#aleksa wieczorek writtings
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thedestroyerxfworlds · 4 years ago
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Así en la tierra como en el infierno | Libro I.
Lenguas cuentan que al inicio de lo existente todo se reducía al caos. Indomable, inacabable, inevitable caos. Seres divinos observaban con su mirada experimentada y la seguridad de lo aprendido como todo comenzaba a acomodarse lentamente. El orden de las cosas comenzaba a suceder. Dios, omnipresente y todopoderoso, creó el mundo en siete días. Tiempo después las mismas escrituras revelarían media verdad sobre la realidad, que para dicho Dios un día y mil años significaban lo mismo según con qué ojos uno lo mirara. Más contemporáneo aún sería el tiempo en que los humanos comenzaran a notar que el tiempo era relativo y que la realidad era tan abstracta y efímera como los sueños que el misericordioso Morfeo les regalaba al envolverlos con sus brazos. ㅤ Lucifer, el portador de la luz. El ángel más bello, el más prometedor. Desafiando sus propios méritos con soberbia y pecaminosa ambición. Aspirante a sentarse a la cabeza de los cielos, sobrepasando la gloria del Altísimo y elevándose mucho más allá de los cielos y las estrellas divinas. Oh, Lucifer. Descubierto, apuntado y señalado. A quien el deseo y la convicción lo llevó a reinar el bajo mundo, donde los pecados y la inmundicia desbordaban a cada paso andado. Se sumergió en el ardiente abismo, seno de las mismísimas llamas infernales. Lucifer, la serpiente maliciosa y traicionera que puso por primera vez en peligro la perfecta creación del Dios terrenal. ㅤ Un día. ㅤ Mil años. ㅤ Luz y oscuridad. Bondad y maldad. Principio y final. Los humanos no conocían la escala de grises y gozaban de su afán por ver las cosas como blanco o negro. No conocían de las similitudes entre ambos, no conocían que la misma historia se había repetido un gran número de veces antes de ellos y que continuaría repitiéndose incluso después del fin de los días. Que cuando el colosal Abadón, antiguo guerrero y guardián del averno, abriera las puertas de las desgracias Dios y el Diablo serían uno. O serían todos. Los humanos no conocían de la desesperación y la posesividad que hacía incluso hasta al más fuerte sucumbir a lo impensable por salvar lo que llamaba suyo. Humanos, terrenales, débiles recipientes de carne y hueso que estaban de paso por la vida y no conocían nada más allá de lo que sus ojos vendados permitían ver. No conocían nada acerca de lo que estaba por venir, ignorantes del futuro y cegados por el pasado. ㅤ Una nueva era comenzaría y necesitarían más que el bien o el mal para sobrevivir.
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thedestroyerxfworlds · 4 years ago
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El Dragón Escarlata.
A los humanos les encanta usar la poesía y el canto para narrar historias que se inventan o para excusar lo que nadie creería si saliera de sus bocas. Disfrazan la verdad con la ilusión y la fantasía, enaltecen los rasgos más peculiares, aquellos que ningún humano poseería nunca, y se atajan con anticipación ante la supuesta falta de credibilidad. Mitos y leyendas que contienen más realidad que cualquier fuente histórica consultada. Les encanta hablar, expresar y recordar. Con orgullo o con anhelo. Se desviven por pensar en todas aquellas cosas que podrían ser o hacer y con tal facilidad sus mentes vuelan tan alto que rozan las estrellas del firmamento. Había oído muchas de esas historias sobre la valentía, el honor, la desgracia y la perfección a través del tiempo que había pasado en ésta Tierra.
Nunca había oído de alguien como ella.
Cada mundo tiene un regente. Una raza dominante, el dueño de la verdad o un progenitor al que alabar. Cada universo tiene un creador. La existencia se reduce a lo mejor y lo peor de cada creación, se le otorga a cada uno un tiempo límite para disfrutar o perfeccionar dicha creación y una vez que el tiempo se agota, sucede la destrucción. El fatalismo. El caos. Un ciclo que se repite incansablemente. El mundo muere, su universo muere, un creador muere al mismo tiempo que un nuevo mundo nace, su universo crece y el creador triunfa. A la Tierra de los humanos se le había concedido el minuto de gracia, aquel tiempo tan pequeño como eterno para disfrutar de la paz, la tranquilidad y lo idóneo. Pocos seres eran los que deambulaban, animales que nacían y morían bajo las leyes de la vida y todo era exactamente como debía ser.
Entonces, cuando el primer milenio desde que arribé en la Tierra humana, fue que escuché por primera vez la leyenda del Dragón Escarlata. Mucho más poderosa que los ángeles, mucho más hermosa que los serafines, dotada con el don de la batalla, única entre todos ellos. La primera en levantar su voz. Decían las leyendas que mucho antes que la estrella de la mañana y que la misma dama de fuego, cuando aún el ser humano no había sido creado, el Dragón Escarlata merodeaba por los jardines del Edén. Nadie se atrevía a pisar su territorio, nadie era lo suficiente valiente para tomar lo que era suyo y no fue hasta que su propio padre se cegó ante la ambición de una nueva creación que ella misma se reveló en contra de lo que había conocido hasta entonces.
El Dragón Escarlata.
Un ser al que el mundo le había quedado demasiado chico. Sólo una vez la vi. Sólo una vez le hablé. Anonadada por su inigualable belleza las palabras quedaron cortas ante su presencia. No sólo por su físico, el cual podía silenciar inmediatamente hasta el más charlatán de todos los seres. Su belleza trascendía cualquier explicación. Con denotable fuerza, inteligencia y esa visión puramente crítica que todos, incluyéndome, desearían tener. El Dragón Escarlata. No importa cuantas veces repita su alias, las palabras siempre sabrán a intriga y admiración. Veía en ella reflejadas las cosas que más odiaba de mí. Siendo una persona que había nacido por la aceptación del resto y se alimentaba de las palmaditas que mis superiores me daban en recompensa por el trabajo hecho, había comprendido desde el primer momento que en el fondo yo era como ella. En el fondo, en aquel lugar que la mayoría de las veces pasaba a ser parte del olvido, yo deseaba ser como ella, alzar mi voz y rebelarme contra mi creador.
Tal vez decir que la he conocido sea demasiado en comparación con el único encuentro que tuvimos. Apenas una mirada. Hasta ahora continúo con la misma sensación de preguntarme si en realidad no fue más que un sueño. Su sonrisa indulgente, su mirada pletórica de una emoción que yo jamás comprendería. Ella y yo ambas ofendida por la existencia humana, viéndolos como los seres inferiores que eran, llenos de defectos, llenos de codicia, llenos de irrevocables imperfecciones que una y otra vez los llevaban a la destrucción eterna.
El Dragón Escarlata... si tan sólo hubiéramos estado del mismo lado.
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thedestroyerxfworlds · 4 years ago
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Astucia sobre honor.
No era algo inusual que Aleksa coincidiera con la verdadera esencia de Anima, siendo ambas tan manipuladoras como combativas en partes iguales, pero había algo que se había desarrollado a lo largo de los últimos años. Algo que Aleksa, como tal, nunca había sentido antes con ninguna otra de las especies con las que había tenido que convivir. Había descubierto, bajo un evento bastante desafortunado, que odiaba a los humanos con la fuerza de mil huracanes. Un repudio que rayaba lo absurdo y la mantenía fuera de juego casi siempre que le tocaba compartir espacio con ellos. Lo que Anima había descubierto desde el comienzo, previendo todo lo que sucedería en un futuro, que los humanos eran una raza inestable, guiada por sus impulsos y raramente asumían la culpa de sus errores. Observando al hombre que tenía en frente, la rabia en su interior comenzó a abrasarle las entrañas.
No recordaba su nombre, seguramente no se había molestado en aprenderlo, pero sabía lo que había hecho y sabía también lo que haría luego si no hacía algo al respecto. El brillo en su mirada era uno que había visto muchas veces en el pasado y algo que le había marcado no sólo la piel sino también el alma. La clase de heridas que el tiempo no borraba. Sus ojos eran los mismos de cada recuerdo aunado a la tristeza y la traición. No podía fiarse de él. Grandes cosas sucedían cuando lo hacía con los humanos y ninguna de esas veces había sido algo bueno. Caminó hacia él. De pie en medio de la jaula viviente que se conformaba de Aleksa y otros tres custodes, el hombre tenía la expresión llena de una rabia que reflejaba la suya propia, con las manos cerradas en puños de nudillos blancos y uñas clavándose en la piel. Se detuvo a escasos centímetros de su rostro, con los ojos juntos, respiraciones entremezcladas y la promesa implícita de que alguien allí saldría sin vida.
—Voy a matarte —habló la rubia sin preámbulos—. Voy a torturarte de tantas maneras diferentes que para cuando termine contigo te habrás cansado tanto de rezarle a tu Dios que las promesas serán para el de abajo —prometió con una sonrisa llena de malicia. Sus labios casi rozando los del hombre al hablar—. Vas a perder tu integridad. Vas a perderlo todo. Y sólo entonces, cuando te quedes incluso sin tu alma, voy a matarte —repitió antes de volver a tomar distancia.
La sonrisa gradualmente abandonó sus labios mientras dio tres, cuatro y cinco pasos hacia atrás. No era la primera vez que Aleksa mostraba tal grado de crudeza y frialdad, pero podía sentir el asombro de muchos allí que estaban más acostumbrados a ver esa actitud en sus otras formas que en la que mostraba en ese momento. Sus ojos azules, oscurecidos por la sombra de sus recuerdos, se fijó en cada uno de sus compañeros. Ninguno de ellos comprendía. Estaban a su lado por una suerte de lealtad que todos habían construido por el inimaginable tiempo que llevaban compartiendo el mismo trabajo, pero ciertamente ninguno de ellos comprendía. Una vez más regresó su mirada al hombre que estaba sentenciando.
—¿Qué tal una pelea? —habló el hombre por primera vez.
—¿Disculpa?
—Una pelea, tú y yo —ofreció con los puños vibrando en anticipación y la expresión llena de una confianza arrogante.
Aleksa se quedó quieta, solo un par de segundos, antes de caer en lo que había escuchado y reaccionar a ello. Caminó hacia Marduk, uno de los custode que estaba allí, quitó el arma de su cinturón y apuntó hacia el humano. El sonido de los disparos fue ensordecedor y lo único que los libró del pitido en los oídos fue el hecho de que los cuatro estaban acostumbrados a oírlos. Dos disparos en la pierna derecha, uno en el estómago y se había asegurado de que no fueran letales sólo por el placer de lo que vendría luego. Se arrodilló en el suelo sin molestarse en manchar su ropa con la sangre que había comenzado a esparcirse, acarició el rostro del hombre con la punta del arma antes de presionar en su mentón.
—Acabo de cambiar de idea —susurró en su oído, sólo para ellos dos—: vas a vivir. Yo me encargaré de ello.
Al colocarse nuevamente de pie tendió el arma de regreso hacia Marduk con una expresión agria.
—Necesito que lo lleves hasta la enfermería, voy con el tiempo justo —hablo, ignorando adrede los alaridos de dolor—. Es un favor —puntualizó y Marduk asintió rápidamente.
—Como tú digas —aceptó.
Aleksa asintió también, en respuesta y le tendió la mano para sellar el trato. Ambos sabía la importancia de deber un favor, tanto como el peligro que refería. 
—Que no muera —agregó la rubia.
Esperó a que el custode vuelva a asentir antes de soltar su antebrazo y tomar distancia. Una mirada fugaz al cuerpo en el suelo y luego otra a su equipo.
—Saben donde encontrarme.
Luego de eso se marchó.
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thedestroyerxfworlds · 4 years ago
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Fieldwork.
El día había comenzado tranquilo para la custode. Rayando lo aburrido pero con la sombra de la guerra pisándole los talones 𝘤𝘢𝘴𝘪 prefería eso que la adrenalina de la batalla. La rutina humana era una con la que estaba habituada luego de tanto tiempo deambulando por la Tierra. Su capacidad para adaptarse a los variados estilos de vida en los planetas que había habitado anteriormente le daba a su vez cierta capacidad de adaptarse también a los nuevos tiempos. Debía admitir que los humanos eran peculiares, demasiado arrogantes y orgullosos pero con una astucia que les salvaba el culo cada vez que se encontraban estrechando manos con la muerte. ㅤ Si se ponía a pensar, aquel sitio era uno de sus favoritos. Los planetas solían estar regidos por un único elemento, un único clima, una única especie. La Tierra, por el contrario, estaba llena de diferentes especies. Llamaban dioses a sus creadores y creían en la verdad absoluta. Soñaban sin dormir y dormían sin soñar. Animales, humanos... no-humanos. Era realmente interminable la cantidad de humanos diferentes que existían en ese planeta. Vivos, muertos, gigantes, pequeños, de carne, de barro, de vegetación, de rocas. De vida. De muerte. Aleksa, de pie en aquella tienda, se tomó un par de segundos para mirar a las personas que se encontraban allí al igual que ella y se preguntó en el interior de su mente por qué la mayoría estaban tan ciegos. ㅤ ¿No podían ver o no querían ver? ㅤ A unos metros de ella escuchó un quejido, luego un golpe seco sobre el suelo y finalmente una maldición en voz baja. La sonrisa en sus labios era imperceptible a simple vista y tan fugaz que era casi imposible verla. Se estiró sobre la punta de sus pies y vio al final del pasillo que seguía al suyo un joven de cabello oscuro agachado mientras recogía los libros que se habían caído. Rodeó los estantes y caminó tranquilamente, agachándose a su lado al llegar junto a él y tomó uno de los libros, observando la portada con interés. Sus dedos rozaron las letras doradas labradas sobre la tapa dura. ㅤ —Ritual del pesado del corazón —leyó con voz siseante, baja y un conjunto de diferentes acentos que hacían de su inglés uno bastante cerrado. Sus ojos se mantuvieron un poco más sobre la portada del libro antes de mirar con ojos inquisidores al muchacho que se había quedado mirándola—. ¿Qué es esto? —preguntó con genuino interés. ㅤ Ambos se colocaron de pie al mismo tiempo. El libro en las manos de Aleksa era el único que faltaba colocar en su lugar pero cuando el joven intentó tomarlo, la rubia lo apartó de su alcance con un ligero movimiento. Ésta vez, la sonrisa en sus labios era más notable y podía denotarse en aquel simple gesto un claro tinte de malicia. ㅤ —Es sobre el Libro de los muertos —la expresión en el rostro de la mujer lo alentó a seguir, no sin antes colocar los ojos en blanco—. Es un texto antiguo de los egipcios; una guía para conducir las almas al más allá, o algo así —explicó vagamente—. Encontraron ese tomo en un incendio y se perdieron varias páginas, ni siquiera sirve —concluye comenzando a caminar entre los pasillos. ㅤ Aleksa mira una última vez el libro y decide que el chico tiene razón. Ha descubierto lo suficiente sobre aquel tema pero aunque los rituales humanos, sobre todo los antiguos, le interesaban lo suficiente como para indagar en ello, lo cierto era que tenía prioridades en aquel momento. Con la tranquilidad que la caracterizaba termina de colocar el libro en el espacio vacío al que pertenecía y emprende su camino detrás del joven humano. Lo ve atravesar una puerta al final de todo y al ver que ésta queda entreabierta, se da cuenta que es una invitación. Vuelve a sonreír. Hubiera entrado allí de todos modos. Una vez dentro, el cambio es radical. Los techos son altos, las vigas de construcción que jamás nadie se había molestado en quitar, el olor de la humedad y la frialdad de los espacios cerrados y enormes como aquel. Un depósito amplio en el que la luz apenas alcanzaba para iluminar el gran espacio en el que se encontraban. ㅤ —Por aquí —oye la voz del chico un poco más adelante y debe guiarse por su voz al saberlo fuera de su campo de visión. ㅤ Lo encuentra con un cigarro encendido en la boca, perdido entre cajas de cartón y las manos llenas de hojas que va pasando sin descanso hasta que se detiene en una y la tiende hacia ella. ㅤ —Lo encontraron hace una semana en Nueva York junto con una mujer que según los informes nunca abandonó su lado —comienza a contar mientras Aleksa toma el papel con tres fotografías adjuntas a una serie de direcciones y datos que su equipo ha recolectado—. Los chicos no estaban seguros de que fuera la persona que buscas pero les he dicho que la duda es una oportunidad perdida. Tú dirás —ofrece, gesticulando con ambas manos y con la cínica sombra de una reverencia, antes de apoyarse en una de las cajas. ㅤ Aleksa mira con atención las fotografías que el chico le ha entregado. Se da cuenta enseguida que es una tarea difícil la de identificar al hombre al ver las tomas oscuras y poco nítidas, por lo que termina recurriendo a las cosas que reconoce por los años de experiencia. Se fija en la postura, intenta adivinar los movimientos que ha captado la cámara, la vestimenta y la expresión de la joven que lo acompaña son de mucha ayuda incluso cuando nunca antes los había visto. Hay un mínimo porcentaje de que esté equivocada, pero había algo que le decía al mismo tiempo que era lo más cerca que había estado de él en mucho tiempo. ㅤ —Quiero que continúen yendo detrás de él —ordena con una seguridad que contrasta en demasía con la apariencia dulce e ingenua que podía verse en ella a menos que le prestaran atención. Sus ojos eran algo completamente diferente. Su mirada—. Y quiero a esa mujer. Su nombre, sus antecedentes, quiero saber hasta cuántos pasos camina por día y cuántos son los latidos de su corazón cuando algo la aterroriza —demanda con frialdad—. Si es el hombre correcto, tenerla a ella significa tenerlo a él —menciona. ㅤ El joven hace un gesto que podría tomarse como desinterés mientras da una última calada a su cigarrillo. Aleksa lo observa en silencio cómo se toma su tiempo en echar el humo por la boca, tirar la colilla al suelo y aplastarla con el pie varias veces hasta que la última brasa se ha apagado. Piensa que podría ser un buen custode si no fuera tan arrogante, el segundo pensamiento que la golpea es que probablemente le iría mucho mejor como un arrasador, pero cualquiera de ambas opciones la tenían a ella como su mentora inicial y aquella actitud estaba comenzando a molestarla. ㅤ —Aprovecha el resto de la semana para descansar —responde él finalmente cuando ella le devuelve los papeles—, te prometo que la tendrás aquí en la mañana del lunes —agrega con una sonrisa pretenciosa. ㅤ Y si no lo conociera lo suficiente, se burlaría de él. ㅤ —Eso espero, Kellan —acepta, volviéndose hacia la salida para dar por concluida la reunión—, no me gustaría tener que asesinarte en su lugar. ㅤ ㅤ
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thedestroyerxfworlds · 4 years ago
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Hunting Prince Dracula.
“Once upon a time men needed explanations for such darkness and bloodshed during times of war. They were quick to blame anything other than their own greed for their troubles. And so they sat down and created vampires—sinister creatures that sprang forth from the twisted depths of their dark hearts, mirroring their own bloodlust. Monsters are only as real as the stories that grant them life. And they only live for as long as we tell those tales.”
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thedestroyerxfworlds · 4 years ago
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Ansbach, Germany. Three years ago. ㅤ ㅤ ㅤ The room was dark, with just a dim light coming through the vents in one corner. If they'd had a good view, they would've seen the walls covered in mold and the paint that had already started to peel off. An essence could be felt in the air that made their mouths tickle in an unpleasant sensation. Blood and death. Outside, the city seemed dreamy, with the medieval appearance of its beginnings, it was as if they had taken an image from a story. Inside this place, things were much different.
It was hell. 
—What do you want us to do? —The male voice echoes in the underground corridors and only his tone denotes a security that can't be ignored. 
—You're going to wait —answers this time a woman—, right here, and when he comes you will tell him that it was me.
The silence spreads as quickly as they were capable of killing an innocent. They want to refute but for the entire two minutes no one says anything until the younger-looking one is encouraged to speak. 
—Okay.
The woman smiles and the other two men watch him with looks that waver between astonishment and accusation. The boy watches them back with a shrug before raising his gun and pointing it at them. They both gasp before the older one raises his hands and changes his expression to a friendlier one.
—Relax, mate —he says, trying to hide the tremor from his voice with a soft throat clearing. The woman continues to watch them with her lips curled in a satisfied smile, still saying nothing—. We're all here for the same thing, aren't we?
But they keep staring at each other, just a second from making the wrong decision. 
—Aren't we? —the man insists.
Aleksa rolls her eyes and finally speaks.
—Shoot them —she orders and the boy complies. 
The two shots echo in the room and the sound plays several times before everything goes quiet again. The bodies fall, now lifeless, and soon a pool of blood is created that joins the rest of the dried blood that had been there from before by the corpses that she had left. Aleksa looks at him for a few seconds before giving a little laugh that he doesn't attend to.
—Now, will you tell me why you want your brother to know that you killed his men? —asks the young man, still holding his weapon raised. 
—'Cause he needs to know —she says simply.
—Yeah, but why?
—Sometimes telling the truth is much more convenient than unleashing a web of lies that can get us all in trouble —she explains, starting to walk toward the door—. You don't understand now, but you will... eventually —she adds, pausing at the exit and turning to see him briefly—. I trust you will do your part. Remember that of the two of us, you are the one who's at a disadvantage. ㅤ ㅤ ㅤ
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thedestroyerxfworlds · 4 years ago
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Old things have strange hungers.
Pero como se ha mencionado, la bondad y la maldad son ilusiones de la mente humana, creadas por la necesidad de una explicación a las conductas de los mortales. Lo bueno o lo malo, como tal, es una mentira. Existe, sin embargo, la perspectiva proveniente de los ojos que lo ven. La luz y la oscuridad, la mentira y la verdad, lo bueno y lo malo, son factores absolutamente inciertos e inexplicables porque simplemente no existen. Las intenciones, los impulsos y los deseos son los que verdaderamente importan y a partir de aquello se crean consecuencias que producen un efecto imposible de prever. Imposible de detener. ㅤ ¿No es aquel que corta una rosa para regalarle a su amada un romántico empedernido? Pero, ¿no es también una persona que atenta contra aquella naturaleza que lo provee de nada más y nada menos que la vida misma? ㅤ La humanidad, junto con todos sus componentes, son ante todo una contradicción. La humanidad, incluso lo que uno considera inhumano, es todo y nada al mismo tiempo. Es el pasado, el presente y futuro. Es aquello que existe y aquello que se inventa. Es el deseo, el egoísmo, la ambición, la cordialidad, la perseverancia y el amor. La humanidad es antigua, lo suficiente para que sus orígenes sean desconocidos entre los propios humanos. La humanidad apenas ha comenzado para aquellos que han viajado entre mundos y universos creados mucho antes de la creación. ㅤ Qué es todo si no una contradicción constante. ㅤ Pues yo, existente entre lo inexistente, estoy aquí contando la historia de como una mentira llegó finalmente a su fin. ㅤ ㅤ
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thedestroyerxfworlds · 4 years ago
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Los cuentos de la Dama Gris.
Dicen que se esconde en el fin del mundo, en el inicio de todo, en donde todo comienza y todo acaba. Dicen que los árboles, altos como los gigantes primigenios, la rodean y la protegen. Que la dulce esencia de la primavera va a donde quiera que ella se mueva.  Los poetas han corrido la voz, crearon canciones en su nombre y celebran su virtud ante todas las cosas. El don de la vida y de la creación. Dicen que resucita entre los muertos, que su cuerpo se renueva y que no ha sido creada aún el arma capaz de terminar con ella. Con solo un suspiro basta para compartir ese regalo con el resto, que la fertilidad se encuentra en su tacto y que todo es mucho más llevadero cuando te sonríe sin buscar algo a cambio. Dicen, quienes han tenido la fortuna de conocerla, que los años más prósperos han llegado a tres lunas de su visita, que se va tan pronto llega y que los sueños son su arte de tramar lo que condiciona su parecer.
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thedestroyerxfworlds · 4 years ago
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Hadas, brujas y hombres lobo en la Edad Media.
ㅤㅤ An tuvo un sueño agitado. Lo despertaron y le preguntaron qué había soñado. Respondió: «Ha venido a verme una mujer repugnante que tiraba de mí hacia el borde de la cama. Tenía un gran cuchillo en una mano y una artesa en la otra. Me hundía el cuchillo en el pecho y me abría el vientre, y me sacaba las entrañas.» ㅤ ㅤㅤPoco después, An es herido gravemente en el vientre. Lo dan por muerto y, cuando lo están velando, se incorpora de repente y dice: «He soñado con aquella misma mujer de antes, y me parecía […] que me volvía a poner las entrañas en su lugar y yo me sentía bien con este cambio.»
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thedestroyerxfworlds · 4 years ago
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Hadas, brujas y hombres lobo en la Edad Media.
Animal dotado de razón, caña pensante, el hombre nunca ha podido aceptar la muerte, y el pensar en el morir ha sido y sigue siendo fuente fecunda de su reflexión sobre sí mismo, sobre la existencia de un demiurgo, de una trascendencia y de un más allá. Cada religión y cada civilización aportan su propia respuesta a estas interrogantes en las que se refleja la angustia humana frente al regresar a la nada. La disolución final nunca se ha aceptado, y el deseo más profundo del hombre ha sido siempre no morir totalmente, para repetir las palabras de Horacio, y sobrevivir de una forma u otra. Pero la realidad es ineludible, la vida cotidiana demuestra que el cuerpo es efímero, perecedero, muere y regresa al polvo. De modo que no puede ser él el que sobreviva. Entonces se desarrolla una idea, expresada con mayor o menor fuerza y claridad según los lugares, las épocas y las etnias, según la cual el hombre no se reduce tan sólo al cuerpo, y que dice que este último no es más que la envoltura carnal de otra cosa, de un principio vital, de un aliento, una fuerza, un espíritu, en fin, de un alma.
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thedestroyerxfworlds · 4 years ago
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Los cuentos de la Dama Gris.
Los cuentos de la dama gris varias cosas decían. Algunos juraban, quienes desconocían su procedencia, que la dama gris era una diosa antigua cuyos dones ofrecía a los mortales para iluminar sus caminos y convertirlos en leyenda. Algunos otros, que la habían visto, aseguraban que jamás conocerían en ésta vida o en ninguna otra un ser de tal magnitud en su atrocidad y mala intención. Decían, con ojos grandes y voz apresurada, que no debías invocarla sin saber a lo que te enfrentarías, pues como Morfeo era dueño de los sueños, ella lo era de las pesadillas. Quienes la habían conocido, sin embargo, jamás dirían una sola palabra. Porque la dama gris era todas esas cosas que los ignorantes desafortunados hablaban frente a las fogatas de las asambleas. La dama gris era protectora de los mortales, dadora de dones y bendecía a aquellos que su simpatía afloraban. La dama gris también hacía uso de la justicia y de la venganza, de su palabra que tenía más valor que cualquier otra. La dama gris era todas esas cosas que se decían de ella, por supuesto. ㅤ Pero sobre todo: ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤera todas las cosas que nadie se atrevía a decir.
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