#NOOOOOO EVIE YO TE QUIERO *corre a esconderse* (?)

[seonarii]

La propuesta surte efecto. Cuando mira a Safiye, por el rabillo del ojo, no solo sus ojos parecen haber recuperado el brillo determinado de antes, sino que también, lentamente comienza a esbozar una sonrisa. "Si lo prometes, lo cumples". Amenaza con un tono juguetón, entendiendo cuáles son las intenciones para nada ocultas detrás de tal acto amable. Con una media sonroja y las cejas ligeramente elevadas, Nari comienza a reincorpararse, apoya la espalda donde debería estar y cruza las piernas con delicadeza, descansando las palmas sobre su rodilla elevada. "Bien, señorita de las grandiosas ideas, consígueme ese turno y tú podrás besuquearte un rato con el brasileño". Es un ganar-ganar, a fin de cuentas, ambas escapan de ahí y se divierten, cada una a su manera. "Pero lo mejor será dejar a tu hermana completamente sola. Porque dudo mucho que alguien más venga a hacerse cargo de esta tontería y, menos, cuando todas las personas parecen ya haber comprado su boleto. Es más, ¿qué diablos seguimos haciendo ahí?"

Apretó los labios suavemente para no reírse al ver cómo se ponía su compañera sobre la mesa, ya que estaba segura de que eso solo la molestaría aún más y además tampoco la podía culpar mucho, ella podía ser igual de dramática si se lo proponía así que la respetaba en eso. “Entonces si es un asco que te pusieras aquí, debieron usar tu talento para dejar a los clientes satisfechos” le hablo en un tono más dulce al tiempo que movía más su silla para poder acariciar suavemente su espalda. “Insisto en que te puedo conseguir al menos un turno en ese puesto, nada que un soborno no arregle o puedo ver con estos lindos ojos al brasileño guapo que está ahí y convencerlo, no creo que se queje mucho si lo cubres en algún turno y así tendremos más niños felices con pokemones en su rostro” le propuso con una gran sonrisa, no encontraba fallas en su magnífico plan así ambas obtenían algo: Nari el estar en ese puesto y ella pasar tiempo con ese hombre. No pudo evitar reír ante las palabras de la chica antes de recargase contra la silla. “Me canse un poco los pies al caminar por todo el lugar con tal de no regresar aquí” le confeso mirándola. “Pero nada que un pequeño descanso no arregle y te seguire el ritmo sin problema alguno ya que, por supuesto que iremos juntas, no me atrevería a dejarte sola” le guiña el ojo.