĂĄvel. Ele sĂł entrou quando o menino havia nascido, tomando-o nos braços como se fosse sua posse, o fruto do sacrifĂ­cio de ter se deitado com vocĂȘ uma Ășnica vez e vocĂȘ o odiou por ter te feito sentir tĂŁo insignificante.
VocĂȘ se dedicou a ser uma boa princesa depois disso, mas nĂŁo por Aemond, apenas para provar-lhe que nĂŁo era apenas o Ăștero ofertado a ele. VocĂȘ era nĂŁo seria descartĂĄvel! 
— NĂŁo sou a Ășnica preocupada com a perfeição. — VocĂȘ tentou parecer indiferente, sorrindo para seu filho, mas estava claro que nĂŁo era assim. Estava muito claro que Aemond podia ler suas emoçÔes como um cĂĄlice vazio. — Vamos mostrar como se faz, querido?
Aemon era paciente, guiando as mĂŁos grandes do homem adulto para amassar os travesseiros do jeito certo, enquanto vocĂȘ fez uma trança com duas mantas no tamanho quase exato do seu filho, colocando-a na cama como um delimitador em todo aquele espaço sobrando. Os cobertores foram colocados aos pĂ©s da cama. Tudo estava pronto quando vocĂȘ se afastou, buscando vĂȘ-las com cheiro de flores silvestres. A aromaterapia funcionava com seu filho, com o cheiro certo ele podia se transformar em uma fera mansa, agarrado a sua saia com pedidos suaves para receber aconchego. 
As velas foram acesas perto da cama, mas com uma distĂąncia segura para queimarem sem o risco de causar um incĂȘndio. VocĂȘ tomou Aemon em seus braços, nĂŁo se importando em pedir permissĂŁo para ter seu menino no colo. 
— VocĂȘ estĂĄ pronto? — perguntou baixinho ao menino, que assentiu para vocĂȘ. — Muito bem, entĂŁo eu vou colocar meu filhote de dragĂŁo no ninho.
VocĂȘ colocou o menino na cama, no meio da trança grossa de mantas confortĂĄveis, entĂŁo trouxe os cobertores para cima dele e o envolveu, apertando as laterais para que ele nĂŁo chutasse durante a noite. 
— Agora vocĂȘ pode fechar os olhos e a mamĂŁe vai cuidar de vocĂȘ.
— Papai tambĂ©m — disse o menino.
VocĂȘ torceu o nariz, levantando o rosto para o homem de pĂ© do lado da cama. Aemond olhou para vocĂȘ havia algo diferente de sua escuridĂŁo taciturna, um brilho solitĂĄrio que nĂŁo se parecia com ele, ao mesmo tempo que sim, era exatamente como ele. Silenciosamente, com aquele olhar diligente, ele te pediu permissĂŁo.
Aquele era o seu territĂłrio. Um dragĂŁo saberia disso.
Seu coração aqueceu com o reconhecimento, a centelha de algo que parecia com validação. 
— Se o papai quiser ficar, entã-
— Quero ficar. — A pressa em sua voz parecia uma emergĂȘncia. — Por favor.
Era como se ele tivesse se transformado secretamente, assim como fez em seu quarto. VocĂȘ sentiu tontura, sentando na beirada da cama para nĂŁo arriscar cair de joelhos. Seus olhos o estudaram e vocĂȘ assentiu devagar, deixando-o se esgueirar para o outro lado da cama tambĂ©m. Aemon, no meio, parecia imensamente feliz.
Ele era feliz, todos sabiam disso. NĂŁo era atoa que ele era o Ășnico que podia entrar nos aposentos de sua tia, passando horas nos braços da mulher enlutada, e ele havia caĂ­do nas graças de Alicent, sua avĂł, quando nem mesmo seus filhos pareciam tĂŁo queridos pela mesma. Mas sua pouca idade nĂŁo fazia de Aemon totalmente imune a situação de vocĂȘs dois, entĂŁo, vĂȘ-los chegarem a harmonia sobre algo, era algo novo. Ele parecia nĂŁo se aguentar enquanto olhava de um para o outro, sendo envolvido pela atenção de ambos daquela forma. 
— Agora vocĂȘ precisa dormir — pediu o homem.
— Mais pertinho!
— Ele Ă© sempre tĂŁo exigente? — perguntou Aemond, olhando para vocĂȘ com um meio sorriso. Um meio sorriso? 
— O tempo inteiro. VocĂȘ saberia se viesse aqui quando ele estĂĄ acordado.
Se percebeu a farpa em sua voz, Aemond desviou como um eximio cavalheiro.
— VocĂȘ parece territorial quando pode passar o tempo com sĂł com ele. — Deu de ombros. — Normalmente eu te espero sair do quarto e venho vĂȘ-lo.
— VocĂȘ vem?
Ele te olha com um sorriso idiota no rosto, se acomodando perto do seu filho. VocĂȘs dois o fazem, meio alheios aos prĂłprios movimentos quando envolvem a criança o suficiente para que ele se sinta confortĂĄvel para fechar os olhos e se aconchegar. 
— VocĂȘ parece surpresa.
— Eu estou. — O sorriso dele aumenta e vocĂȘ teria lhe batido, se isso nĂŁo fosse perturbar a quietude de seu filho. — VocĂȘ vem vĂȘ-lo?
— Todas as noites. Às vezes ele percebe, mesmo dormindo, e Ă s vezes nĂŁo. — Com o polegar, Aemon afasta uma mecha selvagem de cabelo prateado do rosto do seu menino. — O sono dele Ă© tĂŁo pesado quanto o seu. Eu vou embora pouco depois de amanhecer.
— VocĂȘ passa a noite aqui?
— Está começando a parecer que me acha um pai reprovável, minha esposa?
Não tanto quando um marido reprovåvel, mas sim. 
VocĂȘ engolhe suas palavras, embora elas fiquem lĂĄ, como um expectador oculto. Ele sabe, Ă© claro. NĂŁo lhe passou despercebido, nenhuma sĂł vez, o quĂŁo vocĂȘ Ă© infeliz desde o dia em que foram unidos em comunhĂŁo. VocĂȘ, uma lady tĂŁo sorridente, com olhos de corsa e uma voz tĂŁo suave, vocĂȘ que fazia os olhares de todos se virarem em sua direção sĂł de entrar em uma sala, vocĂȘ que era como o melhor vinho e era nĂŁo muito secretamente cobiçada atĂ© mesmo por lordes muito mais velhos, com suas aparĂȘncias enrugadas e desgastadas, praticamente salivando pelo viço das suas mĂŁos delicadas.
Aemond odiou a atenção ao seu redor. Ele odiou de forma pouco saudĂĄvel, Ă© claro. SĂł de estar na sua presença, ele queria cortar a garganta do prĂłprio irmĂŁo por nĂŁo conseguir tirar os olhos de vocĂȘ, que nem mesmo parecia se importar enquanto ria de algo que lhe foi dito. 
Aemond sabia que, se lhe fosse dada a escolha, vocĂȘ teria escolhido outro. Qualquer homem jovem, forte e com uma boa aparĂȘncia. VocĂȘ nĂŁo era ingenua, entĂŁo teria escolhido alguĂ©m de boa famĂ­lia, talvez um Stark ou Lannister. Um dos malditos filhos da Rhaenyra poderiam ter sido a sua escolha, se lhe fosse oferecido. Aegon, com todo o seu jeito libertino e conduta imperdoĂĄvel com as mulheres, teria te divertido a ponto de vocĂȘ se esquecer o quĂŁo nojento ele poderia ser. Isso o enjoava, o fato de nunca ser a escolha Ăłbvia, mesmo da mulher que havia tomado como esposa. 
— VocĂȘ tem um jeito estranho de demonstrar seu apreço. — VocĂȘ parecia estar dentro da cabeça dele, lendo as veias tortas que direcionavam seus pensamentos. — Mas ele ama vocĂȘ. Fico feliz de saber que Ă© reciproco. 
— Ele Ă© meu dever.
VocĂȘ revirou os olhos de forma irritada. Aemond nĂŁo entendeu, franzindo o rosto.
— Ele Ă© o meu dever. Meu Ășnico filho, o meu sangue, tudo o que realmente importa e tudo o que sei que posso perder em um piscar de olhos. Mal posso dormir pensando que eu posso ser o culpado por algo que possa lhe acontecer. — Aemond quase nĂŁo respirou, cuspindo as sombras em seu coração na sua direção, pouco se importando com sua expressĂŁo perturbada. — Ele Ă© a primeira pessoa com quem sei que nĂŁo posso falhar. E vocĂȘ vem em seguida, porque eu sei que seriam as suas mĂŁos a me fazer sangrar se algo acontecesse ao nosso garoto. NĂŁo importa a forma que eu demonstro isso, Ă© a forma como Ă©. 
— Eu não quero que algo aconteça com o menino.
— Eu tambĂ©m nĂŁo. Perco o ar quando penso que poderia ter sido ele, se nĂŁo tivessem encontrado o quarto vazio.
VocĂȘ sentiu aquela sensação claustrofobica de lĂĄgrimas se aproximando. Aemon estava dormindo agora, tĂŁo quieto e imperturbĂĄvel que parecia um anjo, o som suave da sua respiração era um presente, um acalento quando vocĂȘ queria desabar. Mesmo assim era difĂ­cil nĂŁo sentir o coração se quebrar ao pensar que foi apenas sorte.
Naquela noite em particular, o menino parecia testar sua paciĂȘncia e nĂŁo havia como fazĂȘ-lo descansar. VocĂȘ perguntou se ele ficaria quietinho se fosse levado para os seus aposentos e isso o animou. Se vocĂȘ nĂŁo tivesse levado Aemon consigo para o outro lado da torre, na caminho inverso ao que os assassinos de Jaeherys tomaram, teria sido seu filho a morrer sozinho em um quarto escuro. O pensamento nĂŁo saiu da sua cabeça, como tudo era uma questĂŁo de escolhas cegas naquele jogo de tabuleiro invisĂ­vel no qual vocĂȘ se movia. 
A mĂŁo surpreendentemente quente tocou o seu ombro e vocĂȘ olhou para frente, para cima da cabeça de seu filho, fitando aquela testa franzida de preocupação e compreensĂŁo. Ele sabia tambĂ©m. Ele se culpava. Ele te agradecia por todas as coisas pequenas que vocĂȘ nunca percebeu que estava fazendo. VocĂȘ derreteu, aceitando seu toque. 
— Não chore, por favor. 
— O que nĂłs vamos fazer? — VocĂȘ perguntou com um sussurro quase inaudĂ­vel. 
— Vamos protegĂȘ-lo.
— E se não for o suficiente?
— Eu te dou a minha vida como promessa. — Ele nĂŁo tremeu ou hesitou em suas palavras. — O meu sangue e a minha carne pela de vocĂȘs. 
VocĂȘ acreditou em suas palavras, nĂŁo por amor, mas porque era tudo o que poderia fazer, porque nĂŁo podia duvidar do quanto ele amava aquela criança ou o quanto sentia gratidĂŁo por vocĂȘ tĂȘ-la dado a ele. Aemond envolveu o braço por cima do corpo sonolento de sua criança, tocando a sua cintura, te trazendo para perto, estreitando o ninho de dragĂŁo que vocĂȘs criaram.
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marrziy · 9 months ago
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Lucifer Morningstar x Male Reader
"Afago ao rei deprimido"
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‱SĂ©rie: Hazbin Hotel
‱GĂȘnero: romance/sad
‱Sinopse: Uma vez por semana vocĂȘ comparece Ă  morada do orgulhoso chefĂŁo do inferno para exercer sua função de alma acorrentada. VocĂȘ Ă© o servo das sextas-feiras e o Ășnico com acesso aos aposentos pessoais dos Morningstars. Em um desses dias de faxina, vocĂȘ acaba sendo vĂ­tima da fragilidade de Lucifer.
‱Palavras: 1.6k
3° pessoa - presente
Falar pra vocĂȘs que fiquei mais de 1h tentando decidir se escrevia LĂșcifer com ou sem assento (pelo nome original do personagem ser sem, deixei o "u" carequinha mesmo, mas Ă© bem capaz de eu surtar depois de postar e editar tudo đŸ€)
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Diante do Ășltimo cĂŽmodo a ser limpo, vocĂȘ contrai as pĂĄlpebras e suspira audivelmente, hesitando antes de bater com os nĂłs dos dedos na madeira. Longos segundos depois, a voz de Lucifer ecoa atravĂ©s da porta.
VocĂȘ tem que decifrar as palavras do rei, que se embolam e soam abafadas. VocĂȘ presume que ele estĂĄ com o rosto afundado no travesseiro, daĂ­ os grunhidos sem sentido.
Por garantia, vocĂȘ se apresenta — Sou eu, senhor
 M/n. Posso entrar? – jĂĄ Ă© noite, vocĂȘ passou o dia todo tirando poeira dos mĂłveis intocados, concretizando mais um dia sendo refĂ©m de um acordo que vocĂȘ sequer fez. Todo o seu autocontrole Ă© usado naquele instante para manter a voz pacĂ­fica. — SĂł falta o seu quarto para que eu finalmente possa ir embora.
Mas as palavras
 essas vocĂȘ nĂŁo controla.
VocĂȘ nĂŁo sabe, mas sua sinceridade Ă© a principal razĂŁo pela qual Lucifer te mantĂ©m por perto e te dĂĄ acesso ao ninho onde ele se afoga em melancolia.
Assim como ele tambĂ©m nĂŁo sabe que o seu motivo para ser tĂŁo sincero Ă© a falta de necessidade que vocĂȘ tem de acariciar o ego dele e o prazer que vocĂȘ sente em nĂŁo fazer isso.
A tranca gira e lĂĄ estĂĄ ele, abatido, sorrindo fraco para vocĂȘ. — Porra
 jĂĄ se passou uma semana? Eu nem percebi. Pra mim vocĂȘ tinha vindo aqui ontem. – um riso soprado escapa de Lucifer.
O riso mais infeliz que vocĂȘ jĂĄ ouviu.
— NĂŁo vou demorar. – sua resposta Ă© simples e sua face neutra. Quando o dono da porra toda te dĂĄ espaço, vocĂȘ entra arrastando um aspirador Ă  esquerda e carregando um espanador Ă  direita, dentro de um cesto embaixo do braço, que vocĂȘ usarĂĄ para levar a roupa suja atĂ© a lavanderia.
— Sem pressa. – Lucifer volta para a cama e se senta na beira do colchão, com os joelhos separados e os cotovelos repousando nas coxas, encarando o chão enquanto apoia o queixo nas mãos. Ele aparenta estar aguardando sua deixa, mas na verdade, está desfrutando da sua companhia.
— Eu tî com pressa.
— Eu ordeno que não esteja.
VocĂȘ bufa, odiando como sua frieza nĂŁo surte efeito nele.
A melhor opção para vocĂȘ, dadas as circunstĂąncias e seus objetivos, Ă© investir no silĂȘncio, anormalmente fĂĄcil de manter.
Seu foco principal Ă© a enorme estante de livros, que se estende por toda a parede extensa daquele quarto exageradamente grande.
Entretanto, sua concentração ao retirar os livros das prateleiras Ă© completamente desviada por um olhar penetrante. Lucifer encara fixamente as suas costas, implorando por uma brecha, clamando por sua atenção. — O que foi? – vocĂȘ gira os calcanhares para encarĂĄ-lo, incapaz de executar suas funçÔes com o diabo te fitando com tanto afinco.
— Eu sou um bom pai? – Lucifer, que costuma ser tĂŁo barulhento, sussurra com embargo na voz. A dĂșvida, que o consumia mais a cada amanhecer infernal, nunca foi expressa em voz alta, e quando finalmente falada, fez subir toda a amargura pela garganta. — VocĂȘ sabe de boa parte das coisas que rolaram por aqui. Eu sou um puta boca aberta e
 de acordo com as coisas que eu te contei e as que vocĂȘ presenciou
 – Lucifer impede as lĂĄgrimas de rolarem ao esfregar o antebraço nos olhos marejados. Ele desvia o olhar, tentando disfarçar o prĂłprio estado. — VocĂȘ diria que fui um bom pai para a Charlie?
Talvez vocĂȘ devesse ser mau.
Ter nascido no inferno nĂŁo Ă© um castigo, Ă© uma pĂ©ssima circunstĂąncia. VocĂȘ nĂŁo estĂĄ pagando por pecado algum, apenas teve o azar de conhecer esse mundo apĂłs uma decadente dona de terras se apaixonar por um fracassado e dar sem proteção. O tĂŁo almejado demĂŽnio dos sonhos nĂŁo era angelical o suficiente e nĂŁo assumiu a prole. Sua mĂŁe, carregando vocĂȘ dentro de si, dormia nas ruas, Ă s vezes tĂŁo fora de si que ocupava espaço nas calçadas. Lucifer tropeçou nela em um dia qualquer, ele literalmente tropeçou no corpo faminto da sua mĂŁe no chĂŁo e, como quem nĂŁo quer nada, ofereceu moradia e trabalho.
Mas o diabo faz acordos, não caridade. Ele queria, além da alma dela, a sua.
Quando sua mĂŁe morresse, vocĂȘ seria dele, e quando aconteceu, tudo mudou. VocĂȘ naturalmente se sentiu revoltado, pois nĂŁo pediu nada daquilo, e fazia questĂŁo de deixar claro o quanto estava cagando para o tĂ­tulo do ser que tinha posse sobre vocĂȘ, mas ainda assim, o obedecia, afinal, vocĂȘ Ă© dele
 Ao atingir a maioridade, a liberdade nunca esteve tĂŁo distante.
Sua acidez e palavras afiadas, no fim, sĂł fizeram Lucifer expressar mais domĂ­nio sobre vocĂȘ, exigindo sua companhia com mais frequĂȘncia, tanto que apĂłs Lilith sumir e Charlie seguir os prĂłprios sonhos, momento em que a maioria dos funcionĂĄrios foram mandados embora e a presença dos empregados passou a ser semanal, inclusive a sua, ainda lhe Ă© dada exclusividade.
VocĂȘ Ă© o Ășnico que quase viu Lucifer chorar.
— Quando Lilith estava aqui, diria que vocĂȘ era o melhor pai do mundo. – um mĂ­nimo sorriso nostĂĄlgico estica os lĂĄbios de Lucifer. Suas palavras despertam um calor doloroso no peito do governante. — Mas agora, vocĂȘ estĂĄ tĂŁo ausente. Me arrisco a dizer, senhor, que vocĂȘ nĂŁo conhece a sua filha alĂ©m da versĂŁo dela de sete anos.
VocĂȘ esperava vĂȘ-lo emputecido, com chifres e olhos vermelhos. No entanto, a figura poderosa deita no macio da cama, encolhendo-se nas cobertas.
VocĂȘ nĂŁo tem dever afetivo algum com ele e quer se sentir feliz com seu desamparo.
Mas apenas sente pena.
— Eu nĂŁo culparia vocĂȘ, pelo menos nĂŁo totalmente, assim como tambĂ©m nĂŁo julgaria a sua filha caso ela cortasse laços. – por fim, vocĂȘ se volta Ă s prateleiras novamente. — De qualquer forma, foda-se o que eu penso. Eu nĂŁo sou ninguĂ©m, minhas palavras nĂŁo devem ter valor pra vocĂȘ.
VocĂȘ nĂŁo sente mais os mirantes de Lucifer queimando sua forma e segue com a que veio. Ainda assim, com a mente avoada, distante do que estĂĄ fazendo, presa na interação recente, remoendo, principalmente, sua reação a tudo isso.
Por que vocĂȘ nĂŁo estĂĄ contente com a desgraça de quem faz da sua vida um mero adereço?
E por que isso tem que ser uma questĂŁo? Por que Ă© tĂŁo difĂ­cil de ignorar?
— Deita comigo. – a voz de Lucifer, rouca e mansa, chicoteia seus ouvidos.
Confuso, vocĂȘ franze as sobrancelhas. — o quĂȘ? – sua surpresa Ă© tĂŁo acentuada que quase te leva a rir. Um sorriso incrĂ©dulo enfeita seu rosto no tempo em que vocĂȘ encara o nada, sem coragem para se virar e enfrentar o diabo.
De costas, vocĂȘ Ă© mais valente.
— Falei pra vir deitar comigo. – Lucifer repete com a mesma calmaria e firmeza. — Juro que nĂŁo vou fazer nada, sĂł quero alguĂ©m aqui comigo
 quero vocĂȘ aqui. – ele aperta o edredom no espaço vazio ao lado, como se o fato de estar vazio e ter apenas a roupa de cama para segurar fosse o problema.
Ouvindo pela primeira vez, vocĂȘ sentiu raiva, mas na segunda, suas bochechas esquentaram. — NĂŁo! – na sua cabeça, soou decidido, mas veio frĂĄgil e incerto.
Sua alma Ă© dele e vocĂȘ ousa nergar-lhe?
— Perdão
 eu dei a entender que estou pedindo? – o tom de Lucifer, apesar de gentil, gela a espinha. — Estou mandando, M/n.
VocĂȘ nĂŁo quer vĂȘ-lo estressado. Ele nunca perdeu a linha contigo ao ponto de gritar com fogo nas ventas ou avermelhar o olhar, mas vocĂȘ jĂĄ presenciou essa versĂŁo do supremo orgulhoso e estremece ao se imaginar sendo alvo do fogo de Lucifer.
— TĂĄ. – seu bufar nĂŁo Ă© discreto, denuncia a sua frustração com ĂȘxito.
Ao se redirecionar, vocĂȘ quase desmonta com a visĂŁo e se pergunta por que o teme.
Lucifer, aninhado entre os lençóis de seda vermelha, olha para vocĂȘ com as esferas brilhantes, mordendo o lĂĄbio inferior em anseio, quase explodindo ao ver vocĂȘ se aproximar dele na enorme cama. O majestoso bate freneticamente com a palma da mĂŁo no lugar vazio, te convidando a se apressar para ocupar o espaço ao seu lado.
— VocĂȘ Ă© tĂŁo bobo. – Ă© o que vocĂȘ diz enquanto deita, tentando impedir uma risada de escapar, e atĂ© consegue, mas o preço Ă© um sorriso largo, tĂŁo sincero que vocĂȘ nĂŁo segura.
— E ainda mando e desmando nessa birosca todinha! – Lucifer aponta para si mesmo, exibindo os dentes com um sorriso orgulhoso.
— Continua sendo bobo. – vocĂȘ quase ronrona enquanto se aconchega no colchĂŁo bizarramente confortĂĄvel, mas fica imĂłvel e cora quando seu olhar cruza com o de Lucifer. VocĂȘ poderia sĂł presumir que ele Ă© um poderoso excĂȘntrico e ficar na sua, mas as sobrancelhas caĂ­das dele, que transformam o sorriso vibrante em um sorriso abatido, te induzem a perguntar. — Por que cĂȘ tĂĄ me encarando assim?
— Nada demais
 sĂł tĂŽ acostumado a deitar aqui, olhar para o lado e nĂŁo ver ninguĂ©m
 – Lucifer entrelaça os dedos com os seus, unindo suas palmas e as repousando no travesseiro. — Mas agora tem vocĂȘ.
Quando vocĂȘ entende o que estĂĄ acontecendo, o coração bate pesado. — Eu
 eu nĂŁo sou ela.
— Eu sei. Lilith nĂŁo estĂĄ mais aqui
 – uma lĂĄgrima, Ășnica e solitĂĄria, trilha caminho na bochecha pĂĄlida de Lucifer, encerrando sua jornada na maçã vermelha. — Eu tĂŽ cansado de ser forte
 – a mĂŁo trĂȘmula dele sobe pelo seu corpo e para na sua cintura, fazendo pressĂŁo na curvatura.
Ele teme que vocĂȘ suma.
VocĂȘ retribui o sorriso que Lucifer insiste em manter, e quando ele te abraça com força e entrelaça as pernas nas suas, vocĂȘ aceita e o conforta, estando ali, pela primeira vez, como alguĂ©m, e nĂŁo como algo.
— Por favor
 – Lucifer soluça, encharcando sua camiseta. — Me permita ser fraco
 só hoje! Me deixe ser vulnerável

VocĂȘ nĂŁo sabe para quem ele implora.
Mas vocĂȘ estĂĄ lĂĄ.
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jvrpvz · 2 months ago
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Virginia Woolf, Sobre estar enferma (trad. J. P.) [...] la literatura hace cuanto le es posible para sostener que le concierne solo aquello con respecto al pensamiento; que el cuerpo no es mĂĄs que una lĂĄmina de liso cristal a travĂ©s de la cual el alma mira directa y claramente y, salvo una o dos pasiones, como el deseo y la codicia, es nula, insignificante e inexistente. Mas, por el contrario, su envĂ©s es lo verdadero. Todo el dĂ­a y la noche entera, el cuerpo interviene; se despunta o se afila, se colorea o descolora, se convierte en cera durante la canĂ­cula de junio, se fragua hasta convertirse en sebo en la lobreguez de febrero [...] Se desestiman las grandes guerras que el cuerpo, en la soledad de sus aposentos y con el espĂ­ritu como su esclavo, libra por sĂ­ mismo, sea contra el asalto de la fiebre o la llegada de la melancolĂ­a [...] no sĂłlo necesitamos de un nuevo lenguaje, primitivo, sutil, sensual, obsceno, sino una nueva jerarquĂ­a de las pasiones: el amor debe ser depuesto en favor de una temperatura de 104 grados; los celos deben dar paso a los tormentos de la ciĂĄtica; el insomnio debe desempeñar el rol del villano y el hĂ©roe ha de convertirse en un brebaje blanco de dulce sabor [...] Hay, confesĂ©moslo (y la enfermedad es el gran confesionario) una franqueza infantil en la enfermedad; se dicen cosas, se sueltan verdades que la cautelosa respetabilidad de la salud oculta [...] No conocemos nuestras propias almas, y menos aĂșn las almas de los demĂĄs [...] En cada uno hay un bosque virgen, enmarañado, carente de senderos; un campo de nieve donde incluso la huella de las patas de los pĂĄjaros es desconocida. Y aquĂ­ vamos, vamos solos, y es mejor asĂ­. Tener siempre compasiĂłn, estar siempre acompañados, siempre ser comprendidos serĂ­a intolerable. En la salud, empero, es necesario mantener la apariencia de buen humor y renovar el esfuerzo –comunicarse, civilizar, compartir, cultivar el desierto, educar a los nativos, trabajar juntos de dĂ­a y distenderse de noche. En la enfermedad esta simulaciĂłn o fingimiento, cesa [...] Normalmente, mirar al cielo durante un tiempo prolongado es imposible. Los peatones se verĂ­an impedidos y desconcertados por quien observase al cielo con un carĂĄcter pĂșblico [...] Ahora, convertidos en hojas o margaritas, tumbados, yacentes, mirando fijamente hacia arriba, descubrimos que el cielo es algo tan diferente de esto que realmente es un poco chocante [...] Examinemos la rosa. La hemos visto florecer tantas veces en vasijas, la hemos relacionado tantas veces con la belleza en su plenitud, que hemos olvidado cĂłmo se yergue, quieta y firme, durante toda una tarde en la tierra. Guarda una actitud de perfecta dignidad y posesiĂłn de sĂ­ misma. La difusiĂłn de sus pĂ©talos es de una firmeza inimitable. Tal vez ahora una caiga deliberadamente; ahora todas las flores, las voluptuosas pĂșrpuras, las cremosas, en cuya carne cĂ©rea una cucharita ha dejado un remolino de jugo de cereza; gladiolos; dalias; lirios, sacerdotales, eclesiĂĄsticos; flores con sus primorosos cuellos de cartĂłn teñidos de damasco y ĂĄmbar, inclinan suavemente sus cabezas hacia la brisa –todas, con excepciĂłn del pesado girasol, que orgullosamente reconoce al sol al mediodĂ­a y tal vez a medianoche impugne a la luna. AllĂ­ estĂĄn; y es de estas cosas, las mĂĄs apacibles, las mĂĄs autosuficientes de todas aquellas de las que los seres humanos se han hecho compañeros; ellas, que simbolizan sus pasiones, adornan sus fiestas y yacen (como si conocieran la pena) sobre las almohadas de los muertos. Es maravilloso contarlo [...] las personas viven en el campo para aprender la virtud de las plantas. Es en su indiferencia que son reconfortantes.
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