#RelatosPoliciacos

[franciscoarayapizarro]

Sombras en la Tierra

Había terminado la pandemia de la nueva gripe amarilla en la ciudad de Santiago de Chile, a tiempo, las autoridades logrado hacer una esfuerzo único donde se cerraron las fronteras con puestos militares en donde disparaban a todo aquel que intentaran entrar al país, me daba pena esos pobres haitianos y venezolanos que intentaron desde Bolivia entrar por el desierto recibiendo una bala, me recordó penosamente al holocausto judío, afortunadamente los científicos hallaron a tiempo la cura de esta enfermedad, pero eso tiempo costo más de 126.000 víctimas fatales y 68.000 con secuelas serias a su salud. Ahora nuestra sociedad está más estable. Ahora, una comisión hace una investigación sobre el origen de esta plaga, cuyas primeros muertos fueron una comuna mapuche cerca de San Isidro, pobre gente, no sobrevivió nadie, salvo un viejo machi que noto algo extraño y se aisló, los carabineros trataron de ubicarlo, pero no lo lograron, la gente de San Isidro lo encontraba a veces en los cerros cercanos al pueblo, a veces lo veían en las cuevas, después ya cuando empezaron a vacunar toda la población perdió el interés.

Ahora, yo, José Galdámez, periodista del Diario “Lo Ultimo del Día”, me dirijo en mi vieja Lodge 31 a ese pintoresco pueblo, en caminos que antes de la pandemia eran de tierra, ahora estaban pavimentados, la comisión ”Valentine” encargada de investigar los hechos que provocaron la pandemia nacional me contrataron para hacer las indagaciones, contestar preguntas que nadie sabia dar respuestas y presentar el informe, conmigo me acompaña mi fiel amigo, mi perro, Barón, y el libro de Robert Heinlein “Amo de Títeres”. Al llegar al pueblo noto lo normal en un pueblo de provincia, gente sencilla caminando por las calles haciendo sus cosas, negocios abiertos vendiendo abarrotes o artesanías en greda, lo normal de un pueblo típico chileno, ¿¿ qué iba a encontrar ahí ??.

Al caminar por las calle junto con Barón, respiro el aire puro de las montañas y disfruto de esta tranquilidad, pero en las calles un extraño hombre, con un aspecto demacrado, como que hubiera tomado 60 tazas de café, con un aspecto descuidado y nervioso caminaba entre la gente, mirando hacia atrás, asegurándose que nadie lo seguía, llevaba una carpeta que tenía apretada en sus manos, mientras el hombre huía, yo entre a una tienda de artesanía a mirar, en poco rato el hombre que huía entro y se desmayó, me pude dar cuenta cuando Barón ladro un par de veces, al verlo fui de inmediato a recogerlo, le salía sangre por la espalda, aparentemente fue apuñalado, la gente se había reunido en torno al hombre y a mí, mientras 2 hombres, uno de ellos con un cuchillo con sangre se retiraban discretamente de la escena. El hombre que estaba apuñalado en el piso me entregaba la carpeta y me decía, “ellos no son ellos, no confié en nadie, tienen un plan….”, en ese momento, el hombre exhalo aire y murió, yo me reincorpore y me aleje lentamente de la escena, empecé a hojear la carpeta llena de documentos, por lo que vi a la rápida los papeles eran reportes de autopsias de los pobladores mapuches que fallecieron de la nueva gripe amarilla, era un información que nunca se supo. Mientras la gente se agolpa en la escena del crimen, devoro en lectura el contenido de la carpeta.

Minutos después, llego al hotel del pueblo y pido una habitación, el dueño mira con cierto desprecio a mi perro, seguramente no le gusta los animales, en ese momento mientras firmaba el registro le decía al dueño: ”tranquilo señor, no le dará problemas, ¿¿cierto, Barón ??”. Barón me mira asintiendo. Después entro a la habitación y me siento en la cama, leyendo con cuidado el informe del forense, revelaba que el hombre murió de la nueva gripe amarilla y que además, el hombre murió por una alteración molecular de sus fluidos sanguíneos debido a un agente mutante, era algo raro, no había patrones mutagénicos en el ADN de la plaga, según una observación que hizo unos de los científicos que creo la vacuna,  mi intuición de periodista me decía que algo raro estaba pasando aquí. En ese momento se escucha ladrar a mi perro que estaba afuera de la habitación, eran 2 Carabineros que me estaban buscando, me pedían que los acompañara a la comisaria para aclarar lo que paso en la tienda, no tuve otra que acompañarlos.

En el vehículo, los hombres estaban rígidos, no decían nada, no movían los ojos, en el vehículo policial, Barón me acompañaba y estaba muy inquieto, mi canino compañero sabía que algo no marchaba bien. En la comisaria, había un insípido cabo escribiendo a máquina mi declaración y preguntándome cómo ocurrieron los hechos, finalmente me pidió que me quedara en custodia hasta que rindiera cuenta al juez en dos días más. En ese momento, entro un doctor que traía las vacunas contra la nueva gripe amarilla, decía que era protocolo de la comisaria vacunar a todas las personas que entraban en custodia, yo ya estaba vacunado, le insistí que no era necesidad, pero el doctor insistió que debía vacunarme, eran las ordenanzas. Al ver que la jeringa era exageradamente grande, me puse nervioso, le di un manotazo al doctor y en medio de la confusión, la jeringa se clavó en el cuello del médico sin inyectar nada, en ese momento el hombre cae al piso y empieza a tener convulsiones, en ese momento el cuerpo del doctor empieza a transformarse en un cuerpo humanoide lleno de escamas, como si fuera un lagarto, en poco rato, deja de moverse y muere expulsando espuma por la boca, las escamas se descomponen convirtiéndose en espuma blanca concentrada como si fuera bicarbonato, el asombro ante esta escena era tremenda, más aun al ver a los carabineros presentes no se asombraban, en medio de esto les pregunto a ellos: “¿¿ quiénes son ustedes ??”.

En ese momento, el insípido cabo responde: “somos una raza que vivía bajo el pueblo de San Isidro durante miles de años hasta que la construcción de un mall cavo profundamente y encontró nuestras cuevas, al principio nos hicimos pasar por alguno de los obreros gracias a nuestra capacidad metamórfica, después tomamos la forma de algunos de los habitantes del pueblo, cuando íbamos a tomar forma de la comunidad mapuche, nos descubrieron, sabían quiénes éramos, nos llamaban Antü Wüñelfe; los hombres culebra, en el pasado cruzamos caminos por corto tiempo, ahora hemos vuelto para retomar la superficie, la plaga que lanzamos contra la humanidad iba hacernos el trabajo más fácil, matamos al forense cuando descubrió nuestra arma biológica para copiar la forma humana, el mutagéno, íbamos a comenzar con esté inmundo pueblo, después la ciudad de Santiago, pero mañana nos apoderaremos del mundo… ”.

Yo le respondí: “¡¡ no, si puedo evitarlo, BARON ATACA !!”, el perro se lanza a uno de los carabineros creando una distracción para poder escapar, tome una de las patrullas y conduje la rápidamente por la carretera, iba a demasiada velocidad por una curva y me estrelle contra un poste, quede inconsciente y los Carabineros de la ciudad de Concepción me encontraron todo aturdido, diciendo: “ellos no son ellos, no confié en nadie, tienen un plan….” me sacaron del vehículo estrellado, del bolsillo de mi chaqueta cayo el libro de Robert Heinlein que estaba leyendo, y concluyeron que era un drogadicto que estaba alucinando el argumento del libro, en ese momento, uno de los Carabineros que me sacaron esbozaba una sonrisa siniestra mientras sus ojos brillaban.