#Mothra padre e hijo
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モスラオヤコ
モスラ親子は、東宝が製作した日本の怪獣映画に登場する架空のキャラクターです。モスラは巨大な蛾の怪獣で、その幼虫である「インファント島」を守る守護神として描かれています。 物語は、インファント島と呼ばれる南太平洋の架空の島を舞台に展開します。島の原住民は、巨大な卵を発見し、それが古代の予言で言及された神聖な蛾の卵であると信じています。卵から孵化したのは、巨大な毛虫のような幼虫で、すぐに島の守護神として崇められるようになりました。 巨大な蛾の怪獣モスラの幼虫と成虫で構成される架空のキャラクターです。彼らはインファント島の守護神として崇められ、東宝の怪獣映画に神秘性と優しさの層を追加します。彼らの冒険は、家族、友情、自然とのつながりのテーマを探求しています。
手抜きイラスト集
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Introducción a mis cuadros surrealistas
La clave que acontece a mis más de 40 pinturas surrealistas, es la imaginación. La mutación de la mente primitiva.
Hace tiempo me di cuenta de que la imaginación básica (¿porque no llamarla [primitiva]?) correspondía a las cuatro primeras operaciones de las matemáticas: sumar, restar, multiplicar y dividir. Con la suma, equivalente a agrandar, revisé mis recuerdos: la literatura y el cine habían usado hasta el cansancio esa técnica. Un simio que s convierte en King Kong, un lagarto en Godzilla, o un insecto en Mothra, mariposa tan grande que el movimiento de sus alas provoca huracanes. Inspirado por esto, un terrón de azúcar se alargó hasta ser una pista de aterrizaje de navíos cósmicos. Mi abuela fue capaz de alargar uno de sus brazos para que, dando la vuelta al mundo, viniera a rascarle la espalda. A un santo, el corazón se le hincha tanto que hace estallar su pecho y sigue aumentando de volumen hasta ser grande como un rascacielos. Los pobres vienen por millones a vivir alrededor de él. Se nutren cortando pedazos de la víscera que, cuando la mutilan, gime con placer.
La segunda técnica, restar, disminuir, podía encontrarla en los cuentos de hadas: allí abundaban enanos, gnomos, hombrecillos. Alicia come el pastel que la empequeñece. Jonathan Swift envía a su héroe al país Liliput.
Aplicando esta técnica, imaginé que el anillo de bodas de un casado insatisfecho se achicaba hasta cortarle el dedo. Eva, expulsada del paraíso, lo busca durante siglos entre los hombres preguntando por su ubicación. Nadie sabe responderle. Desesperada, se queda muda. Entonces, como diminuta vegetación, el paraíso le crece en la lengua. Una locomotora, arrastrando vagones llenos de turistas japoneses, recorre los lóbulos cerebrales de un filósofo célebre.
Otro aspecto del disminuir es restar partes de un todo, eliminándolas o haciéndolas independientes. Por ejemplo, en una película, las manos de un asesino, separadas de un cadáver e injertadas en un pianista que ha perdido en un accidente esas preciosas extremidades, adquieren voluntad propia y obligan al artista a asesinar. En Alicia un gato se hace invisible menos su sonrisa, que queda flotando en el aire. Drácula carece de reflejo en los espejos...
Las ventanas de un rascacielos, queriendo conocer el mundo, se desprenden de la fachada y se van volando. Bandadas de gaviotas diminutas vienen a anidar en las cuencas vacías de un marinero ciego. La sombra se desprende de un hombre santo y parte a vivir sus aventuras fornicando con las sombras de todas las mujeres que encuentra...
Otra técnica básica era la de multiplicar: una pintura de Breughel representa la invasión de millares de esqueletos; una de las siete plagas es la invasión de langostas; para probar que Rahula es su hijo, Buda le da su anillo. Le dice {Tráemelo} y se multiplica en miles de seres idénticos a él. El hijo, sin parar mientes en los falsos Budas va directamente hacia su padre y le entrega el anillo.
Imagine un desfile por las calles de Roma formado por mil Cristos cargando cada uno una cruz. En África cae una lluvia de niños albinos. La estatua de la libertad aparece negra una mañana por estar cubierta de moscas... El emperador japonés corta las lenguas de sus dos mil concubinas y las ofrece en forma de sushi a su ejército triunfador. Millones de rabinos ennegrecen las calles de Israel protestando contra su Mesías porque, después de ser esperado durante miles de años, ha decidido llegar con la forma de un puerco.
Termine de desarrollar estas técnicas simples visualizando la más ingenua de todas: el injerto. Se une una parte de rumiante, más otra de león, más otra de águila más un rostro humano y se obtiene una esfinge; se pega un torso de mujer a la mitad inferior de un pez y se obtiene una sirena; se le agregan alas de pájaro a un andrógino y aparece un ángel. ¿Y por qué un ángel, en lugar de largos cabellos, no podría tener finísimos arcoíris? Tronco de hombre más cuerpo de caballo: un centauro. ¿Y por qué no el mismo tronco de hombre injertado en un caracol, en una piedra, como la proa viviente de un barco, como la parte consciente de un cometa? Los aztecas mezclan un reptil y un águila y obtienen a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, mientras en la sombra de las quebradas queda arrastrándose un águila cubierta de escamas. Si el Dios Anubis tiene cabeza de chacal también la puede tener de elefante, de cocodrilo, de mosca, o de máquina registradora. ¿Y por qué no pensar que el misterioso rostro de Mahoma es un espejo o un reloj?
Otra técnica primaria era la de transformar una cosa en otra: un gusano se convierte en mariposa, un hombre en lobo, otro en vampiro, un robot en navío interplanetario, un hada buena en bruja, un dios en demonio, una rana en princesa, una puta en santa. En el Quijote los molinos se hacen agresivos gigantes, la posada se transforma en palacio, los odres de vino en enemigos, Dulcinea en noble dama, etc.
Andando por la ciudad imagino que las casas se convierten en inmensas cabezas de lagarto, al industrial la billetera se le transforma en cuervo, las perlas del collar de la vida de pronto son pequeñas ostras que gimen, como gatas agónicas. Mi madre me abraza primero con dos, luego con seis y por último con ocho brazos: ahora es una tarántula.
De transformar pasé a petrificar: las hijas de Lot se convirtieron en estatuas de sal, la hija del rey Midas en estatua de oro, los aventureros que miraron a la Medusa en estatuas de piedra. El tiempo cesa de transcurrir, planetas, ríos, gente, todo se paraliza para siempre. El universo es un museo que nadie visita; las golondrinas, transformadas en granito, caen como lluvia mortal del cielo.
Apliqué a mi mundo imaginario la idea de unión, pensé en un lazo invisible con capacidad de extensión infinita y lo vi atravesar el tercer ojo de los seres humanos hasta reunir a todos los pobladores del planeta en un collar viviente; el poeta se une con una humilde piedra, descubre que ella es su ancestro y que lo que recita no es más que la lectura de un amor inscrito en la materia desde el comienzo de los tiempos; me uno a los enfermos y a los pobres, me doy cuenta de que su dolor y su hambre son míos; me uno a los campeones del deporte, ellos son mis propios triunfos; me uno a la totalidad del dinero, lo hago mío: esa energía me invade como un torbellino, me da salud, me impulsa a dejar de pedir y a comenzar a invertir, me hace comprender que de cazador debo pasar a sembrador. Yo mismo me identifico con el cordón unidor, me siento canal, lo que tengo lo estoy recibiendo y en el mismo instante de recibirlo lo voy dando, nada para mí que no sea para los otros. Si el niño en el desierto cierra la mano, obtiene para él un puñado de arena, si la abre, todo el desierto puede pasar por ella... Me uno a la poesía chilena, los poetas de van esfumando mientras sus palabras se funden:
“En la noche cuando fantasmas agrietan el poco de tierra, que perdura en mi cuerpo mientras duermo, mi corazón sería capaz de negar su pequeña crisálida, y esas pavorosas alas que le asoman emergiendo de la nada. ¿Quien eres? Alguien que no eres tú canta tras el muro. La voz que ha contestado viene de más allá de tu pecho.
Anduve como ustedes escarbando la estrella interminable, y en mi red, en la noche, me desperté desnudo, única presa, pez encerrado en el viento.
Anduve por todos los caminos preguntando por el camino, sin itinerario ni línea, ni conductor, ni brújula, buscando los pasos perdidos de lo que no existió nunca, contemplándome en todos los espejos rotos de la nada.
Oh abismo de magia, abre las puertas selladas, el ojo por donde debo volver otra vez al cuerpo de la tierra, ¿Qué sería de nosotros sin el quehacer sin luces sin el doble eco hacia el que tendemos las manos?
Me di cuenta de que el deseo de unión lo llevaba en cada célula de mi cuerpo, en cada manifestación de mi espíritu. Ya no se trataba de imaginar lazos, sino de darse cuenta de que ellos existían: estaba amarrado a la vida y unido a la muerte, amarrado al tiempo y unido a la eternidad, amarrado a mis límites y unido al infinito, amarrado a la tierra y unido a las estrellas. Unido a mis padres, a mis abuelos, a mis ancestros, unido a mis hijos, a mis nietos, a mi futura descendencia, unido a cada animal, a cada planta, a cada ser consciente. Unido a la materia bajo todas sus formas, yo era lodo, diamante, oro, plomo, lava, piedra, nube, onda magnética, estallido eléctrico, huracán, océano, pluma. Amarrado a lo humano, unido a lo divino. Anclado en el presente, unido al pasado y al futuro. Anclado en la oscuridad, unido a la luz. Atado al dolor, unido a la euforia delirante de la vida eterna.
Después de unir así, me propuse ver a qué me conducía separar: la voz del padre muerto resonando durante años por toda la casa; de las monedas de pesos se elevan millones de pequeñas águilas plateadas que vuelan hacia la estratosfera para devorar satélites; la piel de tigre que ha perdido Buda que solía meditar sobre ella, le propone a un asesino que la convierta en su capa; en el país de los descabezados, el último sombrero es quemado públicamente... Cuando perecen todo los seres vivos, los caminos gimen, sedientos de huellas.
Me propuse materializar lo abstracto. El odio: cuerno de la abundancia dentro de un cofre del que hemos pedido la llave. El amor: camino donde las huellas en lugar de seguirnos nos preceden. La poesía: excremento luminoso de un sapo que se ha tragado a una luciérnaga. La traición: persona sin piel que avanza saltando de una piel a otra. La alegría: río lleno de hipopótamos abriendo sus hocicos azules para ofrecer diamantes que han extraído del barro. La confianza: danza sin paraguas bajo una lluvia de puñales. La libertad: horizonte que se despega del océano para volar formando laberintos. La certeza: una hoja solitaria convertida en el refugio de un bosque. La ternura: virgen vestida de luz empollando un huevo morado.
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