#WENO OJALÁ PUEDAN SALIR DE ESTA............... ah

[y0nain]

ʚ @countcss ) luna maulla. se siente desgarrador en el centro de su pecho reconocer que es angustia lo que sobrepasa a su gata y que ella, dado su nivel, difícilmente podrá mantenerla a salvo. de allí a que antes de soltarla la mire a los ojos para decirle que debe irse, ponerse a salvo ( protegerse hasta que el peligro desaparezca, buscar a la otra vástago que puede protegerla ). es solo allí que su mirada se centra en nara, por apenas unos segundos, con la sorpresa en sus facciones. antes de cualquier otra reacción, su cuerpo se mueve. y lo odia. no es un sentimiento que dirija a nara, sin embargo, pero lo odia: lo involuntario de su movimiento y el no saber a qué dirección está yendo ( aun si tropieza, aun si le toca afirmarse al suelo con sus manos más veces de las que le gustaría admitir ). cuando gira su rostro y nara ya no está a la vista solo desea que se encuentre a salvo, que no le suceda nada. que, pasado este peligro, se puedan encontrar.

no obstante, su trayectoria se ve truncada por un golpe en su cuello que no espera. si fuese humana, se quedaría sin aire. como vástago duele lo suficiente para que sus lagrimales se activen y el ardor comience en el centro de la zona. cuando cae de espaldas, sus pies resbalan al querer alejarse a rastras. sin embargo, de nuevo, la acción se ve truncada cuando un lupus, criatura que reconoce cuando le ve directamente, le toma de los tobillos y la jala. nain grita, un sonido que se ahoga en el sonido de los alrededores, en el crujir de los árboles y en la desesperación de otros vástagos. sus manos se raspan en la palma en su intento por detener el ataque. y sin embargo, es solo en el instante en que la cara de la criatura está a solo centímetros de la suya que siente un real miedo ( por no salir de esta, por no lograr salvarse, porque su eternidad se vea acabada justo cuando comienza a tener algo de sentido con lazos que jamás esper�� obtener ). no sabe si es el pánico en su rostro o la lágrima que cae por su rostro que funciona como motor para que la bestia le ataque, pero lo hace. su espalda choca en el concreto y duele. cuando la pata está en el centro de su pecho, puede sentir el crujir de sus huesos ( e imagina, muy en la lejanía, muy en lo profundo de su mente, que se le han roto ) y duele. duele tanto que solloza. duele tanto que la humedad de la nariz de la criatura no causa más que escalofríos en su piel. y duele tanto que parece ridículo que los colmillos en su cuello y las garras profundamente enterradas en su pecho puedan bajar su umbral. y grita. grita hasta que no le queda voz. grita porque no sabe qué más hacer. sus manos se posan en los hombros de la bestia para apartarla, pero es inútil. siente la sangre salir de su organismo y teme. teme que el lupus no sé dé por vencido con ella hasta que muera, hasta que su inexistente alma salga de su cuerpo.

y teme. teme más que nunca en esta nueva vida.

@y0nain — Es irónico, considera nara, que lo que embargue ahora su pecho sea la calma plena. solo segundos atrás el mundo parecía reposar sobre sus hombros; males, pecados y tristezas todos juntos, aplastándole la espalda hasta que su columna se quebrase en dos y acabara de una buena vez por todas con su maldición. Con no poder siquiera ver su rostro una vez más, lleno de angustia y un par de lágrimas de sangre (parte de su alma, el alma de dargan y todos los que están detrás suyo) rodando sobre sus mejillas al sentir el inminente fin irguiéndose de manera triunfal. Nara agradece que, así sea solo ese corto momento exista y sea una ventana de esperanza a posibilidades que alguna vez sintió extintas. En el agradecimiento encuentra fuerzas para ponerse de pie, sonreír y apostar por un mejor mañana para Nain. Para ella. Para quien crea su corazón que lo merezca. Para el vástago que ronda su cabeza. “Te contaré de vuelta en Tokio. Las puertas de mi casa estarán abiertas para ti.” Así como, en este rato, lo ha hecho con parte de su existencia. Duda volverlas a cerrar (no a Nain).

El peligro es inaplazable— se anuncia através de gritos desgarradores a través de todo el Hachijo Royal y sus alrededores. Justo en ese momento, suceden una de las cosas que más le causaban temor a la cainita dentro de este mundo de tinieblas y caos: no tener la ventaja, ser tomada por sorpresa de manera despiadada. Es muy diferente, piensa, todo este tiempo tan envuelta en una lucha política le habían cegado de peligros físicos, monstruos (al igual que que ella) sumidos en una maldición, dispuestos a acabar con quien fuese necesario con sus propias garras. Nada de astucia, nada de palabras amargas. Solo fuerza bruta. Nara se pregunta allí mismo, si es capaz de demostrar que no está hecha solo de tramados complejos y amenazas vacías— que está dispuesta a enfrentar enemigos que la superan. Que la oscuridad en su interior sí sirve para algo. “Corre.” Es una orden directa a Nain, una que tal vez no quiere dar, pero que siente en su interior como el deber ser. No sabe si será efectiva contra ella, pero es su mejor apuesta a salir mejor libradas del asunto— ya podría encontrar refugio entre las sombras si las cosas se salían de control. De su espalda se desprenden lo que parecen enredaderas negras, se desplazan por el piso con cautela y, aunque intenta que el sigilo prime por encima de todo, pronto el lupino nota el fin de la ilusión y por ende, su presencia. Nara respira hondo, apura el paso de sus sombras y envuelve sus piernas para tirar y hacerle perder equilibrio; su esfuerzo es en vano, no obstante, una vez le observa aún de pie, intacto e iracundo. Se siente palidecer en el acto, mientras le mantiene sujeto con sus sombras y retrocede un poco. Solo por un instante gira su rostro para buscar a su compañera (no, amiga) con la mirada y desear que esté lejos, libre de peligro. Lejos de todo este caos.