#Exilio republicano español
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Rafael Alberti y el mito del Cid: «Como leales vasallos» (y 4)
En la primera entrada de esta serie exponía los datos esenciales sobre la serie de ocho poemas «Como leales vasallos», perteneciente a Entre el clavel y a espada, y ofrecía también algunas valoraciones de la crítica. Luego, en sendas entradas, analicé los poemas primero y segundo, tercero y cuarto y quinto y sexto. Paso ahora a examinar los dos últimos[1]. Veamos: 7 En estas tierras agenas…
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#Cid Campeador#Como leales vasallos#Destierro del Cid#Duras las tierras ajenas#Entre el clavel y la espada#Exilio#Exilio republicano español#Generación del 27#Grupo poético del 27#Literatura española#Literatura española del siglo XX#Poesía española del siglo XX#Rafael Alberti#Rodrigo Díaz de Vivar#Se volverá el mar de tierra
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Amado Granell, el héroe español que liberó París. Fue uno de los militares que participó en la guerra civil española en el bando republicano. Llegó a ser comandante de la 49ª Brigada Mixta del Ejército Popular.
Al acabar se fue al exilio, al norte de África, donde se enroló en la Legión Extranjera francesa. Al mando del general Lecrerc, el teniente Granell, con un centenar de hombres, fue el primero en llegar al Ayuntamiento de Paris.
Al día siguiente, el diario Liberation publicaba su foto en la portada, aunque no se menciona su nombre. En 2017 el Ayuntamiento de Valencia le puso su nombre a una avenida.
Fuente R Navarrete
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Por cierto..los modelos de LAMBORGHINI hacen referencia a TOROS O GANADERIAS como el ISLERO=toro que mato a MANOLETE en LINARES donde nació VIRGINIA MAESTRO cuya novia era la actriz LUPE SINO [tras casarse con un MILITAR REPUBLICANO que la abandono yendose al exilio y fue recluido en un campo de concentración de ARGEL] que debuto en LA FAMOSA LUZ MARIA y su última película fue en MEXICO titulada LA DAMA TORERA..También ISLERO llamaron al proyecto nuclear español que al parecer es lo que le preocupaba a EEUU para que fuera KISS_SINGER [=BESO_CANTANTE] a reunirse con el 1er presidente de Gobierno que nombró FRANCO meses antes y después de 35 años en el PODER con su GUERRA CIVIL ..como fue CARRERO BLANCO que al día siguiente SALTO POR LOS AIRES un edificio de los JESUITAS por una BOMBA que achacaron a ETA que dejó un enorme SOCAVON LLENO DE AGUA en MADRID
También destacó el LAMBORGHINI AVENTADOR toro de lidia ganador de trofeos. Criado por "Hijos de Don Celestino Cuadri Vides", este toro, que tomó el número 32, participó en una lucha notablemente apasionada, sangrienta y violenta con el torero Emilio Muñoz [que salio en el video TAKE A BOW del cd BED_TIME Stories de MADONNA que tuvo como 2da parte YOU'LL SEE]..durante la Feria del Pilar celebrada en 1993 en la ciudad española de Zaragoza, por lo que ganó el "Trofeo al toro más bravo de la Feria" que otorga la Peña La Madroñera
Al LAMBORGHINI GALLARDO [TORERO que se salvo de accidente de AVION al no quedar billetes cuando le reconstruian un ojo en BARCELONA tras una cogida de la que salio vivo de MILAGRO ..aunque hace referencia a una GANADERIA o CASTA DE TORO] le sustituyo el HURACAN nombre inspirado en un toro de lidia español el cual era un animal conocido por su coraje y bravura criado en la ganadería del Conde de Patilla de Benavente (Zamora). Se lidió en la Plaza de toros de Alicante el 3 de agosto de 1879. Inicialmente se iba a llamar LAMBORGHINI "Cabrera" [isla que sirvió de PRISION mortal para los FRANCESES O EJERCITO DE BONA_PARTE tras la derrota en BAILEN=el 1er campo de CONCENTRACION FUE ESPAÑOL] , que es una de las castas fundacionales de la raza del toro de lidia sevillano y que en cualquier caso, el Cabrera podría acabar llam��ndose de cualquier otra forma al pasar a producción. Ese nombre provisional sonaba a cualquier cosa, menos a superdeportivo. Posteriormente, acabó por denominarse como Huracán.
Por cierto..el inglés MATT ARM_STRONG que reconstruye superdeportivos destrozados y que estrelló por la lluvia o pavimento mojado su GALLARDO es clavado a KUN "AGÜERO" [=PRESAGIO] que se retiro del fútbol por un ataque cardiaco con FC BARCELONA y que junto al ESTRELLADO "REYES" marcaron los goles de final SUPERCOPA DE EUROPA de 2010 que ganaron con AT MADRID VS INTER..saliendo MERIDA [localidad a donde iba malogrado JUANITO tras ver al ESTRELLADO TORINO en el BERNABEU y OSCAR MOLINA que se mató en VILLA_MESIAS tras conocerle la NOCHEVIEJA del 93 y que sólo jugo AMISTOSOS con el 1er equipo del REAL MADRID de la mano del argentino VALDANO nacido en LAS PAREJAS, SANTA FE como SOL_EDAD VILLARREAL por la que fui a VILLARREAL a ver a VIRGINIA MAESTRO que empezó el concierto con LONELINESS=SOL_EDAD]..en esa final fue la 1era convocatoria de TIAGO que se puso de RODILLAS cuando vio morir bajo la lluvia a FEHER del BENFICA [haciendo publicidad de banco ESPIRITO SANTO] siendo entrenador CAMACHO en cuya rueda de dimisión como entrenador del REAL MADRID me cole en sep 2004
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8 DE MAYO, DÍA DE RECONOCIMIENTO A LAS VÍCTIMAS DEL EXILIO
El Partido Socialista manifiesta su reconocimiento al cerca de medio millón de españoles y españolas que tuvieron que exiliarse como consecuencia de la guerra y la dictadura franquista. Durante la dictadura, el exilio republicano mantuvo viva la llama de la memoria democrática fuera de nuestras fronteras, constituyendo nexos de cultura democrática que contribuyeron a alcanzar a los acuerdos que…
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IMAGENES Y DATOS INTERESANTES DEL DIA 28 DE MARZO DE 2024
Jueves Santo, Día Mundial del Piano, Día de la Torta Selva Negra, Semana de solidaridad con los pueblos que luchan contra el racismo y la discriminación racial, Año Internacional de los Camélidos.
Santa Gundelina, San Juan de Capistrano, San Gontrán y San Castor.
Tal día como hoy en el año 1979
En la central nuclear norteamericana de Three Mile Island, en Pennsylvania, a 16 km. de Harrisburg la capital del estado, se produce un fuga de vapor radiactivo a la atmósfera al estropearse una bomba de agua. Las autoridades, desbordadas por la catastrofe, decretan la "emergencia general" pero no avisan a los ciudadanos hasta pasadas 5 horas del accidente. (Hace 45 años)
1977
Desde que en 1939, el dictador Francisco Franco venciera en la contienda civil española y se rompieran las relaciones entre los gobiernos mexicano y español, España y México restablecen relaciones diplomáticas, tras la disolución del gobierno republicano español en el exilio. (Hace 47 años)
1965
En Montgomery, capital del estado de Alabama (EE.UU.), Martin Luther King culmina junto a una multitud de cerca de 25.000 personas, la marcha de protesta que se inicio hace 5 días en Selma para sacar a la luz pública la discriminación racial existente. También concluye así un mes de protestas en este estado. (Hace 59 años)
1959
El Dalai Lama, obligado a exiliarse, llega en su huida a la India, al fracasar un levantamiento popular contra las fuerzas chinas de ocupación, que ha subido al poder al Panchem Lama. (Hace 65 años)
1939
Cuatro días antes de que se dé por terminada oficialmente la guerra civil española, las fuerzas republicanas defensoras de Madrid izan la bandera blanca de rendición sobre la ciudad. La fraticida contienda, uno de los episodios más devastadores de la historia de España, se ha cobrado casi un millón de vidas. (Hace 85 años)
1930
Construida como Bizancio alrededor del año 657 a.C., rebautizada en el siglo IV de nuestra era como Constantinopla después de que Constantino el Grande la hiciera su capital, en el día de hoy, esta ciudad turca, recibe oficialmente el nombre de Estambul debido, en gran medida al uso común, ya que durante el período otomano los turcos la llamaban Istanbul, alteración de la frase en idioma griego "eis-tan-pólei", que significa literalmente "ir a la ciudad". (Hace 94 años)
1864
Se aprueba la Constitución venezolana, que proclama los Estados Unidos de Venezuela. (Hace 160 años)
1838
Una escuadra francesa bloquea el puerto de Buenos Aires para obtener la libertad de navegación en los ríos argentinos, después de que el gobierno de Manuel Rosas haya decidido poner un recargo del 25% sobre los derechos de las mercaderías que llegan del exterior con destino a Buenos Aires y que hayan sido trasbordadas en el puerto de Montevideo, y para lograr la exención del servicio militar a los ciudadanos franceses. La intervención francesa se prolongará durante dos años y tendrá importantes consecuencias económicas sobre las arcas porteñas. En octubre de 1840, con la firma del tratado Mackau-Arana (nombres de los negociadores), se pondrá fin al bloqueo. El gobierno argentino se comprometerá a indemnizar a los ciudadanos franceses y también los eximirá de cumplir el servicio militar. (Hace 186 años)
1798
En España, ante la presión de los franceses que desconfían de él, se destituye a Manuel Godoy como primer ministro. Su alejamiento del poder será breve (hasta 1800). En 1801 volverá a ser primer ministro. (Hace 226 años)
1566
En una pequeña península de la isla de Malta, Jean Parisot de la Valette, Gran Maestre de la Soberana Orden Militar de Malta, coloca la piedra fundacional de la ciudad fortaleza de La Valeta, que en 1571 pasará a ser la capital de la isla. Esta primera piedra se pone para la construcción de una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Victoria para conmemorar el triunfo de Malta sobre una fuerza invasora turca durante el Gran Asedio de 1565. (Hace 458 años)
1503
Tiene lugar, en el contexto de la segunda guerra de Nápoles, la batalla de Ceriñola (pequeña villa sobre un cerro protegida por un foso y un talud levantado por las tropas españolas allí acampadas, en Apulia, Italia) entre las tropas francesas y españolas mandadas por el Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, con triunfo de estas últimas, cambiando la primacía de la caballería pesada a la infantería. Esta victoria marcará el inicio de la hegemonía que España impondrá en los campos de batalla europeos hasta la derrota de Rocroi (Francia) en 1643. (Hace 521 años)
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LOS PACIENTES DEL DOCTOR GARCÍA
Aquest matí de diumenge després d'anar a votar i d'esmorzar, he acabat de llegir:
Los pacientes del doctor García
Almudena Grandes
Tras la victoria de Franco, el doctor Guillermo García Medina sigue viviendo en Madrid bajo una identidad falsa. La documentación que lo libró del paredón fue un regalo de su mejor amigo, Manuel Arroyo Benítez, un diplomático republicano al que salvó la vida en 1937. Cree que nunca volverá a verlo, pero en septiembre de 1946, Manuel vuelve del exilio con una misión secreta y peligrosa. Pretende infiltrarse en una organización clandestina, la red de evasión de criminales de guerra y prófugos del Tercer Reich que dirige desde el barrio de Argüelles una mujer alemana y española, nazi y falangista, llamada Clara Stauffer. Mientras el doctor García se deja reclutar por él, el nombre de otro español se cruza en el destino de los dos amigos. Adrián Gallardo Ortega, que tuvo su momento de gloria como boxeador profesional antes de alistarse en la División Azul, para seguir luchando como voluntario de las SS y participar en la última defensa de Berlín, malvive en Alemania, ignorando que alguien pretende suplantar su identidad para huir a la Argentina de Perón.
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“La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros ya no somos”
Antonio Machado
Fue un poeta español nacido en Sevilla en julio de 1875, y el mas joven representante de la generación del 98, nombre con el que se conocía a un grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles y que nacieron entre 1864 y 1876.
Nació en una de las viviendas de alquiler del llamado palacio de las Dueñas de Sevilla. Su padre era abogado, periodista e investigador del folclore.
La infancia sevillana de Antonio Machado fue evocada en muchos de sus poemas casi fotográficamente.
Se formó en una institución Libre de Enseñanza y en diferentes institutos madrileños. En 1899 durante su primer viaje a Paris, trabajó en una editorial y a su regreso a Paris, entabló amistad con Ruben Darío.
En 1907, obtuvo una cátedra de francés, y en 1910 le fue concedida una pension para estudiar filología en París. Durante esos años aprovechó para tomar cursos de filosofía en la Sorbona con Henri Bergson y Joseph Bédier en el Colegio de Francia.
Obtuvo un doctorado en filosofía y letras en 1918, y desempeñó cátedra en la ciudad de Segovia. En 1928 fue elegido miembro de la Real Academia Española.
Durante la guerra civil española, Machado se vió obligado a salir de Madrid y trasladarse a Valencia y luego a Barcelona.
En 1931, al proclamarse la republica, Machado obtuvo una cátedra en el Instituto Calderón de Madrid. Su vida en Madrid durante los años republicanos se caracterizó por el estudio, las tertulias y paseos con sus hermanos Manuel y José. En colaboración con su hermano Manuel escribió una serie de obras de teatro en verso.
Cuando empezó la guerra civil, machado se puso al servicio de la República. El titulo de su ultimo libro “poesías de la guerra”, refleja los años trágicos en que fue escrito. A finales de la guerra en enero de 1939, Machado cruzó la frontera francesa acompañado de su anciana madre. A los pocos días en febrero de 1939, Machado muere en el exilio en Collioure, padecía arteriosclerosis, úlcera y casi había perdido la vista.
Machado pasó del Paris y Madrid bohemios a la descarnada realidad soriana, inmortalizó Soria con su obra Campos de Castilla. En machado se pueden evidenciar tres influencias preponderantes, el simbolismo francés, el modernismo y la Generación del 98, cuyo propósito principal era elevar a España de su postración y descrédito, y ponerla a la par de las otras naciones de Europa, con un espíritu, tono y dignidad distintos.
Fuentes: Wikipedia, ecured.cu, Swarthmore.edu, buscabiografias.com, biografiasyvidas.com
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FRASE: DELENDA EST MONARCHIA
ORTEGA
BERENGUER
EL REY CON PRIMO DE RIVERA (“su Mussolini”)
CATÓN EL VIEJO
(De todos es bien conocida la existencia de frases, citas, versos, refranes, que partiendo del contexto de su origen se han hecho un lugar en el común de los ciudadanos, pasando a formar parte del lenguaje y de la cultura popular de nuestros días. En otros casos lo que reconocemos en algunas frases es un hecho histórico producido en cualquier lugar del planeta.
Hoy las usamos en nuestro lenguaje rutinario para reforzar una conversación o para contextualizar una situación. Lo curioso es que en muchos de los casos ya no sabemos ni el origen ni el sentido primigenio de la frase o refrán en cuestión. A recordarnos de dónde vienen y a que hechos o situaciones se debe el origen de esas frases vamos a dedicar esta naciente colección.)
¿Puede un artículo de prensa derribar un régimen político? Pues seguramente no, pero si es cierto que el impacto puede ser decisivo en circunstancias históricas especiales. Esto es lo que ocurrió con el artículo El error Berenguer, firmado por José Ortega y Gasset, aparecido en el diario El Sol el 15 de Noviembre de 1930 y que finalizaba con la frase con la que hoy inauguramos esta serie: DELENDA EST MONARCHIA (Destruid la Monarquía).
Situemos el contexto de los hechos: la monarquía de Alfonso XIII cumplía sus últimos años con más pena que gloria y paulatinamente iban abandonando el barco real los complacientes monárquicos de años atrás. El golpe de estado de Primo de Rivera en 1923 y la asunción total del mismo por parte del rey (en petit comité le llamaba al general jerezano “mi Mussolini”) había dado prácticamente el tiro de gracia a un régimen que venía soportando años de corrupciones, fracasos militares y fraudes electorales desde los ciclos alternantes entre Cánovas y Sagasta. Cuando a principios de 1930 el dictador Primo de Rivera dimitía tras perder la confianza de sus conmilitones, el rey no encuentra a nadie que se haga cargo del gobierno y termina delegándolo en el jefe de su Cuarto Militar, el Genera Berenguer.
Berenguer inició el periodo conocido como “dictablanda”; ni continuó con la dictadura de Primo, ni restableció el régimen de la Restauración ni programó elecciones a unas Cortes Constituyentes.
Alfonso XIII quería volver a una legalidad ya perdida y que era imposible recuperar desde dentro del régimen monárquico y el gabinete de Berenguer solo duró un año. Lo sustituyó el Almirante Aznar en Febrero de 1931 quién convocó Elecciones Municipales para Abril de ese año (la idea inicial era convocar Elecciones Generales para “llegar a constituir un Parlamento que, enlazando con las Cortes anteriores a la última etapa – la Dictadura - restableciera en su plenitud el funcionamiento de las fuerzas cosoberanas que son eje de la Constitución de la Monarquía Española”; la falta de apoyo de todos los sectores políticos y el miedo a perderlas ante los partidos republicanos hizo descartar esta opción por unas elecciones que se creían menos complicadas, las Municipales, con una pérdida de perspectiva política total ya que en realidad lo que se estaba planteando era un plebiscito en toda regla con respecto al régimen monárquico).
Las elecciones fueron el 12 de Abril y la victoria de las candidaturas republicanas fue general en las grandes ciudades (43 de las capitales de provincia entre ellas). Según Javier Tusell los resultados fueron: 40.324 concejales monárquicos; 34.688 republicanos; 4.813 socialistas; 67 comunistas y 1.207 indefinidos. Los resultados mostraban una ligera ventaja de concejales monárquicos sobre las diferentes candidaturas republicanas pero el propio gobierno y el mismo Alfonso XIII comprendieron que habían perdido con claridad las elecciones ya que la mayoría de los concejales monárquicos correspondían a las zonas rurales donde en gran cantidad de casos no llegaron a celebrarse elecciones siguiendo los métodos del caciquismo de la restauración ya que solo se presentaban candidaturas monárquicas y eran elegidos automáticamente dada la ausencia de otras candidaturas tras 7 años de dictadura. Dentro del gobierno solo dos ministros ultramontanos (Bugallal y La Cierva quisieron hacer frente con las armas a los acontecimientos); los demás ministros, el Ejército y las Fuerzas de Orden Público se pusieron a disposición del nuevo régimen. Lo demás ya es historia con la proclamación el 14 de Abril de la II República y el exilio de Alfonso XIII.
Pero volvamos al núcleo de esta comunicación: el artículo de Ortega, publicado 5 meses antes, causó una gran impresión tanto en los círculos monárquicos como en los republicanos, especialmente las frases finales que sonaron a una auténtica condena de la monarquía (“¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo! DELENDA EST MONARCHIA”) por parte de un intelectual de primera fila que no se había caracterizado hasta entonces por militancia política alguna y que se podía considerar dentro de esa definición tan conservadora como “persona de orden” ajena a cualquier fervor revolucionario.
¿Pero había sido Ortega el creador de esta radical frase? No. Ortega tomó como suya la frase con la que Catón el Viejo (234-149 a. C.), el promotor de la Tercera Guerra Púnica, terminaba sus intervenciones en el Senado y que se hizo enormemente famosa en toda Roma: “Ceterum censeo Carthaginem esse delendam” (“Por lo demás, opino que Cartago debe ser destruida”).
Un año después de ese artículo, Ortega publicó otro en la prensa madrileña con otra sentencia que también se hizo famosa… pero esa es otra historia y otra frase.
Os dejo el artículo integro de Ortega y Gasset que, aunque largo, merece la pena ser leído.
El error Berenguer
José Ortega y Gasset - El Sol, 15 de noviembre de 1930
No, no es una errata. Es probable que en los libros futuros de historia de España se encuentre un capítulo con el mismo título que este artículo. El buen lector, que es el cauteloso y alerta, habrá advertido que en esa expresión el señor Berenguer no es el sujeto del error, sino el objeto. No se dice que el error sea de Berenguer, sino más bien lo contrario -que Berenguer es del error, que Berenguer es un error-. Son otros, pues, quienes lo han cometido y cometen; otros toda una porción de España, aunque, a mi juicio, no muy grande. Por ello trasciende ese error los límites de la equivocación individual y quedará inscrito en la historia de nuestro país. Estos párrafos pretenden dibujar, con los menos aspavientos posibles, en qué consiste desliz tan importante, tan histórico. Para esto necesitamos proceder magnánimamente, acomodando el aparato ocular a lo esencial y cuantioso, retrayendo la vista de toda cuestión personal y de detalle. Por eso, yo voy a suponer aquí que ni el presidente del gobierno ni ninguno de sus ministros han cometido error alguno en su actuación concreta y particular. Después de todo, no está esto muy lejos de la pura verdad. Esos hombres no habrán hecho ninguna cosa positiva de grueso calibre; pero es justo reconocer que han ejecutado pocas indiscreciones. Algunos de ellos han hecho más. El señor Tormo, por ejemplo, ha conseguido lo que parecía imposible: que a estas fechas la situación estudiantil no se haya convertido en un conflicto grave. Es mucho menos fácil de lo que la gente puede suponer que exista, rebus sic stantibus, y dentro del régimen actual, otra persona, sea cual fuere, que hubiera podido lograr tan inverosímil cosa. Las llamadas «derechas» no se lo agradecen porque la especie humana es demasiado estúpida para agradecer que alguien le evite una enfermedad. Es preciso que la enfermedad llegue, que el ciudadano se retuerza de dolor y de angustia: entonces siente «generosamente» exquisita gratitud hacia quien le quita le enfermedad que le ha martirizado. Pero así, en seco, sin martirio previo, el hombre, sobre todo el feliz hombre de la «derecha», es profundamente ingrato. Es probable también que la labor del señor Wals para retener la ruina de la moneda merezca un especial aplauso. Pero, sin que yo lo ponga en duda, no estoy tan seguro como de lo anterior, porque entiendo muy poco de materias económicas, y eso poquísimo que entiendo me hace disentir de la opinión general, que concede tanta importancia al problema de nuestro cambio. Creo que, por desgracia, no es la moneda lo que constituye el problema verdaderamente grave, catastrófico y sustancial de la economía española -nótese bien, de la española-. Pero, repito, estoy dispuesto a suponer lo contrario y que el Sr. Wals ha sido el Cid de la peseta. Tanto mejor para España, y tanto mejor para lo que voy a decir, pues cuantos menos errores haya cometido este Gobierno, tanto mejor se verá el error que es. Un Gobierno es, ante todo, la política que viene a presentar. En nuestro caso se trata de una política sencillísima. Es un monomio. Se reduce a un tema. Cien veces lo ha repetido el señor Berenguer. La política de este Gobierno consiste en cumplir la resolución adoptada por la Corona de volver a la normalidad por los medios normales. Aunque la cosa es clara como «¡buenos días!», conviene que el lector se fije. El fin de la política es la normalidad. Sus medios son... los normales. Yo no recuerdo haber oído hablar nunca de una política más sencilla que ésta. Esta vez, el Poder público, el Régimen, se ha hartado de ser sencillo. Bien. Pero ¿a qué hechos, a qué situación de la vida pública responde el Régimen con una política tan simple y unicelular? ¡Ah!, eso todos lo sabemos. La situación histórica a que tal política responde era también muy sencilla. Era ésta: España, una nación de sobre veinte millones de habitantes, que venía ya de antiguo arrastrando una existencia política bastante poco normal, ha sufrido durante siete años un régimen de absoluta anormalidad en el Poder público, el cual ha usado medios de tal modo anormales, que nadie, así, de pronto, podrá recordar haber sido usados nunca ni dentro ni fuera de España, ni en este ni en cualquier otro siglo. Lo cual anda muy lejos de ser una frase. Desde mi rincón sigo estupefacto ante el hecho de que todavía ningún sabedor de historia jurídica se haya ocupado en hacer notar a los españoles minuciosamente y con pruebas exuberantes esta estricta verdad: que no es imposible, pero sí sumamente difícil, hablando en serio y con todo rigor, encontrar un régimen de Poder público como el que ha sido de hecho nuestra Dictadura en todo al ámbito de la historia, incluyendo los pueblos salvajes. Sólo el que tiene una idea completamente errónea de lo que son los pueblos salvajes puede ignorar que la situación de derecho público en que hemos vivido es más salvaje todavía, y no sólo es anormal con respecto a España y al siglo XX, sino que posee el rango de una insólita anormalidad en la historia humana. Hay quien cree poder controvertir esto sin más que hacer constar el hecho de que la Dictadura no ha matado; pero eso, precisamente eso -creer que el derecho se reduce a no asesinar-, es una idea del derecho inferior a la que han solido tener los pueblos salvajes. La Dictadura ha sido un poder omnímodo y sin límites, que no sólo ha operado sin ley ni responsabilidad, sin norma no ya establecida, pero ni aun conocida, sino que no se ha circunscrito a la órbita de lo público, antes bien ha penetrado en el orden privadísimo brutal y soezmente. Colmo de todo ello es que no se ha contentado con mandar a pleno y frenético arbitrio, «sino que aún le ha sobrado holgura de Poder para insultar líricamente a personas y cosas colectivas e individuales. No hay punto de la vida española en que la Dictadura no haya puesto su innoble mano de sayón. Esa mano ha hecho saltar las puertas de las cajas de los Bancos, y esa misma mano, de paso, se ha entretenido en escribir todo género de opiniones estultísimas, hasta sobre la literatura que los poetas españoles. Claro que esto último no es de importancia sustantiva, entre otras cosas porque a los poetas los traían sin cuidado las opiniones literarias de los dictadores y sus criados; pero lo cito precisamente como un colmo para que conste y recuerde y simbolice la abracadabrante y sin par situación por la que hemos pasado. Yo ahora no pretendo agitar la opinión, sino, al contrario, definir y razonar, que es mi primario deber y oficio. Por eso eludo recordar aquí, con sus espeluznantes pelos y señales, los actos más graves de la Dictadura. Quiero, muy deliberadamente, evitar lo patético. Aspiro hoy a persuadir y no a conmover. Pero he tenido que evocar con un mínimum de evidencia lo que la Dictadura fue. Hoy parece un cuento. Yo necesitaba recordar que no es un cuento, sino que fue un hecho. Y que a ese hecho responde el Régimen con el Gobierno Berenguer, cuya política significa: volvamos tranquilamente a la normalidad por los medios más normales, hagamos «como si» aquí no hubiese pasado nada radicalmente nuevo, sustancialmente anormal. Eso, eso es todo lo que el Régimen puede ofrecer, en este momento tan difícil para Europa entera, a los veinte millones de hombres ya maltraídos de antiguo, después de haberlos vejado, pisoteado, envilecido y esquilmado durante siete años. Y, no obstante, pretende, impávido, seguir al frente de los destinos históricos de esos españoles y de esta España. Pero no es eso lo peor. Lo peor son los motivos por los que cree poderse contentar con ofrecer tan insolente ficción. El Estado tradicional, es decir, la Monarquía, se ha ido formando un surtido de ideas sobre el modo de ser de los españoles. Piensa, por ejemplo, que moralmente pertenecen a la familia de los óvidos, que en política son gente mansurrona y lanar, que lo aguantan y lo sufren todo sin rechistar, que no tienen sentido de los deberes civiles, que son informales, que a las cuestiones de derecho y, en general, públicas, presentan una epidermis córnea. Como mi única misión en esta vida es decir lo que creo verdad, -y, por supuesto, desdecirme tan pronto como alguien me demuestre que padecía equivocación-, no puedo ocultar que esas ideas sociológicas sobre el español tenidas por su Estado son, en dosis considerable, ciertas. Bien está, pues, que la Monarquía piense eso, que lo sepa y cuente con ello; pero es intolerable que se prevalga de ello. Cuanta mayor verdad sean, razón de más para que la Monarquía, responsable ante el Altísimo de nuestros últimos destinos históricos, se hubiese extenuado, hora por hora, en corregir tales defectos, excitando la vitalidad política persiguiendo cuanto fomentase su modorra moral y su propensión lanuda. No obstante, ha hecho todo lo contrario. Desde Sagunto, la Monarquía no ha hecho más que especular sobre los vicios españoles, y su política ha consistido en aprovecharlos para su exclusiva comodidad. La frase que en los edificios del Estado español se ha repetido más veces ésta: «¡En España no pasa nada!» La cosa es repugnante, repugnante como para vomitar entera la historia española de los últimos sesenta años; pero nadie honradamente podrá negar que la frecuencia de esa frase es un hecho. He aquí los motivos por los cuales el Régimen ha creído posible también en esta ocasión superlativa responder, no más que decretando esta ficción: Aquí no ha pasado nada. Esta ficción es el Gobierno Berenguer. Pero esta vez se ha equivocado. Se trataba de dar largas. Se contaba con que pocos meses de gobierno emoliente bastarían para hacer olvidar a la amnesia celtíbera de los siete años de Dictadura. Por otra parte, del anuncio de elecciones se esperaba mucho. Entre las ideas sociológicas, nada equivocadas, que sobre España posee el Régimen actual, está esa de que los españoles se compran con actas. Por eso ha usado siempre los comicios -función suprema y como sacramental de la convivencia civil- con instintos simonianos. Desde que mi generación asiste a la vida pública no ha visto en el Estado otro comportamiento que esa especulación sobre los vicios nacionales. Ese comportamiento se llama en latín y en buen castellano: indecencia, indecoro. El Estado en vez de ser inexorable educador de nuestra raza desmoralizada, no ha hecho más que arrellanarse en la indecencia nacional. Pero esta vez se ha equivocado. Este es el error Berenguer. Al cabo de diez meses, la opinión pública está menos resuelta que nunca a olvidar la «gran vilt`» que fue la Dictadura. El Régimen sigue solitario, acordonado como leproso en lazareto. No hay un hombre hábil que quiera acercarse a él; actas, carteras, promesas -las cuentas de vidrio perpetuas-, no han servido esta vez de nada. Al contrario: esta última ficción colma el vaso. La reacción indignada de España empieza ahora, precisamente ahora, y no hace diez meses. España se toma siempre tiempo, el suyo. Y no vale oponer a lo dicho que el advenimiento de la Dictadura fue inevitable y, en consecuencia, irresponsable. No discutamos ahora las causas de la Dictadura. Ya hablaremos de ellas otro día, porque, en verdad, está aún hoy el asunto aproximadamente intacto. Para el razonamiento presentado antes la cuestión es indiferente. Supongamos un instante que el advenimiento de la dictadura fue inevitable. Pero esto, ni que decir tiene, no vela lo más mínimo el hecho de que sus actos después de advenir fueron una creciente y monumental injuria, un crimen de lesa patria, de lesa historia, de lesa dignidad pública y privada. Por tanto, si el Régimen la aceptó obligado, razón de más para que al terminar se hubiese dicho: Hemos padecido una incalculable desdicha. La normalidad que constituía la unión civil de los españoles se ha roto. La continuidad de la historia legal se ha quebrado. No existe el Estado español. ¡Españoles: reconstruid vuestro Estado! Pero no ha hecho esto, que era lo congruente con la desastrosa situación, sino todo lo contrario. Quiere una vez más salir del paso, como si los veinte millones de españoles estuviésemos ahí para que él saliese del paso. Busca a alguien que se encargue de la ficción, que realice la política del «aquí no ha pasado nada». Encuentra sólo un general amnistiado. Este es el error Berenguer de que la historia hablará. Y como es irremediablemente un error, somos nosotros, y no el Régimen mismo; nosotros gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestros conciudadanos: ¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo! Delenda est Monarchia.
20/4/2021
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¿Franquismo o fascismo?
Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra
Durante mi largo exilio viví en Suecia, en Gran Bretaña y en Estados Unidos. Y en ninguno de estos países el régimen dictatorial existente en España durante el periodo 1939-1978 se conocía como "la dictadura franquista", sino como "la dictadura fascista", dirigida por el general Franco. De la misma manera que no se hablaba en tales países de hitlerismo, para definir el régimen nazi que existió en Alemania, o de mussolinismo, para definir el régimen fascista que existió en Italia, tampoco se utilizaba el término franquismo para definir el régimen dictatorial que existió en España en aquel periodo.
Así, cuando Juan Antonio Sa-maranch –que fue presidente del Comité Olímpico Internacional y que había sido delegado nacional de Educación Física y Deportes durante la dictadura– visitó EEUU para presidir los Juegos Olímpicos que se realizaron en Atlanta, The New York Times incluyó en su nota biográfica "director general de Deportes en la dictadura fascista dirigida por el general Franco". La utilización del término franquista en lugar de fascista ha sido resultado de un proyecto político-intelectual exitoso que consistió en presentar tal régimen como caudillista y autoritario, carente de una ideología totalizante que intentara imponer una nueva visión a la sociedad. Según tal proyecto, una vez desaparecido el caudillo y el caudillismo, habría desaparecido el carácter jerárquico y autoritario de aquel Estado, el cual, dirigido por la habilidosa mano del monarca, se transformó, mediante el modélico proceso de Transición, en un Estado democrático. Esta interpretación, sin embargo, es profundamente errónea. Fascismo es la ideología aparecida en los años treinta en Europa que se caracterizó por un nacionalismo extremo con vocación imperialista que se basaba en una supuesta superioridad de la raza, grupo étnico y/o identidad cultural de los nacionalistas, lo que les daba el derecho de conquista e imposición. El fascismo promovía una cultura de fuerza, de características militares, profundamente machista y profundamente reaccionaria, destinada a prevenir la revolución obrera, temida por las estructuras del poder económico y financiero y por las clases medias. En realidad, el fascismo había sido la fuerza política promovida por las burguesías y oligarquías dominantes para parar al movimiento obrero, liderado por fuerzas comunistas, socialistas o anarquistas. El Estado en el que se reproducía esta ideología era un Estado dictatorial que intentaba controlar a la sociedad civil (incluyendo todos los medios de información y persuasión, desde las escue-las hasta la prensa, la radio y la televisión). Este control se utilizaba para la promoción del caudillo –al cual se le atribuían características sobrehumanas–, quien, instrumentalizando un partido único, el partido fascista, lideraba el Estado, que se presentaba comprometido con el "progreso del pueblo". El pueblo incluía a todas las clases sociales, negando la diversidad de intereses existente entre ellas. De ahí el establecimiento de sindicatos verticales, en los que se incluía tanto a los empresarios como a los trabajadores. El fascismo consideraba también al Estado fascista como designado por una fuerza superior, sobrehumana (bien por Dios, en el caso español, o por la historia, en el caso alemán e italiano), a dirigir la humanidad, reglando el comportamiento de los ciudadanos, imponiendo unos valores nuevos que rompieran con los valores anteriores (en el caso español, con los valores democráticos, laicos y republicanos). Cada una de estas características existió en el régimen dictatorial español. Varios autores han indicado que, aun cuando estas características existieron al principio del régimen, desaparecieron más tarde, cuando los tecnócratas del Opus Dei sustituyeron a la Falange. Tal argumento ignora, sin embargo, que los tecnócratas también reprodujeron el nacional-catolicismo que era el elemento esencial del fascismo español. En realidad, la Falange fue sustituida por el Movimiento Nacional, que conservó gran parte de la ideología fascista, incluyendo su simbología, su narrativa y su influencia. Hasta el último día de la dictadura, el NO-DO (el programa de noticias y documentales de la televisión pública) comenzaba con la imagen del dictador y con el símbolo fascista, el cual era también el símbolo que aparecía en la entrada de todos los pueblos de España. Es más, una condición para trabajar en el sector público u ocupar un cargo en el Estado era jurar lealtad al Movimiento Nacional, cuyo uniforme era la camisa azul y el saludo con el brazo en alto. Que tal régimen estuviera en sus últimos periodos repleto de meros oportunistas que, a pesar de su discurso, no creían en la ideología fascista, no niega el carácter fascista del régimen. En realidad, la distancia entre el Franco de 1939 y el Franco de 1975 era mucho menor que la distancia política entre un Stalin al principio del régimen comunista en la Unión Soviética y un Gorbachov al final. ¿Por qué, pues, definir al régimen liderado por Gorbachov como régimen comunista (a pesar de que al final del régimen el aparato de aquel Estado carecía de una ideología propia) y no llamar fascista al régimen dictatorial español, argumentando que al final nadie en él era fascista? Otro argumento en contra de utilizar el término fascista para definir aquel régimen era que el partido fascista, la Falange, era un partido pequeño y, por lo tanto, el fascismo no era una ideología mayoritaria. Tal argumento ignora que el pensamiento hegemónico hoy en las estructuras del poder en la UE es el neoliberalismo, aun cuando los partidos liberales son partidos minoritarios en tal comunidad política. Lo mismo ocurrió en España con el fascismo, el cual perdura en sectores del conservadurismo y del Estado español.
https://blogs.publico.es/dominiopublico/3625/franquismo-o-fascismo-2/
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Así se salvó un tesoro artístico de las bombas
Diarios de guerra del Prado.
Esta es la historia de Manuel Arpe y Retamino, un personaje invisible que llevó a cabo la peripecia que permitió salvar obras maestras del Prado de las bombas de la Guerra Civil. Escribió las aventuras y desventuras de aquel exilio artístico en sus diarios, que ahora ven la luz. https://youtu.be/slistOjfiQk El 7 de febbrero de 1940, Manuel Arpe y Retamino, de 44 años, aguarda la llegada del dictador Francisco Franco. El restaurador del Museo del Prado está junto a La carga de los mamelucos y Los fusilamientos. Cuando le estreche la mano al caudillo habrá pasado lo más difícil de su aventura: ser admitido como uno de ellos, que el nuevo régimen deje de sospechar de su lealtad y olvide su rencor contra este humilde conservador por haber participado en la huida de las joyas del patrimonio español, metido en cajas y transportado en más de 70 camiones durante tres eternos años acompañando al Gobierno de la Segunda República. Por fin llega Franco y su comitiva, se detienen ante los dos monumentales cuadros de Goya, y Arpe no deja escapar su oportunidad. Da un paso al frente, el director del museo le presenta al caudillo e inicia el relato de cómo devolvió a la vida a los mamelucos derrotados.
Manuel Arpe y Retamino, junto con 'La maja vestida', pintada por Goya, que el restaurador intervino antes de su marcha acompañando al Tesoro Artístico durante la guerra civil española. Desde 1922, Arpe y Retamino fue uno de los especialistas que velaron por la conservación del patrimonio del Museo del Prado. Fotografía del archivo familiar de Seco de Arpe / Instituto del Patrimonio Cultural de España Aunque al dictador le dijo que los desperfectos fueron fruto de un accidente del automóvil que los transportaba, el motivo real fue un bombardeo de la aviación franquista. Dos años antes de este encuentro, en mayo de 1938, la columna de camiones cargados con miles de obras de arte embaladas que huyen hacia Cataluña cruza Benicarló. La bomba alcanza una casa y su cornisa se desploma sobre las cajas donde viajan ambas pinturas. La más perjudicada es la escena de Los mamelucos, que cae arruinada bajo los escombros y dividida en 18 pedazos. Algunos fragmentos del lienzo ni aparecen. “Los cuadros estaban desastrosos”, anota Arpe en sus memorias de aquellos endiablados días. El restaurador improvisa un taller para recuperarlos en la cocina del castillo de Peralada. Antes de extraer los lienzos del cilindro en el que han sido enrollados, manda comprar un pedido de los materiales que necesitará para fijar los fragmentos supervivientes a una nueva superficie. Mientras alguno de estos se traen del extranjero, monta un gran tablero para reentelarlos y adherir a la parte posterior una tela nueva. Más tarde limpia y reconstruye los restos de la catástrofe, que hoy se contemplan sin apreciar los estragos. Para cuando apriete con su plancha ardiendo la tela herida de Goya, Arpe habrá cumplido año y medio cuidando del Tesoro Artístico a la fuga. El 26 de diciembre de 1936 recibió la orden de dejar el Museo del Prado y partir de urgencia a Valencia. Parte de inmediato para seguir sus labores como restaurador junto al Conde-duque de Olivares, de Velázquez, que ha sufrido uno de los peores trayectos del legado. La lluvia entró en la caja que lo transportaba en camión. Ahora el agua corre por la superficie del cuadro “en forma de chorreones” y se ha llevado por delante el barniz. El lienzo está en serio peligro.
El taller de restauración del Museo del Prado conserva la memoria de los especialistas que precedieron al equipo actual. En el armario guardan los utensilios que el oficio ha empleado en el pasado. Entre los objetos destaca ese cajón con el que viajó Manuel Arpe y Retamino durante la Guerra Civil. Sofía Moro “Algunos, por efecto de la humedad, aparecían pasmados. Pasmado es que, por efecto del frío o cambio de temperatura, sus barnices se precipitan y la resina de los mismos adquiere, más o menos intensamente, un color ceniza. Es corregible”, tecleará Arpe años después en su máquina de escribir para no olvidar aquella operación con la que el tesoro del patrimonio español vivió una espiral de acontecimientos trepidantes en busca de su salvación. También apunta quiénes tomaban las decisiones y cómo se comportaron durante la larga marcha, porque estos diarios con alma de delación —que se conservan entre las alhajas del Museo del Prado— se los dedicó al general José Millán-Astray. Están firmados en 1949, meses antes de que el general intercediera para que se le conceda la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.
Retrato del restaurador. Fotografía del archivo familiar de Seco de Arpe / Instituto del Patrimonio Cultural de España Escribirá más de 200 cuartillas donde se cuenta la “forma precipitada” en la que salen los primeros camiones (el 10 de noviembre, cuatro días después de que lo hiciera el Gobierno). Los embalajes son cajas viejas. Excedentes de las exposiciones del Palacio de Velázquez del Retiro. No tienen las dimensiones adecuadas. Es lo que hay. Tratan de acomodar las pinturas como pueden. También llega obra sin embalar en pleno invierno, en camiones que dedican una jornada completa para culminar los casi 400 kilómetros que separan Madrid y Valencia, por carreteras descarnadas y a 15 kilómetros/hora.
Mientras las calles se empapelaban con carteles que llamaron a la protección del patrimonio, en el Prado se despejaban las salas para evitar los bombardeos y se embalaban las obras que marcharon con el Gobierno de la República. Fotografía del archivo familiar de Seco de Arpe / Instituto del Patrimonio Cultural de España Arpe es meticuloso. Anota cada noche lo que sucede y años más tarde reconstruye el viaje de más de 2.000 pinturas de colecciones públicas y privadas (más de 500 solo del Prado) y 71 camiones. A su muerte, su familia encontrará más de 300 carpetas con documentación y escritos que ha ido acumulando, como rastros de un viaje frustrado en el que pinta una Alegoría de la República, en 1931, y besa la España franquista, ocho años después. Y la única bandera que no cambió en todos los vaivenes fue la protección del arte. Uno como tantos otros invisibles. Mujeres y hombres cuya causa fue salvar el patrimonio y que serán homenajeados este próximo mes de octubre en el Museo del Prado, la primera pinacoteca de la historia en ser bombardeada. Las conferencias Museo, guerra y posguerra. Protección del patrimonio en conflictos bélicos celebrarán el regreso de las obras desde Ginebra (Suiza), de cuya fecha se han cumplido 80 años el pasado 9 de septiembre.
El interior del cajón de Arpe y Retamino. Sofía Moro Marzo de 1938. Valencia ya no es un sitio seguro. Llegan nuevas órdenes: el Gobierno de la República camina hacia Cataluña y hay que volver a movilizar la carga. Las operaciones militares de los sublevados amenazan con cortar por Tortosa y dejar dividido en dos el frente republicano en el Mediterráneo. Una noche parten a Barcelona, en un convoy en el que están Las meninas. “Había un hormiguero de soldados sacando las cajas y gran número de camiones las recibían. Allí estuve hasta la una de la madrugada, cuando terminaron. En ningún camión me dejaron sentarme con el conductor porque iba un soldado de escolta”, apunta. En medio de la oscuridad, se dirige a uno de los que tienen mano y mando en todo aquello. Es el teniente Colina. Siempre viste de cuerpo negro y sin insignias. “Métete ahí”, y abre la puerta de una furgoneta. Hay un pequeño hueco entre los dibujos de Goya, “que iban así puestos, sin embalar”. La nueva misión de Arpe es salvar el puente de Tortosa (Tarragona), demasiado pequeño para la altura de Las meninas. Los cuadros no están preparados para las guerras, aunque caminen hacia la salvación. Han pasado el retrato de Carlos V a caballo y la Dánae de Tiziano, todos los goyas, todos los grecos y zurbaranes, y los automóviles se detienen porque el monumental cuadro no cabe. Si por el teniente Colina fuera, ya habría enrollado el lienzo en una vara. “Pero el que manda”, dice Colina, “ha dicho que se pasen los cuadros y hay que hacerlo así”. Así que desmontan la caja del camión entre nueve hombres y sobre una fila de rodillos lo deslizan al otro lado. “Hasta mal cuerpo se me puso pensando si sería capaz de llevarlo a cabo”, recuerda Arpe ante la soberbia del militar.
Conocida como “operación de salvamento”, la movilización de joyas del legado artístico español supuso la participación de especialistas dedicados a la conservación y restauración de obras de arte. Fotografía del Instituto del Patrimonio Cultural de España La marcha debe recuperar el tiempo perdido, así que se camina toda la jornada sin descanso. “Los chóferes por la noche conducían con dificultad porque la anterior tampoco habían dormido”. Protestaron y avisaron de que no responderían si se dormían al volante. Arpe convence al sargento y duermen una hora. A la una de la madrugada vuelven a la ruta y una hora y media después cruzan Tarragona. A las seis de la mañana están en Barcelona y continúan rumbo a Figueres y Peralada. “De pronto, comienza a frenar en seco toda la alineación de camiones y cuando cesó ese ruido me di cuenta de que varios aparatos de aviación se dirigían hacia la caravana nuestra y que este era el motivo de los frenazos. Todos los conductores y soldados de escolta, y yo tras ellos, nos tiramos al suelo fuera de la carretera. No sé si giraron, una vez reconocido lo que se transportaba, o si el paso por encima de nosotros fue casual”. Pasa la alarma, vuelven a la ruta.
Página de los diarios de Manuel Arpe y Retamino. Sofía Moro Peralada. Enero de 1939. Última parada y fonda antes de cruzar la frontera con Francia. Vienen los momentos más tensos. Las tropas franquistas están a un paso de quedarse con España durante las siguientes cuatro décadas y la Segunda República se desmiga por minutos. Son testigos del éxodo masivo de los ciudadanos que huyen bajo el bombardeo continuo de las aviaciones franquista, italiana y de la Legión Cóndor. El arte convive con los soldados y con el frío, a la espera del destino de la República. Su presidente, Manuel Azaña, también ha llegado al castillo. Ya no queda ni rastro del Ejército de la República, escucha por la radio italiana la caída de Barcelona y piensa que continuar resistiendo es un “disparatado propósito”. El goteo de camiones de un lado a otro es continuo y Juan Negrín manda llamar a Manuel Arpe y Retamino. El 6 de febrero de 1939, justo un año antes de estrechar la mano de Francisco Franco, aprieta la del todavía presidente del Gobierno de la República. Quiere felicitarle por “el entusiasmo con el que realiza su labor”. Negrín firma un salvoconducto para él y las obras que están pendientes de continuar su odisea: “Manuel Arpe, restaurador del Museo del Prado, ha recibido la misión de salvaguardar y vigilar el transporte de los objetos del Tesoro Artístico Nacional. Las autoridades de la frontera y los cónsules en Francia deberán prestarle ayuda y auxilio material”.
Fotografía del Instituto del Patrimonio Cultural de España La epopeya está a punto de dar su último paso, el más delicado, con los camiones atascados entre el éxodo de personas que huyen del Ejército franquista a Francia. “Fue un milagro”, dice el catedrático de la Complutense Arturo Colorado. A él le debemos las investigaciones de los hechos sucedidos en la evacuación. “Debería ser una historia de orgullo nacional. No se perdió nada, todo se salvó, y fue gracias a la diligencia de Timoteo Pérez-Rubio . Es cierto que la República puso en peligro el patrimonio al hacer que lo acompañara. Habría sido mejor un depósito lejos del frente que tenían proyectado, pero no les dio tiempo a construirlo”, cuenta. Los 71 camiones —con 1.868 cajas y 140 toneladas de peso— se transforman en un tren con 22 unidades “atestadas de obras de arte de todas clases” en Perpiñán. El último vagón carga con la policía secreta y los gendarmes de uniforme. Así escapa el tesoro más valioso de España a la guerra y entra en paz, pasa del peligro al confort, del jabón de tropa al chocolate suizo. En un solo día, las obras de arte desembarcan en la apacible neutralidad. Al patrimonio español le espera en Ginebra “una nube de reporteros y fotógrafos” y un cambio de dueño corroborado por la Sociedad de Naciones. Ahora es propiedad del franquismo, que meses antes lo había bombardeado. En las manos del Gobierno de Burgos, se celebra a mayor gloria de Franco una exposición multitudinaria en verano de las 174 joyas del Prado, vista por más de 400.000 personas en tres meses.
Fotografía del Instituto del Patrimonio Cultural de España Manuel Arpe y Retamino se dedica a ganarse el regreso al nuevo país donde está su viejo puesto de trabajo. Conoce a un delegado del embajador, que le recibe en un hall donde encuentra un retrato de Franco. “Y nuestra bandera, que besé, y me creí pisar España”. En el hotel recibe una carta del duque de Alba: “Mi querido amigo: mucho celebro haya podido escapar con vida de la barbarie roja y se haya puesto a la disposición de nuestras autoridades en Ginebra, prestando así su adhesión incondicional a nuestra Noble Causa”. Redacta él mismo un escrito de adhesión, que firmaron, entre otros, Tomás Pérez (forrador) y Blanca Chacel (conservadora y hermana de Rosa). “Tenemos el honor de hacerle llegar a S. E., como representante en Berna del Gobierno nacionalista español, nuestra adhesión incondicional a la Noble Causa, al propio tiempo que nuestra felicitación por el triunfo logrado por las armas”, dice el texto. Fue un milagro. no se perdió nada y todo se salvó. debería ser una historia de orgullo nacionalCatedrático de la Complutense Arturo Colorado “No creo que estas memorias sean un informe de delación, porque él no era así. De hecho, ayudó a su ayudante Tomás Pérez. Él no pudo volver a trabajar en el museo y mi abuelo le dio trabajo en su taller”. Habla el nieto de Manuel Arpe y Retamino, Fernando Seco de Arpe, también restaurador, que cuenta que Arpe no fue depurado porque era afín al régimen. “Mi abuelo nunca creyó en esa operación, porque sintió que el patrimonio se puso en peligro. Era muy trabajador, una persona muy religiosa, muy conservadora y muy franquista. Se carteaba con Millán-Astray”, asegura Seco de Arpe. Para Arturo Colorado, estos diarios son los escritos “de un extraordinario restaurador que no se separó ni un día del legado del Prado en todo el trayecto y salvó El 2 de mayo y El 3 de mayo, de Goya”. Pero necesita lavar su memoria y “justifica con este informe su actuación cara al franquismo”.
El comité internacional que veló por las obras en el extranjero, ante la Sociedad de Naciones, en Ginebra. Fotografía del Instituto del Patrimonio Cultural de España En la noche del 31 de agosto 1939 se clausura la exposición en Ginebra. Las obras se descuelgan para regresar a España. “La guerra europea estaba a punto de estallar”. No podían permitirse otra. “Tan rápido se hizo todo que cuando el día 3 de septiembre se declara la contienda, ya estaba el tren formado y dispuesto a salir”, escribe Arpe, el único que queda de la expedición original. Francia dio luz verde al tren un día más tarde y, en medio del desplazamiento de tropas y material, el último tren civil que cruza las vías en guerra es el que contiene la selección expuesta, con 38 obras de Goya, 25 del Greco, 9 de Tintoretto, 6 de Rubens, 7 de Tiziano y Las meninas, de Velázquez, entre otras. El resto ya había regresado en camiones.
Fotografía del Instituto del Patrimonio Cultural de España El 5 de septiembre, a las 10.40, parte el tren. El día 8 entra en Hendaya. El restaurador teclea: “De nuevo veía a nuestra bandera en el mismo sitio de donde fue arrebatada. En mi equipaje venía la grande, que me mandé hacer en Ginebra”. Arpe y Retamino regresará a su casa, en Aravaca, pero solo queda un solar. Se muda con su familia a la calle de la Ballesta, donde monta un taller con su excompañero del Prado Tomás Pérez —depurado por el régimen—, y descubre y restaura obras para clientes como el banquero Pedro Masaveu, que se apoya en él para invertir su fortuna en la colección de arte que hoy perdura. Se jubila en los setenta como restaurador del Prado, especialista en El Greco, y muere en octubre de 1984. A la una de la tarde de aquel 9 de septiembre de 1939, cuando el tren llegó a la estación del Norte de Madrid, el restaurador que veló por la inmortalidad del arte ya se había vuelto invisible.
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Los Niños de Morelia
Por Elena Goicoechea
Es difícil tocar este tema sin enredarse en tópicos, pero la intención no es hablar de política, sino del aspecto humano del drama que vivió un grupo de niños españoles en México, luego de que llegaron el 7 de junio de 1937 en calidad de exiliados durante la Guerra Civil en España. No hay que olvidar que en cualquier tipo de conflicto armado, los niños son siempre víctimas.
La gente los llamaba afectuosamente “Los Niños de Morelia” porque en esta ciudad vivieron sus primeros años.
A pesar del mito romántico que se generó en torno a la acogida que les diera el entonces presidente de México Lázaro Cárdenas –simpatizante de la izquierda y, por ende, de la Segunda República Española de corte socialista, a la que también auxiliaba enviándole víveres y material de guerra, así como apoyo diplomático–, no todo fue “miel sobre hojuelas” para aquellos niños que dejaron atrás la guerra, ya que luego fueron nuevamente víctimas, esta vez del abandono.
Los niños que perdió España
Tras los bombardeos sobre las ciudades vascas de Guernica y Durango en la primavera de 1937, el gobierno de esta comunidad hizo un llamado internacional para ayudar a los niños. En total, unos treinta mil fueron evacuados, de los cuales dos terceras partes regresaron a España, ya fuera durante la Guerra o una vez finalizada ésta.
Los niños tenían entre dos y catorce años, aunque algunos mayores falsificaron su edad para poder acompañar a sus hermanos, ya que el país de destino establecía las edades de los que quería acoger. Los países que acogieron a más niños españoles fueron Francia (17,489), Bélgica (5,130), la Unión Soviética (3,291), Reino Unido (3,826) y México (442). Suiza, Dinamarca y Holanda también acogieron a algunos. Otros países, como Suecia o Noruega, financiaron colonias para los niños en territorio francés.
Los casi 450 menores embarcaron en Burdeos en el vapor de bandera francesa Mexique. Fueron acogidos y alojados en el edificio de la escuela España-México, situada en Morelia, Michoacán. Si bien se esperaba que su retorno se produjera al cabo de unos meses, cuando finalizara la guerra civil española, la derrota republicana y el inicio de la Segunda Guerra Mundial dieron como resultado un largo exilio, que para muchos se convirtió en definitivo.
Al llegar, los niños exiliados levantaban el puño replicando lo que habían visto en casa. Pero más allá de la ideología que les fuera inoculada en su infancia, de la cruda realidad de la guerra, de la pérdida de su hogar y familia, así como del eventual abandono del Estado Mexicano que los recibió, al tiempo, la mayoría se quedó a vivir en México, formó buenas familias y fueron hombres y mujeres de bien.
Sin embargo, poco se ha reparado en que este exilio, como toda historia humana, no solo está constituido por luces, también tiene sombras.
Emeterio Payá Valera, quien fuera uno de estos niños, decidió escribir casi cincuenta años después la historia de esta avanzada del exilio español en México, apoyándose básicamente en sus recuerdos y en los de sus compañeros, en la poca bibliografía que había sobre el tema y en los documentos disponibles.
En 1985 apareció la primera edición de su libro Los niños españoles de Morelia, El exilio infantil en México. Con una emoción que solo puede transmitir quien ha vivido los hechos, la narración de Payá nos permite ver que fue una historia de solidaridad y de abandono, en la que los Niños de Morelia tienen mucho que agradecer, pero también mucho que reprochar.
Emeterio cuenta cómo en México fueron extraordinariamente bien recibidos. Una multitud emocionada se apiñó en el puerto de Veracruz para ofrecerles música, besos, abrazos y lágrimas. Durante el recorrido en tren que habría de llevarlos primero a la Capital y luego a Morelia recibieron muestras de afecto que se multiplicaron al llegar a su destino.
Durante el viaje debieron contar con el cuidado de profesores y personal español. Desafortunadamente, abundan los testimonios de que, a excepción de unos cuantos que cumplieron su misión, la mayoría se desentendió de los niños. Cómo explicarse, si no, que dos niñas “desaparecieran” durante el trayecto a Morelia.
La Secretaría de Educación Pública de México acondicionó adecuadamente la escuela de los Niños de Morelia y les destinó un presupuesto superior al que se otorgaba a escuelas parecidas. No obstante, las fotografías de la época muestran niños mal vestidos, rapados —con un pañuelo en la cabeza las niñas—, en un intento por acabar con la sarna y la tiña, que prácticamente fueron endémicas en la escuela de Morelia. Los recursos que se aportaban para la escuela no llegaban adecuadamente a sus destinatarios.
A las carencias materiales se sumó, no pocas veces, la de personal adecuado. El primer director, Lamberto Moreno, era un hispanófobo que llegó a comentar que, de ser posible, se quitaría hasta la última gota de sangre española que hubiera en sus venas. Aun el personal docente que llegó con buena disposición a hacerse cargo de los niños distaba de estar preparado para tratar a unos menores que venían marcados por la experiencia de la guerra. No pocos eran niños problema. Tanto aquellos a los que la angustia les hacía orinar en la cama, conocidos como “los meones” y tratados de forma humillante, como aquellos otros, casi siempre de los mayores del grupo, que tenían un comportamiento que rozaba lo delictivo y significaron una pesadilla para la mayoría de sus compañeros.
Por las experiencias que habían vivido formaban un grupo conflictivo. Los dos edificios de la escuela de Morelia tuvieron que ser cuidados por soldados debido a que los niños habían irritado en grado sumo a los católicos morelianos al apedrear algunas iglesias, replicando las conductas de los adultos que presenciaron durante la guerra. También la “insurrección” que organizaron contra Lamberto Moreno, después de la muerte de uno de sus compañeros que atribuyeron al profesor, estuvo inspirada en lo que habían visto hacer en España. Las fugas eran una constante.
Pero si el Gobierno mexicano, una vez pasada la euforia de la bienvenida, por las razones que fuera no logró generar un espacio adecuado para los niños, tampoco lo hicieron otros actores importantes dentro de esta historia. Uno de ellos, la antigua colonia española de México, tuvo una actitud ambigua. Y los republicanos que llegaron derrotados a México desde 1939, y contaban con importantes recursos económicos al servicio del propio exilio no se ocuparon de los niños sino hasta 1943, cuando crearon casas hogar para ellos en la Ciudad de México, parece que a petición de Lázaro Cárdenas, entonces ya ex presidente.
En 1948, cuando se declararon agotados los fondos del Gobierno republicano español en el exilio, los Niños de Morelia fueron puestos en la calle. Ciertamente, muchos de ellos ya tenían edad para sobrevivir solos, pero aquellos llegados con apenas 3 o 4 años tenían entonces solo 14 o 15. No fueron pocos los acabaron vagando en las calles por distintos lugares del país, especialmente en la Capital, donde no era infrecuente que visitaran el tribunal para menores acusados de vagancia.
Lo que más asombra es que después de las difíciles condiciones a que se vieron sometidos los Niños de Morelia, prácticamente todos ellos se convirtieron en buenos ciudadanos y padres de familia.
Cuando apareció el libro de Emeterio no fueron pocos los compañeros que reprocharon el que –diciendo la verdad– pusiera en entredicho el agradecimiento que le debían a México y a Lázaro Cárdenas. Desde luego, esta no era la intención del autor, pero sí que quería que el libro fuera una denuncia: “Si las suciedades que existen en el mundo han de corregirse alguna vez, será por la denuncia que se haga de ellas y no merced al silencio cobarde”. Y esta denuncia quizá pudiera contribuir a que la suerte de millones de niños refugiados sea mejor que la de los Niños de Morelia: “Ojalá que mi modesto trabajo sirviera alguna vez para evitar que los niños desprotegidos del mundo sean objeto de estafas, pretexto para lucros de bribones o usados como instrumento político. ¡Ojalá!”
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Originalmente publicado por Revista Mira
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Rafael Alberti y el mito del Cid: «Como leales vasallos» (3)
En la primera entrada de esta serie exponía los datos esenciales sobre los ocho poemas que forman la sección «Como leales vasallos», perteneciente a Entre el clavel y a espada, y ofrecía también algunas valoraciones de la crítica. Luego, en sendas entradas, analicé los poemas primero y segundo y tercero y cuarto. Paso ahora a examinar los poemas quinto y sexto[1]. Veamos: 5 Yo lo veo que…
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#¿Quiénes son los que se marchan?#Cid Campeador#Como leales vasallos#Destierro del Cid#Entre el clavel y la espada#Exilio#Exilio republicano español#Generación del 27#Grupo poético del 27#Literatura española#Literatura española del siglo XX#Poesía española del siglo XX#Rafael Alberti#Rodrigo Díaz de Vivar
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El sastre que zurció la bandera
Una noche de este invierno hablé con el nieto del hombre que cosió los tres colores de la bandera republicana. Fernando, nieto de Julián Borderas, sastre de Jaca, vive en Vancouver, pero es de México, país al que su abuelo escapó hace ochenta años. No le importa que charlemos. Siento que le apetece hablar de aquello, que tiene ganas de decir cosas de España, de la historia, del hoy y del olvido. Le pregunto a Fernando por el hecho de la bandera tricolor: ¿Se inventó tu abuelo la bandera republicana? Y me dice que seguro no se sabe, que dicen que sí y que dicen que no, que le pudo inspirar una bandera anterior. Pero lo que sí me cuenta es que alguien que llegó en tren desde Madrid muy tarde y prefirió dormir y ver a los rebeldes al día siguiente no dio la orden de aplazar la insurrección tres días y el pueblo del norte declaró la República el primero. Ese alguien fue Santiago Casares Quiroga, que sería presidente del Consejo de Ministros cuando el golpe de Estado del 18 de julio, el mismo hombre que no creyó que la conspiración militar tuviera consecuencias y reaccionó tarde. La bandera ondeó un día y medio, lo mismo que el fallido levantamiento dirigido por los capitanes Fermín Galán y Ángel García. La represión contra ellos fue brutal. Los capitanes fueron fusilados. Y Borderas, en prisión, se salvó porque nunca llegó a celebrarse el juicio contra él. Pero este hombre no acabó en el exilio por coser la bandera que luego utilizó la Segunda República, encargo que le hizo Galán para tener enseña si hubieran salido sus planes adelante y aquel día de 1930 hubieran acabado con la monarquía de Alfonso XIII. Borderas, nacido en Bescós de Garcipollera, en el primer Pirineo, comenzó a trabajar pronto con un sastre itinerante. Era una persona con ganas de saber que, además, tenía una gran pasión: la lectura. Vivió una época en Madrid y en París aprendiendo el oficio de la costura y para cuando regresó a Jaca en 1923, algunas ideas ya iban en la maleta. Borderas salió de prisión cuando se proclama la República en 1931, y en 1936 se convierte en el primer diputado del PSOE en Huesca. Es entonces cuando Quiroga subestima el golpe de Estado y empieza la guerra, y Borderas es comisario de varias unidades militares. En febrero de 1939, en el Castillo de Figueres, participa en la última sesión que celebraron las Cortes Republicanas en territorio español. En 1940, el telegrafista de Jaca intercepta un mensaje donde está la orden de apresar a Borderas y, aunque se la juega, le da el aviso. El sastre cruza los Pirineos rumbo a Francia tras la caída de Cataluña. A finales de 1940 es capturado y enviado a un campo de concentración de Agde, de donde escapa y, clandestinamente, toma un barco rumbo a Marsella que naufraga. Vuelve a ser apresado y le mandan a otro campo de concentración en Bou Arfa, Argelia, donde coincide con su consuegro, el otro abuelo de Fernando. El campo no tenía vallas, esperaban que el desierto disuadiera a los prisioneros de sus huidas. Pero Borderas consigue escapar a finales de 1941 y sube al vapor Quanza que atracará en Mérida, Yucatán. Diez años después, el sastre consigue reunir con él a su mujer y a sus hijos en la Ciudad de México. Es allí donde participa activamente en el aparato del partido socialista y se convierte en uno de los hombres destacados de Indalecio Prieto. Desde allí recaudan fondos que envían para apoyar al partido socialista, entonces en la clandestinidad. Y donde se convierte en el sastre del exilio. Julián cose trajes para personajes de todo tipo, desde Prieto hasta para el cosmonauta ruso Yuri Gagarin. En su casa de México DF recalaron muchos nombres de nuestra historia reciente, como Felipe González, a quien Borderas apoyó durante sus últimos años. México fue uno de los países que abrió sus brazos a los españoles a partir de 1939. En sus coordenadas se juntaron dos oleadas de emigrantes: una primera, de clase alta y conservadora, que se marchó a finales del XIX a hacer dinero y a la que le fue económicamente muy bien y que tenía un sentimiento patriótico y una identidad cultural muy diferentes a la segunda, formada por esos más de 25.000 españoles que fueron expulsados de un país que se sumía en una época oscura que duraría cerca de cuarenta años. Entre ellas, no hubo apenas relación. En 1970, más de tres millones y medio de españoles aún residían fuera de España. Muchos no volvieron. Julián nunca regresó, su hijo tampoco. Fernando, que nació en México, sí ha venido varias veces, tal vez su herida pese menos para reconocer los paisajes familiares. Pero el abuelo sastre, que falleció en 1980, no volvió ni con Franco muerto. No quiso. El sentimiento de derrota y pérdida nunca le abandonaron. En casa de Fernando siempre hubo una bandera tricolor guardada, la atesoraba su tía, Doris, también exiliada. Era la bandera de la República en México, país que no reconoció nunca la dictadura de Franco. La misma bandera que cubrió, uno a uno, a todos aquellos que terminaron su vida fuera del país donde nacieron. Lázaro Cárdenas, presidente de México entonces, creyó que los refugiados españoles podían enriquecer el país, podían aportar algo bueno. Por ejemplo, se acababan de crear muchas facultades y había miles de plazas de profesor para cubrir. A aquellos barcos, Sinaia, Mexique, Ipanema, pero también a los que partieron rumbo a Francia, Bélgica, Reino Unido, Rusia, sí los dejaron amarrar en sus puertos. Se abrieron las puertas y las calles para que continuaran sus vidas. De vez en cuando, recordemos que este país nuestro también está formado por los pequeños fragmentos y vidas repartidas en aquella diáspora. Construido afuera de sus fronteras por todos aquellos que no volvieron nunca. Y algunos no es que no quisieran, es que no pudieron. A nuestros abuelos, muchos de ellos entonces niños, sí les dejaron pisar tierra. Este año se cumplen ochenta años del comienzo del exilio republicano. Esta es solamente una de sus historias. Hagamos memoria.
Fuente: Aroa Moreno Durán
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“We're playing those mind games together. Pushing the barrier, planting seed. Playing the mind guerrilla, chanting the Mantra "peace on earth". We all been playing those mind games forever. Some kinda druid dude lifting the veil. Doing the mind guerrilla. Some call it magic, the search for the grail. Love is the answer and you know that for sure. Love is a flower. You got to let it, you gotta let it grow”.
En memoria de Joaquín Céspedes, hijo del exilio republicano, francés de España, español de Francia, esta toma alternativa de una de las mejores canciones de John Lennon, “Mind Games”. Besos, Aline & Aitor.
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📖 📚#EmpiezoALeer un libro que será uno de los encuentros del @clubdelecturall de #Enero📖📚 🔴CUANDO GIRAN LOS MUERTOS #IgnacioDelValle @algaidaeditores #PremioAteneoDeSevilla2021 🔴 #CuandoGiranLosMuertos Durante una gira literaria por Hispanoamérica, don Félix Arcadia, escritor y diplomático español, es secuestrado en Morelia por una facción de republicanos exiliados. El capitán Arturo Andrade y su camarada Manolete, encargados de su seguridad, comienzan una búsqueda desesperada por todo México. En su transcurso, se moverán entre un complejo juego de geopolítica, el exilio republicano, la intelectualidad mexicana, viejos caciques revolucionarios, mercenarios y asesinos de la Legión del Caribe, espías soviéticos, traficantes de armas... Y recorrerán un México repleto de mitos y poesía que, como se lee en la novela, «no es un país, sino una forma de locura...». La novela recorre la segunda mitad del siglo XX, tratando un episodio tan esencial como poco conocido de la historia de España. Siempre en clave de thriller, el suspense se mezcla con la pasión y el rigor documental. 🔴En el blog: peroquelocuradelibros.blogspot.com 📚🎄🎁👑 #EnReyesRegalaLibros #RegalaLibros #RegalaCultura 📚📖 #HoyEnRecomendacionesLL📚 #Algaida #AlgaidaEditores #LocuradeLibros #YoLeo #LaMejorLiteratura #RecomendacionesDeLectura #bookstagram #Lectura #EncuentrosZoom #EncuentrosZomClubDeLecturaLL #ClubDeLectura #ClubDeLecturaLL #PromociónDeLibrosLL #PepaEntreLibros #PepaLocuraDeLibros #FelicesLecturas #instagram #Bookstagram #Books #Book #LibrosRecomendados 📚📖 (en Navalmoral de la Mata, Spain) https://www.instagram.com/p/CX8b7WfsjJj/?utm_medium=tumblr
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LOS PACIENTES DEL DOCTOR GARCÍA
Dentro de un rato comenzaré a leer:
Los pacientes del doctor García
Almudena Grandes
Tras la victoria de Franco, el doctor Guillermo García Medina sigue viviendo en Madrid bajo una identidad falsa. La documentación que lo libró del paredón fue un regalo de su mejor amigo, Manuel Arroyo Benítez, un diplomático republicano al que salvó la vida en 1937. Cree que nunca volverá a verlo, pero en septiembre de 1946, Manuel vuelve del exilio con una misión secreta y peligrosa. Pretende infiltrarse en una organización clandestina, la red de evasión de criminales de guerra y prófugos del Tercer Reich que dirige desde el barrio de Argüelles una mujer alemana y española, nazi y falangista, llamada Clara Stauffer. Mientras el doctor García se deja reclutar por él, el nombre de otro español se cruza en el destino de los dos amigos. Adrián Gallardo Ortega, que tuvo su momento de gloria como boxeador profesional antes de alistarse en la División Azul, para seguir luchando como voluntario de las SS y participar en la última defensa de Berlín, malvive en Alemania, ignorando que alguien pretende suplantar su identidad para huir a la Argentina de Perón.
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