#algunos tenéis una hostia en toda la cara
Explore tagged Tumblr posts
Text
Se vino el drama MANDAMDNSN sea fuerte mami, hágale pues ❤️🩹 (vuestro tipo de chicos son latinos así que)
.
#la vdd chicas - algunas los tenéis bien puestos#yo a la mínima mando al chaval a tomar x el culo#hay unos mínimos - soy tu novia y no los cumples? allí tienes la puerta#en fin ánims noies ❤️🩹#lo malo es conocer a los novios maridos o rolletes#algunos tenéis una hostia en toda la cara#el lobo estepario en su último vídeo hablando de lo egoístas que son los leo ♌️#jurao#no por nada#lo de la astrología es para reírse un rato#pero hay patrones comunes 😂😂😂😂#lo son#tengo un amigo en clase y salió con una tía del mismo recinto y tela#es buena chavala pero volvemos a lo mismo - ir al psicólogo no iría mal#algunas ACOSÁIS a estos pobres chavales#ves de cada cosa que flipas#dejar a la gente en paz#si no os quieren pues ya está#se acabó lo que se daba#no vayáis de víctimas x la vida ni sobando a la gente#a algunos no nos gustan las grandes muestras de afecto delante de todo Dios - están bien en un 1% de los casos#aparte yo y mi amigo somos gente fría - según con quien estés eres un oso cariñoso#pero morrearte en medio de la clase por la cara va a hacer que se sienta incómodo#OBVIAMENTE#🙄🙄🙄#no agobiéis a la gente tío#en privado todo y más pero C A L M A#hay gente con la que sales un mes (no es mi caso pero es un ejemplo) y te lloran 3 años#de veritat que NO CAL !!!!#😂 en fin dramas ajenos que me tocan la moral
301 notes
·
View notes
Text
Capítulo III: Carretera y mocos
29 de enero de 2017: De San Luís Obispo a Los Ángeles
El cuarto día de ruta lo estrenaba despertándome entre mocos y australianos en el Hostel de San Luís Obispo. Me duché y, en un intento por socializar, bajé a desayunar con los integrantes de esa comuna. Tardé un café en salir por patas. En el comedor se había abierto un debate sobre las fronteras y la libertad de movimiento del ser humano. Todo muy intenso y filosófico para una persona que se encuentra como el puto culo. Así que no medié palabra, me largué. De hecho me faltó salir corriendo, en serio. Ahora que lo veo con perspectiva entiendo que no fue porque la conversación sobre las medidas de Trump no me interesaran lo más mínimo. Era todo mucho más básico y sencillo. Estaba viviendo “ese día, un día de mierda pero necesario y de lo más natural
Os cuento. A medida que pesaban los primeros días me iba invadiendo el miedo. Sí, miedo. No se… Pensaba en qué haría todos estos días yo sola, echaba MUCHO de menos todo lo que tengo en casa y estaba sensiblona. Y de mala hostia, ambas cosas. Le he bautizado como “EL día”, porque por más que sea uno de los peores días del viaje, es el más necesario. Es el punto más bajo, de ahí siempre se va para arriba. Y sin duda, mi cuarto día fue “ese día”. Contado esto continúo.
A los cinco minutos de salir, estaba parada en el lateral de una carretera llamando a mi madre al borde del llanto porque no sabía qué gasolina poner. Sí, así de triste. Estaba desesperada porque me encontraba FATAL (también fue el peor día de mi constipado) y no quería hablar ni con los de la gasolinera, por miedo a que se me pusieran trascendentales como los del Hostel. Qué gil. Por suerte mi madre estaba al otro lado del teléfono para ayudarme.
La pobre tuvo que llamar a Alamo para preguntar qué gasolina llevaba mi coche… todavía me meo imaginando esa conversación. ¡Qué grande eres mama! ¡Te quiero a más no poder!
Lo bueno es que dos rancheras después (es lo que escuchaba en la radio antes de sintonizar las cadenas de LA) ya había recuperado un poquito mi integridad y mi humor y estaba de camino a Santa Bárbara. Y en una de estas (que me pillan a menudo) giré el volante en una salida en la que creí leer “Prismo Beach”. Era Pismo Beach, y suerte que paré. ¡Fue toda una sorpresa! Pismo es una especie de Salou de California, solo que con muchos, muchísimos surferos que aprovechan la más mínima marea para regalarse en el mar. ¡Tan espectacular y relajante! Os animo a hacer zoom en la foto y descubrir que esas mil manchas que se ven son gente esperando su ola.
Foto de rigor hecha, me fui directa a una gasolinera. Y tras pelearme con el surtidor durante cinco minutos de reloj, me armé de valor y entré a pedir ayuda. Y cómo no; la realidad me llamó gilipollas a la cara, porque lo que me encontré fueron dos chicos encantadores que me contaron ABSOLUTAMENTE todo sobre cómo poner gasolina en USA. Que, por cierto, no tiene ningún misterio. Solo que ese día necesitaba que me lo explicaran todo pastadito, poco a poco y con una sonrisa en la cara. Y así fue.
Lo primero que hice cuando tuve el depósito lleno fue llamar a mi madre y echarme a reír admitiendo que estaba teniendo un día tonto. Le dije “Vale, ya tengo la gasolina y aquí delante hay un outlet, así que voy a comprarme algo y para paliar el mal rato que he pasado”. Soy así. Tosca.
Os cuento todos esos detalles para que sepáis que lo más normal cuando viajas solo es que te bloquees, que sientas pena, que eches de menos, que quieras meterte en la cama y no salir. Es normal, y por surte no dura más de 3 o 4 días.
A partir de ese momento mi viaje cambió. Os lo juro. Fue como el punto de partida real de esta aventura. Desde que me puse a reír yo sola dándome cuenta de que soy humana, todo cambió. Supongo que yo quería ser esa tipa que sufre cero y que disfruta desde el momento 1. Y vi que no, que era como todo hijo de su madre. Y eso lejos de cabrearme ha hecho que vuelva mi buen humor.
Uf qué transcendental y qué pesada. Parezco los del Hostel (¡es broma!).
Total, que me metí en el coche ya con el depósito a tope y miré el GPS para saber cuánto me quedaba para la próxima parada. Y como vi que no era tanta la distancia que tenía que recorrer, decidí pararme en Solvang. Un pueblito de aire Danés que parecía sacado de un cuento. Un poco al estilo “Poble Espanyol”, pero bastante curioso como para no parar a echar un vistazo.
En una horita aprox llegué a Santa Bárbara. Eso ayudó mucho en mi repentina recuperación. Amo Santa Bárbara. Es una ciudad moderna, súper cool, muy limpia, bonita y llena de tiendas MUY molonas donde podría haberme gastado todos mis ahorros. Podría, pero no lo hice. Tomé la decisión correcta de meterme en la cabeza que de este viaje me voy a llevar cosas que no se compran con dinero. ¡Qué bonito, cómo se nota que ahora estoy más feliz que una perdiz.
Esta es la avenida principal de Santa Bárbara, la calle se llama State Street y está llena de tiendas y de restaurantes muy pero que muy cool. Es genial, las casas son preciosas, la calle está llena de árboles y palmeras se ve espectacularmente bien cuidado y limpio. Una joyita.
Además, si recorres esta calle hasta el final llegas al muelle. Amor. Se llama Stearns Warf y es parecido a los Warfs de San Francisco y de Monterrey, pero mucho más pequeño, bonito y acogedor (y cero turístico, no como los otros, en los que tuve la sensación de estar en Port Aventura).
Os dejo unas fotos del Warf y de las vistas desde el mar, que son impresionantes, porque Santa Bárbara, a parte de tener una de las playas más bonitas que he visto por aquí, está rodeada de montañas. Lo que, sin duda, ayuda a que sea un lugar impresionantemente bonito.
Allí probé mi primer Claim Chowder. Plato típico por estas tierras que consiste en meter una sopa espesa de almejas dentro de un pan redondo (nuestro pan de payés). ¡Increíble!
Esta “sopa” también lleva patata y en algunos sitios le ponen cebolla, por lo que es una bomba. Con un plato de estos tienes como para salir rodando cuesta abajo. La amo.
Me gustó tanto Santa Bárbara que voy a intentar volver con Ari para que flipe como lo hice yo. ¡Se va a hacer polvo con las tiendas! Porque… ¿os acordáis que en unos días viene mi amiga Ari, no? ¡Me muero de ganas de enseñarle todo lo que estoy viendo estos días!
¡Ah! Y me encontré con una cosa muy graciosa. No sé si vosotros lo habréis visto antes. Pero me encantó. Resulta que había unos chicos haciendo esculturas con arena y pidiendo algo de colaboración (dólares) a la gente que pasaba por el muelle. Otros, sin embargo lo que hacían era preparar unos juegos de puntería para recoger monedas. Me pareció muy original y me encantó la idea de convertir algo que no acostumbra a ser muy agradable (que te pidan dinero) en algo divertido. Olé ellos.
Después de enamorarme profundamente de este sitio tocaba volver al coche a recorrer las millas que me separaban de Los Ángeles, mi próxima parada.
Entré por la carretera que cruza Malibú, que recorre la costa a modo de paseo. Puesta de sol en la carretera, Malibú, Santa Mónica y Venice de fondo… ¿necesitáis saber más? Mi entrada a LA fue épica… justo cuando se hizo de noche se encendieron las luces del Pier de Santa Mónica. Un sueño. Pero un sueño que se interrumpiría cuando me topé con la realidad de LA. El tráfico inhumano. Las dos horas que tardé en llegar al motel que tenía reservado.
Al final llegué al motel, cené y no tuve tiempo de mucho más. Excepto de pasar miedo. Ya os escribí al principio de la entrada pasada que el Sand Piper Motel está en una ubicación un pelín delicada. A 15 minutos de Compton, espero deciros mucho con eso. No se… esto de vivir en primera persona un barrio de pandilleros me hizo entrar en un estado de paranoia. Eso y el hecho de que me dieran la habitación número 13. Bueno, y que no parasen de sonar las sirenas de la policía durante toda la noche. Fue una bienvenida un tanto curiosa. Me dormí a las 2am abrazando a Josefina (mi peluche).
30 de enero de 2017: Welcome to Los Angeles
O el día que me enamoré de Los Ángeles. Que lo podría haber llamado así perfectamente.
Ese día me desperté un pelín rara, no había dormido demasiado y mi vecina mejicana hizo sonar el claxon de su tartana a las 7 de la mañana, así que me desperté de un bote (con los nervios en el cuerpo) y ya no había manera de volver a dormir. Aproveché, me pegué una buena ducha y salí en busca de algunas cosas que me hacía mucha ilusión ver.
La casa donde se rodó la primera temporada de American Horror.
La casa de “Embrujadas” y su curioso vencindario.
Y finalmente… ¡el cartel de Holliwood!
Porque sí, me planté en el trail para visitar el Hollywood Sign y os contaré cómo lo hice. ¡Que sí se puede llegar! Aunque los vecinos se empeñen en ponerlo MUY difícil.
Primero de todo os cuento el percal. Los vecinos de la urbanización desde la que se accede al cartel deben estar muy cansados de la gente que va a visitarlo, porque incluso han conseguido que Google de indicaciones erróneas para llegar. Verdad de la buena. Si lo que queréis es ver el cartel lo más cerca posible NO PONGÁIS HOLLYWOOD SIGN EN GOOGLE, os va a desviar y nunca, nunca vais a encontrar el acceso. Es otra de las trampas que han colocado los vecinos. Eso y carteles por toda la avenida en los que pone literalmente “Esta calle no tiene acceso al Hollywood Sign” cuando en realidad sí lo tiene. Manda huevos.
En fin, aquí tenéis las indicaciones:
Escribir en Google Franklin con N Beachwood Drive. Esta última es la calle desde la que se puede hacer la típica foto en la que se ve el cartel de fondo. Muy de fondo.
Una vez llegas al final de Beachwood te topas con un una puerta gigante de hierro que da acceso, no os lo perdáis, ¡a una hípica que se dedica a subirte al cartel en caballo!
¡Touché! Detrás de esta valla (que por cierto, se puede abrir la puerta sin ningún problema) está el camino que sube al increíble trail del Hollwood sign. Son unos 35 minutos caminando, pero a partir del minuto 15 todo son vistas espectaculares de Los Ángeles, así que entre la panorámica y la emoción de acercarte tanto, se pasa volando.
Todo está súper bien señalizado pero por si acaso os escribiré una entrada solo con las fotos de acceso y los dos caminos que se pueden hacer, según la foto que quieras.
Porque, si caminas un poquito más, puedes hacer una foto increíble desde detrás del cartel. Foto que no hice porque tenía más hambre que perrete y pasé olímpicamente de subir más colinas.
Pero bueno, suficiente verlo desde este punto. Me alegró el día haber hecho esa excursión. Primero porque llevaba días sin andar de verdad, y segundo por lo obvio del asunto.
Muy bien. Visto eso ya podía ir a visitar la Melrose ave y a ver la puesta de sol en Venice Beach, que era mi plan del día.
Melrose es una calle increíble, llena de tiendas, bares y mucho, mucho encanto. Me guardo una visita intensiva para la vuelta porque de ahí tengo que sacar mucho jugo todavía.
Fichada Melrose ya podía conducir hasta Venice, no sin antes parar en un supermercado a por guacamole, patatas y leche. Que es básicamente lo que comí ese día mientras me chupaba una caravana de casi dos horas para un trayecto que normalmente se hace en 45 minutos.
Pero bueno, en cuanto me despisté estaba aparcando en un callejón para hacerle una foto a los canales de la Playa Venecia. ¡Es como Ampuriabrava, pero en bonito!
Venice Beach… es un mundo aparte. Un mundo lleno de ciclados adictos al deporte, homeless y mucho, mucho personaje. Pero creo que es eso lo que la hace especial. Eso y esa pedazo de playa… y esa puesta de sol… (L)
Caminé por el paseo marítimo, flipé con el panorama. Que es un panorama que me encanta y que creo que necesitaría una semana para conocer al detalle. Porque Venice es brutal.
¡Ah! Y antes de volver a casa fui a Bruno’s, una pizzería que me recomendó Maite en la que me comí una pizza de peperoni, aceitunas y champiñones. ¡Gracias por esa info Maite!
Pizza y a la cama, que ese día había sido intenso, pero muy muy feliz.
31 de enero de 2017: El día que no fui una turista en Los Ángeles
El día 31 ya tenía buena pinta incluso antes de llegar. Era el cumple de mi madre y tenía preparada una pequeña sorpresa para ella, cosa que me tendría ocupada ¡mientras llegaba Jiho! Jiho es un amigo que conocimos hace justo un año. Sí, 365 días antes era él que viajaba de California a España. ¡Qué casualidad!
Pero os cuento paso a paso.
Para ese día había pensado llamar a mi madre y felicitarle el cumpleaños desde un sitio que sabía que le iba a hacer mucha gracia: Calabasas. El pueblo de las Kardashians. Porque TEN ha hecho mucho daño llevando a las Kardashians a España, y más concretamente a mi casa. Mi madre es fan absoluta del programa (yo bastante también. Total, conduje 45 minutos, agarré mi palo selfie (el cual os tengo que enseñar algún día porque es el palo selfie más choni de la historia) y apreté el botón de vídeo llamada de Whatsapp.
Mi madre salía de Zumba y pude felicitarla y saludar a Adriana, Elenita y a Sandra :)
Después de echar unas risas, dimos por finalizada la conversación y me subí al coche en dirección Hidden Hills para continuar con la ruta freak Kardashian. Pero Hidden Hills es un pueblo ultra privado, así que me tuve que conformar con hacerle una foto a la puerta de entrada. Ya aprovecho para enseñaros la típica entrada de urbanización privada Americana. Otro cliché. Me encanta.
En ese momento eran casi las dos del mediodía, y sabía que Jiho estaba al caer (habíamos quedado en mi Motel) pero en vez de ser precavida e irme acercando a South Los Angeles, yo me fui a Beberly Hills, y claro… cuando me avisó de que estaba a punto de llegar yo estaba tal cual que así.
A 12 millas de donde habíamos quedado. Otro clásico, esta vez mío. Me tocaba estrenar el estrés de Los Angeles y fundir hacia el Motel para no hacer esperar demasiado a Jiho allí.
¡Y lo conseguí!
En cuestión de una hora pasé a ser la copiloto de mi amigo y fuimos a vivir Los Ángeles, y digo vivir porque se acabó el turisteo por unas horas. Pude descansar, charlar con alguien (que falta me hacía) y pude probar la comida del famoso Inn and Out, que es una cadena de comida rápida “de calidad”. Se ve que todo el producto que trabajan es fresco, y un dato curioso; la empresa pertenece a una familia y no existen demasiadas franquicias porque no quieren prostituir el negocio familiar.
Después de casi reventar con una “double double animal style” del Inn and Out de Venice ya era un poco tarde para Jiho (que tenía dos horas para llegar a casa y al día siguiente trabajaba) así que se acabaron los rodeos en coche y volvimos para el Motel. Recordad que en LA cada vez que tienes que coger la Highway en hora punta puedes estar de una a dos horas conduciendo. Pobre Jiho, la de coche que se chupó para verme unas horas.
Thanks Jihooooo!! :)
1 de febrero de 2017: Último día de la primera parada en LA
Porque voy a volver con Ari el día 12 y porque quizá pase aquí mis últimos 5 días del viaje. No lo sé. Me ha enamorado Los Ángeles y tengo que ver muchisisisismas cosas todavía.
Pero hablemos del día de hoy. Hablemos de lo épico que ha sido irme sola a Universal Studios Hollywood. Porque lo ha sido.
Es la primera vez que hago un viaje sola, y también la primera vez que me veo en un parque temático sin nadie alrededor con quien exteriorizar la euforia que me provocan los sitios como este. Porque sí, Universal Studios es la cosa más guiri que puedes hacer en LA. Pero ¡menuda cosa! Yo tenía que venir… era superior a mí.
Tengo que reconocer que el momento de entrar al parking yo sola y ponerme en marcha hacia la entrada ha sido raro. Raro del plan “qué coño hago yo aquí sola”. Pero se me ha pasado en 5 minutos, cuando he entrado y he visto a Slater de Salvados por la campana.
¡Qué guapo! ¡Qué pacto con el diablo! ¡Qué fuerte haberlo visto! Me ha hecho mucha gracia y “has made my day” que se dice. A partir de ese momento ya no he cerrado la boca en mucho rato.
Porque atención…
¡Lo primero que he visto al llegar era el pueblo de Los Simpsons! Y estaba yo ahí como una niña. Gritando los nombres de los personajes y los nombres de los lugares. Y os pondré un ejemplo. Iba andando sola con mi palo selfie cuando he visto una insignia de los Isótopos de Springfield y me he puesto a gritar y a correr en esa dirección de la emoción. Tal cual como cuando vi osos en Cabárceno sí. Exactamente igual.
Perdidamente loca.
Suerte que justo me han llamado las chicas y podía seguir con mi emoción con una buena excusa ¡estoy haciendo una videollamada! Qué genial, porque he podido ver a mucha gente en esa llamada y me ha hecho mucha ilusión. Ha sido como estar con ellas un ratito en La Lila (L)
Después me he montado en el carrito de la ruta por los platós, me he pateado el parque y he entrado al túnel de terror de Walking Dead ¡yo sola! ¿Os imagináis? He acabado preguntándole a la chica de delante si me podía coger a ella porque estaba un pelín cagada. Aun así tengo que decir que está MUCHO más currado el de REC de Port Aventura. En general es mucho mejor PA… porque Universal Studios de Los Ángeles no tiene NADA que ver con el Universal de Florida. Nada. Pero bueno. Yo he pasado el día la mar de feliz y entretenida.
Os dejo unas fotiquis del parque.
Y como hoy es mi último día aquí (sola) he decidido pegarme un homenaje e irme a pasear por el Hollywood Boulevard a ver alguna estrellita y el teatro Dolby, que es donde se celebran los Oscars.
Y tengo un par de historias que contar de esta tarde. La primer es que he ido muy de lista y he aparcado “en tol portio”. Que significa no hacer ni puñetero caso de nada y aparcar justo en la calle de al lado del paseo de las estrellas. Calle en la que OBVIAMENTE no se podía aparcar… pero me he fiado de lo que me ha dicho un señor con unas pintas muy poco fiables y ¡pam! 93 pavos de multa. Porque aquí es TODO a lo grande, incluso las multas…
Y la segunda historia. Estaba paseando por el boulevard y se me ha acercado un señor vestido de El Zorro. Ha venido para ver si le compraba una foto y hemos acabado hablando sobre mi aventura. El señor me ha dado unos consejos y un par de abrazos. Me ha llenado de fuerza y me he tenido que ir antes de ponerme a llorar de la emoción de ver que el mundo está lleno de gente genial. Os juro que me había creído la historia de que los americanos están mal de la cabeza y me estoy sorprendiendo de las cabezas tan bien amuebladas que me estoy encontrando. Creo que I’m in love with California.
Ese es mi estado actual. No solo he pasado el pánico de los primeros días, ahora incluso estoy preocupada porque ¡NO QUIERO QUE ESTE VIAJE ACABE NUNCA!
Buenas noches macos y maques. Os quiero (casi tanto como quiero a LA ahora mismo).
0 notes