#Nobleza indígena acolhua
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aperint · 2 years ago
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Leona Vicario
Leona Vicario #aperturaintelectual #palabrasbajollave @tmoralesgarcia1 Thelma Morales García
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hipertexto · 3 years ago
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Extractos de la vision de los vencidos por Leon Portilla (segunda parte)
Los que estaban cantando y danzando estaban totalmente desarmados. Todo lo que tenían eran sus mantillos labrados, sus turquesas, sus bezotes, sus collares, sus penachos de pluma de garza, sus dijes de pata de ciervo. Y los que tañen el atabal, los viejecitos, tienen sus calabazos de tabaco hecho polvo para aspirarlo, sus sonajas.
Los españoles entran al mercado de Tlatelolco
Y sucedió una vez que otros de a caballo entraron al mercado. Y después de haber entrado, recorrieron su circuito, fueron caminando al lado del muro que cierra el cercado. Iban dando estocadas a los guerreros mexicanos, de modo que muchos murieron. Atropellaron todo el mercado. Fue la primera vez que vinieron a dar al mercado. Luego se fueron, retrocedieron.
Los guerreros mexicanos echaron a correr tras ellos, fueron en su seguimiento. Pues la primera vez que entraron al mercado los españoles fue de improviso, sin que se dieran cuenta de ello (los mexicanos) .
El incendio del templo
Fue en este mismo tiempo cuando pusieron fuego al templo, lo quemaron. Y cuando se le hubo puesto fuego, inmediatamente ardió: altas se alzaban las llamas, muy lejos las llamaradas subían. Hacían al arder estruendo y reverberaban mucho.
Cuando ven arder el templo, se alza el clamor y el llanto, entre lloros uno a otro hablaban los mexicanos. Se pensaba que después el templo iba a ser saqueado.
Largo tiempo se batalló en el mercado, en sus bordes se estableció el combate: apenas dejaban libre el muro por el rumbo en que la cal se vende. Pero por donde se vende el incienso, y en donde estaban los caracoles del agua, y en la casa de las flores, y en todos los reductos que quedan entre las casas, iban entrando.
un jefe cuáchic llamado Axoquentzin. Acosó a los enemigos, les hizo soltar su presa, los hizo retroceder: ese jefe allí murió: le dieron una estocada: le atravesaron el pecho: en el corazón le entró el estoque. De ambas partes cogido, quedó allí muerto. (67 Cuáchic:El hombre varón fuerte llamado quáchic, tiene estas propiedades, que es amparo, muralla de los suyos, furiosos, rabioso contra sus enemigos, valentazo por ser membrudo, al fin es señalado en la valentía. (Sahagún, op. cit., t. II, p. 112).
Por su parte, los guerreros mexicanos vienen a ponerse en pie de defensa, en hileras. Muy fuertes se sienten, muy viriles se muestran. Ninguno se siente tímido, nadie muestra ser femenil. Dicen:
–Caminad hacia acá, guerreros, ¿quiénes son esos salvajillos? ¡Son gentuza del sur de Anáhuac!
Los guerreros mexicanos no van en una dirección, van y vienen por doquiera. Nadie se para en directo, nadie va por línea recta.
Por su parte, el rey Cuauhtémoc y con él los capitanes Coyohuehuetzin, Temilotzin, Topantemoctzin, Ahuelitoctzin, Mixcoatlailotlactzin, Tlacuhtzin y Petlauhtzin tomaron a un gran capitán de nombre Opochtzin, tintorero de oficio. En seguida lo revistieron, le pusieron el ropaje de "tecolote de quetzal", que era insignia del rey Ahuizotzin.
Le dijo Cuauhtémoc:
–Esta insignia era la propia del gran capitán, que fue mi padre Ahuizotzin. Llévela éste, póngasela y con ella muera. Que con ella espante, que con ella aniquile a nuestros enemigos. Véanla nuestros enemigos y queden asombrados.
Dijo el cihuacóatl Tlacutzin: –Mexicanos tlatelolcas:
¡Nada es aquello con que ha existido México! ¡Con que ha estado perdurando la nación mexicana! ¡Se dice que en esta insignia está colocada la voluntad de Huitzilopochtli: la arroja sobre la gente, pues es nada menos que la Serpiente de fuego (Xiuhcóatl), el Perforador del fuego (Mamalhuaztli)! ¡La ha venido arrojando contra nuestros enemigos!
Ya tomáis, mexicanos, la voluntad de Huitzilopochtli, la flecha. Immediatamente la haréis ver por el rumbo de nuestros enemigos. No la arrojaréis como quiera a la tierra, mucho la tenéis que lanzar contra nuestros enemigos. Y si acaso a uno, a dos hiere este dardo, y si alcanza a uno, a dos, de nuestros enemigos, aún tenemos cuenta de vida, aún un poco de tiempo tendremos escapatoria. Ahora, ��como sea la voluntad de nuestro señor! . . .
Ya va en seguida el tecolote de quetzal. Las plumas de quetzal parecian irse abriendo. Pues cuando lo vieron nuestros enemigos, fue como si se derrumbara un cerro. Mucho se espantaron todos los españoles: los llenó de pavor: como si sobre la insignia vieran alguna otra cosa.
fue Cuauhtémoc quien por su propia voluntad se entregó a los españoles... ¡Ya va el príncipe más joven, Cuauhtémoc, ya va entregarse a los españoles! ¡Ya va a entregarse a los "dioses"!
Y también se apoderan, escogen entre las mujeres, las blancas, las de piel trigueña, las de trigueño cuerpo. A algunos desde luego les marcaron con fuego junto a la boca. A unos en la mejilla, a otros en los labios.
Cuando se bajó el escudo, con lo cual quedamos derrotados, fue:
Signo del año: 3–Casa. Día del calendario mágico: 1–Serpiente.
Aun en tiempo de Motecuhzoma cuando se hacía conquista en alguna región, se ponían en acción unidos mexicanos, tlatelolcas, tepanecas y acolhuas. Todos los de Acolhuacan y todos los de la región de las Chinampas.
Todos íbamos juntos, hacíamos la conquista de aquel pueblo, y cuando estaba sometido, luego era el regreso: cada grupo de gente se iba a su propia población.
Era cosa admirable ver a los mexicanos. La gente de guerra confusa y triste, arrimados a las paredes de las azoteas mirando su perdición; y los niños, viejos y mujeres llorando. Los señores y la gente noble, en las canoas con su rey, todos confusos.
García de Olguín lo llevó a Cortés, el cual lo recibió con mucha cortesía, al fin como a rey, y él echó mano al puñal de Cortés, y le dijo: ¡Ah capitán! ya yo he hecho todo mi poder para defender mi reino, y librarlo de vuestras manos; y pues no ha sido mi fortuna favorable, quitadme la vida, que será muy justo, y con esto acabaréis el reino mexicano, pues a mi ciudad y vasallos tenéis destruidos y muertos . . .
Murieron de la parte de Ixtlilxóchitl y reino de Tezcoco, más de treinta mil hombres, de más de doscientos mil que fueron de la parte de los españoles, como se ha visto; de los mexicanos murieron más de doscientos cuarenta mil, y entre ellos casi toda la nobleza mexicana, pues que apenas quedaron algunos señores y caballeros, y los más niños, y de poca edad.
Este día, después de haber saqueado la ciudad, tomaron los españoles para sí el oro y plata, y los señores la pedrería y plumas y los soldados las mantas y demás cosas,
Y después que fueron depuestos los atavíos de guerra, después que descansó la espada y el escudo, fueron reunidos los señores en Acachinanco. El primero Cuauhtémoc, señor de Tenochtitlan, el segundo Tlacotzin, el Cihuacóatl, el tercero Oquiztzin, señor de Azcapotzalco Mexicapan, el cuarto Panitzin, señor de Ecatépec, el quinto de nombre Motelhuihtzin, mayordomo real, éste no era príncipe, pero era un gran capitán de la guerra. A estos cinco hizo descender el capitán Hernán Cortés. Los ataron y los llevaron a Coyoacan. Tan sólo Panitzin no fue atado. Allá en Coyoacan fueron encerrados, fueron conservados prisioneros. Allá se les quemaron los pies. Además a los sacerdotes Cuauhcóhuatl y Cohuayhuitl, Tecohuentzin y Tetlanmécatl se les inquirió acerca del oro que se había perdido en el canal de los Toltecas
Igual que tú, que has venido con flechas y con escudos para adueñarte de todas las ciudades. Y como tú has venido acá, de igual modo también yo, el mexícatl, vine para apoderarme de la tierra con flechas y con escudos.
La relación de la Conquista, redactada en náhuatl hacia 1528, por autores anónimos de Tlatelolco, y conservada actualmente en la Biblioteca Nacional de París, formando parte de Unos anales históricos de la nación mexicana, es tal vez el documento indígena más antiguo en el que se nos ofrece la que hemos llamado Visión de los vencidos. Iniciándose la narración con la llegada de los españoles a las costas del golfo, por donde hoy se halla la antigua Veracruz, el año de 1519, viene a culminar con la toma de la capital mexica y las desdichas que acompañaron a su caída en poder de Cortés.
No obstante tratarse de un documento relativamente breve, puede decirse que es tal vez el que nos da la visión de conjunto mas netamente indígena de la Conquista.
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