#Undertale Nobody: TimeLine 0 AU undertale
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decmultiverse · 3 months ago
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Undertale Nobody: TimeLine 0 - Ruta Genocida.
El ambiente en la Sala de Juicio era denso, cargado de un silencio que hacía eco de las atrocidades que habían dejado su huella en aquel universo. Allí, sentado contra el respaldo de una estructura de piedra gris y fría, se encontraba Mark, un Sans distinto de aquel que Frisk había encontrado en otros tiempos y lugares. No era un esqueleto, sino un humano, uno con una apariencia intimidante, su rostro marcado por una expresión fría y calculadora, su vestimenta reflejando un estilo militar, rebelde, algo punk, como si el mundo entero estuviera a punto de rendirse ante él. Las luces que colgaban de lo alto emitían un resplandor tenue, tembloroso, como si también sintieran el peso del genocidio que había sido desatado en el subsuelo.
Finalmente, los pasos de Frisk resonaron en la cámara. Era un sonido solitario y metálico, arrastrando la última gota de esperanza hacia el abismo. Mark no levantó la mirada de inmediato, dejó que Frisk se acercara, lo suficientemente cerca como para sentir el peligro emanando de él. Frisk, quien había recorrido aquel camino sangriento, aniquilando a todo ser viviente en el camino, sintió que incluso para ellos había algo distinto en este Sans. Había una calma asesina, una sensación de que algo en él no podía ser corrompido, pero tampoco podía ser ignorado.
Mark rompió el silencio con una voz seca y gélida.
—"Veo que has estado ocupado, ¿eh?"
Su mirada permanecía fija, como si sus ojos de un azul profundo pudieran atravesar la piel y el alma de Frisk. Su tono era peligroso, pero contenía una pizca de algo más: una mezcla de desprecio y algo casi como resignación.
—"La vida es injusta. Todo te va mal, todos te mienten y hieren…" —Continuó con voz rasposa—. "Mis amigos me traicionan, mi hermano me quiere…"
Hubo una pausa, un instante de silencio que parecía estirarse hasta el infinito, hasta que la voz de Mark se tornó oscura, casi demoníaca, llena de una hostilidad tan intensa que se sintió como si la gravedad en la sala hubiese cambiado, apretando el aire alrededor de Frisk.
—"En días como estos…" —su voz se distorsionó en un susurro que rasgaba el alma—. "Niños malos como tú deberían estar ardiendo en el infierno."
Frisk se estremeció, no por el contenido de las palabras, sino por el vacío abismal que habitaba en ellas, como si fueran el eco de una sentencia ineludible. En ese instante, Mark dejó su postura relajada y se levantó, cada movimiento calculado, emanando una intensidad casi asesina. Había una seguridad abrumadora en cada paso, en cada palabra no dicha.
Frisk intentó adelantarse, mover sus piernas para lanzarse al ataque, pero Mark estaba listo. Su fuerza no era como la de los demás Sans, su poder sobrepasaba los límites del control. Movió sus manos en el aire, y de ellas surgieron telarañas, hilos rojos que salieron disparados como látigos, envolviendo a Frisk en una prisión de filamentos indestructibles. Frisk forcejeó, pero era inútil. Estos hilos eran más fuertes que cualquier magia o fuerza que hubieran enfrentado antes.
—"Eres un juguete roto, un niño sin propósito", murmuró Mark con voz burlona, acercándose mientras Frisk luchaba en vano. "¿Pensabas que podías acabar con todo, que podías ganar? Esa ilusión solo hace que sea más satisfactorio aplastarte."
Frisk logró soltarse lo suficiente para tomar una posición de ataque, pero antes de que pudiera dar el primer paso, Mark extendió su brazo hacia adelante, sus ojos brillando con un fuego furioso. El suelo bajo ellos tembló y se desgarró, y Frisk cayó, apenas logrando estabilizarse. Pero fue en vano. Mark estaba justo frente a él, y el aire alrededor comenzó a ondular, como si la misma realidad estuviera perdiendo su consistencia. Frisk sintió la gravedad cambiar, sus movimientos ralentizarse hasta un punto insoportable.
—"¿No crees que ya has jugado bastante?", dijo Mark, inclinándose hacia él. "Deberías haberlo dejado cuando aún tenías la oportunidad."
Mark movió una mano con una precisión letal, y una explosión de huesos afilados y oscuros emergió del suelo, rodeando a Frisk. Estos no eran huesos normales. La energía en ellos era oscura y vibrante, más parecida a la de una criatura que había absorbido el sufrimiento y la desesperación de miles de almas. Frisk intentó esquivar, pero cada movimiento era inútil, el dolor se deslizaba por cada fibra de su ser.
Frisk lanzó un grito de furia, y con el último vestigio de su fuerza, intentó un ataque desesperado, un corte hacia Mark, quien lo esquivó con una facilidad casi insultante. Era como si Frisk estuviera intentando alcanzar la luz en un abismo interminable, pero solo encontrara oscuridad.
—"¿Sabes? Todo esto podría haber sido diferente, pero tú… decidiste destruirlo todo", susurró Mark, acercándose una última vez, mientras su energía brillaba con una intensidad oscura y aterradora.
Frisk intentó moverse, pero sus piernas no respondieron. Su cuerpo estaba agotado, roto. Y entonces, en un último acto de brutalidad, Mark extendió ambos brazos, y los hilos rojos brotaron de sus dedos como cuerdas de una marioneta. Frisk sintió cómo su cuerpo se deslizaba hacia la oscuridad, como si los hilos le extrajeran la vida misma. Su visión comenzó a desvanecerse, y lo último que vio fue el rostro de Mark, iluminado por el resplandor de su propia ira, antes de que la oscuridad lo reclamara por completo.
—"Adiós, pequeño", murmuró Mark en un susurro que fue arrastrado por el viento. "El universo estará mejor sin ti."
Con un último movimiento de sus manos, Mark soltó a Frisk, dejando que el cuerpo sin vida cayera al suelo, un reflejo de las almas que Frisk había destruido en su camino genocida. La sala de juicio volvió a sumirse en el silencio.
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