#UnaSombraEnLasBrasas

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Las malas acciones se cometen por elección o por las circunstancias. Nunca por naturaleza.

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¿Y sabes lo que he descubierto sobre los que son estúpidamente valientes? Que siempre hay una razón para que corran al encuentro de la muerte en lugar de tener la sensatez de huir en dirección contraria. ¿Cuál es tu razón? ¿Qué es lo que ahoga ese miedo y te empuja a correr con tanta ansia hacia la muerte?

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Puedo oler su sangre en tus labios. No hay nada que no quiera hacerte a cambio de eso.

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quería ser... devorada por la intensidad que bullía en mi cuerpo. Quería ser devorada por él.

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Solo yo tengo derecho a determinar lo que tiene o no tiene que ver conmigo. Lo que yo haga o deje de hacer no es asunto de nadie. Ni siquiera de un dios.

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El amor es lo único a lo que ni siquiera el destino se puede enfrentar.

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A un monstruo no le importaría serlo.

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El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.

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Lo que quiero es tu sabor en mi lengua otra vez. Lo que quiero es estar tan profundo dentro de ti que olvide mi propio jodido nombre. Y ni siquiera tengo que leer tus emociones para saber lo mucho que tú también lo deseas.

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Mi interés por ti no puede estar más lejos de las simples palabras. Mi interés por ti es una necesidad muy real, muy potente. -Sus dedos acariciaron la curva de mi mandíbula y luego la línea de mi cuello. Se detuvieron sobre una vena en la que mi pulso latía desbocado-. Es casi como si se hubiese convertido en una cosa independiente. Una entidad tangible. Me encuentro pensando en ello en los momentos más inconvenientes -murmuró, y su aliento danzó por encima de mis labios. Contra todo mi buen juicio, la anticipación se coló en mis músculos y los apretó-. Me descubro rememorando tu sabor en mis dedos un poco demasiado a menudo.

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Lo que sentí, lo que saboreé en la parte de atrás de mi garganta, fue la amargura del miedo. El sabor agrio de la angustia y la impotencia. Y el toque salado de la determinación y la resolución. Eso fue lo que sentí cuando te vi.

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Creo que jamás había tenido tantas ganas de oír la palabra sí como ahora mismo.

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Los mortales nos parecen seres muy interesantes. La forma en que elegís vivir, las reglas que creáis para gobernar y a veces para limitaros. La ferocidad con la que vivís. El amor y el odio. Los mortales nos causan un interés singular.