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Cuando los Museos empezaron a hablar sobre cuestiones de género
En estos días con el cierre temporal de nuestros museos por la pandemia del coronavirus, viene siendo noticia que muchos de ellos se han visto obligados a modificar sus calendarios y a posponer algunas de sus grandes muestras. Tal es el caso de la exposición Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931) programada en el Museo del El Prado entre los meses de marzo y septiembre de 2020. Presentada por su director, Miguel Falomir como la “apuesta más ambiciosa del Museo del Prado hasta la fecha por dar visibilidad a las mujeres, tanto en su condición de artífices, como de “sujeto” de la pintura”. Por primera vez una muestra, realizada principalmente con fondos propios “aborda el papel de la mujer en el sistema español de arte en el siglo XIX y los primeros años del siglo XX”. En palabras de El Prado, la exposición “(...) A través de un recorrido estructurado en dos grandes ámbitos, permite, en primera instancia, reconocer la imagen de la mujer que el Estado legitimó mediante premios, exposiciones y museos, así como el lugar que ocupaba en la sociedad. Y a continuación, y gracias a la exhibición de algunas de las obras de artes plásticas más importantes producidas por mujeres en la centuria antepasada en España –ordenadas en ámbitos que analizan las distintas dedicaciones que estas desempeñaron–, ofrece un mapa básico sobre el papel subsidiario que el sistema concedió a las mujeres. La exposición también muestra el camino, a veces épico, que algunas mujeres debieron recorrer hasta librarse de las ataduras impuestas a su género”.
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Foto: Vida de Madrid
Parece que fuese esta una nueva moda, la de reivindicar el papel de las mujeres en el arte, pero cabe preguntarse ¿Cuándo empezaron los Museos a enfrentarse a cuestiones de género? 
Hay que decir que la imagen de la mujer en el arte ha sido y es un asunto de interés y análisis de los feminismos. Prueba de ello es que desde hace más de cuarenta años la crítica se ha venido enfrentando a la cuestión de cómo debe ser representada la mujer y más aún, cómo debe serlo por las propias mujeres. 
Movimiento de Liberación de la Mujer
Fueron a principios de los setenta, las artistas feministas vinculadas al entonces emergente Movimiento de Liberación de la Mujer, en inglés Women Liberation Movement-(WLM) las primeras en cuestionarse el modelo normativo de representación de lo femenino. Una de las primeras en tratar el tema de la visibilidad femenina en el arte y en cuestionarse las bases del discurso tradicional, fue la historiadora del arte estadounidense Linda Nochlin, autora del famoso artículo  Why have been no great women artists? publicado en 1971 (texto revisado en Mayo de 2015 en ArtNews por la propia autora). En su ensayo, Nochlin arremete contra las estructuras de la propia institución artística, poniendo en entredicho paradigmas como el del genio, el artista o el propio ideal de feminidad, los cuales eran a sus juicio modelos propios del discurso de poder- entendido este como el del hombre blanco y de clase media o superior, modelos culturalmente establecidos y en los que se halla el origen de la postergación de la mujer a un plano secundario en el arte. Nochlin defendía que institucionalmente se impidió a la mujer alcanzar el éxito o las dotes artísticas en condiciones de igualdad con el hombre. Poniendo como ejemplo que no fue hasta finales del siglo XIX que las estudiantes de la Royal Academy de Londres fueron admitidas en las clases de dibujo del natural, e incluso después, según recogía Nikolaus Pevsner en 1940, “ los modelos debían estar parcialmente cubiertos”.  
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Los académicos de la Royal Academy (1771-72). Johan Joseph Zoffany (Frankfurt 1733-Londres 1810) En el cuadro todos los participantes aparecen presentes en la escena excepto Angelica Kauffmann (1741-1807) y  Mary Moser (1744-1819) quienes por razones de decoro se muestran retratadas en sendos cuadros en la pared. Fuente: Royal Collection Trust. 
Herstory 
El trabajo de Linda Nochlin continuó a lo largo de la década de los setenta y en 1976, junto a la también historiadora del arte Ann Sutherland Harris, co-comisariaron en las salas del County Museum of Art de Los Ángeles (LACMA) la exposición Women Artists 1550-1950, cuyo catálogo fue referencia fundamental para el desarrollo de una historia del arte escrita desde una perspectiva feminista. 
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Women Artists: 1550-1950, Octubre 1977 a Noviembre 1977 
(Image: PHO_E1977i026_bw_SL3.jpg photograph, ) 
Fuente: Brooklyn Museum
La exposición venía a responder a la muestra  Art and Technology. Memoria del Programa Art and Technology del LACMA Los Angeles County Museum of Art, 1967–1971, comisariada por Maurice Tuchman, famoso por haber incluido en su proyecto a artistas entonces emergentes como James Turrell o Robert Irwin. El hecho de que entre los más de ochenta artistas invitados, entre ellos,  John Baldessari, Christo, Richard Serra, Walter de Maria, Jean Dubuffet, Dan Flavin, Donald Judd, Bruce Nauman o Richard Serra, no se hubiese incluido a mujer alguna y que la portada del catálogo apareciese ilustrada con unos cincuenta rostros exclusivamente masculinos, desencadenó numerosas protestas contra la alarmante política sexista que venía manteniendo la dirección del museo. 
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Portada del Catálogo Women Artists 1550-1950
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Portada de Art and Technology. A report on the Art and Technology Program of the Los Angeles County Museum of Art, 1967–1971 por Maurice Tuchman
Nochlin y Sutherland Harris se pusieron en marcha y comenzaron las reuniones con la dirección del LACMA. Se habían propuesto llevar a cabo una gran exposición, fruto de la primera investigación importante sobre un nutrido grupo de mujeres (más de ochenta de doce países diferentes entre Europa y América, desde el Renacimiento, hasta el siglo XX), atendiendo así a la demanda del movimiento de reivindicación feminista de la herstory (una historia del arte escrita desde la perspectiva feminista). Aspiraban a llenar el vacío dejado por la historia del arte tradicional, así como a identificar en la obra de dichas mujeres el llamado “fenómeno de la diferencia” o la idea de la existencia de unos rasgos comunes en la obra de las mujeres, una suerte de proliferación de núcleos centrales, óvalos, esferas, etc., relacionados con las formas del cuerpo femenino y la estructura de la vagina.   
La exposición se inauguró en diciembre de 1976, de ahí viajó al Art Museum of Texas en Austin, al Museo de Arte de la Carnegie Institute en Pittsburgh y finalmente al Museo de Brooklyn.
Los  Women Studies
Por las mismas fechas surgían en muchas de las importantes universidades de Estados unidos los primeros Women Studies (programas de estudios sobre la mujer), siendo el ejemplo más carismático el del California Institute of the Arts-CalArts, creado y dirigido por Miriam Shapiro y Judy Chicago, quienes  ya habían coordinado cursos similares en la Universidad de San diego La Joya y en la California State University, Fresno, respectivamente. El programa de CalARts estaba diseñado para acoger a un reducido grupo de mujeres con inquietudes similares, vinculadas a proyectos feministas y a los llamados political, social, opinionated, community, gender o women issues (asuntos o cuestiones). En 1972 Shapiro y Chicago, junto a un grupo de estudiantes del programa, llevan a cabo uno de los proyectos feministas más célebres de los setenta, el llamado Womanhouse proyect. Realizado en una vivienda abandonada de Hollywood, en él las estudiantes transformaron cada habitación, en instalaciones donde el argumento de fondo era la experiencia femenina, ya fuese la menstruación, la maternidad, el papel de la mujer en el hogar o la contribución al mantenimiento de la familia. Otros proyectos análogos serán Feminist Studio Workshop de Los Ángles o el proyecto Womanspace en Culver City.
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Abajo la portada del Catalogue Womanhouse. Judy Chicago y Miriam Schapiro frente a la puerta del edificio. Diseño Sheila de Bretteville. (Valencia: Feminist Art Program, California Institute of the Arts, 1972).
Fotografía Donald Woodman. Courtesy of Through the Flower archive
Fuente: Brooklyn Museum
Gran Diosa Madre
Paralelamente un número considerable de mujeres artistas dedicarán también importantes esfuerzos a recuperar iconografía y rituales vinculados a lo femenino, como es el culto a la Gran Diosa Madre (Great Goddess), divinidad femenina símbolo de la esencia de lo femenino, vinculada a la fuerza creadora y al mito cosmogónico del origen del mundo. Así se producirá un boom de mujeres artistas que crearán obras y series de trabajos inspirados en rituales dedicados a divinidades y alegorías femeninas. Tal es el caso de artistas como Donna Hennes o de la cubano-americana Ana Mendieta quién a principio de la década de los ochenta realizó una serie de obras rupestres en el Parque Nacional de Escaleras de Jaruco en Cuba, donde recuperaba la iconografía de la cultura prehispánica Taina. 
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Ana Mendieta. Itiba Cahubaba (Esculturas Rupestres), 1981 [Old Mother Blood (Rupestrian Sculptures)] Fotografía en Blanco y Negro
Fuente: Galerie Lelong & Co
Con el paso del tiempo muchas de estas iniciativas feministas de la década de los setenta y comienzos de los ochenta fueron criticadas por ofrecer una visión ingenua y simplistas del tema, lo que les llevará ser definidas como esencialistas.  Así Proyectos como Women Artists a pesar del enorme interés, para algunas autoras, caía en el atribucionismo tradicional y continuó reforzando la idea preconcebida de la incompatibilidad entre mujer y genialidad artística (Patricia Mayayo).  Mientras, otras voces consideraron que los women studies no hicieron sino generar situaciones de división en las universidades, así como los llamados sectores de color, criticaron el carácter excluyente y elitista de proyectos como la muestra Women Artists donde solo aparecían representadas mujeres occidentales y blancas. 
Continuará... 
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