#La niebla y la doncella
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mitologia-nordica · 6 months ago
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Las valquirias son figuras emblemáticas en la mitología nórdica, conocidas como las doncellas guerreras de Odín. Su nombre significa "las que eligen a los caídos", y desempeñan un papel crucial en la batalla y en el destino de los guerreros. Las valquirias no solo deciden quién vive y quién muere en el campo de batalla, sino que también llevan a los héroes caídos al Valhalla, el salón de los muertos gloriosos en Asgard.
Historia de las Valquirias
Origen y Naturaleza
Las valquirias son hijas de Odín, el dios principal del panteón nórdico, y a veces se dice que también tienen madres mortales. Son descritas como hermosas y feroces guerreras, armadas y montadas en corceles que cabalgan por el cielo y el mar. Tienen la capacidad de volar y de aparecer en los campos de batalla para cumplir su deber.
El Papel en la Batalla
El principal deber de las valquirias es seleccionar a los guerreros más valientes que mueren en batalla y llevarlos al Valhalla. Estos guerreros, conocidos como einherjar, son recibidos con honor y se entrenan en el Valhalla para luchar junto a Odín durante el Ragnarök, la batalla final del fin del mundo. Las valquirias también sirven hidromiel a los einherjar y cuidan de ellos en el Valhalla.
Selección de los Caídos
Durante las batallas, las valquirias observan el combate y eligen a los guerreros dignos de ser llevados al Valhalla. Se cree que pueden influir en el resultado de la batalla, inclinando la balanza en favor de los guerreros que han sido elegidos por Odín. Las valquirias son a menudo representadas llevando lanzas, escudos y cascos, y montando caballos blancos.
Valhalla: El Salón de los Caídos
El Valhalla es el gran salón donde los guerreros seleccionados por las valquirias son llevados. Está situado en Asgard, el reino de los dioses, y es un lugar de gloria eterna donde los einherjar disfrutan de festines y entrenamientos diarios. Las valquirias no solo llevan a los guerreros a este lugar sagrado, sino que también los atienden y sirven en los banquetes organizados por Odín.
Mitos y Leyendas
Brynhildr: Una de las valquirias más famosas es Brynhildr (o Brunilda), cuya historia se entrelaza con la saga de Sigurd (Sigfrido). Brynhildr desobedeció una orden de Odín y fue castigada a dormir en un círculo de fuego hasta que un héroe la rescatara. Sigurd finalmente la encuentra y la despierta, pero su historia de amor es trágica y llena de traiciones.
Sigrún y Helgi Hundingsbane: Otro mito famoso involucra a la valquiria Sigrún y el héroe Helgi Hundingsbane. Sigrún guía a Helgi en la batalla y se convierte en su esposa. Su amor y lealtad simbolizan la conexión profunda entre los héroes y las valquirias.
Simbolismo y Culto
Las valquirias representan la valentía, la nobleza y el destino. En la cultura vikinga, morir en batalla y ser llevado por una valquiria al Valhalla era considerado el mayor honor. Las valquirias también simbolizan la conexión entre los mundos de los vivos y los muertos, y la creencia en la vida después de la muerte.
Curiosidades
Transformación en el Cristianismo: Con la llegada del cristianismo a Escandinavia, la percepción de las valquirias cambió y algunas veces fueron demonizadas en el folclore posterior, aunque su legado heroico perduró.
Representaciones Artísticas: Las valquirias han sido representadas en numerosas obras de arte, literatura y música. La ópera "Die Walküre" de Richard Wagner es una de las representaciones más famosas de las valquirias en la cultura moderna.
Nombres y Características: Los nombres de las valquirias a menudo reflejan sus características y roles en la batalla. Ejemplos incluyen Skuld (deuda/futuro), Hrist (temblor) y Mist (niebla).
Importancia en la Mitología Nórdica
Las valquirias son esenciales en la mitología nórdica por su papel en el ciclo de la vida y la muerte y su influencia en el destino de los guerreros. Representan el ideal vikingo de la muerte heroica y el honor en la batalla. Su presencia en los mitos y leyendas nórdicas subraya la importancia del valor, la lealtad y la preparación para la batalla final en el Ragnarök.
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matrias · 2 years ago
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La canción habla del encuentro de Beren, hijo de Barahi y Lúthien Tinúviel. Beren era un hombre mortal, pero Lúthien era hija de Thingol,  un rey de los elfos en la Tierra Media, cuando el mundo era joven; y ella era la doncella más hermosa que hubiese existido alguna vez entre todas las niñas de este mundo. Como las estrellas sobre las nieblas de las tierras del norte, así era la belleza de Lúthien, de rostro de luz. En aquellos días, el Gran Enemigo, de quien Sauron de Mordor no era más que un siervo, residía en Angband en el Norte y los elfos del Oeste que venían de la Tierra Media le hicieron la guerra para recobrar los Silmarils que él había robado y los padres de los hombres ayudaron a los elfos. Pero el enemigo obtuvo la victoria y Barahir perdió la vida y Beren, escapando de grave peligro, franqueó las Montañas del Terror y pasó al reino oculto de Thingol en la floresta de Neldoreth. Allí descubrió a Lúthien, que cantaba y bailaba en un claro junto al Esgalduin, el río encantado; y la llamó Tinúviel, es decir Ruiseñor en lengua antigua. Muchas penas cayeron sobre ellos desde entonces y estuvieron mucho tiempo separados. Tinúviel libró a Beren de los calabozos de Sauron y juntos pasaron por grandes riesgos y hasta arrebataron el trono al Gran Enemigo y le sacaron de la corona de hierro uno de los tres Silmarils, la más brillante de todas las joyas, y que fue regalo de bodas para Lúthien, de su padre Thingol. Al fin el Lobo, que vino de las puertas de Angband, mató a Beren que murió en brazos de Tinúviel. Pero ella eligió la mortalidad y morir para el mundo, para así poder seguirlo, y aún se canta que se encontraron más allá de los Mares que Separan y que luego de haber marchado un tiempo vivos otra vez por los bosques verdes, se alejaron juntos, hace muchos años, más allá de los confines de este mundo. Así es que Lúthien murió realmente y dejó el mundo, sólo ella de toda la raza élfica, y así perdieron lo que más amaban. Pero por ella la línea de los antiguos señores elfos descendió entre los hombres. Viven todavía, aquellos de quienes Lúthien fue la antecesora y se dice que esta raza no se extinguirá nunca. Elrond de Rivendel pertenece a esa especie. Pues de Beren y Lúthien nació el heredero de Dior Thingol; y de él, Elwing la Blanca, que se casó con Eärendil, quien navegó más allá de las nieblas del mundo internándose en los mares del cielo, llevando el Silmaril en la frente. Y de Eärendil descendieron los Reyes de Númenor, es decir Oesternesse.
El señor de los anillos: la comunidad del anillo. - J. R. R. Tolkein
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rubimoon45 · 1 year ago
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SANGRE Y FUEGO
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CAPÍTULO 5: la herencia de Marcaderiva
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Al día siguiente, la niebla estaba baja y el patio estaba mojado. El día estaba oscuro, nublado, por encima de la espesa capa de niebla. La lluvia de la noche de ayer, junto con la fuerte tormenta, había obligado a todos a vestir sus atuendos con completos que los abrigasen. Muchas de las damas ya se comenzaban a abrigar con chales o abrigos, y algunas otras ya comenzaban a sacar las prendas de invierno del armario.
La Sala del Trono estaba iluminada por velas en los candelabros y en la araña de hierro que colgaba del techo y daba luz a toda la estancia. Los rostros y cuerpos de los antiguos reyes grabados en piedra adornaban las columnas de la sala, desde Aegon y sus hijos hasta el más reciente, Jaehaerys I. La reunión iba a comenzar en poco, cuando todos los testigos llegasen. Los nobles que atendían y residían en la Fortaleza Roja como parte del séquito de la familia real y la Corte también estaban ahí para escuchar lo que debía decirse. La Mano del Rey se sentaba en el Trono de Hierro como si fuera el monarca, solo que nadie lo veía de esa forma. La Reina se había asegurado de despertarlos y tenerlos preparados.
Varias de sus damas entraron en el dormitorio esa mañana en su nombre, mientras que Aemond se encargaba de cumplir su papel de esposo besándole el cuello hasta que llamaron a las puertas. En un principio iban a ignorarlas, pero llegaron a la conclusión entre risas y juegos de que enfadar a la Reina en ese momento no era la decisión más acertada.
Ni siquiera cuando estaban desayunando tuvieron una pizca de paz. Las doncellas aparecieron y les empezaron a dar consejos sobre cómo vestirse, dado que la lluvia y la niebla habían bajado las temperaturas lo suficiente para que las chimeneas estuvieran encendidas todo el rato. Al salir de la cama la habían envuelto en una bata y luego en una manta, pensando que tendría frío mientras la encendían la chimenea y servían el desayuno. Aemond las había echado por hacerle perder el tiempo. Y ella había pedido que los dejasen solos el tiempo suficiente para desayunar. Estaba segura de que los guardias postrados en la puerta cuando salieron no estaban ahí por si acaso.
-Encima de que este asunto es culpa suya, pretenden que esperemos que los creamos. Idiotas -escuchó decir a Aegon. Era un milagro que estuviera sobrio y vestido esa mañana, decente por decir algo. Tal vez también fuera cosa de la Reina.
Llevaba el atuendo verde oscuro a juego con el de la Mano del Rey, con el pelo que caracterizaba a su Casa limpio y detrás de la orejas, algún que otro mechón amenazando con bailar fuera del agarre. Pese a estar sobrio, tenía la cara de una persona que había estado toda la noche demasiado ocupado como para descansar. Helaena estaba a su lado, pero guardaba las distancias demasiado ocupada observando el la base de una de las estatuas en silencio. Iba en su vestido verde amarillento, con alguna que otra joya, y el pelo trenzando sobre su cabeza. Sonreía como una niña inocente, ajena a todo. La Reina la miraba a lo lejos en silencio, con las manos cruzadas en el estómago y con una mueca extraña que no supo interpretar.
-Quiero hablar con ellos antes de que esto comience.
-No es el momento de hablar.
-Estoy segura de que mi tío Vaemond ha intentado por todas las fuerzas hacerse ver en la reunión que tuvo el día de ayer.
Supo por algunas damas antes de acostarse que el Consejo había permitido llevar a cabo la petición de su tío antes que cualquier reclamo. No supo el resultado de esta, pero intuía que las cosas en esos momentos no iban a llevarse con la palabra del Rey al pie de la letra. Sobre todo, porque este no estaba ahí. Ni siquiera pudo leerle esa noche. La leche de amapola lo tenía dormido, y la tormenta no hacía otra cosa que empeorar los dolores de su cuerpo.
-Paciencia -fue lo único que dijo Aemond. Naerys se pasó la mano por el mentón, como siempre hacía cuando pensaba.
Por si fuera poca la escasa gana que tenía de estar ahí con su familia, viendo cómo se destruían entre ellos por ambiciones que los superaban, aquella mañana había tenido dos accidentes mientras desayunaba.
El primero, referido al té, pues las sirvientas lo habían cambiado por uno nuevo y asqueroso. Y el segundo, también envuelto el té, en cómo lo había echado en la letrina al poco de asentarse en su estómago. Habían tenido que cambiarle el vestido en el último momento, pues lo había manchado en el proceso. Tuvieron que ponerle uno de tejido grueso, con un escote llamativo bordado con patrones de flores y dragones como le gustaban, de color negro y rosa, con unas mangas de tela amplias y largas que casi rozaban el suelo. Su atuendo desencajaba con el resto, pero al diablo la opinión de los demás con lo que llevase. Eran una familia. No un maldito color que acabaría agotándose de todo el que usan.
Hubiera preferido quedarse en la cama, descansando, pero la obligaban a estar ahí. Como una muñeca expuesta para que todos vieran lo unidos que estaban... Mentira. Su tío Vaemond se iba a encargar de que no fuera así. Aunque tuviera que rebajarse y dejar que las puntas de las espadas del Trono lo cortasen. Aún le dolía su propia mano, pero ya no necesitaba ese paño. Solo un ungüento que le daba arcadas solo oler y que causaba algunas de las burlas de Aemond cuando lo gesticulaba.
-En falta del Rey, la Mano discutirá la petición que merece ser escuchada por la Corona: la herencia de Marcaderiva a causa de la ausencia de Corlys Velaryon -anunció entonces la Mano. Iba vestido como siempre, a diferencia de que ahora parecía que el broche de la Mano, que descansaba en su pecho entre la tela, parecía tomar mayor envergadura.
La sala se calló al instante. Al parecer, su presencia era suficiente para causar esa reacción. Sintió las miradas de su familia sobre todos ellos. Casi podía sentir la decepción en ellos, en las miradas de sus hermanas, que estaban más altas y guapas que antes... Se parecían tanto a su madre, más que ella o cualquier Velaryon. Al parecer ella había heredado más sangre Targaryen de su padre que ellas. Si pudiera, iría a decirles que ese era su lugar, al lado de su esposo, y que ella no tenía nada que ver en toda esa discusión.
-Mi Reina -miró a Alicent, que le dirigió una vaga atención antes de centrarse en otra cosa-, mi Lord Mano -hizo una reverencia al hombre que ahora se sentaba en el Trono de Hierro, el asiento que por derecho siempre había pertenecido a su familia y que ahora portaba un extraño con misteriosas pretensiones-. La historia de nuestras familias en los Siete Reinos se extiende a los tiempos de la Vieja Valyria. Durante mucho tiempo la Casa Targaryen ha gobernado los cielos, los Velaryon sin embargo nos hemos quedado gobernando los mares. A la Caída de Valyria, nuestras casas se volvieron únicas. Nuestros ancestros vinieron sabiendo que un fracaso podría perjudicar a ambas líneas de sangre.
Si bien la historia de ambas casas era tal y como contaba, era fácil endulzar la vida de los Targaryen y Velaryon para romantizar la idea de que la sangre valyria era única. No eran tan únicos. ¿Importantes? Sí, puesto que domaban dragones como las cuarenta casas principales que lo hacían... Pero todavía en Essos quedaban restos de sangre valyria. No pura, como la suya, pero sí...igualmente única.
-Llevo toda mi vida en Marcaderiva, defendiendo a mi hermano. Soy su pariente más cercano. Sangre de su sangre. La auténtica e inmaculada sangre Velaryon corre por mis venas.
Naerys supo a lo que se refería al momento. Intentaban pasar por encima de la herencia de su tío Laenor, descartar tanto a ella y sus hermanas como a Lucerys y lo que se esperaba de él.
-Esto es ridículo.
-Esposa -dijo Aemond, sin perder de vista a los familiares de delante y a Vaemond Velaryon-. No.
Solo pudo morderse la lengua.
-Y por las de mis hijos, hijos de Laenor Velaryon -interrumpió la princesa Rhaenyra. Estaba preciosa con su peinado y atuendo con los colores de su Casa. Sus hijos estaban detrás de ella, al igual que sus hermanas, con la cabeza gacha-. Si os preocupase tanto la sangre Velaryon, ser Vaemond, no osaríais suplantar a su heredero. Pero solo miráis por vos mismo y por vuestra ambición.
-Tendréis ocasión de defender vuestra súplica -la Reina habló desde donde estaba, en tono monótono-. Tened la gentileza de que sir Vaemond se explique.
La interrupción de la princesa heredera y la posterior llamada de atención de la Reina consiguió el efecto deseado. Varios nobles a lo lejos comenzaron a hablar en voz baja, por debajo de lo entendible. Su tío solo pudo sonreír, victorioso.
-¿Qué sabéis vos de la sangre Velaryon? Podría cortarme las venas y mostrárosla...y ni aún así la reconoceríais. Se trata del futuro y la supervivencia de mi casa, no de la vuestra.
Naerys pudo ver cómo la inclinación de su cabeza se movía en dirección a las espaldas de la princesa. En dirección a Lucerys. Y cómo él inflaba el pecho y parecía querer marcharse de ese sitio. Ella lo apoyaría, lo abrazaría con tanta fuerza para protegerlo de ese hombre...
-Mi Reina, Lord Mano, esto es una cuestión de sangre, no de ambición. Yo antepongo la supervivencia de mi casa y mi linaje a lo demás. Por ello me postulo como sucesor de mi hermano, Señor de Marcaderiva y Señor de las Mareas.
Ojalá fuera más fácil resolver un asunto como ese. Naerys inspiró por la boca. Otra vez las nauseas. Normal que aparecieran ahora que después, si el resto de la reunión iba a resultar en eso. Se tocó el estómago por encima de la ropa, sintiendo el calor subiendo a sus mejillas.
-Gracias, sir Vaemond.
Sir Vaemond se retiró al lugar donde dos estandartes Velaryon ondeaban a manos de dos lacayos.
-Princesa Rhaenyra, hablad en nombre de vuestro hijo, Lucerys Velaryon.
-Si he de legitimar esta farsa con una respuesta, debo recordar a la Corte que hace casi veinte años...
La princesa se había movido al centro de la sala, en el mismo sitio donde su tío Vaemond se había colocado para hablar y que todos lo escucharan, cuando dos golpes resonaron en el espacio rocoso de la Sala del Trono. Todos los que estaban ahí se giraron en busca de respuestas... Solo para ver que las dos enormes puestas de la sala se abrían por los guardias postrados a ambos lados custodiando y dos guardias más vestidos de blanco, el color de las Capas Blancas del Rey, anunciando la llegada.
-¡El Rey Viserys, de la Casa Targaryen, el primero se su nombre. Rey de los Ándalos y los Rhoynar y los Primeros Hombres. Señor de los Siete Reinos y Protector del Reino!
Si bien era lo poco que quedaba el hombre que una vez había llevado la corona del Reino y liderado el Trono de Hierro con amabilidad y siempre por bien común, el Rey Viserys I Targaryen siempre se alzaría de donde estuviera para defender hasta la última gota de su sangre y la de una mujer que no pudo darle un heredero. Naerys agachó la cabeza e hizo una inclinación cuando a su lento y tremuloso paso alcanzó al frío Trono.
HACE 5 AÑOS
-Quiero oírlo de tu propia boca -el Rey la llamó a sentarse en el mismo asiento en el que uno de los miembros del Consejo había estado. Pese a ser una silla hecha para la comodidad durante las discusiones de Estado, ella la notó fría y sin tacto-. Todo este asunto y por qué estamos discutiendo un enlace sin el permiso del Rey.
El Consejo y los demás habían abandonado la sala para dejarlos a solas. El Rey les había mandado salir a todos y dejarlo a solas con ella, la princesa Naerys. Quizás ese título le durara bien poco después de descubrirse lo que habían hecho... Pero no se arrepentía, ni lo haría nunca. Tampoco bromeaba con cumplir la amenaza. Incluidos los Guardias Reales. Aemond le había lanzado una mirada inquisitiva antes de salir, seguido de la Reina y la Mano y un último guardia -sir Criston, supuso-. Entonces el Rey se había levantado a duras penas de su asiento y puesto a mirar en silencio las calles de Desembarco del Rey y el patio principal, cubierto por una muralla de la misma piedra de la que estaba hecha la Fortaleza Roja.
El príncipe Aemond y yo hemos contraído los votos matrimoniales de nuestra Casa en nuestro hogar ancestral. Ninguno de los dos quería hacer daño al Reino, Majestad, lo juro en nombre de ambos.
-Unos votos no aprobados por el Rey.
-Lo sentimos, Majestad -inclinó la cabeza a modo de reverencia y perdón, como le habían enseñado-. Pero sabíamos que la proposición iba a no aceptarse.
Se dio la vuelta para mirarla, con la espalda encorvada y la piel del rostro pálido enfermizo.
-Desobedecer las órdenes de un Rey puede costarle la cabeza o las manos a quienes la hagan. Para un príncipe o para una princesa, el castigo debería a veces ser similar si se toman esa clase de decisiones -un escalofrió recorrió la piel de Naerys, en la totalidad de su espalda cubierta por la seda de su vestido. Las manos le temblaron en el regazo-. En los tiempos de Jaehaerys, mi abuelo, habrían hecho que te convirtieras en septa inmediatamente y que Aemond tomase los votos en el Norte.
-Y es por eso que creo en la misericordia de vos, mi Rey, mi tío.
Conocía la vida de la princesa que se había convertido en prostituta, y sobre los falsos hijos que intentaban alcanzar el Trono de Hierro por su linaje Targaryen durante el Gran Consejo. Y sobre la princesa Viserra, la cual en su última noche antes de estar casada se abrió la cabeza contra el suelo en un accidente. O sobre la princesa Gael, que enamorada y seducida por un bardo había quedado en cinta y a la muerte de este se había ahogado a las orillas del Aguasnegras, el río que pasaba por debajo de la Fortaleza Roja. Como para ser ella alguna de ellas pero en su generación. Solo de pensarlo, en ser exiliado, convertida en septa, o queriendo suicidarse -incluso tras esa amenaza al intentar disolver el matrimonio- el estómago se le revolvía.
-Tío... -murmuró, más para él que para ella-. Daemon ni siquiera tuvo el valor de escribir desde Tyrosh para anunciar que había tenido una hija, mucho menos a las siguientes. Fue tu madre, Lady Laena, la que lo hizo -se tocó una parte de la cara, como si le apenara..
Se sabía la historia, para bien o para mal. De cuando le preguntaba a su padre, cuando las gemelas aún eran demasiado pequeñas, sobre la Fortaleza Roja y el resto de la familia. Su padre solo le decía que ciertas partes de la familia estaban en disputa, y que era su madre la que se encargaba de mantenerlos comunicados sobre dónde estaban y con quién estaban. Tampoco es que fuera fácil esconder un dragón. No eran la princesa Rhaena ni la reina Alyssa para ser capaces de hacerlo. Al igual que en el caso de Rhaenyra, sir Laenor era quien escribía las cartas para que supieran lo que ocurría en la Corte, el nacimiento de sus hijos o algún amorío nuevo.
-¿Eso es lo que queréis, entonces? ¿Tú y Aemond?
-Nuestra sangre valyria nos permite hacer esto. Tendríamos que haber tomado en cuenta la decisión del Rey, sí, pero...
-Al cuerno con la sangre valyria y el permiso del Rey, Naerys. Eres igual de cabezota que Daemon, su propia sangre, y ya tardabas en demostrarlo.
Eso podría haber sido considerado como un insulto dependiendo de la persona que lo dijera, o un alago. Pero en ese momento... Naerys solo pensaba, mejor dicho recordaba, en su boda y ahora a los gritos de la Reina en ese diminuto salón.
Solo podía pensar en la vergüenza y en la falta de decoro que mancharía su nombre ahora. Por los todos los dioses, comenzarían los rumores sobre ella. Y se concertaría un matrimonio con el hijo de un Rey que no hacía otra cosa que querer meter las narices en la Corte por intereses, en vez de unir su reino a los Siete. Y luego estaba la propuesta de matrimonio entre Aegon y ella junto con Helaena, apoyándose en que si eran capaces de marcharse dragón a casarse en secreto podían hacer lo mismo siguiendo las costumbres de su Casa. Lo que él podría hacerle sería igual a lo que le hacía a la princesa Helaena, y si acababa gustándole pues iría a peor, más seguido. No. Antes cumplía su amenaza. No iba a dejar que lo hicieran. Ni que casasen a su ahora esposo a ojos de los dioses de Valyria con una cualquiera hija de Lord Borros. Solo de pensarlo le daban ganas de echarse a llorar ahí mismo, aunque le costase la dichosa reputación que ya iban a estar manchando. El hazmerreír de la Corte, a cambio de casarse con alguien que ella deseaba y de su edad.
-Y la sangre de mi madre. ¿Daemon te ha contado sobre ella?
-Sí, Majestad.
-Pensaba que Rhaenyra era quien se parecía más a ella, compartiendo la sangre del dragón y su aliento, pero comprendo que no se ha detenido solamente ahí. La Reina no se detendrá hasta que el asunto este resuelto.
Incluso si conllevaba tener que casarse con Aegon. Definitivamente la Reina iba a ser feliz viendo cómo se pudría con él y le daba hijos de pura sangre valyria, perfecta para sentarse en el Trono de Hierro. Ese borracho y lujurioso hermano que él tenía era la peor calaña que había conocido. Lo ignoraba cuando podía, y cuando no, acababa marchándose porque los guardias tenían que llevárselo, desmayado o demasiado borracho para mantenerse en pie. Aemond lo odiaba. Podía verlo, desde que eran jóvenes y los conoció en Marcaderiva. También podía saber que quemaría el mundo antes de dejar que ese mimado consentido pudiera ponerle la mirada o la mínima atención estando ebrio encima. Si pudiera...las cosas llegarían a términos mayores.
-Supongo que no me queda remedio de aceptar el compromiso, y no anularlo. Aunque tendrán que llevarse a cabo otros preparativos.
-Debo admitir mi confusión. No entiendo por qué se postulan aspirantes a sucesores de una sucesión ya zanjada. De todos los presentes, si hay alguien que conozca bien los deseos de Lord Corlys es la princesa Rhaenys.
El Rey, sentado en el trono con una caja de invierno y una máscara de oro cubriendo la zona marchita de su rostro, alegó el sentido por el cual aquel reclamo de Vaemond era un sinsentido. Muchas cabezas miraron entre confusión, sorpresa y desagrado hacia su abuela, al lado de Baela, que vestía los colores Velaryon y llevaba los rizos sueltos. El rostro de abuela, inmaculado y con cierto toque de comedia, fue decisivo para que su tío Vaemond palideciera de golpe.
-Así es, Majestad.
Su abuela Rhaenys caminó al frente y se dispuso en el sitio donde antes la princesa y su cuñado habían estado discutiendo... Vestía de negro y destacaba entre la multitud. Le extrañaba no haberse dado cuenta de su presencia.
-Siempre fue su voluntad que Marcaderiva pasara a sir Laenor, a su legítimo hijo, Lucerys Velaryon. Jamás cambió de parecer. Y apoyo su decisión.
-Es más, la princesa Rhaenyra me ha trasladado su deseo de desposar a Jace y Luke con las nietas de Lord Corlys, Baela y Rhaena. Una propuesta que acepto de buen grado
Fue el turno de Naerys de mirarla con sorpresa. ¿Sus hermanas? ¿Comprometidas ya? ¿Con ellos? Rhaenyra había jugado bien sus cartas, si es que no era una falsedad esa propuesta. Pero solo con ver las expresiones de sus hermanas y de los hijos de la princesa heredera pudo ver que no era mentira. Que todo eso era cierto. Naerys tragó saliva con fuerza. Entonces, los comentarios de su abuela ayer estaban fundamentados. Una provocación...y la espera de una respuesta que pudiera beneficiar a la familia Velaryon si es que la situación se volvía para ellos y contra Vaemond. Y ella se lo había comido. Diciendo que no iba a casarlas, a venderla como habían hecho con muchas princesas antes, como ella,... Pero que ahora iba a hacerlo para apoyar la causa de su abuelo.
Naerys no supo cómo sentirse al respecto. ¿Dolida? ¿Traicionada? ¿Enfadada? Su abuela ya no confiaba en ella, y por la mirada de reojo que su padre le daba de vez en cuando, dudaba que él lo hiciera también.
-Entonces, asunto zanjado. Otra vez. Así pues, ratifico al príncipe Lucerys, de la Cada Velaryon, como heredero de Marcaderiva, de su
La presencia de Helaena a su lado la hizo echarse para atrás, para que pudiera estar al lado de su madre y de su abuelo. Naerys aún seguía pensando en absoluto silencio qué diablos estaba planeando su abuela.
-No, no voy a permitirlo.
-¿Permitirlo? No olvide con quien habla, sir Vaemond.
Naerys se tocó los dedos. La pesadez de su cuerpo haciéndose presente, los deseos de estar recostada... No, debía permanecer ahí. Seguir descifrando las señales.
-Él -señaló a Lucerys, detrás de su madre y con una expresión asustada por el repentino movimiento- no es un verdadero Velaryon. Y no parte de mi sangre, un sobrino mío.
-Lucerys es mi nieto legitimo. Y usted, no es más que un segundo hijo de Marcaderiva.
-Usted puede llevar su Casa como le venga en gana, pero no decidirá el futuro de la mía -se tocó el pecho para darle énfasis-. Mi casa sobrevivió a la Caída y mil tripulaciones posteriores. Y por todos los dioses, no veré que termine por culpa de este...
Se hizo un silencio. Uno que podría cortarse con la punta de un cuchillo para untar mantequilla, no uno hecho para cortar ni la más tierna de las carnes. Naerys dio un paso hacia delante, aferrándose al brazo de Aemond enfrente de ella. Este estaba más pendiente de lo que ocurría que de ponerle un ojo encima. Al menos ayudó a reducir parte de su sofoco. Pudo escuchar la respiración de la Mano a sus espaldas, como si estuviera ansioso.
-¡Sus hijos son bastardos! Y ella -le plantó cara al Rey, directamente. Si la sala había enmudecido con ese comentario, soltado desde el más profundo de los odios, prohibido por cualquiera que se atreviera a dudar de la paternidad de los hijos mayores de la princesa Rhaenyra y heredera al trono-. Ella es una golfa.
Naerys pudo escuchar el ajetreo que se levantó meramente por el primer comentario, pero también los gritos de sorpresa de aquellos que no se esperaban esa declaración. Incluso la Reina se revolvió donde estaba, mirando por encima del hombro a su padre, que tenía los ojos abiertos como platos y la boca entreabierta. Se pasó la lengua por los labios, secos. No podía ver bien lo que pasaba delante de ella, pero podía escucharlo... No eran buenas reacciones ni de lejos.
-Yo...tendré tu lengua por eso -el Rey se alzó en su totalidad, o como pudo, desde su asiento, portando la daga que siempre llevaba enfundada en el cinturón.
El ruido sordo del metal cortando la carne hizo eco en el espacio. Tan pronto como Vaemond Velaryon estaba dispuesto a enfrentarse a la ira del Rey, su cabeza se vio invadida por una serie de acontecimiento y pensamientos completamente ajenos a él. El filo de le legendaria espada de los Targaryen, Hermana Oscura, atravesado la mitad del cráneo. La carne cortada cayó al suelo en un golpe viscoso, y el cuerpo, en un seco. Hubo tanto movimiento cuando la gente reaccionó que muchos de los guardias postrados alrededor se vieron obligados a movilizarse. La gran mayoría hacia su padre, que limpiaba la hoja con la falda de su chaleco y volvía a su posición.
La Reina fue a proteger a su propia hija, mientras que la Mano se hacía paso dispuesto a dar la cara por su familia, gritando que se le arrebatase ese arma inmediatamente. Aemond dio varios casos retrocediendo, moviéndola a ella por ende con él. Apoyó la frente despejada contra su pecho cubierto. El cuero y su olor le dieron la bienvenida. Los aceites de su pelo se mezclaban con el olor a ropa limpia de su atuendo.
-Estás ardiendo. ¿Qué te acontece?
HACE 2 AÑOS
-Lo lamento mucho, princesa -dijo el maestre-. No se ha podido hacer nada.
Pero ella apenas podía escucharlo. La leche de amapola adormecía sus cinco sentidos, y de hecho apenas se notaba a sí misma consciente de lo que acontecía alrededor. Había movimiento en el cuarto, lo suficiente para saber que había gente, pero poco más alcanzaba a notar. Cuando carraspeó, una punzada de dolor le atravesó desde la mitad la garganta hasta el estómago.
Se había levantado sabiendo que algo iba mal, incluso mientras desayunaba con la princesa Helaena y la Reina. El sabor de la comida diferente, los deseos de pasar más tiempo en cama que de pie atendiendo cualquier otro asunto, la sensibilidad de la cual Aemond se jactaba cuando intimaban... Todo eso habían sido señales. Desde el día que había sentido los pechos adoloridos pero lo atribuyó al acontecimiento del mes que la esperaba hasta cuando este se retrasó más de lo debido. Supuso, por otro lado, que eso era a causa del estrés.
Cuando salió al jardín con la princesa para dar el paseo matutino, que nunca venía mal, ya notaba que algo estaba cambiando. Y mientras se cambiaba en sus aposentos para refrescarse en una bañera fría, lo vio, el líquido rojo espeso que cubría la tela blanca en sus muslos y un poco más arriba, que había manchado el interior de su vestido favorito. El mismo que le había dejado la garganta ardiendo y sensible de tanto gritar y llorar., sujetándose la zona mientras las doncellas intentaban ponerle algo por encima antes de que el maestre llegara y la viese de esa manera.
«-¡No, no, no! ¡No quiero ver a nadie, dejadme en paz!», había gritado entre lágrimas, las doncellas queriendo tumbarla a la vez que el maestre procedía.
Sentía la lengua adormecida, de tanta leche de amapola, y tragar le resultaba costoso. Incluso respirar. Algunas de las doncellas la ayudaron a incorporarse, un cojín a sus espaldas para mantenerla en el sitio cómoda y sin esfuerzo. Si bien no le estaba prestando atención del todo, vio al maestre recoger sus instrumentos, hacerle una reverencia y salir del dormitorio en silencio. También escuchó un murmullo, probablemente alguna clase de recomendaciones para cuidarla a las doncellas que seguían con ella.
-Princesa, vuestro esposo ha regresado de su incursión con el príncipe. Solicita vuestra compañía.
Naerys siguió mirándose las manos, los restos de sangre que las doncellas no le habían podido quitar porque estaba dentro de sus uñas. Un fallo. ¿Cuántos podía tener tras aquel?
-Decidle que estoy indispuesta.
Las doncellas siguieron pululando por el dormitorio, pero ella les daba la espalda e intentaba no prestarles atención a lo que hacían. El adormecimiento de su cuerpo la obligaba a buscar la mejor postura en la cama, aunque a decir verdad podría dormirse en cualquiera. Tenía tanta leche de amapola en su sistema que desconocía el cómo podía razonar o pensar. Acabó sobre su costado, abrazando la almohada, los pasos resonando de fondo y los susurros en un esfuerzo de no molestarla.
Pensando en lo que podría haber llegado a ser, y si eres un castigo de todos los dioses juntos por haber pecado. Recordó algunos pasajes que algunos maestres de la Fe de los Siete le leían o que el septón cantaba en Desembarco del Rey cuando se oficiaba la misa y a la familia real se la invitaba; sobre todo en esos últimos años, que nunca faltaban, pese a que ella no compartía ni de lejos esas creencias. Lo hacía por aquella familia, por no defraudarles. Para rezar por el alma de su tío, que comenzaba a necesitar cada vez más cuidados y pasaba más tiempo en cama que en Trono atendiendo asuntos de Estado.
El sueño de Naerys fue lo que la hizo recuperarse de su estado. La sensación de una pérdida apretando sus entrañas y su corazón aún la envolvía, aunque no hubiera podido conocerlo. Estando recostada en la cama, el movimiento de la mano acariciando su vientre fue como el recordatorio perpetuo de lo que sería a ojos de ojos. Lástima, decepción e ira.
Al poco de saberse la noticia las cosas no fueron a mejor. Tardó dos semanas en salir del dormitorio y hacer vida normal, comenzando con los esfuerzos de la princesa Helaena en intentar animarla sacándola al jardín o volar en sus dragones hasta cansarse. Aemond... Su reacción no fue de las mejores, empezando con que en esas dos semanas no había dejado que nadie la viera por la vergüenza y la poca gana de enfrentarse a nadie que le dijera que tenía que recomponerse cuanto antes por el bien de su imagen en la Corte. Recibió una carta de su abuela señalando justamente eso, pero también palabras de consuelo y consejos para sobrellevar una pérdida como esa. La princesa Rhaenyra también le escribió, al quinto día de su duelo. Le decía justamente lo mismo, y los invitaba a ella y a su esposo a pasar unos días en Rocadragón para alejarse de los murmullos en la Corte, pues sabía bien lo que significaba ser una princesa y decepcionar de aquella forma; si bien nunca había sufrido algo como eso, llevando sus embarazados a buen término. La Reina le recomendaba mantenerse en cama y orar por la salvación de aquella pequeña alma, pero no tuvo el valor de hacerlo o de pedirle a unos dioses en los que no creía que la ayudasen.
Habría jurado que el mismo miedo de ese día se estaba repitiendo. Desde los vértigos y mareos hasta las ganas involuntarias de vomitar a cada momento. Sabía que no podía volver a pasar por eso, y menos en esos momentos de tensión. Jamás tomaría té de luna y se atrevería a manchar la reputación de Aemond si el asunto se llegara a conocer, pero había momento en los que la mente de Naerys le jugaba malas pasadas. Lo amaba, estaba dispuesta a todo, pero sabía que él tampoco iba a reaccionar acorde como la última vez.
-Por suerte, princesa, puede deberse al estrés y no hay ningún riesgo de más en vuestra salud. Os recomiendo descansar y no hacer esfuerzos unos días, y comer bien.
Había salido de la Sala del Trono tras la recepción. El asunto zanjado, el Rey volviendo a sus aposentos pese a que casi se desmaya en su trono y el cuerpo de su tío Vaemond en el suelo a la espera de que algún maestre le aplicase el tratamiento debido como miembro de una Casa de tan alto linaje. Su abuela se había ido con las Hermanas, dejando al largo de su padre a Baela y Rhaena. Naerys se marchó con ayuda de un Capa Blanca, sir Harrold Westerling, quien en su momento fue el protector de la princesa Rhaenyra en sus tiempos en Desembarco del Rey. Ahora seguía siendo un miembro de la Guardia Real del Rey, el jefe de todos ellos. Había salido de la Sala del Trono con su ayuda y dejado a toda su familia hay reunida, poco antes de la marcha del Rey.
-Un resfriado común no puede hacer esto solamente -le comentó. La doncella al lado del maestre sujetaba una bandeja con una tetera, un azucarero y un vaso con alguna bebida humeante. Esperaba que no fuera otro té-. A no ser que mi salud se haya resentido.
Una sonrisa en el rostro del maestre tiró de sus comisuras hacia arriba.
-Vuestra salud, excelencia, es de las mejores que he visto. Sin embargo, me preocupa hoy más que nunca con vuestros síntomas. No parecéis tener nada a simple vista.
-Entonces deje que le informe que mis períodos son regulares y la semana pasada sufrí de unos cólicos que casi me imposibilitaron la salida de la cama. Descartemos teorías antes de empezar.
-Deje que este viejo le de un consejo sobre vuestras preocupaciones -Naerys lo permitió, y él comenzó a levantarse-. A veces el cuerpo de una mujer no es el responsable de cargar con esa pesadez. Hay casos, pocos, pero que existen, en los que como maestres nos vemos en la obligación de informar a los matrimonios de esas cosas. Algunos acaban bien, otros peor y anulados, sin creerse lo que les cuentan. Lo cierto es que es una medicina nueva.
-Sugerir eso sería un atentado a la Corona, maestre Kylian.
-Y sin embargo, mi señora, hay veces en las que puede ocurrir. No como en el caso de la difunta Reina Aemma, los dioses la tengan en su gloria, pero sí en hombres.
Naerys bajó la mirada. Abortos continuos, niños muertos y solo una hija sobreviviente a todos esos años de reinado y soportando los malestares que significaban. Sin tiempo a relajarse.
-La salud de mi señor esposo es correcta, como bien sabe.
-Y es por eso que sabemos que el problema no está en ustedes -miró por encima de su hombro, guardando unos segundos de silencio mientras se decidía-. Pero sí en algunos...tónicos que pueden ser dañinos.
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La carita de Aemond cuando se enteró lo que le pasaba a Naerys y que no quería verlo porque ella se pensaba que solo era culpa suya no haberse dado cuenta y que ahora estaba muerto...
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bookishnerdlove · 1 year ago
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UPAE 21*
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"Oh, no… … .” Intentó mirarlo ferozmente, pero sus ojos húmedos emitían una mirada hechizante. “No te preocupes, lameré la parte vergonzosa al final. Quiero saber todo sobre tu cuerpo ahora”. Cesare levantó una de las piernas de Claudia y le dobló la rodilla. “E-estoy preocupada… … . Ese, ese tipo de cosas... ¿Eh? Oooh." Claudia, que se indignó y trató de protestar, gritó ante el insoportable estímulo del cosquilleo. Porque Cesare se había metido el dedo del pie en la boca. "Ah... . ¿Qué estás haciendo? No puedes lamer esos lugares... … . Más, guau... Ahhh." Es un acto increíble. Pero cuando una lengua tibia se deslizó entre los dedos de sus pies, una sensación palpitante, escalofriante y promiscua se extendió, envuelta en un clímax breve y superficial. “Tus dedos de los pies también son lindos. Todo tu cuerpo es lindo y delicioso". Lamió y chupó con cuidado cada uno de los dedos de los pies de Claudia. “Je, ah, para, ah, no, para, eso es raro… Ah ah." Todo su cuerpo temblaba y luchaba con la estimulación nerviosa. Le dolía tanto el cuerpo que no podía soportarlo. Las pulsaciones se concentraban en lo profundo del útero, y ella repitió las contracciones esperando que los pliegues húmedos se llenaran con algo, arrinconando a Claudia. Cesare le lamió los talones e incluso la suela, como si disfrutara la reacción de Claudia. Por todas partes lamió un dulce escalofrío recorrió la parte inferior de su abdomen. Claudia estaba agotada. “… Ja, ja, ah, ahora, perdóname… … .” La conciencia estaba confusa. La voz no salió bien. Finalmente Cesare le soltó el dedo del pie. “Ja, ja, ja, ja, ja… … .” Cesare lamió la piel de sus muslos mientras se inclinaba y jadeaba por respirar. "Vaya… Ahora no... … .” Podía sentir el aliento caliente de la otra persona entre sus piernas. Sin saberlo, intentó taparlo con ambas manos. Sin embargo, la mano fuerte de Cesare la quitó fácilmente. Intentó aguantar tirando fuertemente de sus muslos con una resistencia débil, pero su cuerpo, que ya había probado clímax superficiales muchas veces, no tenía fuerzas. Separó las piernas de Claudia con facilidad. "Claudia, te llevaré al cielo en un suspiro". Cesare sostuvo en su boca el capullo que sobresalía del prepucio y lo chupó con fuerza con un chirrido. "¡Je je!" Ni siquiera podía gritar ante el placer demasiado intenso. Con los ojos bien abiertos y la espalda doblada como un arco, tembló violentamente y alcanzó el clímax. "Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa... … .” Estimulado por los impacientes capullos de las flores, un gran placer recorrió su cuerpo, suficiente para detener su respiración. Mordió los capullos de sus flores con su boca húmeda y los hizo rodar con la lengua. Apenas recobró el sentido. “No, no ahora, no, no, no…” … .” Sin embargo, Cesare chupó sin piedad los capullos de las flores. Claudia volvió a alcanzar el clímax, ejerciendo fuerza por todo su cuerpo. Una gran cantidad de miel fluyó y mojó la boca de Cesare. Olió la miel con un sonido sabroso. “Ja, ja, ja, ja, ja… … .” Claudia, fláccida por el cansancio, repitió la respiración agitada. Una niebla de placer llenó su cabeza y no podía pensar en nada. “Creo que estuvo muy bien. Pero, este no es el final." Levantándose, recogió las piernas caídas de Claudia y las abrió de lado a lado. Luego la tomó por la cintura y lentamente puso sus cuerpos uno encima del otro. "¿Vaya?" Claudia se despertó al sentir una masa de carne dura y caliente tocando los pétalos de las flores empapados. Con el instinto de una doncella, puso rígida su cuerpo y trató de tirarla hacia atrás, pero quedó atrapada bajo el cuerpo de Cesare y no podía moverse. La punta dura partió los pétalos de las flores y agitó el agua poco profunda. “Oh, oh, detente… … .” “Claudia. Este soy yo." El pene grueso abrió lentamente la pared interior e invadió. Tragó el aliento ante la fuerte presión que parecía atravesar el estrecho pasaje. Me recordó los feroces genitales de Cesare que había vislumbrado antes. Nunca se le ocurrió que sería capaz de aceptar algo tan grueso y enorme en su cuerpo. “Ah, ah, es difícil… Ahhh." Se reclinó y se puso rígida por la tensión. Cesare dijo con una voz ligeramente triste. “Kuh. Esto es muy difícil. Siento que me están expulsando. Claudia, relájate”. "No… . No puedo… Ah, duele... … .” El trozo de carne seguía intentando entrar. El dolor de algo que se desgarraba dentro de mi cuerpo se extendió. Dejó de moverse con la mitad de la prueba de deseo insertada. “Claudia. Saca la lengua." Cesare acercó su rostro y tomó los labios de Claudia. "Hu, sí, sí, sí". Mientras el hombre codiciaba, agitó la boca y chupó con fuerza la raíz de la lengua, y su mente se quedó en blanco. "No, ja, ja, heuuu, sí, sí". La tensión en el cuerpo se alivió cuando el beso extático se llevó la mente. En ese momento, el digno pene de Cesare se clavó en la parte más profunda de inmediato. "Sí, sí, ah, ah, ah ah ah". La angustia se extendió. Claudia abrió mucho los ojos llorosos y gritó. Sentí el impacto de algo rompiéndose profundamente dentro de mi cuerpo. Cesare, que empujó hasta la raíz de su pene, dejó de moverse mientras sostenía a Claudia en estrecho contacto. “Ah, Claudia. Lo puse todo dentro de ti”. "Ah... Uff… ah." Por primera vez en su vida sintió el pulso de otra persona latiendo dentro de ella. Arrastrada por el ardiente deseo de Cesare, incluso el cuerpo de Claudia se volvió abrasador. Tenía miedo de que si me movía aunque fuera un poco, mi cuerpo se haría añicos. No podía mover un dedo y repetía la respiración superficial. "¿Cómo es? ¿Puedes sentirme?" Cesare susurró suavemente, secándole las lágrimas de los ojos con los labios. "Eh… Hace calor... . Por desgracia, está lleno... … .” "¿Estás enferma?" “Mo, no lo sé… Es difícil… … .” Un rápido suspiro escapó de sus labios entreabiertos. “Me moveré lentamente. Envuelve tus manos alrededor de mi espalda y agárrate fuerte". "No me gusta, tengo miedo; lo odio, no puedo moverme". Mientras sollozaba, ella le rodeó la espalda con las manos como le ordenó Cesare. Sintió que perdería la cabeza si no se aferraba a algo . Atrás Novelas Menú Siguiente   Read the full article
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aimatheon · 2 years ago
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¿Cuál es el origen de las cazadoras? ¿Han sido mortales en un tiempo pasado a las que Artemisa les ha ofrecido tomar el juramento? ¿O Artemisa las crea de la nada? ¿Podría darse el caso de una mestiza que se una a las cazadoras? Gracias!
¡Hola Anon! Voy a intentar ser lo más preciso posible.
Las cazadoras pueden ser tanto humanas normales que han descubierto el mundo tras La Niebla o mestizas, jóvenes y vírgenes. Estas tienen que pronunciar un juramento y entonces Artemisa las dota de su bendición, es decir, les da su poder.
Juramento: 'Prometo seguir a la diosa Artemisa, doy la espalda a la compañía de los hombres, acepto ser doncella para siempre y me uno a la cacería.'
Desde ese momento pasan a ser inmortales y a seguir a Artemisa, rompiendo el vínculo y los poderes que tuviera anteriormente, si era mestiza. Cuando las Cazadoras van a la Ciudadela se quedan en la cabaña de Artemisa. No son sus hijas, son sus seguidoras.
Haré un inciso: Las Cazadoras tienen prohibido tener la compañía de hombres e incluso enamorarse sin llegar a hacer nada, se considera traición y Artemisa la repudiará, le quitará los poderes y maldecirá convirtiéndola en un animal que puedan cazar. Pero esto no ocurre con la compañía de otras mujeres y tiene su explicación basada en su propia historia mitológica.
Para que entre bien en nuestro sistema todas las cazadoras creadas y jugables tendrán que ser recientes, es decir, no más de 15 años siendo Cazadoras. Se sigue aplicando la norma de no personajes ni PBs menores.
¡Aquí estamos para resolver todas las dudas posibles!
— Ares.
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sonyclasica · 2 years ago
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ADRIAN FOULKES
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BANDA SONORA ORIGINAL DE LA SERIE DE DISNEY + TÚ TAMBIÉN LO HARÍAS
Ya disponible la banda sonora de Tú también lo harías a cargo del compositor Adrian Foulkes.
Consíguela AQUÍ
Mira el tráiler AQUÍ
Tú también lo harías, serie escrita y creada por David Victori ('Sky Rojo' y 'No matarás') y Jordi Vallejo ('El inocente' y 'No matarás') cuya grabación arrancó el pasado 14 de marzo en Barcelona y varias localizaciones de alrededor, como Manresa, a las órdenes de Victori.
Protagonizada por Pablo Molinero (“La peste”, “El verano que vivimos”), Ana Polvorosa (“La fortuna”, “Las chicas del cable”), Michelle Jenner (“La cocinera de Castamar”, “Los hombres de Paco”), José Manuel Poga (“La casa de papel”, “La trinchera infinita”), Paco Tous (“La casa de papel”, “Los hombres de Paco”), Elena Irureta (“Patria”, “Los favoritos de Midas”), Ana Wagener (“Contratiempo”, “El reino”), Jorge Valder, Mabel del Pozo, Pilar Bergés, Javier Mula, Viti Suárez, Xavi Sáez y cuenta con la colaboración especial de Chechu Salgado (“Las leyes de la frontera”, “Fariña”), la ficción se se estrenará en España en Disney+.
Un atraco a mano armada toma lugar en la línea de autobús que conecta el aeropuerto de Barcelona con Manresa, resultando en las muertes de los tres atracadores muertos, la huida de un fugitivo, y la incapacidad de seis testigos de identificarlo.
Se trata de una coproducción entre Legendary Television y Espotlight Media, y está producida por Anxo Rodríguez (Espotlight Media) y Anne Thomopoulos (Legendary Television).
ADRIAN FOULKES
Adrian Foulkes es un compositor, músico, productor musical y diseñador de sonido afincado en Madrid. Compagina sus proyectos personales con diferentes colaboraciones, principalmente para medios audiovisuales, como partituras originales para largometrajes, series, danza y Teatro.
Ha publicado dos discos, "Drift" en 2015 y "Parenthesis" en 2021, ambos compuestos a través de una búsqueda experimental combinando electrónica con instrumentación acústica. Adrián trabajó como productor musical y compositor con Lucio Godoy en las películas "Loop" y "La Niebla y la Doncella".
También ha colaborado frecuentemente con el reconocido compositor Federico Jusid, incluyendo en las series "Fariña", "El Caso Alcasser" y "Wild District". Además, trabajó en la música de la película "No Matarás", dirigida por David Victori, con quien Adrián también ha colaborado en esta serie para Disney+.
ONLINE:  Adrian Foulkes
 TRACKLIST:
      ¿Lo harías?
      Esto es un atraco
      Tú también
      Último robo
      Nosotros
      ¿Héroe o no?
      Coco
      Justiciero
      Raton y el Gato
      Demasiados recuerdos
      Lo dejo
      Escape
      Asesinato
      Cómplices
      Sois libres
      Necesitamos respuestas
      Juicios
      La verdad
      Tú no eres así
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mrfahrenheit92 · 7 years ago
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cinelandia · 7 years ago
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Entrevista con Andrés M. Koppel, director de “La niebla y la doncella” (2017), y con Lorenzo Silva, autor del libro en el que se basa la película.
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honeybeelullaby · 4 years ago
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Tagged by @pianodoesterror 💙 Thank you!
Name: Marta
Pronouns: She/her
Age: 40 (that's about to change in 2 days)
Height: 1,65 m (5' 4")
Birthday: 25th January
Favourite animal: Whales... and cats.
Favourite ice cream flavours: Pistachio, rose, mint.
Favourite fictional universe: Tolkien's.
Average amount of sleep: Around 7 and a half at night, plus 1 hour nap in the afternoon.
Last song you listened to: In The Evening – Led Zeppelin.
Last movie you watched: La niebla y la doncella.
Last book you read: Art of Darkness: A Poetics of Gothic by Anne Williams.
Last thing you searched up: Number of churches in London.
Cats or dogs: Both, but cats are more compatible with my lifestyle.
Dream job: I'm lucky enough to have it, because I am a librarian. Although now that my muse is back, I dream of being a full-time writer.
When you have made this blog: April 2017.
Tagging @caravaggiosbrushes @i-dwell-in-darkness @owlboxes @incomplete-coincidence @thegreenmeridian @suburbanpunk @dreamers-queen and anyone who wants to do it. No obligation though!
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flastar13 · 4 years ago
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Análisis y review Blindsprings Prologo Libro 2
Hola a todos, esta es la primera vez que analizare una obra literaria, elegí  Blindsprings porque amo el arte y la historia del webcomic, me enfocare en el prólogo porque es muy interesante para mí porque :
1.       Es en la época del gobierno órfico, el cual sabemos muy poco.
2.       Nos muestra la vida de Tammy como princesa y sacerdotisa antes de la revolución académica.
3.       Aparecen tres personajes muy importantes en la historia pero que han aparecido mínimamente en la trama. Estos son la emperatriz madre de Tammy, Aliana la hermana cuya salvación es la razón por la que Tammy aun sirve a los espíritus y Gregoire líder de la revolución académica y creador del gran sello.
 Sin más comencemos.
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-Primero en la portada vemos a la izquierda a Aliana muy arreglada, rodeada de jóvenes varones nobles, y por el lado derecho tenemos a Tammy, rodeada de espíritus y niebla. El lado de Aliana es brillante y en color rosado. Esta es la tercera vez en que el personaje es representado en ese color
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Tammy al contrario esta representa en verde y en la oscuridad. Esto es muy interesante porque verde y rosado son colores generalmente opuestos, esto es una forma de decirnos antes de leer el capítulo que ambas hermanas son opuestas pero al mismo tiempo las dos están vestidas en blanco y no lucen muy felices en sus respectivos lugares ¿Serán en el fondo no muy diferentes?
 Pasamos página a la primera página, ahí Tammy es cepillada por una doncella cuya cortesía me parecía algo acida y Tammy no se ve cómoda al ser atendida e insiste en cepillar ella misma su cabello, algo raro si eres una princesa, sin contar que aprieta los puños en señal de molestia. Otra cosa es que su habitación es azul, sé que a primera vista no parece extraño pero nunca Tammy usa azul, casi siempre elige colores verde, blanco y negro, además el azul está asociado a los académicos a los que odia pero según ellos, ella los apoyo al comienzo ¿Es acaso cierto? ¿Ella eligió ese color como muestra de apoyo, hasta que la traicionaron al derrocar su familia?
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Seguimos en la siguiente página,  al parecer se celebra una fiesta y  los nobles en vez de mostrar respeto a su princesa y suma sacerdotisa,  son hostiles y la llaman bastarda.
Bueno eso era un tanto evidente Tammy es pelirroja y el resto de su familia es morena.
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Al salir de ese incomodo lugar, Tammy se queja por los crueles comentarios y revela haber llegado al palacio hace unos meses, y el texto de página dice que ella estaba escondida en un claustro. Mi reacción fue ¡QUE! según la fábula que apareció en las anotaciones, se dice que Tammy ha vivido toda su vida en los muros del palacio y no conoce nada más pero en verdad solo ha vivido unos meses. Las únicas explicaciones que encuentro son: los académicos son como sospecho narradores poco confiables, fue en realidad un simbolismo o simplemente se referían a otra princesa pero usaron la figura de Tammy porque era más popular.
Después va a una especie de santuario de los espíritus pero su encantadora hermana mayor le tiene preparada una pequeña trampa, espinas (Que me recordaron a las de su cello pero que al contrario le permite servir a los espíritus) impiden la entrada, Tammy molesta rompe las espinas pero Aliana las trasforma en serpientes provocando un comprensible miedo y pánico a Tammy que la hace huir. Aliana se ríe pero para mi sorpresa dura poco y se siente algo arrepentida (Espero que esto sea parte de un arco de redención donde aprenda a tratar a su hermana pequeña mejor).
Tammy llora por lo ocurrido, y la consuela nada menos que GREGOIRE el futuro líder de la revolución académica. Tammy muestra estar cómoda con él, le cuenta sus problemas como su hermana la intimida y que no tuvo voz en el tema de ser sacerdotisa, Gregoire por su lado le dice que ella no tiene la culpa de nada simplemente Aliana es así porque ha vivido siempre en un lugar cruel y no conoce otra cosa, pero ella no debe volverse también cruel y  jamás olvidar de donde vino. De acuerdo nos confirman la incongruencia de la fábula y la realidad, Tammy conoce y vivió en otro lugar al menos mejor moralmente que la corte y Aliana no.
Me pregunto desde cuanto Gregoire y Tammy se conocen, el la llama por su nombre, es amable a diferencia del resto de la corte, parece conocer su pasado y hay mucha confianza entre los dos, creo que eso llevo a Tammy a apoyarlo, al menos al principio.
Además algo que note ambos se visten de manera más sencilla que el resto de la corte
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Pienso que es para demostrar como los dos son extraños en ese lugar, Tammy hija ilegítima y Gregoire un hombre común traído por capricho de la emperatriz a la corte, pero han logrado apoyarse mutuamente, y su ropa muestra esa conexión.
Aun así me sigue pareciendo sorprendente ver a Tammy con un vestido blanco simple, debo admitir haberme acostumbrado a eso
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Y me había esperado ver en cambio a Aliana con un vestido más simple que el de su hermana, como en general esta representada.
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Por el otro lado la emperatriz tiene una discusión con Aliana debido a que la joven princesa eligió a jóvenes reacios a casarse con ella por el simple hecho de ser aún más reacia a contraer matrimonio, y desear volver a ser sacerdotisa, motivo por el cual atormenta a su hermana. La emperatriz solo le dice que debería estar agradecida de no ser sacerdotisa gracias a haber legitimado a Tammy. Guay esto confirma que Tammy es ilegítima pero ha sido recientemente reconocida por su madre, probablemente debido a como se mencionó anteriormente en la historia de lady Thorne, sus demás hijas legítimas son aparentemente estériles y Aliana es su última oportunidad de dar a luz un heredero pero antes debe casarse y  sabemos que ser suma sacerdotisa no lo permite por lo que Tammy debió reemplazarla, pero ¿Por qué debe estar agradecida? ¿Por qué podrá conocer la felicidad de ser esposa y madre? No lo creo la emperatriz me parece ser algo fría para referirse a eso, o es como me temo una señal que ser sacerdotisa es más oscuro de lo que parece ¿Sacrificio humano? ¿Algo peor? Temo por Tammy y las otras chicas con pactos con los espíritus.
La siguiente escena es mi favorita pues los cuatro se juntan al fin, aunque apenas se comunican sus expresiones dicen y ocultan tanto a la vez.
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Gregoire se inclina ante la emperatriz y Aliana, las llama por su título muy distinto a como se relaciona con Tammy, reforzando la cercanía entre los dos, así como la sencillez de Tammy al contrario de su madre y hermana.
Me fascino como también se muestran lo opuestos que son Gregoire y la emperatriz, el primero se preocupa por Tammy, mientras su propia madre ni siquiera le habla al tenerla al frente suyo. Su ropa refleja la lealtad de cada uno, la emperatriz viste verde, color relacionado a los espíritus a los que su familia sirve, Gregoire usa azul, el cual como ya mencione que se relaciona con los académicos, los cuales el dirigirá en el futuro. Solo Tammy y Aliana visten blanco como señal de inocencia, y  un sutil presagio sobre estar atrapadas entre la lucha de estos representantes de ideas tan opuestas entre sí pero extrañamente parecen atraerse, en una habitación cuya ventanas parecen jaulas o barrotes, una señal que al fin al cabo todos ellos son prisioneros de sus papeles.
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Aquí, mientras pasa la emperatriz cerca de ellos, Gregoire parece temeroso de ella, hasta el punto de querer proteger a Tammy de ella incluso si han sido ignorados, esto es raro, en la historia de lady Thorne él se ve cómodo y seguro con ella, al traicionarla y encararla. Demonios le acaricia la mejilla como si fuera su novia y no la persona a la que está derrocando, y ella no frena sus avances.
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Gregoire parece tener una manía de tocar el hombro de las  personas.
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Esa cara de nerviosismo me está asustando. Y lo que sigue aún más
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Todo es oscurece y el ambiguo comentario de Gregoire mas el hecho que es bueno para Alina no ser sacerdotisa según su madre, me da mala espina, tengo la sensación que algo malo le puede suceder a Tammy lo explicare en otro post pues una pista que da el webcomic se encuentra en otro capítulo, pero es notorio que es tan malo que Gregoire va a querer salvar a Tammy de él y tal vez ese sea uno de los motivos de su revolución, pero dudo que Tammy lo apoye en eso, creo que será como otro Harris dada la evidencia que Tammy arroja a lo largo del webcomic, sobre como Harris nunca le pregunto cómo su brazo fue marcado y fue salvada por los espíritus de los académicos.
En fin este prologo me hace pensar que tal vez Gregoire sea el padre de Tammy, se preocupa por ella más que su familia y tal vez ella fue su “servicio” a los Llyn en decadencia pero hablare de eso en otra ocasión, al igual que la fábula y el posible destino de Tammy como sacerdotisa. También me muestra que al fin del día y sin importar cuan matona sea, Aliana al igual que Tammy, no tiene el mas mínimo control de su vida y otros siempre toman decisiones sobre ella, solo que Tammy lo trata de llevar con mas gracia pero mostrando enojo y a veces desafío a las personas que tratan de controlarla. Aliana no, muestra su disgusto abusando de los mas débiles como Tammy y jamás le hace lo mismo a su madre, pese a que es ella la que tiene la palabra final sobre quien es sacerdotisa según lo que parece hasta el momento, aun así lo mas cercano a desafiar a su madre que hace es elegir a personas que no se casarían con ella e intentar convencerla de casar a Tammy (En serio tirar a tu hermana a un matrimonio arreglado). Bueno espero que algun dia madure y se una a su hermana para que ambas al fin puedan tomar las riendas de su vida.
Sin mas
Hasta pronto.
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ochoislas · 5 years ago
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La luna brillaba como antes. Las montañas se arriscaban y había pocos lugares donde la luz pudiera posarse. Rielaba en los valles, y los haces restantes rebotaban al cielo, refractando en recovecos y quiebras.
Muy cerca estaban la cimas de Sawayama. Parecían denegridas, como entreveradas, más enmarañadas cuanto más ahondaban sus sinuosidades. Había áreas que relucían entre el velo de niebla sutil que se posó al anochecer. Trasfundida de luna, la noche emanaba tersura y calidez.
Más allá de las apiñadas colinas había un cauce cuya arena blanca refulgía. Era el río Ishi, como una faja desplegada, salpicada de luz. Al norte y sur de ésta cruzaba una franja luminosa que en su confín boreal parecía achatarse de pronto, probablemente junto a la aldea de Ōshikōchi. Allí, justo en la boca de la sierra, era donde el río Katashio —que ahora nombramos Yamato— se vierte en la llanura. Al noroeste, aquellos lisos reflejos ensartados tenían que ser las ensenadas de Kusakae, Nagase, Naniwa.
La noche era serena. La faz de la montaña a la hora que canta el gallo era apacible, como rociada de relente, aquietándolo todo en derredor. A sus pies prendían por todo el valle pequeños ampos: tardíos cerezos en flor que salpicaban la vega de Yamada.
Una única carretera corría recta, descendiendo abruptamente entre las cumbres esposadas del Futakami. Era la vieja ruta de Naniwa a la antigua capital de Asuka que, dependiendo de la jornada, podía estar abarrotada a mediodía. La carretera era ancha y resplandecía blanca —de noche semejaba una sierpe de grama—, a horcajadas entre ambos picos. Desde allí se despeñaba y luego, desparramándose, se allanaba casi. En aquel punto se erguía un soto de cipreses de ramos apuntados. Se tenían firmes allí desde hacía más de medio siglo, formando un apretado manchón. Bajo la luna y a la sombra de los árboles derramados por la falda del otero, se levantaba un túmulo. La luna lucía sin guiñar, las cimas superpuestas entornaban los párpados.
Aquí... aquí... aquí...
Quizá fuera una voz, pero tan tenue que incluso oídos hechos al silencio más absoluto apenas habrían logrado distinguirla. Aquellos dejes no parecían extraños ni chocantes allí.
Aquí... aquí... aquí...
Sin duda era una voz humana. El canto nocturno de un pájaro conjuró otro eco. Luego todo calló un momento. El silencio ahondó, expandiéndose al máximo en la claridad.
Las picos marcaban uno tras otro, hacia el sur,  los artejos del serrijón, cada vez más encumbrados: Fushigoe, Kushira, Kogose... hasta que el último parecía traspasar el mismo vacío celeste. Era el Futakami, cuyo negro bulto se cernía sobre el túmulo.
Bajando por la carretera de Tagima aparecieron lo que en principio parecían sombras. Dos, tres, cinco... luego ocho, nueve. Las sombras de nueve hombres. Bajaban precipitadamente por la pina cuesta en dirección a Kawachi.
Más que nueve hombres parecían nueve deidades sintoístas. Todos vestidos de blanco, con indumentaria de viaje, desde el tocado hasta las manos y los pies. Al desembocar en el llano, se detuvieron ante el soto.
Aquí... aquí... aquí...
El sonido no parecía proferirlo una persona; las palabras flotaban efímeras, sólo un instante. Atónitos al pensar que el espíritu de la montaña les respondía, alzaron sus voces al unísono. Pero tras aquella repentina exclamación el monte volvió a su silencio cerrado.
—¡Aquí!... ¡aquí!... Te invocamos, alma de la doncella del clan meridional de los Fujiwara. No has de vagar en lo hondo del monte. ¡Torna veloz a tu cuerpo! ¡Ven! ¡Ven! ¡Hemos estado buscando sin parar tu alma entre estas cimas! ¡Aquí! ¡Aquí!
Los nueve ministros se transfiguraron en dioses. Dejaron sus báculos en tierra y deshicieron sus tocados, que en aquella ocasión no se componían más que de albas ínfulas. Las desenvolvieron en toda su extensión y luego los nueve encararon el túmulo.
—¡Aquí!... ¡aquí!...
Repitiendo la invocación sintieron la natural pesadumbre del ánimo y la fatiga corporal, que devolvieron sus espíritus a la común humanidad. Sin apartar la vista, fueron ciñéndose de nuevo a la cabeza las bandas blancas y recogiendo sus cayados quedaron allí de pie como simples viandantes.
—Hasta aquí alcanza nuestra obra silenciosa...
Las restantes ocho voces asintieron a una, como si lo tuvieran ensayado, echándose a tierra a descansar tirando a un lado sus cayados.
—Ésta es la linde entre Yamato y Kawachi. Ya hemos cumplido el rito de invocación de las almas. El cuerpo de la noble doncella que yace en la ermita habrá recuperado su alma. Debe encontrase animada ya.
Orikuchi Shinobu
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pachucocholosychundos · 5 years ago
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El Amor
El amor viene lento como la tierra negra,
como luz de doncella, como el aire del trigo.
Se parece a la lluvia lavando viejos árboles,
resucitando pájaros. Es blanquísimo y limpio,
larguísimo y sereno: veinte sonrisas claras,
un chorro de granizo o fría seda educada.
Es como el sol, el alba: una espiga muy grande.
Yo camino en silencio por donde lloran piedras
que quieren ser palomas, o estrellas,
o canarios: voy entre campanas.
Escucho los sollozos de los cuervos que mueren,
de negros perros semejantes a tristes golondrinas.
Yo camino buscando tu sonrisa de fiesta,
tu azul melancolía, tu garganta morena
y esa voz de cuchillo que domina mis nervios.
Ignorante de todo, llevo el rumbo del viento,
el olor de la niebla, el murmullo del tiempo.
Enséñame tu forma de gran lirio salvaje:
cómo viven tus brazos, cómo alienta tu pecho,
cómo en tus finas piernas siguen latiendo rosas
y en tus largos cabellos las dolientes violetas.
Yo camino buscando tu sonrisa de nube,
tu sonrisa de ala, tu sonrisa de fiebre.
Yo voy por el amor, por el heroico vino
que revienta los labios. Vengo de la tristeza,
de la agria cortesía que enmohece los ojos.
Pero el amor es lento, pero el amor es muerte
resignada y sombría: el amor es misterio,
es una luna parda, larga noche sin crímenes,
río de suicidas fríos y pensativos, fea
y perfecta maldad hija de una Poesía
que todavía rezuma lágrimas y bostezos,
oraciones y agua, bendiciones y penas.
Te busco por la lluvia creadora de violencias,
por la lluvia sonora de laureles y sombras,
amada tanto tiempo, tanto tiempo deseada,
finalmente destruida por un alba de odio.
(Efraín Huerta. Junio 18 1914 - Febrero 3 1982)
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juanprieto · 5 years ago
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DONDE LOS ESCORPIONES. Lorenzo Silva
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Inicio de la lectura: 01/10/2017 Finalización: 31/10/2017 Club al que pertenece: Letras rojas
Primera parte. Hasta la llegada a Herat. Hasta el capítulo CAMP ARENA
Lorenzo Silva está acostumbrado a mover a sus personajes, los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro,  por toda la geografía española, resolviendo casos de lo más variopinto. La primera novela de la serie, "El lejano país de los estanques" ocurría en Mallorca, la segunda "El alquimista impaciente", aunque no se cita expresamente, tenía lugar en la central nuclear de Trillo y sus alrededores, las Islas Canarias son el escenario de "La niebla y la doncella", y así hasta esta novena entrega de la serie, "Donde los escorpiones". Han pasado casi treinta años desde la primera novela y la pareja protagonista ha ido ascendiendo en el escalafón, han envejecido con cada libro y se han vuelto un poco más cínicos sobre la condición humana, auque siguen realizando su trabajo de la forma tan profesional como siempre. Esta vez son enviados a la base de Herat, en Afganistán, un lugar que Lorenzo Silva conoció de primera mano cuando fue invitado en 2014 a pasar una semana en la Base de Apoyo Avanzado de Herat, centro de operaciones de las tropas internacionales en el noroeste de Afganistan. Allí tienen que resolver el caso de la muerte de un sargento español que ha sido asesinado en la base, supuestamente con un cuchillo de grandes dimensiones que se utiliza en la zona para segar la amapola de la que se extrae el opio. Comprobaréis que en muchos aspectos Lorenzo Silva plantea esta novela como si fuese un reportaje sobre la fuerza militar internacional en un pais en guerra, un reportaje periodístico en el que se nos cuenta qué hacen nuestros militares allí, qué otros ejércitos son nuestros vecinos, cómo se vive dentro del campamento, cómo son las instalaciones, cuales son las relaciones entre los soldados y los mandos, también con los civiles afganos y con los soldados de otros países. La investigación para descubrir la causa y los culpables de la muerte del sargento aparecerá ya bien avanzada la novela, después del límite que nos hemos marcado para esta primera semana de lectura. Comentaremos hasta el capítulo que lleva el título de CAMP ARENA, justo cuando el equipo formado por los cuatro guardias civiles encargados de realizar la investigación llegan al aeropuerto de la base militar. Hasta entonces no hay lugar para el aburrimiento. La novela comienza con una de las escenas de acción más logradas en las novelas de Silva. El ya brigada Bevilaqcua y la sargento primero Chamorro se ven envueltos en una operación para desarticular a una banda de traficantes de droga en las chabolas de la Cañada Real madrileña. Órdenes y mensajes en la noche, policías y guardias civiles que esperan impacientes la orden para entrar en el poblado, helicopteros que sobrevuelan la zona, todo preparado para capturar finalmente al jefe de la banda. Aunque el éxito de la misión está a punto de escapársele de las manos a nuestro héroe de apellido casi impronunciable. Tendremos en este primer capítulo más acción que en toda la estancia de los guardias civiles en Afganistán.
Segunda parte: hasta el capítulo 13, AFGANTSY. Los primeros pasos de la investigación.
Recién llegados a Herat el grupo compuesto por el subteniente Bevilaqcua, la sargento primero Chamorro, la cabo primero Salgado y el cabo Arnau sufren un choque por el calor y con la realidad de una base donde están instaladas las unidades militares españolas en la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (International Security Assistance Force), (ISAF) en apoyo del Gobierno interino afgano. Si recojo en estas notas el término preciso de la misión de nuestras tropas en Afganistán hasta 2015 es porque en la parte del libro que empezamos a comentar esta semana predomina la descripción realista de lo que fue la base de Herat. Parece, como alguno de vosotros y vosotras habéis comentado la semana anterior, que la investigación que lleva al grupo de guardias civiles a intentar esclarecer el asesinato del soldado español Pascual González, es un mero pretexto para contarnos cómo se desarrolló la vida de nuestros compatriotas hasta que acabó la presencia militar española en ese país, en 2015. El coronel que los recibe ya les avisa: aunque oficialmente la misión en Afganistán sea de "apoyo a la reconstrucción", realmente es una guerra. En la base, una especie de oasis comparado con la tensa y violenta realidad que tenía lugar fuera de sus muros, el asesinato del soldado español hace sonar todas las alarmas ante lo que pueda ser considerado un ataque terrorista, sobre todo si se tiene en cuenta que el posible instrumento utilizado es una especie de hoz, llamda "lohar", utizada por los afganos para cortar las plantas de opio. En estos capítulos la ficción casi desaparece y la acción se basa en los pasos lógicos que cualquier investigador daría en casos como este. Primero la presentación ante sus superiores jerárquicos que les dejan muy claros, o tal vez no tanto, cuales son los límites en los que se va a desenvolver su misión. La investigación y la competencia judicial va a ser muy diferente si los posible implicados son civiles o militares, españoles o extranjeros, afganos o soldados de otros países. Bevilaqcua es consciente que todo puede convertirse en un verdadero laberinto si no se mueve con pies de plomo y sin el apoyo de sus superiores. Enseguida el grupo de guardias civiles se reparte las tareas de la forma que consideran más adecuada, siendo conscientes en todo momento que el tiempo apremia y que su estancia en Afganistán no se puede dilatar. Unos se encargan de entrevistarse con militares españoles que habían coincidido en diferentes experiencias bélicas con Pascual (tras las que no ocultaban una manifiesta enemistad con el difunto). Chamorro y Salgado investigan la relación que con él tuvo una teniente médico española. Y entre tanto Lorenzo Silva nos muestra diferentes estamentos,  o más bien una especie de fauna que solo se encuentra en esos lugares, que se entremezclan con un extraño equilibrio de beneficio y de seguridad mutuos. Lorenzo Silva, ayudado por el conocimiento que le aportó su visita a la base un año antes, tiene la virtud en este caso de novelar poco y describir mucho. Personajes tan reales como la cocinera española, los militares del CNI, la psicóloga militar que evaluó a Pascual, o la comandate jurídica militar sirven, con sus declaraciones, para intentar reconstruir la personalidad de Pascual González,  la que le hizo ganarse tantos enemigos, y de paso nos hacen vivir la realidad de una microsociedad constituida por personas de orígenes muy distintos y con unos códigos sociales muy diferentes de los que estamos acostumbrados.
Tercer parte: hasta el capítulo 18, SANGRE DE TORO. Continúa la investigación.
En esta  parte del libro se concentra el grueso de la investigación que el equipo de guardias civiles al mando de Bevilaqcua realiza para  esclarecer el asesinato del sargento Pascual González. Alguna de vosotras se ha quejado  del ritmo parsimonioso que ha adquirido la novela. Parece que no pasa nada, aunque mientras tanto la  investigación sigue sus pasos lógicos a la espera de que alguna evidencia muestre un hilo del que los guardias civiles podran tirar para  desvelar el caso. Tras más de la mitad del libro ya leído, tenemos la certeza de que en esta  novela pocas sorpresas se van a producir.  Toca ser testigos, y ese es un aliciente de la novela, de los pasos de una investigación metódica, de manual, que refleja lo mejor posible la realidad del procedimiento policial. Continúan los guardias civiles entrevistándose en primer lugar con los soldados españoles que tuvieron contacto y desavenencias con el difunto. Por jurisdicción, y porque están bajo la misma autoridad, son los primeros que aportan información sobre el soldado asesinado y sobre las causas que provocaron sus enfrentamientos. Dibujan en todos los casos una personalidad bastante compleja: todos reconocen que Pascual era un profesional ejemplar y muy trabajador al que su experiencia en misiones anteriores le aportaba una capacidad reconocida para afrontar situaciones de tensión extrema en combate. Por otro lado enseguida se aprecia que Pascual, aunque tenía mucho éxito con las mujeres, no caía bien entre sus compañeros. Todos coinciden en que tenía una especie de soberbia violenta que le hacía enfrentarse a todos. Creía que él era el único que "había visto las orejas al lobo" y que muchos de sus compañeros no tenían el mismo valor en combate que él. La misma opinión se manifiesta en las posteriores entrevistas con soldados italianos. Un capítulo aparte merece la conversación con dos miembros de la legación norteamericana, Kate y Connor, contratistas del ejército de EEUU, que en ambos casos tuvieron una relación cercana con el difunto. Kate es una de las dos mujeres que mantuvieron una relación amorosa con Pascual durante su misión en Herat. Tal vez sea ella la que muestre el lado más humano del soldado asesinado al utilizar la canción de Bebe como melodía en su móvil, la canción que Pascual le envió poco antes de morir. Toda esta parte del libro está trufada de descripciones que muestran las dificultades legales y administrativas que surgen entre miembros de contingentes de paises distintos. Por otro lado echamos de menos que Silva nos cuente qué pasa más alla de los muros de la base. De la guerra de Afganistán solo tenemos noticias por los protocolos de seguridad que los soldados adoptan cuando tienen que efectuar salidas al exterior. En algún momento de la novela Silva equipara la situación en la base con la que sufren los protgonistas de la novela EL DESIERTO DE LOS TÁRTAROS, de Dino Buzzati.La amenaza del enemigo está siempre presente aunque no se haga continua referencia a ella. Y, al final de la parte del libro que vamos a comentar esta vez, :surge la sorpresa: han conseguido huellas del asesino.
Última parte: el desenlace.
Los palos de ciego que Bevilaqcua y su equipo van dando para intentar esclarecer el asesinato del sargento Pascual González ofrecen el inesperado fruto de dos pistas que van a conducir al caso a su resolución definitiva. La primera es el resto de sangre en el cuchillo amapolero que, evidentemente, aparece junto a la sangre de la víctima. Y la otra es el desbloquéo del móvil, más concretamente del WhatsApp del difunto, gracias a la perspicacia de la guardia Salgado. La primera pista solo puede ser efectiva si transcurren cuatro o cinco días hasta que las pruebas de la sangre se translade a España y sea analizada en los laboratorios policiales. Hasta que ese momento llegue no queda otra que acudir a la perspicacia y a la capacidad de deducción del equipo de militares y guardias civiles. En una de las escenas más interesantes de la novela, y seguro que en la que más se acerca a la novela policial, el grupo pone sobre el tapete todas las posibilidades que hasta ese momento se han ido barajando y también han evaluado las posibilidades de que cualquiera de los sospechosos conocidos sea el culpable. Llegan a la conclusión de que Pascual tenía la capacidad de conocer el punto flaco de las mujeres y de que le gustaba utilizar las ventajas de ese conocimiento. Todos coinciden n que alguien conocía los encuentros fugaces en el corimec y le tendió una emboscada para asesinarlo. Cuando llega el momento de poner nombre y apellidos a los sospechoso es el momento en el que los lectores se muestran más sorprendidos. Con una técnica muy discutible, Silva acelera la narración con la resolución de algunas pistas clave que ireís descubriendo en el desenlace del libro. Pero toda la claridad que en ese momento se instala en las conversaciones del grupo investigador se convierte en oscuridad para los lectores. No sabemos quién es el principal sospechoso, ni la personalidad del que consideran el actor material del asesinato. Solo en el momento tenso de su declaración confesará su culpabilidad y los motivos por los que aceptó cometer el crimen. Lorenzo Silva ha sabido manejar toda la trama para mantenerte enganchado y que no sepas hasta las últimas páginas quien es la persona culpable del asesinato. Ahora nos gustaría conocer vuestra opinion final de la novela. ¿Cómo lo habéis pasado? ¿Os ha entretenido? Alguno y alguna ha manifestado su opinión negativa de la novela hasta  estos momentos finales. En esta última parte ha aparecido el personaje de Bevilaqcua en su estado más puro y con sus virtudes policiales en plena forma. Además en este caso ha estado rodeado de un equipo que ha estado plenamente a su altura.
Siempre me quedará la voz suave del mar, volver a respirar la lluvia que caerá sobre este cuerpo y mojará la flor que crece en mi, y volver a reír Bebe - Siempre me quedará. La canción que les gustaba escuchar a Pascual y a Kate
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threadsoffaterpg · 5 years ago
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La muerte de Ymir y la creación del mundo.
De la niebla cayeron gotas de agua y de ellas se formaron las doncellas de hielo e Ymit, el primer gigante. Su hijo era el padre de Odin, cuya madre y esposa eran doncellas de hielo. Odin y sus dos hermanos mataron a Ymir. Hicieron la tierra y el cielo de él, el mar de su sangre, la tierra de su cuerpo, los cielos de su cráneo. Tomaron chispas de Muspelheim y las colocaron en el cielo como el sol, la luna y las estrellas. La tierra era redonda y rodeada por el mar. Una gran muralla que los dioses construyeron con las cejas de Ymir, defendió el lugar donde la humanidad iba a vivir. El espacio interior se llamaba Midgard. Aquí el primer hombre y la mujer fueron creados de árboles, el hombre de un fresno , la mujer de un olmo.
Extracto del libro "Mythology, Timeless Tales of Gods and Heroes" por Edith Hamilton.
Ilustración por Jim Terney
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bookishnerdlove · 1 year ago
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MCPPA 43
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CAPITULO 43 Fue el emperador. Se paró en la puerta. "Este es terrible." Él frunció el ceño. "Qué cosa más escandalosa". Chasqueó la lengua. El mismo sonido que hizo cuando te acusó de contaminar su sangre y engendrar una niña como Amelia. "Su... Majestad, es..." "Olvídalo, no quiero oírlo". Podrido, cortando firmemente las palabras de la Emperatriz. "Estaba familiarizado con la virulencia de la Emperatriz, pero no me di cuenta de que... era tan vulgar". "Su Majestad". "A tirar los puños como mil cosas en la calle...." El Emperador la miró con desdén y luego se dio la vuelta. Como si no quisiera tener el desastre a la vista ni por un momento. Con un ruido sordo, la puerta se cerró de golpe y él se fue. Un silencio inquietante descendió sobre el dormitorio. Un silencio opresivo. En ese silencio, el cuerpo de la Emperatriz se estremeció. El dolor era insoportable, como si todavía le quemara el cuerpo. Y luego. "¡Tú... perra!" En un arrebato de ira. La Emperatriz agarró a la aturdida Kanna por el cuello. "¡Perra, por tu culpa, yo, Su Majestad, me he matado!" "¡Su Majestad!" "¡Su Majestad!" Los caballeros y doncellas intentaron detenerla, pero la Emperatriz estaba completamente fuera de control. "¡Esta perra! ¡Se cayó a propósito! ¡Sabía que vendrías! ¡Me hizo ver así a propósito! ¡Para avergonzarme, para humillarme!" Oh mi. Eso es rápido. ¿Como supiste? Kanna apenas pudo contener la risa. Se le hizo un nudo en la garganta, pero no parecía molestarle mucho. Había estado luchando hasta el momento y el agarre de la Emperatriz había sido muy débil. "Estoy noqueada, por decir lo menos. ¿Qué vas a hacer? Si quieres ser tratada por mí, esta no es la manera de hacerlo. Fue cuando. "¡Ay, Emperatriz!" Escuché la voz de un sirviente en la puerta. ¿Fue el Emperador otra vez? La Emperatriz se quedó paralizada. "Su Excelencia, el Duque de Addis, está ahora... ¡No, Su Excelencia, no puede hacer esto!" ¡Una explosión! La puerta se abrió sin permiso. No, no se abrió. Casi lo habían pateado. Una entrada violenta, como una invasión sin previo aviso. Un hombre pelirrojo entra. Sin perder el ritmo, pisoteó la lujosa alfombra con sus botas militares embarradas. La Emperatriz quedó más que sorprendida al ver al Emperador. "Ah, Alexandro... Duque de Addis." ¿Qué? ¿Qué? Por un momento, Kanna olvidó fingir estar aturdida y casi abrió los ojos. ¿Dios mio? ¿Su padre estaba aquí? "Oh, ¿el Duque de Addis?" ¡Alexandro Addis, el patriarca de Addis, estaba ante ella! Su sombra la envolvió en un instante, como una montaña imponente. La Emperatriz tragó saliva. La capa roja que Alexandro cubría sus hombros y su uniforme increíblemente negro apestaban a sangre. El olor a muerte. Había algo más que suciedad en las manchas de sus zapatos. Sangre roja, las marcas del asesinato. Como si hubiera salido directamente de la niebla negra y se hubiera dirigido directamente a este lugar... '¡No, no puede ser! ¡El Duque de Addis ni siquiera trataría a Kanna como a su propia hija! Ya sea que estuviera sorprendida o no, la mirada inexpresiva de Alexandro se demoró. El rostro de Kanna estaba manchado de sangre seca. Cortes en carne viva en sus mejillas, como si se las hubiera rascado con las uñas. Un labio roto. Un desagradable ojo morado. Una tez pálida. Y la esbelta nuca, sostenida por las dos manos de la Emperatriz... Los ojos de Alexandro recorrieron lentamente todo antes de finalmente posarse en la Emperatriz. En el momento en que sus miradas se encontraron, el agarre de la Emperatriz se aflojó. El cuerpo de Kanna se tambaleó hacia atrás. Alexandro estiró el brazo y la levantó suavemente. Como para recuperarla. Y eso fue todo. Como si todo esto fuera algo que hubiera estado haciendo toda su vida, la levantó y la giró. Él salió. Sangre de demonio goteando de las puntas de su capa roja que se balanceaba ligeramente. Un ruido sordo. La puerta se cerró de golpe. La Emperatriz sólo podía mirar. No había nada más que ella pudiera hacer. "¿Estás loco? Mientras tanto, Kanna estaba a punto de darse la vuelta avergonzada. '¿Qué te pasa? ¿Comiste algo mal? ¿Este tipo se está haciendo viejo? Parece tener su edad, pero ¿su mente ya sufre demencia? "Sí, tiene demencia. De lo contrario, nunca habría venido a rescatarla. En el carruaje traqueteante. Kanna se apoyó en silencio contra el hombro de Alexandro. Fue un toque que nunca había sido compartido entre padre e hija. "¿Por qué me pusiste a tu lado? Hay un asiento frente a ti y es lo suficientemente ancho como para que se acuesten dos hombres. ¡Así que déjame ahí abajo! Pero Kanna no pudo decir nada porque había estado fingiendo desmayarse desde que la Emperatriz lo abofeteó. Si alguien viera esta escena, definitivamente estaría equivocado. Que ella debe ser la hija que era tan querida para él... 'Pensamientos locos y ridículos. Si pudiera haberme movido, me habría abofeteado. Pero no pude. No podía mover las yemas de los dedos, ni siquiera podía escupir un solo suspiro. Se sentía pesado, extraño e incómodo, como si las cadenas estuvieran apretadas, envuelto alrededor de su cuerpo. "No puedo respirar. Creo que voy a morir". Preferiría haber pasado los últimos días en un calabozo. "¿Por qué diablos mi padre no se ha movido? Desde que subió al carruaje, Alexandro había estado tan inmóvil como una estatua. Tal vez, sólo tal vez, estaba dormido. Muy lentamente, Kanna levantó ligeramente los párpados. Él miró hacia arriba. "......!" Los ojos verdes se encontraron con los de ella. Estaban inmóviles, como si la hubieran estado mirando todo el tiempo. Kanna casi gritó, pero apenas lo contuvo. Cerró los ojos rápidamente. ¿La había visto? Ella abrió los ojos ligeramente, lo suficiente para ver, pero ¿él la vio? 'No, no puedes estar haciendo esto cuando sabes que estoy despierta. No debes haberte dado cuenta. Me alegro de que no me pillaran. No abras los ojos hasta llegar a casa. ¿Por qué diablos mirarías a alguien que se ha desmayado y lo asustarías? "...... Sí. ¿Por qué estás mirando? ¿Tiene la cara tan hinchada? ¿Tan malo que lo miras con asombro? "No sé. Kanna dejó de pensar. Ella simplemente soportó este momento. Este momento impresionante lo compartió con su padre. Llegaron a la mansión. Alexandro la llevó él mismo a su dormitorio. Kanna mantuvo los ojos cerrados y fingió desmayarse hasta entonces. Por suerte, Alexandro no pareció notar nada y salió de la habitación. "Dios mío. Pobre Duquesa". Oigo a la criada, Lea, acercándose, jadeando. Le limpió la sangre seca de la cara con una toalla tibia. "Bien....... Ha pasado mucho tiempo desde que tuve una cama donde recostarme, una colcha calentita. Durante los últimos días he estado en una prisión fría, vestida sólo con una fina tela. Fue tolerable, pero no desagradable. Mientras yacía allí, me di cuenta de que finalmente había terminado. "No... esto no ha terminado. Una densa oscuridad desciende. Mis párpados se hunden pesadamente. El sueño llega a raudales. 'La Emperatriz aún no me lo ha suplicado. Ella no se ha disculpado. Hasta entonces, esto nunca termina. Pero espera y verás. Pronto estarás aferrada a mí, sollozando. —Ya debes estar muriéndote. La sensación de ardor solo empeorará con el paso del tiempo y pronto no podrás controlarte. Quizás no pueda aguantar e intente suicidarme. 'Si eso sucede, te matarás...' Kanna fingió quedarse dormida y lo hizo. ANTERIOR Read the full article
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blogentupantalla · 7 years ago
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Aura Garrido: De 'Física o química' a 'El Aviso'
Repasamos 10 papeles de @garrido_aura: De 'Física o química' a 'El Aviso' ¡FELICIDADES AURA!
¡Felicidades Aura! Repasamos diez de los papeles de la fantástica actriz.
Aura Garrido se ha convertido en uno de los rostros más queridos de la pequeña y gran pantalla. Tras su paso por la aclamada ‘El Misterio del Tiempo’, la actriz ha dado un nuevo salto en su carrera, aunque la joven ya era muy conocida con anterioridad. Hoy la actriz cumple 29 años, y para celebrarlo os traemos diez de sus…
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