#Lengua de Signos Irlandesa
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Sofiya Kalinova: La primera persona sorda a convertir-se en advocada a Irlanda i practicar la llei en llengua de signes irlandesa
Adriana Romo / metroamericas.com ted.com/tedx Sofiya Kalinova ha fet història en convertir-se en la primera persona sorda a ser cridada al col·legi d’advocats a Irlanda. El que fa aquest assoliment encara més notable és que serà la primera advocada a practicar la llei en llengua de signes irlandesa. El cap de justícia d’Irlanda, Donal O’Donnell, va convocar a Sofiya al col·legi d’advocats a…
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Gameshow.
𝐒𝐞𝐩𝐭𝐞𝐦𝐛𝐞𝐫, 𝟐𝟎𝟏𝟑. 𝐁𝐚𝐫𝐜𝐞𝐥𝐨𝐧𝐚, 𝐒𝐩𝐚𝐢𝐧. 𝑹𝒖𝒏 𝒂𝒘𝒂𝒚, 𝒃𝒖𝒕 𝒘𝒆'𝒓𝒆 𝒓𝒖𝒏𝒏𝒊𝒏𝒈 𝒊𝒏 𝒄𝒊𝒓𝒄𝒍𝒆𝒔. La noche, las luces, el humo que surgía del piso y el constante griterío femenino. La droga pasando, los cuchicheos y el bailoteo que no paraba. La costumbre de aquellas descontroladas y fatídicas noches. Drogas, alcohol, fuego, vidrios rotos. Barcelona era la ciudad elegida para dar un nuevo golpe, uno que difícilmente olvidaría. La misión de esa noche sería fácil, sin embargo, el plan acabaría con un par de costillas rotas y un agónico recuerdo que hasta la actualidad recordaría con horror. Los irlandeses, jodidos irlandeses. (...) La música retumbaba en las paredes de aquella discoteca del distrito de San Martín, justo al frente de la playa del Bogatell. Ya a la medianoche se podía respirar aquella atmósfera que hacía una dilatada invitación al pecado, perdición, esa eterna noche española que ni con el amanecer se esfumaba. Ahí estaba el francés tras las bambalinas del escenario del club nocturno, ad portas de hacer un espectáculo de striptease. —No pienso hacer esto… Es ridículo. —protestó Sebs. Estaba acompañado de otros tres chicos. Todos estaban vestidos con pantalones negros y sin remera. Sus cuerpos estaban pintados con pintura fosforescente. La cara no se la cubrirían. De todas formas, ninguno de allí sobreviviría para testificar en contra de los casi treintañeros. —Ya estamos aquí, tío. Es esto o la muerte. —insistió Cameron y al igual que Sebs, también era uno de los secuaces Albert Knight, el asesino de los padres del francés. Cameron McGraw, además de pasar droga al igual que los otros, se dedicaba a bailar en locales nocturnos por toda España y Portugal. Era conocido por ello y era su fachada para pasar desapercibido como miembro activo de la mafia francesa. McGraw fue el encargado de meter al séquito de Albert Knight en esa fiesta. Además, era el mejor amigo de Sebástian. La fiesta era patrocinada por la mafia irlandesa instalada en Barcelona. En estas reuniones corría alcohol, sexo, drogas, sangre y cómo no, uno que otro cadáver que se interponía en los planes de los celtas. Si había algo que los caracterizaba era la violencia y no perdonar. Pero Knight sería la piedra en el zapato; como siempre. El plan era simple: proporcionar un baile de striptease para las irlandesas con el objetivo de despistar a los mafiosos, pero también sabía que era un suicidio exponerse frente a los irlandeses. Se sabía de esos rumores que indicaban que quien se metía con estos, no la contaba dos veces. Y por mucho que se opusiera, no tenía autoridad para echarse atrás. El plan de Antoine Colonna era adueñarse del territorio previamente arrebatado por los organizadores de la juerga. Lo lamentable es que para llevar a cabo lo requerido, correría sangre. Tanta que la errática imagen del hecho se quedaría grabada en la retina del moreno. Tras un par de minutos, uno de los irlandeses les hizo la seña de entrada. Las luces de la discoteca se apagaron y las féminas gritaron al unísono. Sebástian no pudo evitar sonreír, y es que, estar al otro lado de la moneda, no resultaba tan malo. Aparecieron, se instalaron en sus respectivos lugares y la luz se tornó tenue a la par que el humo emergió lentamente desde el suelo. Lean On de Major Lazer sonó, uno de los éxitos de aquel año. Al ritmo de la canción entregaron una coreografía que sacó más de algún grito de las asistentes. La música continuó con King de Years & Years, con la que, al acabar la melodía, al mismo tiempo se arrancaron el pantalón a lo Full Monty.Las irlandesas gritaban eufóricas, elevando sus copas y empuñando sus manos en signo de aprobación y es que las burbujas del vino espumante ya les había llegado a la cabeza. La ovación fue increíble. Los cuatro encargados de dar dicho espectáculo se alimentaban de ello. Disfrutaron de la ingenuidad del público asistente al show hasta que la segunda parte del plan debía echarse a correr. Los cuatro que estaban allí, no eran los únicos. De pronto irrumpieron al menos diez personas más disparando al aire, convirtiendo los gritos de exaltación en un miedo latente. Pronto los cadáveres de las féminas cayeron sobre sus puestos. Balas en la cabeza, en el pecho, acribilladas sin la posibilidad de escapar. Sin treguas, sin preámbulos. Era una matanza cruel, de aquellas que se ven en las películas americanas o en tiroteos de Estados Unidos. Era Europa, ¿qué tan diferente podían ser? Sebástian corrió tras bambalinas para al menos colocarse un pantalón: el show de verdad había comenzado. Su arma era una Glock calibre 40, y en su espalda llevaba colgada una carabina M4A1, la que prontamente usaría para arrasar con todo a su paso. No tendría piedad; no con los jodidos irlandeses. Disparó a quemarropa. No importaba si era hombre, mujer, anciano, lo que se cruzara en su camino, disparaba. Sintió un ligero alivio al no haber presencia de niños; eso sí que no se lo habría perdonado. Apuntaba al aire, donde viese alguna silueta aparecer por el rabillo del ojo. A todo lo que se moviera, lo atacaba y acababa con ello. Era mera sobrevivencia, y es que, gracias a ello, pudo salir ileso. Hasta el momento. Las gotas de sudor se deslizaban temerosas por su sien, recorriendo las venas dilatadas de su cuello. Sudaba frío, pero el cuerpo lo mantenía acalorado producto de la adrenalina. La sed de sangre era el principal huésped en su anatomía. El segundo era el impulso de matar, de tener esas vidas en sus manos, de jugar a ser la muerte en aquel tiroteo. Y aquello le sentaba bien. El mar humano de cadáveres cubriendo la pista de baile era casi un afrodisíaco para el francés. Pero aquello acabó en menos de lo que canta un gallo. El espectáculo que el moreno evidenciaba y que memorizaba en su cabeza, finalizó. El vestigio de las luces le alarmó de una silueta que se acercaba por la retaguardia. Sin embargo, no reaccionó oportunamente. Una mano se le alzó por el cuello para rodearlo y de esa manera empujarlo hacia lo oscuro. Los gruesos dedos se enroscaron en su garganta, impidiéndole respirar. La fuerza empleada no le dio tregua para responder, y es que además de tenerlo por el cuello, la boca de una pistola lo amenazó por debajo de las costillas. De jugar a ser la muerte, pasó a jugar con la muerte. Fue empujado hasta llegar a las bodegas de la discoteca, cubierta de cajas con botellas vacías y la reposición de las mismas. Había escombros, basura, utilerías por doquier y un leve hedor a humedad que le golpeó las fosas nasales. La habitación estaba iluminada por una sola ampolleta, advirtiendo de la soledad y lejanía de las demás habitaciones. Veía su sombra y la de su persecutor. ¿En ese momento? Se lo comía el miedo. Entraron y otro sujeto se acercó a él de manera vertiginosa. Ni siquiera se dio el tiempo de mirarle el rostro. Sus ojos se cerraron producto del terror: sabía lo que se venía. Fue maniatado de pies y manos y fue sentado en una silla en contra de su voluntad. Para impedir que hablara o gritara, envolvieron un pañuelo en el diámetro de su cara, metiendo un puñado del género en la boca. Mordía y en el intento de decir alguna cosa, gimoteaba. Pedía ayuda, pero nadie oía. ¿Qué había pasado afuera? ¿Había salido todo bien? ¿Los chicos…? Y un puñetazo le descalabró la mandíbula. —Who sent you here? Tell me. If you wanna live, you must talk. —habló en aquel característico acento inglés de Irlanda. Si no fuera por el dolor, estaría riendo. Le liberó la boca y Sebástian le escupió en la cara. —No voy hablar una mierda. —contestó tajante. —Puedes hacerme lo que quieras, pero no hablaré. Pero aquel desafío resultó peor. Un intenso y punzante dolor le asaltó por la espalda. Su piel quemaba y un desgarrador grito le despojó. Dolía. No aguantaba. Le hería la piel con un hierro caliente, marcándolo cuan ganado por la espalda. El dolor pasaría, pero las cicatrices quedarían. Gritaba. No obstante, Sebs se mantuvo firme. —Puedes matarme… —jadeó aquellas palabras y le miró con la cabeza algo ladeada. Aún podía sentir la carne arder. —Pero no hablaré. Un manotazo le llegó en la mejilla derecha. La rabia desatada en un golpe. —Prefiero morir aquí. —concluyó el francés, derrotado. Sus palabras fueron tomadas literalmente por los irlandeses. Un puñetazo volvió a sacudirle la cabeza. Uno tras otro. Los golpes iban y venían por la cara, su torso, las costillas y patadas en las canillas. Escupía la sangre que se le acumulaba en la boca, quedándose aquel característico sabor metálico en la lengua. Recibía y recibía. Y no habló. Más le temía al padrino de la Unione Corse que a los irlandeses torturadores. Por castigo de su silencio, lo golpearon y quemaron hasta que Sebástian perdió el conocimiento, hasta que no supo más de nada, hasta que la muerte le amenazó con su presencia. Y aunque pensó que era el final. No, no lo era. (...) El cuerpo le dolía, ardía. El más mínimo movimiento le hacía gemir de dolor. Estaba en otro lugar. ¿Dónde estaba? Pese a estar consciente, se sentía adormilado. Abría los ojos y los cerraba de inmediato. Los párpados le pesaban y tenía dificultad para mover los dedos. Sí, estaba sedado. Menuda conclusión. ¿O estaba soñando? ¿Había muerto? No, no podía ser. ¿Así se sentía morir? —Y yo que pensaba que no despertarías. —escuchó una voz ronca. La vista la tenía algo nublada y tardó en enfocar la mancha negra que veía sentada al lado de la camilla. Estaba en un hospital, conectado a un respirador y con mangueras conectadas en sus brazos. Sentía el cuerpo pesado. No quería estar ahí. —Eres más fuerte de lo que pensaba. —rió. No podía hablar, pero se unió esbozando una débil sonrisa. Sintió alivio. Allí la voz le contó que permaneció en coma cerca de una semana y aunque el pronóstico no era favorable, despertó. Quien estaba ahí acompañándolo era el mismo Knight. Entre él y Cameron se intercambiaban para cuidarlo por turnos desde su hospitalización tras la brutal golpiza. Aunque ver a Albert Knight siempre era un mar de rabia ahondando en su pecho, en ese momento, se permitió estar agradecido. —Gracias. —susurró Sebástian. Albert realizó una reverencia y asintió. —Es lo menos que puedo hacer. —¿Cómo lograron sacarme? —cuestionó el francés. El mayor suspiró de forma pesada. Vaciló y un resoplo accedió a contarle. —El olor a carne quemada. —torció el gesto. —Pero tranquilo, los irlandeses no volverán a joder. San Martín es nuestro.
Y así fue. Hasta un par de años venideros cuando los celtas reclamaran venganza.
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Brigid Imbolc 1 de Agosto (Hemisferio Sur) Brigid es de origen Irlandés, la tradición Irlandesa nombra a Brigid como hija del Dagda padre de los irlandeses paganos, y Morrigan una Tuatha de Danann (irlandés antiguo: “de la tribu de Danu”) los seres mágicos que habitaron Irlanda antes que los irlandeses actuales. Brigid quiere decir la exaltada; y se ha convertido en una de las diosas más celebradas en el mundo espiritual contemporaneo. En el paganismo, en wicca, en el feminismo, se pueden encontrar numerosas estatuas y esfinges en la actualidad. El 1 de febrero o 2 de febrero, Brigid se celebra en el Festival gaélico de Imbolic, cuando trae los primeros signos de la primavera a la tierra. La Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa, y algunos anglicanos marcan el día como la fiesta de Santa Brigida. Un aspecto de Brigid es el de “Llama de la Sabiduría”. Una divinidad a quienes los bardos y poetas adoran como el origén de la inspiración creativa. Honrada como diosa de la lengua celta, inventó el alfabeto Ogham. Patrona de la poesía, la historia y la canción. Protectora de todo el aprendizaje cultural. Brigid fue vista como la fuente de los oráculos de la adivinación y la profecía. Maestra de la magía blanca, el conocimiento oculto y druídico. Su animal iconográfico es un hermoso cisne blanco, tan evasivo como la inspiración misma. Otra figura era el “Fuego del Hogar”. Es la diosa de la familia, la fertilidad, la medicina, la salud, la curación y los partos. Cuidadora de los nacimientos y de la infancia. Posee un famoso caldero para este propósito. Brigid tiene muchas asociaciones con la chimenea y la casa, y se invocaba cuándo a menudo se atascaba la chimenea o cuando el umbral necesitaba protección o limpieza. Protectora de los suyos, se preocupa por la justicia, la ley y el orden. La vaca es su símbolo de la abundancia y la fertilidad. La tercera personalidad es el ” Fuego de la Transformación”. Diosa de las artes y la artesanía, ella enseña a los hombres la herrería y otras artes, relacionadas con el fuego como la orfebrería y la producción de armas para mejorar la habilidad en la guerra. #wiccareencarnada #virginiaescobar #imbolc https://www.instagram.com/p/B0ipG8KHxl7/?igshid=6kr06ujcc1g8
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