#NO PUEDE SER NO PUEDE SER ESTE TRAVESTI TAMBIEN ES MI MUJER
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cloned-sheep97 · 3 months ago
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me: this song is too weird
also me: no puede ser, no puede ser, este travesti es mi mujer
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ernestosanmiguel · 5 years ago
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Chambord (mi calle)
Ernesto San Miguel
Calle en el que los vehículos solo corren de norte a sur y desemboca por el sur en el parque Lafontaine.
Allí pululan incorporándolo a su mundo una cantidad de travestis, que se pasean en las noches de verano; en los días feriados o los fines de semanas se juntan a tomar el sol; pero no solo ellos lo hacen sino que además todos los vecinos del sector.
Pongo énfasis en este detalle, porque contrasta con el conservadurismo de nuestros países en donde los homosexuales y lesbianas deben tratar de pasar inadvertidos porque no son bien mirados o pueden ser maltratados.
En invierno la gran pileta se transforma en sendero de patinaje donde cientos de niños dan sus primeros pasos en patines de hielo, dándole vida y calor con sus multicolores vestimentas. La noche es el preludio del amor, en multifacética expresión.
El organismo de solidaridad Quebec-Cuba de Montreal, asistía aquel año a la celebración del 26 de julio a realizarse en Cuba y enviaba 10 niños que iban a mi cuidado, hijos de quebequenses , de latinoamericanos en general y de chilenos en particular.
El viaje fue muy tranquilo, después que cada uno de los padres me pidiera que cuidara muy bien su hijo (a). Grande fue la sorpresa de encontrar más de tres mil niños (as) venidos de todos los rincones del mundo. Naturalmente la delegación más grande fue la de Cuba, incluso había niños portorriqueños, y  estadounidenses, de Italia había una delegación que incluía una escuela de danza de ballet, era uno de los últimos años que existía la Union Soviética, Chile solo estaba representado por hijos de exiliados repartidos en el mundo.
Teníamos diferentes actividades: visitas a lugares interesantes, dentro de Varadero y fuera de ella; visitamos La Habana y Playa Giron ente otros.
En las tardes después de cenar, se producían encuentros con niños de diferentes países; cada país tenía derecho a pedir tres encuentros y debía aceptar el pedido de algún otro país que estuviera interesado en conocer a los canadienses de Québec, puesto que también había niños que venían de Ottawa. Tuvimos reuniones con niños de Italia, de Francia, de México y de la Unión Soviética entre otros.
Durante los 21 días de nuestra estadía, la playa que bordeaba el hotel donde estábamos fue la actividad más constante y que le gustaba más a los niños de todas las edades. Desde la una hasta las cinco de la tarde gozábamos del sol, de la tibia agua y de la alegría compartida cualesquiera fuera la lengua hablada, la amistad y el amor no tienen fronteras.
La directora de la escuela de ballet italiana era una hermosa mujer, joven y de un fisico extraordinario, nos conocimos por casualidad antes del encuentro entre nuestros grupos.
Tenia dificultades para consumir todo los dias frijoles, de modo que hablé con el director para que me diera una persona que me reemplazara para cuidar mis niños, mientras yo salía a comer en un restorante. Justo en ese momento salia un autobus con la delegacion italiana y nos fuimos a comer langosta.
Cada delegacion tenia asignada dos personas cubanas que les acompañaban en todas las actividades, en este caso era una chica llamada Yaiza y un joven de nombre Andrés, quienes por un descuido de quien dirigía esta delegacion se quedaron sin lugares donde sentarse a comer
Dándome cuenta del problema les invité a mi mesa, cosa del cual se sintieron muy contentos, porque ademas podíamos conversar tranquilamente en español.
La directora vino para agradecerme el gesto y les pidió disculpas a mis acompañantes circunstanciales.
Comimos y bailamos porque decir Cuba es decir ritmo. Pero no era el mejor día de Yaiza y algo que comió le produjo fuertes espasmos estomacales, de manera que tomé un taxi y la lleve a un centro asistencial, evitando que los italianos tuvieran que preocuparse de ella y tuvieran que parar su fiesta.
Siempre había una tertulia entre los monitores de los diferentes países, pero aquella noche despues que los chicos se hubieran acostado,,Gina se acercó para proponerme que hablasemos en francés, idioma que habia estudiado pero que no practicaba mucho.
Asi conoci a la chica de Milan y cada noche nos juntábamos a conversar distintos temas, además de hermosa era muy culta, sin lugar a dudas una energía positiva crecía día a día y de esto seguramente tambien se dio cuenta su marido un giganton grosero y celoso que en una de aquellas noches se acercó para decirle que ya era hora de acostarse. Ella mirándolo con enojo le respondió que si el tenía sueño, era él, el que debía acostarse y que ella estaba muy bien conversando conmigo. Una vez que el marido se fué, le conminé a partir, y que no quería sentirme culpable de una disputa entre ellos.
La verdad es que no quería sentirme golpeado por tamano energúmeno, solo que me cuidé de no decirlo. Ella con una sonrisa cautivadora me aseguró que el tipo no era su dueño y que debía aprender a ser respetuoso con ella y con los demás.
Una tarde en que estábamos en la playa, cercana a la hora en que debíamos quitar para que los chicos se bañaran y se prepararan para comer, me vino a buscar para que me quedara con ella, ya que una vez que los niños volvían al campamento ella y su grupo se bañaban desnudos. Casi me tragué la lengua y me negué rotundamente aduciendo que no podía dejar a mis dirigidos solos, su grupo era gente adulta y se podían permitir muchas cosas que yo no podía hacer.
-       Entonces nos encontramos a la noche, me dijo con su mejor sonrisa.
-       Hasta la noche, espero que no tengas problemas con tu marido.
-       Olvidate de él, me respondió.                                                                                                                                        
Los encuentros con Gina me llenaban de emociones encontradas, pero sobretodo por el miedo a generar una rencilla entre ellos y yo arrancando de la bestia entre mesas y sillas desparramadas. Mi imaginación era desbordante y el miedo aun más. De manera que aunque ella era bellísima, la veia tan lejísima y no dí ni un paso que me acercara a ella, e incluso me sonrojaba cuando ella venía a saludarme y yo estaba con el grupo de mis niños.
Los chicos en cambio me hacían bromas, de las cuales yo no tomaba en cuenta y me hacía el que no las comprendía.
Llegó la hora de las despedidas y la delegación italiana fué una de las primeras en partir y allí la niñez de diferentes países les cantaba en emocionante momento la canción del adios, mis dirigidos con lágrimas en los ojos reflejaban que el amor es la más fuerte de las emociones y energías. Detrás del grupo sentado en una roca yo era un testigo silencioso.
Los buses partieron y las manos que se quedaban y aquellas que se iban se decían adios plenas de emoción mientras los jóvenes volvían a sus actividades diarias, yo me quedé sentado en la roca mientras a los lejos los buses se perdían. Cuál no sería mi sorpresa ver el bus de Gina volver a buscar algo que habían olvidado y ella corriendo hacia mi con sus brazos abiertos y sentí un beso apasionado diciendo ¡Hasta siempre!
Uno de aquellos días, mi vecina del piso superior, una chilena a quién conocía desde Chile, desde que teníamos unos quince años, me paró y me dijo – Tienes un inmenso saco a tu espalda, anda a verme y te lo voy a quitar. Muchas gracias, le dije,  sin embargo mi incredulidad en esos tiempos era mayúscula y entre mi pensé hum está peinando la muñeca, lo que quiere decir en chilenísmo, está loca.
Pasó más de una semana y nos volvemos a encontrar en la entrada de las escaleras de nuestras casas, ella en el tercero y yo en el segundo. Me miró y me dijo el saco sigue creciendo, tienes que venir inmediatamente conmigo, Me tomó de la mano y me llevó a su casa. Hasta ahí, yo nada sabía de esoterismo y de su capacidad de vidente en las cuales yo no creía (me refiero a los videntes).
-       Las separaciones matrimoniales siempre producen en las personas una inseguridad, sobretodo cuándo les cuesta explicarse las razones de esta separación como es tu caso. Y además cuando tenemos en nuestra memoria algunos traumas que se han producido en la niñez y que si bien creemos que se han ido olvidando con el tiempo, solo es un simple maquillaje para poder seguir existiendo sin las amarguras de aquello. Pero están guardados en lo más profundo de nosotros y necesitamos ir a buscar al niño para explicarle las causas de aquel hecho y que los comprenda como un adulto.
-       - ¿De dónde sacas tú, que yo tengo esa amargura de niño? respondí
-       -Yo veo dos inmensas y una más pequeña que también está maquillada.
-        
-       Te voy a conversar de las grandes, la primera fué cuando se cayó la pared y mató a la niña que iba con tu hermana y contigo. Ella era un ángel que estaba ahí para salvarlos a ustedes y yo te veo tras de una mampara temblando de la mano de tu hermana, pero no tenías lágrimas y esa pena está aún contigo.
-        
-       Lo había olvidado completamente, y sentí que no podia retener las lágrimas y venía a mi memoria el cuadro dantesco. El polvo de la tierra de aquella casa de adobe y mi madre y mi tía gritando como locas tratando de sacar los escombros que estaban sobre nuestra amiguita y yo me veía quieto como un fantasma sin poder articular palabra sin ni siquiera ser capáz de derramar una sola lágrima.
-        
-       Debo haber llorado muchos minutos y mi amiga me dejó expresar todo el sentimiento que no pude hacer cuando era niño.
-       Después conversamos de lo que pasó y de los entretelones de aquella historia, como por arte de magia me volvieron los recuerdos y de ver a quienes lo vivieron con sus rostros jóvenes con sus rostros de antaño y nosotros infantes viviendo aquello.
Estuvímos hablando más de dos horas incluso de las consecuencias que trajo ese drama que vivimos. De repente me dijo, hemos reducido la mitad de tu saco. Puedes venir cuando quieras, no dejes pasar más de una semana para liberarte completamente de esa mochila que cargas.
Había pasado una semana después que me hubieran mostrado la tarjeta roja, o sea expulsión de la casa.
Salí como todos los días para hacer mis clases de español, la nieve y el frío de febrero se hacían sentir con intensidad, caminaba por la vereda norte de la calle Saint-Joseph cuando vi una persona que no podía subir a la vereda, su silla de ruedas se encontraba atascada en la nieve y sus intentos por subir eran vanos. Atravesé corriendo para poder ayudarle, desde lejos no se sabía si era hombre o mujer; cuando le hablé, la persona me daba la espalda y su gorro de piel que le cubría la cabeza impedía adivinar su sexo.
¿Puedo ayudarle? pregunté mientras tomaba la parte de atrás de su silla. Por favor, me respondió con una suave voz de mujer; después de subirla a la vereda, giró su silla y me dió una sonrisa maravillosa, diciéndome gracias señor, que la paz y el amor estén con usted. Nunca había visto unos ojos azules que tuvieran el brillo y el amor que entregaba en su mirada; tenía a lo sumo 40 años. Han pasado muchos años y aún no he podido olvidar esa mirada.
Antes de encontrarla, cavilaba como si yo tuviese al borde del abismo. En los 50 años la separación me había herido el alma y me había sumido en una negrura total. Tenía dudas sobre el mañana, y la vida no tenía un sentido cabal o bien si yo quisiera vivirla. Pero esa mirada tenía algo más; esa mirada gritaba la vida es hermosa y si yo con todos los problemas que trae consigo vivir en una silla de ruedas soy feliz, ¿Cómo no podrás serlo tú? que no tienes ningún problema real.  
Después de dos estaciones, ya me estaba retando y diciéndome a mi mismo que ejemplo has recibido hoy, amigo mío. Nadie nació acompañado, salvo los mellizos que son excepciones y desde pequeños vamos formándonos para poder vivir y aprender aquello que tenemos que aprender; si en el camino encontramos a alguien que nos haga feliz; es lo más natural que sigamos el camino juntos, pero si en la ruta comenzamos a ver la vida de una manera diferente y nuestros intereses ya no son los mismos, y comenzamos a ver con claridad los defectos de la otra persona y a no soportarlos, entonces es evidente que el amor se ha terminado y en estos casos es mejor dejar el camino libre y que la otra persona tenga también el derecho a ser feliz.
Tomé un curso de inglés en un centro comunitario y aquel día después de levantarme y mientras tomaba el desayuno, me acordé de la tarea que debía presentar y empezé a trabajarla mentalmente. Debía utilizar las preposiciones y conjunciones me dí cuenta cuando repetía en voz alta con la boca desocupada era demasiado evidente mi acento hispanófono; más cuando lo  ensayé con la boca llena me parecía que mi voz salía mucho más gringa.
Antes de las 11 AM salí corriendo, para no llegar atrasado a la clase; cuando llegué a la esquina más cercana me dí cuenta que los zapatos me tragaban los calcetines; a la media cuadra me había tenido que agachar más de cinco veces. Al empezar la cuadra siguiente, es decir,  cuando iba frente al parque Sir Alfred Laurier y la calle Brebeuf, me propuse olvidar mis calcetines y dejarlos que llegaran donde quisieran llegar; al llegar a la calle siguiente mis calcetines se habían entrado completamente; tiré de ellos con furia y seguí caminando frente a la mirada dulce que me prodigaron las palomas y las ardillas que estaban en amable plática.
Al fondo del parque vi asomarse el autobus; tenía el tiempo justo para llegar al paradero. Tuve que cambiar la forma de andar para obviar el problema; sólo dejé de hacerlo cuando sentí la mirada inquisitiva de una vecina; hice como que practicaba la prueba de marcha, con un meneo de cintura y cadera; pienso sinceramente que pensó otra cosa.
Aquel día habían cambiado la hora y lo había olvidado, lo recordé cuando la hermosa secretaria, me saludó con su habitual sonrisa y me preguntó que hacía una hora y diez minutos antes de la  clase. Me senté en la sala de espera contra la pared y cabeza gacha me escuché todos los chilenismos que me dije por hue..
De pronto me vino a la memoria la ciudad de Mendoza, donde había comprado estos zapatos que me molestaban tanto; recordé además el sufrimiento de mis pies en la primera caminata por la Avenida San Martin. y también por el mercado artesanal donde quedé deslumbrado por los labios gruesos y jugosos de la pintora de caballos y danzas; su hablar apasionado a traves de las formas, en fin, no pude menos que sentirme sentado en tamaño animal (me refiero al caballo) pero me traían a la realidad el cepo en torno a mis pies. desmontaba y huía de aquellos labios tentadores que no he podido olvidar. Cada vez que uso los mismos zapatos, ella viene a mi.
Estaba en estas cavilaciones, cuando empezé a sentir los primeros cosquilleos de mi estomago que me indicaba falta de comida. Puse mi pie derecho en mi rodilla izquierda justo en el momento en que pasaba la secretaria motrándome el contorneo de sus pantalones hermosamente llenos; cuando de repente mis dedos encontraron una papa (papa=hoyo) profunda, grande e inmisiricorde a mi sentido del ridículo, tan propia de nuestros  subdesarrollados países. Sacando la cuenta entre la izquierda y la derecha, me di cuenta de que mi falla era del lado derecho, lo que en medio de tanta mala suerte, me daba una satisfacción moral de tipo dogmático.
Sin embargo, el hambre me gritaba mientras la secretaria quizás en que demoroso menester se encontraba en el baño, por lo tanto, decidí salir a comprar algo que comer. Elegí un buen queque, grandote pensando en la secretaria y sus pantalones y un yogourth.
Volví al local con mi bolsito y cuan grande sería mi sorpresa al encontrar en la puerta cerrada un cartel que decía “¨nous retournons dans 45 minutes” (volvemos en 45 minutos).
Y me encontré en la calle con hambre, con papas en los calcetines y con un humor que me hacía arder el alma y todo lo que le rodea.
Sentado en una reja de fierro devoré mi colación, pero antes saqué mis calcetines sin ningun recato, mientras los transeuntes miraban de soslayo mi extraña actividad, en la centrica calle de la ciudad de Montreal. Guardé mis calcetines en el bolsillo posterior del pantalón, bolsillo que sólo usaba en Chile, para guardar el antiguo pañuelo de género.
Las sillas de la sala de clase estaban dispuestas en forma de U y yo sentado en el final de una de las alas; en frente de mi, unas piernas bien torneadas que lo embellecían todo.
La composición que teníamos como tarea empezó a ser expuesta por la piernas, perdon, por la dama de la minifalda, con sus piernas cruzadas y sus muslos al descubierto y yo al frente todo ojos, perdón todo oídos y estornudando. Alguien habla de la música y el profesor le corrige.. Otro habla de los juegos de azar, mientras las piernas de enfrente se descruzaban y se volvían a cruzar.
Mi cuello se estiraba, mis ojos se agrandaban sin dejar de estornudar, el profesor hablando y yo intendando descubrir el fin de la encrucijada. Seguían apareciendo nuevos temas, ahora era la fotografía y yo me veía agachado tomando fotos y ella sonriéndome toda piernas.. y mis pañuelos de papel que se gastaban y yo estornudando; y el inglés en el aire de tema en tema y yo con mi cabeza metida en el enigma y con mis oídos tapados por esos muslos que me rodeaban suavemente. De pronto la voz seca de mi  profesor, repite mi nombre Ernesto, Ernesto es su turno y yo tratando de soltarme de aquellos muslos que me aprisionaban, arrancar mi mirada de aquella guarida fecunda.
Ella todo imán y yo todo metal, mientras sentía que mis ideas se habían escapado con los estornudos o bien, los había botado con los pañuelos de papel; en fin era como un computador sin programa.
Y volvía a tener 10 años... Chile una larga y angosta faja de tierra... y sentía ganas de ir al baño y apretaba mis piernas y ella no.. En el hemisferio sur de nuestra América morena...estornudando y ya no tenía papeles para sonarme, mientras pensaba que los de género no se acaban... Y hablamos español, desde el sur del río Bravo, lengua dejada por los conquistadores... y ella siendo piernas e imán y yo seguía creciendo tras de ella... Desde 1973, la noche cayó en nuestra patria y la maleza uniformada, verde, gris y azul, puesta al servicio de la burguesía antinacional y del imperialismo americano... y mientras el frío se apoderaba de mi, desde el frente me llamaban esos muslos tibios en medio de mis estornudos... Porque la libertad será reconquistada y más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas,por donde pasará el hombre libre... Y ya no veo sus piernas sino que la siento una parte de mi, o yo una parte de ella y mi pasión crece con el eco de mis plabras y no soy yo, sino es Fidel, Fidel quien toma la palabra.. porque ésta masa anónima, se yergue para decir basta, basta a la opresión... porque el mundo tendrá que contar con los pobres de América... y yo vuelvo a estar en mi país escuchándolo y tomo el pañuelo de mi bolsillo posterior como antaño, y los ojos de mi profesor que crecen y las piernas de ella que palpitan y su sonrisa que me clava dardos y aguijones y Fidel en la Plaza de La Habana y Allende en la Naciones Unidas y el curso escuchándome, y el profesor con los ojos grandes y yo sonándome y el pañuelo volando por los aires y yo con una parte del pañuelo en mis manos y con la lengua enredada en el inglés y queriendo tenerla enredada en otra parte y comienzo y comenzamos a descubrir en medio de la sala mi calcetin-papa-pañuelo, como mirando al mundo con su hoyo-ojo de niño bueno, de perro fiel en medio del living... y la verdad es que no recuerdo si fui yo o bien el calcetín el que dijo “That`s all”.
Mientras los aplausos rebotaban en mi cara roja como las uvas de la ira y mi calcetín agradeciendo al público y todos preguntándome si yo había estudiado teatro, mientras seguía sonándome con el otro calcetín y poniendo mi cabeza en esos muslos sedosos como si estuviera recostado en alguna playa de mi tierra, hablándole a mis calcetines guarecidos del sol, en lo más profundo de mis zapatos.
Ahora entiendo que zapatos argentinos y calcetines chilenos no se entienden en mi pie, ¡Viste loco!.
Lo que encuentro raro es que si bien mis zapatos no se llevaban bien con mis calcetines, no era un problema de nacionalidades, era un problema de los materiales de los que estaban hechos. Si trasladamos el mismo razonamiento hacia dos personas, tenemos que concluír que son las vivencias de las cuales nos nutrimos a diario las que determinarán el camino que seguiremos en cada encuentro o en cada posibilidad de hacer explotar la razón y seguir el sentimiento del deseo.
Cada casa tiene sus habitantes y las amistades que son parte del inventario o que dejan huellas porque de ellos aprendemos. Lo que solos, nos hubiera tomado mucho tiempo.
La pareja de amigos, vivia en Calgary por razones de trabajo de él y recibo un llamado telefónico en donde me cuenta que les gustaria venir en sus vacaciones a Montreal, pero que solo vendrían si se quedan con nosotros. Hablé con mi señora y lo llamé para confirmarle que lo esperariamos y estariamos muy contentos de convivir con ellos el mes de sus vacaciones.
Se conocieron cerca de la poblacion Yarur, ella trabajaba en una casa donde ayudaba a cuidar los niños y en los menesteres hogareños. El era técnico electricista y se enamoró de la sonrisa de Magdalena quien le hacía confundir los 110 con los 220 y los trifásicos con los monofásicos según nos explicaba en una noche de tertulia.
Las historias de amor siempre conmueven y nos hacen revivir las emociones como los primeros espectadores de la platea. Sobretodo cuando ambos dan su testimonio en directo y en vivo, hablando de su juventud con los ojos llenos de emocion, sintiendo que el tiempo se hubiera detenido.
El tiempo es imposible de detenerlo, pero permanecer unidos y dejar que la vida pase sin dañar el amor que ambos se prodigan Eso es hermoso.
Lo que nunca pude entender, es que un electricista tenga el pelo tieso, segun los entendidos deberian tenerlo crespo. Su respuesta fue tajante y yo no entiendo cómo una persona que se cree inteligente hable tantas estupideces.
Lo que despertó la hilaridad de todos los presentes.
-       Si en realidad, de electricidad no se nada, pero en estupideces soy un experto.
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