Tumgik
#Javier Miró
eldiariodelarry · 2 years
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Clases de Seducción II, parte 16: Culpa
Temporada 1
Temporada 2: Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9, Parte 10, Parte 11, Parte 12, Parte 13, Parte 14, Parte 15
Sebastian y Matias tomaron un móvil del ejército que los estaba esperando en el aeropuerto de Arica para transportarlos hasta el regimiento.
Olivares ya no insistía en sacarle tema de conversación a Sebastian, y él lo agradecía. Sabía que después de todo lo que habían conversado, habían llegado a tal confianza entre ambos que los silencios ya no eran incómodos.
Al llegar al regimiento, Matias se presentó como el escolta de Sebastian, y los hicieron pasar a ambos a la oficina del Capitán Guerrero.
—¿Lo hizo pasar muchas rabias, Cabo? —le preguntó el Capitán a Olivares.
—No, Capitán —respondió con sinceridad Matías—. Él sabe que cometió un error, y está arrepentido.
Sebastian levantó la ceja levemente, sorprendido por las palabras de Matias, porque claramente estaba mintiendo: de lo único que estaba arrepentido era de haberle creído a su padre.
El Capitán resopló sonoramente, en señal de incredulidad ante las palabras de Matias, y miró directamente a los ojos a Sebastian, quien ya había recuperado su semblante inexpresivo.
—¿Es cierto eso, soldado? —le preguntó directamente.
Sebastian se demoró una milésima de segundo más de lo necesario para sonar convincente.
—Si, capitán —respondió finalmente.
—Parece que el pequeño paseo no le sirvió para sacar la voz de hombre y hablar fuerte, Guerrero —comentó con sarcasmo el capitán.
—Está cansado —lo defendió Matias—, no ha dormido nada desde hace dos días, me comentó.
—Bueno, se habría evitado ese problema si no se hubiese arrancado —argumentó con lógica el Capitán—. Como sea, muchas gracias por su servicio, Cabo Olivares —agregó, a modo de cierre de la conversación para despedir a Matias, y luego se dirigió a Sebastian—. Y usted, Guerrero, vaya a las barracas a darse una ducha y a vestirse. Lo espero en la armería en cinco.
Sebastian obedeció al capitán, y salió de su oficina apurando el paso. Al cabo de unos segundos se percató que el capitán no venía detrás de él y caminó con normalidad hacia las barracas.
—Oye —Sebastian escuchó la voz de Matias acercarse a él por la espalda—. Recuerda guardar bien lo que te pasé —le dijo, dándole unas palmaditas fraternales en el hombro, mientras disimulaba la falta de aliento.
—Gracias —Sebastian no atinó a decir nada más. Estaba abrumado por la amabilidad y empatía de Matías.
Olivares le sonrió, como indicándole que era lo mínimo que podía hacer, y luego dio la media vuelta y se fue.
Sebastian dio un suspiro de alivio, al saber que no estaba totalmente solo en el mundo. Aun había gente buena que valía la pena conocer y potencialmente a futuro poder llamar amigos.
Siguió caminando hasta llegar a las barracas, donde se dirigió rápidamente al baño para lavarse la cara y mojarse el pelo, y luego se fue al dormitorio, abrió su casillero y sacó su ropa de militar, aprovechando en el momento de guardar disimuladamente el celular que le había pasado Matías, envolviéndolo con un par de calcetines limpios. Se vistió rápidamente y al salir del dormitorio para dirigirse a la armería se cruzó con Andrés, quien lo saludó con alegría.
—¿Dónde estabas? —le preguntó, dándole un abrazo.
—Fui a comprar cigarros —respondió con sarcasmo.
Andrés se rió.
—Qué bueno tenerte de vuelta —le dijo el muchacho—. ¿Llegaste con Javier? —Sebastian negó con la cabeza—. Uy, su castigo va a ser más pesado entonces.
Como si a Sebastian le hubiese hecho falta ese comentario. El recordar que su amigo probablemente no volvería, y que tenía todo un castigo por delante, por su ausencia de dos días del regimiento le hizo revolver el estómago.
—Oye, hay algo que tienes que saber —le dijo Andrés, pero Sebastian no tenía ganas de seguir con la conversación.
—Sorry, Andrés, ¿podemos hablar después?, el capitán me está esperando —le dijo Sebastian, y sin darle tiempo para responder, se alejó del lugar.
Al llegar a la armería, estaba el capitán Guerrero junto a Ortega esperándolo.
—Guerrero, llega justo a tiempo —le dijo el capitán, con sorpresa, provocándole una leve sonrisa de satisfacción a Sebastian—. Sígame.
El Capitán comenzó a caminar por el amplio terreno del regimiento, sorprendiendo a Sebastian, que pensó que lo encerrarían en la armería a contar casquillos nuevamente, como la vez anterior.
Caminaron hasta una de las torres de vigilancia, que en la base tenía una puerta de metal cerrada con un candado. El Capitán le indicó a Ortega que abriera el candado y Sebastian esperó ansioso a ver qué había dentro.
Al abrir la puerta, desde donde estaba de pie, Sebastian solo vio profunda oscuridad, hasta que Guerrero iluminó una parte del interior con su linterna.
—Bienvenido a su dormitorio —le dijo el hombre, mientras alumbraba específicamente un viejo catre metálico sin colchón ni sábanas, con solo una gruesa malla de resorte del mismo material para soportar su cuerpo.
Aparte del catre, Sebastian solo pudo divisar que tanto el suelo como la pared eran de un color gris cemento, sin pintar.
Sebastian no dijo nada, e intentó mantener una expresión seria en el rostro.
—Aquí tendrá mucho tiempo para pensar en lo que hizo —comentó Ortega, y Sebastian lo odió por eso.
Lo que menos quería era pensar en todo lo que había pasado en las últimas 48 horas, el haberse escapado, con el único propósito de ver a Rubén, el enterarse que había tenido un accidente, y ser obligado a volver sin poder saber su estado. De todas maneras, aunque no lo quisiera, sabía que iba a pensar en todo eso durante la noche.
Guerrero le hizo una seña con la mano para que Sebastian ingresara a la habitación, y él obedeció. Cruzó el umbral de la puerta intentando acostumbrar la vista para descifrar qué más había dentro, pero la oscuridad se apoderó de todo el lugar rápidamente cuando Ortega cerró la puerta, y Sebastian solo pudo escuchar el candado cerrarse al otro lado.
Caminó lentamente en dirección hacia donde estaba la cama y se quiso sentar, sobresaltándose levemente al sentir el frío metal del catre. Dio un suspiro, y decidió tratar de descifrar qué más había en esa habitación. Volvió hacia la puerta y desde ahí comentó a caminar con ambas manos apegadas a la pared a modo de guía.
El corazón le dio un vuelco cuando sintió un chirrido al llegar a una de las esquinas del lugar. “Ratas”, pensó Sebastian, con un escalofrío recorriéndole la columna, justo en el momento que sintió que algo pasó por encima de su mano derecha, caminando por la pared hacia el suelo.
Sebastian dio un salto y se alejó lo más rápido que pudo de la pared, sacudiendo las manos y tratando de ubicar el catre, donde se recostó en posición fetal y con el corazón latiéndole a mil por hora, y con lágrimas cayéndole por los ojos, las que no tardaron en desencadenar un llanto real.
Rubén despertó con un profundo dolor en la mayor parte de su cuerpo. Apenas podía mover la cabeza gracias al cuello ortopédico, el que no evitaba que le doliera, y simplemente agregaba una gran incomodidad a su estado.
Pasó una pésima noche, entre dolores y sueños raros, no pudo conciliar el sueño como habría deseado para descansar de todo lo malo que había pasado en las últimas horas.
Se levantó a duras penas y salió de su habitación hacia el comedor, donde su padre estaba tomando desayuno con Darío, quien había llegado esa misma mañana desde Santiago.
Su hermano tenía los ojos llorosos y sonrió aliviado al verlo despierto. Darío se levantó con ímpetu y le dio un largo abrazo.
—¿Estás bien, enano? —le preguntó Darío, mirando cada moretón en las zonas visibles del cuerpo de Rubén, quien asintió, y usó toda su energía para esbozar una sonrisa—. No sabes lo asustado que estuve —le dio un abrazo con suavidad.
Rubén quiso decir alguna palabra para bajarle el perfil a todo el asunto, pero sabía que no tenía cómo, y que sería un estúpido por intentar hacerlo. Simplemente trató de responder con optimismo.
—Tranquilo, que al menos a mi no me pasó nada —dijo finalmente, algo avergonzado al saber que el regalo que le había hecho su padre había quedado prácticamente inutilizable.
Rubén se fue a servir un poco de cereal con leche fría, y se percató de la expresión de Darío, que tenía una actitud de querer ayudarlo, pero tampoco quería agobiarlo con su ayuda. Al menos eso intuía Rubén, y en el fondo lo agradecía. No quería que lo vieran como alguien frágil en ese momento. Seguía siendo funcional.
Mientras comía en silencio, pensó en el sueño que había tenido la noche anterior: “Vengo por Sebastian”, la frase en boca de una voz masculina que se repitió en sus sueños durante toda la noche.
Estaba seguro que el sueño estaba condicionado por la noticia que le había entregado su padre. Le había dicho la noche anterior antes de dormir que Sebastian lo había ido a saludar para su cumpleaños, pero ya había vuelto al regimiento, según lo que había dicho el padre de su amigo.
A pesar de todo, la frase de su sueño le generaba una sensación preocupante, como si ese “vengo por” fuese una especia de búsqueda para matar.
—Voy a ir a la casa del Seba —comentó Rubén, a ninguno en particular, tras llevarse a la boca la última cucharada de cereal.
Su padre levantó la vista, pero no dijo nada para impedirlo, aunque Rubén sintió que quería hacerlo. A pesar de lo que Jorge le había dicho, Rubén esperaba que el padre de Sebastian le hubiese mentido, y que en realidad Sebastian estaba en ese momento en su dormitorio, aun indeciso si ir a verlo finalmente o no.
—¿Quieres que te acompañe? —le ofreció Jorge.
Rubén negó con la cabeza, aunque luego dudó de su respuesta, al pensar que no sabía cómo podría moverse por un trayecto tan largo con muletas. Apenas sabía cómo usarlas.
Finalmente se mantuvo firme con su respuesta. Se las ingeniaría.
Prefería ir solo, y no interactuar con Sebastian frente su padre o su hermano.
Quería mucho ver a Sebastian. Deseaba verlo con todas sus fuerzas, pero casi todas esas ganas de verlo eran para enfrentarlo, para gritarle por haberse marchado en la forma que lo hizo, por haber terminado con su amistad de toda la vida por razones estúpidas y sin sentido, y por haberlo dejado sufriendo su partida, quitándole todos los buenos pensamientos que pudo haber atesorado de no haberse marchado de esa forma.
Rubén salió de la casa en dirección al domicilio de su mejor amigo, mientras Darío lo observaba desde la reja.
Al llegar a la casa de Sebastian, después de andar a duras penas con ambas muletas, abrió la reja aparatosamente y se acercó a golpear la puerta de entrada, como hacía siempre.
—Rubén, qué sorpresa —lo saludó el padre de Sebastian, con un muy falso tono cordial.
—¿Está Sebastian? —preguntó Rubén, esbozando una sonrisa a modo de saludo.
—Sebastian está en el regimiento, en Arica —le contó el padre.
—Mi papá me dijo que estuvo aquí el otro día —desafió Rubén. No iba a aceptar que le mintiera.
—Si, estuvo aquí antenoche —admitió el hombre—, pero como se había arrancado del regimiento, lo vinieron a buscar y se lo llevaron. Ayer vino tu papá y le conté lo mismo.
Rubén sintió una impotencia enorme. Después de haber estado tan cerca de verlo y de decirle todo el rencor que había guardado por meses, Sebastian se había marchado nuevamente.
—¿Y como supieron que estaba acá? —interrogó Rubén, algo molesto.
El padre de Sebastian soltó una risita burlona y despectiva.
—Es protocolo del regimiento ir a buscar a los que se fugan a sus domicilios particulares —argumentó.
Rubén se mordió el labio por la rabia. Tenía sentido lo que había dicho el padre de Sebastian. Y realmente no tenía pinta de que estuviera mintiendo. No le daba la impresión de ser una especie de psicópata que tendría a su hijo encerrado en algún dormitorio de la casa, atado de pies y manos y con una mordaza en la boca.
—¿Y no dejó nada para mí?, ¿ningún recado? —preguntó Rubén, aferrándose a la última esperanza que le quedaba para tener algún tipo de contacto con Sebastian.
—Nada —el hombre se encogió de hombros y negó con la cabeza.
Rubén miró fijamente a los ojos al padre de Sebastian, intentando buscar alguna señal de que estaba mintiendo, pero finalmente tras largos segundos de silencio, aceptó la realidad.
—Gracias —dijo finalmente Rubén, asumiendo que su mejor amigo ya no estaba en la ciudad, y ya era imposible hablar con él.
Dio media vuelta y salió a la calle nuevamente rumbo a su casa, con una velocidad bastante imprudente para haber recién empezado a andar con muletas, lo que le provocó un tropiezo mientras iba cruzando la calle, cayendo de bruces al asfalto.
—Cresta —murmuró con rabia, tomando una de sus muletas y lanzándola con fuerza lo más lejos posible.
Le dolía todo el cuerpo y estaba ahí tirado en mitad de la calle, humillado, solo.
Se quedó tirado por largos segundos, mirando el cielo despejado, intentando vencer las ganas de llorar por la rabia. Cuando pudo dominar sus emociones se puso de pie, tomó la muleta que tenía a su lado, y con dificultad se fue a buscar la que había lanzado lejos, que se había torcido por el golpe.
Al voltear la esquina de su casa, vio a Darío que lo seguía esperando, y no le dijo nada, solo sonrió aliviado al verlo regresar en buen estado.
Felipe salió de clases al mediodía y se fue rápidamente a la clínica donde sabía que estaba internado su padre.
Tenía un profundo sentimiento de culpa después de todo lo que había pasado, el accidente de Rubén, las discusiones que habían tenido, y por último la llamada que había hecho para que fueran a detener al amigo de Sebastian, evitando por todos los medios que Rubén tuviera algún tipo de contacto con su mejor amigo.
Intentó convencerse por mucho rato que lo había hecho por el bien de su pololo. Esa persona era un total desconocido, y su presencia en el hospital donde estaba internado Rubén podría significar un riesgo para él.
Sin embargo, muy en el fondo, tenía claro que lo había hecho por celos y egoísmo. Rasgos que no eran propios de él, o al menos eso prefería creer, así que se propuso tomar las acciones necesarias para enmendar las causas que le habían provocado actuar de la forma que lo había hecho últimamente, y determinó que la principal razón era la relación con sus padres.
Tomó la micro con premura al cruzar la calle de su liceo para no darle tiempo a la posibilidad de arrepentirse.
Se bajó de la micro a dos cuadras de la clínica, porque sabía que en esa calle vendían ramos de flores, ideales para subirle el ánimo a los pacientes que permanecían ingresados en el centro de salud.
Recorrió varios puestos donde vendían flores, sin poder decidirse por ninguna. Las encontraba todas muy bonitas, ideales para llevarle a su padre, pero no era capaz de comprar alguna. Sabía que su inconsciente estaba aplazando el momento de verlo, y abriendo la posibilidad de desistir de su decisión, y sin quererlo Felipe lo estaba permitiendo.
Pero fue fuerte. Y se mantuvo firme con su decisión.
Compró un ramo de margaritas sin importarle mucho el precio, y se dirigió con determinación hacia la clínica.
Al cruzar las puertas de acceso la duda se apoderó de él al no saber dónde estaría su padre. No tenía detalles del piso, habitación o unidad en la que se encontraba. Esa pequeña duda hizo tambalear su determinación, proponiéndose ir mejor otro día, cuando supiera exactamente dónde estaba.
No.
Iba a ingresar ese mismo día, en ese mismo instante.
Se acercó al mesón de recepción, procurando mantener una actitud segura.
—Buenas tardes, ¿sabe cómo puedo encontrar la habitación de mi padre? —le preguntó a la señora al borde de la tercera edad que atendía el mesón.
—¿Cuál es el nombre de su padre? —le preguntó la mujer, con atención.
—Guillermo Ramirez —respondió Felipe.
Le pareció raro decir el nombre de su padre en voz alta, considerando que era el mismo nombre que tenía él de nacimiento. Un nombre que hace años se había prometido enterrar y olvidar.
Después de un par de tecleos en el computador que tenía la señora en el mesón, y un par de llamados telefónicos para contactarse con la unidad, le indicó a Felipe que su padre estaba en el quinto piso, ala sur, habitación 510.
Felipe agradeció la amabilidad de la señora, y caminó con paso decidido hacia las escaleras, prefiriendo esa via en lugar del ascensor porque le daría más tiempo para pensar.
Subió peldaño a peldaño, tomándose su tiempo, con la mente dándole vueltas al hecho de que estaba a punto de ver a su padre voluntariamente, después de todo lo que había pasado. Pensaba que ya había dado por olvidada a su familia, o ex familia en ese caso, que ya había cortado todo tipo de conexión con ellos a raíz de la forma en que lo habían rechazado. Pero se dio cuenta que estaba muy equivocado, inconscientemente seguía teniéndolos presente en su interior, por mucho que odiara la idea.
Llegó al quinto piso y comenzó a recorrerlo sin mucho apuro, mirando las señales al costado de cada puerta para ver qué numero de dormitorio tenía, hasta que encontró la que buscaba: 510.
Felipe se asomó al dormitorio y notó que en el interior habían dos camas separadas por una cortina plástica. En la cama que estaba más cerca de la puerta había un anciano acompañado de quien seguramente era su esposa: ambos hablaban en bajo volumen tomados de la mano, y en sus miradas conectadas entre sí se podía apreciar el infinito amor que se tenían.
La segunda cama, que estaba al otro lado de la cortina y junto a la ventana, Felipe no veía quien la ocupaba y quien se encontraba de visita, pero estaba seguro que era la cama de su padre. De hecho, no había otra alternativa, ya que era el dormitorio que le había indicado la señora del mesón.
Ingresó a la pieza, saludó a la pareja de ancianos con cortesía, y caminó con paso decidido hasta la otra cama, donde había un hombre sumamente delgado y demacrado recostado de espaldas: era su padre.
Felipe quedó impactado por el aspecto físico que mostraba su padre, y el cambio radical que había tenido desde la última vez que lo había visto hace un par de semanas. La piel del rostro le marcaba la forma del cráneo, como si ya no tuviese nada de materia grasa para darle forma al rostro.
El hombre estaba acompañado de la madre de Felipe, un hombre de lentes ópticos vestido con pantalón de tela, camisa blanca y chaleco de lana (a quien Felipe no conocía, pero suponía quién podía ser), y una mujer que usaba una blusa floreada y pantalón de color café.
—Hijo —dijo su padre al verlo, con una leve expresión de sorpresa—, viniste.
Felipe asintió con seriedad, mientras su madre se ponía de pie para acercarse a él.
El hombre desconocido se aclaró la garganta para llamar la atención.
—Mucho gusto, soy el Pastor Ortiz —se presentó el hombre—, y ella es mi esposa, Marta.
Felipe asintió serio, incómodo por la presencia de aquel hombre que se quiso presentar antes de permitirle hablar con su propia madre.
—Yo soy Felipe —dijo sin dar más detalles, y por la reacción del pastor, que se esforzó por ocultar su cara de desagrado, Felipe se dio cuenta que sabía perfectamente quien era él: el hijo homosexual.
—Marcela —dijo el pastor dirigiéndose a la madre de Felipe—, creo que, para asegurar la salvación de Guillermo, es mejor evitar el contacto con las fuentes de pecado.
—¿Qué? —preguntó molesto Felipe.
Había entendido perfectamente qué había querido decir: Él era a los ojos de ellos la fuente de pecado, que podría poner en riesgo el destino celestial de su padre si es que se atrevía a perdonarlo.
La madre de Felipe se volteó a ver a su esposo sin decir una palabra. Después de unos segundos de comunicación no verbal, la mujer se volvió a sentar en la silla contigua a la camilla sin mirar a los ojos a Felipe.
—¿Esto es en serio? —preguntó enfurecido Felipe—, ¿y quien chucha se cree que es usted para venir a decidir a quienes puede ver o no mi papá?
—Es el Pastor jefe de la Iglesia…
—Me importa un pico que sea el mismísimo Papa —Felipe interrumpió a su madre—. El viejo se está muriendo.
—Guillermo, compórtate que tenemos visitas —lo retó su madre poniéndose de pie nuevamente, refiriéndose al pastor y su esposa—. Es un sacrificio que debemos hacer por la salvación de tu padre. No puedo creer que seas tan egoísta…
Felipe estaba sin palabras. Tenía un nudo en la garganta tan fuerte que le provocaba dolor físico, y pensó que incluso podía ser visible para los demás. Miró a su padre quien le devolvía la mirada triste, pero resignado.
—¿Yo soy egoísta? —desafió a su madre con sus propias palabras—, ¿eres tan cara de raja de decirle eso al hijo que abandonaste cuando tenía quince años?
—Tu sabes que lo que insistes en hacer está mal —argumentó la mujer.
Felipe miró fugazmente al pastor, quien tenía una mueca de satisfacción en el rostro, como si se sintiera orgulloso de lo que estaban haciendo los padres de Felipe.
—¿Y tú no piensas decir nada? —le preguntó a su padre, quien simplemente se encogió de hombros.
—Hijo, no me quiero ir al infierno —se excusó el hombre.
Con esas palabras Felipe sintió como una puñalada en el pecho. No podía creer que, después de todo lo que había pasado entre ellos, y ahora con la enfermedad de su padre, siguieran prefiriendo sus creencias por sobre su propio hijo.
La situación le provocaba mucha pena, pero se obligó a no llorar, y producto de reprimir esa emoción, la furia empezó a dominar su estado de ánimo.
—Lo único que queremos es que recapacites —intervino su madre
Felipe no quiso escuchar más a su madre, y la interrumpió acercándose a su padre, evitando el bloqueo de su madre.
—Deseo de todo corazón que te vayas al infierno —le dijo a su padre, mirándolo a los ojos, lleno de furia—. Tú y todos ustedes —se dirigió a todos los presentes.
El rostro de su padre se desfiguró por la pena, mientras que su madre se llevó las manos a la boca sin poder creer lo que su hijo había dicho.
Felipe salió de la habitación con el ramo de flores en la mano, pero se devolvió casi de inmediato para entregárselo al compañero de cuarto de su padre.
—Espero le guste —le dijo al desconocido, con un tono bastante agresivo.
La anciana estiró la mano para recibir las flores.
—Muchas gracias, hijo —le dijo la mujer, con expresión de lástima, mientras que el anciano dijo lo mismo, pero apenas audible.
Felipe no dijo nada más, bajó la mirada y se marchó.
Bajó corriendo las escaleras, para alejarse de ahí lo más rápido posible. La rabia y la pena lo estaban inundando y no quería llorar ni liberar la furia con violencia.
Salió de la clínica chocando con la gente a su paso, todo con el afán de abandonar el lugar con rapidez, como si acabara de plantar una bomba y necesitara arrancar antes de que explotara.
Hizo parar la primera micro que vio pasar en la calle, y se subió sin importarle el recorrido.
Felipe pensó que era una pésima persona, y sobre todo un pésimo hijo. Desearles el infierno a sus padres era lo peor que podría haberles dicho. Se arrepintió casi de inmediato por haberlo dicho, pero la rabia fue más fuerte.
“Merezco que me pasen todas las cosas malas de mi vida” pensó. Por eso sus padres lo habían abandonado. Tuvieron buen ojo, él no era una buena persona, por mucho que había intentado ser un joven maduro y bueno, simplemente su maldad era demasiado grande para permanecer oculta, que incluso llegó a manchar su relación con Rubén.
Felipe se bajó de la micro lo más cerca posible de la casa de Rubén. Tenía que verlo. Necesitaba verlo.
Con el corazón acelerado y la respiración entrecortada, caminó más de diez cuadras hasta la casa de su pololo y gritó desde la reja para anunciar su llegada.
—Vengo a ver al Rubén —le dijo Felipe a Jorge apenas salió a abrir la puerta.
—El Rube está durmiendo —le dijo su suegro—. Y la verdad dijo que no quería ver a nadie.
Felipe se sorprendió por lo que escuchaba.
—¿En serio? —preguntó, intentando ocultar su decepción—, ¿incluso yo?
Jorge asintió.
—Necesita descansar —le explicó Jorge—, descansar de verdad, después de lo que pasó.
Felipe asintió resignado.
—¿Te puedo pedir un favor, Jorge? —le preguntó Felipe, sintiendo unas ganas incontrolables de gritar por la impotencia—. ¿Me avisas cuando Rubén esté listo para recibir visitas, para venir a verlo?
—Por supuesto Felipe —respondió su suegro.
—Y otra cosa —Jorge escuchó atento—. Dile al Ruben que lo amo.
La ultima palabra salió un poco débil, quizás por el hecho de que nunca se la había dicho a Rubén, o porque sentía que las energías de su cuerpo se estaban acabando, pero una cosa era segura: realmente lo sentía.
Felipe se dio media vuelta y comenzó a caminar resignado a su realidad. Su pololo no quería verlo, justo en el momento que más lo necesitaba. Aceptó su destino, por la culpa que sentía por haber actuado tan mal en el último tiempo. Estaba pagando todo el daño que había hecho.
Después de enterarse que Sebastian había vuelto al regimiento, Rubén se sintió aun más desganado de como ya se sentía antes.
“Me voy a acostar, estoy cansado” le había dicho a su hermano después de explicarle que no había podido ver a su mejor amigo.
Su energía solo le permitió fingir buen ánimo para su hermano y su padre, pero por eso mismo evitó mantenerse en el comedor conversando con ellos.
Se acostó en la cama mirando el cielo raso de su dormitorio, pensando en lo poco oportunos que habían sido todos los hechos ocurridos los últimos días.
Intentó convencerse que, quizás había sido para mejor: después del accidente sentía un impulso incontrolable de complacer a los demás, de mantener una fachada de optimismo y vibras positivas, producto de la culpa y vergüenza que le provocaba haber tenido el accidente. No quería mostrarse deprimido o pesimista frente a su padre o hermano, y tampoco quería hacerle sentir a su pololo que había sido su culpa.
Pero con Sebastian era distinto. Quería que supiera lo molesto que estaba con él por la forma en que se había marchado, lo mucho que había sufrido con su partida.
Cuando despertó de una siesta de un par de horas, Rubén le dijo a su padre que no quería ver a nadie. Se sentía cansado física y mentalmente por todo lo que había pasado últimamente: sus peleas con Felipe, el accidente, la pérdida del automóvil en que su padre había trabajado por años. Por eso mismo necesitaba estar solo.
—Necesito descansar bien —argumentó Rubén, y su padre sin agobiarlo a preguntas aceptó su decisión.
—Igual quiero que sepas que estamos para lo que necesites —le hizo saber su padre.
Rubén siguió acostado en su cama, soportando los dolores que seguía teniendo en todo el cuerpo, y sintiendo ansiedad cada vez que pensaba que quizás esa posición en la que estaba acostado le podría hacer quizás más daño que bien.
Sebastian escuchó la puerta del dormitorio abrirse de par en par. No había dormido prácticamente nada, escuchando demasiado cerca los chirridos de lo que pensaba eran ratas, e intentando aguantar el frío que hacía en ese lugar.
El cielo aun estaba oscuro así que supuso que aún era más temprano de las seis de la mañana.
—Soldado Guerrero, puede ir a las barracas a asearse —le indicó Ortega, de quien solo divisó su silueta.
Sebastian se levantó y sin responderle salió del lugar y se dirigió a las barracas, donde sus compañeros seguían durmiendo. Pasó al baño a lavarse las manos y la cara, y luego se fue a recostar a su antigua cama, para ver si podía recuperar algo del sueño perdido. Sin embargo, apenas apoyó la cabeza en la almohada, las bocinas comenzaron a sonar dentro del dormitorio anunciando la hora de levantarse.
Se levantó nuevamente y vio que todos sus compañeros hacían lo mismo que él, con mucho más ánimo. Miró hacia la cama de Javier, que obviamente estaba vacía, y sintió un poco de pena al recordar que no estaba ahí con él. Luego miró hacia donde dormía Simón y se dio cuenta que tampoco estaba ahí. Se preguntó qué le había pasado, y asumió que estaba en la guardia nocturna, y que se sumaría al resto en la formación de la mañana, pero no apareció.
—Tuvo un ataque de pánico, creo —le respondió Andrés cuando Rubén preguntó dónde estaba Simón.
—¿Cómo?, ¿Tuvo uno?, ¿o crees que tuvo uno? —presionó Sebastian para obtener una respuesta concreta.
—Es que nunca supimos qué pasó. Una noche le tocó hacer la guardia, como casi siempre, y al otro día ya no estaba. El capitán dijo que fue un ataque de pánico, pero en verdad varios dudan que haya sido eso.
—¿Y tú qué crees que le pasó? —Sebastian quiso saber su opinión.
—Yo creo que el Capitan nos dijo la verdad —respondió Andrés, y Sebastian pensó que su opinión era bastante predecible.
Sebastian no le preguntó a nadie más al respecto porque simplemente no tenía ganas de hablar con nadie. Sentía que todo su mundo se estaba desmoronando lentamente: estaba solo en el regimiento, con la incertidumbre del estado de salud de Rubén, y ahora con el desconocimiento de la situación de Simón. Solo esperaba que tanto Rubén, como Simón y Javier estuvieran bien y a salvo.
A pesar de todo, su preocupación por Rubén era lo principal. Sabía que había tenido un accidente automovilístico con potenciales consecuencias mortales, mientras él estaba encerrado en el regimiento.
Se escabulló hacia el dormitorio en las barracas todas las veces que pudo durante el día para revisar el celular que le había pasado Matías, en busca de algún mensaje con novedades sobre Rubén.
—Hasta que volvió La Novia Fugitiva —comentó Julio a las espaldas de Sebastian, haciendo que se sobresaltara.
Eran cerca de las seis de la tarde, y la hora de la cena se acercaba.
Sebastian se dio media vuelta y vio a Julio, Luis y Mario mirándolo desde la puerta del dormitorio, que acababan de cerrar tras ellos.
Se puso nervioso. Había evitado hablar con ellos durante todo el día porque no los soportaba: eran unos matones homofóbicos que ni siquiera se esforzaban en ocultarlo.
—¿Qué pasó?, ¿te comieron la lengua los ratones? —le preguntó Julio, buscando una respuesta, provocando las risas forzadas de sus dos amigos.
Sebastian se puso serio y no respondió, se dio media vuelta dándoles la espalda, guardó el calcetín con el celular en el fondo del casillero, y luego cerró la puerta de su casillero.
Se volvió para salir del dormitorio, pero el trío de idiotas estaba a menos de metro y medio de distancia de él, sobresaltándolo porque ni siquiera había escuchado sus pasos acercarse.
—¿Qué tenías ahí? —preguntó Mario con prepotencia.
—¿Qué te importa? —respondió Sebastian, sintiendo una breve ráfaga de euforia.
“No son más que tres pobres idiotas que hablan mucho pero no hacen nada. Perro que ladra no muerde”, se decía Sebastian en su mente.
—Esas no son formas de responder —le dijo Julio acercándose, y Sebastian aprovechó la oportunidad para evadir el contacto físico y pasó por su lado, derecho hacia la puerta—, ¿o acaso quieres terminar como la Simona?
El corazón se le detuvo a Sebastian. Las palabras de Julio indicaban que la ausencia de Simón se debía a que le habían hecho algo. La rabia se apoderó de sus impulsos, y se acercó rápidamente para enfrentar a Julio.
—¿Qué le hiciste a Simón? —le preguntó, quedando a escasos centímetros del rostro de Julio.
Los tres matones soltaron una risa burlesca.
—¿Qué crees que le hicimos? —le preguntó con sorna Luis.
—Es interesante igual lo vulnerable que queda la gente cuando se les va su guardaespaldas —comentó Mario con sarcasmo.
—Cuando los maricones se quedan sin defensores, es súper fácil sacarles la chucha, a tal nivel que son físicamente incapaces de decir qué pasó realmente —añadió Julio.
Sebastian se imaginó a Simón internado en un hospital, completamente desfigurado, imposibilitado de hablar.
El corazón se le aceleró tanto que pensó que los matones lo escucharían desde la distancia en que estaban. Su cuerpo temblaba de terror, y quedó completamente paralizado, incapaz de responder, o de siquiera aventar un golpe a alguno de los abusadores.
—Así que ten harto cuidado, princesa —continuó Julio, dándole una palmada agresiva en el trasero a Sebastian, que se mantenía inmóvil—, porque en cualquier momento te toca a ti.
Sebastian se mantuvo dándole la espalda a la puerta, escuchó cómo la abrían para salir, y el murmullo de las voces lejanas de los demás soldados entró de forma casi inmediata.
Bajó la cabeza, y miró sus manos que estaban empuñadas y le ardían. Las levantó tembloroso, mientras lágrimas de impotencia y miedo caían por su rostro. Abrió los puños y las palmas las tenía bañadas en sangre. Había presionado con tanta fuerza que se había herido con sus propias uñas.
Se dio media vuelta para mirar hacia la puerta, para comprobar que Julio, Luis y Mario ya se habían ido: efectivamente se habían marchado, y él se encontraba completamente solo.
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El poeta y maestro colombiano Javier Naranjo ha coordinado un diccionario sorprendente. Pidió a sus alumnos de primaria que definieran palabras sin recurrir a otro sistema que la intuición. Cada tanto, soltaba un vocablo en el salón como quien suelta un animal. El resultado fue Casa de las estrellas, milagro del idioma que conseguí en un viaje a Medellín.
Descubrir poetas de siete años produce asombro, pero también melancolía. El adulto advierte que no puede leerlos con la espontaneidad con que ellos escriben; para bien y para mal, es rehén de su experiencia: la singular manera en que los niños descifran su universo muestra que nada es tan profundo como la inocencia.
El arte procura volver a esa etapa del comienzo en que se piensa y se imagina con descaro. “Tenemos de genios lo que conservamos de niños”, observó Baudelaire. Quien visita una exposición en una escuela descubre que ahí estudian Miró, Klee y Matisse. Con el escepticismo concedido por la edad, los padres se preguntan qué será de sus hijos en el futuro. ¿La realidad los convertirá en seres de rutina o incluso en diputados?
Sería una lástima que los filólogos de Casa de las estrellas perdieran su afilada manera de ver el mundo. En el plano teológico, Natalia Bueno, de siete años, define Iglesia como “donde uno va a perdonar a Dios”, y Sebastián Castro, de cuatro, se acerca a Nietzsche: “Dios está muerto en el cielo. Es un hombre con una barba y está en pelota”.
Para María José García, de ocho, un maestro “es una persona que no se cansa de copiar”. El talante crítico se extiende a una profesión menos noble, la de mafioso: “Es una persona con mucha plata y no le gusta nada”, dice Luis Fernando Ocampo, convencido de que no hay criminal alegre.
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ulkaralakbarova · 2 months
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Madrid, summer 2011. Economic crisis. 15-M movement and 1.5 million pilgrims waiting for the Pope’s arrival live side by side in a Madrid that’s hotter and more chaotic than ever. In this context, detectives Velarde and Alfaro must find what seems to be a serial killer. Their against-the-clock hunt will make them realise something they’d never imagined: neither of them are so very different from the killer. Credits: TheMovieDb. Film Cast: Luis Velarde: Antonio de la Torre Javier Alfaro: Roberto Álamo Andrés Bosque: Javier Pereira Alonso: Luis Zahera Bermejo: Raúl Prieto Rosario: María Ballesteros Amalia: Teresa Lozano Juana: Rocío Muñoz-Cobo Sancho: José Luis García Pérez Amparo: Mónica López Padre Raúl: Andrés Gertrúdix Rubio: Jesús Caba Céspedes: Alfonso Bassave Forense: Raquel Pérez Lorna: Anna Laserna Nico: Aitor Calderón Cano: Javier Tolosa Travesti 1: Estefanía de los Santos Travesti 2: Diego París Gabriel: Ciro Miró Mariño: Josean Bengoetxea Juanma: Chema Tena Sobrina Barrio Salamanca: Andrea Dueso Vecina Cotilla: Carmen Utrilla Conserje Casa Alfaro: Luis del Valle Anciana 1: María Antonia Pérez Anciana 2: Carmen Esteban Anciana 3: Silvia Casanova Médico Amalia: Juan Verdú Elena: María de Nati Rafael March: Francisco Nortes Film Crew: Producer: Gerardo Herrero Editor: Fernando Franco Executive Producer: Mariela Besuievsky Writer: Rodrigo Sorogoyen Producer: Mercedes Gamero Casting: Juana Martínez Producer: Mikel Lejarza Assistant Director: David Pareja Writer: Isabel Peña Director of Photography: Alejandro de Pablo Editor: Alberto del Campo Production Design: Miguel Ángel Rebollo Producer: Javier López Blanco Delegated Producer: José Torrescusa Hairdresser: Paco Rodríguez H. Line Producer: Iñaki Ros Original Music Composer: Olivier Arson Casting: Natalia Rodríguez Delegated Producer: Winnie Baert Makeup & Hair: Milu Cabrer Movie Reviews:
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diarioelpepazo · 6 months
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David Broncano es hijo de hippies. El contrato que ultima el presentador con TVE le hará millonario y aún más popular. No perderá su encanto cheli y su tirón entre el público de izquierdas, el secreto de su éxito. Broncano, con su novia Silvia Alonso en ARCO.GTRES Beatriz Miranda Quién le iba a decir a David Broncano Aguilera aquel día de 2007 que grabó su primer monólogo para El club de la comedia que iba a convertirse 15 años después en el presentador del momento, en el último objeto de deseo de Pedro Sánchez para progresizar la audiencia de TVE y combatir la fachosfera. Con apenas tres pelos en la barba, gesto de adolescente empanado y unos cuantos chistes sobre el cocido de su abuela, aquel chaval de acento andaluz indeterminado hizo reír al público de Paramount Comedy, pero nada en comparación con las carcajadas que brotan hoy entre sus seguidores de La Resistencia, que sigue en Movistar Plus + hasta que se concrete de una vez su contrato draconiano con el ente público, por enésima vez aplazado. Broncano, en el plató de 'La Resistencia'.GTRES Broncano ya llevaba en Madrid unos cinco años cuando debutó en televisión, pero aún no se había sacudido su aspecto de jovenzuelo cani(antónimo de cayetano),del que le queda su manera popular de hablar, lo que muchos consideran su verdadero gancho, y su afición al chándal cuando se baja del escenario. El aprendiz de cómico ya tenía su gracia, sólo le faltaba pulirse. Chico listo, supo hacer de la necesidad virtud: justo en su imperfección, en su cercanía cheli, radica su éxito. Vivía entonces en Entrevías, distrito de Vallecas, en un apartamento cercano a la casa de sus abuelos donde sigue empadronado. David había nacido por casualidad en Rianxo (Pontevedra), lugar a donde se mudaron temporalmente sus padres, "unos hippies", reveló en una entrevista con Bertín Osborne. Hippies, se entiende, por su manera de vivir y criar a sus hijos, "libres, en el campo". En concreto en Orcera, Jaén, el pueblo donde la familia se terminó asentando, creció el presentador y nació su hermano pequeño, Daniel, dos años menor. "Nos criamos como Mowgli, asalvajados", dijo en Mi casa es la tuya en 2022 a su némesis en ese momento, Bertín. PARA SABER MÁS TV Pública.  Hoy, las cosas han cambiado y su polo opuesto es Pablo Motos, su competencia más directa. Broncano, aunque no se suele meter en política, es el antagonista millenial del conductor de El Hormiguero y promete morderle la tostada en prime time a Atresmedia. Sin embargo, los críticos aducen su fichaje a una clara intención de Sánchez de ideologizar a la audiencia de TVE a través de los invitados de La Resistencia, claramente más progres que los que visitan el plató de Motos. En Jaén aún residen los padres de Broncano, quienes por cierto se conocieron en una discoteca madrileña, de donde son oriundos ambos, en los movidos 80. Isabel, madre del humorista, hoy es coordinadora de secundaria en el Centro de Profesorado de Orcera. En tiempos, fue directora del instituto donde estudiaron sus hijos, de hecho a David le dio clase de matemáticas. "Una vez fui delegado de clase y organicé una huelga escolar. Cuando lo propuse en una reunión del colegio, mi madre me miró en plan 'Este niño es tonto'". Con respecto a su padre, Javier, colabora con la institución donde trabaja su mujer y es responsable del programa de educación ambiental Sur Verde de la Asociación para el Desarrollo Rural de la Sierra de Segura. También es coautor de un libro sobre la comarca y ejerce de guía por la zona. Se define como "rural porque sí" en su cuenta de Twitter. Paula Badosa salió con Broncano una temporada.GTRES Daniel, el pequeño de la familia, no es tan famoso como su hermano, pero también le ha ido muy bien. Clarinetista formado en el Conservatorio Superior de Música de Madrid y el Royal College of Music de Londres, era hasta 2023 gerente de la Orquesta de Córdoba y ahora es director técnico de la Orquesta Sinfónica de Tenerife. Asimismo, ha organizado festivales de música muy relevantes.
SUS NOVIAS En cuanto a mujeres, Broncano, sin ser ningún Adonis, tiene un gran tirón. Aficionado al tenis, salió con la bella jugadora Paula Badosa. Se dijo que también mantuvo un romance con una chica de producción de La Resistencia y desde 2021 sale con la actriz Silvia Alonso, a quien ha llevado varias veces al plató. De dineros, pues cada vez le va mejor. En 2022 se compró un piso en Moncloa de unos 90 metros cuadrados para el que pidió una hipoteca de unos 300.000 euros. En un cálculo aproximado, Broncano se podría llevar unos cuantos millones (dicen que hasta 4) de los 14 que ha pedido por temporada la productora de su programa, El Terrat, que les han negado. Él es propietario, junto a sus íntimos amigos también presentes en el programa, los también humoristas Jorge Ponce y Ricardo Castella, de otra productora, Encofrados Encofrasa, que también participa en la Resistencia, idea por cierto de este trío. Facturaron más de dos millones en 2022 y obtuvieron unos beneficios de más de 200.000. Corre el rumor por Madrid de que Broncano busca chalet en La Finca. Verdad o no, ahora se lo puede permitir. Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo El Pepazo/Marca/El Mundo
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eltrendemitjanit · 9 months
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1. LA DIETISTA
Era el primer lunes de Enero después de todos los festivos. Ese triste, terrible y amargo lunes en el que después de las fiestas, todo el mundo se replantea qué narices hacer con ese nuevo año que comienza. ¿Conseguiré dejar de fumar? ¿Conseguiré al fin bajar esos diez putos kilos que a todo el mundo le sobran?
Mireia se despertó y sin ni siquiera tomarse el café de cada día, subió a su coche deprisa y corriendo y fue directa al trabajo. Después de los cinco frenazos y el interminable atasco, consiguió llegar. No llegó muy contenta, pero llegó. Barcelona está fatal.
Se sentó en la silla de su "despacho a medias" (las personas importantes deben tener un despacho, ¿vale?), y miró a su compañero Rachid “el culturista”. Seguía estando fuerte. Sin poder evitarlo sus ojos se desplazaron hacia la ventana mientras suspiraba de forma lenta y pensativa. Su mente quiso volver a aquel lejano verano en el que decidió que quería ser una mujer exitosa. Ni más ni menos. Qué lejos quedaba aquella joven inocente, de casi dieciséis años, recién terminada la ESO. 
Un día cualquiera, después de una larga mañana calurosa volviendo de la piscina, su madre hacía la comida en la cocina del aparthotel y ella se tomaba un pequeño aperitivo con su padre. Ese día su padre estaba más irascible y cabreado con el mundo que de costumbre.
No callaba. Su padre era un reconocido médico del Hospital del Mar. Después de mencionarle lo jóvenes e inúteles que eran el noventa por ciento de la plantilla, de lo pobre que estaba volviéndose el abastecimiento, pasó a su tema favorito: denigrar a su hermano pequeño. Tremenda chapa tuvo que tragarse Mireia. No recordaba exactamente el tiempo que duró aquel monólogo, pero si sus cálculos no fallaban, más de hora y pico sobre el tío Javier y sus fracasos en la vida, pero sobre todo, las desgracias de su intento de escritor exitoso.
-“Menudo muerto de hambre” - dijo él en un tono despreciativo. 
-“Pobre Javi, no seas así, es simplemente un soñador empedernido. Aunque sí que debería aterrizar de una vez ya” - dijo su madre, intentando ser algo más conciliadora.
El pobre tío Javi no conseguía ser publicado. Y lo más triste de todo es que últimamente ni conseguía concentrarse, había acabado una relación de muchos años y estaba en un pozo. No tenía ni familia, ni trabajo, ni casa… El pobre tío sólo podía desfogarse con su hermano, sólo buscaba algo de amor, apoyo y comprensión. Pero no era así… Para el papá de Mireia, Javi era un "desgraciado".
A aquella niña de diciséis años le quedó bien claro: ella no podía ser una fracasada. A la risueña Mireia le encantaba escribir, de hecho lo hacía siempre que podía a escondidas de su padre (ya sabéis que opinaba él de todo aquello). Tras darle unas vueltas durante aquel largo mes, decidió que estudiar nutrición era la mejor opción. Papá estaría contento y a mamá le gustaba contar calorías. Win-win.
Se le daban bien las ciencias y las matemáticas así que fue directa al bachiller científico. El primer año lo pasó raspado, pero el segundo pudo con ella. En realidad detestaba todo aquello, sólo pensaba en “el éxito”. Cuando regresaba de clase le daba una patada a la biología y se dedicaba a leer a Camus como si no hubiese un mañana. Hasta el toto de las células eucariotas y sus vainas.
Repitió segundo de bachiller y tras admitir que tampoco iba a pasar ese año, habló con sus padres de frente.
-"Mamá, sé que tú me entenderás. Esto no es para mí, creo que no tiene sentido que lo siga intentando."
-"Hija, no digas eso. Tú puedes con todo y más. ¿Cómo lo ves hacer un ciclo? Podrías ser dietista. Ya sabes que hay muchas mujeres en el mundo a las que puedes ayudar a perder grasa."
-"No he traído una hija al mundo para que sea una don nadie" - las palabras de su padre se le clavaban en el pecho como si fuesen puñales en los ojos. 
Después de acabar los dos años del grado logrando sacar notables para satisfacer sobretodo a su padre, encontró un trabajo en una tienda de suplementos dietéticos cerca del Clot. No estaba mal, se decía a sí misma y a los demás. Su compañero Rashid era muy simpático, aunque se metía demasiados asteroides. Parecía que iba a explotar. 
-"¿Hola? ¿Estás ahí? Mireia, acaba de entrar por la puerta tu cliente de las 9." 
-"Eeeeh sí, sí, perdona. Hola Michael, ¿qué tal las navidades?"
Mientras atendía al chaval y le preguntaba educadamente sobre sus navidades, se puso a pensar en las suyas y en lo contenta que estaba por su tío Javier.  Este año y después de muchos, había conseguido publicar su primera novela. Obviamente no era millonario, pero hacía más de tres años que sí le había tocado la lotería. Su mujer Sandra le apoyaba siempre en todo y era literalmente, su más preciada musa. Javier había cumplido su sueño. Era escritor, y sobretodo, feliz.
Una vez se fue el cliente, siguió mirando con una triste mirada perdida hacia la mugrosa ventana que daba al patio interior del edificio, mientras pensaba en el puto Albert Camus. Contaba los infinitos minutos y segundos que le quedaban para llegar a su piso y así al fin poder escribir.
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eg1do · 1 year
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¿Se podría hacer hoy Viaje con Nosotros?
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Este texto se enfrenta a una fuerte brecha generacional. Para los que no habíamos nacido cuando estaba en emisión, necesitamos contexto, voy a hacer lo que pueda.
1988: Franco llevaba el mismo tiempo muerto que lo que lleva existiendo Instagram a día de hoy, estaba eso que llamaban La Movida y Pilar Miró entra a dirigir LA ÚNICA TELE QUE HABÍA (tenían dinero por castigo), y era más progre que el perro sanxe y el coletas, de hecho, ya podría soñar Pablito con que su Canal Red tuviese 10 minutos de gestión de Pilar Miró.
En esas aparece Viaje con Nosotros, un programa de variedades (suena como decir ultramarinos) que se emitía semanalmente por la noche. Lo dirigía y presentaba Javier Gurruchaga, también líder de La Orquesta Mondragón. Un showman muy leído, extravagante, amanerado, gracioso y muy dinámico, tendríamos que combinar a muchos presentadores de hoy para tener un perfil tan completo y adecuado. Este es mi gusto personal, pero creo que si tuviese que elegir un personaje que represente lo mejor de La Movida, sin duda, sería Gurruchaga. El programa tenía dos invitados, del más alto nivel y del mayor de los contrastes, Jesús Gil y Vicente Aranda, Fernando Arrabal y Bertín Osborne o mi contraste favorito, Ana Obregón y Cristina Almeida.
Es importante insistir en que la época marca mucho. La represión de la dictadura y la religión durante los anteriores 40 años y la adopción fervorosa de la democracia y la aconfesionalidad hicieron que España quisiera más. La libertad es un tema complejo y todo parece indicar que la libertad total es impracticable en sociedad, pero cuando adquieres libertad por primera vez en tu vida, la aprovechas. Por eso la pregunta de Pablo Motos a Elsa Pataky "¿Tú cuando duermes usas ropa interior sexy o cómoda?" en El Hormiguero es rancia, pero en Viaje con Nosotros hubiera sido vanguardista. Viaje con nosotros luchaba contra los restos del franquismo y el poder que aún tenía la Iglesia; el feminismo, el racismo y demás asuntos de igualdad, no eran tan prioritarios, pero no os equivoqueis, Viaje con Nosotros era tan Woke como el bariste no binarie de tu Starbucks más cercano.
El polémico especial de Nochevieja que le costaría el puesto a Gurruchaga y a Pilar Miró (entre otros motivos) es, sin duda, el apoteosis de innovación, transgresión, progreso y presupuesto que mejor representa a Viaje con Nosotros, a Gurruchaga, y en último término a Pilar Miró. Jorge Berlanga lo describió así en ABC (of all places) el 2 de Enero de 1989:
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La digestión depende de cada estómago, pero creo que en estos momentos las tragaderas del pueblo son más anchas y acostumbradas a las más fuertes especias de lo que muchos piensan. Quiso la casualidad que viera el programa en compañía de una variada representación del extranjero, ingleses, franceses, alemanes, que abrían los ojos como platos y coincidían en que una cosa así no podría hacerse en fin de año en la televisión de sus respectivos países. Lo que tenemos que plantearnos entonces es ¿hay que hacernos europeos, o vale la pena seguir manteniendo el «slogan» de «España es diferente»?
Pese a solo haber emitido 19 episodios en su único año de emisión, gracias a ser un programa transgresor y polémico, y tener el 100% del share, que también ayuda; los X y boomers lo guardan en su memoria con perfecta nitidez y admiración (o no, en función de lo que les ofendiese).
Viaje con nosotros tenía humor, música, actualidad, entrevistas, cultura y trasgresión, en resumen: Internet.
Los megaprogramas all-in-one no tienen sentido en la época del acceso infinito. No necesito que un programa grabe una actuación para poder ver y escuchar al artista de moda, está en Youtube.
En internet hay memes (como lo fue el Ladies and Gentleman de Gurruchaga), parodias, sketches, videoclips, actuaciones, covers, remixes, charlas, podcasts y noticiarios de toda índole, estilo y especialización.
La única diferencia entre 1988 y 2023 es que ahora es la publicidad la que manda. La política de desmonetización que incorporó Youtube y que supuso el Adpocalypse en 2017 fue el primer gran acto de censura en nuestra época, indirecta, pero censura. Desde 2017, especialmente en Estados Unidos, las palabras malsonantes se censuran, como en la TV Americana, algo que parecía impropio de internet. Recientemente Youtube ha empezado a aflojar la cuerda, permitiendo palabras "mal sonantes" si el video está avanzado y no está marcado para niños.
Lo mismo ocurre en Instagram Reels o Tiktok, muchas palabras están prohibidas, como suicidio, muerte, follar, etc. A día de hoy, el contenido con más "palabras malsonantes" está sin duda en Twitch. El directo es muy difícil y caro de monitorizar y se da manga ancha a los streamers, hasta cierto punto, claro.
Las empresas que pagan a estos creadores, es decir, Meta, Google, ByteDance, Amazon, etc; suelen ampararse en que los anunciantes no quieren que su marca se relacione con contenidos en los que se dicen "palabrotas", hay violencia (incluidos de ciertos videojuegos), etc. Es curioso porque muchas veces son los mismos anunciantes que no consideran poner publicidad antes de un video de AuronPlay si este dice tacos, los mismos que le sueltan un billetal al andorrano de adopción en una acción publicitaria random.
No se puede negar que existe el juicio woke (no lo escribo despectivamente) y este tiene efecto también en los anunciantes que generalmente no asumen riesgos, postura perfectamente válida, por supuesto, pero que tiene sus consecuencias. Como con todo en esta vida, el tema de lo Woke tiene sentido hasta cierto punto, es cierto que suelen tener razón más veces que no, pero cuando se les va la castaña se les va bien lejos. PewDiePie sufrió una tremenda cancelación, que llegó a la suspensión de varios contratos con Youtube y otras marcas muy importantes, por decir la palabra nigga en un streaming del videojuego PUBG en 2017, conocido como el Bridge Incident. PewDiePie, sueco, blanco como una milkybar y, en ese momento, viviendo en UK, fue tachado de racista y perdió muchísimo público en Estados Unidos, donde se había hecho muy popular. Cualquiera que viera ese streaming se dio cuenta de que el uso de la "n-palabra" fue interjectivo aunque seguramente evitable.
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PewDiePie, como la mayoría de personas de su perfil sociodemográfico escuchamos hip-hop estadounidense y consumimos series como Atlanta (2016). Los americanos tienen una historia con el racismo y el pueblo negro en el último siglo que no se corresponde con la europea, mucho menos la sueca, y las connotaciones y familiaridad de la "n-word" para ellos proviene de su historia vivida reciente, la de los europeos proviene, principalmente, de Samuel L Jackson y los raperos. Para un español ser un "nigga" no es un esclavo que recoge algodón, es un tío badass de la calle. Es una resignificación de la que los afroamericanos podrían estar orgullosos. Asumir que un sueco va a utilizar la palabra como la usaría un chaval de Milwaukee es absurdo.
Por otro lado, mucho más en Estados Unidos que en Europa, paralelo al juicio Woke, está juicio alt-right, que parece estar siendo igual de efectivo, o eso dice M&M.
Tras el Bridge incident y otros incidentes posteriores, ni el directo está a salvo del todo, un clip con una palabra fuera de lugar o de contexto, y las colaboraciones con marcas que pagan tu alquiler desaparecen por el miedo al backlash.
Muchos dicen que Viaje con nosotros no se podría hacer hoy en día, estoy de acuerdo, pero no creo que lo woke sea el motivo, creo que eso no es entender el programa. Viaje con nosotros no se podría hacer hoy en día porque los anunciantes no estarían dispuestos a recibir el envite directo de Gurruchaga que Viaje con Nosotros supondría. Porque ese programa siempre fue contra el poder y la opresión, y el poder que nos ata hoy no viene de los restos de una dictadura, el puritanismo religioso o la corrección política, viene de las empresas que mantienen medios y plataformas mediante la publicidad.
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El Viaje con nosotros de 2023 seguramente no tendría enanos o topless (ni tanto presupuesto) pero quizás repetiría la escenografía del crucero del capítulo con Luis Escobar y Maruja Torres, pero, probablemente, como en la sorprendentemente ecológica letra de Vamos a la playa de Righeira de 1983, veríamos "agua fluorescente", y sketches que cargan contra petroleras, tecnológicas o caseros.
Pero como he dicho antes, todo lo que ofreció Viaje con Nosotros en el 88 está en Internet. Los contenidos transgresores, que critican el poder y están a la vanguardia no solo siguen existiendo si no que abundan más que nunca. Las plataformas no siempre se lo ponen fácil y no siempre son tan fáciles de encontrar cómo esos contenidos que sí cumplen las arbitrarias reglas de las plataformas, pero están. Las locuras de Andrew Callaghan con All Gas No Brakes y luego Channel 5, programas como No te metas en política o Quieto Todo El Mundo, así como el propio streaming de Facu Díaz. No hay un Viaje con Nosotros, si no que el espíritu, lo que defendía y ofrecía Viaje con Nosotros vive en muchos espacios simultáneamente, algunos prácticos, otros artísticos y otros ideológicos.
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El ejemplo más parecido sería Los Felices Veinte de Nacho Vigalondo y Aníbal Gómez en Orange TV, que reconoció ante el propio Gurruchaga su inspiración en su obra y le dedicó un capítulo. Sin duda un programa de culto con entrevistas icónicas que pese a ser de Orange TV, vivía en Youtube. Al igual que La Resistencia y yu No te pierdas Nada de Movistar y Vodafone respectivamente, que también son programas transgresores, que han marcado el audiovisual español. Los Felices Veinte no tuvieron tanto éxito como la competencia y fue cancelado.
Incluso estas grandes producciones de Telcos palidecen en términos de presupuesto si los comparamos con la ballena que fue el programa de Gurruchaga. Como curiosidad, según Manuel Palacio, autor de La televisión en España: 1956-2016, solo el especial de Nochevieja de 1988 costó 120 millones de pesetas, mientras que, según Google, cada capítulo regular costaba 30 millones. Si damos los datos por buenos, son casi 700 millones de pesetas, que ajustados a la inflación serían: 11 millones y medio de euros. Dejadme mencionar también que tanto yu, como los Felices Veinte, probaron con incluir actuaciones en el programa, como tenía Viaje con nosotros, pero no funcionó, porque YA NO HACE FALTA y si no es una canción nueva o una actuación especial, YA ESTOY A UN CLICK DE ESCUCHARLA.
Y yo puedo entender que una marca no se quiera ver junto a un contenido considerado "ofensivo", pero esa visión aplicada a internet es absurda. Nadie relaciona las marcas con el contenido. Yo no voy a hacer responsable a Nestlé de lo que diga PewDiePie, porque me haya salido un anuncio de KitKat antes, yo he elegido ver PewDiePie. El contenido de la tele, la radio o la prensa y su publicidad se le imponen al usuario, todos los anuncios de Toyota o Hyundai que veo, oigo o leo en los medios tradicionales no tienen en cuenta que no tengo carné de conducir, no he visto un anuncio de tampones en Youtube en mi vida, en Atresplayer 3 veces seguidas. Cuando yo veo un anuncio de Youtube, Instagram, Tiktok o Twitch, como la mayoría de usuarios, asumo que ese anuncio concreto que veo es por y para mi, porque muestra lo que me interesa a mi.
Pero si hay algo que tenemos sacar en claro de la existencia de Viaje con nosotros, es que ese espectáculo que marcó a una generación fue posible porque Pilar Miró tenía claro la importancia de estar en la vanguardia, no solo hace falta voluntad, además hace falta talento y convicción.
También sería interesante que los anunciantes hablasen por ellos mismos y que no siempre dejen que las plataformas sean las que tomen decisiones por ellos, ya que quien pierde es la marca cuando queda como censora, como enemiga. A día de hoy, las marcas que apuestan por branded y patrocinios más locos son aquellas que venden productos alegales, como los cryptocasinos o, por ejemplo, la marca de Vapers y bebidas energéticas "FUME" (turbia de narices, no tiene ni web) que ha pagado los dos últimos videoclips del excarcelado rapero 6ix9ine al que no poca gente quiere matar por delatar a unos pandilleros por su libertad, y que se parece a la Bruja Avería que es espectacular.
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En cualquier caso, y por resumir, la vanguardia y la transgresión están a salvo en Internet, simplemente es posible que quizás la transgresión ha cambiado y nos cuesta más identificarla como tal.
Si te he convencido, aunque sea un poco, la próxima vez que alguien diga "Viaje con Nosotros no se podría hacer hoy", podrás apostillar como un auténtico sabelotodo.
Gracias.
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esporaespazioa · 1 year
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MIGUEL A. GARCÍA + CLAUDIA REBECA LORENZO // OPPOLOMUNI
Ekintza hau ez da ESPORAN izango, KAMPAIN baizik. 
(moncada kalea 5, 3º)
Eta actividad no tendrá lugar en ESPORA sino en KAMPAI
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CLAUDIA REBECA LORENZOren Collage erakusketa + MIGUEL A. GARCÍAren diskaren entzutea HAZI ESPORAK!-ek argitaratua
2023ko UZTAILAK 9, IGANDEA KAMPAI ESPAZIOAn izango da (monkada kalea 5, 3º, errekalde, BILBAO) 18:00etan sarrera 5 EURO (meskal txupitoa barne!) ---------------------------------------------------- Pppolomuni Claudia Rebeca Lorenzoren collage-erakusketa eta Hazi Esporak! argitaratu duen Miguel A. Garcíaren diskoa entzuteko saio berezia. Disko hau elektronika esperimental klasikoagora bueltatzen da. Testuraz besterik dago, poliki baina etengabe eraldatzen doazenak. Atmosferikoa eta narratiboa da, gure burua urrunera bidaiatzen uzteko. Kanta bakoitzak pertsona baten oinarrizko soinuak erabiltzen ditu Sarah Rasines, Lorea Oar-Arteta, Txemi Artigas, Jon Mantxi, Erlantz Astorkiza, Marina Suárez Ortiz de Zarate, Koldo Ansoleaga, Victor Baladoch, Unai Requejo, Javier Corcobado, Txesus Garate, Joxean Rivas, Daniel Aguirrezabalaga, Enrike Hurtado eta Aintzane Arangüena, gero, ordenagailuarekin, hainbait prozeduren bitartez eraldatu dira. Claudiak diskaren azalerako irudi ederrak sortu ditu. 4 bertsio, 4 collage desberdin, Kampai-n originalak erakutsiko dira, egin dituen beste hainbat gauzatxorekin batera. Horrekin batera diskoa osorik entzungo dugu, 100 minutu saio hontarako bereziki egokituak beti ezberdina den Kampai espazioan eta bidaia honetan are gehiago murgiltzeko sarrerarekin meskala. Claudia Rebeca Lorenzo Bilbon bizi den artista da. Ikerketa eta sorkuntzako masterra egin zuen EHUn (Bilbo), Kalostra arte esperimentaleko eskolan (Donostia) eta MACBAren Ikasketa Independenteen Programan (Bartzelona) parte hartu du, Paul B. Preciadok zuzenduta. 2020an Villavergerie-n (Huesca) bizi izan zen eta 2019an Tabakaleran (Donostia) eduki zuen erresidentzia. Gaur egun Bilbaoarten (Bilbo) egoitza bat egiten ari da. Erakusketa berrienen artean, honako hauek daude: La piel descubierta, Art9 (Murtzia); Pastora Foley, Artiaxtx (Bilbo); Talud mediodía, Alhóndiga (Bilbo); El sentido de la escultura, Fundación Miró (Bartzelona); Pala de plata, Amadís aretoa, (Madril); Generaciones 2020, La CasaEncendida, (Madril); Su boca abierta, Sala rekalde, (Bilbo); BI, DOS, TWO, Azkuna Zentroa, (Bilbo); Perro dormido, IRJ, (Logroño); Cabeza Cabeza Cabeza, Salón, (Madril); Pliegue, Okela, Bilbao; NETA INU NI, Torre de Ariz, (Basauri); Call 2017. Miguel A. García (Xedh izenez ere ezaguna) Bilbon bizi den artista da, eta musika esperimentalaren eta soinu-artearen artean mugitzen da. Europan, Amerikan eta Asian luze jardun du, bakarka zein hainbat taldetan. Estudioan eta zuzenean dozenaka artistarekin kolaboratu du, eta ehun disko baino gehiagotan parte hartu du. Gainera, ekitaldien antolatzailea eta komisarioa da, eta Le Larraskito klub mitikoaren sortzailea eta Zarata Festaren zuzendaria da.
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placerdiario · 1 year
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POLO & PAN - Coeur Croisé from Pablo Maestres on Vimeo.
Music Video for COEUR CROISÉ, a song by POLO & PAN, Hamburger Records & Ekleroshock Director's Cut
Director: Pablo Maestres Producer: Laia Barot Production Company: Frenzy and Primo Executive Producer: Elsa Rakotoson, Camille Semprez, Cédric Barus, Cecilia Salguero
Main Cast: Yulia Tsymbal & Laurent Meri Director of Photography: Marc Miró Production Design: Anna Colomer Choreographer: Tuixén Benet Costume Designer: POLIÉSTER Make up & Hair Design: Javier Ceferino & Alba Guillén Edit: Carlos Font Clos Post-production: Metropolitana Colorist: Marc Morató Production Manager: Aina Salarich 1st AD: Gemma Sellarés
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siciliankiller · 2 years
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Javier cerró sus cuadernos. Inclinó su cabeza hacia atrás y miró el techo. Tomó un tiempo para respirar profundamente y miró a su izquierda apoyado al lado de la cama su guitarra. Salió del cuarto un momento y trajo un pañuelo algo húmedo con el que limpió los bordes, los trastes llenos de polvo que reflejaba los días incontables que pasaron sin tocarla. Dejó el pañuelo a un lado, cerró la puerta de la habitación y tocó cuerda por cuerda hasta afinarla. Jugó un rato con los acordes, con improvisaciones sobre algunas escalas. Pensó que canción tocar después de mucho tiempo. Sintió una decisión formidable elegir Canción para mi muerte. Su voz ya dejó de ser la de un adolescente prematuro por la de alguien muy joven aún. Sintió un alivio tremendo en su alma, una calma inconmensurable. "Te encontraré una mañana dentro de mi habitación y prepararás la cama para dos". Su mente se transportó a estas escenas, a esas fantasías puras. Él, por un momento, quiso poder cantarle a ella desde la cama. La imaginó a ella recostada con unas sábanas cubriendo su piel por el frío, mirándolo fijamente a él. Era una canción sobre el fin, sobre la muerte. Pero Javier, en esos instantes, se sentía más vivo que nunca.
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margiralt · 2 years
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Esta vez no volvería a equivocarse. Ella merecía lo mejor de él. No la volvería a defraudar.
Javier se había empeñado en que todo saliese bien esta vez, sin volver a cometer los mismos errores que los separaron.
Así, hizo el asado y compró hasta el champan que a él más le gustaba. Lió ese cigarro que quería compartir con ella
Todo organizado, pensado y hasta casi disfrutado por anticipado.
Todo error era meramente obra del azar.
Entonces, no lo dejaría esta vez inmiscuirse en esta relación.
Mientras pensaba estas cosas y la sensación de poder lo hacía sentirse inmensamente pleno, le comenzó a dar hambre.
Volvió a sus pensamientos...
Él lo pasaba genial con ella. Todo iba a ser como ambos lo soñaban, estaba seguro de ello.
Llegó el momento del encuentro.
Sonó el timbre. Se le aceleró el corazón y demás órganos comprometidos en sus momentos de excitación....
Pasó ante el espejo y se miró. Le gustó lo que vio. Se hizo ese gesto de aprobación tras el cual no había vuelta atrás.
Abrió la puerta.
...y era la vecina del piso de arriba.
Toda mojada. Llanto y ropas pegadas al cuerpo.( ¡y que cuerpo¡¡¡)
El programa tan bien diseñado, tan disfrutado que casi casi diría que se le había gastado, de tanto imaginarlo...
desapareció¡¡¡
La puerta se cerró tras la mujer mojada y otra historia comenzó.
La cabeza propone y quien sabe que imponderable, ¿el azar?,
dispone.
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kokysouilhe · 2 years
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VEINTICINCO DE DICIEMBRE
El sol estaba escondido. La ciudad, adormecida. Es que había trasnochado entre el pan dulce y la sidra, entre regalo y regalo repartidos en familia, siguiendo la tradición del destino; que ironía... se obsequiaban entre ellos, dejando solo en la cruz al que los años cumplía. Algunos, se emborrachaban brindando entre fuegos de artificios, sin saber ya qué pedían porque por su condición, en apariencia tenían lo terrenal en sus manos, y todo los aburría. ...Por detrás de la ciudad... eso que llaman "la vida" estaban otros borrachos... de impotencia por la vida que les había tocado; de tristeza por la suerte que mejorar no podían. Allí, una capilla esos hombres construyeron para que entre ellos también Jesús tuviera cabida. Y hasta ese lugar, en la mañana sombría, hijo de una lavandera, entró Gabriel sollozando. Caminó hacia el crucifijo; ante Él cayó de rodillas, y con su mirada puesta en ese rostro Divino comenzó a hacerle preguntas son su inocencia de niño: - Cuando fuiste como yo; cuando fuiste así, de chico ¿no tuviste un Niño Dios que te diera un regalito? Porque a mi el padre Germán cuando tiene algún tiempito, me cuenta que eras muy pobre; pero que los Reyes Magos te dejaron muchas cosas cuando abriste los ojitos. Yo... no conozco ningún rey. Ellos no son mis amigos porque viven allá... lejos; del otro lado del río. ¡Ay! si vivieran aquí y yo me portara bien, seguro que unos regalos me harían a mi también. El padre Germán me enseña que vos sos justo con todos. Entonces... ¿por qué a Javier, el hijo de la patrona le trajiste ese robot que te pidió en la cartita y hoy, cuando fui corriendo a buscar el camioncito estaban allí, en el piso, mis zapatillas vacías? El lustró bien sus zapatos; y yo lavé bien las mías (que le dieron a mamá pero que estaban nuevitas). El fue bueno con sus padres; también yo lo fui con la mía. Anduve bien en la escuela. Hago todos los mandados; me baño todos los días. Y como mamá me enseña, aunque no entiendo muy bien, le doy gracias a la vida. El padre Germán me dice que no soy un niño malo... ...¿Por qué si sos justo y bueno, no tengo mi regalito?... Se calló por un instante. Se miró los pantalones y avergonzado le dijo: - Si; están remendados. ¿Es por eso, que no queres visitarme, que no queres ser mi amigo? Yo no tengo ropas nuevas pero te juro, estoy limpio. ...Y abrazándose a la cruz, en su desesperación de niño, en un profundo sollozo, se quedó sin camioncito... CUANDO CAIGA LA TARDE #KokySouilhé
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omduart-thewriter · 2 years
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Mort, el aprendiz
Reseña de Mort, Mundo-disco Para quien no conozca el Mundo-disco de Terry Pratchett (muy mal) haré un breve resumen siempre hermoso e interesante. Se trata de un worldbulding o demiurgia en español (Gracias, Javier Miró) espectacular donde Pratchett creó un planeta en forma de disco que reposa encima de cuatro enormes elefantes que a su vez permanecen de pie encima del caparazón de Gran A’ Tuin…
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EL HIPPY PIJO
By Javier Caballero Bello Toni se miró al espejo; eran las nueve de la noche y se acercaba la hora mágica en que la gente empieza a pensar lo que va a hacer ese día. Nunca tenía un plan fijo ni una gente determinada para salir. Aunque siempre acudía a los mismos sitios e iba con los mismos “colegas”, un grupo de personas variopintas y extravagantes que tenían que diferenciarse del resto de la…
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cofradiastv · 2 years
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Horario e Itinerario Procesión gloriosa de la Virgen del Rosario de Churriana de Málaga
Horario e Itinerario Procesión gloriosa de la Virgen del Rosario de Churriana de Málaga
Procesión gloriosa de la Virgen del Rosario desde la parroquia de San Antonio Abad, a las 18.30 horas. El itinerario que realizará el cortejo es el siguiente: plaza de Valladolid, plaza de San Antonio Abad, Camino Nuevo, Teresa Blasco, Torremolinos, avenida San Javier, Cabo de Gata, Maestro Vert, Lomita, Toril, Correos, San Fernando, Ramón de la Cruz, doctor Castañón, Gabriel Miró, plaza de la…
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nofatclips · 3 years
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Coeur croisé by Polo & Pan from the album Caravelle - Director: Pablo Maestres
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celuloideycarbono · 4 years
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Volta a Catalunya posters
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