#amparo soler leal
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Las bicicletas son para el verano (1984)
#jaime chávarrri#ntfx#amparo soler leal#agustín gonzález#victoria abril#gabino diego#fernando fernán gómez#aurora redondo#alicia hermida#guillermo marín
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Women today just won't stay home!
What Have I Done to Deserve This? (¿Qué he hecho yo para merecer esto!!), Pedro Almodóvar (1984)
#Pedro Almodóvar#Carmen Maura#Luis Hostalot#Ángel de Andrés López#Gonzalo Suárez#Verónica Forqué#Juan Martínez#Chus Lampreave#Kiti Mánver#Sonia Hohmann#Cecilia Roth#Miguel Ángel Herranz#Amparo Soler Leal#Katia Loritz#Ángel Luis Fernández#Bernardo Bonezzi#José Salcedo#1984
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¿Qué he hecho yo para merecer esto! (Pedro Almodóvar, 1984)
#¿qué he hecho yo para merecer esto!#Qué he hecho yo para merecer esto#pedro almodóvar#almodóvar#pedro almodovar#almodovar#carmen maura#1984#quote#kitchen#clean#What Have I Done to Deserve This?#What Have I Done to Deserve This#que he hecho yo para merecer esto#Amparo Soler Leal
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Mi hija Hildegart
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Alberto Closas y Amparo Soler Leal en “La Gran Familia”, 1962
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CINE EXPRESS: “El crimen de Cuenca”
CINE EXPRESS: “El crimen de Cuenca”
Helena Garrote Carmena Año: 1979País: EspañaDirección: Pilar MiróActores: Daniel Dicenta, José Manuel Cervino, Guillermo Montesinos, Amparo Soler Leal, Héctor Alterio, Mary Carrillo.Género: Drama – crimen – justicia. Basada en hechos reales Censurada hasta 1981, esta cruda película española de la pionera Pilar Miró, habla del abuso del fuerte sobre el débil, de la impotencia frente a la…
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Nacional III (Luis García Berlanga, 1982)
TODO parece indicar que Berlanga emprendió el tercer episodio de esta informal serie con reticencia, si no con desgana, y que decidió dar el paso a instancias de sus productores, lógicamente deseosos de conservar cuanto fuese posible la gallina de los huevos de oro, que estaba resultando lo que ya se llama, con pedantería que no casa con las películas a las que se aplica, la «trilogía nacional» de Berlanga, y que alguno ha osado, incluso, alegremente, comparar con los «Episodios Nacionales», de Galdós. No hay para tanto, como el propio Berlanga, menos fatuo de lo que tratan de hacerle sus aduladores, es el primero en advertir.
Supongo que ni los promotores de la serie ni Berlanga —al fin activo, valorado y comercialmente seguro— lamentarán el éxito que parece haber saludado Nacional III (1982); de hecho, en vista de la acogida crítica que ha tenido, sospecho que los únicos que no podamos adherirnos al coro de apologistas seamos, precisamente, cuantos pudiéramos considerarnos responsables de haberle incitado a seguir contándonos las trapisondas de la familia Leguineche. Tal vez, en el fondo, porque Berlanga, que ha tenido que aguantar más que ninguno de nosotros a sus integrantes, estaba ya harto de ellos, y —pese a acceder por segunda vez a continuar su historia— quería acabar de una vez por todas.
Si tal era su intención, le felicito. Por mí puede abandonar a los Leguineche para siempre: el propio Berlanga ha puesto fin a mi interés por ellos con Nacional III, a mi entender la más endeble de las tres películas a ellos dedicadas, la que con más generalizado desprecio les trata, la que menos se preocupa por narrar algo que se parezca a una historia. De no ser Berlanga un autor poco propenso a prodigarse y a la hiperactividad, se podría creer que Nacional III era el producto de las prisas y la indiferencia del artesano que fabrica películas en cadena, sin pensar lo que va a hacer ni ocasión o deseo de modificar el guion (aunque sea una hipérbole llamar así a lo sirve de pobre sustento a Nacional III, por mucho que sea fruto de la enésima colaboración del director con Rafael Azcona).
Porque, a fin de cuentas, Nacional III es más todavía que Tras la pista de la Pantera Rosa (1982), de Blake Edwards, algo así como un «trailer» aquejado de elefantiasis (más de hora y media es mucho para autopublicidad retrospectiva), una serie de chistecitos o viñetas asainetadas, que pretende enlazar el esbozo de una trama que, si parte de algún sitio (unos personajes conocidos por el público), no llega a ninguna parte, sino que difumina, emborrona y volatiliza en la inexistencia unos seres que, como criaturas de ficción, habían llegado a tener cierta vitalidad. No es casual, en este sentido, que Luis Escobar —aquí más cerca del pesado Don Baldomero que del ingenioso marqués de Patrimonio nacional (1981)— pierda el protagonismo que adquirió en la segunda entrega —para mí, con mucho, la mejor de todas, y lo mejor que ha hecho Berlanga desde El verdugo (1963)—, y que lo ceda, en buena parte, a un López Vázquez lamentable, más triste y aburrido que nunca, a un Ciges que parece confinado a una monótona imitación de sí mismo, y una Amparo Soler Leal cuya reconciliación con López Vázquez marca el punto de inflexión de la película y el comienzo del fin de los Leguineche, sumidos en una torpe e inverosímil tentativa de evasión de divisas tan laboriosa como poco divertida.
Si la gracia de estas películas residía en sus personajes, y Berlanga los borra, y el interés de la serie se debía a la historia que, elípticamente y a retazos, se contaba mediante aquéllos, y en Nacional III la narrativa se diluye, se comprenderá la decepción que para mí ha supuesto esta tercera parte, inferior incluso a la primera, y que enlaza con ella por su tono despectivo, esquemáticamente caricaturesco, fácilmente cruel y un tanto embarullado, muy diferente del que engrandecía la segunda (que, por lo que se ve, es ahora la que casi todos consideran fallida). No quiere esto decir, por supuesto, que Nacional III sea una mala película, ni que Berlanga haya perdido facultades: lejos de ello, hace alarde de virtuosismo en numerosos planos-secuencia de complejidad abrumadora, de su soltura para mover la cámara alrededor de un montón de actores y figurantes, de su inventiva para escribir diálogos absurdos, etc. Además, la película ofrece muchas oportunidades para reírse (al menos, en su primera mitad). Lo que sucede es que de Berlanga se puede esperar más, y como él no va a exigírselo a sí mismo, tenemos que pedírselo los demás. Esperemos que la próxima película, ya sin los Leguineche, no tarde mucho en llegar, y que cuente con un buen guion.
Miguel Marías
Revista “Casablanca” nº 25, enero-1983
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LA GRAN FAMILIA Y SU SAGA
A PUNTO DE PERDER A CHENCHO…
Hay películas que, independientemente del valor que tienen en sí mismas, adquieren en determinadas épocas del año mayor valor especialmente desde que la televisión llegó a todos los hogares. Son películas que se sobredimensionan en esos días y sin importar su antigüedad se siguen viendo con una gran audiencia. Es el caso de las películas de ese género de terror que se centran en las fechas cercanas a Halloween; es el caso de los péplum, con Ben-Hur a la cabeza, en los días de Semana Santa y es el caso, sobre todo, de ¡Qué bello es vivir! en las fechas navideñas. En nuestro país hay una película que también se sobredimensiona en las Navidades sin ser genuinamente una película navideña y que, curiosamente, dio lugar a una pequeña saga como apéndice al éxito inicial. De esa película, de esa saga, del contexto en que se realizaron, de las connotaciones políticas, ideológicas o artísticas que las acompañaron y hasta de algunos problemas de género que hoy hubieran dado lugar a un cierto escándalo, a LA GRAN FAMILIA en definitiva y a la cohorte que la siguió, vamos a dedicar este capítulo.
No ha sido muy estudiado el papel de la familia en el cine español. Posiblemente sea Manuel Jesús González Manrique (confieso que no tengo ninguna relación con el autor) el que en “La descomposición de la familia tradicional en el cine español de la transición”, haya profundizado más en este aspecto.
Por encima de familias tan idealizadas políticamente como la de Raza, González Manrique hace un recorrido por el cine español desde el final del franquismo hasta la actualidad desde la visión que el cine ha dado de la familia. Así destaca El espíritu de la colmena, 1973, de Víctor Erice, en la que la tradicional familia homogénea de las películas aparece desarticulada “pues cada uno de sus componentes vive en espacios y tiempos diferentes sin posibilidad de contacto con el resto”.
Dos años después en pleno 1975 José Luis Borau, en Furtivos llega al límite de la descomposición con la presencia de una madre posesiva (una magnífica Lola Gaos) y con un final terriblemente escabroso.
No se olvida el autor de una película (¿ficción o documental?) de 1976: El desencanto. Jaime Chavarri rueda a la familia Panero, una familia de la burguesía de provincias en franca decadencia y muestra unos personajes que se expresan en un auténtico delirio psicodramático que llega a estremecer a veces al espectador. La descripción de la familia no pudo ser más brutal, pero absolutamente real, en esta película.
González también destaca entre otras, Las largas vacaciones del 36, de Jaime Camino, 1976, ambientada en la guerra civil. En 1979 Carlos Saura realiza una de sus grandes películas: Mamá cumple 100 años, con las obsesiones y los conflictos en torno a una madre muy longeva y así llega en su estudio a 1982 con la gran película de Manuel Gutiérrez Aragón Demonios en el jardín.
Pero donde, según González, se palpa mejor la decadencia de la familia tradicional es en la trilog��a de Luis García Berlanga: La escopeta nacional (1978), Patrimonio nacional (1981) y Nacional III (1982) en torno a la familia Leguineche. Todo es disparatado en una familia que ve transcurrir la muerte de Franco y la llegada de la democracia con el miedo de que sus antiguos privilegios desaparezcan por completo. Personajes extremadamente absurdos y vitriólicos se suceden en una trilogía encabezada por el padre de la familia: el Marqués de Leguineche interpretado antológicamente por Luis Escobar. Por encima de la comedia extrema queda el retrato decadente y amoral de una clase social que no sabe cómo afrontar la nueva realidad.
Es un gran estudio el que realiza de la familia española a través del cine. Personalmente y sin enmendarle la plana al otro Manrique añadiría una película con fecha de realización anterior el estudio indicado y filmada casi al mismo tiempo de la que vamos a hablar a continuación: en 1961 Berlanga realiza Plácido, el más completo estudio de la España del franquismo con la presencia de diferentes familias que evocan una España muy diferente a la de La gran familia. El desfile de las familias de Plácido supone la más cínica, ácida y corrosiva descripción de la familia española de la época, en la que no se salvan ni clases sociales ni ideologías y que nos dejó aquella demoledora letra de un antiguo villancico, censurada en su día: “… porque en esta tierra ya no hay caridad, ni nunca la ha habido, ni nunca la habrá”.
Tan solo un año después de Plácido se filma La gran Familia, la película que representa el lado completamente opuesto de la comedia de Berlanga: una película nacida políticamente desde dentro del régimen y cinematográficamente derivada de la comedia italiana de los años 50.
La gran familia es la película más propagandística del régimen franquista en su etapa desarrollista; si Raza constituyó un argumentario reaccionario para justificar la guerra, más de 20 años después, cuando el turismo y la emigración laboral estaban transformando el país, se realiza una película que alaba la situación española (todo es modélico y perfecto) y eleva la familia multinumerosa como un elemento esencial del sistema (el contrapunto actual de la natalidad indica que a día de hoy solo se contabilizan en España unas 150 familias con más de 10 hijos).
El 16 de Abril de 1962 se promulgó la ley 1/1962, sobre Régimen Laboral de Ayuda Familiar, donde se ofrecía ayudas a las familias numerosas (los que vivimos aquellos años recordaremos las imágenes del dictador, en el NODO o en la televisión, entregando los premios anuales a la natalidad). Curiosamente al final de ese año se estrenó en Madrid La gran familia después de haber pasado sin el más mínimo problema la censura y ser declarada además “Película de Interés Nacional”. Creo que no hay nada más que añadir a su origen “político”.
Cinematográficamente se había producido un intento en España de copiar la comedia costumbrista italiana de segunda clase de los años 50 (nada que ver con Monicelli, Comencini o Zampa) por medio de productores como Dibildos. Se consiguieron éxitos como Las chicas de la Cruz Roja o El día de los enamorados. Un joven productor como Pedro Masó se hizo eco de esta línea de realización y se planteó filmar una comedia sobre una familia numerosa. Logró una ayuda de más de 6 millones de pesetas con un casting de primera categoría donde destacaba Alberto Closas que cobró prácticamente un 20% del presupuesto (llama la atención al revisitar la saga la adicción al tabaco que muestra en las tres películas en las que participa; desconozco si en el guion era una característica del personaje o fue realmente algo intrínseco al actor. Posiblemente fuese esto último pues Alberto Closas falleció en 1994 de un Cáncer de pulmón…). Amparo Soler Leal, José Luis López Vázquez y el gran Pepe Isbert en una de sus últimas películas y poco antes de participar en El verdugo completaban los papeles principales. Además, entre los 15 hijos aparecían algunos jóvenes que luego iban a tener largo recorrido en el cine y teatro español como Jaime Blanch, María José Alfonso, Maribel Martín o Pedro Mari Sánchez. También aparecían habituales secundarios, como se etiquetaban entonces, del cine español de aquellos años como Erasmo Pascual, José Orjas o Jorge Rigaud.
La unión de ambos factores, el político y el puramente cinematográfico dio lugar a la película a la que hoy prestamos atención: La gran familia. La dirección se la encargó Masó a Fernando Palacios, un sobrino de Florián Rey, un artesano del cine con experiencia en el medio como ayudante de dirección de su tío o de Ladislao Vadja. La realidad es que Palacios no ofreció resultados de calidad en sus películas y ahí dejo alguno de sus títulos: Tres de la Cruz Roja, El día de los enamorados, Vuelve san Valentín o Marisol rumbo a Rio. Palacios, al menos, dominaba el medio con suficiente eficacia y consiguió varios éxitos comerciales. Falleció prematuramente como consecuencia de una crisis cardiaca cuando contaba solo 49 años, el día del estreno de la segunda película de esta saga (La familia y uno más).
La gran familia se estructuró en base a 19 personajes: el matrimonio (Closas y Soler Leal), 15 hijos, el abuelo (Isbert) y el padrino (López Vázquez). El guion se dividió en tres partes que integraban diferentes pequeñas historias y sketches, todo en tono blanco, blanquísimo y de una pulcritud absoluta en situaciones y personajes. La primera parte fue descriptiva con los roles de la época muy definidos en cuanto a la situación familiar, el trabajo del padre pluriempleado, las tareas de la madre exclusivamente en el hogar y la presentación de varios de los hijos; la segunda parte estuvo dedicada al veraneo de toda la familia y la tercera, la más conocida, se desarrolló en torno a la Navidad con un componente dramático: el extravío de Chencho, el hijo de 2 años, en la Plaza Mayor de Madrid con un abuelo consternado y angustiado que repetía una y otra vez la llamada a Chencho que con la voz de Pepe Isbert dotaba a la situación de un mayor grado de ansiedad y sadismo (según las referencias, al niño para que llorara en los planos a filmar le decían que le iban a poner una inyección… sadismo de plató). La resolución del caso, con uno de los hijos solicitando a un Rey Mago (Jorge Rigaud) en un centro comercial que no le trajeran juguetes a cambio del retorno de su hermanito es todo un exceso sentimentaloide. En la película se mezclan religión, proteccionismo estatal y bonhomía familiar nada creíble en una familia de un aparejador multiempleado con unos roles perfectamente establecidos del esposo y la esposa. En definitiva, un canto al estado protector perfecto y a la procreación indefinida ya que en la última secuencia la madre anuncia que nuevamente está embarazada en una película exenta de cualquier acercamiento sexual o erótico entre la pareja. En resumen, la comedia más “blanca” de todo el cine español.
La película se estrenó en Diciembre de 1962 y estuvo en cartel prácticamente un año y con la llegada de la televisión se ha convertido en un clásico que las nuevas generaciones han visto en las vacaciones navideñas.
El éxito de la cinta hizo que 3 años después con el mismo equipo se realizara la segunda película de la saga: LA FAMILIA Y UNO MÁS. Bueno, el mismo equipo no, porque al abuelo y a la madre los dan en la película por fallecidos. Pepe Isbert falleció en 1966 y me imagino que no estaría ya para mucho ajetreo con niños el año anterior. El caso de Amparo Soler Leal es muy curioso y hoy habría dado lugar a una buena crónica sobre machismo. Al plantearse la segunda película la actriz solicitó un caché igual al de Albero Closas. El productor se negó y la solución fue drástica: como al final de la primera película se dejaba a la madre embarazada (no sabemos si en previsión de que ocurriera esto) aparece una nueva hija, la número 16, mientras que se recuerda que la madre murió en el parto.
Mientras que La gran familia funcionaba con eficacia en su relato por encima de sus blandenguerías sentimentaloides, esta segunda de la saga es falsa y absolutamente carente de un guion coherente. Dirigida también por Fernando Palacios muestra una sucesión de sketches sin gracia alguna y algunas pretendidas historietas sentimentales en torno al viudo que no llegan a cuajar. Todo se lleva al paroxismo desde un histriónico padrino López Vázquez al límite hasta un Pedro Marí Sánchez insufrible. Esta segunda película confirma un personaje que en la primera ya llama la atención: una de las hijas entre 9 y 12 años se dedica exclusivamente a ayudar en la casa, se responsabiliza de atender a sus hermanos y ni siquiera va al colegio. No sé cuál es el mensaje que querían transmitir los guionistas con esta niña masoquista, pues el resto de los personajes femeninos, en un ideario absolutamente machista, solo persiguen encontrar novio. Un detalle curioso que muestra cómo el régimen estaba intentando abrirse a algunas de las realidades de España es la aparición de un autobús con una pancarta en la que se lee con claridad VISCA CATALUNYA (solo un año después apareció la nueva Ley de Prensa también conocida como Ley Fraga por el Ministro que la impulsó y que relajó parcialmente la censura).
Tendrían que pasar 14 años más (1979) para que Pedro Masó retomase de nuevo esta familia y colocándose él detrás de las cámaras realizar un bodrio absoluto: LA FAMILIA BIEN, GRACIAS. Se pasa del blanco y negro al color, se pasa de unos personajes y unas situaciones edulcoradas a otras historias más en consonancia con la nueva realidad española y se tira nada menos que de Rafael Azcona para que participe en el guion. No sé cuál sería el grado de aportación del mejor guionista español pero el resultado de la película es todavía peor que el de sus dos hermanas mayores, lo que ya supone un enorme demérito.
Siguen Closas y López Vázquez desfilando como jubilados sin techo por las casas de varios de los hijos, desde una ricachona casada con un intransigente miembro del Opus Dei a una feminista abortista, desde una monja a un dueño de una casa de citas. Todo es un horror que tuve que sufrir en varias dosis pues contemplar los 90 minutos seguidos es una sofisticada tortura.
Afortunadamente no he logrado ver la cuarta y última película de la saga, LA FAMILIA 30 AÑOS DESPUÉS, pues según las críticas que he localizado es aún más deplorable que las anteriores y no sé si hubiese tenido valor para verla. En 1999 de nuevo Pedro Masó rescata a la misma familia en una película para TV con idea de convertirla en serie no concretada finalmente y en la que solo se conservan algunos personajes como el padrino (José Luis López Vázquez) y alguno de los hijos ya talluditos, como los interpretados por María José Alfonso, Jaime Blanch o Pedro Mari Sánchez y con la ausencia de Alberto Closas que había fallecido 5 años antes.
Con esta película terminó una de las escas sagas del cine español que en su caso, como en la mayoría, no gozaron de gran fortuna y es que nuestro cine no ha sido muy dado a derivar personajes o historias en una secuencia al estilo que se da en el cine norteamericano. Solo destacaría por su calidad o por el éxito que tuvieron en su día las sagas de REC con cuatro títulos, la de los Leguineche de Berlanga con tres cintas, las 3 de El Crack de Garci o las 5 de Torrente de Santiago Segura. Desde luego me quedo con alguna de ellas antes que con esta insufrible familia que hoy nos ha ocupado pero que al menos nos ha permitido conocer algunos aspectos del cine español.
18/12/2020
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#milagrosleal nació el 2 de diciembre de 1902. #actrizespañola Se inicia en el teatro siendo aun una niña con la Compañía de Loreto Prado y Enrique Chicote y ya a temprana edad comienza a cosechar éxitos sobre el escenario, como el alcanzado con la obra Champán. En 1923 pasa a trabajar junto a Catalina Bárcena y Gregorio Martínez Sierra, hasta 1930 y en 1934 crea su propia compañía. A lo largo de una trayectoria que se prolonga durante seis décadas, se consolidaría como una de las grandes damas de la escena española del siglo XX, con éxitos notables como Las mariposas son libres. En cine debuta en 1928 y su trayectoria, a diferencia de la teatral, circula en torno, casi siempre, a papeles secundarios, aunque de sólida factura. Su hija, Amparo Soler Leal, nacida de su matrimonio con el también actor Salvador Soler Marí, continuó la tradición artística familiar. #interpretesespañoles #escenaespañola (en Getafe, Madrid) https://www.instagram.com/p/B5lYbI8ogE1/?igshid=rvk86vnzelxi
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Films watched in 2021.
262: Patrimonio Nacional (Luis García Berlanga, 1981)
★★★★★★☆☆☆☆
#Films watched in 2021#Patrimonio Nacional#national heritage#1981#berlanga#luis garcía berlanga#luis garcia berlanga#seis#comedy#satire#sequel#Luis Escobar#José Luis López Vázquez#Amparo Soler Leal#Luis Ciges#Agustín González#Chus Lampreave#family#spain#money#leguineche#smoke#interiors#animals#cows
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#movies#retrato de familia#Antonio Giménez Rico#Antonio Ferrandis#Amparo Soler Leal#Mónica Randall#Miguel Bosé#1976
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Vamos a ver qué nos ha dejado este día en nuestro pasado. 1813.- Se publica un bando por el cual se establece que los gastos del Cuerpo de Serenos deberá de ser sufragado por los vecinos de Madrid mediante impuestos. 1866.- Fallece en Madrid el escritor, historiador y periodista Modesto Lafuente y Zamalloa. 1868.- Se celebra la última misa de la iglesia de Santa María de la Almudena. 1878.- El anarquista Joan Oliva, intenta de manera frustrada, acabar con la vida de Alfonso XII a pocos metros de donde años después se atentará contra la vida de su hijo. 1885.- Nace en Madrid el escritor y abogado Luis Araujo Costa. 1942.- Nace en Madrid el abogado, empresario y académico, Gregorio Marañón y Bertrán de Lis, II marqués de Marañón. 1958.- Nace en Madrid Eduardo Rodríguez Clavo, batería de la banda Gabinete Galigari. 1962.- Se estrena en Madrid la película “Con faldas y a lo loco”. 1967.- Se estrena la nueva sede de la Real Academia Nacional de Farmacia. 1977.- El Gobierno y la oposición firman Los Pactos de la Moncloa, el primer gran acuerdo económico y social de la democracia española. 2013.- Fallece la actriz madrileña Amparo Soler Leal
via DE MADRID A LA NUBE
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Hoy se ha emitido el último programa de “Juego de niños”. (18:30 a 19:00 tve1 )Dirigido por Miquel Obiols y presentado por Amparo Soler Leal (54). En el programa de hoy han intervenido Martirio y Pedro Almodóvar. Echaremos de menos a los Gallifantes - Sábado, 04 junio 1988
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