#Si leen el post plis guarden en secreto mi plan Hahaha

[elen-alambil]

Es una conversación algo oscura, pero que me hace ver las cosas más claras.

Para contexto:

En diciembre tuve un recién nacido internado en la UCIN, muy grave. Terminó en ventilador mecánico y prácticamente todos estaban esperando que no les tocara a ellos que el bebito se fuera... Me tocó a mí. El bebé cayó en paro cardiorrespiratorio a media noche. Y, aunque pasé todos los medicamentos correspondientes e hice mis maniobras de reanimación, el bebito falleció. Aún recuerdo la hora en que los médicos lo proclamaron como muerto, 0:50. Me sentí fatal, porque nunca me había pasado a mí.

Antes de que llegara el neonatólogo para desintubar al bebé, me acerqué a él y le pedí perdón por no haberlo podido salvar. Noté que había lágrimas en sus ojitos, y éso me rompió el corazón y comencé a llorar. Sequé sus lágrimas, pidiéndole perdón una y otra vez... Y el bebé se movió. Movió su piecito. Mi corazón, en cambio, pareció detenerse. No era posible, ¿cierto? Volví a monitorizar al bebé y no marcó ningún signo vital. "Son los movimientos post mortem", razoné. Suelen pasar, son fisiológicos, es completamente normal al momento de la muerte... Pero esa loca idea se posó muy dentro, una idea que nacía de la desesperación y el dolor.

El neonatólogo llegó a las 2 de la mañana. Me regañó: "¿Ahora qué hiciste, Betty?". "¡Hice todo lo que pude para salvarlo!", se me quebró la voz cuando le respondí. Entonces él tomó el estetoscopio y lo colocó sobre el pequeño. Se quedó en silencio casi 5 minutos, me miró con los ojos bien abiertos y dijo: "Este niño sigue vivo". Los dos comenzamos a preparar medicamentos, pasar cargas de soluciones, adrenalina, bicarsol, y ahora sube los parámetros del ventilador, ahora pasa dopamina, guarda silencio, coloca el monitor, cambia el tubo endotraqueal, mira el monitor. Y el monitor marcaba que su corazón estaba latiendo.

Aquel bebé estuvo muerto por una hora. 3 médicos y 6 enfermeros fueron testigos. UNA HORA.

Y a las 2 de la mañana su corazón estaba latiendo otra vez.

"Eres milagrosa", me dijo el neonatólogo.

"No fui yo", respondí tragándome las lágrimas.

"Es un pequeño Lázaro". A la mañana siguiente llegué a casa y entré lágrimas y palabras que medio salían de mi boca, agradecí a Dios por tremendo milagro.

Ahora en febrero mi padre enfermó de covid gracias a las pocas precauciones que tuvo mi madrastra y su familia. El cuidado que tuve durante TODO un año, lo tiraron por la borda y mi papá estuvo muy grave.

Gracias a Dios, nos movimos lo más rápido posible y comenzamos el tratamiento. Cubrí el esquema básico covid, añadiendo medicamentos para tratar neumonía e influenza. No se supone que se deba hacer, pero estaba desesperada y tenía que hacer cualquier cosa por sacar a mi papá adelante.

Conseguí un tanque de oxígeno el mismo día y no me despegué de él ni siquiera para comer. Aquel sábado 13, sentí que el mundo se me había caído encima.

En 10 días se restableció; pero hoy siendo sincera con una de mis hermanastras llegamos a la conclusión de que las dos pensamos que él iba a morir. Lo vimos tan grave y delicado.

Sólo hay una persona que sabe un trato personal: si un día mi papá llega a faltarme, yo me voy al mar con pastillas para dormir y mis bolsillos llenos de piedras.

Zuriel es el único que sabe de mi plan. No es precisamente uno esperanzador y que pueda contarle a medio mundo. Ni si quiera debería escribir sobre él, pero su mensaje de hoy: "Puros milagros contigo. Ahora ya no te tendrás que quitar la vida...". Tengo atadas mis manos. Me han devuelto dos vidas. Luché por ellas, aunque al final no me corresponde a mí decidir quién se queda y quién se va. No podría, no debería quitar una tercera.

Tal vez ya no. Al menos no por ahora.

Sin embargo, tiene razón: he visto dos milagros. No es necesario ver para creer, porque la fe es precisamente éso «la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve».

No sé qué pasará mañana. Pero las palabras de Zuriel resuenan en mi mente, y continuarán haciendo eco por mucho tiempo.