#ahi taaa!!!!
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Esa noche, la Rey de Caballeros estaba regresando del automercado, con unas bolsas en mano con los ingredientes para la cena. Salvo algunos incidentes menores, la ciudad de Fuyuki estaba en relativa calma, tanta como la pueda tener una urbe donde varios Espíritus Heroicos hacían vida, aunque todos ellos mantenían perfil bajo y cada uno concentrado en lo suyo.
La vida les habia dado una segunda oportunidad y no pensaban desperdiciarla.
Pero ello no significaba que, la rubia siempre alerta ante cualquier peligro, no se percatara de la presencia de alguien que la venia observando hacia rato
-¿Quien eres?!-
@s-theunknown
#stheunknown#stellar king of knights: arturia#principal verse: fuyuki#Tales: The Wild Hunt#ahi taaa!!!!
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Se sentía incómodo y tremendamente halagado cada vez que recibía cumplidos. Esta ocasión no fue diferente, pero sí más intensa por la situación en la que se encontraba.
— Ya, pero... —decidió callarse, antes de, a lo mejor, volver a meter la pata diciendo que por eso mismo creía que los sentimientos de Iskandar eran más bien admiración, algo por el estilo.
Sin embargo, con lo último que dijo el chico, recordó que no todo el mundo sentía de la misma manera que él. Pudiera ser que Iska sí fuera una persona enamoradiza. Lo cual... no mejoraba mucho el asunto, al menos desde el punto de vista del irlandés.
— Iska... me gustaría que todo vuelva a estar bien, pero... —qué complicado— Yo no puedo... N-no quiero una relación. No es que tú tengas algo malo o no seas guapo, e-es que no quiero nada serio con nadie.
xglaukoma:
Le entró un poquito el pánico, no lo negaría. Nunca, nunca, nunca se le dieron bien estas cosas abrir el corazón y hablar sobre sentimientos (sin estar borracho, se refería). Mucho menos si eran de otra persona hacia él.
Suspiró.
Si Iskandar lo estaba haciendo, él también debía esforzarse más en abrirse, sobre todo si su amistad pendía de un hilo, cada vez más real.
Pero, a la mierda, para eso necesitaba otra cerveza, así aprovecharía el paseíto para pensar qué decir. Sin mediar palabra se levantó para ir a la nevera, coger dos botellines más, abrirlos y volver al salón, pasándole uno a Iska. Volvió a sentarse.
— Mira… si he creído que los confundías, es porque tampoco imagino qué coño puedes ver en mí. —no es que no tuviera autoestima o algo así, es que, a ver…— Es decir, tampoco es que tenga o haya hecho nada especial.
Terminó su botellín y ya le traían otro, pero al fin sentia que podía fluir mejor con esto ahora que ya estaba hablando de los espinos enraizados en su corazón.
— Nunca tuvo que ser nada especial. —las cosas eran así. Uno lamentablemente no elegía de quién enamorarse ni tampoco buscaba con pinzas las características. A veces, solo ocurría y ya.
— Eres una persona amable, leal y me ayudaste muchas veces. —sí, para que no la liara en el trabajo, pero luego también entendió que no solo era por eso. Le ayudaba también porque se preocupaba por él y le incitaba a mejorarse en muchos aspectos.
— Mejoré en muchas cosas porque tú estabas ahí, picándome la oreja. —no podía expresarlo de otra manera, le estaba agradecido sinceramente también por ello.
— Eso puede ser no importante para tí, pero para mí sí lo fue.
Y decidió no hablar más por el momento o terminaría escupiendo su corazón lentamente a través de palabras. Por eso, se enfrascó en el segundo botellín.
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