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Silent Hill, el pueblo maldito

Silent Hill es un pueblo asentado en los alrededores del lago Toluca, en Estados Unidos. Su nombre se debe a que la tribu nativa que residía en ese lugar, consideraba estos terrenos como sagrados y también como el hogar de "los espíritus silenciosos", a los cuales solían rendir tributo con rituales y sacrificios. Siendo así, el pueblo siempre tuvo esta presencia sobrenatural que se fue alimentando de los sucesos que construyeron su historia hasta la actualidad. Como cualquier localidad, Silent Hill enfrentó momentos prósperos y adversos, en menor o mayor medida. Su historia está formada por el desarrollo de un sistema económico y comercial autosuficiente y exitoso, gracias a su privilegiada geografía. Pero también por una epidemia que arrebató varias vidas, demasiadas por allá en el siglo XVIII, obligando a los fundadores a huir de la devastación. Casi cien años después, estas tierras fueron usadas como una colonia penal. Ahí, el régimen penitenciario obligaba a los reos a realizar trabajos forzados, sometiendoles muchas veces a castigos y maltratos físicos. Muchos fallecían de hambre, enfermedad, falta de asistencia médica, fatiga por exceso de trabajo, o incluso morían en intentos de fuga. Así fueron las cosas por dos décadas, hasta que una nueva epidemia azotó estos terrenos, convirtiéndolo una vez más en un pueblo fantasma. El descubrimiento de depósitos de carbón, consiguió que Silent Hill fuera repoblado una vez más, pero justo por aquel tiempo se desataba en Estados Unidos una guerra civil que continuó regando de sangre y lágrimas esta tierra corrompida. Y así le sigue un largo etcétera a la lista de sucesos trágicos que cargaron de energías malignas a este pueblo maldito. Silent Hill se convirtió en un pueblo turístico por su alto valor histórico. Se construyeron museos, teatros, parques de atracciones... Pero seguían ocurriendo muertes inexplicables, desapariciones y avistamientos de seres extraños en el lago. Fue por este periodo en que surgió un grupo que se hacía llamar “La Orden”, un culto religioso que basaba su fe en las antiguas creencias de los nativos, y que con la simple idea de que las desgracias cesarían en tanto rindieran tributo a los dioses, consiguieron sumar una gran cantidad de fieles, hasta el punto en que La Orden dominó la mayor parte del pueblo. Hace cuatro décadas atrás, la sacerdotisa al mando estaba convencida de que la realización de un ritual de inmolación en una mujer con poderes sobrenaturales, traería al Dios a este mundo, provocando así el apocalipsis que elevaría a los fieles al Paraíso. Ofreció en sacrificio a su propia hija de tan sólo 7 años y la crueldad de aquel acto fue la gota que rebalsó el vaso. No nació el Dios aquel día, pero definitivamente cambiaron las cosas. Los espíritus fragmentaron el pueblo en tres dimensiones: En una se mantuvo la realidad impávida, con sus desapariciones y sucesos extraños, pero nada fuera de lo común hasta el momento. En cambio las otras dimensiones, conocidas como el Mundo de Niebla y el Otro Mundo, ofrecían una versión muy diferente, mucho más hostil y horrible de la realidad. Ahí es donde fueron a parar todos los seguidores de La Orden, pero ellos no fueron los únicos condenados. Las almas se reúnen aquí para saldar sus cuentas y hacer frente a sus peores pesadillas. Bienvenidos a Silent Hill, un infierno hecho a tu medida.