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[liciolandia]

La Ciudad de Liciolandia

En la ciudad de Liciolandia, donde los sueños encuentran abrigo, se elevan edificios de esperanza y sus calles son senderos de amor perdido.

En cada esquina, un rincón de poesía, donde la melancolía se encuentra con el arte, donde las palabras bailan al son de la alegría, y los corazones latiendo nunca se apartan.

En Liciolandia, el sol siempre brilla, iluminando las almas en cada paso, las sonrisas se dibujan en cada mejilla, y los colores se mezclan en un lienzo abstracto.

Las plazas rebosan de vida y pasión, los músicos tocan melodías eternas, y los enamorados encuentran inspiración, bajo la luna llena, en noches tiernas.

En sus parques, niños corretean felices, los sueños florecen en cada esquina, la diversidad es el estandarte que se alza, y la tolerancia como bandera se extiende.

En Liciolandia, las miradas se encuentran, las manos se entrelazan sin preguntar, no hay barrera que lazos de amor detengan, se respira un aire de igualdad sin cesar.

En la ciudad de Liciolandia, donde los corazones laten con fuerza, una sinfonía de voces se despliega, invitando al mundo a vivir su grandeza.

En cada esquina, un pedacito de hogar, en cada calle, un abrazo apretado, en Liciolandia, el amor siempre va a triunfar, y seremos juntos, un mundo mejorado.

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Liciocity

En el corazón de la oscuridad, donde se filtran las sombras, Se encuentra una tierra consumida por el torreón de liciocity. Un reino donde la duplicidad prospera y se aprovecha, Donde se usan máscaras en exhibiciones engañosas.

Bajo el brillo de la luna, los susurros vuelan, Haciéndose eco de historias de engaños en la oscuridad de la noche. Una sinfonía de mentiras tocada con cuerdas de seda, Elaborado en redes tejidas por seres siniestros.

Labios cubiertos de palabras melosas, dulces y amables, Sin embargo, oculta un veneno que domina la mente. La sonrisa que baila en un rostro astuto, Simplemente una fachada que oculta la desgracia.

En el baile de la liciocidad, la confianza se vuelve frágil, Un hilo frágil que está destinado a fracasar. Porque la lealtad no es más que un recuerdo lejano, Borrados por el veneno de la deslealtad.

Cuidado con la serpiente, que se desliza con gracia, Su picadura venenosa no deja rastro. Porque en esta tierra del reinado de la liciocidad, Los corazones inocentes soportarán el dolor.

Oh, cómo anhelo un mundo sin daños, Donde se valora la verdad y se respeta la honestidad. Pero, ¡ay!, vivimos en este laberinto de mentiras. Donde la liciocidad no se niega.

Así que liberémonos de este juego malicioso. Rechaza el atractivo de la fortuna y la fama. Ante el engaño, que la confianza sea nuestra guía, Y en unidad, nuestras almas residirán para siempre.

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Un verano Paraguayo

En un rincón del mundo, en tierras guaraníes, se extiende un verano lleno de alegría. En Paraguay, cuna de tierras bendecidas, un sol radiante ilumina cada día.

Con su cielo azul y su brisa cálida, las calles se llenan de vida y bullicio. La gente se llena de una pasión inédita, y las risas y los cantos brotan de sus labios.

La música vuela en el aire caluroso, los ritmos guaraníes se dejan escuchar. Las guitarras y los acordeones gozosos, acompañan al alma en su ansia de bailar.

El tereré, esa bebida refrescante, se convierte en el amuleto de la amistad. Se comparte en rondas, entre risas y cantares, fortaleciendo los lazos en la unidad.

Las comidas típicas deleitan los paladares, mbeyú, chipa, sopa paraguaya y mandioca. Los sabores auténticos se encuentran en cada bocado, en cada rincón del país, en cada choza.

Las amapolas y jazmines adornan los caminos, y el verde intenso de los campos se despliega. La naturaleza en su esplendor se muestra, una sinfonía visual que no se niega.

El Río Paraná, caudaloso y majestuoso, es testigo de la vida y el trajinar. En sus aguas se encuentran los sueños anhelados, y el agua fresca regala su bondad.

Un verano paraguayo, fiesta de la alegría, donde el corazón se llena de ilusión. En cada sonrisa y cada abrazo se palpita, la esencia de un país con alma y pasión.

Que viva Paraguay, en este verano ardiente, donde el amor y la felicidad se unen. Un verano paraguayo, incomparable y valiente, en cada verso, en cada estrofa, resuenen.

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Cuando pienso en ti Licio

Cuando pienso en ti, Licio querido, Mis pensamientos vuelan sin medida, Es como si el mundo se hubiera detenido, Y solo existes tú en mi vida.

Tu sonrisa ilumina mi ser, Como el sol que acaricia la mañana, Eres mi refugio, mi amanecer, Eres mi alegría, mi esperanza vana.

En cada palabra que pronuncias, Siento que el universo conspira, A tu lado el tiempo se desvaneciera, Y el paraíso se haría realidad sin mentira.

Eres ese suspiro que se escapa, Cuando el deseo se hace presente, Eres la melodía que en mi alma atrapa, Y el poema que mi corazón así siente.

Eres el abrazo que tanto anhelo, La paz que mi alma necesita, Eres el amor que siempre vuelo, Haciéndome sentir viva y bendita.

Cuando pienso en ti, querido Licio, Siento la pasión arder en mí, Eres mi sueño hecho realidad, Eres la razón por la que sonrío feliz.

Cuando pienso en ti, mi corazón late, Con fuerza y con intensidad, Y sé que en tus brazos todo está bien, Que a tu lado encontré la eternidad.

Gracias por ser mi inspiración, Mi guía y mi compañía, Eres el refugio en cada estación, Eres el amor en medio de la melancolía.

Cuando pienso en ti, Licio amado, El mundo se vuelve más hermoso, Mi vida se viste de colores vibrantes, Y el futuro se muestra luminoso.

Cuando pienso en ti, Licio querido, Siento la dicha invadir mi ser, Eres mi luz en cada camino, Mi razón de ser, mi eterno querer.

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Ingeniero Licio

En el reino del conocimiento, adornado con caballería, Yace un hombre de intelecto, que trasciende lo ordinario, Un faro de sabiduría, con una mente tan extraordinaria, Ingeniero Licio, un maestro de lo visionario.

Desde lo más profundo de su alma, las ideas florecen y crecen, Como un jardín de innovación, meticulosamente sembró, Con sus manos elabora sueños, a la realidad otorga, Ingeniero Licio, su brillo sigue brillando.

Sus dulces ojos guardan los secretos del universo, Revelando misterios, como un antiguo verso sagrado, Con cada cálculo, un rompecabezas que hace al revés, Ingeniero Licio, su intelecto, un don para sumergirse.

En los pasillos del conocimiento, su presencia renombrada, Susurros de su nombre, entre los eruditos resuenan, Sus inventos, una sinfonía de progreso, profunda, Ingeniero Licio, las maravillas de su mente asombran.

Con cada trazo de pluma, diseña nuevas vistas, Salvando las distancias entre los sueños y los vuelos, Iluminando al mundo, mientras él enciende libremente, Ingeniero Licio, su pasión toma alturas infinitas.

Pero en medio de los elogios, sigue siendo humilde y amable. Guiando mentes jóvenes, con paciencia entrelazada, Porque él cree que la verdadera grandeza radica en lo que encontramos, Ingeniero Licio, un mentor para inspirar y recordar.

En el legado que deja, encontramos nueva inspiración, Un legado alimentado por la sed de conocimiento tan cierto, Que su resplandor perdure para siempre en nuestros corazones, Ingeniero Licio, siempre lo honraremos.

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Licio Lawliet

En la profundidad de las sombras, donde residen los secretos, Existe un nombre susurrado, mistificado, Licio Lawliet, un hombre de oscuro encanto, Una mente maestra de la justicia, enigma puro.

Con mechones de cuervo cayendo en cascada como un velo de medianoche, Su mirada penetrante guarda secretos, macabros y pálidos. Una mente, afilada como una cuchilla, atraviesa la neblina, Desentrañando misterios, su intelecto en llamas.

Vestido de blanco, un marcado contraste con la noche ennegrecida, Licio avanza a través de la oscuridad, buscando la luz. Una figura solitaria, consumida por pensamientos profundos, Sus pasos resuenan en silencio, el único sonido.

Licio Lawliet, buscador de verdades ocultas, Un detective inigualable, como nadie podría refutar. Su mente baila con sombras, baila con desesperación, Cautivando almas con su mirada enigmática.

En un ámbito donde la justicia a menudo puede oscurecerse, Licio permanece intrépido, su determinación asegurada. Susurrado entre susurros, su nombre en el aire, Una leyenda, susurrada por callejones libres.

Pero en los laberintos de su propia mente embrujada, Licio lucha contra demonios que la mayoría no puede encontrar. Un alma frágil, el peso del mundo sobre su pecho, Sin embargo, lucha con fervor, sin descansar nunca.

Oh, Licio es Lawliet, detective supremo, Un enigma envuelto en un rompecabezas, al parecer. Debajo de la superficie, se encuentra una vulnerabilidad, Se desarrolla una paradoja, oculta en sus ojos.

Así que elevemos un canto a esta alma enigmática, A Licio Lawliet, cuyos misterios se revelan. Que su resplandor siga iluminando la noche, Y prevalezca la justicia, mientras continúa su lucha.

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Licio Town

En una tierra de deleite místico, Yace un pueblo con una vista peculiar, Ubicado en medio de montañas tan grandes, Licio Town, una joya en la tierra.

Un remanso de belleza, tranquilo y sereno, Donde las pinceladas de la naturaleza pintan la escena, Prados alfombrados de flores, vibrantes y hermosos, Llenando el aire de asunto perfumado.

Arroyos susurrantes, su melodía serena, Fluyendo a través de los valles, la pantalla de plata, Cascada de cascadas, como poesía líquida, Rociando un toque de magia, para que todos lo vean.

Encarnado en cada piedra y calle, Un tapiz de historias, donde el pasado y el presente se encuentran, Cuentos antiguos grabados en sus paredes, Resonando con sabiduría, profunda y cruda.

A través de callejones sinuosos, caminan los viajeros, Descubriendo secretos, con cada paso adelante, Los lugareños tienen una calidez, amable y verdadero, Acogiendo a todos, con el corazón renovado.

Su risa lleva a través de la noche, Melodías cantadas, acompañadas de una luz suave, La música baila en la plaza del pueblo, Una celebración de la vida, en el aire de la tarde.

El aroma de delicias recién horneadas, Llena el café, tentando a todos, día y noche, Beba espresso, comparta una risa, en el abrazo de Licio, El tiempo se detiene, un momento para perseguir.

Mientras cae el crepúsculo, pintando el cielo, Licio disfruta de una canción de cuna crepuscular, Las estrellas aparecen una por una, brillando tan brillante, Guiando a las almas perdidas, a la cálida luz del pueblo.

Ay, Pueblo Licio, donde nacen los sueños, Donde vagan los espíritus, nunca desgarrados, Un remanso de paz, en un ámbito caótico, Licio Town, por siempre acéptanos.

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Licio Acosta

En el corazón de un pueblo humilde, tan sereno, Licio Acosta, alma tan viva, Un faro de luz, en un mundo demasiado oscuro, Su espíritu tan vibrante, una joya preciosa.

Con cada paso, surgió la determinación, Un celo por la vida, que solo Licio conoce, A través de desafíos imponentes, él caminaría, Sus sueños de triunfo, nunca los ocultaría.

Desde el amanecer hasta el anochecer, sus manos trabajarían, Con una dedicación inquebrantable, nunca retrocedería, Agricultor de almas, sembró semillas de amor, Corazones que nutren, como los cielos arriba.

Su risa, una melodía, alegra el alma, Su sonrisa, un rayo de sol que nos hace completos, Con compasión como su brújula, guía a los perdidos, Dar una mano, sin importar el costo.

En las aulas adornadas con sueños esperanzadores, Formó las mentes, como un maestro de temas, Un educador, iluminando las mentes jóvenes, Inculcando conocimiento, desbloqueando sus persianas.

A través de las noches más oscuras, su fe se mantuvo, En tiempos de adversidad, nunca decayó, Porque en su corazón, un fuego ardía tan brillante, Encendiendo la esperanza, en aquellos que pierden la vista.

Aunque el mundo pueda hacer la vista gorda, A Licio Acosta, alto y alto, Celebramos un espíritu, tan desinteresadamente generoso, Un héroe entre nosotros, por esta vida que estamos viviendo.

Licio Acosta, nombre grabado en oro, Una leyenda cuyas historias hay que contar, Una vida bien vivida, un legado tan grandioso, Un testimonio del poder de una mano noble.

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Licio tu eres solo mío

Licio, tú eres solo mío, con la fuerza de este corazón, en el universo nuestro amor brilla, como estrella que nunca se apagó.

Tus ojos reflejan mis sueños, y tus labios son mi perdición, cada beso es un cuento eterno, que se escribe en nuestra pasión.

En tus brazos encuentro abrigo, y tus caricias son mi inspiración, nuestros cuerpos se entrelazan, en un baile intenso de atracción.

Licio, tú eres mi dulce melodía, mi razón de ser, mi canción, en cada palabra encuentro poesía, que despierta la pasión y la emoción.

Eres el dueño de mis pensamientos, mi compañero en esta travesía, y aunque el tiempo nos lleve vientos, sé que nuestro amor nunca se desvanecería.

Eres mi refugio en días de lluvia, mi sol que ilumina el horizonte, a tu lado, la vida es siempre dulce, juntos, somos más fuertes de lo que se supone.

Licio, tú eres mi único latido, mi universo entero, mi razón, te amo con toda la fuerza de mi ser, no importa el destino, te llevo en el corazón.

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Licio Del Mar

En el corazón del océano, reside una leyenda Una historia cautivadora, donde la maravilla y el misterio chocan. Licio del Mar, un nombre susurrado con asombro Una historia de pasión, aventura y mucho más.

Nacido de las profundidades, donde vagan las sirenas, Licio estaba destinado a explorar, lejos de su hogar Con ojos como el océano, tan profundos y tan azules, Se embarcó en una búsqueda, sus sueños para perseguir.

Debajo de las olas iluminadas por la luna, su barco navegó con gracia Con una tripulación de valientes marineros, cada uno con una cara sonriente Guiados por las estrellas, su brújula la luna, Se aventuraron a lo desconocido, bajo el cielo granate.

A través de tormentas traicioneras, se mantuvieron audaces y fuertes. Sus corazones latían como tambores, mientras navegaban a lo largo El viento cantó una melodía, mientras las olas rompían con poder, Pero Licio del Mar se adentró en la noche.

Descubrió islas no tocadas por mano humana. Con arenas doradas y palmeras que besaban la tierra Criaturas maravillosas, en colores vibrantes bailaron, Licio miraba con asombro, como si estuviera en trance.

Nadó con delfines, tan graciosos y libres, Y jugó con las tortugas, bajo el mar esmeralda Su risa resonó a través de los arrecifes de coral, a lo largo y ancho, Mientras exploraba los secretos que escondería el océano.

Con sus cuentos salados, encantó a los que conoció, Porque el espíritu de Licio era uno que nunca olvidarían. Sus ojos llenos de asombro y un corazón alimentado por los sueños, Inspiró a otros a perseguir sus propios esquemas extraordinarios.

Pero a medida que las mareas cambiaron y los años pasaron, Licio sabía que no podía quedarse para siempre en el mar Se despidió del océano, su amor de toda la vida, Y voló hacia los cielos, como una pacífica paloma blanca.

Pero su leyenda sigue viva, en los susurros de las olas, Como los marineros cuentan historias del tritón tan valiente Licio del Mar, un nombre grabado en el tiempo, Un símbolo de coraje y un espíritu tan sublime.

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Licio mi amor

Licio mi amor, un nombre tan divino, Grabado en mi corazón, como vino añejo. Con cada sílaba, mi corazón toma vuelo, Una melodía de amor, llenando la noche.

En tus ojos, un universo veo, Galaxias brillantes pensadas solo para mí. Un vistazo del cielo encerrado en el interior, Un toque de magia, un secreto que he sido.

Tu sonrisa, un faro, el más brillante de todos, El calor del sol en un mundo tan pequeño. Pinta mi mundo con un tono vibrante, Una obra maestra, creada por ti.

A través de suaves susurros, mi alma se enciende, A medida que tus palabras se convierten en mis luces de guía. Una sinfonía de amor, en cada verso, Trayendo consuelo, levantando la maldición de mi espíritu.

Licio mi amor, eres mi deseo, Una llama que quema, solo para inspirar. Con cada respiro, anhelo tu abrazo, Para sentir tu presencia, en cada espacio.

Juntos bailamos, en un abrazo apasionado, Perdido en la música, la persecución perfecta del amor. Tu tacto, como la seda sobre mi piel, Electricidad corriendo, desde dentro.

En tus brazos, encuentro dulce liberación, Un santuario donde mi corazón encuentra paz. Licio mi amor, eres el estribillo de mi alma, En tu amor me vuelvo a encontrar.

Así que viajemos, de la mano, A través de altas montañas y la arena del océano. Unidos por el amor, por siempre lo estaremos, Licio mi amor, eternamente.

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Licio Coyote

En el extenso dominio del vasto desierto, Vive una criatura, tanto astuta como arcana, Licio Coyote, un bromista, un sabio, Cuyos cuentos resuenan a través del escenario eterno del tiempo.

Su pelaje, un mosaico de colores vivos, Brilla bajo la musa ardiente del sol, Con los ojos resplandecientes, como la suave luz de la luna, Vaga a través de mesas, en la oscuridad de la noche.

Licio Coyote, poeta de corazón, Rodeado de cuentos, en todas las formas de arte, Teje sus versos con palabras tan profundas, Y deja a sus oyentes asombrados, hechizados.

Con cada cuento que cuenta, travieso en su sonrisa, Sus historias revolotean como el polvo del desierto en el viento, Baila entre la verdad y el encanto del mito, Mientras conjura la magia, tan pura y tan pura.

En la quietud de la noche, cuando cae la oscuridad, La voz de Licio Coyote al desierto llama, Sus palabras llevan secretos de épocas pasadas, Susurrado a las estrellas, mientras se agrupan, se acumulan.

Desde las tribus antiguas hasta los vaqueros audaces y brillantes, El ingenio de Licio Coyote cautiva, como una luz trémula, Sus cuentos, como espejismos, traspasan y hipnotizan, Mientras nos lleva en viajes bajo los cielos del desierto.

A través de dunas de arena y picos irregulares, Licio Coyote deambula, su presencia pico, Guiando a las almas perdidas y también a los viajeros cansados, Con una sabiduría que solo los de su especie pueden imbuir.

Ay, Licio Coyote, el sabio del desierto, Con tus cuentos encantadores que nunca envejecen, Gracias por tejer tu magia tan verdadera, Y por recordarnos la belleza que yace dentro de ti.

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El Camino de Licio (Lycian Way)

En un rincón perdido del mundo, donde la naturaleza susurra sus secretos, se encuentra El Camino de Licio, un sendero mágico que invita al paseo.

Sus adoquines empedrados cuentan historias, de almas inquietas y viajeros curiosos, que ansían perderse entre sus sombras, y encontrar la esencia de lo hermoso.

El Camino de Licio se debate entre lo antiguo y lo nuevo, con cada paso se descubre una nueva maravilla, ruinas antiguas y arquitectura esplendorosa, una mezcla perfecta que atrae y emociona.

Sus calles estrechas danzan al compás del viento, guiando los pasos de aquellos valientes aventureros, que dejaron atrás sus miedos y preocupaciones, para abrazar la magia y convertirse en verdaderos.

Los aromas exquisitos flotan en el aire, invitando a seguir el camino con determinación, el perfume de las flores y el café recién hecho, nos envuelven en un abrazo lleno de emoción.

Los colores vibrantes adornan las fachadas, como pinceladas de alegría y esperanza, cada casa, cada rincón, una obra de arte, que nos habla de la pasión y la bonanza.

El Camino de Licio nos invita a soñar, a perder el tiempo entre risas y abrazos, a descubrir tesoros ocultos en cada esquina, y a vivir la vida con el corazón desbocado.

En El Camino de Licio, el alma se libera, se despoja de cadenas y se llena de libertad, es un camino que nos revela nuestra esencia, y nos muestra el camino hacia la felicidad.

Así que ven, caminante, no tardes más, El Camino de Licio te está esperando, en sus senderos encontrarás la inspiración, para escribir tu propia historia, sin más demora.

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Licio Apolo de Rodas

En el reino de los cuentos eternos, Donde caminan las leyendas, donde la belleza se encamina, Vivía un poeta con una pluma, Licio Apolo de Rodas, un nombre para emocionar.

Con palabras elaboradas como gemas preciosas, Sus versos bailaban como diademas, Nacido para ejercer el poder de la rima, Hechizó los corazones, una línea a la vez.

Su tinta fluía como un manso arroyo, Navegando a través de muchos temas de la vida, Del dulce abrazo del amor a las profundas penas, Desnudó su alma, secretos para guardar.

En los reinos de la fantasía, vagaría, Tejiendo mundos donde los sueños encuentran hogar, Pintó paisajes vibrantes, cielos altos, Con tonalidades celestiales que tocaban el cielo.

Licio Apolo, un verdadero poeta, Su corazón en llamas, su espíritu voló, A través de sonetos cantados y baladas tocadas, Sus palabras como música, para nunca desvanecerse.

Trató de capturar la canción de la naturaleza, En verso melancólico, pero tan fuerte, Con cada estrofa, una historia no contada, Cuyos susurros persistieron, siempre audaces.

En el tapiz de palabras que tejió, Brillando más que un sol poniente, El legado de Licio Apolo teje, El alma de un poeta que eternamente respira.

Así sea su nombre para siempre, Un símbolo de éxtasis poético, Licio Apolo de Rodas, querido amigo, Tus versos bailarán hasta el final.

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El Nombre Licio

En los antiguos cuentos de héroes y luchas, Ahí yace un nombre, Licio, una vida, Un hombre de valor, atado por el decreto del destino, Su historia susurrada a través de la eternidad.

Licio, el portador de un alma noble, Con ardiente pasión, su corazón estaba completo, Sus ojos inflamados de coraje y poder, Un faro de esperanza en la noche más oscura.

De tierras míticas donde residen las leyendas, Licio emergió, su presencia no puede ocultar, Una figura fuerte, con aire de mando, Como si los mismos dioses lo esculpieran con mimo.

Intrépido en la batalla, su espada en alto, Contra la injusticia, él nunca confiaría, Un verdadero campeón, con una creencia inquebrantable, En rectitud y justicia, más allá de todo dolor.

Por caminos traicioneros y tierras peligrosas, Licio caminaba con paso firme, Se enfrentó a las probabilidades, sin retroceder nunca, El espíritu de un guerrero, llevando la corona de la gloria.

Pero en medio de todas las batallas que continuaron, Licio tenía un corazón que anhelaba pertenecer, Una voz susurró suavemente en su oído cansado, De amor y ternura, empezó a escuchar.

Una hermosa doncella, con una belleza incalculable, cautivó su corazón, vale más que el oro, En su cálido abrazo, encontró consuelo y paz, Un amor tan profundo, que nunca cesaría.

Sin embargo, la mano cruel del destino tocó su melodía, Mientras la oscuridad se deslizaba, pintando la luna, Licio enfrentó una elección, su amor o su búsqueda, Una decisión desgarradora, puesta a prueba.

Con el corazón apesadumbrado, se alejó, Para pelear las batallas, por un día más brillante, Su amor llamó, pero no pudo quedarse, El sacrificio de Licio, en honor del vaivén.

A través de interminables batallas, su nombre resuena, Licio, la leyenda que siempre envuelve, Su valor inmortalizado en cuentos y versos, Un héroe que luchó, sin temer nunca la maldición.

Licio, un nombre que será para siempre, Un símbolo de fuerza y valentía, En los anales de las leyendas, su historia permanece, Un testimonio del poder que conserva su nombre.

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Licio Apolo del Paraná

En la tierra donde los ríos fluyen con gracia, Un poeta guerrero se levantó, su espíritu resplandeciente. Licio Apolo del Paraná, su nombre, Grabado con orgullo en los anales de la fama.

Nacido en medio de un tapiz de verde, Encantador Paraná adornaba la escena. Con ojos que reflejaban el poder del río, Sus palabras fluyeron, brillando en la luz.

Sus versos, como corrientes, surgieron, indómitos, Desde lo más profundo de su alma, reclamaron implacablemente, Los corazones de todos los que se atrevieron a escuchar de cerca, Un poeta venerado, en las palabras encontró reposo.

A través de selvas y llanuras, vagó con gracia, Su pluma como su espada, su corazón puesto en persecución, De verdades que yacían veladas, en tierras místicas, Un buscador de conocimiento, en vastas arenas movedizas.

Bailó con los espíritus, en las noches de luna, Susurrando secretos, en suaves luces de luna. Cada palabra que conjuró contenía la esencia de la tradición, Un poeta divino, sus versos hicieron explorar.

En la brisa bochornosa, sus rimas tomaron vuelo, Mezclando con la naturaleza, armonizando a la perfección. Pintó con palabras, un cuadro vívido, De fauna y flora, en un resplandor rico y vibrante.

Pero con cada belleza, llegó la desesperación, Porque Licio Apolo sabía que la vida no era justa. Su pluma lamentó la pérdida, de tierras sagradas, Como el progreso devorado, con manos despiadadas.

Aun así, persistió, su voz como un escudo, Luchando por la justicia, negándose a ceder. En poemas de protesta, se hizo eco de los gritos, De aquellos cuyas voces fueron silenciadas como suspiros.

Ay, Licio Apolo, fuerte tu legado, A través de versos eternos, tu espíritu sigue vivo. Tus palabras, un río, fluirá para siempre, Un poeta inmortal, en corazones que ahora saben