#Memorias Dibujadas
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#Los Outsaiders#Rock And Roll de Pobres#Cesimonster vs Donka#Yield Bar#Desmiembra a tu Salvador#Konor#Hellcross#Leñadores 666#Obturador#Ratas del Desierto#Laura la Sangrienta#La Estafa Riot#punk rock#indie rock#Indie Hardcore#Cirilo Restobar#Memorias Dibujadas#Osvaldo Sagastegui#Centro Cultural de Bellas Artes#Los Museos abren de Noche#Municipalidad de Lima#cigarros pall mall#Ron Cartavio#vans classics#vans old school#Hot Topic#cervezas y chicas
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Hola danielac... eres mujer u hombre o todo lo plus del mundo inclusivo. Me confundes jajaja a veces me parece q Dan es niño y otras veces q es niña jajaja. Lo digo con el debido respeto? Y lo probable: reciba una respuesta ambigua jajaja. No sé xq tus escritos me suenan a una ¿ex?ami q justo la nombras repetidamente. Supongo yo q la extraño y quiero verla n todas partes. Serás el o la Sucio Dan :/
Ay querida persona, ¡yo me visto de incertidumbre!, si me han leído en dos o tres renglones... ¿por qué la gente cree que puede sacar de mi una respuesta concreta?.
Las personas asumen mucho, y te agradezco que uses tres letras en vez de más, pero es que para leerme no se necesita mucho, un poco de tiempo, eso quizás, gracias por la atención de sus ojos en el desorden de estas letras enmarañadas, pero él o la solo sacarían el misterio que, por lo visto, he aprendido a construir.
Y si es por las amistades, los amores, la muerte, el desastre, yo no puedo decir más que el hecho de que me alimento de ausencias, en la distancia, bajo el mismo techo,mano contra mano, dedos entrelazados... Cualquier persona que haya huido o se haya vestido de invisible, está dibujada entre los renglones torcidos de mis memorias escritas.
Si me lo permite, un abrazo fuerte para ese extrañar presente, y mil gracias por leerme 🌹.
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The Tames of Nublar
Español - English
Aquí tenéis algunas de las domas de Los Supervivientes de Nublar, no todos los que tienen, otros los mostraré más adelante. Todas las bestias dibujadas están inspiradas en mis propios dinos en ARK, al igual que casitodos los dinosaurios domesticados que aparecen en la historia.
Por ahora solo dibujé el dinosaurio favorito de cada uno y a los dos más importantes del capítulo 5.
Siento no haber podido dibujar el Tapejara les pterosaurio son algo que nunca he sido capaz de dibujar, y aunque lo intenté por días no hubo manera.
Here you have some of the tames of The Survivors of Nublar, not all that they have, I will show others later. All of the beasts drawn are inspired by my own dinos in ARK, as are almost all of the tamed dinosaurs that appear in the story.
For now I only drew the favorite dinosaur of each one and the two most important ones from chapter 5.
I'm sorry I couldn't draw the Tapejara the pterosaurs are something I've never been able to draw, and although I tried for days there was no way.
El capítulo 5 del fanfic es en memoria de mi querido y leal argentavis, InkHeart. Que descanse en paz.
Chapter 5 of the fanfic is in memory of my dear and loyal argentavis, InkHeart. Rest in peace.
#digital art#animal oc#fanfic#dinosaurs#pachyrhinosaurus#kaprosuchus#carnotaurus#baryonyx#argentavis#tapejara#jurassic fanfic#ark survival evolved#camp cretaceous#Survivors of Nublar#paleoart
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Fabricación de amuleto o herramienta del sueño
Angst
Angst nos comparte una pequeña guía para la fabricación de un amuleto para tener sueños lúcidos
Símbolo de la estrella utilizado por el significado simbólico de los elementos y también utilizado por sus puntas en los 5 brazos de la estrella
Se elige la madera que sea resistente a la humedad en mi caso utilice Olmo
Se trabaja con herramientas de mano no herramientas electricas todo debe ser hecho con esfuerzo físico
Ya terminada la estrella se le impregna el símbolo que se haga mas placentero de ver o que más llame la atención no por un impulso momentaneo si no por un estudio del símbolo y una cercanía con este
En mi casó la estrella tiene dibujada en su parte delantera la escalera Sumeria y en su parte delantera la estrella dentro del pentagono invertida
Como limpiar y cargar para su posterior uso
Se deja 24 horas en sal y luego se pone bajo una almohada mientras se medita sobre la almohada manteniendo el pensamiento y la imagen de la estrella o herramienta creada
Como utilizar para el trabajo práctico
Se empuña en la mano derecha antes De dormir cuando se está entrando en el sueño se comienza a poner la mente solo en la estrella empuñada si entiendo cada punta de los 5 brazos
Lleva su tiempo de practica no se vendrán resultados al primer día
Conforme pasa el tiempo el cerebro que ya está acostumbrado al sueño cómodo comenzará a sentir las puntas de la estrella o herramienta empuñada y se creará un escenario donde una parte del cerebro estar consciente de la estrella y la otra estará en el sueño
Este estado ayuda a tener sueños lúcidos los cuales pueden ser utilizados de herramienta para distintos tipos de trabajos personales
Recomiendo utilizar la estrella en la mano derecha ya que es la mano que está ligada al hemisferio izquierdo que se especializa en el lenguaje articulado control motor del aparato fonoarticulador manejo de información lógica pensamiento proporcional procesamiento de información en series de uno en uno manejo de información matemática memoria verbal, aspectos lógicos gramaticales del lenguaje
Todo sueño dentro del trabajo debe ser anotado en un cuaderno sea de muchos interés o poco interés o de mucho simbolismo o poco simbolismo
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Track 35: Popopo
Había tenido que resignarse a pasar año nuevo en el hospital.
Hecho por el cual, poco se molestó por preocuparse, ya llevaba un par de años despreocupado por festividades como un fin de año que a grandes rasgos involucra convivencia familiar.
Aunque le era imposible sentirse alienado hasta de sí mismo, siendo incapaz de reconocer cualquier emoción, buena o mala, días como aquellos su única conexión con el mundo no era otra cosa más que sus canciones y un diario póstumo que había tomado costumbre de releer.
«Es aterrador lo lentos que son los días y lo rápido que se te pasa el año cuando permites ser devorado por una infinita ansiedad sobre el futuro.
Pensar sobre ello hace que me duela la cabeza, tal vez no sobreviva otro año.
Enero 02, 2015».
«Tal vez no sobreviva otro año». Posó su mano en esta última oración.
Sabiendo que, desde la siguiente hoja, se llenaría de escritos describiendo las mismas penurias, dejando en papel su entrega a la locura.
El último rastro de su moribundo optimismo.
En los últimos meses había sido capaz de entender la negación rotunda de Oswald a leer sus memorias, revivir la inminente caída de su adorada amada no era una aventura emocionante. Al contrario, era tortuosa, solo agravaba la culpa con la que ya cargaba.
Admiraba su positivo recibimiento a la muerte. Aunque como Gen había dicho algún tiempo atrás, haya terminado consumida por el rencor que todo niño bendito acumula por la humanidad. Mientras él se aferraba a la más mínima muestra de cariño para excusar a la vida, envidiando hasta aquellos a quienes amaba.
Como hizo ella, como haría cualquiera. Nadie quiere morir joven, nadie quiere morir sin dejar una huella.
—¿Qué ocurre, buen niño? —los pequeños ayakashi se aglomeraron a sus pies.
—Te ves peor que la última vez que viniste aquí. —ellos siempre estaban aquí.
Empezó a preguntarse, tal vez esta habitación era parte de su territorio.
—¿A quién tenemos que comer por ti?
Pronto serán tres años desde que conoció a Tama.
—Nadie.
Fue hacia la ventana, la nieve llegó a cubrir prácticamente todo desde la última noche. Llegando a ver varios niños jugando en la misma.
Esperaba que no les fuera tan mal, era bastante familiar con la tristeza de pasar épocas festivas hospitalizado.
Se animó a salir, tomando su respectiva ropa para invierno. Le traía una felicidad inexplicable el estar en medio de la nieve, pues ésta era la estación del año que más disfrutaba entre todas las demás. Quizá por la opción de enterrarse entre varias capas de abrigos, adquiriendo calor, haciendo que se sintiese vivo. O quizá porque últimamente cosas buenas pasaban en invierno.
Sentado en una banca bajo techo, sostenía su nueva bufanda color crema con notorio cariño, pues Madoka y Natsume se habían tomado la molestia de conseguirle algo útil por su reciente cumpleaños. Mientras que Tama le había enviado un sencillo mensaje con «Feliz cumpleaños».
No sentía necesidad de pedir algo más, ya le había ofrecido demasiado.
- ͙۪۪̥˚┊❛ ❜┊˚ ͙۪۪̥◌
—¿Cuál es tu canción favorita? —preguntó Madoka.
—¿Eh? —aún tenía la bufanda en las manos.
—Tu canción favorita.
—¿Por qué?
—Siempre yendo un paso más allá, típico de Madoka.
—Vamos.
—Eh… un—nca me lo ha—bía pensado… —dudó un poco, mirando a todos lados intentando recordar la mejor de todas en su lista personal… si es que podía llamarlo «lista»— Toeto... ¡Era Toeto!
—Esa es una bastante tierna, de las que le puedes dedicar a alguien querido —señaló Natsume— También parece ser perfecta para ti.
Se sonrojó.
—¡Opino igual! Verte con malas caras hace querer abrazarte como a una mascota.
- ͙۪۪̥˚┊❛ ❜┊˚ ͙۪۪̥◌
No tardó mucho en publicarla, lo había visto temprano en la mañana, el video era una única imagen de la protagonista de dicha pieza dibujada por algún contacto suyo, asumió. La sola idea de que alguien como Kajiura le hiciera tal dedicatoria, lo hace en cierta forma extra especial, siendo capaz de apreciar un poco más las habilidades vocales de Madoka.
—Parece que estás teniendo un buen día.
El mapache saltó a su regazo.
—¿Esa bufanda es nueva?
Asintió.
—Los yokai de los alrededores me habían dicho haberte visto por aquí, estuve buscándote en el templo más cercano toda la mañana de ayer. Luego recordé que no es muy de ti salir a sitios concurridos por tu cuenta, estaba por ir a preguntar a la señorita Tama cuando me proporcionaron la información.
—Te to—mas mucho inte—rés en ve—rme.
—Como tu guardián por supuesto que me he de preocupar por ti.
—¿Guardián?
—¡Me autoproclamo como tal desde ahora mismo!
Le miró inexpresivo para después encoger los hombros. ¿No le había llamado su «nuevo protegido» antes?
—Te bus—cas car—agas emcion—ales tu solo —suspiró.
—No puedo luchar contra mi propia naturaleza, es una mala costumbre a la cual todo kemonomimi debe adaptarse a llevar, incluso alguien tan grandioso como yo, el mismísimo Yamanbagiri Hoshino.
—¿Es así? —empezó a acariciar su pelaje sin avisar.
—¡Debes de estar agradecido niño! No a todos los humanos decido mostrarles cariño.
—Si, si…
Reconoció la figura de Luka acercarse.
—Shhh. —puso el dedo índice en sus labios, pidiendo que se mantuviese en silencio.
—Ah, estás afuera… —se detuvo al verle— Feliz año nuevo. —le hizo una reverencia.
Le devolvió el gesto.
—¿Qué haces aquí?
—Pensé que hacer una visita en persona era lo más apropiado que hablar contigo por Rain… —notó la presencia de Gen— No sabía que permitían la entrada a animales…
—No creo que lo hagan, pero se cuelan muy a menudo. —encogió los hombros— Que yo recuerde nunca hablamos por Rain mientras estoy en el hospital.
—S—sobre eso… c—como lo pongo… —tose.
—Deberías ser más cuidadoso niño… —murmuró bastante bajo.
—¿Eh?
Haru golpeó con su palma la cabeza de Gen, éste quedó momentáneamente aturdido.
—¿Entonces?
—Primero, quería disculparme… debí tomar en cuenta tu… ahm… t —tengo esta… idea —cambió de tema— Verás… como había dicho, de vez en cuando hago dibujos y he terminado haciendo unos cuantos amigos con el mismo pasatiempo, pero también hago ilustraciones y videos para un… compositor que usa Vocaloid, como ésta amiga de la que te hablé antes.
Se paralizó.
—Mi idea… es que quizá tú y esta persona estén relacionados, p—porque… bueno… no es que tenga una prueba concreta, pero noté que las marcas de tus brazos son prácticamente iguales a las de esta persona… ¿Eres Suki?
—¿Cómo…?
—Aquella vez que te desmayaste en la clase de dibujo… cuando vi tu hoja se me hizo un estilo bastante similar al de Suki… eso y que tenéis amnesia eran mis únicas pistas válidas.
Un sentimiento inexplicable quedó atorado en su garganta. Asfixiante, doloroso. Tanto que su respiración se entrecortaba como si acabase de correr varias millas, el ruido que invadía sus oídos no era el habitual, ni siquiera aquella estática que atacaba su cabeza— ansiedad, helada y despiadada ansiedad.
Luka se toma un momento para respirar.
—Me gustas. —su tono era serio, firme, no recuerda haberla oído hablar de esa manera antes.
—¿Eh?
Debería sentirse feliz por aquellas palabras, él que por años ha estado buscando por un amor que nunca conoció, un sentimiento que siempre ha envidiado observar.
Debería hacerle feliz que sus sentimientos son correspondidos.
Sintió sus mejillas pintarse en rubor al mismo tiempo que el miedo rápidamente consumía todos sus sentidos, estaba respirando pero sentía que si se levantaba iba a ahogarse en un pozo sin fondo.
Y no había nadie que pudiera rescatarlo de esta presión, si nadaba de regreso a la superficie por su cuenta se estaba condenando.
Estaba solo.
Joven Hinata.
En su cabeza una voz resuena, el oni más feroz Ibaraki Douji, ese era su nombre.
¿Cuál es vuestra razón para temblar de esa manera?
Pánico, sentía pánico.
Algo estaba mal, todo esto estaba mal.
—No tienes idea de lo feliz que me hace saber que fuiste justamente tú quien me salvó. —Luka habla con un nudo en la garganta— Significas tanto para mí.
—No…
¿Por qué los oni de Oeyama lo llamaban Hinata en primer lugar? Su nombre era Haru.
—No ent—ndes —¿Por qué, por qué él?— no… no sabes que.. pasó... que tuve que sacri...ficar por...
No quería regresar, no quería regresar pero...
Sumi no está, aunque la llame Sumi no lo encuentra, solo Sumi y Rias podían llevarlo de regreso a casa.
—¿Haru?
No lo mereces, toda esta calidez no la mereces.
Su mirada se vuelve cabizbaja.
—Sé que no me recuerdas, lo sé desde el primer día que nos cruzamos. —toma sus manos— Yami tenía razón, no eres la misma persona, pero no importa ¡Porque es tu yo actual a quien amo!
¿Por qué?
Es injusto. Solo quiero encontrar mi hogar.... ¿Por qué?
—¿No me crees?
Su labio temblaba, su cuerpo entero temblaba.
La creía, pero solo estaba dando más motivos para entender porqué se estaba equivocado.
No lo merece.
Luka no lo merece
—Por favor, vete...
Su mano se colocó en su pecho tratando de controlar su agitado respirar.
—Dime, ¿Qué necesito, qué me hace falta?
Pero Haru no podía responder.
—¿Son las canciones, es aquel dibujo?
Esto estaba mal, todo estaba mal.
Debería ser feliz, pero solo era capaz de sentir una terrible culpa.
—Lo siento, Haru. —sus ojos estaban cristalinos— te he lastimado otra vez.
La vio marcharse, con la mirada cabizbaja.
Quería seguirla, quería gritarle que no era su culpa enamorarse de un inútil ser humano.
Humano, Haru no se sentía como un humano. Era un muñeco, una marioneta rota que solo es mantenida alrededor por lastima.
Y Luka merece mucho más.
Su cabeza empezó a doler, su vista a fallar.
—Oye Gen… ¿Pue—es… llevar—me a mi habit—cion? —se sostuvo la cabeza, sintiéndose mareado.
El mapache asintió saltando al suelo para tomar forma humana, vestido como un enfermero.
—Eres demasiado sensible, de verdad. —comentó.
Haru no tardó en desmayar.
Cómo lo odiaba.
—Así que eres otro de esos curiosos que queréis venir. —percibió una voz femenina de la que poco conseguía registrar— Lo siento niño, pero creo que no puedo llevarte, las soluciones a tus penurias las tienes aquí mismo. —se puso a andar por la habitación haciendo más difícil de capturar algo— Aunque no descarto que mi hermano y yo te podríamos recibir con los brazos abiertos como a cualquiera. —se puso a reír poco después— No sé qué hago marcando un discurso motivacional si no tienes tus dispositivos encima.
Abrió los ojos a medias, viendo la borrosa figura que pertenecía a la alta, vampírica mujer de capucha, cuya voz era dulce como la de una dulce madre.
—Todo está al alcance de tus manos, lo prometo. —le sonrió.
—E—espera…
—Oh, estás despierto.
—¿Por qué…?
—Aquel que no conoce el amor y la felicidad jamás sabrá que se siente perderlo todo y tocar fondo. —recita— El mejor regalo que se le puede ofrecer a un bendito que por naturaleza es frágil como cristal es la ignorancia.
—Igno…
Se acercó.
—Tus memorias han sido selladas por el bien mayor de alargar tu vida.
—Tú… tú… ¿sa…bes?
—La persona a quién buscas ha partido al otro mundo hace ya muchos años atrás.
Ese abuelo… ¿Murió?
—Pero lo que fue sellado sigue en Japón. —le vuelve a sonreír— No estás listo para tomar enormes riesgos porque no has aprendido a amar, tal vez, cuando sepas cómo vivir Thanatos podrá recibirte.
En un segundo, ya se había ido.
¿Cómo se supone que iba a recuperar su alma si el responsable ha perecido? Cubre su cara aterrado.
—Eternidad… —estaba atrapado en este cuerpo sin alma para siempre.
Dime Haru.
¿Tu sacrificio ha valido la pena?
—No… no lo sé… no…
Parece encontrar calma por un momento.
—No.
Ya veo, siempre dices eso que el abismo es como un hogar, sin embargo sigues aterrado de haberte perdido en el abismo.
Tu hogar no es el abismo, es la oscuridad.
Te equivocas, la apuesta no fue mía.
Sé que jamás seré como Hoshi mama, jamás busqué ser un ganador indisputable, solo quería sobrevivir.
De qué ha servido sobrevivir tantos años, si ninguno de ellos puede encontrarme. Si estoy condenado a una eternidad en esta jaula prefiero morir.
𓆝 𓆟 𓆞 𓆝
Canciones incluidas:
▶ Popopo, Steampianist ft. Oliver
▶ Toeto (トエト) Toraboruta ft. Megurine Luka
▶ Leave me be (ほっといて) Kotora ft. Momone Momo
▶ From Y to Y, JimmyThumb ft. Hatsune Miku
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pronto caerá mi figura idealizada
mi máscara dibujada a mano alzada
escucho de nuevo tu voz, florece en mi garganta
está bien si no hay un mañana si el hoy es en esta jaula
perdón, el terror es más fuerte
cuando en tu rostro se reflejen las desventajas de mi suerte
cuando en tus ojos se posen otras serpientes
cuando tus manos acostumbren el tacto de mi éter
y las luces de mi ciudad ya no te ceguen
amor, hoy sí me rompiste el alma
con tus ojos grises y tu aura calma
descansan tus memorias extrañas
¿por qué mis letras se desvanecen en tus...?
¿entrañas?
extrañas?
te veo llorando los últimos rayos de la tarde
no te puedo soñar otra vez si no es con el sabor de tu sangre
no puedo dormir otra vez por culpa de este enjambre
por culpa de este calambre
no avances hacia adelante
porque si no duermo con vos fallecen nuestros amantes
y cada respuesta tajante
es un suspiro de alarde
que arde en mi carne
y sabe que antes
vos, que sos un ángel,
descuida mi tarde
y yo, sin padres,
olvida su ausencia en tus barcos antes que zarpen.
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Perdida por buscarte
Paraíso perdido, perdida por buscarte y encontrarme nublada en los huecos de mi vida, asientos vacíos, la apertura de una puerta, sombras dibujadas en mi cocina, retazos de memorias que anhelan tu regreso y recuerdan la ausencia de la falta que me hacías.
Bufones testigos de mi deriva, un universo de consuelos disociativos nocturnos de buenas intenciones que recuerdan aquello que se ha ido y junto a ello, trozos míos que fueron felices.
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TÚ ABUELO
Tú abuelo, te fuiste en el tiempo en el que la evocación fue olvido y ahora tu memoria se yergue ante mi como augusto Toteen de un dios pagano. En la vertical ladera de mi mundo desconcertado la mirada se detiene para ver la silueta dibujada, ungiéndome con el saber de hombre mundano. En tu antaño, donde la memoria es recuerdo, plantaste el brote de una semilla en el huerto de este…
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Cuando ya no esté,
la lluvia seguirá brotando del cielo.
Seguirá la primavera
floreciendo sobre las campos,
en las estaciones de la vida.
Bajo la luz de la mañana,
y las noches estrelladas,
el planeta seguirá girando
alrededor del sol, cada año.
Cuando ya no esté,
no me encontrarás,
en el mundo de los vivos.
Quedarán de mí unas imágenes,
dibujadas entre sueños,
en el museo del silencio.
Quedarán unos versos escritos,
en un poema celeste,
poesías del aire,
en una biblioteca espacial,
que viajará en el tiempo y en el espacio.
Entonces, como un soñador,
estaré solo en la memoria del mundo,
bajo el cielo azul y la noche eterna.
Creo que tengo vivir,
mientras haya tiempo.
Aún sigo vivo,
en el paraíso de la tierra.
Ahora, esas ideas,
pueblan mi mente,
pienso en el viaje infinito,
en la noche oscura,
hacia el sueño eterno.
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GUSANOS DÍAS
“5000 pesos”, me dijo, y acercó sus flores y su cuerpo más de lo aceptable. Lo miré con recelo. “Flores patrón”, me dijo guardando distancia. Tenía una cruz de ceniza dibujada en su frente, recordé que era miércoles de ceniza. A mi memoria acudieron las imágenes de infancia, las oraciones al ángel de la guarda y toda mi educación cristiana. Me dio nostalgia o melancolía. Me dio compasión con toda esa gente desempleada y barada que trabaja en los semáforos. El sudor le bañaba la frente y una poco de babita oxidada y blanca se le dibujaba en las comisuras de la boca. El semáforo estaba a punto de cambiar. “Tengo dos”, le dije con un tono indiferente. “Que tiene dos”, gritó en voz alta, mirando por encima del carro hacia mi derecha. “No, hasta cuatro”, dijo una india gordísima que reposaba plácidamente bajo el puente de concreto, enseguida de una columna cilíndrica. “Tres que me voy”, grite mirando la gorda. El semáforo aún no alzaba el ceño, suspendidos en la ansiedad cotidiana aguardábamos su verde liberador. Tres gamines olían solución y me miraban felinos. De pronto un raponero intenta robar una dama, un taxista hace sonar su pito con sonido de ambulancia, la alarma nos altera a todos, mientras el conductor del taxi muestra una pistola al raponero que huye entre los carros. Alguien pita. La gente grita o insulta. Más pitos. Dos motos se desprenden del grupo que permanece anclado tras el semáforo en rojo. “Déselo en cuatro que se lo lleva”, dice la gorda. El pelado flaco se acerca a la ventana. “No, tengo tres y no más”, afirmé mirando el semáforo. Acelero, quito el freno de emergencia y meto primera. El pelado retrocede y grita: “!India, todo bien o qué!”. “Que se lo lleve”, rezonga la india. Mientras sigue pelando un coco con su machete mohoso. Miro el racimo en las manos del joven. Estas están feas, le dijo. El semáforo se pone amarillo. Trae un racimo de allá, vocifera el pelado, mientras pasea su flacura agresiva, delizándose como un animal de jungla frente a mi parabrisas en dirección hacia donde la India gordota. Me muevo un poco hacia delante y los pitos de los otros carros anuncian el verde aún solo imaginado. El instante es infinito. Mientras arranco, coloco un billete de dos mil y una moneda de mil adelante, en el asiento del pasajero, luego voy bajando el vidrio eléctrico. EL flaco sudoroso recibe otro racimo y corre al lado de la ventana, mostrando su nuevo racimo y dando miraditas al billete y la moneda. Si, dijo, y muevo la cabeza y el ceño en un gesto afirmativo. Al galope coloca el racimo y saca la plata del asiento. Me marcho con el flujo de vehículos y la música que de repente parece volver a mi consciencia. El sol relincha sobre el techo de mi carro en su mediodía inclemente. Busco un cigarrillo en el bolsillo de mi camisa, queda uno. Lo coloco en los labios y le enciendo sin compasión por los pulmones. Toso, el sol calienta, el sudor hace arder mis ojos, lo prendo. Un perro atraviesa corriendo la carretera, el taxi acelera a ver si se lo corona, el de la moto gris le lanza una patada, yo lo veo pasar a pocos milímetros de las llantas. No freno. Acelero. El tabaco estimula mi cerebro agotado, fumo, fumo. Fuffffffffffffffffffff. Fuffff. Fufff. El semáforo en rojo, los carros disminuyen velocidad, nos detenemos. Los carros toman posiciones en el semáforo. Una cerveza le grito al negro azul petróleo que tiene un paquete en una mano y en la otra mano algunas tarjetas prepagadas de celular. Saca una cerveza de una caja blanca de icopor. El frío se le ve en la lata escarchada. Le paso dos monedas de mil, las mira detenidamente y me pasa el tarro. La destapo y me mando un trago largo que me hace llorar lágrimas de goce. El semáforo cambia, subo el volumen del equipo, la música retumba en las paredes del auto y mi cuerpo se eriza. Acelero suavemente. El carro se desliza pesado como el humo grisáceo que flota desde mi pucho encendido. El gusano salió del racimo de flores, le vi deslizarse desde los verdes tallos. Era verde, agache y me lo muerde, fue lo que se me ocurrió cuando le vi sobre el asiento. Lo miré fijamente. Se movía rápido. Un bus me adelantaba por la derecha. Atrás dos buses más prendían y apagaban luces, mientras hacían rechinar sus frenos de aire. Pfuff, Pfuff, Pfuff. El gusano llegó hasta mis muslos, con el pucho en la boca y el humo ardiente castigando la nariz y los ojos, bajé un cambio y me lo quite de las piernas antes de que se metiera a la cerveza. El gusano calló a mis pies y yo solté el pedal para pisarlo, aceleré y un bus me pitó con trompetas estridentes. “Doblehij…” se alcanzó a escuchar duro desde afuera. El gusano subía por mi tobillo, mientras otro se asomaba por la silla del pasajero. Se lleno de gusanos se me ocurrió. Que cagada. Esto todo lleno de gusanos. Una manada de gusanos verdes. ¿ Qué tal ?. Aceleré el vehículo mientras sentía que el gusano trepaba por mi bíceps fémural. Le sentí picar, agarrarse con saña de mi muslo desnudo. Me mordió este hijue… Pense mientras escupía el cigarro por la ventana. Como pude busque la orilla, el bus trato de frenar pero sentí su peso cuando me arrolló y tuve consciencia de que rodaba. Todo negro y en un instante abro los ojos. La cabeza me da vueltas. Tengo los pies atrapados entre el motor y la lámina. El sudor me sabe a sal en la boca. Huele a sangre. El corazón se agita indómito. Respiro hondo. Un gusano aparece entre los escombros metálicos en mis pies y me pica en el estómago. Veo todo entre fragmentos de parabrisas que cubren mi cara. Muevo la cabeza, porque los brazos no me responden. El primero en llegar es un señor gordo con hombros muy gruesos y cara de terror. Parece que es el conductor del bus. “Está muerto”, dice, llevándose las manos a la cabeza. “Aún no”, dice un flaco sudoroso con rostro conocido, bajando de una YAMAHA RX. El hombre gordo se acerca a la puerta y trata inútilmente de abrirla. Mete la mano por dentro y trata de quitarme el cinturón untado de sangre. “Permítame le ayudo”, dice el flaco con baba espumosa en los labios y una sonrisa irónica. El señor abre campo y empieza a correr asustado, mientras observa como el flaco saca un arma y dispara sobre mi cabeza. Primero me mostró un billete y yo lo miré atónito. “Es falso”, dijo, lo arrugo y lo tiro sobre mi cara. Eso fue lo último que escuche, luego el sonido de las balas retumbo en mi inconsciencia. Han pasado ya varias semanas desde el incidente. No recobro la vista y escuche ayer de voz de los doctores decir que quizá nunca más la recuperaré. No tengo pies, están destrozados y me duelen mucho las heridas a la altura de los muslos. Pero también me duele el estómago. Mi hermano Jairo me digo que los doctores no se explicaban la picadura el estómago. Más de seis personas que se detuvieron a mirar lo sucedido resultaron picadas por un tipo no identificado de bichos, al parecer se trataba de unos gusanos verdes. Entre los afectados está el señor que conducía el bus que se estrelló conmigo. Quien sufre de cierta afasia y no puede hablar. Están a la espera de su recuperación y la mía. Pues no se sabe aún la identidad del hombre que me atacó a tiros y porque esperan que yo explique qué hacía con un billete falso arrugado en el piso del carro, otros en la cartera y señales de alcohol y marihuana en la prueba de sangre que realizaron el día del incidente. Yo no puedo hablar. No puedo ver, aun no sé si puedo o no mover los brazos, existen pero no me responden. Los pies no están. Además, hay un gusano verde que surge de las tinieblas de mi ceguera y me amenaza. “No hables, gusano”, me dice. Verde, verde, un gusano verde.
Julia Fernando Trujillo Amaya
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LA AVENTURA DEL TANGO: LA EXTRAÑACIÓN
ANTONIO PIPPO PEDRAGOSA Columnista La música y la poesía del tango buscan, esencialmente, movilizar las emociones de aquellos a quienes les agrada. Hay veces, y ocurre sin dudas con los temas inscriptos a fuego en su mejor historia y que los gustadores conocen de memoria, en que alguno ingresa con más frecuencia al recuerdo y la emoción aparece dibujada de distintas formas que no sólo conmueven…
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#ANCLAO EN PARIS#¿COMO NACIO EL TANGO?#CARLOS GARDEL#CULTURA TANGUERA#FRANCIA#LA AVENTURA DEL TANGO#LA EXTRAÑACIÓN#lomasleido#PARIS
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geonwv:
no es misión imposible el atar cabos luego de tardía llegada a eventualidad donde panorama se tintaba ligeramente más caótico que el de festejo cualquiera. convicción aún dicta que va relacionado con la cualidad dadivosa de algunos estudiantes para compartir motivo de contento. angustia que no alcanza a tocarlo cuando sterling reposa entre brazos, recibiendo intercambio de pose con suavizada curvatura dibujada entre carnosos. ‘ ¿no estás disfrutando de la fiesta? ’ es retórica bajo la conciencia de adquisición de significado distinto de festejos desde que vínculo entre dúo se ha ido profundizando sin siquiera tiempo para que lo reflexionen, de cualquier forma, no es quien pretenda acaparar totalidad de existencia masculina cuando divisarle en propio círculo social es otra faceta de personalidad que aprecia. ‘ ¿mmm? ’ cuerdas vocales armonizan con ápices de gracia por lo inesperado de diálogo y el hecho de que no le prosiga otro listillo de encanto reluctante, consistente cuando atenciones le eran dedicadas a contrario. ‘ ¿vas a decirme que otros adjetivos usarías para describirme? ’ se aprovecha un poco, pero melodioso jolgorio indica la carencia de gravedad de someterle a interrogatorio y anatomía se amolda a mueble, en espera de vuelta de contrario con espacio creado para él a su espera. alza ligeramente rostro como indicio tácito de permisos ilimitados que concede a contacto al compás de propias labrando su camino hasta cintura del más bajo, eliminando distancia restante para proseguir camino al deslizarse por muslos. ‘ imagino que… si vas a dejarme hacer y deshacer a mi voluntad… es porque sabes que no haría nada para traicionar esa confianza. ’ poco a poco va acercando faz a opuesta, segundos de preámbulo empleados para capturar los fragmentos de memorias que desea continuar preservando y finalmente dedica delicado roce de narices antes de recargar frente con la impropia, dejando que peso de párpados venzan para atraerle consigo a descanso. ‘ podríamos tener una aventura solo nosotros… podríamos escaparnos a tener un tour privado por las maldivas o… podríamos aprovecharnos de esos sentidos… la vista de nuestra habitación me recuerda a tu departamento en aspen. ’
“no~” alarga respuesta, su ceño y labios frunciéndose como si acabara de caer en cuenta de aquella realidad y no le gustara ni un poco. “¿sabes cómo la disfrutaría más? en nuestra habitación. sólo contigo,” agrega antes de reírse por lo bajo, picardía tan estúpidamente obvia que, de percatarse de ello, se pondría de pie y se iría de ahí, con tal de dejar de ponerse en vergüenza frente al crimson. “me tienen tan aburrido, hyung. con sus fiestas lamentables~” dramatismo tiñe las palabras del menor, como si no encontrara cierta diversión en aquellos festejos o en dar su propia muestra de aquel exhibicionismo que le caracteriza, y del que sobra decir, disfruta en demasía. “eres tan lindo,” inicia, sin rechazar sus propias palabras anteriores, como lo haría en condiciones en las que la droga no esté en cuerpo. no le suelta, incluso parece que su cuerpo se apega más al contrario, sus manos recorriendo con pausada lentitud las facciones que, en estado, se le hacen casi divinas, como si brillaran con luz propia. “y tan talentoso, tan maravilloso en todo lo que haces,” sigue antes de suspirar y sentir su cuerpo flotando, robando un beso que intenta ser suave de los labios del mayor. “ah, geonwu-ssi... estoy tan enamorado de ti,” no debería ser sorpresa que palabras huyan con facilidad de sus labios, que dejen una sonrisa consigo, amplia curva en gruesos carmines del sterling. “te quiero tanto... ¿qué voy a hacer si me dejas?” lanza pregunta que no espera ser respondida, más como una que se formula a sí mismo, y a cómo siente todos esos sentimientos aún más potenciados en ese momento, el decirlos en voz alta en lugar de mantenerlos en psique, volviéndolo más real. tenerlo tan cerca, casi sintiendo su respiración contra su rostro, su frente pegada a la suya, le arranca un sonido bajo de su garganta, su corazón sintiéndose como si fuera a salirse de su pecho. “puedes hacer y deshacer, como quieres, cuando quieras... sólo tú,” concede con aquella extraña disposición, que carece esta vez de reacio jugueteo con el que siempre tontea con el crimson. las palabras que escucha, aquella sugerencia que le hace abrir los ojos, que no sabía que había cerrado, y ponerse de pie con una torpeza que no le caracteriza, buscando tomar las manos del más alto e intentando jalar de él para llevarlo de vuelta a su habitación. “¡a mi también! o-- o-- ¡vamos a bora bora! las maldivas son el bora bora para los que tienen bajo presupuesto, por eso nos hospedan en un hilton,” se queja, sin dejar de tirar de la mano del contrario para que se levante, movimientos débiles que no calcula, hasta que se deja caer frente al contrario, de rodillas, con sus manos apoyadas en los muslos opuestos. “podemos hacer todo lo que hicimos en aspen... ¿no sería una buena manera de despedir este lugar?”
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Cristina Cánovas: “Los 12.000 dibujos y láminas del Museo Nacional de Ciencias Naturales son nuestra memoria dibujada”
La bióloga que comisaría la exposición de los 250 años de la creación del MNCN recorre la historia de este centro de investigación La bióloga Cristina Cánovas en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. / Ana Iglesias Cristina Cánovas es bióloga con especialidad en zoología y Coordinadora de Exposiciones en el Museo Nacional de Ciencias Naturales del Consejo Superior de Investigaciones…
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El programador original - Parte 22: Silueta
Es el año 2053 de la actual simulación del universo. En la Tierra, se viven los albores de la guerra tecno-civil, la cual, con 8 años de existencia, ya alcanza ribetes de escala mundial y, los diferentes gobiernos del mundo, comienzan a tomar decisiones cada vez más duras, con el objetivo de defender las estructuras gubernamentales, que dan estabilidad a las naciones del mundo. Por otro lado, el programador original y las consciencias del pentiverso, han dado el primer paso del plan, en el cual, el programador original, creó una conciencia clónica de sí mismo, le depositó un mensaje para guiarlo en su ciega aventura, y, luego, mediante una técnica, que en programación es llamada reubicación dinámica de memoria, fue inyectada en el limboide. Una vez depositada ahí, ya no habría vuelta atrás, y el plan de ayuda a la civilización, que, lentamente, se está autodestruyendo, comenzaría silenciosamente.
Debido a la alta tasa de natalidad que, actualmente, experimenta el mundo, la conciencia del clon del programador original, no tuvo que esperar mucho para que, el algoritmo generador, la seleccionara y le asignara un cuerpo humano en gestación, al cual, adosarse. La conciencia clónica, nacería en occidente, ya que, fue asignada a una familia habitante de un país del tercer mundo, el cual, no estaba sumido, todavía, en la guerra tecno-civil. Durante 9 meses, el clon del programador original, estuvo desarrollando su cuerpo, con total normalidad. Su madre, seguía su embarazo con dedicación y su padre, le hablaba a través del abultado vientre de su madre. El día del parto, el clon del programador original experimentó, por primera vez, las sensaciones que un cuerpo humano puede desarrollar, al escuchar el sonido que emitía el monitor que verificaba sus propios latidos del corazón. En el acto, sus padres, que ya habían decidido el nombre con antelación, lo llamaron David.
A la edad de 3 años, el clon del programador original, se mostraba como un niño tranquilo, que podía estar inmóvil durante horas, pero siempre atento a todo lo que ocurría a su alrededor. Su madre, era siempre cariñosa con él, entregándole todo lo necesario para un crecimiento sano, por lo que, estaba permanentemente atenta a las necesidades que requiere un niño de su edad.
A los 5 años, David gozaba de buena salud y, a pesar de ser un niño tranquilo, sucedería algo en su familia, que cambiaría esta característica profundamente. Una noche, mientras él dormía, fuertes pasos comenzaron a sonar en la habitación contigua. David, despertó debido a un grito de su madre, por lo que, inmediatamente, se levantó silenciosamente a espiar por la cerradura de la habitación de sus padres y, con profundo miedo, observó a su padre borracho, golpeando duramente a su madre. Esta escena, gatilló en el clon del programador original, un profundo cambio neuronal, llenándose de preguntas contradictorias, por lo que, la confusión se apoderó de él. David, sin tener conciencia de ser el programador original, el cual, estaba tremendamente acostumbrado a monitorear, desde el multiverso, los enormes sufrimientos que se viven en la Tierra, comenzó a experimentar nuevas emociones, como la rabia y la culpa, que aparecían libremente en su cerebro y en su cuerpo. Desde ese día, David, dejó de ser el niño tranquilo que acostumbraba ser y se transformó en un niño hiperactivo, aunque mantuvo su característica alegría. Esta experiencia traumatizante, que remeció su interior, significó el primer paso para el despertar su consciencia.
A los 6 años, fue enviado a la escuela, como todo niño. Aquí, se destacaba por su creatividad, aunque era tildado de niño problema, debido a su incapacidad de mantenerse quieto dentro de la sala de clases.
A los 9 años, el clon del programador original, viviría otra experiencia, que, nuevamente, modificaría intensamente su estructura neuronal. David, se encontraba de compras, junto a su madre, cuando, repentinamente, tres personas ingresaron al lugar para realizar un asalto. En ese momento, David, que se encontraba al lado de su madre, comenzó a gritar por el terror que le causaban las imágenes que su mente generaba a la velocidad de la luz. En estas imágenes, veía a su madre morir primero y, a sí mismo, morir posteriormente, en un enorme charco de sangre. En ese momento, uno de los asaltantes se acercó a David y lo apuntó con un arma en la cabeza. Ahí fue cuando todo cambió. David, se calló inmediatamente y comenzó a experimentar el verdadero miedo a la muerte, una sensación nueva, que lo anuló completamente durante unos minutos. Su madre, entre lágrimas, rogaba que no le hicieran daño a su hijo, pero, David, estaba a salvo, porque se mantenía completamente inmóvil y con la mirada fija en el horizonte, como entregado a su suerte. Para David, como para todo ser humano, experimentar de cerca la muerte, representa, un pequeño despertar de la conciencia de sí mismo, además de la comprensión de la posibilidad de dejar de existir. Este recuerdo, de la cercanía a la muerte, a una temprana edad, lo acompañaría por el resto de su vida.
A los 10 años, David era un buen alumno, aunque no se destacaba por sus calificaciones, se le conocía por ser un niño muy lúcido, de rápido aprendizaje, aunque con los mismos problemas de adaptación y obediencia. A esta edad, el clon del programador original, conoció la música. Por primera vez, David, se enfrentaba a algo que era capaz de dejarlo absorto durante horas y desarrolló un oído excepcional para los sonidos y un marcado gusto por las melodías de estructuras inusuales. Debido a su nueva naturaleza hiperquinética, el clon del programador original, sentía profundos impulsos que lo motivaban a realizar actividades de todo tipo. Prefería estar permanentemente ocupado haciendo algo, en vez de estar sentado en estado contemplativo, a menos que sea para escuchar música, lo cual, era lo único que lo dejaba en estado de introspección. De esta manera, es que, David, a sus 12 años, consiguió su primer trabajo remunerado, algo muy simple, pero que lo mantenía gastando algo de su enorme energía, que, a veces, lo sobrepasaba, ya que, le costaba trabajo mantenerse tranquilo y, por lo mismo, realizaba muchas actividades, de las cuales, la mayoría de las veces, simplemente dejaba a medio hacer. En lo social, el clon del programador original, se muestra siempre cercano a los niños de su edad, pero a menudo es incomprendido, por el nivel de conversación y los temas que es capaz de tocar, a su temprana edad. Debido a que su consciencia es la del programador original, está plenamente desarrollada, por lo que, posee una gran capacidad de concentración y, aunque él no lo sabe, porque no tiene como saberlo, esto le permite que su sistema cerebral funcione a cabalidad, desarrollando una excelente memoria y capacidades de análisis que lo niños, que recién están desarrollando su consciencia, no pueden siquiera aspirar a tener.
A la edad de 18 años, el clon del programador original, viviría otra experiencia que lo haría, nuevamente, experimentar un cambio a nivel de estructura neuronal, que lo acercaría, un paso más, a recordar quién es verdaderamente. David, es un joven lleno de vitalidad, siempre buscando maravillarse con nuevos conocimientos a través de la cultura. Uno de sus mayores gustos es la lectura, la cual, practica con periodicidad privilegiada. Filosofía, arte, historia y música, son sus temas preferidos, pero, por algún motivo que él no es capaz de explicar, siente una fuerte atracción por las culturas milenarias y su forma de ver la vida. Es así como, un amigo, le regaló un libro, llamado Las plantas de los Dioses, escrito por un historiador y un bioquímico de plantas. En este libro, el clon del programador original, se sumergió intensamente, quedando pasmado por lo que allí se relataba. Con el tiempo, comenzó a desarrollar una profunda curiosidad por los efectos de estas plantas, descrito con gran detalle por los autores. David, había desarrollado un permanente rechazo a las estructuras sociales imperantes, por lo que, desde su punto de vista, era de una injusticia incomprensible, el hecho de que, estas plantas, estuvieran, en su gran mayoría, prohibidas para su consumo, los cual, levantó sus sospechas y se embarcó en su búsqueda. Casi como una coincidencia inexplicable, conversando a acerca del libro con un compañero de curso, este, le comentó que conocía a alguien que cultivaba algunas de estas plantas, por lo que, en un par de días, llegaron a las manos de David, unos hongos conocidos coloquialmente como piedras filosofales, los cuales, sin pensarlo demasiado, decidió a consumir en su habitación, sin compañía. Cerró las cortinas, se acostó en su cama, cerró los ojos y esperó a sentir sus efectos. Al cabo de media hora, comenzaron los primeros síntomas, que evidenciaban su accionar. Su corazón pareció dejar de latir, por lo que, David, para comprobar esto, se puso la mano en el pecho, verificando que, esto, no era verdad y lo atribuyó a un cambio en su percepción, por lo que, se quedó tranquilo esperando por más. En pocos minutos, comenzó a ver colores psicodélicos en sus cerrados párpados. Su cuerpo, parecía hundirse en la cama y, David, se zambulló en un estado de tranquilidad, que jamás había experimentado antes. El clon del programador original, sentía que todo a su alrededor se desvanecía y que, de alguna manera, flotaba en un espacio de un estricto color negro. Ahora, David, ya no habitaba en su cuerpo, sino que, vivía en las profundidades de su subconsciente y desde su lúcida conciencia observaba, como un mero espectador, lo que estaba por suceder. De entre la oscuridad de su mente, parecía acercarse, lentamente, una imagen hecha de luz, la cual, se iba formando, como si fuera dibujada con neones color amarillo. Comenzó a ver un cubo transparente, solo demarcado por sus bordes y dentro de ese cubo, había una silueta humana, sin rostro, dibujada también con el mismo neón amarillo. Una vez cerca, la imagen se definió completamente. Era la silueta de un hombre, encerrado en un cubo, con paredes transparentes. Esta silueta, realizaba un movimiento repetitivo, como si fuera un gif, en el cual, se daba de cabezazos contra una de las invisibles paredes. Era el mensaje depositado, por el programador original, en la consciencia de su clon, David.
Sin comprender completamente de qué se trataba ni cuál era su objetivo, esta imagen, quedaría dibujada en la memoria de David fuertemente y, en los sucesivos años, jugaría un rol central en la comprensión de la verdadera identidad del clon del programador original.
Pablo Aravena L.
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I just want to hold your hand
Cinco veces que Emma y Ray se tomaron de la mano, y una vez que no lo hicieron.
RayEmma Week 2021, Day 3: Handholding.
Manga Spoilers.
1
El humo es visible por encima de las copas de los árboles, la luna brilla generosa esta noche, augurando un buen futuro para su huida.
Ray no mira ni a la luna ni al humo, sino que contempla perplejo a los niños, a sus hermanos, que le sonríen y le saludan desde el otro lado del abismo. Un abismo que pensó era insalvable, imposible de cruzar.
El abismo que ahora los lleva a la salvación.
Sonríe. Supone que es un gesto más irónico que otra cosa, pero solo hay sinceridad tras él. Ray sonríe. Le sonríe a Emma, le sonríe a Thoma y Lannion, y le sonríe a la asustada Jemima mientras se acerca a ella.
—Cruzaremos juntos —dice.
Hay algo que se agita en su pecho, algo que le dice que por primera vez va a contribuir en salvar a uno de sus hermanos, que no va a dejar que se dirija derecho a la muerte sin poder hacer nada.
Emma susurra su nombre, con emoción y alegría en los ojos. Ray cree que también ve orgullo, pero no cree merecerlo así que decide pasarlo por alto.
No obstante, antes de cruzar, agarra la mano de Emma. Es tan solo un momento, un apretón fuerte de unos solos segundos de su mano sobre la mano de la chica, sin ni siquiera girarse a mirarla, pero espera que ella entienda todo lo que quiere decirle con ese gesto.
Gracias. No te voy a fallar. Voy a estar aquí. Gracias.
Cruza con Jemima bien aferrada entre sus brazos, y después los otros dos no tardan en llegar junto a ellos.
Emma viene la última. Hace un aterrizaje perfecto con una sonrisa enorme en el rostro. Pasa la vista por todos sus hermanos, pero la detiene finalmente en Ray.
Ella entiende.
Mientras Mamá Isabella contempla el abismo, aquel que pensó sus hijos, su hijo, nunca cruzaría, los niños corren por el bosque hacia la libertad como un solo ser.
2
Emma no odia demasiadas cosas, pero estar convaleciente es una de ellas. No se arrepiente del acto que la llevó a recibir la herida que la obliga a estar en cama pero eso no hace que las semanas se le hagan interminables.
No está sola, nunca lo está. Don, Gilda y Anna se turnan para hacerle compañía y contarle qué tal van las cosas en el refugio. Yuugo pasa todos los días para saludar, y poco a poco se queda más tiempo a charlar con ella, aunque sigue siendo huraño y quejica, pero siempre se asegura de decirle que todos los niños lo están haciendo bien. Los chicos de Goldy Pound, que ahora supone son parte de la familia, también la visitan, pero de uno en uno, obligados por Gilda desde aquella tarde en que se juntaron demasiados en su cuarto y aquello parecía una fiesta y no el cuarto de una chica herida. Sus hermanos más pequeños vienen a visitarla en pequeños grupos vigilados por los mayores, y aunque Emma adoraría tenerlos con ella todo el tiempo, los obligan a salir pronto porque tiene que descansar.
Son muchos pero también tienen muchas cosas que hacer para sacar el refugio adelante, y aun así se las arreglan para que siempre haya alguien con ella durante el día.
Ray siempre la acompaña por las noches.
El muchacho se queda a hacerle compañía todas las noches, solo falta un par de ellas y es única y exclusivamente porque se pelea a gritos con Yuugo, quien le dice que si quiere aguantar en pie durante el día debería dormir un poco más. Parece ser que está tan o más ocupado que los demás, seguro que casi todos los niños acuden a él en busca de consejo, así que suele llegar después de cenar, así que tienen muy poco tiempo para hablar, ya que Emma siempre se queda dormida muy pronto, cayendo rendida ante los sedantes que la ayudan a sobrellevar el dolor del tirante tejido que cicatriza lentamente. Siempre se queda dormida con Ray sentado en la silla junto a la cabecera de su cama. Al despertar, la silla siempre está ocupada, pero nunca por Ray.
Emma odia pocas cosas, pero ver a Ray solo unos pocos minutos al día es una de ellas.
Es lógico, dado que llevan pasando casi todos sus días juntos desde que tiene memoria. Además, los últimos meses antes de la huída habían estado muy separados, y luego vino el bosque, y luego Goudy Pound, y aunque todavía tiene un agujero en el estómago ahora se puede decir que el ambiente es más tranquilo y por fin pueden relajarse, y Emma quiere pasar tiempo con Ray.
Lo echa de menos.
Desea poder bajar el nivel de la morfina, pero sabe que como se atreva a decir algo Ray es capaz de subirle la dosis, así que prefiere callarse y atesorar con cariño esos pocos minutos de su compañía.
Esa noche no es diferente. Ray aparece por la puerta poco después de cenar con un libro bajo el brazo y una sonrisa cansada para hacerle el relevo a Gilda. Emma siente el tirón en su corazón que siempre aparece al ver a Ray, pero su cuerpo está muy cansado (no sabe de qué, si no ha hecho nada en todo el día) y siente que no va a durar mucho tiempo despierta.
Ray se sienta a su lado y habla un poco con ella. Emma intenta ponerle todo el entusiasmo posible a la conversación, ignorando la pesadez de su lengua en su boca. Intenta beber con sus ojos a Ray, pero siente que los párpados se le cierran en contra de su voluntad.
El chico sonríe y estira las manos. Emma cree que le va a dar uno de sus acostumbrados capones, pero no tarda en notar que lo que hace es extender las mantas para arroparla.
—Debes estar cansada —le dice con suavidad—. Duerme, no te preocupes por nada.
Quiere protestar, por supuesto que quiere, pero su cabeza se acomoda en la almohada. A través de sus ojos entreabiertos puede ver como Ray coge su libro, dispuesto a leer.
Reúne toda su fuerza, la poca energía de la que su cuerpo dispone, para abrir los labios y decir:
—Odio esto. Odio verte tan poco tiempo. Y —ahoga un bostezo, sintiéndose más en el mundo de los sueños que en el real— y que cuando despierte, nunca estés.
Está casi dormida, así que no está segura de que sea verdad, pero nota una calidez rodeando su mano. Pronto sus dedos están entrelazados con otros largos y delgados. La aprietan con fuerza, y luego aflojan el agarre, pero nunca la sueltan.
—Estaré aquí. No voy a ninguna parte —susurra la voz de Ray en sus sueños.
Cuando a la mañana siguiente Emma empieza despertarse, lo primero que nota es la mano que sostiene con fuerza la suya. Abre los ojos de golpe y mira a su lado. Ray está sentado en la silla de una manera muy poco cómoda, cuando se despierte seguro que le dolerá el cuello, pero su rostro tiene una expresión pacífica que Emma no recuerda haber visto en mucho tiempo. O que quizás en realidad nunca ha llegado a ver.
Se acomoda mejor en la cama, de lado, para poder mirar a Ray, sin soltar su mano. Se queda dormida de nuevo así, mirándolo. Sin soltar su mano. Si dependiera de ella, nunca la soltaría.
3
Ray todavía no puede creer que hayan encontrado el templo, en especial porque solo han logrado rastrearlo a través de los recuerdos de Emma.
Es un lugar bastante impresionante, debe admitir Ray a regañadientes. Quizás no demasiado llamativo por fuera, más los dibujos de las bóvedas son alucinantes. Intenta, en vano, no sentirse cautivado por el fresco del sol y la luna, la noche y el día, pero es francamente precioso. Es increíble pensar que una civilización cruel y sanguinaria como los demonios tengan también un toque especial para crear arte. Aunque quizás no debería resultarle tan extraño. Han pasado de incógnito por varios pueblos y aldeas, y los demonios que allí han encontrado eran muy distintos a las criaturas terroríficas y frías de Goldy Pound. Eran más parecidas a Sanju y Musica. Más…
A pesar de todo, Ray se niega a terminar ese pensamiento, y en su lugar se deja invadir por la emoción de Emma, que corre de una torreta a otra, queriendo contemplarlo todo a la vez y al mismo tiempo nunca llegando a apreciar los detalles de las cosas.
Se detiene finalmente frente a una de las torretas. Ray solo alcanza a verle la espalda, pero puede ver como sus manos se aferran a los barrotes, apretando con fuerza.
Cuando se acerca a ella, preocupado porque quizás le puede pasar algo, el rostro de Emma está iluminado por un resplandeciente color dorado, pero más resplandeciente todavía es la sonrisa que está dibujada en su rostro, más hermosa que cualquier pintura.
“Es como el sol”.
—Lo hemos encontrado, Ray. Lo hemos hecho —le dice, y en un momento atípico de Emma, su voz es suave y casi reverencial.
Ray se acerca todavía más a ella y contempla el interior de la torreta entre el hueco de los barrotes. Al ver su interior, no puede más que lanzar un suspiro y esbozar una sonrisa.
—Lo encontraste, Emma —afirma él, contemplando la fuente de brillante agua dorada que ilumina todo el lugar, sus rostros, que parece capaz de iluminar el mundo entero.
—No —contradice Emma, y Ray siente como la mano de la chica agarra la suya—. Lo hemos hecho. Juntos.
Desliza sus dedos por el dorso de su mano, y luego su palma en su palma, hasta que finalmente los dedos de ambos quedan entrelazados.
—No podría haberlo hecho sin ti.
Se gira a mirarla, solo para encontrar que los ojos de ella están fijos en él. No ha dejado de sonreír en ningún momento, pero hay una calidez en su sonrisa que es diferente, que no es la sonrisa de “hemos encontrado el templo por fin”, sino otra sonrisa, una con la que siempre mira a Ray. Al instante Ray le corta las alas a la ilusión y se dice que debe estar imaginando cosas.
Aparta la mirada y vuelve a contemplar el agua dorada. Emma lo imita.
Ambos la contemplan durante un buen rato, y luego los demás se unen, fascinados y emocionados de por fin haber encontrado aquello que parecía más una leyenda que una realidad, sintiéndose cada vez más cercanos de encontrar los siete muros.
En ningún momento sueltan la mano del otro.
4
La visión de Emma como una niña es impactante. No tanto por verla de nuevo como cuando era pequeña, sino porque su sonrisa sigue siendo exactamente la misma y eso conlleva un golpe emocional para él. Porque se da cuenta de que Emma nunca ha dejado de ser esa niña que se caía y se levantaba y corría a vendar rodillas ajenas antes de hacerse cargo de sus propias heridas. Sigue siendo la niña brillante que obsequiaba a todo el mundo con su sonrisa.
Y Ray, Ray en verdad nunca se ha sentido un niño. Siempre ha sido un adulto, o peor, siempre ha sido un prisionero. Prisionero de unos recuerdos espantosos, prisionero de su madre, prisionero de un cuerpo pequeño y débil con el que era incapaz de salvar a sus hermanos. Siempre se ha sentido cansado, desde que tiene memoria, y es completamente opuesto a la vitalidad de Emma, más evidente aún viendo a Emma con su cuerpo de niña pero la misma sonrisa de siempre.
Entonces Emma alza las manos, pequeñas, suaves y delicadas, y agarra las suyas, grandes, agrietadas y arrugadas. Lo mira fijamente con esos ojos verdes que no lo dejan dormir y que cuando le dan tregua lo persiguen en sus sueños. Y le dice que confíe en ella.
Hay una cosa que el Ray niño, que el Ray que siempre fue prisionero de un conocimiento más grande que él, nunca hubiera hecho: confiar en que otro le diera la solución.
Pero, se da cuenta, ya no es ese Ray. Emma sigue siendo la misma Emma de siempre, pero él lleva cambiando, evolucionando, desde la noche en que se bañó en gasolina.
Este Ray devuelve el agarre a Emma, y entrelaza sus manos, ahora iguales de pequeñas e inocentes, con las de ella. Le sonríe y cierra los ojos. Y confía.
Confía en el mundo, en el destino, en las infinitas posibilidades que este les ofrece.
Pero sobre todo confía en Emma. Confía en ella como nunca jamás ha confiado en nadie.
El mundo cambia a su alrededor, puede sentirlo. El tiempo se acelera, se detiene, retrocede. El mundo crece y se destruye. Fluye nueva vida, que florece y acaba en muerte. Brilla el sol, brilla la luna, brillan las estrellas.
El mundo cambia a su alrededor, pero la calidez de las manos de Emma entre las suyas no cambia, y Ray piensa asegurarse de que, si algo va a ser fijo, inamovible indiscutiblemente permanente en su vida, será ella.
5
Cree que podría estar perdida. Bueno, está casi segura de que se ha perdido. Eso es lo que pasa cuando vas de excursión de un lugar a otro sin parar en un mismo día: que al final alguien se acaba extraviando Y por supuesto tenía que ser ella.
Están ahora mismo en una enorme y bonita ciudad costera en la que han decidido hacer un poco de turismo antes de ver el plato fuerte (¿Una iglesia? ¿Una catedral?). Es una ciudad que bulle de vida, y entre toda la gente de la ciudad, y toda la gente de su grupo, el parque en el que están ahora mismo está abarrotado de gente. Y cuando vas con tanta gente, es normal que te confundas y te acabes perdiendo. En especial si son personas con las que todavía luchas día a día por poner nombres a sus rostros. Al final, se había quedado contemplando ensimismada una de las vistosas esculturas del parque pensando que Don y Hilda eran los dos que estaban a su lado y cuando se había girado a mirar se había dado cuenta de que eran personas completamente distintas que ni siquiera hablaban su idioma. Encima la habían mirado como si fuera tonta.
Aunque quizás lo fuera.
No quería moverse demasiado de ese sitio, pero quedándose quieta tampoco iba a encontrar a nadie. Salió casi corriendo cuando vio unos niños en la distancia, pensando que podrían ser Phil y el resto, a unos pocos metros se dio cuenta de que no lo eran, y que al lado de ellos había un par de señoras que la miraban con cierto aire de preocupación. Les sonrió, se dio media vuelta antes de crear problemas y empezó a caminar sin rumbo.
Definitivamente, estaba perdida.
No sabía que iba a hacer en aquella enorme ciudad para encontrar a los chicos. Sí, eran muchos pero también había muchos metros y metros en los que podían estar y podrían incluso estar andando en círculos buscándose mutuamente.
Lanzó un profundo suspiro.
De pronto una mano se cerró con fuerza en torno a la suya. Era una mano más grande que la de ella, más áspera, de largos y delgados dedos que encontraron su camino rápidamente entre los suyos, afianzando su agarre, como si hubiera hecho eso muchas veces antes.
Y de hecho, así era.
Podría haber saltado, sobresaltada por ser agarrada de repente en medio de la multitud, pero su cuerpo hizo lo contrario: se relajó de inmediato al contacto. Conocía a esta persona. Sabía quién era.
Lo supo incluso antes de que Ray se colocara junto a ella y la mirara con el ceño fruncido.
Todavía se peleaba con los nombres de algunos de los chicos, pero el de Ray nunca había supuesto un problema.
—Debí haber imaginado que te quedarías embobada en algún sitio y te acabarías perdiendo —masculló con tono de reproche.
—Lo siento, Ray —dijo ella esbozando una sonrisa lastimera, a lo que él suspiró.
—Vamos, vamos a unirnos a los demás antes de que piensen que te hemos perdido y les dé un ataque.
Empezó a andar y ella lo imito, caminando a su par. Sus manos seguían entrelazadas, el agarre de Ray sobre ella más fuerte de quizas lo estrictamente necesario.
Quizás él también estaba preocupado por pensar que la había perdido.
La había perdido una vez ya, al fin y al cabo.
“Y yo lo perdí a él” pensó repentinamente, y aquella idea le acelero el corazón.
Lo había perdido una vez, lo había perdido y ni siquiera tenía sus recuerdos, había sido una sombra en las luces de sus sueños, una nube que al alcanzar con la mano se desvanecía.
Lo había perdido, y saber que había perdido algo pero no saber el qué, o a quién, la había matado por dentro.
Apretó su agarre sobre él.
Ray se volvió a mirarla con los ojos muy abiertos.
—Oh, lo siento —dijo y bajó la mirada hasta sus manos unidas—, no me he dado cuenta, lo siento yo…
Empezó a aflojar sus dedos con la clara intención de soltarla pero ella alzó su otra mano y la cerró sobre la de él, impidiéndoselo.
—¡No!
Ray parpadeo confuso.
—No, no me sueltes —dijo ella, y su voz acabó siendo apenas un susurro, sus mejillas calientes y no por el brillante sol de España—. No quiero que lo hagas.
“No me sueltes nunca” era lo que de verdad quería decirle, pero no se atrevía.
El chico la miraba fijamente, y ella sentía su sonrojo crecer por momentos, pero entonces un poco del rojo de sus mejillas pareció contagiarse a las de él, que apartó la vista, azorado.
—No lo haré entonces —aseguró él, y volvió a tomar su mano con la misma fuerza de antes—. No quería hacerlo, tampoco —confesó.
Ella sonrió y su corazón siguió latiendo acelerado pero esta vez por otro motivo muy distinto. Uno mucho más feliz y emocionante.
Reanudaron la marcha, sus manos bien agarradas para no perderse entre la multitud, para asegurarse de que nunca volverían a perderse el uno al otro.
+1
Años más tarde, durante unas vacaciones de verano, Emma y Ray volvieron a Barcelona. Volvieron a visitar la Sagrada Familia, y Ray volvió a llorar al verla. Volvieron a bañarse en sus playas, volvieron a recorrer las callejuelas llenas de arte y colores, y volvieron pasear.
Sin embargo, esta vez no iban tomados de la mano. A pesar de ello no había sentimiento de lejanía, sino que se sentían más cerca del otro de lo que se habían sentido la primera vez que estuvieron en la ciudad. Porque puede que no fueran agarrados directamente de la mano del otro, pero sí que tenían las manos unidas. Tenían las manos unidas, pues entre ellos siempre caminaba una personita, con una mano bien agarrado a Emma, y con la otra bien agarrado a Ray.
(Este fic va acompañado de una ilustración que podéis encontrar en el tumblr de la maravillosa https://mermazing-art.tumblr.com/ )
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LUGARES Y ALDEAS POBLADAS DE LA ANTIGUA CANARIAS ( GRAN CANARIA)
EDRA - Origen
LUGARES Y ALDEAS POBLADAS EN LA ANTIGUA CANARIA (GRAN CANARIA)
«E avía en ella los lugares e aldeas siguientes pobladas:
Teide, de donde se intitulavan el rey e un obispo. Galda, de donde seintitularon el otro rey e el otro obispo. Araguacad. Aragüimes. Themensas.Atrahanaca. Atairia. Atagad. Adfatagad. Furie. Artenaran. Afaganige. Areaganigui. Arecacasumaga. Atasarti. Aeragraca. Arbenuganias. Arerehuy. Atirma. Aracuzem. Artubrirguais. Atamariaseid. Arteguede, Aregaieda. Aregaldar. Areagraja. Areagamasten. Areachu. Afurgad. Arehucas. Aterura. Atenoa. Araremigada. Ateribiti, Arautiagasia»
[Bernáldez, Andrés. ca. 1495. Memorias del reinado de los Reyes Católicos. cit. Morales Padrón 1978: 515]
«Los Canarios queviníeron por embajadores, y de donde, son los siguientes = Acosayda, deTelde: Egenenacar, de Aguímes: Vildacane, de Texeda: Aridanŷ de Aquerata y Saco, de Agaete: Achutíndac, de Galdar; Adeun, deTamaraseyte; Artenteyfac, de Artevírgo; Ahuteyga, de Atíacar; Guriruquían, de Arucas»
[Abreu (ca. 1590, I, 29) d. 1676: 36r].
FUENTE
https://mdc.ulpgc.es/digital/document/content/MDC_1619
https://mdc.ulpgc.es/digital/document/content/MDC_70784
Foto: Gran Canaria dibujada por el ingeniero y cronista italiano Leonardo Torriani en 1590.
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