#Lh:Uruguay
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MY FOOLISH HEART ~crazy in mind~
Historia nacida gracias a cierta foto de una pancarta de despecho y la colaboración de miembros del servidor de Discord de LH por expedir ideas para el fic.
Advertencia: Temática de infidelidad. Uso de genderbend para Argentina y Uruguay.
Resumen: Cuando Martina pilla a Manuel siéndole infiel, se desata el infierno.
Pese a tener a Carlitos en brazo, la cólera fue tal que no escatimó en agarrar el mate postrado en la mesa y, con una puntería de francotirador, lanzó el objeto contra la pareja que yacía semi recostados en la cama hinchable. La calabaza junto a su contenido cayó contundentemente en el rostro de Sebastiana, dejándole la cara magullada en conjunto con unos lentes rotos. Manuel en cambio lo tuvo un poco menos violento, pero aún así el bombillo paró en el pecho del hombre dejándole un pequeño golpe. A pasos contundentes de aquellos que hace retumbar el suelo por donde se pasa, con el niño a la altura de la cadera y con una cara seria pero de arrogancia nunca ante vista por la susodicha, se postra al lado de su prima y agachándose para estar a ras de su cara solo pudo soltar: —Ramera— Es un susurro casi fantasmal antes de propinarle un cachetazo digno de la cultura latinoamericana.
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María del Coromoto no era, bajo ningún concepto, una vidajena cuyo único vivir era enterarse de los acontecimientos personales de otras personas. Para nada. Era ante todo muy respetuosa de las vidas ajenas, demasiado, quizás sí le llegaba —como el quien no quiere la cosa— uno que otro chismesitos de sus conocidos pero no era porque ella lo buscara incesablemente, por supuesto. Ella no lo buscaba. El hecho que en el departamento colindante a su morada se escuchara una trifulca no significó que fuera el detonante para que ella entrara al departamento de sus vecinos sin siquiera preguntar por un permiso de por medio. El hecho de que vio como la rubia tiraba un mate recién cebado a la cara de la de lentes no significó que ella tirase un grito ahogado. El hecho de que viera como Martina bajó hasta el punto de mira de su prima y, después de susurrarle de forma casi imperceptible la palabra que indicaba que ella, Sebastiana, no era más que una golfa para después propinarle su buena cachetada no significó que ella, María, alentara la trifulca al grito de —¡Dale más duro!— para Martina y —No te dejes, perra— para Sebastiana.
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Catalina sabía que debió impedir que María fuera a verificar que pasaba con los vecinos. —No lo entiendes, pueden que se hayan accidentado. Vuelvo en segundos— Sabía que era una excusa débil pero no hizo caso ante su advertencia. Lo cierto era que ella, María, ya estaba arrecha de andar perdiendo en dominó pues entre los 3 participantes era ella quien se estaba comiendo un montón de números. Incluso Daniel, cuya experiencia en dominó era de menos uno, andaba dándole la derrota de su vida a María. La excusa de verificar que estuviera todo bien con los vecinos no era más que una escapatoria de su arrechera por sus desastrosas partidas de dominó. Sin embargo, sabía que todo estaba mal desde el momento que escuchó los gritos de María.
Ante el cuestionamiento que Daniel le dio al regresar al salón cuando vio como Coco salía del departamento y sin ver a María por ahí, Catalina solo pudo decir —Escuché un grito de mi hermana al lado—. —¿Qué lado?— Preguntó Daniel. Ante la respuesta de Coco el cual era el departamento derecho, la cara del hombre palideció de forma insana, de enfermedad, de alguien entre la vida y la muerte.
Al entrar ambos al departamento vecino vieron como María, quien en sus brazos tenía a un niño, solo atinaba a tirar improperios y gritos de aliento a las dos muchachas que estaban dándose la zurra de la vida en pleno piso. —¡Tío Dani!— dijo el infante de 4 años quien parecía no entender ni comprender lo que suscitaba en el ambiente; Daniel sin embargo no le prestó atención al llamado de su familiar, sino que vio la escena que suscitaba enfrente suyo. Al ver semejante espectáculo captó en un santiamén que sucedió. Su cara de espectro se tornó en un rojo colérico y, pese a que veía a sus dos primas dándose de bonito en el piso, toda su ira fue a parar al muchacho parado al lado, con los pantalones a media rodilla. Antes de que éste último se enteraran de los nuevos intrusos, pudo sentir como su nariz fue fragmentada en varios pedazos.
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Cuando los gemelos Pedro e Itzel fueron contactados por Martina para ayudarla a hacer una pequeña celebración a Manuel por el aniversario de novios, nunca pensaron hallar el lugar de celebración así. Esa misma mañana Martina les había mencionado si pudieran ser lo suficientemente amables como para hacer las compras y dejarlas en su departamento puesto a que se supone Manuel iba a estar a las afueras de la ciudad un par de días. Como paréntesis, Martiana había aprovechado esos días que Manuel no estaba en la ciudad para visitar a su abuelo a las afueras de la misma. Retornando a lo que nos compete. Pedro e Itzel al llegar con las compras pensaron, como mucho, que solo tenían que esperar un tiempo hasta que apareciera Martina para poder dejar las compras en el peor de los casos; lo óptimo era que cuando llegaran ya Martina hubiera estado en casa. Por suerte para ambos fue lo segundo, lo malo para ambos fue con un acontecimiento poco previsto.
Justo cuando llegaron en el pasillo donde da el piso de Martina se extrañaron al ver la puerta abierta, mucho más cuando al acercarse se percataron de gritos y otros sonidos un tanto estremecedores, pero al entrar pudieron entender qué era lo que sucedía. Del bullicio y fandango daba paso al aquelarre de putazos y, esperaban ambos no, balazos. En una esquina veían al dueño del departamento, Manuel, intentado por todos los medios defenderse de un Daniel totalmente arrebatado y encolerizado con todos los medios que tenía en la mano; indudablemente estaba mal el susodicho, su cara hinchada y con moretones, sangre emanada de nariz y labios y con uno que otro diente perdido. Daniel no estaba mejor, sus puños se veían magullados y ese corte encima de las cejas donde brotaba gran cantidad de sangre no parecía ser de buen augurio, sin mencionar su camiseta hecha girones cual pordiosero de barrios bajos, pero éste seguía en su arrebato tratando de seguir aporreando a Manuel. Una de las amigas de Pedro, Catalina, agarraba desde detrás por el área de la cintura a Daniel, intentado separarlo de Manuel sin éxito alguno.
En el centro del cuarto en cambio, estaban el dúo de primas dándose con todo, desde puñetazos limpios hasta mordeduras y jalones de pelos. Ambos hermanos quedaron anonadados y de una captaron las razones, pero más alucinados quedaron al ver a una morocha que pillaron ser hermana de Coco, gritando y animando al par de muchachas en el suelo e incluso narrando ciertas acciones como si de un evento de boxeo se tratase. El niño en sus brazos, en cambio, estaba llorando de par en par.
—¿Nos quedamos o nos largamos— Había preguntado Pedro, de forma bastante disimulada para no llamar la atención del resto, después de ver todo el show frente suyo. Itzel, aún perpleja, solo pudo atinar a alzar la mano con el dedo índice levantando indicando que esperara. —No creo, digo, no sé. O sea, ¿cuántas veces en tu vida has captado a tu propio familiar zumbándose a tu pareja?— Y ante la pregunta de Itzel Pedro solo pudo contestar que ninguna. —Exacto, es un acontecimiento único.— Y ante la mirada de increpación que Pedro le dio a su hermana —Digo, igual y Martina nos necesita después de esto. No nos meteremos, nos lloverá putazos; pero después de esto hay que ir a consolarla, y sé que ella te importa bastante.— Aunque Pedro estaba dudoso, asintió a la respuesta de su hermana, sin embargo, aunque no le gustaba cómo las chicas estaban dándose de cal y canto en el suelo, era muy diferente al espectáculo que daban los muchachos. De forma disimulada Pedro sacó su celular en modo vídeo, grabando como Daniel le partía, por quinta vez desde que llegaron, la cara a Manuel.
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Aunque Alfred Jones pudiera ser considerado tu típico estereotipo gringo andante, era innegable que sus ganas de hacer el bien, de prestar ayuda, eran genuinas, por ende cuando escuchó unos gritos y algarabía provenientes del piso de arriba fue inmediato a ver qué pasaba y prestar ayuda, pese que su hermano Mattew le pedía que parase, que era mejor llamar a las autoridades. Jones, como siempre, no hizo caso y de un plisplás acudió en ayuda hacía el piso de arriba. Pero no esperó, ni siquiera se le cruzo por la mente, que una vez entrase al salón y al grito de “¡CUIDADO!” de alguno de los presentes le fuera a caer en cara un jarrón que lo dejó totalmente inconsciente.
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—Ya se murió el gringo este.—
—¿A quién le importa?— Contestó Itzel a su hermano mientras veía al pobre gringo boca abajo, con las piernas y brazos desparramados a ambos lados, totalmente inconsciente por el jarronazo dado. Pero un grito de “¡BASTA!” fue suficiente para llamar su atención.
El grito fue hecho por la propia Martina, ya erguida de forma imponente ante su prima y todos los demás, opacando el hecho que poseía múltiples golpes en la cara, las marcas de mordedura en los brazos y hombros y que había secciones de su cabeza en donde faltaban mechones de pelo; independiente de su estado seguía manteniendo una pose altiva ante todos los demás. Sin mediar palabras fue directo hacia María, tomando de brazos a su hijo y consolándolo por ahí mismo. Luego paso fue directo al lado de su primo, disculpándose y diciéndole que, cuando él estuviera consiente, le remitiera lo que le había dicho, que iba desde un “desgraciado, traicionero, poco hombre” hasta “mal polvo”.
Prosiguió a paso divino, pasando al lado de los gemelos y, nuevamente, disculpándose por ahí mismo por lo visto, hasta llegar a la puerta de entrada de su (ya no) apartamento, donde había un rubio de cabello rizado viendo para adentro. En un arranque de irritación atinó a decir —¿Qué tanto ves, bochinchoso? ¿Acaso se te perdió algo ahí?— para después reanudar su camino.
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Bonus: Aunque Rodrigo le indicó a su hermana que la granja de banano iba viento en popa, que estaba muy orgulloso de ello y que sin duda le llevaría una caja de su precioso producto a casa, nunca pensó en hallar en plena calle al bloque de departamentos donde vivía su hermana una pancarta grande y ancha cuyo interior estaba rotulado con el mensaje «¡Felicidades Dra. Sebastiana Artigas! ¡GRAN DEVORADORA DE HOMBRES CASADOS! Y DESTRUCTORA DE FAMILIAS. Toda la felicidad del mundo para vos. . !! »
#latin hetalia#lh: argentina#lh: chile#lh:uruguay#lh: venezuela#lh: colombia#lh: paraguay#lh: méxico del norte#lh:méxico del sur#aph: america#lh: panama
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Boceto del posible único día que haya participado en este evento :”v la escuela me está ahorcando
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Valer la pena -drabble UruArg-
Valer la pena Disclamer: Los personajes de LatinHetalia no me pertenecen, son propiedad de sus respectivos creadores (as). Yo solo los uso con fines de entretenimiento. Un gol. Solo eso fue decisivo aquella vez. Uruguay había perdido aquel partido en la copa América pero había dejado el alma en la cancha. Observo a Martín mientras este celebraba hecho una piña con el equipo y suspiro. Al menos había valido la pena. Esa noche, tras celebrar el triunfo, el menor lo busco y fue entonces que unas pocas palabras antes de un caricia muda en el rostro lo hicieron olvidar (un poco) las veces que Hernández lo había picado antes y durante el encuentro. –Lo hiciste bien, Seba –había pronunciado el rioplatense con franqueza y respeto. Después nada importo más que ser uno solo. Y Uruguay sonrió mientras se repetía internamente a la par que se hundía en el ya más que familiar calor del de orbes verdes que todo el esfuerzo y los sacrificios (pasados o próximos) que hiciera con él o por él habían valido la pena.
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so I was playing around with a couple of doll makers and this happenned...
if anyone is interested i can post the other ones i’ve got
#latin hetalia#lh:paraguay#lh:argentina#lh:uruguay#MateMafia Issues#cisswap#lh:colombia#lh:venezuela
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Let's be honest, this expression makes much more sense
Rain sucks
Run, Uru, run!!
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Más que mil palabras
Personajes: Sebastián (Uruguay) y Luciano (Brasil)
Luciano suspira silenciosamente mientras los besos suaves de Sebastián corren a través de su mandíbula. Sus manos se enredan en el cabello rubio del muchacho frente a él, tirándolo más cerca, deseando más de él. No se siente culpable de disfrutar esto, ¿por qué debería? No existe otro sentimiento en el mundo que pudiera remplazar este como su favorito, no hay otra mano tan suave como la del propio Sebastián. No existe un amor más fuerte que el amor que siente por ese hombre.
Su cabeza se inclina hacia atrás como los labios se arrastran perezosos por su cuello, dejando un rastro húmedo en la piel morena que encuentra. Un gemido de satisfacción se le escapa. Los dos no necesitan palabras para comunicarse. El lenguaje es solo una pérdida de tiempo entre ellos. Como se criaron juntos toda la vida, son uno solo ahora. Las fuerzas del estigma y los prejuicios pueden separarlos físicamente, con dificultad y arduo empeño, pero sus mentes permanecen unidas siempre. Por mucho tiempo han sido casi una unidad. Luciano y Sebastián son tan familiares entre sí, que estas acciones vienen con naturalidad, cada centímetro de piel ha sido aprendido de memoria, explorada, tocada, amada.
Su espalda se arque sorpresiva y nerviosa en una curva gatuna cuando los pequeños y filudos dientes de Sebastián se clavan en una zona de su cuello especialmente sensible. Le encanta lo versátil que él podía llegar a ser, tímido, inteligente, inquietante, deslumbrante; Luciano ama todos esos pequeños caprichos. Son los que hacen a Sebastián tan especial, tan adorable, tan irresistible para él, pero eso nunca es todo, Luciano podría decir con algarabía otros aspectos de su novio secreto, hay muchas más cosas que le gustan, como la manera en que su cabello se cae en sus ojos cuando se ríe, o el color del iris a la luz del sol. Pero lo que más ama y no cambiaría por nada, son los dedos de Sebastián acariciando su pelo después de un día ajetreado.
En un momento aleja sus manos del cabello rubio, las yemas se deslizan por cada vértebra (su columna parece ser un fetiche que no deja) y gana apenas un quejido audible de la pequeña boca rosada que estaba libre. No puede no gustarle ese dulce sonido, aun cuando lo ha escuchado un montón de veces, a su parecer, cada vez es nuevo, distinto, más excitante. Es lo que le recuerda que en poco tiempo más serán quienes rompan de nuevo esa malmirada enfermedad en un pueblo pequeño.
Ninguna ley puede separarlos, o romper el vínculo que los une, o impedir que se amen como lo hacen, mientras ellos estén de acuerdo, nadie tiene que enterarse o emitir comentarios desagradables. Nadie tiene derecho a determinar la manera en la que van a amar. Ni siquiera una Corte y un Rey.
La mano de Luciano viaja lenta y escurridiza por todo el estómago plano del otro chico, ocupando su boca en un beso suave que comienza en sus mejillas, se mueve por su nariz, llega hasta la frente y termina en la boca; todo un viaje de memorización de rasgos para épocas posteriores. Sin embargo, el beso se rompe torpemente, y se encuentran de pronto a ambos jadeantes, aunque no haya sido apasionado ni les haya costado la humedad de sus mentones; acercan sus frentes, sus ojos están tan juntos que las pestañas se rozan y Sebastián sonríe a sabiendas de que es difícil que Luciano lo note en una posición tan íntima, pero para su mala suerte se da por aludido y con sus dedos le traza el contorno de las mejillas. Así, se quedan mirándose un rato más el uno al otro, con un parpadeo sincronizado, una respiración pausada, el aliento de Sebastián haciéndose más audible cuando se acomoda mejor en el vientre de su novio. Acomoda su espalda en la butaca y se lleva sus propias rodillas al pecho, para dejarle espacio a Luciano, pero él no quiere ese lugar y se hace un sitio entre sus piernas para estar más juntos. Sebastián sonríe suavemente cuando le levantan y Luciano enreda sus brazos alrededor de su cuerpo un poco más delgado.
A pesar de que a mayoría del tiempo lo niega y debe hacerlo, porque le quemarían o le harían padecer males horribles si declarara que estaba enamorado de un hombre, Sebastián ama estar así, manteniéndose cerca del corazón de su caballero personal. Esos momentos cortos de quietud son la metafórica antesala de una tormenta poderosa, y no puede evitar gemir despacito cuando el brazo que lo sostenía se aleja y lo deja caer, es una sensación vacía; a cambio de eso, recibió de Luciano una risa burlesca. Debería molestarse, tal vez ignorar y bufar, pero esa tarde no tiene ganas y cree perfectamente que la risa de su novio es un regalo completamente aceptable.
La superficie que lo contiene es cálida de nuevo, luchando contra la amarga emoción de la soledad a través de una nueva capa de piel. Su cuerpo de contorsiona por las caricias dulces y los besos dados ligeramente en sus muslos. En las artes del amor, Sebastián es un poco más sensible que Luciano y él sabe que necesita ser lento y delicado si no quiere obtener una mala reacción; la piel de Sebastián todavía se incomoda a su toque y eso le frustra. A pesar de todo, Sebastián es consciente de que está tratando de familiarizar a su cuerpo con sus manos antes de que el asunto se vuelva un poco más íntimo. Es un gesto muy sencillo, pero que significa mucho para el amante más joven.
Entonces levanta la cabeza y le atrae del cabello, da una tentativa de lamer el cuello para comunicarme torpemente que está listo para ser tocado con más fuerza y Luciano no pasa por alto ese detalle. Los gemidos que ha estado dando inconscientemente se vuelven cada vez más altos a medida que Luciano clava sus uñas contra sus caderas y ejerce presión en ellas, y entiende entre su delirio que es solo una señal para que asuma su anterior posición. Él solo puede obedecer, sentándose a horcajadas en el regazo del rubio; si es sincero, le gusta más así, le hace sentir más vivo, creer que tiene cierto control en la relación, a veces, intercambiar papeles no es suficiente.
Comienza a balancear sus caderas suavemente, ansioso por juntar los labios de Luciano una vez más con los suyos, para impulsar un beso más llevado por la lujuria. Tiene más intensidad y dura más tiempo, hasta que sus necesidades habituales son más urgentes que sus necesidades especiales. Sin embargo, tan rápido como toman una respiración simple, Sebastián empieza de nuevo, y puede sentir un par de manos encima: en sus hombros, su espalda, acariciando su cintura, las caderas, cualquier cosa que pueda alcanzar. Él no hace más que ronronear felizmente contra los labios del moreno y moverse sobre él para adaptarse a los toques que necesita con más fuerza.
Deja a sus dedos curiosear por el pecho de Luciano, mientras el movimiento magistral de sus caderas acelera para no detenerse, y es respondido con una copia igualmente inaudita como placentera y pecaminosa. Una mano agarra su cintura firmemente y Sebastián sabe lo que eso significa, casi de inmediato se hace una bola en el vientre del rubio, gruñendo por la sensación deliciosa de la fricción suave de sus cuerpos.
Sus ojos lucen diferentes, los de ambos. Parecen brillantes y despiadados, cansados y deseos de más a la misma vez. Rebosantes de deseo, de caricias prohibidas, de trasgredir de nuevo esa línea escabrosa que significaba la unión de dos hombres, castigado por la ley y la religión en épocas del Nuevo Mundo. Los dos saben que si alguien los descubre estarían muertos y sus influencias en la Corte de España y la de Portugal nada les servirían para librarse de la muerte en ese pueblecito alejado de la civilización, en el último lugar del mundo. Es un poco enfermizo, pero el tener que ocultarse y hacer esto en secreto, lo hace más divertido, más emocionante, más apasionante.
Que vayan y quemen sus cuerpos, cualquier condena es mera promesa incumplida cuando las manos de Luciano se atreven y frotan su cóccix con rapidez, ese lugarcito en la base de la columna con forma de O que hace a Sebastián abrir la boca y quejarse por el placer que le provoca. El moreno nota la reacción y no espera para tocar con más fuerza y esta vez obtiene un gemido pequeño. Reemplaza sus toques por una lamida en el cuello que termina con una succión evidente cerca de su oreja. Sebastián sabe que Luciano será cuidadoso y no dejará marcas que sean visibles, eso lo distrae un poco.
- ¿Pasa algo?
Son las primeras palabras que ha pronunciado Luciano desde que llegó a casa. Sebastián sonríe al escuchar su voz, suena chillona después de tanto tiempo sin práctica, pero es hermosa, jamás la odiaría. Ese acento es como cascada contra sus oídos. Aprieta sus labios en un beso conciliador en la cien de su novio.
- Nada –dice, casi en un susurro- Donde tocaste… era un poco sensible.
- Dime si…
Sus siguientes palabras son cortadas por los labios hinchados contra los suyos. Solo cuando Sebastián está listo para hablar, se separa.
- Lo haré.
Esas últimas palabras quedan flotando en el aire, en un cómodo silencioso. Sebastián se inclina hacia adelante y le da a Luciano un par de besos suaves por toda la cara. Cuando termina, entierra su cabeza en el cuello de su novio.
- Te amo. –murmura en voz baja, mientras pasa un brazo perezosamente por encima del hombro del otro. Siempre ha envidiado que Luciano tenga la espalda más ancha que él y se desquita dejando suaves rasguños en ella, casi sin importancia, presionando sus yemas o respirando en su oído.
- ¿Ah, sí? –las particularidades del moreno no dan tregua. Alza las cejas y amenaza con un beso- ¿Dispuesto a probar eso?
- ¿Cómo? –dice, fingiendo inocencia.
Luciano repiqueteó los dedos en su espalda baja, con el pulgar hacia arriba y hacia abajo creando fricción.- No te hagas el tímido conmigo. –Responde simplemente- Vocé sabe cómo.
Sebastián pone los ojos. Su mirada se desplaza hacia abajo del cuerpo de su amante y francamente, no puede pensar en nada más que demostrar lo que le está oprimiendo de alguna manera el pecho. Apenas se muerde la piel quebradiza de su labio.
- ¿Aquí?
- No –responde, negando con la cabeza- No es lo suficientemente cómodo. ¿Puedes ir y esperarme? –sus ojos marrones se desvían a la puerta del dormitorio. Una sonrisa divertida se apodera de él cuando ve la mueca impaciente en la boca de su novio.
- Bien –es la respuesta de momento, y hay un ligero cambio en el peso y entonces Sebastián se ha ido, entrando sin encender la luz en el cuarto oscuro y frío.
Luciano se pone de pie después de un momento. Hace una pausa para estirarse antes de seguir. Una mirada rápida a la ventana por encima del hombro le demuestra que el sol se ha puesto del todo, haciendo lo que vendrá un poco más dulce. Bosteza y sus pies tocan suavemente la tela de la alfombra. Su camino es medio inseguro por la oscuridad y tantea con las manos el pomo de la puerta hasta que alguien tira del otro lado y entra con entusiasmo a la habitación.
Es increíble, Luciano piensa, un amor como el de ellos. Él ha amado profundamente antes, no es un sentimiento exactamente nuevo para él, pero nadie le ha hecho sentir como Sebastián lo hace. Es poco probable que dejen de amarse, independiente de las situaciones y los prejuicios. Su devoción se encuentra en el otro y no hay nada ni nadie que pueda cambiar eso. Los otros pueden mirar con asco todo lo que quieran, pero Luciano y Sebastián no van a cambiar de opinión. Ellos saben que ninguno de los habitantes de ese pueblo olvidado por Dios podrían tener siquiera alguna vez un lazo como el que los une a ellos.
Qué lástima, piensa Sebastián mientras presiona su espalda contra el pecho de ese otro hombre y descansa unos segundos con los ojos cerrados; detrás de sus párpados ve como en una imagen movediza el futuro que se avecina pronto entre los últimos resquebrajos de luz provenientes de la ventana abierta, y los brazos que compaginan su cintura, por supuesto, que son más que mil palabras. Qué lástima, se repite de nuevo, que ellos nunca vayan a ser capaces de sentir de esta manera.
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More of this Mirai Nikki crossover~ I couldn't remember who was who, but I knew Sebby was Diana="Tenth" and for Dani I was unsure, so I went with Vesta and "Eight." Now for my reasoning? In this, Sebby has a sniper rifle which can travel long distances when he shoots it (and with his glasses he can see much better and where to shoot 8D) He watches out for Dani and Tincho (when he is not a flying rage for death and murder)
Dani however, is the one who tries to remain out of the game for as long as possible for he has a lot on his mind, and would rather not be involved so he can remain with his beloved (however that doesn't last long)
Anyway, I might put up someone or just put up a list of who I think is who 8D hehehehe
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Ideas para mini comics (?)
1- El corte de cabello de Mexico Sur; Mexico norte sigue subestimando a su hermana por ser mujer y ella le dara una leccion.
2- Anecdotas de Lima: La muestra de la relacion de los hermanos Peru y bolivia ante los conquistadores
3- Los anteojos de Uruguay; El titulo lo dice todo.
Aiuuudaaaa no ser como empezar ni lo dialogos shojasiojsoas tambien queria hacer un mini comic por el aniversario de Mexico y Chile con historia y todo pero no se me ocurre nada oaisjai ahhh
#Lh:Mexico sur#Lh:Mexico norte#Lh:Uruguay#Lh:Peru#Lh:Bolivia#Latin hetalia#lh#aph#arte#mini comics#historia#ideas#oc#Mexico#Uruguay#Peru#Bolivia
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Umm, a sketch I made just a while ago...
Sebas as Cheren, Dani as Bianca, Tincho as N and Lu as Hilbert from Pokemon Black and White :)
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He did not have an umbrella...so he put on a plastic bag
Way to go Uru
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It was raining really bad today < A >
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