#Maestrazgo con perro
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montsarpost · 15 days ago
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Descubre 7 pueblos bonitos del Maestrazgo en 1 día
Si hay un lugar que inspira paz son los paisajes del Maestrazgo. Los amplios espacios verdes salpicados de pueblos bonitos, pequeños y acogedores, invitan a disfrutar de un paseo tranquilo. Si buscas una escapada auténtica y llena de encanto, los pueblos bonitos del Maestrazgo son tu destino ideal. Entre Castellón y Teruel, esta región nos regaló una excursión inolvidable. Ello fue, gracias a la…
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mistercangrejo-blog1 · 8 years ago
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DIARIO PA2.NARRACIÓN Y GAMIFICACIÓN
¿QUÉ IDEAS NUEVAS ME HA SUSCITADO EL BLOQUE? El bloque me ha hecho volver a 1982. Movida madrileña. Me quedaban pocos meses para cumplir 17 años. Hacía 3º de BUP con buenas notas pero con mala gana. Cola del cine Covadonga metro Alfonso XIII, cine que se quemó, dicen,  para cobrar el seguro. Recuerdo a un punki que durante la espera se perforó la mejilla con un imperdible gigante. No sangró y parecía no dolerle, como un faquir. Nada que temer porque yo iba con una de las pandillas con las que me juntaba aunque con ninguna estaba a gusto. Íbamos a ver “The warriors (Los amos de la noche)”, una película de macarras. Yo era un outsider, más que aquel punki, pero peinado a raya y con jersey de pico de seminarista porque soy hijo de maestros rurales. Mis padres no podían dejarme su maestrazgo en herencia y por eso no me entendía con la pandilla del instituto (hijos de tenderos metidos en grupetes de música). Tampoco me entendía con la pandilla de pijos: Jugaba al fútbol para ellos y ellos se limitaban a pagar mis servicios dejándome acompañarles a las discotecas de moda. Con los que mejor me lo pasaba haciendo el borrico era con mis amiguetes de FP. Admiraba que supiesen lo que querían hacer y sólo les quedasen 1 ó 2 años para acabar de estudiar y trabajar de lo suyo (entonces la FP se hacía de 14 a 19 años) pero ya hacían chapuzas, ganaban su dinerito y yo no. Yo ya había dicho en casa que no quería seguir estudiando. Así estaba, hecho un lío. Mientras me acomodaba estaba deseando cumplir los 17 años para irme de voluntario al Aire y así quedarme en Madrid un año y medio de mili con pase pernocta, echarme una novia mientras tanto, casarme de penalti para salir de casa cuanto antes y trabajar de cualquier cosa: en un bingo o instalando lavadoras… Cuando se apagaron las luces, comenzó aquella película alucinógena. Me quedé de piedra cuando vi el logotipo de la pandilla de macarras protagonista dibujado en sus chalecos: Una calavera con un tocado de jefe indio, el mismo logotipo del grupo de música que me había cautivado un año antes: “Adam and the ants”. Su lema: “Sex music for ant people”.  Su cantante, un sueño para mí: Un paseador de perros que se pone a saltar como un mono y sus colegas dándole a dos baterías, un bajo y una guitarra. A sus conciertos iban el príncipe Carlos y Andrés de Inglaterra. Pero volvamos a la película. ¡Qué bonita y qué rara es!. Todavía hay alumnos que tienen su logotipo en camisetas. Y cuando yo muera se seguirá recordando  porque lo que se cuenta en ella es universal, atemporal. Es la lucha, es la derrota… Las ideas se me agolpan. Las letras de las canciones de Adam and the ants hablan de piratas, bandidos, vaqueros…De una época en la que era más fácil subir de clase social que ahora aunque fuese haciendo el indio. Ahora ni matándote a estudiar puedes ser maestro. Los sindicatos han blindado las oposiciones para los interinos pero cuando vi “The warriors” todavía podías aprobar unas oposiciones desde fuera. Por eso, cuando salí  del cine a la amarillenta luz de la asquerosa noche madrileña decidí matarme a estudiar. No quería cualquier trabajo, quería un  buen trabajo. No quería una novia, quería una buena novia. Algo parecido pensaría Jenofonte, un alumno de Sócrates, cuando se unió a los 10.000 mercenarios griegos que iniciaron la expedición de Ciro el Joven en el año 401 a.C. Una idea, una imagen: Un Jenofonte de 17 años esperando la cola de un cine cutre con el torso flaco desnudo pero vestido con uno de los chalecos de los warriors. ¿Cuántos Jenofontes hay?. Tantos como alumnos. Todos se creen únicos pero unos lograrán  volver  a casa y otros se quedarán por el camino. ¿HABÍAS USADO ANTES TÉCNICAS DE NARRACIÓN (STORYTELLING)? Continuamente. En la época de la movida no había móviles y en las pandillas no había chicas. Si tenías alguna novieta estabas deseando dejarla en el portal para volver con los colegas que era con quien realmente te lo pasabas bien. Para descansar después de hacer el borrico contábamos chorradas en el parque, chistes, películas... Con mis alumnos hago algo parecido. Una técnica muy sencilla de narración es cambiar el argumento de la típica película que gusta a todo el mundo porque tiene sexo y violencia para transformarla en bondadosa. Para hacer esto ayuda ser católico o, al menos,  pertenecer a la cultura católica. Un católico no tiene ningún problema en rezar a un santo que de joven no fue precisamente un palomo blanco. Si eres calvinista, no te sale. De hecho, cuando se estrenó The Warriors (1979), la película funcionó genial en Méjico pero se topó con la moral WASP que no soporta que el macarra se regenere. Una película del cine Covadonga que me impactó quizás más que The Warriors fue “La naranja mecánica”. Pude verla antes  de que la propia madre de su director, Stanley Kubrik, le hiciese prometer que no permitiese su exhibición en cines. Cuando me leí el libro descubrí que, en realidad, Alex, el protagonista, acaba normalizado cuando loga procrear sin embargo un final así no se podía admitir en una película yanqui. Ahora bien, por mucho que en la vida real hay muchos antiguos Alex que cogen  el metro para ir a currar no se me ocurriría utilizar “La naranja mecánica” en clase. “The Warriors” es otra cosa. Es bestia pero buena. Trataré de explicarme más adelante. Un par de ejemplos de pasar de forma imaginaria una película con maldad pero de buena de calidad a videojuego bueno puede ser: “El padrino II”. En vez de extorsionar y matar, formas hermandades de socorro mutuo como las universitarias en las que sus miembros hacen turnos para ir a clase a tomar apuntes. “Scarface”: Al Pacino acaba muriendo solo por malo. El videojuego comenzaría con un protagonista que tiene, como en los dibujos de Tom y Jerry, un angelito y un diablito en cada hombro. Desde que entra en el instituto comienzan las opciones: Haces pellas, el diablito engorda y el angelito adelgaza. Explicas algo a un compañero, el angelito engorda y el diablito adelgaza.
¿SE TE HA OCURRIDO LA HISTORIA QUE DÉ SENTIDO A TU PAISAJE? La historia sería la adaptación del guión de la película The Warriors (Los amos de la noche) estrenada en 1979, dirigida por Walter Hill y basada en la novela de Sol Yurick (1.965). En argot de wikipedia, es una película de culto, cristalización cinematográfica de una subcultura que ignora los estándares de la cultura principal. Para que nos entendamos: Si eres un macarrilla y la cultura estándar te dice: “No estudies y quédate en instalador de lavadoras” tú le dices a la cultura estándar: “Estudiaré, te quitaré el trabajo y me casaré con tu hermana”. La novela de Sol Yurick es la adaptación a las pandillas de Nueva York de la “Anábasis” de Jenofonte, discípulo de Socrates, que participó como aventurero y posteriormente como comandante en la marcha conocida como “La retirada de los Diez Mil” desde Mesopotamia hasta el Mar Negro. En la Anábasis se narra la expedición militar de Ciro el Jóven contra su hermano, el rey de Persia Artajerjes II, y el posterior retorno de los mercenarios griegos que estaban a su servicio tras la derrota y muerte de Ciro. Por su interés histórico y por la sencillez de su estilo. La Anábasis se usa a menudo en Secundaria como texto de iniciación a la traducción del griego clásico. ¿CÓMO LO VAS A GAMIFICAR? Cómo no lo voy a gamificar es como se gamificó en el videojuego que salió en 2005. Aunque tiene su gracia con combates por parejas, de cinco contra cinco y de nueve contra nueve macarras utilizando medios de circunstancias como bolas de billar, el videojuego real es una basura moral aunque funcionó bien comercialmente. Simplificando. En la película, los warriors luchan para sobrevivir, nunca buscan la pelea. En el videojuego, los warriors provocan peleas. Esto se ve en el logotipo de los chalecos que cambia en el videojuego (una cobra en llamas). Ahora soy un profesor de 51 años. Debo obviar el videojuego, hacer buena la película sin desbravarla y esperar a la jubilación para poder tener tiempo y disfrutar de la novela. Para gamificar la historia debemos fijarnos en su enorme carga ética. Una ética un poco bestia porque no hemos de olvidar que la historia clásica en la que se basa es antes de Cristo. Antes de la “pietas”, antes de la humanización, de la suavización de las cosas. Te atrapa porque es real. No sólo los malos mueren, también hay buenos o no malos que mueren. Me impactó que en la primera escaramuza muriese el jefe warrior (trasunto de Ciro el Joven). Los warriors son macarrillas con pocos músculos, como con pinta de pobre. Lo mejor es cómo deben aprender a organizarse sobre la marcha improvisando una cadena de mando hasta Ajax (Jenofonte). Cómo me mola el tío normal que se mete a jefe y lo hace bien. Cómo me mola el líder de andar por casa. Todos mis alumnos deben querer ser líderes. Si les toca acabar barriendo, hacerlo perfecto. Para que los niños no se caigan en los parques porque han derrapado en la arena sobre el asfalto y para que los abueletes no se rompan la cadera. Los personajes, que deben volver a su barrio, acusados injustamente de la muerte de un líder carismático, deben atravesar territorios de otras bandas y seguir principios morales sencillos para sobrevivir: No luchar entre ellos. No separarse. No rendirse. No seguir al violento. No distraerse con la lujuría. No odiar. Protegerse los unos a los otros. Proteger a una chica. Dignificarla. Ser sigilosos. Ser observadores. Ser disciplinados… Para volver a casa, al mar. Cuando salí del cine decidí estudiar en serio pero no entendí del todo la película. Creí que el mar era “El buen trabajo” y que los casilleros en los que luchan con otras bandas eran los fines de semana entre estudio y estudio. El videojuego imaginario que estoy maquinando se traslada desde el  plano del metro de Nueva York hasta el tablero de la oca. La Oca es mucha Oca y no  hay tiempo ahora para  hablar de la Oca y los templarios o de la Oca y el camino de Santiago. Quizás toque este palillo en la siguiente tare. Lo que está claro, al menos para mí, es que la última Oca, el mar, el finis terre, es la salvación eterna, la “salus animarii”. Estoy aprovechando este curso para proponer al director un nuevo  “Plan de Autoprotección”. Lo tengo todo en la cabeza y mi idea es matar tres pájaros de un tiro: Ir preparando ya  la “Batalla final” de este curso en línea (que algo me dice que será una especie de caso práctico o proyecto en el que se aplicará todo lo que estamos viendo) adaptando el argumento de “The warriors” (El Mar Negro de Jenofonte, el Finisterre del camino de Santiago, la playa de Conney Island de Ajax, el jefe warrior… serán el punto de reunión en la evacuación del IES. “Carlos Mª Rguez de Valcárcel”). Aplicar la “Batalla final” del curso en línea a la arquitectura de mi centro y recintos para redactar un nuevo “Plan de Autoprotección del IES. “Carlos Mª Rguez de Valcárcel” (y marcarme un buen tanto con mi director que nunca viene mal). Impartir el Plan en clase dentro del módulo FOL para que en el futuro mis alumnos sepan organizarse para sobrevivir Me jubilo o muero pero te paso el testigo, la bandera, el chaleco warrior… Pasa hoy en un cine cutre y pasa mañana cuando ya no eres un macarrilla, sales del metro, ves la estatua de la ciudad Universiaria de la Complutense y vas comprendiendo mejor las cosas. Sócarates, maestro de  Jenofonte, sucesor de Ciro… Sucesión en la cadena de mando ¿Acaso no es esta la esencia de la enseñanza?.
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