#SacrificioFamiliar
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En la lucha por el amor y la familia, descubrimos la verdadera esencia de la fortaleza. El Halcón de Fuego nos enseña que el poder está en el corazón.
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HALCÓN DE FUEGO
Un hombre que escala la Cordillera de los Andes, bien equipado, aguanta un chaparrón de viento y nieve que casi lo supera. En unos metros más, el viento y la nieve se apacigua. El hombre acaba de pasar la capa de viento y nieve, observa el cielo limpio y claro, y las estrellas apareciendo. De pronto, ve una de ellas con cola larga cayendo del cielo, chocando. El hombre imaginaba que estaba presenciando una pelea de titanes, pero esa suposición no estaba lejos de la verdad. Eran guerreros luchando a golpes entre ellos, rodeados de esa energía luminosa que los hacía verse como estrellas a kilómetros de distancia. Asombrado, el hombre se da cuenta y se quita las antiparras, su rostro dice: ¡¡ no puedo creer lo que estoy viendo !!. En ese momento, los guerreros que se golpean como estrellas chocantes caen cerca de él, dejando un cráter de 1 metro. Ambos guerreros están debilitados por el esfuerzo, se derrumban y mueren en el suelo. Uno de ellos lleva una mochila en su espalda. El hombre asustado por la experiencia se acerca al guerrero muerto con la mochila y al abrirlo se sorprende. Hay un bebé dentro de ella; en poco rato, el bebé llora. El hombre lo toma en sus brazos, reflexionando sobre lo que tiene: 2 cadáveres, un bebé hambriento y una historia que nadie va a creer.
40 años después, en el puerto de Valparaíso, un hombre de 1.70 mts. Fortachón y con la piel seca y dura llamado Aurelio Espinoza, trabaja en las grúas, descargando conteiners de un barco que recién llego a puerto, feliz, bromea con sus amigos, es un hombre sencillo, de mucho esfuerzo como sus compañeros de trabajo, sale del trabajo feliz, llega a casa a encontrarse con sus hijos; Jimmy de 15 años y Mauricio de 8 años, están orgulloso de su padre, no tan solo lo perciben como un superhombre, ha sido también la madre de ellos desde que su propia madre los abandono, pero el termino superhombre no se queda en la admiración de sus hijos, Aurelio también es un luchador en los espectáculos de lucha libre que se organizan en el teatro cercano al edificio del Congreso Nacional, su nombre de luchador es Halcón de Fuego, lleva mascara roja y traje de lycra con ornamentos dorados que hacen alusión a alas de fuego. Con ello, Aurelio también se gana la vida para pagar los estudios de sus pequeños hijos. A veces Jimmy lo acompaña a la arena y a los entrenamientos en el gimnasio. Feliz, él hace de entrenador para un padre no tiene mayor motivación que el bienestar de sus hijos. Pero a su vez, aprovecha su talento para la lucha libre y resistencia física innata. Ningún golpe es fuerte, ningún es costalazo es destructivo para su cuerpo. La mayoría de los luchadores se retiran ante este estrés físico, pero él sigue dando la guerra, no por su ego, sino solo por sus hijos.
En el espectáculo de esta noche, tiene un nuevo contendiente, El Gran Guerrero, una masa montañosa de músculos de 1.90 mts. Con más de 150 kg. Pero no tan admirado como es el Halcón de Fuego para muchos, que cada fin de semana, tropas de jóvenes lo van a ver. Pero a Aurelio no le intimidan esos datos, mantiene una mirada serena ante el desplante del luchador al ser presentado en la arena, Jimmy lo anima junto con el público... Suena la campana. Los luchadores se ponen en guardia en el centro de la arena, se miran temerariamente tratando de intimidar al otro. De repente, El Gran Guerrero le arremete un golpe a la cabeza del Halcón de Fuego. La mano del luchador se dobla como plastilina, pero el Halcón de Fuego no se mueve ni medio centímetro. El Gran Guerrero siente su mano adolorida y trata de golpearlo con la otra mano. El Halcón de Fuego esquiva los golpes y toma al Gran Guerrero, lo levanta y lo arroja a la mitad de la arena como si fuera un muñeco de trapo. El Gran Guerrero le propina desde el suelo una patada en el pecho, pero solo logra desbalancearlo un poco. El Gran Guerrero se levanta y le hace un suplex*, aplasta al Halcón de Fuego, este lo empuja y al levantarse le propina varios puñetazos, El Gran Guerrero lo toma de la máscara y lo lanza a las cuerdas, luego el Halcón de Fuego le lanza un puñetazo y lo manda al suelo, se arroja encima del luchador y este le suplica: “Bien, acaba de una buena vez, estoy hecho bolsa”, el árbitro cuenta: “¡¡ 5, 4, 3, 2, 1 !!” . Suena la campana, se levanta y el árbitro declara al campeón: “¡¡ Halcón de Fuego, gana !!”.
Jimmy entra a la arena y abraza a su papá. Aurelio solo finge agotamiento, en realidad nada le pasó, nunca ha sangrado, nunca ha sudado. La lucha solo fue un espectáculo. Al entrar a los camerinos se encuentra con sus colegas luchadores; El Fierro, El Stallone y El Bala lo saludan, orgullosos del espectáculo que dio, Aurelio lo toma con humildad, le dice a los chicos: “No es para tanto, cauros**, no sean cuaticos***”. Después de vestirse y arreglarse, Aurelio sale del teatro con su hijo, afuera, emocionado están los chicos fan del Halcón de Fuego por el espectáculo de lucha. Llegan a casa y Aurelio se acuesta en su cama, todo cansado y molido.
Aurelio empieza a soñar un recuerdo; un hombre está en medio de la Cordillera de los Andes con un bebé en los brazos, todo asustado, y a sus pies un par de cadáveres de guerreros. Al poco tiempo ve a un grupo de personas con vestimentas extrañas acercarse a él, ven la escena, recogen los cuerpos y, para mayor asombro del hombre, lo ayudan junto con el bebe. Los llevan a una ciudad en medio de la cadena montañosa, al llegar, uno de los sabios de este lugar se acerca al hombre y le cuenta que el lugar son lo que los españoles llamaban en historias y leyendas “La Ciudad de los Cesares”, una mágica civilización oculta en las montañas, del mundo occidental, perdida en mitos y leyendas chilenas, la mítica “Pacha Pulai” descrita en libros y artículos, lo que este hombre, el profesor Cornelio Espinoza buscaba, lo que exponía en tesis sobre su existencia en base a diarios de expediciones españolas, chilenas y argentinas, un tambo**** inca perdido en el tiempo, oculta de las transformaciones de la historia, grupo humano que había evolucionado con sus secretos y misterios, esta cultura había desarrollado superhombres con fuerza sobrehumana y la capacidad de cruzar el cielo como si fueran estrellas fugaces, pero con el pasar de los últimos 500 años, empezó haber un conflicto de guerreros superdotados que producía estragos en su sociedad, surgiendo peleas entre casas familiares e individuos que se hacían llamar guerreros.
El bebé pertenecía a una de esas casas familiares de guerreros, lo buscaban para acabar con el inocente y no tener que luchar con el bebé cuando creciera, El sabio aconsejo llevarse al niño y no volver jamás. El profesor Cornelio, con gran decepción, tuvo que aceptar este hecho para salvar su vida. El bebé no solo era la prueba de la existencia de una leyenda, sino también el riesgo de que otras expediciones se involucraran en la conflictiva sociedad de La Ciudad de Los Cesares, Solo debía asumir su desprestigio a cambio del futuro de un niño, un precio aceptable. El profesor Cornelio deja “La Ciudad de los Cesares”. Posteriormente se fue a vivir a Valparaíso, donde nadie lo conocía. Bautizó al bebé como Aurelio, trabajó en el puerto para criarlo. No era una tarea fácil para un hombre solo. Su vecina, la Srta. Arroyo, le ayudaba con el chico, crecía fuerte, nunca se enfermó, ni tuvo una rasmilladura. Llegada la adolescencia, la cosa se complicó más. La invulnerabilidad de Aurelio se empezó a hacerse famosa entre los chicos del barrio. No había pandilla que lo provocaba para después terminar aporreado por Aurelio. También hizo que se enamorara de Isabella, una preciosa morena que estudiaba en el liceo con él. Se enamoraron y la chica quedó embarazada. Los dramas vinieron después, un conteiner aplastó a su padre adoptivo. El mismo día en que nació Jimmy, sin la sabia guía de su padre, estaba perdido. La Srta. Arroyo ayudaba en lo que podía, pero era poco comparado con los desafíos de las pandillas y su fama. Esto asustaba a Isabella, que al final terminó abandonándolo una vez que nació Mauricio. Esto partió el corazón de Aurelio, a pesar de que tenía el trabajo en el puerto, no era suficiente, así que pensó en usar su fuerza para poder darles educación y un futuro, Encontró un medallón con el grabado de un Halcón de Fuego. De ahí, la Srta. Arroyo le preparó un traje para la lucha libre, una noche de guerreros noveles, donde ganaría algunos pesos para seguir criando a sus hijos.
Estaba listo para la primera batalla, en el teatro que está al lado del Congreso Nacional. Estaba nervioso, no sabía qué iba a ocurrir ahí. El presentador se acercó y le preguntó: “bien cauro, ¿¿ cómo te presento ??.
Tímidamente, Aurelio le responde: “Halcón de Fuego”.
El presentador grita al micrófono: “Damas y caballeros, aquí en la noche de luchadores noveles, tenemos el agrado de anunciar, a un virgen de las áreas, un joven con talento, con ganas de ganar, les presento al HALCÓN DE FUEGO”.
Aurelio entra con su traje y camina tímidamente entre vítores y abucheos del público, después el presentador anuncia: “El Halcón de Fuego, se enfrentará al rey de las arenas, el apóstol de la lucha, el campeón de los grandes, etc, etc, etc. y más…. Den la bienvenida al Capitán Matasanos”. Con semejante presentación, entra un hombre con mayas y camiseta ajustada, pelo largo, barba y ojos azules. Esta última característica le otorgaba una mirada fría e intimidante. Además de caminar con mucha confianza hacia la arena, el hombre era llenado de vítores y aplausos.
Ambos luchadores se encuentran en la arena y se miran, el árbitro empieza a dar unas palabras a los luchadores, cuando el Capitán Matasanos empuja al árbitro y le dice: “¡¡ apártate,... no necesitamos las recomendaciones de la mamita !!”, el público se asombra de la actitud del luchador. La campana suena y los luchadores se ponen guardia, se provocan para que uno de un paso para atacar al otro. De pronto, el Capitán Matasanos lo agarra con una llave, en ese momento, ambos luchadores se hacen fuerza para soltarse, pero la llave que los deja físicamente truncando. Una vez se sueltan, se apartan bruscamente y quedan cada uno a un extremo del otro de la arena. El Capitán Matasanos se siente aturdido por el movimiento, mueve rápidamente su cabeza para cobrar conciencia y al dar un paso, le da un golpe al Halcón de Fuego, casi pierde el equilibrio, el Halcón de Fuego le lanza un golpe al Capitán Matasanos y este lo esquiva. De ahí, el Capitán Matasanos le propina un cabezazo y lo empuja al piso, este cae todo aturdido a las cuerdas, el árbitro cuenta: 5, 4, 3, 2...”. En esos instantes, el Halcón de Fuego escucha una voz interior que le dice: “¡¡ Levántate, levántate, tus hijos te necesitan !!”. Y antes que el árbitro llegara a cero, el Halcón de Fuego se levanta rápidamente, agarra el cuerpo del Capitán Matasanos, lo levanta, gira lentamente y lo lanza fuera de la arena, cayendo encima de unas sillas vacías cerca del público. El hombre en el piso se siente adolorido y comienza a toser, lentamente se levanta y entra todo furibundo a la arena, grita y se arremete contra el Halcón de Fuego, en ello esquiva la envestida de su contrincante y lo agarra fuertemente de los brazos y con un pie en la espalda le hace una fuerte llave que le llega a romper una vértebra, el sonido fue tal que el quejido se hizo desgarrador. El Capitán Matasanos cae con la llave puesta por parte del Halcón de Fuego y le suplica a su contrincante: “Basta, termina de una buena vez”. En ese rato, el árbitro cuenta: “5, 4, 3, 2, 1”, suena la campana, el ganador del combate, el Halcón de Fuego. Lo que antes eran vítores y abucheos, ahora solo son vítores ensordecedores.
Aurelio llega a casa feliz, le entrega dinero a la Srta. Arroyo para que compre leche y comida para Jimmy y Mauricio. Él se hace una promesa, luchar sin rendirse para que sus hijos no pasen hambre y tengan educación. A la mañana siguiente, Aurelio despierta con un dolor de cabeza. Los recuerdos siempre le traen dolores de cabeza. Pero desde los hechos soñados pasó mucho tiempo, viven en la casa de la Srta. Arroyo, quien falleció de cáncer hace algunos años y que le dejo la casa a Aurelio y a sus hijos. Una mujer generosa que ayudó al padre adoptivo de Aurelio a cuidarlo y después a Aurelio a cuidar a sus hijos tras el abandono de la madre de Jimmy y Mauricio.
Era un domingo, en la mañana y en el desayuno, Mauricio le dice a su papá: “quiero ser luchador como tu papá”.
Esto llama la atención del hombre, quien le dice: “hijo, la lucha libre, aunque parezca una actuación, no es un juego de niños; hay sangre, huesos rotos, golpes, contusiones que mandan a los luchadores al hospital o a una silla de ruedas, si no fuera por la gracia de Dios, estaría inválido en un hospital, y no les podría darles de comer o enviarlos al colegio…Yo tengo que luchar porque no tengo opción, ustedes, si la tienen; edúquense, estudien harto para que mañana sean gente más sabia y tomen mejores decisiones".
El muchacho, con su mirada inocente que se inclina, le dice a su papá: "Ok, muy bien, papá, así lo haré". Aurelio esboza una sonrisa, le pone una mano en la cabeza y le agita el pelo, le dice: “Así se piensa, hijo”.
Una semana después, Aurelio, con su traje del Halcón de Fuego, se vuelve a presentar en la arena, pero esta vez su contendiente es un extraño hombre moreno, alto, con un rostro rígido, típico de los pueblos originarios del norte de Chile. Su mirada era impenetrable, no daba cabida a ninguna reacción a pesar que el público lo abucheaba. El presentador de la arena lo llamó “El Gran Inti”, no hubo mayor reacción, salvo el observar con la misma mirada al público que le rodeaba. Luego al presentar al Halcón de Fuego, el sonido de los abucheos cambió al de los vítores hacia el campeón de la arena, que ingresó con energía y entusiasmo. En esta ocasión el árbitro entregó todas las indicaciones, al terminar les preguntó a ambos luchadores: “¿¿ entendieron bien lo que he explicado ??”. El rostro de piedra del Gran Inti se mueve observando despreciativamente al árbitro. Tocan la campana y ambos luchadores se ponen en guardia. El Gran Inti levanta su pie y de una patada saca al Halcón de Fuego de la arena, lo arroja a las gradas donde la gente rápidamente se hace un lado al impactar. El público asombrado nota que su héroe está todo aturdido, magullado y sangrando. El Halcón de Fuego trata de levantarse y todo mareado se pone en guardia en la arena. El Gran Inti sale de la arena y va al encuentro de su contendiente y lo agarra con una llave en el cuello, trata de asfixiarlo. En ese momento, el Halcón de Fuego hace fuerzas para sacarse el musculoso brazo de su contendiente. El público anima al Halcón de Fuego en ese momento. El árbitro queda asombrado por la lucha, le pregunta al viejo Don Temistocles, el productor de los eventos de la lucha libre, si continúan o los separan. Don Temistocles también se queda sin palabras, no sabe qué decir...
En uno de esos forcejeos, el Halcón de Fuego logra zafarse de su contendiente y lo arroja a las destruidas gradas que hacen de suelo. Con rabia, golpea al Gran Inti, pero su rostro no cambia de gesto, ni sangra, mucho menos tiene moretones. El Gran Inti le da una patada al Halcón de Fuego y lo devuelve al suelo de la arena. El Gran Inti da un salto bien alto y al volver al suelo, sus pies van dirigidos al Halcón de Fuego que está recostado en el suelo, todo adolorido. De repente, El Halcón de Fuego se levanta y le da un golpe a la quijada. Este golpe lo saca de la arena y del recinto, haciendo un agujero en el muro, cayendo en el callejón lateral al Teatro. Con agilidad, el Halcón de Fuego aprieta sus puños, y el público lo acompaña en el callejón. El Gran Inti se levanta todo mareado y magullado, el Halcón de Fuego le da varios golpes, lo agarra y le interroga: “¿¿ Quién eres tú ??” El Gran Inti no responde. Después levanta a su contendiente y lo arroja al duelo, con el impacto se sienten sus huesos quebrándose, el árbitro corre hacia donde están los contendientes y cuenta: “5, 4, 3, 2, 1”. La campana suena dentro del recinto y el árbitro declara al Halcón de Fuego, el ganador, otra vez. El Halcón de Fuego se acerca a Don Temistocles y furioso le pregunta: "¿¿ Quién era ese ??”.
Don Temistocles tartamudea un poco y le dice: “Llevaba meses solicitando luchar contigo, finalmente tuve que darle la oportunidad”. De pronto, hubo un alarido de asombro entre el público. El Gran Inti desaparece misteriosamente, y Aurelio se pregunta: ¿¿ Quién habrá sido ese extraño hombre con quien luche ??.
Cuando regresa a casa, Jimmy cura sus heridas, igual extrañado que el público en el teatro, ya que es la primera vez que ve a su padre con cortes y moretones. En ese momento, revisa el diario de su padre adoptivo que contiene el conocimiento acerca de los guerreros de la Ciudad de los Cesares. Descubrió que esos guerreros eran virtualmente invulnerables para las fuerzas humanas y que eran considerados superhombres. En ese momento piensa en el recuerdo que soñó la otra noche, y teme que si apareció este hombre en Valparaíso, otros aparecerán iguales a este aparecerán...
Pero Aurelio Espinoza, alias el Halcón de Fuego, estará listo, no para ser un superhéroe, sino para defender a sus hijos, porque para Jimmy y Mauricio, su padre es todo un superhombre, el verdadero campeón de sus vidas.
Dedicado a mi papa. el verdadero Halcón de Fuego de mi familia.
* Movimiento ofensivo usado en la lucha libre profesional.
** Termino popular chileno significa “chicos”.
*** Termino popular chileno significa “exagerado”.
**** Ciudad-distrito según la organización política del Imperio Inca.
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